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y 4 Presentación

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y 12 Homo sum

y 12 Homo sum

Mirta Isabel Figueroa Fernández *

20 años

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Presentación

Dicen que veinte años no es nada... Para nosotros, en el CUPS, han sido 20 años de muchos aprendizajes y muchos encuentros, de muchas realidades que se encuentran para transformar y transformarse.

El Centro Universitario de Participación Social (CUPS) se creó, desde sus inicios, con el espíritu universitario de movimiento, de acción estudiantil, de participación y acción social que ha tenido históricamente nuestra universidad. El CUPS siempre ha buscado que, como comunidad universitaria, podamos aportar a la transformación de las condiciones de marginación que viven diversas poblaciones y grupos en nuestro país, vinculando los espacios académicos con los sociales; al mismo tiempo, trabajamos en la búsqueda de que estudiantes, docentes y colaboradores, podamos contar con espacios para conocer y reflexionar en torno a las distintas realidades que se viven en nuestro país, espacios para aprender y actuar, espacios para formarnos en el ámbito social y humano.

En este sentido, el CUPS inició su tarea con las Campañas de Alfabetización y trabajo comunitario, que se llevan a cabo cada año con estudiantes voluntarios de las preparatorias de nuestra universidad, quienes se trasladan a las comunidades rurales durante sus vacaciones para enseñar a leer y escribir a jóvenes y adultos; además, realizan diversas tareas de capacitación y colaboración con las comunidades rurales. Este modelo de trabajo inició en los años ochenta, con el Centro Activo Freire en la Ciudad de México, y ha sumado el compromiso de muchos estudiantes de diversas escuelas y organizaciones en lo que hoy llamamos la “Alfabetización por convicción”. Este modelo de trabajo llegó en el año 2001 a la Universidad Autónoma de Puebla, y ha constituido una experiencia muy importante para una Universidad Pública, que ha establecido un fuerte compromiso con el proyecto y desde donde se han generado nuevas formas de trabajo y nuevas rutas de acción.

En las campañas de alfabetización del CUPS han participado cientos de estudiantes, quienes han tenido la posibilidad de compartir con las comunidades la transformación que implica escribir por primera vez, compartir nuestra propia historia y cambiarla juntos y juntas; somos muchos los universitarios que hemos enseñado y aprendiendo con las personas de las comunidades lo que representa el valor del trabajo y el estudio, de la humildad que se requiere para crecer juntos, del valor de la solidaridad y el compromiso colectivo. Desde el año 2001 hasta ahora, el CUPS ha realizado 14 Campañas de Alfabetización en más de 300 comunidades, con quienes hemos podido compartir, enseñar y aprender.

Esta labor nos llevó a recibir, en el año 2020, el premio internacional de alfabetización Unesco –Confucio, gracias al trabajo realizado en todos estos años, y particularmente como reconocimiento al proceso de formación de los alfabetizadores, que ha procurado siempre ser un proceso de reflexión crítica de las diversas realidades que se viven en nuestro país, dicho proceso de formación no se reduce a la capacitación inicial de las y los alfabetizadores, sino a todo el aprendizaje que representa el compromiso de enseñar a personas adultas, de participar en un intenso trabajo de nueve semanas en comunidades rurales, enseñando y aprendiendo; este premio es el resultado del esfuerzo y compromiso de las y los alfabetizadores, y de la confianza de las miles de personas que nos han abierto sus casas para poder compartir clase con ellas.

A partir de este primer proyecto con que surgió el CUPS, las Campañas de Alfabetización, quienes formamos parte del equipo de colaboradores de este Centro, nos hemos ido fortaleciendo para generar otras propuestas de trabajo en diversos espacios de nuestro entorno, y que nos han permitido incorporar a estudiantes y docentes de licenciatura y posgrado de las distintas facultades con que cuenta nuestra universidad. En nuestros 20 años, este esfuerzo nos ha generado los resultados que en este espacio se expresan de manera breve y que, a lo largo de este número, compartiremos de forma detallada.

Resultado de las campañas de alfabetización se han podido abrir nueve bibliotecas comunitarias en localidades de la Sierra Norte y Nororiental, que tienen la intención de ser espacios de encuentro, aprendizaje, de lectura y de recreación; espacios que nos han permitido continuar nuestra conexión con las comunidades, pero también ampliar nuestra visión de la alfabetización, estableciendo nuevas estrategias de fomento a la lectura, entendiendo ésta como un espacio de convivencia, creación, recreación y encuentro.

RESULTADO DE LAS CAMPAÑAS DE ALFABETIZACIÓN SE HAN PODIDO ABRIR NUEVE BIBLIOTECAS COMUNITARIAS EN LOCALIDADES DE LA SIERRA NORTE Y NORORIENTAL, QUE TIENEN LA INTENCIÓN DE SER ESPACIOS DE ENCUENTRO, APRENDIZAJE, DE LECTURA Y DE RECREACIÓN; ESPACIOS QUE NOS HAN PERMITIDO CONTINUAR NUESTRA CONEXIÓN CON LAS COMUNIDADES, PERO TAMBIÉN AMPLIAR NUESTRA VISIÓN DE LA ALFABETIZACIÓN

· Parte del grupo de la primera Campaña de Alfabetización y Trabajo Comunitario del CUPS en 2001. (Archivo Fotográfico del CUPS)

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En el municipio de Puebla también hemos desarrollado proyectos diversos que nos han permitido conocer entornos urbanos, con contextos muy diferentes a los de las campañas rurales de alfabetización. Entornos en donde, si bien hemos encontrado muchas y muy diversas problemáticas socioeconómicas, también hemos tenido oportunidad de aprender y de encontrar muchas potencialidades para la acción universitaria.

El primer proyecto que llevamos a cabo en esta zona urbana fue el Programa de Alfabetización Municipal Apúntate, que tuvo lugar entre los años 2005 y 2010, y con el cual pudimos atender a más de 17 mil personas, y nos fue posible conocer a fondo nuestro municipio.

Más adelante, y conscientes de que en la ciudad existe un alto número de niños, niñas y adolescentes que no asisten a la escuela, iniciamos en el año 2011 el programa “Escuelas comunitarias: aprendiendo para la vida”, que nos ha enseñado a trabajar con niños, niñas y jóvenes en situación de exclusión, marginación y violencia, y nos ha podido ampliar el panorama de las diversas problemáticas que vive la infancia y las juventudes en nuestro país, obligando a formarnos más profundamente en el tema, y a plantear nuevos proyectos y nuevas estrategias de trabajo. Con las escuelas comunitarias hemos trabajado con 866 niños, niñas y jóvenes en seis colonias de la periferia del municipio de Puebla.

Finalmente, ese conocimiento del panorama urbano nos llevó a plantear, en el año 2017, el programa “Centros Comunitarios Kali: La Universidad en Comunidad”, que busca generar espacios de encuentro que propicien la reconstrucción del tejido social en colonias de la periferia urbana. Hasta ahora, hemos trabajado en dos colonias del municipio de Puebla, compartiendo con 3 mil 560 personas, nuevas realidades que implican nuevos aprendizajes y retos.

Estos son, a grandes rasgos, los principales programas de trabajo del CUPS que han crecido con nosotros, sin embargo, ellos han generado muchos y muy diversos proyectos con colaboradores y estudiantes, y nos han impulsado a formarnos y a transformarnos. Como colectivo, vamos reflexionando permanentemente nuestras acciones, y nos vamos reconstruyendo y re inventando; con subidas y bajadas, con prisas y pausas, en el CUPS hemos ido conformando un equipo de mujeres y hombres convencidos y comprometidos con nuestra tarea, hecha con plena convicción.

Esta celebración representa nuevamente un espacio para reflexionar acerca de lo que se ha logrado y de las nuevas tareas por emprender en las diversas realidades sociales que nos exigen nuevas formas de participar, de aprender y de enseñar. Y también es un espacio para reconocer y agradecer todas las voluntades que se han sumado a esta tarea en todos estos años, empezando por nuestro querido Jorge Pedrajo, que si bien no nos acompaña en presencia, siempre lo hará en esencia; agradecemos a todas las personas de las comunidades que nos han enseñado tanto, a los alfabetizadores y alfabetizadoras, a todos los estudiantes de servicio socio social y prácticas profesionales, a las maestras e investigadoras, a las dependencias universitarias aliadas, a las diversas autoridades universitarias y comunitarias, a las escuelas, organizaciones sociales y otros aliados que nos han acompañado muy de cerca en el trabajo y aprendizaje en las distintas zonas rurales y urbanas del estado de Puebla en las que hemos tenido oportunidad de participar.

En este , anhelamos compartir un poco de nuestro trabajo y nuestros aprendizajes, con la intención de abrir camino a la participación que nos lleve a construir nuevas rutas, nuevos procesos, nuevos aprendizajes y nuevas realidades; Norma nos cuenta, en el texto “Tomar la palabra, tomar la letra”, acerca

· Arriba: Alfabetizadores y coordinadores de la última Campaña de Alfabetización y Trabajo Comunitario del CUPS en 2019. Foto: I. Iván

Nava Fernández

Abajo: Foto del 15 aniversario del CUPS. Foto: Ángel Flores del maravilloso pero complejo proceso para acercarse a la alfabetización por primera vez, hasta lograr compartir la palabra; Iván nos comparte algunos de los proyectos que han surgido gracias a la participación y los intereses de las y los jóvenes que colaboran en los diversos espacios del CUPS, y que son muestra de las grandes posibilidades de agencia que tienen las juventudes; en este mismo sentido, Fernando aporta otras experiencias que han surgido desde el CUPS y con la fuerza de los estudiantes, para apoyar a comunidades que han sufrido las consecuencias de un desastre, y que muestran la gama de posibilidades que se pueden generar, desde una universidad, en acciones solidarias bien organizadas; por otra parte, Jorge expresa diversos aspectos en que el CUPS ha abordado las problemáticas educativas que viven niños, niñas y adolescentes en el estado de Puebla; finalmente Daniela y Marisol comparten algunas de las razones para establecer los centros comunitarios Kali, y muchos de los retos que nos quedan por afrontar. * mirta.figueroa@correo.buap.mx

Norma I. Oropeza López *

Tomar la palabra, tomar la letra

Hay varias causas por las que las personas adultas no aprendieron a leer y escribir en su infancia o juventud. En nuestra experiencia ha sido frecuente escuchar que no pudieron asistir a la escuela, o que tuvieron que dejarla, por cuestiones económicas; también porque no había escuela o el trato de los maestros era humillante. Y a estas, se suman algunas razones de género pues por el hecho de ser mujeres a algunas no se les permitió asistir porque era prioridad que atendieran las labores del hogar y se encargaran del cuidado de otros.

Las personas que aprenden a leer y escribir siendo adultas pueden enfrentarse a distintas dificultades a lo largo de este proceso. Algunas de ellas más relacionadas a creencias o prejuicios que cuestionan su capacidad para aprender que propiamente a sus destrezas como, por ejemplo, pensar que por su edad ya no pueden aprender como si el aprendizaje fuera una habilidad exclusiva de la juventud o la infancia. Por ello, suele ser común que algunas personas, antes de animarse a tomar clases comenten a quien les invita: “¿Yo ya para qué voy a estudiar? Si no aprendí de joven, menos ahora que ya estoy viejo”.

Entonces, ¿cómo se anima a una persona a tomar clases?, ¿cómo se responde al “ya para qué”? si han pasado tantos años sin saber leer ni escribir y han resuelto su vida, y pareciera que ya no es necesario, pues han cuidado y dado educación a sus hijos, han tenido un trabajo, y han hecho una larga lista de actividades. Nuestras respuestas en todos estos años han sido diversas y cada vez vamos descubriendo nuevas, desde las más prácticas como: para que pueda leer los anuncios de la calle, para que escriba su nombre en documentos oficiales o para que ayude a los niños en sus tareas; pasando por las más inesperadas como: para que cuando llegue el momento, pueda leer para dónde dice “cielo” o “infierno”. Hasta llegar a las que parecen más razonables: para ejercer su derecho a la educación, para darse un gusto, por el mero gusto de aprender algo. Hasta ahora, ninguna es definitiva.

Ahí inicia la labor de alfabetizar, primero en convencerles de que no es tarde para aprender, y luego, conforme las clases avanzan, en motivarles a continuar, aunque les parezca difícil o que no hay avances. Y juntos descubrir que las letras son de todos y para todos. Alfabetizar, tanto para el alfabetizador como para el alfabetizando, inicia con saberse capaz de aprender y continúa al darse cuenta de que también se es capaz de enseñar.

Nuestra propuesta de alfabetización está basada principalmente en el método de Palabra Generadora de Paulo Freire, y una parte esencial de esta es el círculo de cultura, un momento en la clase en el que dialogamos, problematizamos sobre el mundo, nos escuchamos y tomamos la palabra para contar nuestra historia. Este momento de la clase es relevante por muchas razones y una de ellas es que en él podemos conocer los intereses y motivaciones de los alfabetizandos, ahí están las respuestas al ¿yo para qué voy a aprender? Y a partir de esto vamos definiendo, alfabetizador y alfabetizando, qué actividades podrían ser más significativas y motivantes, y también en qué otros espacios, fuera de la clase, podríamos leer y escribir con y para otras personas, porque sabemos que leer y escribir no es solo la decodificación o la repetición mecánica de letras, sílabas o frases hechas, sino la participación de la cultura escrita.

· Textos escritos por alumnos de las Campañas de Alfabetización y Trabajo Comunitario del CUPS. Archivo fotográfico del CUPS ¿Yo para qué voy a aprender a leer y escribir? Sin duda para poder realizar con mayor autonomía actividades cotidianas, aprender nuevas cosas y poder ejercer otros derechos. Pero también para tomar la palabra, porque todas las personas tenemos algo que contar, una palabra de aliento o una historia que compartir. Nuestra vida y nuestra historia es digna de contarse, de escribirse y de compartirse con otras. Todo lo que queramos se puede escribir, no hay extensiones mínimas ni máximas, no importa si son solo las vocales, el nombre propio o la historia completa de la comunidad, tomamos la letra para escribir de nosotros mismos y compartirnos, ser leídos, para encontrarnos con otros.

De esta manera las personas que están aprendiendo a escribir se han animado a elaborar distintos tipos de texto y a compartirlos con otras, en intercambio de cartas o haciendo juntos un periódico comunitario, en el que todo es bienvenido: las vocales o los cachitos que se va aprendiendo, la receta de su platillo favorito o un relato de su vida, a veces escrito de manera independiente, a veces escrito con ayuda de alguien más.

Tomar la letra, escribir, como alzar la voz, tomar el espacio de la hoja para hacerse presente para sí misma y para otras personas. Tomar la letra para deshacer el silencio de la hoja en blanco y dejar una huella de la historia propia, que pudo comenzar con las vocales y a cada trazo se vuelve más compleja.

Modesta: su texto son las primeras frases que pudo escribir sin ayuda “Mi mamá molió la masa”, “Lulú ama la sopa”, “Julia Merino Sánches” (nombre de su hija) y “Gracias” para la maestra pues estaba muy emocionada de poder escribir todo eso.

* normaoropezal@gmail.com

Marisol Durán Torres

Centros Comunitarios Kali: la universidad en comunidad

· A la izquierda, mujeres de la colonia Barranca Honda al finalizar un taller de cocina en el Kali. A la derecha, vecinos participantes del Kali de la colonia Cerro del Marqués luego de una jornada de reforestación. Archivo fotográfico del CUPS.

El Centro Universitario de Participación Social (CUPS) tiene como tarea fundamental promover la creación de espacios desde donde los estudiantes universitarios contribuyan al desarrollo integral de las personas que habitan en las zonas de influencia de la Universidad.

Desde su creación, el trabajo del CUPS se ha basado en la convicción del papel central que tiene la educación y se ha vinculado a comunidades, organizaciones e instituciones locales de zonas marginadas del estado de Puebla, creando espacios de desarrollo comunitario donde las y los universitarios contribuyen al desarrollo integral de la población que habita en la zona.

Las experiencias comunitarias que el CUPS ha desarrollado en mayor medida han sido en zonas rurales del estado de Puebla, donde las prácticas comunitarias prevalecen a través de asambleas, faenas y celebraciones colectivas. Sin embargo, desde el año 2005 iniciamos procesos de trabajo en colonias urbanas de la ciudad de Puebla, lo que nos ha mostrado la complejidad social que prevalece en las dinámicas propias de los habitantes.

A lo largo de este tiempo, hemos podido observar y registrar un contexto sociocultural y económico de alta marginación, en donde habita población que tiene diversos factores de vulnerabilidad social. El trabajo en estas colonias de la periferia urbana nos ha permitido dar cuenta de la complejidad que representa la conformación de nuevos espacios habitacionales, construidos de manera irregular en zonas de riesgo, basureros o antiguos ejidos rurales, y que se han ido conformando de una gran diversidad de habitantes provenientes de diversas partes del estado de Puebla, así como de otros estados. Esto ha generado que, en muchos casos, las poblaciones no cuenten con servicios ni espacios públicos adecuados; además, hemos podido detectar fenómenos de violencia presentes en diversos ámbitos de la vida de las personas, un alto índice de consumo de drogas y alcohol, rezago educativo, desempleo y sub empleo y otras problemáticas que afectan la composición familiar y el tejido social de dichas colonias.

Este panorama nos llevó a plantear, en el año 2017, el programa de Centros Comunitarios “Kali: la universidad en comunidad”, que busca entender las dinámicas propias de las colonias y al mismo tiempo construir con las personas estrategias de convivencia y organización comunitaria, en donde se fortalezcan sus habilidades y capacidades a través de actividades educativas como los talleres de cocina, panadería, de huertos familiares, el apoyo educativo para niños, acompañamiento emocional y legal, computación, actividades de mediación lectora, celebraciones y convivios.

Nuestro enfoque de trabajo en los Kalis considera un posicionamiento ético y político que parte de la creación y fortalecimiento de capacidades con los actores locales y el énfasis en sus procesos educativos de desarrollo y aprendizaje comunitarios, utilizando técnicas y herramientas participativas de las metodologías que integran un Proceso de Educación Popular.

Desde la experiencia de trabajo de los Centros Comunitarios Kali, pensamos en el trabajo comunitario como el medio por el cual se permita llegar a vincular e involucrar a todas la personas, instituciones, grupos y organizaciones que forman parte de las colonias, en un proceso de concientización y organización para el bienestar colectivo, en este sentido, entendemos que “El trabajo comunitario no es sólo un trabajo para la comunidad, ni en la comunidad, ni siquiera con la comunidad, es un proceso de transformación desde la comunidad, soñado, planificado, conducido, ejecutado y evaluado por la propia comunidad.”1 Y por ello, uno de los retos actuales más grandes en los Kalis es la participación activa de los habitantes, que responde a las características de los entornos, pero que ha sido un proceso muy complejo, debido a factores como las condiciones económicas y de tiempo de las familias, a las relaciones asistencialistas y paternalistas que los gobiernos han alimentado, limitando la participación de los pobladores sobre su territorio, su entorno inmediato. La convivencia y organización social se ve mermada porque la gente ya no conoce a sus vecinos, ya no convive con ellos, no encuentra formas diferentes de abordar las problemáticas. El camino entonces se orienta hacia la consolidación de grupos de personas capaces de organizarse para decidir sobre su entorno, que con solidaridad y empatía puedan llevar a cabo acciones que beneficien y garanticen el bienestar de su comunidad.

Este camino no ha sido ni será fácil; sin embargo, gracias al esfuerzo de los universitarios, nos ha permitido establecer redes de trabajo, en las que la comunidad se involucra, participando activamente en los procesos formativos, los cuales se van replicando cuando la comunidad comparte lo que ha aprendido con los demás, y a su vez esto permite que entre los habitantes de las colonias se logren redes de apoyo.

Los retos que tenemos ahora son grandes, ya que la situación actual nos exige escuchar aún más para poder apoyar con lo que se necesita en las colonias, la pandemia ha dejado mucho dolor por la pérdida de familiares, vecinos, conocidos, pero también ha sido un momento para el encuentro y el diálogo, permitiéndonos reflexionar y actuar con prontitud.

Además, los Kalis no son solo espacios dentro de las colonias, sino espacios de formación para la comunidad estudiantil, permitiendo que ésta se vincule con las diferentes realidades que se viven en las colonias, que el aprendizaje sea situado y al mismo tiempo, beneficiar a la población con el conocimiento profesional, y en este sentido, tenemos mucho trabajo para realizar dentro de nuestra casa de estudios, para ampliar cada vez más la participación y un mayor aprendizaje por parte de los universitarios, generando paulatinamente más espacios integrales y participativos de la universidad y la comunidad.

1 González, N.: “Memorias del Primer Encuentro de Experiencias Comunitarias.” Selección de Lecturas sobre Trabajo Comunitario, pp. 5, 1998. * marisoldurantorres6@gmail.com

Italo Iván Nava Fernández *

El trabajo del CUPS con jóvenes estudiantes

Una parte fundamental del trabajo desarrollado por el Centro Universitario de Participación Social (CUPS) en estos 20 años, ha sido la participación de los jóvenes estudiantes, en su mayoría de preparatoria, quienes se convierten en alfabetizadores en las Campañas de Alfabetización y Trabajo Comunitario, Educadores sociales en las Escuelas Comunitarias o talleristas en los Centros Comunitarios Kali.

A través de sus distintos programas, el trabajo del CUPS se ha enfocado en contribuir a que estos jóvenes adquieran habilidades que les permitan ser actores de su propia realidad, participativos y sensibles a las diferentes problemáticas y condiciones de otras realidades ajenas a ellos.

A lo largo de estos años, cerca de un millar de estudiantes de preparatoria y universidad han participado en algún programa del CUPS y han tenido un proceso formativo dentro del ámbito social que este centro promueve y que le ha valido, entre otras cosas, recibir el premio internacional Unesco - Confucio de alfabetización en el año 2020. En las capacitaciones de los distintos programas, los jóvenes no sólo aprenden el método para enseñar a leer y escribir, seleccionar libros y lecturas de manera adecuada, elaborar materiales didácticos o impartir un taller, también discuten con sus compañeros y compañeras las razones del por qué es importante hacer estas actividades, reflexionan sobre su propia situación escolar, familiar y social, además de analizar las diversas problemáticas de su país, que muchas veces desconocen y a las que se enfrentan las personas con las que trabajarán.

Lo vivido durante su participación con el CUPS es de gran impacto para ellos en su vida personal, de tal manera que les da un panorama más amplio de ellos mismos y sus habilidades, les motiva a hacer cosas más allá de la alfabetización o del CUPS, como participar en otros proyectos con otras organizaciones o colectivos, les ayuda a elegir con más herramientas la licenciatura que quieren cursar, pero sobre todo deja en ellos una experiencia que trasciende en el tiempo.

Los jóvenes poseen una gran motivación, una fuerza y energía extraordinarias por el trabajo comunitario, que no sólo les permite realizarlo, sino disfrutarlo a la vez que aprenden de él, de sus alumnos, de sus compañeros y de ellos mismos. Es por eso que, como parte de este proceso de formación, para el CUPS es importante ofrecer otros espacios de participación además de los antes mencionados, de ahí iniciativas tales como Alfabetiza Radio, Leyendo Estrellas y la Revista Cacomixtle.

ALFABETIZA RADIO. RADIO HECHA POR ALFABETIZADORES

La radio siempre estuvo presente en el CUPS, desde sus primeros años de existencia, el CUPS fue invitado a participar en la producción del programa “Carolinos”, de Radio BUAP, la radio de la Universidad. En varios de estos programas realizados desde mayo de 2003, los alfabetizadores narraron sus sentires luego de participar en las primeras campañas de alfabetización.

Fue en 2014 cuando, gracias a la iniciativa de un grupo de alfabetizadores y alfabetizadoras, se comenzó a producir CUPS al aire, una cápsula de video de entre 10 y 15 minutos de duración, que se subiría a YouTube de manera semanal y se retransmitía en “Carolinos”. Ese mismo año y luego de 13 programas, CUPS al aire desapareció dando pie a un nuevo proyecto llamado Alfabetiza Radio, programa que se transmitiría por Lobo Radio, proyecto alternativo de RadioBUAP, creado exclusivamente para internet, actualmente ante la desaparición de esta plataforma, Alfabetiza Radio se transmite por Facebook.

En Alfabetiza Radio se presentan y comentan las actividades que realiza el CUPS en sus distintos programas, alfabetizadores, educadores y talleristas narran sus experiencias, además se realizan cápsulas sobre cine, música, libros, entre otras cosas propuestas por el equipo de alfabetizadores y alfabetizadoras que lo desarrollan.

LEYENDO ESTRELLAS. ASTRONOMÍA COMUNITARIA

En el año 2011, la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas (FCFM) de la BUAP comenzó el programa “Del aula al universo: un telescopio para cada escuela”, iniciativa que tiene el objetivo de promover el estudio de la astronomía y fomentar el interés científico entre los jóvenes de secundaria y preparatoria, más adelante un grupo de alfabetizadores participaría en este programa y construirían su telescopio, acto que constituiría el primer paso para la llegada de las Noches de Estrellas a las campañas de alfabetización en un primer momento en el año 2013, y más adelante a las escuelas, bibliotecas y centros comunitarios. El Colectivo de divulgación científica Leyendo Estrellas surge en el año 2016, conformado por un grupo de alfabetizadores y alfabetizadoras, con la intención de articular toda la experiencia reunida en los últimos años. Leyendo Estrellas busca generar e incrementar el interés por el conocimiento científico, mediante la divulgación del mismo de forma creativa y lúdica. A través de talleres, conferencias, observaciones astronómicas y su participación, ahora como sede en el evento nacional de La Noche de las Estrellas, Leyendo Estrellas busca trabajar con diferentes sectores de la población en temas relacionados a la ciencia, promoviendo el acercamiento a estos aprendizajes y generando un diálogo de saberes con las comunidades, a la vez que representa un espacio de formación para ellos mismos como divulgadores de ciencia.

REVISTA CACOMIXTLE. ESPACIO DE REFLEXIÓN Y APRENDIZAJE.

· Programa de Alfabetiza Radio transmitido desde la cabina de Radio BUAP. Foto: I. Iván Nava Fernández. La revista Cacomixtle es un proyecto editorial surgido a finales de 2020 a partir del evento de La Noche de las Estrellas de ese año. Para ese momento se decidió hacer una pequeña publicación a partir de textos preparados por participantes de los distintos programas del CUPS, la cual se buscó distribuir para que llegara también a las escuelas y centros comunitarios. La publicación tuvo buena respuesta y provocó que varios alfabetizadores y alfabetizadoras preguntaran por una segunda edición para poder participar en ella y que gente ajena al CUPS enviara textos para compartir. Esta respuesta animó a convertir este ejercicio en algo regular y después de una convocatoria, se conformó el equipo editorial. La revista Cacomixtle también tiene como inspiración los periódicos comunitarios creados en las campañas de alfabetización, en los cuales, alumnos y alumnas comparten sus saberes y experiencias. Y aunque comparte algunas características con los periódicos comunitarios, en la revista Cacomixtle, los alfabetizadores se enfrentan al ejercicio de escribir y compartir los conocimientos que cada uno ha adquirido a través de sus experiencias en campañas de alfabetización, así como en sus respectivas licenciaturas y áreas de especialidad. La revista ha representado un ejercicio de aprendizaje para todos los que en ella participan, que van desde conocer cómo se estructura y produce una revista, hasta la selección de los textos y publicación. También se ha convertido en un espacio de reflexión para compartir investigaciones, saberes y habilidades de quienes envían sus escritos, alfabetizadores, educadores sociales, maestros, investigadores, estudiantes de distintas licenciaturas, entre otros. Para el CUPS, estas tres experiencias y en general trabajar con jóvenes ha resultado muy enriquecedor y satisfactorio, no solo por su energía y motivación propias de su edad, sino por su capacidad, apertura al aprendizaje y el nivel de solidaridad y compromiso con el trabajo comunitario, con sus compañeros, con ellos mismos, y con las personas de las distintas comunidades con las que comparten. Estos jóvenes son capaces de voltear a ver a la cara y trabajar con los que han sido ignorados históricamente y eso a su vez nos compromete y nos anima como CUPS, a seguir caminando con ellos. * i.navafernandez@gmail.com

Jorge Hernández Briones

El derecho de 5.3 millones de personas y otras más...

La educación es un derecho humano y todas las personas deberían poder ejercerlo sin importar su edad, situación económica, legal o de cualquier tipo. La educación es un derecho clave, pues es un medio para adquirir y desarrollar conocimientos, capacidades, habilidades y aptitudes que impulsan el desarrollo individual y social de la persona, y como consecuencia de todo esto se contribuye a su bienestar, y también a la transformación y mejora de la sociedad en la que vive. Por todo esto, es un derecho que permite el ejercicio de otros derechos y que al vulnerarlo se vulneran todos los demás.

En México, de acuerdo con la Ley General de Educación, publicada en 2019, todas las personas habitantes del país deben cursar la educación preescolar, la primaria, la secundaria y la media superior. Sin embargo, con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) al corte del censo 2020, el porcentaje de la población de tres a 17 años que no asistía a la escuela aumentó de 14.4 por ciento en 2015 a 16.4 por ciento, siendo aproximadamente 5.3 millones de personas que se encuentran fuera de la escuela. Ante este panorama, que muchas veces se invisibiliza, podríamos preguntarnos: ¿si no están en la escuela, en dónde y qué están haciendo esos 5.3 millones de niñas, niños y adolescentes? y ¿por qué?

Los factores que contribuyen a que las infancias no puedan ejercer su derecho a la educación son muchos y desde el trabajo que realizamos en el Centro Universitario de Participación Social (CUPS), hemos podido identificar algunos de ellos, como el acoso escolar, el trabajo infantil y el bajo nivel económico de las familias. En este último en particular Latapí (1996) nos menciona que hay que partir de que la educación no es gratuita, debido a los costos directos e indirectos que genera en las familias. Y así lo hemos observado, aunque en la ley se establezca la gratuidad de la educación, en la vida cotidiana es el factor económico uno de los principales obstáculos para poder asistir a la escuela.

Cubrir el costo del transporte, desayuno, materiales o uniformes, y ante las condiciones de la pandemia, pagar el uso de internet o datos móviles, hacen que la educación parezca más un servicio exclusivo de unos cuantos que un derecho universal. Nos menciona Mercedes Ruiz (2015) que la educación vista como derecho, abre posibilidades para generar nuevos sentidos con respecto a la relación entre el Estado, la educación y la sociedad, así como las obligaciones de los diversos órganos de gobierno para proteger, promover y garantizar este derecho toda vez que el discurso del derecho a la educación se inscribe en el marco de una lucha por la defensa y protección de derechos fundamentales frente a visiones que conciben a la educación como una mercancía y un servicio.

Por ello desde el CUPS, con la participación de estudiantes universitarios, apostamos por establecer comunidades de aprendizaje en distintos lugares, en colonias de la periferia del municipio de Puebla, espacios de encuentro en los que el diálogo es un eje fundamental en la construcción de conocimientos y que son una alternativa para que niñas, niños y adolescentes puedan ejercer su derecho a la educación. Sabemos que no se trata de simplemente abrir un espacio educativo, sino de considerar a las infancias como sujetos de derecho, como seres sociales autónomos, creativos, constructores de su conocimiento, con libertad de expresión, con derecho a desenvolverse en un pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, de crecer en un ambiente seguro.

TODAS LAS PERSONAS BIENVENIDAS A CLASE

Si leemos la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Convención sobre los Derechos del Niño y la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos podemos ver la distancia que hay entre lo establecido jurídicamente y la realidad de nuestra ciudad. No podemos negar el contraste que existe entre el papel y la realidad del sistema educativo nacional; sin embargo, podemos tomarlo como referente e impulso para lograr el ideal de tener una educación al alcance de todas las personas, sin importar ninguna condición física, cultural o económica.

Sabemos que es responsabilidad del Estado garantizar las condiciones para que se puedan ejercer todos los derechos, sin embargo, este ha sido rebasado, por ello consideramos que, como universidad pública y universitarios organizados, podemos proponer y participar en acciones que contribuyan al ejercicio de algunos derechos, como el de la educación, porque, además, es una problemática presente en nuestro municipio, en nuestra colonia.

De esta manera, bajo la necesidad de atender a las infancias que no están escolarizadas en el municipio de Puebla, surgen las Escuelas Comunitarias. Concebimos la alfabetización, las clases en las colonias con niñas, niños y adolescentes, como compromiso social ante la desigualdad educativa que permanece en nuestro contexto, nunca como un acto de caridad. La escuela comunitaria tiene como objetivo fortalecer las habilidades y capacidades de niñas, niños y adolescentes excluidos del sistema escolar a través de un modelo socioeducativo en el que las infancias y sus familias son el centro. Todas, todos, niñas y niños son bienvenidos, no importa si no tienen acta de nacimiento, o si solo pueden asistir los días que no les toque trabajar, tampoco si no hacen tareas o si no llevan zapatos, todos los días hay una educadora que pacientemente les espera con una hoja y un lápiz para escribir, algún refrigerio y con varios juegos porque ahí, en ese espacio, sí se puede ser niño y jugar con libertad.

Sumado a la Escuela Comunitaria, a través del programa de Centros Comunitarios Kali, también se ofrecen clases de apoyo para las infancias que sí asisten a la escuela oficial pero que tienen dificultades para aprobar o seguir el ritmo de su escuela. En estas clases además de brindar acompañamiento y asesoría académica, se promueve la permanencia en la escuela, porque ahora ya no están solas niñas y niños frente a una tarea incomprensible de matemáticas o de español, ahora hay, además de sus tutores, un estudiante universitario voluntario que le ayuda a resolverla, y juntos aprenden en un ambiente seguro en el que está bien no saber o equivocarse porque ese es un paso para aprender.

La educación es un derecho humano fundamental que debe tener un espacio importante en las agendas gubernamentales, no solo con compromisos vacíos, sino como una obligación como lo estipulan los marcos normativos internacionales, generando así estrategias y políticas para garantizar el acceso y la permanencia en la escuela, siendo esta un espacio libre de discriminación y exclusión. Lo anterior exige que los entornos de aprendizaje sean accesibles a todas y todos los educandos, respetando necesidades, capacidades y características. El Estado es quien se debe comprometer a proporcionar los elementos necesarios, tales como profesionales para la enseñanza, libros de texto, espacios dignos para llevar a cabo la práctica educativa, entre otros.

Desde el CUPS estamos completamente convencidos de que la práctica educativa es algo serio, que requiere preparación y planeación, tratamos con niñas, niños y adolescentes, no con estadísticas. Reconocemos también la complejidad, las necesidades y las dificultades que implica trabajar con las infancias y sus familias, es por ello que seguiremos generando alternativas que contribuyan al cumplimiento del derecho a la educación, facilitando espacios educativos seguros, siempre bajo el principio del interés superior de la niñez. * jorge.hernandez.briones@gmail.com

Referencias: INEGI (2020), “Censo de población y vivienda 2020”. México Latapí, P. (1996), “El costo de lo gratuito”, en Tiempo educativo mexicano IV. Aguascalientes, UAA, pp. 53-56 REDIM (2020), “Balance Anual REDIM 2020: el año de la sindemia y el abandono de la niñez en México”. México Ruiz, M. (2015), “Derecho a la educación: política y defensa de la escuela pública”. México, IBERO, pp. 23-67 · Niños y niñas tomando clases en las Escuelas Comunitarias del CUPS. Foto: I. Iván Nava Fernández

Fernando González Orea *

Acciones universitarias, la participación del CUPS frente al 19-S y el Covid-19

· Participación de alfabetizadores del CUPS en tareas de remoción de escombros en la localidad de Santa Cruz Cuatomatitla (Tochimilco, Puebla), después del sismo del 19 de septiembre de 2017. Fotos: I. Iván Nava Fernández

Durante los últimos 20 años la labor del CUPS se ha forjado a través de experiencias educativas y comunitarias; el sismo del 19 de septiembre de 2017 provocó que el Centro se involucrara en acciones de atención inmediata para la población de las comunidades afectadas. Las reacciones de los jóvenes universitarios que han participado en nuestros programas fue enseguida, esperando las estrategias que se plantearían para participar y apoyar, teniendo como referente las experiencias y metodologías de trabajo previas de este Centro... aun sin convocar a todos, ellos ya se sentían convocados.

El sismo no solo causó daños a las comunidades, también hizo aún más visible la corrupción dentro del Estado, la desconfianza de la población hacia las autoridades, la falta de sensibilidad de algunos medios de comunicación y la carencia de coordinación entre dependencias gubernamentales. El sismo además nos mostró la solidaridad del pueblo mexicano, de ONG, grupos, colectivos e instituciones nacionales e internacionales, pero, sobre todo, la capacidad e importancia de la participación y organización de los jóvenes de este país.

Las prácticas comunitarias nos han enseñado que se requiere conocer las necesidades de la población para proponer acciones pertinentes, siempre en medida de los recursos y capacidades de la universidad. Durante la atención a la emergencia, algunos integrantes del CUPS nos incorporamos al equipo de especialistas del Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder), donde se planearon las rutas y recorridos de diagnóstico a las comunidades afectadas, nos entrevistamos con las autoridades locales y pobladores para conocer la situación.

En Santa Cruz Cuautomatitla, junta auxiliar del municipio de Tochimilco, Puebla, y la cuarta comunidad más poblada del mismo, observamos muchas más afectaciones que en las otras localidades recorridas y una organización comunitaria formándose rápidamente, condiciones por las que consideramos apoyar de alguna forma a la comunidad.

Se requerían víveres y brigadistas para ayudar en los trabajos de demolición y limpieza de escombro para la etapa de reconstrucción. Hubo mucho trabajo y presencia de otras organizaciones religiosas, políticas, colectivos y voluntarios realizando acciones concretas de acopio y distribución de víveres. Sin embargo, no faltaron los que prometieron cosas y no las cumplieron o aquellos que lucraron con el desastre.

En el CUPS diseñamos las estrategias de trabajo, se convocaron a estudiantes universitarios y jóvenes de la comunidad para levantar un censo de necesidades y afectaciones, se organizaron brigadas de demolición y recolección de escombros impulsadas por mujeres universitarias en su mayoría. La solidaridad, el compromiso y empatía se notaba y motivaba al ver a las chicas cargando botes de escombro, carretillas, marros, palas y picos por igual al resto de los brigadistas. No éramos expertos y no pudimos apoyar de otra forma sin exponernos, pero teníamos la energía y convicción para hacerlo.

Nos relacionamos con las “doñas y dones” a través del trabajo, el diálogo, la comida, el taco y el café, conociendo sus preocupaciones, sus historias de vida, su alegría y fortaleza. El vínculo entre estudiantes y pobladores se fortaleció a través de estos encuentros y gracias a ellos se realizó un acompañamiento a mediano y largo plazo.

Se llevó a cabo una Noche de Estrellas en la comunidad, una fiesta astronómica donde hubo teatro, talleres de divulgación científica, observaciones con telescopios, mucha gente y harta curiosidad. En 2018 realizamos las Brigadas Comunitarias en donde se desarrollaron talleres de preparación de alimentos, mediación lectora, arte, cultura y apoyo educativo, también se hicieron experimentos, mermeladas, conservas y carnavales, consolidando el vínculo entre los universitarios, el volcán y la población. En 2019 llevamos a cabo la campaña de alfabetización y trabajo comunitario, donde pudimos contrastar la comunidad del sismo y la comunidad después de la reconstrucción, casi tres años de convivencia y aprendizajes.

CAMPAÑA DE APOYO AL BIENESTAR SOCIAL

Desde el año 2011 el CUPS ha llevado a cabo programas en algunas colonias de la periferia de la ciudad de Puebla, esto nos ha permitido comprender las inquietudes y necesidades que vive la población en sus colonias y al mismo tiempo, buscar estrategias de trabajo con la población para motivar sus capacidades de organización y participación comunitaria. Con la llegada de la pandemia Covid-19 y los cambios y limitaciones sociales que trajo con ella, el CUPS se dio a la tarea de diseñar acciones de apoyo a la población afectada económicamente por la pandemia en la colonia Cerro del Marqués, San Miguel Canoa, Barranca Honda, San José el Conde y Xonacatepec.

Con apoyo de los jóvenes universitarios de servicio social de nuestros programas, levantamos información en las colonias para conocer la situación de las familias en relación al número de integrantes, economía, salud y alimentación, entre otros. Sensibles y sorprendidos, los universitarios nos comentaban que la gente no tenía qué comer, que se habían quedado sin trabajo y estaban muy preocupados por pagar la renta o los servicios.

Las acciones comenzaron con la entrega de despensas por familia, se convocaron en diferentes horarios para evitar aglomeraciones, también se formaron tres comedores comunitarios en diferentes colonias. Un grupo de familias locales cocinaban semanalmente para las demás y así poder repartir alimentos para aquellos que lo requerían. Se comenzó a correr la voz y asistían personas que estaban interesadas en ser beneficiadas, algunas de ellas no eran prioritarias, pues tenían mejores condiciones económicas que las demás. En algún momento, hubo gente que se preguntaba por qué se entregaba alimentos gratis e insinuaban que era debido a que sacaban de un frasquito el Covid-19 y lo echaban a la comida al momento de prepararla. La propia comunidad fue desmintiendo rumores y validando la forma de trabajo.

Se formó un comité de representantes por calle para poder convocar a los pobladores y tomar decisiones, también se realizó un taller de panadería en donde las personas aprendían a hacer pan, y al mismo tiempo, la producción se repartía entre ellas y la gente que asistía al comedor comunitario.

Los jóvenes universitarios se capacitaron para impartir talleres a la población sobre huertos familiares y manejo de gallinas con la finalidad de que la gente pudiera cosechar sus propias hortalizas y recolectar huevo. Diseñaron manuales de apoyo y daban seguimiento a través de llamadas telefónicas o mensajería. Maestros de la Facultad de Ingeniería desarrollaron talleres de capacitación en buenas prácticas constructivas donde se les explicaba a la gente técnicas de albañilería y en el cual asistieron niños y señoras para aprender.

También se repartieron pipas de agua a las familias y árboles frutales para reforestar espacios comunitarios, además de que se realizó con éxito la campaña de alfabetización en Xonacatepec, en la cual los universitarios que viven en la colonia alfabetizaron a sus vecinos y vecinas, acompañados del grupo de asesores y coordinadores del CUPS en modalidad mixta.

La energía, fuerza y compromiso de los jóvenes siempre ha estado presente cuando de solidaridad se trata y ellos son uno de los motores principales de los programas y acciones que se desarrollan en el CUPS. La generación de experiencias vividas a través del encuentro con los diferentes contextos y sus poblaciones permite fomentar la construcción de una consciencia social en los jóvenes a través de la acción y la reflexión.

* ferglezorea@gmail.com

Denise Susana Lucero Mosqueda *

20 años de alfabetización por convicción desde la UAP

Desde hace 20 años el Centro Universitario de Participación Social (CUPS) organiza la energía creativa de la juventud universitaria, motiva su participación en la compleja realidad social del país y propicia, por medio de la alfabetización, encuentros que resultan reveladores, experiencias que cambian el entendimiento del mundo, la vida y la educación.

Acompañados de Jorge Pedrajo Hernández, Mirta Figueroa Fernández y Pavel Ramírez Hernández inició la historia de la universidad alfabetizando, una historia que es posible por la participación voluntaria de estudiantes, trabajadores universitarios, docentes e investigadores comprometidos con la sociedad en la que viven.

Las campañas de alfabetización del CUPS tienen el propósito de enseñar a leer y escribir a adultos y provocar procesos de concientización de los sujetos involucrados en el proceso de educación e intervención comunitaria. Se construyen desde el entendimiento de que el acto de educar es dialéctico, dialógico, potente, político y emancipador, los seres humanos se liberan en comunión: la educación como práctica de la libertad.

Compartir lo que se sabe y descubrir lo desconocido, acompañarse en la aventura de aprender y enseñar, aceptar que se ignora y abrazar lo que se conoce, personas adultas y jóvenes estudiantes entretejen historias de lo que es y ha sido enseñar y aprender a leer y escribir con el método de Palabra Generadora de Paulo Freire.

La alfabetización es un derecho fundamental del ser humano, plasmar el nombre y decir su palabra, y alfabetizar es más que enseñar a leer y escribir.

Realidades que interpelan a las explicaciones reduccionistas, los juicios y los prejuicios. Diálogos que enseñan de injusticias y desigualdad, de lucha, resistencia y solidaridad. Allí y a muchos otros lugares lleva el enseñar y aprender las letras.

El CUPS es un espacio para que los jóvenes, más allá de las aulas, descubran la sociedad de la que forman parte, y se conviertan en sujetos activos, que comprendan la historia de la que vienen, se sitúen en el presente que les ha tocado vivir, y colaboren responsablemente en la construcción de un futuro digno para todos, transformar el mundo desde algo sencillo pero trascendente: enseñar las letras, el lenguaje escrito, y con ello dar la palabra. A cambio, los alfabetizadores aprendemos de formas diversas de entender la vida y de situarse en el mundo en contextos de injusticia, desigualdad, carencias, violencia, soledad y discriminación.

Allí es donde nos encontramos, porque para la mayoría de los jóvenes alfabetizadores, hasta antes de este momento, las experiencias tenían casi como único origen la familia, y nuestro conocimiento del contexto se limitaba a la experiencia personal, a lo abstracto vertido en las aulas, a lo escrito en los periódicos, a lo dicho en los medios de comunicación.

Los universitarios inician un proceso formativo que promueve el pensamiento crítico y la acción colectiva. Cuestionar, dialogar, comprender y construir colectivamente posibles soluciones, con lo que se tiene y hasta donde se puede. Ni sacrificio ni filantropía, solo voluntad y convicción.

Es un abrir los ojos para el alfabetizador y el alfabetizando, tan significativo y profundo que ya no se pueden olvidar las historias, las lecciones y las letras. Para los estudiantes universitarios y futuros profesionistas, se abre una dimensión de lo ético y de la responsabilidad social. Para el alfabetizando la conciencia de su potencia, de su capacidad de aprender, del gozo que guarda el conocimiento, por eso siempre quedan ganas de seguir aprendiendo, estudiando.

EL INICIO DE UN CAMINO, LA UNIVERSIDAD ALFABETIZANDO

En 2001 en la Sierra Norte de Puebla aún quedaba evidencia del desastre ocasionado por las lluvias de octubre de 1999. En la Sierra Negra se colocaba la primera piedra de uno de los proyectos científicos más relevantes para la comunidad astronómica mundial, del Gran Telescopio Milimétrico (GTM).

Ese año, para medio centenar de jóvenes universitarios las serranías poblanas fueron el origen de encuentros que pusieron en perspectiva nuestro lugar en el mundo. En el verano de 2001 la Universidad Autónoma de

Puebla (UAP) iniciaba su primera campaña de Alfabetización y volvía a los lugares donde Reforma Universitaria y ejido tenían una historia propia.

Entonces aprendimos que los desastres no son naturales, que la ambición y la ignorancia de quienes diseñan políticas devastan ecosistemas, cambian usos de suelo y generan estados de vulnerabilidad ante los fenómenos naturales que cuestan vidas y desplazan pueblos. Que los corruptos se aprovechan del débil, saquean lo que tenga un valor de cambio y son insensibles al dolor del otro.

Conocimos a los que no tienen tierra, a los que migran con esperanza de ofrecer una vida mejor y que son víctimas de abusos y explotación, a quienes han perdido a alguien querido por falta de acceso a servicios de salud, a quienes la violencia les arrebató a una madre, a una hija, a una hermana; muchas realidades con voz y rostro.

Fuimos testigos del inicio de uno de los proyectos científicos más importantes para seguir conociendo el Universo, y que el conocimiento de frontera hace soñar por igual a niños e investigadores. Son varios los jóvenes de la región del volcán Citlaltépetl que soñaron con estar allí y hoy, son científicos y científicas aportando conocimiento de la humanidad. Aprendimos que caminar sin prisa y sin pausa, concreta los sueños más ambiciosos.

TRANSFORMAR UN PAÍS ¡ALFABETIZACIÓN YA!

En la tarea de alfabetizar nos hemos encontrado con otras instituciones, organizaciones y colectivos que también enseñan a leer y a escribir a los adultos. Otros jóvenes que en distintos territorios y contextos llevan las letras, convencidos que hay historias que deben trascender para no olvidar de dónde venimos y hacia dónde vamos.

La alfabetización es una experiencia de autonomía para los jóvenes, de trabajo individual y colectivo concreto y útil. Es la experiencia para los involucrados de su potencia, de su capacidad de aprender, de ser creativo, de su resiliencia ante el fracaso y la impotencia, la tristeza, el desánimo, la soledad y la desesperanza. Es asumir responsabilidades y compromisos posibles con gozo, con alegría, con entusiasmo.

Muchos alfabetizadores hoy son profesionistas que aportan a la construcción de un país mejor, desde la educación, la medicina, la ciencia, la investigación, el arte, y que continúan colaborando desde sus trincheras a que la alfabetización siga transformando conciencias.

La juventud está llamada a contagiar de ese ánimo transformador y disruptor, está llamada a alfabetizar y a transformar un país.

En palabras del poeta nicaragüense Julio Zabala:

Hermano, yo pienso que alfabetizar es enseñar a leer en los ojos: el dolor de los pueblos, la enfermedad de los niños, la angustia de la mujer que pare en la calle, la tos del minero que escupe y mancha de sangre, la estatua de la libertad neoyorquina.

Hay que aprender a leer el hambre que toca a la puerta, el frío que va por la calle, la oscuridad del que busca y no encuentra. Cipriano, yo pienso que primero debemos alfabetizar a los que saben leer libros, pero no saben leer el dolor de los hombres.”

* deniselucero@gmail.com Alfabetizadora de campañas de alfabetización del CUPS

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