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Reseña (incompleta) de libros

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Objeto del mes

Objeto del mes

Alberto Cordero *

¿A dónde van las estrellas cuando mueren? **

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Pues yo quería seguir con los planetas, así que vamos allá. ¿Por qué contaría yo anoche qué son los meteoros, las estrella fugaces, pero no dije qué son los planetas, las estrellas errantes? La respuesta es que los planetas merecen su propia noche en vela.

Entonces, me había quedado con las cinco estrellas errantes que se movían de una constelación a otra. Pues a base de dibujar su movimiento sobre las constelaciones durante muchos años, hace ya tiempo que los astrónomos se dieron cuenta de que estos cinco planetas recorrían siempre un mismo camino de doce constelaciones en el cielo, una y otra vez, cada uno a su ritmo. Y que así, en realidad, los planetas se mueven dando vueltas alrededor del Sol.

Precisamente por eso, como los planetas dan vuelta alrededor del Sol, repiten el mismo camino de doce constelaciones una y otra vez. Y, lo que es más, estas doce constelaciones son las mismas sobre las que el Sol se posa a lo largo de un año; porque aunque durante el día no se vean las estrellas, estas siguen estando ahí, y a lo largo de un año completo el Sol se va posando sobre cada una de las doce constelaciones, más o menos una cada mes, para luego volver a empezar.

A estas doce constelaciones <<mágicas>> se les llaman constelaciones del Zodíaco, y ya desde hace mucho tiempo los astrólogos de la antigüedad creyeron de verdad que poseían algún tipo de magia y empezaron a utilizarlas para todos esos sortilegios suyos de predecir el futuro. A cada constelación le asociaron un signo zodiacal, y el signo de una persona no es más que el de la constelación sobre la que se posaba el Sol en el momento de su nacimiento. Pero la verdad es que si todo esto es así es simplemente porque la Tierra se mueve alrededor del Sol como un planeta más; y todos los planetas, incluida la Tierra, se mueven alrededor del Sol en un mismo plano, dibujando una serie de anillos más o menos concéntricos a lo largo de su camino que se llaman órbitas. Las constelaciones del zodíaco no son más que las que quedan en ese mismo plano que dibujan los planetas; pero no tienen nada de especial, salvo

si te las aprendes bien y un día aparece una estrella que no debería estar ahí, como me ha pasado a mí con Libre, ya sabes que esa estrella es en realidad un planeta. Hace pocos años, los astrónomos descubrieron con sus telescopios dos planetas más que no se pueden ver a simple vista. El telescopio, por cierto, es como el catalejo de un pirata, pero mucho mejor: con él se pueden ver las cosas más grandes de lo que se ven a simple vista, y también cosas que están tan lejos que sin él serían imposibles de ver. Así que el Sol tiene ocho planetas en total que giran a su alrededor, como ocho perritos redondos a los que siempre ordena a dónde ir y a los que mandar algún escarmiento si se portan mal. ** Fuentes F., Jorge Nosotros somos como las pulgas en la piel de uno de ellos; en el (2020). ¿A dónde van las tercero para ser exactos, que llamamos planeta Tierra. En los otros estrellas cuando mueren? siete no vive nadie, que sepamos, porque hace demasiado calor oEspaña:BABIDI-BÚ. demasiado frío; y todos se pueden ver, a veces de noche, entre las estrellas del zodíaco: Mercurio se observa —aunque es bastante difícil— muy pegadito al Sol en atardeceres o amaneceres; Venus es el más brillante y se empieza a ver antes que ninguna otra estrella por donde el Sol se está poniendo, o justo antes del amanecer por donde el Sol va a salir; la Tierra es nuestro hogar, el tercer planeta; Marte es de color rojo intenso —este es justamente el que ahora veo brillar en la constelación de Libra—; Júpiter es el más brillante después de Venus y se suele ver bien entrada la noche; y el pobre Saturno, a primera vista, no resalta mucho con respecto al resto de las estrellas, aunque mirándolo a través de un telescopio es el más bonito de todos, porque tiene unos preciosos anillos que lo rodean. Estos cinco planetas —sin contar el nuestro— son los que se pueden ver en el cielo a simple vista; los cinco que observaron los astrónomos hace muchos miles de años, que parecen estrellas como las demás, salvo porque al cabo de varias noches se van moviendo de una constelación a otra. Por último, Urano y Neptuno están muy lejos y solo se pueden ver utilizando un telescopio. En mi dibujito del Sol y de los planetas, la Tierra estaría en el mes del signo de Tauro, porque si lanzas una línea recta imaginaria desde la Tierra que pase por el centro del Sol, esta va dirigida hacia la constelación de Tauro. Es decir que, visto desde la Tierra, el Sol está tapando la constelación de Tauro. Poco, o más o bien nada, tiene que ver esto con la personalidad de alguien que haya nacido en este momento. Por si esto fuera poco y para echar algo más leña al fuego, la orientación de las órbitas de los planetas con respecto a las constelaciones del zodíaco ha cambiado desde que los astrólogos de la antigüedad descubrieron todo este asunto, así que en el presente, el signo de Tauro ya ni siquiera coincide con el Sol estando sobre la constelación de Tauro, sino que en realidad está como una constelación y media más allá, o más acá… ¡Ni siquiera lo sé! La Luna es el único satélite de la Tierra, pero hay planetas que no tienen ningún satélite, como Mercurio y Venus, y otros que tienen más de uno. Marte, por ejemplo, tiene dos, que se llaman Deimos y Fobos. Júpiter tiene ¡setenta y nueve satélites! Y Saturno, además de muchos satélites, tiene un grupo de anillos muy bonitos hechos de rocas, polvo y hielo. ¡Ah! Y si se apunta a Júpiter con un telescopio, o incluso con unos buenos prismáticos, y se espera un poco a que el ojo se acostumbre a la oscuridad, se pueden llegar a ver sus cuatro satélites más grandes, como cuatro puntitos que dibujan una línea junto al planeta: se llaman Ío, Europa, Ganímedes y Calisto. * acordero@fcfm.buap.mx

Tras las huellas de la naturaleza

Tania Saldaña Rivermar y Constantino Villar Salazar · Ilustración: Diego Tomasini “El Dibrujo” *

Una hermosa y humana experiencia

Antes de egresar de la carrera de biología cuando estábamos por finalizar ya los últimos cuatrimestres la mayoría de los compañeros y compañeras iniciamos trabajos de tesis, sin duda es una experiencia que marcó nuestras vidas, pues para los biólogos de campo o de bota, como nos llaman, la tesis marcaría un hito en nuestras vidas. Iniciamos trabajos en diferentes comunidades y ahí nos dimos cuenta que lo aprendido en las aulas apenas era una pequeña probadita de lo que realmente se tendría que aprender en la vida. Al visitar aquellas comunidades fuimos conociendo a muchos maestros que moldearían la visión de aquellos universitarios para siempre, y es que cuando uno trabaja en las comunidades y para las comunidades e incluso podemos decir fuimos adoptados por ellas, la visión de la vida cambia, sin duda, se despierta la reflexión en torno al mundo en el que vivimos, las desigualdades, la cultura, las tradiciones, las formas de convivir con la naturaleza, entre muchas cosas más. Es en ese momento cuando la reflexión y la curiosidad se despiertan y exploramos otras áreas del conocimiento y en ese andar uno se puede encontrar con textos como el de Víctor Toledo y Barrera-Bassols, N. publicado en 2008 y titulado La memoria biocultural: la importancia ecológica de las sabidurías tradicionales. México, este libro da muestra de la importancia de entender qué es la memoria biocultural y cómo se ha ido desarrollando con el paso de los años, sin dejar de lado la parte científica, esto es, da inicio con una explicación clara del origen de la vida en el planeta, hace aproximadamente unos 3 mil 500 millones de años y da cuenta de un interesante y único proceso evolutivo de la vida en la Tierra, el cual al paso de miles de años ha permitido la diversificación y la evolución de miles de especies de seres vivos, el hombre u Homo sapiens es una de tantas especies producto de dicha diversificación y como es mencionado <<Antes que entes sociales, los seres humanos fuimos, somos y seguiremos siendo una especie biológica más dentro el concierto de la diversidad natural conformada por millones de organismos...>>

Ante esto es necesario entender que los diferentes proceso de diversificación de alguna manera han moldeado el devenir de la humanidad e incluso diversificando una de las características que permitieron a nuestra especie ser lo que hoy en día somos, y este es el lenguaje, podemos encontrar lenguas en las que se incluyen entre palabras chasquidos que dan cuenta de una enorme variedad dentro de la manera de comunicación en algunas etnias africanas; cabe hacer mención que nuestra especie surge en África y de ahí inicia la colonización de casi todo el planeta, por lo que podemos decir que en cada población humana asentada dentro de los diferentes ecosistemas se moldeó una realidad distinta y con ello una manera de sobrevivencia única, por lo que no es despreciable decir que la cultura de cada lugar está íntimamente ligada a los bienes naturales que la circundan y moldean a lo largo de los años; un ejemplo de esto es la gastronomía de cada lugar en donde podemos observar una gran diversidad de especies que han sido utilizadas, recolectadas, domesticadas y manipuladas por selección artificial y que a su vez han permitido el desarrollo de civilizaciones enteras, como ejemplo, el maíz. Aquí entonces podemos hacer una pequeña pausa para hablar de la importancia y trascendencia que han tenido el paso de los conocimientos de generación en generación tanto de manera oral o escrita, nos ha llamado la atención la forma en que la oralidad para los pueblos originarios ha sido importante al grado de, en algunos casos, no necesitar de la escritura y que, de acuerdo a los autores, no necesariamente deben ser considerados dichos pueblos como analfabetas, sobre esto los autores nos comentan <<Las sociedades orales no son necesariamente sociedades analfabetas, porque su oralidad no es carencia de escritura sino no-necesidad de escritura (Maldonado, 1992). Por ello, confundir y calificar la oralidad como una forma de analfabetismo es una actitud culturalmente sesgada.>>

De esta manera podemos decir que el conocimiento y la sabiduría de muchas comunidades han ayudado a entender al mundo científico la forma en la que las poblaciones humanas diversas se han vinculado, desarrollado y crecido a partir de su vínculo con la naturaleza que les rodea, para entender lo anterior hay que reconocer lo siguiente: de acuerdo con Russell (1918), podemos distinguir dos sistemas cognitivos cuando se refiere al conocimiento como «conocimiento por descripción» y a la sabiduría como «conocimiento por familiaridad». Ambos son formas de creer, reconocer y significar el mundo. Ambos son mantenidos, modelados, construidos y legitimados mediante prácticas individuales y sociales, las cuales influencian su construcción de manera cualitativa. Por lo anterior podemos decir que aunque es muy difícil que los conocimientos científicos occidentales son actualmente vitales para el desarrollo de la ciencia y tecnología difícilmente se puede entender la forma tradicional de significar el mundo para cada comunidad indígena, es por ello que se ha desarrollado la etnobiología y la etnoecología, que nos ayudan a comprender más de las formas culturales y de la relación de las comunidades con la naturaleza, esto último necesario para poder tener éxito en innumerables proyectos de conservación de los bienes naturales. Es así como al egresar de la carrera de biología encontramos en las comunidades una forma distinta de entender a la naturaleza y comprender que en algunos casos las respuestas pueden ser encontradas, ahí, al interior de los saberes tradicionales.

Tras las huellas @helaheloderma * traslashuellasdelanaturaleza@hotmail.com

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