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No. 4 6 de enero de 2014

Ocampo

El hombre en el tiempo

Foto: Ignacio Juรกrez


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Ocampo el hombre en el tiempo

■ Foto Ignacio Juárez

“Me despido de todos mis buenos amigos y de todos los que me han favorecido en poco o en mucho y muero creyendo que he hecho por el servicio de mi país cuanto he creído en consecuencia que era bueno”. Melchor Ocampo, Tepeji del Río, junio 3 de 1861 l hombre es él y sus circunstancias, resume magistralmente la cita de José Ortega y Gasset. En el caso de Melchor Ocampo, las circunstancias se trastocan con la acción del hombre: hacendado liberal, científico, diplomático y legislador progresista, pero ante todo, patriota y ciudadano de un mundo en transformación. La influencia de Melchor Ocampo en el devenir del México del siglo XIX es vasta y profunda. Nacido en

■ Foto Ignacio Juárez

Michoacán, estado con tradición humanista y liberal, en una época marcada por los cambios más radicales nunca vistos como la industrialización, el ocaso del imperialismo y el reordenamiento de los equilibrios sociales a nivel mundial. En ese entorno de convulsiones y deconstrucciones, Ocampo se convierte en uno de los pilares de la nación en ciernes y contribuye desde diversos ámbitos de la función pública, la ciencia y la educación a trazar la ruta de prosperidad anhelada para un país convulsionado por las guerras de independencia territorial, política y cultural. Una ruta que debía transitar del colonialismo arraigado en las venas de la sociedad decimonónica hacia un horizonte de libertad, donde la luz de la razón y la emancipación espiritual rigieran el destino de un pueblo

a través de las leyes y la educación, sin las ataduras del dogmatismo y la sumisión. Visionario y ejemplo de congruencia, Ocampo es uno de los referentes que conforman la esencia del nicolaicismo. Por esta razón, en este año la comunidad de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo celebra el bicentenario de su natalicio con múltiples actividades para recordar y revalorar su legado. Michoacán, y en especial nuestra Universidad, han sido cuna de héroes y crisol de pensadores. Personajes como Miguel Hidalgo, José María Morelos y Melchor Ocampo nos remiten a un pasado glorioso y nos brindan confianza en un mejor futuro. Los nicolaitas hemos abrevado de nuestra historia para construir el porvenir que la nación necesita, porque todos somos nicolaitas.


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El ayer y hoy de la patria de Ocampo Señoras y señores: esde el premonitorio Jueves de Corpus del año de 1861, gente buena de Pateo advertía a Don Melchor Ocampo que saliera de Pomoca pues merodeaban bandas de reaccionarios, contestando el héroe que tenía la conciencia tranquila pues nada había hecho que manchara su reputación. Conocedor de las leyes, sabía que en un debido proceso legal podría justificar su conducta y presentar documentos que demostraran su inocencia. Creía Don Melchor Ocampo que el problema provenía de la incomprensión y repulsa del grupo liberal respecto de las repercusiones del Tratado con los Estados Unidos. El 31 de mayo enfrentó una realidad distinta. Una

Lauro Alfredo Vera Anaya*

partida de conservadores al mando de Lindoro Cajiga, español, lo aprehendió por órdenes de Márquez, quien operaba junto con otros jefes conservadores, entre ellos el general Zuloaga que aún se decía Presidente de la República. Ocampo ofreció dinero como rescate pero no se le aceptó, pues traía órdenes escritas de Márquez. Fue llevado de un lado a otro durante tres días; de Villa del Carbón salieron hacia Tepeji del Río el día 3 de junio; en el Mesón de las Palomas redactó su testamento y en la finca principal de la Hacienda de Caltengo escribió:

■ Foto Ignacio Juárez

“Muero creyendo que he hecho por el servicio de mi país cuanto he creído en conciencia que era bueno”. Repartió sus prendas de vestir y el poco dinero que llevaba y pidió al cuerpo de exploradores que le tiraran al pecho: de esta manera murió Melchor Ocampo como a las dos de la tarde del día 3 de junio de 1861, en un paraje poblado de pirules cerca del casco de la Hacienda de Caltengo. Márquez ordenó que lo colgaran de las axilas en uno de los árboles de aquel lugar, de donde fue descolgado a las cuatro de la tarde del día 4 y el Presidente de la República con el ministro de la Guerra dispusieron que se le trasladara a Cuautitlán, donde estaría una comisión y una escolta para llevarlo hasta la capital del país. En el decreto número ocho del 17 de junio de 1861, la Legislatura michoacana lo declaró benemérito del estado y en lo sucesivo éste llevaría el nombre de Michoacán de Ocampo. En la capital se le extrajo el corazón y el mismo se encuentra desde el 31 de agosto de 1887 en la sala Ocampo del Colegio de San Nicolás de Morelia. Su sepelio fue solemne, pronunciando Ezequiel Montes una sentida oración fúnebre. Murió pobre y su familia también lo fue porque el ciudadano Ocampo, por sus virtudes cívicas y privadas, siempre se manejó con desprendimiento de lo terrenal. Este es el terrible suceso que hoy nos convoca a madurar y reflexionar sobre la vida y la muerte, pues qué lejanos fueron los 47 años que habían transcurrido de su nacimiento el 5 de enero de 1814. Vida y muerte acontecida al igual que la patria: en una búsqueda de una identidad propia después de consumada la Independencia, con dos intentos liberales de fundación como nación en la Constitución de 1824 y tras el fallido intento centralista de las bases constitucionales de 1836; la refundación como nación de la Constitución del 5 de febrero de 1857, matriz de la que nos rige desde el 5 de febrero de 1917. Esa fue la vida del prócer sacrificado: una búsqueda constante de una identidad. Esa fue la constante en ese siglo de la patria. Ambos la encontraron al final. Ocampo en su muerte, México en el documento constitucional que contribuyó a elaborar. Este texto constitucional reconoció los derechos del hombre, en especial la libertad: de enseñanza, de trabajo, de las ideas, de escribir, de petición, de asociación, de portación de armas, de tránsito; abolió los títulos de nobleza, las leyes privativas, los tribunales especiales, decretó la no retroactividad de la ley, el derecho a juicios justos; la prohibición de prisión por deudas civiles; los derechos políticos de votar y ser votado; la soberanía nacional que emana del pueblo; la definición de República representativa, democrática y federal; la división de poderes, la inviolabilidad de la Constitución, etcétera. A PÁGINA 4


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■ Fotos Ignacio Juárez

El ayer y hoy... DE PÁGINA 3

Es decir, se le dio un nuevo rostro a la patria y se confirmó cuando a tres años de promulgada la Constitución se emitieron las llamadas Leyes de Reforma, referidas a las siguientes materias: nacionalización de los bienes eclesiásticos; de matrimonio civil; Ley Orgánica del Registro Civil; cesación de intervención del clero en cementerios y camposantos; decretos de los días festivos, leyes sobre libertad de cultos; decreto donde quedan secularizados los hospitales y establecimientos de beneficencia; decreto que extingue las comunidades religiosas. Se separa la Iglesia del Estado aplicando Ocampo su concepto de que la filosofía no sólo es fuente de erudición, sino generadora de preceptos saludables para la vida, pues con los liberales de su época y al lado de Benito Pablo Juárez García definieron el Estado laico. Ya como ministro de Relaciones Interiores y Exteriores en la presidencia de Juan Álvarez, Ocampo escribía: “. . . Deseo que la organización municipal sea diversa de la que hemos tenido y que los municipios queden mejor dotados que lo que hasta aquí lo han sido, a fin de hacer perceptibles las mejoras de toda especie que con tal dotación puedan establecerse. Deseo la fundación de colegios civiles y aumentos de escuelas primarias, muy especialmente en los puntos más retirados de los grandes pueblos. . .”. Que impartan enseñanza laica para que coexistieran, se respetaran y se ayudaran mutuamente los individuos de las distintas creencias en la misma sociedad; y para que todos los hombres, independientemente de sus creencias, a falta de ellas, colaboraran entre sí en un clima de libertad, tolerancia y respeto mutuo. Enseñanza laica que es el fundamento de la libertad de conciencia, de la libertad de expresión y de la libertad de cultos. Hoy aparece un México desdibujado, pero jamás como un Estado fallido, pues los liberales y el gobierno establecido jamás aceptaremos como verdad que existan parcelas regionales de poder soberano enquistadas en la soberanía nacional, ya que ésta es única e indivisible y jamás los grupos que las representan podrán sustituirse a

las funciones y fines de éste. Ahora, como en el siglo de Ocampo, requerimos de un acto que nos refunde como nación de cara al siglo XXI y entendemos que el Pacto por México representa la avanzada para hacerlo. Los reaccionarios del presente, como los del siglo de Ocampo, ¡no pasarán! México requiere de una Constitución que nos confirme como una nación pluriétnica y cultural, donde se desarrollen las libertades civiles, políticas y sociales; se confirme el auténtico federalismo con estados fuertes que administren la recaudación impositiva que obtengan y se fortalezca así al municipio libre; que se consolide la rectoría económica del Estado, declarando materia de seguridad nacional la riqueza energética, la educación y en especial la cuestión alimentaria, pues corresponde al Estado la producción y distribución de los alimentos como única garantía de sobrevivencia para los pueblos en el porvenir. La historia de la vida de Ocampo inevitablemente nos lleva a entender a la sociedad de aquella época, encontrando patrones que permiten identificar el estado de cosas actual. Así, encontramos una concentración de riqueza sin producir, y quienes la detentaban fomentaban desde las sombras la inestabilidad económica, el oscurantismo, la superstición y el vicio. Identificando como los males sociales de su siglo al clero y al ejército, ya que confabulados mantuvieron inestable durante todo ese tiempo a la nación y pese a que definía al ejército como “aquella porción del pueblo que se constituye para defensa de sus comunidades”, tuvo lugar un hecho que revela su voluntad y firmeza de convicciones, pues siendo presidente sustituto de Mariano Arista, Juan Bautista Ceballos, le solicitó que en su calidad de gobernador de Michoacán dijera a las tropas desleales que se fueran a sus casas, pues no les iban a castigar, a lo que le contestó Ocampo: “ que a los delincuentes sobre todo a los que atentan contra las instituciones debe aplicárseles la Ley, no enviarles a sus casas, que él no transigiría con la rebelión; que su carácter era tal que preferiría que-

brarse a doblarse, pues él no creía que en las transacciones estaba el bien del país y que por eso dejaba el gobierno de Michoacán. Sublime enseñanza para quienes aspiran o detentan el poder por el poder mismo; es legítimo buscar dar; hacer el bien público, pero si ello implica el renunciar a las convicciones, a los ideales, preferible es dejar el cargo. En el presente nuestro, el pacto fundacional que nos encamine como nación debe contener los mecanismos para que en definitiva se establezca la necesaria distribución de la riqueza, que se evite la concentración de la misma en unos cuantos y no habrá lugar para manifestar signos de alarma o de sospecha con la aparición de las llamadas guardias comunitarias o comités de autodefensa. Si el Ejército como porción del pueblo no alcanza a defender a sus comunidades, recordemos que en la época de Ocampo existió la Guardia Nacional, respuesta patriota del pueblo en su legítimo derecho de defensa y de sobrevivencia. Corresponde a las mentes lúcidas y conocedoras de las leyes el establecimiento de las medidas que permitan garantizar la sana convivencia de ellos. Es una dolencia social más sentida la impunidad que impera y que impide que el ideal de justicia de Ocampo se logre. Hoy, a 152 años de su sacrificio, no pediremos que doblen las campanas en señal de duelo, pues finalmente alcanzó la inmortalidad como estadista fundador de pueblos y qué mejor momento que recodarlo también como poeta con su composición que seguramente escribió cuando exiliado se encontraba en Estados Unidos y que llamó El destierro: Ya me voy, pues me lleva el destino/como la hoja que el viento arrebata, /de una patria, aunque a veces ingrata, /bien querida por mi corazón./Ya me voy a una tierra distante,/ a un lugar donde nadie me espera,/donde no sentirán que me muera ni tampoco por mí llorarán./¡Ay! qué grata, qué dulce es la creencia; /que a este mundo sigue otro más puro,/ a lo menos está uno seguro/ al ausente volverlo encontrar./ de la muerte es imagen la ausencia,/ que separa a los seres queridos. Maravatío, Michoacán, a 3 de junio del 2013. *Abogado general de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo


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Melchor Ocampo y el Ejército Mexicano Moisés Guzmán Pérez* l bicentenario del natalicio de Melchor Ocampo que ahora conmemoramos es una buena ocasión para reflexionar sobre un aspecto de su pensamiento que no ha sido atendido por los interesados en el tema: el de su concepción sobre las fuerzas armadas. Extraña en realidad que habiéndose publicado sendas colecciones sobre la vida y obra del prócer michoacano, este rubro haya quedado en el olvido. En esta ocasión me voy a referir brevemente a su idea en torno al Ejército Mexicano, convencido como lo estoy de que la lucha que libró contra las estructuras de poder y el pensamiento anquilosado de la época, representa uno de los más grandes legados que nos dejó el político mexicano. Sus primeras ideas en torno al Ejército las planteó siendo diputado por Michoacán en el Congreso Constituyente de 1842, cuando se discutía el artículo 26 del proyecto de reglamento para el gobierno interior de dicho Congreso. Ocampo no era más aquel joven inexperto, dado al derroche y la filantropía, que huyó del país para tratar de alejarse de los problemas financieros ocasionados por la mala administración de sus bienes; había regresado de Europa, donde vivió por algún tiempo a costa de su propio esfuerzo, mejor preparado, dotado de un bagaje intelectual que le proporcionaron sus lecturas y sus viajes por aquel continente. En una de sus intervenciones, en las que de manera velada habló de la necesidad de distinguir el estado civil del estado militar, advirtiendo “los peligros de un ejército constantemente sostenido de la fuerza pública degenerada en oficio”, y de señalar además la pugna permanente que solía darse entre “un pueblo libre y un ejército permanente”,

Ocampo afirmó categórico que “el ejército es la suma de la fuerza que se estima necesaria para proteger la sociedad, o mejor dicho, para hacer efectiva la voluntad de ésta”. Es aquí donde radica uno de los principios cardinales del pensamiento de Ocampo con respecto a la institución castrense: el Ejército debe subordinarse a la autoridad civil. En un escrito posterior aclaraba que ni la milicia ni el clero eran sus enemigos, buscando con ello acallar las voces de los que querían sembrar en el seno de la asamblea la división y la discordia. Convenía en que “la fuerza es una cosa necesaria, pero el modo con que se halla organizada entre nosotros es también una cosa terrible. Es necesario, pues, contenerla dentro de tales límites, que sin dejar de llenar su objeto, nunca deje de ser sino un instrumento inactivo por sí mismo, y que sólo obedezca el impulso que le imprime la sociedad, su señor natural. Así la completa subordinación le es completamente necesaria, que sin ella ninguna sociedad consentirá en tener Ejército, porque sin ella ningún Ejército presentaría garantías a la sociedad, y ni aún podría subsistir”. La disertación de Ocampo en el Congreso fue oportuna y valiente, cuanto más porque en aquellos años en la generalidad del sector castrense persistía la idea de que el Ejército era el único protector de la ley y defensor de la soberanía nacional; los jefes de alto rango creían que las sociedades no podían concebirse sin la existencia del Ejército, como garante de paz y tranquilidad interior, y que ninguna sociedad en México había hecho hasta ese momento todo lo que debía a favor de su corporación. En otra ocasión, Ocampo denunció el “fatal espíritu militar” que prevalecía entonces y que trajo

como consecuencia el que sólo soldados uniformados ocuparan los primeros puestos del Estado, llegando a convertirse en autoridad pública. Nada importaba la virtud y la ciencia, sólo el hecho de que algún sujeto presentara una hoja de servicio; eso bastaba para ejercer un puesto, aunque fueran improvisados militares. Y enseguida arremetió contra Santa Anna diciendo: “El actual gobierno lo es esencialmente (militar), y yo no considero en él sino el representante de la fuerza armada. Estos son, señor, los efectos infaustos de haber concedido voluntad a la fuerza armada; éstos los tristes resultados de haber tolerado ese abusivo y fatal quiero. […] Si el que hoy gobierna el país no estuviera animado de ese fatal espíritu militar, si no hubiera tantas autoridades militares, si tantas de las civiles no estuvieran en manos que hacen ilusorios su nombre y objeto, nada más justo, nada más racional, nada más conveniente, que conceder al gobierno y a todas las autoridades el derecho reconocido a todos los ciudadanos”. Siendo Ocampo gobernador de Michoacán en 1846, quiso hacer realidad aquellos principios que con tanto ahínco había defendido en el Congreso, y la ocasión se le presentó muy pronto cuando sometió a consejo de guerra al comandante militar del estado José de Ugarte, por su “incontenible conducta”. Era importante dejar constancia de que el poder militar debía estar sujeto a la autoridad civil, y aunque tuvieron que pasar varios lustros para que esta idea se consolidara plenamente, no cabe duda que la obra de Ocampo dejó huella. *Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

moisesguzmanp@hotmail.com

■ Fotos Ignacio Juárez


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Los responsables del asesinato de Melchor Ocampo Raúl González Lezama

Juro por mi honor, delante de Dios, que yo no ordené la aprehensión de Ocampo, ni lo mandé fusilar, ni tuve intervención alguna en esta desgracia, ni aún noticia de ella, sino después de sucedida. Leonardo Márquez n 1861, aún cuando la Guerra de Reforma había concluido oficialmente, partidas armadas de conservadores bajo las órdenes de Leonardo Márquez, Juan Vicario, Tomás Mejía y otros, operaban en varias partes del país empleando el método de guerra de guerrillas. Para ellos, el general Félix María Zuloaga era el auténtico Presidente de la República. Uno de esos grupos rebeldes se presentó el jueves 30 de mayo de 1861 en la hacienda de Pomoca, en Michoacán. Buscaban a su propietario, Melchor Ocampo. Cuando Lindoro Cajiga penetró en la casa acompañado de unos cuatro hombres, lo encontraron sentado tranquilamente en la sala. Avisado de la proximidad del enemigo, adivinó sus intenciones y se había despedido ya de sus amigos y de su compañera Clara Campos, no pudiendo hacerlo de sus hijas Petra, Julia y Lucila, que se encontraban en Maravatío en las fiestas de Corpus. Después de ser raptado en su hacienda, Ocampo fue montado en un mal penco y obligado a realizar un peregrinar de varios días que concluyó en un paraje próximo a Tepeji del Río. Cuando en la ciudad de México se tuvieron noticias del rapto de Ocampo se intentó obtener la libertad del ex minis-

tro liberal. Nicanor Carrillo, hombre que había protegido a Márquez ocultándolo y cuidando de que nada faltara a su madre durante su vida como fugitivo, se dirigió inmediatamente al General para pedirle la libertad de Ocampo. En medio de la desesperación, el general Ignacio Zaragoza, en ese momento ministro de Guerra y Marina, tuvo la idea de poner presa a María de la Gracia Palafox, esposa de Félix Zuloaga, quien escribió dos cartas desde la prisión del Arzobispado, una dirigida a su cónyuge y otra al general Márquez; en ellas, también se solicitaba se liberara al prisionero. Los mensajes llegaron tarde. El Congreso de la Unión promulgó un decreto poniendo fuera de la ley a Zuloaga, Márquez, Taboada y Cajiga. Para las autoridades constitucionales no cabía duda alguna de que estos hombres eran los responsables del asesinato; sin embargo, por años los actores de este drama continuaron intentando exculparse y arrojar sobre sus antiguos compañeros la responsabilidad de este crimen. Treinta años después de ocurridos los terribles hechos, el general Leonardo Márquez, desde su exilio en La Habana, publicó un folleto en el que sostuvo que nunca había dado la orden para que Ocampo fuera ejecutado y que su muerte se había debido a la equivocación de un ayudante de apellido Andrade, al que se le había ordenado que fusilara “al prisionero”, refiriéndose al general León Ugalde, también cautivo de los conservadores, y no al ex ministro juarista. La responsabilidad en todo caso debía de recaer en su totalidad en Félix Zuloaga. Por su parte, Zuloaga, ex presidente conservador, declaró haberse sorprendido

■ Foto Ignacio Juárez

al conocer la muerte de don Melchor y aseguró ignorar quién pudo haber ordenado a Cajiga que lo hiciera prisionero, pues él no había autorizado esa acción. Gracias al periodista e historiador Ángel Pola podemos conocer muchos de los detalles de las últimas horas del ideólogo liberal, pues en 1892 visitó Tepeji del Río y entrevistó a varios de los vecinos que 30 años antes habían sido testigos de los hechos. Los habitantes del lugar coincidieron en que todos los generales conservadores habían estado al tanto del destino que se tenía preparado para el ex gobernador de Michoacán, pero que el menos responsable era Zuloaga porque, aún cuando se le daba tratamiento de presidente, no era más que un pobre diablo al que nadie hacía el menor caso y que, por lo tanto, Leonardo Márquez era quien debía ser tenido como principal responsable del asesinato. Interrogado por Pola, un vecino, el señor Piedad Trejo, recordó cómo 30 años antes había acompañado a un grupo de ciudadanos, encabezados por el cura Domingo Morales, a solicitar a sus captores que no fusilaran a Ocampo. Los habitantes temían que los republicanos cobraran

venganza en Tepeji si se cometía un acto tan grave en su población. Los jefes conservadores se encontraban hospedados en la casa del general Rosalío Flores, curiosamente situada en la misma calle donde se encontraba el mesón de Las Palomas, donde en la habitación marcada con el número ocho se hallaba Melchor Ocampo esperando a que se decidiera su destino. Pese a que se encontraban reunidos en el mismo lugar Zuloaga, Márquez, Taboada, Zires y otros, los suplicantes se dirigieron al Tigre de Tacubaya, apodo que había ganado Márquez por su responsabilidad en los homicidios de civiles y médicos ocurridos en 1859 en Tacubaya. Fue él quien se negó a conceder lo que le solicitaron. Supieron más tarde que este personaje fue el que dio la orden para que el cuerpo fuera deshonrado colgándolo para su exhibición en un árbol de pirul. Ángel Pola continuó con su investigación y personalmente o por la vía epistolar logró recabar declaraciones de más testigos, tanto civiles como militares. Todos estuvieron de acuerdo: Márquez fue el responsable del asesinato de Melchor Ocampo.


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Biotecnología alimentaria alternativa para el aprovechamiento de la comida otenciar el programa de posgrado en Biotecnología Alimentaria, elevar la calidad de los investigadores, así como estrechar nuevos vínculos con diferentes cuerpos académicos, son los principales objetivos de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Químico Farmacobiología (QFB) de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Dicha área temática que ofrece la máxima casa de estudios de la entidad es la única en su tipo en el estado. La intención es desarrollar investigación científica de alto nivel para el óptimo aprovechamiento, control biológico, transformación, conservación y procesamiento de los productos naturales alimentarios existentes en Michoacán. Si bien la maestría interinstitucional está reconocida por el Conacyt en el Programa Nacional de Posgrados de Calidad, el propósito -más allá de mantener tal distinción- es potenciar aún más el área de Biotecnología Alimentaria con la adquisición de mejor equipo de laboratorio y la adecuación de espacios que permitan fortalecer la labor de los investigadores. Actualmente, de acuerdo con la jefa de la División de Estudios de Posgrado de la facultad, “contamos con un cuerpo académico consolidado en biotecnología alimentaria, que nos sitúa en un nivel importante en cuanto a la competencia en otras regiones que manejan esta área en particular”.

Redacción UMSNH

a Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, a través del Instituto de Física y Matemáticas (IFM), destaca a nivel internacional por contar con uno de los grupos académicos más consolidados en la investigación de Física de Altas Energías, particularmente en lo que se refiere a la cromodinámica cuántica (QCD). Científicos de dicho instituto, encabezados por el doctor en Física Adnan Bashir, desarrollan desde hace varios años la teoría de interacción de las partículas fundamentales denominadas quarks. Se trata de un tema de investigación que se ha estudiado desde hace cuatro décadas por investigadores de todo el mundo a fin de determinar a qué leyes de la física obedecen. Los quarks son los constituyentes fundamentales de la materia. Varias especies de quarks se combinan de manera específica para formar partículas tales como protones y neutrones, de ahí que resulte esencial conocer sobre su comportamiento. Hasta el momento, los estudios de los científicos nicolaitas se han enfocado en la interacción de los quarks cuando están lejos uno del otro, lo que aún es un misterio para la física moderna. “Hemos encontrado que, a diferencia de los

Dentro de los problemas en los que trabaja el grupo de científicos nicolaitas de dicha rama, que comprende seis profesores investigadores, se encuentran la nixtamalización, el estudio de frutos potenciales de Michoacán, el desarrollo de nuevos productos nutricionales, cuestiones de tipo ambiental, así como en el área de neurociencias.

Además, se busca entablar nuevos vínculos con otros cuerpos académicos que trabajan en el área de Biotecnología Alimentaria a fin de resolver problemas en el área agrícola y de producción de alimento tanto de origen animal como vegetal, que involucre la interacción multidisciplinaria entre los mismos investigadores.

■ Foto Roberto García Ortiz / La Jornada

Redacción UMSNH

La Nicolaita, líder nacional en el

estudio de Física de Altas Energías protones y neutrones, cuando los quarks están cerca no interactúan entre ellos, mientras que cuando empiezan a alejarse uno del otro la interacción es muy fuerte, adquieren más energía y su peso crece 300 veces más que cuando están juntos”, detalló el doctor Bashir, investigador Nivel III en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Sin embargo, la misma propiedad de confinamiento de los quarks impide que se puedan estudiar estas partículas fundamentales de manera aislada, lo que ha dificultado el análisis del mismo. A nivel mundial, varias universidades e instituciones científicas se dedican a la investigación en esta materia; no obstante, los resultados se podrán verificar en alrededor de 15 años, una vez que se realicen experimentos con equipo altamente calificado. Por lo pronto, los investigadores sólo pueden hacer predicciones al respecto. En el caso de México, el grupo de físicos de la Casa de Hidalgo colabora con instituciones de otros países, como

Estados Unidos, España, China, Brasil y Alemania, y ha hecho conclusiones sobre la interacción de los quarks que posteriormente han sido avaladas por científicos de otras naciones, lo que ratifica su liderazgo a nivel internacional. Si bien el doctor Bashir reconoce que resulta complicado explicar el impacto que tendrá su investigación, ejemplifica que hace un siglo los científicos se enfocaban en el estudio de la mecánica cuántica, “pero si en ese momento se les preguntara para qué serviría su estudio, no sabrían qué responder, pero hoy en día, las computadoras, los celulares, todos los aparatos electrónicos están basados en principios de mecánica cuántica. Lo mismo es de energía nuclear, después de 50 años de tratar de buscar las leyes se encontrarán las aplicaciones” “Lo interesante del país y del estado es que no estaremos atrasados, ya que cuando llegue el momento de la aplicación podremos tener la formación de recursos humanos que desarrollen la tecnología que se necesite”, finalizó.


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■ Fotos Ap y Notimex

Migración l cambio climático provocará que alrededor de 100 mil habitantes de las regiones de Tierra Caliente y la Meseta Purépecha emigren hacia otras localidades en 2040, lo que pondrá a prueba la capacidad de adaptación de los michoacanos ante dichas circunstancias, advirtió el profesor investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Carlos Francisco Ortiz Paniagua. Sin embargo, según los resultados preliminares de la investigación denominada Migración y cambio climático, que ha elaborado por varios años el doctor en Ciencias del Desarrollo Regional, el estado no cuenta aún -como la mayoría de las entidades federativas del país- con políticas públicas para prevenir y enfrentar tal problemática. Hasta el momento, el estudio ha permitido identificar que habrá una reducción del 10 por ciento en la zona boscosa de Michoacán y del 20 por ciento en la zona árida, así como un incremento de hasta 1.5 grados centígrados en la temperatura promedio del estado. Otras de las consecuencias que se prevén son una reducción del rendimiento agrícola de entre 20 y 40 por ciento y migraciones masivas de personas, ya que en la entidad el 21 por ciento de la población económicamente activa se ocupa en el sector primario y cerca de 300 mil personas dependen de la agricultura de temporal. Las regiones de Tierra Caliente y la Meseta Purépecha son las más vulnerables ante los fenómenos climáticos e hidrometeorológicos y, por lo tanto, en donde se prevé el mayor desplazamiento de población por motivos ambientales. “Hemos observado que son las zonas donde más aumentará la temperatura y más se reducirá la precipitación pluvial, además de que son las regiones con mayor dependencia de la agricultura de temporal, cuyo funcionamiento se basa en la variación del clima”, especificó el científico adscrito al Instituto de Investigaciones Económicas y Empresariales (Ininee). En Michoacán, las principales ciudades receptoras de los migrantes forzados por cambio climático serían Morelia, Uruapan y Los Reyes, así como León, Guanajuato, la ciudad de México y Estados Unidos. Al respecto, el doctor Ortiz refirió que los desplazamientos de poblaciones a gran escala obligan a competir por unos mismos recursos, lo que en un contexto de gobernanza deficiente, pobreza y fácil acceso a armas de mano, este tipo de situación puede rápidamente degenerar en violencia.

y cambio climático

Además, incrementará la presión sobre los gobiernos para que generen infraestructura pública y brinden servicios urbanos. Ante esta situación, el reto para las instituciones gubernamentales radica en generar políticas públicas que permitan hacer frente o, en su momento, apoyar a los desplazados. “Hay dos alternativas: las propuestas duras y las blandas. En la política dura se debe fortalecer la parte ingenieril, que se refiere a la ingeniería genética para mejorar los cultivos, que es de lo que más dependen dichas poblaciones, así como en materia de ingeniería civil, para el equipamiento de infraestructura”. “Dentro de las políticas blandas, es fundamental la construcción de refugios, la capacitación de los agricultores a fin de que sepan responder ante contingencias

climáticas, y la generación o ampliación de programas gubernamentales que garanticen a los agricultores que no pierdan su patrimonio, por medio de subsidios”, complementó. A nivel mundial, ejemplificó el investigador nicolaita, se ha contemplado la posibilidad de que los países desarrollados, que son los que más han contribuido al cambio climático, acepten “cuotas” de poblaciones desplazadas por los fenómenos climáticos; no obstante, esta medida aún no ha sido aceptada por el grupo de los escépticos, quienes consideran que los seres humanos no son responsables del calentamiento global. Cabe destacar que se estima que en los próximos 30 años más de 200 millones de personas en el mundo abandonarán su lugar de residencia forzadas por el cambio climático.

■ Foto Ap


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