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SUPLEMENTO ESPECIAL • MIGRACIÓN • MARTES 24 DE SEPTIEMBRE DE 2019
México, camino de los que huyen
penetra más desemboca, qué sorpresa, en la desproporcionada prosperidad del imperio al cual se dirigen y que es, en primerísimo lugar, la razón por la cual los alcanzó la desgracia y los obligó a huir de casa. En América Central, la huella histórica yanqui es brutal. ¿Y por qué África? Ya desde aquí estamos generalizando. El maestro Ryszard Kapuscinski nos jalaría las orejas: “El continente es demasiado vasto para ser descrito. Es un auténtico océano, un planeta aparte, un cosmos variado e inmensamente rico. Sólo con la mayor de las simplificaciones, cómodamente, decimos ‘África’. En realidad, exceptuando su apelación geográfica, África no existe”. Lo que existe, o existía, son comunidades, regiones, culturas, incluso países, que han padecido saqueos y devastaciones sin nombre. Las familias y grupos de jóvenes que entran a México por la frontera con Guatemala procedentes del África subsahariana son mayormente de República Democrática del Congo, y en número significativo de Camerún y Ghana, pero existe registro oficial de procedencias tan distales al continente americano como Eritrea, Somalia y Sudán, o bien Afganistán, Pakistán o Bangladesh. Éste sí es un Brave New World, aunque no el que imaginara Aldous Huxley.
LOS EXPULSADOS DE SU TIERRA
S Un hombre escala el muro que separa a México de Estados Unidos. La imagen fue captada en playas de Tijuana, Baja California. Foto Afp.
En la marea migratoria hacia EU, personas procedentes del Caribe, África central, Medio Oriente o el subcontinente indio se suman a los hondureños y otros centroamericanos Hermann Bellinghausen
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l camino me persigue con las manos atadas al hambre” escribe de manera memorable el poeta chiapaneco Balam Rodrigo en Marabunta El Clú de Yaugurú (2018), quien ha sabido dar voz, sentido y materialidad poética a los migrantes de Centroamérica que se adentran en México todos los días y constituyen la parte medular de la marea humana que ha convertido al país en una de las rutas migratorias más intensas y transitadas del planeta. Como pueblo, están a prueba nuestra generosidad y hospitalidad. Como nación, la responsabilidad es grande. Millares de personas procedentes del Caribe, África central, Medio Oriente o el subcontinente indio se suman a los hondureños, salvadoreños y guatemaltecos en una de las travesías más arriesgadas que quepa imaginar. Su guía es la desesperación. Y su meta soñada, cruzar la frontera de México con Estados Uni-
dos y recibir asilo. Las nuevas políticas migratorias del vecino del norte han convertido a los migrantes, ya no en indocumentados o ilegales, sino en una horda mendicante. Para muchos, su destino es entregarse y esperar una rendija de buena voluntad en las antesalas de un imperio que oficialmente los detesta y los pone al nivel de la basura humana. Ni los niños le resultan inocentes, así que los separa de sus familias para internarlos en campos de concentración o dispersarlos en Estados Unidos en virtual condición de huérfanos. Pasamos de ser el idílico Cuerno de la abundancia de los mapas, al embudo donde desembocan torrentes continuos de personas expulsadas de sus lugares por la desgracia que adopta muchos e inimaginables rostros y sin embargo siempre suma pobreza con violencia, y si uno escarba en busca de explicaciones encontrará despojo, corrupción, y si
Es tiempo de volver a Frantz Fanon y sus Condenados de la Tierra. De revalorar la expresión anticolonial que han producido los africanos y afroamericanos desde el siglo XX, de James Baldwin y los Panteras Negras a Léopold Sédar Senghor, Aimé Césaire y Patrice Lumumba. El futuro sigue sucediendo y el África del siglo XXI está en nosotros, ya no digamos su heredad en Haití, estos otros condenados del mundo. Y una proporción importante de los hondureños que arriban a México poseen también fuerte raíz africana. Insistamos en el Congo, ese vasto territorio real e imaginario que ocupa el centro del continente africano. ¿Se puede llamar ciudadanos de alguna parte a quienes han sido esclavizados y masacrados desde que los “descubrieron” los portugueses a fines del siglo XV, y con los esclavistas ingleses, franceses y holandeses repoblaron la mitad de América mediante el desarraigo masivo más brutal en la historia del mundo? ¿Cuál ciudadanía poseen decenas de pueblos originarios con lenguas, costumbres, creaciones propias, devorados por el rey caníbal de Bélgica entre 1890 y 1910 en el peor genocidio del que se tiene registro, sin que nadie fuera declarado culpable? Un pueblo de muchísimos pueblos que han padecido guerras civiles atroces los últimos 60 años; epidemias apocalípticas de sida, Ébola y cólera; cifras tremendas de desnutrición infantil, feminicidios, tortura y esclavitud sexual; las peores condiciones de trabajo (sinónimo de asesinato masivo) como las describiera el capitán Marlow de El corazón de las tinieblas, la novela de Joseph Conrad que relata un viaje dantesco Congo adentro.
Pero ni la inagotable prosa de Conrad, como para el caso la fotografía conmovida de Sebastiao Salgado, ni las campañas de derechos humanos y proselitismo cristiano y musulmán, ni las guerrillas de los años 60 –la del Che incluida–, ni el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), ni las uniones panafricanas han servido para aliviar el sufrimiento infinito de esos pueblos cuya desgracia fue nacer en vastos territorios del centro de África donde abunda todo lo que el hombre blanco necesita para vivir a gusto. La fiebre del marfil arrasó elefantes y pueblos, y enseguida la del caucho (en el origen del automóvil y los aislantes de la electricidad) dejó un país sin manos (los belgas las coleccionaban para Leopoldo II). Jauja del agua y el potencial termoeléctrico, posee parte del sustrato planetario de diamantes en constante demanda, y en incomparable abundancia coltán, mineral del que dependen la felicidad del consumidor y la prosperidad ilimitada de las multinacionales. En la República Democrática del Congo se encuentra 80 por ciento de las reservas mundiales. No sorprende que sea un mercado insaciable de armamento, ese otro gran negocio del capitalismo. Existen hoy 120 grupos armados dedicados al negocio del coltán. UNICEF reporta que al menos 40 mil niños mueren en vida sacándolo del subsuelo donde yace un siglo de huesos humanos, asesinados por cuenta de la prosperidad capitalista y nuestra vida cotidiana. Un reportaje reciente consignaba que sólo en 2017, un millón 700 mil personas se vieron obligadas a huir de sus hogares “debido al incremento de la violencia que ha elevado el total de refugiados congoleños hasta los 4 millones (más que Siria, Yemen o Irak). Más de cinco mil 500 civiles abandonaron cada día el Congo para salvar sus vidas”, mientras padecen “inseguridad alimentaria grave” unos 8 millones de personas. (El Independiente, 4/2/2018).
DEL ISTMO CENTROAMERICANO A LAS PUERTAS DE MÉXICO Destacan por su número las personas procedentes de Haití, y entre las de origen africano, los congoleños. Es relevante mencionar las rutas que siguen, el infierno previo al famoso infierno mexicano. El grueso de africanos que llegan a Chiapas salieron por Angola con destino a Brasil (esto, antes y después de la construcción de estadios y todo ese boom brasileño que convergió en un Mundial, unos Juegos Olímpicos, y de paso, un golpe de Estado “parlamentario”). Según testimonios reiterados, el periplo es arduo. La Jornada publicó el 17 de mayo de 2019 el testimonio de Diddy y Vincent. “Procedentes de Kinshasa, juguetean con los dos pequeñitos del segundo. Llevan aquí 21 días esperando el permiso. Aunque impacientes, eso no es nada. Su travesía ha durado meses. Diddy habla de la guerra sin fin, la pobreza, el gobierno represor en Congo. Resume el
3 recorrido: ‘Primero volamos a Angola, y esperamos. De ahí a Ecuador. Viajamos a la costa de Colombia y tomamos una lancha a la selva del Darién’. Con niños y algunas embarazadas, cruzaron en 11 días una de las regiones más inhóspitas del planeta. ‘Dormíamos en el bosque, bebíamos de las plantas. No había agua y apenas frutas’. Una vez en el Panamá urbanizado fueron a dar a un campamento para refugiados, de donde viajaron a Guanacaste, en la frontera de Costa Rica con Nicaragua, donde está el último albergue antes de México. “Sujetos a las cambiantes disposiciones del gobierno sandinista, campamentos con el de La Cruz en Costa Rica han llegado a saturarse en tiempos recientes. Diddy y su gente pudieron atravesar pronto Honduras y Guatemala, y finalmente cruzar el río Suchiate”. Por los relatos de haitianos y de otros africanos, sabemos que muchos no salen del Darién. En el camino se tropiezan hasta con restos humanos. Una zona sin ríos, una selva apenas comestible plagada de alimañas quizá letales, bestias a las que sólo ahuyentan los humanos en grupo, lo que por el contrario atraen a bandas criminales.
EL EFECTO BÚMERAN Centroamérica, donde el águila imperial se muerde la cola, resulta la región donde los expulsados del mundo convergen en su búsqueda del incierto “sueño americano”. Cada día ingresan a Chiapas allende el río Suchiate o sobre sus puentes decenas o centenares de personas visibles o invisibles, en grupos, familias, y ya hemos visto caravanas de miles de migrantes. Jennifer Harbury, veterana abogada de derechos humanos y residente del Valle del Río Grande en Texas, puso el dedo en la llaga recientemente al apuntar que las oleadas de migrantes de América Central son resultado de las guerras sucias impulsadas por el imperio en esos países. “Estados Unidos tiene todo que ver con la creación de los monstruos que empujan los refugiados a nuestras fronteras. Huyen de los cárteles que ¿quiénes encabezan? Después de las guerras sucias (que incluyeron genocidio, actos cotidianos de tortura y terror, según admitió la ONU) estas personas participaron en la violencia, y después se cambiaron de uniforme y se organizaron. Son ricos y poderosos. Poseen experiencia militar, por lo cual una simple pandilla puede secuestrar un autobús adecuadamente. Y tienen acceso a un arsenal ilimitado” (Democracy Now!, 28/6/19). Según Harbury, quien conoce a fondo la experiencia de Guatemala del pasado medio siglo, “los líderes de los cárteles son la misma gente que colaboró con Estados Unidos, que los armó y entrenó, y en buena medida siguen protegidos X Cada día ingresan a Chiapas, por el río Suchiate o sobre sus puentes, centenares de personas en su búsqueda del incierto sueño americano. Foto Luis Castillo
por nuestros servicios de inteligencia”. Esto es aplicable también para El Salvador. Mucho se ha dicho y documentado, nunca lo suficiente, sobre la relación entre la contrainsurgencia durante sus guerras, la posterior aparición de pandillas de salvadoreños en el sur de California, su deportación y su conversión en las infames Maras que, asolando al Pulgarcito de América y expandiéndose a Honduras, Guatemala y Chiapas, constituyen la pesadilla, y la razón por la cual huyen familias enteras. Eso, y la pobreza insuperada. El caso de Honduras, el mayor expulsor de población en la región (los hondureños son con mucho la población migrante más numerosa de cuantas cruzan México) se relaciona con la contrainsurgencia estadunidense hacia sus vecinos, particularmente Nicaragua. Siempre fue una base militar y de inteligencia de Estados Unidos, y más allá de lo anecdótico, el burdel para sus tropas legales y encubiertas. Y tras décadas de sometimiento, cuando Honduras intentó un cambio democrático, el tímido experimento de Manuel Zelaya fue arteramente desmontado por el gobierno de Barack Obama, con todo el crédito para su secretaria de Estado Hillary Clinton. Joseph Nevins, especialista y miem-
Nada apaga el sufrimiento histórico de los pueblos en éxodo
bro de la organización estadunidense de izquierda NACLA, resume con claridad “Cómo la estrategia de Estados Unidos puso el escenario para la actual migración” en The Conversation (https://theconversation.com/how-uspolicy-in-honduras-set-the-stage-fortodays-migration-65935?utm_source=facebook&fbclid=IwAR0iVpEOCnugj3rR7jypdyZRiRZmGfi6Wbw2Dqxo5oT0h5gq9bJgxf2BLZY). Señala que los gobiernos posteriores al golpe de 2009 han intensificado la tiranía de un mercado sin regulación que deja a la gente sin trabajo ni seguridad alguna. El Estado reprime, los grupos criminales dominan ciudades como San Pedro Sula, y, detrás de cada grupo familiar o vecinal que escapa de Honduras hay historias dolorosas, desesperantes. Como concluye Nevins, independientemente de qué resulte de las acciones del gobierno de Trump, “la responsabilidad de Washington en la configuración de esta migración plantea un cuestionamiento ético a quienes con sus políticas causaron los estragos que impulsan a escapar a los hondureños.
CON LAS MANOS ATADAS AL HAMBRE Migrar es el último acto de libertad que les queda a los humanos para evitar la esclavitud, el sufrimiento, el encierro o la muerte. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en la ruta entre México y Estados Unidos, mil 907 personas fallecieron en el lustro pasado, entre ellas 26 niños, aunque en la primera mitad de este año hay que agregar otros 14.
Carlos H. Reyes, dirigente obrero de Honduras, recapitula: “Diez años después del golpe, Honduras está hundida en la miseria y un grupito de empresarios sigue arrasando con los servicios públicos, la tierra y los bienes comunes. Además vivimos un proceso acelerado de pérdida de derechos y violación de derechos humanos. La impunidad es absoluta y la militarización del país es financiada con deuda pública”. Y, por obvio que resulte, no puede evitar aseverar que “el régimen dictatorial goza del apoyo político y militar del gobierno estadunidense (http:// www.rel-uita.org/honduras/a-10-anosdel-golpe-de-estado/). México es para Estados Unidos, nos guste o no, lo que el Mediterráneo para Europa. Sólo que aquellas son aguas internacionales, y el nuestro es un país soberano. ¿Jugaremos el papel de Turquía, dócil a las condiciones de la Unión Europea con tal de ser admitida en el club? ¿Complacerá México a Trump poniendo en picota los rasgos de humanidad hospitalaria que enaltecieron a la nación desde el gobierno de Lázaro Cárdenas? El citado Balam Rodrigo, quien ganara la edición 50 del Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes con su rotundo Libro centroamericano de los muertos (FCE, 2018) escribe a orillas del río Suchiate: “no es agua la que corre hacia el mar; es la sangre de niños, mujeres, hombres venidos de toda Centroamérica” que buscan “arrancar de sus cuerpos el odio y el hambre”. México no está en su camino, es el camino, y cada vez más, el destino final de su éxodo ✦
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SUPLEMENTO ESPECIAL • MIGRACIÓN • MARTES 24 DE SEPTIEMBRE DE 2019
FRANCISCO GARDUÑO, COMISIONADO DEL INM
Las metas: evitar riesgos, contener el flujo con orden y detener a polleros Fabiola Martínez
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l comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño Yáñez, define los puntos centrales del plan del gobierno en esta materia: evitar riesgos a los migrantes, contener el flujo con orden y detener a los traficantes de personas. A tres meses de haber asumido el cargo, el funcionario prácticamente no se ha detenido en su oficina ubicada en Polanco. “Nada de escritorio”, señala en entrevista con La Jornada, realizada entre uno y otro viaje a las fronteras norte y sur del país. Aquí un extracto de la conversación: –¿Cuál es la importancia de la migración en México? –Es parte de la agenda nacional, de las relaciones bilaterales con Estados Unidos, así que es un reto estar al frente del Instituto Nacional de Migración. Es necesario trabajar las 24 horas, dar resultados, trabajar sin filosofar, sin hacer ideologías. Nada de escritorio. La meta es ordenar la cadena de la migración. –¿Cuál es su tarea principal? –Lo primero que hice fue viajar a las fronteras, a los sitios donde está el problema, dejar la administración de la burocracia y atender directamente el problema migratorio en dos sentidos: primero, que no siguiera el flujo sin control, poner orden con legalidad, con respeto a los derechos humanos; segundo, proteger a las personas. –¿Y el papel de la Guardia Nacional? –Los elementos de la Guardia colaboran para disuadir el paso de personas, para ayudar en que ya no sea un flujo desordenado. Me preocupó encontrar –en junio– a familias enteras, como si fuera un éxodo, madres y padres con bebés y niños. Esto es muy preocupante. Debemos atender sobre todo la parte humana. –Algunos analistas consideran esta contención como negativa, como si fuese un riesgo para los migrantes, ¿qué opina? –El instituto, en apego a la Ley de Migración, tiene la responsabilidad de mantener una migración regular, ordenada y segura, con pleno respeto a los derechos humanos. –¿Se justifica el apoyo de la Guardia en las tareas del INM? –La legislación prevé que el instituto pueda solicitar el auxilio de elementos de la Guardia Nacional sin que su intervención implique una violación a los derechos humanos, pues siguen los protocolos establecidos por el propio instituto. –¿Cuántos participan actualmente? –En total se tiene la participación de 25 mil 471 elementos de la Guardia que apoyan las labores del INM. –¿Sólo es un soporte? –Sí. Los agentes son los responsables de la inspección y de comunicar que en México la migración no es un delito, a diferencia de Estados Unidos, donde ser migrante sí lo es. “En nuestro país no se criminalizará la migración. Sabemos que este problema se extiende en el mundo en-
tero. Nosotros lo atendemos con sentido humanitario”. –¿Hay avances reales en la reducción del flujo migratorio? –Sí. Entre junio y agosto, el flujo bajó 56 por ciento. –En ese mes, el 7 de junio, México firmó un acuerdo con Estados Unidos para disminuir el número de personas que buscan llegar al vecino país. ¿Qué destacaría de los primeros resultados? –La reducción se debe a la correcta aplicación de las medidas migratorias. El flujo se encuentra a la baja porque el gobierno federal ha combatido el tráfico de migrantes y desarticulado parte de las redes criminales que se han beneficiado del fenómeno. –¿Es indispensable esa contención? –Sí, por supuesto. Así se evitan riesgos a los migrantes mismos y se confronta al crimen organizado, en la modalidad de tráfico de personas. “En este último punto hay que destacar la investigación y persecución a traficantes conocidos como polleros o coyotes, que utilizan el dolor humano, la necesidad de las personas que salen de su lugar de origen en busca de una mejor vida, para medrar”. –¿De qué tamaño es ese delito? –No debemos olvidar los episodios en los que se detectan vehículos en los que transportan a cientos de migrantes, personas que hemos rescatado y que estaban en riesgo de morir. –¿Se puede parar la migración? –La migración es un signo de la humanidad que ha existido siempre. Le puedo decir que estamos trabajando día y noche para evitar situaciones como la muerte de los migrantes. Estamos viendo la manera de montar albergues, en colaboración con grupos como iglesias católicas, cristianas, entre otras, para que nos apoyen a proteger al migrante, a partir de la coordinación con instituciones gubernamentales. –Y en la frontera sur, ¿qué encontró? –El nivel de ingresos de centroamericanos por la frontera sur era muy alto, pero ya empezó a descender, ya no están pasando como lo hacían hace apenas unos meses. –¿Era un ingreso desordenado? –Totalmente; no sabíamos siquiera los nombres o nacionalidades de adultos y niños. –Cuando detectan a menores en esa condición, ¿qué procede? –A veces los niños no tienen ni idea de a dónde van. Es un valor supremo atenderlos, ponerlos en manos del DIF, de organismos nacionales e internacionales acreditados para que de inmediato se revise su estado de salud, se detecten enfermedades e incluso aquellos que tienen la patología de las adicciones. “Y, por supuesto, entrar en contacto con las embajadas y consultados, así como con los gobernadores de las entidades fronterizas”. –¿Considera que ya se está reduciendo la presión sobre la frontera norte?
S Francisco Garduño Yáñez, Comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM). Foto Roberto García Ortiz
–La primera acción era contener y poner orden en esa franja, la segunda era atender a los migrantes en refugios, campamentos, albergues, estaciones migratorias y la tercera, evitar el desplazamiento de los migrantes más allá del permiso fronterizo, con límite de movilidad hasta Quintana Roo. –¿Cómo coordinan las acciones para garantizar que no pasen de cierta región? –Hay operativos escalonados desde la frontera con Guatemala y Belice hasta el Istmo de Tehuantepec, precisamente en las rutas de los polleros o coyotes. –¿Ha habido resultados? –Sí. Entre otras acciones, se están investigando las rutas que utilizan estos traficantes de personas. EL NEGOCIO DETRÁS –¿Cuánto tiene que pagar un migrante a un coyote o pollero? –Entre 3 y 5 mil dólares para llevarlo a Estados Unidos. –¿Cómo operan? –Entran por Guatemala por ciertos puntos, en los que se ha detectado casi 60 por ciento de la migración irregular. Ahí mismo, en Chiapas, los separan, los llevan a distintas casas, y ya cuando tienen a un buen número de migrantes los mueven con la complicidad de transportistas. “Hablamos lo mismo de transporte público o de camiones de pasajeros, de carga, camionetas o contenedores de tráiler. “Después van bajando a la gente en el camino para irla dispersando. En muchas ocasiones los abandonan, sólo les quitan su dinero, y los migrantes no saben ni siquiera dónde están. Desconocen las rutas que siguieron los traficantes. ¡Las desconocen por completo! Pero así es el tráfico y la trata de personas en el contexto de este fenómeno”. –Además de los migrantes que se encuentran en nuestro país, Estados Unidos sigue enviando a solicitantes de asilo para que esperen aquí respuesta a sus procesos. ¿Cuántas personas en esa situación ha recibido México? –Hasta ahora son alrededor de 25 mil. Muchos de ellos deben esperar hasta siete meses para acudir a su
5 cita en las cortes estadunidenses. Es un asunto muy largo. Mientras tanto, se están explorando apoyos en materia de alimentación, salud y empleo, tanto en la iniciativa privada como con los programas sociales del gobierno de la República. –¿Ha visto brotes de xenofobia entre los mexicanos? –Sí. Hay una encuesta que señala que 70 por ciento de los nacionales no quieren migrantes. Eso me preocupa, porque no es un reflejo de humanismo, pero finalmente sus razones tendrán. Nosotros seguimos trabajando de acuerdo con los ejes que fijó el Presidente en relación con este problema. “Por lo pronto, continuamos las reuniones y la coordinación con autoridades estatales. Además, en diversas delegaciones ya se nombraron a nuevos delegados del INM para mayor eficacia en nuestra tarea”. –¿Encontró corrupción en el INM? –Sí, y de inmediato empezaron los cambios. El combate a la corrupción es uno de los ejes rectores; el INM no tolera estos actos en ninguno de sus procesos y funciones. Se han impuesto 83 sanciones a servidores públicos por actos de corrupción o por realizar acciones contrarias a lo que establece la ley. –¿Qué hacer para que no continúen ni se repitan los episodios de corrupción? –El personal que ingresa y labora en el instituto es sometido a diversos controles de confianza, lo cual garantiza que cuente con el conocimiento y aptitudes necesarias, pero sobre todo que se eviten conflictos de interés. –¿Cuál es el mensaje a los integrantes del INM? –Cero corrupción, mucho trabajo; hay que, como decía el general Lázaro Cárdenas, comer rápido, dormir rápido y seguir trabajando rápido. –¿Qué le diría usted especialmente a las organizaciones civiles que consideran que hay militarización de facto o trato policial a los migrantes? –Les diría que tengo una maestría en derechos humanos, fui el primer secretario del tema cuando el movimiento del Frente Democrático Nacional en el 88. También me desempeñé como el primer secretario de derechos humanos cuando se fundó el PRD. Atendí quejas cuando no había Comisión Nacional de los Derechos Humanos, ante más de 300 víctimas en el régimen de Salinas de Gortari, siempre estuve atento. –¿Procede de las filas de los defensores de derechos humanos? –Sí. He andado en las calles gritando para que haya respeto a los derechos humanos. Tengo también una ONG, tengo un grupo contra las adicciones, que atiendo también en Cuajimalpa, se llama La Cumbre de la Montaña. Entonces, estoy dedicado a eso, no soy un teórico. –¿Es delgada la línea entre proteger a los migrantes y combatir a los traficantes de personas? –Sí. El objetivo es perseguir a los presuntos delincuentes; no es una tarea fácil, porque una persona es la que los contrata, otra la que los lleva a una casa y otra la que los pone en el camino. –¿Qué les diría a los grupos civiles que denuncian la existencia de malos tratos a los migrantes? –Les pido a las ONG que nos señalen, nos orienten, nos indiquen a dónde ir. La finalidad es desarticular las bandas de delincuentes y también seguirles la pista en el ámbito financiero. Como dice el Presidente: “seguir la ruta del dinero para encontrar a los culpables”. –¿Qué le toca hacer al INM? –Ante la disminución del número de personas en tránsito, el instituto debe vigilar que la capacidad de las estaciones y estancias migratorias no rebasen su X En México, la migración no es un delito, dice el comisionado del INM, Francisco Garduño. En la imagen, una integrante de la Guardia Nacional auxilia a una pequeña y a su familia. Foto Afp
capacidad. Además, se han agilizado los procedimientos administrativos migratorios para realizar retornos asistidos. -¿Hasta dónde busca llegar el gobierno mexicano? -El objetivo ha sido mantener una migración regular, ordenada y segura; es por ello que el flujo se encuentra a la baja, como fue informado al presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado 6 se septiembre. -Sin embargo, todavía se cuentan por miles los mi-
Ya empezó a disminuir el arribo de centroamericanos
grantes que llegan a México, ¿de qué manera atienden a esta población? –El instituto inició un plan de remodelación de las estaciones y estancias migratorias, con una inversión superior a 60 millones de pesos. –¿Cómo proteger los derechos humanos de las personas en tránsito? –El instituto capacita a sus servidores públicos con base en estándares nacionales e internacionales para prevenir prácticas como la tortura o el maltrato. “Reafirmamos el compromiso para que los servicios migratorios se desarrollen de manera legal y transparente, respetando en todo momento los derechos humanos de los extranjeros que se encuentran en territorio mexicano”, concluye. ✦
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SUPLEMENTO ESPECIAL • MIGRACIÓN • MARTES 24 DE SEPTIEMBRE DE 2019
ESTADOS UNIDOS ES LA BABEL
Sin inmigrantes no hay país
David Brooks, corresponsal Nueva York. n las calles de Nueva York se hablan más de 200 idiomas, y una palabra que todos los que caminan por esta metrópoli han tenido que decir en sus dos centenares de lenguas es: adiós. John Berger expresó que el último siglo fue definido por el número sin precedente de personas que han sido desplazadas de sus tierras, emigrando para sobrevivir, “el nuestro es un siglo de desapariciones. El siglo de la gente viendo, sin poder hacer nada, a otros, a quienes era n cercanos, desaparecer más allá del horizonte”. Los que llegan aquí son parte de la diáspora del desastre, la guerra, las intervenciones, la violencia y el hambre, como ha sido el caso durante más de cuatro siglos, y durante ese tiempo hasta hoy han construido Estados Unidos. Sin ellos no hay país. No sólo han creado su existencia física, sino su cultura (no hay jazz, ni tap, ni rock, ni country, etcétera, sin migrantes) e incluso algunos de sus mitos (las películas western, consideradas como esencia de lo gringo, fueron en gran medida escritas y dirigidas por inmigrantes judíos de Europa central que no conocían en persona este país hasta llegar a Hollywood). El futuro de Estados Unidos será definido por el tema de la inmigración, por los adioses y las bienvenidas, los encuentros y desencuentros, los conflictos y cooperación entre nuevos extranjeros y los descendientes de otras décadas o siglos. Esta es una historia de invitaciones y desinvitaciones, de bienvenidas y represión, de uso de un “otro” para dividir a quienes llegaron antes, de emplear a los extranjeros como chivo expiatorio para desviar la atención de las carencias e injusticias causadas por las cúpulas aquí, o para maniobras político-electorales brutas. Los inmigrantes son la historia de Estados Unidos, y son el futuro de esta nación.
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INVITACIONES Y EXPULSIONES Todos los primeros inmigrantes a Estados Unidos fueron ilegales e indocumentados pues los ingleses, holandeses y españoles no solicitaron visas ni pidieron permiso para llegar. Todos, menos los indígenas americanos, que llegaron a este país son inmigrantes
y se puede argumentar que la mayoría son de ancestros ilegales. Hoy día, todo estadunidense es descendiente de inmigrantes, incluyendo todos los políticos antimigrantes, los oficiales de la migra, los jueces de migración, incluyendo éste y todos los anteriores presidentes. Vale recordar —sobre todo para los que erróneamente creen que este país empezó en inglés— que en lo que se convertiría en Estados Unidos, el idioma de los primeros asentamientos no originarios fue el español ya que el primer pueblo de europeos fue San Agustín (St. Augustine) en Florida, establecido por españoles en 1565. Unos 20 años después, los ingleses establecerían la colonia Roanoke, en 1607 en Jamestown y los llamados “peregrinos” llegarían a Massachusetts en 1620. Desde un inicio se festejó el origen inmigrante del país. Su primer presidente, George Washington, declaró en una carta a asociaciones de irlandeses en 1783: “El seno de América está abierto para recibir no sólo a los extranjeros opulentos & respetables, sino a los oprimidos y perseguidos de todas las naciones & religiones; a quienes daremos la bienvenida a una participación en todos nuestros derechos y privilegios, si por decencia y conducta apropiada parecen ameritar ese gozo”. (https://founders.archives.gov/documents/ Washington/99-01-02-12127). Otros padres fundadores como Thomas Jefferson y Thomas Paine, expresaron sentimientos parecidos. Como la ahora famosa obra de Broadway, Hamilton, registra, la guerra de la Independencia fue ganada con el apoyo clave de inmigrantes como el caribeño Alexander Hamilton y el militar francés Lafayette. Desde entonces hasta tiempos más recientes, figuras históricas desde Woodrow Wilson, Franklin Roosevelt, John F. Kennedy, Ronald Reagan (quien promulgó la última amnistía que benefició a unos 3 millones de inmigrantes) a Bill Clinton y los dos Bush y Barack Obama (hijo de padre africano) han elogiado, enfatizado y festejado la inmigración como fuente vital del país. Aunque sus políticas no eran consistentes con su retórica -y no pocas veces llena de contradicciones- todos repetían que éste es un país de inmigrantes. La historia estadunidense está marcada por el conflicto y tensión entre antiguos y nuevos migrantes, y mucho de lo que ocurre hoy bajo el gobierno antimigrante de Donald Trump no es nuevo. Dentro de esa
S Los centroamericanos suelen viajar en el tren La Bestia, en condiciones de inseguridad durante largos trayectos desde la frontera sur. Foto: Diana Manzo
tensión opera el racismo con el que nació este país y que ahora es enaltecido por el actual presidente. Vale recordar que millones llegaron de África encadenados, exportados como mercancía de sus países de origen, obligados a viajar y vivir aquí como esclavos. Hoy, sus descendientes siguen enfrentando y luchando por sus derechos civiles y humanos, siguen padeciendo una discriminación que intenta reducirlos a ser “otros”. La mayoría de los inmigrantes llegaron –y siguen llegando– hambrientos y perseguidos, expulsados de sus países por fuerzas políticas, económicas o por guerras y devastación de sus pueblos. Muchos fueron obligados a decir adiós a causa de saqueos imperiales, regímenes fascistas, intervenciones, tratados de libre comercio y otros instrumentos de políticas neoliberales, y, ahora, por los efectos del cambio climático, resultado de un sistema de depredación y desprecio por las fuentes de la vida en nombre del “progreso”. Muchos de quienes llegan a Estados Unidos son las consecuencias directas de las políticas de las cúpulas estadunidenses. “No es tan complicado explicar porqué estamos llegando aquí”, decía un dirigente sindical dominicano en Nueva York hace unos años, “venimos a recuperar el oro que los estadunidenses sacaron de nuestros países”. Casi todos los políticos y empresarios trasnacionales rehúsan aceptar la responsabilidad por las causas de estos flujos poblacionales. Hoy, se niegan a vincular el éxodo centroamericano con las intervenciones y políticas de Washington durante décadas en Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua. Menos asumen responsabilidad por los efectos del cambio climático, o las medidas neoliberales que impulsaron por estas y otras regiones del mundo. La migración es separada de otros temas, proclamada un “fenómeno”, pero esta movilidad humana –como casi todas en el mundo- es la manifestación social de las decisiones de las cúpulas políticas y económicas trasnacionales, de algo tan simple como la injusticia básica de que haya pobres y haya ricos. PASA A LA SIGUIENTE PÁGINA
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Edwidge Danticat, la gran escritora haitiana, inmigrante aquí, escribió: “No deberíamos estar en este país. No quisimos venir. Fuimos forzados entre huir o la muerte. Los estadunidenses perciben a masas morenas desesperadas inundando sus costas doradas, inventando a lo loco afirmaciones de persecución para tener la oportunidad de florecer en esta tierra próspera. La percepción desde debajo del puente es algo diferente: refugiados reticentes con un amor por su patria abandonada, de una patria que los abandonó, refugiados que desean más que nada regresar a casa otra vez”. Los inmigrantes son recibidos desde siempre con sospecha, discriminación y temor, y usados por políticos para dividir, o como carne de cañón en guerras contra otros países (de ahí el Batallón San Patricio en la guerra contra México), como mano de obra barata y desechable. Vienen invitados por la retórica noble de este autoproclamado “faro de la libertad”, por la Estatua de la Libertad, pero en lugar de oro en las calles y vino y cerveza en las llaves de agua, una ola detrás de otra se topa con una realidad común de una vida de explotación, humillación y racismo, algo que obliga y nutre una y otra vez una nueva lucha de resistencia, defensa de dignidad y de pronto actos de generosidad con los estadunidenses al regalarles su cultura y su solidaridad. “Venimos más broncos todo el tiempo… Pero si me das la invitación / para escuchar las campanas de la libertad sonar / al infierno con tus dobles normas / Estamos llegando más broncos todo el tiempo… Toda mi vida empaco-desempaco / Pero hombre tengo que ganar esta lana… Ser aceptado en una nación / Donde después de los esfuerzos de un héroe / Soy bienvenido para empezar de cero otra vez”, canta la banda de inmigrantes ucranianos, rusos, chinos, latinoamericanos Gogol Bordello. https://www.youtube.com/watch?v=aKpgb2WrGo0.
LA DISPUTA POR EL FUTURO Sin ellos, este país no existiría. No sólo construyeron sus puentes, ferrocarriles y rascacielos; también su cultura -educación, música, comida, baile, teatro, ciney son los protagonistas de las grandes luchas por la justicia social y económica de Estados Unidos, o sea las fuerzas civilizadoras. Los grandes sindicatos y otras organizaciones sociales y partidos progresistas que encabezaron la lucha por los derechos económicos y sociales del país fueron fundados por escandinavos, italianos, judíos, irlandeses, polacos, eslavos, griegos, rusos y alemanes, incluyendo los mártires de Chicago, festejados alrededor del mundo cada primero de mayo (menos en Estados Unidos). Fueron impulsados por socialistas, anarquistas y comunistas con nombres de héroes como Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, Joe Hill, Elizabeth Gurley Flynn, Emma Goldman entre miles más, que llegaron aquí desde varios puntos del planeta, como es el caso de los grandes movimientos de liberación de la comunidad afroestadunidense hasta hoy día, junto con movimientos por la educación, salud, vivienda, y otros derechos humanos. Son el futuro de Estados Unidos. Y eso -como siempre- asusta. Entre los más temerosos están quienes creen que el país que conocieron está desapareciendo y llaman a frenar un futuro del cual no serán dueños. Por eso la consigna reaccionaria de Trump de “hacer grande a América otra vez”; es una invitación al pasado. El racismo, violencia y xenofobia son parte integral de este territorio, y hoy su expresión es más explícita que nunca con el gobierno de Trump. El de ellos es el último grito histérico contra el futuro de este país. , X Tapachula, Chiapas, se convirtió en uno de los puntos de reunión de migrantes, tanto centroamericanos como africanos y haitianos que esperan en casas de campaña mientras buscan regularizar su estancia en el país. Foto Luis Castillo
Sin embargo, el cambio demográfico es inexorable, y los expertos pronostican que los blancos pasarán a ser sólo una minoría más en el gran mosaico estadunidense antes de mediados de este siglo -con todas sus implicaciones políticas, sociales y culturales. Eso es lo que desean frenar, pero es demasiado tarde. Este país se sigue transformando y ese mítico pasado ya dejó de existir. Pero están empeñados en hacer todo lo que puedan para evitar ese cambio, y están dispuestos a usar el arma antimigrante de manera brutal. Algo que sus propias familias conocieron: Todos los políticos antimigrantes, a la vez, son hijos, nietos o bisnietos de inmigrantes. El abuelo de Trump fue un inmigrante alemán (el ahora presidente mintió durante años insistiendo en que su abuelo era sueco) y su madre era escocesa. El principal arquitecto de la política migratoria de Trump, el asesor presidencial Stephen Miller, es descendiente de refugiados judíos que llegaron a Estados Unidos de Rusia a principios del siglo XX. “He observado con angustia y creciente horror cómo mi sobrino, un hombre educado consciente de sus antecesores, se ha vuelto el arquitecto de las políticas migratorias que repudian la mera fundación de la vida de nuestra familia en este país”, escribió su tío, el doctor y profesor de medicina David Glosser, en Político el año pasado. Señaló que si las propuestas sobre inmigración de su sobrino hubieran estado vigentes hace más de un siglo, “nuestra familia hubiera perecido”.
Miller, su jefe y otros antimigrantes argumentan que sus antecesores llegaron, a diferencia de los de hoy, “legalmente”. Eso es falso en muchos casos: había casi nula regulación federal al respecto hasta fines del siglo XIX -o sea, no existían leyes que definieran la legalidad o no de un inmigrante. De hecho, ni había la necesidad de solicitar visas para ingresar al país, La primera ley sobre el particular fue promulgada en 1882 y otra más en 1891, estableciendo por primera vez burocracias sobre migración. El concepto de inmigrantes ilegales se empieza a definir hasta principios del siglo XX, cuando en 1917 y 1924 se promulgan leyes para imponer límites y prohibiciones sobre ciertos flujos migratorios, entre ellos cerrar las puertas a la mayoría de inmigrantes del sur y centro de Europa, imponer límites con base de origen y raza, crear el requisito de visas, y establecer la Patrulla Fronteriza. Antes de esas leyes no había límites numéricos sobre la movilidad humana, aunque sí había leyes de exclusión de ciertas nacionalidades, en particular los chinos y otros asiáticos, como también prostitutas, personas con enfermedades “peligrosas” y anarquistas y otros radicales. Con esas leyes, de pronto había ilegales . La primera vez que se criminaliza el ingreso no autorizado por la frontera con México fue en 1929. (Para datos sobre flujos migratorios a Estados Unidos: https://www.migrationpolicy.org/programs/ data-hub/us-immigration-trends) PASA A LA SIGUIENTE PÁGINA
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Una nueva legislación en 1965 eliminó el sistema de límites sobre migración de ciertos países, y abrió las puertas a un nuevo influjo de asiáticos. También hubo una serie de amnistías que beneficiaron a millones de indocumentados, la más reciente bajo la administración del republicano Ronald Reagan en 1986. Desde entonces se han debatido, y promulgado modificaciones de estas leyes, con intentos fallidos durante los últimos 30 años de promover una reforma integral. Con Trump, se reviven las peores tendencias antimigrantes, muchas parecidas a lo existente hace un siglo.
VIOLENCIA, REPRESIÓN Y ALIADOS En la historia de este país, los otros, los extranjeros (el vocabulario oficial usa alien para definir a un extranjero, en efecto sinónimo de extraterrestre) han sido sujetos a la violencia física y política oficial contra inmigrantes, y la alimentación de la xenofobia entre sectores marginados de la población. Aquí, como en Europa, han surgido partidos y movimientos antimigrantes en varias épocas, incluyendo la trumpiana. Fue en 1849 cuando surge el primer partido político antimigrante (Know-Nothing Party) en respuesta al número creciente de inmigrantes irlandeses y alemanes. Hoy, el Ku Klux Klan, neonazis y otras agrupaciones supremacistas siguen en ese mismo camino. Mark Twain, enfurecido por las noticias del abuso y hostigamiento a inmigrantes chinos en la década de 1870, incluyendo un caso donde jóvenes en San Francisco mataron a un inmigrante chino a pedradas, elogió a los chinos, denunciando que los únicos que abusan y los oprimen son “la escoria de la población, y sus hijos, ellos, y natural y consistentemente, la policía y los políticos igual, ya que estos son los padrotes lame-polvo y esclavos de la escoria, ahí como en otras partes de América”. La historia de este país de inmigrantes está repleta de cuentos de violencia brutal contra los inmigrantes, desde linchamientos extraoficiales a la colocación de japoneses y alemanes y sus descendientes en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial (bajo Roosevelt), a rechazar barcos llenos de refugiados, entre ellos sus niños, huyendo de Adolf Hitler, a sujetarlos a condiciones de semiesclavitud en el campo o en las maquilas o en los sectores de servicios a lo largo del último siglo y medio hasta hoy, sólo para después hacer redadas masivas con operaciones paramilitares que generar temor y hasta pánico en comunidades de extranjeros. En años recientes, Estados Unidos ha rechazado el ingreso de niños para “enviar un mensaje” a países de
SUPLEMENTO ESPECIAL • MIGRACIÓN • MARTES 24 DE SEPTIEMBRE DE 2019 origen (Hillary Clinton y Barack Obama) y bajo Trump ha enjaulado a niños, separado a la fuerza a miles de familias de sus menores de edad, violado el derecho de asilo de decenas de miles, y está colocando a inmigrantes en campos de concentración y centros de detención bajo condiciones espantosas (algunas personas detenidas recientemente denunciaron haber sido obligadas a beber agua de excusados, por ejemplo). El país entero ha visto las imágenes de niños entre rejas y ha escuchado los gritos de angustia de los infantes y de sus padres. Aunque el régimen de Trump se distingue por su manejo caótico de casi todo, Muzaffar Chishti, del Migration Policy Institute, comenta que hay una excepción: el manejo de la política migratoria, donde “desde sus inicios, se dibujó, desarrolló y se implementó sistemáticamente una política para lograr los objetivos de reducir el flujo y los derechos de los inmigrantes”. Con su acuerdo con México, el gobierno de Trump ha logrado implementar un sistema para expulsar a solicitantes de asilo violando los derechos internacionales de refugiados. Al mismo tiempo, el gobierno de Trump ha logrado reducir la admisión de refugiados a sus niveles más bajos desde que el sistema moderno de refugio fue establecido en 1980. Trump, asesorado por Miller, ha impulsado no sólo esa reducción de refugiados, sino también prohibiciones al ingreso de personas de ciertos países musulmanes, la militarización de la frontera con México, y otras medidas punitivas para desalentar la migración. Insisten en que nuevos migrantes deberían de comprobar que están capacitados, y que deberán de tener un mínimo nivel de inglés. Bajo estas consideraciones, a las familias del presidente y su asesor no se les habría permitido ingresar a este país junto con la abrumadora mayoría de los 40 millones de inmigrantes que llegaron entre 1830 a 1940. RESISTENCIA Y EL RESCATE DEL FUTURO Este ha sido un conflicto constante, a veces brutal, de invitación y desinvitación, de respeto y violación de derechos de los inmigrantes a lo largo de la historia de Estados Unidos. El gran libertador abolicionista, ex esclavo, periodista e intelectual Frederick Douglass, escribió en 1869: “Hay tales cosas en el mundo como derechos humanos. No descansan sobre una fundación convencional, sino son externos, universales, e indestructibles. Entre estos está el derecho de locomoción; el derecho de migración; el derecho que no pertenece a una raza particular, sino que pertenece a todos, y a todos por igual. Es el derecho que aseveras al quedarte aquí, y que aseveraron tus padres al venir aquí… No co-
nozco de derechos de raza supremos a los derechos de la humanidad, y cuando existe un supuesto conflicto entre derechos humanos y nacionales, es seguro ir por el lado de la humanidad”. La resistencia contra todo esto hoy –incluyendo las consignas y las canciones que hace un siglo se escuchaban en yiddish o italiano o alemán y que ahora retumban en español y chino entre otros– surgen de la gran historia de solidaridad de quienes tuvieron que decir adiós a lo largo de generaciones. Están en la maquilas y rastros, en los campos de jitomate en Immokalee, en Florida, en los hoteles de Chicago, en las oficinas y restaurantes de Los Ángeles y Las Vegas, están en la pesca de Alaska y la pizca en Hawaii, en el Metro y autobuses y taxis de cualquier ciudad, en el coro del babel de 200 lenguas neoyorquinas. Mexicanos y otros latinoamericanos resucitaron al Primero de Mayo en este país al movilizarse en millones contra políticas antimigrantes a principios de este siglo; diversos hijos de otras migraciones se solidarizaron con los musulmanes cuando Trump intentó prohibir la migración y el turismo con varios de sus países de origen, decenas de judíos fueron arrestados cuando cientos de ellos bloquearon el ingreso a un centro de detención de familias centroamericanas en Nueva Jersey al denunciar que es, en efecto, un campo de concentración como los de Hitler, coreando: “Nunca más”. Todos son nosotros. Los mexicanos, centroamericanos, chinos, africanos de hoy son los irlandeses, judíos, italianos, alemanes, escandinavos de ayer, con las mismas esperanzas y temores, con la misma valentía y dignidad a pesar de todo. El gran periodista irlo-estadunidense Pete Hamill declaró sobre los nuevos migrantes mexicanos en Nueva York: “Deberemos recordar también que la gente que nos trajo aquí –somos los hijos de otras vastas migraciones, irlandeses, judíos, italianos–, esa gente formidable, no era diferente a estos mexicanos jóvenes. Creían en la familia. En la dignidad. En el trabajo. No vislumbraron carreras para ellos mismos, sino sacrificaron sus vidas por sus hijos, trabajando en los peores empleos, ganando los peores salarios. Y sí, soñaron con sus tierras de origen. Sí, cantaron sus viejas canciones. Y jamás fue fácil”. Concluyó, en un texto publicado en La Jornada (https://www.jornada.com.mx/2000/04/30/mas-otra. html): “Sé que esta noche, en algún lugar, un padre mexicano llorará involuntariamente en la oscuridad mientras uno de sus hijos escucha. Llorará en algún pueblo de maquiladoras cerca de la frontera. Llorará en Guanajuato o Veracruz, Los Ángeles o Queens o Chicago. Y se levantará en la mañana e irá al trabajo. Y el niño o la niña que escuchó su llanto jurará honrar ese dolor. Honrarlo durante todos los días de su vida. Por eso creo tan firmemente que honramos a los nuestros cuando honramos a los nuevos…. Debemos poder decirle a cada mexicano pobre que llega a este país: gracias por venir. Gracias por recordarnos quiénes somos. La historia de nuestros padres y abuelos nos dice: el dolor pasará. Y cuando algo del dolor actual pase, aquí y en México, sé lo que sucederá. Lo sé de la manera en que sé que el Sol nacerá mañana. Alguien sacará una guitarra y todos cantaremos. Juntos...”. [Para noticias, artículos y otros materiales de La Jornada sobre migración, ver: https:// www.jornada.com.mx/sinfronteras]. ✦
W Una niña coloca una veladora al pie del muro fronterizo en Tijuana, Baja California, frente a un cartel en homenaje a Óscar Martínez y su hija Valeria, migrantes salvadoreños que fallecieron en su intento por cruzar el río Bravo. La imagen del colectivo El Puente hace referencia a la fotografía publicada por La Jornada. Foto Afp
9 HORACIO DUARTE, A CARGO DEL PROGRAMA
Protección y empleo para migrantes en espera de su asilo en EU Alonso Urrutia
A
lrededor de 24 mil migrantes centroamericanos aguardan, distribuidos a lo largo de la frontera norte –principalmente en Tijuana, Mexicali y Juárez–, que se desahoguen los complejos procedimientos para obtener respuesta a sus solicitudes de asilo en Estados Unidos, señala Horacio Duarte, designado por el presidente Andrés Manuel López Obrador como responsable del programa de atención por el gobierno mexicano. Se trata de los llamados retornados. En entrevista con La Jornada, el subsecretario de la Secretaría del Trabajo admite que la determinación del gobierno de Donald Trump –ratificada por la Corte estadunidense– de cancelar las peticiones de asilo promovidas desde la frontera motivará que se prolongue la estrategia mexicana de atención a estos solicitantes. En los próximos días, agrega Duarte, con la coordinación de la cancillería se revisarán los alcances de la medida a efecto de replantear las acciones cuya duración –se proyecta– podría extenderse al menos todo 2020. La determinación estadunidense podría también tener impacto directo en el incremento sustancial de las peticiones de asilo a México, por ser un requisito para promover un procedimiento similar en Estados Unidos. La acción ejecutiva estadunidense indica que solamente se podrá promover una petición de asilo si previamente ha sido rechazada alguna en otro país, expone el funcionario. Por lo pronto, para el caso de quienes promovieron la petición antes de esta decisión existe una muy variada programación de las audiencias del lado estadunidense. En San Diego y Caléxico, por ejemplo, hay citas programadas para septiembre, octubre y noviembre de 2020, mientras que en El Paso se han agendado en plazos que oscilan entre 90 y 120 días. –¿Cuál es el balance general del programa de apoyo a los migrantes que solicitaron asilo a Estados Unidos? –El número de solicitantes que han sido temporalmente devueltos a México hasta que se resuelva su situación migratoria en ese país oscila en 24 mil. Evidentemente, es un número muy alto, pero destacaría factores importantes: en general, entre quienes se encuentran en esa condición, una buena parte han sido devueltos de manera voluntaria a su país. Por el contrario, otros indocumentados a la espera de asilo han rechazado incorporarse al centro integrador (albergue) instalado en Ciudad Juárez, argumentando que tienen familiares, conocidos o amigos con quienes quedarse. Suponemos que una proporción alta de estas negativas tiene que ver con la pretensión que tienen de intentar nuevamente cruzar la frontera mediante los polleros, de manera irregular. Eso, para la autoridad mexicana, representa un reto muy grande. En nuestro caso, en el centro integrador en Juárez se da atención en la actualidad a 620 migrantes.
En los próximos días, el gobierno federal abrirá otros centros integradores en Tijuana y Mexicali, en Baja California, donde tuvimos problemas, lo que ha retrasado su instalación. Estas tres ciudades concentran la mayor parte de quienes han iniciado este proceso en Estados Unidos. –¿Cómo está la integración de los migrantes en Ciudad Juárez? –Se encuentra en una condición que no teníamos al principio. Entonces había alrededor de 25 o 28 por ciento que eran niños o menores de edad acompañados de sus familiares, porque no se aceptan menores solos. En estos momentos, la proporción se elevó a 50 por ciento. Eso evidentemente ha modificado el esquema de atención que se ofrece en ese centro y se ha requerido el apoyo de la Secretaría de Educación Pública y del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), que es una instancia que se aboca a proporcionar clases a menores de edad, pero no bajo el esquema escolarizado, sino principalmente a comunidades alejadas o en condiciones de emergencia o excepción. En este caso, hay personal que acude al centro para atender a los menores. –¿Los 620 que están actualmente constituyen una población flotante? –Claro, hemos llegado a tener una población de hasta mil 300 migrantes en el centro integrador de Juárez. El comportamiento es diverso: algunos se quedan un tiempo, otros sólo ocupan un par de días. Hay una movilidad muy importante. –¿Entre los residentes en el albergue todos han solicitado asilo en Estados Unidos? –En todos los casos han realizado esa petición. No tenemos a ninguno que no se encuentre en esa condición, bajo el principio de que es un centro de apoyo a los llamados retornados, que son precisamente aquellos que han iniciado el procedimiento ante Estados Unidos y se encuentran en espera de sus audiencias. El albergue tiene ya un mes y medio funcionando, aunque anteriormente el apoyo que recibían era a través de las gestiones del Instituto Nacional de Migración. Lo que ha pasado con el centro es que se introdujo un ordenamiento para evitar la dispersión porque estaban (y todavía así ocurre en el resto de las ciudades de la frontera) desperdigados en la ciudad. Esto nos permite contar con mayor orden y estabilidad para saber quiénes son y dónde están estos migrantes. Para nosotros es un reto en términos de que tenemos que ofrecerles diversos tipos de apoyos, como es el ámbito laboral, para incorporarlos al mercado. –¿Cuántos se han incorporado laboralmente? –Tenemos la cifra del Consejo Nacional de la Industria Maquiladora (Index), que nos está apoyando en esta parte: alrededor de 3 mil 800 migrantes han sido contratados. Actuamos en dos terrenos: aquellos que se encuentran en el albergue y buscamos colocar (en un empleo) y quienes, aun cuando no están en el
S El subsecretario de Trabajo, Horacio Duarte, en entrevista en sus oficinas en la avenida Reforma. Foto José Antonio López
centro, acuden con la autoridad para hacer trámites y después, de manera individual, buscan contratarse en diversas empresas. “El punto es que no todos quieren irse a los centros. No hay un mecanismo legal para que a los retornados se les obligue a estar en esos lugares. Algunos están en albergues de la sociedad civil o en los centros que manejan las organizaciones religiosas. Por ejemplo, la Casa del Migrante está haciendo una labor muy importante en la frontera.” –De estos solicitantes, ¿la mayoría ya han tenido su primera audiencia? –Sí, aunque hay una diferencia acentuada en los tiempos, de acuerdo con las ciudades donde han solicitado el asilo. Hay una diferencia entre quienes han realizado la petición en Tijuana o Mexicali, cuyas audiencias están programadas para septiembre, octubre o noviembre de 2020, y aquellos que gestionaron el asilo en Ciudad Juárez, cuyas audiencias tienen un tiempo promedio de 90 a 120 días. –¿De qué depende? –Depende del funcionamiento de los juzgados en las ciudades estadunidenses: San Diego en el caso de Tijuana, Caléxico con Mexicali y El Paso con Ciudad Juárez. Cada juzgado determina las fechas que tienen libres y en función de su carga de trabajo. –¿El permiso de la autoridad mexicana se otorga en función de esos plazos? –Sí. Nosotros modificamos los mecanismos de actuación del Instituto Nacional de Migración para que se otorgaran los permisos hasta 180 días e incluso 360, en función de las audiencias, a efecto de que en su caso, si continúa su proceso en Estados Unidos, se pueda renovar el permiso de estancia en México. –¿La inserción laboral es un requisito para mantener su permiso? –Como condicionamiento, no. Les explicamos que hacerlo les puede ayudar en su proceso de asilo y acreditar ante el juez que, como se dice en México, tienen un modo honesto de vivir. En sus solicitudes de asilo deben justificar los motivos para hacerlo a partir de que las condiciones de violencia en sus países ponen en riesgo su vida y que ellos son personas socialmente útiles, les ayuda, insisto, en su proceso legal. “En un principio, los migrantes actuaban en una lógica inversa, porque sus abogados les decían que si laboraban en México perdían el derecho de asilo en Estados Unidos, lo cual es falso. El juez estadunidense busca que le demuestren que enfrentan un riesgo para su vida y que aportan a la sociedad por su trabajo. Estados Unidos es muy rígido en corroborar que son ciudadanos socialmente útiles.” PASA A LA SIGUIENTE PÁGINA
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–¿Hay alguien que ya haya concluido su proceso de solicitud de asilo? –No, estos procesos con base en la llamada regla 235, comenzaron en junio. –¿Durante la reunión del canciller Marcelo Ebrard en Washington se pidió la agilización de estos procesos? –Desde el inicio, cuando se firmó el primer acuerdo en junio, se planteó que hubiera agilización de los trámites migratorios. El gobierno estadunidense argumentó la división de poderes como impedimento para intervenir. Los juzgados en Estados Unidos no son administrativos, pertenecen a la parte judicial. –¿No podría haber un compromiso estadunidense para agilizarlo? –Expresamente no, porque no es un decisión de las autoridades migratorias. –Pero, ¿México sí lo pidió expresamente? –Fue más bien una exigencia de que se reduzcan los plazos. Incluso se planteó que se valorara abrir más juzgados en toda la frontera para desahogar más rápidamente las peticiones. –¿Hay quienes incluso con el trámite en curso se han regresado a sus países de origen? –Sí. Hay muchos que se están regresando. Por ejemplo, en el el caso de Juárez, de los que tenemos detectados –que los contactamos con la Organización Internacional del Migrante (OIM), que está viendo lo de los retornos– ya vimos que sí hay muchos retornados, alrededor de mil nada mas de Juárez, pero sí hay un interés alto de retornarse.
En las maquiladoras de la frontera norte hay al menos 40 mil vacantes que ocuparán los migrantes
SUPLEMENTO ESPECIAL • MIGRACIÓN • MARTES 24 DE SEPTIEMBRE DE 2019 –¿Ha habido mayor involucramiento de las embajadas de sus países de procedencia? –Ha comenzado a darse. El Salvador está por abrir un consulado en Juárez a partir del acuerdo que tuvimos con ellos para que nos ayudaran y dieran apoyo a sus connacionales. En Tijuana se va a abrir un consulado de Honduras. Ha habido respuesta positiva. En el caso de Guatemala no se ha logrado porque están en un proceso de transición electoral. –¿La reducción en la internación de migrantes en el sur se ha reflejado en las solicitudes de asilo? –Sí, hemos tenido menor número de retornados. En Tijuana hubo un periodo en que diariamente eran devueltos 200, y hoy tenemos entre 50 y 60. –¿La reciente resolución de la Corte estadunidense de cancelar las peticiones de asilo cuando vengan de la frontera sur impactará en la estrategia mexicana? –Creo que sí. Será motivo de una reunión próxima porque partió de una petición del presidente Donald Trump que fue impugnada en tribunales. Se le está dando seguimiento para ver el impacto, porque si no reducimos todavía más el flujo de migrantes del sur al norte, cuando lleguen a la frontera ya no podrán solicitar asilo y se van a quedar del lado mexicano. Esto podría generar un impacto negativo muy grande. –¿Complicaría mucho la estrategia mexicana? –En la próxima reunión con el canciller se revisará para obtener una definición y elaborar una estrategia que haga manejable la situación, tener un planteamiento y no quedarnos con una decisión unilateral que nos afectaría. Es una decisión que nos modifica absolutamente todo. Cambia no sólo numéricamente, también la estrategia y nos obliga a redoblar el esfuerzo para que menos migrantes lleguen del sur. –¿Esto no suspende los procesos en marcha? –Aplica el principio de no retroactividad de la medida. –¿Tendrá un impacto en el crecimiento de las peticiones de asilo a México? –Absolutamente, porque de acuerdo con la acción ejecutiva estadunidense, tendrían que haber solicitado
asilo en México y, al rechazarlo, tendrían judicialmente una segunda instancia en la solicitud a Estados Unidos. Eso significaría que las áreas responsables de procesar las peticiones aquí deberán agilizar sus respuestas –Al negarles el asilo en Estados Unidos, ¿México asumirá que pueda residir en territorio nacional? –No, en el momento en el que el juez les niegue el asilo, Estados Unidos deberá deportarlos a sus países de origen, ya no retornarían al país. –¿Cuál es la proyección que tienen de la duración de este programa de apoyo a solicitantes de asilo? –Se tiene previsto su vigencia para todo el próximo año, al menos. –¿Han detectado casos de xenofobia? –Sólo en Mexicali un poco. Estamos haciendo un trabajo de sensibilización con actores políticos, cámaras empresariales, organizaciones que dan cobertura a migrantes para que entiendan que la colocación en las maquiladoras no implica desplazamiento de trabajadores mexicanos, porque hay vacantes en esa rama industrial. Por el contrario, este esquema contribuye a fortalecer la economía local. –¿La instrumentación del plan en esta etapa ya no estaría bajo la presión de la imposición de aranceles? –Ya se alejó cualquier amenaza de aranceles, que era el objetivo primario, pero tratándose de un fenómeno social, va mutando en sus características y ahora enfrentamos otras condiciones a las que surgieron en el origen. –¿Como ha sido la colaboración con las organizaciones religiosas? –Muy bien. Tanto la Iglesia católica, a través de sus albergues, como ahora las iglesias evangélicas con sus centros de atención. Tenemos un seguimiento estadístico. ✦
T Cientos de migrantes buscan opciones para llegar a la frontera norte. Una de ellas es adelantar algunos tramos por tren. Aquí lo hacen en Arriaga, Chiapas. Foto Alfredo Domínguez
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Miles aguardan regresar “con papeles” a EU El cubano Felipe se siente seguro porque “parezco veracruzano” // En Juárez, la xenofobia no ha salido a las calles Arturo Cano, enviado
Ciudad Juárez, Chih. Muchos migrantes piensan que Rubén García es sacerdote. Quizá por su aspecto afable y sus palabras suaves, tal vez porque dirige la Casa Anunciación, la red de albergues más grande al otro lado de la frontera. Lo miran con reverencia y acuden a él con una esperanza en los ojos, como ocurre desde hace cuatro décadas, cuando García decidió abandonar los estudios universitarios para dedicar su vida a las personas en movilidad. En esos largos años ha visto de todo en el fenómeno migratorio. Por eso cuando se le pregunta qué hay de nuevo en la oleada de los últimos meses, responde: “Sólo el número, que es mucho más elevado”. Ese día de mayo que habló con este diario, García había recibido a 600 personas que solicitaban albergue, el número que en promedio le entrega la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés). García hablaba en una enorme nave industrial que tres semanas antes había comenzado a habilitar como albergue. Y explicaba, con la sapiencia de quien lleva décadas en la misma tarea, lo inútil de los afanes gubernamentales para “solucionar” la crisis migratoria. En aquel momento, las declaraciones y esfuerzos gubernamentales, de ambos lados de la frontera, se encaminaban a resolver el “flujo migratorio inédito”, pero poco se discutía sobre las razones del éxodo y sus posibles soluciones de fondo.
García alzó los ojos al techo de la nave industrial –refugio de centenares de familias centroamericanas– y, con la tubería a la vista, usó una figura para explicar lo que ocurre: “Aquí hay un tubo de agua, el tubo se reventó y aquí está chorreando el agua. Tú y yo nos estamos peleando por el tamaño de los baldes que vamos a poner debajo para coger el agua. Yo digo: ‘vamos a usar estos baldes’ y tú me dices ‘vamos a usar estas tinas’. Y a nadie se le ocurre que sería mejor que alguien investigue por qué se rompió el tubo. Estamos todos aquí platicando de qué vamos a hacer con María, qué vamos a hacer con sus niños, cuando lo que necesitamos es hablar de por qué está gente está huyendo de El Salvador, de Guatemala. ¿Cuándo vamos a hablar seriamente de qué vamos a hacer para estabilizar estos países para que la gente no sienta la necesidad de huir?” El presidente Andrés Manuel López Obrador ha insistido, una y otra vez, en que el fenómeno migratorio se debe enfrentar con políticas de desarrollo, con proyectos que generen mejores condiciones de vida para que migrar sea una opción y no una necesidad. El 20 de junio, en esa línea, López Obrador firmó una carta de cooperación bilateral con su homólogo de El Salvador, Nayib Bukele, que incluyó un punto para la entrega de 30 millones de dólares por parte de México, para ser empleados en una suerte de extensión del programa Sembrando Vida. Fue un buen paso, un gesto que contrasta con el silencio de Honduras y Guatemala que, inmersos en sus propias crisis sociales y políticas, han endosado a otros la atención inmediata a la creciente salida de sus ciudadanos hacia el norte. Los tiempos electorales de EU se han impuesto sobre esa respuesta de mediano y largo plazo. Antes de
S Madres de la Caravana de Migrantes Desaparecidos 2017 protestan frente a la embajada de Estados Unidos. Foto José Carlo González
hablar de recursos para Centroamérica, el gobierno de Donald Trump ha amenazado con recortar o cancelar la ayuda que brinda a los países expulsores. La acción mexicana a la amenaza de imposición de aranceles se tradujo en un amplio despliegue de la flamante Guardia Nacional para contener la migración. En la frontera norte fueron desplegados, según versión oficial, 15 mil elementos.
LA “RAZA PROBLEMÁTICA” La madrugada del lunes primero de julio, un grupo de cubanos llegó al puente Santa Fe y, como en otras ocasiones, las autoridades de EU decidieron cerrarles el paso… a ellos y a todos los que cotidianamente cruzan. El acceso fue cerrado a las 2 de la madrugada durante tres horas y media, y luego abierto parcialmente hasta el mediodía. En las redes sociales se puede ver una fotografía del puente cerrado justo a la mitad, en el punto donde una placa marca el límite entre ambos países. Detrás de unas pesadas vallas, se mira a los agentes estadunidenses listos para entrar en acción. “Sólo queda mandar malandros a golpearlos”, escribió Francisco Abraham Holguín, usuario de Facebook, en una de las páginas que reportan las vicisitudes de los cruces. “En Tijuana se juntó la gente y les puso una chinga”, escribió otro. “Váyanse a su tierra, dejen de complicarnos la vida”; “raza problemática, flojos” (en referencia a los cubanos), fueron otros de los comentarios. Algunos, más audaces, propusieron que, ante la inacción de un gobierno “blandengue” se pidiera la intervención de los narcos. Desde octubre pasado, y en diversas temporadas, los tiempos de cruce se han duplicado o incluso tripliPASA A LA SIGUIENTE PÁGINA
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cado, afectando a la población fronteriza que hace vida en ambos lados de la línea. Pero a contracorriente de lo ocurrido en Tijuana, la xenofobia no ha salido a las calles. Los convocantes a dos manifestaciones antinmigrantes sólo pudieron reunir a unas 30 personas. La Asociación de Transportistas de Ciudad Juárez afirma que sólo en abril hubo pérdidas por 170 millones de dólares y que muchas maquiladoras estuvieron en riesgo de perder contratos.
LOS OLVIDADOS: MEXICANOS DEPORTADOS A Ciudad Juárez han llegado periodistas de todo el mundo. Los enviados de las televisoras suecas o japonesas fijan sus objetivos en los alrededores del puente Santa Fe. Apuntan hacia un grupo de migrantes que hace fila detrás de un agente del Grupo Beta del Instituto Nacional de Migración. La fila suele ser encabezada por una familia centroamericana y detrás marchan varios cubanos. Los isleños son el foco de atención porque reparten abrazos, risas y frases como “¡Nos vemos en Miami!” La fila será entregada a los agentes del CBP a la mitad del puente Santa Fe. Pocos, muy pocos, ponen atención al grupo que, también formados, ingresa al lugar donde parten los llamados para su primera entrevista con autoridades de Estados Unidos. Los hombres, cabizbajos, avanzan lentamente. Cargan bolsas de plástico con todas sus pertenencias: son los deportados mexicanos. Sólo por Ciudad Juárez siguen ingresando 2 mil connacionales deportados cada mes. Muchos de ellos no fueron detenidos en la frontera, sino en diversos puntos de la geografía estadunidense ante la colaboración de autoridades locales con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés). Esa cifra no se ha movido pese al reciente acuerdo, confirma Enrique Valenzuela, titular del Consejo Estatal de Población de Chihuahua. México los recibe en una oficina que les ofrece diversos servicios, entre ellos, una llamada telefónica para que puedan pedir dinero a sus familiares. Diligentes empleados les indican dónde está la sucursal más cercana de la tienda donde pueden recibir el envío necesario para comprar su pasaje. Y ya, porque no hay recursos para apoyarlos en el traslado. “Nunca pensé que me iban a agarrar de sorpresa”, dice el guerrerense Felipe Clemente García, quien fue deportado hace unos días tras una década de vivir en Aurora, Colorado. “La verdad es que ya la vida está muy dura, están haciendo muchas redadas”. Felipe pasó tres meses encerrado. Lo detuvieron luego de que tuvo un problema de tránsito y salió de la oficina de la policía local. Ahí lo estaba esperando la migra. “Es que muchas autoridades locales están colaborando con el ICE”. Hombre de sonrisa fácil, Felipe muestra su hoja de salida que incluye la prohibición de poner un pie en Estados Unidos los próximos 10 años. Acto seguido, con otras seis personas indocumentadas, se va con un pollero, porque le ha asegurado que es más fácil regresar por Tijuana. Los expertos calculan que este año las remesas que envían los mexicanos en Estados Unidos alcanzarán la cifra récord de 39 mil millones de dólares. LA LARGA ESPERA, ¿CON EMPLEO? “Yo no tuve problemas porque parezco mexicano, más exactamente veracruzano”, dice, con una sonrisa socarrona, el santiaguero que acaba de obtener su
X El Instituto Nacional de Migración en Tapachula, Chiapas, cerca de la frontera entre México y Guatemala, recibe una cifra récord de extranjeros que intentan atravesar el país para llegar a Estados Unidos. Foto Afp
SUPLEMENTO ESPECIAL • MIGRACIÓN • MARTES 24 DE SEPTIEMBRE DE 2019 papel mexicano. Y lo muestra: la Clave Única de Registro de Población para Extranjeros (CURP). El cubano tiene 56 años, agujetas de niño en sus zapatos de adulto y otra agujeta por cinturón. Carga un celular sin cubierta. Todo se lo quitaron del otro lado antes de regresarlo a México bajo protesta. En su hoja de “retornado”, el agente de migración estadunidense escribió “rechazó firmar”. Grupos defensores de los extranjeros en tránsito estiman que los retornados podrían sumar hasta 100 mil en los siguientes tres meses, lo que terminaría por desbordar la ya rebasada capacidad de las ciudades receptoras. De modo que Bárbaro Tresord –de verdad así se llama– fue devuelto a México a esperar una cita con la justicia migratoria del vecino país. Así se sumó a la lista de poco más de 17 mil migrantes, de diversas nacionalidades, que han sido “retornados” a México, la nación que sólo querían de tránsito, de pasada. Ahora, Bárbaro es parte del programa Permanecer en México, a su pesar. Desde Ciudad Juárez, que ha recibido a la mitad de los retornados, el cubano siguió atentamente las negociaciones entre EU y México. Cuando concluyeron, Bárbaro vio los acuerdos y decidió cruzar la frontera de manera irregular. Ahora, en previsión de que su espera se prolongue, decidió obtener su CURP, porque ya antes había tratado de obtener un empleo: “Fui al Parque Juárez, pero pedían muchos papeles, ojalá con esto ya pueda trabajar en una maquiladora”.
NO SERÁ SENCILLO El miércoles 3 de julio, el subsecretario del Trabajo, Horacio Duarte, comisionado del gobierno federal para la frontera norte, se reunió con la asociación del ramo para “invitar a la industria maquiladora de Ciudad Juárez a incluir migrantes en su fuerza laboral”. En diversas ocasiones, los empresarios han expresado que están dispuestos a emplear a los extranjeros, pero al subsecretario Duarte le dejaron claro que hará falta mucho más que la CURP, pues pidieron que los extranjeros que deseen contratarse deberán contar con inscripción al IMSS y al SAT, carta de no antecedentes penales y cuenta bancaria. Por estos días hay muchas caras de desesperanza en las calles donde suelen moverse los migrantes. Algunos tienen cita para dentro de tres o cuatro meses en “el otro lado”. A otros ya les han dado fechas del año próximo. Bárbaro, un radical opositor al régimen cubano, es un duro crítico de sus propios paisanos. Dice que la mayoría de los que llegaron a esta frontera son gente que “vive bien” en Cuba. “Son los que tienen sus negocios, los que agachan la cabeza y le roban al gobier-
no, los que allá no dicen nada”. Bárbaro invita a este tecleador a uno de los restaurantes de comida cubana que desde hace unos meses comenzaron a nacer en el centro de Ciudad Juárez. En realidad, se trata de una panadería-tiendita donde un grupo de jóvenes cubanos venden comida para sus paisanos: congrí, cerdo, pollo frito, papas y plátanos. José Arturo, el dueño de la panadería, está feliz con los cubanos que revivieron su negocio. “Yo sigo haciendo el pan por las mañanas y luego ellos cocinan”. Unos pocos comen aquí, pero el negocio es mayormente para llevar. Llega una muchacha e intercambia palabras con el panadero. “Tu Uber es placas tal y tal”, le dice. Los migrantes isleños han revivido el centro de Juárez. En una caminata por sus calles se pueden encontrar al menos una decena de lugares de comida cubana y a los isleños como nuevos cadeneros de los antros. “Tú no tienes problema, chica. Las mujeres consiguen trabajo rápido: en restaurantes, en estéticas, en clubes nocturnos”, le dice un mulato a su paisana, recién llegada después de un viacrucis de tres meses para atravesar México. “De día, hasta limpiando; de noche no voy a salir”, responde la muchacha.
COMPAÑEROS DEL MISMO DOLOR De Gloria Oquelí, abogada hondureña y diputada del Parlamento Centroamericano, se cuenta que ayudó a que el derrocado presidente Manuel Zelaya ingresara a su país para refugiarse en la embajada de Brasil (en 2009 y gracias a su salvoconducto diplomático). Hace unos meses, en Guatemala, habló con este tecleador sobre la migración. En la charla, pidió a los mexicanos dejar de hablar delTriángulo del Norte para referirnos a Guatemala, El Salvador y Honduras. Le parecía una manera de separar tramposamente, con una visión ideológica y política interesada a países con una historia común: “Lo quieran o no somos una región, la gran patria centroamericana. México es como un hermano mayor para Centroamérica, un hermano mayor que debe retomar el papel histórico que le corresponde, debe volver a ser aquel país de brazos abiertos para todos los que tenían problemas en el mundo, que llegaban ahí encontraban cobijo, solidaridad, fraternidad”. Confiaba en que así sería, porque “México forma parte de ese dolor, de esa tragedia”. A la luz de lo ocurrido en materia migratoria en estos meses quedan muchas dudas y pocas certezas. Una, que el presidente de Estados Unidos tensará la cuerda cuantas veces convenga a su campaña electoral. La segunda la enuncia el defensor de migrantes Rubén García: “Mientras no se vea eso (la solución de fondo en los países de origen) como la prioridad, vamos a seguir viendo a la gente llegar. Puede ser que disminuya el flujo en diferentes temporadas, pero va a seguir”. ✦
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E
l aumento del número de mujeres migrantes que llegan al país en su paso hacia Estados Unidos o para permanecer en México demanda un análisis sobre sus necesidades y los riesgos que por su misma condición enfrentan. Ante este panorama, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) trabaja en identificar estas especificidades y transversalizar la perspectiva de género en las políticas gubernamentales dirigidas a esta población. Nadine Gasman Zylbermann, presidenta del Inmujeres, señala que según datos de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), las solicitantes de refugio incrementan año con año: en 2013 representaban 30 por ciento y a junio de 2019, 44 por ciento. Las migrantes que llegan México, agrega, en su mayoría son jóvenes, en edad reproductiva, y representan el grueso de las personas que vienen con hijos, cerca de 80 por ciento. El trabajo que realiza el instituto para atender a esta población, dice, es con las secretarías de Relaciones Exteriores y Gobernación, el Instituto Nacional de Migración, la Comar y la Guardia Nacional. “Nuestro papel es hacer este análisis, por un lado, y decir ‘tenemos miles de personas que están entrando en el país y de ellas más o menos 30 por ciento son mujeres’, ¿qué es lo específico de éstas?”. Además, “asegurar que la respuesta que les damos es una que realmente garantiza todos sus derechos humanos, que recuerda los riesgos”. En el país, apunta, las féminas están más expuestas a la violencia. El Movimiento Migrante Mesoamericano ha calculado que siete de cada 10 migrantes son abusadas sexualmente durante su paso por México. Por lo que el tema de la protección, atención y prevención de la violencia “es muy importante”. Además, muchas veces se exponen “para tener o sentirse más protegidas. Hemos oído muchos relatos de intercambio de sexo por protección”, menciona. Esta población también tiene necesidades de salud sexual y reproductiva. “Las que migran siguen menstruando, siguen necesitando métodos anticonceptivos, siguen teniendo complicaciones obstétricas y todo eso requiere de una atención en ese momento”. La funcionaria recuerda que la diáspora que llega al país se debe a las limitaciones económicas, de oportunidades laborales y de desarrollo en las comunidades, así como a la violencia estructural que se vive en sus países de origen. Y en cuanto a las mujeres, señala, “no hay pocos casos” en los que a estos motivos se les suma la violencia intrafamiliar o amenazas de feminicidio. PERSPECTIVA DE GÉNERO Entre las propuestas que ha planteado el Inmujeres para atender a las migrantes, está la necesidad de capacitar a la Guardia Nacional para procurar que brinden una atención con perspectiva de género y que más mujeres de este cuerpo participen en las fronteras norte y sur. Gasman Zylbermann destaca que el Plan de Desarrollo Integral para El Salvador, Guatemala, Honduras y México de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) “tiene perspectiva de género” con el fin de que “realmente se llegue a las causas de la migración y se tome en cuenta la creación de oportunidades económicas para la población femenina, así cómo fortalecer los servicios sociales, integrarlas a los programas”. ✦
X Una niña migrante proveniente de Centroamérica, durante su estancia en el albergue Jesús El Buen Pastor, en Tapachula, Chiapas. Foto Luis Castillo
Mujeres expulsadas por hambre y violencia familiar afrontan otros riesgos Las necesidades de género son particulares y el Inmujeres quiere dar soluciones
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Deportaciones, el histórico 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019*
Presentados 150.530 138,061 187,614 215,695 240,469 182,705 120,455 94,723 69,033 70,102 66,583 88,506 86,298 127,149 198,141 186,216 93,846 138,612 138,491
Devueltos 138.475 110,573 178,519 211,218 232,157 179,345 113,206 87,386 64,447 65,802 61,202 79,643 80,902 107,814 181,163 159,872 82,237 112,317 134,406
% Devueltos 92 80 95.1 97.9 96.5 98.1 93.9 92.2 93.3 93.8 91.9 89.9 93.5 84.7 91.4 85.8 87.6 81 97
*Enero a agosto
Eventos de extranjeros presentados ante la autoridad migratoria, según continente y país de nacionalidad, 2019 Haití 2.3 Cuba 4.7
Africanos 3.5 Asiáticos
2.5
Otras nacionalidades 4.2
El Salvador 10.9
Nacionalidades
S En el río Bravo en Tijuana, Baja California, migrantes esperan su turno para ser atendidos por las autoridades de migración de EU, en la puerta de El Chaparral. Foto Afp
EL GRAN PASO DEL NORTE
Guatemala 25.8
Honduras 46.1
*Enero a julio
México, nación de tránsito y destino para miles de extranjeros Fabiola Martínez
L
as estadísticas oficiales de las dos décadas recientes muestran una notable variación en el flujo de personas que ingresan al país en condición migratoria irregular y de aquellos devueltos a su lugar de origen. La cifra mínima de extranjeros presentados ante la autoridad ocurrió
en 2011, con 66 mil 583 registros. En contraste, el récord alto fue en 2005, cuando el acumulado llegó a 240 mil 469. Es decir, una diferencia de 173 mil 886 personas de un rango a otro. A su vez, el porcentaje de repatriados se ha mantenido en 90 por ciento en promedio, desde hace 18 años; sin embargo, en este aspecto también hay picos. Al cierre del sexenio de Vicente Fox
(2006) el índice de devolución alcanzó 98.1 por ciento de los extranjeros en presunta situación irregular; durante el siguiente gobierno el flujo fue bajo, comparado con el anterior. Luego, durante la administración de Enrique Peña Nieto, los rangos de “retorno asistido”, como se le denomina a estos procesos de devolución, se redujeron a menos de 90 por ciento de los casos.
Al cierre del sexenio (2012-2018) se deportaba a 8 de cada 10 migrantes, al tiempo que se generaban opciones para la residencia o refugio en nuestro país. También en este lapso creció la entrega de “oficios de salida” de las estaciones migratorias, como salvoconducto para abandonar el país por sus propios medios. En esta última vía se benefició preferentemente a cubanos. PASA A LA SIGUIENTE PÁGINA
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CRISIS REGIONAL RECIENTE El número de extranjeros que ha llegado a México en las dos décadas recientes es multicausal, aunque el fenómeno se relaciona fundamentalmente con la situación en las naciones centroamericanas, cuyos efectos suelen chocar con las políticas migratorias de Estados Unidos. Contrario a los pronósticos de especialistas, emitidos al inicio del gobierno de Donald Trump (2017), el flujo de personas procedentes de Centroamérica se mantuvo bajo. Lo anterior si se considera que el número de presentados en México fue de 93 mil 846 personas –de las cifras más reducidas en los años recientes– con un porcentaje de repatriación de 87.6 por ciento. Un año después, 2018, en plena crisis en Centroamérica, en especial de Honduras (pobreza y violencia), así como la apertura en Brasil y Nicaragua para dar paso a la migración extracontinental, el acumulado anual fue de 138 mil 612 presentados, con devolución asistida a ocho de cada 10 indocumentados. De enero a agosto de 2019 fueron presentados ante el INM 138 mil 491 personas extranjeras y fueron repatriadas 134 mil 406 equivalentes al 97 por ciento. Ante ese crecimiento exponencial el gobierno de México diseño un plan basado el cinco ejes entre los que se incluye atención integral para migrantes y relación con los gobiernos de Centroamérica y el Caribe La estadística citada, compilada por la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación, con base en los datos del Instituto Nacional de Migración, se refiere a la cantidad de indocumentados detenidos y registrados. En México sólo hay estimaciones acerca del número de personas que sí consiguen su objetivo de llegar a Estados Unidos. Recientemente, funcionarios del vecino país aseguraron que durante mayo de 2019, 144 mil personas llegaron a su territorio de manera irregular, vía México, cantidad sensiblemente mayor al cálculo de meses anteriores.✦
Editado por Demos, Desarrollo de Medios, SA de CV, Av. Cuauhtémoc núm. 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, alcaldía Benito Juárez, Ciudad de México CP 03310, teléfono: 9183 0300.
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Grupos Beta, los salvavidas Integran grupo de rescate de migrantes con 143 agentes en las fronteras norte y sur Fabiola Martínez
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ara llegar a Estados Unidos, la mayoría de los migrantes debe sortear muchos peligros: el clima extremo del desierto o el caudal del río Bravo, pero sobre todo el ataque de los criminales. Y cuando están en la situación más vulnerable, deshidratados, heridos y en riesgo de perder la vida, los Grupos Beta, del Instituto Nacional de Migración, son los encargados de auxiliarlos. No les piden datos personales ni los detienen; sólo les dan agua, algo de comer y los orientan acerca de las opciones que tienen: ayuda humanitaria. En el país hay 129 agentes Beta, pertenecientes a 22 cuadrillas, distribuidas en nueve entidades de las fronteras norte y sur. Ellos, los del uniforme color naranja, trabajan en coordinación con 360 oficiales de Protección a la Infancia, identificados como los Opis, quienes se encargan de los menores. En este último caso la tarea es igualmente ardua porque deben localizar a familiares de los pequeños y, mientras se concreta la identidad, deben llevarlos a sitios seguros, como los albergues del DIF o de
S Un integrante de la Guardia Nacional vigila el muro fronterizo entre México y Estados Unidos, en su tramo de Ciudad Juárez, Chihuahua. El nuevo cuerpo de seguridad arribó a los límites territoriales norte y sur de México para coadyuvar en tareas de migración. Foto Afp
organizaciones de la sociedad civil, especialmente de la Iglesia católica. Los Beta y los Opis conocen de primera mano el drama de la migración, la ven todos días de frente. En Tamaulipas, a bordo de un bote salvavidas en el río Bravo, pueden pasar varias horas tratando de convencer a un extranjero de volver a tierra firme o, en el desierto de Sonora, recorren en motocicleta las rutas donde suelen ser abandonados los migrantes o donde quedan exhaustos. También ven el rostro de los niños y adolescentes que viajan sin la compañía de un familiar adulto. Del primero de diciembre de 2018 al 31 de julio de 2019 , el Instituto Nacional de Migración ha registrado 9 mil 656 menores de edad no acompañados que significa 56% más que los 6 mil 205 detectados del primero de diciembre de 2017 al 31 de julio de 2018. En las fronteras sur y norte se ve de todo, pero las autoridades de Estados Unidos, explican funcionarios de Migración, rara vez se meten a auxiliar, menos de noche. Arnulfo Martínez, integrante del Grupo Beta en Matamoros, Tamaulipas, señala que su trabajo incluye tareas de rescate, salvamento y primeros auxilios, pero sobre todo, en esa zona, la habilidad debe ser ganarse la confianza de los migrantes y conven-
cerlos de que no crucen el río Bravo, “porque aunque parezca tranquilo, es traicionero, abajo tiene remolinos que jalan a las personas”. También los atendemos cuando están frente a otros peligros o fueron asaltados, son víctimas del delito. A bordo de sus vehículos, los Beta traen botiquín de primeros auxilios, agua, galletas y atún. “Ha habido situaciones en los que lamentablemente tenemos que recoger los cuerpos. No es una cosa frecuente, pero sí ocurre. El año pasado fueron tres personas que perdieron la vida cruzando el Bravo, otros mueren en el desierto de Sonora”, señaló. “Si la persona se está ahogando, nos metemos a rescatarlos". La mayoría, agregó, son centroamericanos y nos cuentan de la inseguridad en sus países, de la pobreza, la falta de trabajo, el acoso de las pandillas. “Casi todas las personas que hemos atendido tienen fallecidos en su familia que perdieron la vida a manos de la delincuencia. Cuando llegan a la frontera norte tienen ya en su mente bien claro lo que quieren hacer: cruzar. Nosotros sólo les brindamos ayuda para salvaguardar su integridad física. Realmente se ven cansados, agotados por la travesía” ✦