INSURRECIÓN INDÍGENA EN ECUADOR
Suplemento Mensual Número 270 octubre 2019
Fernanda Peralta Muñoz
CINCO NUEVAS POETAS EN LENGUAS MEXICANAS Araceli Tecolapa Alejo, Rosa Maqueda Vicente, Cruz Alejandra Lucas Juárez, Isabel Pascual Andrés, Lys Sáenz UMBRAL: LA REVOLUCIÓN PERMANENTE DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
30 años
Norogachi, Sierra Tarahumara, Chihuahua, 2009. Foto: José Carlo González
COMUNIDADES RARÁMURI MÁS ALLÁ DEL MIEDO Juan Jaime Loera González y Jesús Hernández Olivas
EN LA EXTREMA COTIDIANIDAD MEXICANA
Ramón Vera-Herrera
CHALCHIHUITÁN, DONDE LOS DISPAROS NO TIENEN HORARIO
Gloria Muñoz Ramírez
NUEVA INVASIÓN EUROPEA EN EL ISTMO
Carlos Manzo
AFROMEXICANOS ANTE SU RECONOCIMIENTO CONSTITUCIONAL
Elia Avendaño Villafuerte
MAÍZ COMUNAL DE OAXACA PARA EL MUNDO
25 AÑOS DE EL CONEJO EN LA CARA DE LA LUNA DE ALFREDO LÓPEZ AUSTIN
Justine Monter Cid
LOS ROSTROS DEL DOLOR MIGRANTE
Esteban Ríos Cruz
INSOMNIO DE CENTROAMÉRICA
Balam Rodrigo
LA AMAZONIA: NI SALVAJE, NI PULMÓN, NI GRANERO DEL MUNDO
Leonardo Boff
LA REVOLUCIÓN PERMANENTE DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS En memoria y honor del magisterio extraordinario de Miguel León Portilla (1926-2019), hoy que los “vencidos” definitivamente han despertado
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n octubre de 1989, hace 30 años, bajo el nombre de México Indígena, apareció el primer número de lo que pronto se llamaría Ojarasca, y que sorprendentemente sigue en pie y rodando, inspirándose en la fuerza cada día más pública y contundente de los pueblos originarios de México en primer lugar, y también del resto del continente llamado América. Mucho se ha transformado el horizonte de los pueblos que de por sí vivían acá, convertidos en sombras de sí mismos, negados por los Estados nacionales que hasta hoy los guerrean de diversos modos y los mantienen históricamente sitiados. No hay Estado que los represente, ni gobierno que no les haga daño. Por eso el único camino que abrazan ahora es el de la soberanía interna, la autonomía pacífica pero decidida. La resistencia se les ha vuelto inherente, sin ella hubieran desaparecido. Nunca habrían alcanzado la relevancia política, social y cultural que tienen en el siglo XXI, y que bien podrían salvar al planeta de los desastres climáticos. Más allá de las frases epatantes del ambientalismo New Age, los indígenas del mundo parecen tener la clave al ser los únicos que no han perdido el vínculo con las tierras de esta Tierra, con los elementos que la constituyen. Son los defensores del agua, los defensores del viento. Y junto con los demás campesinos del mundo, siguen alimentando al 70 por ciento de la humanidad. También ponen los muertos. Defensoras y defensores indígenas son asesinados continuamente en México, Guatemala, Colombia, Perú, Brasil, Chile. Los persiguen la saña y el desprecio en Argentina y Estados Unidos, o con miedo, como le sucede hoy al gobierno de Ecuador. Son (lo serían aún más de no resistir) los primeros exilados, despojados, expuestos a la represión, los desastres ambientales, las enfermedades del imparable capitalismo descarnadamente neoliberal. Basta ver quiénes gobiernan en las Américas. En el fondo no es distinto lo que sucede bajo los gobiernos que, más que ser progresistas, ensayan un capitalismo “de rostro humano” pero se confrontan con los indígenas, quienes defienden sus territorios y desautorizan los discursos de bienaventuranza que les endilga el poder. Le sucede a López Obrador en México, como les ocurrió a Correa, Lula, los Kirchner, Bachelet y al mis-
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La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Publicidad: Marco Hinojosa Arte y Diseño: Francisco García Noriega Ojarasca en La Jornada Dirección: Hermann Bellinghausen Coordinación editorial: Ramón Vera-Herrera Edición: Gloria Muñoz Ramírez Caligrafía: Carolina de la Peña (1972-2018) Diseño: Marga Peña Retoque fotográfico: Ricardo Flores Corrección: Héctor Peña Versión en Internet: Daniel Sandoval
mísimo Hugo Chávez. Evo Morales ha chocado fuertemente con los pueblos de la selva. En el resto del hemisferio los pueblos originarios son vistos como verdaderos enemigos del progreso en los términos del Estado y el capital financiero. Ello en países cuya soberanía esta comprometida con las metrópolis, esencialmente Washington. Algunos, buscando alternativas, prefieren hipotecarse a China. Pero los males son los mismos: minería, agroindustria transgénica, desarrollos turísticos de gran envergadura, óleo y gasoductos, hidroeléctricas, eólicas, autopistas, trenes, aeropuertos, urbanizaciones. La lista de arrasamientos la conocemos. Lo notable es que se repita bajo los gobiernos que discursivamente dan importancia a la “cuestión indígena”.
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os pueblos han experimentado cambios profundos, generadas tanto por ellos como por actores externos, casi siempre lesivos y amenazantes, que desde la llegada de los primeros invasores no deja de operar por la destrucción, la asimilación (lento genocidio) y el olvido del conglomerado de pueblos que habitan el único hemisferio que Europa no conocía a finales del siglo XV. Al cruzarse el “nuevo mundo” en las rutas marítimas, los navegantes españoles y portugueses dieron en atribuirse, con la complicidad del papa romano (en la tradición de las Cruzadas), un “descubrimiento” al que pronto se montarían los comerciantes, piratas, misioneros y traficantes de esclavos franceses, ingleses y holandeses a nombre de sus reyes. Todos dieron en apropiarse de los territorios encontrados para extraer las riquezas y financiar el esplendor renacentista, barroco e ilustrado con oro ensangrentado mediante el saqueo más prolongado de un continente en la historia de la humanidad. Cinco siglos, y contando. No obstante, durante las décadas recientes, los pueblos originarios de América desanduvieron los caminos de la colonización, con notables logros. Estos días vemos nuevamente en Ecuador al valeroso movimiento de los indígenas plantarle cara al inepto presidente en turno y ser determinantes para la situación política nacional. Lenin Moreno no es el primer presidente que los traiciona. Hasta ahora los traidores no se han salido con la suya, pero ésta podría resultar la resistencia más sangrienta en el Ecuador contemporáneo. En el extremo de la ignominia tenemos a los presidentes vergonzosos de Estados Unidos, Brasil, Honduras, Nicaragua y Argentina, pero no hay país de América donde los pueblos originarios no estén bajo sitio, así sea edulcorado autoritariamente como en México, Canadá y Bolivia. Las tres décadas de Ojarasca nos han permitido conocer, acompañar, documentar y admirar el histórico resurgimiento de los pueblos originarios. Pasaron de la invisibilidad a la inevitabilidad mediática. Del
arrinconamiento a la ofensiva política en favor de la autonomía, la autodeterminación, las formas propias de justicia y salud, la reivindicación creativa de sus lenguas y sus expresiones artísticas. Quizás nunca antes hubo más intelectuales, maestros y científicos indígenas con altos estudios como ahora. Mujeres indígenas echadas para adelante: activistas, deportistas, actrices, poetas. Hay que desconfiar de las modas y las demagogias. Que Vogue y las Naciones Unidas se llenen la boca de tolerancia e inclusión es sólo la cara amable de un sistema de dominación racista, patriarcal y por ende autoritario cuando de indígenas se trata. Sí, quizá nunca tuvieron mayor prestigio social, así sea culposo o frívolo. No quita que se encuentren especialmente amenazados. La migración, la descomposición familiar y luego criminal de las comunidades (reflejo de la descomposición social en países como el nuestro), la manipulación política (antes el corporativismo tipo PRI, ahora consultas a modo y contrainsurgencia apenas maquillada) y sobre todo la avidez del capital por extraer las riquezas y explotar los territorios de los pueblos originarios. Todo esto plantea a nuestros pueblos enormes desafíos. La lección de los mapuche, los zapatistas, los kichwas, los shuar, los mayas de Guatemala y la península de Yucatán, los ngöbe, los lakota, los inuit, los me’phaa, los wixaritari, los aymara, los pure’pecha y tantos más es indeleble. Y no ha terminado, para fortuna de las naciones de las cuales forman parte, aunque los poderes y las sociedades dominantes se nieguen a aceptarlos en condiciones de igualdad n
Pulquería “La paloma azul”, mural intervenido en el baño. Ciudad de México, 2019. Foto: Hermann Bellinghausen
Ojarasca en La Jornada, es una publicación mensual editada por demos, Desarrollo de Medios, sa de cv. Av. Cuauhtémoc 1236, Col. Santa Cruz Atoyac, delegación Benito Juárez, cp. 03310, México df. Teléfono: 9183 0300 y 9183 0400. El contenido de los textos firmados es responsabilidad de los autores, y los que no, de los editores. Se autoriza la reproducción parcial o total de los materiales incluidos en Ojarasca, siempre y cuando se cite la fuente y el autor. issn: 0188-6592. Certificado de licitud de título: 6372, del 12 de agosto de 1992. Cer tificado de licitud de contenido: 5052. Reserva de título de la Dirección General del Derecho de Autor: 515-93. Registro provisional de Sepomex: 056-93. No se responde por materiales no solicitados. Editado en Demos Desarrollo de Medios S.A. de C.V, Avenida Cuauhtemoc 1236, Colonia Santa Cruz Atoyac, C.P. 03310, México, df. suplementojarasca@gmail.com
Norogachi, Sierra Tarahumara, Chihuahua, 2009. Foto: José Carlo González
COMUNIDADES RARÁMURI MÁS ALLÁ DEL MIEDO VIOLENCIA SISTEMÁTICA Y CONFLICTOS SOCIO-AMBIENTALES EN LA SIERRA TARAHUMARA JUAN JAIME LOERA GONZÁLEZ JESÚS HERNÁNDEZ OLIVAS
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Un dato crucial para entender la magnitud de la extracción de recursos maderables es el volumen de metros cúbicos autorizados por la Semarnat en la Sierra Tarahumara, que entre 2014 y 2016 llegó a 6 millones 446 mil 694 metros cúbicos. Los aserraderos autorizados y las denuncias de tala ilegal son constantes. A pesar de esta degradación, las políticas públicas del gobierno pasado, a través del Programa Nacional Forestal 2014-2018, se proponían “incrementar la producción forestal maderable de 5.9 millones de metros cúbicos a 11 millones en 2018”, sin un plan viable para poner en el centro de todo la sustentabilidad de los sistemas de producción campesinos, verdaderos dueños de los bosques y quienes mejor los han manejado. Al interior de los poderes públicos no hay contrapesos a los verdaderos causantes de la deforestación: agroindustria, ganadería, tala ilegal o narcotala, grandes megaproyectos y otras causas de cambio de uso del suelo.
Narcotráfico, factor transversal
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a sierra Tarahumara, al suroeste del estado de Chihuahua, es escenario de resistencias y movimientos activos de comunidades, en su mayoría indígenas organizadas contra proyectos desarrollistas, que enarbolan un amplio abanico de expresiones políticas ambientalistas. Chihuahua posee una de las superficies forestales más importantes del país: 16.5 millones de hectáreas, de las cuales 7.6 millones son bosques de coníferas y selva baja caducifolia que se concentran en las montañas, barrancos y valles que dan forma a la sierra Tarahumara. Estos bosques captan buena parte del agua que se dispersa por la zona semidesértica y nutre zonas agrícolas de Sinaloa. La Tarahumara es una región de gran diversidad cultural al ser territorio de los pueblos rarámuri (o tarahumara), odame (o tepehuano), oóba (o pima) y warijo (o guarijío), además de una diversidad biológica significativa. Al igual que otros territorios indígenas, la Tarahumara ha experimentado un incremento en las últimas décadas en extracción y explotación de recursos energéticos, forestales, mineros y acuíferos. Esta situación ha generado conflictos so-
cio-ambientales siguiendo la pauta de la realidad a nivel nacional. Desde 2016 se documentan en el país 420 conflictos socio-ambientales. La mayoría afectan población y territorios indígenas, con fuerte presencia en Chihuahua y Oaxaca (Toledo 2015). De igual manera, EJOLT Project ubica a México en el décimo tercer lugar del atlas mundial en cantidad de conflictos ambientales. En la misma tendencia, la CEPAL indica que en América Latina entre 2010 y 2013 hubo más de 200 conflictos en territorios indígenas ligados a actividades de generación de energía, explotación de hidrocarburos y minería, y otros más se encuentran en confrontación latente. Cálculos conservadores de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) reconocen que la deforestación avanza a un ritmo de entre 316 mil y 800 mil hectáreas anuales, la erosión afecta 45 por ciento del territorio nacional, casi 2 millones 600 mil especies de plantas y animales están en peligro de extinción y 100 acuíferos se encuentran sobreexplotados. La región Tarahumara es de las zonas del país que presenta mayor daño en su cobertura arbórea. De 2001 a 2017 perdió 19 mil 100 hectáreas, según Global Forest Watch. Guadalupe y Calvo es uno de los municipios con más pérdida de árboles: de 2001 a 2017, por lo menos, 3 mil 014 hectáreas registraron esta situación.
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entro de los factores que agravan la violencia estructural en la Tarahumara están el cultivo y transporte de amapola y mariguana. La actividad no es nueva para la región, pues ya desde la década de los setenta y ochenta el SIGUE EN LA 4
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Semana Santa en Norogachi, Sierra Tarahumara, Chihuahua, 2009. Foto: José Carlo González VIENE DE LA 3
“triángulo dorado” entre Sinaloa, Durango y Chihuahua era conocido internacionalmente por la producción de enervantes. El narcotráfico ha cambiado dramáticamente las relaciones sociales, configuraciones de movilidad y patrones de producción en la región. Se ha extendido la narcosiembra, y los grupos que buscan el control de la amapola también han despojado a las comunidades de su territorio y recursos. En 1996 se tenían identificados cinco municipios de la sierra donde se sembraba droga; actualmente son 20 (Diagnóstico y Propuestas sobre la violencia en la Sierra Tarahumara, Consultoría Técnica Comunitaria, 2018). Además de una creciente diversificación geográfica, se desarrolla la diversificación de actividades del crimen organizado. Los habitantes señalan un mayor control en la venta de madera, alimentos, bebidas alcohólicas y productos piratas. La violencia practicada por los grupos armados muestra mayor grado de sadismo y crueldad. Familias enteras, indígenas y mestizas, abandonan rancherías y comunidades hacia centros urbanos en busca de mejores condiciones de vida.
Agresión y persecución ambiental
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egradación ambiental y presencia del narcotráfico traen de la mano violencia contra comunidades e individuos afectados por las grandes inversiones turísticas, maderería, construcción de aeropuertos, la contaminación de ríos y arroyos con desechos de hoteles y minas, las actividades del crimen organizado, el crecimiento urbano y recientemente la construcción de gasoducto El Encino-Topolobampo a lo largo de la sierra. Las luchas emanadas a raíz de intervenciones desarrollistas en territorio indígena traen consigo denuncias y movilizaciones que desafían las relaciones de poder local y federal, alcanzando incluso a las corporaciones transnacionales. Existen casos paradigmáticos de luchas colectivas bajo amenaza, con muertes, desplazamiento de familias y trastornos sociales y culturales. El caso más visibilizado por la prensa fue el asesinato del defensor rarámuri Julián Carrillo Martínez el 24 de octubre de 2018. Carrillo dedicó los últimos
años de su vida a denunciar el despojo del territorio que han sufrido históricamente los habitantes de su comunidad Coloradas de la Virgen, municipio de Guadalupe y Calvo, dentro del “triángulo dorado”. El asesinato de Julián no es aislado ni consecuencia colateral de la delincuencia. Forma parte de procesos históricos de violencias sistemáticas y estructurales que propician un clima de impunidad para los perpetradores de crímenes contra defensores del territorio y el medio ambiente. Otros crímenes lo anteceden: en 2016, su hijo Víctor y otros seis integrantes de la comunidad fueron asesinados; en julio de 2018, su yerno; finalmente él, después de refugiarse varios días en el monte. Todos los crímenes fueron similares: las víctimas estaban en situación de indefensión y vulnerabilidad tras denunciar irregularidades, despojo sobre el territorio o amenazas. Sin embargo, responsabilizar completamente de los asesinatos al crimen organizado impide vincular responsabilidades políticas profundas. La ausencia de las autoridades en cada uno de los casos evidencia que el Estado ha omitido acciones para prevenir y evitar los asesinatos contra los defensores indígenas. Su inacción está presente en todos los casos de agresiones, lo cual representa una violencia sistemática por omisión de sus responsabilidades. Julián Carrillo contaba con medidas de protección por parte del Mecanismo de Protección para Defensores de Derechos Humanos y Periodistas, adscrito a la Secretaría de Gobernación. Esas medidas fueron implementadas en 2014, destinadas a proteger a Julián y otros líderes rarámuri, así como a sus familiares, quienes, no debe pasarse por alto, viven desplazados del municipio de Guadalupe y Calvo. En tanto, los abogados que han acompañado a las comunidades de Choréachi y Coloradas de la Virgen viven con medidas de protección permanentes. Durante décadas en Chihuahua, estas violencias han normalizado las agresiones contra defensores indígenas, que pueden repetirse porque permanecen impunes, lo cual facilita el despojo y la ocupación de territorios. Como apunta Devalle (2000; 17), “donde la violencia se desarrolla, ésta adquiere para las clases dominantes el peso de un ‘valor’, es
decir, de condición normal de la vida, necesaria para mantener el orden existente, legitimada como ‘el derecho’ de los que tienen el poder”. Quienes detentan el poder en la sierra de Chihuahua son los caciques que han tenido la propiedad de la tierra favorecidos por las reformas del Estado, así como los grupos del crimen organizado que se instalaron desde la década de 1970 como autoridades de facto en los municipios de la sierra Tarahumara. El caso de Julián es sólo el más reciente, visibilizado por Amnistía Internacional. Sin embargo, la lista de asesinatos y amenazas a defensores rarámuri es larga y dolorosa: Juan Ontiveros Ramos, asesinado el 31 de enero de 2017 en Choréachi; Isidro Baldenegro, asesinado el 15 de enero de 2017 en Coloradas de la Virgen; Jaime Zubía Ceballos y Socorro Ayala, asesinados en 2013 en Choréachi, entre otros. Las organizaciones que acompañan luchas comunitarias también sufren amenazas. La Asociación Civil Bowerasa recibió las primeras amenazas de muerte en 2009, después de su exitosa defensa jurídica del municipio de Carichí contra caciques ganaderos. Un año después fue ultimado el defensor Ernesto Rábago, pareja de la directora, quien a su vez fue víctima de un atentado fallido, y en otra ocasión su hija. En el ejido Benito Juárez, municipio Buenaventura, integrantes de El Barzón habían denunciado la extracción inmoderada e ilegal de agua de la cuenca del río del Carmen por parte de agricultores influyentes y la minera El Cascabel, subsidiaria
LA INACCIÓN DEL GOBIERNO ESTÁ PRESENTE EN TODOS LOS CASOS DE AGRESIONES, LO CUAL REPRESENTA UNA VIOLENCIA SISTEMÁTICA POR OMISIÓN DE SUS RESPONSABILIDADES
de la canadiense Mag Silver. Ismael Solorio y su hijo fueron golpeados por empleados de la minera, la cual junto al gobierno estatal emprendió una campaña mediática contra la organización. En octubre de 2012, Ismael Solorio y su esposa Manuela Solís fueron amenazados de muerte y ese mismo mes fueron asesinados por sicarios. La asamblea ejidal resolvió expulsar a la minera y prohibir toda actividad de ese tipo en su territorio. Tres años después el asesinato sigue impune, y recientemente en el municipio de Villa Ahumada fue ejecutado otro defensor de El Barzón por causas relacionadas (Almanza 2016).
La estigmatización como violencia
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on varios los mecanismos del Estado para estigmatizar, amenazar y reprimir defensores de derechos territoriales y ambientales en la Sierra Tarahumara (Almanza 2016). Una primera reacción de los inversionistas públicos y privados de proyectos que afectan a las comunidades es eclipsar a la población propietaria y/o poseedora de las tierras. En segundo lugar, cuando la movilización hace visibles las demandas comunitarias, la intervención se proyecta como única opción viable para desarrollar la economía local. Y cuando los sujetos alcanzan victorias legales, se dan condiciones para ataques físicos contra activistas locales, asesores y acompañantes de la sociedad civil. Dos casos ejemplifican luchas comunitarias que alcanzan victorias legales y que posteriormente se convierten en conflictos que estigmatizan a los opositores al Proyecto Turístico Barrancas del Cobre y el gasoducto El Encino-Topolobampo. El proyecto turístico inició en 2008 con la construcción de un teleférico y tirolesas en el Cañón del Cobre (Almanza y Guerrero 2014). Dos particulares ostentaban la propiedad legal de tierras en sitios de los que se habían apropiado en décadas anteriores, a pesar de la ocupación ancestral de comunidades rarámuri. Al inicio de las obras, los particulares de la familia Sandoval y Elías Madero buscaban el desplazamiento de familias de Witosachi y Mogotavo, sin lograrlo, pues las comunidades interpusieron amparos judiciales. La primera ya obtuvo un fallo favorable a la certificación de su propiedad, y la segunda espera la sentencia.
A orillas de la ciudad de Creel, la comunidad rarámuri de Repechique se amparó exitosamente contra el aeropuerto internacional, cuya construcción se emprendió sin el consentimiento libre, previo e informado. En este contexto, se anunció el paso del gasoducto El Encino-Topolobampo por los municipios serranos de Carichí, Bocoyna y Guazaparez, afectando comunidades indígenas y ejidos como Bahuchivo, Cuiteco y San Luis de Majimachi. La mayoría de estos otorgaron su consentimiento bajo procedimientos apresurados, faltando a los protocolos establecidos. Repechique, la misma comunidad indígena que logró el amparo contra el aeropuerto, junto con la comunidad indígena de San Luis de Majimachi, y asociaciones civiles lo buscan ahora contra el gasoducto. Ante los triunfos de algunas comunidades contra los megaproyectos, el hostigamiento tomó diversas formas. Por una parte se iniciaron auditorías irregulares ordenadas por el Estado contra la Consultoría Técnica Comunitaria (CONTEC), y se presentaron amenazas de muerte a miembros de la comunidad. También se hizo evidente una estigmatización en medios de los defensores de derechos humanos, como el director de Tierra Nativa y especialmente el jesuita Javier Ávila, cabeza de la Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos en la región serrana.
El futuro frágil
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os escenarios posibles para la región son inciertos. Se han logrado sentencias legales exitosas del territorio que ofrecen una luz de optimismo para resolver las demandas de las comunidades. Pero dichas victorias no representan el final de un conflicto, implican potencialmente represalias y mayor violencia. Hay una resolución sin precedentes digna de recordar. Tras más de 20 años de lucha jurídica, el Tribunal Superior Agrario reconoció plenamente sus derechos territoriales a la comunidad rarámuri de Choréachi (Guadalupe y Calvo). El conflicto se remontaba a la sobreposición gubernamental de linderos con la comunidad mestiza Colorada de los Chávez, pretendiendo que Choréachi estaba dentro de su territorio e intentando despojarlo.
La sentencia revoca una anterior del Tribunal Unitario Agrario de Distrito en Chihuahua contra la comunidad. Ahora se les reconoce y respeta el ejercicio de su autonomía y libre determinación, otorgándoles la calidad de propietarios, que han demostrado inmemorial. Choréachi tiene derecho a su territorio (32 mil 832 hectáreas) al ser preexistente al ejido Pino Gordo y las comunidades agrarias Coloradas de los Chávez y Tuaripa. La lucha y la victoria judicial se conciben por la comunidad como la aceptación de su responsabilidad de preservar la esencia rarámuri y recordar a los defensores que perdieron la vida (Milla, 2018). La sentencia sienta precedente y abre la puerta a otras comunidades indígenas. Sin embargo, ante posibles represalias por la resolución, se pidió a la Fiscalía General del Estado y la Dirección de Derechos Humanos, de Gobernación, protección para los habitantes de la comunidad y los integrantes de Alianza Sierra Madre n Referencias Susana B.C. Devalle,“Violencia: estigma de nuestro siglo”. En Poder y cultura de la violencia, compilado por Susana B.C. Devalle, 15-31. México: El Colegio de México, 2000. Horacio Almanza, “Criminalidad Ambiental de Estado en los territorios indígenas del norte de México” En Ecopolíticas Globales, Medio Ambiente, Bienestar y Poder, editado por Piergiorgio Di Giminiani, Ángel Aedo, Juan Loera González, 193-230. Santiago de Chile: Hueders, 2016. Horacio Almanza, y Rafael Guerrero. Paradojas del turismo: entre la transformación y el despojo. Los casos de Mogotavo y Wetosachi, Chihuahua, México. Revista de Análisis Turístico, 18(1): 45-56, 2014. Francisco Milla, “Tras 21 años de litigios, reconoce Tribunal Superior Agrario derechos territoriales a comunidad rarámuri de Choréachi tras demostrar su propiedad inmemorial”. Diario El Puntero, 23 de octubre de 2018: http://elpuntero.com. mx/n/86569 Víctor Toledo, Ecocidio en México. México: Grijalbo, 2015.
Juan Jaime Loera González pertenece a la cátedra CONACYT/INAH EAHNM, y Jesús Hernández Olivas al Programa de Maestría en Antropología Social EAHNM.
Jovenes lanzan la imagen del Judas durante el sábado de Gloria en los festejos de la Semana Santa Tarahumara en Norogachi, Chihuahua, abril de 2009. Foto: José Carlo González
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EN LA EXTREMA COTIDIANIDAD MEXICANA
“LO QUE ES NO SE VE, LO QUE SE VE NO SE CREE” Cara de diablo. Foto: Francisco López Bárcenas
RAMÓN VERA-HERRERA
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ace unos días, Alfredo Zepeda repetía esta frase a manera de mantra para resumir, sistematizando un poco, el abigarrado recuento de lo que ocurre en nuestro país mientras literalmente le cantan loas al maíz en su día (29 de septiembre, que no se nos olvide). En este México en vías de fragmentación y desorganización para individualizar el trato, porque así “todo es más directo y nadie se roba lo que le toca a la gente”, la paradoja es que en todos lados hay reuniones, asambleas, grupos de diagnóstico para entender la confusión que se cierne sobre las acciones más inmediatas. En la relación de hechos que se vuelca en esos espacios, aflora el perfil de un gobierno que sufre entre presumir que goza de una gran legitimidad con votos ganados y “grandes triunfos morales”, pero que todos los días busca afanoso ser legitimado en cada acción que ejerce. Lo real es que la confrontación con las comunidades crece, y el desencuentro se instala pese a los apoyos directos. El programa de reeducación indígena que denominan Sembrando Vida aliena a la gente de su núcleo comunitario y sus modos ancestrales de labor, impulsa una deforestación que nadie cree, salvo quienes la ven ocurrir en sus regiones. En Quintana Roo, una de las entidades más deforestadas (en 45 años, según la organización Reforestemos México, per-
dió el equivalente a 1 millón 725 mil 600 hectáreas arboladas), la gente desmonta para ser aceptada como beneficiaria de Sembrando Vida, como en el ejido Juan Sarabia, en la comunidad de Xul Ha, según reporta Javier Ortiz para SIPSE. Según el Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano (Ceccam), Quintana Roo es la entidad menos parcelada del país. “La gran reivindicación comunitaria que contradice los esfuerzos del programa de privatización e individualización que fue Procede es que las comunidades y ejidos mantuvieron (aun tras la certificación) 70% de sus áreas de uso común (las realmente inembargables, inalienables, intransferibles)”. Pero el programa empuja para que, bajo dominio pleno si se puede, cada campesino (les dicen jornaleros) ponga 2.5 hectáreas en sembrar una milpa acotada, frutales y maderables. Como no todos tienen 2.5 hectáreas, se promueve la aparcería: que los campesinos le entren ofreciendo la mitad de sus frutos a quien les rente la tierra suficiente (aquí entendimos lo de jornaleros). Esto apunta a un proceso de parcelación e individualización, desmonte y erradicación de modos tradicionales de labor agrícola y la fractura de las asambleas.
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e Quintana Roo también, llegan noticias alarmantes, como la de una asamblea que intentaron celebrar el 11 de septiembre en el Ejido El Paraíso, en Bacalar, adelantándose 10 días a la convocatoria planteada para el 21 de septiembre (es por ley que se avise con tiempo a los ejidatarios).
El grueso de los ejidatarios se inconformaron con esta asamblea “espuria”, donde lo más grave es que se pretendía imponer el punto 8 de la supuesta asamblea, que busca “anuencia de la asamblea para que faculte al comisariado ejidal electo para actos de administración, suscribir títulos y operaciones de crédito y facultades amplias para pleitos, cobranzas y actos de dominio”. Facultades que exceden el mandato de lo que debería ser la labor de quien represente y respete a la asamblea. De aceptar la asamblea este punto 8 estaría firmando su propia acta de defunción, pues además de que las supuestas facultades son ilegales (como eso de “actos de dominio”, que es entronizarse como quien hace y deshace en el ejido sin pedir permiso), el comisariado estaría muy expuesto de lo que gente ajena al ejido pueda pactar con él o ella. La asamblea es el amarre del cuidado comunitario. En Paraíso, los menonitas han llegado a acaparar, comprando no sólo tierras sino también títulos ejidales, con lo que de algún modo tienen ya casi la mitad de los derechos ejidales. Lo grave es que desde que están ahí han deforestado casi la misma cantidad de tierra que detentan (las sanciones de Profepa al respecto están muy documentadas). “Antes”, dice un ejidatario, “todo lo teníamos conservado, y ahora, de las 5 mil 600 hectáreas del ejido están deforestadas 2 mil 556 hectáreas. Nuestro ejido está muy fracturado. Con la complicidad de la Procuraduría Agraria (PA) apenas dieron cinco días para celebrar esta asamblea y nombrar
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Danza de diablos en San Juan Copala, Oaxaca. Foto: Esperanza Ignacio Felipe
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nueva comisariada y su directiva. Es muy preocupante que hayan querido otorgarle un poder absoluto a la comisariada. Emprendimos ya acciones legales contra esta asamblea pues consideramos que se llevó a cabo de mala fe, y hubo violaciones al procedimiento establecido en la Ley Agraria y al Reglamento Interno del ejido”. En consecuencia, se interpuso un “recurso de desistimiento” de dicha asamblea, y se inconformaron con la PA porque permitió el nombramiento de un Consejo de Vigilancia con antecedentes penales, porque llegó después del plazo límite para declarar nula la asamblea, porque no permitía que la gente registrara lo que ocurría, y porque ni siquiera tenía autorización de la asamblea para participar en ella. Qué significa esta movida. ¿Es un modo de profundizar la parcelación y el acaparamiento de tierras en la zona de Quintana Roo?, ¿buscan marginar a las asambleas a un mero adorno en comunidades y ejidos que hoy por hoy son quienes siguen defendiendo el carácter colectivo de la mitad del territorio nacional? Se decía que antes del 92 con su contrarreforma agraria, el campo se hallaba en “incertidumbre jurídica”, pero hoy la gente siente la “incertidumbre jurídica que se cierne sobre ejidos y comunidades, por los arrebatos y las violaciones que crecen en diferentes partes del país”. Muchos investigadores repiten que hay que volver a documentar cómo está la estructura agraria mexicana, en los hechos.
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n oposición al otorgamiento de plenas facultades a un comisariado (tras la cual hay personas ajenas al ejido), el proceso de deterioro de la figura de la autoridad indígena comienza a notarse en regiones como la Tarahumara o en la Sierra de Puebla, porque desde las instancias gubernamentales se socava su papel. Adquieren peso los “despenseros”, quienes llenan solicitudes, los funcionales a la correa de transmisión y los operadores que trabajan el nivel más íntimo de la comunidad. Los grupos delincuenciales recrudecen la extorsión y los derechos de piso donde tienen presencia, y la gente dice que “la extorsión es un síntoma de que el mercado de la droga se desploma o se cierra. El otro síntoma es el tumbadero de pinos por todas partes”. Como dicen en Sinaloa y Sonora, “la corrupción goza de cabal salud, pero se encareció”. Hay los casos extremos, cada vez más frecuentes, donde el derecho de piso ya no es en efectivo, sino en muchachitas jóvenes “que son hoy más valiosas que el dinero”, como cuentan de Morelos. En Guerrero Montaña, Costa y Sierra, se filtra región a región el control que la guardia nacional pretende ejercer, exigiendo que las autoridades le reporten lo que ocurra. En los hechos somete al poder civil a sus decisiones y normaliza su presencia y mando militar. En la zona de La Parota, aunque se liberó a los presos que defendían la región, los sicarios siguen acosando a las comunidades. Para eso no está la guardia nacional. En Chiapas, el resurgimiento de las milicias armadas paramilitares que ejercen presión por el control caciquil y la siembra de palma africana (que ya comienza en la Península) teje un panorama desolador recrudecido por la permeabilidad de la frontera en ciertos puntos (por donde entran migrantes con enorme precariedad) y por el control feroz y destructivo de la dignidad humana en los centros de detención donde hierve la avalancha.
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Danza de diablos, San Juan Copala, Oaxaca. Foto: Esperanza Ignacio Felipe
en Guadalajara, a ranchitos de lata, cartón y madera. Ahí, los cárteles promueven el tráfico al menudeo y la adicción como dominio y dependencia para que la gente sobreviva sojuzgando a otras personas. En Oaxaca hay mucha reflexión sobre los programas para gente mayor y jóvenes, y cómo activan o se engarzan con uno de los mayores “auges” en México y Centroamérica: despachos digitales con tecnología financiera que regentean los 30 mil millones de dólares en remesas, promoviendo esquemas para ganarle a bancos y a Western Union el manejo del dinero migrante, atajando burocracia, papeleo y leyes, hasta incorporar a criminales callejeros y vendedores de banqueta a su sistema contable, siendo fuente y recepción de lavados de dinero de todo tipo. Pese a todo lo que alardea la guardia nacional, nadie hace nada contra los cacicazgos de la Costa y el Istmo de Oaxaca mientras en las cárceles de la entidad hay más de 8 mil 500 presos, de los que 3 mil 500 son mujeres.
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ara Álvaro Salgado del Cenami, “es muy difícil la situación que viven las comunidades porque estamos ante una resistencia difícil de coptar, pero que está muy agredida”. Los sistemas electrónicos se tienden sobre las regiones para referenciarlo todo: manantiales, mantos de crudo y gas, minerales metálicos y no metálicos. Les importa mucho separar la gestión del agua de manos comunitarias y ya juegan con “hacer pública la gestión” (y hay quienes decimos, para privatizarla con más facilidad). Además, “la edad promedio de ejidatarios y comuneros es de 65 años, y la nueva generación no está segura de querer seguir sembrando. Todo la afecta y todo la desconcierta, porque eso están buscando que ocurra”. Salgado reporta una reconversión urbana en el agro mexicano, que va cediendo campo a invernaderos, corredores industriales, silos, centros experimentales de agroempresas, maquiladoras, eólicas, fotovoltaicas, granjas industriales, inmobiliarias, ciudades científicas, émulos de Silicon Valley, desarrollo de villas de descanso, gigantescos corredores de giros negros y tráfico de personas. Y turismo. El vivo retrato de la Península de Yucatán, denominada por investigadores de su problemática (como Juan Sandoval) como una ZIEC (Zona Intensa de Explotación Capitalista), mote que le cuadra a ese espacio, es que Mérida reciba el tercer mayor flujo de inversión de “fondos semilla” en el país, mientras se mueve como sombra un Tren Maya para el que no parece haber proyecto todavía, pero que invisible avanza en provocar ciudades en por lo menos 18 polos de desarrollo en el espacio geopolítico peninsular.
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en tal escenario abigarrado y terrible, cómo ponderar algo tan insubsistente como pretender defender al maíz nativo, apenas dando garantías a las personas de que cuando
Como ya hemos dicho desde las organizaciones de la Red en Defensa del Maíz, éste no es una cosa, y no debemos nunca dejar de insistir en que para cuidarlo hay que cuidar a los pueblos que lo cultivan. Nuestra compañera Evangelina Robles hizo un análisis de la Ley para la protección del maíz, y la ley no prohibe, ni explícita ni implícitamente, la siembra y venta de maíz transgénico, sino que insta a que se “proteja” al maíz nativo. Y para eso se van a señalar centros de protección del maíz. ¿Cuáles serán esos centros? ¿Qué comunidades, ejidos, o colectivos urbanos serán los afortunados a los que la ley protegerá su maíz? Proteger el maíz en regiones también se parece a hacer el “museo del maíz”. O el banco de la genética del maíz. Es decir, lo consideran una cosa, aunque sea una cosa muy valiosa, pero cosa al fin, separada de lo humano. Aparte de los pueblos. El maíz en muchas lenguas originarias no es una cosa, es el equivalente a hermana, madre, hija. Es pariente. Es uno de nosotros. No es un recurso ni mucho menos una mercancía o “una riqueza”. Es la vida misma de la comunidad, como la tierra, el agua, el sol, los otros seres vivos. ¿Se imaginan una ley para la protección del sol, o de las hormigas? Aunque tal vez lleguemos a ese momento absurdo de hacer leyes para proteger por separado cada cosa de la vida, es bueno darnos cuenta ahora de la debilidad de la ley mientras no nos parezca normal que se proteja al maíz por separado de sus comunidades. Para proteger al maíz habría que proteger los ejidos y comunidades contra los proyectos de saqueo, la construcción de ciudades, la violencia del crimen, la corrupción de las autoridades, la falta de oportunidades que obligan a la emigración. Y entonces juntos, maíz y pueblos vivirían fuertes. [...] Los grandes comercializadores de granos no están contentos con el maíz para que coma la gente, lo quieren para hacer combustibles, harinas, endulzantes, texturizantes, alcoholes, textiles, pinturas, medicamentos. Las empresas más poderosas de la agricultura privada se enfocan principalmente en descubrir y perfeccionar nuevos usos industriales del maíz. No hay otro cultivo en el planeta que reciba más interés de la investigación agrícola industrial. Y si el maíz sirve para que coma la gente, ¿dónde queda el negocio? Pero resulta que en México y en toda Mesoamérica, el maíz es inseparable de los pueblos. Cultivarlo y comerlo ha dado a los pueblos mesoamericanos la posibilidad real de existir al margen de los trabajos que sólo dependen del dinero. El sueño de las empresas es que nadie defienda el maíz y que se cultive con fines meramente comerciales, de ganancia, para procesarlo en mil productos empacados. Productos que se compren con dinero. Los comerciantes mundiales de granos quisieran romper el ciclo de la siembra y la cosecha que mantiene vivas las autonomías de los pueblos, aunque a veces sean autonomías pequeñas. La crisis de la economía capitalista se extiende cada vez sobre más espacios rurales y urbanos de todos los países del mundo, ricos y pobres, del norte y del sur. Y ante esa situación mucha gente se está refugiando en el campo, o está aprendiendo a sembrar en la ciudad, a ser un nuevo tipo de campesinos. Cómo se va a proteger el maíz de los campesinos urbanos en México. O el maíz de comunidades mayas que casi pierden la semilla pero la están recuperando de otras latitudes de México. ¿Cuántos paisanos en Estados Unidos siembran maíz que se llevaron cuando tuvieron que irse? El maíz no está quieto, llega a lugares lejanos, se reacomoda, se resiste a desaparecer, tal como quienes lo siembran. Por eso es preocupante que se le vea como una cosa para proteger en sí misma, con “su” día, en regiones especiales n
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as lluvias llegaron muy tarde y se están perdiendo cosechas en muchas regiones, como en la Sierra Norte de Veracruz, Puebla, Hidalgo, Guerrero y Oaxaca. Se hace visible la pugna entre agroempresas y campesinado mestizo o indígena, entre siembras de riego y siembras de temporal, pues las agroindustrias usan con más frecuencia e intensidad cañones que bombardean las nubes con balas de químicos para disolverlas, por resguardar sus siembras de aguacate, bayas o “berries”, como ahora les dicen, pepino, brócoli o jitomate de riego, sin importar nada la suerte de las comunidades que padecen sequías “inexplicables”. Esto ocurre en todo el Bajío y Michoacán pero también en Guerrero, Oaxaca y Veracruz. En la Meseta Purhépecha crece la pugna con las agroempresas, que de plano casi que se roban a los jóvenes, el acaparamiento de tierras y la quema del bosque, lo que resulta en flujos muy altos de migración a asentamientos irregulares
coman sus productos procesados estarán libres de transgénicos y OGMs y todo lo que pueda resultar de innovaciones posteriores. Pero sin prohibir ni la siembra ni la importación ni el trasiego de organismos genéticamente modificados por territorio nacional. Eso sólo en México. Dijo Verónica Villa, investigadora del Grupo ETC, en su comentario radiofónico del primero de octubre en Radio Huayacocotla, La voz campesina:
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Foto: Alejandro Ramírez Anderson
ECUADOR: INSURRECCIÓN INDÍGENA DELIA FERNANDA PERALTA MUÑOZ
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n total de 40 demandas conforman el pliego petitorio de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), la principal organización indígena en el país que protagoniza junto con otros movimientos sociales un levantamiento nacional que sacó al presidente Lenin Moreno de Quito y lo llevó a pertrecharse a Guayaquil. La Conaie convocó a la Jornada de Lucha Progresiva contra las medidas gubernamentales que atropellan los derechos de los pueblos, las mujeres, los trabajadores y los campesinos ecuatorianos. Luego de romper el diálogo con el gobierno del presidente Lenin Moreno “por los enormes beneficios que la burguesía sigue recibiendo a través de múltiples políticas de reactivación económica”, la Conaie señaló que “es momento de una acción para conquistar reivindicaciones populares e impedir que la aplanadora de reformas pase sobre la economía de los hogares pobres”, en referencia a las medidas en favor de los empresarios que incluyen la remisión tributaria para las grandes empresas, la vinculación de representantes de la burguesía en los principales cargos del Estado y, sobre todo, la desregulación y precarización laboral. El levantamiento nacional paralizó en los primeros días de octubre al país, pues los indígenas tomaron las carreteras exigiendo la derogación del llamado “paquetazo” de medidas económicas que incluyen eliminación de subsidios y liberación de precios a gasolinas y un paquete de reformas laborales contrarias a los trabajadores. Las exigencias de la Confederación se extienden más allá del “paquetazo” que provocó el paro nacional en todo el país, días después de que Moreno, quien llegó a la presidencia impulsado por su antecesor Correa, anunció una serie
Foto: Jonatan Rosas
de reformas económicas que comprenden la eliminación de los subsidios al combustible, la renovación con 20 por ciento menos de remuneración de los contratos ocasionales y el recorte de vacaciones para los trabajadores del sector público, entre otras medidas auspiciadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI). En su pronunciamiento, la Conaie incluyó la reversión íntegra de la carta de intención con el FMI y la terminación de los intentos de privatización de las “empresas públicas
encubiertas en la figura de ‘concesión’”, así como un desglose de demandas para hacer frente al extractivismo y la minería en el país, a la corrupción de las grandes empresas privadas y a la crisis del sector de pequeños productores, además de medidas en defensa de las pequeñas economías campesinas, la plurinacionalidad, el trabajo digno, la puesta en marcha de la agenda de reconocimiento y garantía de los derechos de las mujeres, la educación, los medios comunitarios y la salud pública.
Por ello, explicó la Conaie, el objetivo de la Jornada “es avanzar a una acción que permita alcanzar grandes victorias para las mayorías obreras, campesinas, populares, de las mujeres, estudiantes, la juventud, artistas, de los pueblos y nacionalidades indígenas del Ecuador”.
Malestar acumulado
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a movilización prevista para el martes 15 de octubre se ubica dentro del marco del paro nacional que inició desde el 3 de octubre en Ecuador, el cual fue convocado por los transportistas del país tras la entrada en vigor del decreto que subió los precios de los combustibles y al cual se unieron organizaciones populares y el movimiento indígena. Tan sólo para el 8 de octubre, más de 5 mil indígenas habían tomado Quito, donde fueron recibidos por las fuerzas represivas. En su comunicado del 26 de septiembre, la Confederación explicó que el gobierno de Lenin Moreno “sirve a las élites dominantes igual que los anteriores, sólo que sin el ropaje de ‘izquierda’ que su predecesor sostuvo a partir de las políticas de asistencia social”, pues la transición gubernamental no representó un cambio en “lo central”, sino que todavía las empresas, como antes, “se aseguran una altísima tasa de ganancia a partir de las intervenciones del Estado en la economía, y de los mecanismos que el Estado genera para que la crisis la paguen los trabajadores y trabajadoras, y no los empresarios”. Además, la Conaie criticó que la implementación de medidas en favor de los grandes empresarios “remata con una política de ocultamiento”, con la cual no sólo se culpa de la corrupción a los funcionarios y se protege en los juicios a los líderes empresariales, sino que además se les permite a las corporaciones continuar con “el despojo de los territorios y el malestar entre la población”, como son los casos de la imposición de la concesión petrolera del bloque 28 en la provincia de Pastaza, al nororiente del país; el inicio de la fase de explotación de las concesiones mineras en la Cordillera del Cóndor y el territorio Shuar; y la persecución a los dirigentes de los trabajadores del sector bananero y
encubrimiento de los abusos cometidos en las haciendas, entre otras denuncias de criminalización, detención e incluso asesinato de líderes sociales e integrantes de las luchas populares. La problemática en Ecuador se extiende de tal forma que deja ver “cómo el Estado en su conjunto forma parte de un avance del conservadurismo, el fascismo y el sentido común más reaccionario”, entre cuyas consecuencias se encuentra “la satanización” de la lucha de las mujeres que buscan la garantía de sus derechos fundamentales, “como el aborto en caso de violación, la denuncia del feminicidio y, en general, la lucha contra el patriarcado-capitalismo”. A este panorama se añade la promoción de la violencia institucional y el racismo, sustentados tanto en la difusión
de discursos que ensalzan la seguridad pública “para incrementar la presencia de la represión policial y dejar sin resolver los graves problemas sociales y económicos del país, como en la popularización de discursos de odio contra los migrantes pobres para criminalizar la presencia de extranjeros, especialmente venezolanos”. Por ello, la Conaie destacó que para hacer frente a la problemática es necesario “recomponer las fuerzas de las organizaciones sociales con medidas de hecho en cada territorio y con diferentes formas de lucha”, entre las cuales, hasta ahora, se incluye la Jornada Progresiva de Lucha, en miras de una declaratoria unificada de Levantamiento Indígena, Huelga Nacional de las centrales sindicales y Paro del Pueblo de las organizaciones populares n
Foto: Iván Castaneira
Foto: Jonatan Rosas
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Coordenadas universales, acrílico sobre tela de Juan Chawuk
CINCO NUEVAS POETAS EN LENGUAS MEXICANAS Araceli Tecolapa Alejo/ Rosa Maqueda Vicente/ Cruz Alejandra Lucas Juárez/ Isabel Pascual Andrés/ Lyz Sáenz
MUJER SERPIENTE/SIUAKOATL
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Araceli Tecolapa Alejo Eres mujer serpiente cuando te acuestas sobre la tierra y bebes el manantial del sol.
Tisiuakoatl, tlin noteka ipan tlali niman koni tonaltsintli imeya.
Sales a la calle levantando huellas de zapatos olvidados y regresas nuevamente a casa con corazones en tu garganta que te quitan el hambre.
Tonskisa otli, tipepentiu itlalchololuan kaktin uan yonelkakej niman oksepa tejko mochan ika yolomej salitokej ipan moakoko tlin ika xtiapismiki.
Costuras plumas en tu piel ceniza que arrastras apayanando la masa, y luego sales a volar sobre la tierra como papalote, girando entre las lenguas de los prejuicios que quieren comerte.
Tikimitsomilia ijuitmej ipan monakayo tenextik tlin tikoyotstiu kuak tipayana nextamali, yeika tompatlani ipan tlaji kentla papalotl, timopalakachtiu ixpan tlatlakolnenepiltin tlin kineki miskuaskej.
Tus cicatrices cotidianas no te engañan y arropas las heridas de la mañana que germinan en tus manos de niña, en tu petate trenzado de ayeres, luchas para no ser envenenada con el arrepentimiento que te ofrecen todos los días.
Monochipa takaluestin kox mitskakayaua niman tikencha itekoko uelipan tlin toponi ipan mo siuakonemauan, ipan mopetl tlachichiktli ika yaloua tonaltin, kampa timoteloua pampa amo timokokos ika yolkuepalis tlin mistekiuilcha nochipa.
Eres mujer serpiente que se transforma en cualquier animal cuando abres los ojos, porque los coyotes tienen miedo si sonríes sin ellos y te muerden tantas veces que no te matan porque tu veneno cura la muerte desesperada.
Tisiuakoatl tlin nokuepa san tlin yolki kua titlapoua moixtololouan, pampa koyomej nojmomocha tla kox inuan tiueska, niman miyekpa miskua, sa kox mis mikcha pampa mopa kipacha amankamikistli.
Araceli Tecolapa Alejo (Zitlala, Guerrero, 1991) escribe en nahua. Poema publicado en Flor de siete pétalos. Martín Tonalmeyotl, compilador, Ediciones del Espejo que Somos, San Cristóbal de Las Casas, 2019.
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ARTESANO/HYOK’Y E_
GULA/KGALHKGASNIT
Rosa Maqueda Vicente
Cruz Alejandra Lucas Juárez
Con espina de huizache recorre centímetro a centímetro el contorno de sus labios. Baña la piel desnuda con maque. Con polvo de olotes los cabellos. En el carmín de sus mejillas yace Nocheztli. La contempla en el fondo de la jícara.
Ko rä ‘bini degä b’inza gi y’o r’amats’ u_, r’amats’u ra nthe’i ya xine. Nsaha ra ndo’yo ko rä zi te ko rä fo’nthai degä ya y’otha ya stä. Ha ra theni degä ya hmi ja ra zi, Nocheztli. Ga handi ge ri b’ ui_ja nunä ra ximo.
Nuestra tierra se ha vuelto pesada de tanto que le dan de tragar, le escarban bocas clandestinas y se sacia de cadáveres. Se retuerce, sacude su gran ombligo tratando de vomitar huesos sin nombre convertidos en furia desbordada. ¡La tierra se estremece por tanta gula!
Tsinka wa nkkinkatiyatnakan lantla lipikwa mawikgoy laktlanka kilhni tsekg tlawanikgo chu likgalhkgasa ninín. Tatampiliy, tinkx tinkx laktlawa xtamputsini’ lipalhanamputuni lukut nima nikgalhiyi xtakuwani’ talukun litaxtukgonit, ¡Lhpipi nkatiyatna’ lantla aksa pukutuwikgoy!
Rosa Maqueda Vicente (Valle del Mezquital, Hidalgo), autora otomí. Ha publicado en revistas y en la antología A donde la luz llegue. Este poema procede de Xochitlajtoli. Poesía contemporánea en lenguas originarias de México, selección y prólogo de Martín Tonalmeyotl, Círculo de Poesía, México, 2019.
Cruz Alejandra Lucas Juárez (Tuxtla, Zapotitlán de Méndez, Puebla, 1997), poeta en lengua totonakú. En Flor de siete pétalos. Martín Tonalmeyotl, compilador, Ediciones del Espejo que Somos, San Cristóbal de Las Casas, 2019.
Norogachi, Sierra Tarahumara, Chihuahua, 2009. Foto: José Carlo González
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Mujeres de Chiapas. Foto: Noé Pineda
DESPUÉS DEL TIEMPO/ YET CHI EQTOQ’ K’U
POEMA Lyz Sáenz
Isabel Pascual Andrés
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¿Qué estará haciendo ahora el tiempo? Ha de estar mirando mi fin. Querrá traspasar el cristal de mi cuarto Para aferrarse a mi piel y envejecerla, No habrá remedio para impedir su paso, Llegará a mi encuentro y platicará conmigo. Le digo al sol Que detenga el tiempo, Que me estoy muriendo Y mi alma se hace ajena a mi cuerpo, Sufro porque estoy de paso Pero me conformo con llegar Al lugar donde el día y la noche se encuentran Para reposar con ellos.
¿Tsel chi yun cham k’u nani? Teq’an lanan yilon in tojkanoq’ Teq’an lanan yilon in tojkanoq’ Teq’an chi yochej chi oqtoq’ jopan yul in na’ Yet chi oq’jopan yin in tz’umal yet chi ichambiajoq’, Tx’et chi jut ko mitx’on oq’ wa’anoq’ Apnoq’ mi ok in yiloni oq’mi q’anjab wetoq’ Oq’wal bay cham k’u Yuj chi mixtlay ok waan jun yiban k’inal ti, Tol lanan in kami, A in pixan lanan beq’on kan in mimanil Kaw chin kus yuj lanan in toji, Mata ton chin apni ok’ bay chi yilej el ba’ cham k’u yetok x’ajaw Yet chin aiji eq’ x’ol heb’.
Isabel Pascual Andrés, poeta mexicana maya q’anjobal. Aparece en Anhelo de reposo, antología de la Organización Cultural Abriendo Caminos “José Antonio Reyes Matamoros”, San Cristóbal de Las Casas, 2019.
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Las plegarias taciturnas de mi madre desaparecen en la bruma del tiempo. Intento arrancar la palabra oculta en mi boca como savia del árbol que tomé en invierno. Mi voz se llenó de pájaros Y mis alas encendieron el sol.
Äj mayi’is to’yapapä kyonkuskuy to’kopyia jyamase. Äjtsi näpu’tyiopätzi te’ tzame käwänuoä äj ajknakomo kuyyunäpinhse to’nhkupätzi ne’ pyiakakanä’uk. Äj tzame jonhtzyiseram tujku Jeyepyapä äj sa’ja’is jyapäyu te’ jama sänhkäy
Lys Sáenz, poeta zoque, coautora de T’sunun. Los sueños del colibrí, poemario en cuatro lenguas de Chiapas, 2017. Integrante de la Organización Cultural Abriendo Caminos: José Antonio Reyes Matamoros. Poema recogido en la antología Anhelo de reposo, San Cristóbal de Las Casas, 2019.
CHALCHIHUITÁN, CHIAPAS
LOS DISPAROS NO TIENEN HORARIO GLORIA MUÑOZ RAMÍREZ
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Persistencia del tiempo, acrílico sobre tela de Juan Chawuk, National Museum of Mexican Art, Chicago
Desde un principio nos sentimos muy solos
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o hubo respuesta del gobierno, ni antes ni ahora”, lamentan hombres y mujeres bajo el techo de lámina. “En un principio fueron personas y organizaciones no gubernamentales como el Frayba los que nos echaron la mano. En estas fechas el Frayba es el único aliado que tenemos. Hemos trabajado con ellos y no nos han dejado. Pero en los diálogos con el gobierno no se han tenido resultados positivos, simplemente nos dicen que esperemos”. En la reunión que tuvieron con el gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, “de plano nos dijo que el problema no le corresponde a su gobierno, sino al federal. Prácticamente se lavó las manos. Y con el gobierno federal ni siquiera ha habido un diálogo, simplemente a veces llegan los de derechos humanos federales, pero sólo nos dicen que van a revisar el caso. Nos endulzan el oído con cosas, pero nada más”.
“NOS DICEN QUE NOS VAN A MANDAR DESPENSAS, PERO ESO NO SOLUCIONA NADA. LO QUE NECESITAMOS ES QUE HAYA UNA DESARTICULACIÓN DE QUIENES TIENEN ARMAS”
Por lo pronto, además de no habitar sus casas, los desplazados han perdido al menos dos ciclos agrícolas. “Tenemos parcelas abandonadas que están enfrente de esas tierras en disputa, y si nos ven trabajarlas nos disparan, aunque ya no sea zona de conflicto. Sólo quieren decirnos que son más fuertes”, asegura uno de los representantes tsotsiles. Resolución definitiva del conflicto agrario, mayor seguridad, órdenes de aprehensión para los paramilitares y desarticulación de todos los grupos armados es lo que exigen para un regreso seguro. Y después, el reparo de daños. “No se trata de que nos ayuden a vivir en el desplazamiento”, insisten, “sino que nos ayuden a regresar. No que nos manden a vivir a San Cristóbal o a Tuxtla o que nos busquen terrenos lejos. Chalchihuitán es tierra comunal, tenemos terrenos en otras partes más retiradas y no podemos dejarlos”. Las 365 hectáreas en conflicto, aseguran los de Chalchihuitán, les pertenecen, pues “hay un documento básico que lo conoce todo el pueblo y también el Tribunal Agrario y la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu). Ahí se comprueba que es de Chalchihuitán, que no digan que estamos quitando tierra”, declaran.
Piedras verdes
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n caminito real baja de la carretera al ex campamento que actualmente funciona como punto de reunión. Sobre la tierra hay cientos de piedras de diferentes tonos de verde. Sentado en una de las bancas de madera bajo el techo de lámina que sirvió de refugio los primeros meses, uno de los entrevistados no duda: “el gobierno no quiere resolver porque quiere que nos acabemos entre los pueblos indígenas”. Y, por otra parte, “hemos sabido que parte del armamento que tiene Chenalhó fue financiado por el gobierno anterior. Esta parte, donde está el conflicto, es una zona de mucha riqueza, el mismo nombre de Chalchihuitán lo comprueba. Viene de ‘chalchihuite’ que son las piedras verdes o las piedras preciosas, y donde quiera que vaya se encuentra el jade. Podría decirse también que ese es el interés del gobierno o el que está bajo la mesa, y por eso no resuelven” n
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halchihuitán, Chiapas. Los disparos no tienen horarios. “De noche y día hay, no paran”, dicen los desplazados tsotsiles que tienen dos años sobreviviendo fuera de sus comunidades. No por cotidiana la violencia deja de aterrorizar, por lo que desde Chalchihuitán imploran una solución definitiva al conflicto territorial con el municipio de Chenalhó, que los tiene sin casa y sin siembra desde octubre de 2017. Dos asesinados a balazos, 12 muertos por “la enfermedad del desplazamiento”, ya sea por “miedo, depresión o porque se enfermaron y no los pudimos sacar porque nos taparon la carretera”, y decenas de enfermos, son el saldo de estos 22 meses de refugio. Una docena de cruces en el centro de Chalchihuitán dan cuenta de la muerte en el exilio. “Nos dicen que nos van a mandar despensas, pero eso no soluciona nada. Lo que necesitamos es que haya una desarticulación de quienes tienen armas, que haya más seguridad en los puntos estratégicos, pero que no nos militaricen el municipio, porque eso no sirve”, demanda uno de los encargados del campamento. El conflicto no es nuevo. Durante décadas se ignoró y se puso en riesgo a la población. En 1975, explica el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba), San Pablo Chalchihuitán obtuvo su reconocimiento y titulación de bienes comunales (RTBC), que se ejecutó en 1980, beneficiando a mil 787 campesinos con 17 mil 948 hectáreas. En la ejecutoria —continúa el reporte del centro de derechos humanos— se entregaron 17 mil 696 hectáreas y en 1981 se entregaron 252 hectáreas más, como complemento a la RTBC. Pero el municipio vecino de Chenalhó se inconformó. Y la violencia estalló desde finales del 2017. En estas tierras se conoce bien el rostro del desplazamiento. Miles de indígenas abandonaron sus casas desde 1996 debido a la violencia de los grupos paramilitares que, como documentó el propio Frayba, se conformaron al calor de la guerra de baja intensidad contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). El 22 de diciembre de 1997 la violencia paramilitar alcanzó su punto más alto con la masacre de 45 tsotziles en Acteal. Y hoy, 22 años después, la región sigue caliente. Provenientes de Canalumtik, Chenmut, Bejelton, Tulantic, Bolochojom, Cruztón, Criz Ka’kanan, Jolkantetik y Shishemtontic, las mil 237 personas de Chalchihuitán, se refugiaron primero en campamentos y actualmente viven en casas de familiares. Muchos regresaron a sus casas, pero no a sus parcelas. Las más afectadas por las amenazas son las familias de las comunidades ubicadas en la franja fronteriza entre Chenalhó y Chalchihuitán, es decir, en las tierras en disputa. “Para los que viven más adentro no hay tanto problema, pero para nosotros sí. Hay familias que siguen siendo desplazadas, que no han podido entrar en sus casas, como nosotros que desde el 9 de noviembre de 2017, cuando los paramilitares de Chenalhó entraron a quemar a las casas, a destruir y saquearlas, ya no pudimos regresar”. Los impactos de bala en las casas son mudos testigos de la violencia imperante, así como los bultos de ropa arrinconados en los cuartos y las huellas de los incendios provocados dentro de ellos. No las limpian, dicen, “porque siguen los disparos y nos da miedo regresar”. La intimidación no tiene fronteras, pues justo las casas destruidas no se encuentran dentro de las tierras en disputa. “Dispararon ahí porque esa parte es más poblada, como Canalumtik, pero ahí no es el conflicto”, explican los entrevistados en un breve recorrido por la destrucción.
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EL COLOR DE CADA QUIÉN ANTE EL RECONOCIMIENTO CONSTITUCIONAL DE PUEBLOS Y COMUNIDADES AFROMEXICANOS
ELIA AVENDAÑO VILLAFUERTE
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asaron 102 años de la emisión de la Constitución vigente; 27 años del reconocimiento de la pluriculturalidad de la Nación; 20 más de la emergencia de las organizaciones sociales por su reconocimiento pleno como pueblos negros, afromexicanos o afrodescendientes; y ahora, a partir del 9 de agosto, los pueblos y comunidades afromexicanas son parte de la Constitución Federal. El texto señala: “Artículo 2º… C. Esta Constitución reconoce a los pueblos y comunidades afromexicanas, cualquiera que sea su autodenominación, como parte de la composición pluricultural de la Nación. Tendrán en lo conducente los derechos señalados en los apartados anteriores del presente artículo en los términos que establezcan las leyes, a fin de garantizar su libre determinación, autonomía, desarrollo e inclusión social” (Diario Oficial de la Federación, edición vespertina, 9 de agosto, 2019).
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Esta adición abarca cinco aspectos:
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1. El reconocimiento de su existencia significa su visibilización normativa como “nuevos” sujetos colectivos, esto les permite sumarse al reclamo de los pueblos indígenas para ser reconocidos como sujetos de derecho público, con personalidad jurídica y patrimonio propio. Con la actual plataforma de interpretación derivada de la reforma de derechos humanos, esta adición puede ser utilizada como punto de apoyo constitucional para judicializar sus derechos y demandar su cumplimiento pleno. Ahora tienen certeza jurídica para ser expresamente considerados dentro de las llamadas “categorías sospechosas” o grupos en situación de vulnerabilidad para exigir medidas específicas o acciones afirmativas de políticas públicas que les beneficien. ¿Quiénes son los pueblos y comunidades afromexicanas? Según el párrafo tercero de ese mismo Artículo 2o, para su identificación es necesario respetar su conciencia de identidad: quien se considere afromexicano será identificado así. Serán personas, comunidades o pueblos afromexicanos quienes asuman su pertenencia cultural con base en sus costumbres, tradiciones o historia. Esto lo ha reiterado la Suprema Corte de Justicia de la Nación al señalar que la definición de lo indígena no corresponde al Estado, sino a los propios indígenas. Al utilizar esta interpretación por equiparación, podemos anotar que será afromexicano solamente quien se asuma como tal. Ninguna persona puede ser obligada a aceptar una identidad. El respeto a la identidad obliga a eliminar el uso de estereotipos que perpetúan prejuicios y vulneran derechos humanos. Esta aclaración es necesaria para evitar equívocos, pues el color de piel, la apariencia, el fenotipo, las características físicas, o el origen étnico o nacional, no definen la identidad de la persona. 2. La adición abre a pueblos y comunidades la posibilidad de asumir cualquier otra autodenominación: negro, negra; moreno, morena; negro mascogo; afromestizo; cocho, costeño,
Foto: Maya Goded, en Tierra negra, fotografías de la costa chica en Guerrero y Oaxaca, México, 1994
boxio, rastafari, afroindígena o jarocho, según sus lugares de asentamiento. En el ámbito internacional se utiliza el término afrodescendiente, poco usual entre los habitantes de la Costa Chica o la Costa Veracruzana, pero abarca a todas las personas en tránsito, incluyendo a quienes no sean de nacionalidad mexicana, que ahora pueden gozar de la protección específica que se deriva de su pertenencia cultural independientemente de la situación coyuntural en la que se encuentren, ya sea como migrantes o como víctimas de desplazamiento forzado. No puede ser de otra manera, porque una interpretación que pretenda aplicar el precepto únicamente a los pueblos afromexicanos violaría el principio pro persona, que obliga a todas las autoridades a garantizar la protección más amplia de los derechos humanos. En esta tesitura, podría ser un inconveniente para que el Estado Mexicano cumpla con sus compromisos internacionales derivados de la Proclamación del Decenio Internacional para los Afrodescendientes; o de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes. 3. También se reconoce que afromexicanas y afromexicanos forman parte de la nación; esto contribuye a identificar las acciones para que el Estado mexicano afronte su deuda histórica con ellos. Esto incluye reconocer, valorar y difundir sus aportaciones específicas en lo económico, social y cultural; que se enaltezcan las trayectorias de personajes relevantes de ascendencia afro para que las nuevas generaciones recuperaren su identidad y valoren sus raíces; lo mínimo incluye modificar la historia, los libros de texto, los planes educativos; cambiar los programas de salud y fomentar su participación en asuntos que les afecten. También se deben considerar aspectos estructurales: el respeto de sus lugares de asentamiento, que incluya la titularidad de concesiones para aprovechar la franja costera o la preferencia para los permisos de pesca; el alcance de su concepto de territorio, o la creación de circunscripciones electorales. 4. Pueden invocar los derechos indígenas en lo que les aplique, como estaba contemplado para cualquier comunidad equiparable desde 2001.
La falta de precisión legislativa puede usarse como un nicho de oportunidad para exigir el cumplimiento efectivo de todos los derechos: civiles, políticos, económicos, sociales, culturales, ambientales y los que se deriven de las acciones afirmativas para atender exclusión, marginación, discriminación y racismo estructural. Esta adición es un fundamento constitucional suficiente para invocar la interpretación conforme a instrumentos internacionales de derechos humanos que les beneficien. 5. El último párrafo obliga al Estado a garantizar su libre determinación, autonomía, desarrollo e inclusión social. Un derecho se vuelve garantía constitucional cuando existe una institución con atribuciones para cumplirlo. La Ley del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas define a esa institución como la instancia federal responsable de cumplir con las obligaciones de la inclusión de los pueblos afromexicanos en la Constitución. Su intervención permiten recursos específicos y que se programe la transferencia de los que correspondan a los pueblos y comunidades afromexicanas. Esta modificación constitucional impacta también la Ley del Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica; en su artículo 59 fracción I señala que el Instituto Nacional de Estadística tiene la facultad exclusiva de realizar los censos nacionales, en los que deberá contemplar de ahora en adelante a los Pueblos y Comunidades Afromexicanas.
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demás, el Consejo para Erradicar la Discriminación podrá incluir entre sus parámetros para organizar sus expedientes de quejas y reclamaciones por la discriminación racial conforme señala la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, lo que les permitirá contar con información específica y tomar decisiones para revertir sus efectos. Hace falta profundizar en otros aspectos: perspectiva de género, discapacidad, diversidad sexual, acceso a la justicia, mecanismos para el desarrollo y el acceso a oportunidades para mejorar sus niveles de vida. Si bien la adición es insuficiente y lejana a las expectativas que se generaron en los Foros de Consulta convocados por el Senado, es un hecho irrefutable que los pueblos afromexicanos forman parte de la Constitución. Es sólo el comienzo n
LA NUEVA INVASIÓN EUROPEA DEL ISTMO ELECTRICITÉ DE FRANCE, SIEMENS, GAMESA… CARLOS MANZO
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a nueva invasión de empresas extranjeras en México, algo que también he denominado neocolonialismo, con capital de diversas nacionalidades, tales como Electricité de France (EDF), Renovalia Energy, Siemens y Gamesa, entre otras, sin mediar ningún proceso legal de consulta indígena más allá de los simulacros promovidos por el INPI que ya conocemos, con la anuencia y acompañamiento de los gobiernos de Murat hijo y Andrés Manuel López Obrador, está imponiendo parques eólicos en más de 15 mil hectáreas de tierras comunales de la comunidad indígena binnizá, zapoteca del Istmo, de Ranchu Gubiña (Unión Hidalgo), Oaxaca. Así operan las autoridades del ramo, avaladas por una falsa y contradictoria “conciencia ecológica”, impulsada a su vez por la difusión mediática del argumento de que la manera de combatir el grave problema del cambio climático radica en parques eólicos para generar “energías limpias renovables”, lo que en Europa en apariencia les viene bien ante la proliferación de plantas nucleares. Lo contradictorio es que tanto en Francia como en México no se sustituye el uso de energías, sino que se intensifica el uso de “combustibles fósiles”; mientras la guerra se mantiene y reaparece como principal motor del nada nuevo ciclo histórico del capital mundial. El reciente aumento de 20 por ciento en los precios del crudo incentiva inversiones multinacionales para la reactivación económica capitalista en las zonas petroleras del sureste del país. Aterrizan raudales de inversión. “Vuelve la esperanza a los hogares” con miles de desempleados. Cunden en los altavoces del Istmo nuevos anuncios para contratar mano de obra barata, obreros, soldadores, paileros y ayudantes, inaugurando en nuestras comunidades una nueva etapa de “progreso y desarrollo”. El parque eólico Gunaa Sicarú, impuesto por EDF en Unión Hidalgo, al igual que el de las líneas de transmisión irá de Unión Hidalgo a Ixtepec, y de Ixtepec-Potencia a Yautepec-Potencia. Ambos proyectos ya fueron aprobados, aunque la consulta no ha concluido. Plantean que con la generación de energía de este parque se dejarán de emitir 797 mil 630 toneladas de bióxido de carbono anuales. Esto es de singular importancia, pues constituye uno de los ejes centraSan Juan Copala, Oaxaca. Foto: Esperanza Ignacio Felipe
Danza de diablos en San Juan Copala, Oaxaca. Foto: Francisco López Bárcenas
les del discurso ecologista que justifica un nuevo mercado financiero poco estudiado por los economistas y que inaugura el mercado de bonos verdes, cuyo usufructo corresponde única y exclusivamente a las empresas mencionadas. Así lo expresa una de las cláusulas de los contratos firmados, mismo que ahora los supuestos “pequeños propietarios” dicen desconocer.
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l ingeniero electricista Jesús Aquino Toledo, originario de Unión Hidalgo, calcula conservadoramente, entre otros estudios relativos al impacto de los parques eólicos en la población, que el ingreso por concepto de “bonos verdes” consiste en aproximadamente 319 millones 52 mil pesos anuales. Por otra parte, reporta que para EDF corresponderían 326 millones 592 mil pesos de ingreso mensual por venta de energía. De este monto, al supuesto dueño de la tierra le corresponde 1.5 por ciento de la venta facturada de la energía que se genere en “su parcela”, es decir, cerca de tres millones y medio de pesos de utilidades netas mensuales de las más de 4 mil 600 hectáreas del parque eólico Gunaa Sicarú. La revisión de las cláusulas y contratos por parte de la empresa sólo se podrá realizar después de transcurridos cinco años. Esto basta para evidenciar la magnitud de la invasión y del despojo en términos cuantitativos, propiciando las empresas desde las bolsas de valores un mercado financiero especulativo, que es lo que en el fondo les preocupa: la terciarización de sus economías, ”finanzas verdes limpias y sanas” en sus países, mientras aquí generan un contexto de etnocidio, económicamente caótico, de chatarrización confundida con desarrollo industrializador de los países de la región, dados sus compromisos y obligaciones con el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, y las empresas transnacionales a cuyos consejos directivos los ex jefes de Estado retornan felices luego de haber cumplido con ofrecer los recursos del país al mejor postor. Para concretar los multimillonarios negocios especulativos del mercado energético de las energías renovables y limpias, funcionarios del actual gobierno federal, de depen-
dencias como el INPI y la Semarnat se topan con obstáculos histórico-jurídicos, conocen el carácter agrario comunal de las tierras y se ufanan en aprobar y apoyarse en leyes secundarias, como las de la reforma energética y la ley agraria, para imponer parques eólicos en tierras comunales, ignorando a la representación comunal agraria de la Asamblea de Comuneros de Unión Hidalgo. Avalan contratos apócrifos firmados entre supuestos “pequeños propietarios” y las empresas. Por una Resolución Presidencial vigente desde 1964, el municipio de Unión Hidalgo constituye uno de los anexos de la comunidad agraria de Juchitán, que cuenta con más de 68 mil hectáreas, de las cuales 20 mil corresponden a la demarcación de Unión Hidalgo. Desde la desaparición física del profesor Víctor Pineda Henestrosa, o Víctor Yodo, el Estado argumenta la ilegalidad en cualquier representación agraria comunal que no venga de la cabecera de Juchitán. Allí, dado el descabezamiento histórico que representa la desaparición de Víctor Yodo, hasta ahora no ha sido posible restaurar la representación comunal en la totalidad de la comunidad agraria y hemos tenido que recurrir a la denominada representación sustituta, a fin de que los jueces federales puedan admitir amparos contra la violación de nuestros derechos agrarios por parte de las empresas y los gobiernos federal y estatal. Al actual gobierno le ha convenido el saldo sangriento de la represión, asesinatos y desapariciones de sus antecesores en 1968 y durante la guerra sucia. El caso de Víctor Yodo lo ilustra, pues el vacío que dejó en la representación comunal agraria de Juchitán coloca “legalmente” en casi total indefensión a los comuneros e indígenas de esta región del sur del Istmo de Tehuantepec. Ante el apremio para que el gobierno federal aterrice una multimillonaria inversión con el megaproyecto del Istmo y la reiterada comunicación interoceánica, nuestros derechos agrarios, indígenas e incluso ambientales se violan cotidianamente por las empresas y los gobiernos, aunque el Estado debe garantizar la observancia, reconocimiento y cumplimiento de tales derechos n
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FASCINACIÓN DEL MITO
Alfredo López Austin El conejo en la cara de la luna. Ensayos sobre mitología de la tradición mesoamericana. Ediciones Era, México. 179 pp.
Hace 25 años se publicó el primer libro escrito originalmente en Ojarasca. Sigue siendo nuestro mayor orgullo editorial. Además, con el paso del tiempo El conejo en la cara de la luna devino un clásico. Para acompañar nuestro 30 aniversario, ofrecemos una fresca relectura de esta pequeña gran obra del maestro Alfredo López Austin, aparecido inicialmente bajo el sello del Instituto Nacional Indigenista en 1994.
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n este libro de ensayos, escrito en un lenguaje sencillo e informal muy alejado de lo académico, Alfredo López Austin nos traslada en retroceso al tiempo de los sistemas míticos de las culturas mesoamericanas. No se necesita de un orden para comenzar a leer el libro. En palabras del autor, incluye un orden de pensamiento y un análisis que no requiere regirse por ninguna fuerza que no sea la de la fascinación. Partimos de encontrarnos con estos sistemas de lógica y razón, somos cómplices de las tradiciones del mundo prehispánico que se nos muestran como fuentes de miles de pensamientos que los humanos usaron para explicarse el mundo. Es en el tiempo primigenio cuando los humanos y su Diluvio, en el mito mesoamericano, el de Noé, el del Corán, el de Gilgamesh, todos con sus orígenes variados, encuentran respuestas que son distantes e infinitas, y que los humanos emplearon para dar origen a su cultura. En lo mítico, el mundo indígena actual se constituye envolviéndose en sus facilidades y en su día a día. El historiador dice que el mito forma parte ya de nuestra vida, que camina con nosotros como un guía, forjándose más y más con las vivencias cotidianas. Tenemos para demostrarlo el mito de la Madre Tierra, que con el calendario cíclico de los agricultores rige las relaciones con la naturaleza, y los campesinos crean a partir de esta ocupación un diálogo que les permite sembrar la milpa y evitar cultivos extraños, como el de la caña de azúcar que, en la tradición indígena, se dice que hace mal, que es un diablo, la figura opuesta al maíz. También los dichos, como un ejemplo especial, surgen de las anécdotas de esta cotidianidad, con cierta malicia son exhortaciones y tienen su función didáctica, y simultáneamente proyectan sus orígenes prehispánicos. Es la mitología tlacuachera —con las extraordinarias aportaciones del maestro, quien se consideró él mismo tlacuachólogo— de las más maravillosas del libro. Las peculiares metamorfosis de este fantástico personaje y
sus maneras maliciosas de enfrentar a la gente hacen del tlacuache un animal merecedor de narraciones. Cuando se transforma en un nagual cuya dieta es exquisita: pulque y maíz, nos hace pensar por un instante que todos conocemos a algún nagual-tlacuache o que, en el mejor de los casos, somos nosotros. Así, en voz del maestro, este animal de milenaria historia toma el significado de símbolo, y se le añade a sus cualidades y hazañas la esencia de ladrón. La fuerza tlacuache ha sido el motor de los ladrones que se disfrazan con ese encanto. Otro fuerte elemento en la narración es la concepción dual en los mitos y que López Austin nos ilustra con las llamadas sinonimias: categorías con frecuencia intercambiables como lo masculino y lo femenino, la oscuridad y la luz, el cielo y el inframundo, todos elementos que dividen en dos el universo en la tradición mesoamericana. López Austin también nos dice que la dualidad existe en otros ámbitos: en la comida, en las enfermedades, en la medicina, en el cuerpo. Toda esta práctica prehispánica de la dualidad sobrevive. Muestra de ello es la medicina tradicional indígena, donde se designan enfermedades como malos aires o males calientes, dando a la naturaleza el atributo de frío o caliente, no como temperatura, sino como cualidad. Hay que resaltar en estas formas de contrariedades el uso de los populares difrasismos que en la lengua náhuatl son muy abundantes. Los complementos, inamic en la traducción del autor, son otro ejemplo de esta dualidad en la tradición mesoamericana. El uso de los inamic es una forma de compensación, de equilibrio. Entendemos así que las medicinas son el complemento de las enfermedades, que la mujer es el complemento de hombre y que la salsa es el complemento del taco.
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l autor nos lleva al mito más dulce, el fruto corazón, sangre, dígase el cacao, que hoy se consume en todo el mundo. Sirvió en las antiguas civilizaciones mesoamericanas como moneda y regía las relaciones entre los humanos. En alguna de mis vivencias diarias me encontré con la sorpresa de que este fruto llegaba incluso a falsificarse con huesos de aguacate pintados y si alguien era descubierto se le condenaba con el sacrificio. Pero son, además de su valor por encima de los metales preciosos, como el maestro lo dice, las cualidades nutritivas y medicinales del fruto las que asombraron a los conquistadores. Los españoles sacaron sus propias conclusiones sobre el cacao apuntando que mal comido y sin tueste podía ocasionar estreñimiento, provocar ansias e hinchazones y saltos del corazón, pero si se consumía tostado y molido engordaba, sanaba a la persona, ayudaba a la digestión y ponía alegre a quien lo comía. Todas las manifestaciones míticas que nos regala El conejo en la cara de la luna se entrelazan. Su evocación de la lógica y la belleza mitológica servía para ver una realidad que trascendía en un diálogo, en una conversación con los dioses, pues posee propósitos y un lenguaje. En el sentido de la cosmovisión mesoamericana, cimentada en las creencias, los mitos expresan una historia de la transformación, del movimiento, de las carencias. López Austin dice que el mito no es una creación libre, que tiene una composición y elementos obligatorios, un antes y un después que da como producto una construcción humana que explica los misterios más profundos de la vida en la Tierra y pertenece sólo a los humanos, no a los dioses. Las divinidades son reflejo del ser humano y se crean a partir de los mitos que a su vez crean el otro mundo, y para entenderlo se analiza en
Alfredo López Austin por Francisco Toledo
la razón y en la belleza de esta narrativa: aunque esconda maravillas, mantiene lo extraordinario de la creación. No podemos separar la mitología mesoamericana de la forma del rito que tenían los humanos. Es esta autenticidad de cada elemento la que vuelve rígida la relación del humano y sus figuras míticas, y que va dando origen con libertad un producto propio que no es meramente único o puro, pero se asimila y se adapta a la cultura de cada pueblo, emitiendo sentido a un pensamiento en varias regiones del mundo. En el mito germinan las percepciones de la realidad humana, y las similitudes fundacionales entre culturas se han vuelto un símbolo, una fórmula compleja que con su fermentación profunda en el ingenio da sentido al mundo y a cada persona. Entendamos pues que los mitos se nos alojan en lo más profundo de la conciencia y nos han determinado en el mundo como lo que somos (o creemos ser). ¿Por qué enviar los pajes con los encargos se remonta a tiempos del mítico Quetzalcóatl? ¿Por qué sabemos que los tlacuaches tienen la cola pelona por robarse el fuego? ¿Por qué si uno come cacao mal tostado le da el mal de la madre? Estas manifestaciones de nuestra cultura conservan las formas tradicionales y mantienen vigente el corazón de la sabiduría prehispánica, que siendo la fuente de nuestra historia nos da, a manera de privilegio, la dicha de poder mirar al conejo en la cara de la luna n
Justine Monter Cid
Viñetas de Francisco Toledo para Una vieja historia de la mierda, de Alfredo López Austin, 1988
PARA CONSERVAR LOS MAÍCES QUE EL PLANETA NECESITA DECLARATORIA DEL ENCUENTRO ESTATAL “MAÍZ COMUNAL DE OAXACA PARA EL MUNDO”
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n Oaxaca de Juárez, ciudad de la resistencia, los días 27 y 28 de septiembre de 2019, nos reunimos campesinas y campesinos indígenas del estado de Oaxaca con la finalidad de reflexionar sobre las problemáticas que ha visibilizado el mal llamado “maíz mixe”, analizar las políticas públicas del actual gobierno hacia el campo mexicano, y proponer alternativas frente a las agresiones que sufren los maíces nativos y el campo mexicano. Bajo el disfraz de la ciencia y el desarrollo, científicos estadunidenses cometieron del 2006 al 2015 una serie de agravios a comunidades indígenas mesoamericanas que desembocaron en la solicitud de patentar características genéticas derivadas del maíz olotón, que fue sustraído de la comunidad mixe de Totontepec y del cual se encuentra documentada su existencia desde la década de los 50 del siglo pasado en Guatemala y México. Vemos con preocupación los ordenamientos internacionales a los que México está empujado a ratificar, como el Protocolo de Nagoya sobre acceso a recursos genéticos y el Convenio de la Unión Internacional para la Protección a las Obtenciones Vegetales (UPOV 1991), a lo que lo obliga el nuevo Tratado comercial con Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Son instrumentos que legitiman el despojo de los recursos genéticos bajo un supuesto reparto de beneficios, por un lado, y por el otro la criminalización del libre intercambio de semillas, para favorecer el interés de las empresas transnacionales, menospreciando el hecho de que el maíz es una creación mesoamericana que tardó miles de años en producirse y de la que ahora quieren apropiarse para lucrar. Calificamos esta acción como un acto de biopiratería y aseveramos que las universidades de California-Davis y Wisconsin-Madison, al servicio de la empresa Mars Inc., no realizaron ningún descubrimiento, sólo pretenden apropiarse de nuestros saberes ancestrales, mostrando desconocimiento y menosprecio de la ciencia tradicional que actualmente en nuestras comunidades se expresa como costumbre.
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comerciales que pretenden sustituir los espacios donde se siembra la milpa. La importación creciente de maíz transgénico se está haciendo con el propósito de servir de alimento a los animales de las granjas que han trasladado de Estados Unidos a México, mismas que ya han ocasionado graves problemas de contaminación e incluso la aparición de enfermedades provocadas por el uso intensivo de antibióticos para la crianza de cerdos, pollos y bovinos en condiciones de hacinamiento. México produce el maíz que necesita para comer, pero las políticas globales de ventajas comparativas pretenden que dejemos de producir nuestros propios alimentos. Mientras se exportan verduras, frutas y hortalizas que necesitan grandes cantidades de agua para su producción, importamos granos que son el alimento cotidiano de la mayoría de la población. Los bancos de germoplasma que se han construido a base de las miles de colectas que se han realizado en los últimos años a través de ferias de semillas organizadas por el CIMMyT, el SNICS y el INIFAP, entre otras instituciones, y con la participación de investigadores sin ética profesional, sólo han servido para concentrar la diversidad genética de nuestro país en manos de las empresas transnacionales. La biotecnología, así como la agricultura digitalizada y robotizada no son la panacea para salvar del hambre al planeta, son falsas soluciones que solo pretenden concentrar la producción de alimentos en manos de cada vez menos empresas transnacionales que pretenden controlar nuestras vidas.
Por eso hacemos un llamado: n A las comunidades indígenas y campesinas a seguir
practicando la comunalidad como una forma de vida, a sembrar las semillas propias y utilizar técnicas ancestrales y agroecológicas para la producción de sus alimentos. La libre determinación de nuestros pueblos sólo será
posible en la medida que hagamos posible la soberanía alimentaria. Para nuestros pueblos el ejercicio de la política va más allá de participar en una elección, llevémoslo a la práctica mediante la siembra de nuestras semillas y el consumo de los alimentos que de ellas provengan. n A la comunidad científica a que actúe con una ética de respeto a los saberes tradicionales y se ponga al servicio de los pueblos buscando soluciones a nuestros problemas; que cuando tengan la posibilidad de utilizar los conocimientos de frontera, los resultados de sus investigaciones y propuestas sean respetuosos de la naturaleza. n A los maestros oaxaqueños a que utilicen el maíz como un elemento importante en la construcción de sus proyectos para la educación de las niñas, niños y jóvenes. n Al gobierno mexicano a dejar de simular que apoya al campo y dejar en manos de los indígenas y campesinos las decisiones para que produzcan sus propios alimentos. El maíz comunal es una práctica. Una forma de compartir. Una forma de vida. En Oaxaca es guelaguetza del pueblo, no sólo dinero y ganancia Nos declaramos conservadores de las semillas que el planeta necesita para sortear los problemas que ya se están presentando y porque tenemos el propósito de conservar la vida. El día de hoy entregamos nuestras semillas del maíz olotón, que se siembra en muchas comunidades de Oaxaca, así como de otros maíces y otras plantas a la Vía Campesina, la organización campesina más importante del mundo para que por su conducto llegue a los campesinos interesados en sembrarla en sus respectivos países y no tengan la necesidad de comprarla a empresas transnacionales. Quedan bajo su resguardo para sembrarlas, hacerlas florecer y reproducirlas para adaptarlas a sus circunstancias n Oaxaca de Juárez, Oaxaca, México, a 28 de septiembre de 2019. Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo de Oaxaca.
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a práctica de la milpa siempre ha contribuido a enfriar el planeta. El que hoy se enteren por medio de la tecnología que ha desarrollado la ciencia occidental de que el maíz olotón se alimenta del nitrógeno que capturan las bacterias que viven en el mucílago que segregan sus raíces, así como que podrían manipular esta cualidad para disminuir el uso de fertilizantes hechos a base de petróleo, no les da derecho a apropiarse de este conocimiento milenario que desde la perspectiva indígena debe seguir en manos de quienes trabajan la tierra para producir sus alimentos. En relación a las políticas públicas que se están impulsando hacia el campo mexicano, vemos con desagrado que se utilizan políticas paternalistas con el disfraz del combate a la pobreza que están individualizando la entrega de recursos mínimos a los campesinos, propiciando con esto la desintegración del tejido comunitario, al mismo tiempo que asestan un golpe a los derechos colectivos de los pueblos indígenas. Así, mientras que se promete reconocer la libre determinación de los pueblos indígenas, en los hechos se imponen programas que en aras de la transformación destruyen la comunidad. Vemos al programa “Sembrando vida” como la intención de dividir las tierras de uso común para sentar las bases de su futura privatización, mediante la erosión del tejido social propiciado por la toma de decisiones en pequeños grupos que ignoran la existencia de las asambleas comunitarias. Lo vemos como el impulso al establecimiento de plantaciones
Norogachi, Sierra Tarahumara, Chihuahua, 2009. Foto: José Carlo González
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LOS ROSTROS DEL DOLOR MIGRANTE Balam Rodrigo: Marabunta. Yaugurú, Montevideo, 2018 Balam Rodrigo: Libro centroamericano de los muertos. Fondo de Cultura Económica, México, 2018.
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sí como Dante tuvo como guía al poeta Virgilio para conocer los escenarios del infierno y del purgatorio en la Divina Comedia, Balam Rodrigo recorre los infiernos que representan Centroamérica y México para los miles de migrantes que cruzan la frontera sur de nuestro país en una muerta esperanza de llegar sanos y salvos a Estados Unidos; en momentos apoyado por Jorge Luis Borges y su ceguera lúcida, así como en la imagen de su padre, gran trashumante que ayudó a muchos hermanos centroamericanos en su sueño de llegar a la tierra prometida. Los poemas contenidos en Marabunta y Libro centroamericano de los muertos, reflejan un grito de dolor que enseña los miles de rostros de la miseria humana, donde de manera implícita se conjugan el miedo y la valentía, el odio y el amor, la muerte y la vida. La migración como tema central es una cebolla de mil capas, ya que para el que deja su terruño todo lo que existe son caminos que conducen a otros caminos que a veces no llevan a ninguna parte. Hablar de la migración es arrancarle la piel a tirones a la realidad circundante que se disfraza con ciertos valores y elementos culturales que determinan la identidad de pertenencia a un pueblo o país, diferenciando al “nosotros” de los “otros” que en cierta forma es la negación de la existencia de lo humano que nos habita. En el atado de espigas que son los poemas de Marabunta vamos encontrando las primeras semillas de la rabia y la frustración de ser un desposeído: “Dios está de nuestro lado: Él tampoco necesita pasaporte”. Se escupen las interrogantes: “¿Tengo acaso país, me envuelven las ropas de alguna patria/o es capaz de sujetarme alguna frontera con sus límites? ¿Acaso me pertenece alguna tierra para que diga ‘esta heredad es mía’?”. También nos llega una brisa de asombro y ternura hacia las cosas y los seres que por ser comunes se vuelven mágicos: “Yo dibujé una torta en la pared de nuestra casa”, una oda a la buenaventura de saciar el hambre propia y ajena con un pan relleno de milanesa y quesillo. Se conoce a Orlin, El cíclope de Dios, al que le faltaba el ojo derecho, una especie de representación del dios Odín y del mago Merlín, por su poder para convertir las migajas del pan y las sobras del pollo y la milanesa en una torta nueva, un milagro que sólo podría realizar un ser que rechazaba la muerte y alimentaba a todos con la ternura humana. Existe la descripción de las peripecias de enfrentarse a la muerte y salir librado. La aventura vivida en la persecución por el marero, ya que en voz del poeta, los malandros son “libros de carne tatuados por la muerte”. Lenguaje iconográfico que es un sórdido reclamo para ser visible en un mundo donde el dios dinero categoriza lo bueno y lo malo. La metáfora del cuchillo que puede escribir una línea en el cuello inédito de un hombre que violenta la vida de otros hombres dibuja la frontera entre la vida y la muerte. Los viajes de Tapachula a Tecún Umán y viceversa, el retrato puntual de la madre que costura vestidos y zurce el destino de la familia, Penélope esperando al hijo y al esposo. La epopeya de la miseria y de esperanzas se puede escribir en medio de charcos de sangre, vejaciones, secuestros y violaciones. Y como parábola
Migrantes centroamericanos en el albergue La 72, Tenosique, Tabasco, 2019. Foto: Maya Goded
viviente se presenta la narración sobre la desdicha de Juan López; confundido con miembro de la mara salvatrucha es levantado por las Fuerzas Especiales Antimara en Tapachula y golpeado de manera salvaje, dándole puñetazos y puntapiés hasta reventarlo. Ya en la cárcel enfrenta la furia de El Cipote, “guanaco, hijo de nadie, mara salvatrucha”, que le exige con otros seis hombres la explicación por el tatuaje “Mara”, y ante la respuesta negativa de Juan de ser un malandro o un marero recibe tremenda golpiza que lo deja “con un riñón casi inservible, siete dientes menos, tres costillas rotas y una sentencia de muerte de la mara”. Luego de dos días de prisión es interrogado y confiesa que él es albañil y que su esposa se llama Mara Noemí Hernández Santiz. La herida sin cicatrizar es Centroamérica, patria de nadie, donde miles de hombres y mujeres buscan cruzar al territorio de México, frontera del éxodo, cuya historia de horribles crímenes deambula en la memoria de las víctimas, quienes deben vivir en sangre propia la furia de los xenófobos, “los furiosos desertores del amor”. Centroamérica, jaguar migrante sin destino alguno, se aferra “a la imagen de una patria inconclusa” con la amargura de ser un desposeído, ante lo cual Balam Rodrigo lanza una proclama poética: “que todo el mundo migre a donde quiera, porque la libertad no tiene nombre”, y termina con la sentencia: “Yo heredo este grito de sol a los cobardes: aquel que esté libre de odios y fronteras, que arroje la primera voz”. También se podría decir: el que esté libre de migrantes, que tire la primera frontera.
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l Libro centroamericano de los muertos. Brevísima relación de la destruición de los migrantes de Centroamérica, colegida por el autor, de la orden de los escribidores de poesía, año de MMXIV, desnuda las atrocidades contra los migrantes en nuestro país. Palimpsesto con huellas de la obra Brevísima relación de la destruición de las Indias, colegida por el obispo don fray Bartolomé de las Casas o Casaus,
de la orden de Santo Domingo, año 1552, el libro de Balam Rodrigo es una narración polifónica que abre surcos en la conciencia de una tragedia humana que no tiene parangón. Los invisibles, los desposeídos, los que no tienen la palabra y el poder económico y político se vuelven extranjeros en su propia patria, de ahí la necesidad de construir el rostro de otra patria más benigna con ellos. Hallamos en los poemas de este libro que Dios, hecho a semejanza del hombre, también está en el exilio, migra viajando en el lomo de La Bestia acompañando en su viacrucis “a los desterrados, a los expatriados, a los sin tierra, a los pobres”, diciéndoles: “El que quiera seguirme a Estados Unidos, que deje a su familia y abandone las maras, la violencia, el hambre, la miseria, que olvide a los infames caciques y oligarcas, y sígame”. Es poética la descripción de los episodios de crímenes e injusticias referidos a los migrantes de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, cometidos por las organizaciones criminales y autoridades mexicanas en diversos escenarios del territorio nacional, desde el Suchiate hasta San Fernando, Tamaulipas. En este viaje incierto los guías son Roque Dalton, Otto René Castillo y Francisco Morazán. Con tinte rulfiano (“Vine a este lugar porque me dijeron que acá murió mi padre en su camino hacia Estados Unidos”), el migrante cuenta su historia de horror y miseria, pues huyendo del odio y la podredumbre encontró la muerte en el Suchiate y es hoy un fantasma que despierta miedo a otros migrantes. La prostitución forzada y la violación son realidades crueles que viven las mujeres, carnes para una jauría que busca saciar su lujuria manchando la dignidad de las muchachas vendidas por otros migrantes y a veces por los mismos familiares. Miles de sueños truncados: la esperanza de llegar a ser un cantante famoso, de convertirse en un futbolista, de jugar en un equipo grande de futbol y ganar muchos dólares, pero la muerte no tiene cancha, hace su partido en cualquier momento y llega sin avisar. Venci-
dos por el sueño, hombres y mujeres caen de La Bestia y se convierten en carne triturada, cuerpos mutilados. “Sé que Dios juega futbol allá en cielo. Pero aún no quiero estar en su equipo”. Secuestros a plena luz del día, despojo de pertenencias, tortura para obligar a los familiares a pagar el rescate. “Me registraron del culo a la garganta, y si la mierda y todos los cerotes míos hubiesen valido su peso en oro, me habrían secuestrado por más días y puesto a cagar durante siglos”, confiesa, brutal, un migrante usado como burro para pasar la droga a Estados Unidos que terminó muerto por asfixia. La Patrona, Amatlán, Veracruz y Ciudad Ixtepec son pedazos de alegría para calmar el hambre y tener un descanso. Dolor, miedo y una esperanza en capullo, que más parece desesperanza: “Alguien que grita contra el frío, reza: ¿Centroamérica, Centroamérica, por qué me has abandonado?”. La Bestia se arrastra sobre los rieles con la promesa rota, relámpago en la oscuridad del hambre y la miseria antiguas, su silbido es un grito, la búsqueda de la libertad de miles de migrantes de una Centroamérica que dirige sus pasos hacia la tierra prometida. Algún día, cuando el mundo abra su corazón libre de fronteras, podremos decir: “Dejen que los migrantes vengan a mí, ya que es de ellos el reino de los cielos, tierras y mares. Todos somos migrantes”.
INSOMNIO DE CENTROAMÉRICA Voy desnudo de una voz que llueve higos, grietas de una sal transparente, agua endurecida que vegeta junto al mar y sus rescoldos. Pétreas mieles en la hora del azar abandonan los relojes y el destino, bestia que mastica el mundo y sus adagios por la grieta. En esta hora en que el embrión hincha su cauda, las valvas del dolor abren maduras, y de golpe las yeguas relinchan sus euforias bendecidas: abolid el odio y sus fronteras.
Esteban Ríos Cruz
Balam Rodrigo Esteban Ríos Cruz, poeta binnizaá de Asunción Ixtaltepec,
(de Marabunta)
Oaxaca. Reseña publicada originalmente en La raíz invertida. Revista Latinoamericana de Poesía, 21 de agosto, 2019.
Migrantes centroamericanos abordan La Bestia. Arriaga, Chiapas, 2019. Foto: Alfredo Domínguez/ La Jornada
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Semana Santa en Norogachi, Sierra Tarahumara, Chihuahua, 2009. Foto: José Carlo González
NI SALVAJE, NI PULMÓN, NI GRANERO DEL MUNDO LEONARDO BOFF
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l Sínodo pan-amazónico en octubre de este año en Roma demanda un mejor saber sobre el ecosistema amazónico. Hay que deshacer mitos. Primer mito: el indígena como salvaje y genuinamente natural, y por eso en sintonía perfecta con la naturaleza. Se regularía por criterios no-culturales sino naturales. Estaría en una especie de siesta biológica ante la naturaleza, en una perfecta adaptación pasiva a los ritmos y a la lógica de la naturaleza. Esta ecologización de los indígenas es fruto del imaginario urbano, fatigado por el exceso de tecnificación y de artificialización de la vida. Lo que podemos decir es que los indígenas amazónicos son humanos como cualquier otro ser humano y, como tales, están siempre en interacción con el medio. La investigación comprueba cada vez más el juego de interacción entre los indígenas y la naturaleza. Ellos se condicionan mutuamente. Las relaciones no son “naturales” sino culturales, como las nuestras, en un intrincado tejido de reciprocidades. Tal vez los indígenas tienen algo de singular que los distingue del hombre moderno: sienten y ven a la naturaleza como parte de su sociedad y cultura, como prolongación de su cuerpo personal y social. No es, como para los modernos, un objeto mudo y neutro. La naturaleza habla y el indígena entiende su voz y su mensaje. La naturaleza pertenece a la sociedad y la sociedad pertenece a la naturaleza. Están siempre adecuándose mutuamente y en proceso de adaptación recíproca. Por eso están mucho más integrados que nosotros. Tenemos mucho que aprender de la relación que ellos mantienen con la naturaleza. Segundo mito: la Amazonia es el pulmón del mundo. Los especialistas afirman que la selva amazónica se encuentra en un estado clímax. Es decir, se encuentra en un estado
óptimo de vida, en un equilibrio dinámico en el cual todo es aprovechado y por eso todo se equilibra. Así la energía fijada por las plantas mediante las interacciones de la cadena alimentaria conoce un aprovechamiento total. El oxígeno liberado de día por la fotosíntesis de las hojas es consumido de noche por las propias plantas y por los demás organismos vivos. Por eso la Amazonia no es el pulmón del mundo. Pero funciona como un gran filtro del dióxido de carbono. En el proceso de fotosíntesis se absorbe gran cantidad de carbono. Y el dióxido de carbono es el principal causante del efecto invernadero que calienta la tierra (en los últimos 100 años aumentó un 25%). Si un día la Amazonia fuese totalmente deforestada, serían lanzadas a la atmósfera cerca de 50 mil millones de toneladas de dióxido de carbono al año. Habría una mortandad en masa de organismos vivos. Tercero mito: la Amazonia como el granero del mundo. Así pensaban los primeros exploradores como von Humboldt y Bonpland y los planificadores brasileros en tiempos de los militares en el poder (1964-1983). No lo es. La investigación ha demostrado que “la selva vive de sí misma” y en gran parte “para sí misma” (cf. Baum, V., Das Ökosystem der tropischen Regeswälder, Giessen, 1986, 39). Es lujuriante pero con un suelo pobre en humus. Parece una paradoja. Lo dejó bien claro el gran especialista en Amazonas Harald Sioli: “la selva crece realmente sobre el suelo y no del suelo” (A Amazônia, Vozes, 1985, 60). Y lo explica: el suelo es solamente el soporte físico de una trama intrincada de raíces. Las plantas se entrelazan por las raíces y se sostienen mutuamente por la base. Se forma un inmenso balance equilibrado y ritmado. Toda la selva se mueve y danza. Por esto, cuando una es derribada arrastra con ella a otras varias.
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a selva conserva su carácter exuberante porque existe una cadena cerrada de nutrientes. Están los materiales en descomposición en el suelo, la capa vegetal
de hojas, frutos, pequeñas raíces, excrementos de animales silvestres, enriquecidos por el agua que gotea de las hojas y el agua que escurre de los troncos. No es el suelo lo que nutre los árboles. Son los árboles los que nutren el suelo. Estos dos tipos de agua lavan y arrastran los excrementos de los animales arborícolas y animales de especies mayores como aves, macacos, coatis, perezosos y otros, así como la miríada de insectos que tienen su hábitat en la copa de los árboles. Existe también una enorme cantidad de hongos y un sinnúmero de micro-organismos que juntamente con los nutrientes reabastecen las raíces. Por las raíces, la sustancia alimenticia va a las plantas garantizando la exuberancia extasiante de la Hiléia amazónica. Pero se trata de un sistema cerrado con un equilibrio complejo y frágil. Cualquier pequeño desvío puede acarrear consecuencias desastrosas. El humus no alcanza comúnmente más que 30-40 centímetros de espesor. Con las lluvias torrenciales es arrastrado fuera. En poco tiempo aflora la arena. La Amazonia sin la selva puede transformarse en una inmensa sabana o hasta en un desierto. Por esto la Amazonia jamás podrá ser el granero del mundo, pero seguirá siendo el templo de la mayor biodiversidad. Constataba el especialista de la Amazonia Shelton H. Davis en 1978, y sirve igualmente para 2019: “En este momento se está librando una guerra silenciosa contra pueblos aborígenes, contra campesinos inocentes y contra el ecosistema de selva en la cuenca amazónica” (Víctimas del milagro, Saar, 1978, 202). Hasta 1968 la selva estaba prácticamente intacta. Desde entonces, con la introducción de los grandes proyectos de las hidroeléctricas y del agronegocio, y hoy con el anti-ecologismo del gobierno Bolsonaro, continúa la brutalización y la devastación de la Amazonia n 12 de agosto de 2019