EvE Gil
el Nobel de la globalizacióN
IshIguro ■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 5 de noviembre de 2017 ■ Núm. 1183 ■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Director Fundador: Carlos Payán Velver
Kazuo
Cataluña: ¿Qué espera la gente común de la independencia? Pedro Saboulard
Mihail SEbaStian: la lengua y la patria Leandro Arellano
Blade RunneR: el cine como reflejo Ricardo Guzmán Wolffer
Sincretismos orientales: el exorcista azul Mayra Inzunza
SueñoS
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Siete novelas y un libro de relatos le han bastado a Kazuo Ishiguro, británico de origen japonés, para obtener el Premio Nobel de Literatura, máximo reconocimiento internacional, o global –quizá mejor dicho en virtud de los tiempos que corren–,
Pedro Saboulard *
como bien apunta Eve Gil en el ensayo-semblanza sobre el autor de Pálida luz de las colinas
UN PASTOR Y SETENTA CABRAS ANTE EL MÉTODO DE FRACKING APROBADO POR EL GOBIERNO ESPAÑOL EN CATALUÑA.
y la bien conocida Los restos del día. Más próximo a Jane Austen que a Kenzaburo Oé, contemporáneo y afín a Salman Rushdie, Ian Mc Ewan y Margaret Atwood, Ishiguro es uno de los más claros representantes de una literatura mayormente preocupada por el temperamento y la idiosincrasia culturales, que por las fronteras políticas y administrativas. Además del ensayo de Gil, ofrecemos a nuestros lectores un fragmento de El gigante enterrado, la obra más reciente de Ishiguro.
Comentarios y opiniones: jsemanal@jornada.com.mx
E
l mundo ha seguido paso a paso la contienda de Cataluña por su independencia. Los diarios y noticieros dan cuenta de las consignas, las manifestaciones, las banderas a rayas rojas y amarillas con la estrella blanca sobre fondo azul. Pero detrás de estos símbolos y de los discursos de los dirigentes hay personas de carne y hueso, memorias, vidas, puntos de vista a los que podemos acercarnos desde el exterior. La primera vez que supe del independentismo Catalán fue por las palabras de Marc Muntanya, un peculiar e ilustrado pastor de cabras del pueblo de Riudaura. Situado sobre la riera de aguas claras que le da su nombre y sumergido entre bosques de hayas –fagedas, en catalán–, Riudaura es un pueblo con calles de piedra, cuatrocientos habitantes y una torre pequeña, lo único que queda en pie del antiguo monasterio del siglo ix . Marc tiene treinta y dos años y un rebaño de setenta cabras. Él mismo las ordeña, las cuida, produce el queso, lo añeja y lo empaca, para finalmente distribuirlo y venderlo.
–Soy de un país que todavía no existe. Marc siente una ligazón profunda a su tierra y ve una grave amenaza en la política del actual gobierno de España que promueve el fracking (proceso de fractura hidráulica de explotación y exploración), que consiste en inyectar líquido a presión en el subsuelo para que las rocas se resquebrajen y sea posible extraer gas y petróleo. No es sólo agua lo que se inyecta, también una mezcla de óxido de aluminio, arena y otros químicos.
La mezcla emergente de agua con óleos y arena suele tener un efecto nefasto sobre el ambiente. Algunas de las cabras de Marc tienen nombres colectivos. –Las más queseras las compré en Francia, son diez y se llaman las Madammes. Sus hijas son las Mini-Madammes. Pero la que más quiero se llama Yerania, por la flor. Cuando era pequeña tuvimos que alimentarla con biberón, se la pasaba dentro de la casa y se comía los geranios de mi madre. La Capitana es la líder del rebaño. A esa le puse un collar de GPS , que me permite saber siempre donde está, sigo la posición por mi celular y sé que donde ella va, la sigue el rebaño. Por eso es la Capitana. A Marc le gusta bañarse en la charca de Surita. Según la leyenda, una profesora vasca se bañaba allí hace más de cien años, aunque hay vecinos que aseguran haberla visto desnuda hace apenas veinte. En 2012 descubrieron que en Riudaura se habían puesto en marcha varios proyectos de fracking. No era un caso aislado; el procedimiento estaba cundiendo a lo largo de los Pirineos. Sin contactar con la comunidad de la región ni las autoridades locales, la compañía Teredo Oils había firmado el permiso y estaba lista para dar inicio a la explotación. Lo preocupante del proyecto de fracking, más allá además del riesgo de contaminación de aguas, era el aumento en el tránsito de camiones, el peligro de fugas químicas y los bajísimos beneficios locales que dejaría
Directora General: C armen L ira S aade , Director: L uiS T ovar , E d ic i ón : F ranCiSCo T orreS C órdova y r iCardo y áñez . Coordinador de arte y diseño: F ranCiSCo G arCía n orieGa , Formación: m arGa P eña , Diseño de Columnas: J uan G abrieL P uGa , Tel. 5604 5520. Retoque Digital: a L e J a n d r o P av ó n , Publicidad: e va v a r G a S y r u b é n H i n o J o S a , 5688 7591, 5688 7913 y 5688 8195. Correo electrónico: jsemanal@jornada.com.mx, Página web: www.jornada.unam.mx
Portada: Un japonés que no lo es Foto: AP/ Alastair Grant
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de un paStor
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Cataluña : ¿Qué espera la gente común de la independencia? Marc aprendió el oficio desde pequeño. Sus padres no tenían rebaño, pero por tradición cada pueblo catalán solía tener uno o más pastores. De niño Marc los acompañaba con las ovejas, tal vez él mismo como una oveja más, aunque seguramente menos guardián que Pastora. Cuando se dio la voz de alerta del fracking en Riudaura, hubo unanimidad en el pueblo. Todos los vecinos se conocen entre sí, si no por nombre y apellido, sí por el apodo o por la casa en la que viven. A Marc lo llaman el hijo de Eulalia. A las reuniones contra el fracking asistían unas doscientas personas de ideologías diversas e incluso antagónicas. Había neoliberales, derecha conservadora, anticapitalistas, ecologistas, socialistas, republicanos, todos unidos por una convicción: por delante de sus intereses particulares estaba el riesgo que el fracking representaba para las futuras generaciones. Como la aldea de Ásterix y Óbelix nunca tuvo un nombre asignado por su autor, René Goscinny, los vecinos de Riudaura lo asumieron como propio: un pueblo diminuto desafiando una multinacional. Con su rebaño de cabras Marc no pierde dinero y tampoco gana mucho.
el proyecto, en contraposición con los réditos para la corporación extranjera.
–Mi verdadero patrimonio es el agua de la región –dice–. El agua es vida. Dejarle a los hijos una tierra con agua abundante y limpia es la mayor riqueza. La presión constante de los vecinos de Riudaura consiguió que el Parlamento Catalán pusiera en acción una comisión para estudiar el caso. El permiso de explotación se suspendió y se reunieron expertos, vecinos y alcaldes durante meses. Finalmente decretaron la ley 2-2014 (27 enero), que prohíbe el prospecto y explotación de fracking no sólo en Riudaura sino en toda Cataluña y, como efecto dominó, hizo que cayeran también los prospectos de Cantabria y el País Vasco. Marc ordeña a sus cabras dos veces al día, lo cual le produce tendinitis. Hay días que el brazo le duele hasta el codo. La primera ordeña del día es al salir el sol, con música en el establo. Él personalmente prefiere las arias, como la de la ópera Pagliacci, “Leoncalvallo”, “La furtiva lágrima” de L´Elisir d´Amore, el “Nessun dorma”, de Turandot. Pero sospecha que las cabras no comparten sus gustos y prefieren una música clásica más serena, como Chopin o Tchaikovsky, que les baja el ritmo y las tranquiliza.
–Para cuidar mi rebaño tengo dos perros pastores, Trotski y Estonia. Y una perra guardiana que se llama Pastora. Su trabajo es estar siempre con el rebaño, sentirse cabra entre las cabras y proteger al rebaño de depredadores como lobos o perros sueltos.
–Es bonito ver setenta cabras echadas y adormecidas por una canción. Después de que la movilización social de Riudaura consiguiera que el Parlamento Catalán prohibiera el fracking, el caso pasó a manos del Tribunal Constitu-
Marc, pastor de cabras. Fotos del autor
S EGún El GobiErno ESpañol , nuEStra aSpiraCión ES ilEGal , pEro Cuál MoviMiEnto indEpEndEntiSta no lo ha Sido … CiErtaMEntE no fuE “ lEGal ” El dE
M éxiCo Cuando SE indEpEndizó dE E Spaña …
cional de Madrid, donde el PP , partido de gobierno, tiene mucho peso. En abril de 2016 y sin mayor discusión, ese tribunal denegó la ley del Parlamento Catalán, dándole vía libre nuevamente al fracking en todo el país. En cualquier momento pueden reactivar el proyecto en Riudaura. No saben cuándo entrarán las máquinas y empezarán los operativos. –El plan energético del gobierno español es una gran corrupción –dice–. Tiene leyes que desalientan las energías alternativas, como el llamado impuesto al sol, que impone fuertes gravámenes a la energía extra obtenida por paneles fotovoltaicos y desalienta la industria ¿Cómo es posible que Alemania tenga más paneles solares, si en España hay muchísimo más sol? Marc camina descalzo entre las cabras. Dice que así se siente cómodo, está en contacto con la tierra y puede determinar si el suelo es húmedo y frío y si está afectando al rebaño. Tiene una sólida formación política y muchas otras razones que considera de peso para desear la independencia, pero su empeño particular es una Cataluña libre de fracking. –Mientras que Cataluña sea parte de España, el maltrato de la tierra y ese tipo de abusos continuarán existiendo. Nuestra independencia es una aspiración posible y necesaria, es un proyecto transversal con perspectiva moderna, y más importante aún, es la fuerza de un pueblo unido. Según el gobierno español, nuestra aspiración es ilegal, pero cuál movimiento independentista no lo ha sido… ciertamente no fue “legal” el de México cuando se independizó de España… Marc soslaya los peligros de una fuerza de ocupación, en caso de que se dé la declaración de independencia. –Nos tomamos las cosas con humor y cachondeo. Es nuestra manera de allanar el camino. ¿Quieren ocuparnos con la Guardia Civil? Se encontrarán en un Viet-troll. Marc Muntanya, pastor de Riudaura, se despide enseñándome algo de catalán. Empieza por su poema favorito, Ara Mateix (Ahora mismo), de Miquel Martí i Pol: –Que tot està per fer i tot és posible: “Que todo está por hacer y todo es posible”
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*Narrador colombiano, graduado en Literatura en la Universidad de los Andes, Colombia, con maestría en Literatura Hispánica por la upenn de Filadelfia. Es autor de la novela Épica patética.
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RELATO
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Los viejos se mudan Diego Armando Arellano
M
su mirada en otro lado y perdía los ojos entre los arbustos y la hilera de pinos que amá era la única contenta. Siempre quiso una piscina en casa, del no acababa. No quería presionarlo, me dolía en el alma la separación pero era cosa tamaño que fuera siempre y cuando el agua le diera a la cintura. inevitable. Me senté junto a él, quise intentar una charla. Tarde o temprano íbamos Ahora iba a gozar de una en el nuevo hogar, aunque estaba consa despedirnos: ciente de que debía compartirla. En cambio mi padre se resistía, –Padre, yo no voy a abandonarlos. No sabe lo bien que van a tratarlo. le preocupaba el dolor de su columna. Tenía años batallando con–Este lugar no me gusta. Hay unos hombrecillos escondidos detrás de aquellos tra algo que sabía de sobra ya estaba perdido. Cada día le costaba caminar mejor árboles. o levantarse. Ya no se podía agachar cuando una moneda o cualquier cosa se le –En un mes voy a regresar. Viene Lourdes, también. caían de las manos. Estaba cansado, muy viejo. En el camino me preguntó varias –Esa cretina, bah. veces qué iba a pasar si el dolor le reaparecía durante la madrugada, su mayor –Padre, no empecemos. Quiero que se quede tranquilo. terror en la vida. No le vi caso responder ahora. –¿Qué hay de mi espalda? ¿Qué hay de esos hombrecillos? Pensé animarlos en el trayecto: viajar horas en carretera resulta a menudo fas–No pasará nada. Aquí hay médicos, enfermeras. Está mi madre. tidioso. Llevé un disco con algunas de sus canciones favoritas. Parecían contentos. –Tu madre es una vieja. Tararearon un par de canciones y luego mi madre comenzó con un dolor de cabe–Usted también, por eso estarán mejor juntos. Ayudándose. za insoportable, así que tuve que bajar todo el volumen. Traté de hablar con mi –Entonces vete si ya lo decidiste. padre sobre los dos volcanes que íbamos a toparnos: cumbres apagadas, ne–Lo quiero, padre. vadas cuando venía el invierno. A mi padre le encantaban los volcanes soñolientos –Anda, vete. y misteriosos. Pero no tuve éxito. Viajaba muy desanimado. Nos fuimos callados el Me levanté de la banca sin ánimo de hacer más difícil la separación. No me resto del camino, los tres. Pronto atravesamos la llanura verde para toparnos con despedí de mi madre porque así lo habíamos acordado. Volvería en un par de mealgo más verde y así hasta que perdimos la cuenta de cuántos verdes hay en un ses para visitarlos, ahora no valía la pena bosque. Comenzó el frío. Vimos, entonces, dramatizar la situación. Seguramente a esas la casa. Blanca y redonda como una gran alturas la estancia en la casa les habría sendona. Nadie se hubiera atrevido a negarle tado muy bien. Subí al auto y puse nuevasu encanto. mente el disco de las canciones favoritas. Mi madre decía siempre que los hijos Eran buenas canciones. De niño las escuestábamos a préstamo y metía a Dios como chaba casi a diario y había aprendido a su prestamista estrella. En cambio, mi viejo quererlas, me hacían recordar a los viejos. exponía otra opinión al respecto. En el úlCuando abrieron la verja, mi padre seguía timo año discutimos acaloradamente la mirándome desde la banca del jardín. Yo situación. Yo estaba a punto de casarme, estaba viéndolo desde el retrovisor del audespués de cinco décadas de soltería y ruto. Aceleré lento para que sintiera mi cuimor. Me mudaría con mi mujer a otra ciudad dado. Luego pasó eso que no podría creery ellos se quedarían solos. Una alternativa me nadie: de reojo vi que unos hombrecillos era llevarlos con nosotros a Sacramento y diminutos se escondían en los árboles, enbuscarles una casa cómoda. Pero no pude tre sus troncos y sus altos follajes. El corazón encontrar una que le agradara a mi madre. me latió fuerte pero me convencí de que mi Le gustaba Casa Madero porque años atrás padre me había sugestionado. Pasé el camifue benefactora del hogar. Entretenía a los no con el corazón hecho un tambor y llegué viejitos que vivían ahí llevándoles una obra al entronque de la carretera. Ahí entró una de teatro de la compañía que dirigía. Siemllamada a mi teléfono móvil. Era de Casa pre regresaba a casa motivada por el sitio. Madero, mi padre quería hablar conmigo: Cuando llegó el momento de tomar una –¿Todo bien, padre? decisión sobre su futuro, ella también optó –Sí, aunque quiero decirte que me pegó por mi padre. Eligió Casa Madero porque Abbie Rabinowitz, Amantes del tiempo, 2015. Fuente: https://www.abbierabinowitz.com el dolor de espalda cuando quise levantenía recámaras limpias y una alberca tetarme, pero una señorita me dio una pastilla y se calmó. La casa es cómoda. Tengo chada con agua templada. Mi padre no se negó a ir pero nunca estuvo contento. una cama grande. Una mujer vendrá a darme masaje. Él es de esos hombres comunes que no pueden disimular su enfado cuando algo –No sabe el gusto que me da. Me alegro, papá. los está haciendo sufrir. –Ve tranquilo. A mí también me asustaron. Los vi desde que íbamos entrando Casa Madero era espectacular. Tenía un jardín en el centro, arbolado y espapor la verja. No son pocos. ¿Cómo pueden escalar tan alto? ¿Viste que sonríen? cioso, también un kiosco de cantera en miniatura copiado de algún lado. Estaba –De qué habla, padre. No me sugestione. bien iluminado y los viejos organizaban un coctel un día a la semana. Podían beber –Olvídalo, son inofensivos. Maneja con cuidado. Salúdame a Lourdes. Te quiemoderadamente y bailar danzón o cualquier cosa tranquila entre sus adoquines. ro, hijo. En serio no te da gusto, padre. El viejo guardaba silencio, se ponía cada vez más –Yo a ti, padre. Hasta pronto. tenso. Yo había pecado de inconsciente, apenas si podía andar el pobre, acepté –Hasta pronto. que me recriminara lo del baile. Ya con la disculpa ofrecida, nos trasladamos a la Después colgamos y me quedé pensando, tan profundo como pocas veces. alberca con el fin de que se le compusiera el ánimo. Era todo un caso. Se negó Bajé los cristales del auto y el viento entró durísimo y helado golpeándome los a usar la silla de ruedas y prefirió sentarse en una de las bancas del jardín. Lucía ojos. Se me llenaron de lágrimas que parecían cristales. Atravesé el camino entre preocupado. el terror y la esperanza. Sólo Dios sabe cuánta dicha y miedo sentí a la vez Alquilar en Casa Madero costaba, pero eran tiempos en que podía pagar la estancia sin problema. Un grupo de ancianos vinieron a saludarnos en cuanto lo vieron posible. Se veía que eran gente de buena entraña. Las mujeres fueron muy Diego ArmAnDo ArellAno (Jalisco, 1984) es periodista y docente. Ha publicado, amables con mi madre. Ella también es encantadora cuando se lo propone. Mi entre otras, en Punto en Línea, Luvina, Cuadrivio, La Rabia del Axolotl, Ecos de la Costa padre seguía postrado en la banca, alejado. Contemplaba el cielo, luego distraía y El Comentario.
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5 5 de noviembre de 2017 • Número 1183 • Jornada Semanal
Blade RunneR:
el cine como reflejo
Escena de Blade Runner 2049
POCAS VECES SEGUNDAS PARTES EN EL CINE HAN SIDO DIGNAS DE LAS PRIMERAS. AQUÍ SE COMPARAN DOS GRANDES FILMES QUE LO HAN LOGRADO.
Ricardo Guzmán Wolffer
S
i el arte es la refracción de lo más interno de la humanidad, se comprende que la obra de cada época refleje las aspiraciones, las ideologías aplicadas y, en esencia, cómo interpreta una sociedad específica las bellas artes. En su momento, el filme de Ridley Scott, Blade Runner (1982), basado en el libro ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Phillip k . Dick, fue emblemático para una generación por evidenciar no sólo la estética aspiracional de una sociedad contrapunteada por la desigualdad económica y social, sino el sentido de lo individual frente a lo colectivo. A pesar de ser una película futurista, el conflicto humano intemporal se traslada, basado en las preocupaciones del momento histórico y del país donde se elabora: eu , en plena época Reagan. De ahí la relevancia de la secuela Blade Runner 2049 (2017), de Denis Villeneuve.
SCOTT Y EL DIAGNÓSTICO DEL INDIVIDUO
E
n la versión fílmica original destaca el conflicto argumental del individuo ante lo social. Los replicantes, robots diseñados para evitar tareas peligrosas a los hombres, han llegado al máximo nivel estético y operativo, pero duran pocos años. El nudo argumental es el regreso a la Tierra de unos cuantos robots en busca de su creador, para tener más vida. Así, los personajes se transforman en arquetipos del hombre: quieren tener, por lo menos, la posibilidad de durar más. En la escena climática, el replicante Roy explica al policía Deckard (especializado en matar replicantes) la necesidad de transmitir sus vivencias, de trascender su condición de máquina para aportar aquello que ha contemplado: en los ojos de una persona, mira todo el género humano. Roy quiere ser parte de ese legado histórico: “He visto cosas que la gente ni creería. Todos esos momentos se perderán en el tiempo… como lágrimas en la lluvia.” Precisamente, cuando la lucha física entre la máquina superior en fuerza y habilidades corporales ha concluido y el hombre perecerá, el replicante lo salva. Comprende el valor de la vida individual y, cierto de que él no tiene salvación, ofrenda sus últimos momentos para salvar a Deckard y le deja lo más valioso que tiene: sus logros, imposibles para los humanos,
y un profundo respeto por la vida traducido en hechos: su transformación, su redención. En la época previa al sida, cuando el individualismo de la postmodernidad permeaba en la sociedad estadunidense, y con ello en el mundo entero, por su autoproclamada representación del mundo occidental, lo más importante era el individuo y sus satisfacciones. Las problemáticas sociales apenas se ajustaban a esa sociedad enfocada en la felicidad permanente de cada gringo: cuando Roy no la obtiene, castiga con la muerte a su creador. La estética de Scott, además, glorifica a esos replicantes, dotándolos de cuerpos perfectos. El reparto de robots es especialmente cuidadoso para evidenciar esa aspiración occidental: altos, blancos, fuertes, estéticos. Semidioses que cruzan el espacio para gloria de sus fabricantes, pero que se vuelven letales en su búsqueda de más vida. Al argumento de Scott se suma la estética futurista, donde la música de Vangelis torna una ciudad en oscuridad permanente en la antesala del Valhalla para esos robots que no dudan en desnudarse y cazar humanos. La batalla climática, en las alturas de un edificio gótico, presenta al extraño Prometeo robótico luchando contra sus creadores, encarnados en el policía capaz de matar lo perfecto: el humano define su poder creador por la capacidad de exterminar, como los dioses mitológicos y las religiones para las que el apocalipsis es parte del ciclo divino.
LO SOCIAL COMO POLÍTICAMENTE CORRECTO
E
n el filme de Villeneuve se ha roto la línea argumental. Empeñado en lograr una estética que compita con la de Scott, el nuevo filme presenta ciudades, a diferencia de Scott, donde apenas circulan vehículos y el ambiente está erosionado, donde los árboles son reliquias del pasado y un juguete de madera es un artículo desconocido para la mayoría. La estética impactante de Villeneuve lucha al nivel de la primera película, optando por hacer a un lado el elemento musical que tanta profundidad daba a la otra. Apenas en la escena final se permite un fragmento de una pieza de Vangelis para explicar la
muerte del robot policía. Si en alguna de las versiones de la película de Scott se plantea la interpretación de que el detective Deckard sea robot y no lo sepa, en la segunda parte es a la inversa: juega con que el robot sea humano sin saberlo. Pero no está la búsqueda individual. El policía no se redime por los motivos individualistas de Roy: cuando el sistema ha atrapado al primer Blade Runner para extraerle parte del secreto de lograr que un robot se reproduzca, el exterminador es cooptado por el ejército de robots que buscan humanizarse para mejorar la condición del gremio. No es una búsqueda individual lo que lo lleva a morir en el rescate del viejo expolicía para reunirlo con su hija, nacida de una replicante: es el compromiso con ese conglomerado robótico lo que lo lleva a querer salvar al género de los fabricados y con ello ayudar al planeta. Lo políticamente correcto ha suplantado al robot Roy, como extrapolación del individualismo redimible. Y en tal búsqueda, un filme notable por sus logros técnicos, sus actuaciones indiscutibles, y una oferta estética-musical que abarca desde las modelos del nuevo concepto mediático de lo deseable, hasta las ciudades de presentación minimalista contrapunteadas con los hacinamientos ineludibles, pierde la trascendencia conceptual que hiciera del filme de Scott una manifestación señera de su generación. El alejamiento del libro de Dick se justifica ante el intento de continuar el magnífico universo autosustentable creado por Scott. La referencia al Angel Heart, de Alan Parker (1987), otro filme importante de la década, está en el diabólico empresario que intenta seducir al viejo Deckard con el amor por la robot Rachel que lo ha mantenido alejado por décadas de la civilización. Aunque el filme falla en la redención del individuo, acierta en ese desasosiego esencial del mundo industrializado, en un planeta con signos irreversibles de destrucción. Blade Runner 2049 es un filme importante que el tiempo situará: sin duda obra de arte, tal vez como reflejante de esta sociedad donde el discurso ha llegado tarde a zonas devastadas por la naturaleza indomable, en el fallo humano de gobernar lo que no abarca ni comprende
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6 5 de noviembre de 2017 • Número 1183 • Jornada Semanal Mihail Sebastian, circa 1930-1945. Fuente: Costică Acsinte Archive, Romania
Leandro Arellano
mihAil SebAStiAn:
la lengua y la patria
LA HISTORIA QUE AQUÍ SE CUENTA DE UN DIARIO, Y LA HISTORIA QUE CUENTA ESE DIARIO, DAN MUY CLARAMENTE LA IMAGEN DE UN ESCRITOR PROLÍFICO, ENORMEMENTE TALENTOSO Y ATRAPADO EN LA TRAGEDIA DE SU TIEMPO: EL NAZISMO EN EUROPA Y EL FASCISMO EN SU PAÍS, RUMANIA. SOBREVIVIENTE DE LAS ATROCIDADES DE LA GUARDIA DE HIERRO, DEL HOLOCAUSTO Y DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, ES AUTOR DE VARIAS NOVELAS, OBRAS DE TEATRO Y ENSAYO PERIODÍSTICO. EL 29 DE MAYO DE 1945 MURIÓ ATROPELLADO POR UN CAMIÓN EN EL CENTRO DE BUCAREST, CUANDO APENAS CONTABA CON TREINTA Y OCHO AÑOS.
¿Q
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uién asegura que una preferencia no es una superstición? Ante una novedad literaria, anunciada usualmente con estruendo, empezamos por desconfiar. Es así como volvemos a los libros que –según comenta Borges– sucesivas generaciones leen con fervor y con lealtad. Opacada acaso por la experiencia histórica del país, la sólida y vasta cultura de Rumania palpita y se afana –con inusual discreción– en las distintas manifestaciones del arte. En su monumental travesía por El Danubio, Claudio Magris destaca esa condición del carácter rumano: “Su cultura no es únicamente una cualidad personal, sino que refleja el nivel de la clase intelectual rumana, la seriedad de su preparación, la amplitud de sus intereses y de sus conocimientos, el rigor y la apertura de su inteligencia.” No obstante que el español y el rumano proceden de la misma rama lingüística –hecho que sugiere una proximidad mayor–, escasea en México el conocimiento de la literatura de ese país, excepto por unos cuantos autores reconocidos a nivel mundial: Mircea Eliade, e . m . Cioran, Eugene Ionesco... Confiemos en que el premio otorgado por la FiL de Guadalajara a Norman Manea el año pasado (2016), abone al fin de tamaña omisión.
SEBASTIAN Y SU DIARIO
S
ólo hasta años recientes la obra de Mihail Sebastian empezó a ser editada y traducida a varias lenguas, gracias al libro –marcado por un destino desusado y conmovedor– que le ha dado reconocimiento fuera y dentro de Rumania: Diario 1935-1944. Los años fascistas. El Diario se mantuvo oculto por años, hasta que en 1961 un hermano de Sebastian pudo extraerlo del país con la ayuda de la embajada israelí. No obstante lo anterior, todavía se guardó en secreto por décadas, hasta ser publicado por fin en Rumania en 1996. Francia lo editó dos años más tarde, al inglés fue traducido en 2000 y al alemán en 2003. La edición española de Aletheia es también de 2000, en la excelente traducción de Joaquín Garrigós. En vida, el escritor había alcanzado notoriedad en Rumania por su obra teatral y sus ensayos, sobre todo por el debate que despertó la novela Desde hace dos mil años, publicada en 1934. La fama del autor se generó porque la novela se refiere al horror que se cernía sobre Europa y su país: el fascismo. Aunque anuncia y es precursora del Diario por muchos motivos, Desde hace dos mil años es una novela de enorme valor en sí misma. Nae Ionescu, mentor, amigo y héroe de Sebastian, es-
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cribió un prefacio –solicitado por éste– que resultó funesto, pues envuelto en la dialéctica fascista pretende desacreditar a Sebastian: no podía ser rumano porque era judío. Ese juicio infausto desató una airada polémica. Meses más tarde, en el Diario, Sebastian anota que de todo lo que había escrito, esa novela sería lo que le sobreviviera. El Diario contiene, sobre todo, el registro de un caudal de hechos vituperables de los años más atroces de la historia de Europa: un testimonio sobrecogedor de la Alemania nazi y de la Rumania fascista, narrados por un escritor de hondas raíces clásicas. Mihail Sebastian nació el 18 de octubre de 1907 en Braila, una ciudad no alejada del Mar Negro y antiguo puerto del Danubio. De familia judía, Iosif Hechter era su nombre real. Tuvo dos hermanos, a quienes menciona varias veces en el Diario, igual que a su madre. De su padre sólo sabemos que se llamaba Mendel. Estudió derecho en Bucarest entre 1927 y 1929 y luego en París entre 1930 y 1931. Allí se aficionó a la literatura francesa, de la que fue gran devoto. De vuelta en Bucarest se ocupó eventualmente en litigar, ejerció el periodismo y pronto se unió al círculo literario de Eliade, Ionesco y Cioran. Asomaban los años aciagos del fascismo en Europa. En Rumania se hizo presente con la Legión de San Miguel Arcángel, un movimiento fascista, antisemita y ultranacionalista que dirigía Cornelio Zelea Codreanu. Con simpatizantes y adeptos a la causa, llamados Legionarios, Codreanu estableció en 1931 una rama paramilitar y política a la que se bautizó como la Guardia de Hierro. La Legión evolucionó luego, hasta convertirse en partido político en 1933. Al obtener poder el movimiento de Codreanu y su Guardia de Hierro, una serie de medidas antisemitas comenzaron a imponerse. Sebastian registra en el Diario las humillaciones y privaciones que padeció. Fue cesado en la Asociación de Escritores Rumanos, expulsado de la barra de abogados, se prohibió la representación de sus obras de teatro, se le impidió ejercer el periodismo, practicar la docencia... Pero aún más lamentable fue para él que no pocos amigos le dieran la espalda. En septiembre de 1940 la Legión asumió el gobierno del país en una alianza tensa con el Mariscal Ion Antonescu. Se endureció aún más la legislación antisemita y se cometió una serie de asesinatos políticos, pogromos y extorsiones de los judíos. Antonescu evitó un golpe de Estado legionario en enero de 1941 y expulsó a la Legión del gobierno, aboliendo la Guardia de Hierro. A pesar de la filiación y militancia antisemita de la Legión, Hitler apoyó a Antonescu porque preveía ya una alianza con Rumania, frente a Rusia. Investido de poderes dictatoriales, Antonescu acabó con el reinado de Carol ii, fortaleció las leyes antisemitas y se alineó con las potencias del Eje. A su caída, en 1944, Sebastian fue rehabilitado y obtuvo un puesto en el Ministerio de Relaciones Exteriores en febrero de 1945, que no alcanzó a ejercer. Sobrevivió al Holocausto y al fascismo hasta las postrimerías de la segunda guerra mundial, pero el 29 de mayo de 1945 fue arrollado fatalmente por un camión en el centro de Bucarest, cuando apenas contaba con treinta y ocho años.
EN LENGUA PROPIA
A
diferencia de otros escritores rumanos de su generación, Sebastian no se lamenta de la maldición rumana, en la que Cioran se regodea. Tampoco echa mano del recurso de algunos de ellos, que trocaron la lengua materna para escribir en un idioma distinto. Sebastian conocía varios: rumano, yiddish,
francés, alemán e inglés. Pero –como Norman Manea, otro gran escritor rumano de origen judío– no dudó en escribir en rumano, no obstante los padecimientos que le infligieron las disposiciones antisemitas del régimen, incluido el rechazo público de su mentor. Mihail Sebastian es uno de los mayores escritores de la lengua rumana y la lengua es la patria del poeta. “Me gustaría saber, por ejemplo, qué ley antisemita puede borrar de mi ser el hecho irrevocable de haber nacido en el Danubio y amar el lugar”, escribe al final de Desde hace dos mil años. Su amplia obra incluye novela: Mujeres, El accidente, La ciudad de las acacias, Desde hace dos mil años; así como teatro: La estrella sin nombre, De vacaciones, Última hora, La isla. Una antología de sus ensayos y artículos se reúne en Cómo me convertí en hooligan. Pero es el Diario –que en opinión de varios críticos sigue el modelo del Journal, de Jules Renard– la obra que sobre todo ha destacado, a la luz de sus múltiples significaciones. El 12 de febrero de 1935, primera entrada del Diario, Sebastian se refiere al concierto de J.S. Bach que ha sintonizado en una emisora de radio de Praga. Se trata de una situación que se repetirá constantemente y en la que Sebastian revela no sólo su afición musical sino también sus amplísimos conocimientos del tema, no obstante su juventud. Varias son las entradas en las que registra los flirteos que mantuvo con algunas amigas, aunque durante la elaboración del Diario –un lapso de nueve años en plena juventud del escritor– nunca haya optado por una pareja permanente. Pero hollar la vida interior de una persona es pisar territorio sagrado...
LA TERRIBLE LUCIDEZ
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omentarios y reflexiones sobre lecturas y el proceso creativo de su obra son constantes. Aquí y allá anota su pasión por la literatura francesa, con mucho Balzac, Gide y Montaigne sobre todo; sus reacciones a la lectura de Shakespeare y Tolstoi; la ineludible comparación de los momentos por los que transitaba entonces Rumania con los sucesos y meditaciones de Tucídides en La guerra del Peloponeso; o las vicisitudes para representar sus obras de teatro a nom-
El diaRio SE Mantuvo oCulto por añoS , haSta quE En 1961 un hErMano dE S EbaStian pudo ExtraErlo dEl paíS Con la ayuda dE la EMbajada iSraElí .
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bre de un amigo (La estrella sin nombre, 1943), que él como judío tenía vedado; o la paz y la tranquilidad momentánea que le produjo mirar sobre el escritorio ejemplares de su novela El accidente (1940). Su mayor aflicción fue, sin embargo, la revelación o conversión repentina de amigos muy próximos en fervientes Legionarios, en defensores exaltados de la Guardia de Hierro. En la entrada del 2 de marzo de 1937 escribe: “Mircea (Eliade) es un apasionado de la Guardia de Hierro... Nunca olvidaré su explicación para unirse a la Guardia de Hierro con tal pasión.” En otro pasaje lamenta la pérdida del “mejor de mis amigos, Eliade”, quien poco después sería designado agregado cultural en Lisboa. “Mircea Eliade quería esta guerra. La esperó, la deseó, creyó en ella y todavía cree –pero él se halla en Lisboa”, se lee en la entrada del 23 de diciembre de 1943. Son numerosos los registros en ese sentido, sobre el futuro historiador de las religiones. Y en la del 2 de enero de 1941 anota: “Esta mañana me encontré a Cioran en la calle. Estaba radiante. Lo han nombrado agregado cultural en París... Es todo un caso. Una persona interesante, bastante inteligente, desprejuiciado y con una dosis gemela de cinismo y ociosidad, combinada con modales chistosos.” Eliade y Cioran se mantuvieron como agregados culturales en Portugal y Francia por mucho tiempo. A Eugene Ionesco, un carácter admirable del Diario, Sebastian lo confortó en varias ocasiones de las crueldades y vicisitudes que padecía, y se alegró auténticamente cuando en junio de 1942 consiguió huir de Rumania. Pero la importancia mayor del Diario radica en los testimonios, apuntes, reflexiones y notas sobre las medidas impuestas y las acciones fascistas y antisemitas que los distintos gobiernos rumanos desataron. Para comenzar, los tumultos y ataques, la violencia callejera y el acoso del gobierno de Goga, quien revoca la ciudadanía rumana a los judíos. Luego las humillaciones, padecimientos y privaciones a que fueron sometidos sistemáticamente. Aparecen en múltiples entradas y son contados con tristeza, con desaliento y pesar, al mismo tiempo que con gran lucidez y un estilo muy refinado. Por sobre todas las cosas indignaba a Sebastian la racionalidad, la justificación que pretendía sustentar la barbarie: “No sé por qué pero las ‘leyes’ antisemitas me parecen más deprimentes, más humillantes que los golpes y las ventanas rotas.” Sebastian muestra una profunda capacidad de observación y una intuición casi premonitoria para entrever lo que acarrearía el futuro. De los Acuerdos de Munich comenta, profetiza casi: “Paz. Cierta paz... Los Acuerdos de Munich no nos envían al frente, nos dejan vivir, pero prevén terribles días por venir.” Con inquietud seguía los acontecimientos en la prensa escrita, en la radio, en los rumores y noticias de la calle, pero mantenía una fe inquebrantable en la persistencia combativa de Inglaterra y en el renacimiento de Francia. En enero de 1943 registra que el destino de la guerra ha cambiado, que la iniciativa ha pasado a los Aliados. Anota con serenidad, sin énfasis alguno, los avances de los Aliados: “Mussolini renunció”, “Italia se rindió”... La historia no hace concesiones, escribió el 7 de septiembre de 1944. Y al día siguiente registra una de sus más hondas reflexiones: “Sólo el exterminio total de Alemania podría, en las escalas ideales de la justicia, reivindicar todo o al menos parte de lo ocurrido.” No alcanzó a padecer el régimen de Ceaussescu, pero su lucidez le adelantó lo que se aproximaba. En las entradas finales del Diario deja entrever el inicio del nuevo terror. El 19 de septiembre de 1944 anota: “Acaso nos engañemos al pensar que las masas comparten nuestra sed de libertad... Campesinos y obreros tienen demandas más simples y poderosas.”
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Kazuo
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Eve Gil
EL OTORGAMIENTO DEL PREMIO NOBEL DE LITERATURA SIEMPRE GENERA UNA LARGA SERIE DE DIMES Y DIRETES SOBRE QUIÉN, CÓMO Y POR QUÉ, Y SÓLO ALGUNAS VECES, COMO ÉSTA, UNA LÚCIDA SEMBLANZA CRÍTICA QUE NO DESDEÑA AFINIDADES PERO QUE TAMPOCO SE AGOTA EN ELLAS, Y ASÍ PERFILA CON MAYOR PRECISIÓN AL PREMIADO.
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Kazuo Ishiguro LA PRIMERA ENSOÑACIÓN DE GAWAIN
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Foto: AFP / Ben STANSALL
stas viudas vestidas de negro. ¿Con qué propósito las ha colocad en este sendero de montaña ante mí? ¿Desea poner a prueba mi dad? ¿No les es suficiente contemplar cómo he salvado a esa a pareja y también al muchacho herido, cómo he aniquilado a un perro d co, cómo he dormido apenas una hora sobre hojas de rocío antes de lev me y comprobar que mis tareas están lejos de haber terminado, que H yo debemos partir de nuevo, no hacia alguna aldea en la que buscar r sino hacia otro empinado camino bajo el cielo plomizo? Sin embargo, él quien ha colocado a estas viudas en mi camino, de eso no hay dud hecho bien en dirigirme a ellas de un modo cortés. Incluso cuando se ha to a lanzar los insultos más ridículos y a tirarle pedazos de tierra resec race en los cuartos traseros –¡como si Horace pudiese asustarse y s lopando de un modo impropio!–, no les he echado más que una mir reojo, mientras le susurraba al oído a Horace, recordándole que de soportar estoicamente estas pruebas, porque nos espera una mucho en esas lejanas cimas sobre las que ahora se ciernen nubes de torment más, estas mujeres avejentadas con sus andrajos sacudidos por el vien ron un día inocentes doncellas, algunas de ellas dotadas de belleza y e cia, o al menos de esa lozanía que a menudo place a la mirada de un h ¿No era ella así, aquella a la que a veces recuerdo cuando ante mí se ex una vasta extensión de tierra, desierta y solitaria que debo recorrer cab do un día gris de otoño? Ella no era una belleza, pero para mí era encan Sólo la vi en una ocasión, cuando yo era joven, ¿y llegué entonces a diri palabra? Sin embargo, regresa de vez en cuando al ojo de mi mente, y cr me ha visitado en sueños, porque a menudo me despierto con una mis alegría aunque haya olvidado lo que he soñado. He sentido el persistente regocijo de esta sensación cuando esta m me ha despertado Horace, pateando el blando suelo boscoso en el q
o I shIguro ,
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el Nobel de la globalizacióN
…nosotros los ingleses tenemos una importante ventaja con respecto a los extranjeros, y esta es la razón por la que, cuando alguien piensa en un gran mayordomo, casi por definición se ve obligado a pensar en un inglés… Kazuo Ishiguro, Los restos del día
ás que representativo de una lengua, de un país o de un género literario, Kazuo Ishiguro lo es de los autores insignes de la globalización, fenómeno que va mucho, mucho más allá del mestizaje o de la inmigración que obliga a adoptar el “disfraz” del país adoptivo y, necesariamente, su lengua. La glo
do Dios i humil amable diabóli vantar Horace y refugio, ha sido da, y he an pues ca a Hoalir ga rada de ebemos o mayor ta. Ade nto fue elegan hombre. xtiende balgan ntadora. igirle la reo que steriosa
mañana que me
balización tecnológica, que es a la que me refiero –porque el proceso globalizador como tal comenzó hace siglos– ha ductilizado las “identidades nacio nales” y abierto ventanas a culturas extranjeras que son incorporadas a las expresiones artísti cas de diversos países, lo que ha producido algo factible de definir como homogenización cultural. Ya no es necesario trasladarse a otro país y arrai garse en él para estudiarlo, comprenderlo e inclu so vivirlo o amarlo. En ese sentido, la cultura po pular japonesa es de las más influyentes, particularmente entre los jóvenes. Pero antes de
eso, por así decirlo, Oriente se había impregnado de Occidente. El principal efecto de la globaliza ción es una simbiosis intercultural, por lo que no es raro encontrar autores japoneses o coreanos íntimamente tocados por la literatura occidental, y viceversa. Lo mismo aplica para todos los campos del arte. Cuando se anunció la designación de Ishiguro como Premio Nobel de Literatura 2017, galardón que conquista con sólo ocho libros publicados –sie te novelas y un libro de relatos–, a una corta edad en comparación con quienes lo han obtenido en los últimos veinte años, la prensa no vaciló en colocar le el gentilicio “japonés” y establecer comparacio nes entre él y Haruki Murakami, el autor más apos tado para obtener este premio, cuando lo único que tienen en común son dos cosas: ser apasiona dos del jazz y mantenerse apartados de los “grupos literarios”. sigue
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El GiGantE EntErrado (fragmento) había echado para descansar después de los esfuerzos de la noche. Sabe per fectamente que ya no poseo el vigor de antaño, y que después de una noche como ésta es muy duro para mí dormir tan sólo una hora escasa antes de vol vernos a poner en marcha. Pero cuando ve que el sol ya está por encima del frondoso techo del bosque, no me deja seguir durmiendo. Se ha puesto a patear hasta que me he levantado, quejándome de la cota de malla. Maldigo esta armadura cada vez más. ¿Realmente me ha sido de gran utilidad? Me ha librado como mucho de una o dos heridas leves. En realidad, debo mi persis tente salud a la espada y no a la armadura. Me he levantado y he contemplado las hojas a mi alrededor. ¿Por qué han caído ya tantas cuando el verano no está en sus postrimerías? ¿Están enfermos estos árboles, pese a que nos pro porcionaron cobijo? Un rayo de sol que atravesaba las hojas altas caía sobre el hocico de Horace, y he visto cómo movía los ollares de un lado a otro, como si ese rayo fuese una mosca enviada para atormentarle. Él tampoco ha pasa do una noche agradable, oyendo los ruidos del bosque a su alrededor, pre guntándose a qué peligros se había enfrentado su caballero. Aunque yo es taba molesto con él por haberme despertado tan temprano, cuando me he acercado a él ha sido para cogerle el cuello cariñosamente con ambas manos y dejar reposar la cabeza sobre su crin durante un momento. Tiene un amo insensible, lo sé. Lo obligo a seguir adelante cuando sé que está agotado, lo insulto cuando no ha hecho nada mal. Y todo ese metal le pesa tanto como a mí. ¿Cuánto tiempo más cabalgaremos juntos? Le he palmeado cariñosamen te diciéndole: –Pronto daremos con una aldea donde nos reciban con cordialidad y tendrás un desayuno mejor que el que te acabas de comer. He dicho esto dando por hecho que el problema del honorable Wistan es taba solucionado. Pero apenas habíamos avanzado un poco más y salido del bosque cuando nos topamos con el monje desaliñado, con los zapatos des
trozados, que corría delante de nosotros hacia el campamento de Lord Bren nus, y qué nos cuenta sino que el honorable Wistan ha escapado del monas terio, dejando atrás los cadáveres de sus perseguidores nocturnos, muchos de ellos reducidos a huesos carbonizados. ¡Menudo individuo! Me resulta extraño el modo en que mi corazón se llena de regocijo al oír la noticia, pese a que supone que vuelve a recaer sobre mí una difícil tarea que creía que ya habíamos dejado zanjada. De modo que Horace y yo dejamos a un lado nues tros sueños de heno, carne asada y buena compañía, y volvimos a subir colina arriba. Por suerte, al menos, nos dirigimos más allá del maldito monasterio. Mi corazón, eso es cierto, se siente aliviado por el hecho de que el honorable Wistan no haya perecido a manos de esos monjes y del miserable Brennus. ¡Pero menudo individuo! ¡La sangre que derrama a diario haría desbordar el río Severn! El monje desaliñado creía que estaba herido, ¿pero quién puede confiar en que alguien como el honorable Wistan se desplome y muera fácil mente? Qué estúpido ha sido al dejar que el joven Edwin huyese de ese modo, ¿y ahora quién osaría apostar por que esos dos no vayan a encontrarse? Muy estúpido, aunque en ese momento estaba agotado y además no imaginaba que el honorable Wistan pudiese escapar. ¡Menudo individuo! Si hubiera sido un hombre de nuestra época, a pesar de ser sajón, se habría ganado la admi ración de Arturo. Incluso el mejor de nosotros habría temido enfrentarse a él como enemigo. Pero ayer, cuando lo vi combatir con el soldado de Brennus, me pareció entrever cierta debilidad en su flanco izquierdo. ¿O fue una hábil estratagema empleada en esa situación? Si lo veo combatir otra vez podré valorarlo mejor. Pero en cualquier caso es un guerrero muy diestro, y sólo un caballero de Arturo podría percatarse de esa flaqueza; yo lo pensé cuando lo vi luchar. Me dije a mí mismo: mira, una pequeña carencia en el flanco izquier do. Una carencia que un oponente astuto podría explotar. Pero ¿quién de nosotros no lo hubiera respetado?
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UN JAPONÉS QUE NO LO ES
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shiguro, nacido en Nagasaki el 8 de noviembre de 1954, llegó con sus padres a Inglaterra a la edad de seis años, cuando a su padre, oceanógrafo de profesión, le fue ofrecido un puesto en Surrey. Hay quienes creen que los primeros tres años de vida son decisivos para moldear el espíritu de un individuo, en cuyo caso Ishiguro habría llegado ya “moldeado” a aquel país tan remoto del propio, no tanto en términos geográficos como culturales. Leyendo comentarios de prensa que insisten en referirse a él como “japonés”, incluso a compararlo con Yukio Mishima, con quien, desde mi punto de vista, tiene tanta afinidad como podrían tenerla dos escritores netamente japoneses como Haruki Murakami y Kobo Abe (es decir: ninguna), no puedo evitar admirarme, otra vez, por lo arraigado de ciertos estereotipos que no terminan de “desconstruirse” pese al fenómeno antes expuesto. Cuando se le pregunta a Ishiguro por sus escritores favoritos, la larga lista conformada exclusivamente por autores occidentales está encabezada nada menos que por Charlotte Brontë, cosa que, más que sorprenderme, me enternece. La única influencia japonesa reconocida por él es la del genial director de cine Yasujiro Ozu. Pero que se haya criado en Inglaterra apenas tendría alguna injerencia en su formación como lector. El propio Haruki Murakami menciona casi exclusivamente autores occidentales como sus favoritos, a Borges entre ellos, y japoneses, sólo a su tocayo Ryu Murakami y a Natsume Soseki. Ishiguro, “ese niño japonés”, se educó en las universidades de Kent y East Anglia, donde uno de sus tutores fue Angela Carter, la maravillosa autora del género fantástico. A diferencia de un japonés tradicional, lo apasiona el futbol y no el beisbol. En 1986 se casó con una prototípica inglesa llamada Lorna MacDougall, con la que procreó una hija de nombre Naomi. Ha declarado sentirse distante de su país natal, e incluso ha asumido una postura crítica respecto a lo que denomina “el olvido” de los japoneses respecto al terrible daño causado a los chinos durante la segunda guerra mundial, visión no exenta de compasión hacia las resquebrajaduras emocionales de aquellos, tras los eventos de Hiroshima y Nagasaki, patente en sus novelas Pálida luz de las colinas y Un artista del mundo flotante, las dos primeras de su producción. Para los europeos, y muy concretamente los británicos, él se encuentra mucho más próximo a Jane Austen que a Kenzaburo Oé, el segundo japonés –y último hasta ahora– en obtener el Nobel de Literatura, en 1994. Una búsqueda rápida en Google lo vincula a autores como Ian McEwan, Margaret Atwood y Salman Rushdie. Y es que incluso en sus novelas “japonesas”, más allá de estar escritas en lengua inglesa, destaca un temperamento puramente británico. Por si no bastara, es autor de una de las novelas más inglesas que llegan a la mente cuando uno piensa en literatura contemporánea de esa nacionalidad: Los restos del día, donde incluso me parece advertir la sombra de Henry James, otro autor muy inglés nacido fuera de Inglaterra –a quien muy pocos se atreverían a denominar “americano” sin reservas– no sólo en el estilo narrativo sino en la continua –pero amistosa– confrontación entre el mayordomo inglés y su patrón estadunidense. Una sola novela de Ishiguro me hace evocar a autores japoneses, aunque no tenga nada que ver con Japón ni con su cultura, no para quienes no estén familiarizados
con las dinámicas del manga y el anime, o con creadores de este género denominados mangakas, o, en su defecto, novelistas que escriben novelas “traducibles” al lenguaje manga, como sería el caso de Yasutaka Tsutsui, o el propio Murakami en Kafka a la orilla. Refiriéndose a Nunca me abandones, alguien evocó las novelas de Philip k. Dick, a lo que yo respondería: sí, con un toque de Kyochi Katayama, otro autor cuyas novelas han sido adaptadas al manga. En términos generales, Nunca me abandones es una bildungsroman con un trasfondo de ficción especulativa. Es la historia de unos chicos de origen incierto que han sido criados y educados en algo del todo semejante a un internado para hijos de burgueses y nobles, pero presenta inquietantes elementos que anulan esa primera impresión: una educación sexual temprana y desinhibida, una suerte de extravagantes rutinas que pudiéramos denominar “ejercicios de conformismo”, así como la perpetua e inquietante sensación de que estos chicos no cuentan con tiempo que perder en aprendizajes más profundos. Poco a poco se va develando que se trata de clones, una especie subhumana cuyo propósito esencial es servir como caja de refacciones para sus originales, y que entre una y otra “donación” de órganos no alcanzarán a vivir más de treinta y cinco años. Lo más perturbador es el hecho de que sus protagonistas: Cathy, la narradora, quien ha logrado espaciar su existencia gracias a su excelente desempeño como “cuidadora” (acompañante, psicóloga) de “donantes” que, a veces, mueren demasiado pronto, además de Tommy y Ruth, con quienes Cathy mantiene una perdurable pero conflictiva amistad que conforma un triángulo amoroso, nunca cuestionan la infinita crueldad de su destino, ni intentan rebelarse ante él… si acaso hacen algún tímido intento por trascender, o aplazar un poco su inminente desenlace. Nunca me abandones o Never let me go fue la segunda novela de Ishiguro en ser adaptada al cine –la primera fue la multipremiada Los restos del día, dirigida por James Ivory–, espléndidamente interpretada por Carey Mulligan, Andrew Garfield y Keira Knightley, bajo la dirección de Mark Romanek, que empezó dirigiendo videos musicales. Pero más allá de comparaciones francamente esperpénticas, como la de Juan Gabriel Vázquez –“si Un mundo feliz hubiera sido escrita por Kafka…”–, Nunca me abandones tiene todos los ingredientes de un manga perfecto; tanto, que no puedo evitar preguntarme si Ishiguro no pensaría en ello al momento de desarrollar cada personaje, cada circunstancia, pero muy enfáticamente el potentísimo elemento psico-emotivo-afectivo sobre el que se asienta la estructura narrativa.
EL GIGANTE ENTERRADO
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l tono gentil, modesto, suave con que Cathy narra su historia, se asemeja al de Stevens, el mayordomo protagonista de Los restos del día. Del mismo modo en que Cathy vuelve cotidiana la monstruosidad de “educar” niños cuya única finalidad consiste en mantener sanos a aquellos de quienes fueron copiados (o clonados), Stevens realiza una brillante disertación sobre su oficio y explica en qué reside la excelencia de los mayordomos ingleses. A través de este personaje, inmortalizado por sir Anthony Hopkins en la pantalla, Ishiguro elabora un exquisito retrato del temperamento británico, y otro tanto en su más reciente libro publicado al español, El gigante enterrado, ambientada en
una Inglaterra todavía a salvo de ser conquistada por Guillermo, duque de Normandía, y por la que deambula un anciano y desvariante sir Gawain, el último caballero de la Mesa Redonda, extraordinariamente parecido a nuestro Alonso Quijano. Del costumbrismo de la campiña británica de principios del siglo xx, Ishiguro se desplaza, haciendo cálculos, hacia el siglo séptimo u octavo de nuestra era; y del realismo costumbrista pasa a una fascinante mezcla de novela fantástica y de caballerías, aunque la primera parte es narrada desde la modernidad (no necesariamente postmodernidad), según se infiere por las comparaciones continuamente establecidas entre aquella Inglaterra habitada por britanos, sajones y ogros, y la actual: No pretendo dar la impresión de que eso era lo único que había en la Inglaterra de aquel entonces; de que en una época en la que florecían civilizaciones esplendorosas en otras muchas partes del mundo, aquí estábamos no mucho más allá de la Edad de Hierro. Si hubieseis podido deambular a voluntad por la campiña, habrías descubierto castillos rebosantes de música, buena comida y gente en perfecta forma física, y monasterios cuyos moradores dedicaban su vida al conocimiento. (El gigante enterrado)
En cada una de sus obras, Ishiguro logra lo que parece difícil cuando no imposible: darle un vuelco a los lugares comunes del amor. Esto pudiera deberse a las circunstancias excepcionales en que se desenvuelven sus personajes; la dificultad que entraña hacer patentes los sentimientos por considerarlo contrario al deber profesional, como el mayordomo Stevens que antepone lo que él entiende por “dignidad” a sus propios sentimientos plenamente correspondidos por la ingenua Miss Kenton, el ama de llaves; los efectos de una educación que anula la percepción de la propia humanidad entre Cathy, Tommy y Ruth, que demasiado tarde comprenden la nada sutil diferencia entre el sexo mecánico y el amor, o la conmovedora afinidad de Axl y Beatrice, protagonistas de El gigante enterrado, que pese a haber olvidado sus recuerdos por efecto de lo que denominan “la niebla”, permanecen aferrados uno al otro sin recordar cómo ni cuánto se enamoraron, y sólo preservan la “sensación” de la presencia de un hijo al que buscan desesperadamente.
ISHIGURO MÚLTIPLE
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uando un autor es comparado con muchos, demasiados en este caso, se debe a que en realidad no se parece a ninguno. Salvo algunos rasgos de estilo, me aventuro a afirmar que no existe un Kazuo Ishiguro, sino muchos, capaces de abordar los más diversos personajes, en distintas épocas y en distintos géneros. Y si bien se trata de un autor británico, no desdeñemos su lado japonés que se manifiesta de manera no muy distinta a la de autores que escriben en esa lengua, aunque desde una “japonidad” culturalmente adquirida y no vivencial. En ese sentido me recuerda a otra Premio Nobel de Literatura, Pearl S. Buck (la segunda persona más joven en ganarlo, a los cuarenta y dos años, y la primera luego de la obligada pausa de seis años tras la segunda guerra mundial), una estadunidense impregnada de la cultura china que escribió intensivamente sobre su cultura adoptiva en su lengua nativa, y que se adelantó a este fenómeno globalizador de los autores que, parafraseando a Roberto Bolaño, tienen por única patria su biblioteca
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Jornada Semanal • Número 1183 • 5 de noviembre de 2017
Cinco cumbres de la poesía mexicana, Evodio Escalante, Universidad Autónoma de Nuevo León/ Los Bastardos de la Uva, México, 2017.
Cinco cumbres a revisión RICARDO VENEGAS
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omo un corte de caja, el crítico Evodio Escalante entrega al lector sus Cinco cumbres de la p o e s í a m e x i c a n a. L o s p a s o s d e A c u ñ a , O t h ó n , Gorostiza, Sabines y Bonifaz Nuño recorren este volumen de ensayos en los que el crítico cuestiona, entre otras cosas, la supuesta ignorancia del romanticismo mexicano. Es cierto que la muerte prematura de Manuel Acuña le impidió dejar una obra sólida, amplia y garante de su escritura, pero lo es también que a los veinticuatro años el poeta de Saltillo ya había logrado una gema: “Ante un cadáver” –que evidencia el magisterio de el Nigromante–, y confirma con creces su vocación poética y su discernimiento innegable del romanticismo europeo y de una nueva manera de urdirlo en la lírica mexicana. Los poetas del convulso siglo xix comenzaron el gran proyecto de literatura nacional a partir de la imitación, es cierto, pero no se trata de viles copias de poetas franceses o españoles, o bien, tendríamos que preguntar con Escalante: “¿se podría sostener de verdad que ni Ramírez, Altamirano, Prieto, Acuña, Flores ni Rodríguez Galván ‘tenían conciencia de lo que significaba realmente el romanticismo’?” A muchos críticos se les olvida que no es ético ni estético pasar revista a una generación de poetas del xix evaluando sus textos con un criterio de taller literario del fonca . Si Acuña no logra la excelencia tampoco es un poeta que pasa de largo por la tradición; el ensayista advierte que el "Nocturno a Rosario “sigue siendo un poema sumamente efectivo”; si el saltillense no fue un ideólogo consumado y se indigestó con la ciencia, si tuvo una notable ausencia de lecturas, si no sabía contar sílabas, o si a su juventud le faltó la madurez del camino andado, son temas que no opacan el brillo de sus momentos más lúcidos, que tampoco el suicidio le negó. Es innegable también que la crítica apabullante contra Acuña se convirtió en una moda que parece otorgar un prestigio manido y cuestionable, que consiste en condenar lo que muchos han soslayado por décadas y por artes nemotécnicas, y no por indagaciones serias, pero entre más se investiga la vida y obra del poeta, aumentan sus méritos. Leído y elogiado por César Vallejo y por Menéndez y Pelayo, Acuña es cada vez más el joven decadentista mexicano que nunca llegará a viejo.
Otro autor luminoso del
en Manuel José Othón. En la casa-museo del poeta, ubicada en la capital de San Luis Potosí, podrá encontrar el visitante su máscara fúnebre y algunos objetos pertenecientes al autor del Idilio salvaje, entre cuyas pertenencias se podrá apreciar la cartera y los mechones de pelo de varias bienamadas. Católico y renuente al modernismo, descrito por Escalante como enemigo de todo lo que se oponga a su credo, el bardo potosino es reacio a las definiciones de sus detractores; para él “la belleza siempre ha sido y será eternamente moderna”. En palabras de José Emilio Pacheco, “al ser la negación de toda escuela, al exigir a cada poeta el hallazgo de su individualidad, el modernismo es un círculo cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna”. Es notorio que el propio Othón es un poeta de la negación, pero también es el poeta de la naturaleza (que no fue su única faceta), y quizá uno de los que mejor representan esa apropiación del paisaje a través de la cual la poesía mexicana busca sus propios derroteros y quiere abandonar la imitatio. Hugo Gutiérrez Vega lo supo: “Hay en el Idilio salvaje el deslumbramiento de los sentidos, la interpretación de un delirio amoroso, la soledad de un paisaje hostil, el abandono y el olvido. Para Othón, la naturaleza, madre nutricia, crecía en los inmensos bosques. xix
Buen alumno de Virgilio, de los mexicanos árcades de Roma, Ipandro Acaico y Clearco Meonio (los Arzobispos Montes de Oca y Pagaza, latinistas notables, muy correctos traductores y olvidables poetas) y de los soporíferos y muy bien hechos, Carpio y Pesado, cultivó una visión bucólica.” Es Othón varios poetas a la vez. Por una parte, es “el feliz continuador de una tendencia que se beneficia de los prestigios establecidos”, pero es el mismo que escribe “El Canto de Lodbrok”, los “Sonetos a Clearco Meonio” o “La noche rústica de Walpurgis”, porque también es el cantor del desgarramiento. La amplia bibliografía con la cual Escalante rescata lo siniestro –y el enorme peso que tuvo en Othón la literatura de Edgar Allan Poe–, da cuenta del porqué con el Himno de los bosques, a la edad de treinta y cuatro años, fue nombrado miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua el 31 de marzo de 1892. En esta nómina de poetas se llega a José Gorostiza y al gran poema de la metáfora y de la metafísica: Muerte sin fin, en el cual “se declara que Dios es algo así como el vaso ‘que nos amolda el alma perdediza’”, y del cual sorprende el hallazgo de nuevas líneas (el mecanuscrito que conserva uno de los herederos del poeta deja en evidencia que el texto conlleva otra lectura al encontrarse seccionado en veinte títulos). El gran poema ante el vaso de agua no vuelve a leerse igual. Más adelante aparece el fenómeno que representó Jaime Sabines en la lírica nacional, un poeta que se burla de los poetas, de sus formalidades, exquisiteces y falsedades. La sala del Palacio de Bellas Artes, repleta de admiradores, atestigua que ni Octavio Paz y quizá ningún otro poeta podrá repetir la hazaña de afecto y aprecio de sus lectores. En la generación de Sabines también aparece el magisterio de Rubén Bonifaz Nuño, conocedor como pocos de la tradición clásica grecolatina, cuya poética tiene arraigo en lo sublime, un poeta que sabe de lo que habla: “Nunca el tema es de por sí poesía/ sino sólo desolada materia:/ el informe desamparo que el arte/ amuralla contra el filo del tiempo.” Cinco cumbres de la poesía mexicana, nuevo recuento y pase de revista, invitación a releer, lectura ineludible y guía de reencuentros ◆
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5 de noviembre de 2017 • Número 1183 • Jornada Semanal
Viajes con brújula
Bitácora Pública, pulso de la cultura, núm. 18, octubre, México, 2017.
EDUARDO MOSCHES
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o pocas veces el título de una publicación viene a expresar la intención conceptual editorial. Y en la posible búsqueda de la misma, me acerqué a la palabra bitácora y busqué el concepto en dos diccionarios, los cuales me dijeron, con la debida licencia de mi parte, que bitácora es un espacio especial junto al timón y la brújula, en un barco. Y aquí nos encontramos con un barco que navega por el amplio espacio de la cultura planetaria, partiendo desde la pequeña aldea a las metrópolis cercanas y distantes, el cual utiliza el timón, aconsejado por la brújula del amplio interés literario y cultural. Así, me acerqué a leer el número 18 de la publicación, e inicié con la portada, donde me encontré con el subtítulo “Pulso de la cultura”, o sea la intención de acercarse a los variados latidos existentes en el extenso cuerpo de la creación cultural y literaria. Eso es lo primero; lo siguiente, con gran sorpresa para mí, fue encontrar que la temporalidad de la revista es mensual, lo cual me parece, como editor de revistas de varias décadas, un gran reto, que es poder cumplir con puntualidad la aparición mensual de la publicación. Un sonoro aplauso de mi parte a esta actitud de gran reto, más que todo en una publicación no comercial, alternativa, sin el consabido apoyo mercadotécnico. Sorpresas agradables, unida al hecho de ser una publicación con residencia en Cuernavaca, en Morelos, un estado que no ha tenido una política necesariamente generosa presupuestalmente con el ámbito de la cultura, y esto es otro reto presente en los avatares de la publicación. Más aplausos para el editor, Ricardo Venegas, y a los miembros del equipo editorial.
Ya de lleno en la lectura de la revista encontramos un contenido variado, desde una acertada selección de poetas francófonos, de lugares como Quebec, Francia y Marruecos. De este país se encuentra el poeta Jalal El Hakmanul, nacido en 1957, representante importante de la poética marroquí y francesa, del cual se entrega un texto en prosa cargado de ironía. De Francia se presenta el muy conocido Yves Bonnefoy, nacido en 1923 y fallecido en 2016. Se trata de fragmentos de un poema de largo aliento, que inicia con “Te vi correr por las terrazas/ te vi correr contra el viento/ el frío sangraba en tus labios.” La muestra se cierra con tres poetas quebequenses: Michel Pleau, nacido en 1964, Roland Giguere (nacido en 1929 y fallecido en 2003) y Saint Denys Garneau, nacido en 1912 y muerto en 1943, muy joven.
El espacio otorgado a las entrevistas es bastante amplio. La realizada con el artista plástico Ernesto Ríos ahonda en los variados procesos que el artista ha realizado a lo largo de su actividad creativa, por un lado, así como en el universo conceptual y práctico como interventor en la creación plástica. La otra entrevista es la realizada con el editor y promotor cultural Uberto Stábile. En ella se ahonda en su proyecto de difusión y encuentro de editores independientes en Iberoamérica, Edita, desde hace veinte años, realizados centralmente en España, en Punta Umbría, pero asimismo, llevados a cabo en Colombia y en nuestro país. Se hacen presentes poemas de Diana Alvarez, Juan Manz, Armando Alonso e Itzela Sosa, los cuales son muestra de poéticas diferentes en México. Hay secciones dedicadas a la prosa en cuentos de la autoría de Máximo Cerdio e Ivo Quellenberg. Asimismo, hay un acercamiento al pensamiento crítico en el ámbito de la política cultural del estado de Morelos, a través de lo expresado por el académico y promotor cultural Jorge Cázares. Por otro lado, encontramos un corto ensayo de Ricardo Tapia sobre las diferencias legales entre el desaparecido i f e y el actual i n e , que nos acerca a este tema de carácter sociopolítico. Finalmente, quiero resaltar esa mirada editora que conjuga excelentemente la presencia de trabajos de creadores y artistas de Morelos, con el hacer creativo de personas de otros países y otros regiones y continentes. Es una conjunción ideal y muestra la excelente brújula en la política editorial de Bitácora Pública ◆
Hacia el ámbito del Derecho Empresarial, Ricardo Tapia Vega/ María Asunción Moreno Castillo, Ediciones Eternos Malabares/ Universidad Autónoma del Estado de Morelos (México)/ Universidad Centroamericana (Nicaragua). México, 2017.
Sobre ciencia jurídica Esta obra colectiva acrisola y consolida el trabajo académico de investigación jurídica que han iniciado el Postgrado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (México), y la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Centroamericana (Nicaragua). En coedición con Ediciones Eternos Malabares, el volumen tiende un puente de colaboración interinstitucional entre estas universidades latinoamericanas, al tiempo que estrecha la relación entre esos países hermanos. El quinto número de la serie “Temas Selectos”, Hacia el ámbito del Derecho Empresarial, está integrado por un conjunto de trabajos de los investigadores mexicanos Ricardo Tapia Vega, Víctor Manuel Castrillón y Luna, Xavier Ginebra Serrabou, Juan Manuel Ortega Maldonado, Roberto Martínez Regino, Jorge Alberto Estrada Cuevas
y Antonio Sorela Castillo; así como de los investigadores nicaragüenses Jesús Jusseth Herrera Espinoza, Tatiana Vanessa González Rivera, Moisés j. Moreno Delgado, Jairo José Guzmán García, Cristian Alberto Robleto y Juan Bautista Arríen Somarriba. Coordinado por los académicos Ricardo Tapia Vega y María Asunción Moreno Castillo, los ensayos que conforman este compendio exponen temas de vanguardia en los sistemas de los referidos países, y sin duda aportan conocimiento innovador a la ciencia del derecho, útil para el estudiante de pregrado y postgrado y para el operador jurídico en general. Esta obra, por su concreción monográfica, es también apta y provechosa para el público no especializado en la ciencia jurídica que desee consultar contenidos de derecho empresarial. El libro está disponible en librerías Educal ◆
En nuestro próximo número
JUAN RULFO EN LA MIRADA DE LOS OTROS Héctor Perea @JornadaSemanal
La Jornada Semanal
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Jornada Semanal • Número 1183 • 5 de noviembre de 2017
Arte y pensamiento
Soñamos viento soñamos
PROSAISMOS orlando ortiz ¿Y TÚ POR QUIÉN VAS A VOTAR? ( i de ii )
Minás Dimákis Volvernos piedras volvernos tierra volvernos polvo que nos arrebatarás viento no hojas que sufren tu aliento tampoco flores hermosas que viven para morir sino piedras agua un fuego grande y no corazón ni ojos volvernos tormentas incendios soñamos viento soñamos. ¡Oh! arranca nuestro corazón expulsa nuestro pensamiento la fiera que acecha para hacernos pedazos con un salto y otro salto en la cuerda tensada. Las noches de terciopelo que manchas luminosas ensucian ¿qué buscamos en las calles de la ciudad? ¿Aún vamos como un recuerdo de los humanos? ¿Humanos? Pero no somos humanos –sólo un corazón y dos ojos… Volvernos piedras inamovibles rocas montañas que nos golpees y duela la lluvia que nos azote y duela que duela la tempestad volvernos incendios que espantan volvernos olas que arrastran naufragios soñamos viento soñamos. No hay otra tierra no hay otros cielos no hay no podemos viajar nuestros sueños respirar otro sol en nuestro corazón no hay nada nada perdidos perdidos perdidos volvernos fuego tierra y agua los elementos primeros empezar de nuevo desde el primer inicio y que nos acompañe tu aliento soñamos viento soñamos… Minás Dimákis nació en 1913, en Iráklio, Creta y, tras una larga enfermedad, se suicidó en Atenas en 1980. Trabajó en el Banco de Grecia en Creta y luego en Atenas. Se retiró en 1963 y se dedicó exclusivamente a escribir. Después de viajar por el norte de África y Europa, fue invitado a Belgrado al Congreso Internacional de Autores. Publicó cuatro libros de ensayos sobre poetas y temas literarios, y traducciones de poesía del francés y el alemán. Obra suya ha sido traducida al inglés, francés, alemán, polaco, italiano y húngaro. Es autor de catorce libros de poesía, incluyendo los dos tomos de su obra reunida. Obtuvo el Segundo Premio Estatal de Poesía (1960) y el Premio de la Academia (1973). Véase La Jornada Semanal, núm. 947, 28/ iv /2013 Versión de Francisco Torres Córdova
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ESDE HACE ALGUNAS SEMANAS sentía como que alguien me había contagiado un “megasospechosismo” crónico, pues palpaba un ambiente turbio, sucio, y no me refiero al medio ambiente, sino al social y político, al grado que eso llamado “vacío de poder” lo veía asomar cuando menos lo esperaba y por lugares varios. Eso en cuanto a la seguridad, pues no recuerdo que en los años que llevo de vida (y no son pocos) escuadrones de maleantes emboscaran tropas federales, y que la violencia brotara como hongos por todas partes, rurales o urbanas. Por otra parte, también es innegable que la inseguridad se ha incrementado en cdmx, ya no se diga en el vecino estado. Años atrás, los linchamientos o lapidaciones eran rarísimos, y en parajes remotos, jamás en centros urbanos y “civilizados”. Ahora, al menos en grado de tentativa o amenaza, se presentan en la capital del país y no en las delegaciones periféricas, como Tláhuac o Iztapalapa, sino en colonias “decentes”. En una de ellas, hace unos días encontré una manta, prendida en una de las tantas rejas que los vecinos han mandado colocar para protegerse de asaltos y secuestros; una manta en la que se leía:“Ratero, si te agarramos no vamos a llamar a la policía, te vamos a linchar .” A lo anterior hay que sumarle el altísimo grado de descomposición que apesta en el universo político, es decir, en las Cámaras y partidos. Por otro lado, “renuncias”, despidos , denuncias de fraudes que no son fraude sino “malentendidos”, zancadillas, golpes bajos, chantajes, absoluciones, procesos convenientemente detenidos, corrupción a la orden, impunidades de todo orden y magnitudes, negociaciones internacionales que se atoran también por cuestiones de oportunidad... en fin, un desmadre absoluto que genera desconfianza en la población y confusión en cuanto a lo que está sucediendo. Producto de todo esto era que el primer mandatario había llegado casi al inframundo en popularidad y los partidos políticos no cantaban mal las rancheras. Los índices de popularidad para la clase política, los políticos, las instituciones políticas, judiciales y de seguridad estaban no por los suelos, sino por abisales profundidades marinas. Los desastres naturales vinieron a sacar de tal inercia a nuestros políticos. Por un breve lapso las cosas parecieron enderezarse, o por lo menos clarificarse, pero fue tan breve que algunos aseguran que no existió tal, pues las ofertas de algunos partidos respecto a entregar a los damnificados y para la reconstrucción una parte o todas sus prerrogativas, quedó en el limbo, porque no se puede, argumentaron un día, y al siguiente que sí, y al otro que quién sabe, y... esos millones se esfumaron, al igual que las donaciones de personajes famosos cuyos dólares es posible que cayeran en una bolsa cuyo fondo no se divisa ni con telescopio. En pocas palabras, todo esto hizo repuntar la incertidumbre, la desconfianza en las instituciones, los partidos, las autoridades y los políticos. La atomización de organizaciones políticas, la presencia de múltiples candidatos independientes y la indefinición ideológica de éstos y aquéllas, más su incapacidad para presentar planes y programas concretos de acción para el futuro del país, abonan al pantano político en que nos encontramos. La descomposición es tal que los partidos políticos, al parecer, han desaparecido. Ya no hay partidos políticos, hay políticos a secas. Por ejemplo, en la actualidad se perciben intrigas y tejemanejes de grueso calibre en las Cámaras; sin embargo, las zancadillas y bloqueos del partido en el poder no son para preservar los intereses del partido, sino el de los políticos, ya que da la impresión de que ni ellos creen que conservarán el poder y sólo buscan cubrirse las espaldas, dejar armado un andamiaje que les permita la impunidad o por lo menos ganar el tiempo suficiente para armar su costalito de “ahorros” y alejarse lo más posible, sobre todo a países con los que no exista tratado de extradición. Y ¿cuál es la mejor manera de salirse con la suya? Sembrando la incertidumbre, engordando la desconfianza que ya existe; en otras palabras, obedeciendo el viejo refrán, pues: "a río revuelto, ganancia de pescadores". Porque de esta manera, en un descuido, hasta podrían conservar el poder. Nada pierden, pues, fomentando las incongruencias y los absurdos con cinismo insólito. No les importa que su partido pierda, para ellos lo importante es salir impunes y con pingües ganancias en los bolsillos y en los de la familia consanguínea, no la política ◆ (Continuará.)
Arte y pensamiento
5 de noviembre de 2017 • Número 1183 • Jornada Semanal
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RAYAS DE LA CEBRA verónica murguía
HAGAS LO QUE HAGAS
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MIL 505 HOMICIDIOS dolosos de enero a septiembre de 2017. Según Semáforo Delictivo Nacional, este año infame es el más violento de la última década. Además, la violencia contra las mujeres se ha agudizado de tal forma que el diagnóstico de la cndh sobre el asunto es que hay una emergencia. Luis Raúl González Pérez, director de la cndh, expresó su preocupación por la falta de voluntad política, por la impunidad que permite que esta situación persista. El país está hundido en la violencia más perversa y este árbol maligno tiene un fruto envenenado: el feminicidio. En los casos más recientes, a los asesinos no les ha importando ser grabados por cámaras de seguridad o identificados por el personal de un motel; no han tenido el menor respeto por la vida de la víctima o por la ley. Pero ay de la mujer que lo señale. Le llueve. No podemos ni espantarnos en paz porque no falta el valiente que diga que la muerta se lo buscó, con razones que validan la violencia y el machismo más rupestre y tosco. Cada vez que una periodista publica algo sobre esto, tiene que aguantar insultos que no hacen sino subrayar con un plumón gigante lo que ha escrito, a saber: que en este país hay hombres que odian a las mujeres y que están dispuestos a insultarlas por tener una opinión distinta de la suya. Me da mucha pena ofender a estos delicados varones, educados, sospecho, en las Academias Trucutú, pero un vistazo a las estadísticas más distraídas revelará que, aunque la proporción de muertes por violencia en este país es mayor entre hombres, el número de mujeres que mueren asesinadas va en aumento; que la mayoría de los perpetradores son hombres. En un comentario a un artículo de Sandra Lorenzano acerca de la muerte de Mara Fernanda Castillo, publicado
el 17 de septiembre, un señor, muy molesto, la increpó preguntándole si no era eso lo que las mujeres queríamos: salir. ¿Salen a la calle, al bar? Pues se la buscan, así que ni chillen. Y que muchos más hombres mueren en este país por violencia, pero no hacen drama. Con groserías, además. Como si la libertad que las mujeres exigen le hiciera mella a la de él. Como si las asesinas fueran mujeres. Otro le preguntó por qué protestaba por el asesinato de Mara, si Lorenzano es argentina. La autora le respondió que es naturalizada mexicana. Yo le diría al joven que le preguntó eso, que si a una le duele, por ejemplo, la persecución despiadada de la población rohingya en Myanmar, ¿está pecando de metiche? ¿Soy una hipocritona gomosa? Después de todo no soy musulmana, ni nací en Myanmar, ni tengo, hasta dónde sé, vecinos budistas dispuestos a matarme. Aun así siento horrible al ver las fotos de
los niños rohingya muertos de hambre en los campamentos y a sus padres derrotados. Soy defensora de los animales y no soy foca, ni zorro, ni elefante. Qué quieren. Siempre ando en esto porque soy feminista. Porque, como todas, he sentido miedo en las siguientes, cotidianas, circunstancias: 1) en el pesero cuando se baja la mayoría del pasaje y quedo a solas con el chofer y su acompañante 2) en el taxi 3) en la noche por la calle 4) en la casa, a solas al oír un ruido. Las escenografías cambian. Algunas que supuse seguras resultaron no tanto: en el consultorio de un otorrinolaringólogo; en la sastrería (qué furia); en el taller mecánico, donde, no por entrar con prudencia, me libré de ser albureada con agresiva fruición; en, caray, una sesión de masaje terapéutico y en el cine. Le sigue el fatigado etcétera de la vida de cualquier mujer en México. Pero fue el último comentario al artículo de Lorenzano el que me irritó más: una mujer que se ufanaba, de la forma más cursi, de jamás haber sentido en cuarenta y cinco años que México es un país que odie a sus mujeres. Sinceramente, yo no sé dónde vive esa persona. O nunca ha tomado el Metro y la han sabroseado; nunca la ha detenido un policía lúbrico; nunca ha ganado menos que un colega por desempeñar el mismo trabajo; nunca ha escuchado a los políticos panistas; no supo de Mario Marín y lo que le hizo a Lydia Cacho; no sabe dónde quedan Ciudad Juárez, Ecatepec, Ciudad de México, el estado de Veracruz. No ve, no oye, pero bien que opina. La verdad, las señoras que hablan del feminismo como si fuese una enfermedad venérea son más que un esperpéntico susurro. Su falta de solidaridad con las víctimas revela su complicidad tácita con lo que pasa. Con una epidemia que está arrasando al país ◆
LA OTRA ESCENA miguel ángel quemain quemainmx@gmail.com
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EL NAHUAL, LA PERIFERIA NODAL DE CARLOS TALANCÓN
L NAHUAL, MONÓLOGO ESCRITO e interpretado por Carlos Talancón, es un alegato sobre la invisibilidad que resulta de las más profundas desigualdades, de la violencia de todos los días y de un conjunto de visiones nefastas que a diario circulan en los medios de comunicación, que es el mayor territorio de cultivo de la indiferencia, la espectacularización del dolor personal y la desmovilización de las empresas justicieras convertidas en lamentos aislados, inocuos. El Nahual es la historia de un crimen colectivo y de una tragedia personal, de una catástrofe nacional que resulta de la corrupción, de un cáncer que lo invade todo y ciega las posibilidades de entender las múltiples escalas y escaladas de la violencia. Es un acercamiento sin mediaciones al mundo fantasmático de un personaje que nada tiene, nada tuvo y, sin embargo, pretendía apropiarse del mundo bajo la consideración de que era un microempresario que vendía los pistaches que tostaba en su cuartucho de El Hoyo, la ciudad perdida donde vivía y que ya vimos en la colindancia de esa cinta visionaria titulada La zona (Rodrigo Plá, México, 2007). La obra es una radiografía dolorosa de ese escenario mórbido que es la nota roja en la prensa mexicana, cuyas primeras planas son una especie de álbum familiar del desastre, registro de la disolución de los que menos tienen, de aquellos que en el marco de su tragedia pueden ser destruidos en su imagen, en la ofensa a los suyos, eternizando el instante de su demolición en público. El protagonista, sin nombre, fue asesinado víctima de una confusión planeada por el buscado Chuy, quien cambió el número de su vivienda para no ser localizado por los sicarios que lo buscaban, y que en su lugar encontraron a este hombre que sólo se dedicaba a tostar y vender pista-
Carlos Talancón
ches, a quien dejan convertido en fantasma después de confundirlo con el estafador. Lo balean y sus restos espirituales van a dar a una comunidad cultural, por llamar de algún modo al conjunto de rasgos, personajes y personas que lo hicieron viable y visible para los “malos” al final de este cuento. Dice el personaje, en abierta queja contra la exclusión y definitiva soledad: “No son seis muertos, son siete, ¿y el séptimo?, ¿dónde está?, ¿usted lo ha visto, señor? (Ríe dolorosamente.) Es que no chinguen, ya el colmo es no tener ni siquiera el pinche privilegio de salir en El Metro… Pero no tener ni el pinche privilegio de una notita... eso si qué poca madre. Y eso que revisé en todos los periódicos. En El Gráfico... nada. La Prensa... nada. Y por último dije, en El Metro, cómo no se me había ocurrido, a huevo que ahí al menos una notita... ni madres. (Pausa.) ¿Y qué pasó con el güerito que vendía pistaches y cigarros? Pues quién sabe... como si nunca hubiera existido.”
El Nahual muestra un mundo amplio y doméstico que forma parte de la nota roja, con una identidad –siniestra, pero identidad al fin–, para algunos seres cuya única posibilidad de trascendencia es aparecer un día en la nota roja después de ser sospechoso de algo toda una vida. En palabras de su propia madrastra:“La verdad... le voy a hablar claro. Yo creo que su ahijado andaba metido en cosas raras, por algo lo mataron, ¿no?”“Ay, no diga eso, si mi ahijado se veía bien buena gente.”“Pus por eso mismo, comadre, mi larga experiencia me ha enseñado que ésos que tienen cara de buena gente, ésos son los peores.” En mancuerna con Luis Alcocer Guerrero en la dirección y con la música de Rodrigo Castillo Filomarino, Talancón dar vida a un grupo nutrido de personajes (la opinión pública alrededor de la muerte) que el actor borda en su dramaturgia y Alcocer termina de tejer sobre la escena. La invisibilidad de los muertos se explora en este montaje sostenido en la actuación y en un texto poderoso poéticamente, donde humor, humor negro e ironía, construyen ese monumento al olvido y la impunidad que es la realidad política de nuestros días, donde ninguna salida obedece a las “soluciones” por “decreto”. Dice sobre sí mismo ese sujeto sin nombre:“Por cierto, cómo se llamaba ese güey?”“Pues... ve tú a saber.” (Al púbico:) Tengo los nombres de todos los que han muerto así, a lo pendejo, y de los que nadie supo ni madres... y un chingo... sólo es cosa de abrir bien los ojos y uno se da cuenta que el aire está plagado de ánimas... […] a lo mejor yo soy sólo un actor y el aire es el mismo aire de siempre y el sol el mismo sol de siempre, y otros niños seguirán naciendo y seguirán riendo y seguirán jugando ahí donde otros cayeron, y de esos que cayeron no permanecerá sino el olvido.” ◆
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Jornada Semanal • Número 1183 • 5 de noviembre de 2017
Arte y pensamiento
BEMOL SOSTENIDO Alonso Arreola @LabAlonso
ACLARANDO AMANECE
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OMOS PORQUE NOS ACORDAMOS. Nomás por eso. Que si no… cada mañana estaríamos recién nacidos, inmaculados sin nombre ni apellido. Eso nos dijo un músico viejo hace algunos años. Pensando en ello, sin arrojarnos a los abismos descartianos del “pienso, luego existo”, hoy domingo metemos el pie en la alberca de la memoria impulsados por un libro que llegó a nuestras manos y que, precisamente, ofrece recuerdos de un personaje entrañable en la música veracruzana. Sí, recuerdos suyos de él a quien no conocemos –ni conoceremos, seguramente– pero que hoy podemos imaginar hablando, que hoy podemos buscar tocando el violín en esa otra bóveda digital en la que todo vertemos y tan poco nos reconocemos. El libro se llama, certeramente, Aclarando amanece, conversaciones con don Heráclito Alvarado Téllez, huapanguero veracruzano. Su diseño editorial es notable (corrió a cargo de Patricia Reyes, a quien felicitamos). Trabajo de Ediciones del Lirio para Pluralia, está enriquecido por las características ilustraciones del artista gráfico y músico Alec Dempster, ave rara de cuyo gran talento hemos hablado en el pasado. Inaugurado con los relámpagos decimeros de Guillermo Velázquez (sí, el mismo de los Leones de la Sierra de Xichú que celebrábamos hace ocho días, lectora, lector), tiene además un prólogo de Román Güemes, escritor, investigador y músico veracruzano experto en sones y lengua náhuatl. Todo ello cohabita en sus páginas enalteciendo la sustancia central, una serie de entrevistas –prosificadas en primera persona– que su autora, Aideé Balderas, supo desarrollar con respeto y sensibilidad para dejar una huella profundamente humana, extra musical, que da cuenta del paso de don Laco por este mundo. Abordando los tópicos
Heráclito Alvarado
torales de la existencia sencilla (familia, vejez, infancia, música, muerte, comida, casamiento, etcétera), su riqueza se halla en el conocimiento del contexto que origina a este y otros músicos de renombre, más o menos conocidos en el son, así como en la gracia de su oralidad, naturalmente capturada por quien lleva años comprometiéndose con la tradición latinoamericana. Nacida en Ecatepec –hace cuatro décadas, enraizada en la Huasteca potosina, tierra de sus padres, Aideé se licenció en Filosofía en la unam. Fotógrafa, productora y conductora radiofónica, colaboradora de este mismo periódico (La Jornada del Campo), desde 2009 mantiene la emisión Son y Tradición del Instituto Mexicano de la Radio (Radio Ciudadana 660 am ), en donde también conduce la serie Trovadores y juglares: la tradición del verso improvisado. Por si fuera poco, dirigió el documental ¡Soy carnavalero! La fiesta del carnaval en Colatlán, y produjo discos de la misma región (uno de ellos, justamente, el del Trío Colatlán de don Heráclito Alvarado: Memorias de la tradición volumen 2). Su trabajo la ha llevado a congresos, jornadas y festivales en Cuba, Panamá, Puerto Rico y España, países con los que ha establecido puentes de música y palabras.
“Yo ya no quiero ir a tocar esos sones de difunto porque me siento mal, porque pienso y me acuerdo que ya no tengo a mi mamá”, dice don Laco en el capítulo dedicado a los sones para difuntos, antes de internarse en la tradición del Xantolo (celebración del Día de Muertos en distintas partes de la Huasteca). Allí mismo explica:“Me debilito cuando toco esos sones, porque lo que toco es muy sentimental, como que ‘se me bajan mis lágrimas’. ” Lúcido, transparente, tierno y valiente, el personaje se nos ofrece como en un documental de campo que evita el protagonismo de su creadora, algo encomiable en tiempos de narcisismo desenfrenado. Aceptando su destino como miembro de una comunidad que lo necesita para amplificar fiestas, carnavales, velorios y ritos relacionados con la agricultura y el clima, don Heráclito señala los cambios sociales que han ido degradando el valor del músico, quien básicamente entrega su oficio a cambio de nada o de muy poco, con tal de mantener su sentido vital. Mientras avanza en su narración nos topamos con tamales, elotes, ofrendas, costumbres, colegas y anécdotas variopintas que la vuelven entrañable, real, necesaria. Lo que más nos sorprende, empero y volviendo al inicio, es su memoria, su capacidad para hilar nuevos mantos literarios con madejas que –de no ser por Aiddé Balderas– quedarían guardadas en los cajones del olvido y el desuso. Incluso nos gusta el abrupto final que presenta: “Bueno, pues aquí la dejamos, espero que algo hayamos aclarado porque ‘aclarando amanece’.” Nos gusta porque subraya el ritmo y objetivo de una conversación casual, mientras termina el día y su protagonista, quitándose del centro, continúa su camino natural. Así nosotros. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos ◆
CINEXCUSAS Luis Tovar cinexcusas@yahoo.com
MORELIA 15 ( ii de iii )
A
QUÍ, UN BREVÍSIMO REPASO a otra parte de lo mucho que pudo verse en el reciente Festival Internacional de Cine de Morelia (ficm15):
Ficciones no muy Ficticias Aus dem Nichts (“En la penumbra”, Alemania, 2017), de Fatih Akim, es una historia elocuente, sin final feliz, desoladora y tremendamente incómoda para todos aquellos interesados en abstraerse de la aparente imposibilidad de conciliar con armonía a la cultura occidental con la islámica, o bien de negar la triste vigencia del racismo, así como del nazismo en una Alemania menos apacible de lo que algunos imaginan. Sobresaliente, la actuación de Diane Kruger. Ava (Francia, 2017), de Léa Mysius, alejada de esa pacatería llamada “corrección política”, con título homónimo al de su protagonista, una adolescente de talante atípico que pronto quedará totalmente ciega, este filme es un agradable ejemplo de las amplias posibilidades que tiene el cine para experimentar, arriesgarse y, con suerte, innovar algo en términos visuales, narrativos y de concepción de personajes. Happy End (Francia-Alemania-Austria, 2017) decepciona un tanto al compararla con el resto del discurso fílmico de Michael Haneke, su director y guionista, autor de El listón blanco (2009), La pianista (2001) y Amour (2012), entre otras. Empero, no se traiciona: se trata de una nueva –y actualizada– crítica al decadentismo pequeñoburgués europeo, del cual Haneke es un observador implacable. Breathe (Reino Unido, 2017), ópera prima de Andy Serkis, es el único ejercicio de costumbrismo genérico que a este juntapalabras le tocó ver en el ficm15: ambientada en la postguerra de la segunda mundial, cuenta la historia de
un hombre que sufre de polio pero que a fuerza de espíritu luchador se rebela a su condición de minusválido, en una película llena de tics sensibleros y preciosismo inane. The Killing of a Sacred Deer (Irlanda-Reino Unido, 2017) es el trabajo más reciente de Yorgos Lánthimos, autor de The Lobster (2015) y, como con ésta, vuelve a desasosegar con una historia nada convencional: la de un cirujano acomodado que asiste, sólo que encabezándola, a la descomposición de su núcleo familiar, supuestamente a prueba de todo. Formal y estilísticamente, la cinta es un largo y agradable homenaje a Stanley Kubrick. Teströl és Lélekröl (Hungría, 2017), escrita y dirigida por Ildikó Enyedi, traducida como “en cuerpo y alma”, ganó con total merecimiento el Oso de Oro en la Berlinale más reciente y fue lo mejor que este ponepuntos pudo ver en el ficm 15. Los protagonistas, el administrador y la contralora de calidad de un rastro, sueñan lo mismo todas las noches: que son dos venados en un bosque. De este punto de partida onírico, Enyedi desarrolla una historia de fuerza y delicadeza impresionantes, que funciona perfectamente como alegoría de la búsqueda no sólo del amor sino del motivo –si alguno hay– para seguir vivo.
algunos documentales Witkin & Witkin (México, 2017), es el cuarto trabajo de Trisha Ziff, británica avecindada en nuestro país, autora de los estupendos La maleta mexicana (2013) y El hombre que vio demasiado (2015). Sus protagonistas son gemelos, uno artista plástico y otro fotógrafo, y no se han visto en años, cosa que sucede a causa de una exposición que conjunta sus trabajos. La doble semblanza y el encuentro son los hilos narrativos de este documental bien ejecutado. Visages Villages (“Rostros y paisajes”, Francia, 2016), de la casi nonagenaria y muy prolífica Agnès Varda, con la colaboración del fotógrafo jr , es una entrañable muestra de sensibilidad artística y amor por lo que se hace, al mismo tiempo que un homenaje no declarado pero muy elocuente a la sencillez: discursiva, icónica, espiritual. Road movie documental de belleza inusitada, donde Jean-Luc Godard sale por cierto muy mal parado. Lost & Found: Road to Our Parents (“Perdido y encontrado: el camino hacia nuestros padres”, eu , 2016), de Brett l . Meyer, es, dicho clásicamente, breve y sustancioso: apenas sesenta minutos para exponer el primer y único encuentro del cineasta, hijo adoptado, con su padre biológico, un genuino born to be wild setentero que vivió y murió a su personal manera. Lo acompañan dos amigos que, por su parte, perdieron a sus respectivos padres de manera trágica. Chavela (eu, 2017), de Catherine Gund y Daresha Kyi, se basa en una entrevista realizada veinte años antes de la muerte de la célebre y mítica cantante mexicana-costarricense, aderezada con el recuento gráfico y oral de su carrera artística, desde sus comienzos e incluyendo su desaparición temporal, su reaparición y su muerte ◆ (Continuará.)
Teströl és Lélekröl
ENSAYO
8 de octubre de 2017 • Número 1179 • Jornada Semanal
Sincretismos orientales: El exorcista azul UNA OBRA JAPONESA DE DIBUJOS ANIMADOS, DONDE TODO ES POSIBLE,
Mayra Inzunza
INCLUSO UN POCO DE LA REALIDAD.
E
l exorcista azul, también conocido como Ao no Exorcist, es un anime japonés donde exorcistas, una suerte de devotos coptos, guerreros ninja y monjes tibetanos, luchan contra una especie de sherpas que llevan al infierno, y a los primeros los ayudan ánimas totémicas entre divertidísimas y aterradoras mientras los demonios, que asedian una y otra vez su territorio, Gehena, no les permiten posesionarse del lado humano del mundo, llamado Assiah. Aquí, dos gemelos adolescentes van a protagonizar una épica nada menos que contra su verdadero padre, Satán. Estamos ante un manga (tira impresa) que, como tan frecuentemente sucede en la narrativa moderna japonesa, luego se rehízo anime (versión visual), donde se muestra uno de los rasgos más interesantes de Japón: su sincretismo, esto es, que allí conviven muchas religiones, y vemos así una historieta donde a la par de monismo y panteísmo, se hayan cultos occidentales, en especial el catolicismo, lo que no sólo deja observar su particular interpretación de otras religiones, sino que además usa pasajes de la Biblia o relatos poco conocidos por nosotros mismos o mezclados con sus propias y otras costumbres. Así ocurre en El exorcista azul. De entrada se presenta una iglesia católica en pleno Japón. Su sacerdote, Shiro, que si bien se muestra pleno de bondad y sabiduría, e infunde respeto por su conducta intachable, al mismo tiempo es un hombre común, buena persona que no por ello deja de hacer bromas a expensas de sus compañeros, le gustan las chicas y, en particular, comer golosamente. Aparte de su labor como exorcista y monje, debe hacerse cargo de dos jóvenes, a los cuales ha criado como sus hijos presuntamente humanos; se trata de Rin y Yukio Okumura, mellizos definitivamente opuestos: Yukio desea estudiar medicina y a ello se aplica, mientras que Rin es un vago que, siempre riñendo, es incapaz de conseguir un trabajo estable. Mas llega un momento en el cual un demonio llamado Ashtarot ocupa el cuerpo de un chico con la intención
de matar a Rin. Con ayuda del padre Shiro, a quien veremos por primera vez en acción usando sus armas sacras, Rin huye, pero se queda atónito al ver esferas negras con alas por todos lados, invisibles para los demás; ahí es cuando el exorcista le explica que son demonios y lo están buscando por ser el hijo de Satanás. Este es el primer punto argumental o giro de tuerca de una vida desobligada a un forzoso enderezamiento, para esconder su naturaleza demoníaca y escapar del diablo mismo. Shiro le otorga entonces la espada que debe cuidar, pues resguarda sus poderes satánicos: Kurikara. Le aconseja, además, ir con Mefisto… El anime maneja elementos esotéricos, literarios y leyendas; divide al mundo en dos dimensiones, Assiah y Gehena, así como diversas almas malignas donde se imbrican espíritus hebreos, católicos y orientales, entre otros. Los demonios ahí son cosa de todos los días… ¿Alguna semejanza con nuestro aquí y ahora? ◆
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