Semanal27092015

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■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 27 de septiembre de 2015 ■ Núm. 1073 ■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Director Fundador: Carlos Payán Velver

Ayotzinapa

olvido forzado y justicia Carlos Martín Briceño, Javier Galindo Ulloa, Gustavo Ogarrio y Eusebio Ruvalcaba


27 de septiembre de 2015 • Número 1073 • Jornada Semanal

BAZAR DE ASOMBROS Hugo Gutiérrez Vega Hace un año exactamente tuvieron lugar los crímenes perpetrados en contra de los estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa. Además del dolor acumulado de padres, hermanos y compañeros de los normalistas, y de la justa indignación colectiva a causa de la ineficiencia exasperante de quienes tienen a su cargo el esclarecimiento de tales hechos y la impartición de justicia, lo que un año más tarde se perfila más claramente es una polarización social de consecuencias imprevisibles: por un lado, el escepticismo absoluto respecto de cualquier versión oficial –o “histórica”, como vergonzosamente quiso hacerse creer– en torno a la tragedia, y por otro la insistencia gubernamental en dar, a toda costa, carpetazo a todo lo que tenga que ver con Ayotzinapa, convertido ya en el signo que marcará, y aquí sí históricamente, a la actual administración. Este número no es una conmemoración sino una manera de contrarrestar el olvido forzado y sumar a la exigencia de verdad y justicia.

Comentarios y opiniones: jsemanal@jornada.com.mx

EL COMITÉ MEXICANO DE APOYO A LA UNIDAD POPULAR CHILENA (ii y última )

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os partidos que dieron un apoyo mas sólido y constante a nuestro Comité fueron el Comu­ nista y el pri de Reyes Heroles. El pp envío tam­ bién a un representante que fue sistemáticamente abucheado en todos los actos públicos. Los peque­ ños grupos de la izquierda radical sabotearon todos nuestro actos. Recuerdo que Ramón Sosamontes, a la sazón líder juvenil del pc y mi compañera Lucin­ da, rodearon el ring de la Arena México para impe­ dir que los grupúsculos intentaran subir para gol­ pear a los oradores participantes. A pesar de esa precaución, este bazarista conoció el peso de la moneda nacional, pues recibió en la frente un vein­ tazo contundente. Son muchas las anécdotas vividas por el Comité. Una tarde sonó el teléfono y se escuchó la voz del capitán Gutiérrez Barrios, funciona­ rio de Gobernación. Me preguntó si el Comité estaba interesado en de­ fender a los jóvenes del mir que andaban por los rumbos de Iguala preguntando por Lucio Cabañas. Le dije que quisiéramos hablar con ellos y que le pedíamos que fueran tratados con respeto a sus derechos humanos. Hablé con los ingenuos radicales y les pre­ gunté cuáles eran sus planes. Querían irse a Cuba. Así se lo dije al capitán y al poco tiem­ po se fueron a la isla en don­ de, según me contaron más tarde, crearon dificultades y acusaron a Fidel de “revisionista”. Debo reconocer que los trotskistas coopera­ ron con entusiasmo y disciplina y organizaron varias colectas que nos fueron de mucha utilidad. Muy pronto sacamos un boletín en el que informábamos sobre las atrocidades de los milicos y recordába­ mos los grandes momentos de la Unidad Popular y algunos aspectos del pensamiento del Presidente Allende comparable, en muchos sentidos, a Gandhi,

Mandela y Martin Luther King. Estas figuras reivin­ dican la tarea política, la dignifican y le dan un ver­ dadero sentido humano. Poco a poco fuimos colocando a los académicos y científicos en universidades e instituciones de investigación. La mayor parte de ellos trabajaba con rigor y seriedad, y colaboraron en muchos pro­ yectos universitarios. Tengo entendido que algu­ nos se quedaron en México, aunque la mayor parte regresó a Chile. Doña Tencha, la viuda del Presidente Allende, y su secretaria, Fernanda Navarro, estuvieron muy cerca del Comité y siempre nos brindaron su apo­ yo y su consejo. Varios chilenos se unieron a nues­ tro esfuerzo asistiendo a las reuniones, dando sus puntos de vista y narrando sus experiencias que, en su mayor parte, eran terribles, pues todos sabemos cómo actuó la ban­ da de delincuentes presidida por Pinochet y amparada por Kissinger. Recorrimos la República y fun­ damos comités en Guadalajara, gracias al apoyo de Carlos Ramí­ rez Ladewig, Raúl Padilla y Nacho Arriola; en Puebla, en Veracruz, Ta­ basco y Chiapas. Tuvimos varias reuniones nacionales y fundamos varios auditorios y aulas a las que se les dio el nombre de Salvador Allen­ de y de Pablo Neruda. El Comité des­ apareció para dar lugar a la Casa de Chile. Nosotros desaparecimos tam­ bién. A nadie se le ocurrió, ni se le ocurre, recordar a nuestro pequeño y problemático Comité. Es mejor así, pues nunca trabajamos para buscar un reco­ nocimiento o para recibir agradecimientos. Lo hici­ mos porque sabíamos y sabemos que la disyuntiva de Rosa Luxemburgo sigue vigente: “O el socialismo o la barbarie.”

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¿Doble o triple

Caravaggio? UN PASEO QUE TERMINA ANTE UNA PINTURA MANIERISTA

Vilma Fuentes

Caravaggio, El martirio de San Mateo, circa 1599-1600, Dominio público. Fuente: commons.wikimedia.org

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ndré Breton inventó el concepto de “azar objetivo”. Idea tan precisa como vaga, contradictoria, a la vez imaginaria y real. Con él designaba el encuentro entre dos personas, por ejemplo, la suya con Nadja, o entre dos palabras, dos objetos: “bello como el encuentro fortuito sobre una mesa de disección de una máquina de coser y de un paraguas”, frase escrita por Isidore Ducasse, conde de Lautréamont. O dos palabras en apariencia incompatibles como son azar y objetivo. Esta idea, difícil de concebir, se puede vivir, sin embargo, a la vuelta de una esquina. Como tengo costumbre, salí de casa para dar una vuelta a la manzana y abrirme el apetito. En realidad, necesito ver que las cosas están en su lugar para darme la seguridad de seguir por el buen camino, así sea éste el que conduce a la desaparición. Nada sería más perturbador que saberse eterno en un mundo incomprensible donde las cosas pudieran cambiar a su antojo. Después de atravesar el umbral del edificio donde vivo, un portón pesado como su edad dos veces secular, dejo al azar escoger si voy hacia la derecha o la izquierda de la muy corta calle de Trois Portes. Callejuela paradójica donde el azar hizo vecinos a nuestro muy discreto amigo Pierre Soulages y a los ruidosos editores de las publicaciones satíricas Hara-Kiri y Charlie Hebdo. Las leyes de la casualidad, aunque imprevisibles son fatídicas. El azar no es acaso sino la aparición repentina del rostro sin máscaras del destino. Aparece para desaparecer, momento fugaz, cuando la verdad desnuda sale del pozo donde se esconde sólo para huir en seguida y de inmediato. Visiones simultáneas, levantan la duda en quien alcanza a ver su relampagueante destello y a guardarlo en la memoria. Me dejo llevar, pues, por el azar en las calles aledañas, familiares, donde la sorpresa es rara para quienes caminan a ciegas, cotidiana para quienes abren los ojos. Atisban, quizás, lo invisible, empujados por el inconfesable deseo hundido bajo los miedos de la razón. Vuelta a la derecha. Encuentro previsible con un vecino. Es el amo de Tzuno, un gato arisco, perdón por el pleonasmo, al cual acaricio sólo cuando él lo decide y lo exige, según su esclavista capricho gatuno. El dueño y esclavo de Tzuno tiene, además, la simpática profesión de titiritero. Unos metros más adelante, al dar vuelta a la esquina, parpadeo deslumbrada por los rayos de un sol tibio. Las cosas parecen en orden. Puedo asirme a su realidad, sentimiento necesario para quien trabaja con seres imaginarios que devienen más reales día a día, personajes de novela surgidos de la alquimia de la creación. El esplendor del cielo irradia sobre el humor de los seres terrenales: las terrazas de cafés y restaurantes están pobladas, repletas de personas alegres y dicharacheras. Se escuchan las risas. Contagiosas, me incitan a sentarme a una de esas mesas asoleadas. Ver pasar a los paseantes es, en apariencia, una actividad ociosa. Y la ociosidad será la madre de todos los vicios, pero engendra también, al dejar libre el vuelo de la imaginación, los seres hechos de palabras que cobrarán vida en la escritura, y, con suerte, abren el espacio al milagro poético. Ese momento único cuando las palabras y las cosas son lo mismo: “en la letras de rosa está la rosa/ y todo el Nilo en la palabra Nilo”. A punto de instalarme en una terraza, veo, al otro lado de la calle, una pintura al óleo donde se hallan representados personajes de una época lejana, mítica.

Cruzo la calle para ver de cerca ese cuadro de unos dos metros de ancho y cua­ tro y pico de largo. Un hombre se esfuerza en meterlo en una gran camioneta, pero la tela se resiste como si no quisiera dejar un lugar al que está acostumbrada. El hombre se detiene, respira, o más bien resopla. Antes de pensarlo, sin que mi voluntad intervenga, arrastrada por la curiosidad, pregunto al hombre, a quemarropa: –¿Quién es el autor de ese cuadro? Sin sorprenderse de la pregunta, como si fuera la cosa más natural del mundo ser interpelado a mediodía por una desconocida: –Un pintor de fines del xvi , principios del xvii . La conversación se vuelve fácil, fluida, entre dos desconocidos a pro­ pósito de una pintura de un desconocido. –¿Representa…? –La compra de José por Putifar en un mercado de esclavos. Las figuras de un adolescente cargado de cadenas, un hombre cubierto por una túnica y un turbante, la mi­ rada torva, mostrando al niño; otro hombre, vestido con prendas semejantes, pero con una mirada a la vez calculadora y codiciosa, examinando la mercancía, sopesando el precio. Otras figuras más oscuras. La tela, hecha de claroscuros, irradia fulgores de una luz deslumbrante entre las sombras. –La época de Caravaggio… –Los expertos creen que podría tratarse de un discípulo de Caravage, me dice pronunciando en francés el nombre de este pintor. –¿Es usted el propietario? –Lo era. Lo llevo al aeropuerto a su nuevo propietario con destino a Roma. –¿Y cómo lo adquirió usted? –Soy anticuario. Hurgo en desvanes y sótanos de personas de edad, de herederos que consideran vejestorios los recuerdos de los difuntos. Soy algo rapaz –me dice con una sonrisa franca. –Debe valer una fortuna. –Los museos tiene buenos fondos para adquirir cuando creen descubrir una obra maestra, y más cuando no les sale tan cara alegando dudas sobre la autenticidad. Me despido agradeciéndole el regalo que me hizo con el encuentro fortuito de esa tela. No puede saber que el azar objetivo refulgió diamantino: Jacques Bellefroid acababa de terminar un texto sobre Caravage, su vida y su obra de claroscuros, a solicitud de Carmen Parra, quien prepara una exposición en la ciudad de Palermo, Sicilia, alrededor de una tela de este pintor robada y destruida. Texto enigmático y doble como este pintor. Si retardé mi paseo, retardo que hizo coincidir mis pasos con el casual transporte de esa tela, fue porque, antes de salir, me detuve a leer el centelleante y oscuro escrito sobre Caravaggio

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LA IMITACIÓN Y EL USO DE LUGARES COMUNES HACEN DE CUALQUIERA UN “BUEN” NARRADOR

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a mátic ía idio bol ña gu e fut Peque ta d s roni ser c para

Marco Antonio Campos

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ire joven, le dijo el viejo locutor –quien tenía ya treinta años en el oficio–, para que usted sea cronista de futbol no necesita ni mucha sapiencia ni cursos denodados. Con base en frases hechas que la mayoría de los cronistas repite, no excluyendo barbarismos, podrá ganarse una rápida popularidad y un buen sueldo. No crea que necesita una excelente voz, o que grite, o se haga como algunos el chistoso, o bromee a costa de los jugadores y de espectadores ridículos en el público… No. Así como en estudios de encuesta de países de europeos y americanos se ha enterado usted de que los jóvenes no utilizan a diario más de cien palabras, para llegar a ser cronista de futbol no necesita muchas más; hay una serie de frases que se oyen como cajas de resonancia en casi todos los partidos. ¿Tiene listo su cuaderno de apuntes? Primero que nada, cuando inicie el partido, invente una frase más o menos elemental y explosiva que sea como una cuña muy personal con la cual se le reconozca, como aquella de Ángel Fernández: “¡A todos aquellos que quieren y aman el futbol!” En caso de que al principio de los dos tiempos, un jugador “sorprenda la meta contraria”, diga que fue “un gol de vestidor”. Si uno de los equipos circula el balón, pero no da una, ¿para qué se mete en problemas? Utilice la expresión: “le falta ritmo”. Pídale de vez en cuando al comentarista, el cual casi siempre fue en el pasado futbolista y/o entrenador, que “cuál es el parado de los equipos” y hable del accionar de éstos. En caso de que uno de los equipos circule muy bien el esférico y tenga agobiado al contrario indique que está aprovechando “el momento anímico”. Si ocurre esto hacia el final del primer tiempo, señale que lo mejor que puede ocurrirle al equipo que se halla contra la pared es que terminen los 45 minutos para que en el corte “el entrenador hable con ellos, modifique la estrategia y haga los ajustes necesarios”. Si uno de los clubs va en ventaja por uno o más goles y tiene arrinconado al otro, comente que “está más cerca de aumentar el marcador que el otro de meterla”. Si van tres o cuatro cero, y el equipo que va perdiendo “horada la meta” apunte que “metió el gol de la honrilla”. Pero si van, por ejemplo, dos a cero o tres a uno y la escuadra que va abajo mete un gol, resalte que “es oxígeno puro”. Si el jugador falla de manera lamentable frente al marco, la mejor expresión es: “Perdonó, y una oportunidad perdida para el equipo puede volverse después en su contra.” Si un equipo se lanza al ataque, recurra al barbarismo de: “está ofendiendo” –igual que si dijera “está afrentando o está insultando–, y si un jugador recibe la pelota, diga con otro barbarismo: “recepcionó el balón”, y perdónese a sí mismo la copia que ha hecho a otros de semejante sandez. Si ve que un jugador le pega un hachazo salvaje a un contrario, indígnese y subraye que fue “de hospital” y asimismo que por el patadón “merecía la cárcel”. En caso de que lo expulse, indique que el árbitro “lo mandó directamente a las regaderas”. Si el averiado jugador no puede ni pararse y entran “las asistencias”, use la frase: “Está entrando el carrito de las desgracias”. Si tira un jugador con fuerza a la portería destaque que “le pegó con rencor”, o si el tiro es aún más fuerte, “mandó un bombazo”, o si mete el gol, címbrelos con un: “perforó la red”. Si uno o más jugadores (suelen ser a menudo delanteros) han fallado una y otra vez jugadas obvias de gol es porque “les ha faltado contundencia”, o en caso contrario, al equipo o al jugador “les ha sobrado contundencia”. En caso de que un jugador dispare al mal llamado arco y de plano vuele la pelota, las frases adecuadas son: “la mandó a la estratósfera”, o “la puso en órbita”, o a menos altura, “a las gradas de la fila 57”. Le advierto que no olvide la palabra contundencia porque hasta el loro del palco se la sabe y la repite; no olvide asimismo la utilización múltiple de la expresión de saber jugar “a balón parado” o “a táctica fija” cuando se trate de córners y tiros de castigo. Si dan un pase y el jugador no le da al esférico –gravísimo en el caso que sea en zona de gol– salga del paso con “se fue en banda”. Si despeja a la buena de Dios refiera que “mandó un balón dividido”. Tratándose de un balón que se tiró a un lugar donde no se ve un solo futbolista, es porque “cayó en zona de nadie”. Si va a enviarse un córner o un tiro de castigo y llegan a rematar los más altos, utilice la metáfora aeronáutica: “Entró al área la fuerza aérea.” Si un jugador no tiene a quien pasar y dribla al contrario y se va solo es porque se dio “un autopase” y si “manda un pase a profundidad” es porque busca a un compañero cerca del área o dentro de ella. Si mete un gol suave y colocado se trató de un “pase a la

red”. “Peinar el balón” es cuando un jugador lo roza apenas con la cabeza, es decir, mientras él peina el balón, el balón lo despeina. Para que parezca usted inteligente cite dos de las perogrulladas más grandes que hemos oído desde hace décadas: “el táctico es el gol” o “el último minuto también tiene 60 segundos”. Si al portero, pese a todos sus esfuerzos, le metieron el gol, resignadamente destaque que “no pudo evitar la caída de su marco” (como si el marco pudiera caerse a cada rato), o no pudo defender, dicho sin albur, los tres palos. En caso de que el entrenador no saque de la cancha a un jugador que es un bulto resalte que “está aguantando el cambio”. Si un jugador dribla bien y en demasía es “el desequilibrante”. En caso de que tres o cuatro, a base de pases cortos, estén burlando a un contrario, es porque “le juegan al torito”. Si el portero o un defensa o un medio o un delantero es excepcional, se trata “de alguien que hace diferencia”, y aun si se trata de un jugador fuera de serie endílguele el calificativo de “protagonista”. No olvide de ningún modo la palabra protagonista; puede utilizarse de varias maneras en distintos momentos dentro y fuera de la cancha. En caso de que un notable jugador tenga muchos años en un club, o se halle retirado luego de destacar mucho, homenajéelo como un “histórico”. Cuando el partido vaya a su término diga que se entra “a la recta final”, lo cual, las primeras veces, será para usted también de alivio. Si alguno de los conjuntos no puso suficiente esfuerzo, repruébelo diciendo que “le faltó ac­ titud”, y si eso lo hace caer en la tabla general, agregue que “es un duro golpe en sus aspiraciones a la liguilla”. O al campeonato o al no descenso. Si requiere una ampliación de frases, es decir, que le haga crecer este filón de oro, pídame otra cita, pero con lo que le he dicho y usted ha apuntado, créamelo, ya puede ir a pedir chamba a las televisoras y lo incorporarán al no tan selecto staff. En eso de escoger al staff –hay que aplaudírselo– los dueños son verdaderos demócratas. Una vez que usted ya esté incorporado y se gane la confianza de cronistas y comentaristas, se sentirá pronto de la casa y lo sentirá aún más cuando reciba de sus co m p a ñ e ro s e l re co n o c imiento afectivo de que le digan brody

Collage digital de Marga Peña

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Ciudad de México 1985:

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lecciones y memoria Miguel Ángel Adame Cerón

LA AYUDA SUPERÓ LA RAPIÑA

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l terremoto del 19 de septiembre de 1985 y las réplicas del mismo 19 y la del día siguiente en Ciudad de México fueron devastadores: más de 10 mil muertos y centenares de miles de heridos, desaparecidos y damnificados. Cayeron y se destruyeron más de 30 mil construcciones, con daños parciales quedaron más de 68 mil. Durante diez días se rescataron cerca de 4 mil personas vivas. Sucumbieron hoteles, edificios habitacionales y hospitales, resultaron dañadas numerosas vi­ viendas, escuelas públicas, estaciones del Metro, comercios, vías públicas, redes de agua potable, etcétera. Cayeron postes, árboles, antenas de transmisión, cables eléctricos y telefónicos. En muchas áreas de la urbe se suspendió la luz, el agua, el teléfono y el transporte. Las telecomunicaciones, como la televisión, dejaron de trans­mitir durante unas horas, algunas estaciones de ra­ dio lograron permanecer al aire y los radioaficionados destacaron en su actividad informadora. La ciudad fue considerada zona de desastre: en realidad una catástrofe económica, social y también política. El movimiento telúrico mayor –y sus réplicas– cimbró una parte del país, pero en Ciudad de México tuvo sus efectos más devastadores, especial­m ente en la zona céntrica: Tepito, Tlatelolco, colonias populares y de clase media como la Doctores, la Roma, la Buenos Aires, la San Rafael, San Antonio Abad y Chabacano. Ante todo esto se generó una activa participación ciudadana para ayudar a rescatar, a refugiar, a reconstruir y a organizar desde afuera (y a veces contra) de los dispositivos institucionales y del gobierno ya neoliberal de Miguel de la Madrid Hurtado, y así enfrentar las consecuencias destructivas materiales, sociales y subjetivas del temblor. Debido a las negligencias, descuidos, corrupciones y autoritarismos evidenciados, entre los damnificados se creó un fuerte sentimiento antigobiernista y antipriista. A partir de ello se gestaron múl­ tiples organizaciones vecinales urbanas. Entre las más importantes están la Coordinadora Única de Damnificados, la Coordinadora de Luchas Urbanas, la Coordinadora Nacional del Movimiento Urbano Popular, la Unión de Vecinos y Damnificados y la Asamblea de Barrios.

Venus de Milo. Foto: Fabrizio León/ La Jornada

LECCIONES Y ACCIONES He aquí algunas acciones, lecciones y experiencias políticas ciudadanas significativas a partir de aquellos dramáticos y estremecedores acontecimientos. 1. Los despliegues de solidaridad humanista, de protagonismo solidario, impetuoso, esforzado, valiente, de amplios sectores de la población de Ciudad de México, sectores básicamente populares y de las clases medias bajas que se volcaron a la ayuda incondicional: búsqueda, rescate, aprovisionamiento, improvisación, transportación, aliento. 2. Fueron muchísimas más las personas que mostraron su entrega, las que ayudaron que las que saquearon, robaron o se dedicaron a la rapiña. Entre estas últimas personas destacaron no sólo los “vándalos” y oportunistas civiles, sino los uniformados: principalmente soldados y policías a título personal y por órdenes de sus jefes (excepto los bomberos). 3. La organización vecinal y la organización profesional (sobre todo en el caso de los hospitales, cuyo personal fue a la vez “víctima” y “héroe” de la tragedia, al organizarse improvisadamente y con lo que tenían a mano, pues hubo escasez de materiales y espacios, para ayudar a salvar al personal médico y a los miles de pacientes propios y ajenos o venidos de otros nosocomios). Hubo organización y coordinación voluntaria, ejemplar, incansable, por turnos, vocaciones, habilidades y por profesiones. 4. Los protagonistas participantes y sobrevivientes han hecho críticas y de­ nuncias constantes al oficialismo; desde el oficialismo anterior a los sismos por su corrupción constructiva y presupuestaria, al oficialismo de ese momento con las autoridades mayores, como el presidente de la República, hasta los funcionarios delegacionales, pasando por el Ejército, la policía y sus oficiales y las autoridades gubernamentales (secretarios de Estado, regente, delegados), por sus actuaciones burocráticas, arrogantes, deficientes, insuficientes y maquilladas. Fueron incapaces y quisieron mostrar autosuficiencia, control, autoridad moral, pero en realidad la gente movilizada y damnifi­ cada captó sus manipulaciones y su autoritarismo: cues-

tionaron en los hechos y en la práctica al régimen, que apareció en momentos clave muy rebasado y con comportamientos incluso criminales por impedir, dosificar, desatender y/o demorar las ayudas (locales, nacionales e internacionales). 5. La participación masiva, voluntaria y espontánea fue un ejercicio forzado, pero práctico y eficaz de movilización y reordenamiento ciudadano popular que se prolongó en muchos sentidos con formas de lucha y organización, primordialmente cobrando factura a los organismos gubernamentales con rechazos a sus estilos burocrático-corruptos y posteriormente con exigencias/demandas de viviendas y de espacios seguros, accesibles y dignos. 6. Se creó y existe una memoria presente y viva en los protagonistas de esos eventos (médicos, amas de casa, profesionistas, empleados, jóvenes estudiantes...); ellos y ellas escudriñan en sus recuerdos y se explayan en anécdotas, remembranzas, reflexiones, críticas y emociones (miedos-incertidumbres-tristezas-alegrías).

MEMORIA E HISTORICIDAD Llena de imaginarios existenciales y proyectivos, esta es una memoria histórica que, en su sedimentación reciente, se puede reconocer como uno de los últimos estratos de densidad que tiene su peculiaridad, pero que se entrecruza y se alinea junto con otras memorias e imaginarios colectivos más antiguos y más recientes del México del siglo xx y del xxi : los provenientes de la Revolución rural y popular mexicana (1910-1917), de las acciones del cardenismo de Lázaro (1934-1940), del movimiento estudiantil y popular de 1968, del movimiento masivo ciudadano contra los fraudes electorales de 1988 y de 2004, del levantamiento zapatista y la solidaridad de 1994, y más recientemente de la indignación develadora de la necropolítica en la masacre de Iguala-Ayotzinapa (2014). Estratos que no son monolíticos ni estáticos: como vasos comunicantes, fermentan y empujan el dinamismo experiencial de la historia actual y la de devenir del pueblo mexicano


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27 de septiembre de 2015 • Número 1073 • Jornada Semanal

Javier Galindo Ulloa

Ayotzi

cual se pretende formar una ilusión en la conciencia del lector. Supuestamente el país ha estado estancado eco­ nómicamente y con las nuevas reformas de energía por el gobierno de Peña Nieto México podrá activar la infraestructura económica. El Fisgón parte de dicho eslogan con la finalidad de dar sentido irónico a ese mensaje que se contradice con los hechos que recientemente se habían dado a conocer sobre el asesinato de seis estudiantes en Iguala y la desaparición de los 43 normalistas. “¡No se muevan, cabrones!”, dice el militar que apunta con su arma a los jóvenes, mientras que uno se encuentra ensangrentado en el suelo, además del libro y un par de cuadernos a los pies del soldado. El cartonista pone como telón de fondo el cartel publicitario con el certificado del gobierno de México, con el afán de transmitir las palabras que no tienen sentido en relación con la realidad que está viviendo el país. La política mexicana vive de la publicidad como una máscara que oculta la verdad. Las palabras cambian de sentido por la interpretación del enunciador; por un lado el eslogan “Mover a México”, que obedece solamente al objetivo de vender la imagen de México al extranjero; por otro, la voz autoritaria de un militar que secuestra, dispara y arresta a estudiantes sin justificación alguna. Héctor Tajonar, en un artículo de Proceso (núm. 1984), reflexiona también sobre el proyecto del gobierno priista, como un falso optimismo ante el horror que está viviendo el país. Mensajes encontrados, El Fisgón/La Jornada

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cerca de la desaparición de los 43 normalistas el 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, la caricatura política mexicana ha manifestado diversas expresiones en su conjunto entre la ironía, la tragedia y el horror por estos acontecimientos que han repercutido en los medios a nivel mundial. ¿Cómo ha sido la reacción de los caricaturistas ante el hecho de Ayotzinapa? ¿Cómo es el lenguaje que utilizan para criticar y representar un hecho tan lamentable? ¿De qué manera las expresiones modifican su sentido por una noticia trágica, entre la burla y la solemnidad? En la caricatura política, los autores advierten el uso del lenguaje en el habla de sus personajes en un contexto. Así, observamos cómo cada personaje emite la palabra en determinada acción y lugar, y de qué manera el cartonista la recrea para un efecto de sentido específico. El sentido llega a perder su esencia por el uso de la palabra, por el interés político y de los medios. En el caso de Ayotzinapa, palabras como normalistas, estudiantes, diálogo, reformas estructurales, desaparición, muerte, fosas y horror, adquieren un nuevo significado según el tratamiento que le da la noticia, la interpretación del cartonista y la recepción del lector en determinado contexto. A continuación se comenta una selección de las caricaturas políticas más significativas que se han publicado en los diarios La Jornada y El Universal de México, entre el 30 de septiembre y el 28 de octubre de 2014. En la caricatura Mensajes encontrados (La Jornada, 30/09/14) de el Fisgón, se manifiesta la imagen de la mer­ cadotecnia política, con el eslogan “Mover a México”, con el Apertura, Hernández/La Jornada

AUTOCOMPLACENCIA VS. REALIDAD La realidad ha rebasado a la publicidad y al proyecto de gobierno. No basta con “Mover a México”: es imperativo cambiar a México. El espejo de Tlatlaya y Ayotzinapa se ha impuesto sobre la autocomplacencia oficial. Queda demostrado que gobernar no es sólo comunicar, como lo presumían los estrategas peñanietistas. El optimismo banal ha sido arrasado por el horror.

Atento a las demandas, Hernández/La Jornada

Cuatro días después de los hechos de Ayotzinapa, poco se había esclarecido el asunto de la desaparición de los 43 normalistas y el gobierno no había actuado rápidamente en la búsqueda de los desaparecidos y la impartición de justicia. Del mismo modo, los cartonistas apenas empezaban a comprender este hecho y a criticar su problemática. El gobierno del pri seguía teniendo el apoyo de los medios masivos de comunicación para informar a su conveniencia los hechos que se presentaban entonces, criminalizando la imagen de los estudiantes. Del mismo modo, el gobierno se valía de la publicidad mediática para ocultar la verdad de lo que sucedía en el país. Los funcionarios están al servicio de los medios y no del pueblo, actúan acorde a los intereses políticos del momento. El espec­ táculo es una manera de distraer la atención para hacer olvidar un hecho problemático como el ocurrido en Iguala. Por esas fechas se conmemoraba también la matanza del 2 de octubre. El plan de los normalistas de Ayotzinapa que habían sido desaparecidos el 26 y 27 de septiembre, era venir a Ciudad de México a participar en la marcha del 46 aniversario de ese hecho. Algunos articulistas, como Elena Poniatowska, compararon esa matanza con la desaparición de los normalistas; también los caricaturistas representaron este hecho desde la perspectiva del pasado, comparando a Peña Nieto con Díaz Ordaz y a Osorio Chong con Luis Echeverría; también destacaron la sombra de aquel expresidente en los actos represivos del entonces gobernador de Guerrero. En la caricatura Atento a las demandas, Hernández (La Jornada, 1/x/1914) vuelve a dar otro significado al 2 de octubre de 1968 en la voz del gobernador Ángel Aguirre Rivero, como una fecha que significa represión, matanza, desaparición forzada; aunque los hechos de Iguala fueron muy distintos a los de 1968, puesto que hubo participación de la policía municipal y el crimen organizado, en complicidad con el Ejército.


napa

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A TRAVÉS DE LA IRONÍA, EL TESTIMONIO DE LA TRAGEDIA Y LA DESCRIPCIÓN DEL HORROR, LOS CARTONISTAS REPRESENTAN NUESTRA REALIDAD ATROZ

en la caricatura política

Se utiliza esa fecha para criticar al gobierno de Guerrero, que entonces pertenecía al prd , pero que también era cercano al pri , tal como lo retrata Hernández, con el símbolo del sol azteca y las iniciales del partido tricolor. En las caricaturas Y no se olvida, de Rocha, y Apertura, de Hernández (ambos de La Jornada del 2/x/1914), se compara también la acción de Díaz Ordaz en 1968. El cartón de Rocha revive la figura de Díaz Ordaz que lee las noticias del periódico sobre Iguala, Tlatlaya y la muerte del niño que recibió un disparo de bala de goma en un municipio de Puebla; el de Hernández realiza una analogía del diálogo que prometía el gobierno de aquel presidente y el entonces secretario de Gobernación, Luis Echeverría, a los estudiantes del Consejo Nacional de Huelga de 1968, que exigía el cumplimiento de los seis puntos de su pliego petitorio y la promesa de diálogo del gobierno del pri actual con los estudiantes del Politécnico.

tado la inversión extranjera al país. En la segunda ocurre lo mismo, puesto que el sueño de la Presidencia de aplicar las reformas estructurales ha sido afectado por el descubrimiento de las fosas. Pero en realidad la descomposición del Estado y de la economía de México es un asunto que viene desde la forma de gobernar del pri , el cual no acepta la realidad en la que vivimos. En vez de beneficiar al pueblo, la estructura socioeconómica del país lo ha perjudicado por medio del olvido. El gobierno se muestra indiferente a las necesidades de la sociedad y a las exigencias de justicia. Hay una desigualdad entre estas dos clases sociales, la conformada por el gobierno y el resto de la población. Las fosas clandestinas son una muestra del abandono en que el poder político tiene a las comunidades de Guerrero.

LA MUERTE OMNIPRESENTE

Más de quince días después de lo ocurrido en Iguala, la pgr atrajo la investigación. Los caricaturistas destacaban la figura del procurador Jesús Murillo Karam, utilizando la palabra “desaparecido”. En Avances de la investigación (La Jornada, 28/ x /1914), de Hernández, la burla se dirige a la figura del procurador de la pgr con el discurso de que aún no han hallado a los 43 normalistas desaparecidos pero, por la popularidad de Andrés López Obrador, urge que éste desaparezca. La aparición de políticos en los medios es una regla de rivalidad y competencia, una estrategia para despres­ tigiar al enemigo y favorecer su imagen positiva. En la caricatura de Hernández, el procurador de la pgr , que ha querido desaparecer a los 43 normalistas para cerrar el caso, también lo quiere hacer con la imagen de López Obrador, cuyas apariciones han incomodado a la figura del presidente y sus aliados. La caricatura mexicana en estos acontecimientos políticos y estudiantiles ha manifestado cómo los medios masivos de comunicación muestran una imagen positiva del Presidente, el Ejército y la Policía Federal, para ocultar la problemática de los estudiantes normalistas que viven en el desamparo. Es un arma ideológica que se basa en la contradicción de los propios discursos y acciones de las autoridades; destaca el uso de la palabra más allá de su sentido esencial, y realiza un juego de expresiones desde la voz de los personajes retratados. Walter Benjamin considera que la injusticia había formado parte ya de las ruinas de la historia, donde los actos de violencia y desaparición forzada no han sido resueltos jurídicamente. Estos casos podrían resolverse si hubiese un cambio en la misma estructura sociopolítica. Una forma de saldar esas realidades de injusticia es no olvidar el pasado histórico y exigir justicia. Con la caricatura política se pretende contribuir a la preservación de la memoria de Ayotzinapa, con el fin de que el Estado no olvide que siguen faltándonos 43

En Barbarie (La Jornada, 05/ x /14), Helguera refleja al estudiante desollado en Iguala (Julio César Mondragón Fontes), con un cartel escrito incorrectamente por un analfabeto. El cartonista representa el cartel sobre el brazo derecho del joven desollado, cuya autoría puede pertenecer a un miembro del crimen organizado; se aprecia el texto combinado de letras mayúsculas y minúsculas, e invertidas en una misma palabra, como la “ e ”, y la “ z ” sustituida por la “ s ”. El mensaje gira en torno a la protesta social de los estudiantes normalistas. El cartel implica un terror hacia los movimientos sociales, que ha rebasado Y no se olvida, Rocha/La Jornada

NO OLVIDAR ES EXIGIR

Barbarie, Helguera/ La Jornada

la política y el vacío de poder que existe en la población gue­r rerense. El joven desollado es ejemplo de represión y muerte en vida de los estudiantes. El horror como una advertencia a cualquier forma de protesta social. Respecto a esto, Walter Benjamin, intelectual judío que sufrió la persecución nazi, reflexiona sobre la estructura de un Estado que se ha creado desde la violencia, donde el poder goza de los medios para someter al más débil. La historia de la civilización occidental ha abandonado el espíritu humano para dejar lugar a la barbarie. La imagen de la muerte es una metáfora de la tragedia que vive el pueblo, por la desaparición forzada y el hallazgo de restos humanos en las fosas clandestinas de Pueblo Viejo y poblaciones aledañas a Iguala. En la caricatura Horror, de Naranjo (El Universal, 7/ x /1914), se personifica a la muerte que se sorprende a sí misma de la situación del Estado. La muerte implica un carácter social para evaluar la situación del país, el nivel de grado del problema polí­ ti­co-social y la estructura socioeconómica. Así se ve en las caricaturas Fosas (El Universal, 14/ x /14) y Salpicadura (El Universal, 27/x /14), ambas de Helioflores. En la primera se observa al secretario de Hacienda, Luis Videgaray, quien responsabiliza a las fosas clandestinas de haber ahuyen-


Ayotzi

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olvido forzad

MÁS VIOLENCIA DE ES URGE UNA C

¿Cómo analizar en perspectiva latinoamericana la violencia del Estado mexicano en contra de los normalistas de la Escuela Normal de Ayotzinapa? Los asesinatos y desapariciones del 26 y 27 de septiembre de 2014 desataron una profunda indignación en la so­c iedad mexicana, con resonancia internacional, que también puso al límite la legitimidad misma del Estado mexicano. Este límite implicaba preguntarse por el papel que han jugado los testimonios de las víctimas y las narrativas del dolor entendidas en su demanda amplia e integral de justicia, tanto en la esfera judicial como en la interpretación política del presente. Además, estas experiencias civiles en América Latina ante el exterminio y las desapariciones forzadas también dieron lugar a figuras como las Comisiones de la Verdad e incluso la actualización de los Tribunales Internacionales de conciencia, con su antecedente en el Tribunal Russell (para el caso de las dictaduras en Brasil y Chile), que sirvieron como base para demandar procesos concretos de justicia que termi­ naron por modificar la definición misma del Estado na­ cional en su fase de exterminio. Quiero plantear al menos tres cuestiones con las que la experiencia latinoamericana puede ayudar a pensar en el caso de México: la inminente posibilidad de que en México se esté configurando la modalidad de un Estado desaparecedor; el papel que juega una narrativa política y jurídica del olvido forzado, y la figura de las Comisiones de la Verdad y de los Tribunales Internacionales de concien­ cia como una alternativa institucional para iniciar un proce­ so de reconstrucción de las “verdades” jurídicas, políticas e históricas sobre la desaparición forzada en México.

MÉXICO Y EL LIBRO NEGRO DE LOS CRÍMENES DE IGUALA Es posible identificar conceptualmente no sólo la creación de un Estado paralelo en México, colonizado por el crimen organizado, sino también la de un Estado desaparecedor cuya gramática del olvido forzado estaría impulsando una amnesia histórica y política sobre las múltiples y heterogéneas víctimas de las diferentes violencias en México. La politóloga Pilar Calveiro identifican la dictadura argentina que comenzó en 1976 no sólo como un régimen militar de excepción, sino como un poder desaparecedor que se adentraba en una nueva modalidad de la represión de raíz

Dibujo infantil sobre el ataque a normalistas de Ayotzinapa. Fotos: http://desinformemonos.org

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n un texto ya clásico de la historiografía latinoamericana, titulado “50 años de historia argen­ tina (1925-1975): El laberinto de la frustración” (en América Latina: historia de medio siglo, compilado por Pablo González Casanova), Marcos Kaplan describe con cierto dramatismo el abismo que se abría para la Argentina del agónico populismo que había dejado la vuelta de Juan Domingo Perón: “En el momento de concluir estas líneas (marzo de 1976)… el gobierno parece suspendido en el aire, reducido al control formal del poder ejecutivo y la administración pública y a los vestigios de una legitimidad y un consenso que se esfuman velozmente.” De alguna manera, Kaplan ve en este conflicto que convoca a todos los actores políticos del momento una tentación de “resolver” militarmente la continuidad de un Estado nacional sumamente precario: “Las fuerzas armadas recuerdan el grave deterioro que les causó la dictadura militar de 1966-1973, y vacilan por consiguiente en derribar al gobierno para repetir una experiencia similar. En evidencia del real aprendizaje político que han cumplido en las últimas décadas, sin dejar de acentuar su control sobre el Estado, esperan que la crisis del país y la evidencia del fracaso peronista se vuelvan intolerables para la mayoría y ésta las convoque para asumir el poder y ejercerlo sin límites ni contemplaciones para restaurar el orden y ofrecer alguna promesa de progreso.” Como sabemos, el golpe de Estado de 1976 en Argen­ tina instauró un régimen militar de excepción en el que la violencia de Estado no fue la novedad en un país que había ex­ perimentado al menos seis golpes desde el derrocamiento de Hypólito Irigoyen en 1930. Como afirma Luis Alberto Romero: “La violencia no era nueva: estaba ya ampliamente instalada en la vida política… Lo novedoso fue que desde 1976 la ejecutó un Estado clandestino, que operaba de noche y aparentaba normalidad de día; además de matar, derrumbaba la fe en las instituciones y las leyes, sistemáticamente violadas por quienes debían custodiarlas.” ¿Qué utilidad puede representar revisar ciertos procesos políticos latinoamericanos para comprender algo de lo que está ocurriendo actualmente en México? El exterminio selectivo y las desapariciones forzadas que se llevaron a cabo en América Latina en el último ciclo de dictaduras militares del siglo xx dieron lugar a un tipo de violencia de Estado cuyo análisis ayudaría a comprender los procesos de violencia estatal de los últimos años en México.

#DanzaPorAyotzinapa. Foto: facebook.com/jorgeizzquierdo

Es posible identificar conceptualmente no sólo la creación de un Estado paralelo en México, colonizado por el crimen organizado, sino también la de un Estado desaparecedor. totalitaria, como una tecnología del poder instituido y como una política institucional de la desaparición: “El golpe de 1976 representó un cambio sustancial: la desaparición y el campo de concentración-exterminio dejaron de ser formas de represión para convertirse en la modalidad represiva del poder, ejecutada de manera directa desde las instituciones militares.” Si partimos del supuesto que nos plantea el padre Alejandro Solalinde y comprendemos los asesinatos y desapariciones de normalistas de Ayotzinapa del 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala como una fotografía en la que aparece in fraganti el mecanismo desaparecedor que está produciendo la colonización del crimen organizado del Estado mexicano, también podremos identificar algunos rasgos de esta nueva forma represiva de la desaparición. No es nueva esta figura de la desaparición forzada en México: la sustracción de sujetos llevada a cabo por el Estado mexicano en los años sesenta y setenta del siglo xx fue una práctica hasta cierto punto no visible y que se


inapa:

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do y justicia

STADO EN CONTRA DE LA SOCIEDAD MEXICANA COMISIÓN DE LA VERDAD NO GUBERNAMENTAL

Calle en Oaxaca

Gustavo Ogarrio quería clandestina; lo inédito es que este mecanismo represivo se está llevando a cabo mediante una alianza visible, cierta, hasta divulgada políticamente, entre policías de diferentes niveles, Ejército y cuerpos armados del crimen organizado, Ministerios Públicos y procuradurías de Justicia, constituyendo ya un solo bloque de sustracción de personas que puede servir tanto a fines políticos como a los fines tradicionales de la delincuencia organizada. ¿Estamos en México ante un Estado desaparecedor bajo la modalidad de la mencionada colonización del crimen organizado en su misma institucionalidad? El pasado 6 de septiembre del presente año, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (giei) sobre el Caso Ayotzinapa de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (cidh ) dio a conocer los primeros resultados de sus investigaciones y entregó al gobierno mexicano el tomo negro de su informe. No sólo se derrumbó la “verdad histórica” de la Procuraduría General de la República, el modo de narrar y presentar los asesinatos y las desapariciones por parte del gobierno de Enrique Peña Nieto; con ello se abrió la puerta hacia la reconfiguración de las investigaciones jurídicas y la reinterpretación de las huellas de un ataque orquestado por fuerzas policíacas y militares del mismo Estado mexicano en contra de los normalistas, articulado con la complicidad de las instituciones de procuración de justicia. En pocas palabras, indagar sobre esta acción concertada obliga a que no se fragmenten los juicios abiertos a partir de los crímenes de Iguala, y a profundizar en la matriz totalitaria y de exterminio en el comportamiento del Estado mexicano: la política institucional que hace posible la desaparición.

EL OLVIDO FORZADO Y SU NARRATIVA Ninguna política de desaparición forzada, tolerada o ejecutada desde el Estado, sigue

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Universidad Federal de Río Grande del Sur, Porto Alegre, Brasil

AYOTZINAPA ANTE EL TRIBUNAL INTERNACIONAL DE CONCIENCIA DE LOS PUEBLOS EN MOVIMIENTO

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e cumple un año de los hechos criminales del 26 y 27 de septiembre de 2014 en la ciudad de Iguala, Guerrero, que sacudieron a la sociedad mexicana y a la comunidad internacional. Se exige justicia ante el dolor e impotencia de los padres, hermanos, compañeros de los normalistas asesinados y desaparecidos, y de la misma sociedad mexicana y global, que también demandan la presentación con vida de los 43, el esclarecimiento de los estudiantes ejecutados, que no sólo aparecieron muertos sino con contundentes pruebas de tortura, como el caso de Julio César Mondragón; prevalece un mecanismo de represión contra los normalistas que empuñan estas exigencias y continúan alzando la voz para que salga a la luz la verdad y la justicia. La Asociación Mexicana de Abogados del Pueblo ( amap ), conjuntamente con orga­ nizaciones nacionales e internacionales, presenta el caso de Ayotzinapa ante el Tribunal Internacional de Conciencia de los Pueblos en Movimiento ( ticpm )/ International Tribunal of Conscience of Peoples in Movement (ticpm ), en la ciudad de Nueva York, los días 25, 26 y 27 de septiembre de 2015, en el marco de los debates generales de la Organización de las Naciones Unidas (onu ) que se llevan a cabo del 24 al 30 de septiembre. La amap señala que las treinta y dos observaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (cndh ) fueron poco contundentes, como puede verse en el título del citado Informe: “Investigación del caso Iguala”. A pesar de que la cndh tuvo acceso a entrevistas, a los tomos de la integración de la Averiguación Previa, dispuso de un equipo especializado para atender la investigación de los hechos ocurridos el 26 y 27 de septiembre en Iguala, no actuó con la intención de esclarecer los hechos desde la forma misma de nombrar la investigación: “El caso de Iguala” y no el “caso ayotzinapa ”, como es reconocido por la sociedad y la comunidad internacional. Las organizaciones expertas en investigar y analizar casos de derechos humanos no dudaron en llamar a las cosas por su nombre: “crimen de Estado”. Más bien, los hechos que ocurrieron en Iguala contra los normalistas se pueden tipificar a partir de las leyes internacionales también como genocidio contra los normalistas. Ha sido demostrada la responsabilidad de los tres poderes del Estado mexicano, lo cual se confirma con el informe entregado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (giei ) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (cidh ). Se puede decir que esta responsabilidad obedece a un desvío de poder. La desviación de poder es un abuso de mandato y un abuso de derecho. A su vez, este desvío de poder se realiza en todos los planos del funcionamiento estatal: político, legislativo, judicial, incluso económico, y deriva en otra responsabilidad como organizador y/o ejecutor de los despojos y expropiaciones, de la transformación y destrucción de la estructura productiva del país y de la ejecución de las masacres, exterminios, represiones y numerosas violaciones de derechos que quiebran los lazos sociales en México. En el Tribunal Internacional de Conciencia de los Pueblos en Movimiento que se lleva a cabo en estos días en Nueva York se presentó el caso de Ayotzinapa: se busca hacer evidente la política de exterminio por parte del Estado mexicano en contra de los normalistas, incluyendo secretarias de Estado y procuradurías. La agresión contra los normalistas debe ser considerada como una violación grave a los derechos humanos y como delito de lesa humanidad. Los crímenes contra la humanidad pueden ser cometidos tanto en tiempo de paz como de guerra, e implican un ataque generalizado o sistemático contra una población civil

Camilo Pérez-Bustillo, Eliud de la Rosa Guillén, José Antonio Foronda, María Elena Hernández, Nicolás Vázquez Ortega, Mario Alberto Martínez Rosario


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puede prescindir de una política específica de la amnesia, de su propio olvido forzado que acompaña con relatos, metáforas y otras figuras retóricas. En el caso de la Argentina de la dictadura del ’76, esta narrativa del olvido se desplegó bajo la imposición en la prensa y en el discurso de los actores políticos de la construcción ideológica de un objetivo: “ganar la paz”. En su estudio sobre la prensa argentina del ’75 al ’78, Estela Schindel afirma:

“La consigna ‘ganar la paz’ es usada para dar una imagen de estabilidad y ‘victoria’ sobre el ‘enemigo subversivo’ y mantener mientras montada la estructura represiva y la vigilancia interior… ‘Ganar la paz’ es un eslogan abstracto donde cabe todo y nada.” ¿Cuál ha sido en México el correlato desaparecedor ante los crímenes de los normalistas de Ayotizinapa? ¿El montaje de la supuesta “verdad histórica” del exprocura-

dor Jesús Murillo Karam? ¿La orden presidencial de “superar” Ayotzinapa? ¿Hasta dónde este olvido forzado es una violencia más de Estado contra la sociedad mexicana, en general, y en contra las víctimas de la desaparición forzada, en particular? Una estrategia narrativa por parte del Estado mexicano ha intentado erosionar las posibilidades de verdad jurídica en relación con Ayotzinapa: no sólo es un relato oficial que encubre, niega, promete demagógicamente justicia, impone un olvido forzado, para finalmente destrozar paulatinamente la voluntad de memoria inmediata de las madres y padres de los normalistas y de una buena franja de la sociedad mexicana: la narrativa unívoca del Estado mexicano es parte sustancial del mecanismo desaparecedor; en él se prolongan, complementan y perfeccionan las estrategias de un Estado de exterminio, la última escala de un olvido sin justicia que lleva a las víctimas hacia el borramiento de sus vidas, experiencias y testimonios: la articulación plena entre desaparición y olvido forzados.

COMISIONES DE LA VERDAD Y TRIBUNALES INTERNACIONALES DE CONCIENCIA: LA POSIBILIDAD DE UNA MEMORIA JURÍDICA SOBRE EL PASADO INMEDIATO

Foto: Sebastián Chávez (CC BY-NC-SA 2.0)

DELITOS DE LESA HUMANIDAD COMETIDOS CONTRA LOS NORMALISTAS 1. EJECUCIONES EXTRAJUDICIALES

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onsiderando como un derecho para todos, el derecho a la vida, garantizado por el Artículo 8 de la Declaración Universal, es considerado inviolable en todas las convenciones de derechos humanos, una barrera jurídica contra cualquier forma de ejecución sumaria, sin juicio justo, y existe la obligación de que el Estado cumpla con una investi­ gación clara, indagando a cualquier funcionario sospechoso de estas ejecuciones. En su grado máximo, es decir cuando el Estado arrebata vidas aplicando una política genocida, este derecho está poderosamente protegido por la legislación internacional.

2. DESAPARICIÓN FORZADA Aplica la definición de “desapariciones forzadas” que se encuentra en el Artículo 7 (apartado 2-i, del Estatuto de Roma) y de la nueva Convención Internacional sobre Desapariciones Forzadas, que acaba de entrar en vigor: “aprehensión, detención o secuestro de personas por un Estado o una organización política, o con su autorización, apoyo o aquiescencia…con la intención de dejarlas fuera del amparo de la ley por un período prolongado”. Este criterio aplica en la forma en que fueron aprehendidos y ocultados los normalistas. Los testimonio recabados tanto de los vecinos como de los estudiantes sobrevivientes, señalan la participación de la Policía Ministerial y Federal en estas detenciones, así como la presencia de medios de comunicación y de miembros del Ejército, por lo que se presume la responsabilidad directa de los tres poderes, desde la misma ejecución de este delito. Los policías fueron responsables en el operativo contra los estudiantes, subién­ dolos a las camionetas. Los estudiantes detenidos fueron presuntamente entregados al grupo delictivo Guerreros Unidos, y ellos son quienes aparentemente se encargaron de desaparecerlos. Esta conducta de los responsables de procurar la seguridad para la población se acerca a la definición de un Estado de terror; es una clara muestra de las prácticas en el estado de Guerrero, como son las ejecuciones extrajudiciales. Cuerpos enterrados de manera clandestina, así como otras prácticas criminales utilizadas en Tlatlaya, San Fernando, entre otros casos vergonzosos y todavía impunes, son el fundamento para señalar que el Estado mexicano está cometiendo contra la población civil terrorismo de Estado. Se debió aplicar en las investigaciones oficiales el Protocolo Modelo para la Investigación Forense de Muertes sospechosas de haberse producido por Violación de los Derechos Humanos, el cual señala que, de acuerdo a los estándares internacionales y de organismos de diversa índole, las investigaciones y los exámenes que se realicen deben ser independientes, fuera de todo tipo de presión política y que se debe dar cumplimiento a los métodos científicos aceptados por la comunidad internacional. Esto lo reconoce perfectamente el Estado mexicano, ya que estos manuales son parte del apoyo de Cooperación Técnica que brinda la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas en nuestro país

El último punto a plantear de la experiencia latinoameri­ cana en el ámbito de la desaparición y el olvido forzados es el de las Comisiones de la Verdad y de los Tribunales Internacionales de conciencia, como un espacio problemático de justicia y memoria, nunca resuelto pero que al mismo tiempo posibilitó que los testimonios y las memorias de las desapariciones construyeran una verdad jurídica y política ante la amnesia que se quería imponer para “resolver” las violencias de un Estado desaparecedor. En México, las Comisiones de la Verdad siempre han estado vinculadas orgánicamente al Poder Ejecutivo, una situación que anula su capacidad de investigación concreta y de reconstrucción de una verdad jurídica e histórica. Este antecedente es lo que genera que la figura de una Comisión de la Verdad no haya sido ni siquiera planteada en lo que se refiere a los normalistas desaparecidos: las Comisiones de la Verdad en México son estériles desde el inicio por la contradicción de intereses: el Estado se investiga a sí mismo, es juez y parte. Sin embargo, en Argentina la Conadep (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), conocida también como el informe Nunca Más, fue, pese a todas las adversidades, un momento de memoria civil que echó a andar una contra-narrativa del poder militar, logrando establecer momentos de justicia civil y de verdad histórica. Al igual que en Argentina, la actual modalidad de la desaparición forzada en México, de la que sabemos muy poco, ha significado “un quiebre en la historia de la violencia política” y social (Emilio Crenzel, La historia política del Nunca Más), es un desafío inédito para el ejercicio de la justicia y de la memoria inmediata. ¿Qué hacer ante un Estado que impone una política de olvido forzado sobre las desapa­riciones de los normalistas y de los miles de desaparecidos en la última década? ¿Puede resignificarse la definición de una posible Comisión de la Verdad o de un Tribunal Internacional de Conciencia, plenamente civil e internacional, con capacidad concreta de investigación que ayude a reactivar una memoria del dolor pero también de la justicia, tan necesaria y urgente en la actualidad es­ peluznante que vive México? El 12 de diciembre de 2006, el gobierno de Guatemala y la Organización de la Naciones Parte de la exposición ¿Dónde están?, en Göteborg, Suecia, que artistas de diferentes países realizaron en protesta por la desaparición forzada de los normalistas de Ayotzinapa y contra la violación a los derechos humanos en México Foto: http://desinformemonos.org


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Unidas ( onu ) crearon un organismo que intervendría de manera directa en el sistema de investigación criminal y acusatorio de Guatemala, la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala ( cicig ), con autonomía institucional y cuyo objetivo era disminuir la debilidad de las instituciones de justicia en materia de seguridad, procuración y administración de justicia. La cicig fue ratificada por el Congreso de Guatemala el 1 de agosto de 2007, y es la misma que colaboró de manera decidida en las investigaciones que culminaron en la detención de ahora expresidente Otto Pérez Molina. Es indudable que la cicig ha sido fundamental para iniciar en Guatemala un proceso institucional que tiene como objetivo revertir y enfrentar la impunidad que pone en riesgo la viabilidad misma de la sociedad y del Estado. Ahora bien, en México, como consecuencia de los crímenes de Iguala, el gobierno mexicano, ante la actuación ineficaz y abiertamente insuficiente de las instituciones de procuración de justicia, pero, sobre todo, ante la presión y movilización nacional e internacional, “global”, solicitó la intervención de un grupo de expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ( cidh ) que investigarían los hechos. El 2 de marzo del presente año comenzaron los trabajos de este grupo de expertos. El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (giei ) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos presentó el domingo 6 de septiembre de este año el informe en que se señala que los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa no fueron incine­r ados en el basurero de Cocula, Guerrero: el giei prácticamente desmanteló la “verdad histórica” sostenida por el exprocurador, Jesús Murillo Karam, y por la misma pgr , y evidenció la corrupción, los vicios procesales y el dolo con el que actuaron las instituciones de justicia responsables de la investigación, así como las policías de todos los niveles y el Ejército. No sólo es estrictamente nece­sario que el giei de la cidh continúe con sus trabajos en México; en su figura se concentra la posibilidad de abrir un camino institucional, nacional e internacional, en el que se puedan articular las posibilidades de una Comisión de la Verdad no gubernamental pero vinculatoria y los trabajos de, por ejemplo, del Tribunal Internacional de Conciencia de los Pueblos en Movimiento ( ticpm )/ International Tribunal of Conscience of Peoples in Mo­v ement ( ticpm ), ante el cual se ha presentado ya el caso Ayotzinapa en Nueva York. La verdad jurídica e histórica sobre los crímenes en contra de los normalistas de Ayotzinapa apenas está abriendo las líneas maestras de una memoria siempre inestable, en contra del olvido forzado impuesto por el gobierno federal; todavía no se responden las preguntas básicas que movilizan la memoria y la justicia: ¿Qué pasó en Iguala el 26 y 27 de septiembre de 2014? ¿Quiénes fueron? ¿Cuál será la respuesta de un Estado desaparecedor ante sus responsabilidades en los crímenes de Iguala? ¿Cuál será la respuesta de la sociedad mexicana ante la reconstrucción de una verdad jurídica e histórica ate­ rradora sobre Ayotzinapa y sobre sí misma?

Foto: http://desinformemonos.org

3. GENOCIDIO

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l genocidio es un delito incorporado en el Código Penal mexicano y se encuentra también reconocido en un apartado sobre los Delitos Contra la Humanidad. Tiene como antecedente la Convención de Genocidio. El primer párrafo del Artículo 149-bis del Código Penal establece: “comete el delito de genocidio el que con el propósito de destruir, total o parcialmente a uno o más grupos nacionales o de carácter étnico, racial o religioso, per­ petrase, por cualquier medio, delitos contra la vida de miembros de aquellos, o impusiese la esterilización masiva con el fin de impedir la reproducción del grupo”. Los hechos contra los normalistas se pueden considerar como un crimen de Estado porque también violentan la norma internacional de los Derechos Humanos y el derecho penal internacional. La impunidad en México es sumamente grave y tiene consecuencias y daños permanentes a nivel regional, nacional e internacional, por lo que es de considerarse que los delitos que se producen no son del orden común y pueden llegar a configurar delitos tan graves como el genocidio. La cidh ha publicado 16 informes de fondo señalando al Estado mexicano por violaciones a diversos instrumentos interamericanos. Hasta el momento, ninguna de sus recomendaciones ha sido acatada cabalmente. De 2007 a la fecha, la cidh también ha adoptado 39 medidas cautelares, tanto para individuos como para comunidades cuyos derechos se encuentran en riesgo, siendo la más reciente la mc 409/14, “Estudiantes de la Escuela Rural ‘Raúl Isidro Burgos’” en Guerrero y que tienen que ver con la adopción de medidas estructurales y garantías de no repetición. Hay una re-victimización en el caso de Ayotzinapa, un daño doble tanto en los hechos del 26 y 27 de septiembre de 2014 como en la actuación del Estado mexicano, en contravención de los principios reconocidos internacionalmente, como el derecho de las víctimas de violaciones de derechos humanos a la verdad, a la justicia y a la reparación. Es urgente para las víctimas y para la sociedad mexicana que el Estado mexicano ofrezca una disculpa pública y retome una investigación eficiente y exhaustiva sobre los hechos. Esto lo indica la Resolución 60/147 de la Asamblea General de la onu , en sus principios y directrices básicas sobre el derecho de las víctimas de violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos, su derecho a interponer recursos y obtener reparaciones, recomendando a los Estados el ejercicio de la jurisdicción universal para su investigación y enjuiciamiento. Así, acogemos todos estos presupuestos de derecho desde el Estatuto de la Corte Penal Internacional, de acuerdo a lo que señalan sus artículos 1 y 25, donde consagran la responsabilidad de toda persona acusada de la comisión de un delito contra el derecho internacional en sus tres categorías: genocidio , crímenes de estado y crímenes de lesa humanidad . Por lo tanto, la Corte Penal Internacional ( cpi ) tiene competencia para conocer lo que consideramos como crímenes de lesa humanidad cometidos en México la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en Iguala, así como las actuaciones de las instituciones de justicia del Estado mexicano y quienes resulten también res­ ponsables

en nuestro próximo número:

Lucinda Urrusti, pintora Elena Poniatowska

Las voces narrativas de Gustavo Sainz

La Jornada Semanal @JornadaSemanal jsemanal@jornada.com.mx


ARTE Y PENSAMIENTO ........

27 de septiembre de 2015 • Número 1073 • Jornada Semanal

Francisco Torres Córdova

Ricardo Venegas ricardovenegas_2000@yahoo.com

Felipe Garrido MENTIRAS TRANSPARENTES Mala Fortuna Hállanse muchas maneras de tunas, bermejas y verdes y doradas, aunque el hambre no da tiempo de ver cuáles son mejores. Las más de las gentes beben aquí del agua de las lluvias, que cogen en hoyos que tienen en la tierra; hay ríos, pero la más del tiempo están secos y luego cambian de madre. Hay grandes pastizales, y parésceme que ésta sería tierra de mucho fruto si la habitase gente de razón. Aquellos indios que vimos primero nos dijeron que adelante estaban otros, dichos los quitanes, y que estos habían muerto la gente que venía en la barca de Ruy, para comerla, y que estaban todos flacos y no se defendían. Con esa barca fueron cinco las que perdimos, porque la del contador la mar se la llevó, y la de los frailes la vimos al través en la costa, y las dos en que íbamos Díez y yo y el capitán al llegar de Alacranes se hundieron; por eso nombramos esta costa de Mala Fortuna. [De Nuevas navegaciones..., atribuido a Antón Gil, el Xamurado.] •

Ricardo Yáñez DE PASO Coral Con una bic escribe en su cuaderno, quién la viera, la Coral. Quien la viera tan sin sentirse observada, contenta, nada más, haciendo lo que hace. Ahí va el camión con ella y todo el grupo y ella nomás mirando, como el chino, y escribiendo. No todo el tiempo escribiendo, pero tampoco tan de vez en cuando. Atenta, no concentrada, atenta a lo que pasa. Y lo que va pasando ahora es el paisaje, y lo que va pasando en este ya otro ahora es su mirada sobre su escritura, que es también (imagino, no me atrevo a mirar) otro paisaje. ¿Es poeta? No. Es persona. O sí, poeta, pero asentada, secretamente quieta, siempre. El ruido de la poesía, de los poetas, no le afecta, le llega como un rumor, como un rumor de nube, de montañas que pasan, de cielo azul y dulzor que no sabe saber a dulzor, que apenas, y eso quizá, está aprendiendo a saber. Ella sabe mirar ese rumor. Y el paisaje, el cuaderno y los poetas, que aunque no hacen silencio procuran su silencio, su hablar desde el silencio, bien lo saben •

bitácora bifronte

ftorrescordova@gmail.com

monólogos compartidos

Intertextualidades

Donde no hay afuera

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A

lo largo de la segunda mitad del siglo xx el concepto de “intertextualidad” cobró un auge mayor y hoy se estudian, desde la multiplicidad de los discursos, las relaciones de ese concepto acuñado por Julia Kristeva en 1970. En Intertextualidades. Teoría y crítica en el arte y la literatura (2014), coordinado por la doctora Lydia Elizalde y coeditado por la Editorial Ítaca y la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, se conjunta una serie de ensayos sobre la teoría y la práctica de la intertextualidad en la “producción simbólica contemporánea”. Tema que para muchos es relevante, sobre todo por la diversidad y el matiz de los discursos con los que el hombre actual se comunica. Prologado con conocimiento y causa por el maestro de la teoría del cuento Lauro Zavala, autor de libros ya clásicos en los estudios de la literatura, el volumen integra diez ensayos, cuyos puntos de partida van de la obra de Mijail Bajtin, Gerard Genette, hasta la de Jacques Derrida. Por supuesto que no escapa al lector el asunto de hasta qué punto un texto puede ser considerado producto de otros textos, y hasta dónde se le puede considerar a un autor como tal, en caso de que el texto resultara producto de esa confluencia. Elizabeth Valencia, desde su presupuesto racionalista, afirma en su texto que el placer del intertexto es producto de la “tecnología moderna de la escritura”. Angélica Tornero propone usar “el término interdiscursividad en lugar de intertextualidad”. Armando Villegas llega a la conclusión de que “la de[s]construcción podría ser considerada como una forma de intertextualidad”. Lydia Elizalde analiza la obra de Peter Blake y David Salle, dos artistas del Pop Art que se valen del uso de la ironía en el “proceso de transición entre el arte moderno y el arte contemporáneo”. Alfredo Cid analiza materiales videográficos que hacen referencia a siete Papas, “desde los Borgia hasta Benedicto x vi ”. Sara Núñez explora “el equivalente televisivo de lo que Gerard Genette llamó ‘los paratextos literarios’”. Ángel Miquel realiza una crónica a propósito de una añeja discusión sobre una obra de Max Aub llevada al cine. José Mariano Leyva reflexiona sobre tres novelas de Bret Easton Ellis y la imposibilidad de recrear los elementos literarios cuando se trata de adaptarlos al cine. Dayna Díaz estudia los paratextos de la obra El mundo alucinante de Reinaldo Arenas y la identificación del novelista cubano con las Memorias, de Fray Servando Teresa de Mier. Por último, Gabriel Pérez Miranda analiza las correspondencias intratextuales entre el ensayo La llama doble y los poemas “Cuerpo a la vista” y “Maithuna”, de lo cual se desprende la vigencia poética de nuestro premio Nobel de literatura. Libro de consulta obligada para quienes pretendan comprender el diálogo cultural al que nos invita, Intertextualidades… es también una lectura de su propia lectura que se podría multiplicar infinitamente •

cicalado con empeño gesticula en el aire su elocuencia. Se inclina un poco hacia adelante, se pone de perfil, hace pausas y modula la voz para dar hondura y trascendencia a su discurso. Si de traje, relumbra la seda en las solapas y los hombros. Si no, sin corbata la camisa tal vez arremangada no descuida el alcance de sus leves desaliños. Mueve los labios, abre el pecho, mira a su auditorio que lo escucha en silencio cómplice y solemne, todo de seda o todo en mangas de camisa según requiera el escenario, templete, sala magna, salón de actos o congreso. Se conocen bien. Tienen un viejo pacto inquebrantable que raya en lo sagrado. El evento siempre fluye resguardado: la tribuna con sus flores, las puertas cerradas con vigías, o alta y firme la tarima en la plaza, las calles con sus cintas de colores, sus vallas y el claro disimulo de sus púas; los rincones y azoteas circundantes con sus mantas, estandartes y consignas, y atento en los resquicios el ojo de las armas. Todo medido y armonioso, con el lujo, la elegancia y los afeites de revista que son imprescindibles al poder que representa el comercio de su imagen, ésa su razón de Estado si lo fuera. Habla, extiende los brazos, asiente con la mano derecha, niega con el índice izquierdo, recita sus amados estribillos… que si la responsabilidad plena y sin fisuras de sus actos, reformas y proyectos, o la transparencia sin mácula, la convicción firme y el imperio de la ley sin distinciones; que si la vocación irrenunciable de justicia y la incesante defensa del bien y la verdad, y el profundo arraigo en los gloriosos principios de la patria, el compromiso renovado y para siempre de las instituciones impolutas con el pueblo y su histórica nobleza; que si la sociedad entera por salud mental debe entonces avanzar, creer de nuevo, mirar al futuro, dar vuelta a la página, dejar atrás los deudos sobre todo su dolor tan suyo al fin y al cabo de origen tan dudoso, que si ya es momento de recobrar la confianza que bien nos merecemos, porque los buenos son tan buenos y tantos y los malos son tan malos y tan pocos… Le brilla la frente, transpira un poco, apenas para dar figura a sus esfuerzos, dignidad a su expresión de circunstancia. Al final, los aplausos por supuesto, las fotos, los abrazos y besos en las manos, la gozosa cercanía con su efigie pulcra y reluciente, tan bien peinada en cuerpo y alma, planchada con esmero y adherida sin resquicio alguno a su alta investidura. En ese cerco todo fluye y se acomoda. Adentro de esa asepsia palaciega no sopla la intemperie, no llega el tableteo de plomo que orquesta la violencia, no enfría la mirada el miedo y no hay insomnio o pesadilla que zumbe en los oídos o rompa de pronto en la vigilia los ojos y la boca. Ahí no punza la piel y el pensamiento el hedor de la miseria por millones, no hay polvo o grava o arena de algún desierto a pie de puerta en que se pierdan los pasos y el rostro de una hija, no retumba la tierra el extravío de un cuerpo arrancado a su persona, no llega a la conciencia el peso del vacío que deja la impotencia, el rencor que atiza la injusticia. Ahí adentro no hay afuera. Ahí los buenos que son tan buenos ellos, con sus relojes preciosos y precisos para dar su propia hora, con sus finas prendas para las cortes y sus casas de blancura inmaculada para dar el tono, la talla y la tendencia, y los malos que son tan malos y crueles, pero oportunos y buenos ingenieros de túneles y hogueras, lo saben. Y están conformes juntos. Y están contentos •

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Jornada Semanal • Número 1073 • 27 de septiembre de 2015

Miguel Ángel Quemain quemainmx@gmail.com @mquemain

LA OTRA ESCENA

Rossana Filomarino: 50 años, las raíces y las ramas

no que presentó bajo el titulo Danza al filo, este guiño que coloca la danza siempre al riesgo, en el filo de la navaja y al filo de los géneros, actitud que define el compromiso y la estética de la otra Filo, la Filomarino, como amorosamente le dicen quienes la conocen de mucho o reciben la confianza de esta poderosa maestra que conserva en su “ejército” a una de sus primeras bailarinas, Amada Domínguez. Desde hace casi veinte años. Domínguez, una de las bailarinas más potentes, precisas, diversas e interesantes en el panorama dancístico nacional, posee la memoria escénica y corporal de una enorme trayectoria que recoge lo más rico y novedoso de los últimos años de Drama Danza, dotándolo de originalidad y riesgo, en una definición y redefinición permanente del movimiento y todo lo que lo acompaña: la música, el vestuario y la desnudez (que también es un ropaje) de una escena poblada de luces, de negros y los objetos ocasionales que la conforman. Rossana dice que cumple ciclos, pero disiento porque en lo artístico hay una continuidad y complejidad asombrosa, que no es lineal ni cíclica: es asimilación de la experiencia, continuidad del paso, exigencia radical al cuerpo que encabrita y del que también se apiada con serenos oleajes, en un llegar y llegar del mar que sin dificultad se encrespa sin tragarse al ejecutante. Con esos cuerpos fieles que regresan y regresan a Drama Danza, con la convicción excitante de que amanecerán distintos con cada trabajo, algo que no suele pasar entre las compañías independientes, que con frecuencia se quiebran con la resaca que les producen los primeros logros. Hace unos días se realizó una función para estudiantes y maestros en el Teatro Flores Canelo, “inolvidable” por la enorme energía que despliega en un espacio dancístico un cuerpo creador capaz de sobrevivir casi tres décadas, y por lo que significa ser testigos del impulso creador de medio siglo. Hay algo tribal en el logro. Nos pertenece, aunque sólo seamos testigos. ¿En qué consistió este festejo que puso en escena dos reposiciones y un estreno? •

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OSSANA FILOMARINO CUMPLIRÁ cincuenta años de vivir el rigor y la pasión de la creación artística. La danza es el eje de esa trayectoria que celebrará también siete décadas de vida y el logro de sostener en los últimos veinticinco años una de las compañías latinoamericanas de danza más importantes y sugerentes: Drama Danza. Como corresponde, una celebración es una fiesta de la memoria, una forma de ser y de vivir que no ha cesado, porque Rossana Filomarino es una artista que sabe que la gratitud es un don de la personalidad, que es multidireccional y se expresa de diversas maneras, incluso muchas de ellas desconocidas para quien sabe vivir agradecido, como ella. Estos cincuenta años de creación artística se celebrarán con la mirada fija en los maestros que todo lo han dado: la confianza, el amor, el rigor, la conducción de esa yegua insumisa que es la pasión; también en los alumnos, que permiten construir el legado recibido y creado como una lección compartida, una estafeta, una carta que al recibirla notamos la multiplicidad de remitentes; y con la mirada atenta también en los cómplices en cuyo cuerpo se escribe, aprende y enseña una manera de pensar el movimiento y hacer inmortales algunos pasos que ya se bailarán para siempre. Rossana Filomarino ha logrado que las raíces y las ramas del árbol coincidan en un solo momento: el origen y el blanco de la flecha forman parte de una espiral que anula el tiempo y al mismo tiempo lo enfrenta. Alumna, intérprete, maestra, coreógrafa, pionera, fundadora, continuidad... son parte de las dimensiones múltiples de esta mujer que conserva su Italia profunda y bucea en los piélagos mexicanos, comprometida, asimismoprofundamente conocedora y sensible a lo que somos, y a todo lo que la ha modificado y modelado.

Foto: Archivo La Jornada

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En esta celebración habrá que distinguir todas esas dimensiones, todas esas capas y conciertos que Rossana Filomarino propone como una manera de vivir para siempre en la danza. Cinco décadas que en lo historiográfico podrían admitir tres momentos creativos fundamentales: el paso por Ballet Nacional de México, que fue la experiencia formativa fundamental; su tránsito en la dirección en la Universidad Veracruzana, en uno de los mejores momentos para las artes escénicas, y la fundación propiamente de Drama Danza, hace veinticinco años. Se trata de una compañía que en sus inicios se acompañó con los recursos de lo teatral, que ha abandonado episódicamente, como lo muestran las reposiciones y el estre-

Alonso Arreola @LabAlonso

Te quitaron el aura Kurt

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URT, BIENVENIDO AL MUNDO. Kurt niño bonito. Oye Kurt, tus papás se quieren pero no tanto. Mira, nació tu hermana Kurt. Te gusta la música. Qué bien Kurt. Allí tu pianito, acá tu guitarrita. Mira cómo bailas y mandas besos a la cámara Kurt. Todos sonríen y tú vestido de Batman, corriendo, corriendo, corriendo por la calle. Dicen que no te calmabas con nada Kurt. Que te dieron medicinas para eso. Ya mayor, tu mamá se ve falsa y tu padre afectado. Tú ya no estás y se mira que se odian Kurt. A tu madrastra se le ve arrepentida. A tu hermana extrañamente orgullosa. Eso parece Kurt. Son suposiciones Kurt. ¿Vas a drogarte Kurt? Largo de casa. Ve con tus tíos. Ve donde puedas. Quédate bajo el puente. Kurt, pásame ese churro; esa jeringa Kurt. Pronto. Kurt, roba en la tienda. Kurt, rompe el vidrio. Ya tienes que desvirgarte Kurt. Te estás tardando. Buena música la tuya. La escuchamos de fondo mientras una voz recorre tus diarios Kurt. Qué fea letra tenías. Kurt, sabemos que no eras un genio. Nos das ternura. De la genuina. De la buena. Kurt, lo tuyo era la intuición en estado puro, huérfana de técnica y oficio. Así como esto que apuntamos sin tiento ni filtro Kurt. Como cuando te sacaste el pene y lo acercaste a la cámara al final de aquel concierto. Como cuando rompías los amplificadores o te ponías tu piyama Kurt. Como cuando jalaste el gatillo y te quedaste con el cráneo roto aguardando que te quisieran para siempre, con tus veintisiete años a cuestas Kurt. ¿Rebeldía? Claro Kurt. No te quedaba de otra. Lo tuyo es el cliché de los clichés Kurt. La estrella de rock surgida en el divorcio de los padres, el suburbio horrendo, el acceso directo a lo más ordinario de tu patria Kurt. Y entonces la guitarra. Y el punk. Y el amigo Novoselic en el bajo. Y el amigo Grohl en la batería. Y los traslados en esa camioneta

BEMOL SOSTENIDO sucia. Las tocadas en esos clubes de mierda Kurt. Y en poco tiempo... ¡Boom Kurt! El éxito Kurt. Eso no te lo esperabas Kurt. Mucho te ayudaron tus compañeros de banda, sangre ligera y solidarios contigo Kurt. Hasta que llegó el amor. Primero Miranda y luego Courtney. ¿A quién creerle Kurt? A nadie. La pareja es la distorsión perfecta. ¿Qué? ¿Cómo? Ah, sí. El documental se llama Kurt Cobain: Montage of Heck. Salió hace poco. Lo celebraron en el Festival Sundance. Lo dirigió Bret Morgen, lo pagó tu hija Frances y lo avaló tu viuda Courtney. No es un buen trabajo Kurt. Lo han promovido como tu documental autorizado, pues luego del escopetazo no se ha dejado de especular. Ay, Kurt, Kurt, Kurt. ¡Cuánta gente aprovechada! No te respetaban en la escuela ni tampoco ahora. ¿Para qué mostrar los videos familiares? Quieren acomodar tu recuerdo de acuerdo con sus acuerdos, Kurt. Quieren vengarse de los otros documentales. ¿Te acuerdas Kurt? Uno es Soaked in Bleach, otro es Kurt and Courtney. Por no mencionar series y programas de tv .

Libros como el de tu suegro Kurt. Guácala de tipo Kurt. Lo cierto es que en todos sales cabalgando la heroína Kurt. En todos, palabras más, palabras menos, se dice que tu esposa era una puta y tú un debilucho con problemas estomacales severos. Ve tú a saber Kurt. Ve tú a saber. Krist Novoselic sí sale hablando de ti en pantalla, Kurt. Dave Grohl no. Dicen que porque dio tarde su entrevista Kurt. Que les crea su abuela. Nos quedamos con lo que comentó cuando intentó verla. Kurt, mira lo que le dijo a un periódico: “Apenas vi diez minutos y quedé horrorizado; me dio pena verlo de niño y no pude con toda la parte oscura. Me di vuelta en la cama y preferí dormirme.” Eso dijo Kurt. Nosotros pensamos hacer lo mismo luego de verte cuando niño, abriendo regalos alrededor del árbol de Navidad, Kurt. La verdad que sí. Pero aguantamos. Atestiguamos el empeño de tu hija y de tu viuda en mostrarte como un cualquiera. Te quitaron el aura Kurt. Quisieron llenar la cartera y engañar a sus demonios a costa de tu memoria. ¿Estas drogado otra vez Kurt? Mira tus granos en la cara y a tu esposa enseñando las tetas Kurt. Mírate en la tina de baño. Mírate rasurándote. Mírate. Mira Kurt. No todo es un horror. Las animaciones que te muestran de joven están buenas. También algunas grabaciones inéditas. También el trabajo con tipografías móviles y el abordaje de tus cuadernos de dibujos. Lo que no se puede creer es el final Kurt. Bret Morgen quiso hacer algo tipo hermanos Cohen y pues no Kurt. Te dejaron solo. Como siempre. Cantando dolidamente en una parte del acústico para mtv. Así es Kurt. Nosotros nos quedamos con un puñado de tus canciones, con el uso del silencio y las dinámicas, con tu voz ensuciada bajo los puentes. Ya nos vamos a dormir Kurt. Ya es de madrugada y mañana los vivos tenemos que seguir jodiendo a los muertos Kurt. Buen domingo Kurt. Buena semana Kurt. Buenos sonidos Kurt •


ARTE Y PENSAMIENTO ........

27 de septiembre de 2015 • Número 1073 • Jornada Semanal

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Jorge Moch Verónica Murguía

tumbaburros@yahoo.com @JorgeMoch

Asesoría gratuita

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I YO FUERA Miguel Ángel Mancera, mañana mismo llegaría a la oficina y llamaría a Julián Andrade, vocero del gdf. –Licenciado tome asiento por favor –diría–. Desde hoy vamos a cancelar la mitad de los spots de radio y vamos a pintar de blanco las bardas que están llenas de propaganda política. Ya no vamos a mandar imprimir, ni pintar nada. El dinero que ocupamos en eso se destinará de inmediato a subir el salario, es más, si es posible, a triplicar el sueldo de los bomberos. Andrade se me quedaría viendo como si yo hubiera perdido la razón, pero se vería obligado a disimular su desconcierto, pues no hay nada más peligroso que un político loco. Pero bajarle a la propaganda no sería una locura. Sería una medida justa, sabia y sorprendente. Justa, porque el jefe de gobierno gana más de diez veces lo que gana un bombero y, no es por nada, pero ser bombero no es enchílame otra gorda y menos ahora que llueve como en 1629, cuando esta h. ciudad era conocida como la “Venecia de América”. Estuvo inundada tres años y era un pantano palúdico donde pululaban los mosquitos y se enmohecían hasta los huesos de los difuntos. Dice la crónica del fraile Luis Alfonso Franco que, en esos años, en México se usaban chalupas para llevar a la gente a oír misa, misma que se oficiaba desde las azoteas. El comercio, la vida social, las festividades religiosas y las actividades políticas, se llevaban a cabo en piragua. Todo el mundo, sin excepción, tenía diarrea. Ahora, los mosquitos vienen recargados con chikungunya y en lugar de ver pasar una vaca ahogada lo que veríamos flotar frente a nuestras casas sería una pipa de Pemex. Más nos vale tener el equipo de los bomberos a punto y a los bomberos mismos bien pagados. Además, el bombero es el único ser uniformado por el que el chilango siente confianza. Los otros nos dan miedo. Cancelar los spots sería una medida oportuna porque estamos hasta el gorro de la propaganda. Estoy segura, incluso, de que los spots funcionan al revés. Por ejemplo, cuando el Ejército mete la pata y mata civiles, al otro día aparecen en la televisión y el radio actorcitos ñoños que recitan como loros: “Mami: hay mexicanos que darían sus vidas por cuidarnos, ¡hoy los conocí!” y todos los radioescuchas, sin excepción, nos sentimos ofendidos. Sería una medida sorprendente porque casi ningún político hace lo que debe, casi todos se hacen tontos o andan viendo qué es lo que les conviene. Sigo con mi fantasía: luego llamaría a Hiram Almeida, el titular de la policía:

–Oiga, ¿por qué las torretas de las patrullas están tan deslumbradoras? Tienen como conejo lampareado a medio mundo. Desde hoy serán reemplazadas con las torretas anteriores. Las que usamos ahora las vamos a enviar a Veracruz y Campeche para reponer las lámparas de los faros, aunque queden como banderas francesas. Las convertiremos en semáforos, pues hacen falta. Hay que dotar a las patrullas con radios nuevos y a los policías con chalecos que sí les queden. –¿De dónde saldrá esa partida, licenciado? –Del dinero de los parquímetros y de las decenas de estacionamientos y baños públicos que construirá el ddf. Se cobrarán tarifas muy razonables y estarán vigilados, limpios e iluminados. También voy a recortar el salario de los delegados y funcionarios de alto nivel. Almeida se irá feliz, pensando en los chalecos que hacen falta a los policías. Luego le tocará el turno a Laura Ballesteros, cuya función es, hasta donde entiendo, proteger al peatón. No sé que ha hecho: los peatones siguen indefensos, los semáforos a merced de policías que le meten la mano a la caja y enredan el tráfico. Cruzar la calle en Universidad y Eje 8, por ejemplo, es un deporte más extremo que el jaripeo. Faltan policías, señalización, los coches se pasan la cebra, los peseros se sienten extras de Mad Max y quien la paga son los de a pie. –Buenos días licenciado. –Laura, fíjese que he estado pensando y tenemos que hacer un recorrido por toda la ciudad. Vamos a colocar observadores en las zonas donde hay más atropellados y vamos a solicitar diagnósticos. Además, colocaremos unos súper semáforos. Hiram Almeida le va a dar unas torretas y las vamos a colgar. Nadie podrá decir que no vio el alto… Y así. He ideado mil estrategias en beneficio de los chilangos, todas muy ahorrativas. Pero nadie en el gobierno me ha pedido mi opinión. Acerca de nada. Ni a mí, ni a ningún ciudadano •

Con perdón de Pedro Miguel

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OS MEXICANOS SABEMOS QUE este régimen, la presidencia de Enrique Peña Nieto, ha sido exhibido como lo que es realmente: nido de corrupción y delincuencia desorganizada, de frivolidad absurda, de ineptitud, de mala improvisación, de amiguismos y compadrazgos, y que en términos de coherencia elemental no tiene remedio. Pero en un hipotético, inusitado escenario de contrición y arrepentimiento que enderece tuertos, ¿cuál sería la estrategia ideal para recuperar esa credibilidad que desde los descalabros del entonces candidato de notorio analfabetismo funcional y hasta mediados de este sexenio lamentable se abisma en desplomes y números rojos?, ¿cómo recuperar (o construir, si como es el caso, antes era inexistente) el prestigio perdido, un retazo genuino de confianza popular pero sin reincidir en trucos, chanchullos, simulaciones y embutes usuales de los metecos del sistema? Tampoco hay que descubrir el hilo negro: basta con aplicar la ley. Claro que si se aplica la ley de manera contundente, que convenza, el primer afectado sería el mismo Peña por su evidente debilidad por la mano dura; por su responsabilidad desde que era gobernador del Estado de México en los actos represivos y los abusos policiales en San Salvador Atenco; por sus turbios vínculos con empresarios de dudosa calidad moral, allí sus cenagosos enjuagues con empresas como ohl o el emporio del señor Hinojosa; allí sus indeclinables lazos con la oligarquía televisiva, o aquellos más personales y escabrosos asuntos de su esfera familiar. Un acto de contrición verdadero pondría desde luego en la cárcel a muchos oportunistas enquistados en puesto público (empezando como he dicho, por el mismo Enrique Peña), pero un genuino golpe de timón que tuviera en cuenta el futuro tendría forzosamente que contemplar el ámbito educativo. Como dice Pedro Miguel (se lo robé de Facebook): “A ver si a algunos les cae el veinte: En el México actual, carcomido por la violencia, la descomposición social, la pobreza, la desigualdad, el desempleo, la negación sistemática de los derechos constitucionales y la erosión general de los principios cívicos, una de las tareas fundamentales de las instituciones públicas de educación superior ha de ser el ofrecer a los chavos un sitio existencial y una posibilidad de dar sentido a sus vidas; es decir, sacarlos de la vulnerabilidad y de la nada en que los han colocado el modelo económico y las políticas excluyentes, represivas y persecutorias. O sea que, antes que nuevos centros de excelencia, necesitamos universidades de masas.” Pero precisamente se requiere ese golpe de timón que le ponga un estate quieto a las intromisiones conquistadoras de la derecha adinerada en el sistema educativo (que no es de fondo más que la erisipela que sigue causando en poderosos rincones cupulares la educación laica, gratuita y obligatoria por parte del Estado mexicano) y sobre todo que cancele esa terri-

ble inercia del amiguismo en política que luego, como es el caso ahora mismo de la Secretaría de Educación Pública en manos de un improvisado más, Aurelio Nuño, cuyo único mérito para ser nombrado secretario federal de Educación ha sido en realidad su cercanía orbital al presidente, ser cuate del papanatas en turno en este país es como sacarse la lotería y eso se tiene que acabar. El puesto público no debe ser materia de cercanías, complicidades o inocentes simpatías, sino de simples, concluyentes, comprobables competencias. Quizá precisamente en la Secretaría de Educación o la Presidencia misma deberían aplicarse las febriles “evaluaciones” aparejadas a la tan cacareada “reforma” educativa. A ver si como roncan duermen los corifeos de la ola (d)evaluatoria.

Pero este es en realidad un puro ejercicio volitivo de buenas intenciones que en realidad no existen en el gobierno. Todos sabemos que el golpe de timón no se va a dar y que las riendas de la vida pública seguirán en manos de una pandilla de ladrones (y hasta cosas peores). Soñar, como dijo un destacado discípulo de Perogrullo, no cuesta nada. Lo duramente cierto es que nunca veremos una iniciativa de componenda real desde el gobierno que es cómplice de sí mismo. En todo caso, la exigencia de cambio debe brotar de los diversos sectores que conformamos una sociedad que en ejercicio de sus libertades y obligaciones debe evitar a toda costa que la pandilla de ladrones (y hasta cosas peores) siga metiendo sin recato las garras en el país de todos como si fuera su coto personal de pillaje. Esto tiene que cambiar •

CABEZALCUBO

Para Andrea Huerta

LAS RAYAS DE LA CEBRA

Utopía del golpe de timón


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Jornada Semanal • Número 1073 • 27 de septiembre de 2015

Ricardo Guzmán Wolfer

Luis Tovar

El Güilo y el Barón

43 Para Toño Moscoso

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E HAN INTENTADO PROGRAMAS oficiales y privados para rescatar la tradición oral nacional, pero la multiplicidad en la expresión no escrita parece ser mayor a cualquier intento de atrapar las palabras, improvisadas o no, de los narradores verbales. De ahí la importancia de la recopilación lograda por Dámaso Murúa sobre los relatos del Güilo Mentiras, publicada por la Universidad de Sinaloa. El Güilo Mentiras fue un pescador, Florencio Villa (siglo xx), que vivió en los estuarios cercanos a Escuinapa, Sinaloa. Sus cuentos tienen características narrativas, por el lenguaje, propias de la región; se sitúan en escenarios que el narrador transitaba regularmente, pero su imaginación desbordada lo emparenta con narradores conside-

GALERÍA

@luistovars

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I EL IMPROBABLE LECTOR ha llegado a esta columna habiendo leído previamente los textos que le anteceden de acuerdo con el orden de la versión impresa de este suplemento, sabe que el mismo está dedicado al primer año, que hoy se cumple, desde que Ayotzinapa comenzó, por causas que se caen de obvias, a ocupar el primer sitio en la atención pública y mediática de México. Ese negro aniversario, que no simple conmemoración susceptible de quedar sólo en eso, es motivo más que suficiente para la licencia temática en virtud de la cual aquí no se hablará esta vez de ninguna película en particular, apenas de manera oblicua –lenguaje metafórico mediante– del cine en general, y en cambio se dirá algo acerca de Ayotzinapa. Como sabe cualquiera que se haya mantenido medianamente atento a los múltiples medios informativos disponibles, trescientos sesenta y cinco días después

de los crímenes perpetrados en la ciudad de Iguala en contra de los estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero, es demasiado poco lo que puede afirmarse con absoluta certeza y, peor aún, eso poco que puede sostenerse no es de ninguna manera positivo. Sobran ejemplos; van a continuación sólo algunos:

Certeza

uno: primer carpetazo oficial inútil y vuelta al inicio

rados geniales en otras latitudes, como el Barón de Münchhaunsen (Hannover, siglo xviii ), recopilado (o compuesto) en distintas épocas por r . e . Raspe y g . a . Bürger, y cuyas fantasías se han llevado a la pantalla. Sobre la universalidad literaria puede afirmarse que uno de sus componentes reside en ser apreciado y comprendido en lugares y tiempos diversos al de su escritura. Es una suerte de inconsciente colectivo donde se enlaza la imaginación o la conceptualización de algunos autores de todas las épocas. De ahí la importancia de la producción literaria local, pues incluso en lo humorístico, como en el caso, se puede encontrar un sustrato común entre autores de siglos y sociedades tan distintos como los mencionados, cuando tales creadores tocan las fibras de la humanidad atemporal. Esa universalidad de lo local se encuentra en la producción literaria convergente, donde creadores de latitudes tan desligadas llegan a la misma historia. Entre otros, está el relato del Güilo de El tigre ensillado, en el cual la montura, un burro, va siendo devorada por un tigre en la noche, lo que impide al Güilo darse cuenta y sólo lo advierte al llegar a su destino, donde asusta a quienes se cruzan en su camino, al verlo montar un tigre. Siglos antes, el Barón escribió en el capítulo Viaje a Rusia y San Petesburgo un episodio similar, donde va en su trineo cuando un lobo aparece y le persigue. El Barón se coloca al fondo del trineo y cuando el lobo salta pasa encima del Barón y cae en los cuartos traseros del caballo, ahí comienza a comérselo, mientras el caballo sigue corriendo. Cuando ha terminado con su comida, es el lobo el que jala el trineo y así el Barón llega sin contratiempos a su destino. Son muchas coincidencias fantasiosas: en la imaginación del jinete atacado por depredadores superiores en fuerza, no podría haber mayor victoria que someter al atacante y volverlo su proIlustración de Rogelio Naranjo

pia montura. Una ilusión más vieja que tales escritos, pues en todas las épocas los montadores han sucumbido ante las bestias del camino. Lo mismo sucede con la transmutación de las presas. En Historias de caza, el Barón se encuentra con un enorme ciervo y le dispara, pero en lugar de municiones (se le han acabado) le dispara huesos de cerezas para aturdirlo y evitar la embestida. El animal se va en cuanto se recupera del tiro. Uno o dos años después, el Barón regresa y se encuentra con que tal ciervo tiene entre los cuernos un cerezo de diez metros. Una historia paralela cuenta el Güilo en La jabalí: al ser atacado por tal animal, se defiende y le arroja un hacha, que se clava en la frente de la bestia. Al igual que el ciervo del Barón, huye. Nadie le cree la hazaña, hasta que meses después, en compañía del Chato Tracateras, se topa con el mismo animal que de nuevo lo embiste. Y ahí está el hacha clavada en la frente, con los colmillos “amarillos sin Colgate”, pero también siete jabalincitos que también llevan sus hachitas en la frente. La fantasía humana de modificar todo cuanto le rodea, especialmente aquello hostil, para dejar su marca: el hombre moldea el universo. Y como tales relatos concurrentes, otros, como el de los patos que los pasean por los aires. Para quienes disfrutamos de los relatos y sus interpretaciones gráficas, resulta destacable que ambos autores fueran ilustrados por sendos artistas destacados: el Güilo, por el gran Rogelio Naranjo; el Barón, por el inmortal Gustave Doré. Detrás del humor y la fantasía suelen hallarse aspiraciones universales. Tras el entendimiento de su imposibilidad, el artista coloca en su entorno la aceptación de la condición humana limitada, con la posibilidad de hacerlo con desenfado, cierto de que en el mundo por nosotros inventado podemos ser el Creador más inverosímil, pues quien se acepta es dueño de su circunstancia •

Como si se tratara de un guión sometido a un tratamiento tras otro tras otro, hasta llegar a una versión final que poco o nada se parecerá a aquella con la que se comenzó, ha quedado en el olvido –y en el descrédito– el supuesto “móvil” que lo originó todo. ¿O alguien sigue creyendo que los normalistas fueron azuzados y usados para reventar un mitin de la esposa del expresidente municipal de Iguala, hoy presos ambos? ¿Alguien recuerda de botepronto los nombres de este par de chivos expiatorios que resultaron bastante insuficientes?

Certeza

dos: segundo carpetazo oficial inútil y vuelta al inicio

Como si se tratara del peor de los actores –aunque de hecho bien puede ser que le quepa el antihonor–, el exprocurador de la República, el cansado Jesús Murillo Karam hoy protegido en las espaldas por sus pares, hizo su histórico ridículo hablando de verdades según él más incontestables que la antigua infalibilidad papal, incluyendo piras que no sueltan humo y basureros más eficientes para cremar cuerpos que los horn o s d e Awschwitz, entre otros despropósitos que serían risibles si no fueran indignantes.

Certeza tres: tercer carpetazo oficial inútil y vuelta al inicio

Como si se tratara de un productor mal dispuesto desde el principio –ya que todo había comenzado y él demoró más de una semana en involucrarse, siempre de mala gana–, que sólo por obligación toma parte en el asunto y más contraria-

do se sintió al ver que la cosa seguía complicándose, Enrique Peña Nieto –así se llama el individuo que cobra como presidente de este país sin que a estas alturas algún hecho demuestre que funge como tal, salvo su conspicua y demasiado bien pagada presencia mediática– incurrió en el freudiano acto fallido de sugerir/indicar/decretar/ordenar: “ya supérenlo”, no sin antes haber cometido la barrabasada francamente estúpida de pretenderse parte del elenco, al querer abonarse al hashtag #TodosSomosAyotzinapa.

Certeza

cuatro: permanente carpetazo mediático inútil y reiterada vuelta al inicio

Como si se tratara de un exhibidor esquizofrénico que no ofrece la película aunque sepa que todo mundo quiere verla, el duopolio televisivo y sus iguales, tanto audiovisuales como digitales e impresos, siguen haciéndole al tapasolconundedo cada vez que las “autoridades” les mandan minimizar, acotar, parcializar, satanizar, criminalizar o de plano soslayar el tema, sobre todo si llega una Comisión no oficial a enmendarle la plana al oficialismo.

Certeza cinco: filmar sin dirección Como si se tratara de una pésima película fársica filmada sin que nadie la dirija y a la que cualquiera le mete mano, ha transcurrido un año entero y “apenas” están revelándose datos monumentalmente crasos y evidenciándose incapacidades o falta de voluntad aún más sospechosa, crasa y monumental, verbigracia la presencia indubitable y la participación –así sea por omisión– de miembros del Ejército Mexicano; el quinto autobús involucrado; huesos que aparecen de la nada; renovadas “verdades históricas”; autodesmentidos y autodescalificaciones implícitas, más un etcétera ignominioso y enorme.

Certeza

seis: nos faltan simos más.

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y muchí-

CINEXCUSAS

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Ayotzinapa

27 de septiembre de 2015 • Número 1073 • Jornada Semanal

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Ilustración de Juan Gabriel Puga

ENSAYO

Causa perdida Carlos Martín Briceño

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e lo merecían, solitos se lo buscaron, quién les manda a estar secuestrando camiones. Una bola de indios revoltosos, eso es lo que eran. Pero no todos lo entienden así, ahora mismo mi mujer se desespera porque ya no podrá participar en la marcha. Parapetado detrás de las páginas del periódico, mientras bebo mi primer café del día y finjo leer, la miro caminar como felino enjaulado de un lado a otro de la casa. Habla por teléfono en voz baja, seguramente con Frida, esa amiga suya que me tiene hasta la madre con su defensa de las causas perdidas. Lo que es no tener nada que hacer. Desde que se supo lo de Ayotzinapa cambiaron las tardes de café por las juntas de solidaridad. “Necesitamos hacer algo, ¿te imaginas el dolor de esas pobres madres?” Así me lo dijo aquella mañana Eugenia, antes de acercarse a la mesa a beber, con avidez, el licuado de toronja con kiwi que Mary acostumbra prepararle cada día. ¿Dolor?, tuve ganas de decirle. ¿Qué chingados tengo yo que ver con lo que pase en ese pueblo perdido en el culo del mundo? Bastantes dolores de cabeza me provocan ya los trabajadores de la imprenta como para ponerme a pensar en algo que ni siquiera me toca. Pero en lugar de eso, para no enfrascarme en un pleito interminable, preferí paladear mi café y decirle que tenía toda la razón, lo de Ayotzinapa era una verdadera desgracia. Entonces Eugenia, como no lo hacía desde hace mucho, se acercó hasta mí, me abrazó y me dio un largo beso, que yo correspondí. Ese fue mi más grande error, porque con esa actitud ella entendió –así me lo hizo saber después‒ que tenía carta libre para apoyar en todo a Frida. Ahora sé que desde un principio debí haberle puesto un alto, pero qué me iba a imaginar, jamás pensé que llegaría tan lejos. Ella, tan egoísta, tan consentida, que ni siquiera cuando nuestra única hija era pequeña se preocupó demasiado, de buenas a primeras quería convertirse en activista. Y con tal de no llevarle la contra, para seguir la fiesta en paz, no dije nada. Incluso me parecía curioso verla tan entusiasmada, juntándose en cafés de la Condesa para organizar mejor a su grupo y asegurar su participación en el movimiento.

Una tarde la reunión fue en casa. Allí fue cuando me empecé a preocupar de verdad. Al llegar de la imprenta me topé con un grupo de pájaras maduras, llamativas, casi todas vestían blusas oaxaqueñas y adornaban sus pescuezos con collares de ámbar y lapislázuli. Discutían y fumaban sin cesar en la sala. Eugenia me presentó con mucha seguridad ante ellas; orgullosa, dijo, de tener un marido que la apoyaba incondicionalmente. No abrí la boca. Saludé con un movimiento de cabeza y fui directo al estudio a servirme un trago. Pero unos días después, cuando me di cuenta de que mi mujer comenzó a tuitear y a postear en el face, a título personal, una invitación a la megamarcha que saldrá esta tarde de Los Pinos hacia el Zócalo, me puse en guardia. Como solía decir mi madre: una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. No pasó ni medio día cuando recibí la llamada de uno de mis socios: “¿Te pido un favor? Controla a tu mujer. Nos va a llevar entre las patas.” Entonces tuve que actuar. Llantos. Gritos. Dramas. Le costó trabajo, pero al final le cayó el veinte. Pobre. Tuvo que reconocer que no podía seguir adelante, que aliarse con los deudos de esa bola de agitadores nos iba costar muy caro. Una bola de cuarenta y tres hijos de puta agitadores. Eso es lo que eran. Celebro que alguien haya tenido güevos suficientes para mandarlos a chingar a su madre.

Padre Eusebio Ruvalcaba Padre: Me confieso. He cometido pecados. Algunos graves. Otros no tanto. Cosa de todos los días. Ya sabe, padre. No rezar mis oraciones por las mañanas. No ir a misa en días santos. Lo cual me convierte en un gran pecador. No acariciar la cabeza de mis hijos. Su pelo tan lindo. Padre. He cometido otros pecados. Como serle infiel a mi mujer. Que a estas alturas no sé si sea pecado o no. Yo digo que no. Pero ella dice que sí. Y ya sabe cómo son las mujeres de necias. No hay manera de llevarles la contraria. Y otros pecados. Maté a un chico. Se lo juro. Lo maté. También he viola-

do mujeres. Por eso digo que soy infiel. Las he violado, y he purgado penitencias. Usted lo sabe. Usted me las impuso. Saliendo de aquí. De su confesionario. Pero ahora no se trata de asuntos que tengan que ver con el sexo. Sino con la ley. Maté a un chico. Le digo. A un adolescente. Y eso estoy seguro que Dios no me lo va a perdonar. O a lo mejor sí. Si se apiada. Porque alguna vez en su vida Dios fue adolescente. Y sabe que los adolescentes son imprudentes. Se lo juro que Dios lo sabe. Y en su infinita memoria, como ya le digo, si se apiada, me va a perdonar porque va a tener presente cuando fue chico. Digo yo. Padre, qué puedo decirle. Usted me conoce. Soy agente de la policía encubierto. Nadie sabe que lo soy. Obedezco cuando me mandan. Y hago lo que me dicen que haga. No lo discuto. No lo pienso. Obedezco las órdenes. Y tan tan. Si me ordenan que balacee a un ministro de la corte, lo hago. Y punto. ¿Me explico, padre? ¿Me escucha usted? Pues fíjese usted bien. Yo actué bajo las órdenes del crimen. Mata, me ordenaron, y maté. Le juro a usted que cuando tiré del gatillo tuve lo que algunos llaman la disyuntiva. Porque una cosa que tenemos los hombres por dentro me decía no mates, no mates. Y otra fuerza me decía mata, mata. Yo tenía ante mí los ojos de ese chico. Reflejaban tanta fe, tanto apego a la vida. Como que algo le hacían decirme no te atrevas. Sus ojos me decían eso. No su voz. Pero yo estaba aferrado. Tenía su vida en mis manos. En fin. Yo me decía: ¿Te perdono la vida, sí o no? Con todo respeto, padre, sí lo ha sentido, ¿verdad? Tener la vida de alguien en las manos. Yo lo he vivido. He visto lo que puede hacer un sacerdote en la vida de una persona. Yo lo he vivido. Mi hermano se confesó ‒no sé cuáles pecados andaba cargando‒ y salió otro. Tan fuera de pecado. Limpio. Tan otro. Tan limpio a los ojos del Señor. Y seguro tenía más pecados que yo. De ahí en adelante Dios pareció decirle ven. Te perdono. Como va a ser conmigo apenas salga de aquí. Pero no vengo aquí a decirle eso, padre. Vengo a que me hable de Jesús, y a que me diga si puedo aspirar al perdón. Porque maté, padre. A uno de estos jóvenes normalistas de Ayotzinapa. Le sorrajé un plomazo en la cara. Antes de que lo enterráramos en la fosa. Conste que le dije: “Arrepiéntete, muchacho, porque de lo contrario te vas a morir.” Tan fácil que se dice. Pero nadie lo hace. Nadie se arrepiente. Si me hubiera dicho que se arrepentía lo dejaba correr y perderse en la noche. No importa lo que hubiera hecho. Pero por algo estaba ahí. Con el cañón en la cara. Porque ni lo supe. Padre, por favor perdóneme y dígame cuál es mi penitencia esta vez. Porque quiero estar limpio •


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