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DE LA PLATA AL BRAVO: AL OTRO LADO DE LA OTREDAD

Nausícaa. Viaje al otro lado de la otredad. Ciudad, representación y género, Marina Porcelli, Ediciones de Periodismo y Comunicación/Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata/Editorial Universitaria UANL, Argentina, 2021.

El personaje Nausícaa, hija del rey feacio que aparece en un capítulo central de la Odisea para ayudar a Ulises, y posibilitar el desarrollo del viaje del héroe, es una metáfora condensatoria, dice Marina Porcelli.

Narradora y ensayista nacida en Argentina y de residencia itinerante, su libro Nausícaa. Viaje al otro lado de la otredad, analiza las representaciones de género en las literaturas argentina y mexicana. La investigación para desarrollar este ensayo le tomó más de siete años, confirmando su hipótesis inicial concentrada en la historia de Nausícaa: el sujeto de la literatura es masculino. Es decir, sus historias son completas mientras que las de mujeres aparecen fragmentadas y funcionan como motorizadoras de las historias de los varones. Sin embargo, con la importancia que les confiere ser engranaje, las mujeres de la ficción no logran el mérito suficiente para ser protagonistas de historias completas.

En el ensayo de Porcelli hay una resonancia que homenajea al ensayista y poeta cubano Roberto Fernández Retamar y su libro Calibán (México, 1971) que planteó la pregunta sobre la cultura latinoamericana. Porcelli lo extrapola no sólo a la otredad en términos colonialistas, sino que redobla la apuesta agregando la variable género. La cuestión sobre la representación de las mujeres en la literatura cobra magnitud, se vuelve tridimensional, cruzando las dimensiones marginales de la cultura, del género, y del centro geográfico de producción de conocimiento: “Esa manera de pensar el ensayo aprendiendo esquemas que son externos a América Latina pero que a la vez puede incorporar en las propias palabras, en los propios territorios y con nuestro modos. Esa reescritura, ese acceder cultural que traducimos a lo propio es la idea de la reescritura que aparece con géneros. Ser mujer y ser de América Latina: en esa condición de doble marginalidad es donde una se estructura.”

El libro es un dispositivo metalinguistico que utiliza la fragmentación en el sentido de un caleidoscopio, apuesta a la autoconstrucción de sentidos propios. Desde el lugar de la exhortación la autora pregunta, reniega, reflexiona, dice y reescribe porque la reescritura es sin duda el sino de las lecturas a través del género.

Porcelli contrasta dos importantes puntos geográfico literarios de Latinoamérica: la ciudad de Buenos Aires y Ciudad de México, hurgando en las historias de las primeras mujeres que llegaron al Virreinato del Río de la Plata, de las cuales apenas se han recuperado sus nombres, y en la recuperación de mujeres como Gloria Anzaldúa, Nellie Campobello, Alfonsina Storni, Coral Aguirre, Grinor Rojo y Graciela Baticuore, atravesadas por el sino doble de ser mujeres y latinoamericanas.

Hay una línea de diálogo entre el discurso social y el discurso artístico. Todo personaje tiene una dimensión estética pero también ideológica: la historia de las mujeres como historia fragmentada cuya función consiste en ser para el otro masculino. “Entender que todo lo que leíamos eran varones protagonistas –apunta la ensayista– lo empujaron los movimientos en la calle”, en referencia a la acción social y política desarrollada por los movimientos feministas en Argentina y en México en particular.

No es menor el señalamiento. La discusión que impusieron a partir de 2015 los movimientos feministas reactualizó muchas preguntas: quién cuenta las historias, de quién es el punto de vista, cuáles son las condiciones de los personajes y sus coordenadas históricas, cómo los constituye su entramado social, por qué estas preguntas son importantes para la sociedad.

Replantear estos cuestionamientos desde el lugar del género y las condiciones de producción de cada figura de ficción es un ejercicio que propone un ensanchamiento de la definición de lo estético, que no es sólo lo estetizado, y elude la corrección política para abrir espacio de diálogo y la reflexión sobre qué es la literatura y para qué estamos escribiendo en América Latina ●

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