La Gualdra 395

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SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 395 /// 12 DE AGOSTO DE 2019 /// AÑO 9

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

La Cueva de Ávalos. Foto de Juan Carlos Basabe / Centro INAH Zacatecas.

Los sitios identificados en el Camino Real de Tierra Adentro poseen uno o varios de los atributos constructivos, tecnológicos, culturales o paisajísticos que señalan los criterios enunciados por la UNESCO. En el estado de Zacatecas se encuentran la capilla de San Nicolás Tolentino de la antigua Hacienda de San Nicolás de Quijas, los templos parroquiales de Noria de Ángeles, Villa González Ortega, el ex Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe de Propaganda Fide, el santuario del Santo Niño de Atocha en Plateros, la capilla de San Pantaleón Mártir en el pueblo de Noria de San Pantaleón, el tramo del Camino Real denominado como Palmillas, la Cueva de Ávalos y Sierra de Órganos.

[“El Camino Real de Tierra Adentro. Ruta histórica e itinerario cultural”, en páginas centrales]


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LA GUALDRA NO. 395 /// 12 DE AGOSTO DE 2019 /// AÑO 9

La Gualdra No. 395

Editorial

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l Festival Internacional de Jazz & Blues Zacatecas 2019 inicia este jueves 15 de agosto (finaliza el 31); tres fines de semana consecutivos tendremos, como ya es costumbre por estas fechas cada año, una selección muy interesante de grupos locales, nacionales e internacionales que habrán de presentarse en el Museo Rafael Coronel. Por eso les compartimos aquí la información del programa, en el entendido de que habrá dos conciertos por día del festival, iniciando a las 20:00 Hrs. (salvo el sábado 17). El jueves 15 de agosto se presentarán Apzu Cosmic Jazz (Zacatecas) y The Shuffle Demons (Canadá); este grupo canadiense está integrado por tres saxofonistas, un baterista y un bajista llenos de energía que combinan jazz y funk con disfraces llamativos y actuaciones para producir un espectáculo increíble; han sido un éxito en festivales de todo el mundo. El viernes 16 de agosto participan Arista Cinco (Zacatecas); y Cienfuegos (Jalisco), un quinteto de jazz fusión originario de Guadalajara, que toma su nombre del personaje central del libro La región más transparente de Carlos Fuentes: Ixca Cienfuegos; se transforma de literatura a música, jazz, rock, improvisación libre, diseño sonoro y noise en una versión de música post moderna. Sábado 17 de agosto: a las 19:00 Hrs. abre Salem -grupo de Indie jazz & roll zacatecano-, para dar paso a Moan Blues, otro grupo de músicos de Zacatecas con amplia trayectoria en el género. Cierran esa noche Los Blueserables, un proyecto surgido en 2002 del taller de blues impartido por José Cruz (líder de Real de Catorce); esta agrupación está considerada como una de las más representativas del país. El jueves 22 de agosto se presentarán Vocumeri Jazz (de Zacatecas) y Rafael Marcelino: Mekatl Quintet (Querétaro). El viernes 23, abren los zacatecanos de Euterpe Jazz, dirigido por José Víctor Chew e integrado por él mismo (batería), Gerardo Montoya Rodríguez (guitarras), Jesús Enrique Rodríguez Campa (bajo eléctrico), Karen Arantxa Padilla Medina (flauta Transversal) y Maggie Martínez Zarazúa (vocalista); de mis favoritos. Ese mismo viernes, cierra Alex Mercado trío (de la CDMX). El sábado 24, abre Autoblues del norte (Zacatecas); y cierra la noche Quique

Gómez (España), un armonicista de origen madrileño que ha pisado escenarios de 4 continentes compartiéndolos con artistas de la talla de John Primer, Eddie C. Cambell, Bob Stroge, y Rocky Johnny. El jueves 29 de agosto participan: Qu Jazz (de la UAZ); la agrupación zacatecana de jazz fusión, Halket; y Hernán Hecht X-Pression Quartet (Argentina/ México). El viernes 30, Zitrus Jazz Ensamble (Zacatecas); y Euforia Adrien Brandeis Trío (Francia), Adrien “es un joven compositor y pianista de jazz, que ha sido premiado varias veces en el escenario del jazz francés. El suyo es un un coctel de sonido energético, melodioso y sensible entre la euforia y la melancolía”. El sábado 31, abre la agrupación zacatecana de Luis Díaz Blues (que integra en esta ocasión a sus hermanos Iván e Israel, como en los viejos tiempos de Bajo Protesta). Cierra este festival Javier Bátiz, el fundador del movimiento tijuanense de rock “que vino a modernizar el concepto de esta música en México. Reconocido como el padre del rock and roll mexicano, en 1957 Javier Bátiz, fundó en su natal Tijuana un grupo llamados Los TJ’S, con el que recogía fielmente las influencias musicales que se recibían en las ciudades fronterizas mexicanas del Blues y R&B. Con Javier Bátiz se gestó en México el primer movimiento de rock auténtico en nuestro país y por ello su figura inspiró el nacimiento de una serie de grupos y bandas contestatarias que vivirían el auténtico sentido contracultural que proponía el rock a nivel mundial, entre ellos la de Three Souls in my Mind, de Alejandro Lora, a finales de los 60’s”. En el transcurso de estos días se impartirán también talleres para todos los músicos interesados que deseen perfeccionar su técnica; si requiere usted más información, hay que preguntar directamente en el Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde. Por lo pronto, nos vemos este jueves 15 en la inauguración; los boletos estarán a la venta en taquilla y tendrán un costo de $150.00 y $100.00 (estudiantes, adultos mayores y profesores con credencial). Con esto regresamos. Buen inicio de semestre escolar para todos. Que disfrute su lectura.

Directorio

Contenido Berlín-Barcelona Kabarett Todo comienza por una interrupción Por Mauricio Flores

El Camino Real de Tierra Adentro. Ruta histórica e itinerario cultural Por Limonar Soto Salazar

Apuntes sobre Bitácora de un desasosiego de David Castañeda Por Ricardo Wong López

Blanca Varela: El viento cuenta y ordena Por Rafael Calderón

Cómprame un Revólver: cuando el futuro nos alcanzó Por Adolfo Nuñez J. Sobre la Tempestad Por Bernardo Araujo Lugar común tres: Hacer una escena de celos Por Pilar Alba

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Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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12 DE AGOSTO DE 2019

Berlín-Barcelona Kabarett Todo comienza por una interrupción Por Mauricio Flores*

Op. Cit.

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na alegoría literaria es más bien una literatura de muchas caras. Varias literaturas, géneros de ésta, cuyo resultado final no es sino literatura pura. ¿Metaliteratura? Sí, también. Una especie de miscelánea que nos deleita en su conjunto, si bien cada uno de nosotros tenga preferencia acerca de alguno de sus componentes. Literatura que como el amor visto por Stendhal, es una fiebre que viene y va. Dicho esto, no puede ser sino significante que Juan José Rastrollo (Elche, 1968), filólogo académico con destacada presencia en la universidad española, haya pergeñado una primera novela justamente en los linderos de la metaliteratura, así misma una muestra de relato iniciático, folletinesco, erótico y costumbrista anclado en los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial, y en ciudades tan figuradas como Berlín y Barcelona. De ahí su título BerlínBarcelona Kabarett. En la novela, ganadora de la segunda versión del Premio Literario Miguel de Unamuno que patrocina el Cabildo de Fuerteventura, un joven protagonista (Delfín Barroso) cuenta en primera persona los avatares de una relación amorosa, casi un triángulo, truncada por los símbolos del horror. Con todo y que juventud y nitidez, en un ambiente de “sexo, drogas y charlestón”, sumadas al abrazo permanente del joven Delfín a lo literario, atraviesan las incógnitas de unas formas de vida hincadas en “el no saber nada de nadie”. “No saber nada de uno mismo y, a la vez, no saber nada de nadie; pero vivir como si lo supiéramos todo de todos”. Con epígrafes de Brecht, Zweig y Schopenhauer, Berlín-Barcelona Kabarett es una novela que leemos rápido, y en ese mismo vértigo nos conduce a espacios y momentos repetidamente enaltecidos por la literatura. Aunque también a autores que a su vez marchan como estaciones del periplo planteado por el narrador-personaje, siempre en su afán por lograr la “crónica emocional de una pasión prohibida”. Aquí muestras de los autores recuperados.

—Lo dijo “el viejo” Stendhal, “un diario es una forma de suicidio”. —¿Cómo empezar una historia de amor? Tal vez como dice Valéry, “todo comienza por una interrupción”. —Es probable que fuera el jazz la música que mejor representó “el latido y el ruido vampirizante” del Berlín de los años treinta. Imposible entonces no pensar en Scott Fitzgerald y Cuentos de la edad del jazz. —Berlín, escribió Kafka, siempre fue una ciudad para “pasarlo bien”. Tiempo después Franz Hessel lo confirmó en Pasear por Berlín y La trasfiesta. —En un país católico como era España entonces “la inversión sexual no era un tema de debate”. No obstante, ahí se publicó Corydon, de André Gide, “leído ocultamente”

por el personaje central de Berlín-Barcelona Kabarett. —Leyendo La colonia penitenciaria, de Kafka, Delfín Barroso deduce algo: “que tal vez la literatura tenga una naturaleza profética cuya única finalidad sea la de avanzar el futuro”. —Muerte sin fin del mexicano José Gorostiza “no puede ser un poema extenso. Sólo puede ser extenso lo que acaba y tiene fin”. —“Pon tu pie sobre la ceniza y apenas notarás que has pisado algo”: Robert Walser. —“Los sentimientos y observaciones del hombre solitario son al mismo tiempo más confusos y más intensos que los de la gente sociable; sus pensamientos son más graves, más extraños y siempre tienen un matiz de tristeza […]. La soledad engendra lo original, lo atrevido y lo extraordinariamente bello, la poesía. Pero engendra también lo desagradable, lo inoportuno, absurdo e inadecuado”: Thomas Mann. —Magda von Hattingberg, pianista vienesa, le escribe una carta de agradecimiento al poeta checo Rilke por su poesía, “consuelo ante la angustia provocada por su fracaso matrimonial”. Rainer Maria, de cuarenta años, se hallaba a su vez en un estado de desesperación, ¿los motivos?, la separación de su esposa y la falta de inspiración. —Delfín Barroso se autoconfiesa: “no cuentes tu obra como las has vivido, me dijeron. Vívela como la contarás”. Poco antes cree escribir su relato a la manera de Robert Walser, en Cuaderno de Fritz Kocher, donde un muchacho que va a morir deja escritas unas “meditaciones personales”. —El día se acerca. Atrás quedarán los excesos de la noche. Entonces, un verso de Rosalía de Castro viene a la mente, “el sereno y hermoso resplandor de la dicha inefable…”. Berlín-Barcelona Kabarett, una novela que se lee en forma y fondo. *** Juan José Rastrollo, Berlín-Barcelona Kabarett, Salto de página, España, 2019, 174 pp. * @mauflos


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El Camino Real de Tierra Adentro. Ruta histórica e itinerario cultural Por Limonar Soto Salazar*

Ollin: Memoria en movimiento

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n agosto de 2010 la UNESCO -Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura, por sus siglas en inglés- declaró como patrimonio mundial el Camino Real de Tierra Adentro en el rubro de itinerario cultural. La declaratoria incluyó diversas expresiones culturales concebidas entre los siglos XVI y XIX entre las que se encuentran pinturas rupestres, tramos de caminería antigua, puentes, templos, conventos, santuarios, antiguas misiones y presidios, ex haciendas, conjuntos arquitectónicos y centros históricos. También fueron considerados sitios de extraordinaria belleza natural como serranías y desiertos. En total fueron inscritos en la lista de patrimonio mundial 55 sitios ubicados en 1400 de los 2600 kilómetros que abarca la ruta histórica entre la Ciudad de México hasta el suroeste de los Estados Unidos. La inscripción del Camino Real de Tierra Adentro como patrimonio mundial fue el resultado del trabajo de cerca de dos décadas por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia a través de su Dirección de Patrimonio de Mundial, así como investigadores de diversas especialidades y direcciones de dicho Instituto, además del importante apoyo de académicos de varias universidades y destacados estudiosos de la historia y cultura regionales. Características de la declaratoria El Comité Científico Internacional de Itinerarios Culturales del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios define como itinerario cultural la vía de comunicación terrestre, acuática o mixta, físicamente determinada y caracterizada por tener su propia dinámica y funcionalidad histórica. Además, señala que los itinerarios culturales son los escenarios en el tránsito de personas, pero también son manifestaciones en intercambios con-

/// Iglesia de San Nicolás de Quijas. Pinos.

/// Fachada. Tlaxcalita. Pinos.

tinuos y recíprocos de bienes, ideas, conocimientos y valores en el interior de un país o entre varios países y regiones durante un periodo significativo de tiempo. Son pocas las declaratorias de la UNESCO como itinerarios culturales, entre las que se encuentran están el Camino de Santiago, la red caminera inca de Qhapaq Nan y la ruta de la seda en su corredor Chang´an-Tiam Shan; cabe señalar que todas son itinerarios trasnacionales pues su trayecto involucra a varios países. En el caso del Camino Real de Tierra Adentro los criterios que se aplicaron fueron los II y IV, los cuales enseguida se detallan:

Criterio II. Atestiguar un intercambio de valores humanos considerable, durante un periodo concreto o en un área cultural del mundo determinada, en los ámbitos de la arquitectura, de la tecnología, de las artes monumentales, la planificación urbana o la creación de paisajes. Criterio IV: Ser un ejemplo sobresaliente de un tipo de construcción, de conjunto arquitectónico o tecnológico, o de paisaje que ilustre uno o varios periodos significativos de la historia humana.

/// Noria de San Pantaleón. Capilla.

Cada uno de los sitios identificados en el Camino Real de Tierra Adentro posee uno o varios de los atributos constructivos, tecnológicos, culturales o paisajísticos que señalan los criterios enunciados. En su mayoría son concepciones culturales, fruto de la creatividad y la adaptación al medio ambiente que por siglos se dio en la colonización hispana del centro y norte de México, cuyo principal motor fue la búsqueda de yacimientos de plata. Entre los sitios se encuentran los centros históricos de las ciudades de México, Querétaro, Guanajuato, Lagos de Moreno, San Luis Potosí y Durango. Los conjuntos históricos y arquitectónicos de Aguascalientes, Nazas, San Pedro del Gallo e Indé. Edificaciones como el Colegio de San Francisco Javier en Tepotzotlán, el convento de San Francisco en Tepeji del Río, el Real Hospital de San Juan de Dios de San Miguel de Allende y el cementerio de Encarnación de Díaz. Ex haciendas como las de Ciénega de Mata y Pabellón de Hidalgo, puentes como el de Ojuelos y tramos del Camino Real como los que se sitúan en cerca de los poblados de Nazas y San Pedro del Gallo. En el estado de Zacatecas se encuentran la capilla de San Nicolás Tolentino de la antigua Hacienda de San Nicolás de Quijas, los templos parroquiales de Noria de Ángeles, Villa González Ortega, el ex Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe de Propaganda Fide, el santuario del Santo Niño de Atocha en Plateros, la capilla de San Pantaleón Mártir en el pueblo de Noria de San Pantaleón, el tramo del Camino Real denominado como Palmillas, la Cueva de Ávalos y Sierra de Órganos. Retos de valoración y conservación Los sitios del Camino Real de Tierra Adentro al ser patrimonio mundial entran al campo del valor universal, pero queda bastante por hacer con respecto a una valoración local por parte de la sociedad, lo que sin duda favorecería el manejo, gestión y preservación de este patrimonio


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12 DE AGOSTO DE 2019

*Sección de Historia, Centro INAH Zacatecas. Fotografías de Juan Carlos Basabe / Centro INAH Zacatecas. /// Noria de San Pantaleón.

/// Noria de San Pantaleón. Fachada de la capilla. /// San Nicolás de Quijas. Pinos. /// Palmillas.

/// Nuestra Señora de los Dolores, en Villa González Ortega, Zac.

/// Tlaxcalita. Pinos, Zacatecas.

/// San Matías. Pinos, Zacatecas.

Ollin: Memoria en movimiento

que tiene aristas en los ámbitos medioambiental, arqueológico, caminero, patrimonio intangible, arquitectónico, urbano y rural. No está por demás mencionar que el derrotero del Camino Real de Tierra Adentro tiene adversidades que amenazan su conservación, principalmente por la construcción de carreteras modernas, crecimiento urbano, pérdida de ecosistemas y alteración de paisajes. El asunto de la preservación no es sencillo porque la alteración, daño o pérdida de un solo sitio impacta al itinerario en su conjunto. Es por esta razón que el trabajo en conjunto de la sociedad civil, gobiernos estatales, instituciones culturales como el INAH, organismos de cultura locales y especialistas como arqueólogos, arquitectos, historiadores, antropólogos, urbanistas, restauradores, geógrafos y gestores culturales, resulta imprescindible para contar con un efectivo cuidado de este basto y complejo patrimonio cultural.


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Apuntes sobre Bitácora de un desasosiego de David Castañeda Libros

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Por Ricardo Wong López

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na propiedad del texto poético es que puede leerse en distintas direcciones, en diferentes sentidos, sin que se elimine la apropiación de determinada experiencia, en cualquiera de los casos. El despiste puede sorprender al lector cuando éste intenta anticiparse al consumo metafórico de la palabra. Hay metáforas desgastadas como el “cuello” de una botella o las “patas” de una silla, el lenguaje es en sí mismo metafórico, la realidad poética también. En Bitácora de un desasosiego las expresiones poéticas se restituyen para configurar una atmósfera marítima, es decir, para reclamar su significado autóctono; por tanto, una “bitácora” no es solamente el registro (o los apuntes) del transcurrir de los días del poeta, sino también una herramienta náutica, una brújula contra el (inevitable) naufragio. Michel Foucault propone la construcción de un sujeto de conocimiento a través de la práctica de la ética de sí mismo. La meditación sobre la muerte -de la misma manera en que Séneca instruía a Lucilio- se convierte en la cúspide de esa hermenéutica o interpretación de la existencia. Bitácora de un desasosiego de David Castañeda se inaugura con la reflexión primordial de la existencia, el sabernos mortales, finitos, certidumbre que el poeta comparte con el filósofo. La premisa de la muerte es entonces el punto inicial de la filosofía y de la poética de Bitácora de un desasosiego. Ante el inexorable paso del tiempo y la conciencia de la muerte el poeta se aferra a la luz de la vida y va atrapando instantes que registra en la bitácora de su navegación. El poemario de David Castañeda transita entre claroscuros. La luz que ilumina la vista es señal de vida, la oscuridad testigo de la muerte: por ejemplo “quiero una última luz/ una linterna imprevista/ que pueda ver sin mis ojos/ cuando deambule ciego en el abismo”, en otro momento el poeta imagina qué dirán cuando sus hijos lo vean en el lecho de muerte: “qué sentirá ahora/ ¿le duele la mordedura del cielo/ la abominable negritud del cosmos?”. Aparte de los claroscuros que tiñen las páginas del poemario, las pinceladas de color que avivan las imágenes poéticas evocan también la playa, tenemos un tanque de oxígeno color “aguamarina”. En la mitología griega Mnemosine era una titánide hija de Gea y Urano. Mnemosine fue madre de

las nueve musas tras haberse unido durante nueve noches consecutivas con Zeus. Para Hesíodo eran los poetas quienes podían rememorar el pasado pues eran benefactores de Mnemosine, la memoria personificada, además de que tenían una relación directa con las musas. Nuestro poeta encuentra el desasosiego en el escurrir del tiempo y en el velo del olvido, sin embargo, ignora que ya es auspiciado por Mneomisne y las nueve musas, el tiempo ya está concentrado en sus versos. Preocupado por la fragilidad de la memoria, escribe: “la muerte tendrá mi cuerpo/ pero yo quiero todas sus imágenes/ en fin, aquellos lugares que ya no volveré a ver/ antes de ser devorado/ por la boca ominosa de la tierra”. El músico argentino Fito Páez canta en uno de sus temas “Hay recuerdos que no voy a borrar/ personas que no voy a olvidar/ silencios que prefiero callar”. La memoria de nuestro autor ya está grabada en la bitácora

de su poesía, tendrá la certeza de que no olvidará la imagen de su padre que mira hacia la ventana y bebe mezcal, los recuerdos de las tardes en la playa junto a su mujer y su hija, la canción que los pescadores cantan para atraer a las tilapias, ni la fuerza vital de la labor de los infatigables albañiles. La conciencia de la muerte no es sinónimo de existencialismo, a la manera simplista. Trae consigo un “amor fati” una aceptación de la vida con todos sus matices. En la religión de la antigua Grecia se denominaba como “Hybris” a la actitud humana hacia la exacerbación del ego y la prepotencia, condición en la que -por ejemplo- Prometeo cayó y fue castigado por ello; Job experimentó un sentimiento similar descrito en el Antiguo Testamento. La voluntad que encontramos -entre líneas en ocasiones y en otros poemas de manera explícita- en el libro de David Castañeda es la de abrazar la

vida y todo lo que ella trae consigo. El compositor aguascalentense Armando Palomas declara en una de sus canciones “Nací maldito y sé que no es orgullo”. Los poemas de Bitácora de un desasosiego están aderezados por arena, viento, sol y mar. No es difícil entonces encontrarnos con castillos de arena. Vemos desfilar una regadera vieja, un ángel bronceándose en la playa, gaviotas revoloteando buques, el boleto de un autobús a Oaxaca, columpios recién pintados, la venta de pollitos de colores, y mucha arena y mucho sol. A diferencia de la poesía mística, en estos poemas de David Castañeda prevalece un discurso a favor del cuerpo, cuerpo que a su vez es carne y es arena. Un castillo de arena nace en la mente y la emoción de un niño, después son edificados, el viento (y el tiempo) los corroen hasta derrumbarlos, es ahí cuando fenecen. La existencia humana pues, es un castillo de arena.


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Blanca Varela: El viento cuenta y ordena Por Rafael Calderón

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ste año se cumplen diez de la ausencia física de Blanca Varela. Ante la fecha y los números la recuerdo como ejemplo del secreto y el bullicio del mundo que rodea su obra literaria. Ésta permite reconocerla, regresar la mirada, examinar la fuerza de su lenguaje. Es dueña de una voz que se caracteriza por ser única y de extraordinaria visión poética. No me referiré a toda su obra, pero hay que ubicar los títulos que a lo largo del tiempo han sido su referencia, porque éstos son los que nombran su presencia. Lo primero que conocí de ella es la reunión de sus poemas con el título Canto villano; luego Poesía escogida; la segunda edición de Canto villano y, finalmente, El suplicio comienza con la luz. Estas lecturas, en orden cronológico, suceden por la guía esencial y la reflexión crítica de Roberto Paoli, Jonio González, Adolfo Castañón, Rocío Silva Santisteban y el brevísimo texto de Marco Antonio Campos. Quien primero registra su revelación en los años cincuenta del siglo XX es Octavio Paz. Por éste, muchos años después que publicó su texto, leí el comentario a su primer libro, propiamente después, sus poemas. Este prólogo es una verdadera guía, sin duda, iluminador; las palabras de Paz son una revelación, mejor dicho, la precisión generacional, con esa claridad que le caracteriza, ubica su presencia en la tradición de la poesía latinoamericana. Su comentario es un verdadero encuentro con el lenguaje; en el extremo de todo esto, hay que resaltar un poema como “Canto villano” que registra y logra tensión y desafíos. Para reconocer una parte de su itinerario entre 1949-2000, ocho títulos descubren su evolución: Ese puerto existe, Luz de día, Valses y otras falsas confesiones, Canto villano, Ejercicios materiales, El libro de barro, Concierto animal y El falso teclado. Para decirlo con una mirada retrospectiva, toda su poesía, se consolida por Canto villano. Primero, individualmente; luego, por ser el primer y segundo momento que ordena la poesía reunida; y en ese ordenamiento, sigue Donde todo termina abre las alas que, igualmente, recopila su poesía y va precedida del epílogo por Antonio Gamoneda y el “agudo prólogo” de Adolfo Castañón, e incluye el inédito El falso teclado; ya póstuma, la edición con prólogo de Rocío Silva Santisteban, El suplicio comienza con la luz que se publica en la legendaria colección Poemas y Ensayos de la UNAM, dirigida por Marco Antonio Campos. Esta recopilación es acompañada de un brevísima texto de Campos, donde hay que resaltar la lectura crítica y la revisión rápida, un comentario, realmente conmovedor. Me inclino porque el título general de

/// Blanca Varela, 1926-2009. Foto de Baldomero Pestana publicada en Verboser.

su poesía completa, o reunida, sea Canto villano. Éste es abrazador, confirma la clara voz y resalta su personalidad. Es un título que tiene alcances diversos para la universalidad de la poesía porque enumera y aclara, precisa y marca; recuerda indirectamente otros autores, cada estrofa o verso, desplaza imágenes que resultan únicas: el ritmo embriaga con un aire de libertad, la exploración que realiza ante el lector descubre su búsqueda; quien lee sus versos bajo esa coordenada evidentemente que ya no olvida su nombre, ni omite sencillamente su presencia. En este sentido, simultáneo y preciso, Canto villano genera esa oportunidad para reconocer el lugar inconfundible que ya ocupa, la sitúa entre los de su propia generación, destacando por lo mismo su prodigiosa voz. Para 1996, además, Canto villano registra lecturas claves: “`Destiempos` de Blanca Varela”, por Octavio Paz; “Una visión lúcida y desencantada”, de Roberto Paoli; “Blanca Varela: la piedad incandescente”, de Adolfo Castañón, primer antecedente del fundamental prólogo que al frente de la poesía reunida se publicará años después en Barcelona. En estos artículos y ensayos sobre su poesía, están presentes coordenadas y revisiones a un tiempo como resultado de la crítica y por la condición de los autores puede –una vez más– afirmarse que estos textos sobre su obra son aleccionadoras, resumen que se perfila para llevar a cabo una selección exigente de poemas que ya es posible enumerar como ejemplo máximo de su originalidad lírica: “Destiempo”, “Canto villano”, “Camino a Babel” y “Casa de cuervos”. Permite intuir Canto villano que el

lector está ante un título sobresaliente. Éste suma identidad, mejor dicho, irradia pasión con el lenguaje, y la exploración del lenguaje permite afirmar que no todo tiene que ver con anécdotas entresacadas de la vida. Consciente de esta construcción verbal, el verso, lo hace suyo dentro y fuera del poema. Un momento distinto es aquél que colinda con su pasión por seguir escribiendo y hacerse notar por cierta pasión surrealista. Esto, para ella, fue parte de un primer encuentro. Pero es un movimiento que rápidamente abandona, busca más bien su propio camino, inmediatamente después confirma su escritura. Avanza en solitario, consagra su presencia y se instala por lo mismo al frente de su generación, o junto a otras autoras latinoamericanas, pero se posesiona como parte de su propia revelación poética. Por su individualidad es que permite comprender ese panorama que en realidad es más amplio, diametralmente opuesta y surge igualmente la presencia junto con ella, autoras como Olga Orozco, Alejandra Pizarnik y Rosario Castellanos. Sin olvidar que existe una larga tradición lirica cantada y decantada por mujeres poetas latinoamericanas. Para decirlo como encuentro y desencuentro en una lista, sus nombres puede que suenen perdidos, y lo que sí es que la poesía las une y cantan, arriesgan y consolidan su individualidad; la escritura es parte de su existencia. Por lo mismo, creo, Varela es profunda, pero hay puntos de encuentro, marca un posible ejercicio de comparación, delimita ejes fronterizos. Al punto salen a relucir temas como el surrealismo, la individualidad de la escritura, y ante sus contem-

poráneos es parte de una huella, ante todo, por la escritura cada una de estas autoras es dueñas de su voz poderosa, por lo mismo consolidan su propia individualidad ante la tradición de la poesía castellana. Agraciadamente surge en otro momento la contemporaneidad de Blanca Varela con autores como Carlos German Belli y Antonio Cisneros. Varela representa su propia continuidad y hay que saltarse por ahora a los de su propio grupo generacional (Javier Sologuren, Sebastián Salazar Bondy, Jorge Eduardo Eielson, porque requieren otra lectura). De la poesía de German Belli, Antonio Cisneros y Blanca Varela, surgen títulos que determina la unidad lírica peruana: de Belli, Los versos juntos, título acertado –aunque tardío–, acompañado por un breve prólogo de Mario Vargas Llosa es revelador; de Cisneros es visible Canto ceremonial contra un oso hormiguero e indica muy bien su dimensión lírica; de Blanca Varela, un título como Canto villano, resumen determinante de su travesía lírica. Hay que volver a los poemas de ella, enumerar una selección rigurosa, lo correcto sería leerlos como respuesta al tiempo y su condición perdurable para colocarla en el centro del lenguaje y de su propio idioma. Esos poemas no son otros que los ya enlistados: “Destiempo”, “Canto villano”, “Camino a Babel” y “Casa de cuervos” donde se percibe ya un largo camino recorrido. Éstos reflejan esa huella, sostienen equidistantes su voz: una dinámica nunca antes vista para resaltar su lírica. Son parte de ese misterio del lenguaje, aparecen, registran de inmediato la unidad deseada: irradia su musicalidad, no se puede ignorar, ni dejar de lado su presencia. “Destiempo” es un poema relativamente largo si lo comparamos con otros de su autoría, pero si contrastamos su extensión con poemas de otros autores, en realidad, es un poema breve; por su parte, “Canto villano” impone coordenadas: por la lectura es el tercer título de su poesía y corriendo riesgos ocupa un lugar central: dos veces agrupa todos los poemas bajo este título y lo que realmente debería suceder en ese orden y más allá de su presencia, que quede presente en el canon de la poesía castellana y debería ser por lo mismo el título de toda su poesía; por su parte, “Camino a Babel” y “Casa de cuervos”, hay que decirlo: no existe posibilidad para el olvido, más bien, las imágenes, ya logradas, apuestan a ser parte de su presencia. Podemos concluir que, Blanca Varela diez años después de su muerte, nos heredó una voz desnuda y original, sus metáforas, permiten reconocer esa constancia de la escritura. Su nombre, verdaderamente personal, perdurará por poemas aportados al canon de la poesía castellana del siglo XX.

Libros

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LA GUALDRA NO. 395 /// 12 DE AGOSTO DE 2019

Cine

Cómprame un Revólver: cuando el futuro nos alcanzó t Por

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Adolfo Nuñez J.

n un futuro no muy lejano, en una región no especificada de México -que parece estar ubicada en el norte del país- conocemos a Huck (Matilde Hernández), una niña que vive en compañía de su amoroso padre (Rogelio Sosa), quien a su vez es un atormentado drogadicto. Ambos dan mantenimiento a un destartalado campo de béisbol que todas las noches es visitado por un grupo de narcotraficantes. En el día, Huck pasa su tiempo libre con otros tres niños solitarios -uno de ellos sin un brazo-, quienes le comparten a la niña las experiencias de violencia y encierro que han sufrido por parte de la delincuencia organizada, así como sus deseos de tomar retribución algún día. Cuando llega la noche, la niña debe utilizar una máscara y fingir que es un varón; también tiene que estar encadenada para no ser robada por los violentos sicarios y así evitar sufrir el mismo destino que su hermana y su madre, ambas desaparecidas años atrás. Así pues, padre e hija se ven obligados a sobrevivir el día a día en un entorno caótico donde imperan los disparos, el dolor y la muerte. Con Cómprame un Revólver (2019) el cineasta Julio Hernández Cordón confecciona un mundo de apariencia distópica con reminiscencias a los espacios polvorientos, desérticos y postapocalípticos de Mad Max, donde la violencia extrema es la única manera de sobrevivir. México es representado como tierra de nadie, un páramo desolado

/// Fotograma de la película Cómprame un revólver.

donde el tiempo no avanza y es controlado por los cárteles de droga. Un sitio donde los niños son encerrados en jaulas de pájaros y las mujeres desaparecen todos los días, y que Cordón bordea como una realidad alternativa de un país sin ley cuyas estructuras sociales se vuelven cada vez más frágiles. A su vez, el filme cobra claros paralelismos con The Florida Project (2017) en torno a los

Sobre la Tempestad

Río de palabras

[Para Alberto Huerta] t Por

Bernardo Araujo

Cierra los ojos hasta romper el eco,   para atrapar al sueño. Sí, erra los ojos. Cierra los ojos,  ciérralos. Sí sí,   erra los ojos. Cierra los ojos para vencer la lluvia que se aferra, la tempestad que arropa. Cierra los ojos y abraza la tormenta.     La tormenta que alivia.

vínculos entre padre e hija, y que muestra una relación de amor incondicional en la que ambos deambulan por escenarios repletos de incertidumbre y peligro, pero donde la esperanza y el deseo de sobrevivir prevalecen por encima de todo. Impulsada por la curiosidad e inquietud de cualquier niña de su edad, Huck se pasea de un lado a otro para explorar y conocer sitios nuevos del paisaje desértico. En ese sentido, el cinematógrafo Nicolas Wong sigue los pasos de la niña, de tal manera que los juegos de cámara se adaptan y mutan de modo impredecible a los movimientos de la protagonista, y que dotan al filme de una percepción al entorno por completo subjetiva. El realizador utiliza esta perspectiva para jugar con el realismo mágico, como en la secuencia donde a manera de fantasía trágica y a través

de una toma aérea, muestra las consecuencias de un conflicto armado donde el daño colateral se indica mediante dibujos de cadáveres en el suelo; también la escena en la que los niños hacen un juego de pantomima y sonido de un partido de béisbol, en el cual no hay bat ni pelota, sólo imaginación y esperanza, como si éstas fueran las últimas herramientas para confrontar la enorme crueldad que los personajes viven día con día. El director Julio Hernández Cordón construye un mundo inhóspito y repleto de sangre que se vuelve la herencia de niños perdidos en el país donde nunca jamás podrán recuperar su inocencia, ya que ésa será la única manera en la que lograrán mantenerse con vida. Porque si le enseñas a un niño cómo usar un arma, es seguro que la utiliza en tu contra.

Lugar común tres: Hacer una escena de celos t Por

E

Pilar Alba

l lugar es lo de menos, aunque siempre se requiere un público, por eso es que se buscan lugares concurridos como los cafés, los restaurantes, los centros comerciales y en etapas tempranas: el patio escolar o el salón de clases. El motivo tampoco importa, porque siempre es el mismo: ese demonio que entra como gotita en el oído plantando el germen de la duda, hasta que se vuelve grande, grande y sale como un chorro cuando se presenta la oportunidad de llevar a cabo la puesta en escena. Los actores también pierden

su relevancia, hoy pueden ser unos, mañana otros, es más, al mismo tiempo en diferentes partes del mundo se están representando los mismos roles sin importar el sexo, la nacionalidad, la preferencia sexual ni religiosa; cualquiera, recalco, cualquiera, puede representar una escena de celos: llegar, romper la armonía, vociferar, dar manotazos al aire, contenerse para no llegar a los golpes o llegar a hacerlo y verse detenido por alguno de los espectadores… después tornar a la calma, respirar para recobrar el aliento, derramar lágrimas de desahogo, descanso o impotencia y concluir la escena; aunque no se corran telones, aunque no se reciban aplausos.


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