La gualdra 324

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SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 324 /// 29 DE ENERO DE 2018 /// AÑO 7

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Saúl Ordóñez. Fotografía: Carlos Calderón.

La entrevista de esta semana es con el poeta Saúl Ordóñez, quien nació en Toluca en 1981. Como cualquier otro, sobrevive a la embestida del tiempo actual por lo que antes de ser poeta es una persona que vive poéticamente el desgaste de ser persona. Fiel a su época, la angustia en sus poemas es inevitable y el descenso a su infierno personal a través de su obra es una promesa que sacude cualquier zona de confort.

[Saúl Ordóñez: Es ante el horror, la maldad, el vacío, cuando la poesía es necesaria, en páginas centrales]


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LA GUALDRA NO. 324 /// 29 DE ENERO DE 2018 /// AÑO 7

La Gualdra No. 324

Editorial Febrero será el mes en que “finalice el comienzo” de uno de los programas que la XIII Bienal Femsa ha organizado en nuestra ciudad; me refiero al Programa Público que ha consistido hasta la fecha en una serie de charlas y exposiciones con distintos protagonistas del arte local y nacional; éstas se han llevado a cabo en El Santero, el espacio de Fundación López Monreal, ubicado en el callejón del mismo nombre. Es interesante cómo se ha ido sumando cada vez más gente al auditorio de estas charlas; recuerdo cómo al principio era si acaso una veintena de asistentes y me da gusto haber constatado que en las últimas sesiones el espacio estaba repleto de artistas, estudiantes de arte y académicos. La semana pasada, Willy Kautz nos anunció “el fin del comienzo”, es decir, la finalización del Programa Público que fue con el que la Bienal inició sus actividades. En diciembre pasado, durante la última sesión del programa, participaron artistas nacionales hablando de los proyectos artísticos que han desarrollado y se presentó por primera vez una exposición de un artista local; me refiero a Enrique Barajas Pro, originario de Fresnillo, quien expuso una muestra de su trabajo en la segunda planta del edificio. A esta serie de exposiciones que Barajas Pro inauguró, se le llama “Estudios” y está coordinada por el curador asociado de Nunca fuimos contemporáneos, Eric Nava. La segunda exposición de Estudios estará a cargo de Gaspar Gu, fresnillense también, y la inauguración será el jueves 1 de febrero, una vez concluidas las pláticas con los artistas que nos visitarán ese día. Ese jueves 1 de febrero, en punto de las 19:30 Hrs. participarán Ricardo Alcaide (Venezuela, 1967), Runo Lagomarsino (Suecia, 1977), Felipe Mujica (Chile, 1974) y Nicolás Robbio (Argentina, 1975), quienes compartirán con nosotros sus experiencias, nos hablarán de sus proyectos realizados, el proceso que han seguido en el camino del arte y de lo que planean hacer en Zacatecas. Ricardo Alcaide es fotógrafo; es la imagen el hilo conductor de sus proyectos en los que ha mezclado otras disciplinas como el teatro, la música y la escultura. La abstracción geométrica es otro de sus intereses; ha intervenido espacios con elementos geométricos rompiendo así la realidad pictórica y resignificándola. Nació en Caracas, Venezuela, actualmente vive y trabaja en

São Paulo, Brasil.1 Runo Lagomarsino, nació en Lund, Suecia, pero vive y trabaja entre Malmö y São Paulo. Recientemente participó en nuestro país con una pieza en la exposición Monumentos, anti-monumentos y escultura pública en el Museo del Chopo, curada por Pablo León de la Barra. Su trabajo el prolífico y profundo, recomiendo visitar su página.2 Sobre Felipe Mujica, de la página de Artistas Visuales Chilenos sabemos que vive desde el 2000 en Nueva York; estudió la Licenciatura en Artes con mención en Grabado, en Santiago. El año 2003 obtuvo la Beca Pollock Krasner, y en el 2004 realizó una residencia en Gasworks Studios, Londres, Inglaterra. Es cofundador (1997) de la Galería Chilena GALCHI. Para conocer más acerca de este artista consulte la liga que compartimos.3 Nicolás Robbio, de acuerdo con Hebbe Schmidt, “es un joven artista cuya obra refleja su atracción por la tecnología, la ingeniería y el conocimiento científico y matemático”;4 fue la primera nota que encontré sobre Robbio y la sola frase acrecentó mi curiosidad por conocer más sobre su trabajo. Créame cuando le digo que lo que este argentino hace es un poema a la ciencia y la imaginación.5 Le recomiendo que vea el video en que habla de su trabajo para que se dé una idea y que no se pierda ni ésta ni las otras presentaciones el jueves 1 de febrero en El Santero. Pues así iniciamos “el fin de comienzo”, como lo dijo Willy, pero esto se pondrá cada vez más interesante y las actividades de la Bienal se irán intensificando; por lo pronto lo invito a que asista a las charlas programadas y a la exposición de Gaspar Gu. Seguiremos comentando la siguiente semana el tema. Que disfrute su lectura.

Contenido El Templo de las Musas Rojo mexicano. La grana cochinilla en el arte Por Violeta Tavizón

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Siempre he creído en el empeño: Uros Uscebrka Por Maliyel Beverido

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Saúl Ordóñez Es ante el horror, la maldad, el vacío, cuando la poesía es necesaria Por Armando Salgado

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El anfibio de dos mares Por Carlos Flores Cuando Stephen Hawking salvó mi cabeza Por Eduardo Campech Miranda Desayuno en Tiffany’s, mon ku El brío, nominada a los Premios Lumières en París Por Evelyne Coutel Mirada circular La infinitud del Universo Por Mar García

El silencio y sus conjuros [Parte I] Por Salomón Villaseñor El Picaporte Hartos hartos Por Simitrio Quezada

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com 1 http://www.joseebienvenugallery.com/exhibitions/project-space-ricardo-alcaide-incidentalgeometry?view=slider#8 y en http://abstractioninaction.com/artists/ricardo-alcaide/ 2 http://www.runolagomarsino.com/works/ 3 http://www.artistasvisualeschilenos.cl/658/w3article-40271.html 4 http://www.telam.com.ar/ notas/201702/180931-nicolas-bobbioborges-enargentina-plataforma-arco.html 5 http://artishockrevista.com/2017/03/17/ nicolas-robbio-ejercicios-de-resistencia/

Directorio

Fotos de familia Las Horas Extras, treinta años después Por Víctor del Real

La pieza de la semana: 6-21-19 V5-1, en el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez //MAAMF

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

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Quiero acordarme siempre Por Alberto Huerta Oro Molido Por Pilar Alba

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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El Templo de las Musas Arte

Rojo mexicano. La grana cochinilla en el arte 6 Por Violeta Tavizón

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ecientemente se inauguró en el Museo del Palacio de Bellas Artes la exposición Rojo Mexicano, la grana cochinilla en el arte y que se ha convertido en un claro ejemplo de cómo el arte y la ciencia pueden tejer una trama que los vincule. En 2014 se llevó cabo en el mismo museo un congreso en el que distintos especialistas expusieron sus investigaciones sobre este tinte prehispánico que cambió la manera de percibir el rojo en el arte. Restauradores e historiadores del arte, se dieron a la tarea de investigar las obras que tenían en sus propias colecciones, mostrando en cuáles se había encontrado el vestigio del tinte mexicano. La exposición se divide en cuatro temas o núcleos temáticos, además, el Museo del Palacio de Bellas Artes se ha distinguido por ir más allá del espacio de exhibición, mostrando montajes museográficos atractivos, información útil para el visitante; así como distintos niveles de interpretación temática que van desde las cédulas de objeto hasta gráficos e infografías, así como videos. En el marco de la entrega del premio ICOM, tuve la oportunidad de entrar junto con un grupo de queridas amigas, a esta exposición que fue abierta en lunes, sólo para quienes habíamos asistido a tan importante evento. Fue una sorpresa que la persona que nos guiaba nos dijera que habían adaptado el inmueble para que estuviera herméticamente sellado con una temperatura especial adentro de las salas, por la misma conservación de las obras. Fue muy interesante ver que la primera pieza en recibir al visitante es una pintura de gran formato de Raúl Anguiano en donde se muestran las distintas etapas de la grana, desde su extracción en los nopales hasta una mujer que está tejiendo en un telar de cintura un textil pintado con grana; es sorprendente también que la siguiente pieza sea un textil prehispánico de más de dos mil años que aún conserva la viveza del color púrpura y rojizo tan característico de la grana. Después en el primer tema introductorio “¿Qué es la cochinilla?”, nos encontramos con una serie de gráficos que fueron dando cuenta de la historia de este animalito, desde el descubrimiento por los pobladores mesoamericanos, hasta su aplicación en distintos productos que hasta la fecha consumimos. Actualmente las exposiciones de arte deben de tener un contenido transversal, esto es que no sólo se debe de enfocar el tema a lo estético, sino que está comprobado que es mucho más atractivo tocar diversos tópicos que van entramados en la temática principal que es el hilo conductor de la exhibición. De ahí que esta exposición sea un excelente ejemplo de transversalidad. De manera cronológica se dispusieron los objetos por cada uno de los temas, el segundo

fue “El textil y las artes plásticas”, en donde hay monumentales lienzos de pintores europeos y mexicanos de los siglos XVII y XVIII que para pintar las ricas y bellas telas que visten sus personajes, utilizaron la grana. Es muy importante durante el recorrido, leer todas las cédulas de objeto, ya que ahí viene una pequeña reseña científica de cómo se encontró que efectivamente el cuadro o escultura, sí fue pintado con grana cochinilla; ahí, en esos pequeños textos, el arte, la estética y la ciencia se unen. El siguiente tema en el recorrido es “La cochinilla: el color del poder”, en donde se puede disfrutar de distintos retratos de personajes

religiosos, de civiles, de la monarquía y de la Iglesia, que se hicieron retratar vestidos de ricas telas pintadas con grana, el púrpura rojizo es un símbolo de poder. Sin embargo, a pesar de que todos los temas y obra son realmente espectaculares, entrar a la cuarta sala fue emocionante. Titulada “Los usos de la cochinilla en la pintura del siglo XIX”, ya que hay piezas que no se volverán a ver en mucho tiempo reunidas en un mismo espacio y en nuestro país. Piezas de William Turner que incluyen su cajón de pinturas, de Gauguin, Renoir o Van Gogh son las que van mostrando cómo a pesar de que en el siglo XIX

la aparición de anilinas baratas provocó que se dejara de utilizar la grana en la tintura de textiles, los pintores de las últimas décadas del XIX continuaron experimentando con la rica gama cromática que ofrecía este insecto mexicano. Te invito a que ingreses a la página museopalaciodebellasartes.gob.mx en donde vas a encontrar videos, una visita guiada virtual, cédulas comentadas, gráficos, infografías y mucha más información sobre la exposición, mientras escuchas en Spotify el playlist que han descargado para acompañarte en tu visita. *Curadora.


Escultura

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Siempre he creído en el empeño: Uros Uscebrka 6 Por Maliyel Beverido

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n diciembre pasado se dieron a conocer los nombres de quienes formarán parte, por los próximos tres años, del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA). No se trata, sabemos, de una distinción puramente honorífica: el reconocimiento va a acompañado de un recurso monetario. No se hicieron esperar críticas y reclamos, con el argumento (bastante sustentado) de que el estímulo ha sido otorgado con frecuencia a los mismos solicitantes, de notoria fama y altamente cotizados. Uros Uscebrka, actualmente docente en la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana, que no pertenece a ninguna de esas cofradías de artistas renombrados ni forma parte del cartel (perdón, quise decir del catálogo) de las galerías más valorizadas, resultó beneficiario del SNCA, por lo que nos acercamos a conocer su historia y su punto de vista. Maliyel Beverido: Naciste en Serbia y llegaste a México en 1999, hace casi 20 años, luego de graduarte en la Universidad de Artes de Belgrado, con una opción en escultura aplicada. ¿Por qué elegiste México? Usos Uscebrka: Fue algo intencional y un poco también casual, ya que mi deseo principal era salir del continente. Quería conocer otra forma de vida, y se ofreció esa beca, en México. MB: Para estudiar la Maestría fuiste Becario de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. ¿Cómo tuviste conocimiento de esa convocatoria? UU: Las becas son parte de acuerdos bilaterales que se hacen entre gobiernos. El detalle fue que, a pesar de que había muy buena relación entre mi país de origen y México, por falta de difusión quizá, la gente no concursaba, y habían pasado, no sé, quince o veinte años sin que nadie pidiera esa beca. Eso también fue una circunstancia positiva para mí y para mi entonces colega-novia, ahora esposa. Así fue, fue algo espontáneo; nos animamos a cumplir con todos los requisitos, y nos respondieron positivamente. Desconocíamos por completo al país, inclusive ni hablábamos español. Sin embargo, nos tocaron buenos maestros, nos tocaron buenos compañeros de maestría, entonces como que empezó a fluir muy bien todo el asunto. Pronto también empezamos a conocer gente, porque finalmente Xalapa, a donde llegamos, no era una ciudad muy grande. Había también un acercamiento humano mucho más fácil que en otros lados. Empezamos a tratar gente de gremios artísticos, empezamos a crear amistades.

MB: ¿Y eso fue lo que los llevó a quedarse? UU: En mayor parte sí. Y otra razón fue que, ya con el título de maestros, queríamos una pequeña oportunidad in situ ¿no? Y casualmente se dieron las condiciones. Creo que lo principal es que nos impresionaba México como país, como fuente de información, de diferentes expresiones artísticas, históricas, etcétera. Toda esa magna cultura, o magnas culturas que hay en México. MB: ¿Consideras entonces que tu obra actual tiene una influencia mexicana? UU: No. Mira, yo en esas cosas no pienso demasiado. Tampoco me gusta decir que tengo una influencia de la escuela donde estudié mi licenciatura en artes. Siento que cualquier espacio, vivencia, experiencia que uno tiene en la vida se manifiesta en tu producto artístico ¿no? Aquí también encontré mucha gente con distintos discursos, distintos lenguajes que influyeron, y no es algo como 100% concientizado, simplemente aparece o se incorpora. MB: Tu maestría es en Restauración Arquitectónica de Bienes Culturales, pero te has enfocado en el lenguaje artístico. UU: Sí, sí. También. Todo lo que uno aprende en la vida le sirve. No era una primera in-

tención hacer una maestría, y menos en restauración. Aun siendo áreas afines si es un planteamiento distinto del arte, pero, por supuesto me hizo una persona mejor esa base. La maestría me permitió viajar y conocer muchas cosas muy a fondo, y me hizo apreciar más el entorno. A veces sí me he inclinado más salvaguardar lo que hay que a producir nuevas cosas. Todo se usa. MB: Pero también te ha interesado el arte en sitios públicos, el arte urbano. UU: Por supuesto. Se puede decir que observar el arte de las culturas prehispánicas me hizo cambiar, porque está en lugares más, no sé, para la comunidad en general. Porque vivimos finalmente en un ámbito urbano, y como que me pareció muy atractivo, en cierta forma, traducir esos conocimientos a apuestas contemporáneas. MB: Ahora, con respecto a las críticas al método de selección de ingreso al SNCA, tú no perteneces (hasta ahora) a los llamados círculos selectos, entonces ¿qué crees que haya inclinado la balanza a tu favor para tener éste que es un reconocimiento muy importante y muy codiciado? UU: Siempre he creído en el empeño, en una


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decisión propia para las cosas, entonces, con esa actitud enfrenté ese reto y no fue de primer golpe; tuve que corregir y adaptar mis propuestas, y fue a la cuarta ocasión que logré, digamos, atinarle, como debe de ser. Efectivamente, no formo parte de ningún gremio de favorecidos y quiero creer que aquí se demuestra que finalmente sí gana…

MB: Y ahora que ya estás en el SNCA, no sé si has pensado en que te vas a enfrentar críticas por no ser mexicano de origen (Uros Uscebrka se naturalizó mexicanos hace algunos años y como tal ha participado en certámenes internacionales). UU: [Risas] Seguramente, sí, definitivamente. Inclusive ya se me ha acercado la gente a hacer comentarios. Y, pues, es válido. También lo acepto. Como tú dices es algo codiciado y por supuesto provoca y envidias y críticas. Bueno, ahora hay que trabajar para demostrar que uno lo vale. Es cierto, no soy nacido mexicano, no soy mexicano porque así me tocó en la vida, sino porque yo lo decidí. Personalmente lo decidí para serlo. No sé. Es una discusión que yo puedo entender… Finalmente México me ha dado oportunidades y gustos que no he tenido en Europa. Sí he trabajado en Europa, y bien, pero no me llena del todo. Siempre hay estancias, pero ya no me puedo imaginar vivir allá. Puedo ir de visita y ver cómo está allá pero por pura curiosidad.

Son situaciones que ya están encaminadas y, no sé, más o menos es como veo yo las cosas. MB: Otra parte importante de tu trabajo pues es tu trabajo como docente, como maestro. El ingreso SNCA ¿de qué manera va a influir? UU: Pues, yo espero que va a tener mucha repercusión o impacto positivo. Yo siempre he dicho que estar con jóvenes, futuros colegas, es una gran inspiración. Uno con un poco más de experiencia intenta dar el ejemplo, y yo espero que esto motive a mis estudiantes a enfrentar los desafíos, con toda su fuerza, alma, amor, y resistir y ser disciplinados. Los reconocimientos te hacen creer más, y te hacen trabajar más, así que yo tengo grandes esperanzas. Me enorgullece haber ganado porque comprueba mi política personal sobre el quehacer artístico y que intento transmitir a los estudiantes: perseverar. Porque tú puedes platicarle mucho a los estudiantes, pero si tú no llegas, o tú no puedes demostrarlo a través de tu práctica artística, entonces te quedas como en un campo de simulación. El proyecto consiste en realizar 100 esculturas en piedra. Ya alguno de mis estudiantes se reía y decía “ah, maestro, pero eso es fácil para usted”, porque saben que en promedio produzco cincuenta al año ¿no? Entonces mi dinámica no va a cambiar mucho en ese sentido.

Escultura

MB: ¿Una buena propuesta? UU: Sí. Una buena propuesta, el talento y el empeño. Siento que quizá lo que ha creado esa idea de sólo favorecer a ciertos círculos se debe a que la gente no se ha atrevido a insistir más. Especialmente, no sé, la provincia. Se desaniman. Entonces, si la mayoría de las propuestas vienen directo de la Ciudad de México, pues siempre ganan de la Ciudad de México, y eso crea esa imagen de que es un círculo cerrado. Yo sé que los que se han atrevido, que se han decidido a hacerlo, fuera de la Ciudad de México, terminan logrando llegar a esa buena y codiciada situación artística ¿no? Hay que reconocer que México es un gran país, también en extensión, con una enorme población y estadísticamente hay mucha demanda para ese tipo de estímulos, así que no es fácil. De plano también hay que saber ver los errores de uno y decir definitivamente ganó el mejor, o el más reconocido.

MB: Entonces éste fue tu cuarto intento. Pero, ¿con el mismo proyecto con pequeñas enmiendas, o cambiaste totalmente? UU: No. Estuve cambiando, hice ajustes. Y por supuesto también investigaba y revisaba los proyectos ganadores. Por suerte tuve buenas asesorías. Y acepté la crítica y la autocrítica.


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Poesía

Saúl Ordóñez

Es ante el horror, la maldad, el vacío, cuando la poesía es necesaria 6 Por Armando Salgado

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n esta ocasión volvemos al averno y nos encontramos con otro escritor mexiquense, Saúl Ordóñez quien nació en Toluca en 1981. Como cualquier otro, sobrevive a la embestida del tiempo actual por lo que antes de ser poeta es una persona que vive poéticamente el desgaste de ser persona. Fiel a su época, la angustia en sus poemas es inevitable y el descenso a su infierno personal a través de su obra es una promesa que sacude cualquier zona de confort. Armando Salgado: Saúl, todos los que escriben poemas tienen una definición poética, la cual puede ser propia o reconstruida hasta consolidarse. ¿Cuás son las costuras que han hecho al poeta que hoy está frente a nosotros? Saúl Ordóñez: He reflexionado mucho acerca de qué es la poesía, tanto desde la filosofía como desde la poesía misma. Hago mía la concepción de Octavio Paz, quien define al poema como la conjunción de la música y de la imagen –no las figuras retóricas, sino imagen de mundo. Creo que los términos propuestos por Paz son, en esencia, los mismos que Aristóteles, en su Poética, exige a la poesía trágica y, podemos extender, a toda la poesía y todo el arte: poiesis, creación, artificio, y mimesis, imitación de una verdad vital universal. En el discurso poético predomina la función estética del lenguaje, se trata de crear belleza mediante el uso de la palabra, pero también hay que decir algo sustancial, aunque sólo se trate de la importancia de una carretilla roja, barnizada por el rocío, junto a los pollos blancos. La poesía es, sobre todo, música, canto, artificio, y juicio moral sobre el mundo, entendido como juicio de valor, como valorización. No creo en la poesía que no sea canto y que no responda a la gravedad de la vida. En este momento, en que la sociedad sufre una general crisis de sentido, toca a la poesía, al arte, a la filosofía, crear sentidos, si bien frágiles y provisionales, pues los absolutos desembocan en el totalitarismo. AS: Alejandra Pizarnik te pregunta en su poema Cold in hand blues: qué es lo vas a decir y qué es lo que vas a hacer si sólo dices algo y si te ocultas en el lenguaje porque tienes miedo, ¿realmente, Saúl, el poeta escribe para comprender sus miedos?, ¿importa el lenguaje poético ante la vida volátil? SO: Ya lo decía al final de la pregunta anterior, ante la crisis de Occidente, que es una crisis de sentido, toca a la poesía, el arte, la filosofía, a las humanidades en general, crear sentidos. Ahora bien, hay que preguntarnos qué poesía y qué arte son capaces de ello, y entonces vuelven los dos términos: poiesis y mimesis. El arte debe, ante todo, regalarnos una experiencia estética, conmovernos, movernos. Desde las vanguardias, la experiencia estética no quiere decir únicamente experiencia de lo bello, pero

/// Fotografía Clara García Vera.

yo creo, como propone Gadamer, en la actualidad de lo bello, aunque se trate de una belleza convulsa. El problema es que hay falso arte donde no hay poiesis, creación, artificio, que es dominio del lenguaje, y no hay mimesis, no hay mensaje o éste es pobrísimo. Podría dar muchísimos ejemplos, mucho falso arte contemporáneo trata de repetir el gesto que hace un siglo agotaron las vanguardias, y no comparte

su intención de cambiar la vida, sino que sólo obedece a las veleidades del mercado, lo cual es un gran problema. Lo mismo ocurre en la poesía: hay textos que carecen de musicalidad, que están mal escritos, cuyo contenido es fútil o que pretenden, de plano, prescindir de la palabra, cuando la riqueza del signo lingüístico no la posee ningún otro lenguaje. No son poemas; Gamoneda niega que exista la mala poesía,

porque “eso” simplemente no es poesía. AS: ¿Para qué diablos escribir cuando aparentemente todo está perdido?, ¿por qué un lector tendría que leer tu obra?, ¿es porque eres distinto a las personas que lloran, maldicen, sonríen, cargan celular, pasean perro, pelean por un asiento en el transporte, se jactan de alcohol, se cansan del gobierno y hasta de sí mismos?


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Poesía

SO: Contestaré esta pregunta en dos partes. Adorno afirmó que escribir poesía después de Auschwitz era un acto de barbarie. No estoy de acuerdo, es precisamente después de Auschwitz, es decir, ante el horror, la maldad, el vacío, cuando la poesía es necesaria. Ahora bien, escribir o leer poesía no necesariamente nos hace mejores seres humanos –de hecho, el mejor arte se hace con los peores sentimientos, porque muestra la fragilidad, es decir, la esencia humana–, uno bien puede escribir y leer poesía y ser un hombre miserable, ejemplos abundan. Sin embargo, el acercamiento real al arte de cierto nos hace más humanos, no porque nos enseñe algo, la tarea del arte no es didáctica, sino porque primero nos conmueve, nos mueve y nos regala mundo. No es tarea del arte dar respuestas, sino plantear preguntas, especialmente las preguntas incómodas. Aquí va la segunda parte de mi respuesta. No escribo porque soy distinto. No soy distinto: yo también lloro, maldigo, sonrío, cargo celular, paseo al perro, peleo por un asiento en el transporte, me jacto del alcohol, me canso del gobierno y de mí mismo… Lo único que podría hacerme distinto es que escribo poesía. ¿Por qué?, no me lo pregunto. Para mí, consumir y crear arte son necesidades vitales, al igual que la filosofía, que también nace del asombro. Ahora bien, mis vivencias, pasiones e ideas no le interesan a nadie; lo que está en mis poemas es de interés porque no es mío, es decir, porque, a través de una estrategia de ficcionalización, de la poiesis, el artificio, cobra una existencia autónoma que bien puede tocar a cualquiera, ser universal. El individuo no importa, importa la obra. AS: En esta modernidad donde todo parece desplomarse, tanto las creencias como las explicaciones de nuestro mundo se reducen a un instante de satisfacción, ¿crees que el arte puede cambiar al mundo, que la poesía cambia a las personas?, ¿escribir te hace mejor? SO: No, ni escribir ni leer nos hace mejores. No per se. Puede movernos y conmovernos, puede ayudar a hacernos más humanos, al regalarnos mundo, puede cuestionarnos, puede contribuir a nuestra formación, cierto. Pero también es cierto que hay grandes lectores y escritores que son detestables. AS: El poeta, ¿escribe libros de poemas o libros de poesía? SO: Sobre lo que discutíamos esa noche, ambos modos son válidos: uno puede construir un libro reuniendo poemas que nacen de manera aislada o diseñarlo como una unidad temática o estilística. A mí me ha funcionado mejor lo segundo. También es cierto que cada libro, y cada poema, propone e impone sus propias reglas y la labor del poeta es obedecerlas. AS: La poesía, Saúl, esa bestia arcaica bien podría tener infinidad de cabezas. ¿Podrías describir las cabezas que hasta el momento has escrito en cada uno de tus libros, y así brindarnos una cartografía personal en torno a tus publicaciones? SO: Antes de describir las cabezas de la hidra, me gustaría decir el corazón mortal de la bestia, para mejor apresarla. Puedo afirmar que mi obra ha sido una búsqueda del otro, sin el cual no podemos, no tenemos un rostro. Pero, viéndolo mejor, ha sido una salida, un alejamiento gradual de mí mismo que sigue una trayectoria en espiral, por eso se alternan libros “autobiográficos” y otros que miran hacia

afuera. Mas todos obedecen a estrategias de ficcionalización –la poiesis, el artificio, la literatura– sin las cuales no tendrían interés alguno. La literatura no se escribe con sentimientos ni ideas, sino con palabras; lo cual no quiere decir que los sentimientos y las ideas tengan que estar ausentes, sino que son secundarios. Mi vida sólo me importa a mí y a quienes me rodean estrechamente; la obra es autónoma para ser universal. Paradójicamente, en el arte, a diferencia de la filosofía, lo universal se logra a través de lo particular. El autor, como individuo real, carece de importancia. En Museo vivo todos los poemas están relacionados con obras de arte. El libro está concebido como una exposición donde el poeta es el curador y ofrece una visita guiada al lector. Algunos poemas hablan de las obras, de sus personajes, de sus autores, son más o menos écfrasis; otros hablan de los sentimientos despertados en ese sujeto ficcional que se llama “yo” por la visión de las obras. Jeffrey es una novela en poemas sobre Jeffrey Dahmer, “El carnicero de Milwaukee”. Siempre me han interesado los asesinos en

serie como síntomas de una sociedad enferma. Pero, en este caso, Jeffrey me sirvió para explorar el no reconocimiento al otro y del otro. Es un personaje que me es, no sé cómo decirlo, como una herida, algo en carne propia y doloroso. Variaciones sobre un tema con algo de Lope para Coral Herrera y petite maman nacieron a partir de retos planteados por esa mujer a quien amo tanto, maestra, segunda madre y amiga. Toda mi obra ha sido también un diálogo con Coral, un intento de seducción. El primer poemario es un mero juego retórico, un ejercicio de escritura. El segundo me sirvió para explorar, a través de la vida y obra de Louise Bourgeois, el complejo de Edipo y su relación con la escritura; pero está más relacionado con Coral que con mi madre verdadera. Entre heces y orina explora las relaciones entre el lenguaje –lo simbólico– y el cuerpo –lo real–. Usualmente olvidamos que, como dice la cita de San Agustín que da título al libro: inter faeces et urinam nascimur, nacemos entre heces y orina, y vivimos entre ellas. Es decir que, pese a la sublimación y la represión y demás estrategias encantadoras que evitan que nos

destruyamos, seguimos siendo animales. Antes que un ser de razón, el hombre es un ser de apetencias. Finalmente, Libro de memoria, como su nombre lo indica, es un intento por recuperar el pasado, el cual, como tal, está muerto, irremediablemente perdido. El pasado es un invento del presente para lanzarnos al futuro, una ficción necesaria y necesariamente frágil. Si somos nuestra historia, somos una bonita ficción. He ahí por qué es necesario escribir poesía, para continuar la ficción que nos mantiene vivos. Pero el juguetito se sale de madre y resulta mucho más interesante e importante que su creador. AS: Por último, Saúl, dinos si prefieres salir a caminar a los parques o qué otra cosa prefieres —además de escribir— para estar solo y sentirte bien contigo: SO: Cuando estoy solo, me gusta leer y escuchar música, y veo mucha tele-basura. Pero prefiero no estar solo; prefiero una buena plática alrededor de un café o una cerveza, con no más de un par de amigos.


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El anfibio de dos mares

Promoción de la Lectura

Cine

6 Por Carlos Flores

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speré con muchas ganas el estreno de La forma del agua, ya que Guillermo del Toro se ha vuelto uno de mis cineastas favoritos, aunque en lo personal creo que no ha superado su obra maestra El espinazo del diablo, aun cuando El laberinto del fauno es una excelente cinta, pues su trabajo actual, en Hollywood, deja mucho que desear, debido, tal vez, a que tiene que seguir los estándares de esta macro empresa. Llegué a la sala y dio comienzo el filme. En particular, me gustó mucho la ambientación de la época y los escenarios. Ese laboratorio secreto donde se mantiene cautiva a la criatura no pudo concebirse sin Hellboy, pues de ahí vienen muchas de las ideas y los colores del mismo. La historia es fascinante: una mujer

6 Por Eduardo Campech Miranda

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n diversas ocasiones he mencionado que en épocas electorales, ésas de infinidad de recorridos derrochando saliva, promesas, despensas, cobijas, tinacos, todo… menos libros. Los libros, la lectura, no aparecen ni en los objetos obsequiados, ni en la estructura de los discursos. Por ello no es común que se regalen libros a los electores. Mi conclusión es raquítica, y quizá errónea: nadie ha muerto por no leer y sí por frío, por hambre, por condiciones insalubres. Aunque también es cierto que un libro nos puede salvar la vida. Durante la mediación de un círculo de lectura me vino el siguiente recuerdo. Entonces vivía en la Colonia Sierra de Álica, atrás del antiguo Casino del Empleado. Una de las opciones para llegar a mi domicilio era subiendo una calle de escalones. Alguna noche de viernes o sábado me dirigía a mi hogar. En esos días estaba leyendo Historia del tiempo, de Stephen Hawking. El hecho de mirar el pasado cuando observamos un cielo estrellado me maravillaba. Era una idea que rondaba en mi cabeza constantemente. Estaba seguro que pocas personas habíamos reparado en ello. El saberlo me llenaba de orgullo.

muda, que conoce a este ser, también mudo, y ambos logran una comunicación que bien podrían entablar dos seres con conciencia, que implica más el sentir que el pensar, por lo que no hay prejuicios ni temores, sólo afectos, así que que el amor pronto encuentra un camino para brotar. Los personajes están bien pensados, pero, sobre todo, los actores que los encarnan son excelentes. Sally Hawkins interpreta a una mujer muda, que vive una pequeña vida solitaria en compañía de dos gatos, y que como único amigo tiene al señor Robert Hofstetter, un diseñador de publicidad que poco a poco pierde prestigio por su alcoholismo y debido al impacto de la fotografía en el medio, el cual es interpretado por Michael Stuhlbarg. En lo personal, quienes se llevan el mérito son Michael Shannon, el villano de la historia, Strickland, y Olivia Spencer,

quien interpreta a Zelda, compañera de trabajo de Eliza, la muda. Disfruté la película, la dirección, la fotografía, la historia, aunque me hizo tirar las palomitas con sus eróticas escenas inesperadas, así como las actuaciones, la música y los efectos especiales. El anfibio, protagonista de la historia, está bien logrado, aun y cuando no tiene un origen específico ni un mito sólido que lo sostenga. Salí satisfecho. Sin embargo, luego me topé con El espacio entre nosotros, un cortometraje holandés escrito y dirigido por Marc S. Nollkaemper, que por cierto es excelente, y no pude pasar por desapercibido el gran parecido. La historia es idéntica, así como el anfibio, su piscina, la trama, e incluso algunas escenas son muy similares al filme de Guillermo del Toro. Las dos películas son buenísimas. En

un principio creí que se trataba de un plagio. No es la primera vez que Hollywood saca a la luz trabajos anteriores, sólo hay que recordar La comunidad del anillo, que es idéntica a la película animada de El señor de los anillos de Ralph Bakshide 1978, y que después se argumentó que se hizo de esa forma como un homenaje. Incluso creí que la lentitud narrativa de La forma del agua se debía que al ser sacada de un cortometraje no tenía el contenido para una película larga, pero parece ser que Guillermo ha vuelto a las formas narrativas del cine clásico, pues el director holandés considera que la similitud entre su corto y la película del jalisciense es una feliz coincidencia: una idea que pudo respirar y tomar forma tanto en el cine independiente como el comercial debido a que probablemente sus creadores abrevan de las mismas fuentes. ¿Será?

Cuando Stephen Hawking salvó mi cabeza

¡Cuántas cosas podría conocer así! Estaba maravillado por el descubrimiento y por la lectura. Pues bien, decía que esa noche iba subiendo las escaleras, pero con la atención puesta en el cielo estrellado. Mi mirada al firmamento era constante. Cuando de pronto atravesó en mi pa-

norama un objeto que se dirigía hacia mi humanidad. Lo esquivé y escuché el estruendo del vidrio al tocar los escalones. Unos hombres que ingerían bebidas alcohólicas en la parte superior de la escalera habían lanzado una botella de cerveza. En ese momento agradecí las reflexiones y los asombros ocasiona-

dos por la obra de Hawking. Si hubiera ido caminando como lo hacía (con la cabeza mirando el suelo), la historia sería distinta. Sin duda en esa ocasión un libro me salvó. Si no la vida sí de un buen golpe. Con el transcurrir de los años esta anécdota me parece una linda metáfora en torno a la lectura por un par de aspectos. Primero porque gracias a la lectura, y posterior reflexión proporcionada por un libro, era que iba volteando “hacia arriba”. La segunda, que es necesario también colocar la mirada en el entorno y no sólo en los libros. Los libros sin mirar la realidad poco aportan. Alguien dijo alguna vez, creo que fue José Emilio Pacheco, que si se hubiera leído aquel libro alguna ocasión tendríamos más elementos para resolver un problema. Leamos y reflexionemos. Leamos y compartamos nuestras lecturas. Leamos y confrontemos la realidad. Es preferible que un libro nos golpeé, metafóricamente, que un objeto desprendido de manos desconocidas.


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Desayuno en Tiffany’s, mon ku

6 Por Evelyne Coutel

E

l brío, último largometraje de Yvan Attal, constituye un intento de superación de unos estereotipos y situaciones tópicas que el cine ha podido representar hasta la saciedad. Quizás éste sea su propósito: partir de una situación de lo más conocida y prototípica para tratar de darle otro tratamiento y consistencia. Este propósito se lleva a cabo a partir del enfrentamiento que se produce entre Pierre Mazard (Daniel Auteuil), un catedrático de la Universidad París-Assas, cuya fama se basa en el cinismo y la provocación; y Naïla (Camélia Jordana), una estudiante de derecho. Desde el primer día de curso, Mazard se ensaña públi-

camente en Naïla que ha llegado a clase con cinco minutos de retraso. La escena transcurre en un anfiteatro atiborrado donde es filmada por algunos estudiantes que la publicarán luego en las redes sociales. Para Mazard, Naïla es una presa fácil: vive en los suburbios de París, es musulmana y lleva chándal, con lo cual no corresponde para nada a la imagen de la futura abogada. Ya en la picota, Mazard se compromete, para salvar su puesto, a preparar a Naïla con vistas al concurso de elocuencia. Desde entonces se desarrolla entre ambos personajes una relación a la vez ecléctica y eléctrica, conflictual y entrañable, que recuerda de algún modo el mito de Pigmalión y Galatea. A partir del dúo formado por Daniel Auteuil

¿

mente con los límites de lo políticamente correcto explica la recepción tanto positiva como negativa de la que ha sido objeto. Para algunos, El brío constituye “una desacertada comedia de la reconciliación entre un intelectual facha y una estudiante magrebí”.1 Sea como sea, el juego de actores mantiene en vilo al espectador y éste no puede sino comprobar la dificultad que entraña la interpretación de ambos papeles, debido al grado de elocuencia y elaboración de los diálogos, o, mejor dicho, de los discursos declamados a lo largo de la cinta y que vienen directamente inspirados de la filosofía y de la retórica. 1

https://www.lesinrocks.com/cinema/films-al-affiche/le-brio/

Mirada circular

6 Por Mar García

La infinitud del Universo

res), una de ellas es el sustento documental; ¿de qué depende el uso y la pertinencia de éstos?, si un tema no tiene viabilidad documental, ¿no es susceptible de ser problematizado históricamente? A la variable documental se suman componentes que se comparten con otras disciplinas o que pueden transitar entre una y otra área,

que se complementan y se reconstituyen a partir de la experiencia en ‘lo otro’, en lo aparentemente ajeno, éstos son: los supuestos teóricos, la estructura textual, la expansión de múltiples o variadas ideas conforme a una idea central. En un segundo momento interviene el relato histórico, o una historia es historia si lo que se escribe es un relato histórico, ¿cuál es

la diferencia sustancial con otros relatos, por ejemplo, el literario? Si ambos pueden echar mano de la narración, sí, pero en el literario interviene la ficción, ficción no es lo mismo que imaginación, al menos no la imaginación (llamémosle) histórica. Justo ahí se encuentra la labor del historiador; bajo la premisa acerca de que los registros no son la totalidad, es necesario completar lo que no dice nuestra materia prima, nuestras fuentes de primera mano, los documentos. Lo no dicho debe ser entonces completado de acuerdo con los límites de lo dicho, ahí radica la peculiaridad del relato histórico. Un relato argumentado, sustentado, con la aspiración ineludible de ser validado. No podemos mentir, ¿tampoco omitir? Elegimos, buscamos la calma (o el equilibrio), somos viajeros en el tiempo, entonces situémonos en el constante ir y venir. Me causa temor pensar en la finitud de la Historia, en lo agotable de nuestro quehacer, pero también lo causa el opuesto, asumir la ‘verdad’ sobre la ‘inagotabilidad’, la eternidad, sería como tratar de dibujar en nuestro espacio mental, lo imposible, los límites del Universo.

Historia

No ha sido siempre el saber una práctica voluntaria?, que se reconstituye en todo momento, un campo en el que se abren y se cierran las fronteras, al que se suman o se restan integrantes, un espacio latente que integra o desintegra prácticas, nociones y ritos. La generación de conocimiento es el sustento en el quehacer del historiador, el cual puede ser inmortalizado sólo a través del texto. Es necesario plasmar y generar imágenes pero imágenes coherentes y relacionadas, elaborar una estructura previa, física o mental, antes de verter los resultados de un procesamiento de información ya sea en el área filosófica, literaria o histórica. ¿Cómo escribir un texto (un texto de carácter histórico)?, o en todo caso, ¿cuál es el proceso a seguir para la escritura de un texto histórico?, ¿existe alguna diferencia entre la producción de textos desde las diferentes ramas del saber? Más allá de las divergencias o puntos de encuentro en el proceso de escritura entre diversas disciplinas, sobre todo de tipo humanista; cabe apuntar aquí las diferencias entre los procesos individuales de escritura y los elementos inamovibles que debe contener el texto histórico. En primer lugar, podemos señalar que en los ensayos de carácter histórico intervienen variables que no se presentan en otras disciplinas (cada disciplina tendrá sus partículas singula-

y Camélia Jordana, se propone un tratamiento distanciado de dos estereotipos: el intelectual parisino que vive en los mejores distritos de París y que constituye el fiel representante de una burguesía reaccionaria y, por otra, parte, la chica de las afueras que aspira a medrar socialmente. A través del lenguaje y también de los silencios, ambos actores desarrollan los matices que permiten trascender los estereotipos: el ejercicio de la retórica permite deconstruir los tópicos y convierte la lucha social en combate declamatorio que muestra hasta qué punto la palabra, el verbo, lo puede todo en una sociedad gobernada por la apariencia y el parecer. El desafío original y arriesgado al cual se enfrenta esta película que juega constante-

Cine

El brío, nominada a los Premios Lumières en París


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LA GUALDRA NO. 324

El silencio y sus conjuros Poesía

[Parte I]* 6 Por Salomón Villaseñor Hay un tigre en la casa que desgarra por dentro al que lo mira. Y sólo tiene zarpas para el que lo espía, Y sólo puede herir por dentro, y es enorme: […] […] sé claramente que hay un inmenso tigre encerrado en todo esto. El tigre. Eduardo Lizalde

-¿Qué es? –me dijo. -¿Qué es qué? –le pregunté. -Eso, el ruido ese. -Es el silencio. Luvina, Juan Rulfo

Ese silencio furtivo de la dicha Ese silencio de hospital que resbala por las mejillas del enfermo Ese silencio que concentra en un punto la mirada Ese silencio que endurece la comisura de los labios Ese silencio que adelgaza la esperanza de una jauría en celo Ese silencio que deambula por los pasillos de los hospitales Ese silencio que escurre entre las grietas de la conversación Ese silencio que ensancha la respiración Ese silencio de los que “esperan en la sala de la esperanza” Ese silencio que examina los signos vitales de

los menesterosos Ese silencio que ilumina la pupila de los desamparados Ese silencio que se evapora en la voz de los dolientes Ese silencio roto por el imperceptible golpe del segundero Ese silencio que se apaga en los labios de los muertos Ese silencio que agoniza en los ojos del mendigo

Ese silencio herido por la desdicha Ese silencio que aletea contra los cristales Ese silencio que se hace un nudo en la garganta Ese silencio frágil que respira en los escombros Ese silencio que devora con sus ruinas Ese silencio débil que acumulan las horas frente al espejo Ese silencio que se anuncia en los muelles con su sirena ululante Ese silencio que avanza entre la niebla Ese silencio que navega sobre el borde dorado

El Picaporte

Hartos hartos 6 Por Simitrio Quezada

M

e preguntan si está bien incorporar en nuestras conversaciones la palabra “harto”. Por supuesto que hartazgo es una palabra muy utilizada en nuestro idioma, así que “harto” puede ser utilizado como adjetivo (“Te saludo con harto gusto”) e incluso sustantivo (“Vengan

los hartos de todo”). El verbo latino “Farcire” significa “llenar”. De allí viene “Farsa” (relleno) para designar en Francia a los intermedios de los autos sacramentales que se escenificaban en los teatros. “Farce” era el nombre. En este contexto etimológico, “farsante” es sinónimo de “hartante”: el que colma, el que satura. “Fartus” es el lleno o

de la infamia Ese silencio que se acerca como un gran buque que rasga el horizonte Ese silencio anclado en los muelles del recuerdo Ese silencio roto por el portazo de los imbéciles de buena voluntad Ese silencio que habita en las arterias Ese silencio que ruge en las entrañas Ese silencio que se asfixia con la resignación Ese silencio del sístole y el diástole de los suspiros Ese silencio que asecha noche a noche en el sótano de la tristeza Ese silencio que habita en la cirrosis Ese silencio que se expande en los riñones Ese silencio que se instala en el albergue Ese silencio que mueve la termita Ese silencio que resbala por el hombro de la esfinge Ese silencio que se derrite en el interior del vaso Ese silencio que incendia el llanto de los nonatos Ese silencio que carcome el alma de los recién casados Ese silencio que flota en la frente de los abnegados Ese silencio que se oculta nueve meses en la oscuridad Ese silencio que se espera como se espera al recién nacido Ese silencio que resguarda la invasión de los extraños Ese silencio que vigila el registro de los obituarios *Del libro inédito El silencio y sus conjuros.

relleno. “Infartus” es la palabra para designar al abultamiento en el miocardio. “Harto tiempo que no te veía” es, entonces, una expresión correcta. Que nos parezca arcaísmo o inadecuada es otra cosa. Envíe comentarios y demás inquietudes a: siquezada@hotmail.com


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29 DE ENERO DE 2018

Fotos de familia

6 Por Víctor del Real

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l trabajo de hacer periodismo, es siempre una aventura. Digamos: una aventura gratificante para unos cuantos, y ruinosa para los más. Sólo las empresas editoriales que tienen un profundo nexo con corporaciones o grupos patronales, o con ciertas fracciones políticas nacionales, pueden tener certeza de lo que esperan de su proyecto de comunicación en cinco o diez años. La prensa mexicana más consolidada financieramente, ha construido establecimientos magníficos, con inmensos edificios ostentosos, y penetrado en la TV y la web. Hace un periodismo que debe considerarse la verdad, la verdad para todos, o cuando menos debe entenderse como la verdad oficial. Estamos en el 2018 y las cosas no han cambiado. En nada. Introducirse en las páginas del periodismo comercial es un reto (no un rito, qué va) donde la gente consume maquinalmente su tiempo. El lector más aguzado, que propone un balance histórico y político de la prensa nacional, podría tropezar y caer al vacío. Vivimos en el pantano de la desinformación. Sin embargo, en 1977 existió un proyecto periodístico que miraba lejos, con una visión original del país, con concepciones propias y una interpretación diferente del oficio de hacer periodismo cultural. Se llamó, se llama, Las Horas Extras, con Víctor Roura como director y el que esto escribe como editor. Agustín Ramos, el hoy exitoso y laureado novelista, fue el secretario de redacción. Por las columnas de este periódico, salido cada catorcena (léase: un catorcenario, porque no existían recursos para un semanario y, mucho menos, para un diario), desfilaron decenas de jóvenes autores que después, a través de los siguientes treinta años, destacarían nacional e internacionalmente como narradores, poetas, fotógrafos, críticos, pintores, etc. Queríamos hacer periodismo cultural, y lo hicimos, con sólo una máquina Composer y cuatro esferas (teníamos más, pero alguien las sustrajo de nuestra primera oficina, en el Palacio de Minería). En esa época, Víctor Roura era un joven que apenas había rebasado treinta años, su juventud era representada por una idea completa, redondeada, del quehacer periodístico cultural en México. Tenía dibujado en su mente el modelo de periodismo que, en su convicción, podría revertir el raudo adormecimiento de los

artistas, escritores e intelectuales mexicanos, víctimas tempranas de las profundas transformaciones que se efectuaban en el modelo económico nacional de los años ochenta. Desde mi percepción, Roura mostraba una idea fascinante de lo que se debía hacer. Iba más lejos que todos nosotros. Tenía muy claro el panorama. Hasta la fecha. Mi generación es la de los 50´s, una generación de editores. Ay, los 50´s cumplen 60, diría Alain Derbez. Cuenta con

periodistas, elaboradores y difusores de ideología de comunicación, divulgadores de novedades estéticas y creadores de polenta. Creo que mi generación fue impactada profundamente por la historia social del país de la década de los sesenta y principios de los años setenta del siglo pasado, en donde estuvieron involucrados muchos adolescentes y jóvenes mexicanos que conocimos en los pasillos y aulas escolares, y en nuestros primeros puestos laborales. No ha podido borrar ese estigma.

Tengo la idea de que Las Horas Extras reunió una franja de jóvenes notablemente creativos y talentosos, cuya obra todavía no se digiere, porque sus intereses se encontraban, en buen porcentaje, en los temas contraculturales, acaso absorbidos por las novedades técnicas que les proponía el Nuevo Periodismo. Después de treinta años (sí, Las Horas Extras acaba de cumplir treinta años de interrupción) observo con mucho interés el proceso creativo de mis viejos compañeros. De mi generación adquirí muchas enseñanzas, sobre todo de los dirigentes editoriales Víctor Roura, José María Espinasa, Rogelio Villareal y Pedro Valtierra. En tres décadas de marcha en nuestras vidas, sabemos mucho de cada uno de nosotros, sin guardarnos nuestras diferencias y críticas, y sin dejar de ser solidarios ante los tropezones con que nos castiga la adversidad. Deseo celebrar estos treinta años del inolvidable proyecto de Las Horas Extras, mediante la inserción de dos fotos significativas, al menos para mí, realizadas por Eloy Valtierra y Melissa Roura. La primera, extraída de la página 3 del número de agosto de LHE, en 1977, donde Víctor Roura y Victor del Real firman, en su oficina de la colonia Roma, el cierre del número que sería vendido el día siguiente en los quioscos de la CdMx. La segunda es del pasado mes de octubre, donde brindaron Víctor Roura, Víctor del Real y Agustín Ramos, después de la primera reunión de colaboradores de la revista Transiciones, en su taller y oficina en San Pedro de los Pinos. Noten cómo vuela el tiempo.

Periodismo Cultural

Las Horas Extras, treinta años después


Río de Palabras

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LA GUALDRA NO. 324 /// 29 DE ENERO DE 2018

La pieza de la semana: 6-21-19 V5-1, en el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez //MAAMF

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eodoro González de León, es uno de los más notables arquitectos en nuestro país. A final de la década de los 30, comenzó a dibujar y a interesarse por la pintura, una actividad poco conocida de su trayectoria que lo acompañaría el resto de su vida. Como resultado de su efímera pero notable actividad pictórica, la obra plástica del arquitecto se ha presentado en diversas exposiciones como las que se realizaron entre 1976 y 1977 en la Galería Ponce de la Ciudad de México, y en las Casas de la Cultura de Guadalajara y de Monterrey. Su obra pictórica también se exhibió entre 1996 y 1999, en el Museo Rufino Tamayo de la Ciudad de México; en el Instituto Cultural Cabañas, de Guadalajara; en el Museo de América, de Madrid, y el Museo Diocesano de La Pía Almoina, de Barcelona. 6-21-19 V5-1, de Teodoro González de León, es una pieza única e invaluable donde los ensamblajes se conforman de volúmenes en diversas dimensiones con fuerte carga geométrica, logrando interesantes y sensuales juegos de luz y sombra, reflejando en su conjunto la notable influencia que los pintores cubistas tuvieron sobre la obra del arquitecto. Esta pieza forma parte de la colección permanente de la Sala de La Ruptura del Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez en Zacatecas. /// Teodoro González de León. 6-21-19 V5-1. Acrílico sobre lino. 150 x 120 cm. 1976. CAT 29. MAAMF.

Quiero acordarme siempre 6 Por Alberto Huerta Y luego me acuerdo y quiero acordarme siempre, me acordé esta mañana, me acordé que te quiero. Manuel Molano Mazón

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scuché cantando la voz de Manolín (fíjate qué suave) Para curar el mal de amores, dijeron los doctores no había solución… Recurrí a brujos, curanderos y hechiceros (sí, se estaba agarrando de un clavo ardiendo) pero todos, todos, me pedían, mínimamente, las perlas de la virgen. Se me hizo costumbre ponerme a escuchar canciones de Pedro Infante, José Alfredo Jiménez, Fernando Fernández y Cuco Sánchez (uta, sí está grave) y beber caballitos de mezcal (para todo mal… mezcal. Para todo bien… también), ron en cuba libre o con agua mineral. Hasta que me ponía bien bizco y caía como regla. En ésas andaba, cuando hizo su aparición el maléfico y perverso

insomnio (se leyó las obras completas de Kim Il Sung). Nada. Ahí estabas mirándome con profundo desprecio. Torciendo la boca. Alzando la barbilla y entornando los ojos. Me refugié en las comelitonas (las penas con pan son menos), pero después de una severa indigestión colgué el tenedor, la cuchara y el cuchillo. Iba de fracaso en fracaso. Desesperado, me subí a la azotea, para ver si me levantaban los alienígenas, que desembocó en un refriado de pronóstico reservado (el que es buey…). Le recé a San Antonio (a’i vas carrito), al Santo Niño de Atocha, a San Benito, a San Juditas, al Señor del Rayo, al Santo Niño de las Palomitas. Niguas. Practiqué yoga. Fui con los lacanianos (el que nace pa’ tamal del cielo le caen las hojas). Me quise ir al claustro… No me aceptaron. Compré una soga, un bote de raticida y un paquetito de navajas de rasurar Gillette. Desempolvé y aceité un viejo revolver familiar (órale, está hecho

Oro Molido 6 Por Pilar Alba

O

ro molido, decían mis tías que me había encontrado. Ay ese Ernesto tan formal, tan serio, tan buen muchacho, tan guapo, tan… será campana, pensaba. Y yo de tonta me creía todo lo que me decían. Ahí está que cuando me pidió que me casara con él no dudé un momento en aceptarlo. En la boda todo mundo lo chuleaba y me decía: Te has encontrado una mina de oro, qué suerte te ha tocado, ojalá y mi sobrina Luz se encuentre un marido igual. Pero llegamos a la

todo un suicida) pero a la mera hora se me arrugó (¡cuuuuuuuulero!). Me dio harto asco imaginar mis sesos embarrados en la pared. La sangre brotando de las venas de mis antebrazos (agggs, qué asco), mi cara amoratada con los ojos saltones y la lengua de corbata (toda la

casa después de la luna de miel y empecé a verlo con otros ojos. El oro poco a poco fue perdiendo su brillo. Mientras recogía la ropa que dejaba tirada en el piso, cuando tenía que lavar la taza del baño, cuando lavaba los trastes o tenía que prepararle hasta tres veces la taza de café, cuando teníamos que dormir los dos juntos en la misma cama. Oro molido, nada más recordaba, ahora entiendo por qué mis tías me lo decían, en la familia nunca fuimos buenos para eso de las inversiones. El oro simplemente se fue desintegrando.

banda se va a mear de la risa), los espantosos dolores en el vientre (como si tuviera cólicos). Mi vida estaba liquidada (uta, otro que se educó con las telenovelas). ¿Y si la conociera en la realidad? Ella (la que hubiera amado tanto) la conocí y me mandó por un tubo por el Facebook.


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