La Gualdra 327

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SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 327 /// 19 DE FEBRERO DE 2018 /// AÑO 7

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Juan Carlos Villegas. Bruno Prietosante.

Inició el Año del Perro en el Calendario Tradicional Chino. Los perros, como representación simbólica de la lealtad, la amistad, la compañía y la solidaridad, han acompañado al ser humano a lo largo de la historia y aparecen en diversas manifestaciones culturales relacionadas con creencias, rituales, anécdotas de vida y arte, por supuesto. Que sea un buen Año del Perro para todos.


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LA GUALDRA NO. 327 /// 19 DE FEBRERO DE 2018 /// AÑO 7

La Gualdra No. 327

Editorial Inició el Año del Perro en el Calendario Tradicional Chino. Los perros, como representación simbólica de la lealtad, la amistad, la compañía y la solidaridad, han acompañado al ser humano a lo largo de la historia y aparecen en diversas manifestaciones culturales relacionadas con creencias, rituales, anécdotas de vida y arte, por supuesto. Más allá de que sea cierto o no todo lo que la sabiduría milenaria de los chinos dice acerca de este animal, lo cierto es que los perros son entrañables. En casa de mis padres casi siempre hubo un perro, pero debo confesar que nunca me sentí cercana a alguno de ellos hasta que los años me pusieron en frente a uno que ni era mío, pero que eventualmente cuidábamos: el Finito López, se llamaba; era un beagle bicolor, hermoso y con un carácter histriónico envidiable. Murió al caer de una azotea, no lo vi, pero el incidente me hizo por primera vez sentirme realmente vulnerable: la presencia de la muerte, desde entonces, dejó su huella -tal como la dejan los perros cuando orinan en las paredes… la ves cuando está fresca y la hueles cuando se seca, nunca desaparece-. Juré en ese momento no tener cerca a ningún otro perro en mi vida, pero mi juramento se vino abajo al año siguiente porque llegó Manola, otra beagle que apareció en mi vida oliendo a caca de gallina porque traía un lazo apestoso atado al cuello… se escapó de donde estaba, me encontró y se quedó conmigo. Me gusta que las historias de los perros en mi vida tengan su lado ficcional, es más emocionante sentirte, como compañero de un perro, también protagonista de una historia. Manola duró conmigo 11 años, aquejada de un sinfín de malestares de salud, pero feliz; nos acompañamos siempre. Después de ella, encontramos a otra perrita a punto de morir en la calle, llegó a casa una noche gélida de noviembre… le dimos asilo para darla en adopción después, pero al día siguiente ya le había puesto el nombre de Petunia, se quedó con nosotros. A los pocos años llegó Camelia, hija de Manola, la única de la manada que está aquí desde que nació, amamantada por su madre más de acostumbrado -porque fue hija única: Emilio su hermano murió en el parto- y cuidada

por Petunia hasta que ésta murió. La historia de Bruno -así le pusieron los trabajadores del estacionamiento público en el que se refugió en un inicio- es también otra más de abandono, llegó cachorrito a refugiarse al Mesón, luego anduvo vagando por las calles hasta que finalmente llegó a la puerta de la casa: se quedó también. Hace dos semanas fue atacado por un perro que cuidaba su territorio, le destrozó la boca, pero gracias a la pericia del Dr. Tavizón está recuperado: le quedó una cicatriz como de Agustín Lara y por eso se ganó el apellido “de Oro”; la imagen de él es la que aparece en la portada. Teníamos ya cuatro perros en casa, por eso Kili, la perrita confinada en un cuarto de azotea por sus dueños anteriores, no podía quedarse con nosotros; pero Juan -el Señor de los Perros- la paseaba, la alimentaba… la amábamos a distancia, y amigos como Miguel Díaz y Susana Salinas nos ayudaban también a atenderla. Cuando ni Manola ni Petunia estaban ya, Kili se integró de tiempo completo a nuestras vidas. Ahora es mi sombra, está a mi lado ahora, mientras escribo esta nota. Así podría pasarme mil horas, escribiendo cada una de las cosas que han pasado con ellos. Seguramente usted también tiene muchas historias con sus perros, ha leído libros o visto películas en los que ellos son protagonistas, escuchado música en la que sus ladridos se escuchan, o ha visto obras de arte en las que aparecen… Sí, el 2018 es Año del Perro de acuerdo a la tradición china, por eso quisimos incluir en este número algunos textos sobre ellos, sobre su aparición en algunas obras de arte, sobre la urgente necesidad de que asociaciones encargadas de darles refugio a los que viven en la calle, reciban el apoyo -cuando así sea posible- de nosotros. Preferimos hablar de perros y no de las elecciones y de partidos políticos, porque por lo menos con los perros tenemos la opción real de elegir o de ser elegidos, de sentirnos protegidos y acompañados, de ser útiles, de encontrar un sentido a la palabra lealtad. Que sea este Año del Perro un buen año para todos. Que disfrute su lectura

Contenido Nunca fuimos contemporáneos Estudios Un programa de montajes de artistas locales en El Santero Por Nicolás Pradilla

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La iglesia de las ocho ruedas Por Maliyel Beverido

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Desayuno en Tiffany’s, mon ku Los adioses, de Natalia Beristáin Por Evelyne Coutel Eduardo Rocha y la búsqueda de los horizontes insospechados Por Rodrigo Díaz Flores

Perros Por Iván Guardado El hombre, ¿el mejor amigo del perro? Por Hugo Zendejas Montaño

De cánidas compañías y fidelidades Por Carlos Flores Otro perreo Por Eduardo Campech Miranda La presencia canina en el cine contemporáneo Por Adolfo Nuñez J. ¡Ah… cabrón! Por Alberto Huerta

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El Picaporte Regular: ¿no fino, común, normal? Por Simitrio Quezada 6º ENCUENTRO REGIONAL DE NARRATIVA DE CENTRO OCCIDENTE ZACATECAS 2018 21 - 24 DE FEBRERO «ACORDES DE NARRATIVA Y MÚSICA»

El Templo de las Musas El encanto de los canes en el arte [Primera parte] Por Violeta Tavizón

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Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Directorio

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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19 DE FEBRERO DE 2018

Nunca fuimos contemporáneos

6 Por Nicolás Pradilla

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l pasado 1 de febrero se inauguró el segundo montaje del programa Estudios de Nunca fuimos contemporáneos con una muestra del trabajo del artista visual zacatecano Gaspar Gu (Fresnillo, 1981) en el Cubo Blanco de El Santero. El programa dio inicio con la participación de Enrique Barajas Pro el 6 de diciembre pasado, quien montó su obra en el Cubo Negro de este espacio del centro de Zacatecas. Este programa de exposiciones está basado en el procedimiento curatorial conocido como “visita de estudio”, que tiene como eje el diálogo con los artistas locales. A partir de estos intercambios, Nunca fuimos contemporáneos apuesta por buscar, propiciar y/o develar tanto las afinidades como las diferencias que existen en el campo de la producción artística actual en Zacatecas. En este proceso, el término estudio tiene un doble sentido: por un lado, se refiere al espacio físico de la producción artística y, por otro, a los casos de estudio en tanto formato de investigación curatorial en proceso. Como apunta el artista conceptual Daniel Buren (Francia, 1938) en su texto “The Function of the Studio”, el estudio del artista es el espacio de origen de la obra, en donde convive dentro de su propia realidad con procesos diversos de pensamiento y producción. Una vez que, a partir de criterios del artista, de curadores, de una galería o coleccionistas, se eligen piezas para su exhibición fuera de éste, la obra se desvincula de los procesos más amplios del artista para integrarse a lo que en el arte occidental se ha considerado históricamente, al menos desde el siglo XIX, como su marco natural: el espacio de exhibición o la colección. Esta convención, validada y fijada por el público, historiadores o críticos contribuye a producir una historia otra de los objetos dentro de la esfera pública que tiene un vínculo roto con su espacio de origen y las relaciones en que éstos fueron realizados.1 El programa Estudios busca compartir los procesos de trabajo de artistas locales a partir de un traslado de obra desde su marco de producción para que el público se acerque a éste y a sus procesos de pensamiento. La iniciativa, desarrollada por el equipo curatorial local de la XIII Bienal FEMSA, concibe un espacio de exposiciones continuas con el objetivo de propiciar diálogos entre artistas de diversas generaciones y posturas estéticas. Es, además, una herramienta de investigación curatorial que

La merienda campestre, Galería Irma Valerio (2011) en la ciudad de Zacatecas; Relleno sanitario, Universidad Autónoma de Coahuila, Saltillo (2010) y Dibujos y Pinturas, Galería Arroyo de la Plata (2008). Recientemente participó en la exposición colectiva El amor visto por el arte, Colección Milenio Arte (2017). Fue beneficiario en 1998 del programa Jóvenes Creadores. Actualmente pertenece al Colectivo Imagineros A.C. para la formación y promoción de la cultura en Fresnillo.

/// Enrique Barajas Pro. Vista de instalación

/// Gaspar Gu. Vista de instalación en El Santero.

cuestiona el aislacionismo de la producción de estudio al estimular encuentros que buscan estrechar los vínculos entre artistas y visibilizar relaciones entre la producción artística local —moderna y contemporánea— con su entorno cultural, histórico y social desde Zacatecas. Los conceptos de nodo, red, espacio múltiple y montaje híbrido, que subyacen al programa de la XIII Bienal FEMSA, Nunca fuimos contemporáneos, fundamentarán las exhibiciones de obras y artefactos que se llevarán a cabo en los espacios Cubo blanco y Cubo negro dentro de El Santero.

Enrique Barajas Pro (Fresnillo, 1971). Artista visual. Dibujante autodidacta desde la

infancia, inició su formación profesional en 1994 en el Taller de Pintura y Dibujo Julio Ruelas que dirigía Alejandro Nava. Ha participado, entre otros, en los talleres de Arte Actual con el pintor Joan Hernández Pijuan en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (2001); El color y la piel, con la maestra en técnicas antiguas Luz García Ordóñez (2009) y en el curso de dibujo y pintura de Fernando Aceves (2010). Fue cofundador del Taller Goitia Gráfica. De sus exposiciones individuales de los últimos diez años vale mencionar Espiración. El clasicismo de la abstracción, Galería Arroyo de la Plata (2016) y

Gaspar Gu (Fresnillo, 1981). Artista visual. Estudió grabado con el maestro Ismael Guardado en su ciudad natal (2012-2013) y cuenta con un Diploma en Museología, Curaduría, Gestión y Avalúo de obra artística de la Casa de Cultura de Guadalupe (2017). Ha participado en talleres de performance, apreciación y lenguaje cinematográficos, microurbanismo y arte contemporáneo. En 2014 participó en el programa La conversación, del Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez. Ha expuesto de forma individual en la Galería El Topo, Zacatecas (2017) y ha participado en exposiciones colectivas como el Segundo Encuentro Nacional de Talleres de Gráfica Contemporánea, Museo Nacional de la Estampa (2014); Pre-textos, Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez (2014) y 100 de 100, Galería El Nido, Toluca (2014). En 2013, obtuvo el 3er. lugar en el Primer Salón de Arte Contemporáneo de Fresnillo. Actualmente es coordinador del taller de formación y producción gráfica Goitia Gráfica en esa misma ciudad. La muestra de Gaspar Gu en el Cubo blanco de El Santero permanecerá abierta hasta el 20 de marzo de este año. Callejón de Gómez Farías (antes El Santero) 109, Zacatecas centro.

1 Daniel Buren, “The Function of the Studio”, en October, # 10 (otoño de 1979), pp. 51-58.

XIII Bienal Femsa

Estudios Un programa de montajes de artistas locales en El Santero


Crónica

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La iglesia de las ocho ruedas 6 Por Maliyel Beverido

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n la esquina que hacen las calles de Fillmore y Fell, en la ciudad de San Francisco, California, se encuentra la que fuera la Iglesia del Sagrado Corazón. Es un inmueble de estilo románico, con columnas toscanas, que conserva su campanario y los vitrales de la Virgen María y San José. Su construcción empezó en 1897 y tardó 12 años. La nave central tiene 1200 metros cuadrados. Por más de cien años albergó el culto católico y sobrevivió a los terremotos. Pero tuvo que cerrar en 2004 porque resultaba incosteable su mantenimiento. Dado que la condición de sagrado puede ser derogada, la arquidiócesis de San Francisco procedió a su desacralización, y entonces pasó a ser sólo un edificio con forma de iglesia, nada más. En Europa centenares de iglesias se han convertido así en otra cosa; galerías, salas de conciertos, bibliotecas, etc. El Sagrado Corazón quedó en el abandono durante diez años. Luego, en 2014, David Miles Jr., comenzó a darle una nueva vida, y una nueva liturgia. Ahora, cuatro noches a la semana, se ve en la entrada una lona que anuncia “Church Of 8 Wheels”. Sí: la iglesia de las ocho ruedas es una pista de patinaje. Yo sé que se habla de peligrosas sectas y de formas insidiosas de adoctrinar que abundan en el mundo, pero esta iglesia es un lugar más que inofensivo (literalmente: no hay ofensa), revigorizarte y esperanzador. Éste es el hogar espiritual de montones de nostálgicos de las roller-disco de los setentas, y de nuevos adeptos a esta mezcla de deporte, baile y ritual. Y aunque sobra decir que hacía treinta años que no me subía a unos patines, la condición del lugar llamó poderosamente mi atención, y decidí probar la experiencia. Al llegar la nave se encuentra despejada y tiene marcado un circuito por el que se patina y alrededor hay bancos de madera de los que usaban en las misas. Al fondo, donde estaba el altar, ahora están los comandos del DJ, del techo cuelga una esfera con espejos y se proyectan en las paredes luces estroboscópicas de colores. El coro está acordonado para fiestas privadas, y los confesionarios han sido remodelados en baños. La música, al contrario de otros bares o discotecas, aunque llega claramente a todos los rincones del recinto, está a un volumen que permite a las personas escucharse. Para empezar, me sorprendió el ambiente. No es nada más que haya letreros en la entrada que dicen: “Muchos en la comunidad aún ven esto como un lugar sagrado. Sea respetuoso. No beba. No fume. Sólo patine”; los feligreses no tienen otra intención que ésa: patinar. Son todos muy atentos unos con otros, los iniciados ayudan a los novicios, en la

pista están comprometidos a seguir el ritmo de la música en concordia y armonía con los demás. Es muy divertido. La iglesia abre de 7 a 11 de la noche de viernes a domingo. Yo creo que a nadie se le ocurriría llegar borracho a un lugar así, si de por sí conservar el equilibrio es todo un reto, pero si así fuera no le permitirían la entrada. Adentro sólo se venden refrescos y golosinas, que no se pueden llevar al área de patinaje. Hasta 100 patinadores llenan la nave en una noche típica, pagando 10 dólares cada uno sin límite de tiempo ni de diversión. Cada quien puede llevar sus propios patines o alquilarlos, como en mi caso, por 5 dólares. Hay patinadores solitarios, hay grupos, hay los que buscan conversación y los que prefieren conectarse con su yo interior. Hay muchos

caídos. Y risas. Las edades cubren un amplio espectro: de 21 a 70, por lo menos. En esta visita mis dos acompañantes estaban celebrando su cumpleaños número 60. Y no olvidemos que es San Francisco, y aunque no hay una vestimenta oficial, muchos de los parroquianos ostentan trajes de spandex, abrigos de peluche en tonos neón y chaquetas de lentejuela. También abundan los estampados con flores, pieles de animales o con la bandera norteamericana. El propio David Miles Jr., lleva un sombrero de copa con la bandera. Este hombre negro de 66 años llegó a San Francisco en 1979, y cada sábado patina en el parque Golden Gate, donde la gente le ha dado el apodo de “El Padrino del Skate”. Es considerado una leyenda viviente.

Cuando aparece en la pista todo el mundo lo sigue. En algún momento se para en medio del circuito y muchos -los que ya dominan la vertical sobre sus ocho ruedas- comienzan a imitar puntualmente los movimientos que él marca, creando coreografías. Todos nos sentimos parte de una gran comedia musical. Se han hecho varios reportajes y documentales sobre él y sobre su iglesia. En una entrevista dijo: “El patinaje sobre ruedas, en cierto modo, también es sagrado. Es ritualista, es circular”, y precisó: “Puedes patinar solo, pero es más divertido como grupo, todos fluyen juntos, como en la oración o el canto”. En marzo la Iglesia de las ocho ruedas cumplirá cuatro años. Ojalá tenga tan larga vida como el Sagrado Corazón, y procure el consuelo que los tiempos le demandan.


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Desayuno en Tiffany’s, mon ku

Los adioses, de Natalia Beristáin 6 Por Evelyne Coutel

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os adioses, la biopic realizada por Natalia Beristáin, hace un recorrido de la existencia de la poetisa mexicana Rosario Castellanos (1925-1974), más concretamente de las etapas claves de su vida de mujer: el encuentro con el hombre que se convertiría, años más tarde, en su esposo –Ricardo, un profesor de filosofía poco receptivo respecto de las ideas feministas– y su experiencia matrimonial, durante la cual se enfrentaría con unas problemáticas que no han perdido nada de su actualidad desde el punto de vista de las mujeres: el embarazo -considerado no como obligación sino como opción libre y consciente– y la difícil combinación entre maternidad y realización profesional. El relato cinematográfico se estructura a partir de una sucesión de flashbacks que muestran los puntos de continuidad y ruptura entre las dos etapas señaladas –el encuentro amoroso y, posteriormente, la vida conyugal-. Se ve cómo, hasta cierto punto, la creciente popularidad de Rosario invirtió los papeles entre los esposos; pero, al mismo tiempo, se comprueba cómo su relación se basó continuamente en torno a la oposición dominador/ dominado, y cómo cada uno trató de imponer su voluntad al otro. Una de las secuencias más llamativas presenta a Rosario y Ricardo en el salón de su casa, sentados cada uno en un extremo de la mesa rectangular que constituye su mesa de trabajo y en la cual cada uno tiene su máquina de escribir. Ambos aparecen en

6 Por Rodrigo Díaz Flores

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Eduardo Rocha y la búsqueda de los horizontes insospechados inconfesada— por el análisis literario. La pasión de Eduardo por el cine y las artes visuales no vacila en invocar maneras gráficas de concebir la literatura, ofreciéndonos escenas donde se evocan imágenes encuadradas en un fotograma, potenciales de ser trasladadas en bruto a una película, sin precisar de tregua o diplomacia. El cine no se acaba ahí. Se manifiestan además otros dos recursos cinematográficos: 1. La secuencia en reversa. El cuento “Abiografía(s)” ofrece escenas que se desarrollan para luego rebobinarse. Sangre que al ser derramada y formar bifurcaciones en los cauces del suelo anuncia el término de la vida para luego retractarse. La muerte se desdice, es reversible, como si de un viejo VHS se tratara. Remembranzas del eterno retorno, del tiempo cíclico, de tópicos mitológicos fundacionales donde Génesis y Apocalipsis conviven repitiéndose. 2. La cámara lenta. “In-definiciones de un dilema” es una disertación sobre la

/// Textuamorfosis, de Eduardo S. Rocha. Foto de Editorial Rey Chanate.

infidelidad, sobre la desolación producida por la incertidumbre, pero también por la conciencia de la verdad, sobre la exploración de los escenarios posibles, sobre la

paranoia y la obsesión. Todas estas disertaciones ocurren en un segundo, mientras una moneda gira en el aire, mientras depositamos la fe del porvenir en el azar, en la cara o la cruz, sólo para desentendernos de la responsabilidad que conlleva tomar una decisión. Resulta una paradoja deliciosa: la meditación fugaz, la prolongación de la actividad reflexiva forzada a caber en el instante que dura una moneda en el aire. Así se produce una intertextualidad de lenguajes sustancialmente diferentes, el verbal y el cinematográfico, que se nutren no por concatenación temática sino formal, de orden gramatical. Estas mutaciones experimentales le hacen eco a la tradición literaria hispanoamericana que, así como Textuamorfosis, confirman el oficio de escritor como un buscador de una visión caleidoscópica, mediante la cual invitan a imaginar los horizontes insospechados de la vida y de la expresión literaria.

Libros

duardo S. Rocha debuta como escritor con la publicación de Textuamorfosis (2017), una serie de cuentos presentada por la editorial Rey Chanate. La formación de Eduardo parte del papel de lingüista y crítico literario. Es licenciado en Letras por la UAZ y maestro por la MIHEUAZ, lo que supone una actitud intelectual que imprime en su proceso de creación literaria, el cual obedece a la pregunta, mil veces planteada pero no por ello carente de legitimidad: ¿cómo puede llegar a ser la forma de la literatura? La premisa del libro está contenida en el título: la metamorfosis textual, la mutación literaria; tan consecuente que nos presenta relatos muy diferentes entre sí. Reverbera una búsqueda eidética de la forma, retorcida o reconocible, que puede adquirir el relato, a modo de laboratorio cuyo fin descansa en la experimentación y el descubrimiento de los puntos de inflexión del lenguaje literario. Se percibe un espíritu joven —más no incompetente—, hambriento de rebuscar las posibilidades expresivas de la palabra y de las estructuras narrativas. Hay una influencia —confesada— de Kafka, Borges y Elizondo, que revela una obsesión —esa sí

Cine

un plano de conjunto que pone de realce la competencia que se instaura entre ellos, una dimensión que se destaca aún más, en la misma secuencia, a través de la técnica del campo-contracampo que permite contrastar la actitud opuesta de los dos personajes: mientras Ricardo no puede concentrarse por el ruido de las teclas de la máquina que usa su mujer, ésta permanece absorta en su trabajo. Otro elemento impactante en el esquema narrativo y visual es la repetición de escenas que muestran, a pesar de todo, la fragilidad de Rosario frente a su esposo, es decir la capacidad que éste tiene para frenarla en su trayectoria en los momentos en que más se siente empequeñecido por el éxito de ella. En dos ocasiones –durante una ceremonia dada en su honor y cuando acaba de dar clase en la universidad–, Rosario sorprende a su marido a punto de engañarla, lo que suena como un castigo que ella se merece por haberle hecho sombra o por no dedicar todo su tiempo al hogar. Huelga decir que a la espectadora actual no le costará trabajo sentirse identificada con la poetisa que rompió con los códigos de la época y tropezó con la incomprensión y la falta de apoyo de su marido. Además del interés que entraña desde el punto de vista de la historia de las mujeres y del feminismo –aunque, como ocurre en las películas biográficas, los hechos reales vengan mezclados con la ficción–, Los adioses permitirá sin duda dar a conocer mejor la pluma de Rosario Castellanos, haciendo que el público se dirija al libro y establezca correspondencias con lo visto en la pantalla.


Año del Perro

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6 Por Iván Guardado

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Perros

enía 7 años cuando coincidí con mi primer perro. Seguro había visto a muchos por las calles; pero ninguno con el que tuviera esa complicidad. Era un mestizo, callejero. Parecía abandonado y lo recogí sin que nadie se diera cuenta. Se alegró cuando me acerqué, porque movió la cola; pero no sus patas traseras. A esa edad todo parece tan fácil que lo tomé y lo subí a la azotea de la casa de mis papás y ahí le construí un refugio de tablas viejas y algunos ladrillos. Creo que esos días fue feliz, aunque no pudiera moverse por completo. Esa casa improvisada nos cubría del sol, pero no de la lluvia. Así que durante los días lluviosos lo metía a escondidas al baño y nos quedábamos acostados sobre una toalla extendida en el piso, hasta que dejaba de chispear. Cuando me iba a la escuela, me pasaba las clases con el miedo de que lo descubrieran mis papás y me corrieran de la casa por haberlo metido sin permiso. Nunca lo descubrieron. Creo que sabía la situación y por eso nunca ladró. Sólo movía la cola cuando me subía a buscarlo y se dormía a mi lado cuando me escondía con él. Después de un tiempo, lo abandoné. No recuerdo el por qué. Sólo recuerdo el momento en que lo llevé abrazado, apretándolo contra el pecho y susurrándole cuanto lo quería, hasta dejarlo en un terreno que apenas estaba en construcción. Ahí lo dejé. Quizá porque el miedo al regaño fue más grande que nuestra amistad, o porque no entendía lo que significaba esa palabra: amistad. Ese momento marcó mi relación con los perros. Porque tuve un amigo real, cuando antes solía inventarlos. Porque me dolió decirle adiós. Y porque hoy entiendo la importancia de los animales en el proceso de sensibilización de los niños. No sé por qué lo abandoné. No sé por qué es tan sencillo abandonar. Nunca lo volví a ver. Nadie en mi familia supo que tuvimos un inquilino en la azotea, por varias semanas. Quizá si lo hubiera presentado, lo hubieran adoptado. Pero lo abandoné. Los siguientes encuentros, antes de salirme de la casa de mis papás, fueron consensuados por la familia. El primero fue con el Negro, un perro labrador pequeño que recibimos de 2 meses y que a los 7 ya era un perro imponente que le gustaba jugar a morder todo lo que encontraba. Fue un lazo importante en la relación con mis hermanos; porque ya teníamos algo en común. Lo bañábamos, lo sacábamos a jugar, lo cuidábamos y él nos protegía con sólo enseñar sus colmillos. La noche que murió, fue la más trágica que un niño puede vivir: la calle estaba oscura, solían y suelen estar así las calles en Guadalupe. El Negro jugaba a perseguirnos. Aventábamos un pedazo de pan y nosotros corríamos a escondernos. De inmediato nos encontraba. Esa

noche, durante el juego, tocaron a la puerta y mi hermana salió corriendo de su escondite a abrir. El Negro la siguió. Cuando la puerta se abrió, el Negro salió corriendo. Sólo alcancé a ver su cola perderse entre el portón y a mi

hermana gritarle que se metiera. Tras dar unos pasos, escuché un carro frenar y el grito del Negro. Mi hermana empezó a llorar y mi mamá asustada salió tras ella. Me di cuenta de que lo habían atropellado, y quería salir a buscarlo.

Tenía ya 10 años y no quería volver a abandonar a mi amigo. Mamá me detuvo. Metió a mi hermana y nos cerró el portón. El señor que tocó la puerta le decía que fue un accidente y mi papá nos regañaba por andar abriendo sin preguntar quién era. Papá salió y cuando regresó, traía al Negro en sus brazos. El Negro respiraba agitado y su lengua le colgaba. La camisa de mi papá estaba manchada de sangre. En esa época las camisas de mi papá siempre eran blancas y planchadas porque trabajaba en BANCEN. Nos regañaba si lo arrugábamos o lo manchábamos con algo; pero esa noche se manchó mientras cargaba al Negro y le decía a mi mamá que le pasara las llaves del Tsuru. Fuimos al veterinario; pero ya era mejor dormirlo. El Negro con su respiración agitada y su lengua de fuera nos miraba mientras lo acariciábamos. Le di un beso en la nariz y el alcanzó a dar un lengüetazo. Se estaba despidiendo. Mi papá disimulaba las lágrimas y sacaba fortaleza para calmarnos mientras el veterinario lo inyectaba. El Negro nunca dejó de mirarnos. Su respiración agitada se fue aplacando hasta que murió. Recuerdo el silencio y el dolor de la familia. Recuerdo que nos marcó tanto que mi papá ya no quiso tener otro perro. A los trece años, coincidí con Coqueta. Una French Poodle mestiza que mi hermana recogió de la calle. A diferencia de mí con aquel primer perro, mi hermana hizo visible a Coqueta desde un principio, y por medio de berrinches logró que la aceptaran. Aunque mi papá no estaba de acuerdo, con los años se volvió su consentida, porque entramos en la adolescencia y Coqueta era quien lo recibía con emoción mientras nosotros estábamos encerrados en nuestros cuartos. Mi abuela decía que los animales absorben las malas energías para proteger a quien aman, y creo que eso hizo Coqueta. En esa época pasamos por un momento familiar muy difícil. Coqueta se enfermó y ni el veterinario con el medicamento pudo evitar que muriera. Coqueta estuvo en el tránsito hacia la adolescencia. Esa edad es complicada; pero Coqueta fue una fiel acompañante. Fue el último perro de la familia. Mi mamá se negó a tener más y nunca tuvimos otro. Cuando salí de la casa de mis padres, tampoco tuve perro, me alejé de ellos. Cuando los veía en la calle, siempre los evadía, porque en esa primera casa, lejana a la de mis papás, sólo cabíamos dos. Asocié la relación de amistad hacia los perros, con la muerte. Con esos momentos trágicos de despedida. Me cerré a la posibilidad de adoptar. Pasaron muchos años, hasta que durante un proceso teatral, un compañero de trabajo y amigo nos regaló a Nancy, un labrador bastante peculiar. Su papá era un labrador muy pequeño y la mamá era un labrador enorme. De esa camada, Nancy salió con un cuerpo enorme y unas patas pequeñas. Le puso así un amigo; a pesar de ser perro y no perra, entendió cuando lo nombramos Nancy. Estábamos jugando y


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tado evidente de desnutrición, invadida por pulgas y con un lazo que le cortaba la respiración. Después de liberarla del lazo, nos dimos cuenta de que no podíamos dejarla ahí. Ésa no indiferencia, la sumó a nuestra camada. Tardó semanas en emitir algún sonido, llegué a pensar que era muda. Recordé a ese primer encuentro con un perro y su comunicación a través de su cola imparable y no el sonido. Pero Salma ladró cuando se sintió parte de la familia. No venía sola. Estaba preñada y nos sorprendió cuando tuvo a los dos cachorros, porque nunca se le notó. Uno fue adoptado y la Negra se quedó con nosotros. La Negra es muy territorial. Llora cuando salimos y les tiene miedo a las visitas. Sin pensarlo, mi casa se llenó de perros. El teatro quizá es el culpable. Un monólogo me hizo volver a mirarlos y a relacionarme nuevamente con ellos. Me dio un golpe de realidad y me concientizó de la situación de los perros en condición de calle. Noé Germán interpretaba a un perro callejero y su devenir por una sociedad egocentrista, que no sabe convivir con los animales.

“Soy Ramón” es un texto de Jorge Alejandro Rangel, que fue dirigido por Martín Solchaga. A medida que iba avanzando la historia yo iba reflexionando sobre mi relación con los perros. Me dolió haber sido indiferente. Estos últimos años he conocido tantos casos de maltrato, indiferencia y repudio a los perros en condición de calle, por cuestiones culturales, que me ha hecho admirar tanto a los rescatistas que han elegido cambiar la vida de los callejeros y crear conciencia social. Nuestra educación nos ha hecho tan fácil evadir al perro callejero y abandonarlo. Por eso coincidí con Croquetos y con varias asociaciones de rescate animal. Por admiración. Mi relación con mis perros me ha hecho reencontrarme con mi infancia. Con mi ignorancia y mi ingenuidad al no saber cómo ayudar al perro con sarna, al que se encuentra sin movilidad o en estado de desnutrición. A no pasar de largo cuando hay un perro atrope-

llado en el boulevard y hacer algo para apoyar. No puedo rescatar a todos los perros callejeros, lo sé, pero puedo apoyar a quien sí lo hace a través de acciones, de proyectos, de no ser indiferente. Si deseas apoyar, acércate a los rescatistas independientes o al Centro de Atención Canina de Zacatecas (Teléfono del CACF: 01 492-768-1313). En Facebook existen páginas zacatecanas que apoyan en difusión y hasta adopción de perros y gatos en condición de calle. Puedes donar croquetas a los diferentes rescatistas y a CROQUETOS ZACATECAS poniéndote en contacto mediante Facebook (Croquetos Zacatecas) o al teléfono: 044-492123-6063. También puedes asistir a los diferentes eventos que organizan los rescatistas independientes en nuestro Estado y apoyar para recabar fondos para croquetas y atención veterinaria.

El hombre, ¿el mejor amigo del perro? 6 Por Hugo Zendejas Montaño

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uántas veces hemos escuchado: el perro es el mejor amigo del hombre, pero, ¿en realidad el hombre es el mejor amigo del perro? De acuerdo con el sitio de internet www.vetme.mx, en 2014 se calculaba que en México existían 23 millones de perros, de los cuales 70 por ciento está en situación de calle, lo que ubica a nuestro país en el primer lugar de Latinoamérica con mayor población de canes sin hogar. Con suerte algunos miles llegarán a un refugio, serán adoptados, conocerán el amor que les brindará una familia y serán tratados con dignidad. Desafortunadamente la mayoría se enfrentará al hambre, a la sed, el maltrato y perderá la vida sin conocer una caricia o palabra amable. Triste destino para un animal cariñoso y fiel que ha sido llamado “el mejor amigo

del hombre”. Con el uso de las redes sociales casi a diario vemos casos de maltrato a animales. El más reciente, que indignó a muchos, el de un perro amarrado a un árbol en la delegación Iztacalco, en la Ciudad de México. Las investigaciones arrojaron que sufrió una golpiza brutal, posiblemente pasó horas en agonía, tal vez nunca se sepa quién fue el responsable. Urgen acciones para frenar la población de perros sin hogar y valdría echar un vistazo al modelo que aplicó Holanda, que es el primer país sin perros callejeros, según el portal de Internet prensa libre. El primer paso que tomó el gobierno holandés, según esta fuente periodística, fue realizar jornadas masivas de esterilización y castración obligatoria. Los costos fueron absorbidos por el gobierno. Un trabajo que logró esterilizar al 70 por ciento de las hembras. El segundo fue crear leyes contra el

abandono animal, las cuales tienen condena de hasta tres años de cárcel y multas de 16 mil euros. El tercero fue implementar altos impuestos para la compra de perros con pedigree (animales de raza). El cuarto fue realizar campañas de concientización para que los ciudadanos cuidaran a los animales desamparados, esto permitió que 1.5 millones de perros callejeros lograran tener un hogar; es decir, que el 90 por ciento de la población adoptó a un perro. En nuestro país, especialmente en Zacatecas, hay asociaciones como Croquetos, Amor y Vida Animal, El Muro, entre otros, que a diario hacen un esfuerzo para fomentar el rescate de animales de compañía (perros y gatos) con los pocos recursos de que disponen. Se vale soñar, esperemos que en un futuro no muy lejano en México se aplique el modelo holandés. Además de la participación del gobierno será primordial el rol de la sociedad, así que desde hoy empecemos

por educar en casa a nuestros hijos sobre el respeto y trato digno a los perros y otros animales de compañía. Actualmente yo tengo dos canes juguetones y nobles: Polly, que fue adoptada en un refugio; y Bobby, al que le dimos hogar porque su antigua familia lo ofreció en adopción por un problema de salud de uno de sus hijos, no por falta de amor. Los dos son parte de mi familia. Y recuerdo con cariño a otros tantos canes que fueron mi compañía en mi niñez y juventud, como Cheff, que hace no mucho cumplió su ciclo de vida. Adoptar a un perro sin hogar es una experiencia maravillosa. Amig@ lector@ de La Gualdra y La Jornada Zacatecas, te invito a adoptar un perro de la calle; si no lo haces, respétalos, di no al maltrato animal. Corey Ford dijo: “Debidamente entrenado, el hombre puede llegar a ser el mejor amigo del perro”. Hagamos lo posible por merecer el título de mejores amigos de estos nobles seres. No cuesta nada.

Año del Perro

así se le quedó, aunque su segundo nombre es Mingo. Después se sumó Simona. Nos la entregó un ex alumno que la encontró en Plaza de Armas, durante el Festival Internacional de Teatro de Calle. Nos dijo que él ya no vivía en Zacatecas y que si la podríamos llevar a la Centro de Atención Canina y Felina. Yo no sabía qué era eso; pero como favor acepté buscar y llevarla. Simona tiene la cola torcida, su pelo hace que no se vea, pero cuando le tocas la cola te das cuenta de que sufrió maltrato. No la llevé al CACF. Se quedó conviviendo con Nancy/ Mingo y se ganó su lugar en la casa al volverse guardián. Todas las tardes Simona se pone frente a la ventana de entrada y vigila que no se acerquen los niños que rebotan las pelotas en la casa. Alerta cuando alguien toca la puerta o cuando hay algún ratón merodeando. Tras dos años, apareció Salma y se integró. Nos encontró. Viajábamos en un circuito de presentaciones por la región de Río Grande, Zacatecas. Entrabamos al municipio de Nieves (Francisco R. Murguía) cuando una llanta se tronó. Bajamos a cambiarla y en cuestión de segundos nos alcanzó. Salma fue el nombre que le pusimos en grupo. Estaba en un es-


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De cánidas compañías y fidelidades

Año del Perro

6 Por Carlos Flores

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o importa cómo llegue a casa, ya sea molesto, alegre, preocupado, cansado o derrotado, siempre habrá alguien esperándome con gusto. No me refiero propiamente a mi mujer o mis hijas, sino al temible Max, un pastor alemán de 5 años, el cual me recibe con una enorme sonrisa cánida (supongo que eso significa el movimiento de su cola y las orejas gachas), saltando sobre mí y llenándome de pelos y baba. Debo confesar que siempre es reconfortante. Y es que un can es un ser de una nobleza extrema, pues no importa el trato que le des, siempre estará dispuesto a jugar o defenderte, incluso saludarte aunque ya no le quede mucha fuerza, como es el caso de Argos, el perro de Odiseo, quien tardó veinte años en

regresar a casa luego de haberse embarcado a la guerra de Troya: Allí estaba tumbado el perro Argos, lleno de pulgas. Cuando vio a Odiseo cerca, entonces sí que movió la cola y dejó caer sus orejas, pero ya no podía acercarse a su amo. Entonces Odiseo, que le vio desde lejos, se enjugó una lágrima sin que se percatara Eumeo… Argos además, es el primer canino que aparece en la literatura, seguido de los personajes de las fábulas de Esopo. Más tarde, Dante hablará de otro perro memorable, Cerberos, que al contrario de Argos no es una mascota amorosa, pero sí fiel al mismísimo Satán, pues cuida las puertas del infierno, donde devora la esperanza de todo aquel que cruza ese umbral: Cerbero, fiera monstruosa y cruel, / caninamente ladra con tres fauces / sobre la gente que aquí es sumergida. / Rojos los ojos, la barba unta y negra, / y ancho su vientre, y uñosas

sus manos: / clava a las almas, desgarra y desuella. Este temible animal, en la mitología griega cuidaba las puertas del Hades para impedir que los vivos entraran y que los muertos abandonaran tan temible morada. Aun así, Dante, por orden del Supremo, y acompañado por Virgilio, entró por esas puertas; mientras que Orfeo, gracias a su bella música, pudo dormir al pavoroso guardián para conocer tan infernales moradas. En el Renacimiento, Cervantes creará su obra El coloquio de los perros donde Cipión y Berganza adquirirán la habilidad de hablar para sostener una charla sobre su experiencia de vida, y con ello hacen una crítica picaresca del género humano, como bien muestra Berganza: Oí que me llamaban por mi nombre desde una ventana; alcé los ojos y vi una moza hermosa en estremo;

detúveme un poco, y ella bajó a la puerta de la calle, y me tornó a llamar. Lleguéme a ella, como si fuera a ver lo que me quería, que no fue otra cosa que quitarme lo que llevaba en la cesta y ponerme en su lugar un chapín viejo. […] Bien pudiera yo volver a quitar lo que me quitó, pero no quise, por no poner mi boca jifera y sucia en aquellas manos limpias y blancas. No puedo irme sin mencionar a Flush, el chucho de Virginia Woolf; a Buck y White Fang de Jack London; Jip y Bull´s Eye de Dickens; Mister Bones de Paul Auster; Toto de Lyman y los nueve perros de Orwell en rebelión en la granja que aluden a la policía de Stalin. Las referencias son múltiples, el perro es necesario para reflexionar sobre la condición humana; por lo pronto, yo como Miguel de Castro: “Cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro”.

cuarto año de primaria y Equipaje fue mi primer libro de poemas. Sin embargo, aunque las letras me ofrecían perros cariñosos, el temor hacia ellos apenas había menguado. En secundaria, el cuento “Amistad”, de B. Traven, me presentó al animal en cuestión como un ser noble, agradecido, pero con dignidad. Pero el miedo seguía. Debo confesar que mi espíritu revolucionario, se vio truncado cuando leí que la guerrilla del Ché fue perseguida por perros. Me vi rodeado de ellos. Sabía que el pánico me delataría. Otros perros que pasaron por mis ojos, y que ahora descubro habitan en mi memoria, son “Toto”, del Mago de Oz; el cancerbero, en Harry Potter y la piedra filosofal, de Rowling; en la Divina Comedia de Dante y en el Manual de zoología fantástica de Borges. Seguramente hay más

apariciones de este infernal can, pero son las que recuerdo. Hay, asimismo, infinidad de obras literarias que tienen a los perros como protagonistas, sin embargo, no las he leído, sólo tengo las referencias: Comillo blanco, El coloquio de los perros, Cujo. Algún día llegarán a mí. La minificción también se ha ocupado de estos animales: “Pasear al perro”, de Guillermo Samperio; el sensual “Dicen”, de Felipe Garrido; o “Patio de tarde”, de Julio Cortázar. Hay, también, infinidad de obras con perros anónimos. Pienso en los perros de Ensayo sobre la ceguera; o en los que fueron sacrificados para encontrar las antípodas en La isla del día de antes, de Umberto Eco. Como fiel compañero del ser humano, el perro permea en la literatura y seguirá estando ahí. Igual que mi temor hacia ellos.

Otro perreo 6 Por Eduardo Campech Miranda “¿Crees que los perros no irán al cielo? Te digo, que ellos han estarán ahí mucho antes que cualquiera de nosotros”. Robert Louis Stevenson

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urante muchos años tuve una fobia a los perros. Encontrarme a un mamífero de éstos cuando, en la infancia, iba a las tortillas o a la tienda, era un terror. Con toda la inocencia y la fe -propias de un niño de seis, siete años- rogaba a “Diosito” que no me saliera al paso un can. No sé por qué tal miedo. Quiero suponer que fue el haber visto la película Los doberman a muy temprana edad y cuyas escenas quedaron grabadas en mi memoria. Hasta un

chihuahua tenía la ferocidad de uno de esos perros asesinos en el filme. Mi encuentro con la literatura, el encuentro significativo y definitivo, cambió un poco esta sensación. Pude conocer y ver que había perros entrañables y no sólo “Niebla” en Heidi. Los perros de los dibujos animados sólo tenían la forma. Nunca vi a Pluto oliendo el trasero a Tribilín, por ejemplo. En los libros tuve la fortuna de coincidir con Negrita, de Onelio Jorge Cardoso; o con “Victoria” y “Manchas”, en Voces en el bosque, de Anthony Browne; o con los protagonistas de Los amigos de Lygia Bojunga: una historia canina en el carnaval brasileño. También recuerdo haber leído un poema, que después supe que también es canción, llamado “Callejero” en voz de Alberto Cortés. Entonces cursaba el


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La presencia canina en el cine contemporáneo

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n el cine moderno es común relacionar a los perros con situaciones caricaturescas o irreales, esto debido al gran número de cintas cuya presencia canina es de corte familiar, humorística o de animación. La idea del perro en el cine en la mayoría de los casos se plantea de manera amigable, y su lugar y función en gran parte de las películas sólo resulta como un acompañamiento que bien se podría omitir sin afectar directamente a la trama. A pesar de esto existen honrosas excepciones, donde los directores al comprender el profundo vínculo que puede existir entre un ser humano y su mascota, en algunas de sus

películas han vuelto a este último parte fundamental de sus historias y de los conflictos suscitados en ellas. En Beginners (2011), cinta dirigida por Mike Mills, conocemos a Oliver (Ewan Mcregor) un joven cuya concepción del amor es constantemente cuestionada como resultado de sus propias relaciones fallidas, así como la muerte de su padre (Christopher Plummer) quien meses antes de morir se declara abiertamente homosexual. El que parece saber más de la vida y el comportamiento humano es Arthur, el perro Jack Russell de Oliver, que constantemente le da consejos (los cuales aparecen en pantalla con subtítulos) para mejorar su vida personal y amorosa. Por otra parte, en Paterson (2016), del

director Jim Jarmusch, somos testigos de la rutina diaria que vive Paterson (Adam Driver) un chofer de autobuses adepto a la poesía. Cada noche Paterson visita el bar local para ver a sus amigos, y en ese trayecto siempre saca a pasear a su bulldog Marvin, una actividad que acrecienta más la sensación rutinaria, pero que en cada imagen repetitiva pero no idéntica muestra los ínfimos y pequeños detalles del día a día que jamás se repiten. En la ganadora del Oscar, The artist (2011) se nos cuenta la historia de un actor de cine mudo (Jean Dujardin) su éxito, su fama y su posterior fracaso al negarse a hacer películas con sonido, cuando la industria hollywoodense dicta que ése es el futuro del cine. En todo ese tiempo su único acompañante es su perro, también un Jack Russell, y que se

mantiene a su lado en los buenos y malos momentos. Finalmente, en el plano animado, con Frankenweenie (2012), el director Tim Burton hace un sentido y profundo homenaje al cine de terror clásico con infinidad de referencias a películas como Frankenstein, Gremlins, Godzilla y Los pájaros. Aquí también plantea la posibilidad de revivir a un perro, como un reflejo del duro proceso que puede llegar a ser el duelo cuando se pierde a una mascota en la infancia. La presencia canina es fundamental en nuestros recuerdos y experiencias, y como tal, es importante recordar que en el cine como reflejo del ser humano y de sus emociones también debe haber una cabida que refleje la importancia de los perros en nuestras vidas.

El Picaporte

Regular: ¿no fino, común, normal? 6 Por Simitrio Quezada

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e entre los usos de palabras que traen los primos venidos de Estados Unidos llama la atención el de su “regular”. ¿Qué debemos entender cuando piden un “refresco regular”? ¿Una gaseosa que no tiene gran calidad, que no es fina? No para ellos: designan “regular” a su bebida para diferenciarla de una que no tiene calorías, o para referirse a que el tamaño de su envase es el generalizado, el común, el estándar. Además, dicen: “No quiero la soda regular, sino la de dos litros”.

6 Por Alberto Huerta Y en los sombríos pliegues de sus sueños sombríos. Almudena Grandes Yo entrando desnudo en el socavón del insomnio. Mario Benedetti

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l, entrecerró los ojos. Quería quedarse quieto para evitar las náuseas y el vómito. No ponía atención a la programación de la radio, la dejó encendida para sentirse acompañado. Dándole de bofetadas al insomnio… ¿Cuántos días lleva sin dormir? En cama más de un mes… mes

Aquí no termina el fenómeno: Si hablan de un corte de carne “regular”, se refieren a carne “normal” y no marinada. El precio “regular” es el anterior al precio con descuento. Su pase de entrada “regular” es el que no incluye servicios exclusivos. En el autolavado, su “lavado regular” es el básico. Para nosotros, en cambio, un lavado regular es un lavado defectuoso, al que le faltó mucho siquiera para ser básico. Para los gringos, la palabra “regular” (pronúnciese esdrújula y con tono anglosajón) significa común, genérico. Sin embargo, para quienes hablamos un español más aislado de las palabras del inglés, regular es aquello que no

alcanza un buen estado, algo carente de calidad. Es lo que ahora sustituimos con el “Dos, tres”, el “Maomenos”, el “Ni fu ni fa”. ¿Cómo te fue?, preguntan los amigos, y si contestas “Regular”, ellos entienden que las cosas no salieron como se esperaba. Aún más: si preguntan qué te pareció el nuevo proyecto, la película de estreno, la vecina que acaba de mudarse al barrio y contestas “Regular”, se entiende que no se despertó tu interés. Inicialmente, “regular” es lo que sigue la regla, así como “normal” es lo que sigue la norma. Por cumplir con lo estipulado, todo eso se nos convirtió en lo común, lo llano. En alguna etapa

de la evolución de nuestro idioma, lo “regular” pasó de lo “obediente a la regla” a lo “nada notable”, por lo que, por decirlo de algún modo, bajó un escalón. Por eso cuando, contagiado por el uso gringo, alguien habla de “agua regular” podemos entender que se refiere a agua sin hervir, agua salida del grifo, y no agua purificada… Aunque en estos tiempos el agua purificada debería ser el agua “reglamentaria”; es decir, el agua estrictamente “regular”, el de la norma. Envíe comentarios y demás inquietudes a: siquezada@hotmail.com

¡Ah… cabrón! y medio… quieto… muy quieto… sin darle cran a los recuerdos… durante muchos días su dieta fue de galletas Marías… y tés de limón… de hierbabuena… de manzanilla… de flor de azahar…. El primero que entró no supo si era hombre o mujer porque sólo le vio la rabadilla cuando salió agachado. No estaba dormido. Sintió la presencia y volteó la mirada hacia la puerta, no alcanzó a verlo completo. ¡Ah, cabrón! ¿Cómo entró? Pensó. Estoy solo. No hay nadie en casa. ¿Se quedaría la puerta abierta? El segundo en aparecer fue un

muchacho que vestía una camisa azul celeste con rayas negras, delgadas, verticales y horizontales, formando cuadros. Era media mañana y seguía inmóvil, pero despierto. Con la mirada fija en la puerta. Escalofríos que lo recorren de la cabeza a los pies… el sudor frío le provocaba una inmovilidad casi total. Sin ponerle atención a la radio. Luego llegó una muchacha con el pelo corto, muy negro y despeinado, vestía una sudadera gris plomo. Ya era casi el mediodía, seguía bien despierto y sin moverse. Pero siempre

atento a la puerta de la habitación. Más tarde un niño entre travieso y curioso entró corriendo y llegó hasta casi los pies de la cama ¡Épale, mocoso! En seguida escuchó una voz: ¡Chist!.. Abrió los ojos y ahí estaba una muchacha con el pelo rizado. Todos entraban y salían muy rápido. Sin poderse mover, en la cama… muy sonrientes. ¿De qué se ríen? ¿Lo hacen por curiosidad? ¿Quiénes eran? ¿Qué querían? ¿Eran sólo delirios? ¿Cómo entraron? Las preguntas en avalancha, sin respuesta…

Año del Perro

6 Por Adolfo Nuñez J.


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Encuentro de Narrativa

MIÉRCOLES 21 Patio de la Ciudadela del Arte 17:00 h Presentación del libro Perro de ataque de Darío Zalapa (Autor de la región Centro Occidente) Presentan: Ezequiel Carlos Campos y Erika Varela 18:00 h Presentación del suplemento Desiertos Intactos Presentan: Álvaro Lara, Juan Gerardo Aguilar y Alan Bazavilvazo

6º ENCUENTRO REGIONAL DE NARRATIVA DE CENTRO OCCIDENTE ZACATECAS 2018 21 - 24 DE FEBRERO «ACORDES DE NARRATIVA Y MÚSICA»

19:00 h Inauguración del 6º Encuentro Regional de Narrativa de Centro Occidente 2018 «Acordes de narrativa y música» L.C. Alejandro Tello Cristerna, Gobernador del Estado Mtro. Alfonso Vázquez Sosa, director del Instituto Zacatecano de Cultura «Ramón López Velarde»

20:00 h Joselo Rangel, Bernardo Fernández (BEF) y Daniel Herrera

Alberto Ruy Sánchez (Ciudad de México, 1951) Narrador, editor, poeta y ensayista. En 1987, con su primera novela, Los nombres del aire, recibió el premio Xavier Villaurrutia, entre otras

SÁBADO 24 Patio de la Ciudadela del Arte 17:00 h Lectura de obra Narrativa de Centro Occidente (Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas)

19:00 h Mariana H, Enrique Blanc y Eduardo Rabasa conversan sobre Música, narrativa y medios de comunicación Modera: Diego Rabasa

JUEVES 22 Patio de la Ciudadela del Arte 17:00 h Lectura de obra Narrativa de Centro Occidente (Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas)

19:00 h Gabriela Torres, Claudina Domingo y Lola Ancira conversan sobre Mujeres cuentistas en México Modera: Maritza M. Buendía

20:00 h Jonathan Shaw y Eduardo Rabasa conversan sobre música, libros y tatuajes

18:00 h Presentación del libro Figuras humanas de Luis Jorge Boone Presentan: Daniel Herrera, Mariño González y Alejandro García Ortega

19:30 h Conferencia magistral de apertura Panorama de la narrativa actual en México Roberto Pliego Intro: Gonzalo Lizardo

18:00 h Presentación de los libros La Monalilia y sus estrellas colombianas de Nazul Aramayo Monólogos de un niño inconforme de Alfredo Padilla Presentan: Joserra Ortiz, Darío Zalapa y Rodrigo Pámanes

19:00 h Homenaje a Sergio González Rodríguez Participan: Diego Rabasa, Roberto Pliego y Carlos Velázquez

20:00 h Conferencia magistral de cierre El oficio de narrar Alberto Ruy Sánchez Intro: Mariana H

TALLERES Centro Cultural Ciudadela del Arte 22 - 24 de febrero 10:00 - 14:00 h Novela Imparte: Antonio Ramos Revillas Lugar: Sala Hermanos de Santiago conversan sobre Cómo narrar la música Modera: Mariño González

VIERNES 23 Patio de la Ciudadela del Arte 15:00 h Lectura de obra Narrativa de Centro Occidente (Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Querétaro,

distinciones nacionales e internacionales. Es autor de: En los labios del agua (1996), Los jardines secretos de Mogador (2001) y Nueve veces el asombro (México, 2005), Los demonios de la lengua (1987), Con la literatura en el cuerpo: historias de literatura y melancolía (1995), Una introducción a Octavio Paz (1990), Elogio del insomnio, Decir es desear y Quinteto de Mogador, entre otros. La Feria Internacional del Libro de Guadalajara lo hizo acreedor al Homenaje al Bibliófilo 2017 y ese mismo año recibió el Premio Nacional de Artes y Literatura. En 2018, recibió el premio Mazatlán de Literatura por su libro Los sueños de la serpiente.

San Luis Potosí y Zacatecas) 17:00 h Presentación del libro One hit wonder de Joselo Rangel Presentan: Antonio Ramos y Gonzalo Lizardo 18:00 h Iván Ríos Gascón, Rogelio Garza y Felipe Rosete conversan sobre Música y periodismo en México Modera: Jánea Estrada Lazarín

Cuento Imparte: Gabriela Torres Olivares Lugar: Salón Reflexiones Periodismo Musical Imparte: Rogelio Garza Lugar: Fonoteca Musicalización de Textos Narrativos Imparte: Chema Arreola Lugar: Sala de Música

José Othón de Narrativa 2014, con el libro Una pastilla más para que pase el dolor. Es autor de Monólogos de un niño inconforme.

Alfredo Padilla (San Luis Potosí, 1983) Narrador y periodista cultural. Estudió comunicación en San Luis Potosí. Escribe sobre literatura, música y cine para varias revistas y periódicos del país. Ganador del Premio Manuel

Bernardo Fernández BEF (Ciudad de México, 1972)


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Novelista, dibujante de cómics y diseñador gráfico Ha publicado Ojos de lagarto, Gel azul, Hielo Negro, Cuello Blanco, Ladrón de sueños, Tiempo de alacranes, Uncle Bill, entre otros títulos. Ganó los premios Nacional de Novela Otra vuelta de tuerca; Grijalbo; Memorial Silverio Cañada de la Semana Negra de Gijón; Ignotus de la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, alemán, holandés y chino.

Guardatextos. Coordina el taller literario Alicia en Zacatecas. Es autor del libro de relatos Aquello que no se cuenta (2017) y del poemario Quizá por miedo a la noche (2018).

Chema Arreola (Ciudad de México, 1972) Músico, escritor, promotor y fundador de LIBROSVIVOS, programa con el que produjo: Mientras nos dure el veinte (con Juan Villoro y Diego Herrera) y La cocina del diablo (con Xavier Velasco y Paco Huidobro), entre otros. Lleva más de 20 años en la escena musical de México impulsando proyectos como La Barranca, LaBa, Monocordio, Alfonso André (Caifanes), Arreola + Carballo y actualmente San Pascualito Rey. Es autor de las novelas Saramásamarás (Planeta, 2011) y Aire en espera (Rhythm & Books).

Enrique Blanc (Ciudad de México, 1961) Narrador, guionista y editor. Ha sido productor, conductor y guionista de programas para radio y televisión con temas de música y literatura. Es autor de Flashback. la aventura del periodismo musical, entre otros títulos. Colaborador de Cambio, Complot, Confabulario de El Universal; Día Siete, Diario 29, El Acordeón (fanzine del que fue editor), El Ángel, El Financiero, Graffiti, La Banda Elástica, La Opinión, Los Ángeles Times, Milenio, Signos, Trashumancia, Viceversa y Zona de Obras (España). Actualmente es conductor de Radio al Cubo en Radio Universidad de Guadalajara y Urban Beat, en Canal 44.

Gabriela Torres Olivares (Monterrey, 1982) Ha publicado los libros de cuentos Están muertos (2004), Incompletario (2007) y Enfermario (2010); la versión en inglés de este último ha sido publicada en 2017 por la editorial angelina Les Figues Press. Con la novela Piscinas verticales (o la bruma un hábitat sustentable) (FETA, 2017) obtuvo el Premio Binacional de Novela Joven Frontera de Palabras / Border of Words 2017. Ha colaborado en diversas revistas y publicaciones de México y los Estados Unidos.

Lola Ancira (Querétaro, 1987) Ha escrito artículos, cuentos y reseñas para medios electrónicos e impresos de como Yaconic, MxCity.mx, La hoja de arena, el suplemento Laberinto, de Milenio y la revista Tierra Adentro. Es autora del libro de cuentos Tusitala de óbitos. Actualmente es editora en Ediciones B.

Iván Ríos Gascón (Ciudad de México, 1961) Es autor del poemario Espacios liminares (2002) y de las novelas Tu imagen en el viento (1995) y Luz estéril (2003). Fue productor, guionista y locutor de la estación Rock101. Ha colaborado en los periódicos Excélsior, Reforma, La Jornada, Crónica, El Independiente y El Universal. Es comentarista editorial de diversos programas radiofónicos, columnista del suplemento cultural “Laberinto” de Milenio Diario y colaborador de la revista Nexos.

Jonathan Shaw (Los Ángeles, 1953) Escritor y tatuador. Hijo de la leyenda del jazz Artie Shaw y la estrella de Hollywood Doris Dowling. Durante su adolescencia se enganchó a la heroína y entró en una espiral de delincuencia juvenil. A los 19 años decide alejarse de Hollywood y llega hasta Centroamérica y Sudamérica, donde vivió durante años. En 2008, publica su primera novela, Narcisa, que consiguió lectores como Johnny Depp, Iggy Pop y Jim Jarmusch. Ezequiel Carlos Campos (Fresnillo, 1994) Estudia Letras en la UAZ. Poeta, narrador y editor. Escribe la columna “El pequeño guardatextos” en Crítica. Dirige el fanzine y blog literario El

Joselo Rangel (Minatitlán, 1967) Escritor y músico. Guitarrista del grupo Café Tacuba. Ha sido colaborador de varias revistas especializadas, páginas de internet y columnista en el diario Excélsior. Es autor de CRockónicas Marcianas y One Hit Wonder.

Luis Jorge Boone (Monclova, 1977) Poeta y narrador. Ha colaborado en revistas y suplementos como Cuaderno Salmón, Hoja por Hoja, Laberinto, Letras Libres, Luvina, Replicante y Tierra Adentro. Es autor de diversos poemarios y de los libros de cuentos La noche caníbal, Largas filas de gente rara, Cavernas y Figuras humanas; así como de la novela Las afueras. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

Mariana H (Ciudad de México) Es conductora de radio y televisión desde hace más de 15 años. En Grupo Imagen se ha desarrollado en el área de música, recomendaciones literarias y de entretenimiento en general. Ha colaborado en diversos grupos radiofónicos y publicado en Rolling Stone, Warp, dixo.com, periódico Excélsior y Superego, entre otras publicaciones. Actualmente escribe en la revista Este País y el periódico El Fanzine.

Roberto Pliego (Ciudad de México, 1961) Escritor y editor. Fue colaborador del suplemento El Dominical del periódico El Nacional, y editor de la revista Nexos, donde escribe regularmente. Ha sido becario, en el área de literatura, del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Autor de 101 preguntas para ser culto y La estrella de Jorge Campos.

Rogelio Garza (Ciudad de México) Escritor, publicista, periodista y ciclista. Publicó Las bicicletas y sus dueños, y Zig-Zag, lecturas para fumar. Ha publicado en La Mosca en la Pared, “El Ángel Exterminador”, de Milenio y las revistas Replicante y Marvin. Antonio Ramos Revillas (Monterrey, 1977) Narrador y editor. Coordinó talleres de narrativa en la Casa de la Cultura de Guadalupe, Nuevo León. Ha colaborado en Armas y Letras, Balance, Blanco Móvil, Cátedra, El Polemista, El Porvenir, Este País, Istmo, La Cabeza del Moro, La Línea del Cosmonauta, Postdata, Puro Cuento, Tierra Adentro y Vida Universitaria. Premio de Literatura Joven Univer-

Encuentro de Narrativa

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sitaria 1999. Premio Nuevo León de Literatura 2003 por Todos los días atrás. Premio Nacional de Cuento Joven Julio Torri 2005 por Dejaré esta calle. Premio de Literatura del Noreste Juan B. Tijerina 2007 por Habitaciones calladas. Premio Nacional de Literatura Joven Salvador Gallardo Dávalos 2007 por Sola no puedo. Es autor de El cantante de Muertos y Los últimos hijos.


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El Templo de las Musas

Año del Perro

El encanto de los canes en el arte [Primera parte] 6 Por Violeta Tavizón*

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n lo particular, a lo largo de mi vida los perros se han convertido en parte vital de mi familia, son uno más de todos nosotros, todos somos manada. Este mismo sentimiento ha acompañado a la humanidad a lo largo de la historia, ya que este bello animal ha sido retratado junto a hombres y mujeres en distintos periodos de la pintura. Su inteligencia y su apego lo convierten en el ser más cercano a la vida cotidiana de las personas, ha sido el compañero entrañable de muchos que hasta el día de hoy no concebimos la vida sin ellos. Desde las primeras civilizaciones, el perro ha sido una constante, por ejemplo, tanto los egipcios, como los aztecas, utilizaron el símbolo del can para representar al dios de la muerte, quien acompaña al alma que transita de la tierra al más allá. Anubis o Xólotl, son alegorías fúnebres del tránsito entre la vida y la muerte. En la antigua Grecia, los cánidos también acompañan a mitos de héroes y dioses. El perro es el fiel acompañante de Diana, diosa de la caza, protectora de la naturaleza y de la luna. Pero también es Cerbero, el perro de tres cabezas, guardián de la puerta de Hades, dios de la muerte, que se aseguraba que los muertos no salieran del inframundo y que los vivos no pudieran entrar. Podemos ver la faceta mítica griega del perro en la escultura griega o en la pintura renacentista y barroca en la que se plasmaron alegorías de la mitología griega en la que el can acompañaba a Artemisa o Diana, o la lucha de Hércules contra Cerbero. En China, el perro forma parte del zodiaco, pero también es un símbolo de vigilancia. Tanto en Japón como en China, se colocaban a la entrada de los templos budistas, pequeñas o grandes esculturas de perros-leones llamados karashishi, conocidos también como “El perro de Buda”, quienes eran simbólicamente guardianes de estos templos. Durante la Edad Media, algunos pintores plasmaron con su pincel al perro de raza pequeña, conocido como “de compañía”, para simbolizar la lealtad o la fidelidad marital, convirtiéndose así el can, en una alegoría del matrimonio. Tal es el caso del famoso retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa, del pintor Jan van Eyck (1390-1441) en el que podemos observar al cánido que posa entre la pareja, como símbolo de amor terrenal y fidelidad. Adentrándonos al periodo barroco, el pintor español Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682) fue un ferviente admirador de los canes. En sus lienzos, los perritos están divertidos, juguetean con los infantes que protagonizan las escenas o acompañan a sus amos, convirtiéndose en copartícipes del momento. Para Murillo, el perro también es un símbolo de esperanza, se convierte en un remanso para los niños y adultos a quienes acompaña, muchos de ellos personajes pobres, como El muchacho con un perro, en donde el pequeño, a pesar de su penuria, se divierte con cachorro que lo sigue; cuadro ejecutado en

/// Bartolomé Esteban Murillo. Muchacho con un perro. 1655-1660. Museo del Hermitage de San Petersburgo, Rusia.

/// Jan van Eyck. Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa. 1434.

un momento en el que Sevilla se hundía en una terrible peste y miseria. Diego de Velázquez (1599-1660) también utilizó el símbolo del perro para darle un ambiente más cálido y real a sus escenas, utilizándolo como un ícono de fidelidad entre amo y can. Es así como podemos ver diversos ejemplos, tal vez uno de los más famosos es el perrito que Velázquez incorporó en Las meninas, el mastín posa adormilado al lado de la infanta, y fielmente tolera que el pequeño Pertusato lo esté molestando con el pie. Así también está el cuadro El príncipe Felipe Próspero, en el que se observa al

/// Diego Velázquez. Las meninas o La familia de Felipe IV. 1656. Museo del Prado, Madrid.

/// Luis Juárez, La Visitación. Museo del Exconvento de Guadalupe, Zacatecas -INAH-Secretaría de Cultura.

infante que murió a muy corta edad y que siempre estuvo enfermo, vestido a la usanza barroca y adornado con amuletos que lo acompañan para darle buena salud, así también a su lado posa su perrito, recostado en el sillón del niño príncipe. La pintura virreinal no fue la excepción, también los artistas novohispanos pintaron en sus lienzos escenas con perros. Una de las más comunes en la que aparece el can, es en La visitación, escena inspirada en los grabados europeos que llegaron a Nueva España y que sirvieron como fuente de inspiración para los pintores. Baltasar Echave Ibía (1605-1644) o Luis Juárez

(1585-1639), plasmaron la escena de las dos mujeres, la Virgen María y Santa Isabel, saludándose y abrazándose, mientras que en medio de ellas está observándolas un perrito de compañía, de raza pequeña. En el arte, así como en la religión, el perro está asociado con la lealtad, la vigilancia, la fidelidad. Aún nos faltan épocas por recorrer al lado de los cánidos que encantaron a los artistas que con su pincel los retrataron, a veces como protagonistas y otros como acompañantes. *Curadora.


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