La gualdra 338

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SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 338 /// 14 DE MAYO DE 2018 /// AÑO 7

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Benito Taibo en Zacatecas. Fotografía de Odín Salinas.

A principios de este mes de mayo se llevó a cabo en Zacatecas, la 26 Asamblea General Ordinaria de la Red México que reunió a varios personajes del mundo de la comunicación entre los que se encontraba Benito Taibo, quien además de ser narrador, poeta, promotor de la cultura y un buen conocedor de la gastronomía, es el director de Radio UNAM. En páginas centrales, una entrevista con él en la que hablamos de radio, del papel de las universidades, la importancia de promover el arte y la cultura y muchas cosas más.


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LA GUALDRA NO. 338 /// 14 DE MAYO DE 2018 /// AÑO 7

La Gualdra No. 338

Editorial Coropórea es el nombre del Festival Internacional del Performance, que por cuarta ocasión se llevará a cabo en Zacatecas, del 18 al 20 de mayo, gracias a la gestión de la artista plástica y profesora universitaria Ariadna Isis Pérez, quien desde hace años ha manifestado su particular interés por el performance, pero sobre todo, por traer a Zacatecas, una serie de actividades presentadas en espacios públicos a las que todos pueden asistir. Mesas redondas, ponencias, conversatorios, talleres y acciones artísticas son las actividades primordiales de Corpórea, festival apoyado por la Universidad Autónoma de Zacatecas, el Sindicato del Personal Académico de la UAZ y el Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde. Presentamos el programa para que tome usted en cuenta los horarios: 18 de mayo 9:00 a 14:00 Hrs. Taller “Derivas e [in] disciplinas creativas para re/pensar lo estético desde el cuerpo”, impartido por Pancho López y Norma Silva (CDMX).

Contenido

mance en Iberoamérica” Curaduría: Pancho López 20 de mayo 09:00 a 14:00 Hrs. Continúa el Taller “Derivas e [in] disciplinas creativas para re/pensar lo estético desde el cuerpo”

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

19 de mayo 09:00 a 14:00 Hrs. Continúa el Taller “Derivas e [in] disciplinas creativas para re/pensar lo estético desde el cuerpo”. 17:00 a 18:30 Hrs. Ponencia “Nadie sabe [aún] lo que puede un cuerpo” Norma Silva (CDMX) Modera: Sonia Viramontes (UAZ)

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Carlos Fuentes (1928-2012) La palabra me hará vivir Por Mauricio Flores

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Benito Taibo en Zacatecas Por Jánea Estrada Lazarín

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19:40 Hrs. Clausura

20:15 a 21:45 Hrs. Video Performance “Paneo al videoperfor-

18:30 a 20:00 Hrs. Conversatorio Participan: Alexander Dluzalt (CDMX), Miri Hamada (Japón) y Allin Reyes (CDMX) Modera: Sofía Gamboa (UAZ)

La reivindicación de las nínfulas [Territorio Lolita, de Ana Clavel] Por Carlos Martín Briceño

18:00 Hrs. Performances: Julia Robles (Zacatecas) Isis Pérez (Zacatecas) Alexander Dluzalt (CDMX) Miri Hamada (Japón) Allin Reyes (CDMX)

18:30 a 20:00 Hrs. Conferencia “¿Sólo fragmentos? Fotografía documental de Performance y Arte Acción” Antonio Juárez (CDMX) Presenta: Sofìa Gamboa (UAZ)

17:00 a 18:30 Hrs. Mesa Redonda “Arte y Teoría Crítica” Participan: Caleb Olvera, Trino Guerrero, Claudia Córdova y Allin Reyes Coordina: Sigifredo Esquivel Marín (UAZ)

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17:00 Hrs. Ejercicios del Taller “Derivas e [in] disciplinas creativas para re/ pensar lo estético desde el cuerpo”

Las actividades del festival se llevarán a cabo en la Sala Hemanos de Santiago de la Ciudadela del Arte, excepto los performances, que tendrán como escenario los patios de la ciudadela y las calles de Zacatecas. Invitamos a todos nuestros lectores a que asistan, seguro disfrutarán mucho de la participación de artistas y académicos que colaboran en esta edición del Festival. Ojalá se den la oportunidad de asistir a las actividades programadas, la entrada es libre; por lo pronto felicitamos la iniciativa y la pesistencia de Ariadna Isis Pérez para darle continuidad a estas actividades. Y a propósito de felicitaciones, va un abrazo y un reconocimiento muy especial para todos los profesores que mañana martes 15 de mayo celebran el Día del Maestro. Loable labor la que realizan quienes imparten clases con la convicción de que la educación de calidad contribuye a que el nuestro sea un país mejor. En nuestras páginas gualdreñas, tenemos la fortuna de contar con la colaboración de varios de ellos, que imparten o han impartido clases -en escuelas y talleres- en algún momento de su vida; es el caso de Pilar Alba, Alberto Huerta, Simitrio Quezada, Carlos Belmonte, Sergi Ramos, Amando Salgado, Carlos Flores, Maliyel Beverido y Eduardo Campech Miranda, nuestros colaboradores más asiduos; a ellos y a todos quienes participan en este espacio gualdreño y que además son profesores, nuestro agradecimiento y deseo de que pasen un feliz día. Que disfrute su lectura.

12:00 Hrs. / Radio Zacatecas 97.9 FM Performance Radiofónico Casting Actuado Alexander Dluzalt (CDMX)

Nunca más su nombre, de Joel Flores Por José Antonio Banda

Directorio

El otro Donald de América Por Adolfo Nuñez J. La música del ambiente 3 The art of noise [Última parte] Por Eduardo Ismael Dávalos

Desayuno en Tiffany’s, mon ku Dario Argento, el maestro del giallo en París Por Joan Barros

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Arte como tributo de memoria Un paseo por el arte actual en Bogotá Por Maliyel Beverido

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“Una verdad extraña” para la verdadera y viva poesía española [Un caso singular: Manuel Ruiz Amezcua, que ofrece 900 páginas de versos] Por Antonio Rodríguez Jiménez

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El Santo Oficio Seis Por Alberto Huerta Así duran los amores Por Pilar Alba

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

12 Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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Nunca más su nombre, de Joel Flores 6 Por José Antonio Banda

Libros

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ablar de una novela no es del todo fácil. Se corre el riesgo de ser demasiado entusiasta o demasiado parco al detenerse en los detalles de su estructura, queriendo resaltar más esto o aquello, con la única finalidad de contagiar un gusto. Tarea nada sencilla. Quizás lo más honesto para esta labor es realizarla desde la perspectiva de la emoción por lo que se ha leído, o quizás desde una perspectiva histórica, a la espera de alcanzar el tono adecuado para hablar de los hallazgos. Alguna vez encontré por ahí una frase que decía que todos los escritores mexicanos son hijos de Juan Rulfo, debido al tema de la búsqueda del padre, que es un tema común entre nosotros. Basta recordar el inicio de la famosa novela del escritor jalisciense: “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo” y compararlo con muchas otras obras contemporáneas para dar cuenta de una línea cara a la tradición mexicana. Esbozo unas direcciones para decir que, sin duda alguna, Nunca más su nombre, la primera novela de Joel Flores (Zacatecas, 1984), que mereció el prestigioso Premio Bellas Artes Juan Rulfo precisamente para Primera Novela 2014, editada por Ediciones Era el año pasado, se inscribe en esa ruta donde ir hacia el encuentro del padre ese fantasma amarrado al potro del alcohol, dice Paz, en uno de sus poemas, es ir a la caza por saber en verdad quiénes somos, cuáles son los pedales que accionan nuestros movimientos más personales y, tal vez por eso mismo, difíciles de confrontar y reconocer. Un aire de familia recorre las páginas de esta novela que no permite soltarla, es decir, desde el inicio, donde el protagonista escribe: “El día que me dijeron tu papá se está muriendo, estábamos mudándonos de casa y desempleados”, se pueden identificar, bajo un aire inestable y opresivo, las claves de esta novela que no defrauda en lo más mínimo, porque teje una red de referencias desde donde asirse para anudar y desanudar su trama con deleite. En Nunca más su nombre existe una renuncia a uno de los bienes más preciados, el nombre que individualiza y señala un derrotero; porque no volver al nombre es emigrar a otro sitio, fincarse en las ganas querer olvidarlo todo y recomenzar no sólo en otra parte, sino en un lenguaje distinto al heredado por la familia, por la región en la que se vivió, por unas palabras que ya no son capaces de comunicar su sentido: “Nos aferramos al pedazo de tierra que nos vio nacer, le catamos desde niños frente a un sol furioso, aun sin ser abrazados por ella, y al final nos convierte en personas con lugar de nacimiento pero desempleados, desaparecidos, muertos y fantasmas”. La novela encara un desamparo con toda la carga vital que supone hacerlo, porque verse o sentirse solo es, en ocasiones, comprender que no existe otro camino para seguir que el de la confrontación con la memoria. La novela comienza así: un aprendiz de escritor tiene que decidir si va a despedir a su padre en su lecho de muerte, si inicia el camino de vuelta, esa especie de catábasis, o descenso a los difíciles recuerdos de su infancia; confrontarse no sólo con la tormentosa relación con el padre, con el ambiente enrarecido de una ciu-

dad azotada por la violencia del crimen organizado, sino con un futuro que pareciera haberse hipotecado: “No estudiando podías conseguir lo que nos habían prometido las generaciones anteriores: una casa, un auto, un seguro médico, una afore que acumulaba dinero para la futura jubilación”. Escribir, apunta el autor de la novela, es confiar en el poder del lenguaje, trazar sobre el blanco del papel las palabras puente, los signos que permitan alcanzar respuestas a preguntas que no pueden resolverse fuera de los límites de la ficción, porque quizás sólo las palabras son el instrumento que construye y distingue una realidad desde donde todo puede entenderse. En la novela de Joel Flores no sólo existe ese rasgo de familiaridad con la tradición mexicana, también con ese otro que por desgracia se nos ha vuelto cotidiano. La obra afronta sin temor alguno una actualidad descarnada, donde el contexto social muestra su lado más atroz: “Era imposible aceptar que mi amigo, con el que había crecido al parejo, se había unido

a lo que detestamos desde niños: a un grupo delictivo que, a cambio del dolor ajeno, podía obtener dinero y poder”; afronta comprometerse a nombrar con todas sus letras la violencia que cuestiona los valores que una generación anterior forjó como promesa inalterable. Nunca más su nombre es una obra donde se sugiere una vía de resistencia, una forma de deslindarse del pasado para configurar una identidad propia, una moral distinta a la de sus predecesores: “Al cumplir la edad para trabajar, me rebelé contra el ciclo heredado por los abuelos. Empecé a leer los libros que sacaba de la biblioteca de la escuela”. En esta rebeldía se halla su anábasis, su viaje de vuelta de un infierno personal, su ruptura y reconciliación con el pasado, la fundación de una residencia distinta no viciada por la herencia de la sangre, tanto del abuelo como del padre, acaso más cálida y esperanzadora: “La distancia, el no haber visto a mi familia y amigos durante un año, me hizo considerar que no somos el camino que hemos construido de forma solitaria, sino

el que nos ayudaron a forjar aquéllos que han pasado, de buena o mala manera, por nuestra vida”. *José Antonio Banda (Coatzacoalcos, 1982). Maestro en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Guanajuato. Miembro de la Red de Arte Joven de la Comunidad de Madrid entre 2007 y 2008. Miembro fundador de Fomento Cultural Irapuato y del Consejo Editorial de la Revista Argonauta, revista cultural del bajío. Ha publicado Cuaderno en ruinas (Plataforma, 2011), Teoría de la desolación (Azafrán y Cinabrio, 2012), El pozo abierto (Cartonera La Cecilia, 2014; Quemar Las Naves, 2016) y Río interior (Ediciones Atrasalante/ISC, 2016). Becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Guanajuato, en su edición 2013, en la categoría Jóvenes creadores. Ganó el Premio Nacional de Poesía Sonora “Bartolomé Delgado de León” 2014, en el marco de los XXII Juegos Trigales del Valle del Yaqui, con el libro “Río interior”, y el Premio Ramón Figuerola 2016, en el marco de los XXX Juegos Florales de Coatzacoalcos, Veracruz.


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La reivindicación de las nínfulas Libros

[Territorio Lolita, de Ana Clavel] 6 Por Carlos Martín Briceño

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enía 24 años cuando vi Perfecto asesino, de Luc Besson. El filme, que significó el debut cinematográfico de Nathalie Portman, era un drama policiaco que contaba la historia de una niña de doce años que es atendida y entrenada por un asesino a sueldo que le ha salvado la vida. Recuerdo haber visto la película en compañía de mi novia, obnubilado por la sensualidad y el carisma de la Portman-nínfula en su papel de Mathilda, hechizado por el magnetismo que irradiaban sus expresivos ojos negros y sus finos labios. El movimiento de su cuerpo, ahora que lo pienso, no era el de una niña, era el de una mujer que intentaba agradar a su héroe, es decir, al hombre que significaba todo en su existencia. Como Humbert Humbert, el protagonista de la famosa novela de Nabokov, por un instante, sentado en mi butaca, con la vista fija en la pantalla, sentí que aquello era “amor a primera vista, a última vista, a cualquier vista”. Al encenderse las luces del cine, sin pensármelo demasiado, cometí la torpeza de confesarle a mi novia lo atractiva que había encontrado a la pequeña. Y digo torpeza porque su reacción –iracunda, colérica– me dejó perplejo. Sus “cómo te atreves”, “pero en qué cabeza cabe”, “cuidadito que te estás convirtiendo en un degenerado”, sacudieron a tal grado mi conciencia que me llené de culpabilidad. El hecho de haber descubierto belleza en una pre-adolescente, ¿significaba que estaba a unos pasos de convertirme en un enfermo? No dije nada. Le di vuelta a la hoja y cambié el tema para no dañar, aún más, la susceptibilidad de mi acompañante, pero la perturbadora belleza de la Portman-niña quedó esa noche grabada para siempre en mi memoria. El hecho anterior, que evoco ahora con tanta nitidez, me vino de nuevo a la cabeza a causa de Territorio Lolita (Alfaguara 2017), de Ana Clavel, un brillante ensayo donde la autora intenta desmitificar, o por lo menos poner sobre la mesa de debate, la satanización que el mundo ejerce sobre todo aquél, que como yo, se hubiera permitido alguna vez caer bajo el inevitable influjo de las ninfetas. Así, en Territorio Lolita, Ana Clavel, no sólo intenta descifrar los motivos del escritor ruso para escribir su novela y a la postre crear el mito de las Lolitas –esas “niñas descarriadas” que conscientes de sus encantos, se aprovechan de los hombres maduros ansiosos de poseerlas –sino que se toma el tiempo para darnos un paseo por la historia del “deseo edénico” (así es como ella lo nombra) ofreciéndonos una sugerente y seductora colección de personajes literarios y cinematográfi-

/// Ana Clavel. Foto Archivo de La Jornada.

cos que contribuyeron, de alguna manera, a concebir la fábula de Lolitas y Lolitos, porque hay que decirlo, en estos tiempos de igualdades genéricas, mal habría hecho Ana Clavel en dejar fuera de las páginas de tan seductor libro, a los representantes del sexo masculino. De esta manera, tomando como base uno de los más fascinantes fetiches de nuestros tiempos, Territorio Lolita explora largamente casos emblemáticos como el de Alicce Liddel, la niña inglesa a la que Lewis Carroll, autor de Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, dedicó su famosa novela y a la que fotografió infinidad de veces; o el de Wadzlio Moes, el hermoso niño rubio de diez años cuya belleza despertó la admiración del escritor Thomas Mann al grado de inmortali-

zarlo en su novela Muerte en Venecia (que con el tiempo sería llevada al cine por el director Luccino Visconti); o el de la Caperucita Roja cuya historia, ya se sabe, tuvo que ser matizada por Perrault en 1697 debido a que el relato original, en lugar de presentar a una niña ingenua y tímida, insinuaba que ésta estaba deseosa de manipular al lobo en la cama; o más recientemente el caso de Brooke Shields, la actriz norteamericana de la película Pretty Baby que a los diez años, dos antes de aparecer en esta cinta, posó desnuda para la lente del artista Garry Gross, y cuyas fotografías, a pesar de su eminente valor artístico, con el correr de los años se volverían tremendamente polémicas por “alentar la pederastia”. Ahora bien, acaso sin proponérselo, este libro también constituye una invitación a descubrir, a través de las letras y por nosotros mismos, el verdadero origen de la nínfula, aquello que subyace en su interior y que resulta más poderoso que el deseo mismo. Es un convite a sumergirnos en la lectura de autores que se han aproximado al tema, como Jean Cocteau en Les enfants fatals (1929), André Pieyre de Mandiargues en La sangre del cordero (1946), Ian McEwan en Jardín de cemento (1978), Julio Cortázar, en Silvia (1969) y por supuesto, Juan García Ponce, mi compatriota, en Ninfeta (1995). Dice Jean Cocteau que los privilegios de la belleza son inmensos y que actúa incluso en quienes no la perciben. Por eso Ana Clavel dedica su último apartado a la presencia de las nínfulas en otras artes. El cine, por ejemplo, esa fábrica de ilusiones al alcance de casi todos, se ha interesado

numerosas veces en el tema. La novela de Nabovok, por ende, ha sido llevada dos veces al celuloide con muy buenos resultados. La primera ocasión en 1962 cuando fue dirigida por Stanley Kubrik y la segunda, en 1997, en manos de Adrian Lyne. El amante, la obra cumbre Marguerite Duras, que trata, precisamente, de un amor entre una adolescente de 14 años y un adulto de treinta y tantos, es otro ejemplo de cómo la pantalla grande es capaz de ejemplificar para sus espectadores una mirada que permita captar con mayor precisión los pormenores y motivos de los protagonistas. Pero volviendo al inicio de este texto, acaso sin pretenderlo, Ana Clavel con su Territorio Lolita me ha abierto la puerta para evocar a una nínfula, a una Lolita inolvidable que, hoy en día, lamenta que su papel en Perfecto asesino haya provocado que uno de sus fans le escribiera para contarle una fantasía sexual donde él la violaba. “Qué hacemos con el deseo, cómo lo sublimamos o ritualizamos, eso ya es responsabilidad de cada quién. Y la literatura y el arte son espacios propicios para explorarnos o exorcizarnos sin violentar a los otros”, me escribió Ana en un correo que cruzamos cuando sentí la necesidad de contarle, antes que a nadie, el recuerdo de mi encuentro con la Portman. Ana Clavel, huyendo de retóricas innecesarias, partiendo de una investigación exhaustiva, ha escrito un ameno y seductor ensayo que nos ayuda a dejar atrás los tabúes y encontrar la verdadera sonrisa de las ninfas. Un viaje inolvidable al reino de las Lolitas.


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Carlos Fuentes (1928-2012)

La palabra me hará vivir el glorioso visitante en turno nos lo requería, no tenían por qué acudir al banquete. Fuentes vio a los famosos y ¡zas!, en menos de lo que canta un gallo ya estaba enfuentizándolos. Me viene a la cabeza este trabalenguas que asocio con Fuentes: “Perejil comí y me emperejilé ¿cómo me desemperejilaré?”. Después de leer La región más transparente uno piensa que jamás volverá a desenfuentizarse, porque nada tan arrebatado e insaciable como verlo moverse dentro de la piel de sus personajes”.

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umeralias van, numeralias vienen. Del 68, cincuenta años. Otros tantos de Carrington, Arreola, Ibargüengoita, Pita Amor… y del mismo Carlos Fuentes, pese a que lo conmemorado no termine en cinco o cero, abarque una década o no, qué más da. Para celebrar a Fuentes cualquier excusa es bienvenida. Los seis años de su muerte, el 15 de mayo de 2012, o los sesenta de que publicara ese canónico libro llamado La región más trasparente, o las remembranzas que sobre su vida y obra hace Elena Poniatowska en Ficción y realidad, un misceláneo y logrado libro coordinado (desde la Universidad Autónoma Metropolitana) por Álvaro Ruiz Abreu, que nos advierte sobre “los retos de la novela contemporánea”. Escribe Poniatowska: “Tuve el privilegio de conocer a Fuentes antes de que se hiciera escritor porque íbamos a los mismos bailes en las embajadas y en las casas de Las Lomas y lo observaba sentarse al lado de madres y chaperonas de las hijas que pronto sacaría a bailar y preguntarles si su bolsa era de Hermes o de Cartier y su perfume Chanel número 5, el mismo que Marilyn Monroe usaba de camisón”. Los años en que la rebeldía de ese joven llamado Carlos Fuentes se gestaba ya. “Voy a descubrir el lenguaje”, le dijo a su entonces compañera de baile. “¿El lenguaje?”, preguntó Elena. “—Sí, voy a perder la inocencia, el lenguaje me va hacer suyo, la palabra me hará vivir y viviré sólo para ella, seré su dueño. No le entendí bien y sólo acerté a preguntarle: —¿Y yo? —Me temo que nunca vas a perder la inocencia, eres una ingenua, pareces monjita”. 1958 No tendría que pasar mucho tiempo para que Fuentes publicara La región…, recuerda Poniatowska, libro que en su “profética” defensa Fernando Benítez sostuviera: “cualquiera que sea el destino del libro mexicano ya no lo espera el miserable y caduco ninguneo”. Un afán y dos logros tuvo Fuentes, continúa la crónica de Poniatowska. Afán “totalizador” radicado en la inconmensurable empresa de “cambiar el destino de México al reflejar su sortilegio y su podredumbre”. “México, por medio de Carlos Fuentes, es un truco de prestidigitación, el encuentro de civilizaciones, el enfrentamiento entre el roto de la colonia Roma —que podría ser Archie Burns— y el caifanazo o el musafir de la Bondojito. Fuentes tiene prisa. Las imágenes pasan rápido, a los diálogos hay que pescarlos al vuelo, no vaya a esfumarse todo. Carlos carrerea a Enrique Creel: “Oye, vámonos de putas porque me faltó el capítulo 13”. El país es México y Carlos va a exponerlo como los muralistas a la historia patria, la superficie

/// Elena Poniatowska

/// Carlos Fuentes

del maíz, y el agua quemada —símbolo prehispánico del sacrificio— todo junto pero no revuelto, porque todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar”. Logros. Inaugurar la literatura como profesión y prestigiarla, “hacerla glamorosa, divertida y respetada”. “Si todo sirve para escribir sabiéndolo acomodar —subraya Poniatowska—, Fuentes democratiza la literatura, la pone a circular,

la vuelve objeto de cambio. Los lectores recurren a Fuentes-autor no sólo para informarse sino para verse retratados y, en ese reflejo, encontrarse a sí mismos. La literatura tiene que ver con la vida real y la vida está en los libros”. Hasta antes de la irrupción del fenómeno Fuentes, añade la autora de La noche de Tlatelolco, los mexicanos permanecíamos “a la orilla, rumiando sus rencores pensando que si

Asamblea escritural Reflexiones similares a las de Poniatowska se incluyen también en Ficción y realidad, libro surgido de un salón de clases de la UAM Xochimilco a partir de dos premisas: dar espacio para que los propios escritores expresen sus puntos de vista y ceder la palabra a profesores, críticos e investigadores a fin de que dialoguen mediante códigos con los escritores y las obras, según advierte el propio Ruiz Abreu. El resultado es siempre una benéfica asamblea donde ficción y realidad se proyectan potencializadas, desde los particulares puntos de vista para conformar un todo dinámico y no concluido, a partir siempre de la observación del género novelístico. Conclave que Sheyla Valdovinos, autora del ensayo “Macho viejo y Café cortado: lecturas para la vida”, refiriéndose a títulos de Hernán Lara Zavala y Mónica Lavín, compendia bien: “De cuando en cuando los lectores agradecen la escritura profunda y sensible de sus autores, que pensándolo o no, los acompañan cotidianamente a esa bella vida, a veces feroz y llena de interrogantes que, en compañía de las letras, se hace más emocionante, clara y llevadera. De alguna manera, la realidad del lector empatiza con la ficción de cada una delas historias contadas y entrelazadas por sus narradores. Ninguna historia personal es singular, todas están siempre latentes en las mentes y corazones de la humanidad, así piensa el cerebro humano. Todo el día vivimos y respiramos historias —incluso los sueños están construidos por éstas—, y no se trata simplemente de entretenimiento, las utilizamos para simular, para ensayar y permitirnos experimentar situaciones o sensaciones, sin tener que correr los riesgos relacionados con vivirlas. Por esa razón la literatura funciona muchas veces como una guía, de ahí nace su poder”. Ficción y realidad incluye textos de Héctor Aguilar Camín, Juan Villoro, Mónica Lavín, Hernán Lara Zavala, Jacobo Sefamí, Raquel Serur, Sara Poot Herrera, Edith Negrín, Laura Hernández Martínez, Ana Rosa Domenella, Araceli Soní Soto y José Luis Miyamoto. *** * @mauflos Álvaro Ruiz Abreu, coordinador, Ficción y realidad. Los retos de la novela contemporánea, UAM, México, 216 pp.

Op. Cit.

6 Por Mauricio Flores*


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Entrevista

LA GUALDRA NO. 338

Consultar la entrevista completa en: https://www.youtube.com/watch?v=1lKE5NpPqn4

Benito Taibo en Zacatecas 6 Por Jánea Estrada Lazarín

A

principios de este mes de mayo, durante dos días, se llevó a cabo en Zacatecas, la 26 Asamblea General Ordinaria de la Red México que reunió a varios personajes entre los que se encontraban académicos invitados, representantes del INEGI y de los principales medios públicos de comunicación de la república; nuestra ciudad fue sede gracias a las gestiones realizadas por María Teresa Velázquez, directora del SIZART, quien fungió como anfitriona de estos invitados de todo el país congregados para hablar entre otras cosas, del cumplimento de la Ley Federal de Telecomunicaciones. Entre ellos se encontraba Benito Taibo, quien además de ser narrador, poeta, promotor de la cultura y un buen conocedor de la gastronomía, es el director de Radio UNAM. Nos reunimos con él justo antes de la comida ofrecida a los asambleístas en el jardín de las esculturas en el IZC; y para hacer la entrevista nos situamos en las instalaciones del Archivo Histórico del Estado de Zacatecas; ahí, rodeados de imágenes y archivos del músico zacatecano Manuel M. Ponce, comenzamos una breve pero sustanciosas charla con Benito, este personaje que por su carisma y talento para las letras ha sabido conectar muy bien con las nuevas generaciones de jóvenes que leen con avidez sus libros y lo siguen

por miles en las redes sociales.

flejo…

Jánea Estrada Lazarín: A un año y cuatro meses de ser director de Radio UNAM, hablemos de esa experiencia… Benito Taibo: La experiencia de Radio UNAM ha sido maravillosa, llego ahí cuando se celebran sus primeros 80 años, una radiodifusora cultural universitaria, pública y comunitaria porque sirve a la lógica de una comunidad universitaria y simultáneamente se extiende a toda la comunidad, a la sociedad. Llego con objetivos claros a la vista; uno de ellos es la modernización tecnológica -que es absolutamente imprescindible-, y el otro es la creación de una serie de nuevos contenidos que sigan haciendo de Radio UNAM lo que ha sido durante toda la vida. Hay que pensar que por esos micrófonos, estudios y cabinas pasó toda la inteligencia del país durante el siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI; desde Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis y quien se te ocurra, estuvo ahí alguna vez. Y bueno, intentamos mantener esta tradición de tener a las mejores mentes de las generaciones y al mismo tiempo cumpliendo nuestro objetivo esencial que es la difusión de la cultura, la de la divulgación de la ciencia -que es parte de la tarea de la UNAM- y también la de la creación de la conciencia crítica, que finalmente para eso sirven las universidades. Las universidades son el reflejo de la sociedad mexicana y Radio UNAM es un reflejo de ese re-

JEL: Hablemos de la importancia de fomentar el sentido crítico, el pensamiento crítico y humanista a través de los contenidos de la radio. BT: Sí, y particularmente de los contenidos de la radio que tengo el enorme privilegio de representar; la radio que es una caja de resonancia de los propios intereses de la Universidad Nacional Autónoma de México, como te decía, la universidad no solamente produce ingenieros, abogados, médicos… produce personas con bagajes culturales que los hacen tener una educación formal y una educación sentimental. Nosotros apoyamos en la educación sentimental también de todos estos alumnos. JEL: Decíamos también que es urgente que este tipo de radiodifusoras se fortalezcan también en cuanto a la tecnología, ¿qué se está haciendo en radio UNAM en este sentido? BT: La UNAM ha hecho un enorme esfuerzo para hacer que la tecnología llegue; en los próximos meses tendremos antenas nuevas, micrófonos, cabinas, consolas nuevas; todo aquello para que esa voz de académicos, poetas, matemáticos, científicos, músicos, llegue hasta los oídos de quien tiene que llegar, de la mejor manera posible. JEL: Porque además es muy importante que este tiempo tan convulso el arte y la cultura se sigan difundiendo. ¿En qué

contribuyen este tipo de contenidos a que éste sea un país mejor? BT: El arte y la cultura sirven como catalizadores, como creadores de conciencia crítica y sirven simultáneamente como bálsamo para las heridas del tiempo terrible que hemos vivido; para los tiempos oscuros y violentos la poesía… bueno, pienso en voz alta, pero Bertolt Brecht lo hacía maravillosamente bien, ¿no? En tiempos oscuros y violentos siempre había una voz que se levantaba frente a la injusticia, se levantaba… y pienso también en la maravillosa frase de Luis Rius, el poeta español que decía: “No podemos vivir como si la belleza no existiera”. Tenemos que vivir sabiendo que la belleza existe y que, a pesar de todo el horror, la belleza puede ser un bálsamo para las heridas, sin lugar a dudas. JEL: Tú eres narrador, poeta y eres un gran conocedor de la gastronomía universal… BT: Soy un comedor universal [ríe], como todo lo que me pongan en frente, me gusta mucho la comida. JEL: Hemos visto tus programas en los que hablas de un personaje distintivo de la tierra a la que vas y además lo vinculas con un platillo relacionado con el personaje y con la ciudad. ¿No sería posible que hicieras próximamente algo así en Zacatecas? Uno de López Velarde… BT: López Velarde, en Jerez y con asado


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Entrevista

de boda… Sí. Digo, no estoy haciendo actualmente esos programas, pero te juro que el primero que haría sería ése de López Velarde porque además se me antoja mucho el asado de boda. El programa se llamó “La historia se sienta a la mesa”, fueron 20 programas que se hicieron combinando la historia de un par de personajes que se sientan a una mesa para vivir una historia… por ejemplo Frida Kahlo ofreciéndole la primera comida mexicana a León Trotsky en su exilio mexicano; o Moctezuma Segundo abriéndole las puertas del palacio a Hernán Cortés; o Villa y Zapata encontrándose en Xochimilco justo antes de entrar al corazón de México… y como estas historias, muchas otras -yo la verdad me divertí mucho- y mezcladas con la gastronomía pues dan un resultado divertido, diferente… JEL: Y además es una manera de promover nuestro patrimonio cultural, porque tenemos que estar investigando constantemente para conocer qué es lo que nos identifica… BT: La comida, sin duda, es parte del patrimonio cultural; nosotros somos parte de uno de los cinco países más importantes en cuanto a patrimonio gastronómico, no sólo en cuanto a patrimonio artístico y arqueológico. Yo creo que es una de las cinco grandes cocinas del mundo, la mexicana; y lo comprobamos en cuanto salimos de casa, a 200 kilómetros a la redonda cambia completamente lo que estás comiendo; esto tiene que ver con mestizajes, con influencias, con tradiciones; tiene que ver con montones de cosas que son lo que nos hace… tiene que ver con generación de identidad. JEL: ¿Qué es lo que disfrutas más, ser poeta, promotor de la lectura o comer? BT: Disfruto más comer… pero todo lo disfruto. Escribo poesía desde los 16 años, soy periodista desde los 17; a la narrativa llegué ya bastante mayor y sin embargo la estoy disfrutando mucho, me estoy divirtiendo muchísimo. JEL: Porque además has encontrado un vínculo muy especial entre lo que escribes, entre la narrativa y las redes sociales… BT: Y con los jóvenes. Los jóvenes han sido extremadamente generosos con lo que he escrito. Cuando sale mi segunda novela, que es la que tiene mucho éxito entre los jóvenes, yo nunca pensé en estarles hablando a ellos, yo estaba hablándoles a los de mi generación. Y de repente ellos, insisto, muy generosamente, la adoptan y la convierten en una suerte de bandera… Yo agradezco mucho cada vez que se acerca un chico a decirme lo bien que escribo, etc., etc., y yo le digo que la literatura está ahí para ser utilizada; que yo lo único que hice fue hacer un homenaje a esos libros que a mí me cambiaron la vida y que me la siguen cambiando todo el tiempo. Nos la cambian a cualquiera. JEL: ¿Los buenos lectores son buenos electores?

BT: Sí, sin duda. Un buen lector es un buen elector. Un buen lector es una persona independiente, crítica, que va siendo cada vez más eficiente y logra tener un panorama mucho más amplio del mundo, de las cosas, de las ideologías y de las maneras de ser de los demás, por lo tanto, es un ser capaz de tomar mejores formas de elegir. JEL: Para terminar, Benito, agradeciendo tu colaboración con este espacio gualdreño, ¿qué esperarías tú como hacedor de la cultura, como creador y sobre todo como promotor de ésta, que se hiciera en la Secretaría de Cultura el siguiente sexenio, independientemente de quien quede como presidente? BT: Yo lo único que esperaría es que la

cultura fuera para todos. Una de mis grandes cruzadas que tiene que ver con el fomento a la cultura tiene que ver con el precio de los libros. Yo estoy convencido de que un lector y un libro se encontrarán tarde o temprano, pero si el precio del libro es accesible y tienes posibilidades será mucho más fácil este encuentro entre los dos. Necesitamos una Ley del Libro mucho más poderosa, con dientes, que permita la exención fiscal a aquéllos que produzcan libros, por ejemplo, y que de esta manera se multipliquen las editoriales que hagan llegar hasta los rincones más recónditos de nuestra patria el libro. No como en la cruzada cultural de Vasconcelos, sino más bien después de un proceso de justicia social necesarísimo y todos

tengamos las mismas oportunidades, los mismos derechos y los mismos beneficios que brinda el mundo actual; que todos tengamos luz, drenaje, agua, educación, salud, vivienda, etc., y después de eso pensemos entonces en un país de lectores. Y así, mientras soñamos con ese país de lectores que serán también buenos electores, nos despedimos de Benito Taibo, quien más tarde -junto con los demás participantes de la Asamblea General Ordinaria de la Red México en Zacatecas- comió nopales, asado de boda y hojaldra de guayaba zacatecana, alimentos de la región que efectivamente nos identifican a quienes aquí vivimos. Gracias, Benito.


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LA GUALDRA NO. 338

El otro Donald de América Videos

6 Por Adolfo Nuñez J.

E

n This is America, video musical de Donald Glover, quien artísticamente funge bajo el nombre de Chidlish Gambino, el director Hiro Murai condensa a lo largo de 4 minutos de manera pesimista, pero muy potente, el estado y la normalización de la violencia en el entretenimiento americano, desde su concepción hasta su consumo. En tan solo 6 planos y con un increíble trabajo de cámara captura enérgicas coreografías donde el diseño de producción y el cuidado al detalle resulta impresionante. Lo esencial de esta obra audiovisual recae en el contenido, al aterrizar como una feroz crítica repleta de simbologías y referencias lanzadas como dardos envenenados sobre la actual situación de la población negra en Estados Unidos y la realidad que se vive constantemente bajo la era y administración de Donald Trump. Lo más llamativo del video clip es el tratamiento de la violencia y el uso de armas de fuego que ocurre en dos ocasiones, las

cuales son utilizadas por “el otro Donald”, el mismo Gambino. La primera, en los momentos iniciales del video al ejecutar a un guitarrista sentado en una silla, la segunda al acribillar a los miembros de un coro, como una clara reminiscencia a un evento acontecido en una iglesia de Charleston en el año 2015. Al instante de ser disparadas las balas, el cambio musical se vuelve abrupto, en lo que inicialmente suena como un ligero tema soul

y R & B para transformarse rápidamente en un trap violento y ruidoso. Instantes después de dicho cambio en el tono y en medio del caos, un personaje secundario aparece y toma las armas cubriéndolas con una tela roja. De este contraste se pueden rescatar dos interpretaciones: por un lado la parodia al mismo género trap como una crítica al excesivo hedonismo e indiferencia de los artistas de moda, los cuales continúan vendiendo

La música del ambiente

Música

3 The art of noise [Última parte] 6 Por Eduardo Ismael Dávalos* “With the advent of the nineties a new decade of clubs and Dj´s have floated into our counsciousness. Their trip is a journey into peace. An ambient ecstasy. The creation of a new musical travelogue. A minimalistic embrace of everything good about the hard an uncompromising trance-dance of house and the surrealism of ambient instrumentalism”. -booklet de the Art of noise

A

rt of noise es uno de los actos inspirados por el ambiental que Brian Eno iniciara en los 80´s con sus lps Muzak. La música ambiental daba pasos para integrarse dentro de una cultura, la de la música electrónica bailable (EDM por sus siglas en inglés). Si Brian Eno había ideado una música líquida que armonizara espacios habitados, ahora los impulsores del ambient dentro de la cultura EDM nos invitaban a peregrinar a los clubes donde se bailaba techno, house, trance y demás músicas frenéticas (a veces bajo influencia de drogas de diseño) para, por unas horas escaparnos del mundo por medio de la reinvención sonora de nuestro ambiente (también muchas veces bajo la influencia). Históricamente, para la EDM es tan fundamental el grupo alemán KRAFTWERK,

una imagen y un estilo de vida bordeado en la violencia, y que como reflejo en la interpretación de Gambino contiene una verdad que resulta demasiado cruda y real como para poder aceptarla. Por otro lado, la crítica a la excesiva protección y normalización de la violencia en el manejo de armas de la sociedad americana, que escudada bajo la segunda enmienda sobre el derecho a la posesión y portación de armas parece velar por encima de los derechos humanos y la verdadera seguridad de sus ciudadanos. El imaginario que Glover y Murai plantean cobra relación directa con su serie Atlanta, producida por el canal FX y que actualmente transmite su segunda temporada, que a la par analiza con humor las incongruencias raciales y los estereotipos infundados por la violencia en el mundo del hip hop y el rap. En This Is America la declaración de Glover resulta la misma, al exponer las problemáticas sociales que aparentemente están bajo control, y en el mismo instante de generar alguna reacción al respecto a caricaturizarlas en el propio acto de comenzar a bailar como si nada ocurriera.

como lo es ENO a la música ambiental. KRAFTWERK y ENO son muestra de diferencias y similitudes que acercaron en los 90´s a dos corrientes dispares en un solo espacio, para muchos una especie de santuario moderno: el club de baile. Ambos géneros comparten los samples, ya sea de otras piezas musicales o de sonidos extraídos del medio ambiente, los ritmos compuestos casi indescifrables, lo etéreo. Luego, la vulgarización del ambient en los clubes serviría para iniciar e impulsar el “chill-out”, que para quien esto escribe es a la música ambient lo que el “smooth” es al jazz: una aproximación mal hecha. Pero, volvamos al tema. Los encargados de llevar la música ambient a las pistas de baile fueron una generación de intelectuales iconoclastas de la EDM. En los últimos años de los 80´s y en los 90´s, Art of Noise edita varios de sus mejores álbumes, tan diferentes entre sí como: Who´s afraid of the noise, que es bastante estresante de escuchar, y The seduction of Claude Debussy, que está basado en la música del compositor francés (también un precursor de la música ambiental). Podemos mencionar a Aphex Twin, que además cultiva el “soundcloud” (la contraparte frenética del ambient) con la misma naturalidad con la que edita “drukqs” (2001), un ejemplo de ambient post Brian Eno casi perfecto. Ejemplos sobran en una década por demás interesante, más aún si contamos como actos ambient a todos las derivaciones de la EDM que se hicieron para no bailar, o a los géneros influidos: shoegaze, industrial, trip-hop, lo-fi... y hay muchos otros. A partir de las décadas dos mil el ambient está en el internet y no tanto en las tiendas de discos. Soundcloud y las disqueras independientes como Inner Ocean Records y Ninja tune records son un buen ejemplo. *Diletante


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Desayuno en Tiffany’s, mon ku

6 Por Joan Barros

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l 26 de junio, el maestro del cine de terror italiano Dario Argento estuvo dando una charla en el Hôtel de Galliffet, el magnífico edificio del siglo XVIII sede del Instituto Cultural Italiano de París. Recién aterrizado se dirigió a presentar su autobiografía Peur (Miedo) que se acaba de editar en tierras galas. Varias películas del director van a reestrenarse en Francia, y se está preparando una retrospectiva en su honor. La velada se terminó justamente con una proyección de la versión remasterizada de Rojo oscuro (Profondo rosso). Dario Argento es el máximo referente del llamado cine giallo, un subgénero italiano que combina el cine de terror con el thriller, donde prepondera lo visual a la coherencia de la trama y donde la violencia suele ser explícita y filmada de forma esteticista. El director italiano dirigió en 1975 la obra cumbre del giallo que es Rojo oscuro, y antes había realizado grandes éxitos dentro del género como El pájaro de las plumas de cristal (1970) o El gato de las nueve colas (1971). A finales de los 70 dirigió Suspiria donde el tema ocultista coge fuerza, y en 1982 Tenebre que también es considerada uno de los mejores giallos, pero, como siempre en su filmografía, fue víctima de la censura, su gran enemigo. En una sala repleta de un público atento y entregado, el director italiano habló largo y tendido sobre varios temas relacionados con su obra, amenizándolo con anécdotas varias y contestando a las preguntas de los asistentes. Un cine esteticista Quiso abordar el tema del remake por estrenar de su mítico filme Suspiria, dirigido por Luca Guadagnino, y dejó clara su insatisfacción con el resultado final. A su parecer no conserva el espíritu de la película original y comentó que aun siendo una buena película no le satisfizo. Por otra parte, hizo hincapié en la importancia que para él tienen la pintura, el aspecto cromático y la música en su obra. Son, según sus palabras, de suma importancia para provocar sensaciones en el espectador y puso como ejemplo “las sensaciones horribles” que producen algunos cuadros, como el de la cabeza de Medusa, de Rubens. Además, en Rojo oscuro los cuadros, como bien sabe el espectador tras finalizar el largometraje, juegan un papel primordial en el desarrollo y desenlace del filme. Incidió, además, en cuánta importancia le otorga a la arquitectura y a las estatuas, y como en Rojo oscuro están muy presentes como unos personajes más del filme.

/// Dario Argento durante su charla en el Instituto Cultural Italiano en París.

/// Dario Argento, director de cine.

En cuanto a la importancia de la música en sus películas, tuvo grandes palabras de elogio hacia Ennio Morricone, a quien considera “el más grande”. Dijo que trabajar con él había sido muy agradable y que había una gran compenetración entre ambos. También expuso ante los presentes que a principios de los setenta quería que el grupo Pink Floyd compusiera canciones para sus películas y que con ese fin se desplazó hasta Londres para proponérselo, pero que no lo logró al estar el grupo musical de gira y no tener tiempo para componer una banda sonora. Por descontado hablo del conjunto que tantas canciones ha compuesto para sus películas, el grupo italiano Goblin. Mencionó que él mismo, junto a Goblin, participó en la creación de la música de Suspiria: tras un

viaje a Grecia se enamoró del sonido del instrumento bouzouki y pidió al músico que añadiera el sonido de ese instrumento en la banda sonora que componían. Considera, acertadamente, que la música reverberativa y tenebrosa de ese instrumento ayudó a crear un ambiente lúgubre y aterrador. Sobre el cine Por otra parte, Argento opinó sobre el estado actual del cine y dijo que no hay ahora ningún director en especial al que admire. De hecho, subrayó que el cine estadounidense de hoy se basa mucho en la espectacularidad de los efectos especiales, pero con historias a menudo vacías, sin alma y repetitivas. No obstante, elogió el cine que se hace en la actualidad en Corea, Japón, Tailandia, México y Argentina, sin especifi-

car títulos ni directores. Ya al final de la charla explicó que para él el rodaje de una película nunca ha sido divertido ya que conlleva una gran carga de tensión y estrés y que a menudo durante el rodaje uno tiene la sensación continua de insatisfacción y que la locura está a la vuelta de la esquina. Acabó la velada recordando a su gran amigo, tristemente fallecido en 2017, George A. Romero, a quien ayudó en la producción del clásico de terror moderno Zombi (1978). Desde entonces fueron grandes amigos y tan solo un mes antes de su defunción lo visitó en Londres. Dario no falló a sus fans y, aun estando cansado por el viaje que había hecho esa misma tarde, tuvo la deferencia de firmar sus libros a los que estaban interesados en ello y en intercambiar unas palabras y alguna broma con cada persona que hacía cola. Grande en todos los aspectos.

Cine

Dario Argento, el maestro del giallo en París


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Arte como tributo de memoria

Un paseo por el arte actual en Bogotá Arte

6 Por Maliyel Beverido

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a sabíamos: no todo en Colombia es García Márquez o Botero, y tampoco puede reducirse a Shakira y Escobar. Como muchas ciudades capitales, Bogotá se balancea entre extremos; por un lado, una vigorosa energía creativa y por otro una tremenda desolación y decadencia. Ambas cosas se pueden constatar en un mismo hecho, el graffiti: cientos de pintas de estilos y formatos variados, desde la firma de personajes, pandillas y barriadas, hasta representaciones figurativas o abstractas de los más diversos temas. Puentes, túneles, bardas, postes, toda superficie es buena para manifestarse, para dejar una constancia del malestar o la esperanza. Aunque visto por muchos como vandalismo, una gran cantidad de estas intervenciones urbanas va acompañada o legitimada por la preocupación común, la queja que todos comparten: la inseguridad, el miedo, la desconfianza y también el llamado a la paz. Existe una idea genera de recuperar el pasado para posibilitar otro futuro. Para ello está el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, que ocupa parte de los terrenos del Cementerio Central, y que es un espacio destinado a al reconocimiento de los derechos de las víctimas del conflicto armado interno. También está ya en proceso de construcción el que será el Museo Nacional de la Memoria Histórica, que se inaugurará en 2020. Pero es de notar que incluso mucho de lo que se ve en los museos y galerías de arte tiene este enfoque, el de no olvidar. La ciudad está marcada por el dolor, herida y purulenta aún. Rotas las calles y las gentes por una historia que se remonta lejos y cuyos horrores no parece que acaben pronto. Parece contradictorio, no olvidar para sanar, recobrarse sobre los escombros de la historia, pero tiene sentido puesto que no se puede cicatrizar una herida que se deja sin atención. En el Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO), encontramos la muestra “Hay que saberse infinito” (www.mambogota.com/exposicion/hay-que-saberseinfinito), de María José Arjona, artista colombiana del performance que radicó muchos años fuera de su país y vuelve con esta especie de antología de su carrera, para rendir un tributo de memoria. Además de exhibir numerosos artefactos que han acompañado sus acciones, el museo programó una serie de performances ejecutados (o activados) por artistas invitados, así como visitas guiada por la propia Arjona. Una de las piezas más impactantes es una larga pared sobre la que, en un primer tiempo, se lanzaron burbujas recubiertas de un pigmento rojo. Al contacto con la superficie dura estas burbujas reventaron, dejando una huella roja, lo

/// Galería Valenzuela Klenner, en Bogotá, Colombia.

/// María José Arjona, artista colombiana.

/// Pieza de Juan Carlos Delgado.

que le da a la pared el aspecto de un muro de fusilamiento. Arjona explica que el segundo paso ha sido escribir continuamente sobre esa pared, con un gis, la

frase “remember to remember” (recuerda recordar), que ella misma tiene tatuada en la espalda. Escribir en blanco sobre la pared enrojecida no es borrar, aunque el

efecto es que la pared parezca volver a su claridad inicial. Ésa es su idea de sanación: una herida cuya cicatriz es visible, pero se atenúa con el ejercicio constante de la rememoración. Hay en Bogotá no menos de un centenar de lugares expositivos. No están concentrados en un solo lugar, todos los barrios tienen su porción de estos espacios, unos casi disimulados tras una fachada común de vivienda, otros claramente anunciados; unos custodiados por agentes de seguridad privada, otros atendidos por los propios dueños; en unos el lugar está dedicado únicamente a la exhibición y en otros se comparte con una café, librería o foro. El Ministerio de Cultura edita una pequeña guía que anuncia 135 espacios culturales, la mayoría de ellos con galería. Allí se puede apreciar el intenso desarrollo de la actividad plástica de los colombianos. También allí la palabra reiterada es “memoria”. Claro que una semana no alcanza para visitarlas todas, pero una docena puede muy bien dar cuenta del panorama. En Candelaria, el restaurante-galeríalibrería Casa Kanú, además de haber recibido a Cristina Rivera Garza en el marco de la FILBO para una charla, y de ofrecer un excelente café, dedica sus muros a la exhibición de fotografías de aspectos poco turísticos, pero entrañablemente reales de Bogotá. Imágenes para no olvidar a quienes viven en un circuito diferente, aunque en el mismo lugar; las fotos exhibidas son del artista colombiano David Gutiérrez. En la galería Nueveochenta, en Chapinero, encontramos la propuesta de Juan Carlos Delgado denominada “El acantilado”, otro ejercicio de memoria basado en la reconstrucción del recuerdo desatada por objetos de acuerdo a su visibilidad. Entre sus piezas destacan cuadros que dan la espalda al público, que sólo puede reconocer en ellos el marco. Otro espacio, situado en un edificio de La Macarena, y dedicado al arte más vanguardista, es la galería Valenzuela Klenner, que también estaba presentando una antología de arte-acción de Constanza Camelo Suárez, que reside en Canadá desde los noventas, y es cofundadora del colectivo We are not Speedy Gonzalez, en el que artistas migrantes indagan sobre los procesos interculturales y sus representaciones en el mundo del arte actual. También vimos exhibiciones en contenedores, en pasillos, en patios, y todas parecen propositivas, frecuentadas, animadas. Podría seguir. Jóvenes o viejos, emergentes o experimentados, inmigrantes o emigrados, todos han sido tocados por la violencia y esta necesidad de recordar, de conmemorar, de visibilizar el horror para no volverlo costumbre. Y me pregunto entonces ¿nos pasará lo mismo?


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“Una verdad extraña” para la verdadera y viva poesía española 6 Por Antonio Rodríguez Jiménez

M

anuel Ruiz Amezcua acaba de dar a la luz un volumen de poesía de casi 900 páginas titulado Una verdad extraña (Comares, 2016), que recoge su poesía desde 1974 a 2018, toda una heroicidad para los tiempos que corren, donde ser poeta se ha convertido en un oficio desprestigiado que se reduce a “tú me traes y yo te llevo”, como recuerda brillantemente el autor de la edición e introducción de este volumen, Carlos Peinado Elliot. Gracias a libros como éste estamos saliendo del laberinto y del infortunio en que introdujo a la poesía española hace treinta años un grupo de comerciantes (editores, críticos y poetas) que marcaron los cánones de cómo debía escribirse si el poeta deseaba ser conocido y publicar sus libros en los lugares oportunos para que sus versos llegaran a la prensa y a las librerías. Afortunadamente hay editoriales como Galaxia Gutenberg o Comares, entre otras que están rompiendo con la hegemonía imperante durante décadas y están dando a conocer a poetas diferenciales y de una singularidad arrolladora como es el caso de este libro y de otros que vienen de camino como la antología de Pedro Rodríguez Pacheco titulada Estéticas de la Diferencia, de una calidad extraordinaria. Pero hablemos, aunque sea en breve, ya que es desproporcionada la longitud de este comentario sobre el poeta con lo que realmente ofrece, que es una obra magna y muy atractiva. Con el tiempo irá desapareciendo la poesía de gaseosa y se irá perpetuando la autenticidad, la originalidad y la calidad como elementos básicos y esenciales de la poesía española contemporánea, ésa que desgraciadamente no se conoce fuera de España y que muy pocos han leído en el territorio español. Manuel Ruiz Amezcua, a partir de su antología Del lado de la vida (1974-2014) ocasiona una serie de reacciones sobre este poeta casi secreto y oculto, que reaparece gracias a esta edición de Galaxia Gütenberg. Poesía –como recuerda José María Balcells (2014, p. 18)– la de Ruiz Amezcua que ha padecido una clamorosa invisibilidad durante décadas, similar a la de otros poetas de España. Se trata de un poeta insistente en su propia obra, resistente, que ha logrado atraer la atención de numerosos críticos, tras años de existencia en las catacumbas. Sobre este autor, nacido en Jódar, Jaén en 1952, se ha dicho que ha intentado hacer un rescate un poco forzado pero coherente y con todo derecho. Se recogen en un libro sobre él (Singularidad en la poesía de Manuel Ruiz Amezcua, también de 2016), coordinado por el profesor José María Balcells, textos de Juan Cano Ballesta. Domingo Faílde,

José Lupiáñez, además de textos de Cela, Saramago, Muñoz Molina, Leopoldo de Luis, Pedro Martínez Montávez, Masoliver Ródenas, Molina Damiani, Morales Lomas, Rosa Navarro, Julia Ortega, Ignacio Prat, y Manuel Rico, entre otros, un esfuerzo titánico para demostrar su singularidad. En sus versos hay elementos suficientes que demuestran la calidad poética de este singular lírico andaluz, que forma parte de esa nómina enorme de poetas silenciados por el establishment de la poesía de los ochenta. La diferencia entre éste y otros es que él no presentó batalla diferencial –excepto algunos artículos sueltos en alguna publicación del momento– y permaneció en silencio hasta que muchos años después reaccionó en solitario. Al no presentar batalla abierta contra la poesía hegemónica tampoco sufrió los ataques de silenciamiento total que padecieron otros poetas de su generación, de ahí que muchos críticos publicaran sobre su obra al no presentar problema alguno de una posible

reacción negativa del poder contra ellos. Ruiz Amezcua presenta a lo largo de su trayectoria (como se pueden ver en los libros recogidos en Una verdad extraña) elementos de calidad suficientes precisamente para ser rechazado o silenciado, tales como el cultivo de los metros clásicos (sonetos), la libertad temática y el intento de ser original y coherente con sus propias ideas. Lo que provoca, pues, esa marginalidad hacia su obra, al considerársele que está fuera de la órbita oficialista, así como el no cultivar una poesía sentimentaloide o de orden neo social con elementos de una sub experiencia, que ha sido la moda impuesta durante décadas. Precisamente, sin él saberlo, se colocó en una posición de postergación junto a muchos poetas de una calidad y de una singularidad notables. La ayuda de Balcells en este sentido es inestimable, ya que ha colaborado a sacar del ostracismo y de llamar la atención sobre él y otros poetas de esa línea de personalidad propia que durante los últimos 35 años se silenciaron con la colaboración de los críticos de los principales suplementos de prensa, así como de revistas especializadas. Cuando Balcells habla de que Ruiz Amezcua ha sufrido una clamorosa invisibilidad es consciente de que docenas de poetas de la época del escritor jiennense, con calidad similar, han sufrido la misma invisibilidad, así como otros de escasa obra y calidad han sido jaleados y exaltados simplemente por publicar en determinadas editoriales y ser criticados muy positivamente por críticos específicos (me refiero a Víctor García de la Concha, Luis Antonio de Villena, José Luis García Martín y muchos otros, que desarrollaron su labor en la misma estela. Posiblemente, el primero, que fuera a la postre director de la RAE y del Instituto Cervantes, es el que dedicó más atención a una poesía

más plural, una vez desaparecidos críticos como Florencio Martínez Ruiz, o Leopoldo de Luis, y otros de generaciones más antiguas, que mostraron una generosidad hacia los jóvenes poetas en general sin miramientos de posturas estéticas, ya que se centraron simplemente en la calidad de la obra). Su libro titulado Palabras clandestinas (2015) está relacionado en cierta medida, aunque posiblemente él no lo conozca (habría que preguntárselo al autor), con la trilogía de Pedro Rodríguez Pacheco La leyenda del sábalo, formada por los libros Oda Civil (1995), Manual para terroristas (1997) y Delicias de Bromuro potásico (1998). Se observa en la obra de Ruiz Amezcua dolor, insatisfacción y crítica contra el sistema. En el poema “Ciudad perdida” acude a la amada como asidero para permanecer en la “gusanera” social, como él la llama, donde “todo procede de la envidia / y desemboca en el desprecio”. Y en un tono desgarrador añade que “sólo la barbarie echa raíces […] Sólo cunde el desaliento”. Los poemas de Pedro Rodríguez Pacheco en este sentido son más irónicos, humorísticos y hasta divertidos, en una crítica tan ácida que produce la sonrisa, mientras que los de Ruiz Amezcua son muy serios y desgarradores. En su caso, no es este libro uno de sus mejores títulos, pues yo prefiero los poemas de Las voces imposibles (1993) o los de Atravesando el fuego (1996), aunque los gustos no pueden ser homogéneos y cada crítico tiene su propio sentido del gusto, que se puede convertir en algo tan personal como diferente. En definitiva, la obra de Ruiz Amezcua es tan recomendable como oxigenante, de modo que es necesario tomarla y retomarla para conocer a uno de los grandes poetas andaluces de las últimas décadas, que, por cierto, es poco conocido en México y en otros países del orbe hispánico.

Libros

[Un caso singular: Manuel Ruiz Amezcua, que ofrece 900 páginas de versos]


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LA GUALDRA NO. 338 /// 14 DE MAYO DE 2018

El Santo Oficio Seis

Río de Palabras

6 Por Alberto Huerta

¿Y ella? Ella existe. Zoe Valdéz

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e voy a contar un cuento: Éste era un gato, con los pies de trapo y los ojos al revés. ¿Quieres que te lo cuenta otra vez? Él le dijo mientras fumaba envuelto en nubes de humo, grises… y bebía sorbos de cuba libre haciendo sonar los cubos de hielo contra el vaso. Ella preguntó: ¿Por qué dejaste que los barcos naufragaran, encallaran? ¿Por qué dejaste que se fueran a la fregada? ¿Por qué jijos se largaron con la música a otra parte las pinches sirenas? ¿Por qué todo se fue al diablo? ¿No te dolió perder? ¿Eh? ¡Te estoy hablando… chingaos! Ten la decencia de responder… carajo. Ella estaba llorando, encabronada… Sí, bien emputada… ¡Ahí viene un avión cargado de..! ¿Por qué no le dijiste que la amabas? Que por las noches sentado en la sala de tu casa te ponías bien briago y la vida se te había convertido en un verdadero infierno. Sí, cubas libres, Tom Collins, desarmadores, cervezas, mezcales derechos, sólo con chupetones de sal y rebanadas de naranja… los limones son para el tequila. Y al otro día gárgaras de Astringosol. Respondió él, y siguió fumando como chacuaco. Dándole sorbitos al cuba libre. ¿Por qué? ¿Qué te hacía falta? Brindando en silencio con las arañas, calladito. Las paredes de la casa crujieron adoloridas. Te voy a contar un cuento, dijo: Un elefante, se columpiaba, en la tela de una araña… Y como veía que resistía, fueron a llamar a otro elefante… Y apuró un trago gordo de mezcal, ya sin hacerle gestos. Ella sólo suspiraba, pensando: ¿Dónde carajos se fueron las putas sirenas? O las pescaron y enlataron en aceite de oliva. Y se las comieron con galletas saladas, o habaneras o tostadas asoleadas. Él se puso a cantar bajito, todo desafinado: Ella quiso quedarse, cuando vio mi tristeza, pero ya estaba escrito… ¿Por qué el mal agüero? ¿Por qué la revoltura? ¡Aaaaay mis hijos!, pasó volando

la Llorona por las azoteas, a ver si no se da en la madre con los tinacos Rotoplás, con los tendederos, o la chamuscan con los cohetes, porque en este pueblo todo el tiempo, ya sea de día o de noche truenan cohetes. O le pega un tiro un valentón. Y todo por andar de chillona. Ya todos

la traen de ojeriza… por chillona… y culera… ¿quieres que te cuente un cuento? De cómo le dieron pira los siete enanos a Blanca Nieves. ¿Qué chingaos me ves? ¿Traigo monos pintados en la cara? Yo tenía diez perritos. Uno se murió en la nieve. Ya nada más me quedan nueve, nueve, nueve.

De los nueve que tenía, de los nueve que quedaban, uno se fue con Pinocho. Ya nada más me quedan ocho, ocho, ocho. De los ocho que tenía, de los ocho que quedaban, uno se subió a un cohete. Ya nada más me quedan siete, siete, siete… Dijo. Y cerró los ojos y suspiró. Ella lo mira. Lo está mirando.

/// Rufino Tamayo. Maestros cantores. Óleo sobre tela. 87x70 cm. 1949. Colección Privada. Con esta imagen, felicitamos a todos los maestros en su día.

6 Por Pilar Alba

A

sí duran a veces los amores: unos días, unas semanas, meses y, en casos extraordinarios, años. Nunca he sabido de amores reales que duren para toda la vida. Por eso entro siempre a cada amor con mi maleta para salir huyendo a la hora de los trancazos, para no andar por ahí dejando mis cosas regadas. También

Así duran los amores cargo un bozal en la bolsa para no decir cosas de las que pueda arrepentirme, cuando el corazón se rompa, el cerebro se atiborre y las palabras quieran salir desbocadas. Tomo, tal vez a usted le parezca, muchas precauciones, pero como dicen por ahí: no

hay de otra, siempre hay que hacerlo. Resulta necesario, porque las vísceras explotan, se expanden, se desparraman. Los sentimientos se desbordan y se queda una destrozada. Y es que los amores duran poco, a veces hasta horas, minutos o segundos. Sé que

sería mejor pensar en evitarlos, pero simple y sencillamente no puedo; es más, declaro que ni siquiera lo intento. Me gusta el azar, la emoción, el vértigo… ese sentir que al menos por un momento: una representa para alguien algo.


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