SUPLEMENTO CULTURAL
NO. 343 /// 18 DE JUNIO DE 2018 /// AÑO 8
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Imagen del libro de Kojin Toneyama (1921-1994), The Popular Arts of Mexico, 1974.
Una de las líneas del programa curatorial de la XIII Bienal FEMSA, Nunca fuimos contemporáneos contempla el estudio y la reflexión sobre lo que comúnmente se denomina como artes populares. El estado de Zacatecas destaca por este tipo de producción artística, muchas veces con vocación utilitaria. La ciudad, además, cuenta con una institución en donde sobresale el montaje y exhibición de máscaras: el Museo Rafael Coronel. La intención de este segmento del programa curatorial es ofrecer distintas perspectivas sobre el arte popular, más allá de su tradicional entendimiento como parte de la identidad cultural de la nación.
[El enigma del Ojo de Dios / No-fronteras nacionales del arte popular, por Daniel Garza Usabiaga, en páginas centrales]
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LA GUALDRA NO. 343 /// 18 DE JUNIO DE 2018 /// AÑO 8
La Gualdra No. 343
Editorial Ganó la Selección Mexicana; nadie lo podía creer, creo que los primeros sorprendidos fuimos nosotros, los mexicanos. Muy en el fondo siempre albergamos la esperanza de que gane el TRI, pero estamos tan acostumbrados al “ya merito”, al “jugaron muy bien, pero no metieron goles”, al “por poquito ganamos”, que triunfos como el de ayer contra los alemanes nos saben a gloria. Y nos reímos, gritamos, nos abrazamos, salimos a la calle a festejar, a cantar el “Cielito lindo”… de regreso a casa hacemos de las redes sociales el refugio para nuestra creatividad y después, a continuar, porque la vida sigue triunfe o no la selección. Con este mismo ánimo festivo, creo que lo ocurrido el domingo fue una buena manera para terminar una semana de buenos eventos culturales en Zacatecas. Desde el martes pasado se llevaron a cabo aquí varias de las actividades programadas en las Jornadas Lopezvelardeanas y el Museo Zacatecano fue la sede de las presentaciones de libros y conversatorios realizados en torno a la memoria del poeta zacatecano Ramón López Velarde. De lo que tuve la oportunidad de constatar, puedo decir que fueron excelentes las ponencias de José Javier Villarreal y de Javier Acosta; igual que la presentación del libro de Minerva Margarita Villarreal; pero el conversatorio realizado el pasado viernes, en el que participaron José Javier Villarreal, José María Espinasa, Javier Acosta y José de Jesús Sampedro, realmente me encantó por el equilibrio perfecto entre sencillez y profundidad que tuvieron para abordar tanto la obra de López Velarde, como la del poeta galardonado con el Premio Iberoamericano este año, nuestro querido Sam. Por cierto, a José de Jesús Sampedro lo entrevistamos para mi video columna gualdreña; la primera parte ya puede verse en la página de YouTube de La Jornada Zacatecas,1 y la segunda saldrá este viernes 22 en el mismo sitio; le recomiendo mucho que la vea porque en ella, Sampedro habla de su trayectoria no sólo como poeta, sino como promotor de la literatura desde la década de los años setenta. ¿Sabía usted, por ejemplo, que incursionó en el cine como guionista? De eso y muchas cosas más hablamos con él; es interesante conocer este tipo de
datos para comprender la importancia de un personaje como Sam en la construcción de un nuevo orden cultural en Zacatecas durante el siglo XX, pero también para confirmar por qué las actividades que él realiza desde hace más de 40 años siguen contribuyendo a que Zacatecas sea un referente nacional en el mundo de la poesía. La semana pasada también recibimos la noticia de que la Orquesta Típica del Ayuntamiento de Zacatecas obtuvo el nombramiento de Patrimonio Inmaterial del Estado por unanimidad en sesión de la LXII Legislatura del Estado de Zacatecas; esto asegura y protege su permanencia y nos da mucho gusto; pero más que eso, nos alegramos porque sabemos del esfuerzo realizado por el grupo de personas que promovió que esta declaratoria se otorgara, me refiero aquí principalmente a Magdalena Okhuysen -directora de la Casa Municipal de Cultura- y a mi compañera del Doctorado en Historia de la UAZ, Sonia Medrano, cuya investigación fue decisiva para que la Típica tenga hoy este nombramiento. Felicidades a ellas, a la Mtra. Judith Guerrero y a todos los integrantes de ese equipo conformado para que este proyecto fuera exitoso. El mismo jueves 14 se inauguró la exposición Cactus Pétreos, de Marco Alejando Chávez Pérez, en las bóvedas I y II de la Ciudadela del Arte; le recomiendo mucho, estimado lector, que la visite. Esta muestra escultórica, de impecable factura, tiene la particularidad de que está hecha con piedras originarias del estado de Zacatecas y el tema, las cactáceas, alude también a lo que en nuestro territorio se da generosamente y embellece el semidesierto. Más de 18 meses le llevó a Marco -originario de Pabellón de Arteaga y avecindado en Zacatecas-, integrante del Taller de Escultura del IZC, realizar las piezas que presenta en esta primera exhibición; los resultados son muy buenos y por eso lo invito a que vaya a verla. Enhorabuena, Marco. Que disfrute su lectura.
Contenido Cactus pétreos* [Texo para la exposición de Marco. A. Chávez] Por Irene Ruvalcaba
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Poemas en los que no Sobre Atmósferas, negaciones de Jaime Labastida Por Adolfo Castañón
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Nunca fuimos contemporáneos El enigma del Ojo de Dios /No-fronteras nacionales del arte popular Por Daniel Garza Usabiaga
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Los espacios de lectura Por Eduardo Campech Miranda You were never really here La importancia del héroe solitario Por Adolfo Nuñez J. Desayuno en Tiffany’s, mon ku Cold War y Long day’s journey into night Dos críticos hablan sobre sus películas favoritas de Cannes 2018 Por Carlos Belmonte Grey
La Orquesta Típica del Ayuntamiento de Zacatecas Patrimonio Inmaterial del Estado Por Magdalena Okhuysen
Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com 1 https://www.youtube.com/ watch?v=AOLohzhPqJUhttps://youtu.be/AOLohzhPqJU
Directorio
Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Otro cuerpo Por Pilar Alba El Santo Oficio Tres Por Alberto Huerta
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Esfíngidas Por Manuel Sauceverde
Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita Diseño Editorial
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
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Escultura
/// Cactus pétreos. Fotografía de Iván Leaños.
/// Marco A. Chávez Pérez. Foto de Iván Medrano.
Cactus pétreos
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[Texo para la exposición de Marco. A. Chávez] 6 Por Irene Ruvalcaba
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l desierto nocturno de la soledad lo acompañan piedras aljófares, mantos de atardeceres llenos de soles apagados y una sola flor, escondida bajo la arena, que en otro tiempo fue la pieza principal del collar de una estrella. La inmovilidad mineral lleva cargando años de movimiento, piedras y piedras de siglos, huesos de la tierra. Al desierto nocturno de la soledad lo acompañan cactus pétreos. Las plantas cansadas de cubrirse de espinas para defenderse de la muerte, ahora se han puesto una máscara de años y parecen más vivas que nunca. El reino mineral ha envuelto al vegetal. El agua, fiel compañera del tiempo, se encuentra contenida en el centro vacío de las rocas. Y es el centro el que mueve al cactus como un caracol que se enrolla adentro de su concha. Cómo hablar del movimiento callado de los cactus. Aunque parecen estar secos como corazones de muchachas que ya no creen en el amor, por dentro, sus labios de tuna jugosa revelan a otra muchacha oscura que brota como un oasis. Bajo la luna nueva, la oscuridad deja salir un hilo de leche tierna. Momento que se sostiene entre la dureza y lo fluido. La esperanza es eso que se encuentra entre el azul del cielo y el brillo de un sol amanecer. Fuego sobre el viento. Entre el miedo y la ilusión lo sólido envuelve a lo blando y le seca las lágrimas como a un león recién nacido. Pese a todo, los cactus pétreos crecen
entre el desierto de la noche. Callados arrullan a las piedras y éstas se abren para que surja de ellas el encuentro.
exhibición actualmente en las Bóvedas I y *La exposición Cactus pétreos se inauguró el 14 de junio de 2018 y se encuentra en
II del Cenro Cultural Ciudadela del Arte en Zacatecas.
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LA GUALDRA NO. 343
Literatura
Poemas en los que no
Sobre Atmósferas, negaciones de Jaime Labastida 6 Por Adolfo Castañón I Este acto de homenaje y merecido reconocimiento coincide, en el calendario del hombre interior que habita a y en Jaime Labastida, con un momento de examen y de recapitulación, una hora como de corte de caja en la que se pone la vida en claro, para evocar a José Moreno Villa, el momento de redactar una carta de creencia, como fue el caso de Octavio Paz, cuyo último libro de poemas se titula Árbol adentro y que no deja de tener ciertas correspondencias con Atmósferas, negaciones de Jaime Labastida. Menos que un testamento y más que una bitácora, el libro prolonga el tono poético del libro anterior: En el centro del año,1 extiende ese impulso para adentrarse en el mundo interior navegando hacia adentro con los remos del preguntar y las aspas de los paréntesis que dejan en suspenso y en vilo, abiertas hacia el pasado y hacia el presente, las posibilidades del existir, las puertas de lo posible. Desde ahí cabe entender cómo el poeta se hermanan con el hombre que asciende la pirámide del sacrificio o del soldado caído en la batalla o que dedique a Bernal Díaz del Castillo un poema, como si el soldado de Cortés fuese —y lo es— una figura próxima al poeta-editor-ensayista-filósofo-administrador y navegante arriesgado por el mar de papeles públicos y privados. Esa bisagra de lo público y de lo privado es precisamente uno de los ejes misteriosos que vertebra el proyecto de Jaime Labastida. El escritor Sergio González Rodríguez saludó En el centro del año con sagacidad: En el centro del año ofrece un flujo verbal (cinco cantos) que medita sobre la naturaleza y la existencia humana. Así confluyen la realidad, sus conflictos sociales, y la presencia subjetiva del escritor que los observa. El eje del vértigo reflexivo se halla en el tema de la libertad. A partir del canon humanista de algunos textos y autores, se escruta el presente: Hobbes, Leibniz, France, Neruda, Arcipreste de Hita, Shakespeare, Gorostiza, Valéry, Rimbaud, López Velarde, entre otros. […] El fervor como dispositivo poético alcanza con En el centro del año un rango paradigmático: un libro superior en la poesía mexicana de los últimos años. El poder de la palabra en su esplendor vasto.2
/// Jaime Labastida. Foto de las Asociación de Academias de la Lengua Española.
VII. Poema donde sólo el silencio3 In memoriam Bernal Díaz ¿Estuve alguna vez allí, en aquella plaza? ¿Pude ver cómo a los hombres les era arrancado sin piedad su corazón? ¿Recuerdas? Los tambores sonaban con estrépito. Algo decisivo se grabó en mi memoria: el momento preciso en que nació el silencio, un silencio que sonaba con el sonido de una catarata sin agua, adentro de mi cráneo en penumbras. Era agosto, llovía y los relámpagos cesaron a la medianoche. Los tambores nos dejaron sordos, hundidos en un silencio extraño. ¿Lo recuerdo, en verdad? ¿Fue así, de cierto? Aquel silencio era tan denso,
como si respirara adentro de un mar de azogue y de ceniza, blando. ¿Será posible? ¿Lo recuerdas acaso? ¿Cómo lo puedes recordar, si estás ya muerto? ¿Pudo haber sido así? Ese silencio, ¿fue aún más fuerte que el estrépito de todos los tambores? Pudo haber sido así, tal vez, siento una duda. En mi cráneo retumbaba el ruido sordo de todas las campanas de todos los campanarios de toda la ciudad. Así se extendió aquel ruido silencioso en donde aún estamos sumergidos, sin oírnos los unos a los otros, desde entonces y hasta este día terrible de tinieblas que es el de hoy. ¿Recuerdas? ¿Pudo haber sido así? ¿Pudo haber sido así, en verdad? ¿Sucede? XI. Poema en que quién sabe4
Me miro, una vez y otra vez, en el espejo. ¿En dónde estoy? ¿De quién es ese rostro, ajado? ¿En dónde está el que fui? ¿A dónde huirá aquel que habré de ser, acaso, un día? Quién sabe. ¿De verdad no lo sé? Todos avanzamos sin duda, con paso firme, hacia la muerte. El rostro envejecido, el deterioro implacable de tus ojos, tus oídos ya sordos, ese rumor quebrado de tus huesos, ¿qué dicen, pues, qué otra cosa te dicen que no sea la certeza cercana de la muerte? Ah, no, quién sabe. ¿Quién sabe qué? ¿Qué sabes? Habrá de suceder, nunca te engañes. Un día tus ojos serán vistos por unos ojos que tú jamás verás. Así sucederá, no hay duda alguna. Sucederá de cierto, no te engañes. Porque siempre fue así, sucederá otra vez, no cabe duda. ¿Por qué dices entonces que quién sabe?
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/// Bernal Díaz del Castillo. Foto INAH.
II El libro Atmósferas, negaciones se arma con 33 poemas, veinte para “Atmósferas”, trece para “Negaciones”. Los de la primera parte están invariablemente fechados y situados en lugares como Cuatro ciénagas, Coahuila, las montañas de Corea del Norte, la Gran Muralla China, las Barranca del Cobre, Mazatlán, Topolobampo, rumbo al mar Bermejo, Morelia; entre los edificios de la ciudad de México, Chapultepec, el Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional, sobre las rocas volcánicas del Xitle, en Kyoto, en los jardines de Katzura, en la Península de la Magdalena frente al Mar Cantábrico, en Berlín, junto a las tumbas de Guillermo y Alejandro de Humboldt y entre el Berlín Oriental y Occidental, además del lugar más remoto de todos: “en mi interior hombre”. Los poemas están fechados entre 1966 y 2016. La advertencia señala que el autor se estremeció durante muchos años con la lectura de la Epístola que Francisco de Aldana dirigió a Benito Arias Montano, el editor de la Biblia políglota que José Bergamín reunió junto con la Epístola moral a Fabio en un libro inaccesible, publicado en México en 1941 en la co-
lección El Clavo ardiendo, con el título Hombre adentro. Los 33 poemas de la cosecha recogen otros tantos frutos maduros. Henchidos de experiencia. Esa experiencia constata la fugacidad y la condición efímera, también introduce en los 13 poemas de “Negaciones” la ficción y la posibilidad de una experiencia vicaría: el autor se estremece como Bernal Díaz del Castillo o como aquel que asciende la pirámide rumbo al sacrificio. Muchos de los poemas de esa segunda parte concluyen con una constatación “sucede”. El tiempo ha dispersado a los amigos y, de hecho, desafía la posibilidad misma del recuerdo, de la memoria. El sujeto elocuente que mira la fotografía de un niño con su madre no puede, no sabe recordar si en efecto él fue ese niño. La imposibilidad de la memoria estrecha con su angustia e impertinente pregunta la escritura que se sostiene e ilumina en la duda y en la interrogación como una única certidumbre de la escritura a la que mueve y estremece la conciencia de que será leída. Este vaivén entre lo vivido, lo escrito, lo soñado y lo leído, es el espacio por el que navega este náufrago al que solo sostiene en la
tempestad la valentía y el coraje de dar la cara a la tempestad y al abismo del tiempo. Ese valor es el líquido mercurial que sostiene el impulso edificante de este labrador de la palabra en el desierto y que le confiere a su quehacer y oficio dignidad y consistencia ética. No hay engaño ni magia. El teatro del lenguaje abre y cierra sus telones en una hora gris, indecisa entre el crepúsculo y la aurora, en una penumbra donde lo posible se estremece bajo la piel recordando al leyente y al copista que lo que una vez se vio se volverá a ver. La lección ética es una lección planetaria. El poeta se ha desplazado hasta la Gran Muralla para constatar desde ahí la vanidad de las murallas, abre el pecho al mar para medir con su frágil humanidad el vasto territorio, la intemperie del hombre adentro que lo habita. III Los dioses que habitan este planeta de tinta en sangre no están muertos, son dioses moribundos, murientes entidades que, como el hombre, su hermano, semejante y lector, participan de la condición efímera de las estrellas que se encienden para apagarse. No viven sino que des-
IV “[…] Brota, / sin voces, la palabra”, lo acaba de decir el poeta, la palabra es “una cactácea impura” que se yergue en el desierto, “¿De qué se nutre la palabra”, se pregunta en el atardecer del desierto donde recoge “un poco de universo: cuatro piedras, ¿los fragmentos pequeños de un sueño remoto?” Esas piedras en apariencia muertas merecen ser llamadas “astillas sordas de un planeta diminuto”. A la desolación del desierto corresponde una intemperie más cruda: la de la falta de libertad en un mundo vigilado donde le daría terror vivir, como apunta en el poema escrito en las montañas de Corea del norte, donde literalmente está prohibido hundir las manos en el agua de un rio pues su “olor podría contaminar el agua” y es obligado a detenerse por un fusil. La soledad, lo sabe, tiene como compensación la posibilidad de la esperanza (pp. 13-14). El viaje hacia el Imperio milenario lo hace preguntarse “¿Aquí entraré en el secreto de mi pecho?” (p. 28). En ese espacio donde se ha preguntado si no encontrará ahí “¿qué duras cosas? / ¿Ilusiones perdidas? ¿Ciudades / desgajadas? ¿Hermanos muertos?” (p. 20). La profesión del escritor, su vocación y llamado, se da entonces como un oficio testimonial, como una misión del “animal desvalido que lucha en la tormenta” y sabe ir “de cara al viento” (p. 32) mientras le toma el pulso a un cuerpo que se sabe prometido a la muerte. La geografía se adentra en el viajero. El que sube a un volcán, en realidad se atreve a preguntarse por el sentido de su existir, de su vividura y experiencia: “¿Así sabré por fin en dónde estoy, a dónde voy, si vivo o qué me he hecho?”. Los lugares desfilan entonces como atmósferas interiores que abrigan el viaje que es el preguntar de ése cuyo oficio se vive y desvive como escritura. Jaime Labastida, En el centro del año, México, Siglo XXI Editores, 2012, 56 pp. 2 Sergio González Rodríguez, “Noche y día”, en Reforma, 1 de noviembre de 2012. 3 Jaime Labastida, Atmósferas, negaciones, México, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2017, p. 125. 4 Jaime Labastida, Atmósferas, negaciones, 1
México, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2017, p. 141.
Literatura
viven, su experiencia, su vividura. Ese desvivir se cumple a través de la palabra del hombre que los invoca y actualiza. A su morir que se eterniza, se asoma el hombre, el ser que escribe y se humaniza en la escritura, se asoma a su abismo el lector que se planta a la orilla del poema y lo deja correr como el agua de un manantial que brotara de la boca del poeta. El poeta en realidad no se afana ni esfuerza en escribir, se deja hablar por la palabra que lo atraviesa y desgarra, la palabra que se hace paisaje en su seno e inventa esa geografía singular del hombre adentro, del que se humaniza al adentrarse en sí y alcanza a plantarse en ese ahí, como en un lugar desde el cual es posible fechar un poema.
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XIII Bienal Femsa
Nunca fuimos contemporáneos
El enigma del Ojo de Dios /No-fronteras nacionales del arte popular 6 Por Daniel Garza Usabiaga
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na de las líneas del programa curatorial de la XIII Bienal FEMSA, Nunca fuimos contemporáneos contempla el estudio y la reflexión sobre lo que comúnmente se denomina como artes populares. El estado de Zacatecas destaca por este tipo de producción artística, muchas veces con vocación utilitaria. La ciudad, además, cuenta con una institución en donde sobresale el montaje y exhibición de máscaras: el Museo Rafael Coronel. La intención de este segmento del programa curatorial es ofrecer distintas perspectivas sobre el arte popular, más allá de su tradicional entendimiento como parte de la identidad cultural de la nación. Después de la Revolución, como se sabe, un grupo de artistas e intelectuales consiguieron ubicar a las distintas prácticas que comprenden el arte popular de esta manera y a sus productores (artesanos) como ejemplo de una supuesta creatividad innata presente en los mexicanos. Puede suceder que, al considerar otras perspectivas sobre estos objetos, esta percepción fuertemente enclavada en lo local pueda transformarse, renovarse o comparase en relación a otros escenarios. Aún mejor, podría suceder que nuevos puntos de vista provocaran cuestionamientos del entendimiento habitual de las artes populares y hasta de su, por demás, problemática terminología. Siguiendo la metodología de Nunca fuimos contemporáneos esta búsqueda de alternativas, que pueden sugerir nuevos ángulos de entendimiento a futuro, parte de una revisión histórica del pasado. Dicho lo anterior, el primer enfoque que se propone se basa en la idea de “no-fronteras nacionales” del arte popular. Esta idea es básica para desarraigar y
descentrar el entendimiento habitual de estos objetos. El trabajo del artista japonés Kojin Toneyama (1921-1994) se considera idóneo para ponderar esta perspectiva. Toneyama viajó a México por primera vez en 1959 empujado por su interés en el muralismo y con el fin de ver de primera mano el trabajo de Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. No obstante, según su testimonio, inmediatamente se empezó a interesar, también, en las artes populares y el arte precolombino. Entre 1959 y 1975 realizó numerosos viajes a México con el fin de estudiarlos y residió en el país periódicamente en estancias cortas. Con el tiempo publicaría dos estudios antropológicos y etnográficos especulativos, y desde la perspectiva de un artista, sobre las estelas precolombinas y las artes populares. El segundo apareció en 1974 bajo el título The Popular Arts of Mexico. The Popular Arts of Mexico es un libro único en su género. Contiene un ensayo escrito por Toneyama así como una selección de fragmentos tomados de sus cuadernos de viajes (algo que al parecer era común en las publicaciones de antropólogos japoneses en esos años). En estos textos, el autor realiza comparativas sugerentes, describe métodos y procesos de producción de algunas piezas, narra ceremonias y festejos. Aunque provee información valiosa sobre costumbres y prácticas, Toneyama no se declara un antropólogo experimentado y clarifica que sus especulaciones provienen de un artista y por lo mismo, corresponden a un pensamiento plástico. Por lo mismo, en el libro destacan las fotografías y dibujos de carácter documental realizados en su totalidad por el artista. Al ver este conjunto de imágenes se puede ver un interés de Toneyama tanto en representaciones abstractas como figurativas del arte popular. En relación a lo segundo,
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/// Imágenes tomadas del libro de Kojin Toneyama (1921-1994), The Popular Arts of Mexico, 1974.
servido para argumentar la existencia de este difusionismo cultural. De acuerdo al texto en su libro, Toneyama sintió esta interconectividad cultural en la piel al enfrentarse con los lenguajes, hábitos y la simplicidad de los objetos y construcciones elaboradas por los grupos indígenas de México. El difusionismo, como un terreno de especulación antropológica, se nutre de observaciones como la realizada por el artista en relación a los Ojos de Dios, mismas que abren la posibilidad de nuevos entendimientos, posibilidades e indagaciones. Es importante mencionar que el difusionismo es más que un conjunto de ideas antropológicas sino que involucra una toma de postura que históricamente se ha situado a favor de la interconectividad cultural, el internacionalismo y la fraternidad global, y un mejor entendimiento y búsqueda de similitudes a través de
distintos grupos humanos. Más allá de la especulación antropológica, el interés de Toneyama en los Ojos de Dios hizo que se refiriera a ellos en varias ocasiones dentro de su práctica artística. El artista siempre consideró que estas piezas contaban “con una particular apariencia moderna” y le remitían a la estética del pop, entendida principalmente a través del color. En una obra que pintó en 1967, Geometrismo, incorporó su forma a la manera de un rombo. Esta pintura de colores vibrantes expresa la actualidad o modernidad de la solución artística de los huicholes; misma que en México también dio pie, justo en esa época, a la producción de varias piezas por artistas locales como Mathias Goeritz o Eduardo Terrazas. Como se mencionó al inició de esta nota, Toneyama viajó al país por primera vez para conocer el trabajo de los
muralistas. Como reflejo de este interés, a partir de los años setenta, el artista ejecutó varios murales en Japón; volviéndose, así, un ejemplo del impacto global durante la segunda mitad del siglo XX de la vanguardia histórica del muralismo mexicano. Estos murales expresan su fascinación por el arte mexicano, no sólo en lo que respecta al formato moderno del mural público sino también su interés por el arte precolombino, indígena y popular. En un mural instalado en 1994 en la escuela primaria Ikejeri de Tokio, Toneyama incluyó lo que es una clara representación de un Ojo de Dios. En esta pieza monumental hecha en cerámica y titulada Madre e hijo la característica forma de rombo aparece a la par a otra similar que representa un papalote. Con esta referencia “nacional” en este mural pareciera que el ánimo difusionista de Toneyama completara un círculo, llevando al Japón contemporáneo una forma cultural indígena del continente Americano, susceptible a ser vista de múltiples maneras y más allá de su entendimiento nacionalista. En el trabajo de Toneyama, como conclusión, existe una tendencia a superar las fronteras nacionales en el estudio de las artes populares. De hecho, y en contra de esta tendencia, aprovecha toda ocasión en su libro para especular y establecer vínculos culturales con el pacifico asiático. Bajo esta óptica, y en relación a su perspectiva antropológica, tiene conciencia y resalta en su texto, conexiones entre pueblos indígenas del norte de México y del sur de los Estados Unidos. Más aún, propugna un entendimiento difusionista transpacífico e incluso remarca que siente esta interconectividad cultural táctilmente. Su perspectiva antropológica se sustenta fuertemente en su trabajo como artista; es decir, bajo la plástica. Los Ojos de Dios, por un lado le permiten señalar este difusionismo mediante similitudes formales con objetos originales o indígenas de Perú y Australia. En un ánimo difusionista, pero expresado bajo formas artísticas del siglo XX, Toneyama actualiza desde el formato del mural moderno mexicano hasta soluciones precolombinas e indígenas de México, en un contexto radicalmente distinto: Japón, fin-desiècle. Esta relación entre Toneyama/Japón con las artes populares/el arte wixárika/México puede ser vista como un ejemplo histórico que demuestra la existencia de “no-fronteras nacionales” del arte popular. A través de esto, Toneyama apunta su estudio del arte popular hacia la búsqueda de similitudes, más que diferencias, entre distintas culturas, y contemplando una conectividad que no indaga sólo en el presente sino que también considera el pasado.
XIII Bienal Femsa
predominan representaciones en madera, cerámica o palma de animales y distintos personajes que, para ser fotografiados, configura y monta a la manera de escenas o escenarios. La selección de las piezas y su arreglo para ser fotografiadas puede recordar el gusto por lo “hermoso y refinado”, “cualidades dignas de compasión”, presente en la cultura japonesa y al que Toneyama se refiere en su libro con el término del “loveliness”; una cualidad estética que podría relacionarse con el término kawaii aunque no con sus formas contemporáneas encaminadas hacia el consumo. Un ejemplo histórico que demuestra esta estética son las muñecas kokeshi. El artista marcó esta afinidad entre el arte popular mexicano y una solución estética de Japón, misma que parece ilustrar o evocar adecuadamente en varias de sus fotografías, como la que reúne un conjunto de animales de cerámica de Tonalá u otra que concentra demonios en miniatura de papel maché hechos en la Ciudad de México. Por otro lado, su interés por formas abstractas expresa de manera más clara su entendimiento de “no-fronteras nacionales” en relación al arte popular. Toneyama sentía un especial interés en la cultura wixárika e intentó viajar en varias ocasiones a Nayarit hasta que lo logró en 1966. Atendió y documentó con dibujos la ceremonia de la última cosecha del maíz del año y comparó algunos de sus aspectos con la entonación de yakuras en la Isla de Hokkaido. Dibujó este evento con el fin de no introducir la cámara como medio de registro durante el ritual. Sin duda, los objetos de la cultura wixárikal que más le atraían eran los Ojos de Dios (Sikuli/Si´kuli). Este símbolo de abundancia le intrigaba ya que era muy similar a otro par de objetos que ya había estudiado, sólo que en esos casos provenían de culturas de Perú y Australia. Esta coincidencia de solución entre culturas de México, Perú y Australia le abrió un panorama de especulación antropológica: “no me puedo imaginar que la distribución de este sencillo objeto en una gran parte del área del Pacífico pueda ser enteramente accidental”. A partir de esta reflexión, Toneyama abrió la puerta al difusionismo —ideas antropológicas (desarrolladas desde 1920 por científicos como Leonel Adam, Carl Schuster, Robert von Heine-Geldern, Paul Rivet o Miguel Covarrubias) que parten de la posibilidad de que sucedieron migraciones transoceánicas, anteriores a 1492, sin importar la certeza de saber cómo ocurrieron estos movimientos de personas. La supervivencia de ciertas coincidencias artísticas a través de milenios en distintos grupos humanos, distanciados geográficamente, ha
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Los espacios de lectura
Cine
Promoción de la Lectura
6 Por Eduardo Campech Miranda
A
menudo cuando veo las campañas de promoción de la lectura y aparecen los actores leyendo, los espacios que más proliferan son cerrados, con libros y libreros. Desde luego que las bibliotecas (públicas, privadas, universitarias, escolares, etc.) son quienes, en el imaginario colectivo encabezan la lista de espacios en los cuales se puede disfrutar del placer de la lectura. Después aparecen aulas escolares, salas de hogares mexicanos, verdes prados de parques o jardines. Eventualmente las imágenes hacen referencia al transporte público. Desde luego que también aparecen las recámaras. Leer para conciliar el sueño (en el peor de los casos). Sin embargo, por pudor o por ser políticamente incorrecto, se deja fuera un espacio que muchas personas usamos para leer: el baño. No es práctica nueva. Alberto Manguel en su obra Una historia de la lectura, apunta: Los libros leídos en una biblioteca pública jamás tiene el mismo sabor que los que se leen en un altillo o en la
6 Por Adolfo Nuñez J.
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n la ciudad de Nueva York moderna conocemos a Joe (Joaquin Phoenix) un ex miembro de la Marina de Estados Unidos que vive con su madre, con la cual mantiene una relación muy estrecha y profunda. Cuando no está cuidando a su madre, Joe se dedica a rescatar a niños y niñas que están atrapados en redes de trata de personas y que son sometidos a la explotación sexual. Dicha actividad la lleva a cabo por debajo de la ley, lo que le permite utilizar el método y la violencia que considere necesarios para lograr su objetivo. Joe es contratado para rescatar a Nina (Ekaterina Samsonov) la hija adolescente de un político importante que está atrapada en un burdel ubicado en un elegante edificio. Sin embargo, el trabajo no funciona según lo planeado, y Joe se encuentra en una difícil posición y en un estado de confusión sobre qué medidas tomar. En You were never really here, la más reciente cinta de Lynne Ramsay (We need to talk about Kevin) la directora busca reinventar el género de novela negra haciendo una iteración de sus elementos medulares a través de una narración impresionista que ahonda en la psique torturada de su protagonista y su pasado tormentoso, el cual es presentado a través de imágenes fugaces y flashbacks, y que lo hacen reaccionar de modo alterado, con pánico y malestar. Al igual que en su cinta anterior, Ramsay bordea con sumo detalle y expresi-
/// Foto de Alice Hampson, en Unsplash.
cocina. En 1374, el rey Eduardo III pagó sesenta y seis libras, trece chelines y cuatro peniques por un libro de romances “para su dormitorio”, donde, evidentemente, pensaba que podía leerse un libro de ese género. En la Vida de san Gregorio del siglo XIII se describe el baño como “un lugar retirado donde pueden leerse tablillas sin interrupciones”. Henry Miller estaba de acuerdo: “Mis mejores lecturas las he hecho en el baño”, confesó una vez. “Hay pasajes
del Ulises que sólo se pueden leer en el inodoro, si se le quiere extraer todo el sabor al contenido”. De hecho, el cuartito “destinado a un uso muy especial y muy vulgar” era, para Marcel Proust, el sitio “para todas mis ocupaciones que requieren una soledad sacrosanta: la lectura, las ensoñaciones, las lágrimas y el placer sensual”. Así como Miller considera el sanitario como espacio perfecto para leer fragmento de Ulises, a mí siempre me
ha sido imposible leer poesía en el retrete. Por más mala que considere la obra, me es complicado. Más confortante me resulta leer alguna narración ligera. ¿Condiciona el espacio a la lectura? Creo que sí. Hace años un amigo de Colima me compartía la experiencia de leer Pedro Páramo a las faldas del volcán, a leerlo en la capital del estado o en alguna de sus playas. A su juicio, el primer escenario era el más propicio para disfrutar la prosa de Rulfo. ¿Hemos intentado leer Como agua para chocolate en medio de todos los aromas que describe la autora? Es decir, en un mercado, una cocina o rodearnos –como todo buen ritualde los ingredientes que Tita tiene al alcance de la mano en ese primer capítulo. ¿O El perfume en un establecimiento comercial donde se venden tales productos? ¿Por qué hemos de reproducir esquemas en la lectura? Generar que la lectura vaya acompañada de percepciones sensoriales inmediatas puede ayudar a quienes manifiestan dificultad para construir imágenes mentales. Pensemos pues en bandas sonoras, aromáticas, visuales, táctiles. Pensemos en la lectura como creación.
You were never really here La importancia del héroe solitario
vidad visual una de las principales preocupaciones de la naturaleza humana: su mortalidad, cuya inquietud es acrecentada al mostrar cómo las cicatrices del pasado afectan constantemente la misma existencia del ser humano. Para subrayar dichos desesperación, el músico Jonny Greenwood compone una banda sonora hipnotizadora para la cinta, con ritmos monótonos, angustiosas cuerdas y perturbadores sintetizadores. Somos testigos de la búsqueda de redención por parte del protagonista, a tra-
vés del cuidado y cariño que da a su madre, pero particularmente en la ejecución de su trabajo, el cual lleva a cabo de manera fría y despiadada, pero donde finalmente encuentra un sentido del deber, que pone a prueba sus límites al posicionarlo frente a lo peor que la humanidad tiene para ofrecer. De tal manera, el personaje de Nina juega un papel de suma importancia para Joe al representar su principal vía de salvación, como si fuera la única razón que lo impulsa a nadar a la superficie cuando está a punto de ahogarse. En esta introspección se vuelven claras las reminiscencias al cine de criminales y
corrupción de los años 70, en específico a la magistral Taxi Driver (1976) de Martin Scorsese. Aquí, al igual que en el Travis Bickle de Robert de Niro, encontramos a un protagonista cuyo rostro es absorbido en el reflejo de un parabrisas, en un intento por dejar su pasado atrás pero siendo arrastrado de manera constante al mismo sitio. En dicho proceso la directora Lynn Ramsay no nos da un instante para reaccionar, y en esta reiteración a lugares familiares y lo que se siente como la misma historia es donde encontramos la vitalidad y la importancia del héroe solitario en el cine.
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Desayuno en Tiffany’s, mon ku
Cold War y Long day’s journey into night 6 Por Carlos Belmonte Grey
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sta es la segunda y última entrega que nos hicieron llegar nuestros colegas críticos de cine para contarnos cuál fue su película favorita del 71 Festival de Cine de Cannes. En esta ocasión Daniela Creamer (Ecuador) y Vicenc Batalla (Cataluña) nos dicen haber caidos seducidos por Guerra Fría y Long day’s journey into night, respectivamente.
Daniela Creamer1 De no perderse... la maravillosa Cold War [Guerra Fría] Una melancólica danza amorosa, colmada de idas y vueltas, de pausas y de abrazos, de besos y de fugas. En la Polonia de la Guerra Fría, atravesando Berlín y Yugoslavia, la cantante Zula (Joanna Kulig) y el músico Wiktor (Tomasz Kot) viven un dilema irreversible frente a sus grandes pasiones. Ella, muy determinada y rebelde. Él, sensible y apasionado. Se toman y se dejan entre las reminiscencias polacas de la inmediata posguerra. Rodado en un luminoso y sofisticado blanco y negro, el director polaco Pawel Pawlikowski (Oscar a mejor película extranjera en el 2015 por Ida) presentó una de las mejores entregas de las primeras jornadas de la Competencia Oficial de Cannes. Cold War, como se titula esta joya del cine, describe con rigor, sobriedad y belleza el devenir de este amor imposible. Son más de 20 años de pasión entre una joven con maravillosa voz y un cazador de talentos un poco mayor que luchan contra la maquinaria represiva, la falta de oportunidades, sus propios miedos y un destino trágico que parece apoderarse de ambos. Un melodrama con momentos musicales y aires de film noir de una intensidad arrolladora. Inevitable evocar Casablanca, pero también podría parecer una versión de los años 50 de La La Land, en aquella Europa que resurge de la devastación del conflicto mundial. Mi favorita. Vicenc Batalla2 Bi Gan y la memoria de Cannes El palmarés de la competición y de las secciones paralelas no tiene por qué coincidir con el nuestro porque, en Cannes, cada uno se lleva a casa su propio festival. Como en la película Long day’s journey into night (título de Eugene O’Neil / cuento Últimos atardeceres en la tierra, de Roberto Bolaño), de Bi Gan. Bi Gan nos transporta en un viaje nocturno y sensorial por la memoria del protagonista. En la primera parte, seguimos a Lou Hongwu en su regreso a Kaili. En esta región central china, en Ghinzou. La ciudad natal del realizador que continúa volviendo
/// Fotograma de Long day’s journey into night, de Bi Gan.
/// Fotograma de Long day’s journey into night, de Bi Gan. Cortesía del Festival de Cannes.
/// Fotograma de Cold War. Cortesía del Festival de Cannes.
en esta, su segunda película, a sus lugares y rincones comunes. Estos recuerdos están hechos de planos fijos, mujeres soñadas, ajustes de cuentas entre cabecillas y canciones con regusto atemporal. Una narración más de emoción que de hechos que sublima la cámara como ya nos cautivó en Kaili blues. Es el momento de ponerse la gafas tridimensionales para empezar un viaje que nos hace avanzar hacia los límites del cine para intentar salir de él. De nuevo, un travelling secuencia de una hora nos proyecta
por una mina desafectada reconvertida en prisión y escenario de un concurso femenino para escoger a la reina del pomelo. El propio Lou Hongwu no sabe si lo que está viviendo es realidad o procede de su imaginación. De la nuestra. En una reconstitución de toda su vida y sus personajes familiares que aspira a ser una alternativa a las vivencias del pasado. El virtuosismo puesto al servicio de una reconstrucción del lenguaje y las imágenes. Cuando nos despertamos, Cannes posee otro gusto, otra atmósfera. Nos paseamos
por los pasillos del Palacio de Festivales y la playa de la Croisette como si fuéramos Lou Hongwu. Está en esta película y en todas las otras. A sus 28 años, Bi Gan se fue sin premio en Un Certain Regard. Nosotros nos lo apropiamos como si fuera nuestro. 1
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De Hablandodecine.com y El Universo.
www.paris-barcelona.com
Cine
Dos críticos hablan sobre sus películas favoritas de Cannes 2018
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LA GUALDRA NO. 343
La Orquesta Típica del Ayuntamiento de Zacatecas Música
Patrimonio Inmaterial del Estado 6 Por Magdalena Okhuysen
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l jueves 14 de junio de 2018, la Orquesta Típica fue declarada Patrimonio Inmaterial del Estado por unanimidad en sesión de la LXII Legislatura del Estado de Zacatecas. Por muchas razones merece La Típica este reconocimiento; la más significativa: sus veintisiete / XXVII / 27 años de trayectoria ininterrumpida, dedicados a la transmisión del patrimonio musical zacatecano en los espacios públicos del Municipio y de prácticamente todos los municipios de nuestro Estado. Esta trayectoria sería imposible si los músicos no hubieran sabido disfrutar, compartir y comunicarse con el público involucrado en cada una de sus presentaciones. El binomio Orquesta/Público es la nota fundamental de este nombramiento: un bien es valioso cuando así lo considera la colectividad que lo comparte y lo reconoce como algo propio; así le confiere carácter patrimonial. Esta es una ocasión para reconocer a los integrantes de la Orquesta y felicitarlos por haber sabido construir y mantener esta relación. Sin embargo, para reconocer desde una dimensión más amplia el carácter patrimonial de La Típica, es importante tanto integrar como distinguir entre su trayectoria y su historia, es decir, su vinculación con la tradición de la que es al mismo tiempo heredera y transmisora. La Orquesta Típica del Ayuntamiento de Zacatecas (OTAZ) es una agrupación que, desde que fue fundada en 1991 por el maestro Florentino Raygoza Meza, responde al propósito de preservar la música de cuerdas y de mantener su propia vinculación histórica con una tradición que le viene heredada desde finales del siglo XIX y manifiesta en su repertorio a través de una colección de piezas de diversas regiones y tradiciones, especialmente la del patrimonio musical zacatecano. Las primeras Típicas surgen en el entorno zacatecano cuando los hermanos Carlos y Juan Curti, radicados por un tiempo en la ciudad, motivaron a Genaro Codina, Eliseo y Primitivo Calero a crear dos orquestas, una de varones y la Orquesta Típica Zacatecana de Señoritas, misma que, al mezclar sonoridad, cualidades musicales y la singularidad de un temprano y atípico fenómeno de participación casi exclusivamente femenina, muy innovador para el contexto social de la época, tuvo un éxito inusitado no solo en México sino también en el extranjero. El antecedente histórico y social es relevante en lo que respecta al contexto cultural en general, y al musical en particular, pues Carlos Curti fundó la Orquesta Típica de la Ciudad de México el 1º de agosto de 1884, entre otros propósitos, para representar a nuestro país en la Feria del Algodón, celebrada en Nueva Orleans ese mismo año. Fue tan afortunada la fórmula de la Orquesta —basada en un atuendo “típico mexicano” y en una dotación que mezclaba instrumentos vernáculos con los que forman
parte de las orquestas de música clásica de la tradición europea—, que la participación en la feria se extendió a una gira de dos años, después de los cuales Curti regresó a México y se instaló en Zacatecas, alrededor de 1886;
fue entonces cuando conoció a Codina, a los hermanos Calero y a Fernando Villalpando. Tras la desintegración de la Orquesta Típica Zacatecana de Señoritas, el maestro Antonio de la Rosa tomó el famoso nombre de Orquesta
Típica Zacatecana y, al frente de una nueva organización participó, desde 1902, en distintas veladas musicales. Es notable considerar que, pese a los disturbios revolucionarios, este grupo logró subsistir y figurar como uno de los favoritos en el gusto del público de Zacatecas. De acuerdo con estos antecedentes de la otaz, cabe resaltar la participación en la Típica Zacatecana del maestro Félix González Hidalgo, quien ostentó el cargo de violín principal desde 1930. La Orquesta de Antonio de la Rosa —que ya para entonces llevaba el nombre de Orquesta Típica “Genaro Codina”— desapareció en 1950 y el maestro Félix González, mejor conocido como “Felitos”, conformó su propio conjunto, heredando a las nuevas generaciones el repertorio ancestral, así como una manera especial de aprender y enseñar la música, en virtud de que era invidente de nacimiento. Fue en el grupo “Los Felitos” o “De Felitos” donde, desde junio de 1954, el maestro Florentino Raygoza Meza participó como guitarrista, siendo el nuevo portador de esa vieja tradición aprendida de oído, guardada en la memoria y transmitida de generación en generación desde las postrimerías del siglo xix. Tanto la música como el cúmulo de conocimientos desarrollados para tocar un instrumento y para transmitir los repertorios antiguos o las nuevas creaciones son parte del patrimonio inmaterial que se reproduce, reinventa y hereda generación tras generación. La historiadora Sonia Medrano Ruiz, investigadora de la Universidad Autónoma de Zacatecas, reúne en un estudio de campo un primer acercamiento para “sondear el impacto de la música como elemento vivo” en el que propone las bases de una metodología para “observar la participación ciudadana en el quehacer musical de Zacatecas”; gracias a su generosidad, y poniendo al servicio del proceso de declaratoria de la Orquesta el resultado de este y otros materiales de su investigación doctoral, es que tuvimos la solvencia para protocolizar y conformar en tiempo récord un expediente técnico de La Típica. La Orquesta Típica está conformada por músicos tanto líricos como con formación académica, que han desarrollado habilidades en la ejecución técnica de al menos un instrumento, y cuya trayectoria los califica como preparados en y conocedores del repertorio de música típica, por supuesto, zacatecana, pero también de otras regiones del país. Dada la función músico–social de la OTAZ, la agrupación se orienta a ofrecer servicios culturales a diferentes tipos de público y dedica sus esfuerzos a preservar y transmitir la música de cuerdas y el patrimonio musical zacatecano. Previsto su carácter de agrupación encaminada a ser reconocida como Patrimonio Inmaterial del Estado, coordina también actividades que contemplan la protección, conservación y transmisión del patrimonio cultural zacatecano, especialmente el de su repertorio, además del método sui generis para transmitirlo; este método, basado en la oralidad y, como se mencionaba un poco antes,
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Música
heredado del maestro Félix González Hidalgo, fue perfeccionado por el maestro Florentino Raygoza Meza para adaptarse a las necesidades específicas de la agrupación que fundó e hizo crecer entre 1991 y 2013. Es importante destacar aquí que la mayoría de los músicos que se incorporaron a la orquesta después de haber sido discípulos del maestro Raygoza Meza se formaron con ese método, el cual les representa una herramienta ahora en el ámbito profesional. La OTAZ ofreció su primer concierto oficial el 20 de julio de 1991; en aquella ocasión, el entonces Gobernador del Estado, el Lic. Genaro Borrego presidió el acto protocolario que tuvo lugar en el Salón de Actos del Palacio de Gobierno para recibir a Jorge Antonio Serrano Elías, Presidente de Guatemala, quien visitó Zacatecas para formalizar el acto solemne del hermanamiento de las ciudades de Antigua y Zacatecas. La recepción tuvo lugar en los jardines del Museo Rafael Coronel, y fue enmarcada con la participación de la orquesta, formalizándose con este su primer servicio oficial. Desde entonces, la vocación y función social de la Típica se consolida con cada presentación, al ser nuestra agrupación receptáculo del patrimonio musical de cuatro o cinco generaciones y haberse dedicado, atendiendo la esencia de su conformación, al rescate de la música popular, tanto decimonónica como del siglo XX. La LXII Legislatura ha avalado ya el dictamen; ahora la Orquesta Típica del Ayuntamiento de Zacatecas es reconocida como Patrimonio Inmaterial del Estado; es importante favorecer el trabajo que se ha dado para consolidar el proceso y la declaratoria como Patrimonio Inmaterial del Estado con un proyecto integral que nos permita acercar la riqueza de la música zacatecana a la ciudadanía en general: es necesario fortalecer la dinámica de formación de nuevos públicos a través de los vínculos identitarios que las Típicas fomentan con sus repertorios, rasgo que se verá enfatizado y enriquecido con las sonoridades características de nuestra región, además de otras regiones y horizontes musicales, representadas en piezas que también forman parte de los activos intangibles de nuestra Orquesta; el maestro Florentino Raygoza Jr. lo resume muy bien con esta idea: “tocamos esta música para el gusto y la nostalgia de los que la conocen, y también para el conocimiento de las nuevas generaciones”. Al proyecto de la Orquesta Típica se han sumado las voluntades de muchos actores dispuestos a sumar a su trascendencia; es especial esta ocasión para agradecer el acompañamiento de quienes ahora forman parte del Patronato de la OTAZ: las maestras Sonia Medrano Ruiz, Verónica Dávila Navarro y Aída Martínez, junto con los maestros Adolfo Benítez y Luis Félix Serrano; su disposición y vasta experiencia, sus relación profunda con el mundo del arte y de la música son fundamentales para ofrecer a la Orquesta la continuidad de un proyecto de largo aliento, más allá de los límites temporales de las administraciones municipales. Precisamente la función músico–social de las Orquestas Típicas nos permitirá considerar la significativa sustancia de lo que se espera de un reconocimiento como bien patrimonial: no solamente garantizar la supervivencia de la agrupación, sino ofrecer nuevos escenarios, nuevas voluntades, nuevos vínculos para, sobre todo, estimular y promover el desarrollo cabal de su potencial como vehículo de transmisión de una tradición de intangible pero poderoso arraigo.
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LA GUALDRA NO. 343 /// 18 DE JUNIO DE 2018
Otro cuerpo Río de Palabras
6 Por Pilar Alba
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entí mi cuerpo y ya no era mío. Me resultó lejano, ajeno. Miré mis manos, sus líneas se habían borrado y con ellas también la historia que aquella gitana me descifró en las fiestas por una moneda de diez pesos. No recurrí al espejo, no era necesario, era otra, lo sabía. Mis pies y piernas eran distintas, caminaban a otro ritmo, se movían con otros pasos. Bajé mi rostro, vi mi pubis, ese triángulo poblado de vellos que apenas si dejan ver la entrada a su apertura; efectivamente no era mi entrada, era
otro cuerpo. Toqué mis senos, estaban firmes, el color de la aureola que los corona había cambiado. Cayó de pronto de mis hombros el cabello, era largo, oscuro, casi negro. No era yo. No era mi cuerpo. Con los dedos recorrí las líneas de mi rostro, los detuve largo tiempo en las comisuras de los labios, en los párpados cerrados, en los surcos casi imperceptibles de la frente… No soy yo. No es mi cuerpo. Todo se transformó con tu partida. Nunca más tendré otra vez mi cuerpo, mi sexo, mi rostro. Todo te lo llevaste contigo, menos el corazón y mis pensamientos.
El Santo Oficio Tres 6 Por Alberto Huerta
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¿
¿Se oía el ruido de las olas? Gustavo Sainz
las sirenas? ¿A dónde se fueron las sirenas? No están con los pechos al aire en los islotes. Asoleándose en los riscos de los arrecifes. Aireando sus cabelleras rubias, risadas, morenas, onduladas, pelirrojas, sentadas en las rocas de los riscos, con el torso desnudo, y su canto embriagador. ¿A dónde se fueron? ¿Se contrataron en algún circo gabacho? ¿En los tugurios de la frontera? En los islotes y en los riscos cantaban canciones de Natalia Lafurcade, de Chabuca Granda, de Consuelo Velázquez, de Violeta Parra… Se fueron de gira como cancioneras por las
ciudades y pueblos del país. Los riscos de los arrecifes están vacíos. Y los islotes estrán poblados con pelicanos, gaviotas, y pájaros…. Se fueron con su música a otra parte ¿Entraron a formar parte de la tournée del circo? Gorda, bizca, azul, con las orejas grandes, la vaca me sigue mirando con su mirada boba… ¿Andan de monjas misioneras en África? ¿O en la Amazonia? Yo no me muevo… Me quedo quieto. Sigue nevando en Europa. Llueve, después de dos días de tormentas eléctricas cae la primera lluvia de primavera. Frente a mí las dos gallinas amarillas y gordas, con ojos saltones y la panza llena de monedas.
Esfíngidas 6 Por Manuel Sauceverde Para Vianey 1 Amo tus pies: de tus diástoles, alas— Beso tu sombra 2 En tus caderas crepita una crisálida: pupa de lumbre 3 Me sueño árbol: en mi corteza naces— Arde mi tronco 4 Sin dormir sueño— Eres el alfiler: yo, mariposa 5 Carne de luna (del árbol de las sombras): fruta siniestra
/// Jesús Ramírez. Danzante I.