SUPLEMENTO CULTURAL
NO. 350 /// 27 DE AGOSTO DE 2018 /// AÑO 8
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
José Agustín Solórzano. Foto de Berenice Hernández.
José Agustín Solórzano (1987) es miembro de la Sociedad de Escritores Michoacanos. Autor de los libros de poesía Dos versiones del libro que no escribí (Abismos, 2017), Ni las flores del mal ni las flores del bien (Premio Michoacán de Poesía Carlos Eduardo Turón; Secretaría de Cultura de Michoacán, 2015), Monomanía del autómata (FETA, 2014), Alguien ha salido a buscarme (Diablura, 2012) y Versos, moscas y poetas (Premio Michoacán Ópera Prima en poesía; SECUM, 2009). También es autor de Cuaderno de ensayo (Premio de Ensayo María Zambrano; SECUM, 2017) y de la novela Rompecabezas (FOEM, 2015).
[Una entrevista con él, realizada por Armando Salgado, en páginas centrales]
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LA GUALDRA NO. 350 /// 27 DE AGOSTO DE 2018 /// AÑO 8
La Gualdra No. 350
Editorial Agosto está a punto de terminar y antes de que eso suceda, comparto con ustedes algunos datos acontecidos en diferentes años relacionados con este octavo mes: Corría el año de 1931 y en la ciudad de Nochistlán, Zacatecas, nació un 4 de agosto Ernesto Juárez Frías, compositor de la célebre canción “Juana Gallo” entre otras muchas más piezas de su autoría. Juárez Frías estudió primero en la Academia de Bellas Artes en Aguascalientes y después en el Conservatorio Nacional en la Ciudad de México, en donde también se tituló como abogado por la UNAM. Además de compositor, ha sido guionista de cine y participado como actor en más de 70 películas. Ernesto Juárez Frías es todo un personaje zacatecano a quien hoy extrañamos paseando por las calles del centro histórico zacatecano; problemas de salud lo han aquejado en años recientes y no hemos tenido noticias suyas; desde aquí nuestro deseo de que se encuentre bien. El el 7 de agosto el poeta Roberto Cabral del Hoyo hubiera cumplido 105 años. Nació en la ciudad de Zacatecas en 1913 y su vida estuvo dedicada a la poesía, pero en algún momento de su vida se dedicó también a la radio, fue subdirector de Radio Educación. Cabral del Hoyo, fue miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte y obtuvo entre sus premios más destacados el del Certamen Internacional Centenario de la Muerte de Gutierre de Cetina 1957; la Medalla J. Jesús González Ortega en 1973; y el Premio Iberoamericano Ramón López Velarde en 1993. La Universidad Autónoma de Zacatecas le otorgó el doctorado honoris causa ese mismo año. Publicó los libros: De poesía (1941), De tu amor y de tu olvido y otros poemas (1948), Por merecer la gracia (1950), Romance de Zacatecas (1952), Contra el oscuro viento (1959), Tres de sus palabras (1962), Potra de nácar (1966), Poesía incompleta (1971) y Obra poética (1980), entre otros títulos. Falleció el 4 de octubre de 1999 en la Ciudad de México, sus restos mortales reposan en la biblioteca que hoy lleva su nombre en la ciudad de Zacatecas. Un 7 de agosto también, pero de 2005 falleció en la Ciudad de México otro zacatecano talentosísimo,
me refiero a Severino Salazar, escritor nacido en Tepetongo, Zacatecas, el 12 de junio de 1947. Autor de Donde deben estar las catedrales, novela con la que obtuvo el Premio Bellas Artes Juan Rulfo para primera novela; pero también de Las aguas derramadas (1986), El mundo es un lugar extraño (1989), Desiertos intactos (1990), Tres noveletas de amor imposible (1998), Los cuentos de Tepetongo y Pájaro, vuelve a tu jaula (2002), Mecanismos de luz y otras ilumnaciones (2003). Severino es un zacatecano a quien hay que leer y releer, se lo recomiendo ampliamente si es que acaso no lo ha leído ya. Agosto también es el mes de nacimiento de Alejandro Nava, quien a pesar de haber nacido en San Luis Potosí es considerado como zacatecano. La fecha oficial de su nacimiento es el día 10 de agosto de 1956. Alejandro Nava comenzó sus estudios de grabado en el Instituto Zacatecano de Bellas Artes, luego en Aguascalientes y en la ciudad de Cuernavaca. De él hemos mencionado reiteradamente que además de haber sido un gran artista, como promotor cultural además hay que reconocerle la contribución que hizo al fundar el Taller de Pintura y Grabado Julio Ruelas. La exposición la Antítesis del Silencio, exhibe actualmente piezas de su autoría en el ex templo de San Agustín -quedan pocos días para que pueda visitarla, hágalo, vale la pena-. Falleció el 20 de febrero de 2014. Y a propósito del Julio Ruelas, hoy cumple años Ezequiel Armando Haro Rodríguez, quien se integró al taller el 1987; y en 1993, siendo alumno del taller, ganó el Premio de Adquisición de la x Bienal de Grabado Latinoamericano y del Caribe de San Juan de Puerto Rico. Muchas felicidades. Septiembre está por llegar y con él llegarán muchas sorpresas en el ámbito cultural, ya lo verá; por lo pronto la próxima semana, el día 4, estará de aniversario número 20 el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez; y el 8 se celebrarán los primeros 40 años del Museo Francisco Goitia. A celebrar se ha dicho. Que disfrute su lectura.
Contenido Octavio Paz y Jaime García Terrés: surtidores de otros vientos Por David Noria
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Víctor Cartagena: Arte para visibilizar a los migrantes Por Maliyel Beverido
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John Coltrane y los sonidos de Nagasaki Por Francisco Javier González Quiñones
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La destreza de observar el mundo recostado entre las vías del tren: José Agustín Solórzano Por Armando Salgado
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La naturaleza del bache Por Carlos Flores El perfil del bibliotecario: entre la realidad y el mito Por Eduardo Campech Miranda Desayuno en Tiffany’s, mon ku El Escobar de Bardem, Cruz y Fernando León de Aranoa Por Carlos Belmonte Grey
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Un poema (inédito) Por José Agustín Solórzano El Picaporte Intangible e intocable Por Simitrio Quezada Marx sigue dando de qué hablar Por David Valerio Miranda Lucky: un réquiem para Harry Dean Stanton Por Adolfo Nuñez J.
Muletas Por Pilar Alba
La Muñeca Por Alberto Huerta
Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
Abrazados Por Pilar Alba
Directorio
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Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita Diseño Editorial
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
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Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
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Octavio Paz y Jaime García Terrés: surtidores de otros vientos 6 Por David Noria
Libros
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o sólo poetas, sino traductores de poesía, Octavio Paz y Jaime García Terrés hicieron del comercio con las lenguas y las culturas un motivo de empatía, colaboración y reconocimiento. Y porque un traductor de poesía es un traductor de los hombres, ambos supieron cautivar a los mejores espíritus de su tiempo dondequiera que trajinaron. La amistad con artistas y escritores de otros países, anecdótica y connatural hasta cierto grado entre los letrados de cualquier país, adquiere en ellos una dimensión diferente: la cultura mexicana –a través de las revistas, los proyectos o las instituciones culturales más importantes– no podrá entenderse en adelante sino como un diálogo permanente y en pie de igualdad con los mejores interlocutores extranjeros. Durante su gestión al frente de la Revista de la Universidad (1953-1965), García Terrés recibe de continuo cartas desde París o Nueva Delhi de un Octavio Paz que, entre la poesía y el ensayo, el corredor diplomático y los cafés, se encuentra reclutando inteligencias críticas para darlas a conocer por medio del amigo en un ambiente intelectual que califica como “jdanovista” (arte comprometido, realismo socialista, etc.) y “reacio a la modernidad”. Edgar Morin, Jean Duvignaud, Kostas Axelos y Alain Jouffroy son algunos de los “tips” contra la esclerosis ideológica, al paso que para revitalizar las artes Paz le aconseja difundir a los viejos jóvenes: Apollinaire, Max Jacob, Reverdy, Braque, Picasso y Miró. A esta traslación del pensamiento crítico hacia México se agrega la propiamente literaria hacia el español. En sus cartas a García Terrés, Paz menciona frecuentemente sus proyectos de traducción: “Me imagino que mis libros (la traducción de Basho y los ensayos) siguen en la imprenta”, le escribe en 1956 refiriéndose a las Sendas de Oku; “Se me ha ocurrido que la Universidad podría publicar una colección que se llamase Pensamiento Poético Moderno. […] Se trataría de pequeños libros de un solo autor (Baudelaire, Coleridge, Mallarmé, Novalis, etc.). […] Cada uno de estos libros se encargaría a un escritor, que haría la traducción y una introducción”, le propone en 1960; “Pienso en unas traducciones de Pessoa”, le confiesa en 1961 sobre las versiones que en efecto emprenderá. Por otra parte, Paz va siguiendo con atención las traducciones de su amigo: “Tu traducción de Seferis es muy buena. Hablé de ella con Elytis”. Pero los autores de Versiones y diversiones (1974) y Baile de máscaras (1989) –libros fundamentales de traducción poética en español– son también los agudos ensayistas políticos o los perspicaces comentadores de Posdata (1970) y La feria de los días (1961). La vocación crítica de uno y la ironía analítica del otro atendieron el devenir histórico desde convicciones similares, no exentas de diferencias o matices. Acaso Paz vio con prudente distancia las exhortaciones que desde El Espectador suscribía García Terrés (con Carlos Fuentes y Luis Villoro, entre otros) por el advenimiento de las “revoluciones hispanoamericanas”, así
como la inmediata adhesión que su amigo mostró a la revolución cubana dedicándole un número exclusivo de la Revista de la Universidad. No tardó en llegar a México una tarjeta con espíritu socrático sellada en París ese mismo año de 1959: Supongo, Jaime el Libertador, que los furores cívicos y las entrevistas y expediciones y reuniones no te impedirán, de vez en cuando, pensar en la poesía y, sobre todo, en escribirla. Saludos cordiales. Octavio. Aunque rara vez la política es el tema de las cartas, Paz no deja de comentar con Terrés, por ejemplo, una iniciativa del Gobierno de López Mateos para el desarrollo de un mercado común sin aranceles entre los países de América Latina a contrapelo de los intereses norteamericanos. “Desde aquí parece algo realmente importante. Ya era hora de iniciar una política latinoamericana”, le escribe desde París en 1960. En artículos y libros posteriores,
Paz desarrollará la idea de la necesidad de que los latinoamericanos reconozcan su unidad –a partir de la condición de “intrusos” o “comensales no invitados” a Occidente (aquí dialoga con Reyes)– para actuar política y económicamente en consecuencia y así proteger sus intereses frente a los de países más poderosos (tengan o no visos imperialistas), al punto de llegar a afirmar: “La pregunta sobre México es inseparable de la pregunta sobre el porvenir de América Latina y ésta, a su vez, se inserta en otra: la del futuro de las relaciones entre ella y los Estados Unidos” (Posdata). En lo cultural, García Terrés, fungiendo como director del Fondo de Cultura Económica (1984-1988), promovió en un ánimo similar la colaboración con escritores latinoamericanos gracias al desarrollo de los programas editoriales de las filiales en Argentina, Chile y Colombia. Plural, Vuelta y Revista de la Universidad fueron algunos de los medios que albergaron en su tiempo el diálogo público y la colaboración de dos poetas atentos al mundo, políglotas y gestores culturales que hicieron de la traducción, en sentido propio y metafórico, una ética del
encuentro con el otro. Los pensadores, poetas y la cultura de Japón, India, Grecia, Francia, Estados Unidos y América Latina requerían –requieren– un interés y un acercamiento que ambos sostuvieron lo mismo en el pensamiento que en el verso; inversamente, diría Paz, ellos necesitan conocernos. El conjunto documental titulado El tráfago del mundo. Cartas de Octavio Paz a Jaime García Terrés 1952-1968, bajo el sello del FCE, reúne 51 cartas y valiosos apéndices, así como el poema “Oíd la voz del bardo” de William Blake, que García Terrés tradujo con motivo de los 70 años de Octavio Paz. La anotación y el bien llevado prólogo de Rafael Vargas permiten entender cabalmente contextos y referencias. Para un manejo más eficiente del volumen habría sido de utilidad un índice de las cartas y otro onomástico.
*** El tráfago del mundo. Cartas de Octavio Paz a Jaime García Terrés 1952-1986, Compilación, prólogo y notas de Rafael Vargas, FCE, México, 2017.
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Arte
Víctor Cartagena: Arte para visibilizar a los migrantes 6 Por Maliyel Beverido
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n montón de pancartas de protesta con rostros anónimos está recargado contra la pared. No es, aunque parece, la preparación de una marcha más, sino la nueva instalación del artista Víctor Cartagena dentro de la exposición que estará hasta diciembre en el Di Rosa Certer for Contemporary Art, en California: Be not still: Living in uncertain times. Part 2 [No te quedes quieto: Viviendo en tiempos inciertos. Parte 2]. Estas mismas imágenes estuvieron presentes, contenidas en bolsitas de té, en la instalación Labour Tea [Té de trabajo], en la exposición We feed us [Nosotros los alimentamos a ustedes], que el año pasado estuvo en museos de San José y Santa Cruz, a través de la cual Cartagena refería la incómoda realidad social y política de los migrantes en la industria agroalimentaria de Estados Unidos. Pero aún antes de eso, las fotografías formaron parte de otras exposiciones, en instalaciones distintas, así que ésta es una más de las ocasiones en las que Víctor Cartagena [www.victordcartagena.com], inmigrante salvadoreño radicado en San Francisco, California, desde hace treinta años, las usa para hacer referencia al destino incierto de las miles de personas que, por diferentes motivos, migran continuamente a los Estados Unidos. Maliyel Beverido: ¿Quiénes son estos personajes?, ¿cuál es el origen de estos retratos y qué te motiva a usarlas una y otra vez? Víctor Cartagena: La verdad es que lo de las fotografías en blanco y negro fue una oportunidad, cuando se me presentó la primera idea, hace tres años. Estaba de visita en El Salvador a través de un programa de la Universidad de San Francisco para llevar estudiantes a hacer trabajo comunitario a través de las artes. En algún momento en el que tuve la oportunidad de ir a mi ciudad me encontré con el lugar donde yo me tomé la fotografía para el pasaporte, en tiempos de guerra, cuando se hacían grandes colas porque todo el mundo quería escapar. Fui por la curiosidad de saber si podía obtener mi propia fotografía y me di cuenta que era imposible, porque los negativos estaban identificados con números. Se acercaba la fecha límite para presentar un proyecto al museo de Oakland, que me había dado una comisión, y entonces se me presenta la idea, por primera vez, de obtener quinientas fotografías. Convencí a la persona del estudio fotográfico de que me las diera, y cuando me llevó el archivo de los años ochentas, que fue la etapa donde nos escapamos, vi que había miles y miles de negativos. De regreso en California vi el espacio que me habían dado en el museo y entonces regresé al Salvador y convencí a la persona de imprimir diez mil más. Era un estudio de fotografía obsoleto, porque la era digital ya había llegado ¿me entiendes?,
bienvenidos a estos lugares, que sienten que no caben en el museo o la galería.
entonces para ese señor y su familia fue una oportunidad de imprimir y hacer negocio redondo. Así comienza esto. Después de que se termina la exhibición yo me quedo con las diez mil quinientas fotografías, y poco a poco empiezo a encontrarme con el sentimiento de recrear las historias de esas personas que salieron o tuvieron la intención de salir. Contar con ellos nuestra historia. No soy sólo yo el que está contando, sino todos nosotros. Me invitan nuevamente a poner una instalación y hago la misma pero diferente, así hago Delivery [Entrega]. Y luego pongo las fotografías en bolsitas de té, en capsulitas, en platos, en latas de comida, las proyecto como murales digitales, las uso en todas las disciplinas. MB: En cada caso hay un mensaje, y un poco de ironía. VC: Lo de las capsulitas quiere decir, por ejemplo, que si te falta fuerza, que si quieres hacer algo, pues tómate un inmigrante, es algo irónico o sarcástico. Lo mismo con las bolsitas de té, con ese juego de palabras porque Labour tea suena parecido a liberty [libertad]; nos sacan todo lo que nos quieren sacar y cuando ya no nos quieren nos tiran. Siempre está apareciendo algo, así voy jugando con cómo nos tratan a los migrantes. Pero es como una colaboración con este grupo de gente que nunca se dio cuenta de que iba a colaborar conmigo. Así llegué a la exposición más reciente, la del Di Rosa, que se dio justo en el mismo momento de las protestas por la separación de familias en la frontera. Están las fotografías en
forma de pancartas de protesta, y separadas en una esquina las de los niños. MB: ¿Podemos hablar entonces de que practicas una forma de activismo o de crítica a través del arte? VC: Sí, el trabajo en sí mismo es una forma de crítica y de activismo. ¿Sabes?, una gran casualidad que se dio en esta última instalación es que se inauguró durante la masa de protestas por los niños enjaulados. Yo no pude estar en esa inauguración en el Di Rosa porque estaba en Seattle, pero nos dijeron que a dos cuadras de donde estaba había una protesta y terminé en las calles, protestando. Y lo irónico es que las gentes que no fueron a protestar porque estaban en la inauguración terminaron rodeados de pancartas, como dentro de una protesta. La protesta existía dentro y fuera de la galería, a nivel nacional. Pero yo más que activismo llamo a esto humanismo, es parte de mi sensibilidad como ser humano. MB: Y para los no inmigrantes, los que no están involucrados personalmente en esta historia ¿crees que el hecho de señalarlo a través del arte hace que el tema penetre más fácilmente? VC: Yo creo que el ser humano, desde las cavernas, se comunica con el arte. La cosa visual es una manera muy sencilla de conectar. Aunque muchas veces estos trabajos van a una élite, y lamentablemente no llega a la gente a quien yo quiero alcanzar, por alguna razón. Quisiera llegar a mi propia gente ¿sabes? A ésos que por a o por b motivo no les llega porque no se sienten
MB: Pero en San José, el año pasado, te acompañó una parte de esta comunidad a la que te refieres ¿qué recepción tuvo tu propuesta entre estas personas? VC: Muy positiva. Yo creo que verdaderamente llegaron a entender y a sentir que su labor y su trabajo habían sido reconocidos. Y también ese museo hace mucho proyecto comunitario, por eso les interesó que trabajara con la Unión de Campesinos. Tanto el de San José como el de Santa Cruz, han tomado una dirección diferente, no como otros grandes museos. El SF MoMA me ha rechazado más de una vez. Me han invitado o seleccionado los curadores, pero a los responsables de dentro del museo les ha parecido que mi trabajo es demasiado provocativo. MB: ¿Y en el Di Rosa? VC: También ha sido muy bueno trabajar con ellos, el Di Rosa es un Centro privado. René di Rosa era un productor de vino en Napa que amaba el arte contemporáneo y sobre todo el arte local. ¡Tenía un ojo para comprar que todos los museos y las galerías querían! Cuando Di Rosa compraba una obra los demás decían “yo quiero una también”. Su idea de ayudar a los artistas era comprarles piezas y exhibirlas. Su colección se visitaba, y luego, cuando murió, pasó a manos de una organización no lucrativa que trajo a un nuevo director que cambió las reglas y convenció a la junta de directores de hacer comisiones, con un presupuesto parecido al de una compra, pero te dejan hacer lo que quieras, y al final la pieza es tuya, no del centro. Desde hace un momento me embarqué en esto que me toca personalmente, por ser miembro de la comunidad de inmigrantes y en un país como este [los Estados Unidos]. De un modo u otro una exposición me lleva a otra. Ya sabiendo que he tocado ese tema en diferentes lugares usando la misma estética, siempre tengo gente interesada, lugares interesados que quieren seguir tratando el asunto conmigo… Este tema nunca para, nos viene golpeando de una y otra manera y cuando yo ya estoy listo para moverme hacia algo nuevo, me llega otra vez. Y así va a seguir.
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6 Por Francisco Javier González Quiñones J. Coltrane: ¿Cómo esperas que acorte mis solos? M. Davis: Prueba sacándote el saxofón de la boca.1
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l 2 de septiembre de 1945, semanas después de que Hiroshima y Nagasaki casi sucumbieron ante el dantesco fuego atómico y luego de que otras ciudades niponas quedaron reducidas a escombros, Japón firmó su rendición. En una ceremonia celebrada a bordo del acorazado Missouri, frente a la bahía de la derruida Tokio, el emperador Hirohito aceptó las condiciones de la rendición y con ello el Imperio del sol naciente quedó bajo la tutela militar del general estadounidense Douglas MacArthur. Ése fue el inicio de lo que más tarde se conocería como “el milagro japonés”, en menos de 20 años, Japón pasó de ser un país devastado por la guerra a convertirse en una potencia mundial. El 30 de junio de 1966, en el apogeo de ese milagro que permitió la reconstrucción y la bonanza económica a Japón, The Beatles arribaron a Tokio y ofrecieron cinco conciertos, en el ahora legendario Nippon Budokan Hall. Una semana después, John Coltrane y su Quinteto de Jazz, integrado por el propio Coltrane (saxofón y percusiones), Pharaoh Sanders (saxofón, clarinete y percusiones), Alice Coltrane (piano), Jimmy Garrison (bajo) y Rashied Ali (batería), también llegaron a la capital japonesa y se hospedaron en el Tokyo Prince Hotel. Al día siguiente, en la Sala Magnolia del mismo Hotel, Coltrane inició el primero de sus 17 conciertos. Al finalizar ese concierto hubo una conferencia de prensa, en la que Coltrane, de manera categórica y breve expresó su opinión sobre la política beligerante de su país, “No me gusta la guerra, punto. Por eso, en lo que a mí respecta la guerra debería terminar”. Asimismo, el joven periodista Koyama Kiyoshi, le preguntó: “qué le gustaría ser dentro de 10 años”, sin titubear el genial saxofonista respondió, “me gustaría ser un santo”. Al no comprender la respuesta muchos la consideraron una broma, pero quienes conocían bien a Coltrane, sabían que él ya peregrinaba por un camino de santidad, por su activismo político, su filosofía pacifista y su búsqueda de una música que sintonizara con el universo. Para entonces, ese carácter místico de Coltrane estaba plasmado de manera sublime en dos de sus obras más destacadas, Alabama (1963) y A love supreme (1965). Fiel a sí mismo y a su estilo, durante toda su gira por Japón, Coltrane experimentó con inéditas improvisaciones y prolongados solos que motivaron diversas reacciones del público, algunas de rechazo y otras de aprobación. Igualmente, algunos críticos calificaron su música de agresiva y disonante, pero otros reconocieron la maestría, la innovación y, sobre todo, la pasión
/// John Coltrane orando por las víctimas de Nagasaki en 1966.
que mostró Coltrane en todos sus concurridos conciertos. Aunque a su llegada a Japón, Coltrane ignoraba que el número de seguidores del Jazz fuera tan amplio, estaba muy entusiasmado por viajar a un país de gran significado para él, por eso en el segundo de sus conciertos en Tokio estrenó Peace on Earth (1966), una canción compuesta especialmente para su gira por Japón, como una especie de ofrenda para honrar la memoria de los muertos por el bombardeo atómico. La mañana del jueves 14 de julio, después de atender sus primeros conciertos en Tokio, Osaka e Hiroshima, Coltrane y su Quinteto tomaron el Tren Bala rumbo a Nagasaki, ya
/// John Coltrane.
que la tarde de ese día ofrecían un concierto en esa emblemática ciudad. Era casi mediodía y después de cuatro horas de viaje, desde Hiroshima, llegaron a Nagasaki, allí, en la estación del tren, los esperaba Osaharu Fukushima, su anfitrión y guía, quien al notar que Coltrane no bajaba del tren fue en su busca. Al encontrarlo, muy ensimismado tocando la flauta, Osaharu un tanto extrañado le pregunto: “¿qué pasa?”, con su natural cordialidad, Coltrane le respondió “estoy buscando los sonidos de Nagasaki”. Osaharu, era un sobreviviente de la bomba atómica y por eso, al entender la empática actitud de Coltrane con el sufrimiento de los japoneses, se sintió profun-
damente conmovido. Qué podría contener ese sonido, acaso la intensidad para expresar esa empatía de Coltrane, tal vez un lenguaje feroz y violento impulsado por la ira causada por lo absurdo de la guerra o quizás un bálsamo de esperanza y la fuerza espiritual para comulgar, en catarsis, con el misterio del universo. Mientras las respuestas a esas preguntas revoloteaban en el ambiente, Coltrane pidió a su anfitrión que lo llevara al Parque Memorial de la Paz. En ese alegórico y sagrado lugar, con la solemnidad del momento, ofreció una ofrenda floral y después, emocionado y mirando al cielo, elevó una silenciosa plegaria. John Coltrane era muy religioso y seguramente se sintió bendecido por la oportunidad de viajar a Nagasaki, ya que de las emociones experimentadas en esa ciudad, además de gratificantes fueron catárticas. En la tibia tarde de ese jueves, cuando John Coltrane interpretó Peace on Earth, esas emociones se conjugaron y la sala quedó atrapada en una atmósfera asombrosa. Como una especie de réquiem, mientras se escuchaba una plácida y frenética música, se fueron percibiendo los ecos de los destemplados sonidos de Nagasaki; el canto del mar, la brisa estival, la música campestre, el ronroneo de los aviones, el estruendo de la bomba atómica, la sordina del asombro, el ruido del desconcierto, las resonancias del caos, los clarines de la muerte, los murmullos de la angustia, la sinfonía del sufrimiento y, paulatinamente, una extraña y silenciosa sensación de alivio. 1
https://algarabia.com/quien-fue/john-coltrane/
Música
John Coltrane y los sonidos de Nagasaki
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Poesía
LA GUALDRA NO. 350
/// Foto de Berenice Hernández.
La destreza de observar el mundo recostado entre las vías del tren: José Agustín Solórzano 6 Por Armando Salgado
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osé Agustín Solórzano (Valle de Santiago, Guanajuato, 1987), es miembro de la Sociedad de Escritores Michoacanos. Autor de los libros de poesía Dos versiones del libro que no escribí (Abismos, 2017), Ni las flores del mal ni las flores del bien (Premio Michoacán de Poesía Carlos Eduardo Turón; Secretaría de Cultura de Michoacán, 2015), Monomanía del autómata (FETA, 2014), Alguien ha salido a buscarme (Diablura, 2012) y Versos, moscas y poetas (Premio Michoacán Ópera Prima en poesía; SECUM, 2009). También es autor de Cuaderno de ensayo (Premio de Ensayo María Zambrano; SECUM, 2017) y de la novela Rompecabezas (FOEM, 2015). Antologador de Parkour pop.ético (SEP-DGESPE, 2017). En 2017, fue ganador de los Juegos Florales Nacionales de Lagos de Moreno y de la Condecoración al Mérito Juvenil de Morelia. En 2015, obtuvo el Premio Regional de Literatura para Niñas y Niños del Instituto de Cultura de Guanajuato. En 2012, fue becario del Programa de Estímulos a la Creación
y al Desarrollo Artístico de Michoacán (PECDAM). Ensayos, poemas y cuentos suyos aparecen en una docena de antologías. Sin duda, José Agustín Solórzano es un referente de la poesía actual michoacana. Ha participado en el fomento de la lectura a través de varios eventos organizados desde la SEMICH, destacando el Viernes de escritores michoacanos y varios diplomados sobre apreciación literaria. Su poesía nos lleva por varios terrenos, haciéndonos caer de forma precipitada, hasta el punto silencioso donde el pensamiento altera sus maneras de pensar y la forma en la que habitamos nuestro mundo. José Agustín Solórzano es un poeta que nos replantea la vida. Armando Salgado: Si hay una característica que pueda reflejar tu escritura, es la defensa continua de la originalidad. No te importa lo que los demás piensen o digan de tu obra o sobre lo que pienses y digas. Detestas muchas cosas y lo haces público: ¿qué te hace estar en la línea de batalla y moler con poemas los convencionalismos?, ¿qué relación hallas entre la literatura y la
cultura pop que en cierto modo ha sido influencia para tu generación? José Agustín Solórzano: Creo que la literatura es constante reclamo, no siempre contra convencionalismos sociales, a veces el reclamo es contra uno mismo. La poesía, la literatura nacen de la inconformidad: la sociedad, el mundo, mi vida, no son como quisiera que fueran. Desde ese Yo que no se conforma se construye otro mundo con otros símbolos, donde se puede ser realmente ese Yo primigenio. En ese sentido, respondo tu segunda pregunta, la literatura no está relacionada con la cultura pop, pero sí lo está con la vida; la poesía es pura vida, energía vital que uno –con cierta técnica– plasma en un papel, en una melodía, en una imagen; no imagino a un buen escritor que no haya vivido con cierta intensidad. Así, eso que llamamos cultura pop no es más que el contexto en el que sucede la vida que nos tocó a los que nacimos a finales del siglo pasado, y es evidente que debe estar presente en la obra, pero como contexto, no como fundamento de lo literario, un error que muchos
cometemos cuando empezamos a escribir. Entonces, no puedo entender la literatura sin la vida, y así como para escribir, también para vivir con intensidad se necesita ser un inconforme, un “reclamador vital”. AS: ¿Por qué te interesó la poesía?, ¿qué rasgos consideras fundamentales en su escritura? JAS: Yo creo que a la poesía me fueron llevando muchas cosas y ninguna estuvo en mis manos; el gusto por la ficción desde pequeño, luego mis lecturas tempranas de la Biblia, mi acercamiento a la música y a la escritura de canciones, así como un par de amigos que me dijeron que no escribía mal. Terminé siendo considerado un escritor de poemas cuando yo quería hacer otra cosa; sin embargo, considero que la poesía es la forma original de la literatura y del arte. Para no alargarme en ello puedo decirte que escribir poesía es sólo una forma de hacerla, porque uno puede hacer poesía de muchas maneras, pero para “atraparla” –por decirlo de algún modo– hay que codificarla con un lenguaje específico, con una
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Me gusta, porque escribir ensayo, a diferencia de la aberración que concibe la academia, es ejercer la forma más libre de la literatura, te permite trabajar con los otros géneros y decir lo que se te venga en gana. Pueden encontrar uno de mis libros en Educal, un par de ellos están ya en descarga libre en internet, y el más reciente se puede comprar por Amazon o conmigo mismo. Yo recomendaría que empezaran leyendo cualquiera de esa tríada que menciono, pero también recomendaría el libro de ensayos. Aunque claro, hay lectores que creen que soy más bien un payaso, mientras otros encuentran en esos libros un buen aliciente para leer poesía. No sé, yo estoy de acuerdo con ambas perspectivas.
técnica concreta, para ello nosotros elegimos la literatura, el poema. No creo que en la actualidad haya “rasgos específicos” para escribir poesía. La realidad poética a la que nos enfrentamos en este siglo es impresionante, cualquier cosa puede ser poesía, pero casi nada lo es. Pareciera una contradicción, pero no lo es, la potencialidad que ha alcanzado el lenguaje poético es infinita, pero la realización de esa potencialidad pocos la logran. Cuál es el problema, que la literatura es un objeto que hay que apreciar a la distancia y no podemos saber hoy lo que en cincuenta años sobrevivirá como una obra indispensable. La literatura debe leerse lento y juzgarse todavía con más lentitud. A uno puede o no gustarle cómo escribe x o y poeta, pero no puede estar seguro de que lo que escribe sea poético o no. Lo poético es primero una sensación íntima y, luego, mucho después, el canon la volverá (o no) una estética pública. AS: Además de poesía has escrito narrativa y ensayo; compártenos un recorrido entre tus libros: ¿de qué van?, ¿hay líneas transversales entre ellos?, ¿dónde se consiguen?, ¿qué libro nos recomendarías leer si nos acercáramos a ti por primera vez? JAS: Yo creo que hasta ahora hay dos
momentos en mi obra, los libros que están publicados pertenecen al primer momento, a excepción quizá de Cuaderno de ensayo, que es un libro más lento; sin embargo, mi primer libro, Versos, moscas y poetas es un poemario con la velocidad propia de la adolescencia, lo escribí entre los 17 y los 20 años y hay en él una chispa que quiere hacer explotar todo lo que toca, aunque no lo logra, claro. Luego viene una pequeña plaquette en la que exploro una poesía diferente: Alguien ha salido a buscarme es una búsqueda de otros temas, temas que en libros más actuales he explorado con más lentitud. Los tres libros que siguen podrían ser el mismo libro y son seguramente éstos los que me han dado la voz que me caracteriza. La tríada Ni las flores del mal, ni las flores del bien, Monomanía del autómata, y Dos versiones del libro que no escribí fue escrita en la misma época de mi vida (un par de años) y construyen una personalidad poética que en lo particular me gusta, pero que he ido cambiando por otra. También publiqué una novela que gracias a los ineptos burócratas del Estado de México es inconseguible, Rompecabezas es un ejercicio narrativo que me gustaría publicar de nuevo en otro sitio. Y por último Cuaderno de ensayo es un libro que ya pertenece a un segundo momento de mi vida creativa.
AS: ¿Para ti cómo se debe concebir la literatura y el arte en estos tiempos donde el consumo es una consigna? JAS: Como una necesidad personal, o tal vez como una obsesión. La literatura por sí misma no es un producto de consumo –lo son los libros que no es lo mismo–, tampoco es un trabajo –no vas a vivir de hacer literatura, vives de ciertas consecuencias de la vida literaria–, lo que sí es que es una necesidad. El que escribe es porque lo necesita, porque no podría no hacerlo. También hay escritores que son pura técnica, que alegan la disciplina y el esfuerzo, que ven la literatura como un ejercicio constante para escribir novelas o libros que se venderán a públicos específicos, como hacer zapatos o maquillaje, y eso también está bien; la literatura puede crear productos de consumo –de hecho, lo hace–, pero no es un producto de consumo. Para comprobar esto habría que entrar en una discusión más larga. AS: Háblanos sobre los autores que más te han asombrado, sobre los libros clave en tu librero, sobre las películas o series de televisión que son parte de tu canon; ¿qué hay en esos referentes que pudieran propiciar las ganas de leer o de ver en el público gualdreño? JAS: No me alcanza el espacio de la entrevista para mencionarlos todos. Cada año descubro nuevos libros o nuevas
AS: Eres integrante de la Sociedad de Escritores Michoacanos, pero también has conformado parte de otros grupos literarios: ¿consideras importante pertenecer a un grupo, a un taller literario, estudiar letras e intentar incidir en la sociedad desde cualquier espacio en compañía de otros?, ¿qué sugerencias le aportarías a quien frecuenta o desea participar en la vida literaria de su región? JAS: Trataré de responder en orden. Yo creo que uno puede decidir o no formar parte de un grupo de lo que sea, pero el ser humano es gregario por naturaleza, para incidir en cualquier toma de decisión siempre es mejor ir acompañado. No le recomendaría a nadie estudiar Letras, cualquier cosa que puedas aprender ahí puedes aprenderla en un par de años, y mejor, leyendo con cierta conciencia crítica. Para escribir están la práctica y los talleres. La ebullición de los grupos “culturales” en ciudades grandes como Morelia ha llevado a estos grupos a convertirse más que en una bendición en un cáncer del desarrollo artístico, volcando la literatura en mero espectáculo circense. Mi sugerencia es que hagan otra cosa, ser escritor no significa sólo dedicarte a exhibir tu obra, así como estar buenísimo no significa que tengas que tomarte fotos desnudo cada dos días. A mucha de la gente que dice dedicarse a la cultura le gusta más exhibirse que hacer cultura; ése es un problema. La literatura se hace en casa, se deja respirar y no se orea todos los días. AS: Compártenos tu playlist con las canciones que más te agradan; los lectores de este suplemento deben saber que además de escritor fuiste cantautor. JAS: La gente siempre está a punto de creer que soy un intelectual hasta que se entera de mis gustos musicales, pero por esta ocasión omitiré algo de Arjona o de Gloria Trevi. Ahora tengo en lista de escucha algunas como: Entre la espada y la pared y Antes de que cuente diez, de Fito y Fitipaldis; Breaking Bad, de Leiva; El bosón de Higgs y Rocco Sigfredy, de Iván Ferreiro; Rosa encendida, de David Aguilar; Lo niego todo, de Sabina; Ganamos, de Bebe; etc., etc.
Poesía
películas que se agregan a mi lista de favoritos. Pero te respondo con los primeros que se me vienen a la mente y que están en mi top. Yo creo que hay que leer a Nogueras, a Borges, a Alessandro Baricco, a Montaigne, a Hazlitt, a Nietzsche, a Emerson, a varios narradores mexicanos actuales también y a varios poetas, pero mejor paso porque en este campo omitir nombres es ofender a alguno y así como hay muchos que respeto, otros me parecen unos tomadores de pelo profesionales. He visto mucho cine, pero de lo último que recomendaría están: A ghost story –una belleza–; El incidente, del cineasta mexicano Isaac Ezban; Tres anuncios por un crimen, y La bruja de Martin McDonagh. Mientras que hay que ver la serie Mr. Robot
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LA GUALDRA NO. 350
La naturaleza del bache
Promoción de la Lectura
Opinión
6 Por Carlos Flores
S
i las vías que conducen a tu casa en la ciudad de Zacatecas están llenas de baches probablemente sea símbolo de que eres un pobretón, que los representantes de tu colonia, que comenzaron muy feroces con la actividad política, se han convertido en servidores del gobierno y se vendieron por unos cuantos pesos, que por tu casa no vive absolutamente nadie importante y que, por supuesto, eres mexicano. En cambio, si por tu casa construyeron una nueva vialidad con luces de última tecnología, es muy probable que sea sólo para que la gente que transite por ahí llegue más pronto a un lugar donde puedan derrochar su dinero, como un gran centro comercial, o para que los “godínez” sientan que los consienten porque ya no tendrán que pasar por vialidades congestionadas a la hora de llegar a su trabajo, pero ten la seguridad que de tu barrio nadie se acordó. El bache, ese pequeño hoyo en la calle pareciera ser algo insignificante, pero es la muestra que el gobierno o el ayuntamiento de tu ciudad no es ni siquiera consiente de las mínimas necesidades de su población, pues seguramente tendrá cosas más importante que hacer como organizar alguna
/// Foto de TráficoZMG.
feria o algún evento en donde puedan lucir su señorial condición. Un bache es la expresión de que los gobernantes en turno son un fracaso, una mera figura titireteada por algún empresario que sólo invertirá un poco de dinero en aquello que le conviene; es la máxima expresión de una ciudad abandonada a su suerte, donde las autoridades no son capaces de poner orden y mucho menos
garantizar la seguridad de sus habitantes. Un bache significa que ese automóvil que compraste con todo tu dolor para poder trasladarte a tu trabajo que se encuentra lejos de tu domicilio, está condenado a sonar como una matraca dentro de poco tiempo, que la carrocería se irá aflojando lentamente hasta que tu coche nuevo, por muy cuidado que esté, suene a carcacha. Un bache en Zacatecas es lo más co-
El perfil del bibliotecario: entre la realidad y el mito 6 Por Eduardo Campech Miranda
H
ace algunos años, recién egresados de las carreras de Contabilidad, Administración y Economía, un pequeño grupo de cuatro trabajadores de la Biblioteca Mauricio Magdaleno acudió a las instalaciones de la Secretaría de Educación a solicitar la oportunidad de ejercer la docencia en el nivel Medio Superior. Nos atendió un profesor que en ese momento era Jefe de Personal o un cargo similar. El punto es que sus funciones eran administrar los recursos humanos. Al escuchar nuestra petición fue contundente: No. Su argumento se sustentó en que “no teníamos el perfil”. Nos lo decía un profesor realizando labores de administración. La anécdota anterior sirve de marco para analizar el tan manipulado perfil del personal bibliotecario. Hacia los años ochenta del siglo pasado, cuando se fincaban los cimientos de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, en algún manual (eran reproducciones en esténcil), delineaba el perfil idóneo que debería cumplir quien se hiciera responsable de cada una de las áreas y servicios de la biblioteca. Si no se contaba con la licenciatura en Biblioteconomía, el manual sugería
mayoritariamente licenciaturas afines a las Ciencias Sociales y las Humanidades. La educación secundaria o bachillerato eran aceptados para los auxiliares. Pero sólo se pone atención en el perfil académico. Con el transcurrir de los años y ya en
la práctica cotidiana nos damos cuenta que no es suficiente un título académico. Es decir, el trabajo bibliotecario exige una serie de habilidades, destrezas, conocimientos, aptitudes y actitudes. Pongo el siguiente dato: el ostentar un título universitario no asegura, de ninguna manera,
mún que hay, es parte del paisaje, pues es casi imposible encontrar una vialidad plana, pues hasta los mismos bulevares tienen tremendos hoyos de los que nadie se ocupa o desniveles en la cinta asfáltica que se llenan como depósitos de agua con la lluvia y que provocan a veces graves accidentes. Un bache en tu calle, es señal de que a los gobiernos les interesa tener mejor un centro turístico con calles diseñadas, según ellos, de manera estética, que van mejor con las casas coloniales que los turistas vendrán a ver, pero que pronto se olvidarán de ellas debido a los efectos del mezcal en las callejoneadas; calles que le roban el estacionamiento a los habitantes de la ciudad, que le cortan el espacio, y que, seguramente, mostrarán el fracaso de su diseño cuando los morismeros de Bracho se tengan que arrejuntar en extremo al desfilar por ellas por tan angostas que quedaron. Un bache es señal que en esta ciudad las cosas se siguen haciendo sin consultar con expertos, que son meras ocurrencias de alguien que sabiondamente opinó que habría que hacer de la ciudad de Zacatecas algo así como las calles de la vieja Europa que alguna vez conoció con los erarios públicos.
que esa persona tenga en la lectura una actividad regular, constante. Si así fuera, los indicadores de la conducta lectora en nuestro país serían otros. La fobia a la lectura se presenta igual entre quienes cursaron una licenciatura o quienes tienen la secundaria trunca. No es cuestión de títulos. En lo referente a la capacitación técnica, cada año la Dirección General de Bibliotecas y los gobiernos estatales gastan miles de pesos capacitando al personal. Mismas capacitaciones que se van a la basura cuando, sin una evaluación objetiva, imparcial y seria, se destituye al personal para colocar en dicho puesto a quien resulte beneficiado de los compromisos adquiridos por algún político. Cada tres años es igual. Sin embargo, el sólo hecho que hacer acto de presencia en las capacitaciones tampoco asegura la adquisición del conocimiento y habilidades. Habrá que diseñar una estrategia de acompañamiento y ponderación del famoso perfil con la finalidad de fortalecer los aspectos débiles, o de plano descartar –ahora sí- al personal. Aunado a todo lo anterior habrá que sumar la realidad. Es decir, ¿es el conocimiento un incentivo per se?, ¿están en condiciones los gobiernos (federal, estatal, municipal) y las Instituciones a mejorar los niveles salariales de su personal bibliotecario en la medida en que éstos se capaciten y reflejen, con una mejor calidad en los servicios, esas capacitaciones? Si la respuesta es “no”, entonces el perfil bibliotecario seguirá siendo un argumento para colocar y destituir a diestra y siniestra.
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27 DE AGOSTO DE 2018
Desayuno en Tiffany’s, mon ku
6 Por Carlos Belmonte Grey
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e que el narcocine o cine-narco y las series narcos son el boom mediático desde hace ya unos cinco años no es novedad. Series largas, más o menos apegadas a la documentación periodística y a los dispositivos del melodrama telenovelero, y películas churros a partir de narcocorridos son una constante. Pero no nos habíamos topado con un reparto estelar y un director con un historial fílmico de tipo social dentro de una película cargada completamente en el género. Lo más cercano había sido el Escobar: Paradise Lost actuada por Benicio del Toro y realizada en el 2014 por Andrea Di Stefano. Ahora entró Javier Bardem (Pablo Esco-
bar), Penélope Cruz (Virginia Vallejo) y Peter Sarsgaard (Shepard) dirigidos por Fernando León de Aranoa a realizar Loving Pablo (Escobar: la traición). Un breve preludio en donde vemos la llegada de la autora de esta biografía del Patrón del Mal, la periodista Virginia Vallejo, al zoológico privado de Pablo Escobar en 1981. Luego, toma hacia los cielos con unos rápidos jump cuts marcados por balazos, al estilo de las series producidas por Netflix dejan ya prefigurado el estilo y la tónica de la cinta. Escobar: la traición es la versión contada por Virginia Vallejo, examante de Escobar, de 1981 hasta la muerte del narcotraficante en 1993. La exuberancia de la riqueza y del poder, el clímax del cartel de Medellín, sus enemigos, la ambición, la crisis, la resistencia
y finalmente, la caída y muerte. La traición es tan solo el momento en que Vallejo se vende a la DEA para asesorar en la captura de Escobar. La serie Narcos (2015-2016) de Netflix ya ha hecho un fuerte trabajo de recreación, documentación y creación de discurso visual de la historia de Escobar. Esta labor la había iniciado Telemundo y Caracol con Pablo Escobar: El Patrón del Mal (2012). Luego el Escobar: Paradise Lost actuada por Benicio de Di Stefano lo repitió. Los respetados artísticamente Bardem y Cruz, lo mismo que León de Aranoa desde sus muy sociales Barrio (1998), Los lunes al sol (2002) y Princesas (2005) pareciera se chutaron todas estas historias y eligieron cuáles episodios pegarían mejor para entrar al cine de ficción al más puro tono de Misión Imposible.
Un poema (inédito)
6 Por José Agustín Solórzano porque hay un poeta tendido en la vía y hay que esperar por el inspector para que determine si la culpa es del maquinista distraído o de Atila Jozef Si el tren pasó sobre el poeta o fue el poeta quien pasó bajo el tren L.R. Nogueras.
sean continuos o discretos hijos de perra o perros sin madre
ese tierno animalito que nos muestra el mundo la luz nada tiene de humana no es el tren el que atraviesa el puente ni el puente el que cruza el tren
podrán hacer puentes, trenes, balas pero nadie conocerá jamás la arquitectura del Universo
intenten cuanto quieran
acercarse a la belleza inventen un nuevo verso escriban la nueva épica
6 Por Simitrio Quezada
“T
ango” significa “toco”: es la primera persona del singular del presente de indicativo del verbo latino “tangere”: tocar. Lo tangible es aquéllo que puede ser tocado. Intangible, lo que no. El alma es intangible. La voluntad, la tristeza, la unión familiar, un suspiro, las ganas de verte. Lo intangible, identificado muchas
rehagan el álgebra pasen de análogos a digitales cuantas veces quieran
El Picaporte Intangible e intocable veces como lo inasible: aquello que no puede asirse. “Intocable”, en cambio, se refiere a una acción más simbólica. Aplicada a una persona o institución, el adjetivo
significa que uno no debería “meterse” con los intereses o la integridad de aquélla, ya sea por superioridad o extrema inferioridad. ¿Recuerdan a “Los Intocables” que
es el poeta cruzado de brazos el que mira la luz sobre los rieles mientras el tren manso lo atraviesa aprende algo Einstein.
luchaban contra Al Capone y sus huestes? Podemos decir: “Ahora la figura presidencial ya no es intocable”. “Esta ansiedad es indomable, es intangible”. Quizá la diferencia más evidente entre “intangible” e “intocable” es que, en la práctica, lo intangible es lo que no PUEDE tocarse y lo intocable es lo que no DEBE tocarse. Envíe comentarios y demás inquietudes a: siquezada@hotmail.com
Río de Palabras
sobre el tren o bajo el tren la luz esa bestia sin amaestrar que a veces es onda y otras partícula que a veces tiene cola y otras un par de cuernos
Hagan todos los cálculos posibles acérquense al límite de la verdad tóquenla si pueden el mundo, desgraciados, soportará sus mediciones
podrán encontrar el área del círculo recitar en algún ridículo encuentro de poesía los primeros mil decimales del número π
Cine
El Escobar de Bardem, Cruz y Fernando León de Aranoa
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LA GUALDRA NO. 350
Marx sigue dando de qué hablar Opinión
6 Por David Valerio Miranda
C
on la caída del Muro de Berlín y la disolución de la URSS entre los años de 1989-1991 del pasado siglo XX, se consideró el fin del “socialismo real” y con ello, de manera justa o injusta, la refutación de la filosofía marxista y toda tendencia relacionada con ésta, puesto que dichos sistemas se decían desenvolver con esa base ideológica aunque sólo fuera en apariencia. Si el marxismo había sido borrado de planes de estudio en universidades, ámbitos intelectuales o sociales, esta tendencia se agudizó en los años posteriores y la década de los noventa, producto también de la imposición de la tendencia neoliberal, como la única posible para el desarrollo y estabilidad de las sociedades; confiar en el libre mercado, la iniciativa pri-
/// Karl Marx (1818-1883)
vada y los empresarios. Sin embargo, a cerca ya de treinta años de neoliberalismo, el desarrollo de las sociedades puede ser fácil-
mente cuestionado, debido a que las desigualdades sociales, la injusticia, la corrupción y la violencia se siguen agudizando. Posterior a la crisis mun-
Lucky: un réquiem para Harry Dean Stanton Cine
6 Por Adolfo Nuñez J.
A
sus 90 años Lucky (Harry Dean Stanton) es una persona que se ha asegurado de mantenerse fuerte, tanto física como mentalmente, al comenzar todos los días con la misma rutina: se levanta en calzoncillos y no deja de deambular por toda su casa, cuida su higiene personal al cepillar su cabello y lavarse los dientes, enciende un cigarro y dedica un poco de tiempo y energía en ejercicios físicos y de yoga. Lucky vive en una ciudad de casas de madera escasamente poblada, donde continúa estableciendo rutinas: asiste a la cafetería local donde resuelve crucigramas e intercambia insultos amistosos con el dueño del lugar, Joe (Barry Shabaka
/// Harry Dean Stanton (1926-2017).
Henley); luego va a la tienda de abarrotes a abastecerse de más cigarros y un galón de leche; y respeta el horario establecido por él mismo para llegar a tiempo a su casa y ver los programas de televisión vespertinos. Al final del día visita el bar local, donde mantiene conversaciones con su amigo Howard (David Lynch). Una mañana toda esta rutina se interrumpe cuando sufre un ligero desmayo en su casa, y a pesar del buen visto de su doctor, Lucky comienza a reconocer su propia vejez y mortalidad. Al igual que el protagonista de esta historia, Harry Dean Stanton recorrió muchos kilómetros a lo largo de su carrera, sin embargo, aunque el actor abarcó un enorme tramo en la historia del cine y su rostro es uno de los más
conocidos, solo llegó a protagonizar dos cintas. Una de ellas fue la icónica Paris, Texas (Wim Wenders, 1984), la otra Lucky (2017), ópera prima del actor John Carroll Lynch (Fargo, 1996; Zodiac, 2007) que resulta ser un meditativo ejercicio de reflexión sobre el paso del tiempo, la vejez, la soledad y el fin de todas las cosas. En la escena inicial de la cinta se muestra un paisaje desértico donde lo único que sobrevive son cactus resistentes al paso de los días, así como una tortuga, cuyo caminar se percibe lento pero seguro. La tortuga simboliza el espíritu animal de Lucky, al mostrar que ninguno de los dos tiene prisa por llegar a su destino aunque estén decididos a llegar eventualmente ahí, al final de sus días, a
/// Lucky, de John Carroll Lynch.
dial de 2008, se hizo más evidente el fracaso de dicho orden, entonces ¿el capitalismo neoliberal será en realidad un sistema óptimo para la humanidad? Y es aquí cuando Marx sigue dando de qué hablar, al ser palpable la necesidad de retornar a su análisis, pues su crítica a la barbarie capitalista está más vigente que nunca. Si bien es una teoría que no es perfecta y existen cuestiones que hay recontextualizar, sigue siendo una gran herramienta para analizar y entender el presente. Desde el año pasado han vuelto las discusiones sobre marxismo, desde eventos por la conmemoración del centenario de la Revolución de octubre 1917 hasta eventos conmemorativos por el doscientos aniversario del nacimiento del filósofo alemán, quien a pesar del sesgo y la censura, sigue dando de qué hablar. Twitter: @ValerioMirand
la oscuridad de la nada, al gran vacío. El guion de Logan Sparks y Drago Sumonja analiza los problemas de la muerte y la memoria, el propósito y la plenitud final al momento de partir y que son expuestos a través del protagonista y las relaciones que tiene con el resto de los personajes. Carroll Lynch expresa los estragos del tiempo en el rostro demacrado de Stanton, en sus ojos tristes que brillan con sabiduría, en su mezcla de actitud gruñona y buen sentido del humor y en sus momentos de lucidez filosófica y temor existencial que invariablemente se perciben como biográficos, en un relato donde realidad, ficción y memoria colectiva se funden. Evitando cualquier sentimentalismo, la película se sostiene a través del brillo y carisma de Stanton, mientras somos testigos de cómo viaja con una resiliencia estoica llena de determinación. Lucky no es propenso a la nostalgia ni al duelo por el pasado, abraza su realidad como una verdad irrefutable del universo con una leve sonrisa y una enorme expectativa de ver lo que le depara el futuro.
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27 DE AGOSTO DE 2018
Muletas 6 Por Pilar Alba
or estos días hace ya alrededor de ocho años recibí la invitación para trabajar en un proyecto de descentralización de las Preparatorias de la UAZ. El proyecto consistía en instalar una nueva preparatoria en el municipio de Francisco R. Murguía, Nieves, con módulos de trabajo de quince días por quince días. En el bloque que me correspondía compartí espacio con Armando Haro, quien terminaría por convertirse en un gran amigo y hasta mi compadre. Durante el transcurso del día estábamos en nuestras actividades académicas y por las tardes en actividades culturales que tanto Armando como yo habíamos planeado para compartir un poco de lo que nosotros teníamos con aquellos jóvenes llenos de energía y ganas de aprender lo que fuera. Por las noches, aún temprano para seres trasnochadores como lo éramos nosotros, seguíamos aprendiendo ahora uno del otro. Recuerdo particularmente una noche en la que luego de haber degustado una deliciosa torta española preparada por Armando -que era un gran cocinero- y de bebernos media botella de un licor de membrillo que habíamos descubierto en una de las dos vinaterías que existían en Nieves, empezamos a platicar de Nietzsche. Armando me platicó del episodio de Así habló Zaratustra en el que Zaratustra se topa con un grupo de lisiados y mendigos; yo no lo conocía, así que leímos el apartado completo y ahí empezó la plática que nos llevaría más de una noche. Los lisiados, son aquéllos que teniendo oportunidad de aprender se quedan repitiendo lo que escuchan de los maestros, le decía yo. Sí, pero también hay lisiados que saben que hay otra posibilidad de conocimiento y no quieren tenerlo, decía Armando. Y hay otros lisiados, que creen que saben y se erigen como los dueños del conocimiento; como tantos conocemos en Zacatecas, concluíamos ambos. Pero no vamos a decir nombres, decía Armando, porque se puede enojar “Fulanito”, soltando una de sus sonoras y características carcajadas. Y así disertábamos sobre el pasaje y lo que veíamos a nuestro alrededor; disfrutando del arte de conversar y de pensar de manera diferente, fuera de las grandes aulas universitarias y cerca de la naturaleza y la vida rural. Más tarde, tuve un encuentro con el cuadro de los lisiados de Pieter Brueghel el Viejo; en él, un grupo de cinco leprosos, a los cuales les faltan miembros del cuerpo, se encuentran en la orilla de un río a las afueras de la ciudad ya que se alcanzan a ver
para la presentación de este libro cartonero: Nietzsche. Tragedia versus filosofía, de Jorge Juanes; porque en su introducción se nos explica precisamente que para pensar hay que hacerlo desde una manera diferente, atreverse a hacerlo sin ataduras, no esperar el apoyo de alguien más y, sobre todo, no regocijarse en la condición de lisiados. El autor nos va preparando para una manera diferente de enfrentar a la tragedia y a la filosofía: Nietzsche alienta a pensar por cuenta propia, con originalidad, pues pensar es crear, constituir, aportarle al mundo algo que no existía. En otras palabras, se trata precisamente de alejarnos la actitud de los lisiados que encuentran tan cómodos con su condición, porque como dice Zaratustra: Si al jorobado se le quita su joroba, se le quita su espíritu –así enseña el pueblo. Y si al ciego se le dan sus ojos, verá demasiadas cosas malas en la tierra: de modo que maldecirá a quien lo curó. Y el que haga correr al paralítico le causará el mayor de todos los perjuicios: pues apenas pueda correr, sus vicios, desbocados, lo arrastran consigo.
/// Pieter Brueghel el Viejo. Los mendigos. 1568. Museo de Louvre, París.
Por ello los lisiados más que padecer, gozan con su condición, de igual manera que los que se representan en el cuadro de Brueghel, que tienen miradas perdidas, pero felices. Es más fácil instalarse en la comodidad porque, una vez más en palabras de Juanes: Atreverse a pensar significa insubordinarse ante valores gregarios y directrices unívocas, lo que conduce a romper filas, a rebelarse, a crear un corto circuito disonante que escapa de la asfixia del denominador común: “Sobre cómo concibo yo al filósofo, como una terrible materia explosiva, ante la cual todo se encuentra en peligro”. Este libro de Jorge Juanes obliga a pensar, obliga a dejar la comodidad de la academia. Dejar la condición de lisiados para ver de una nueva manera la filosofía, la tragedia, el arte. Los invito a leerlo, a pensar con él, a recrear. A mandar de una buena vez, y a la chingada, las muletas. *Presentación del libro: Nietzsche. Tragedia versus filosofía, de Jorge Juanes, editado por Cartonera La Cecilia y Mejorana Cartonera, 3 de agosto 2018, Zacatecas.
Cartoneras
P
A la memoria de Armando Haro
las murallas que la cercan como símbolo de su lejanía con el pueblo y sus asuntos. Los mendigos traen en sus ropas colas de zorros -la señal de la lepra en aquellos tiempos-. Lo que me atrapó del cuadro y llamó mi atención es el atavío con que el pintor los presenta; traen sombreros que los distinguen: uno de ellos trae lo que semeja una mitra, otro un sombrero característico de los galenos, hay uno que porta el sombrero de los profesores, y otro más un sombrero como los que utilizaban los eruditos en leyes, por último, uno de ellos porta un sombrero característico de los artistas o poetas. Como si el pintor quisiera con ello darles características de los gremios pensantes de la época. Sin embargo, lo que más sorprende es que tres de las figuras presentes en el cuadro, quienes se muestran de frente, no muestran características de dolor ni sufrimiento físico; al contrario, parece que disfrutan su condición de lisiados. No les duelen las llagas, no les causa sufrimiento el dolor de la piel o la ausencia de sus miembros, porque se encuentran cómodos en su condición, recibiendo la caridad y viviendo a expensas de los otros. Vienen a colación las discusiones con Armando y el cuadro de Brueghel,
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LA GUALDRA NO. 350 /// 27 DE AGOSTO DE 2018
La Muñeca
Río de Palabras
6 Por Alberto Huerta
I
ris la Muñeca Muñoz con la mirada atónita, azorada, recorre con la vista todo el balneario El Paraíso. Su función: Apasiguaborrachos. Casi nunca llega a las manos. Los domina con la mirada. Su hermano, Pepe el Guapo, desde pequeña la llevaba a entrenar al gimnasio. Ahí conoció al Nene, que más tarde se hizo su novio, le enseñó a tirar madrazos y descontones. Los dos eran ampliamente conocidos como dos perfectos cabrones. Al Paraíso llegó en una camioneta una familia. El papá, la mamá, los hijos y la Chacha. Se estacionaron junto a los asadores. Bajaron canastas y refrescos de a dos litros. Rápidos los muchachos se desvistieron y se metieron a los chapoteaderos. El Nene se acomide y ayuda a encender el carbón del asador. Las mujeres, en la mesa de cemento, rellenan los chiles capones con queso panela. Los niños siguen felices en el chapoteadero. Iris, con la mirada de muñeca, mira hacia ninguna parte. Iris observa todo a distancia, pero sin perder detalle. La señora García Moreno coloca sobre el asador una olla de frijoles. El Nene bebe a sorbos la cerveza que le invitó el señor. El día es perfecto. Soleado, sin nubes ni viento. Un día de mayo. Nada puede fallar. Las mujeres sacan frascos con salsas. Las colocan sobre la mesa que han cubierto con un mantel blanco. Limpian los manojos de cebollas. Acomodan los paquetes de tortillas. El señor García Moreno acomoda sobre el asador las chuletas, los chorizos, los chiles poblanos, las papas rellenas con queso envueltas en papel aluminio. Bebe a pico de
6 Por Pilar Alba
A
brazados nos encontró la noche. Nuestros cuerpos se enlazaron al punto máximo en donde se rompe el silencio. Desnudos y relajados reposamos un momento, el uno al lado del otro. No dormimos, los amores clandes-
botella una cerveza. Brinda con el Nene. Al Paraíso entró la motocicleta entre traqueteos y explosiones. La montaban un par de muchachos. La motocicleta caracolea. El que viaja
en la parte de atrás dispara. El señor García Moreno quedó sentado junto a la parrilla. A su lado el Nene, apretándose el vientre sin soltar la botella de cerveza. La señora, sen-
Abrazados tinos no deben hacerlo. Nos despedimos cuando aún la luna reinaba en el trono de la noche. Tomamos nuestras vestiduras, nos dimos un
beso y prometimos volver. Nunca lo hicimos. Los amores prohibidos llevan la ruptura en su sino. Nunca volvimos a vernos.
tada a la mesa de cemento con la cara sobre un paquete de tortillas. Los niños lloran en el chapoteadero. La Chacha, de pie, con los ojos cerrados, apretando los párpados estruja entre sus manos el delantal floreado. Desmadejada, bajo un pirul, la Muñeca se aferra a su viejo bate de béisbol. Sobre el asador, en la olla de barro hierven a borbotones los frijoles perfumando con el epazote al Paraíso.
/// Gustavo Montoya (1905-2003). Meìxico. Niña con sombrilla.