SUPLEMENTO CULTURAL
NO. 353 /// 17 DE SEPTIEMBRE DE 2018 /// AÑO 8
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Estudios, de Enrique Barajas Pro. Foto cortesía de la XIII Bienal FEMSA
Estudios es un programa de exposiciones que se ha presentado en El Santero, como parte del programa público de la XIII Bienal FEMSA. La quinta exposición de este programa se abrirá el próximo jueves 20 de septiembre a las 20 horas, en El Santero, con piezas de Sarah Goaër, Omar Lemus, Leticia Zubillaga, Carlos Alberto Sánchez, Eli Cuevas, Inés Cusi, Ignacio Vera Ponce, Guillermo Méndez, Ernesto Vargas y Marco Chávez, entre otros, y podrá visitarse, junto con la exposición de Patricia Dunn, hasta el 14 de octubre.
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LA GUALDRA NO. 353 /// 17 DE SEPTIEMBRE DE 2018 /// AÑO 8
La Gualdra No. 353
Editorial
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l fin de semana pasado tomaron posesión los nuevos Ayuntamientos en el Estado y este lunes inician ya a trabajar los equipos que han conformado los presidentes municipales. Una nueva época empieza en el área de la administración pública y con ella también comienza también el diseño del plan estratégico para determinar cuáles serán los objetivos que han de alcanzar en tres años y lo más importante: cómo y qué deberán hacer para alcanzarlos; por lo menos en teoría así debería de funcionar. Hay algo, sin embargo, que resulta preocupante y espero que no se repita: la tendencia a “borrar” todas las huellas de trabajo de las administraciones salientes. Por costumbre se tiende a no dar continuidad a los proyectos que se emprendieron, pocos son los que se retoman aunque hayan funcionado, con la idea -a veces innecesaria- de marcar la diferencia. No es que considere que se deba continuar con lo mismo, por supuesto que los cambios son necesarios, pero también debería de existir, con base en el diagnóstico inicial, la claridad para determinar qué hay que conservar, modificar, mejorar o de plano, si no hay opción, desaparecer. Escuché en los discursos iniciales de algunos presidentes municipales que rindieron protesta que uno de los objetivos es desaparecer las prácticas de corrupción y ahí no hay nada que discutir; si lo logran habrán, entonces sí, marcado la diferencia, y cuando terminen su mandato, los recordaremos por eso. Ojalá que lo logren, ojalá que todas las cosas buenas que pretenden se hagan realidad para beneficio de la ciudadanía. La mayor parte de los equipos de trabajo está ya conformada y en el caso de la capital, vemos con optimismo que las personas que han sido designadas con algún cargo cumplen con el perfil. Pero, hasta el momento de cierre de edición, no se conocía todavía quién estará encargado de la dirección de Arte y Cultura. Se han manejado varios nombres e incluso lanzado críticas por adelantado a los candidatos a ocupar esta dirección; de ser cierto también lo que se ha manejado, se convertirá en instituto, lo que de entrada tiene -debo suponer- ciertas ventajas: ma-
yor presupuesto para el área y una autonomía que hasta la fecha no ha tenido. A mí, lejos de preocuparme quién quedará finalmente, me interesa que se cumplan dos cosas: que el programa a implementarse tenga el respaldo del Ayuntamiento completo para que los objetivos puedan cumplirse si éstos son en beneficio de una mayor difusión de la cultura y las artes y, lo más importante, que se logre el apoyo de la comunidad para que esto funcione. Esto sólo se logrará si se comunican de manera eficiente los planes para que la comunidad las adopte, con la certeza de que lo que se haga será en su beneficio; pero eso ya dependerá de que quien sea designado tenga la sensibilidad de acercarse y de formular una estrategia de mediación adecuada. Yo deseo que le vaya bien a la nueva administración y espero también que se le de continuidad a proyectos que han funcionado, como el seguir trabajando para consolidar y profesionalizar a la Orquesta Típica, por mencionar algún ejemplo. Creo que no es necesario inventar el hilo negro; a estas alturas, se tiene un panorama más o menos claro de qué es lo que no ha funcionado en épocas anteriores, partir de eso, de no repetir prácticas fallidas es ya una buena manera de comenzar. Se requiere además que el presupuesto se incremente, ojalá que todos los municipios consideren que aumentar los recursos para el área de cultura no es un gasto innecesario; que, por el contrario, darle más apoyo a la cultura y las artes es una inversión para el presente. Dejemos de considerar que todo es para el futuro, nuestras condiciones de vida actuales requieren primero que -por extraño y obvio que esto suene- se emprendan acciones acordes al siglo XXI, y es que a veces pareciera que no nos hemos dado cuenta de que el XX terminó hace ya un buen rato, por eso tal vez nos hemos resistido a finalizarlo. Éxito para todos los que inician, yo por lo pronto inicio este lunes -y los invito a que hagan lo mismo- con la confianza de que nos irá bien con las nuevas administraciones municipales. Que disfrute su lectura.
Directorio
Contenido Ontologías Pictóricas Por Uriel Márquez Romo
Nunca fuimos contemporáneos Estudios Por Eric Nava
Lectura y participación social Por Eduardo Campech Miranda El latido de la ciudad Por Carlos Flores
Tiempo Compartido: problemas en el paraíso Por Adolfo Núñez J. Feminismo y gramática Por Maliyel Beverido
Nochecita Por Carlos Martín Briceño La Nena Por Alberto Huerta Olvido y recuerdo Por Pilar Alba
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Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
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17 DE SEPTIEMBRE DE 2018
Ontologías Pictóricas [tercer montaje de ‘El cordón umbilical retiniano’]
Artes Visuales
/// [Fotos Cortesía del ESPAC].
Por Uriel Márquez Romo* t
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principio de los años noventa, las corrientes post-conceptualistas tomaron una evidente distancia de las técnicas y medios tradicionales del arte. Pensando en esta problemática desde la pintura, y motivados a reflexionar en términos conceptuales, los artistas continúan al día de hoy pintando hacia nuevos discursos y posibilidades de producción. El pasado jueves 23 de agosto se inauguró en la Ciudad de México Ontologías Pictóricas, el tercero de cuatro montajes sucesivos que integran ‘El cordón umbilical Retiniano’, un proyecto curado por Willy Kautz, que forma parte del Programa de Pintura Contemporánea de ESPAC (Espacio de Arte Contemporáneo).
Si bien el programa inicia con la revisión a la colección de ESPAC, que es predominantemente pictórica, permite también construir nuevas narrativas entre lo moderno y lo contemporáneo, a partir de las visitas de estudios que Willy Kautz realizó a los participantes para conocer el desarrollo de sus proyectos. Como una invitación a establecer diálogos y tensiones entre las propuestas, la exposición se presenta en un espacio no museístico, una sugerencia a partir de la cual generamos ideas y reflexiones en torno al campo de lo retiniano. El planteamiento curatorial de esta serie de montajes, nos anima a extender lo que entendemos por pintura hoy en día, y cómo las técnicas, soportes y dispositivos elegidos por los artistas abren los conceptos del quehacer pictórico a prácticas contemporáneas. En la muestra partici-
pan: Cecilia Barreto, Luis Carlos Barrios, Leonora Carrington, Miguel Covarrubias, Alberto Ibáñez Cerda, Circe Irasema, Yishai Jusidman, Uriel Márquez, David Miranda, Luis Carrera-Maul, Néstor Quiñones, Héctor Quiñones, Omar Rodríguez Graham, Melanie Smith, Lucía Vidales y Boris Viskin. La labor de todo el equipo del ESPAC no culmina en los montajes, pues también hay una serie de nutridas actividades que estimulan a la reflexión, así como una publicación que reunirá todo lo sucedido en el proyecto. En los primeros meses de este año recibí a Willy Kautz en mi estudio, con su visita nos siguieron una serie de charlas muy interesantes sobre la pintura contemporánea, y la relación que existen entre los procesos de representación y la realidad. Formar parte de este proyecto ha sido
una experiencia muy especial, pues no solo se busca expandir y profundizar el pensamiento sobre la pintura en México, también ha materializado nuevos proyectos y conexiones entre artistas que admiro profundamente. Es un honor ser camarada del tiempo y con ello del arte, pues me permite evidenciar a través de ejercicios, las ideas y pensamientos que tengo acerca de la pintura y de mi existencia. * Artista Visual, nacido en Zacatecas México en 1990, ciudad donde comenzó su exploración en el arte en algunos talleres de grabado y pintura. Estudió la Licenciatura en Artes Visuales en el estado de Aguascalientes, con especialidad en pintura. Su trabajo estudia las posibilidades del retrato y la identidad de las personas, específicamente de un espectador; a través de un acercamiento a ellos y sus expresiones, quizá por afinidad entre ambos, por admiración o simplemente por curiosidad.
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LA GUALDRA NO. 353
Nunca fuimos contemporáneos
XIII Bienal FEMSA
Estudios t
Por Eric Nava
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studios es un programa de exposiciones que se ha presentado en El Santero, como parte del programa público de la XIII Bienal FEMSA. Se basa en el procedimiento curatorial conocido como “visita de estudio”, centrado en el diálogo con los productores locales. Estos intercambios con los artistas tienen la intención de buscar, propiciar o develar tanto las afinidades como las diferencias que existen en el campo de la producción artística actual en Zacatecas. En este proceso, el término estudio tiene un doble sentido: por un lado, se refiere al espacio de producción artística y, por otro, a los casos de estudio en tanto formato de investigación curatorial. Como herramienta de investigación curatorial, este programa cuestiona el aislacionismo de la producción de estudio y promueve encuentros que buscan estrechar los vínculos entre artistas y visibilizar las relaciones entre la producción local, moderna y contemporánea, con su entorno cultural, histórico y social. A la fecha, se han realizado cuatro exposiciones con obra de Enrique Barajas Pro, Gaspar Gu, Anakaren Corvera y Patricia Dunn –que han convivido con ejercicios de montaje del programa pedagógico-. En cada una, se incluyeron no solo obras terminadas, sino también algunos de los objetos e imágenes que documentan su proceso creativo, piezas que funcionan a manera de ejercicios y obras en proceso, con la intención de mostrar los intereses de sirven de eje a su producción. En el montaje de Enrique Barajas Pro se mostraron sus exploraciones en la pintura, de la figuración a la abstracción, mediante piezas de formato pequeño que el propio Enrique no considera obras terminadas, sino ensayos para explorar diversas cualidades del medio –color, luz, materiales y técnicas–, al lado de una pintura de Claudia Alvarado y un viejo cartel de la Mona Lisa que forman parte de las referencias visuales presentes en su estudio. Las piezas elegidas para
mostrar el trabajo de Gaspar tenían en común su gusto por los materiales plegados o arrugados y su interés en la manera en que el leguaje verbal se traslada a lo visual o, propiamente, por la manera en que se distorsiona. Se incluyeron pintura, dibujo, video y sus exploraciones recientes en el uso de concreto para crear objetos utilitarios.
La obra de Anakaren Corvera se basa en dibujos realizados por niños, de los que toma elementos a manera de caja de herramientas –bocas amenazantes, líneas en zig-zag, manos de tres dedos…– para dar forma a un bestiario cuyas criaturas recuperan los gestos más dramáticos del dibujo infantil. El montaje utilizó una porción de su archivo de dibujos para ilus-
trar las tipologías que Anakaren incorpora en sus litografías. El estudio de Patricia Dunn, artista textil que desde hace veinte años vive en Zacatecas, se trasladó al Santero mediante una instalación compuesta por objetos encontrados, instantáneas, esculturas en proceso, tapiz y dibujo. Cada uno de estos objetos corresponde a una de las diversas etapas del proceso creativo de Patricia, que consiste en la deconstrucción del paisaje mediante el uso de fotografías, dibujo a ciegas y otros ejercicios que documentan la producción de sus tapices y esculturas. El objetivo de las visitas de estudio, además de las realizadas a los artistas mencionados antes, no ha sido establecer parámetros que definan la producción local, al contrario, cada visita agrega preguntas sobre la misma, en por lo menos dos aspectos. Primero sobre la naturaleza de los propios objetos que habitan los espacios de producción de los artistas –que no siempre caen en la categoría formal de “estudio”, pues muchas veces su trabajo ocurre entre talleres colectivos y otros espacios adaptados a sus necesidades–, y después, por sus circuitos de circulación y sus formas de visibilidad. Para indagar sobre ello de una manera práctica, la quinta iteración de Estudios reúne obras
terminadas, ejercicios, objetos encontrados, maquetas, comisiones y utilitarios en un montaje que establece un diálogo a contrapunto con el ejercicio colectivo realizado en el taller dirigido por Willy Kautz: Curaduría Ciudadana, en el que se invitó a volver la mirada hacia la complejidad de las cosas comunes. Aquí se busca propiciar un acercamiento distinto a objetos que pertenecen, cada uno a su modo, a la esfera de la producción artística. Cada espacio de trabajo tiene sus particularidades, pero en todos encontramos objetos que son producto de búsquedas ya abandonadas, caminos que fueron explorados pero, al menos temporalmente, no llegaron a un destino preciso. Algunos artistas llevan parte de su trabajo a la creación de utilitarios, pequeños objetos artesanales que claramente se derivan de sus obras para exhibición pero, a diferencia de estos, están destinados a desaparecer tras su función. En cualquier caso, permanecen ahí, acompañando los procesos de producción, en un rincón apartado de la vista, en alguna repisa junto a una caja de herramientas, o complementando una colección a la que, a golpe de vista, no pertenecen. Algunos están en su lugar por azar, otros son resultado de un
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a quinta exposición de Estudios se abrirá el próximo jueves 20 de septiembre a las 20 horas, en El Santero, con piezas de Sarah Goaër, Omar Lemus, Leticia Zubillaga, Carlos Alberto Sánchez, Eli Cuevas, Inés Cusi, Ignacio Vera Ponce, Guillermo Méndez, Ernesto Vargas y Marco Chávez, entre otros, y podrá visitarse, junto con la exposición de Patricia Dunn, hasta el 14 de octubre.
XIII Bienal FEMSA
esfuerzo consciente, hay piezas terminadas, otras en proceso, pero todas son portadoras de una subjetividad. Frente a ellas nos preguntamos ¿cómo se tomó la decisión de considerarlas, o no, una pieza de arte?, ¿por qué permanecen inacabadas?, ¿de qué manera estos objetos se relacionan con las piezas terminadas, las que sí tienen como destino su exhibición pública? Lo que nos lleva a una serie de cuestionamientos acerca de la exhibición de estas piezas. Un montaje es un sistema de relaciones: ordena, clasifica, propone jerarquías y narrativas. La exposición opera como un espacio de que da una visibilidad particular a cada objeto resaltando algunas de sus cualidades y oscureciendo otras; y es, como conjunto, una forma de ver puesta a consideración del público –tal como ocurrió en las versiones anteriores del programa, en las que se puso énfasis en el medio, la temática o el proceso, según el caso–. Para esta edición, aunque se trata de un punto de vista subjetivo y localizado en un espacio y tiempo determinados, el montaje propone eliminar las categorías y jerarquías que distinguen a los objetos entre arte y no arte, ejercicio y obra terminada, objeto de contemplación o utilitario. La intención no es presentar al espectador un conjunto ordenado de piezas individuales, aisladas de su contexto inmediato en un momento estático que pretende preservarse en el tiempo a manera de una comprobación de postura curatorial o un argumento filosófico. Se busca dirigir la atención del observador a una constelación de objetos e interpretarlos desde un presente en constante actualización en el que confluyen múltiples subjetividades, como un dispositivo para indagar sobre el mundo –tal como podemos mirar las ondas de un charco al caer las gotas de lluvia, o acercarnos para ver el reflejo del cielo en él–. Igualmente se busca voltear la mirada hacia la propia de exposición considerada como un dispositivo que, por lo general, se invisibiliza detrás de las obras. Preguntemos cuáles fueron los mecanismos de selección de estas piezas –y a la par, de exclusión–, preguntemos por los efectos del desplazamiento de los objetos del ámbito privado al espacio público, por la manera en que la disposición de los mismos afecta su percepción e interpretación, por el lugar que ocupa el conjunto en relación con otros montajes –como el muy cercano Curaduría Ciudana, aún en exhibición– y con otras colecciones de objetos de cualquier ámbito. En fin, preguntémonos por el lugar que ocupamos como espectadores activos frente a los objetos que la exposición pone en común.
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Lectura y participación social Por Eduardo Campech Miranda
Promoción de la lectura
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n las últimas semanas el proyecto de hacer peatonal el centro histórico de Zacatecas capital ha sido motivo de debates públicos, privados, foros de discusión, entrevistas en medios de comunicación, acaloradas participaciones en redes sociales. Hay opiniones de quienes habitan o trabajan en esa área. Pero también hay reclamos por la inclusión de quienes no viviendo ahí, hacemos de ese espacio un lugar de convergencia (al margen del motivo). Comentamos, opinamos, debatimos porque conocemos el centro histórico, porque hacemos uso de él, porque lo sentimos propio. ¿Por qué no sucede lo mismo con los temas afines al libro, la lectura y los lectores? Haciendo un ejercicio memorístico encuentro en el pasado reciente algunos casos donde la sociedad nacional, y estatal, reaccionó como en el caso señalado del centro histórico zacatecano. El primero, aquél que protagonizó el entonces Secretario del Trabajo, Carlos Abascal y su censura a la lectura de Aura de Carlos Fuentes. Las opiniones pululaban en las charlas cotidianas (las redes sociales no habían explotado). Otro ejemplo paralelo fue cuando se iba a estrenar la versión cinematográfica de la novela de Eḉa de Queiroz, El crimen del padre Amaro. En ambos casos el resultado fue el contrario: la demanda y el interés por esas obras crecieron. El saliente presidente Enrique Peña Nieto nos ofreció constantemente motivo para la crítica, la burla, el escarnio. Aquella visita a la FIL de Guadalajara fue botón de muestra y umbral de lo que sucederían los siguientes seis años. Las redes sociales ya se habían instalado en nuestra cotidianeidad. De tal manera que ese episodio llegó a ser trend topic. Durante su administración se canceló en Programa Nacional de Lectura (PNL) que dotaba de libros a las escuelas de Educación Básica. Las protestas, la defensa de ese programa fueron mucho
menores que las voces burlonas que hacían alusión a los tres libros que no supo nombrar. ¿Por qué la sociedad guarda silencio ante decisiones que atentan contra la formación de lectores?, ¿por qué, en todo el país, la comunidad no impide los cierres de bibliotecas públicas?, ¿por qué no se exige que las salas de lectura que dicen brindar servicio y no lo hacen cumplan con los compromisos adquiridos? El debate se queda en un sector: la república de las letras y algún otro advenedizo que no quiere dejar pasar el tren del mame. Parecería que los lectores somos una mayoría (al menos en redes sociales).
Hace años, (en Río Grande, Zacatecas), las autoridades municipales decidieron cerrar una biblioteca pública en una de sus comunidades. Los habitantes lo impidieron con protestas, denuncias, manifestaciones. Ello, a mi juicio, ilustra varias aristas: a) la comunidad percibe a la biblioteca como un servicio fundamental y como propia; b) en ello tiene mucho que valorarse el trabajo realizado por la bibliotecaria. Bajo este marco ¿podrían evaluarse las políticas, las decisiones, los planes, programas y acciones en pro de la formación de lectores y difusión del libro a partir de la participación social en temas nodales? Usted tiene la mejor opinión.
El latido de la ciudad Ciudad
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Por Carlos Flores
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uatro décadas es un lapso considerable para ver cómo cambian las cosas. De mis años de niño hay algunas cosas que desvanecieron y que nunca regresarán. Una de ellas es la tienda de revistas usadas que estaba sobre la calle Morelos, un pequeño local atendido por un hombre que -no sé por qué- me recordaba a un personaje que anunciaba un famoso detergente que hacía chaca-chaca. A ese lugar llegué porque a mi madre, que aún no conocía los placeres de las grandes novelas, le gustaba leer publicaciones como “El libro semanal”, “Novela sentimental”, “El libro vaquero” o “El libro policiaco”. Por aquellos entonces yo estaba en primero de secundaria, así que como ya sabía leer me los chutaba también. Con un poco más de conciencia descubrí que había otro tipo de publicaciones: “Hermelinda Linda” y “Las andanzas de Aniceto”. Me
/// Foto tomada de la página de FB Temas Zacatecanos.
llamaban mucho la atención esas portadas tan grotescas, así que convencí a mi madre que me comprara un par de revistas, quien no sin cara de sorpresa accedió, tras mi berrinche, por lo que al llegar a casa me sumergí en ese mundo
bizarro y brujil que trazaba quien posteriormente crearía “karmatron y los transformables”, Óscar García Loyo. Descubrí también, gracias a la editorial Novaro, las historietas de Disney, Batman, Superman y, el mejor, el Sorprendente Hombre Araña. Existía también “La Quemazón”, un supermercado al estilo Wal-Mart donde vendían discos de acetato y los muñecos de “El regreso del Jedi”, el jamón de los lonches, ropa y demás menesteres para la vida cotidiana. Recuerdo también “Provisiones Hernández”, donde vendían los ultramarinos como latas y conservas, “Publicaciones Hernández” en la avenida Hidalgo, frente a la “Canada”, tienda de zapatos; “Pepepan”, expendio de pescado congelado y unos quioscos que vendían libros de la SEP muy interesantes, recuerdo uno frente a la escuela de ingeniería. Ir a Guadalupe resultaba toda una travesía, por un camino que se fue transformando poco a poco en una zona urbana. Se me hacía un
viaje eterno. Algunas calles eran de doble sentido, como la Hidalgo, y los autobuses ruta cinco se detenían a subir gente en el Portal de Rosales. El Teatro Calderón estaba abandonado y se podía entrar sin problema. San Agustín era una vecindad, al igual que el hotel Mesón de Jobito, y se podía transitar en auto por la Plazuela Miguel Auza, donde, cuenta la leyenda, había un árbol único en su especie que el Ayuntamiento cortó por su afán de crear espacios culturales luego de que se ideó el Festival Cultural para atraer el turismo a esta desolada ciudad. Existía gente de rancio abolengo y un marcado clasicismo por parte de los que tenían más, quienes se sentían grandes señores novohispanos y hacían menos a los desposeídos. Incluso en una escuela pública como la prepa II, existían grupos de jóvenes que formaban el Olimpo de los “adinerados”, quienes veían con despreció a los de a pie. La ciudad ha cambiado, no me puedo quejar, los años maravillosos quedaron atrás, y dejaron, en cambio, una ciudad con un pulsar distinto, con más cultura, menos prejuicios, y un avance tecnológico que se ha incrustado de una manera extraña en las calles de trazado colonial.
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Tiempo Compartido: problemas en el paraíso t
Por Adolfo Núñez J.
funciona en términos psicológicos que reconocen las características de un periodo vacacional, y por otra parte, de la incomodidad de compartir tiempo y espacio con otro, un
externo o desconocido. Hofmann opera con maestría para generar un estado de ánimo repleto de malestar y angustia, totalmente opuesto a la experiencia llena de gozo y op-
Feminismo y gramática [una charla con Anežka Charvátová sobr el lenguaje inclusivo]
Por Maliyel Beverido
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nežka Charvátová, académica de la Universidad Carolina de Praga, estuvo en Xalapa para dar un curso-taller de traducción y literatura en el marco de la Cátedra Interamericana “Carlos Fuentes”. Dado que como traductora se ha enfocado a la literatura hispanoamericana y como docente sus campos son la historia de la traducción, la literatura hispanoamericana y española, la práctica editorial y, por supuesto, la traducción, quise conocer su opinión acerca del polémico “lenguaje inclusivo”. Coincidimos en pensar que el lenguaje desdoblado (el que insiste en señalar femenino y masculino: los y las) aparece más en el discurso oficial, en los funcionarios, en los actos públicos y aquél que usa un “género neutro” (les amigues, o el horrible l@s amig@s) es más coloquial, pero ¿llegará a la literatura de ficción? ¿Cómo va a traducirse? Y
sobre todo ¿es útil? Ella respondió así: En checo no existe esta polémica, el lenguaje no se presta para ello porque, aparte de tener masculino y femenino, también tenemos el neutro: por ejemplo “hijo”, en checo, es neutro, y no usamos, como ustedes en español, un plural que designa tanto a hombres como a mujeres, como “los padres” o “los sue-
gros” y cuyo género gramatical es masculino. Nuestra palabra para decir “padres” es neutra, etcétera. Entonces no hay esa presión social para inventar un nuevo lenguaje. Hay movimientos feministas, pero tienen poca influencia e interés desde el punto de vista lingüístico. Puesto que desde hace mucho tiempo existen el divorcio y el aborto legal, no parece tan necesario luchar por derechos que ya existen. Tengo que decir que a pesar de tener todos esos logros, nuestra sociedad es muy machista, aún existe maltrato a las mujeres y desigualdad en los salarios o en la asignación de puestos de poder y responsabilidad. Es hacia allí a donde se orienta el interés de la sociedad, pero no se va a lograr a través de una modificación en la gramática del checo. La literatura contemporánea tiene más escritoras que escritores y más lectoras que lectores. Eso se refleja mucho en los temas,
Lenguaje
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pero hasta ahora no he visto que aparezca esta cosa de modificación gramática en los libros escritos por mujeres y para mujeres. Las mujeres se pueden expresar con el idioma tal cual existe. La feminización aparece a nivel del imaginario, a nivel de metáforas, cuando por ejemplo en lugar de decir “me sale de los cojones”, una mujer dice “me sale de los ovarios”. Está en el léxico, no en la gramática. En cuanto a la traducción: el lenguaje normal es ya una dificultad. Cuando traduzco, por ejemplo “los hijos”, es difícil saber si son hijos varones, o si son un hijo y una hija, ahí uno tiene que orientarse por el contexto y luego escoger la palabra adecuada. Pero esa es la belleza del lenguaje, que tiene su propia lógica. No creo que el lenguaje desdoblado entre en la literatura, si alguien comienza a poner cosas extra-gramaticales se complica todo. Yo no me imagino a un escritor (o escritora) escribiendo así. Me parece ridículo escribir el “todes” en una obra de ficción. Además, el género es gramático, yo creo que en el idioma no tiene nada que ver con los derechos de la mujer. Nosotros ya tenemos lenguaje desdoblado y género neutro y eso no ha determinado nada. Pero podemos vernos dentro de diez años y ver qué pasó y cómo lo resolvimos. Si apareció en los libros, si se traduce y cómo se traduce.
Cine
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l comenzar la cinta conocemos a Pedro (Luis Gerardo Méndez), quién acompañado de su esposa Eva (Cassandra Ciangherotti) y su hijo arriban al resort Everfields, un complejo turístico de gran categoría en Acapulco. Poco después de llevar a cabo su registro en dicho lugar, Pedro descubre para su sorpresa y enorme molestia que otra familia ha hecho una reservación en la misma villa. Sin una aparente resolución por parte de la compañía hotelera, Pedro termina orillado a compartir su espacio vacacional con un grupo de completos desconocidos, encabezados por Abel (Andrés Almeida). De modo paralelo, conocemos la historia de Andrés (Miguel Rodarte), un hombre que siempre se muestra ausente y que trabaja como conserje del hotel, mientras su esposa Gloria (Montserrat Marañón) es adoctrinada para ser una agente de ventas bajo un nuevo modelo implementado por los dueños del lugar. Uno de los aspectos más llamativos de Tiempo Compartido –el segundo largometraje de Sebastián Hoffman- es una paleta de colores vivos y contrastantes en neón, que evidencian el delirante subtexto de la cinta, una oscuro análisis sobre la cultura corporativa y el artificio que se encuentra en el ambiente de la industria vacacional. El guion de la cinta –escrito por el mismo director junto a Julio Chavezmontes-
timismo que se les promete a los invitados, y cuyos matices agridulces evocan al mejor humor negro de los hermanos Coen. El cineasta arma un montaje repleto de colores, donde los encuadres crean atmósferas pesadillescas y surreales en paisajes paradójicos a su propio significado, en albercas con bañistas, atardeceres rosados y restaurantes con iluminación clara. Lugares destinados a la comodidad que bajo su lente se transforman en una pesadilla contradictoria, donde sus protagonistas están condenados a ser felices. Al irse paseando por diversos géneros, Hoffman crea con suma efectividad un sentimiento confuso y de represión, donde el humor inofensivo se vierte en una sátira ágil y crítica para los dueños de los hoteles que lucran cínicamente con los deseos de sus invitados, y que les prometen el cielo en la tierra. Uno de los enormes atractivos de la cinta recae en la transformación casi camaleónica de sus protagonistas, donde vemos a un Miguel Rodarte irreconocible y a un Luis Gerardo Méndez, que alejado del humor de pastelazo de su Javi Noble evita zonas de confort y otorga una de las mejores actuaciones de su carrera. Fiel a la compulsión de su propuesta, Hofmann señala que el infierno, el paraíso y la búsqueda de la felicidad son concepto relativos: las vacaciones soñadas por una persona pueden ser el peor de los infiernos para otra.
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LA GUALDRA NO. 353 /// 17 DE SEPTIEMBRE DE 2018
Nochecita Por Carlos Martín Briceño
Río de palabras
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o no soy homosexual, fui porque el cabrón me presionó. Me dijo que había una fiesta en su casa, que habría viejas y harta cerveza... lo cierto es que al llegar hasta allí, un caserón minimalista, chingón, en las afueras de la ciudad, en uno de esos nuevos fraccionamientos para ricos enclavados dentro de un idílico campo de golf, caí en la cuenta de que todo era una trampa. Allí no había nadie más. Sólo él y yo, como dice la canción. Al principio me pareció que no tendría por qué quedarme. ¿Creería el tipo que no me había dado cuenta de su estrategia? No obstante, ya estando allí, decidí que no perdía nada. Total, me dije, no es lo mismo bajarle los tragos a un puto, que cogértelo. En el fondo, ahora que lo analizo, creo que también me quedé porque comencé a sentirme halagado. Casi me sentía vieja. Siéntate, ponte cómodo, estás en tu casa, ¿qué se te antoja tomar?, ¿whiskito?, ¿cervecita?, ¿mezcalito? Puro diminutivo, como si eso le rebajara el diablo al guaro. Y al cabo de un rato, luego de tanta melcocha, volvió con una bandeja con cervezas, unas brochetas de camarones gigantes, y, carajo, una botella de mezcal Las nochecitas, que según él era carísimo. No te voy a engañar. Aunque ahora está de moda, yo nunca había tomado mezcal. No me gustaba su olor; en alguna
/// Ismael Guardado, Beduinos. Obra exhibida en su exposición recién inaugurada el 12 de septiembre, “Transición visual”, en el Museo de Arte Peter Gray, en Puerto Vallarta. Jal.
ocasión me lo habían dado a probar en una mezcalería del centro de la ciudad y ni siquiera pude tragarlo; pero ése, el que llevó el muy cabrón, se me fue como agua. Tenía una textura sedosa, ahumada, que se sentía rete agradable en la boca. Media hora después, yo estaba viajando en tren bala al cielo con los
indios zapotecas. La borrachera del mezcal, dicen, es el infierno, saca al demonio de su letargo. Por eso, cuando el tipo se quitó los lentes, se me quedó mirando con fijeza y colocó con descaro su mano en mi entrepierna, me le fui encima con lo primero que agarré. Tardé un buen rato en darme cuenta de lo
La Nena t
Olvido y recuerdo
Por Alberto Huerta
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icen, los que la conocen bien, que proviene de una familia acomodada que perdió toda su fortuna en los años del hambre. Que ella, la Nena, tocaba el piano; que era la hija menor de la familia, de ahí el apodo. Dicen que ya la conocieron bien desnivelada de la mente. Que ninguno de ellos recordaba su nombre ni sus apellidos, que cuando la conocieron la gente ya la llamaba la Nena. Que ninguno la conoció de niña, ni de adolescente, ni de jovencita, ni mujer, sólo la recuerdan así, vieja, larga como la cuaresma, seca como el desierto de Mapimí. Renegrida de sudor y mugre, siempre vestida de luto, envuelta en su chal negro. Hincada y empinándose a besar las piedras del empedrado. Alzando los brazos al cielo, llevando a diario las monedas de la limosna a depositar al cepo del Sagrado Corazón. Eso dicen ellos, los que la conocieron bien. Cuentan de que nunca hablaba, sí se reía. Dicen que toca las puertas y alarga la mano cuando le abren. Y generalmente la gente le da una moneda o un taco que ella va acomodando como se acomodan los tacos de canasta dentro de un bote de aceite Mobil oil. Y al caer la tarde se sienta en la banqueta de una esquina del Jardín Morelos y reparte la comida con los perros que la acompañan y todos comen en silencio. Ella y los perros. Eso dicen. Que vivía en un cuarto de vecindad, allá por el barrio de los tuneros. Que llegaba y se sentaba en un como trono, hecho con viejas estufas de petróleo. Muy derechita, muy digna. Dicen, eso dicen. Y que apareció un día en la bóveda del arroyo cosida a puñaladas, con la mano empuñada, apretando una moneda de cobre de veinte centavos. Eso cuentan los que la conocieron bien. Y mientras me pongo a recordar sigo con la mirada el vuelo como de helicóptero de un zancudo.
que había hecho. El pincho de mi brocheta atravesándole el ojo me lo confirmó. Así fue como pasó anoche todo. Pero volviendo al inicio, yo no soy homosexual, que quede claro. La culpa fue suya por insistir en llevarme a su casa, aun sabiéndolo.
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Por Pilar Alba
H
ace ya un año. Para ella parece que fue apenas ayer. Se levanta, calienta agua, muele el café; sobre la mesa coloca los dos servicios, las servilletas y dos piezas de pan. Se sienta, aguza el oído esperando escuchar el ruido del desagüe que le indique que él está por bajar a desayunar; pasa el tiempo y el sonido no llega; resignada engulle un pedazo de pan, mientras evita caer otra vez en el llanto. Parece recordarlo de repente: no, ya no estás, no vas a regresar nunca. Sube a la planta alta, empieza a hacer los quehaceres. Más tarde, al llegar la hora de la comida, el olvido vuelve a atraparla. Cocina porciones para dos, fueron tantos años con las mismas cantidades. Espera escuchar el ruido del auto para poner a calentar la comida, pero el sonido otra vez no llega y el recuerdo la hace refugiarse en el sillón frente a la televisión donde por fin, del dolor, se queda dormida. Con la oscuridad de la noche llega el olvido, otra vez prepara cenas que llevará en una mesa portátil a la recámara, cena tranquilamente; eso sí, siempre lo hizo ella a solas, por eso el recuerdo ahí no la atrapa; hasta que no puede dormir esperando a que él regrese. Entonces el insomnio le trae otra vez el recuerdo. Hace un año que se fue, hace ya un año: a mí me parece que fue ayer. Abraza la almohada y llora amargamente, espera poder quedarse dormida, pidiendo que por la mañana la sorprenda otra vez el olvido.