La Gualdra 354

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SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 354 /// 24 DE SEPTIEMBRE DE 2018 /// AÑO 8

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Olga Gutiérrez-García / enriKetta luissi.

Olga Gutiérrez-García (Torreón, Coahuila, México, 1951). Poeta. Fisicomatemática. Traductora. Editora de la publicación bilingüe San Diego Poetry Annual. Miembro del San Diego Haiku group. Integrante del grupo de performance Four to the nth. Su seudónimo enriKetta luissi ha escrito una novela: El Peso de los Ovarios y diez libros de poesía: Ostrich Sky, Disclosed, In Vitro, Poetica Mathematica, Binaria, ÍÍÉ, Re-Versed, Dark Matter, Emily y Visitaciones. Sin duda tanto Olga Gutiérrez-García y enriKetta luissi son parte elemental del mapa poético transfronterizo de nuestro país.

[Una entrevista con ella, realizada por Armando Salgado, en páginas centrales]


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LA GUALDRA NO. 354 /// 24 DE SEPTIEMBRE DE 2018 /// AÑO 8

La Gualdra No. 354

Editorial Pronto se cumplirán 4 años de aquel fatídico 26 de septiembre en el que 43 estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, fueron desparecidos sin que hasta la fecha se tenga conocimiento de dónde están. Haciendo memoria, recuerdo que, tras la noticia de su desaparición, una serie de manifestaciones fue dándose a lo largo del país y en el extranjero. México estuvo en el centro de las noticias internacionales debido a este hecho que nos sigue llenando de indignación y vergüenza. Recuerdo ahora, a propósito de la crónica que nos comparte Ana Lilia Pichardo Félix en esta edición, cómo se fue tejiendo una red de colaboración entre artistas y académicos para realizar aquel número gualdreño de portada negra. Desde Yucatán hasta Tijuana colaboró un grupo de integrantes de la comunidad artística y cultural mandándonos textos e imágenes para conformar aquel No. 169 de La Gualdra que hoy he vuelto a leer sólo para confirmar que se seguirá teniendo una deuda muy grande, en tanto no aparezcan o se tenga noticia del paradero de los 43 normalistas, cuyo error fue haber salido a botear para recaudar fondos en el momento y el lugar menos adecuados. A 4 años de distancia de este hecho y a casi 50 años del 2 de octubre de 1968, lo que nos sigue llenando de esperanza es la cada vez más activa participación en la política y en el restablecimiento de la paz por parte de los jóvenes; veo con ilusión que los estudiantes han reaprendido a perder el miedo, que se organizan más efectivamente para exigir el derecho a vivir en paz, como lo hicieron recientemente en la Universidad Nacional Autónoma de México. La semana pasada decía que es tiempo de ver por el presente, de accionar, de proponer cosas que mejoren nuestro entorno actual; porque hemos cometido reiteradamente el error de sólo considerar que el futuro será mejor si actuamos ahora cuando lo que urge también es que los resultados de una organización ciudadana comprometida se vean en el día a día. Cierto es que hay que ir planeando cómo es que queremos ver a nuestra

comunidad, a nuestra ciudad, al país entero en unos años, pero en la implementación de ese plan las acciones también deben estar encaminadas a lograr objetivos a corto plazo. Platicaba hace unos pocos días con un joven poeta que me decía que para él era importante que en la poesía se abordaran temas de carácter social, de política, de ideología de izquierda vinculada al compromiso social, para que cada vez más jóvenes se informaran; no compartí su opinión y sigo sosteniendo que los temas no deben ser una imposición en ninguna de las disciplinas artísticas porque eso limita la libertad de los creadores. Sin embargo, creo que la poesía, la pintura, el cine, la fotografía, la literatura, el teatro, pueden ser útiles para sensibilizar a la humanidad; pueden, además, más allá de provocar placer estético, despertar la reflexión, las ganas por adquirir conocimientos, el deseo de construir un sistema de sociabilidades que contribuya a que el espacio habitable sea mejor, más amable y armónico. El resultado de las elecciones pasadas marcó la pauta de lo que podemos esperar los siguientes años; en este sentido, sigo esperando que la decisión de haber elegido un proyecto de nación diferente haya sido un acierto que nos beneficiará a todos. Si la pobreza, la desigualdad y la corrupción son tres de los grandes males de este país y erradicarlos es parte sustancial de lo que perseguirá el presidente electo junto con todo su equipo; esperaría también que las políticas públicas de este nuevo gobierno estén encaminadas a asegurar además que los jóvenes sean protegidos, respetados y apoyados en sus procesos educativos; y que los presupuestos para arte, cultura y educación se incrementen para lograr que este país recupere el esplendor perdido. Creo que es posible. Nunca más un 26 de septiembre como el de 2014. Nunca más estudiantes vulnerados. Nunca jamás un solo mexicano desaparecido. Trabajemos juntos entonces para conseguir la paz. A la memoria de las 43 estudiantes de Ayotzinapa.

Contenido El vértigo horizontal No el amor sino el espanto… Por Mauricio Flores

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Trasatlántica y transfronteriza: Olga Gutiérrez-García Por Armando Salgado

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Ayotzinapa 2014 Por Ana Lilia Félix Pichardo

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Parafraseando Por Alberto Huerta Desayuno en Tiffany´s, mon ku Próximamente Santo, el Enmascarado de plata Por Álvaro A. Fernández

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Los astros Por Pilar Alba

Janea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Directorio

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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24 DE SEPTIEMBRE DE 2018

El vértigo horizontal

No el amor sino el espanto… Op. Cit.

6 Por Mauricio Flores* “Voy a México”, dice alguien que está en México. Todo mundo entiende que se dirige a la capital, que en su voracidad aspira a confundirse con el país entero. Juan Villoro

“L

loramos cuando el miedo se retuerce”, escucho a lo lejos la voz de Luz Casal. “Cuando ya no quedan ganas… cuando ya no puedes más”. Y tras de dos o tres estribillos más, un “reímos cuando ya somos más fuertes… cuando somos más valientes que las ganas de escapar”. Armonías que habrán de esperar, pues llega El vértigo horizontal. Una ciudad llamada México, de Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) y con él la espiral de las memorias personal y colectiva. Líneas que se retuercen en los aires del tiempo y el recuerdo de los habitantes de una ciudad, “intrincada y apasionante”, y que al extenderse cobran vida nuevamente. Todavía recuerdo bien los espantos provocados por la llamada influenza, primeros meses del 2009, cuando hasta se nos prohibió besarnos en la boca. Otra crisis más. Peculiar crisis, “muy distinta a la experimentada con los sismos de 1985”, escribe Villoro, pues “en este caso, la amenaza éramos nosotros”. Los días del virus AH1N1 (extraño nombre que “la maestra” nomás no pudo deletrear). “Una realidad que, en efecto, se parecía demasiado a nuestras fantasías”. Y cómo olvidar lo vivido el (a partir de) 19 de septiembre de 2017, cuando nuestra ciudad volvió a cimbrarse. Evocación que Villoro ubica como el colofón de El vértigo horizontal…, “retrato del monstruo” de una metrópoli que bien puede identificarse como una “enciclopedia inagotable”. Dice Villoro: “El 19 de septiembre de 2017 la Ciudad de México volvió a cimbrarse con un sismo. Treinta y dos años después del terremoto de 1985 cumplimos otra cita con la incertidumbre. De nuevo nos volcamos a las tareas de rescate, de acopio de víveres, recaudación de fondos y de nuevo la sociedad civil fue más eficaz que las iniciativas oficiales. “Esta vez el gobierno no fue omiso, como ocurrió en tiempos de Miguel de la Madrid, pero en modo alguno fue el líder de la resistencia. En sentido estricto, mostramos las virtudes del anarquismo, concepto que por distorsión ideológica se asocia con el caos cuando en realidad implica un orden sin autoridad”. Hacerse cargo Prologado por Néstor García Canclini, El vértigo horizontal… es un libro de textos misceláneos en los que el autor no abandona en ningún momento su pertenencia a la urbe. La que camina por sus calles. En la que descubre verdaderos personajes. Donde ubica centenarios o nuevos sitios. Una ciudad que va del meren-

guero a Paquita la del Barrio y de Iztapalapa al Templo Mayor. Empeño grande, como la ciudad, que García Canclini destaca: “Hay algo de reto al fracaso en tratar de escribir un libro sobre «una ciudad que se vive de millones de modos diferentes». Villoro lo intenta haciéndose cargo de distintas generaciones de una misma familia, sin desentenderse de las peripecias de la suya. En este palimpsesto de memorias, de casas abandonadas y otras que se habitan como si lo estuvieran, de infinitos variadísimos traspatios, azoteas intermedias, zotehuelas, cafés y los poemas que los evocan, de gasolineras vecinas a mausoleos de héroes, templos de las causas perdidas y sencillas intemperies, casi

resulta escandaloso, dice el autor, que tantas ciudades «lleven el mismo nombre»”. De Buenos Aires, Borges escribió: “No nos une el amor sino el espanto; / será por eso que la quiero tanto”, y que Villoro utiliza como epígrafe para El vértigo horizontal… Amores de los buenos. Los dos. Comprobará todo lector y, por supuesto, “el que es de aquí. / El que acaba de llegar y ya es de aquí. / El que dice «ciudad» por decir tú y yo / y Pedro y Marta y Francisco y Guadalupe. / El que lleva dos días sin luz ni agua. / El que todavía respira. / El que levantó un puño para pedir silencio. / Los que le hicieron caso. / Los que levantaron el puño. / Los que levantaron el puño para escuchar si alguien vivía. / Los que levantaron el puño para escuchar si alguien

vivía y oyeron el murmullo. / Los que no dejan de escuchar”. Abierto y subrayado El vértigo horizontal…, la Casal canta: “veremos si después valió la pena sacar todo eso que duele”, para terminar: “Y volver a comenzar, volver a comenzar… Y si gana la derrota habrá que volver a empezar… Apostar aún más alto y comenzar a pelear… Sé que el vértigo se irá pero sólo si te atreves a saltar… Saltar una vez más”. *** Juan Villoro, El vértigo horizontal. Una ciudad llamada México, Prólogo Néstor García Canclini, Colegio Nacional/Almadía, México, 2018, 410 pp. * @mauflos


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Poesía

Trasatlántica y transfronteriza: Olga Gutiérrez-García 6 Por Armando Salgado

mueve las letras sin cansancio. El hecho que distintas generaciones se congreguen en torno a tu obra, ¿qué propicia dentro de ti?, ¿qué representa para ti este homenaje? OG-G: Este homenaje es una gran alegría y agradecimiento profundo a Yohanna Jaramillo por esta distinción. Muy honrada tener como presentadoras de mi obra a Ma. Elena Tejeda-Yeomans y a Amaranta Caballero. Un enorme gusto de ver reunidos en ese día a los diversos grupos de poesía que hay en el estado y en San Diego. Lo mismo de disfrutar de la poesía de los poetas participantes en el festival y de contar con la presencia de familiares y amigos. Para mi este homenaje es un Big Bang.

O

lga Gutiérrez-García (Torreón, Coahuila, México, 1951). Poeta. Fisicomatemática. Traductora. Editora de la publicación bilingüe San Diego Poetry Annual. Miembro del San Diego Haiku group. Integrante del grupo de performance Four to the nth. Su seudónimo enriKetta luissi ha escrito una novela: El Peso de los Ovarios y diez libros de poesía: Ostrich Sky, Disclosed, In Vitro, Poetica Mathematica, Binaria, ÍÍÉ, Re-Versed, Dark Matter, Emily y Visitaciones. Sin duda tanto Olga Gutiérrez-García y enriKetta luissi son parte elemental del mapa poético transfronterizo de nuestro país. Manifiestan la fusión disciplinar entre la literatura y las ciencias en esta búsqueda constante de reinterpretar los soportes, las formas y los contenidos de la poesía. Esta entrevista se suma de manera especial al homenaje que en próximos días se realizará a Olga Gutiérrez-García y enriKetta luissi por parte del Festival Internacional de Poesía Caracol a cargo de la poeta Yohanna Jaramillo. Vayamos a donde la palabra y su recorrido por las extensiones del lenguaje revitaliza la fluorescencia de nuestras fronteras personales. Armando Salgado: La frontera: cualquier frontera reúne todo: experiencias, cultura, diversidad, al límite. ¿Cómo es ese ir y venir tuyo entre México, Estados Unidos y otros países?, ¿a partir de tu heterónimo cómo son las fronteras personales entre Olga Gutiérrez-García y enriKetta luissi? Olga Gutiérrez-García: Transitar entre fronteras en familia villista-porfirista, protestante-católica y colegio bilingüe. Fluir de binomios: Einstein-Sor Juana, FermatEmily Dickinson. Marx y Cristo. Por cuarenta años en la zona fronteriza TijuanaSan Diego. El diario switcheo entre españolespanglich-inglés-ingleñol. El constante martillar contra el muro. Definirse y redifinirse durante mis estancias largas en España, Francia, Alemania, Montenegro, y República Checa, enriKetta luissi (nombre de mi abuela materna, apellido de mi bisabuela paterna) es el gran misterio que me habita. Ella dicta los textos después de días y a veces años de jugar con las palabras. Llegué a pensar que era Emily Dickinson desde el Más Allá. En una lectura de poesía, una mujer en el público comentó que había conocido a enriKetta en la estrella Alfa Centauri A. Puede ser. Yo no sé. AS: Tienes una novela y diez libros de poesía. Cuéntanos, ¿cómo te organizas para escribir un libro?, ¿qué elementos consideras fundamentales en la escritura de poesía?, ¿qué poemarios tuyos nos sugieres leer y dónde los podemos encontrar? OG-G: enriKetta es bilingüe y organiza tanto los libros de poesía escritos en in-

AS: ¿Qué hacen Olga Gutiérrez-García y enriKetta luissi cotidianamente para no perder la cordura en este mundo convulso y transfronterizo? OG-G: Olga reza todos los días por que enriKetta nunca la abandone. enriKetta constantemente está creando el poema.

glés, como los escritos en español. Cuando estima que hay un número suficiente de poemas para conformar un libro entonces los ordena. El título del libro se da al final, siguiendo la costumbre que tiene de no iniciar el poema con un título sino hasta el final. Los libros de poesía en inglés: Disclosed, Ostrich Sky. In Vitro, y Poetica Mathematica son una exploración matemática (juegos de combinaciones, teoremas, demostraciones, etc.) y las palabras. El libro en inglés, Re-Versed es una danza con el Versed de Rae Armantrout. Los libros en español: Binaria, ÍÍÉ, Dark Matter, Emily y Visitaciones, aunque difieren en voz y temática, tienen en común denominador el cuidado del lenguaje. Creo que es fundamental en la escritura tener una enriKetta. No tengo una sugerencia de cuál de todos estos libros leer. Dejo al lector decidir. AS: Eres editora de la antología bilingüe San Diego Poetry Annual, donde se incluyen poetas de diversas nacionalidades. ¿En qué consiste este proyecto?, ¿a qué públicos está orientado?, ¿hay alguna manera digital de acceder a los materiales? OG-G: William Harding es el fundador del proyecto bilingüe del San Diego Poetry Annual (sandiegopoetryannual.com) y yo la editora de la antología. La idea es enfatizar la presencia del idioma español en el sur de California convocando a poetas de la zona fronteriza Tijuana-San Diego y del resto del mundo que escriben en español para que su voz se haga llegar a todo público. Con esta intención se distribuye gratuitamente en bibliotecas públicas y

universitarias en el condado de San Diego. Para difusión y escuchar a los poetas se ofrecen diversas lecturas en el condado de San Diego y Tijuana. AS: ¿Qué relaciones encuentras entre la creación literaria y el dominio disciplinar de ciertas ciencias, en tu caso, la física y las matemáticas?, ¿cómo visibilizar estas conexiones más allá de un poema o un artefacto poético? OG-G: Hay poesía en la matemáticas y matemáticas en la poesía. Mi experiencia creativa en la poesía es la misma que en las matemáticas. AS: Compártenos los antecedentes de El peso de los ovarios ¿qué relación poética hay entre ellos y tu forma de ver el mundo?, ¿qué ideas podrías compartirle al público gualdreño que inicia su indagación en la escritura? OG-G: El peso de los ovarios es una novela poética de corta extensión. Fue creada para ser publicada en una película, con imágenes e interpretación de un cineasta. Por lo pronto la novela está en espera de algún cineasta interesado en el proyecto. Creo que es muy enriquecedor para el escritor explorar otros medios y otros campos (biología, física, matemáticas, astronomía, etc.) que no sean nada más los libros y la literatura. AS: En próximos días, serás el centro de un homenaje realizado en tierras tijuanenses en el marco del Festival Internacional de Poesía Caracol: honor justo a quien pro-

En Manhattan en una banca del East Side ante el transitar de tetas y testículos ansiosos el maniquí tiene el rostro y el rigor mortis de mi madre en lunes que parece viernes mi madre maniquí se queja del camisón blanco y la falta de maquillaje en el Paraíso se queja de su ángel de la guarda cuando ella en la tierra formol y aguarrás escurren de sus ojos Dios y sus ondas le digo mientras mastico una Donkin Donut mi madre-maniquí y yo de la mano neutrales

en larva rigidez [Del libro de poesía Visitaciones]

Atención reformularé a mi padre a sus ochenta: demente-cadalso demente en cadalso cadalso-demente a nadie se culpe le asignaré tres variables espaciales: X1 X2 X3 y X4 relativa al tiempo la mandaré al centro de un agujero negro he allí el cerebro encogido de mi


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padre he allí la espectro-scopía en jirones del cosmos he allí la cáscara de una toronja podrida

de permutar besos y demás por ecuaciones en cada punto esa pústula hacia los hombres con los que compartió alguna vez lo blando y secreto

[Del libro de poesía IIE]

en cada punto el corazón nauseabundo

En Praga todo se hidroliza de ti: el Castillo las palomas en la plaza los cementerios de los judíos el Príncipe que Nunca Existió el áspic en la taberna del 1600 el Cristo en sábanas rojas con la cara de Kafka

[Del Peso de los ovarios]

Para Olga éramos nieve en inacabable desierto galletas de jengibre con rostro desvaído morían las glándulas sexuales éramos octubre en el vacío relojes en extinción pan molido sin fósforo ni miel sin multiplicadores de Lagrange sólo sustantivos inútiles en el colapso

en Praga el hígado de ganso en jalea de higo sabe a armadillo en pipián huesos falsean parábolas alguien bebe un smoothie de cáscara de patatas tocino y queso

éramos diástole en cerveza dentaduras postizas bajo la cama hematomas calambres y bigotes ¡éramos nuestras madres muertas! ¡éramos eso y más!

junto al Moldava persigo pingüinos amarillos y diablos en la yugular yo función de onda —várices y patas de gallo

(para tranquilizarme cantabas quedo los salmos de los locos)

lo que fuimos (abdicación de plegarias y más) rueda hasta la Catedral de San Vito alguien se gasta en cuatro líneas blancas four two three one en el Café Louvre en plato con habichuelas de oro Einstein te guiña el ojo celebras a tus scotties por bailar don’t let me down a ritmo de salsa escribes tres líneas línea una línea dos

línea tres

finges que con eso basta para reconstruir el himen

en pos de topologías húmedas y crucigramas la derivada de una constante es un triángulo (nudo canceroso deriva tormenta obsidiana) la derivada de un número irracional es un brassiere en problemas la derivada de un brassiere en problemas es un número racional aquí y en todo lugar [Del libro de poesía Dark Matter]

[Del libro de poesía EMILY] Axiomas Cálculo derivadas concha nácar prensan la tarde derivadas en blanco y negro clavan río Newton crucifica a Leibnitz la derivada de dos equis es etílica la luna es una cinta de Moebius y en su leche convergen Spinoza y Francis Bacon el Gran Ojo topologiza todo la derivada de la inmortalidad es un espermatozoide

Axioma 1 enriKetta / 1 = ∞ (enriKetta dividida por la unidad es infinito)

al susurrar morirse es tan fácil alineamos la estética del alma fingimos que no pasaba nada Señal la identidad del piano enmudece ante las hormigas. la guanábana amanece rancia. ejercitar el deseo con alguien es aburrido. mejor explayarse sobre la lavadora para acrecentar la fiebre. las granjas se cubren de excremento. gallinas tras kamikazes y loros en conserva. sí. periscopio percibe percudidos percebes perturbadoramente perspicaces. es la Señal del bisturí. adelgazar bofes y belfos. parecería la noche se ha ido. volverá. dicen los que saben. el edificio: solsticio de esqueletos. (por favor lea el texto anterior en voz alta y a gran velocidad)

[De Vortex, San Diego Poetry Annual, 2017-18]

lánguidas sombras escapan sedientas más allá del tiempo el amor acaricia los instantes con precisión de luz desvanecida aprendo a gatear sobre el colchón imaginario donde la realidad a veces sueña a veces no lluvias golpean tóxicas el alma respira en pausas Sin Nombre salta a la Nada dragón en llamas todos aplauden [Del libro de poesía BINARIA]

[Del libro de poesía Visitaciones] Axioma 2 enriKetta / 0 = 1 (enriKetta dividida por la nada es la unidad) Axioma 3 enriKetta / enriKetta = Ф (enriKetta dividida por sí misma es el vacío) [Del libro de poesía Visitaciones]

en el Café De Cuyo Nombre No Quiero Acordarme ella la de juegos de látex en pantaletas heroicas y panal de cabellos a la Amy Winehouse se cierne en el up and down de las funciones de Bessel bajo el corset de la tarde en cada punto la omniscia manía

AMÉN vasculares masajes de castidad reestructuran plexiglás y antimonio eléctricos en plexo ovárico los labios de la Mona Lisa fosfatos amén

etcéteras

Poesía

En aquel hotel


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LA GUALDRA NO. 354

Ayotzinapa 2014 A 4 Años de Ayotzinapa

6 Por Ana Lilia Félix

Pichardo

E

se 26 de septiembre yo estaba en Tamaulipas. Esa noche, los normalistas ya estaban desaparecidos, pero no sabíamos nada de eso todavía. Cuando regresé a Zacatecas se sabía poco, no recuerdo muy bien qué decían los medios de paga, pero en redes la información era confusa y fluía de un lado para el otro. Las opiniones reaccionarias, la indignación, los trolls, las convocatorias a salir a las calles y la perplejidad, por igual inundaron nuestros muros. Alejandro García publicó en su página un texto que luego la escuela reivindicó y los del último semestre de la tarde convocaron al primer paro y escribieron un posicionamiento; otras escuelas también pararon, pero no nos conocíamos ni siquiera con los de humanidades. Claro, sí, teníamos todos conocidos en otras carreras, pero no sabíamos qué pasaba en las otras unidades y Ayotzinapa nos tomó por sorpresa. No estuvimos todos, quizá ni la mayoría, como de por sí, pero ahí estuvimos, sin saber muy bien qué hacer o qué decirnos. Algunos de nosotros no nos hablábamos o nunca habíamos coincidido en los años que llevábamos en Letras. Una mañana, seguía oscuro, sólo estábamos Alejandro, Campuzano, Brenda y yo, también la fauna que habita nuestra escuela anduvo por ahí: los gatos a los que les llevan comida profes e intendentes, las ardillas anarquistas que no reconocen la propiedad privada y hasta un mapache con finta de banquero gordo se paseó cerca de nosotros. Fuimos como diminutas islas tomando decisiones sobre nuestro territorio; cada escuela determinó sus dinámicas de participación en los paros, era la espontaneidad de la indignación incuestionable. Sin importar nuestra heterogeneidad, sentimos propia la convocatoria a suspender las clases, no importaba qué tan diversos éramos entre sí al interior de nuestra isla, si éramos amigos o teníamos coincidencias políticas, las discusiones vendrían después y serían pocas, pero en aquel momento, ante la ilógica barbarie que se materializaba ante nosotros, la respuesta lógica fue el paro. El paro, como si con esa apresurada reacción tratáramos de parar los relojes que distanciaban, hora tras hora, a los desaparecidos de la posibilidad de volver a su tiempo. Hubo una tardía y lenta comunicación entre las escuelas, estábamos absortos en cada uno de nuestros espacios, viviendo la paradoja de poder

/// Enrique Barajas Pro

compartir el tiempo y la desocupación con nuestros compañeros y maestros, resultado de una tragedia que aún no alcanzábamos a comprender en su real magnitud. Alguien bajó de física o alguien subió de psicología a preguntar qué pensábamos hacer; la verdad es que no sabíamos, ni siquiera había consenso, porque en nuestra escuela no había una discusión sobre lo que teníamos que hacer los días siguientes. Se resolvió hacer una primera reunión en Psicología, con representantes de cada una de las escuelas, el resultado: el caos. Recelosos, creímos que la movilización nos pertenecía a los estudiantes, hubo una apropiación que comenzó a delimitar quién podía hablar en ese primer encuentro; había gente que no era estudiante, alguno que otro maestro, más de un estudiante por escuela y la clara duda sobre lo que se tenía que discutir. Si seguir en paro, si convocar a movilizaciones masivas, si contactarnos con otras escuelas, si quedarse a pernoctar en las unidades, si se tenía que hablar con la prensa, si se tenían que tomar acuerdos colectivos, si nos teníamos que constituir en asamblea, etc., etc., etc. Esa noche, pese a las discusiones largas y cansadas, el acuerdo fue tomar decisiones en colectivo, que los representantes de cada escuela fueran voceros de la voluntad

de las unidades, se acordó continuar el paro al día siguiente, que cada día se votaría sobre la continuación o no de la toma de las escuelas, que dejaríamos las escuelas y volveríamos al día siguiente y que se convocaría a una marcha. Sin embargo, algunos de psicología dijeron que se quedarían a dormir, apelando a su derecho a tomar una decisión autónoma, resultado de eso algunos de otras unidades se quedaron también. Nosotros nos fuimos, al día siguiente la marcha nocturna fue multitudinaria. La indignación se desbordaba entre la incertidumbre y el miedo. La movilización dejó de ser nuestra, estudiantil, universitaria, para ser la movilización de en Zacatecas por Ayotzinapa. ¿Quién cuestionaba que salir a la calle y parar el boulevard no sólo era lógico, sino necesario? Hubo un silencio solidario de las calles, de quienes al vernos aplaudieron o caminaron con nosotros. Las realidades paralelas que habitan este país fueron cruzadas por el crimen y el terror más absurdo que apenas comenzaba a emerger, hasta convertirse en el espectáculo de la violencia publicitada por los funcionarios del Estado. En los días siguientes se condensó una fuerte actividad estudiantil en todas las unidades académicas; cada vez más voceros asistían a las asam-

bleas no menos complejas y caóticas. Al interior de las escuelas, se hicieron evidentes las problemáticas de la diversidad que habita cada uno de los espacios universitarios y “los estudiantes”, generalmente pensados como una masa homogénea y cohesionada hacia la apatía política o hacia intereses similares, se rebelaron como la heterogénea complejidad que en realidad son. Es decir, las discusiones al interior de las escuelas sobre la pertinencia de continuar los paros se intensificaron y dividieron a las escuelas, lo que, a su vez, provocó, en algunos casos, la desvinculación entre los representantes a la asamblea, y sus propias opiniones e intereses, y la base de estudiantes por unidad académica, quienes, es importante decir, se fueron desinteresando de la movilización luego de proclamada “La verdad histórica” de Murillo Karam. Un ambiente polarizado comenzó a permear las discusiones internas de cada programa, quizá era obvio que el país se caía a pedazos, pero parecía ser parte de una temporalidad ajena a la nuestra, al estudiante zacatecano universitario. ¿Qué tan lejos estábamos de la normal de Ayotzinapa? Nos preguntamos durante el primer paro, parecía que cada vez más y más nuestras realidades artificiosamente se bifurcaban nuevamente.


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convirtió en el espectáculo del miedo que asimilamos como respuesta a la pregunta inicial ¿Por qué? Sin la desocupación de los primeros días, además de las campañas mediáticas de difusión del terror como consecuencia de la movilización estudiantil y los vacíos críticos de los espacios universitarios, lo que fue lógico al inicio e hizo confluir nuestras diferencias, comenzó a dividir las opiniones, hubo quien categóricamente tomó partido en las disputas y reivindicó la discursividad oficial, convirtiéndose en voceros de la construcción del “otro”, ese “otro” del cual nos separa sólo una bala fortuita o las circunstancias aleatorias que nos mantienen vivos. Parecía, entonces, que más lejanos comenzábamos a sentirnos de nuestros compañeros en las aulas, en la escuela, en la universidad. Días después la asamblea convocó a una marcha solidaria con los familiares de Ayotzinapa que visitaron la ciudad, la asistencia fue menor, un mitin largo organizado por los sanmarqueños provocó el cansancio de los asistentes que fueron retirándose de a poco de la plaza. Los voceros, a título personal, se quedaron para pronunciar algunas palabras ante un reducido público. Era evidente que la capacidad de movilización se había agotado, el interés se redujo al mínimo y la dinámica en las escuelas volvió a la normalidad. Se discutió poco y entre pocos la posibilidad de seguir movilizados o imaginar las posibilidades organizativas que Ayotzinapa nos obligaba a pensar. Organizamos un par de discusiones con alumnos y profesores, pero, ya en clases, muy pocos se interesaron en asistir a escuchar o dialogar. Algunos

/// Enrique Barajas Pro

de Letras, Historia, Psicología, no más. Ayotzinapa sería el encuentro de nuestra rabia e indignación intentando colectivizarse; la posibilidad de frenar nuestros relojes y reconocer en la cotidianidad de nuestros rostros la mirada del otro, de la otra; pensar en nuestra cercanía como un puente que pudiéramos cruzar para sentirnos menos solos, solas. Una grieta abierta entre nosotros y los desaparecidos abstractos de las cifras irresueltas, materializándose en el rostro de los 43 estudiantes normalistas, que llevábamos almacenados en un archivo PDF y nos compartíamos para imprimir sus nombres, sus ojos, sus historias; nos exigió mirar más allá de los muros insidiosos de las realidades virtuales en donde se agazapa el horror al terror de las palabras que nominan la muerte y sus formas, la desaparición y sus métodos, la barbarie y sus esbirros, el olvido y sus fosas clandestinas. Sin embargo, el coraje incendiario de unos cuantos y la inercia de otros tantos se disipa, se sofoca como el llanto y no construye. Decretemos el acta funeraria del mito del estudiante comprometido y solidario, reminiscencia de un pasado ajeno y muy difuso; ni a nuestra edad ni a nuestra condición temporal de estudiantes es inherente la necesidad organizativa de luchar por no morir y existir dignamente. Nuestra generación es el síntoma de la crisis política y moral de la época y, como el constructo histórico que somos, debiéramos comenzar por reencontrarnos para poder transitar hacia reflexiones previas a la organización por la vida. El grito por Ayotzinapa desgarró las temporalidades frívolas dictadas

por los relojes de arriba, nos sacudió para recordarnos el no futuro que tenemos asegurado por este sistema y que lo único realmente seguro es que podemos ser violadas, desaparecidas, muertas, disueltas en ácido, incineradas en cuarteles militares y que poco importan nuestras absurdas discusiones ideológicas, personales si nada más que la construcción de colectividad puede asegurarnos la vida. Es decir, esa colectividad a que aspiramos, esa organización que sí es posible, no debiera estar escindida por nuestra condición temporal gremial o etaria, sino por nuestra necesidad de existir para poder luchar por la universidad que queremos, por el mundo que queremos. Abandonar la idea de la generación espontánea de organización estudiantil y volver al debate crítico desde las aulas, impulsado por los docentes como una apuesta por la construcción permanente y recíproca nos permitirá afrontar y sobrevivir los embates de violencia estructural que aún nos esperan. No hablo de regresar al pasado, al dogmatismo ideológico disfrazado de epistemia que no nos salvó de la entrada triunfal de la hidra capitalista a nuestros espacios universitarios ni nos preparó para resistir a la banalización del pensamiento, sino apelo al respeto mutuo entre quienes habitamos la universidad como punto de partida para el reconocimiento del otro, de la otra, para comenzar la construcción de una otra cosa que nos reconstruya, que nos prepare para resistir y vivir, más allá de los intereses gremiales y sus dinosáuricas instancias sindicales, más allá de nuestros calendarios, más allá de nuestras geografías.

A 4 Años de Ayotzinapa

En unidades como Derecho, la reproducción social parece cumplirse de tal manera que asusta ver a los estudiantes cada vez menos universitarios en su pensamiento crítico y praxis solidaria y cada vez más cargamaletines de politiquillos locales. Durante la movilización, los pocos días en que sentimos que podíamos dar el salto de la movilización a la organización, los choques ideológicos no se hicieron esperar, sobre todo en unidades tan politizadas como economía o tan manoseadas por la política de arriba como Derecho. Un caso particular le abonó a la desarticulación de la asamblea y su legitimidad frente a las unidades. En una de las últimas grandes asambleas, realizada en la Feca y concluida en un salón de Psicología, consejeros universitarios de Derecho se presentaron para tratar de esquirolear el paro y las movilizaciones que se estaban discutiendo, alegaban un problema de representatividad respecto a quienes nosotros reconocíamos como voceros surgidos de la movilización. No estábamos preparados para resolver las dificultades que se fueron presentando en el breve camino de la movilización, tampoco estaba claro que quisiéramos resolverlas. No era el objetivo principal formalizar una asamblea estudiantil donde la representación fue cuestionable, a pesar de que entre los voceros más activos destacó una especie de camaradería y colaboración solidaria. Hubo otra marcha convocada por la ya establecida “Asamblea estudiantil” donde se leyó un pronunciamiento firmado por todas las unidades académicas que apoyaron los paros y nombraron voceros a la asamblea. El mitin al final en plaza de armas fue acompañado por un performance organizado por compañeros de Historia: mujeres y hombres amordazados, con marcas de violencia en el cuerpo y ensangrentados, esperaban la marcha tirados en mitad de la plaza, representando la rabia de sentirnos cercanos a la desaparición y la muerte, inseguros en un país ya descompuesto a nuestra llegada. Recuerdo que en la entrada del Campus II las facultades de física y matemáticas hicieron turnos para cuidar el portón, pusieron una botarga hecha con ropa de un hombre que por rostro tenía un espejo, un letrero arriba de su cabeza decía “mira quién es el siguiente”. El performance de esa tarde nos recordó la cercanía de Ayotnizapa, la incertidumbre que compartíamos con los desaparecidos en Iguala. Luego de esa marcha, volvimos a clases, el flujo a las asambleas y marchas posteriores disminuyó considerablemente. Para algunos era obvio que teníamos que suspender los paros, porque nuestra propia temporalidad apremiaba y se palpaba entonces la lejanía entre Zacatecas y Guerrero, entre la UAZ y la Normal Rural de Ayotzinapa. Las discusiones en las unidades pasaron de ser ideológicas a personales y lo incuestionable se


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LA GUALDRA NO. 354 /// 24 DE SEPTIEMBRE DE 2018

Parafraseando

Cine

Río de Palabras

6 Por Alberto Huerta

Himno Nacional Para Miguel Donoso Gutiérrez

Y retiemble tus centros la tierra…

Cuando despertó, por supuesto que el dinosaurio no estaba ahí; sin embargo, siguió temblando.

Desayuno en Tiffany´s, mon ku

Próximamente Santo, el Enmascarado de Plata 6 Por Álvaro A.

Fernández

“H

ay hombres que luchan un día y son buenos. Hay hombres que luchan un año y son mejores. Hay hombres que luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay quienes luchan todos los domingos: ¡ésos son los chidos!”; recitaba la legendaria banda Botellita de Jerez, antes de comenzar su guacarock del Santo, cuya letra ofrecía una suerte de microbiografía del mítico luchador enmascarado. Como este grupo de músicos, han existido otros evangelizadores de nuestro Superman del subdesarrollo. Entre ellos podría contarse el que escribe estas líneas, y que realizó un libro titulado Santo el Enmascarado de Plata. Mito y realidad de un héroe mexicano moderno, allá por el año de 2004. El libro duró menos de un año en las librerías y más tarde sólo se podía conseguir por Internet. Por

solicitud de los amantes de la lucha libre, del cine, del cómic y de la cultura de México, en 2012 la Editorial de la Universidad de Guadalajara sacó la segunda edición mejorada y aumentada con un diseño novedoso que lo llevó a agotarse nuevamente en tan solo 11 meses, aunque siempre estaba la opción de alguna librería perdida o página web, que ofrecían algún ejemplar al mejor postor. Ahora en 2018, la misma Editorial Universitaria publicará la tercera edición con ciertos cambios y una que otra sorpresa develada. De tal manera el libro que saldrá a la luz en un par de meses, hará de nueva cuenta su contribución académica con un estilo de divulgación, para conocer de manera digerible la manera en que el Enmascarado de Plata se convirtió en ídolo de las multitudes y en un icono representativo de toda una comunidad en un periodo histórico; en un héroe moderno que le aplicaba la llave de “A caballo” a

los tradicionales y conservadores iconos del nacionalismo cultural, ya fuera el indio o el mismísimo charro mexicano. El ensayo justamente muestra cómo se construye un mito moderno en la figura del Santo, sobre todo cómo se mitificó el luchador enmascarado en un momento de la modernidad mexicana. A través de cuatro capítulos, una introducción y conclusiones (mas anexos de filmografías, de información de la historieta, de directores o exhibición de películas), ofrece un recorrido por nuestro México nostálgico de aquellos años en que la lucha era uno de los deportes-espectáculos más influyentes; en el que la historieta pasaba de mano en mano para ser leída por cientos de miles de personas semana a semana; en el que el ritual del cine permitía al público abuchear a los villanos, gritarle a las chicas a go-go, y sobre todo echarle porras al Santo; cuando la época de oro había perdido el brillo dorado

Los astros 6 Por Pilar Alba

T

e vi y consulté a los astros. Busqué el periódico de la mañana, aun no sabía tu signo, pero pensé que serías piscis o acuario, sin duda signo de agua. Así me pareció por la manera en que caminabas, por la forma en que te deslizabas por la vida. Porque sentía que podrías escaparte entre los dedos de mis manos antes de que pudiera beberte y tenerte siempre a mi lado. Los astros me respondieron con voz callada pero resuelta que sí, que eras el indicado. Me propuse buscarte por todos los caminos, llegar hasta a ti; lo logré después de un tiempo, luego de rodeos y descalabros. Perdí el miedo, pregunté tu nombre, y ya encarrerada, la fecha de tu cumpleaños. Confirmé mi pronóstico: piscis, signo de agua. Ni los astros ni yo nos habíamos equivocado. Yo tan de tierra comencé a tener sed, tanta que quise beberte de un solo sorbo. Aproveché la confianza que había conquistado, tomé tu mano y bebí de tu boca. Mi sed fue tan grande que terminé por asfixiarte. Tímidamente me alejé de pronto. Volví al cielo la mirada, los astros temerosos se cubrieron de nubes. No querían ver en mi rostro el odio y la vergüenza que sentía por haberles hecho caso.

y daba paso a la época de plata donde el cine era barato y tan malo que se convertía en bueno. Entonces como Botellita de Jerez realizó su vieja oda, podríamos decir que este libro es otro canto a nuestro mito, es gran homenaje a uno de aquellos hombres que han luchado siempre como ser fantástico o de carne y hueso, que en todo caso ya es parte de nuestro imaginario y sin lugar a dudas de nuestra identidad cultural.


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