La Gualdra 378

Page 1

SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 378 /// 1 DE ABRIL DE 2019 /// AÑO 8

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Zona Arqueológica de La Quemada. Salón de la columnas y patio hundido. Foto: Gerardo Rivera Belmontes.

“En el caso de La Quemada, se ha señalado que un gran incendio consumió la antigua ciudad siendo abandonada, esta idea surgió cuando vecinos cercanos a las ruinas acudían a ella para extraer piedra y construir sus casas en el siglo XVII; durante estas acciones observaron restos de pisos quemados y vigas incineradas, es decir, huellas del incendio, de ahí que se le denominara al lugar como La Quemada. Esta idea ha prevalecido hasta nuestros días, y a ella se han ido agregando algunas causas de abandono...”.

[Carlos Alberto Torreblanca Padilla en Ollin: memoria en movimiento, en páginas centrales]


2

LA GUALDRA NO. 378 /// 1 DE ABRIL DE 2019 /// AÑO 8

La Gualdra No. 378

Editorial Dice la doctora Mariana Terán, que los temas de investigación nos encuentran, metafóricamente los temas pareciera que “salen a buscarnos”; creo que tiene razón, uno está destinado a ser encontrado por un tema que a la postre puede convertirse el centro de las acciones que los investigadores realizamos. De manera natural el tema de la historia social del arte en Zacatecas llegó a mi vida, recuerdo con claridad mi primera visita a un museo, la primera obra que me impactó, el primer artista plástico con quien tuve oportunidad de coincidir y platicar, los primeros talleres que conocí. Sin darme cuenta me encontré un día ya investigando quiénes habían sido esos pintores que exhibían sus obras en las salas de los museos de Zacatecas; me interesaba saber dónde habían nacido, en qué lugares habían estudiado, a dónde habían viajado, con qué otros artistas se habían relacionado en sus etapas de máxima productividad, quiénes los habían influenciado y en quiénes su trabajo había impactado después... y a eso me dedico todavía, a seguir investigando su vida y su obra para tratar de entender nuestro presente. Hace apenas unas semanas se llevó a cabo un recorrido nocturno en el Museo Francisco Goitia -organizado por el Clúster Turístico y Cultural de Zacatecas en coordinación con el Instituto Zacatecano de Cultura-, y después de escuchar la interpretación al piano de dos piezas de Manuel M. Ponce me tocó hacer una visita guiada a un grupo de 40 personas por las salas de la colección permanente del museo. La primera que visitamos es la sala en la que se encuentran las obras de Julio Ruelas, el más viejo de todos los pintores que se encuentran ahí -el próximo año se celebrarán 150 años de su natalicio-, de ahí que haya sido el maestro de Francisco Goitia en la Academia de San Carlos a finales del siglo XIX y quien lo animó a que se fuera a Europa a seguir estudiando. En ese inicio del recorrido pude constatar la emoción y el interés de los presentes por saber más de Ruelas, pero el tiempo de una sola visita guiada nunca será suficiente para abordar ni siquiera lo más interesante; hace falta tal vez -pensé- que exista un documento que de cuenta de los deta-

lles más importantes de su vida. La vida de Ruelas es sumamente apasionante, a pesar de haber vivido apenas 37 años, su historia está llena de matices tan diversos que después de por lo menos 5 años de haberme dedicado a investigar sobre él sigo pensando que nos falta mucho por conocer de este artista zacatecano cuyos restos reposan en París a voluntad suya los primeros 100 años y a la del Gobierno del Estado de Zacatecas los siguientes 100 -pues en 2007 se pagaron los derechos para que así sucediera-. Sobre Ruelas han escrito una infinidad de investigadores, entre ellos quizá la más destacada sea la doctora Teresa del Conde, quien realizó su tesis de licenciatura sobre él y nos legó el libro más cotizado sobre el zacatecano, editado en 1976 por el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM: Julio Ruelas. La semana pasada, mi amigo Luis Pinedo -director de Coxala Gráfica, a quien le agradezco el regalo- me envió un libro de Carlos W. Haro Reyes y que es una verdadera delicia sobre todo para aquéllos que seguimos las huellas de nuestro artista, se trata de Julio Ruelas: una interpretación de su obra y su legado al inicio del siglo XXI, editado por la editorial del Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Guadalajara en 2016; un libro que sin duda deberíamos conocer con más detalle en Zacatecas y que debería de ser presentado aquí, en la tierra que lo vio nacer. El libro tiene 6 capítulos: I. Análisis iconológico aplicado, II. Aspectos teóricos, III. Julio Ruelas el pintor, IV. La obra artística de Julio Ruelas, V. Ruelas y su vínculo con la literatura modernista y VI. Julio Ruelas y su publicidad en la Revista Moderna. No se imagina qué maravilla de publicación, la edición está muy bien cuidada y las ilustraciones son más que buenas porque incluye algunas que no se conocían tanto -como la que realizó para el jabón de la Cía. Industrial Jabonera de la Laguna en 1903)-. Muchas felicidades al autor, seguiremos hablando del libro en próximas fechas. Que disfrute su lectura.

Contenido La poesía es la distancia más corta entre dos humanos: Lawrence Ferlinghetti Por Maliyel Beverido

3

Nuevas tecnologías definen el abandono de La Quemada Por Carlos Alberto Torreblanca Padilla

4 5

Tiempo de lectura Por Eduardo Campech Miranda Poyesis zacatecana Por Carlos Flores

La cita de las fechas [Homero Aridjis traductor de la Tierra baldía de Eliot] Por Rafael Calderón Desayuno en Tiffany’s, mon ku La carga [una cinta de historia regional y un western de Tenamaztle] Por Carlos Belmonte Grey

6 7 8

Escena del crimen Por Pilar Alba

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Directorio

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


3

1 DE ABRIL DE 2019

La poesía es la distancia más corta entre dos humanos: Lawrence Ferlinghetti 6 Por Maliyel Beverido

Poesía

P

oeta, editor, pintor, activista, ícono de la generación beat, Lawrence Ferlinghetti cumplió cien años el pasado 24 de marzo, motivo de regocijo y de reflexión. No es la longevidad en sí la que en él puede admirarse, sino la consistencia y la constancia de su carácter y acciones. Oriundo de Nueva York, Ferlinghetti se estableció definitivamente en San Francisco en la posguerra. Su trayectoria formal incluye estudios en la Universidad de Carolina del Norte, en la Universidad de Columbia y en la Sorbona de París, además de su participación en la Segunda Guerra Mundial. Pero fue su labor como promotor de una literatura a la vez lúcida y rebelde,como vocero de una generación que desafiaba las normas de una sociedad opresiva y del perverso orgullo del american way of life, la que lo posicionó como el paladín de la generación beat. Esta generación reúne a escritores como Jack Kerouac, William S. Burroughs, Allen Ginsberg, Lucien Karr, Neal Cassady, Gregory Corso, y otros, que encontraron en Ferlinghetti no sólo a un compañero de trincheras, sino a un instigador activo. En 1952 creó en San Francisco la librería City Lights [www.citylights.com], que empezó como un pequeño local de libros de segunda mano y de tirajes económicos y que prontamente se convirtió también en una editorial que publicaba los versos poco convencionales y la prosa insurrecta de la generación beat, así como a otros pensadores fundamentales del medio siglo, como Henri Michaux, Antonin Artaud y Albert Camus, entre muchos más. Cuando, en 1956, publica Howl (Aullido), el emblemático poema de Allen Gingsberg (“He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura…”), desata una polémica que incluye la prohibición del libro, considerado obsceno, y lo lleva a juicio junto con su autor. La prohibición fue anulada después de que el juez Clayton W. Horn declarara que el poema poseía “importancia social redentora”. El caso es un hito de la primera enmienda de la Constitución estadounidense. Pero la historia de Ferlinghetti (ni la de Gingsberg) no se detiene allí. Su poesía irónica y contestaria, como su activismo en pro de las libertades, continuaron y no ha dejado de influir, desde hace casi setenta años, en las conciencias críticas de la literatura y el arte. Como todos los poetas beat, la de Ferlinghetti es una poesía basada en la oralidad, en la recreación de una voz interior que brota sin filtro al exterior y resuena. Si su obra más conocida es A Coney Island of the Mind (1958), Endless life (1981) es la colección retrospectiva de su poesía y Poetry as an insurgent art (2007) es casi una compilación de aforismos en torno al arte

que nuestra sociedad de Marca Registrada padece con sus hombres de distinción y sus hombres de extinción y sus curas y otros patrulleros y sus diversas segregaciones y las investigaciones del Congreso y otros estreñimientos que nuestra carne estúpida ha heredado. de la poesía. Otros poemarios como One thousand fearful words for Fidel Castro (1961), Where is VietNam? (1963), ¿Tyrannus Nix? (1969) y Who are we now? (1976) tienen una clara dirección política. No sólo ha sido laureado por la ciudad de San Francisco y recibido distintos reconocimientos literarios en los Estados Unidos, sino que también ha sido reconocido por los gobiernos de Francia e Italia. Por si fuera poco, su pintura, menos conocida que su poesía, posee la misma fuerza expresiva de sus letras. Ahora, en su aniversario número 100, la ciudad de San Francisco declaró el “Día Lawrence Ferlinghetti”, y centenares de admiradores acudieron a las puertas de City Lights para honrarlo y para escuchar la lectura en voz alta (a cargo de un grupo de poetas) de Little Boy, novela autobiográfica que traza su infancia y juventud. Feliz cumpleaños, poeta, necesitamos más como tú.

The world is a beautiful place El mundo es un hermoso lugar (1955) El mundo es un hermoso lugar

para nacer si no te importa que la felicidad no siempre sea tan divertida si no te importa un golpe infernal de vez en cuando precisamente cuando todo marcha bien porque ni en el cielo están siempre cantando. El mundo es un hermoso lugar para nacer si no te importa que algunos mueran siempre o que tal vez sólo pasen hambre de vez en cuando lo que no es ni la mitad de malo si no eres tú. Oh, el mundo es un hermoso lugar para nacer si no te importa demasiado que haya cabezas huecas en los más altos cargos o una o dos bombas de vez en cuando sobre tu cabeza o algunas otras calamidades

Sí el mundo es el mejor de los lugares para un montón de cosas como hacer escenas divertidas y la escena de amor y las escenas dramáticas y entonar canciones graves y tener inspiraciones y pasear mirándolo todo oliendo las flores y toqueteando a las estatuas e incluso pensando y besando a la gente y haciendo bebés y usando pantalones y agitando sombreros y bailando y yendo a bañarse al río en el picnic de mediados del verano y en general “pasarla bien” Sí pero entonces, justo en medio de todo esto aparece sonriente el empleado de la funeraria. Lawrenece Ferlinghetti


Ollin: Memoria en Movimiento

4

LA GUALDRA NO. 378

/// Detalle de la toma de muestras en la Zona de Monumentos Arqueológicos La Quemada. Fotografía del Proyecto Arqueológico La Quemada

/// Toma de muestras en la Zona de Monumentos Arqueológicos la Quemada. Fotografía del Proyecto Arqueológico La Quemada.

Nuevas tecnologías definen el abandono de La Quemada 6 Por Carlos Alberto

Torreblanca Padilla*

L

a zona arqueológica de La Quemada es un lugar que atrae la atención y admiración debido a la presencia de vestigios que muestran la grandeza que tuvo en el pasado. Sobre su ocupación se había especulado, desde considerarlo como el legendario Chicomoztoc -la mítica ciudad de la peregrinación azteca hacia la ciudad prometida de México Tenochtitlán-, a que fue una ocupación tarasca, capital de la Cultura Chalchihuites o fortaleza tolteca contra los chichimecas. Las investigaciones arqueológicas comenzaron a principio del siglo XX, continuando distintos investigadores e instituciones, logrando aclarar algunas interrogantes sobre el sitio; sin embargo, aún siguieron otras preguntas por resolver. Una de ellas ha sido definir con claridad los periodos de ocupación prehispánica en el lugar, es decir, en qué año se fundó o comenzó a construir este asentamiento, ¿cuál fue su periodo de auge y en qué año fue abandonado? A través de excavaciones arqueológicas, recuperación de distintos artefactos y métodos de investigación, se ha logrado determinar que La Quemada comenzó a poblarse alrededor del 400 d.C, teniendo un gran auge entre el 600 al 900 d.C y un periodo de decaimiento posterior a este último año. Para lograr conocer esta fecha los investigadores han empleado distintas técnicas como Carbono 14 e Hidratación de Obsidiana; sin embargo, el periodo de abandono aún quedaba sin aclarar. De esta manera, se han buscado nuevas disciplinas y tecnologías cada vez más sofisticadas para

/// Toma de muestras en la Zona de Monumentos Arqueológicos la Quemada. Fotografía del Proyecto Arqueológico La Quemada

acceder al pasado. En este caso se recurrió al arqueomagnetismo, técnica que estudia la historia del campo magnético, a través de materiales que han sido expuestos al calentamiento en temperaturas mayores de 500°C. Durante este proceso, a los materiales ferrosos se les imprime una dirección e intensidad en el momento del calentamiento y es comparada con un patrón de variación secular existente mediante algoritmos. De esta manera se obtiene una fecha que indica cuando el objeto fue expuesto al calor,

siendo así una técnica de fechamiento directo. Es decir, se fecha el último momento en que el objeto estuvo expuesto al calor, aunque se puede haber tenido otros momentos previos. Para ello se emplean pisos, tejas, ladrillos, adobes cocidos, bajareque cocido, hornos, termas, tumbas de incineración, estructuras de combustión, estuco y pintura roja (hematita). En el caso de La Quemada, se ha señalado que un gran incendio consumió la antigua ciudad siendo abandonada, esta idea surgió cuando vecinos cerca-

nos a las ruinas acudían a ella para extraer piedra y construir sus casas en el siglo XVII; durante estas acciones observaron restos de pisos quemados y vigas incineradas, es decir, huellas del incendio, de ahí que se le denominara al lugar como La Quemada. Esta idea ha prevalecido hasta nuestros días, y a ella se han ido agregando algunas causas de abandono, entre ellas: Pedro Armillas, en la década de los años sesenta del siglo XX, señalaba cambios climáticos en los que las lluvias escasearon, afectando a la actividad


5

1 DE ABRIL DE 2019

*Sección de Arqueología del Centro INAH Zacatecas

/// Zona Arqueológica La Quemada, Salón de la columnas y patio hundido. Fotografía de Gerardo Rivera Belmontes, Proyecto Arqueológico La Quemada.

/// Zona Arqueológica La Quemada, Salón de la columnas y patio hundido. Fotografía de Gerardo Rivera Belmontes. Proyecto Arqueológico La Quemada.

/// Zona Arqueológica La Quemada. Salón de la columnas y patio hundido. Fotografía de Gerardo Rivera Belmontes, Proyecto Arqueológico La Quemada

/// Zona de Monumentos Arqueológicos la Quemada, toma de muestras. Foto del Proyecto Arqueológico La Quemada.

Ollin: Memoria en Movimiento

agrícola que daba sustento alimenticio a los pobladores generando una revuelta social. En esta misma década el antropólogo norteamericano Phil Weigand recupera un mito huichol, donde se narra que en una ciudad amurallada vivía un gobernante que atacaba a los huicholes y les quitaba el peyote. Los huicholes recurrieron a su dios para que los protegiera, para ello ofrecieron ayunar, rezar y danzar; posteriormente su dios dejó caer un rayo sobre esa ciudad amurallada, creando un gran incendio, motivo por el que fue abandonada. En recientes trabajos de investigación arqueológica del Centro INAH Zacatecas en el pórtico del Salón de Columnas, se descubrieron restos de pisos quemados, por lo que se determinó, con base a las interrogantes en torno al gran incendio que generó el abandono, solicitar el análisis de los mismos al Servicio Nacional de Arqueomagnétismo del Instituto de Geofísica de la UNAM campus Morelia, así como de otros vestigios recuperados en la cima del cerro en un espacio arquitectónico conocido como Plaza de los Sacrificios y un pasillo cercano. Con base a lo anterior, se logró identificar que hubo un incendio en la cima del cerro, entorno a la Plaza de los Sacrificios, entre los años 854 y 968 d.C; posteriormente hubo otro incendio entre los años 1018 y 1163 d.C., en la parte baja del cerro, donde se encuentra el Salón de Columnas. Lo anterior permitió inferir un proceso gradual de abandono. Es decir, se comenzó a desocupar la cima del cerro, para sólo poblar la parte baja, la cual finalmente se deja, volviendo a incendiar este último espacio para abandonar la ciudad. Aún no es claro qué factores provocaron su abandono; quedan abiertas las interrogantes sobre las posibles causas sociales o económicas de cuando la autoridad pierde poder y asume el control del asentamiento un grupo distinto, el cual no logra consolidar su hegemonía y finalmente abandona el lugar.


6

LA GUALDRA NO. 378

Tiempo de lectura 6 Por Eduardo Campech

Promoción de la Lectura

Miranda

D

¿

e verdad no tenemos tiempo para leer? La pregunta estaría dirigida a aquel sector poblacional que oscila entre los doce a los veintiocho, treinta años. En las últimas semanas he sido usuario cotidiano del transporte colectivo. Lo he hecho en tres horarios: mañana, tarde y noche. En todos ellos, al menos el diez por ciento de los pasajeros en el rango de edad mencionado, van leyendo en sus teléfonos celulares. Las pantallas muestran que las redes sociales Facebook y WathsApp son las más utilizadas. Ninguna de estas personas manifiesta cansancio, somnolencia o fastidio. Al contrario, la habilidad de leer y viajar de pie es asombrosa. En la noche las luces de los dispositivos móviles combaten la penumbra que imponen los conductores. Refiero todo ello porque a través de una encuesta, no representativa y sólo realizada como mero ejercicio, los jóvenes de esta edad dicen que leer es negativo porque hace daño a la vista cuando se realiza constantemente. Curiosa respuesta para quienes pasan largos periodos frente a una brillante pantalla. Pero no es una práctica exclusiva de esta generación. La anterior tuvimos la nuestra: la televisión. Siempre resulta más cómodo enfatizar las consecuencias negativas de la lectura que confesar nuestra aversión a ella. Por otro lado, ¿cuánto impacta en el desarrollo de las habilidades lectoras circunscribirse a este tipo de soportes y textos? La lectura que se practica en la escuela

6 Por Carlos Flores

Río de Palabras

C

ada mañana es la misma rutina: apresuramiento al máximo para llevar a mi hija al bachillerato, desesperación por los semáforos que roban minutos, pues luego hay que regresar a impartir clase en los vetustos salones de Prepa 1. Pero hoy fue un día distinto, la prisa y la ansiedad que provoca la locura del tiempo en estos días desapareció cuando al detener el coche en el crucero del Portal de Rosales, un alumno que se dirigía a la prepa cruzó frente a mí velozmente en su patineta. Eso me hizo salir del ensimismamiento. Tras de él apareció un perro que se detuvo a media calle con una botella de plástico en el hocico, pocos segundos después apareció su amo, quien pasó como una flecha y el can corrió tras él. Entonces miré a mi alrededor, era una mañana llena de vida: distintos vehículos comiéndose el pavimento, panaderos bajando pan de sus camionetas destinados a la mesa de algún desayuno, albañiles introduciendo material a una vieja casona del centro que alguien no dejó caer, mujeres con pequeños que parecían tortugas ambulantes con su mochila a la espalda, gente apresurada que corría hacia algún lugar dejando tras de sí la odorífica estela de quien

tiene se caracteriza primordialmente por ser obligada, eferente, evaluada. Pocas experiencias de lectura libre y autónoma se registran en las aulas. Dichas modalidades de lectura exigen y otorgan referentes culturales, estrategias cognitivas, tiempo y esfuerzo de atención distinto al que pueden ponerse en juego con las redes sociales. Y no porque éstas carezcan de este tipo de contenidos, sino por la inmediatez que representa su lectura. ¿Cuáles son pues las referencias culturales, las lecturas del mundo con las cuales relacionan la propia? La pobreza de estos

elementos responden estas cuestiones. Cuando al leer en la escuela se exigen más nociones y estrategias cognitivas, la lectura es tediosa y el fracaso permea en el alumnado. De ninguna manera estoy proponiendo entre líneas entregar lecturas digeridas, no, por el contrario, propongo integrar los conocimientos previos, por pocos que sean, en los actos de mediación. Es decir, tender puentes entre lo que conocen y les interesa y los contenidos curriculares, desde luego, integrando al libro. Tiempo para leer (así, en abstracto) sí hay, disposición para hacerlo también. La

creatividad, el pensamiento complejo y crítico que se supone desarrollamos quienes hemos hecho de la lectura una actividad recreativa, un estilo de vida, una construcción, debe quedar en evidencia ante este reto. Diversos esfuerzos han mostrado que es posible y, en algunos casos, económico. Si los soportes, las formas de leer, los propósitos de lectura van cambiando, es hora de repensar algunas prácticas de formación de lectores. Privilegiar aquéllas que se acerquen al interés de los jóvenes. La puerta está abierta para que ingresemos y descubramos al otro.

Poyesis zacatecana

ha tomado un baño matutino, máquinas perforando el pavimento y el ruido de la piedra con el hierro. Todo lo anterior bañado por una luz matutina que anunciaba la salida del sol, con el fondo de una bruma semidesértica que deja sus capas húmedas sobre la tierra

zacatecana y con ello el olor más fresco y delicioso del planeta, me hizo pensar en la poyesis griega, el vocablo de donde se derivaría luego la palabra poesía, que significa “creación” por un lado, algo que no existía pero que ahora es, y por el otro, el sentimiento estético, es decir es la palabra que

al ser ejecutada nombra lo que alguien trae a la vida mediante el arte, y al ser contemplada desencadena una experiencia, la cual se deriva de observar lo sublime o lo bello. Pues bien, yo tuve una experiencia poyética, donde el mundo entero que me rodeaba cobró un sentido estético, ya no era ese día apresurado de lo habitual, sino un agradecimiento como el de Nervo porque el sol me acarició la faz, una embriagamiento como el de Baudelaire por la virtud y la vida misma, un conceptualismo como el de Béquer que bien podría permitirme decir ante lo que contemplaba “¡poesía eres tú!”. Ya es tarde. Y aunque estoy frente al procesador concentrado en elegir las palabras para este escrito, puedo sentir allá afuera el canto de las aves y el murmullo de la calle, respirar el aire nublado que oculta el ardiente sol, filtrando su calor y su luz a través de una bruma húmeda, puedo respirar el olor del jardín, y si volteo a la ventana, la calma del día que aún no se ha despojado de su vestido poético con el que se había calzado por la mañana. Sólo me resta preparar un café y salir a la calle.


7

1 DE ABRIL DE 2019

La cita de las fechas

[Homero Aridjis traductor de la Tierra baldía de Eliot] 6 Por Rafael Calderón

Literatura

P

ara leer el poema la “Tierra baldía”, de T. S. Eliot no bastan una ni dos lecturas sino varias y finalmente reconocer que inicia con la entrada de la primavera y su división deja sentir el germen épico de su estructura. Algunas traducciones de este poema, en nuestro idioma, realmente son memorables; otras ahí están en el dulce recuerdo, conmemoran fechas de identidad desde el momento que se publican. Podemos decir que algunas resultan esenciales, como aquélla que realizó el poeta michoacano Homero Aridjis, en 1965, a los 25 años. Durante décadas la versión realizada por Ángel Flores –para ser más precisos en la década de los 30 del siglo XX– es una lectura deslumbrante. Pero la historia alrededor del poema de Eliot registra que en la década de los 60’s un poeta mexicano entonces muy joven, se hizo acompañar de Betty Ferber, y juntos llevaron a cabo la traducción del poema que su autor T. S. Eliot había publicado en 1922. El resultado de la traducción fue publicada en las páginas de la Revista Bellas Artes y es la que sirvió de homenaje a Eliot, que recién había fallecer en enero de 1965. Ya han pasado varias décadas de la muerte de Eliot, y Homero Aridjis ha rebasado 75 años con su vertiente bien cimentada: su presencia se eleva entre la existencia del poeta y su actividad casi secreta de traductor. Podemos asegurar que vale la pena volver la mirada a la lectura de aquella versión del poema de Eliot y recordar que se han cumplido aquel cometido: es una versión única, aunque pareciera estar olvidada. Creo es necesario desempolvarla, comprender su presencia, situar la evolución del tiempo transcurrido y ubicar su vigencia en la lengua española y transmitir su vitalidad para reconocer que esa traducción que contribuye a la lectura del poema en la tradición de la poesía de la lengua castellana. Para poder leerla en su versión mexicana, tan original como única, he podido constatar el acierto y el gusto por la poesía que corren parejo por las venas de Lucía Rivadeneyra; ya que ella fue quien me acercó una copia. En este sentido, reconozco que su mirada no tiene frontera. Más bien muestra voluntad para poner una copia ante mis ojos y así dejar que el Olimpo de los justos jueces ilumine la lectura y volver a consolidarse en la versión rigurosa de Aridjis con sus 420 líneas ni más ni menos y recordar que el poema y su perspectiva panorámica terminan con la invocación de los upanisad. Digo esto con la convicción de que Rivadeneyra radica desde siempre en la Ciudad de México y es mi enlace para acceder a la versión que comento y poder llevar a buen puerto la lectura. Así como revivir el pasado y leer este conjurado aroma de las fechas que otorgan sentido y fortaleza y decir “que los dioses del Olimpo hagan que llegue a sus ojos T. S. Eliot en la versión aridjiana, y, luego de leerla…” que, como ritmo sonoro del lenguaje, lo dice certeramente. Reconociendo en todo momento el acierto inconfundible de Aridjis al llevar a buen puer-

/// T.S. Eliot

to el resultado de una obra compleja y volver a decir que registra esa poderosa influencia en la poesía moderna; decir que aquel paréntesis de identidad mexicana no se ha cerrado, otros la continúan, pero que suceda hoy día sin negar la versión de Aridjis. La lectura en la versión de Ángel Flores o Enrique Munguía o José María Valverde por sí sola resulta memorable. Ahora quiero creer que la que realizó Aridjis bien puede reconocérsele ese lado maravilloso, por el eco que transmite en más de un aspecto, como el deslumbramiento de su musicalidad y de sus imágenes que son una realidad muy propia de nuestra lengua. Cada línea o verso remite al encuentro con todo lo que encierra: se acumulan imágenes por un gesto, una frase y sólo entonces poder sentir esa asfixia que late en sus líneas y por los hechos de su entonación para que sea familiar en la tradición mexicana, y se vuelva precisa y única. Sorprende el ritmo: nos hace viajar por el tiempo, los distintos sucesos y por las eventualidades de la vida para decir lo que gira o encierra tanto el poema como la vida del poeta, porque es posiblemente que sea parte de su identidad autobiográfica. En esto Aridjis acierta: su traducción se vuelve parte de ese reflejo sobresaliente. Es el poema la “Tierra baldía” una obra mayor. El acierto de su estilo de rupturas y la conversación interrumpida sigue maravillando –desde luego– recuerda esa simultaneidad de sonidos por las citas de otras lenguas y por la que se indaga su fuerza hasta sentir la voz y al mismo tiempo por el resultado de sus versos, pero dejando sentir en varios momentos la influencia de Ezra Pound. Su autoridad para corregirlo es determinante y en síntesis el poema lo deja presente como efecto maravilloso para todo el lector curioso o arriesgado por leerlo. Para continuar con el tema de las traduccio-

nes de Aridjis recordaré la noticia respecto de “Tierra baldía” sabiendo que es referencia obligada y sirve para situar aquel homenaje. Dice la Revista Bellas Artes en el número 1, del mes de enero-febrero del año de 1965: “Traducciones: Homero Aridjis, auxiliado por su esposa, Betty Ferber, ha traducido especialmente para la entrega primera de esta revista ´The waste land´ [Tierra baldía], uno de los grandes poemas del siglo XX; apareció también en la entrega primera de la revista que dirigió T. S. Eliot: ´The Criterion´ (octubre de 1922, Londres), junto con trabajos de George Saintsbury, Dostoyevski, Hermann Hesse, Valéry Larbaud, et al.; la Hogarh Press lo editó por separado en 1923. Ernst Robert Curtius, quien entre los primeros traductores del poema lo puso en Alemán en la ´Neue Schweizer Rundschau´ (1927), quien además es autor de una interpretación [Vide ´T. S. Eliot´, ensayo recogido en: ´Kritische Essays zur europaische literatur´ (Francke Verlacg-Berna, 1954). Hay traducción al castellano de Eduardo Valenti: ´Ensayos críticos acerca de la literatura europea´, 2 tomos. Ed. Seix Barral, Barcelona, 1939] lucida del ´Waste Land´ -´La obra principal de Eliot-´, asegura que ´el lector necesita algún tiempo para que el sentido del poema se le abra por completo´. Pasadas generaciones (Octavio G. Barreda, Enrique Munguía, Rodolfo Usigli, Ángel Flores…) nos dejaron sus traducciones de la poesía de Eliot; con la muerte del poeta, la última generación continúa esa grata tarea que no habrá de terminar: poner al día las traducciones de Eliot. Aridjis traduce también ´Estampe´ [Estampa]. Isabel Fraire responde por ´Mr. Apollinax, Conversation galante, Rapsody on a windy night´ [El señor Apollinax, Conversación galante y Rapsodia en una noche con viento]”, por su importancia se deduce que hay que resolver que así era aquel número de Homenaje

a T. S. Eliot. Cualquiera de los posibles escenarios es un camino de pasión con la poesía. Pero tratándose de Homero implícitamente genera esa respuesta: bebe la fuente de la tradición inglesa y de ésta nutrió su propia poesía para reconocerse dentro y fuera, sumar a su favor la actividad de traductor; por ésta, la escritura de poesía se convierte en la parte esencial de su vida. Es una huella ineludible para reconocer el estilo alegórico señalado por Le Clézio cuando afirma que para él “la poesía, es sin duda, la última forma de combate”. He aquí un fragmento, del primera apartado, que llama: El entierro de los muertos: Abril es el mes más cruel; engendra lilas de la tierra muerta, mezcla memorias y anhelos, remueve raíces perezosas con lluvias primaverales. El invierno nos mantuvo cálidos cubriendo la tierra con olvidadiza nieve, nutriendo una pequeña vida con tubérculos secos. Nos sorprendió el verano, llegando sobre el Starnbergesee con un chubasco; nos detuvimos bajo la columnata y seguimos bajo el sol, hacia el Hofgarten, y tomamos café, y hablamos durante una hora Bin gar keine Russin, stamm`aus Litauen, echt deutsch. Y cuando éramos niños, quedándonos con mi primo, el archiduque, él me saco en trineo, y yo tenía miedo, y él dijo: Marie, Marie, sujétate bien. Y nos fuimos hacia abajo. En las montañas, allí te sientes libre. Leo gran parte de la noche y en invierno me marcho al sur.


8

LA GUALDRA NO. 378 / 1 DE ABRIL DE 2019

Desayuno en Tiffany’s, mon ku

Río de Palabras

Cine

La carga* [una cinta de historia regional y un western de Tenamaztle] 6 Por Carlos Belmonte

Grey

N

o son muchas las películas mexicanas preocupadas por el periodo prehispánico mexicano, hay algunas con sus historias en un escenario prehispánico o colonial pero no centradas en hacer cine histórico. La segunda cinta realizada por el director y productor mexicano Alan Jonsson, La carga, es una de esas raras excepciones. Jonsson (apellido heredado por un abuelo sueco, pero él nació en Guadalajara y se crió en Mazatlán) trató de hacer una historia sobre el indígena Francisco Tenamaztle que lideró la resistencia caxcana durante los primeros años de la conquista en el septentrión de la Nueva España. Sin embargo, no pudo (quizás por motivos del coste de producción) o no quiso (por motivos narrativos) producir una biografía del héroe caxcán. Y es que incluyó una historia de los tamemes (cargadores y correos indígenas) en la misión de proteger y ayudar a escapar a una joven española que de conseguir volver a España podría ser el testigo clave que salve a Tenamaztle y reivindique la libertad de los indígenas. La historia será, y casi se puede adivinar, una historia de amor. Jonsson fue invitado a presentar su película al Centro Universitario del Norte de la Universidad de Guadalajara (Cunorte, ubicado en el pueblo de Colotlán), en el marco del XIV Encuentro de Especialistas celebrado del 26 al 28 de marzo. Cada año este congreso otorga el Premio

6 Por Pilar Alba

Y

o, en realidad, sí quería matarla. Lo hice pero no fue por odio, no tengo por costumbre odiar a las personas ni a los animales ni a las cosas; no ando por ahí arrojando objetos al aire para demostrar mi supremacía. Odio es para mí una palabra absurda,

Tenamaztle a un investigador que haya contribuido al conocimiento de la región norte de Jalisco y sur de Zacatecas, esta vez se le dio a la doctora Rosa Herminia Yáñez Rosales (docente del Centro Uni-

versitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la UdeG). El director la película Morenita (2008) presentó, entonces, La carga, ante un público universitario y formado principalmente por antropólogos e historiadores. Era de esperarse -quien esto escribe se lo comentó- que tendría que responder a críticas de historiadores que buscan aún ver en el cine un libro de historia: los enseres de los caballos no corresponden, no había carruajes, el tipo de monedas y el cuerpo indígena. Observaciones al respeto de la realidad histórica pero que no forzosamente tienen que formar parte de una ficción cinematográfica. Se pone a discusión, por tanto, la dicotomía entre verdad y verosimilitud, y aun más intenso, la legitimidad de hacer historia por un no historiador. Las licencias de La carga son evidentes, desde su dispositivo narrativo, un western de amor con toques de biografía de un personaje histórico particular-

mente sensible en la región. El físico, quizás más que la actuación, del protagonista Horacio García Rojas (tameme, Painalli. Tenoch Huerta es Tenamaztle y María Valverde es Elisa) saltó a la vista del público. Un cuerpo musculoso y delineado corriendo por selvas y desiertos con su carga pone en cuestión al cómo imaginamos que eran los indígenas. Jonsson así los imaginó. Y quizás mucha gente así lo piensa también, y quizás el espectador que busca cine de entretenimiento también eso busca. Por eso, cabe ponerse la reflexión de qué forma y contribuye a los imaginarios colectivos, la historia académica o el cine de historia ficcionada. Mientras tanto, Alan Jonsson recibió un Tenamaztle en cerámica realizado por el escultor jalisciense Camilo Ramírez. *Alan Jonsson presentó La carga en el Encuentro de Especialistas de Cunorte-Universidad de Guadalajara.

/// Fotogramas de La película La carga.

Escena del crimen carente de significado, sin chiste. No, no la maté por odio tampoco fue un accidente: mi acción fue completa y absolutamente premeditada. Estuve planeando el momento propicio, el lugar y

hasta el ángulo en con el cual debía dar el certero golpe. Lo planeé tan bien que preparé minuciosamente ésta, mi escena del crimen. Y bien, ahora ustedes pueden ver el resultado. Si quieren que

les diga el motivo, porque eso es lo que están buscando; les podré decir que no fue uno, fueron varios: la maté porque quise, porque nadie me lo impidió, simplemente porque pude.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.