La Gualdra 396

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SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 396 /// 19 DE AGOSTO DE 2019 /// AÑO 9

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Ada Aurora Sánchez. Foto cortesía de ella misma.

“El abordaje del texto literario desde una perspectiva feminista me interesa, pero no es la única vía de acceso que he desarrollado. Me oriento más hacia una hermenéutica que privilegia el análisis del efecto estético del texto, el juego entre escritura-lector. Lo multidisciplinar, al igual que la revisión de lenguajes híbridos, me parece que es parte de lo que los creadores no debemos descuidar, como tampoco quienes llevamos a cabo investigación literaria. El futuro está en esos rumbos”. Ada Aurora Sánchez

[Una entrevista con ella, realizada por Armando Salgado, en páginas centrales]


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LA GUALDRA NO. 396 /// 19 DE AGOSTO DE 2019 /// AÑO 9

La Gualdra No. 396

Editorial “Un grupo de mujeres perfectamente armadas y provistas de bolsas de cal, se presentaron intempestivamente ayer en la mañana en el local de la Presidencia Municipal tratando de tomarlo por la fuerza, varios hombres, miembros de la Coalición Nacional, seguían a estas bravas hembras que arrojando puños de cal a los ojos de las personas, trataban de llegar hasta el interior mismo del palacio municipal. Al no conseguir su intento se liaron a balazos con la policía y empleados públicos, resultando 5 muertos en la masacre”. El párrafo anterior es parte de una noticia publicada en febrero de 1959 en la prensa zacatecana; esta nota la encontré hace unos meses en la Hemeroteca de la Biblioteca Mauricio Magdaleno mientras buscaba información para otro tema, pero la registré porque me llamó la atención la participación organizada de un grupo numeroso de mujeres en Juchipila, Zacatecas. Ellas estaban armadas, pero primero se defendieron aventando cal a los ojos de sus detractores; 60 años después, las mujeres en la CDMX arrojaron diamantina morada... como aquélla de la que hablaba Ramón López Velarde cuando decía en su Suave Patria: “Diré con una épica sordina: la Patria es impecable y diamantina”. La manifestación de grupos feministas del viernes pasado en la CDMX me hizo recordar el acontecimiento anterior de Juchipila, pero también el caso de Villa Cárdenas -comunidad de Nieves, Zacatecas- registrado en medios nacionales como aquél en el que sus habitantes hicieron frente a un grupo delictivo que pretendía, entre otras cosas, ocupar la población. Lo que omitieron los medios fue mencionar la participación de las mujeres, que fue contundente y decisiva para rechazar ese día la intervención de “los malos” en su rancho... eso cuentan por allá; he hablado con algunas de ellas, a quienes se les ilumina el rostro cuando se les recuerda lo valientes que fueron en esa ocasión. Valientes también fueron el sábado pasado, las mujeres que en grupo se manifestaron frente al Congreso del Estado de Zacatecas, a favor de la legalización del aborto, mientras se llevaba a cabo el “festejo” orquestado por quienes impulsaron que se votara en contra de la ley que permitiría los matrimonios igualitarios en nuestro Estado. Y valientes quienes siguen en la lucha para que esto llegue a ser reali-

dad algún día. Mucha indignación ha despertado en ciertos sectores de la población lo acontecido el viernes pasado en la capital del país, sobre todo en aquellas personas que han puesto sus empeños en hacer creer que lo verdaderamente lamentable es el daño que se hizo a los monumentos, cristales y edificios, y se han negado a ver que esto no es el problema, sino uno más de los síntomas de un conflicto mayor: la violencia que se ha perpetrado históricamente en nuestro país en contra de las mujeres. Las formas de manifestaciones como la del viernes podrán estar en entredicho, pero nunca las causas: los feminicidios en México se han incrementado de manera alarmante durante los últimos años y eso es inadmisible. Celebro por una parte la gran labor realizada por estas organizaciones feministas para visibilizar el problema; me preocupa, sin embargo, que como en otras ocasiones, todo vuelva a quedar en la anécdota, en el recuento de cuántas marchas y manifestaciones se hicieron, como ya ha ocurrido en otros casos tristemente célebres como el caso de Ayotzinapa. Me preocupa también que la desinformación y los prejuicios terminen por ganar más terreno y echen abajo una demanda justa: los feminicidios deben parar -y creo que en eso debemos coincidir todas y todos-. Hago énfasis en esto porque es imprescindible que en esta lucha participemos no sólo las mujeres, sino todos juntos. No olvidemos que el machismo es un mal arraigado no sólo en los hombres y la educación debe ser utilizada para erradicarlo; encontrar el cómo es lo complicado; llegar a establecer el diálogo para frenar la violencia implica estrategias y esfuerzos titánicos, es cierto, pero en tanto no concibamos que en este camino vamos hombres y mujeres juntos, pueden seguir las marchas y las manifestaciones -y más edificios dañados- sin que por eso se frene el hecho de que las mujeres sigan siendo violentadas en este país. Comprobado está que las mujeres tenemos la capacidad de organizarnos para hacerle frente a causas comunes, empecemos también ahora a generar alianzas, acuerdos, hábitos... hasta que la paz se nos haga costumbre. Que disfrute su lectura.

Contenido Batalla de Zacatecas La pluma de Poe no hubiera podido describir ese cuadro horrendo Por Mauricio Flores

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Ada Aurora Sánchez La cotidianidad, entrañable o ruinosa, para escribir Por Armando Salgado

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De la tragedia al psicoanálisis por venir [un libro del Programa Editorial UAZ] Por Carlos Flores

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Todo sobre Almodóvar en Dolor y Gloria Por Adolfo Nuñez J. Rescate de los poetas españoles del Café Libertad Por Antonio Rodríguez Jiménez Maravillas en el país de Alicia [en el Festival de Aviñón, 2019] Por Juan Francisco Grima Comiditas Por Antonio Bautista Lugar común número cuatro: Concierto Por Pilar Alba

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Del vértigo al sueño Por Manuel Sauceverde

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Directorio

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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Batalla de Zacatecas

6 Por Mauricio Flores*

lo defienden las fuerzas del general Natera, Martín Triana y los Arrieta. 6. El día 24 de junio fue para nosotros imborrable fecha. A temprana hora abandonamos nuestro pobre hogar, impulsados por la curiosidad de observar los resultados de la batalla. 7. Por donde quiera había caballos muertos, uniformes arrojados aquí y allá, que los soldados sitiados arrojaban desesperadamente para poder escapar de una muerte segura. La pluma de Edgard Allan Poe no hubiera podido describir ese cuadro horrendo que crispaba los nervios y nublaba la vista. 8. Con la batalla de Zacatecas, la estela de Villa ha llegado a su cénit. La batalla de Zacatecas, inscrita en la colección Vientos del Pueblo, una narrativa rescatada por el FCE y a disposición de nuevos lectores.

L

os nuevos tiempos han traído a los lectores de ficción histórica un acusado obsequio. Lo confirmarán ustedes (amigos de La Gualdra) a vuelta de exigua inversión. Se trata de La batalla de Zacatecas, de Alberto Calzadíaz Barrera, en realidad una pequeña muestra de lo profusamente escrito por el chihuahuense, y lamentablemente fuera de circulación editorial. Aun sin “información bibliográfica”, Calzadíaz Barrera es un autor que Fernando Tola de Habich incluye en Bibliografía literaria de la Revolución Mexicana (2013) en cuatro entradas de un total de mil 57, y enlistado en el apartado correspondiente a “autores de libros de ficción” y de la que, en general, se advierte: “La separación entre ficción y memorias, y la inclusión de ambas como literarias, carece de duda, al menos para clasificarlas en términos generales como ficción. Sobre la inclusión de las memorias como literatura, existe desde hace años el postulado de que cualquier texto redactado en primera persona es de por sí literatura, ficción, e incluso se propone su inclusión entre las novelas”. “La base para esta generalización —prosigue Tola de Habich— parte de la intención de excluirlas del estricto campo de la historia y del documento histórico, debido a que quien escribe no es la misma persona sobre la que escribe, que es imposible ver en el personaje narrado el retrato auténtico del narrador y del personaje principal, y, por lo tanto, el resultado más que historia es creación literaria, reelaboración no objetiva de lo vivido por quien escribe sobre sí mismo o sobre lo que presenció”. De acuerdo al mismo Tola de Habich, los “libros revolucionarios” del chihuahuense son Villa contra todo y… En pos de la venganza de Columbus (1960), Hechos reales de la Revolución Mexicana. Dos tomos (1961), El General Martín López, hijo militar de Pancho Villa (1968) y Por qué Villa atacó Columbus (1968). Obras que en Bibliografía literaria…, un valiosísimo “libro de libros”, se definen así: “Amenos, llenos de anécdotas y detalles pintorescos de la pequeña historia, los libros de Calzadíaz reúnen información directa de revolucionarios, de documentos y de testigos. No participó en hechos armados y sólo conoció de vista a revolucionarios”, lo que constata la nota editorial de La batalla de Zacatecas. Aun sin especificar la proveniencia exacta del texto, La batalla de Zacatecas es una narración objetiva y pulcra del suceso histórico otras veces narrado en el canon del gran acontecimiento. Acompañan la obra imágenes pertenecientes a la Fototeca Nacional del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Una de las más sangrientas La toma de Zacatecas del 23 de junio de 1914 por fuerzas de la División del Norte fue el golpe decisivo con el que se derrumbó el régimen del usurpador Victoriano Huerta. En el bando huertista el general Medina Barrón comandaba lo mejor que quedaba del ejército federal, reforzado por el siempre valiente y aguerrido jefe colorado Benjamín Argumedo. Por los revolucionarios, la formidable División del Norte con todos sus comandantes de brigada encabezados por el centauro en persona y con la mortífera artillería del general Felipe Ángeles. La batalla fue terrible, una de las más sangrientas de la Revolución.

La batalla de Zacatecas es si se quiere una narración sucinta, sí, pero obligado apartado para conformar la crónica entera del movimiento revolucionario. En La batalla de Zacatecas leemos: 1. El día 15 de junio sale de Torreón la cabeza de la División del Norte, la brigada Cuauhtémoc, del valiente Trinidad Rodríguez. Llegan a estación Calera y los trenes se detienen entre Calera y Pimienta, el 17 de junio. 2. Las fuerza de la División del Norte fueron avanzando y combatiendo con las avanzadas de los federales y poco a poco se iban acercando a las posiciones del enemigo, al cual tuvo que combatir constantemente, pues éste no se resignaba a dejarse sitiar y de continuo trataba de romper el cerco que se le estaba poniendo. 3. Al iniciarse el asalto sobre los federales nos tocó entrar y combatir a los defensores del cerro frente a Guadalupe (ellos estaban fortificados en una serie de trincheras

que les permitía cambiarse de una a otra sin peligro). El combate fue brutal. Poco a poco fuimos escalando por la falda del cerro y sólo gracias al certero fuego de nuestra artillería, nos movíamos adelantando. 4. La cantidad de muertos y heridos de ambas partes nos demuestra que si los constitucionalistas estábamos decididos a morir o vencer, igualmente lo estaba el enemigo. ¡Había que ver cómo hallábamos las fortificaciones cuando llegábamos después de desalojar a los federales! ¡Increíble! ¡Sangre por todas partes! Muertos con el fusil en la mano. 5. Serían las 5:30 de la tarde cuando El Grillo cayó totalmente en poder de las fuerzas de las brigadas de Villa, Cuauhtémoc, Robles, con Raúl Madero, Rosalío Hernández y contingentes de la Madero y Refugio Servín. Los federales comienzan a evacuar la plaza, para cuyo fin el valiente coronel Ildefonso Azcona en vano se sacrifica tratando de despejar el camino a Guadalupe, que

El autor Nació en Namiquipa, Chihuahua, en 1902. Como todo niño chihuahuense de su época, vivió muy de cerca la violencia de la Revolución. La imponente figura de Francisco Villa, que en una ocasión le propuso unirse a sus tropas, pobló sus principales recuerdos de infancia. Dedicó gran parte de su vida a pilotar un avión por la sierra; ello le permitió conocer y entrevistar a muchos veteranos sobrevivientes de la gran División del Norte. Ese cúmulo de información enriqueció notablemente su gran obra de historia narrativa Hechos reales de la Revolución Mexicana.

Alberto Calzadíaz Barrera, La batalla de Zacatecas, FCE, México, 2019, 48 pp. * @mauflos

Op. Cit.

La pluma de Poe no hubiera podido describir ese cuadro horrendo


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Poesía

Ada Aurora Sánchez La cotidianidad, entrañable o ruinosa, para escribir 6 Por Armando Salgado

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da Aurora Sánchez (Colima, Colima, 1972) es doctora en Letras Modernas por la Universidad Iberoamericana. Ha publicado ensayo, crónica, minificción, cuento y poesía. Es autora, entre otros títulos, de Terrena Cruz. Vida y obra de Agustín Santa Cruz, En una mañana así. Antología esencial de Agustín Santa Cruz, Todo libro es una liebre, Un deseo como llama urgente y Libros a escena. Textos de presentación a obras de géneros diversos. En virtud de su trayectoria en el campo de las letras, en 2013 recibió la Medalla Griselda Álvarez, de parte del H. Congreso del Estado de Colima; y en 2018 la presea “Longinos Banda”, otorgada por la Asociación Colimense de Periodistas y Escritores, A. C. Actualmente se desempeña como profesorainvestigadora de tiempo completo en la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima y como presidenta del Seminario de Cultura Mexicana Corresponsalía Colima. Armando Salgado: Para ti, ¿qué representa ser colimense?, ¿se reflejan ciertas características de Colima en tu obra? Ada Aurora Sánchez: Vivir en el trópico, en el interior de la República mexicana, ha condicionado, en cierta forma, mis intereses académicos. En este sentido, me llama la atención el recuperar un horizonte literario colimense que va desde finales del siglo XIX hasta la actualidad. Varios de mis libros se han escrito con esta intención, con la de comprender quiénes y bajo qué circunstancias han ido modelando una obra silenciosa o en voz alta que, más allá de que tenga o no suficiente difusión, es de calidad. Un caso concreto sería para mí el del trágico poeta y narrador colimense Agustín Santa Cruz (1908-1939), que en su momento formó parte de la LEAR y publicó en importantes revistas de la capital del país. Por lo que respecta a mi trabajo poético, la presencia de Colima está más velada. No hay paisajes concretos que delaten la geografía a la que pertenezco, salvo algunas contadas excepciones, ni metáforas volcánicas que revelen la persistencia en un territorio de orografía accidentada. Mi poesía, en todo caso,

/// Ada Aurora Sánchez.

busca un tono cálido que recuerde algo de la intensidad de las noches colimotas en que, en medio del calor, vuelven la nostalgia o la infancia con sus dedos pegajosos. Ser colimense representa para mí algo definitivamente personal, pues no creo en la uniformidad de las experiencias. Soy a partir del espacio que habito, de mi género, de mi corporalidad, de mi pasado, de mis lecturas, sin que me sienta necesariamente comprometida —en lo que a la poesía se concierne— a nombrar mi lugar de origen. AS: Recientemente coordinaste el libro “Veintidós poetas de Colima. Parota de sal, antología”, coeditada por Puertabierta Editores y Editorial Amargord, de España. A partir de esta experiencia ¿qué hallazgos obtuviste?, ¿cuál es la labor de la literatura escrita por colimenses en las últimas décadas? AAS: Llevar a cabo la antología Veintidós poetas

de Colima, con base en una muestra del quehacer poético de las y los autores que hasta el día de hoy están incluidos en la Colección Parota de sal, fundada por Víctor Manuel Cárdenas en 2012, me permitió confirmar que, a partir de la década de los ochenta del siglo pasado, la poesía colimense ha tomado un sano impulso que se traduce en la consolidación de vocaciones y obra de estilos muy variados. Así, tenemos vetas de la poesía coloquial, de la experimentación y el minimalismo, por ejemplo. En esta revisión salta a la vista que hay más mujeres poetas, en la asunción plena del oficio, que antes de la aparición de la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima, en 1980. Se percibe, también, que las y los poetas van teniendo una mayor presencia nacional e internacional a través de premios literarios, festivales, antologías y la publicación sistemática de su obra. El hecho de que la editorial española Amargord coedite con la editorial colimense Puertabierta,

que por cierto ha realizado una extraordinaria labor en la difusión de autores regionales, habla de que este “momento poético” de Colima ha llamado la atención y merece detenernos en ello. Entre los poetas antologados en el libro que comentamos, cito a Guillermina Cuevas, Víctor Manuel Cárdenas, Gloria Vergara, Verónica Zamora, Sergio Briceño, Nadia Contreras, Avelino Gómez, Carlos Ramírez, Gabriel Govea, entre otros. AS: Has incursionado en distintos géneros literarios: ¿cómo te iniciaste en la escritura? ¿Cómo equilibrar la creación en cada campo?, ¿qué leer para propiciar un dominio integral al momento de escribir? AAS: He escrito ensayo literario, crónica, poesía, minificción y cuento infantil. Mis inicios en la literatura se remontan a mis años de estudiante de la carrera de Letras y Periodismo en la Universidad de Colima. A mediados de los noventa,


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AS: Has sido coautora y coordinadora de múltiples libros académicos. Asimismo, autora del libro de poesía Un deseo como llama urgente (Conaculta, Gobierno del estado de Colima/ Secretaría de Cultura/ Puertabierta Editores, 2015). ¿Cómo vincular la creación literaria con la academia sin forzar su cruce?, ¿cuál es la importancia de relacionar las interpretaciones feministas y multidisciplinarias de género con la literatura?, ¿qué otros derroteros no debemos descuidar como creadores? AAS: Creo que no es complicado vincular la academia con la creación literaria, aunque es verdad que los formatos y fuentes que los alimentan son distintos. Reflexionar sobre el fenómeno literario, sobre la manera en que tal o cual escritor da forma a su visión del mundo, me parece valioso y nutritivo para mi labor como creadora, y al revés, internarme en la creación me permite apreciar de un modo distinto las aportaciones de los escritores que analizo en el marco de sus circunstancias históricas. El abordaje del texto literario desde una perspectiva feminista me interesa, pero no es la única vía de acceso que he desarrollado. Me oriento más hacia una hermenéutica que privilegia el análisis del efecto estético del texto, el juego entre escritura-lector. Lo multidisciplinar, al igual que la revisión de lenguajes híbridos, me parece que es parte de lo que los creadores no debemos descuidar, como tampoco quienes llevamos a cabo investigación literaria. El futuro está en esos rumbos. AS: Ante los cambios que va experimentando nuestro país, ¿cuáles son los retos que consideras fundamentales respecto a la promoción de la lectura, el fomento de la literatura y los estímulos que incentivan el desarrollo científico, artístico y cultural?

AAS: Creo que, en primer lugar, debe trabajarse en otorgar mayor claridad a las políticas y estrategias culturales que, en la totalidad del país, alienten las distintas disciplinas artísticas. Es importante, además, que las estrategias de promoción y difusión de la literatura se afanen en conectar y alentar intercambios entre las distintas regiones de México, en recuperar el texto escrito y la palabra oral, en hacer visible el poder contestario, transformador, que ha tenido la propia literatura y cómo nos devuelve una imagen de nosotros mismos como colectividad e individualidad. En mi opinión, es indispensable que no desaparezcan las becas de estímulo a la creación, aunque sí que se transparenten más aún los mecanismos de su asignación. AS: Cuéntanos sobre tu vida diaria, ¿qué rituales has hecho tuyos?, ¿qué cosas te

alegran? AAS: Mis rituales cotidianos son sencillos: tomar la luz que se abre entre seis y siete de la mañana, para leer un poema en voz alta o pergeñar unas líneas rápidas en torno a un sueño o pendientes del día; arreglarme para iniciar una jornada de trabajo en la universidad, y volver a casa por la tarde para revisar trabajos escolares, escribir y leer otro tanto con música clásica o blues de fondo, o idear eventos culturales (ésta es una faceta que también disfruto mucho). Y en medio todo y por encima de todo, la familia y los hijos, en el dulce y complejo afán de construir, juntos, una memoria y pertenencia. Esta simple cotidianidad, entrañable o ruinosa según se vea, es lo que tengo a la mano para escribir y para tratar de entender mi condición, mi tiempo, mi existencia. No hay más placer, alegría o condena.

Extendido sobre mí Extendido sobre mí, arrojable a mi tacto, encarnas en tu piel oscura/ formas suaves un deseo como llama urgente. La sangre recorre tumultuosa sus mismas avenidas desde el antes del antes, me otorga aquí ahora: azul en agua, elevación caída/ gemido vidrioso: desgarre. ¿Cuántos movimientos perfectos, intuitivos, para este escanciar del cuerpo en el ánfora del otro? Cópula, como ululante copa: no dejes de llenarte.

Despertar para olvidar ¿La memoria se desprende de la vida, o la vida se desprende de la memoria? Un acto mínimo apenas esa luz que corre por el filo de las cosas, los ojos que hacen la mañana, el sueño que recoge su desvelo, y parte, borracho de sí, a lugares ignotos, puntos en que lo indecible se vuelve una imagen dolorosa. Un acto mínimo: despertar para olvidar, para saberse puñal hendido en la carne blanda de otro día, otra luz en su destierro.

Iluminación La mano, la luz de una palabra rodando entre las sábanas como una moneda incandescente. Después el silencio, la noche que lame los intersticios del cuerpo. El tiempo que rumia dónde guardar los favores del acto. Ya entendí: el amor es un fósforo, y nosotros, dos animales encandilados por la gozosa memoria.

Poesía

comencé a publicar algunos ensayos y poemas en suplementos culturales y revistas. Después, con el posgrado, fui internándome de manera más decidida en la investigación literaria en cuanto al rescate de obra en archivos hemerográficos, aunque también por cuanto se refiere a las manifestaciones de la literatura mexicana contemporánea. Por mi formación, me interesa de manera especial la crónica, ese género a caballo entre la literatura y el periodismo, así como otros géneros liminales como serían la minificción y la viñeta. No he logrado equilibrar la producción en cada campo, pero sé que cada género que desarrollo me produce una emoción diferente y la necesidad de abordarlo con igual intensidad. Por lo que toca a mis lecturas, procuro tener una “dieta” variada (algo de teoría literaria, poesía y narrativa entre clásica y actual, y suplementos culturales).


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De la tragedia al psicoanálisis por venir [un libro del Programa Editorial UAZ]

Libros

6 Por Carlos Flores

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l libro De la tragedia al psicoanálisis por venir, del autor Antonio Chávez Toro, se da a la labor de plantear una versión del psicoanálisis distanciada de la versión biologicista y, por tanto, determinista, que impera en los círculos psicoanalíticos. Este texto propone una versión del psicoanálisis que posibilita la creación de otro asunto al fin de éste. Dicha propuesta es viable haciendo una revisión de la lógica energética planteada por el llamado Padre del psicoanálisis, ya que la energetización de Freud nos lleva a la idea de que la labor del analista es encontrar lo oculto del paciente, para procurar así una aceptación. Si nos atrevemos a quitarle el lugar de padre a Sigmund Freud, podríamos cuestionar sus conceptos, lo que nos permitirá pensar un paradigma alejado del problema del individualismo moderno. El presente libro abre debate oponiendo la orientación lacaniana del Jacques Alain Miller, apostando por una lectura desbiologizada de Jacques Lacan a quien, si seguimos seriamente, nos abre oportunidad a reordenar la cadena significante contrarrestando la idea del goce mortífero como real tridimensional. Encontramos un estudio cuidadoso y detallado, en el cual, de manera imperante y como elemento crucial para abrir la discusión, se destaca uno de los problemas preponderantes que

6 Por Adolfo Nuñez J.

Cine

S

alvador Mallo (Antonio Banderas) es un director de cine inmerso en una crisis que lo mantiene inactivo. Repleto de dolencias físicas, así como lo que él mismo denomina ‘dolores del alma’, es un artista que ya no logra crear al encontrarse sumido en una profunda depresión. En la secuencia inicial de la cinta vemos al protagonista sumergido en una piscina, cuya espalda es marcada por una enorme cicatriz, en una posición que refleja su claro deseo de flotar para estar libre y separarse del mundo y sus dolencias terrenales. Estas sensaciones son amplificadas a través de flashbacks del personaje, que se cristalizan dentro de los pasillos del hogar cueva en el que Salvador vivió su infancia junto a su madre (Penélope Cruz), y que fue el sitio donde experimentó también su primer deseo. De vuelta a su presente, el artista se reúne con su viejo amigo Alberto (Asier Exteandia), quien tiempo atrás protagonizó una de sus primeras películas que al ser considerada un clásico es restaurada por la filmoteca de Madrid para una presentación pública. Este evento desencadena una serie de situaciones con consecuencias significativas en la vida de Salvador que le hacen reencontrarse con un viejo amor, y que también lo orillan a cuestionarse su razón de ser, si todavía cuenta con los recursos emocionales y la fortaleza interna para volver a ser el gran cineasta que alguna vez fue. Con Dolor y Gloria (2019) el legendario director Pedro Almodóvar entrega cuerpo y alma en una cinta autobiográfica donde da saltos entre pasado y presente dentro de las calles de

no sólo atañen al psicoanálisis sino también a la filosofía: la constitución del sujeto, cómo adviene. Y por otra parte, a lo que la modernidad considera como parte del interés científico: la antropomorfización y sus consecuencias por

describir y en algunos casos explicar al hombre cosificándolo. Esta obra apuesta a que los más íntimo es la elaboración de significantes, y como tal, se puede reconstruir para dar otro orden y produ-

cir un acto nuevo que distancia de la fatalidad del determinismo. Es capaz de desafiar la moda de las neurociencias y el atraso del psicoanálisis descriptivo de órganos sexuales, mostrando que no hay un orden prediscursivo, lo que habilita un por venir. En el por venir y la construcción de sujeto, en el paso de la tragedia griega al psicoanálisis, está en juego un sujeto que se crea por el mensaje emitido desde el lugar del Otro, aunque lo que el Otro demanda, de eso, el sujeto poco sabe; por tanto, busca de una u otra manera cumplir lo que el Otro le habla. Así se enfatiza la formación de un sujeto a partir del mensaje que le envía el Otro: de ahí la noción de un sujeto dividido porque el sujeto no sabe que representa para el Otro. El psicoanálisis nos muestra un por venir, y dentro de éste, es donde el presente libro nos da cuenta de qué está en juego en el por venir, abordando una arista de suma importancia: el por venir del sujeto, sin que con esto se esté afirmando que el tema queda cerrado, agotado, sino que queda circunscrito en este libro a una temática particular por mostrar y demostrar sus argumentos: el sujeto para el psicoanálisis. Se hace una atenta invitación a su presentación que se llevará a cabo el próximo viernes 6 de septiembre, a las 7 de la tarde, en el audiovisual del Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez.

Todo sobre Almodóvar en Dolor y Gloria

Madrid, su hogar adornado de pinturas como si fuera un museo, así como en la aldea donde creció. Dentro de un filme ante todo repleto de sustancia y significado, el alter ego que el director construye es un hombre sin ilusiones ni aspiraciones, que se pasea por los pasillos de su oscura y solitaria casa y donde disecciona en el pasado a través de situaciones casuales

o incidentes que lo remontan a su memoria, en un intento de reencontrarse a sí mismo y volver a construir una identidad que percibe como perdida. A través de Salvador, Almodóvar no tiene reparo en demostrar que muchas de sus limitaciones están motivadas por la autocensura, así como por las inseguridades y temores que los artistas padecen al sentir

que nunca llegaran a la genialidad y al nivel de creación del que alguna vez fueron capaces; también expresa que precisamente esas vueltas hacia el pasado son lo que llegan a reconstruir una personalidad rota, al demostrar que todas las experiencias de una vida -buenas y malas- son lo que la definen y que por consiguiente pueden ser utilizadas como una vía de salvación que renueve el impulso creativo. Banderas interpreta a Salvador como un personaje multidimensional y complejo, cuya condición humana no le permite expresar su mirada artística. Como su protagonista, el director confecciona imágenes inmóviles con tomas fijas y estáticas, que enfocadas en el rostro de Salvador en primer plano, sirven para acrecentar la sensación de inactividad, así como el enorme deseo del artista por querer salir al exterior y reconciliarse con el mundo que lo rodea. En última instancia, Dolor y Gloria es un filme autorreferencial sobre un momento específico en la vida de un ser humano, y sobre la madurez que alcanza al cerrar las cicatrices del pasado. En su película más personal a la fecha, Almodóvar nos demuestra que en el nostálgico proceso de volver al pasado de una vida se puede encontrar dolor, sufrimiento y temores, pero también sabiduría, aceptación y gloria.


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Rescate de los poetas españoles del Café Libertad Jiménez

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ontra la poesía figurativa o de la nueva sentimentalidad: plana, confusa, nada iluminadora y con un matiz clónico, trató de darse a conocer hace 30 años una poesía de la libertad, encendida, sin corsés ni ataduras. A aquel movimiento –jamás tendencia- se le denominó Poesía de la Diferencia. Para reivindicar los valores de una poesía libre y sin ceñimientos, donde aún cabía la originalidad y diversas estéticas, se reunió un gran colectivo de poetas en el Café Libertad de Madrid el 27 de marzo de 1993, con la asistencia de poetas libres de varias generaciones. El eco en los periódicos fue descomunal. Algo importante pasó en la calle Libertad 8: música, poesía, copas, alegría festiva que reivindicaba un mundo poético soberano y sin corsés. Aquella fiesta de la poesía libertaria, estética, de extraordinaria belleza, se extendió a otros lugares de España, como el segundo acto celebrado en la Posada del

6 Por Juan Francisco

Grima

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ban silenciadas al no entroncarse en las escuelas que ostentaban la hegemonía del momento, pero aquellos poetas trastocaron la monótona vida de la ciudadela oficial. Fueron –dice Rodríguez Pacheco- “las trompetas que derribaron las murallas de Jericó de los encumbrados”. Esta antología –que la componen poetas como Manuel Jurado López,

Pedro J. de la Peña, Ricardo Bellveser, Antonio Enrique, María Antonia Ortega, José Lupiáñez, Concha García, A. Rodríguez Jiménez y Fernando de Villena- sirve para visualizar a algunos de los poetas que se comprometieron con aquella declaración de principios –independencia, libertad, personalidad y autonomía- y que significó un antes y un después en la historia de la poesía española de finales de siglo y de milenio. Si no son las únicas, las voces que ha reunido Rodríguez Pacheco en esta antología, dan idea de la auténtica calidad de la poesía española contemporánea. La poesía de estos poetas sigue siendo de una frescura y de una particularidad que está a años luz por encima de lo que se viene proclamando en España en las últimas décadas. Ya es hora, pues, de que se conozca la verdad en toda Hispanoamérica y esta antología es una aportación a ello. Pedro Rodríguez Pacheco, El Unicornio en el Café Libertad 25 años después. Antología, Carena, Barcelona, España, 2019.

Maravillas en el país de Alicia [en el Festival de Aviñón, 2019]

Teatro

l país que creó Lewis Carroll es inmenso y, en mayor parte, aún no se ha explorado. Contiene maravillas insospechadas que las lecturas de varias generaciones siguen descubriendo. Ni las adaptaciones cinematográficas o teatrales, ni siquiera Walt Disney en su dibujo animado de 1951, las han agotado. La obra Lewis versus Alice, de Macha Makeïeff, inspirada en Lewis Carroll, se presentó el mes pasado en el Festival de Aviñón adaptando con brillo el famosísimo texto del autor inglés. La directora del Teatro de la Criée de Marsella nos ofrece un espectáculo encantado y encantador. Para ello, Makeïeff construye un camino entre el hombre -Charles Lutwidge Dodgson- y Lewis Carroll -el autor y su obra-. Dodgson era el tercer hijo de una familia de once hermanos; era medio sordo y zurdo como todos sus hermanos y tartamudo como seis de ellos. Le impactó mucho su educación y la influencia de su padre, sacerdote anglicano, decepcionado de que su hijo no se hubiera convertido en un sacerdote como él sino en un simple diácono (al mismo tiempo que un matemático brillante). Este hijo será profesor de matemáticas en Oxford, un excéntrico marginal muy tímido, y autor fecundo. Parece sentirse cómodo sólo en compañía de niños y esto le traerá problemas, especialmente por parte de la familia de la pequeña Alice Liddell (que le servirá de

Potro de Córdoba el 13 de noviembre de ese mismo año, y por último hubo un tercero en el Ateneo de Sevilla el 15 de abril de 1994. Lo que significó todo aquello lo ha publicado estos días el crítico, profesor y poeta Pedro Rodríguez Pacheco bajo el título El Unicornio en el Café Libertad 25 años después en una espléndida antología que ha dado a la luz la editorial Carena y que está teniendo una repercusión inusitada en España, y ya se está distribuyendo desde hace unas semanas en México y otros lugares de Hispanoamérica. Pedro Rodríguez Pacheco, que ha preferido no estar como poeta –aunque lo estará siempre- para ejercer de antólogo hace una crónica esencial de lo que fue y sigue siendo el movimiento regeneracionista, crítico y testimonial que se conoció y se distinguió con el nombre de la Diferencia. Explica que aquellos entonces jóvenes poetas significaron un revulsivo en un panorama literario átono y clónico, sobrecargado de preceptivas en las que la creatividad y la personalidad queda-

Libros

6 Por Antonio Rodríguez

modelo) y a la que propuso matrimonio cuando tenía 9 años. Esperaba casarse con ella tan pronto como alcanzara la edad adulta. Makeïeff no oculta las sospechas de pedofilia que la sociedad victoriana de la época tuvo para con Dodgson (sospechas que algunos persisten en perpetuar, incluso hoy en día). Pero trata de mostrar cómo esta experiencia humana influyó en su obra y fue el origen de la creación del mundo onírico más formidable del siglo XIX. Todos los personajes están en el espectáculo: el gato de Cheshire, la reina de espadas, los hermanos Tweedledum y

Tweedledee, la liebre de marzo, Humpty Dumpty, servidos de manera virtuosa por actores que no descansan durante dos horas. La sección técnica hace maravillas: las luces y el sonido se combinan para encantar el espectáculo. En el teatro contemporáneo, hoy día, el video sirve para todo (y a menudo para lo peor), pero la inteligencia de Makeïeff demuestra que, con un simple espejo (tenía que haber uno, ¿no?), se puede crea una infinidad de puestas en abismo que participa a la significación de la escenografía y no se limita con ilustrarla. Si agregamos al conjunto una multitud

de objetos simbólicos y trajes delirantes, asistimos a un maravilloso espectáculo que encantó al público del Festival. Pero eso no es todo. Más allá del diálogo que mantiene Macha Makeïeff con Alicia, está el que ha mantenido desde la infancia con su hermano psicótico. ¿Dónde estás? ¿Quién eres? ¿En qué país te refugiaste? ¿Y cómo llegar hasta ti? Parecen preguntar a la artista y a la hermana. Generosamente ella nos invita a seguirle y viajar por ese maravilloso país. Y pensamos en el verso de René Char -poeta aviñonés- que dice: «En mi país, te damos las gracias». Gracias, Macha.


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LA GUALDRA NO. 396 // 19 DE AGOSTO DE 2019

6 Por Antonio Bautista

Río de Palabras

A

la edad de 6 años era una niña alegre, normal, como cualquiera de mi edad. Al lado de nuestra casa vivía una vecina, una mujer de sesenta y tantos a quien se le acababa de morir la mamá. Era delgada y de piel blanca. De ojos saltones y risa chillona, pero de un momento a otro había dejado de reír. Caminaba con una andadera por un problema de cadera. No salía de su casa por temor a caerse y que nadie la ayudara a levantarse. Dejó de ir a misa, la oía en la radio los domingos al mediodía. Lo sabía porque mi mamá me mandaba a su casa para preguntarle si se le ofrecía algo del mercado que teníamos a tres cuadras. Pasa, hija, siéntate. Su mirada cansada era más de amargura que de fatiga. No había mesa ni sillas, de modo que me senté en la cama. Ella se metió a otra habitación a buscar su monedero. Las paredes tenían varios hoyos de clavos. Se notaba que habían descolgado las fotos de la madre recién fallecida. El ropero estaba lleno de ropa hecha bolas. De pronto vi que el espejo reflejaba una mirada detrás de mí. Era una muñeca con el fleco cubriéndole la frente y dos coletas. Llevaba vestido y zapatos rojos. Estaba sentada recargada en la pared. Sobre las manos llevaba un platito con galletas. La anunciaban en la tele como “Comiditas”. Me levanté para ver el altar que tenía arriba del ropero. De nuevo en el espejo la muñeca me miraba. Me fui al otro extremo de la habitación y me seguía con la mirada. Para donde fuera no dejaba de mirarme. Me veía con esa sonrisa como de burla. Me agaché y su mirada bajó al suelo. Los ojos de esa muñeca parecían tener vida propia. Me asusté. Ya no quise sentarme en la cama. Me fui hacia la puerta cuando se oyeron los pasos de doña Tere. Volteé y venía sin la andadera, pero con un vestido rojo y se había hecho unas coletas. Traía una charola con galletas. Me miró de la misma forma que la muñeca y con una sonrisa como burlona dijo: Anda, hija, no quieres probar mis galletas. La muñeca en la cama no dejaba de mirarme con esa sonrisa burlona. Salí apresuradamente de ahí. Corrí hacia la casa. Al entrar, mi madre me preguntó qué pasaba. Olvidé el

Comiditas

/// Lilian Wescott Hale (1881-1963). La niña y la muñeca.

asunto tan pronto como empecé a realizar mi tarea. Cuando mi mamá me llamó para comer vi a la muñeca sentada a la mesa. No dejaba de mirarme. Vino la vecina y dijo que te había gus-

Lugar común número cuatro: Concierto 6 Por Pilar Alba

N

o es tanto el lugar, no es tanto la sensación o la experiencia estética que se produce en un concierto; tampoco son las reglas o las normas de etiqueta que se deben obedecer cuando uno decide asistir a un concierto. El lugar común al que quiero referirme en este momento es a la cosquilla, sí, ésa que da en la garganta a la mitad del concierto. Ésa que empieza de la nada y de repente se va instalando más que en la tráquea, y lo que es peor, en el pensamiento. Voy a toser, piensas, sí, voy a toser. Y a tu mente vienen las imágenes de las reacciones que pue-

des provocar por tu osadía de romper la armonía del concierto. Entonces piensas en qué remedio poner antes de que la tragedia se desencadene. Recuerdas el caramelo de cortesía que te dieron junto a la cuenta en el restaurante. Haces memoria para ubicarlo antes de ocasionar otro caos con el ruido que pudiera provocar tu búsqueda en la bolsa al chocar las llaves o al revolver papeles. El cosquilleo se vuelve más fuerte, la cosquilla se convierte en carraspera. Te cubres la boca y aun así se te escapa un ruido rasposo, pero silencioso. De pronto: ¡eureka, lo has encontrado! Con delicadeza de cirujano lo desprendes de la envoltura, te sorprende cómo el celofán puede

tado y te la regala. La muñeca, con esa sonrisa triunfante, me miraba despiadada y fría. No comí. Subí a mi cuarto y me quedé dormida. Al despertar, la muñeca ya estaba sentada a

un lado de mí. Grité, no sé cuánto y aventé la muñeca al piso. Con su cara recargada en el suelo, me miraba y me ofrecía sus galletas. Se burlaba de mí.

Del vértigo al sueño

6 Por Manuel Sauceverde 1 Tus labios: pétalos. En el aire te bebo— Yo, picaflor 2

ser tan ruidoso como en esos momentos. El caramelo entra en tu boca provocando con el dulce que la cosquilla se desvanezca. Has superado la prueba, puedes seguir disfrutando del concierto. Entonces el caramelo llega a tu estómago y su llegada desata una reacción que se manifiesta

Hazme beberte. Dame la vuelta, árdeme— Entra en mí 3 Del mar al cosmos; del vértigo al sueño: somos espuma

con un gruñir de tripas, entonces estás acabado, ahí sí ya no hay más remedio que salir lo más sigilosamente posible, para poder dejar que los otros, quienes en ese momento comienzan a mirarte con cara de desaprobación, disfruten su concierto.


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