La Gualdra 398

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SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 398 /// 2 DE SEPTIEMBRE DE 2019 /// AÑO 9

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Zona Arqueológica Cerro de las Ventanas, en Juchipila, Zacatecas. Foto de Juan Carlos Basabe / Centro INAH Zacatecas.

“En el Cerro de las Ventanas está en proceso de restauración el vestigio emblemático del sitio [las Ventanas], que es una construcción que se adecuó a un abrigo rocoso, fechado en el año 700 d.C., lo que lo convierte en un vestigio muy antiguo. Verlo en pie, cuando uno se pone a pensar en los 1300 o más que han pasado... la gente aprovechó un abrigo rocoso para colocar una fachada de material, de mampostería, que se asume fue un observatorio astronómico. En esta zona tenemos también la Acrópolis, que son 8 hectáreas de conjuntos arquitectónicos monumentales”. Laura Solar Valverde

[Una entrevista con ella, en la que hablamos de arqueología en Zacatecas, en páginas centrales]


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LA GUALDRA NO. 398 /// 2 DE SEPTIEMBRE DE 2019 /// AÑO 9

La Gualdra No. 398

Editorial El domingo 1 de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador rindió su primer informe de gobierno; sin embargo, llamó la atención que fuera también considerado como el “Tercer informe de gobierno al pueblo de México”, esto se debió a que consideró como el primero al rendido cuando cumpliera 100 días de gobierno y el segundo, el celebrado apenas el 1 de julio pasado. El nombre es lo de menos, lo significativo es que un sector importante de la población esperaba esta fecha para poder ir haciendo un balance de lo que se ha conseguido o no a 9 meses de haber asumido el cargo. Esperé este momento en particular para escuchar del primer mandatario de la nación lo relacionado a la cultura y las artes en nuestro país, pues en estos primeros meses, he de decirlo, una preocupación especial nos ha embargado a muchos de quienes estamos involucrados en este sector, ya sea como creadores, académicos, periodistas, gestores y también como usuarios y consumidores tanto de espacios como de productos y servicios culturales. Después de una hora y 11 minutos, y tras haber hablado de las actividades realizadas en el ámbito de la educación, afirmó el presidente de la apertura de 100 universidades públicas para inmediatamente después empezar a abordar lo más cercano al tema de cultura: “Está funcionando la estrategia para el rescate de la memoria histórica, también la estrategia para el fomento a la lectura, y el Fondo de Cultura Económica ha editado 23 libros de grandes escritores con un tiraje de 40 mil por cada libro, llegando a un total de 920 mil ejemplares; dichos libros se venden a precios accesibles que van de 9 pesos a 20 pesos. Asimismo, se imprimieron 8 millones 500 mil ejemplares de la Cartilla Moral escrita por Alfonso Reyes, porque no sólo de pan vive el hombre, necesitamos fortalecer valores morales, culturales, espirituales, bienestar material y bienestar del alma”.1 Y ya no dijo más. Con sorpresa y algo de decepción me quedé esperando que hablara de cómo es que su gobierno ha implementado hasta ahora estrategias para poner en práctica modelos de cultura para la paz, el objetivo No. 6 de la Estrategia Nacional de Seguridad Pública mencionado en el Plan Nacional de Desarrollo; y en el apartado del mismo documento “Cultura para la paz, para el bienestar y para todos”, en el que se plantea

lo siguiente: “sin descuidar las materias que por tradición han recaído en el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, la Secretaría de Cultura promoverá la difusión, el enriquecimiento y la consolidación de la vasta diversidad cultural que posee el país y trabajará en estrecho contacto con las poblaciones para conocer de primera mano sus necesidades y aspiraciones en materia cultural. Los recintos tradicionalmente consagrados a la difusión del arte no deben centralizar y menos monopolizar la actividad cultural. Ésta debe poblar los barrios y las comunidades y hacerse presente allí en donde es más necesaria, que son los entornos sociales más afectados por la pobreza, la desintegración social y familiar, las adicciones y la violencia delictiva”.2 Supongo que habrá que esperar ahora el informe de Alejandra Frausto. Sé que es muy pronto para emitir una opinión bien fundamentada; pero lo cierto es que por lo menos en este aspecto, el de la cultura y las artes, prevalece la sensación de que algo está faltando por hacer, que hay fallas administrativas y operativas -y hasta de relaciones públicas- que pudieron haberse evitado; que seguimos esperando acciones más contundentes, de más impacto que estrategias como la de las llamadas “milpas culturales” al interior del país -que por lo menos en lo que compete a Zacatecas no han funcionado como se esperaba debido incluso a fallas en la manera en como se realizó la convocatoria-. Ojalá, yo sigo esperando eso también, que estas buenas intenciones logren concretarse en acciones más apegadas a nuestra realidad, porque a veces me da la impresión de que se están retomando estrategias que funcionaron -porque las condiciones eran distintas- a finales del s. XIX y a principios del XX, pero que no toman en cuenta nuestro contexto actual. En la Secretaría de Cultura pareciera que alguien no se ha dado cuenta todavía que el siglo XXI empezó, o ¿es que nuestra condición surrealista sigue marcando tendencia?

Contenido Sealtiel Alatriste Narrar con honestidad Por Mauricio Flores

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Laura Solar Valverde: Invertir en el rescate del patrimonio es invertir en la salud moral de un pueblo [Arqueología en Zacatecas] Por Jánea Estrada Lazarín

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La Escuela Normal Experimental “Rafael Ramírez Castañeda” Por Saúl Daniel Kuri Herrera

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Ida Vitale: más allá del umbral Por Rafael Calderón

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La milonga y la mentira Por Antonio Bautista Lectura y conocimiento Por Carlos Flores

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Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com Ver informe completo en: https://youtu. be/2LFUSsy69NU 2 Ver el documento completo del Plan Nacional de Desarrollo de este gobierno en: https://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo= 5565599&fecha=12/07/2019 1

Directorio

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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Sealtiel Alatriste

Narrar con honestidad Op. Cit.

6 Por Mauricio Flores*

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xpiación”, escribe Sealtiel Alatriste (Ciudad de México, 1949), “quiere decir quedarte a solas con tu alma y decirle la verdad sin atisbo de culpa o perdón”, una definición de suyo literaria que, inserta en la narración de pérdidas, tropiezos y traiciones no escapa del subrayado de cualquier lector atento a Cicatrices de la memoria, el nuevo libro de este narrador, habrá que recordarlo, también envuelto en un escándalo de plagio hace siete años. No hay duda, Cicatrices… se lee con cierto morbo, aun cuando la contraportada advierta un protagonista de nombre diferente al del autor; curiosidad correspondida desde el momento en que Sergi Soler, razón de ser de la narración, es “un reconocido editor y promotor cultural”, “ocupa un importante cargo en la Universidad Nacional” y “gana un importante premio literario”. Tres de más pistas que llevarán de inmediato al lector a identificar en la novela una biografía, si bien fragmentada, momentánea, del mismo Alatriste. Cicatrices… posee un tipo de narración original, una voz omnisciente que se dirige desde el principio y hasta el fin al mismo Soler, quien a decir de la contraportada “se ha enamorado de una mujer con quien vive un apasionado romance”, y tras obtener un premio literario es señalado como plagiario literario, linchado en redes sociales. Calamidades a las que habrá de sumarse una más, la muerte de su anciano padre. “Demasiadas tragedias juntas”, leemos, “aun para un culebrón, pero así había sido, un año entero de desgracias, un viaje a las tinieblas”. “Inesperada e impredecible”, como la advierte ya el novelista en Los desiertos del alma. Relato de la muerte de mi madre (1997), la vida sorprende por partida múltiple a Soler (“eso que llamamos destino siempre toca a nuestra puerta”). Y lo hará ahora en los flancos más sensibles para el ser humano, al grado de que el mismo narrador identifica estos nuevos tiempos, nuevas experiencias, como “una suerte de caso”. Delineado por su voz interna, el lector descubre (rememora) los intríngulis más personales de un Soler que identifica en el accidente no otra cosa que el destino. “No hay casualidades, m´hijito: mi papá, tu abuelito Josep, me lo dijo muchas veces, la casualidad es una cita con el destino”. Espacio que permite también al narrador ofrecer una fiel estampa de aquellos años: “Medio siglo después, cuando el Partido Acción Nacional, la derecha clerical de México con aspiraciones supuestamente liberales, ganó su segundo periodo presidencial y se afianzaba en el poder, todo era distinto y al presidente Felipe Calderón sólo le interesaba ganar la guerra que lanzó contra los narcotraficantes, guerra que sumió a México en una ola de violencia que ha costado más vidas que la revuelta cristera. El saldo ha sido una crisis social, moral, e intelectual, que ha generado un comportamiento cínico en todas las capas sociales, y ahora cualquiera se siente con derecho al vandalismo en

las calles, en las redes o de puertas adentro, en su misma familia”. De constante auto confesión, también, introspección que a la que la narración recurre en todos los momentos de la novela: “Fue una torpeza más, pero tu conducta era una cadena de torpezas. No te dabas cuenta de que atrás del premio estaba el entramado maldito del reconocimiento, del que acababas de hablar en relación a tu padre: haberlo conseguido no significaba que hubieras escrito algo sobresaliente, sino que eras reconocido, y eso era lo que buscabas con ansia, recibir el reconocimiento de tus pares, aunque el público, los tuiteros y una banda que surgió en las redes pidiendo firmas para que te quitaran ese premio no lo quisiera. No puedo más que repetir la expresión que ya habías usado: reconocimiento, palabra maldita donde la haya”. Cicatriz que se abre Conforme avanza la novela, el tejido de suce-

sos va apabullando a Soler, y su voz interior siempre señalándolo. “El tiempo era una falacia donde quedaba el aroma de una ausencia que se transformaba en otra ausencia. Una cicatriz que se abre para no crear otra cicatriz. El mismo dolor, la misma ausencia, las costuras de la memoria”. Memoria fabulada al paso de los años, pocos años en realidad, surgida de una realidad conocida por buena parte de los esperados lectores —“algunas escenas de las que te podías servir para crear eso que Mario Vargas Llosa (¿plagiando a Gómez de la Serna?) llamó la mentira de la verdad”. El libro del español-peruano se titula en realidad La verdad de las mentiras—, Cicatrices… avanza al consabido final y reacomodo en la vida de Soler. Suerte de expiación —sin declinar al aprendizaje de que los setenta y dos nombres de Dios “están hechos para iluminarnos, y que uno puede invocarlos para que traigan luz a nuestras vidas”, según el Zohar— alcanzados los reco-

nocimientos de las faltas. (Así como los lectores registramos fácilmente el cambio de los nombres en los personajes reales del caso Alatriste de hace siete años… Carmen Arreguín por Carmen Aristegui; Remedios Salazar por Consuelo Saizar; Enrique Pérez Schneider por Guillermo Sheridan; Rafael Seide por Gabriel Zaid y más traslapes). Hechos y ficción Una cita rescatada de un título anterior del mismo Alatriste y perteneciente al escritor norteamericano Ernst Hemingway explicaría Cicatrices…: “Si el lector lo prefiere, puede considerar este libro como una obra de ficción. Pero siempre cabe la posibilidad de que un libro de ficción arroje alguna luz sobre las cosas que fueron antes constadas como hechos”. Sealtiel Alatriste, Cicatrices de la memoria, Alfaguara, México, 2019, 192 pp. * @mauflos


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Arqueología e Historia

Laura Solar Valverde:

Invertir en el rescate del patrimonio es invertir en la salud moral de un pueblo [Arqueología en Zacatecas] 6 Por Jánea Estrada

Lazarín

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l Instituto Nacional de Antropología e Historia cumple este año 80 años de haberse fundado para “para garantizar la investigación, conservación, protección y difusión del patrimonio prehistórico, arqueológico, antropológico, histórico y paleontológico de México. Su creación ha sido fundamental para preservar nuestro patrimonio cultural”.1 Dentro de los 31 centros regionales que coordina en todo el país se encuentra el de Zacatecas, un estado cuyo patrimonio arquitectónico, gastronómico, artístico, arqueológico y cultural es vasto, pero desafortunadamente no del todo conocido. Actualmente en Zacatecas encontramos cuatro zonas arqueológicas abiertas al público y en las que la labor del INAH ha sido fundamental; este organismo ha logrado conjuntar esfuerzos de los tres niveles de gobierno y de la iniciativa privada -a través de asociaciones civiles y donaciones particulares- para que los proyectos de Altavista, en Chalchihuites; La Quemada, en Villanueva; el Cerro del Teúl, en el Teúl de González Ortega; y el Cerro de las Ventanas, en Juchipila, puedan ser visitadas. Las dos últimas fueron inauguradas en octubre de 2018 y en agosto de este año, respectivamente; al frente de estos dos proyectos ha estado un grupo muy especial de arqueólogos bajo la coordinación de Peter Jiménez; en esta ocasión hablamos con uno de ellos, con la arqueóloga Laura Solar Valverde, quien estuvo recientemente en Zacatecas para participar con una ponencia sobre la aplicación de la tecnología a la arqueología, todo esto en marco de en la “V Cátedra INAH Federico Sescosse”. Presentamos aquí un extracto de la entrevista, que puede ser consultada en su totalidad en la página de La Jornada Zacatecas TV.2 Iniciamos la conversación recordando una frase dicha por ella durante la inauguración de la Zona Arqueológica del Cerro de las Ventanas, en la que afirmó que “Invertir en el rescate del patrimonio es invertir en la salud moral de un pueblo”. Laura Solar Valverde: Invertir en todo el proceso de investigación y habilitación de una zona arqueológica es muy costoso, pero todo este recurso que a veces se pudiera pensar -cuando estamos ante situaciones en el país que tienen prioridades en términos sociales, de salud- que quizá invertir en este tipo de proyectos puede ser un derroche del presupuesto nacional; pero en realidad todo el recurso que se invierte para recuperar estos sitios -además de que el 80% de estos recursos genera empleos-, también tiene la posibilidad de generar una derrama econó-

/// Laura Solar Valverde. Foto de Juan Carlos Basabe

mica en cada localidad a partir de ser un atractivo para el turismo. Pero la parte que es medular en este tipo de inversión es que el mensaje que hay detrás de invertir recursos en la recuperación de tu patrimonio, es que estás invirtiendo también en la recuperación de una imagen de todo un pasado -en este caso arqueológico-, estamos recuperando elementos que nos dan un sentido de identidad. Todos los seres humanos necesitamos sentir que pertenecemos a algo; somos seres sociales por naturaleza y es lo que nos distingue. Cuando como sociedad te vinculas o le das valor a aquellos restos materiales que representan nuestra identidad y que son vestigio de una época en la que hubo aciertos en la adaptación de los lugares, el desarrollo de las ciudades, donde existe una cosmovisión muy compleja, en donde en las ciudades estaban demostrando ser muy capaces... cuando invertimos y recuperamos el patrimonio, lo que estamos haciendo es mantener estos elementos de identidad y darles a los integrantes de la sociedad más refuerzos para sentirse orgullosos de sí mismos. Jánea Estrada Lazarín: El término “salud moral” fue el que más me llamó la atención porque la necesitamos todos por los tiempos que estamos viviendo... LSV: Así es. No es un secreto que vivimos una crisis social; hay demasiados elementos de enajenación hoy día que pueden desviar nues-

tra atención de nosotros mismos y de la sociedad que nos rodea. Todo eso va enfermando la moral de las familias, los pueblos, las comunidades... y en el momento en el que reafirmamos los sentimientos de arraigo, de orgullo, de unión, que nos convierten en elementos de lo mismo, de algo que es digno de orgullo, lógicamente estamos haciendo un contrapeso a estas otras tendencias al aislacionismo y a la enajenación, lo que causa tantos problemas hoy día. JEL: Ustedes están haciendo un trabajo muy interesante en la zona sur del Estado -en el Teúl de González Ortega, un pueblo mágico maravilloso y recientemente se inauguró la zona del Cerro de las Ventanas-, pero no son las únicas zonas en las que actualmente se está trabajando. LSV: Tradicionalmente se piensa que Zacatecas se localiza en una región en la que no hubo muchos desarrollos prehispánicos y eso es falso. Las investigaciones arqueológicas ya desde décadas atrás han demostrado que los desarrollos prehispánicos en este lugar fueron igualmente complejos que otros en el México antiguo. Y si bien hay actualmente 4 zonas arqueológicas propiamente excavadas, restauradas, habilitadas y abiertas al público, hay muchos más sitios que han sido registrados, que en algunos casos aguardan ser investigados con fines también a su habilitación y en otros casos como reservas de investigación. Hay sitios, restos de centros ceremoniales, vestigios de ciudades antiguas

en prácticamente cualquier cabecera municipal del Estado, desde luego son distintos tipos. Hacia la parte centro norte del Estado estamos hablando de sociedades menos complejas cuyos asentamientos son más discretos en términos de arquitectura y cultura material; y hacia el centro y sur del Estado sí hubo desarrollos un poquito más grandes. Hablando por ejemplo de arquitectura monumental, en el centro del Estado tenemos la zona arqueológica de La Quemada, que es emblemática; en el norte el sitio de Altavista, es un centro ceremonial muy importante; y en el sur, el Cerro de las Ventanas y el del Teúl; pero también está el Cerro de San Miguel, en el municipio de Momax; hay vestigios de un centro antiguo en Tlaltenango; en Nochistlán hay también una zona arqueológica importante -Nochistlán además es un lugar en el que durante la Conquista se dio la confrontación entre los hispanos y la población local y hay vestigios de aquel tiempo-; en Valparaíso tenemos evidencias de los primeros episodios de sedentarismo... entonces, el Estado es rico en evidencias prehispánicas desde los albores de nuestra era. JEL: Entonces lo que hace falta son recursos económicos, que nunca serán suficientes, para empezar a rescatar y hacer todos los trabajos de excavación, restauración, etc., y por eso están enfocándose actualmente en la zona sur... A propósito, hay una gran diferencia que podemos


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ver entre la monumentalidad de la zona del Teúl con lo que vimos en la inauguración del Cerro de las Ventanas, ¿en qué radica esta diferencia? LSV: En realidad el Cerro de las Ventanas es más monumental que el del Teúl, solamente que hay menos trabajos realizados a la fecha enfocados a su investigación y restauración masiva, ya a gran escala...

JEL: Entonces ¿cómo deciden entre excavar y no? LSV: Hay una serie de condiciones que se tienen que dar, en este caso se consideró importante habilitar los cerros del Teúl y el de las Ventanas por su cercanía con las cabeceras municipales; por el interés que hubo en su momento tanto municipal, estatal y federal para aportar recursos -el apoyo de la Cámara de Diputados ha sido fundamental-; por la importancia histórica del sitio... en el caso del Teúl porque además está vinculado a una serie de monumentos históricos; es decir, se suma una serie de características y valores que hacen poner en la balanza y decidir si es conveniente habilitar y abrir un sitio. Y aun así es problemático, porque una vez que se inaugura todo el esfuerzo y el recurso invertidos no es que hayan llegado a una meta, sino que en ese momento se genera toda una serie de nuevas responsabilidades y obligaciones que hay que atender. JEL: La inauguración del Cerro de las Ventanas se debió al marcaje del inicio de una serie de actividades que se van a realizar, ¿no? Porque efectivamente vemos ya algunos vestigios ya excavados y restaurados, pero nos dices que en cuanto monumentalidad es mayor la de éste que la del Cerro del Teúl... LSV: El Teúl es extraordinario, aunque los constructores del centro ceremonial aprovecharon la elevación natural del cerro y los programas constructivos no fueron tan masivos; cuando uno ve la zona arqueológica en su totalidad sí te da esta impresión de monumentalidad, además el cerro forma parte de la zona misma y ellos supieron aprovechar eso muy bien. En el Cerro de las Ventanas hubo que hacer adecuaciones al cerro mucho más intensivas que en el Teúl, más parecido a lo que se hizo en La Quemada -un sitio impresionante, los volúmenes constructivos, los taludes, la estabilización que implicó para poder establecer ahí el centro ceremonial es impresionante-. El Cerro de las Ventanas en algunos aspectos es comparable y por eso no ha sido fácil trabajarlo, porque además los vestigios más monumentales se encuentran en la parte alta. JEL: En la parte conocida como la Acrópolis... LSV: En la Acrópolis -que significa “Ciudad en lo alto”, es un término que tomamos prestado del griego-, y a donde subir agua -un elemento básico para la restauración- presenta en sí muchos

/// Conjunto arquitectónico localizado en las faldas del Cerro de las Ventanas. Foto de Juan Carlos Basabe / Centro INAH Zacatecas

/// Parte superior del cerro de las Ventanas conocida como la Acrópolis. Foto de Juan Carlos Basabe / Centro INAH Zacatecas

problemas. Lógicamente en algún momento se va a hacer, pero hasta ahorita no había sido la meta de los proyectos previos excavar, liberar y restaurar de manera masiva la zona. Hoy día lo que vemos en sólo un avance en términos de habilitación. Aquí es importante para el visitante que llega al Cerro de las Ventanas decirle que el paisaje es uno muy peculiar, nos encontramos en una zona ecotonal donde se integran elementos de paisaje de distintos tipos y eso lo convierte en un lugar muy exótico; entonces el visitante tiene que ir muy abierto a recibir, a escuchar, a ver... hay insectos que son muy raros, hay sonidos que uno no espera. Hay que ir muy receptivo, porque a veces estamos tan concentrados en nuestro celular y en la televisión... que hemos perdido ese contacto con la naturaleza y nuestra capacidad de asombrarnos. Por eso la primera cédula que te recibe en el sitio dice: “Activa tus sentidos”. Se hizo un esfuerzo por respetar el paisaje e integrar el sentido de visita para volver muy placentero el recorrido. JEL: Y lo es... muy pesado, pero muy placentero.

LSV: Sí es pesado, por eso era muy importante poner áreas de descanso y arreglar los caminos; se colocó información en estas áreas de descanso para que el trayecto sea una oportunidad de aprendizaje. No podemos pensar en las zonas arqueológicas como... bajarnos del coche y llegar a la pirámide. En el Cerro de las Ventanas está en proceso de restauración el vestigio emblemático del sitio [las Ventanas], que es una construcción que se adecuó a un abrigo rocoso, que ya está fechado en el año 700 d.C., lo que lo convierte en un vestigio muy antiguo. Verlo en pie, cuando uno se pone a pensar en los 1300 o más que han pasado... la gente aprovechó un abrigo rocoso para colocar una fachada de material, de mampostería, que se asume fue un observatorio astronómico. En esta zona tenemos también toda esta parte de la Acrópolis, que son 8 hectáreas de conjuntos arquitectónicos monumentales (en serio); y también en la ladera baja encontramos vestigios de la ocupación más tardía del sitio, ya hacia el siglo XIII de nuestra era, hay conjuntos arquitectónicos de ese tiempo. Entonces todo el cerro fue habitado

durante muchísimos años; de inicios de nuestra era se han localizado vestigios de tumbas de tiro; estamos hablando de que estuvo ocupada desde entonces hasta un par de siglos anteriores a la Conquista... 1400 años de ocupación. Seguimos conversando con Laura Solar Valverde, quien asegura que sí nos tocará ver en un futuro cercano avances significativos en esta zona, aunque hay que recordar que los centros ceremoniales estaban situados en ciudades completas y que restaurar una ciudad sepultada en su totalidad es imposible. Este año, sin embargo, se tiene proyectado terminar la restauración de las Ventanas, y la excavación y restauración en las faldas del cerro – la Plaza de los altares-. Que así sea. 1 https://www.mexicoescultura.com/recinto/66994/ inah-instituto-nacional-de-antropologia-e-historia. html 2 Ver Videocolumna - Jánea Estrada/Arqueología en

Zacatecas/Arqueóloga Laura Solar del C. INAH Zac., en: https://youtu.be/WP_NbGzKbrE

Arqueología e Historia

JEL: Digamos que en las Ventanas están en una etapa muy temprana del proceso... LSV: Sí, a pesar de que ha habido proyectos de trabajo en ese sitio desde hace muchos años; desde 2012 se gestionó el primer proyecto de investigación en la zona, pero no todos los proyectos de arqueología se enfocan a un proyecto de excavación exhaustiva y restauración para su apertura, porque además tampoco es deseable restaurar todos los sitios. Cuando nosotros excavamos un vestigio y lo dejamos expuesto para la visita pública también lo estamos sometiendo a un deterioro constante y a un riesgo de afectación social y natural...


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La Escuela Normal Experimental “Rafael Ramírez Castañeda” Historia

6 Por Saúl Daniel Kuri

Herrera

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acida en las postrimerías de la Revolución Mexicana, en el horizonte en que se buscó educar al país -y sus regiones diversas-, la Escuela Rural Mexicana -inspirada en las misiones culturales promovidas por Vasconcelospugnó por combatir el analfabetismo entre las comunidades campesinas e indígenas. Centrada en dichas comunidades tuvo como idea fundamental la convicción de que su programa educativo debía estar orientado al mundo rural y que debía de surgir y de realizarse desde abajo, en lugar de ser impuesto desde arriba. Consecuentemente, adoptó un carácter centralmente “experimental en sus programas, en sus actividades, métodos y organización”,1 sin que esto pudiese significar la permanencia de uno de estos elementos a menos que la experiencia lo validara. Concebidas para responder a las necesidades culturales de la población rural; para capacitar a los hijos del campo en la enseñanza; dar entrenamiento práctico en agricultura, animales, industria y oficios; impulsar de modo efectivo el desarrollo de las pequeñas comunidades, etc.; la existencia de la Escuela Rural Mexicana no pasó desapercibida ni fue indiferente para todos aquéllos que fueron tocados por los ideales de la Revolución. Comunidades como Nieves, Zacatecas, ubicada en el municipio que hoy lleva el nombre del General Francisco Murguía, no fueron ajenas ni indiferentes a la necesidad y al deseo de contar con la existencia de una escuela para formación de profesores que fuese capaz de contribuir en el desarrollo de su medio rural (hacia 1930 se había inaugurado en el vecino municipio y poblado de Río Grande una Normal Rural que terminó siendo trasladada tres años después al municipio de Loreto). En este contexto, no debe de resultar extraño que la sociedad de Nieves -por intermediación del profesor Ruperto Ortiz Gámez- haya podido conseguir para beneficio de la comunidad y municipio “que la Secretaria de Educación autorizara para el mes de julio de 1979 la creación de una escuela Normal Experimental”.2 La amplitud geográfica del territorio de Zacatecas; el limitado alcance de las tres escuelas normales que hacia finales de los setenta existían en el Estado; la marginación en que se encontraba la región (poco atractiva para el arraigo de docentes que venían de otros lados), y que generaba por el cambio continuo de docentes un nivel de preparación insuficiente, etcétera; constituyeron factores esenciales en la búsqueda de fundar una escuela capaz de preparar a profesores originarios de la zona y que pudiesen sentirse satisfechos por quedarse a laborar en el medio donde se hallaban sus familiares e intereses.3 Para llevar a efecto la fundación de la Escuela Normal de Nieves, y dada la naturaleza

/// ENERRC. Foto de Iván Muñóz

/// Escudo de la Escuela Normal Experimental Rafael Ramírez Castañeda

rural de la zona, la SEP exigió además del terreno para el edificio de la escuela contar con terrenos agrícolas para la práctica de tales actividades.4 Fundada en terrenos donados por el señor don Teófilo Gallardo, y en otros adquiridos por la sociedad nevense que se organizó -en torno al liderazgo del profesor Ruperto Ortiz Gámez- para pagar el costo de los mismos, la Escuela Normal Experimental de Nieves nace a su historia el 5 de septiembre de 1979. Centrada en ofrecer oportunidad educativa a los egresados de secundaria para que pudieran seguir estudiando, y en formar educadores que cubrieran la necesidad de profesores para el semidesierto zacatecano, esta institución se ciñó al Artículo 3º Constitucional que se consideró como la expresión más auténtica de la filosofía de la Revolución Mexicana y, consecuentemente, a la propuesta de la Escuela Rural Mexicana que fue impulsada y estructurada -tanto en la teoría como en la práctica- por el insig-

ne profesor Rafael Ramírez Castañeda. En honor a este último -y de manera concreta- a su notable esfuerzo por formarse profesionalmente por la senda del estudio y del trabajo, un año después, los alumnos acordaron añadir al título de la Escuela Normal Experimental el nombre del ilustre docente de origen veracruzano. Siguiendo la huella de Rafael Ramírez Castañeda y la decidida convicción de que “lo que realmente educa es el trabajo”, alumnos, padres de familia y maestros se dieron a la tarea de edificar “con sus propias manos” su primer edificio. Echada a andar sin presupuesto y sin más pago que el que sus maestros recibían por parte de los centros de estudio en los que trabajaban, y luego de haber recibido el visto bueno para su realización por parte del profesor Mario Aguilera Dorantes que por aquel entonces fungía como Director General de Educación Normal, y a la memoria de quien -a la postre y en señal de gratitud- la escuela dedicaría el nombre de su teatro, la

ENERRC recibió a sus primeros alumnos -aun antes de que éstos se inscribieran- en una loma que ellos mismos desmontaron. En dicha loma el 5 de septiembre del año de 1979 los primeros alumnos, pobladores de Nieves y autoridades educativas se concentraron para dar nacimiento a la Escuela Normal Experimental. Iniciaba con ella la historia de una Escuela de valor inestimable y sobre las que es difícil expresarse en pocas palabras. Forjada por las manos de sus propios alumnos y por la necesidad sentida de formar profesores con una mirada integral, la ENERRC ha sabido combinar el estudio con el trabajo productivo, sin dejar de lado la práctica deportiva, las actividades artísticas y las manualidades. Resistiendo -hasta donde le ha sido posible- a las tendencias de reformas alejadas a la realidad de las comunidades rurales, ha cedido a la imposición de modelos educativos construidos en ciudades, sin que ello en lo absoluto haya impedido que buscase garantizar el amor por la profesión docente, el cariño por los niños y las gana de promover y gestionar proyectos que garanticen la subsistencia y la permanencia de la gente en sus comunidades. Hija de la historia de México, del perpetuo vaivén en que juegan sus cartas las reformas y contra-reformas educativas del país, la ENERRC ha debido moldearse a las exigencias -de los gobiernos de turno- del Estado Mexicano, viéndose obligada a transitar de la acción y el ejemplo de un universo concebido desde abajo a uno modificado desde las alturas de la tecnocracia educativa. A 40 años de su fundación, conmemoramos la relevancia de esta institución en la formación de docentes para el Estado de Zacatecas. Y ello, sin olvidar el esfuerzo de alumnos que, con sus propias manos, hicieron los bloques con que construyeron sus salones, que fueron “maestros” y “mano de obra” del teatro y el auditorio deportivo que hoy prestan sus servicios; sin olvidar tampoco el trabajo social reflejado en el arreglo de calles y baches, en la siembra de árboles y en la puesta de murales; sin olvidar el trabajo agropecuario y las cosechas, la vida bucólica en la que la avena y el maíz se mezclan con las vacas y colmenas y enseñan; sin olvidar los innumerables festivales artístico-culturales en los que ritmos y silencios, palabras y canciones educaron a aquéllos que actuaron y observaron; en fin, procurando no olvidar algunas de las innumerables caras en que se ha buscado una formación integral y que fuese capaz de ponerse al servicio de la comunidad de Nieves y el semidesierto zacatecano. 1 Castillo I., México y su revolución educativa, México, Editorial Pax-México, 1968, p. 302. 2 Arenas T., Apuntes para la historia de la educación pública en la región de Nieves, Zacatecas. Nieves, Zacatecas, Ediciones del Ayuntamiento Municipal de General Francisco Murguía, 2000, p. 92. 3 Ídem. 4 Ídem.


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Ida Vitale: más allá del umbral 6 Por Rafael Calderón

Hay días que parecen prestados por la muerte.

/// Ida Vitale. Foto de Pascual Borzelli Iglesias. Como llamada desde lejos su luz vacila y huye, y con ella también, sin esperanza, algo nuestro se va, fugitivo de un cuerpo, de una tierra vacíos. Las flores nos ofrecen, con qué dulzura fúnebre, su aroma que no sentimos ya, su frescura, que nada nos debe, como una despedida, como un augurio de la primavera que quizás pronto y por única vez se encenderá en nosotros…

Los poemas de Ida son un acierto para la tradición latina. Es quien termina cambiando el mapa, por esa voz que ha ganado un sitio tan alto como único, con justicia, definitivamente una poeta de grandeza. La presencia de su voz modula ese ritmo de palabras e imágenes, extrae del idioma sonidos, registra un eco y una identidad; es su estilo único, suyo; recuerda como todo autor comprometido con esa búsqueda que su verdadera biografía está en sus poemas. II Para sorpresa de sus lectores, en México, su presencia tiene coordenadas interesantes. Vivió aquí por causas políticas, pero éstas son justamente las que le permiten

confirmar su condición de poeta y extraordinaria prosista. Con su obra enriquece el movimiento literario de los años setenta y ochenta del siglo XX; empieza inmediatamente a su llegada a colaborar con Octavio Paz en la revista Plural y después en Vuelta. Agraciadamente para Morelia, ella fue una de las participantes del Primer Festival Internacional de Poesía Morelia 1981 y, en este festival, participaron autores que escriben en lengua española y de otros idiomas, pero con su poesía renovaron la identidad de la poesía. Ida estuvo en esta ciudad colonial, contribuyó para que resonara la poesía al fin de cuentas, en nuestras vidas, como algo necesario. Con acierto y novedad, rigor y emblema, deja sentir su voz, y la prueba de ello son los poemas que se pueden leer en la antología del festival. Ya que si bien es cierto que algunos textos de su prosa registran su presencia mexicana, parte de éstos figuran en un libro reciente, Resurrecciones y rescates, y por éste se puede volver la lectura de su novedad de prosista; conjunta esa lección que despierta tanto en verso como la prosa, simultáneamente, su obra es una lección para la vida. Por lo que respecta a su poesía y el significado de su ritmo, el logro de una voz personal, la novedad del lenguaje, recuerdo que está presente a sus 96 años; su obra

Una lluvia de un día no puede acabar nunca, puede en gotas, en hojas de amarilla tristeza irnos cambiando el cielo todo, el aire, en torva inundación de luz, triste, en silencio y negra, como un mirlo mojado. Deshecha piel, deshecho cuerpo de agua destrozándose en torre y pararrayos, me sobreviene, se me viene sobre mi altura en varias veces, mojándome, mugiendo, compartiendo mi ropa y mis zapatos, también mi sola lágrima tan salida de madre. Miro la tarde de hora en hora, miro de buscarle la cara con tierna proposición de acento, miro de perderle pavor, pero me da la espalda puesta ya a anochecer. Miro todo tan malo, tan acérrimo y hosco. ¡Qué fácil desalmarse, ser con muy buenos modos de piedra, quedar sola, gritando como un árbol, muriéndome de agosto!

Literatura

I Para leer a la poeta Ida Vitale (Montevideo, 2 de noviembre de 1923), hay que iniciar congratulándonos, ha sido reconocida con el Premio Cervantes de Literatura, previamente en México, el Estado de Guadalajara, recibió el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances. Por eso, creo, hay que buscar sus poemas en títulos publicados desde 1949, y de todos, prefiero quedarme con Sueños de la constancia como punto de partida y revisar en éste la importancia de su poesía. Ya que reúne la obra poética hasta 1984. Es un periodo que abarca, desde aquel lejano año de su primer libro y determinar la huella de su lírica; ese título reitera su afirmación. Aunque han pasado años que publicó los primeros poemas no se le olvida más bien la confirma. Quizás, Sueños de la constancia sea la primera reunión de su poesía que referencia una identidad que se inscribe como parte de un recuerdo, determina la primera etapa de su revelación poética. Más bien, Sueños de la constancia es parte de una búsqueda que tiene que ver con su disciplina, la permanencia por su condición de poeta activa, en movimiento. Su búsqueda desde la escritura aporta identidad al idioma, recuerda que tiene acumulada una actividad aproximadamente de siete décadas. Por esto, una vez más, hay que recordar que con su esposo, el también poeta Enrique Fierro, vivieron exiliados entre 19741984 en México por causas de la dictadura que accedió al poder en Uruguay. Escribe para la primera reunión poética palabras de advertencia, que perpetúan su lectura: “Me cuesta mucho, siempre, recorrer la distancia hacia atrás que va del último al primero de estos libros, no en la medida en que soy otra sino porque, siendo la misma, me abochorna, con la voluntad de hoy, la debilidad de mis propósitos de ayer”. Esos libros a los que se refiere, son los que hasta 1984, reunió en Sueños de la constancia. Cuando habla de la debilidad de los propósitos…, más bien, creo ver en esos poemas la oportunidad para conocer, reinventar su presencia, ubicar su voz que sin duda bebe de la tradición latinoamericana con una fuerza e igualmente gana presencia junto a otras autoras como son Blanca Varela, de Perú; Margarita Michelena, en México; Olga Orozco, desde Argentina, etcétera. Si se viera su poesía como parte de marea caprichosa, creo, hay que ir a un poema del primer libro (Luz de esta memoria), que no es lejano ni distante, una condición sencilla, efectiva, en movimiento, porque registra distintos ritmos y sonidos. Quizás, fúnebre, deja sentir una estela de sueños por el estilo ya personal, registra un recorrido inaugural de su larga búsqueda en espacios tanto públicos como privados. Entonces anunciadas esas expectativas en un poema como “Elegía en otoño”, dedicado a José Bergamín, al frente, un epígrafe de Antonio Machado: “Esta lira de muerte”. Está dividido en dos partes y recupero un fragmento de la primera:

logra alcanzar la suma de dos siglos que han sido de gran agitación literaria. Y ese título que concentra la atención para leer sus poemas es la Antología del primer festival internacional de poesía Morelia 1981 a cargo de Homero Aridjis tanto la edición como la selección y notas. Ida Vitale permite contemplar en estos poemas el paso de la tarde de hora en hora. Sin embargo, su poesía puede ser leída como ejemplo del sonido que construye por el eco que manifiesta, la seguridad con que interpreta el tiempo, la visión onírica de su consabida realidad y porque marca los años de su ejercicio lírico que es constante, en movimiento. Ya que tienen identidad con la naturaleza, busca por el canto transparente sombras y luces, o recuerda que toda ciudad latina grande o pequeña tiene alamedas. La aventura de su voz, el eco en sus versos, es algo que ella se apropia. Permite dejar puesta la vista en un árbol, por ejemplo; es posible oír, ver, decir ese pequeño tramo del lenguaje, el eco de paisajes lejanos que no está ausente, ni un aniversario, ni el diálogo con autores como Quevedo. Sus poemas los construye con todo esto pero deja testimonio de la novedad del lenguaje que exploran o renueva por su propia dimensión poética. Resulta interesante oír parte de su biografía: pertenece a la llamada generación del 45 de su país y, hasta 1981, tenía publicados: La luz de esta memoria, Palabra dada, Cada uno en su noche, Oidor andante, Fieles –antología, Jardín de sílice, y destaca de su actividad crítica el libro Los poetas del veinte. Hoy día es importante aclarar que sus poemas ya han reunido en un volumen y su prosa, al menos una selección muy interesante, en Resurrecciones y rescates. Por uno de los poemas incluido en la antología del festival se puede recrear en parte la lectura y emociones de aquellos días del mes de agosto de 1981, al conjuntaron voces diversas de poetas latinos y europeos, y recordando que los autores participantes escribe en lengua castellana, inglesa, francesa, etc., en uno de esos poemas puede percibirse la seducción plena de la voz de Ida Vitale:


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LA GUALDRA NO. 398 // 2 DE SEPTIEMBRE DE 2019

La milonga y la mentira Río de Palabras

6 Por Antonio Bautista

T

e tengo que confesar algo, Susana: te mentí. Desde un principio. Cuando me preguntaste si me gustaba el tango y la milonga y dije que sí. No sabía ni siquiera qué significaba milonga. Rezaba por que no me preguntaras más del tema o peor aún, que me dijeras que fuéramos a bailar una noche. Te mentí. Pero antes de que llegara esa noche me metí a clases de tango. Me corté el cabello y mandé a hacer un traje a la medida. Me compré un par de zapatos en la tienda de Salvatore Ferragamo. Sabía que contigo necesitaba estar a la altura. Te mentí, pero por una buena razón: me interesabas, pero no sabía cómo llegar a ti. Hasta que vi cómo te embelesabas viendo a la pareja bailar Por una cabeza, de Carlos Gardel, la noche que fuimos a cenar. Nuestra primera cita. Hablar de libros no me bastaría. Si yo he leído cien, tú has leído mil. Llegó la segunda cita. Un salón decorado con pulcritud y elegancia, como tu escritura. Las cortinas color sepia le daban al lugar un toque de antaño con sabor a nostalgia. Ah, pero antes, cuando pasé por ti y me bajé del carro, me miraste de arriba abajo en una fracción de

segundo. Y sonreíste. Era el primer punto a mi favor. Y cuando te dije que te veías hermosa y que no tenía ojos para nadie más que para ti, tu sonrisa brilló y dejaste caer tus ojos mirando hacia un lado. Ese gesto lo llevo conmigo tal cual recuerdo vívido. Te mentí al mostrarme valeroso cuando nos paramos a la pista y las piernas me temblaban. Mi pulso se aceleró y me sentía caliente de pena por dentro. Sonreía de nervios. Pero ahí estaba, frente a ti. Te acercaste al empezar la música y me llegó el aroma de tu perfume. Gloria, de Cacharel. Ya no lo venden, no sé de dónde lo sacaste. Me miraste mientras posabas tu brazo por detrás de mi hombro. Te recibí con la misma mirada. Silenciosa y entregada. Giré un poco. El pianista al fondo concentrado en sus manos. Nosotros, en nuestros movimientos. Nos dejamos llevar. El cruce de nuestros pies salió perfecto. El roce del empeine de tu pie en mi tobillo fue un acto de seducción. Y respondí con un giro tan rápido como inesperado. La pista era nuestra. Era nuestra noche. En nuestra mesa nos esperaba un Malbec con sendas copas para brindar. Desde ese momento dejamos de

ser los mismos. Algo pasó que la tensión desapareció para dar paso a una ligereza desconocida. Tú brillabas. Yo reía. Brindamos por el tango, por la

vida. Por ese baile. Por la mentira. Estiraste tu brazo para que cogiera tu mano. Y así estuvimos. Hablando y hablando de las simples cosas. Te mentí, lo admito. Me gustaste desde ayer, desde hoy y desde siempre. Y hoy que he visto la foto que dejaste entre las páginas del libro que te presté recordé que aún tengo un tango por bailar. El de la vida.

Lectura y conocimiento 6 Por Carlos Flores

C

omienza el semestre. Un nuevo grupo con jóvenes a los que nunca había visto esperan dentro de una de las aulas del vetusto edificio de la Prepa I de la UAZ. Un aula con techos enormes, larga y estrecha que en otro tiempo funcionó como un laboratorio. Ahora es el salón de tercer semestre del grupo M. Son alrededor de 30 muchachos a la expectativa de recibir los cursos de este semestre. Se respira una cierta expectativa. Esperan curiosos a quienes serán sus nuevos maestros. Entro y saludo: “Buenos días”. Me saludan sin mucho entusiasmo y en seguida se colocan en sus asientos, también sin mucho entusiasmo. Les digo rápidamente cómo los evaluaré y comienzo con una pregunta: ¿por qué leer? Las respuestas no abundan, y entre las pocas que se escuchan los jóvenes expresan que para aprender léxicoy palabras nuevas, para conocer y obtener conoci-

mientos, pero por alguna razón no los siento muy convencidos. La razón: han leído muy poco. Me extraña escuchar que han leído unos tres o cinco libros, los que más, aunque por ahí alguno de ellos supera esta cifra preponderante con más de diez libros en su haber. Me extraña, sobre todo porque según el plan de estudios, mis colegas de preparatoria tendrían que haberlos puesto a leer por lo menos seis libros en los semestres anteriores. Si lo hicieron, los jóvenes con toda honestidad me confesaron que no los leyeron, por lo que seguramente burlaron al profesor con un ensayo robado de internet; o bien, los docentes anteriores no consideraron la lectura como algo que valiera la pena. Esto no es nuevo para mí, me doy cuenta cada año, cada semestre y en cada curso que doy que los jóvenes no leen. Mi intención, entonces, es hacerlos conscientes que como estudiantes eso no puede ser posible, pues la lectura

/// Mujer asomada a la ventana, 1822. Su autor, Caspar David Friedrich, nació un 5 de septiembre de 1774, así lo recordamos en La Gualdra.

es la forma en que se pueden apropiar de una gran parte de los conocimientos académicos, pues de nada sirve que un profesor, así tenga un doctorado en ciencias y sea una eminencia en el tema, les dé una gran cátedra sobre algún tema, si no existe la reflexión que la lectura deja. Y es que cuando leemos procesamos la información, tejemos en nuestro cerebro redes neuronales de conocimientos, reflexiones e ideas, que luego se pueden entrelazar con otras lecturas y construimos de esa manera una base teórica de conocimientos que a posteriori nos ayudarán a cimentar nuevos conocimientos. Además, con la lectura activamos estímulos neuronales que ejercitan nuestra mente con una actividad cerebral muy amplia, pues al imaginar

lo que leemos, como lo hacemos con un cuento o una novela, estamos activando regiones del cerebro que se activan también con experiencias reales, la lectura, vista de esa forma es como una experiencia virtual que nos ayuda a darle a nuestro espíritu y la interminable capacidad cerebral que tenemos, información que se convierte en conocimiento. Así que la próxima vez que vayamos al aula, no dejemos de lado las lecturas que nos asignan, ni dejemos de hacer las tareas que nos tocan, pues es por medio de estas actividades que en realidad podemos apoderarnos de un conocimiento real; si no, por más que tratemos de recordar cuáles eran las etapas geológicas de la tierra, eso que alguien en un aula de secundaria nos dijo que existía, no lo podremos recordar de ningún modo.


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