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Las mujercitas de Greta Gerwig
6 Por Adolfo Nuñez J. L ittle Women, la novela de Louisa May Alcott (publicada en 1868) ha inspirado una enorme cantidad de adaptaciones fílmicas al pasar de los años. A primera vista, resultaría sorpresivo que una cineasta como Greta Gerwig estuviera interesada en una obra tan antigua, pues tanto en la actuación como dirigiendo, sus trabajos están anclados a la realidad y las incertidumbres de los tiempos modernos. Sin embargo, ese desconcierto e inquietud sobre qué deparará el futuro también está presente en los personajes de Jo, Beth, Amy y Meg, y como tal, la directora se asegura de que sus adversidades sean retratadas de manera dinámica y actualizada. Con un guion adaptado por la propia Gergwig, Mujercitas (2019) toma como base el material original y los eventos representados, pero juega con el paso del tiempo y la cronología de los mismos.
Estructurado en dos partes, el filme se enfoca en la historia de las protagonistas a partir de que tienen mayor edad a la vez que recuerdan su infancia juntas en una serie de flashbacks. De manera no lineal, Gerwig aborda los sucesos definitorios en la vida de las hermanas March a la par de que retrata con sumo detalle sus esperanzas, decepciones y sueños. En ese sentido, la historia de Jo (Saoirse Ronan) refleja las tensiones (también mencionadas en la novela) entre las aspiraciones personales y el conformismo establecido por la sociedad burguesa de la época. Dicha tensión también es representada en las otras tres hermanas, que simbolizan la forma particular de acercarse, como mujer, a un mundo que todavía es ex
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6 Por Edgar Khonde
En el principio de los tiempos de la masificación de las redes sociales, periodo que me tocó presenciar y experimentar, me di a la tarea de opinar de todo. Me convertí en un opinador profesional y confesional. No había sustancia que no conociera y palabra que no dominara. Afortunadamente perdí el hábito y fui capaz de tomar distancia. He sido tentado a asumir la responsabilidad de decir algo sobre cualquier cosa, pero a quién quiero engañar: soy un perfecto irresponsable. No solo eso, he comprendido que el silencio me hace libre. Sin embargo, ante acontecimientos recientes me he replanteado mi neutralidad, aunque es necesario aclarar que de ninguna manera soy neutral. Estoy contra todo tipo de gobierno y autoridad. No defiendo ni argumento a favor de banderas, himnos, creencias o tendencias. Supongo que eso más menos dibuja el tipo de pensamiento que contengo; por supuesto ese pensamiento puede ser modificado por el aleteo de una mariposa o una piedra en el zapato (aunque las piedras son mejores rompiendo vidrios). Si hubiera un meteorito atravesando el espacio dispuesto a incrustarse en la jeta de la /// Fotograma de la película Mujercitas de Greta Gerwig.
cesivamente masculino. Esta búsqueda de cada una de las cuatro mujeres para definir su propio camino se vuelve un viaje lleno de dificultades y contratiempos, pero cuyo crecimiento se vuelve una experiencia humana familiar e identificable, y cuya universalidad también radica en los momentos de su pasado, los cuales terminan por definir y fortalecer a cada una como personas. Con enorme melancolía, el pasado y el presente se funden en pantalla, Gerwig enfatiza en ambos tiempos mediante el uso de colores cálidos en las imágenes de la memoria, en contraste con los tonos grises del presente y el regreso al hogar materno. Esta narrativa episódica dota al filme de un sentido literario representado en las cuatro hermanas en medio de los capítulos de un libro escrito por Jo; el cual es entregado a un editor quien forma parte de una editorial fría, de mente cerrada y manejada por hombres. Este elemento es utilizado por la directora como una herramienta para desarrollar una interesante y aun relevante crítica contra aquellos que menosprecian las historias escritas por y para las mujeres. Este carácter metatextual del filme termina por señalar que Jo March es un alter ego tanto de Gerwig como en su momento lo fue de May Alcott, y en ese sentido el filme cobra relación con Lady Bird (2017), la ópera prima de la realizadora y en donde su protagonista -también interpretada por Ronan y también otro alter ego de la directora- de igual manera enfrenta un crecimiento emocional similar para encontrar su lugar en el mundo. Al final esta nueva adaptación y la manera en la que sus personajes y los dilemas que enfrentan trascienden hasta tiempos modernos son una clara prueba del poder que la ficción tiene para retratar la condición humana, para vernos en ella y ayudarnos a encontrar nuestro lugar en el mundo. Y al igual que las hermanas March, para recordarnos que no estamos solos.
Opiniones
Tierra, yo animaría a la roca interestelar por medio de tuits y proclamas desde la comodidad de mi estudio e incluso subiría un video a YouTube titulado: Vénganos meteorito. Si mañana el planeta decidiera reacomodarse o congelarse, sepan que caminaría cantando y bailando hacia la nieve o hacia las entrañas de la Tierra; me propondría como el primero para el cadalso natural no como mártir sino como sujeto de pruebas para que el fin del mundo no falle. Como leerán, soy un apóstata de la apostasía. Lo cual sería una contradicción sino fuera porque el término enmarca perfectamente su significado. No creo en nada ni le creo a nadie (ni a mí) porque creer no es una vía para acercarse a la verdad, la verdad como relato argumental sobre lo que perciben y no nuestros sentidos. Yo renuncié a opinar por una cuestión incluso banal: mi tiempo. Opté por bailar, ir al cine, comer, leer, estar con ella, o simplemente hacer nada. Pero si tuviera que volver a la trinchera de opinador, créanme que me contagiaría de coronavirus y cruzaría el mundo entero con tal de alcanzar el fin de la humanidad, porque la humanidad es la enfermedad más contagiosa que he visto.