SUPLEMENTO CULTURAL
NO. 432 /// 18 DE MAYO DE 2020 /// AÑO 9
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Pedro Coronel. La Lucha. Óleo / tela. Secretaría de Cultura-INBAL-Museo Francisco Goitia. Foto de Jorge Perera.
Pedro Coronel nació en Zacatecas el 25 de marzo de 1921 y falleció en la Ciudad de México el 23 de mayo de 1985. Además de las piezas de su autoría que se exhiben en el museo que lleva su nombre, el Museo Francisco Goitia tiene en su acervo su obra La Lucha, obra ganadora en el Primer Premio en el Salón Nacional de Pintura, organizada por el Instituto Nacional de Bellas Artes en 1959. Hoy celebramos el Día Internacional de Los Museos; cuando la contingencia por el Covid-19 termine, los invitamos a visitarlos.
[“6 museos de arte en Zacatecas para celebrar el Día Internacional de los Museos”, en páginas centrales de esta edición]
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LA GUALDRA NO. 432 /// 18 DE MAYO DE 2020 /// AÑO 9
La Gualdra No. 432
Editorial De confinamientos y hacer comunidad a través del arte En diciembre pasado, cuando empezamos en México a escuchar las noticias sobre los primeros casos de Covid-19 registrados en China, nunca imaginamos que ese virus se esparciría con tanta rapidez y que afectaría a los habitantes de todo el planeta. Durante los dos primeros meses de este año los casos fueron aumentando y nos enterábamos, a través de las redes, que países como Italia y España tenían ya en casa un tremendo problema... un poco ajenos todavía, veíamos en México la situación como algo lejana, pero para el 29 de febrero teníamos ya tres casos registrados en el país y el 11 de marzo la OMS declaró que se trataba ya de una pandemia. En Zacatecas, para mediados de marzo Gobierno del Estado empezó a tomar medidas precautorias; se procedió a suspender las clases y se “adelantaron las vacaciones de Semana Santa”; para el 20 de marzo estaban cerrados ya los museos, espacios culturales, escuelas, y el Festival Cultural había sido declarado como pospuesto. El día que inició la primavera recibimos las noticias del primer caso positivo en la ciudad y con esto, la recomendación de quedarnos en casa para evitar contagios se convirtió en una urgencia, porque 9 días después ocurrió el primer fallecimiento. Para entonces, España tenía ya dos semanas de haber declarado la emergencia nacional y estaba en cuarentena obligatoria. Con la cuarentena se dio también un fenómeno muy interesante de aumento de actividad en las redes sociales. Los que hemos podido realizar nuestro trabajo desde casa, empezamos a utilizar más la comunicación a través de las herramientas tecnológicas para poder llevar a cabo reuniones a distancia; con plataformas cada vez más sofisticadas y al mismo tiempo más accesibles, nos vimos de pronto sumergidos en una programación de actividades inusitada a través de Zoom durante el día por asuntos de trabajo, y durante la noche por motivos familiares. Navegando en la red, un día comencé a leer las publicaciones de Nacho Ruiz -un amigo español especializado en historia del arte y quien dirige junto con Carolina Parra, la Galería T, en Murcia-; había iniciado una especie de “Diario de confinamiento” en el que detallaba en su muro de FB cómo estaban viviendo esas primeras semanas de encierro; el 28 de marzo hizo un anuncio: empezaría con una serie de “Conferencias confinadas” y nos convocaba a escuchar la primera, “La historia del arte desde la historia de las pandemias”. Ese día, 100 personas de distintos puntos de España y otros lugares del planeta, nos conectamos a escucharlo... debo decir que fue un
verdadero gozo desde el principio aprender, a través del arte, la historia de cómo distintas enfermedades han asolado a la población mundial: del registro de la peste bubónica en la época medieval (de cómo extirpaban los bubones -ganglios inflamados-); pasando por la lectura de cuadros como “San Sebastián intercediendo por la plaga” (1497-1499), de Josse Lieferinxe; hasta imágenes más recientes realizadas en diferentes partes del mundo. Las siguientes conferencias sabatinas fueron igual de edificantes y llenas de emoción: “Muerte, dolor y aislamiento en el arte. José Gutiérrez-Solana”, “Matar la belleza. Historia y motivos de la destrucción de obras de arte”, “¿Cómo funciona el mercado del arte?”, “Los estilos en Picasso”, “¿Cómo se lee una obra de arte?”, “Introducción al barroco iberoamericano” (en la que habló de Zacatecas), y la última apenas dictada ayer domingo “(Una) introducción al arte contemporáneo español”. Digo la última, porque Nacho anunció que con el inicio paulatino de actividades en España, las conferencias confinadas habían llegado a su fin. Afortunadamente, estas pueden ser visualizadas en YouTube en su canal,1 y yo les quiero invitar a que vean estos videos que dan cuenta de un proyecto relacionado con el arte que durante el confinamiento fue llevado a cabo por Nacho Ruiz desde Murcia, España, y que logró involucrar a personas de por lo menos dos continentes, quienes aguardamos a que llegara cada sábado para poder verlo, escucharlo y aprender de él. Eso también será parte de la historia de esta contingencia. Al finalizar la primera conferencia confinada, nos dijo: “Muchas gracias a todos, amigos. Ha sido una tarde preciosa con vosotros. Hay una frase del Decamerón sobre la forma de relacionarnos en tiempos de plaga: ‘Los lazos de la amistad son más estrechos que los de la sangre y la familia’. Abrazos y nos vemos el sábado que viene”. Ya no habrá más sábados como estos porque en España están saliendo de la gravedad de la pandemia y están retornado a las actividades cotidianas, pero desde aquí, le mando a él mi agradecimiento por su generosidad y a todos quienes estuvieron conectados por haber hecho una comunidad a través del arte durante estos días de confinamiento. Que disfrute su lectura. Y si puede, quédese en casa.
Contenido El conjurado Recuerdo de la primera lectura Por Rafael Calderón
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6 museos de arte en Zacatecas para celebrar el Día Internacional de los Museos Por Jánea Estrada Lazarín
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El caracol no volverá jamás Por Adán Echeverría The Eddy de Jack Thorne: el jazz en la ciudad de la luz Por Adolfo Nuñez J.
Desayuno en Tiffany’s, mon ku Santuario de Joshua Gil, un documental-fantástico Por Carlos Belmonte Grey
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Arturo Trejo Villafuerte (1953-2020) Por Mauricio Flores Hasta siempre Por Pilar Alba
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El cenicero Por Maliyel Beverido
Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com 1 Canal de Nacho Ruiz en YouTube: https://www. youtube.com/channel/UCknHm-wQOrmjgmerLzOR18Q
Directorio
Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita Diseño Editorial
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
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El conjurado Recuerdo de la primera lectura
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o que aquí sigue es un recuerdo que tengo presente como parte de una lectura que puedo llamar esencial en mi vida transitoria entre la poesía y el ensayo literario. Afortunada es la interrogante que ha marcado esta lectura y relectura. Se trata del primer título que leí de Octavio Paz. Un acto afortunadísimo en mi vida de lector que sucedió por circunstancias del azar, por causas más bien maravillosas. Todo como parte de un tejido de recuerdos. Hacia finales del otoño de 1993, estudiaba la preparatoria en la Universidad Michoacana y en la cerrada de San Agustín, recuerdo, había una librería de viejo. Tenía una puerta pequeña pero a la vez una ventana donde exhibían títulos variopintos. La persona que atendía era invisible, quiero decir, tenía unos modales no muy afortunados. Pero con el tiempo uno se da cuenta que existe la tradición de los libreros y editores en la ciudad de Morelia. Son estos los que cumplen una función precisa: resultan ser los verdaderos promotores de la lectura, los que trasmiten el gusto y el cuidado por los libros. Sucede que por aquellos días buscaba la poesía de Octavio Paz y en la ventana de esa librería se exhibía Los signos en rotación. La pregunta fue sencilla y directa: ¿es la poesía de Octavio Paz? Aquel título no contenía ni una pizca de su poesía pero esa circunstancia me permitió descubrir la conjetura de imágenes afortunadas: su prosa encierra correspondencia con el descubrimiento del idioma. Además quedé maravillado con el texto de Carlos Fuentes: “El tiempo de Octavio Paz”. No sin titubeos comprendí que aquella obra más bien era una antología de los textos en prosa del poeta: excepcional, por esto, es una compilación única; aún conservo dicho ejemplar publicado en 1974. Esto lo comprendí perfectamente al leer el primer párrafo del texto inicial: lo recuerdo como si ingresara a un concierto de música que se despliega ante el oído: “Al alba, un escalofrío recorre a los objetos. Durante la noche, fundidos a la sombra, perdieron su identidad; ahora, no sin vacilaciones, la luz lo recrea. Adivino ya que esa barca varada, sobre cuyo mástil cabecea un papagayo carbonizado, es el sofá y la lámpara; ese buey degollado entre sacos de arena negra, es el escritorio; dentro de unos instantes la mesa volverá a llamarse mesa… Por las rendijas de la ventana del fondo entra el sol. Viene de lejos y tiene frío. Adelanta un brazo de vidrio, roto en pedazos diminutos al tocar el muro. Afuera, el viento dispersa nubes. Las persianas metálicas chillan como pájaros de hierro. El sol da tres pasos más. Es una araña centelleante, plantada en el centro del cuarto. Descorro la cortina. El
sol ya no tiene cuerpo y está en todas partes. Atravesó montañas y mares, caminó toda la noche, se perdió por los barrios. Ha entrado al fin y, como si su propia luz lo cegase, recorre a tientas la habitación. Busca algo. Palpa las paredes, se abre paso entre las manchas rojas y verdes del cuadro, trepa la escalinata de los libros…”. Este párrafo corresponde al texto “El mundo Prehispánico. Risa y penitencia”. Me encontraba ante la obra de un poeta que logra conjugar con magisterio y en un mismo espacio el ensayo de creación, la crónica, el cuento, la reflexión crítica, y recuerda que su prosa colinda indirectamente con el surrealismo, registra la magia de la poesía, y sale a relucir el poema en prosa poética; revela al mismo tiempo el México prehispánico que había leído fugazmente en manuales de historia; ahora, me introducía Paz a la historia del arte y las culturas prehispánicas, e invita al descubrimiento de la lengua española con ese ejemplo de lucidez que termina uno por reconocer por la dimensión de su prosa poética que en todo momento es iluminadora. Al descubrir esa parte de su obra accedí a una parte de su mundo, y al seguir sus páginas, la misma lectura me reveló un fragmento de El laberinto de la soledad; el modernismo de Rubén Darío; la poesía española con Luis Cernuda; la presencia del desconocido de sí mismo: el poeta Fernando Pessoa; un texto único: André Breton y el encuentro con el surrealismo; y seguir la senda para reconocer la tradición del haikú y ubicar el manifiesto poético con el título de la antología y que en realidad resulta ser el epílogo de El arco y la lira. Es un primer encuentro con la obra de un autor moderno, heredero de la mejor tradición de la lengua española. Esta obra es la síntesis misma de su prosa poética. Debo decir que estaba ante un poeta que resulta deslumbrante, sin duda, el más universal de los autores mexicanos
del siglo XX. A partir de esos signos en rotación, extendí la búsqueda por la obra de los temas que analiza: la tradición mexicana, la lengua española e hispánica, obras y poemas de autores en lengua extranjera. Así sucedió fugazmente el acercamiento a sor Juana, los poetas del grupo sin grupo de los Contemporáneos y me fui por el mundo para viajar con la lectura inmóvil por poemas como “El músico de Saint-Merry” y el verso intensísimo: “Ven, ven, toda mi fuerza desafía…” con el que abre “Elegía: antes de acostarse” de John Donne. La secuencia es que extendí la lectura a Versiones y diversiones, el otro momento esplendoroso que permite reconocer la maestría de Octavio Paz. Por esta obra su condición de traductor se registra ese trabajo disperso pero continuo. Es el resumen perfecto y la coordenada más bien brillante: por su grandeza sitúa el caso particular de Fernando Pessoa. En Los signos en rotación leí el ensayo que lo presenta de cuerpo entero al “desconocido de sí mismo” y en Versiones y diversiones sucedió
la lectura de los poemas. Puedo decir que años después reafirmé esa pluralidad de respuestas e interrogantes al leer nuevamente Los signos en rotación. Esto sucedió cuando llega a mis manos una nueva edición. Ésta lleva un breve texto de lucidez innegable; debo decir, es una edición aumentada de 1995, donde el nivel crítico destaca por el debate político al incluir el texto: “Polvo de aquellos lodos” y el “Aniversario español”. Son los que permiten una vez más resumir el significado que tiene leer un escritor mexicano visto y entrevisto en la tradición hispánica. Por la lectura y relectura frecuente, por Los signos en rotación puede decir que sí hay obras que marcan como lector. Se vuelven parte de una huella fuerte y perdurable. Ejemplo verdadero de la travesía que representa la lectura de un mismo título pero leído en diferentes fechas. Finalmente quiero cerrar con la cita de versos traducidos por Paz de Donne y, antes, leeré la presentación anónima de la edición ampliada de 1995. El texto de presentación a Los signos en rotación dice: “Como otros poetas hispanoamericanos, que suelen ser proclives a la poesía experimental, Octavio Paz no se ha cansado de buscar una forma y un sentido poético hasta entonces no expresados. Esa larga búsqueda, que lo ha llevado a practicar, con sorprendente versatilidad, diversa fortuna, y siempre con indudable talento, casi todos los “ismos” de la poesía moderna, es también un rasgo definitivo de su extraordinaria obra en prosa, en la que acaso se advierten menos altibajos y un rigor más sostenido que en algunas de sus colecciones de versos. De todos modos, y tanto en verso como en prosa, Octavio Paz nunca deja de ser un gran poeta, enormemente culto y enteramente preocupado por encontrar la esencia de la poesía, que es inseparable del misterio de la existencia, sean cuales sean las formas o lenguajes que ésta adopte. Por esto, y tal como lo demuestran los admirables ensayos de Los signos en rotación, la poesía, cuando no es el tema central de un ensayo, esta siempre en el fondo de todos los múltiples asuntos tratados por su autor, que en 1990 recibió el Premio Nobel”. Y, termino leyendo los versos finales de “Elegía…”, de John Donne: Quisiera saber quién eres tú: desvístete, sé natural como al nacer, más allá de la pena y la inocencia deja caer esa camisa blanca, mírame, ve, ¿qué mejor manta para tu desnudez, que yo, desnudo? [Morelia. Mayo del 2020. Escrito durante los días del confinamiento por la pandemia del Coronavirus]
Literatura
6 Por Rafael Calderón
Día Internacional de los Museos
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LA GUALDRA NO. 432
6 museos de arte en Zacatecas para celebrar el Día Internacional de los Museos 6 Por Jánea Estrada
Lazarín
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ste 18 de mayo se celebra el Día Internacional de los Museos. Tanto el concepto como las funciones de lo que es considerado un museo han ido evolucionando; en el origen este espacio era concebido como el templo de las musas, de acuerdo a la idea alejandrina, pero hoy los museos tienden a ser espacios culturales vivos en los que la función de simple almacenaje debe ser desplazada paulatinamente; es necesario que los museos respondan cada vez más a otro tipo de necesidades relacionados con la memoria y a la sociedad, pero tomando en cuenta la vorágine de cambios en que nos vemos inmersos, sobre todo con los que se avecinan a consecuencia de esta pandemia que los ha mantenido cerrados al público durante las últimas semanas. Hablemos de los museos de arte en Zacatecas, a manera de invitación para que los visiten en cuanto sea posible: En el año de 1917 se nombró como museo en Zacatecas el primero de ellos, el Museo de Guadalupe que se encuentra a solo 7 kilómetros de la capital zacatecana. Bajo resguardo del INAH, el Museo de Guadalupe ocupa una amplia extensión de lo que fuera el antiguo Colegio de Propaganda Fide de Nuestra Señora de Guadalupe. En él encontrará muestras representativas del esplendor artístico del barroco mexicano. Este museo es una joya arquitectónica de esta época y está considerado como una de las pinacotecas virreinales más importantes del territorio mexicano. En su acervo encontramos obras hechas ex profeso para el edificio, tales como las que se aprecian en la Escalera Regia, en la que encontrará, por ejemplo, La virgen del apocalipsis, de Miguel Cabrera; y al finalizar, el San Cristóbal, de Nicolás Rodríguez Juárez. Todo su colección es extraordinaria, pero no-
/// La Virgen del Apocalipsis. Miguel Cabrera. Siglo XVIII. Óleo sobre tela. Secretaría de Cultura, INAHMuseo de Guadalupe. Foto de Juan Carlos Basabe.
sotros le sugerimos que dedique un momento especial a la sala en la que se encuentra la obra de José Gabriel de Ovalle y observe cómo el mal y la bondad de los personajes representados tienen una relación directa con el color. La Sala Manuel Pastrana y el Romanticismo Mexicano es simplemente imperdible. El Museo Francisco Goitia fue inaugurado en 1978 en el edificio que anteriormente fuera conocido como la Casa del Pueblo. Es el primer museo de arte en la ciudad de Zacatecas y está considerado como uno de los primeros diez museos
/// Francisco Goitia. Autorretrato. Óleo sobre tela. 63 x 123.15 cm. Secretaría de Cultura, INBAL, Museo Francisco Goitia. Se exhibe en el en el museo que lleva su nombre.
de arte contemporáneo de nuestro país. Aquí encontrará obras de los artistas zacatecanos Francisco Goitia, Julio Ruelas, José Kuri Breña, Pedro Coronel, Manuel Felguérez y Rafael Coronel. De Julio Ruelas hay obras al óleo y
una serie de grabados e ilustraciones que realizó para la Revista Moderna; este artista está considerado como uno de los personajes clave del modernismo mexicano y este año ha sido nombrado como 2020 Año de Julio Ruelas por el 150 aniversario de su nacimiento. De él encontramos obras como Margarita, Mefistófeles y Fausto (de 1905), y La Crítica, uno de sus últimos aguafuertes, realizado en 1906, entre muchas otras. De Francisco Goitia, nacido en Fresnillo en 1882, encontramos además de sus autorretratos, obras como la de Muchacha indígena con chal bordado, otra obra realizada en papel llamada Indio triste y una réplica de Tata Jesucristo, obra con la que obtendría en 1957 el Primer Premio en la Bienal Iberoamericana de Pintura y Grabado. Dos años después de que Goitia obtuviera el premio con su obra Tata Jesucristo, Pedro Coronel fue reconocido con el Premio de Pintura José Clemente Orozco y la Mención Honorífica Especial en Escultura en la Segunda Bienal Internacional de Pintura, Escultura y Grabado organizada por el INBA en el Palacio de Bellas Artes. Su obra La Lucha, se exhibe en el museo Francisco Goitia y fue la obra ganadora del Primer Premio en el Salón Nacional de Pintura, organizada por el Instituto Nacional de Bellas Artes en 1959, y es la imagen de portada de esta edición. Todo esto y más obras de los zacatecanos mencionados podrá encontrar en este museo; no deje ver con detenimiento las obras de Manuel Felguérez de la década de los 70, Los apóstoles de Pedro Coronel, y la serie recién rescatada Biom-
/// Pedro Coronel. La mujer caracol. óleo sobre tela de 200 x 250 cm. Acervo del Museo El Universo de Pedro Coronel.
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/// Fotograma de Danza del Peyote en el Museo Zacatecano. Descarga la App RA-muzac en GooglePlay o Ramuzac en Applestore, para que puedas verlo con Realidad Aumentada.
bo Tropical de Rafael Coronel. La llegada de El Universo de Pedro Coronel a Zacatecas se dio gracias a la colaboración entre Gobierno del Estado de Zacatecas, el INAH, el INBA y el artista Pedro Coronel, nacido en 1921 en la ciudad de Zacatecas. Ubicado en el edificio que otrora albergara el Colegio de San Luis Gonzaga y después penitenciaría, este museo, el segundo de arte en la ciudad de Zacatecas fue inaugurado el 8 de mayo de 1983. En él se exhibe una extraordinaria colección de arte universal conformada por más de 1200 piezas que fue adquiriendo el artista a lo largo de su vida. Aquí podemos encontrar una serie de esculturas y litografías de su autoría, así como su mural Murmullos de jade y La mujer caracol. La colección posee también piezas de arte griego, africano, chino y tailandés, así como algunas piezas del periodo prehispánico. Al hacer el recorrido por las demás salas se ubican la Tauromaquia de Francisco de Goya y Lucientes, uno de más grandes tesoros de este museo; así como piezas de Miró, Dalí, Kandinsky y Pablo Picasso, por mencionar solo algunos de los autores. Aquí se encuentra también la tumba de Pedro Coronel, quien desde el año 1986 se en-
/// Sala de Osaka en el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez. Foto cortesía del MAAMF
cuentra sepultado en uno de los patios interiores del museo. Museo Rafael Coronel. Rafael Coronel (1931-2019), hermano menor de Pedro, llevaba también en la sangre esa pasión por el coleccionismo. El 5 de julio de 1990 abrió sus puertas el museo que lleva su nombre en el ex convento de San Francisco. Se trata del tercer museo de arte inaugurado en la ciudad en el que se exhibe principalmente arte popular mexi-
cano de diversas épocas; la colección “El rostro de México” está integrada por más de cinco mil máscaras mexicanas, pero la colección completa del museo asciende a más de 16 mil piezas. El museo cuenta con una parte de la colección de títeres de la Cía. Rosete Aranda, así como con ollas y vasijas prehispánicas, y dibujos, bocetos y proyectos de Diego Rivera. La sala que exhibe pintura de caballete de Rafael Coronel es uno de sus tesoros más
Con este breve recorrido por estos recintos culturales de Zacatecas, en La Gualdra celebramos el Día Internacional de los Museos. Los invitamos también a ver la video-columna del mismo nombre en YouTube: https://youtu.be/BlQ2xPFQFhA. Y recuerden que cuando la contingencia por el covid-19 termine, los estaremos esperando. Visítenlos.
Día Internacional de los Museos
/// Rafael Coronel. Tastoán y la niña de Jerez. Óleo sobre tela. 200 x 600 cm.
preciados. En 2010 el Museo Rafael Coronel fue ampliado en sus instalaciones y acervo, con fondos del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y en 2019, tras la muerte del artista, se consolidó aún más la colección. Actualmente, es el museo de arte en la ciudad de Zacatecas más visitado por la riqueza de su acervo y por la majestuosidad de sus instalaciones. Museo Zacatecano. 5 años después de haberse inaugurado el Museo Rafael Coronel, el 7 de septiembre de 1995, abrió sus puertas el Museo Zacatecano. Este museo es el único en Zacatecas que ha incorporado la tecnología como parte de su programa de mediación. La App RAMuZac le ayuda al visitante a visualizar con Realidad Aumentada parte de su colección. En el segundo piso, en las escalinatas el espectador tiene frente a sí el mural Numismática de Zacatecas realizado por el artista zacatecano Antonio Pintor. En la sala de Arte y Cultura Huichol, en la primera parte se encuentra el mural “Visión de un mundo místico” realizado por el maestro Santos de la Torre -integrante de la comunidad wirrárika-. Al terminar ese recorrido por la Sala Huichol, se puede continuar por las otras salas del Museo Zacatecano, entre las que se encuentran la de la colección de retablos Imaginaria Religiosa Popular del siglo XIX; el área destinada a mostrar cómo eran las instalaciones de la Casa de Moneda; la sala de historia; una colección de Hierros Forjados Coloniales; y dos salas de autor dedicadas a los pintores zacatecanos Antonio Pintor (1937-1988) y Mario Arellano Zajur (1940-1987) Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez. Ubicado en el edificio que fuera construido en 1888 para que albergara el Seminario Conciliar, el 4 de septiembre de 1998 abrió sus puertas este recinto considerado único en el continente por su especialización en arte abstracto. El que Zacatecas tenga un museo como este se lo debemos al artista nacido en Valparaíso, Zacatecas en 1928; Manuel Felguérez, junto con su esposa Mercedes de Oteyza conformaron una colección ontológica que donaron a este espacio para que se convirtiera en un museo en el que el visitante puede apreciar las obras de casi doscientos artistas abstractos de diferentes partes del mundo, junto con un acervo de más de 800 piezas, entre pintura, escultura, grabado y objetos personales del maestro Felguérez. Esta colección ha ido creciendo con el paso de los años. La Sala de los Murales de Osaka es excepcional, en ella se exhiben las 12 obras que los artistas, integrantes del movimiento artístico de la Ruptura, hicieron para que fueran exhibidas en la Feria Mundial de Osaka de 1970 cuyo tema fue “El Progreso y la Armonía para la Humanidad”.
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El caracol no volverá jamás Río de Palabras
6 Por Adán Echeverría
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unca fui lector prominente hasta que conocí a Diana. En la primera imagen que tengo de ella, tiene once años y sostiene un libro de García Márquez sobre los muslos, en aquella banca de cemento, bajo el árbol de almendras. Una semana esperé a que la bibliotecaria me dijera de qué libro se trataba. —Hoy lo devolvió. Ten. Ojalá lo leas tan rápido como ella— se burló la anciana. Cuando al mes siguiente la vi coger las obras completas de Sor Juana, me armé de valor para acercarme. Como el jugador de ajedrez que era (ella leía, yo jugaba ajedrez y a todos les ganaba), pensé bien la estrategia para quedarme con la reina. Tenía en la punta de la lengua aquellos versos: “En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?”, pues me parecía que Diana ponía riquezas en su pensamiento; pero no me atreví y la llamaron a casa. Luego de aquel verano me mudé con mi familia a otra colonia, llevándome el silencio de Diana metido en la memoria.
14 años después he regresado al mismo barrio, caminé hacia la vieja casona donde daban los talleres de cultura y al entrar a la biblioteca, Diana estaba ahí, con ese rostro
de intelectual que tanto recordaba. Ahora ella era la bibliotecaria, y amores más amores menos, me sentí preparado para abordarla. Tomé dos libros del estante, y
The Eddy de Jack Thorne: el jazz en la ciudad de la luz 6 Por Adolfo Nuñez J.
Series de TV
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lliot Udo (André Holland), quien alguna vez fuera un gran pianista, ahora vive retirado de los escenarios y dedica todo su tiempo y energía en mantener The Eddy, un club de jazz ubicado en el centro de París; a su vez, Elliot también es el mánager de la banda que se presenta en dicho establecimiento todas las noches, y que es liderada por Maja (Joanna Kulig), una talentosa y muy conflictiva cantante. Elliot tiene que lidiar también con la llegada desde Nueva York de Julie (Amandla Stenberg) su rebelde hija de 16 años con quien tiene una relación distante. A la par, ocurre un crimen afuera del club que involucra al co-dueño del lugar, Farid (Tahar Rahim), y a la mafia de Europa del Este. Así mientras batalla con criminales y la policía local, Elliot hará todo lo posible para mantener a flote su negocio, intentando conseguir un contrato discográfico para su banda, al mismo tiempo que busca obtener una segunda oportunidad con su hija. The Eddy es una miniserie creada por el dramaturgo Jack Thorne, en la cual, cada episodio se enfoca en un personaje distinto, abriendo subtramas secundarias al conflicto central, pero no por ello de menor relevancia. Producida por Netflix y compuesta de ocho episodios, dos de ellos dirigidos por Damien
/// Cartel de ‘The Eddy’, de Jack Thorne.
caminé hacia el mostrador. Los puse frente a ella; miré de cerca sus manos que me parecieron delicadas, como de cristal. —Estos libros no salen a domicilio, porque son únicos; tendrá que leerlos acá.— Uno era de cálculo diferencial, y otro nano partículas para la nueva ciencia. Avergonzado caminé de regreso a los estantes a esconder mi estupidez. Yo era un lector más allá de lo ordinario. Siempre leí, pensado en Diana, cuanto libro cayó ante mis ojos; y no comprendía por qué no podía articular palabra frente a esta mujer. Me jactaba de ser dueño de mi confianza, pero ella me desbarataba. Salí de los estantes y decidido le hablé mientras me acercaba: Disculpa, quisiera platicar contigo, dije a tres metros del mostrador. Ella se puso un dedo en los labios y Shhh, indicó que me callara. Bajé la voz y repetí Me gustaría platicar… cuando una niña se me adelantó corriendo y de un brinco se subió al mostrador. ¡Mami! Diana se inclinó para besarla. Cogió su bolsa de mano: ¿Y papá, dónde lo dejaste?, para salir del mostrador. Al pasar frente a mí, solo alcancé a encogerme de hombros.
Chazelle (Whiplash, La La Land), la serie evoca la estética de la Nouvelle vague al ser filmada en largos planos secuencia y con cámara en mano. De igual manera, este lenguaje visual capta la energía de las interpretaciones de jazz y la dinámica en vivo de sus músicos, así como la relación de dicho género con la ciudad de París. Montada con una narrativa intensa y de ritmo constante, la serie se balancea por distintos géneros dramáticos además del musical, pasando por el romance y el thriller criminal, para después volverse un íntimo y sensible retrato del conflicto familiar entre padre e hija y su lucha para salir adelante. En contraparte a dichas temáticas, el trasfondo de The Eddy tiene que ver con la representación multiétnica de las diferentes culturas que habitan la ciudad de la luz, con una presencia marcada de árabes, africanos e inmigrantes europeos, y el enlace emocional que estos tienen con la música. Es así como toda pequeña historia representada a lo largo de cada episodio busca contrastar las diversas características entre sus personajes, sus modos de vida personales y sus raíces particulares. Más que una serie sobre jazz, The Eddy es una celebración hacia un género musical creado a partir de diferentes influencias multiculturales, que están representadas en las zonas conurbadas de París, y que, en el guion escrito por Thorne, repercuten de manera directa en la vida de sus habitantes. Es también un festejo hacia los lazos emocionales creados por visiones artísticas en común, y por el gusto hacia un mismo género musical, que en este caso es uno tan enérgico, audaz y vibrante como el jazz.
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Desayuno en Tiffany’s, mon ku
6 Por Carlos Belmonte
El segundo es la recreación de la cosmovisión y la invención de una historia guía, la de un pueblo que se resiste a ser desplazado por narcos y soldados. Gil se mete en los bosques y da vida a unos hombres en llamas, los míticos héroes que vuelven para defender o exterminarlos a todos y recuperar las sierras, es el fin del mundo. Joshua Gil no buscó recuperar la cosmovisión de un pueblo en específico sino contar una historia del fin del mundo desde la mitología mexicana, por eso incluyó xoloitzcuintles y hombres de fuego. El reto era cómo mantener ese doble discurso: pasar de un tono documental a un tono fantástico, cuidando que no se rompiera el hilo, que no se viera partido en dos partes que pudiera en el camino perder la atención del espectador. Tuvo que cuidar la realización de los muy sutiles efectos especiales que él nunca había hecho (debe haber unos 80 o 90) para que no se notara y se mantuviera siempre el tono documental. Y finalmente, conseguir introducir un componente político fuerte: al ejército como violador de derechos y a un profesor que da clases de los hermanos Flores Magón. Sanctorum es una película que nos prueba que se puede contar la realidad con solo imágenes.
Grey
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ntre los festivales anulados por la contingencia por el Covid-19 estuvo el CineLatino de Toulouse (cuya presentación hemos hecho hace tres semanas). Este año había una importante participación de mexicanos. Y no era en vano, Santuario (Sanctorum) del director Joshua Gil se llevó los premios de la crítica especializada, el Fipresci (Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica) y el del Sindicado Francés de la Crítica Cinematográfica; reconocimientos que ponen en valor la obra sobre todo si se piensa que es un festival centrado en cine hispanoamericano y posiblemente el más importante del mundo. Nosotros vimos la película, en plataforma, y cosa rara de quien esto escribe, con la familia (padres y pareja). Digo rara porque esas películas de “intelectuales” como que no atraen. Hacia el final, las secuencias en la sierra, la mezcla de documental y fantástico, el niño perdido, hizo que todos se quedaran hasta atentos para decirme “para qué ver algo tan triste, pero qué bonito”. Entonces fijamos una cita Zoom con Joshua Gil, el director. Inicialmente estaba planeado como algo cortito, de 15 minutos, que se fueron a más de 50. Lo primero era entender qué tipo de documento es Santuario: “es un documental fantástico” filmado en la sierra norte de Oaxaca, en los pueblos de Tlahuitoltepec y Huitepec, con niños, mujeres y hombres del pueblo y con narcos de la zona. Hablada completamente en mixe. La historia nació por una nota que leyó en un periódico en el 2015 que denunciaba que en el campo mexicano había mujeres y niños trabajando en el cultivo de amapola y mariguana. Entonces quiso mantener lo hecho en su anterior trabajo La maldad (2015), y crear un documento sobre estos grupos vulnerables y la persecución de militares y narcos. La película se filmó durante dos etapas: la primera de siete días con solo 4 personas porque estaban en los campos de mariguana, con reglas muy estrictas, tanto que no sabe el lugar en donde se encontraban porque entraban con los ojos vendados; y el resto en Tlahuitoltepec, en las casas y los bosques, durante varias semanas para tomar imágenes y para convertirse casi en parte del pueblo evitando tocar la realidad.
/// Fotogramas de Santuario (Sanctorum), del director Joshua Gil.
La realización de Sanctorum se hizo prácticamente sin guiones, Gil dice: “soy más de la intuición, a través de escaletas y unas 20 páginas. Solo tengo el desarrollo y final, y las cosas interiores son intuiciones”. Un documental fantástico Decir que todo es real, que es un retrato de la violencia y de la explotación de los indígenas mexicanos sería tan solo hablar de uno de muchos, pero los recursos fantásticos para incorporar
leyendas y cosmogonías llevan la narración a un nivel distinto de la superficie de la realidad, lo introducen en las cabezas y en los bosques. Así, Santuario tiene dos niveles: el primero es la intimidad con la población, las secuencias dentro de las casas en total silencio con los personajes solo viéndose y comiendo, y de vez en vez manifestar su temor por algo que va a pasar; o bien, la intimidad de poder entrar a filmar, a ras de piso, los cultivos de mariguana.
Fotógrafo por oficio antes de convertirse en director, Joshua Gil se interesó siempre en el poder y la poética de la imagen. Al principio de su carrera cinematográfica, fue asistente de cámara de Carlos Reygadas en la película Japón (2003). En 2007 incursionó en la dirección con las películas para televisión El último silencio y Violentos recuerdos, así como con Un balazo para Quintana, un año más tarde. Su ópera prima, La maldad (2015), que relata la historia de Rafael, un anciano campesino que decide escribir la historia de su vida en lo que considera un guion cinematográfico, participó en la Berlinale de 2015.2
1 Aquí puede ver el tráiler: https://www. facebook.com/196348863756973/videos/4 52699538690684/?v=452699538690684 2 Información tomada de: https://www. sensacine.com.mx/actores/actor-720634/ biografia/
Cine
Santuario de Joshua Gil, un documental-fantástico
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LA GUALDRA NO. 432 // 18 DE MAYO DE 2020
Arturo Trejo Villafuerte Río de Palabras
(1953-2020)
6 Por Mauricio Flores
U
tilizando la mirada poética de José Martí, Arturo Trejo Villafuerte fue siempre, lo sigue siendo, un pintor gigante, de divinos colores, puesto a pintarle las flores a una corbeta mercante. Pobre pintor, también, que miraba el agua al pintar, el agua ronca del mar, con entrañable amor. “Sé de un pintor atrevido / que sale a pintar contento / sobre la tela del viento / y la espuma del olvido”. Así sabremos de Arturo Trejo Villafuerte.
Hasta siempre 6 Por Pilar Alba
N
unca me gustó decir “adiós”, se me hace una palabra breve, insulsa, sin chiste y desgastada. Es una palabra sin sentido, pienso, sobre todo para aquellos que como tú siempre se declaró ateo. A–Dios, ¿a qué dios se refiere?, ¿hacía dónde se dirige? Por eso no me gusta decir “adiós”. Tampoco digo “hasta luego”; no me gusta prometer cosas que no podré cumplir y sé que esto ya no tiene remedio; podría tenerlo cualquier cosa, menos esto. “Bye”, “Ciao”, “See you”, “Arrevoir” o “Arrivedercci”, esas palabras ni siquiera son nuestras, las hemos tomado prestadas, porque las que tenemos nos parecen pobres y cansadas. Te veo ahí inmóvil, pero no sé, no me decido, ¿qué te digo para que te vayas, para que puedas descansar tranquilo? Te miro, entonces me parece ver en tu boca aquella particular sonrisa, esa que muy de vez en cuando se te escapaba cuando estábamos juntos; es entonces que encuentro la respuesta. Es así como me gustaría recordarte: “Hasta siempre”, digo, mientras veo cómo cierran tras de ti la puerta.
/// El poeta Arturo Trejo Villafuerte falleció el pasado 13 de mayo. En La Gualdra lamentamos su partida; seguiremos recordándolo a través de su poesía. Fotografía de Pascual Borzelli Iglesias.
El cenicero 6 Por Maliyel Beverido
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l cenicero desbordaba virutas de lápiz. El vaso contenía solventes, y las tapaderas de los tarros pigmento. Nada era usado para lo que había sido concebido, así era el estudio del pintor, sin embargo, cuando llegó el cliente y encendió su habano perfumado a la vainilla, nadie se percató de la inminente calamidad. El hombre discutía el precio de una obra que quería sumar a su colección, no porque le falta-
ran recursos para comprarla, sino porque disfrutaba de obtener siempre el mayor beneficio. Gesticulaba al hablar e iba dejando un rastro de cenizas con cada movimiento. Fue el propio pintor, un poco aturdido por la perorata, quien le acercó el cenicero, sin reparar en que estaba lleno de serrín y laminillas de madera que arderían al contacto con la brasa. El incendio lo consumió todo y el pintor murió. El cliente estaba satisfecho: las obras se cotizarían a la alza.
/// El cenicero. Dibujo de Javier Manrque.