La Gualdra 460

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SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 460 /// 14 DE DICIEMBRE DE 2020 /// AÑO 10

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Eduardo Casar. Foto de Pascual Borzelli Iglesias.

“Yo lo que hago es tratar de comunicar de la manera más sincera que me sale mi entusiasmo a ver si se contagia… y se contagia. Creo, por otra parte, que insistir tanto en lo chido que es leer hace que la gente se fastidie y, por el contrario, incremente más su atención a mundo audiovisual en el que vive y donde hay géneros nuevos según cada plataforma. Para ese contagio hay que salir sin cubrebocas, sin ocultar nada de lo que te parece a ti personalmente y a ver si se pega y se va creando poco a poco la necesidad de esa experiencia que es la literatura y la poesía”. Eduardo Casar

[Una entrevista con Eduardo Casar, por Jánea Estrada Lazarín, en páginas centrales]


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LA GUALDRA NO. 460 /// 14 DE DICIEMBRE DE 2020 /// AÑO 10

La Gualdra No. 460

Editorial Estamos a punto de cerrar el año y después de tantos meses de confinamiento, de cambios de planes, de pérdidas lamentables, de incertidumbre, sería injusto afirmar que todo el 2020 ha sido un año para olvidar. Yo no quiero olvidarlo, por el contrario, deseo que su recuerdo me acompañe el resto de mi andar por este mundo, porque entre todas las vicisitudes que hemos tenido también ha sido un periodo para reflexionar sobre muchas cosas, sobre el tiempo, por ejemplo. El tiempo que pasamos antes de la pandemia, todos esos años en los que vivimos en una especie de confort que ahora añoramos, el de la usencia del miedo; antes del 2020 la vida transcurría hasta cierto punto regida por una rutina casi inadvertida y de eso nos percatamos ahora... teníamos posibilidades de vivir que no aprovechamos del todo, convivíamos sin cubrebocas, sin caretas plásticas, sin máscaras -o no de estas que usamos ahora-. Las máscaras de antaño nos permitían en todo caso, mostrar-nos a nuestro mundo inmediato de una forma diferente; cada quien usaba la que más oportuno consideraba en el momento. El fastidio y la intolerancia, el desdén incluso, eran ocultados por la foto que poníamos en nuestras redes sociales, y, por el contrario, solíamos evidenciar un estatus de confort mucho más adecuado para una situación de ilusoria comodidad que creíamos interminable. Estoy generalizando, cuando hablo de confort me refiero no a la usencia de problemas, me refiero en todo caso a que estos eran incomparables a lo que vivimos ahora. Porque la vulnerabilidad es para todos, pero mucho más para quienes no han tenido la posibilidad de pasar estos meses trabajando desde casa, para quienes perdieron su trabajo debido a la contingencia, o para aquellos que estando contagiados no han podido aislarse ni tener un tratamiento médico de calidad, porque antes de la pandemia su situación de precariedad económica era ya preocupante. Me pregunto ahora hasta qué punto hemos empatizado con ellos y la respuesta es casi siempre que poco, que tenemos en medio de la crisis la oportunidad de ser más útiles y solidarios con nuestro entorno. No quiero olvidar este año porque cuando inició tenía planes, incluso, que implicaban la colaboración de

personas que hoy ya no están con nosotros y eso me ha permitido ser más consciente de que “el aquí y ahora” es mucho más importante que cualquier otra cosa. El pasado 12 de diciembre hubiera cumplido 92 años el maestro Manuel Felguérez, por ejemplo, y eso me hizo recordar que una de las actividades proyectadas para abril de este año tenía que ver con él, con su presencia física en Zacatecas, para participar de una fiesta relacionada con la cultura y las artes, con la difusión de nuestros acervos artísticos, que está detenida y que no ha podido llevarse a cabo como lo teníamos considerado. Esa actividad y las que teníamos planeadas para conmemorar los 150 años del natalicio de Julio Ruelas quedaron en pausa, pero de ninguna manera están canceladas. Ya vendrán tiempos mejores, es la frase recurrente cuando hablamos de lo que pudimos hacer y no se ha concretado. Si eso llega a ser cierto, entonces tendremos un acercamiento a la utopía, porque estos que corren también han tenido su lado positivo para quienes hemos sobrevivido con salud hasta hoy: algunos hemos convivido más con las personas que queremos, hemos cocinado con más meticulosidad, ordenamos nuestros archivos y armarios, sacudimos el polvo acumulado; hemos aprendido a cortar el pelo, a escuchar más a quienes viven con nosotros, a verlos a los ojos y adivinar en ellos los cambios de ánimo y hasta de salud mental. Hemos vuelto a mirarnos, a escucharnos, a reconocernos, y algunos más que otros, hemos tratado de ver más allá de nuestro entorno y a ser conscientes de lo mucho que nos queda por aprender. Vivir es emocionante, y como dice Eduardo Casar, el 2021 tenemos también la oportunidad de aprender a inventar la presencialidad. Estamos cerrando el año, no podremos ver a nuestros familiares en las fiestas decembrinas, pero tenemos también la posibilidad de ver cómo afianzamos esos lazos estando presentes de otra manera, mientras estemos aquí. No quiero olvidar este año, quiero que el 2020 me acompañe siempre para recordarme que lo mejor está por venir, sea lo que sea. Que disfrute su lectura.

Contenido Castillo de la nostalgia, de Manuel Denna [2020, Año de Julio Ruelas] Por Jánea Estrada Lazarín

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Inventar la palabra presencialidad: Eduardo Casar Por Jánea Estrada Lazarín

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Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar Por Miguel Ángel de Ávila González

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Desayuno en Tiffany’s, mon ku Les choses qu’on dit, les choses qu’on fait: de Mouret [De cómo no poseer el amor] Por Carlos Belmonte Grey

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Sound of metal, de Darius Marder Por Adolfo Nuñez J.

La patroncita Por Pilar Alba

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Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Directorio

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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[2020, Año de Julio Ruelas] 6 Por Jánea Estrada Lazarín

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l Taller de Gráfica Pentágono, dirigido por Pedro López Recéndez, presenta la carpeta “Homenaje de Manuel Denna al ilustre artista Julio Ruelas por el 150 aniversario de su natalicio” conformada por cinco estampas de 19 x 14 cm., en técnica waterless, que este artista zacatecano ha realizado para conmemorar el 2020, Año de Julio Ruelas. El tiraje de esta carpeta es de 20 ejemplares; las estampas están impresas en papel guarro súper alfa y se encuentran a disposición de los coleccionistas que deseen adquirirlas.* * Más información en el mail: pld94523@yahoo.com.mx Y FB: https://www.facebook.com/pedro.lopezrecendez

Arte

Castillo de la nostalgia, de Manuel Denna


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Literatura

Inventar la palabra presencialidad: Eduardo Casar 6 Por Jánea Estrada

Lazarín

E

duardo Casar nació el 6 de marzo de 1952 en la Ciudad de México; es doctor en letras y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha publicado varios libros de poesía, entre ellos: Noción de travesía, Son cerca de cien años, Caserías, Mar privado, Parva natura, Habitado por dioses personales; uno de cuentos para niños (Las aventuras de Buscoso Busquiento) y una novela (Amaneceres del Husar). Guionista de la película Gertrudis Bocanegra (1990, Dir. Ernesto Medina). Premio Nacional de Ensayo Literario José Revueltas 1976 por La producción literaria de Revueltas en su contexto histórico (en colaboración con Silvia Durán Payán, Carlos Muciño y Armando Pereira). Premio Internacional de Literatura Letras del Bicentenario “Sor Juana Inés de la Cruz” por su libro de poesía Grandes maniobras en miniatura. Premio Universidad Nacional 2015, en el campo de Creación artística y extensión de la cultura, otorgado por la UNAM. Ha sido conductor de programas culturales como “Voces interiores” (radio) y actualmente es co-conductor de “La dichosa palabra” (Canal 22). Jánea Estrada Lazarín: Naciste casi al final del invierno, cuando la primavera estaba por empezar... cuéntanos cómo fue tu acercamiento primario a las letras, ¿cómo fue tu infancia? ¿Cuál es tu noción de travesía, a 68 años de haber iniciado este viaje? Eduardo Casar: Lo que más me impresionó fue aprender a leer…eso de que los dibujitos que se llaman letras sonaran, hablaran: la realidad se me volvió audio además de visual, quiero decir la realidad de los letreros. Mi maestra que me enseñó a leer, Beatriz Bernal, todavía vive y platico con ella. Luego tuve un tío, el Ing. Alfredo González Echaragay, hermano de mi mamá, quien me prestaba libros y leí Dumas, Los Pardallain, tomos de un Sherlock Holmes apócrifo que nunca he vuelto a ver. Y como imitaba a los personajes que me caían bien fui desarrollando desplantes y actitudes y conductas de ese mundo leído. Nací en una familia con un muy fuerte sentido del humor, casi exagerado, a cargo de mi padre, médico veterinario, escéptico, ateo militante, crítico acérrimo de los lugares comunes. Y ese humor lo comparto con todos mis hermanos (2 ingenieros, 1 geólogo, 1 piloto de helicóptero) que lo poseen aunque no vivan en un mundo de letras. Luego comencé a recitar en público desde tercero de primaria y era intimidante pero muy emocionante: de ahí me viene lo escénico.

/// Eduardo Casar. Foto de Fernanando Fernández.

JEL: Tu labor en el ámbito de la poesía ha sido constante desde hace casi medio siglo; el poeta Alberto Blanco dijo hace un año en Zacatecas que cuando le preguntaban para qué servía la poesía él contestaba que “sirve para ser feliz”. Te pregunto ahora tu opinión, ¿para qué sirve la poesía, para qué la literatura, Eduardo? EC: Coincido con Alberto en que hay un enorme placer en atinarle de vez en cuando escribes: realmente me resulta muy pero muy gozoso. Comencé a escribir poemas cuando entré a estudiar Letras para imitar a mis compañeros que me caían bien y escribían. Entré a Letras siguiendo a una amiga que fue la que en la prepa me introdujo a Cortázar y eso fue decisivo: ahí me di cuenta de que pensaba con palabras y que las palabras me hacían cosas: fue como descubrirme otro cuerpo en el cuerpo (cualquier adolescente sabrá lo que es eso). La poesía sirve para saber qué sientes y piensas y para establecer vasos comunicantes que afectan a otros y que los mueven y conmueven. La literatura te configura un mundo interior y un diálogo constante contigo mismo. La literatura es la gran cosa.

JEL: En las múltiples actividades que has realizado relacionadas con la literatura, has incursionado en la radio, televisión y en cine como guionista. México tiene niveles de lectura bajos en comparación con otros países, de acuerdo con tu experiencia ¿qué podemos hacer para promover que las personas lean más? EC: Yo lo que hago es tratar de comunicar de la manera más sincera que me sale mi entusiasmo a ver si se contagia… y se contagia. Creo, por otra parte, que insistir tanto en lo chido que es leer hace que la gente se fastidie y, por el contrario, incremente más su atención a mundo audiovisual en el que vive y donde hay géneros nuevos según cada plataforma. Para ese contagio hay que salir sin cubrebocas, sin ocultar nada de lo que te parece a ti personalmente y a ver si se pega y se va creando poco a poco la necesidad de esa experiencia que es la literatura y la poesía. JEL: Recuerdo ahora algunos de tus libros como Las aventuras de Buscoso Busquiento o Amaneceres del Husar, en los que se evidencia una búsqueda constante por encontrar en lo común de la condición humana, en lo más sencillo de las cosas, la esencia de la vida...

¿Consideras que, de cierta manera, vivir es como bailar? EC: La pregunta me gusta porque siempre he parangonado la experiencia de escribir y aprender a escribir a la de aprender danza y a la del baile, en el sentido de que el aprendizaje, el ejercicio constante va creando una especie de segunda naturaleza bailadora. Los libros que citas son mis libros de prosa y ahí me pasa siempre que no puedo quedarme serio y se desenvuelven siempre con asociaciones de palabras y juegos de sentido y tratan, siempre aunque no deliberadamente, de poner en evidencia lo menso de los lugares comunes… las cosas se ven de otra manera cuando las relatas escribiéndolas… aunque a veces a los demás les resultan ininteligibles y no se sonrisan. JEL: Además de todo lo que hemos mencionado, eres -de acuerdo con quienes han sido tus aumnos- un estupendo profesor, has impartido clases en la SOGEM y desde hace muchos años en la UNAM. Ante esta nueva realidad -más que nueva normalidad- ¿qué implicaciones tiene para ti, para los profesores de este país pasar de una pedagogía de “transmitir información y aprender repitiendo” a “aprender creando en la


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...de dónde voy, de dónde este naufragio. Toma en cuenta mi cuerpo entre tus labios.

De qué serán tus labios. Tus labios, mi garganta, tu nombre, la marea. Si la marea no fuera tu cintura. Si dejaras por fin tu ropa, si la hicieras caer yo te acompañaría. Como mis manos van mi boca y mi saliva, como para nacer o entrar al mar. Y si yo fuera el mar, y si afuera del mar no hubiera más arena que la extendida playa de tu cuerpo.

/// Eduardo Casar. Foto de Pascual Borzelli Iglesias.

red”? EC: Para mí el aula es un espacio de afectividad y no solamente de conocimiento intelectual: o dicho de otra manera: el conocimiento no solo es intelectual sino también emotivo, sensible… y eso se transmite escénicamente con el desenvolvimiento de todos los otros lenguajes que tiene nuestro cuerpo además de la voz. Al no haber esa interacción que se hace con los 5 sentidos esos lenguajes se aplanan o de plano se diluyen y eso es tristísimo, pero confío en que algún día pasará y volveremos a la mirada, el gesto, el desplazamiento, los tropiezos, la multilateralidad de la escena académica. Además de que volveremos enriquecidos por la nueva habilidad en otras herramientas de comunicación. JEL: ¿Qué les respondes a tus alumnos cuando te dicen algo así como “Enséñeme a escribir, a hacer poesía”? EC: Les digo que comiencen a hacerlo, a lo loco pero que comiencen, porque cuando escribes no estás solo: estás con el lenguaje: él es tu pareja en ese baile y que compartan lo que escriben con otros que les caigan bien y que también escriban: que no lo compartan con los que no les caigan bien. La literatura no es solamente escribirla ni solamente leerla sino también comentarla. Que se enamoren y le hagan poemas a su atrayente y si el poema no le causa nada que lo corrijan más y más... y si no, que se lo den a otra. JEL: Son casi cien años del fallecimiento de Ramón López Velarde. Te hemos visto cantar, a ritmo de rap, “La suave

patria”. Más allá de considerarlo como uno de los primeros poetas modernistas ¿cuál consideras que ha sido su influencia en la poesía contemporánea? EC: López Velarde fue un poeta sin miedo, muy atrevido. Tiene enredadísimas metáforas de varias capas de significado. No le importaba si lo entendían del todo y eso impulsó sus capacidades de exploración y expresión. Por la vía de sus inusitadas ocurrencias y concurrencias de sentido abrió la puerta a la innovación del modernismo para que entrara la vanguardia, o algo así. Los primeros poemas de César Vallejo se parecen mucho a algunos de López Velarde. Lo genial es que la influencia de este todavía dura y está vigente. Vean si no la poesía de Fernando Fernández, por ejemplo. Porque cuando uno dice que le gusta un poeta se le tiene que notar, digo. JEL: A propósito de “La suave patria”, ¿estás de acuerdo en que no se trata de un poema nacionalista? EC: Según la lectura de cada quien. Habrá quien se quede solo con “tu superficie es el maíz” y otros con “sé fiel a tu espejo diario”. Y es que un poema no es de un solo modo. El poeta hace el poema (el polo artesanal, artístico) y el lector hace la poesía (el polo estético). Es un poema muy famoso por su difusión, pero muy intrincadito por sus metáforas. Yo invito a que lo lean preguntándose siempre por qué dice lo que dice. JEL: Concidirás conmigo en que este año ha sido rudo, complicado, por decir lo menos; el confinamiento nos ha dado tiempo para reflexionar y replantear

muchas situaciones ¿qué te han dicho tus Voces interiores durante la pandemia? EC: Mis voces interiores era un programa que se dedicaba a difundir lo que se hace en los diferentes estados del país, pero esos programas de descentralización se apagaron. Habría que recuperar y comunicar la riqueza cultural no solamente antropológica de cada lugar, sus autores en cada disciplina, su importancia. La pandemia nos da facilidades de conexión que antes no había y que hay que aprovechar, pero lo que sucede en la red hay que cacarearlo en la televisión y en los periódicos para que tenga mayor resonancia. JEL: Define “La dichosa palabra” que esperarías fuera la constante para el año 2021... EC: Volver a los 17… modos de abrazar y de tocarse: volver a no bailar solo o solamente con la sombra, desaplanarse, desapantallarse. Inventar la palabra presencialidad.

BARCO, NAVEGACIÓN, FARO, MIRADA Barco, navegación, faro, mirada, arribo a tu mirada sin preguntas, de dónde voy, de dónde este naufragio, esta necesidad de oxígeno que me vuelve arco el cuerpo, mástil el cuello, velamen tu cintura, enorme mar el agua de tu cuerpo

Nado, atravieso, surjo, me sumerjo ...de dónde voy, de dónde este naufragio. Se trata de mi piel tratando de encontrarse. Encontrar a la tuya. La roca que define su peso entre la espuma. Este peso, esta sangre, esta temperatura se encarama a la tuya y le mira los ojos. Si tu piel encadena su cimiento adentro de mi piel y la traspasa. Si tú lates de prisa y me apresuro otra marea levanta las preguntas. Si en la penumbra duro lo que duras porque dices también te necesito. ...de dónde voy, de dónde este naufragio. Si tú fueras mi punto de partida aunque hubiera llegado partiría.1

1 Eduardo Casar, Ontología personal, CONACULTA / Dirección General de Publicaciones, México, 2008, pp- 22-23. En: https://www.cultura.gob.mx/multimedia/ pdf/Ontologiapersonal.pdf

Literatura

Si tocaras el centro de la noche cuánta noche podría volverse día. De qué será el silencio si tu boca basta para sellar mis labios.


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Libros

Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar 6 Por Miguel Ángel de Ávila

González*

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e una belleza impresionante, Memorias de Adriano es un libro de Marguerite Yourcenar, quien tardó 30 años en escribirlo; fue publicado en Francia por primera vez en 1951. Relata la vida y muerte del emperador romano Adriano (76-138 d.C.). Mediante una carta dirigida a su sucesor Marco Aurelio, se revelan las vicisitudes del emperador durante una guerra llena de crueldad con derramamiento de sangre y atrocidades. En la carta escrita en su lecho de muerte —tiene sesenta años y una enfermedad incurable— reflexiona en torno a los logros de la milicia y de su inclinación por la música, la filosofía y a poesía. También se destacan aspectos importantes de la vida de este emperador antes de su fallecimiento. Los primeros recuerdos que se evocan son los de la pubertad. Además se destaca su inclinación a la astrología y su pasión por el arte griego. Este emperador se va a Atenas para realizar sus estudios; y luego a Roma, en donde presencia el retorno de Trajano. Tiempo después se integra el ejército. Describe sus logros en la milicia y su relación con Trajano; además asegura su posición en el trono gracias a Plotina, la esposa de Trajano; fue ella quien propició que él, en su último suspiro, le dijera que Adriano debería ser su sucesor. Luego, Adriano se casa con la sobrina Trajano: Sabina. Lo que ocurre durante la guerra sármatas lo afecta demasiado porque hay muchas atrocidades y derramamiento de sangre, por lo cual siente dudas con respecto al verdadero valor que tiene la política de esparcimiento militar de Trajano. En realidad Adriano sí escribió unas memorias, pero estas se extraviaron. Las que aquí se presentan fueron recreadas en este libro por Marguerite Yourcenar con un rigor histórico incuestionable, en donde además imprime su sensibilidad exquisita. La autora retoma las vivencias de Adriano en su adolescencia, sus alegrías, sus infortunios y finalmente nos muestra su vida como emperador, y de cómo pudo levantar una nación devastada por la guerra. Este personaje nos remonta a la historia de Roma y las

/// Marguerite Yourcenar. (1903-1987) Foto tomada del Twitter de Alba Editorial.

devastaciones ocurridas, episodios históricos en los que se presencian el derramamiento de sangre, las injusticias y el declive de la sociedad. Al llegar Adriano al mandato restablece el orden en esa nación y comienza a imperar la paz y una gran prosperidad. No continuó con las conquistas emprendidas por Trajano, se concretó a consolidar lo logrado hasta entonces. Pero en su carta revela que no fue fácil; detalla sus vivencias, luchas, fracasos y tristezas que tuvo que superar para enfrentar su propia realidad y ver claramente su futuro a pesar de su vejez y su mal estado de salud. Adriano es un hombre concreto, que se enamora, sufre, llora, tiene dolores y arranques de cólera. Memorias de Adriano no es un libro de acción, pero sí de mucha tensión; en él se recopila la historia de su ser y de cómo a pesar de las adversidades pudo cumplir su sueño de vivir en un mundo mejor. Por otro lado, nos revela el aspecto sentimental de un emperador que rompe con los esquemas establecidos, al enamorarse de Antínoo -estando casado con Sabina, con quien no mantenía relaciones amorosas-; la relación con su mujer era fría y busca refugio en un hombre, lo cual no era mal visto en esa época. Debido a los malos augurios Antínoo decide quitarse la vida dejando un terrible vacío en Adriano, quien en homenaje a este, inaugura una ciudad con su nombre. Finalmente es una historia que nos muestra la realidad de un emperador que sufre y padece los desastres de la guerra, las pasiones frías de su matrimonio, el fallecimiento de su amante, la cruel vejez y una enfermedad incurable. Memorias de Adriano es indudablemente uno de los textos más brillantes y profundos de la literatura del pasado siglo XX. Una novela histórica por antonomasia, género que ha ganado un gran prestigio en las últimas décadas y en el que se inscriben también libros como Noticias del Imperio, La guerra del fin del mundo, El nombre de la rosa y La fiesta del chivo, entre otros. *** Marguerite Yourcenar, Memorias de Adriano, traducción Julio Cortázar, Salvat Editores, Barcelona, España, 1994.


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Desayuno en Tiffany’s, mon ku

[De cómo no poseer el amor] 6 Por Carlos Belmonte

Grey

“M

e di cuenta que para dejar de sufrir, tenía que entender que él no me pertenece. Que no nos pertenecemos. Que no me perteneces”, responde ella a su exmarido de quien se ha separado haciéndole creer que ella es la que tenía un amante, aunque fuera mentira. De otra manera, él nunca se habría atrevido a dejarla, a pesar de ya no ser feliz. Racionalizar el amor y la pasión, controlarla sabiendo que hay un fin y que habrá otro u otras. O bien, creer en el romántico idilio de la única y perfecta media alma que completa la mitad de uno propio. Desear a la mujer del amigo, o al amigo de la pareja; o a la compañera embarazada del amigo de la vida; o a la hermana de la amante en turno; fantasear con el tutor y darse cuenta que él fantasea con la amiga; aceptar al amante casado, pero con la consigna de que él debe seguir casado para conservar las no explicaciones; extrañar al amante ocasional de una noche o extrañar al amante prohibido. Ufff, la de combinaciones de las relaciones pasionales y amorosas que existen.

6 Por Adolfo Nuñez J.

R

uben (Riz Ahmed) es el baterista de Blackgammon, un dúo de heavy metal del que forma parte junto a su novia Lou (Olivia Cooke). En medio de una gira que recorre todo Estados Unidos, la pareja vive feliz dentro de una casa rodante que todas las noches se detiene en una ciudad distinta. Todo marcha bien hasta que un día, antes de una presentación, Ruben empieza a tener una molestia en sus oídos, y en cuestión de horas pierde por completo la audición. Con su mundo cambiado de la noche a la mañana, Ruben decide instalarse en un centro para personas que aprenden a lidiar con la pérdida de la audición, mientras que Lou regresa con su padre (Mathieu Amalric) a su natal París. El centro en el que se recluye Ruben es dirigido por Joe (Paul Raci), quien lo guía en su complicada transición y trata de ayudarlo a aceptar que lo que padece no se trata de una discapacidad. En este proceso Ruben conoce a toda una comunidad que ha aprendido a vivir dignamente sin escuchar ningún sonido, y poco a poco (aunque con ciertas reservas) comienza a aceptar su situación. En el cine independiente, cada tanto es co-

Una complicada mezcla la que ha realizado Emmanuel Mouret en su Les choses qu’on dit, les choses qu’on fait, que en su traducción al castellano sería: Las cosas que decimos, las cosas que hacemos, o Las cosas que se dicen, las cosas que se hacen, una ambigüedad buscada para jugar entre lo que debemos o nos dicen debemos de decir y, al final, pues las cosas que se hacen. Estelarizada por Camélia Jordana, Niels Schneider, Vincent Macaigne y Émilie De-

quenne, la película de Mouret se mueve en ambiente de jóvenes-adultos, profesionistas y parisinos que se supone tienen estabilidad en el amor, al menos eso se dice, pero no se hace. Es un vals de las dudas de los sentimientos y de los amores. O, como la crítica francesa lo ha etiquetado, un filme de marivaudage, de galanteos constantes, de una escritura como Marivaux. Mouret rompe el estereotipo del galán y la galana irresistibles para llevarnos por

diálogos a lo Denis Diderot: disertaciones de la razón y del control frente a la pasión, relegando clichés lacrimógenos. Una búsqueda que Mouret ya había iniciado desde Mademoiselle de Joncquières en 2018 sacada de la obra Jacques le Fataliste (Diderot, 1784). Diferentes horizontes para el mismo tema, la pareja, el amor y la infidelidad, y terminar con una oda a la individualidad que no al egoísmo, sino al principio de la no posesión. Incluso la mujer embarazada no nos pertenece y asume su deseo por el otro. El juego de los actores es la fuerza de la película, con la puesta en escena que busca poner en valor la gestualidad y la oralidad antes que la espectacularidad de la acción y de los cortes de tomas-contratomas, es más bien largas secuencias con los personajes moviéndose por el escenario. Una narración entrecortada por flashbacks que se complementan seguidos por elipsis. Les choses qu’on dit, les choses qu’on fait es parte de la selección de los Premios Lumières de la Prensa Extranjera en Francia y se apunta sin lugar a dudas como una de las favoritas en más de una sección. Además, a recordar que este décimo largometraje de Mouret estuvo nominado en el Festival de Cannes 2020, que no tuvo ligar en físico salvo algunas proyecciones posteriores.

Sound of metal, de Darius Marder

mún ver filmes que narran las dificultades de un personaje que dentro de una determinada condición, debe adaptarse y salir adelante frente a los golpes que le va dando la vida. Este estilo de cine, sumamente intimista, también se encuentra presente en Sound of metal (2020), ópera prima del director Darius Marder. Lo que separa a esta cinta de otras pro-

ducciones con un corte similar, es la especial atención que el realizador le da al diseño sonoro, que muta de acuerdo a los cambios que va experimentando su protagonista, y que hace del filme una experiencia visceral y muy introspectiva. Para reforzar estos aspectos, destaca de igual manera la brillante interpretación de Riz

Ahmed, quien nos hace entender todas las angustias e inseguridades de Ruben ante su situación actual, así como su posterior aprendizaje y crecimiento como una persona sorda. De esta manera el guion de la cinta, escrito por el propio Marder junto a su hermano Abraham (quien también se encargó del score), busca dignificar a esta comunidad de personas, que suelen ser excluidas y marginadas por sus diferencias, pero que logran adaptarse a las circunstancias y viven felices bajo sus propios términos. Al mismo tiempo, es un relato que muestra lo valiosos que llegan a ser esos momentos de quietud pura y que solo se pueden alcanzar cuando todo se encuentra en completo silencio. Es así como Sound of metal se vuelve un retrato humanista y sensible sobre la pérdida de una identidad y la posterior búsqueda de una nueva. Del mismo modo, se trata del complicado viaje de un personaje hacia un mundo completamente desconocido y de su resignación final ante los cambios abruptos de la vida y de aquello que no puede controlar.

Cine

Les choses qu’on dit, les choses qu’on fait: de Mouret


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La patroncita Río de Palabras

6 Por Pilar Alba

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o, es que no quiero hacerlo otra vez, dice el hombre frente a la botella de cerveza ya destapada. En sus ojos está el brillo del deseo, sus labios reflejan una ansiedad acallada queriendo ocultar que se le hace agua la boca. Y es

que he caído muchas veces, cuántas, ya ni me acuerdo, perdí la cuenta. Su rostro refleja, al momento de decir estas últimas palabras, un sincero deseo de arrepentimiento. Ahora no quiero fracasar en mi decisión, no puedo, ya se lo prometí a Ella. A pesar de la firmeza de sus palabras y de lo que quiere reflexionar con su pensamiento, su mano toma la bo-

tella, sus dedos juguetean con el cuello; sus piernas tiemblan de la emoción y el encanto que la frialdad del vidrio le trasmite. Es que traicionarla a Ella eso sí no puedo, sería lo último, lo que me llevaría al abismo, a la profundidad del meritito infierno. La boca se le reseca, la sed sube su intensidad y la botella está ahí enfrente, su voluntad flaquea, está

a punto de quebrarse, de irse al mismísimo carajo, pero en eso recuerda su promesa, saca de la bolsa de su camisa una imagen. Te dije seis meses, Patroncita, seis meses que me están constando, tengo nomás que esperar una hora, una y te habré cumplido. Mientras, frente a él, la cerveza derrotada comienza a calentarse.

/// Ángel Solano (SNCA 2018). Virgen de las vírgenes, 2019. Óleo y pirocromías sobre tela. 120 x 100 cm.


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