SUPLEMENTO CULTURAL
NO. 466 /// 15 DE FEBRERO DE 2021 /// AÑO 10
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Antonio Serrano. Retrato del cura don Miguel Hidalgo y Costilla [detalle]. Óleo / tela. 1831. Museo Nacional de Historia.
“Cada región del país ha tenido una participación directa o indirecta en los acontecimientos y procesos desarrollados a lo largo de la historia de México. En el marco de la conmemoración de los 200 años de la consumación de la Independencia es turno de hablar brevemente de las dos visitas hechas por los insurgentes al territorio zacatecano, una de las cuales contó con la presencia de los mismísimos Miguel Hidalgo e Ignacio Allende”.
[“Los insurgentes visitan Zacatecas”, por Cristofer Eduardo Venegas Moreno, en páginas centrales]
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LA GUALDRA NO. 466 /// 15 DE FEBRERO DE 2021 /// AÑO 10
La Gualdra No. 466
Editorial La doctora Mariana Terán Fuentes me hizo llegar hace unos días el programa conmemorativo “Revolución liberal e Independencia en México” que habrá de presentarse formalmente el próximo 17 de febrero, a las 10:00 horas, en la transmisión de rueda de prensa en la página de Facebook de la Academia Mexicana de la Historia. Este programa es convocado por los Cuerpos Académicos Consolidados 135, 148 y 224 de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas “Francisco García Salinas” y por la Corresponsalía en Zacatecas de la Academia Mexicana de la Historia -de la que Mariana es corresponsal-. Me alegra muchísimo que este tipo de programas conmemorativos de generen desde esta ciudad poniendo en alto el nivel académico de los investigadores universitarios que se han dedicado, desde hace años, con disciplina y fervor a encontrar, registrar y develar acontecimientos del pasado que nos ayudan a comprender lo sustantivo de la formación de nuestra nación. ¿Qué es el estado nación?, suele ser una de las preguntas que recurrentemente realiza la Dra. Terán Fuentes a la menor provocación en sus clases, en sus intervenciones públicas en diferentes medios, incluso, en pláticas cotidianas... la pregunta es una constante en ella tal vez porque ha dedicado por lo menos los últimos 25 años de su vida a la investigación y porque producto de esta han surgido artículos, libros de su autoría y disertaciones en los más altos foros académicos nacionales e internacionales. Terán Fuentes llegó a Zacatecas después de haber estudiado la Licenciatura en Sociología en la Universidad Autónoma de Aguascalientes y una Maestría en Estudios del Lenguaje en El Colegio de Michoacán. Fue en la Universidad Autónoma de Zacatecas en donde obtuvo el grado de Doctora en Historia. Su tesis doctoral se convertiría en el libro El artificio de la fe. La vida pública de los hombres del poder en el Zacatecas del siglo XVIII (reconocida con Mención Honorífica en el Premio Francisco Javier Clavijero del INAH en 2001). De sus libros, recordamos también Interceder, proteger y consolar. El culto guadalupano en Zacatecas (2011); Por lealtad al rey, a la patria y a la religión. Zacatecas, 1808-1814 (2010); Bosquejo de un in-
menso cuadro. Liberalismo constitucional y formas de gobierno en Zacatecas 18231846 (2015); solo por mencionar algunos, porque además, ha participado en un gran número de textos en coautoría con otros investigadores. Hablar de Mariana Terán Fuentes es hablar de una mujer dedicada a la academia cuyo ejemplo, constancia y dedicación, siguen dando frutos; a quienes hemos tenido el privilegio de ser sus alumnos nos ha inculcado el amor por la historia, la exigencia, la disciplina y el rigor con el que deben ser tratados los datos del pasado, casi casi con el mismo con el que se han de tratar los asuntos del presente. Lo suyo es el tiempo, y abordarlo, es quizá una de las tareas más difíciles de los seres humanos. Decía al inicio de este comentario editorial que me había mandado el programa en el que participarán académicos nacionales e internacionales, y del que no puedo dar más detalle en este momento porque me adelantaría a su presentación; pero sí puedo decir que las actividades se llevarán a cabo desde este 25 de febrero hasta el 21 de octubre, y que, debido a las condiciones ocasionadas por la pandemia, estas se llevarán a cabo en formato virtual y de manera gratuita. También puedo decir, y esto me llena de alegría, que será el 7 de septiembre cuando el discurso de su ingreso como Corresponsal de la Academia Mexicana de Historia sea dictado por la doctora Mariana Terán Fuentes y que será la doctora Josefina Zoraida Vázquez Vera (del Colegio de México) quien tenga a su cargo el discurso de recepción. Son muchas las instituciones participantes en este programa conmemorativo “Revolución liberal e Independencia en México”, además de las mencionadas están el Gobierno del Estado de Zacatecas y el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones en México, por mencionar algunas. Desde este espacio gualdreño, estaremos compartiendo los pormenores; por lo pronto, lo invitamos a que vea en línea la presentación del programa. Que disfrute su lectura.
Contenido José Emilio Pacheco Las batallas en el desierto: cuarenta años actualidad Por Mauricio Flores
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Los insurgentes visitan Zacatecas Por Cristofer Eduardo Venegas Moreno
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Ninjas Por Mariana Flores Castillo
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Desayuno en Tiffany’s, mon ku Nuevo orden: una oda al mismo orden Por Álvaro A. Fernández
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Celebrar el amor Por Pilar Alba Promising young woman, de Emerald Fennell Por Adolfo Nuñez J.
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Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
Directorio
Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita Diseño Editorial
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
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6 Por Mauricio Flores* Me acuerdo, no me acuerdo: ¿qué año era aquel? JEP
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oncebida como una pieza narrativa libre, sin importar su ubicación en determinado género literario, Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco (1939-2014), cumple cuarenta años de haber sido publicada. Se leyó primeramente en el suplemento cultural Sábado del diario Unomásuno, entonces dirigido por Fernando Benítez, y muy pronto, apenas meses después, comenzó a circular su primera edición bajo el sello ERA. A la fecha, la ¿novela corta…, el cuento largo…?, cuenta con una docena de ediciones, a la par que traducciones, entre las que destacan las “ilustradas” por el fotógrafo Nacho López (véase también la edición española en el sello Tusquets) y las que con tirajes muy grandes han lanzado instituciones culturales. Beneficio que no muchas obras de este tipo han tenido durante los últimos años en el canon de la literatura mexicana contemporánea, y un refrendo por la aprobación de la obra completa de su autor y hasta de un afecto especial hacia él de parte de sus miles y miles de lectores. Las batallas en el desierto es un libro actual.
Se lee en las secundarias y en las prepas; en los medios académicos y entre los conocedores de la literatura. La misma crítica literaria lo ha aprobado sin reservas. Dividido en doce capítulos (I El mundo antiguo. II Los desastres de la guerra. III Alí Babá y los cuarenta ladrones. IV Lugar de en medio. V Por hondo que sea el mar profundo. VI Obsesión. VII Hoy como nunca. VIII Príncipe de este mundo. IX Inglés obligatorio. X La lluvia de fuego. XI Espectros. XII Colonia Roma) contiene un epígrafe de L. P. Hartley donde se lee: The past is a foering country. They do things differently there. Relato urbano, ¿mejor retrato de la gran ciudad de mediados del siglo XX?; relato de iniciación, ¿otro que nos muestre con tal naturalidad y embeleso el amor de un jovencito por la mujer madura?, Las batallas en el desierto versa sobre los días de Carlos su amigo Jim, y la madre de este: Mariana. Carlos, un “niño héroe” que se atreve a entrar “en el más solitario de los combates”, de acuerdo al crítico Vicente Quirarte (El Colegio Nacional), y al que “cuando el psiquiatra lo interroga sobre aquello que más detesta”, responde: La crueldad con la gente y con los animales, la violencia, los gritos, la presunción, los abusos de los
hermanos mayores, la aritmética, que haya quienes no tienen para comer mientras que otros se quedan con todo; encontrar dientes de ajo en el arroz o en los guisados; que poden los árboles o los destruyan; ver que tiren el pan a la basura. Cuarenta años después la presencia de esta obra pachequiana en el imaginario colectivo es incuestionable. De ella hay también versiones cinematográficas y musicales (“Mariana, Mariana”, de Alberto Isaac y “Las batallas”, Café Tacuba). El que se haya publicado originalmente en un medio periodístico habla de la cercanía que el autor tenía con los grandes públicos y del valor que le observaba a la difusión cultural y literaria. Algo también palpable en sus miles de columnas escritas “con religiosidad” (Inventario) en el semanario Proceso y que simplemente firmaba JEP. Heredero de excelencia de la mejor tradición literaria nacional, Pacheco alcanzó una bibliografía básica de alrededor de cincuenta títulos, enlistados recientemente en El infinito naufragio, una oportunísima antología preparada por Laura Emilia Pacheco. La invitación está hecha: leer (y conmemorar sus cuatro décadas) Las batallas en el desierto, de este autor al que Emmanuel Carballo observó como “siempre discreto, sabio y un poco triste”.
Ya de una vez… Vamos a ver: ¿Por qué andas tan exaltado? ¿Ha ocurrido algo malo en tu casa? ¿Tuviste algún problema en la escuela? ¿Quieres un chocomilk, una cocacola, un poco de agua mineral? Ten confianza en mí. Dime en qué forma puedo ayudarte. No, no puede ayudarme, señora. ¿Por qué no, Carlitos? Porque lo que vengo a decirle —ya de una vez, señora, y perdóneme— es que estoy enamorado de usted. JEP, Las batallas en el desierto
Bajo el tranvía “Primavera” Bajo el tranvía “Primavera aplastábamos monedas. Quedaban planas como hostias, simples objetos de goce, caricia al tacto, aire puro. Ruedas y rieles volvían cosa de nada el dinero. JEP
* @mauflos
Op. Cit.
José Emilio Pacheco Las batallas en el desierto: cuarenta años actualidad
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Los insurgentes visitan Zacatecas
6 Por Cristofer Eduardo
Venegas Moreno*
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ada región del país ha tenido una participación directa o indirecta en los acontecimientos y procesos desarrollados a lo largo de la historia de México. En el marco de la conmemoración de los 200 años de la consumación de la Independencia es turno de hablar brevemente de las dos visitas hechas por los insurgentes al territorio zacatecano, una de las cuales contó con la presencia de los mismísimos Miguel Hidalgo e Ignacio Allende. Las noticias de la insurrección iniciada por el cura Hidalgo el 16 de septiembre en Dolores, Guanajuato, se esparcieron rápidamente por las zonas circundantes al Bajío, llegando a la ciudad de Zacatecas cinco días después, el 21 de septiembre, lo que llevó a las autoridades locales encabezadas por el intendente Francisco Rendón a organizarse para proteger la ciudad. Sin embargo, la falta de recursos materiales para emprender la defensa de la ciudad, un corto número de hombres disponibles para ello y la creciente hostilidad hacia los españoles residentes a quienes atribuían abusos contra la población provocó que el Intendente Rendón declarara el 6 de octubre que la ciudad era indefendible, dando lugar que tanto él como los peninsulares abandonaran Zacatecas llevándose consigo gran parte de sus fortunas. La huida de los españoles dejó la ciudad en una difícil situación al no contar con un gobierno local definido, por lo que los vecinos más importantes, casi todos criollos, conformaron un gobierno provisional de la intendencia de Zacatecas con el Conde de Santiago de la Laguna a la cabeza, quien rápido comenzó a organizarse, sobre todo en la creación de una Casa de Moneda necesaria para la acuñación y suplir la poca circulación de dinero provocada por la huida de los españoles más acaudalados, algunos de ellos dueños de las minas productoras de plata. Días después se tuvieron noticias de que había un grupo de insurgentes en Aguascalientes al mando de Rafael Iriarte que había sido comisionado por Hidalgo para llevar la insurrección a territorio zacatecano. Ante este escenario, el nuevo gobierno local envió al doctor José María Cos para saber cuáles eran las intenciones de Iriarte y convencerlo de no ejercer violencia sobre la población, acordándose que
/// Descripción de la muy noble y leal ciudad de Zacatecas capital de provincia en la nueva Galicia. Bernardo de Portugal 1799. Grabado en papel común. Mapoteca Nacional Manuel Orozco y Berra. Varilla OYBZAC01, No. Clasificador 889-OYB-7241-A.
Zacatecas cooperaría con los insurgentes. Dicho lo anterior, el 2 de noviembre Iriarte y sus hombres entraron en la ciudad, en donde fue bien recibido por la población y personalidades locales, realizando durante los días siguientes el acopio de alimentos, vestuario y todo equipo que pudiera ser de utilidad para los insurgentes. El 14 de noviembre sin haber dañado a los zacatecanos, Iriarte salió de la ciudad con rumbo a San Luis Potosí, para después volver a posicionarse en Aguascalientes. La historia de la segunda visita comienza cuatro meses después de iniciada la insurrección, a raíz de su derrota ante las tropas realistas comandadas por Félix María Calleja en la batalla del Puente de Calderón a las afueras de Guadalajara el 17 de enero de 1811, en donde los insurgentes se vieron obligados a huir a diferentes sitios, en el caso de Hidalgo y Allende estos personajes se separaron, llevándose consigo a una parte del grupo que conformaban los jefes rebeldes, aunque ambas comitivas se encaminaron hacia tierras zacatecanas por su cuenta. En el trayecto, Hidalgo se reunió
otra vez con Allende y el resto de los cabecillas del movimiento, incluido Iriarte, en la Hacienda de Pabellón (actual Pabellón de Hidalgo, Aguascalientes), con quienes mantuvo una muy tensa discusión, llena de recriminaciones por la derrota sufrida, y en la que el propio Hidalgo aseguró posteriormente en su declaración efectuada en el proceso judicial en su contra haber sido amenazado de muerte por Allende. Es importante señalar que, como resultado de lo ocurrido en la mencionada reunión, Allende que era un militar de carrera, optó por despojar a Hidalgo del mando de los restos del ejército insurgente, y así poder tomar su lugar y dar una mejor organización a las tropas, ordenando primeramente continuar su marcha hacia Zacatecas. Por el momento, Zacatecas se mostraba como la zona más adecuada para reorganizar a las pocas tropas a disposición gracias a que era uno de los centros mineros más importantes de la Nueva España a pesar de que en los últimos meses la situación económica no era buena, los insurgentes aun podían obtener una buena cantidad de recursos. A esto se agrega la
disposición de las autoridades locales a cooperar como se había visto con anterioridad. El 27 de enero de 1811 el reducido contingente de menos de 3 mil hombres llegó a Zacatecas. No obstante, la visita de los insurgentes era bastante distinta a la primera, pues la moral era baja y los jefes del ejército estaban enfrentados entre sí. Una vez en Zacatecas, el cura Hidalgo prosiguió unos kilómetros más hasta llegar a la Villa de Guadalupe (actual Guadalupe) hospedándose en el convento franciscano ahí establecido. Durante los siguientes días, los jefes insurgentes se encargaron de reorganizar a sus tropas, atender a los heridos que pudieron traer consigo desde el desastre en el puente de Calderón y reunir recursos y equipo, destacando la acuñación de moneda provisional y la fabricación de municiones. Por su parte Hidalgo le hizo entrega a Allende de cerca de 200 mil pesos que el Lic. Ignacio López Rayón había rescatado con anterioridad. Así mismo, se incorporaron a filas unos cuantos zacatecanos, algunos de ellos habían servido en el ayuntamiento provisional creado en octubre. Aprovechando que la posición
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geográfica de Zacatecas permitía un tránsito más fácil hacia el norte de la Nueva España (de hecho, durante el periodo colonial la ciudad de Zacatecas fue llamada la Civilizadora del Norte) Allende decidió emprender la marcha con rumbo Estados Unidos para comprar armas. Pero el principal motivo era alejarse lo más posible de Calleja, temiendo ser derrotado nuevamente pues se encontraba en inferioridad de equipo y hombres. Dejando en la ciudad de Zacatecas a un pequeño grupo de tropas para que cubrieran la retirada al cuerpo principal del ejército insurgente, saliendo de la capital de la intendencia el 5 de febrero de 1811 con rumbo a Saltillo. Antes de irse, Hidalgo solicitó al guardián del convento de Guadalupe que le cediera un religioso de su congregación para que lo acompañara en su camino, petición que le fue negada. Finalmente, Zacatecas volvió a manos realistas el 16 de febrero, después de un reñido combate en las calles de la ciudad, con lo que se daba por terminada la participación de Zacatecas en este pasaje de la historia, una participación que se vio engalanada por la presencia durante 8 días de los iniciadores de la independencia de México. * Sección de Historia, Centro INAH Zacatecas.
Las mañanas de Hidalgo* [Dominio popular] A las seis, a Guadalupe, por la casa de Cifuentes, llegaron el Cura Hidalgo y su tropa de insurgentes. ¿Qué harán esos gachupines, mercaderes y mineros, con Hidalgo y con Iriarte que son hombres justicieros?
/// Ramón Pérez. Ignacio Allende. 1769-1811. Óleo sobre tela. 1865.
Hay fogatas en la plaza y en los cerros guarniciones, Hidalgo esta con Zaldúa, y hay jefes en los mesones. ¡Pobrecitos gachupines, les quitaron todo el oro! No pasará eso a Zaldúa, porque Zaldúa es muy zorro. ¿Por qué tendrá Hidalgo escolta,
si es valiente y es guerrero? - No lo sabe ni la tropa, contimás el pozolero. ¡Arriba Miguel Hidalgo que ha llegado a nuestra tierra, que ha matado gachupines y que les hace la guerra! * Escuchar la versión en: http://mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/musica%3A815
/// Plano de la ciudad de Zacatecas. Bernardo de Portugal 1799. Grabado en papel acuarelado. Mapoteca Nacional Manuel Orozco y Berra. Varilla OYBZAC01, No. Clasificador, 888-OYB-7241-B.
Ollin: Memoria en Movimiento
/// Joaquín Ramírez. El cura Hidalgo, libertador de México. 1865. Esta copia se conserva en la Biblioteca digital Newberry.
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6 Por Mariana Flores
Castillo*
L Río de Palabras
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a mañana era húmeda, del sol apenas asomaban sus primeros rayos, los ruidos de metal comenzaban y, junto con las nubes cargadas y gruesas, como ya era costumbre, se dibujaba otra mañana gris, entre el polvo y los combustibles. Minerva corría sobre el piso húmedo, esquivando las raíces de los árboles. Audífonos y celular con gps activados. Adivinando los recovecos y caminos por donde no se cruzara nadie. Llevaba ya tres kilómetros, le faltaban dos para completar la mínima rutina del día. Si no salía a correr, se moría. La falta de luz, oxigenación y endorfinas en su cerebro habían hecho estragos en su cuerpo y en su ánimo, de por sí ya mermados por los últimos acontecimientos. Minerva corría desde los trece años, cuando un profesor en la secundaria descubrió el talento que poseía para hacer carreras largas. Era dueña de una fuerza mental peculiar. Sus piernas largas y su torso angosto le ayudaban a deslizarse entre el viento y los obstáculos. Cuando la eligieron en el equipo de atletismo su vida cambió, mejoró. Encontró un propósito. Ella, la menor de cuatro hermanos, su madre había muerto cuando apenas la vio nacer. El padre nunca regresó del otro lado. Su abuela materna los sacó adelante, como pudo. Dedicarse a correr le ofreció la oportunidad de alejarse, al menos por temporadas, de los pisos de tierra, las paredes remendadas y los techos de lámina, construidos sobre lo que alguna vez habían sido vagones de tren, dos para ser exactos. Sus tres hermanos varones y ella compartían la vida en sendos despojos de metal. La abuela, Candelaria, como pudo los fue mejorando, con muchos sacrificios logró que su nieta tuviera al menos unos centímetros de intimidad, rodeados por una cortina floreada de poliéster. La libertad está en tu pensamiento, así sean dos centímetros, siempre hay posibilidad para que vueles, tenlo siempre presente, le decía su abuela. Correr hizo que sus alas crecieran. Sus centímetros de libertad se expandían cuando se ponía los tenis, los shorts, y salía del tren, de la mano del sol, a entrenar. Así pasó toda la secundaria. En la prepa ya era seleccionada del equipo juvenil del Estado de México. En la colonia, los vecinos de los vagones, le decían la Mine, la atleta, siempre con su pants tricolor. Pronto calificó a los Panamericanos. II Mientras corría, Minerva iba tejiendo recuerdos. Una parvada de drones oscureció aún más el cielo y la hizo voltear, lo que la llevó a una colisión que le revolvería un poco la tranquilidad. —¡Hey, cuidado! —gritó Mine. —Lo siento, perdón, no vi —respondió nervioso. Él. Un joven alto, alargado, tez morena, pelo largo y pants remendados—. No te vi… disculpa, creo ibas distraída. —No importa, escuché una par-
Ninjas vada y me desconcentré. —Sí, pero no te asustes, esos no se detienen acá, van a hacia el centro de la ciudad a resguardar Palacio Nacional y las tiendas comerciales de aquel rumbo. —Vienes seguido a correr, me imagino… —Sí, aunque cambio las rutas. Es que, si no corro, me muero, me pongo mal. —Te entiendo. Me llamo Mine. La Mine… —Soy Ramón —la respuesta del joven llevándose una mano al lado izquierdo del corazón—. ¿Solo corres acá? Me avisaron que a veces abren unas estaciones de metro en la madrugada. Por veinte pesos, quienes están de guardia te dejan caminar a lo largo de las vías, supongo que te gusta mucho correr… —Algo supe, yo me enteré de algunas plazas comerciales, pero ahí son cien pesos por persona, prefiero esto, tiene su encanto esquivar los filtros sanitarios, cada dos días los cambian de lugar. Hice un mapa, mira. Son cinco posibilidades de combinación, creo que tiene que ver con las conexiones a las cámaras. —Vaya —exclamó Ramón sorprendido—, lo tienes todo calculado. Y ¿por qué no tienes pasaporte? —Supongo que por la misma razón que todos, no alcancé vacuna a tiempo, me pusieron en la segunda tanda, por el maldito sorteo, y ya sabes, lo que no nos dijeron es que quienes salían sorteados para la segunda debían pagar el pasaporte mientras les aplicaban las vacunas. ¡Pura mierda! Toda la gente de mi colonia “salió sorteada” para la segunda tanda, o sea toda esa gente sin vacuna, toda la gente pobre
quedó más jodida. —Lo sé, en el gimnasio donde boxeaba, en Tepito, sucedió lo mismo. Solo muy pocos, con algunos sobornos y pistolas de por medio, alcanzaron vacuna y con ello el pasaporte de inmunidad. ¡Pura mierda! —repitió la voz de Mine el joven—. ¡Pero qué tal para reclutarnos a las brigadas!.. —En mi colonia nadie recibió vacuna, nos dejaron al último, sabían de antemano que la vacuna funcionaría y quienes no alcanzarían turno —exclamó Mine con amargura. III Las lágrimas se acumularon en los ojos de Mine al recordar a sus vecinas, con niños pequeños, suplicando por vacuna a los militares. Recordó los motines recién salieron los resultados del sorteo. Con el corazón partido albergaba en su memoria los sonidos de los tanques reprendiendo a quienes estaban en la calle sin pasaporte. Recordó a su hermano que no regresó, fue el primero que llevaron a las peceras. Recordó las maletas de sus dos hermanas que se fueron a las brigadas con la esperanza de ser vacunadas y de conseguir dosis para la abuela Candelaria y para ella, la Mine. —Nos toca ser ninjas, Mine. Espero este lugar perdure, es poco ya lo que queda, sin tanta pendejada de parvada vigilando ¿Vives cerca? —A unas cuadras, en la colonia de atrás —respondió. —¿Sola? —Con mi gata. Mi abuela falleció durante el primer brote. Mi hermano desapareció, violó el toque de queda, no tenía pasaporte y mis otros dos hermanos se metieron al ejército para ser parte de las
brigadas. Hace un año de todo esto, no sé nada de ninguno. —Una locura, mi esposa era enfermera. La enviaron al sureste. Un día dejó de escribirme. Supongo que le pasó lo que a toda esa pobre gente, lo mismo que a tu hermano. —Sí. Vi fotos de las peceras. —¿De verdad?, Dios, Mine, ¡qué horror! —Creo hubiera preferido no verlas, pero al menos sé que mis hermanos no volverán. —Solo nos queda ser ninjas y juntar fuerzas para terminar con esto. Memoriza: 8765-98, sector 7, por si necesitas algo… No dudes en decirme. De repente hacemos reuniones, esto no puede durar para siempre, no podemos permitírnoslo. IV El estruendo de una parvada interrumpió la conversación. —Mierda, Mine, a esta hora no van pal centro, seguro es operativo, ¿sabes del algún atajo para llegar a tu casa? —Sí, ya todo está medido, tengo spray anti-reflejante, ¿quieres? —Consérvalo, es mejor irnos. Y recuerda, Mine, somos ninjas, indeseados y sobrantes. V Los jóvenes desaparecieron, como ninjas, evadiendo los drones y sus duelos. Se dirigieron hacia lados opuestos del parque boscoso, saltando, corriendo, casi volando. Una parvada de drones oscureció aún más el cielo, al punto de anochecer el cuadrante. El sonido de los tanques acompañó lo gritos. Ruidos metálicos siguieron el vuelo de las máquinas. Minerva, la Mine, recordaría muy especialmente el grosor de los gritos de esa mañana de sopor. o0o * Maestra en Estudios Latinoamericanos y doctorante en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM. Esta es una de sus primeras narraciones literarias.
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Desayuno en Tiffany’s, mon ku
6 Por Álvaro A.
Fernández
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a última película de Michel Franco, director mexicano descendiente de judíos, ha sido uno de las más controvertidas en el cine mexicano del periodo Covid 19. Sobre todo, debido a tres motivos principales: fue ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia 2020, fue un fracaso comercial tras su estreno en octubre pasado, y fue epicentro de críticas tanto de especialistas como del gran público por su contenido racista y clasista. Es casi una tradición que una película mexicana que no tiene un sentido completamente comercial, y que por el contrario se inclina por la crítica social a través del llamado cine de autor, deba ser autorizada por el mundo de festivales que saben del “buen gusto” del arte cinematográfico. Nuevo orden atiende a esa moda o necesidades estéticas: narrativas y estilos personales con uno que otro toque experimental en la imagen, el sonido o la narración; y a cuestiones temáticas: controversias que están en la agenda política como el género, la raza, el sexo, o las minorías étnicas, y que desde hace algunos años son tan aplaudidas en la ceremonia del Oscar. Cargada de crítica social con sello autoral, el galardón de Venecia le dio el “sello de calidad” que al parecer le daría buen lugar la exhibición comercial. Aun así, la pandemia impidió el impacto esperado en taquilla; a lo que se sumó el rechazo del espectador mexicano, luego de que se viralizó la respuesta del director donde se asumía como víctima del llamado racismo inverso. Michel Franco se indignó ante la opinión generalizada de que sus filmes retrataban solo a los whitexicans, mexicanos blancos de clase alta, socioeconómicamente posicionados. La filmografía del director no
/// Nuevo orden, de Michel Franco, obtuvo el León de Plata en Venecia.
desmiente la representación de una clase social acomodada: Daniel y Ana (2009), Después de Lucía (2012), Chronic (2015), Las hijas de Abril (2017) y Nuevo orden (2020). Sin embargo, la discusión parecía dirigirse a la crítica del mismo racismo que él pretendía atacar, y que siguió la ruta del efecto boomerang, recibiendo un baldazo de agua fría muy emparentado a lo que ocurrió con el candidato a gobernador de Nuevo León Samuel García, quien sufría “castigos de su padre” quien lo obligaba a jugar golf en momentos de resaca. No se trata de argumentar que un capitalino y judío de clase alta esté vetado para indagar en las injusticias sociales y representar las clases más bajas de la estela social, sino de evidenciar que las películas, en calidad de productos culturales, filtran la mentalidad y la ideología de los ci-
neastas, que muchas veces no realizan un profundo ejercicio de reflexión. Sin spoiler alguno, Nuevo orden trata sobre un veloz levantamiento social donde los pobres cobran revancha contra los ricos, y al final un orden político y militar controla a la sociedad y castiga a inocentes y responsables por igual. Es claro que el director quiso decir algo, pero lo importante no es eso, sino lo que realmente dice la película; y lo que dice es que las estructuras sociales se mantienen en medio de un orden dictatorial, donde el ciudadano de a pie, bárbaro y apenas civilizado, debe perder siempre en el banquete de la repartición de bienes y derechos, y permanecer determinado y en eterna subsistencia. Mientras los ricos que también lloran, también son inmorales y mezquinos pero poderosos, se le autoriza esa cima de la estructura avalada por su estilo de vida, su capi-
tal social, cultural y económico, por su condición de whitexicans. Parece que la película habló por sí misma, y que las buenas intenciones no alcanzaron la esperada crítica social; que la última palabra la tuvo el público; también que la mirada especializada europea, que gusta y premia la pornografía de la miseria del tercer mundo, no logró avalarla como una película auténtica y de altos valores estéticos. Al final se decidió enviar Ya no estoy aquí de Fernando Fías, obra aguda y sin discursos morales evidentes, para que represente a México en la categoría de Mejor película extranjera en la entrega del Oscar, lo cual decepcionó tremendamente a Michel Franco. La honestidad venció a la pretensión, la autenticidad al estereotipo. Quizá sea indicio de que venga un verdadero nuevo orden en el cine mexicano.
Cine
Nuevo orden: una oda al mismo orden
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LA GUALDRA NO. 466 // 15 DE FEBRERO DE 2021
Celebrar el amor
Río de Palabras
6 Por Pilar Alba
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l quiso celebrar el amor. Hacer de las relaciones amorosas un festejo. Salió un día antes, temprano compró flores, un papel de cartulina para escribir en él una tarjeta con un mensaje propio, no inventado, no comprado ni genérico como los de las tarjetas comerciales. También fue al mercado, compró piernas de pavo, pensó en cocinar un mole, un arrocito. Pasó a la licorería y se gastó lo último que le quedaba de su presupuesto en una botella de un mezcal “buenecito”; así le dijo a la dependienta, la cual tomó una llave y sacó debajo del mostrador una botella. Colocó las flores en agua, guardó el pavo en el refrigerador, elaboró con mucho sentimiento la tarjeta: El amor es un acto de celebración que quiero festejar siempre a tu lado. Escribió con manos firmes y colocó al final un corazón colorado. Al día siguiente, tal y como lo tenía planeado, cocinó temprano. Se acicaló y esperó con flores y tarjeta en mano a que llegara su
amor. Pero lo único que llegó fue la tarde y con ella la emoción se esfumó a través de la ventana. La noche cayó de pron-
to. Se comió solo el mole y el arroz; usó de mantel la tarjeta para no manchar la mesa. Ya al final de la noche y tras el úl-
timo caballito de mezcal se fue a la cama pensando: Solo a mí se me ocurre festejar el amor en estos tiempos de tanta muerte.
/// Sin título. 1988. Por Haring Graphic Art. Keith Allen Haring falleció en Nueva York un 16 de febrero, pero de 1990. Así lo recordamos en La Gualdra.
6 Por Adolfo Nuñez J.
Cine
A
sus casi 30 años, Cassandra (Carey Mulligan) sigue viviendo en casa de sus padres, al mismo tiempo que trabaja en una cafetería junto a su amiga Gail (Laverne Cox). Años atrás, Cassandra fue una prometedora estudiante de medicina, carrera que tuvo que abandonar después de un trágico suceso que involucró a su mejor amiga y a uno de sus compañeros de clase. Por tal razón, ahora Cassandra tiene una vida reservada y solitaria, aunque algunas noches se convierte en una suerte de justiciera anónima, que se hace pasar por una mujer alcoholizada en los bares, para después darle su merecido a todo aquel que quiera aprovecharse de su estado. Todo cambia cuando se reencuentra con Ryan (Bo Burnham), un excompañero, ahora convertido en un exitoso cirujano pediátrico y quien todavía está en contacto con el resto de sus compañeros universitarios. De tal manera, Cassandra se irá reencontrando con los responsables del abuso hacia su amiga, así como con los que en aquel entonces decidieron mirar hacia otro lado y guardar silencio. Promising young woman (2020), el audaz filme debut de Emerald Fennell, aborda temáticas relacionadas al movimiento #MeToo, pero lo hace desde la óptica de las denuncias por abuso sexual que no generan consecuencias en el victimario. Como tal,
Promising young woman, de Emerald Fennell el eje conductor de la cinta es el machismo y la masculinidad tóxica, así como las dinámicas bajo las cuales el mismo sistema encubre dichas prácticas de abuso y violencia. Como respuesta a estas problemáticas, el filme representa en su peculiar protagonista -interpretada de manera magistral por Mulligan- a una mujer que finalmente decide tomar justicia por mano propia, después de comprobar que las instituciones que se supone deben velar por su seguridad, en realidad favorecen y exoneran a los abusadores. La película sigue el viaje de represalia que emprende Cassandra, por medio de situaciones impredecibles, repletas de intriga y suspenso, que además cuentan con
pinceladas de un estupendo humor negro. Asimismo, el guion de la cinta -también escrito por Fennell- señala la relevancia de la cultura pop dentro de su desarrollo argumental, al utilizar un género como la comedia romántica (también llamada chick-flick) y mezclarlo con la sátira social y el thriller de venganza. Al final, Promising young woman se vuelve una visión no solo relevante, sino también desconcertante e innovadora. Dentro de su enorme complejidad y crudeza, el resultado final es una cinta que logra balancearse entre diversas temáticas y estilos con gran habilidad e ingenio, demostrando el evidente talento de Fennell detrás de cámara y que termina por hacerle honor al título de la cinta.