3 minute read
Por Tere Velázquez Navarrete
/// Dolores Castro a los 21 años
Advertisement
/// Dolores Castro en Zacatecas.
años. “Una nunca envejece en el espíritu. Se necesita mucho para que la gente se sienta mal siendo vieja. Yo, por ejemplo, no vivo pensando en que ya me voy a morir. Eso no importa porque lo que quiero es vivir. Cada día abro los ojos y doy gracias de estar viva, aunque haya pasado una noche oscura”.
Dolores siempre
Con la emoción de vivir acompañándola siempre, Dolores Castro se muestra vigorosa: “Soy fuerte, por eso voy a vivir tanto. Solo me hace falta ir a Zacatecas para volver a escribir”. Y cantó de alegría: “Vinieron en tardes serenas de estío, cruzando los aires con vuelo veloz, en tibios saleros formaron sus nidos, sus nidos formaron piando de amor”. Dolores canta en las puestas de sol, les canta a los árboles, a las flores, a la vida, porque “el espíritu nunca envejece. Es muy breve la experiencia de una sola vida, aunque sea de 98 años”.
“Quiero disfrutar cada instante, en el presente, porque si lo vivimos bien, es un futuro con esperanza”. Su palabra sigue siendo fuerte, franca y emocionada. Dolores, como decía al principio, no ha dejado de crecer. La claridad de su poesía y de su mirada nos ayuda a seguir queriendo a nuestro país, aunque nos duela.
“Hoy somos víctimas del terror y del miedo, víctimas de pensar en un futuro que no promete y nos asusta”. Y aunque considera difícil digerir lo que estamos viviendo, puede ver también esperanza: “Siempre la esperanza es una de las virtudes que me parecen más hermosas. Es de tal modo, que a veces me falla la fe, pero no la esperanza. Sobre esto quiero escribir en el futuro”.
Y escribirá, porque hace falta humanizarnos y su palabra tiene ese poder. Porque su voz es autoridad y es luz. “Hay que escribir con un pie en la realidad y no abandonar el sueño. Saber que entre la realidad y el sueño existe un puente que es la imaginación. Si desaparece la realidad y queda solo el puente y la imaginación, estaremos listos para ir al manicomio. Si en cambio desaparece la capacidad de imaginar y soñar, la vida se vuelve insoportable. Creo que un poeta está entre la realidad y el sueño con absoluta necesidad de no olvidar ni una ni otro y, dentro del límite pequeño que es el puente, decir su verdad”.
Dolores Castro no quita el dedo del renglón. Su vocación es imaginar, soñar, escribir; percibir al mundo desde la sensibilidad y con inteligencia. “Sensibilidad e inteligencia son indispensables para escribir poesía. Los razonamientos son anteriores; la sensibilidad debe estar presente en el momento de la contemplación, cuando se vive, cuando se expresa, cuando se corrige la expresión para decirlo de una manera más clara y más verdadera”.
Emoción y lenguaje son la fórmula. “La poesía sirve para conocer al ser pensante y sensitivo. Se conoce mejor el mundo en lo entrañable, en lo mágico, en lo maravilloso”.
Dolores Castro seguirá escribiendo la verdad de su vida, aquella que pudo entrever a través de la maravilla que es la palabra humana. Seguirá diciendo lo que le duele al aire, con el corazón transfigurado, con todas las puertas, mientras la tierra está sonando, desde un viento quebrado; gracias, Dolores Castro:
“En espera, tendida como hierba que apresura su flor en la sequía, oigo el viento quebrado, el espiral, la seña. Quiero decir ahora, que yo amo la vida: que si me voy sin flor, que si no he dado fruto en la sequía, no es por falta de amor. Quiero decir que he amado los días de sol, las noches, los árboles, el viento, la llovizna”.
/// Dolores Castro a los 23 años
/// Dolores Castro y Tere Velázquez