SUPLEMENTO CULTURAL
NO. 485 /// 28 DE JUNIO DE 2021 /// AÑO 11
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Objetos encontrados en la ofrenda a Tezcatlipoca en la Zona Arqueológica de La Quemada.
La ofrenda a Tezcatlipoca fue localizada dentro del basamento piramidal de La Ciudadela, en La Quemada; estaba compuesta por dos copas tipo Tepozán, dos copas al pseudocloisonne y una olla “matada” (rota al momento de colocarla), objetos asociados con un individuo masculino de corta edad que mostraba una pierna amputada y colocada en la parte ventral. Según la cosmovisión mesoamericana, Tezcatlipoca fue un individuo que ofreció una pierna como anzuelo para atrapar al gran Cipactli o monstruo marino; las copas simbolizan los cuatro Tezcatlipoca (el rojo, negro, azul y blanco). Esta ofrenda se puede apreciar en el Museo de Sitio de La Quemada.
[Número especial dedicado a los 25 Años del Museo de Sitio de La Quemada]
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LA GUALDRA NO. 485 /// 28 DE JUNIO DE 2021 /// AÑO 11
La Gualdra No. 485
Editorial El pasado 23 de junio se celebraron los primeros 25 años del Museo de Sitio de La Quemada, en Zacatecas; fue abierto al público en el año de 1996, después de arduos trabajos de investigación y gestión para concretar un proyecto de museo de sitio acorde con el espacio, que hiciera honor a la zona arqueológica y se integrara a ella de forma respetuosa. Con este museo ocurrió algo que vale la pena mencionar para el anecdotario: por diversas razones este espacio estuvo varios años cerrado; el año pasado, justo cuando se iba a reinaugurar y abrir -ahora sí- de una manera definitiva se declaró el estado de emergencia por la pandemia del Covid-19 y su reapertura, planeada para que fuera el 21 de marzo del 2020 se pospuso. Finalmente, el museo está abierto para que los zacatecanos y quienes nos visitan puedan conocerlo; la experiencia vale mucho la pena. La distancia entre la ciudad capital y el sitio arqueológico es de 56 kilómetros, así que puede llegar manejando en aproximadamente 40 minutos (la carretera rumbo a Villanueva está en excelentes condiciones). Es importante que, si usted planea ir, tome en cuenta las siguientes recomendaciones: debe llevar ropa y zapatos cómodos que le permitan caminar un buen rato sin contratiempos; es indispensable llevar sombrero porque los rayos del sol en estos tiempos son inclementes y el clima es cálido y seco; por lo mismo, el uso de bloqueador y llevar agua potable para hidratarse oportunamente también es necesario. Actualmente tiene un horario especial de operación que obedece a las disposiciones sanitarias. La zona arqueológica está abierta de manera parcial y solamente pueden visitarse las áreas “que por sus características no representan riesgo de contagio”; sin embargo, el museo de sitio sí puede ser recorrido en su totalidad. Los horarios vigentes son los siguientes: de viernes a domingo, de 9 a 16 horas (el último acceso es a las 15 horas). De lunes a jueves permanecerá cerrado. La entrada general es de 75 pesos por persona. Una vez ahí, el personal le indicará las medidas que debe de tomar para evitar cualquier tipo de riesgo de contagio; la recomendación también es que acate todas las disposiciones que le darán a la entrada y que respete las señalizaciones que se encuentran en
todo el sitio. Hace un par de meses tuve la oportunidad de visitar el museo y quedé gratamente sorprendida. Los trabajos realizados previamente a la reapertura, y de los cuales se da cuenta en esta edición especial, valieron mucho la pena. Es un museo vivo, amable, dinámico y con una museografía que permite a quien hace el recorrido disfrutar de todas las salas que lo conforman. El área de entrada a los museos es equiparable para mí a las primeras páginas de un libro, a la primera parte de una película, al primer bocado de una comida... uno puede imaginar a partir de ahí lo que nos espera. Pues bien, el pasillo de entrada al museo de sitio nos brinda información sobre el nombre de La Quemada; la información inicial es ágil, concreta e interesante, contextualiza en el tiempo y el espacio y prepara al espectador para disfrutar el recorrido. El uso de la tecnología es otro de los grandes aciertos: tanto en la maqueta como en el área de escenificación de un arqueólogo mientras trabaja (diorama de excavación arqueológica), uno puede experimentar un acercamiento más claro tanto a la distribución de la zona arqueológica como a la forma en la que ahí se trabaja. El acervo del museo es sorprendente por la cantidad y cualidades de los objetos que ahí se exhiben, entre otros, las figurillas humanas de cerámica, ornamentos, utensilios y... la ofrenda a Tezcatlipoca que fue encontrada en la pirámide de La Ciudadela. Los objetos de esta última son los que aparecen en la portada de esta edición y son quizá los que más me sorprendieron por la información que brindan de nuestro pasado y de las múltiples relaciones que existen en todo el territorio mexicano para comprender-nos. En esta Gualdra presentamos un recorrido por la historia de este museo en su 25 aniversario. La información brindada por el equipo de investigadores del Centro INAH Zacatecas e invitados especiales, a quienes agradecemos sinceramente, es muy ilustrativa y seguro lo motivará, estimado lector, a visitar este espacio mágico durante esta temporada. Que disfrute su lectura.
Contenido Contextos del Museo de La Quemada Por Peter Jiménez Betts
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La construcción del Museo de La Quemada Por José Carlos Lozano Ordoñez
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Retrospectiva del Museo Arqueológico de La Quemada Por Carlos Alberto Torreblanca Padilla
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Reestructuración del Museo de Sitio de La Quemada: una experiencia de gestión Por Carlos Augusto Torres Pérez
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El Nuevo Contenido del Museo de Sitio La Quemada Por Carlos Alberto Torreblanca Padilla y Xóchitl Hernández Noriega
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Colección arqueológica del Museo de Sitio La Quemada Por Carlos Alberto Torreblanca Padilla y Xóchitl Hernández Noriega
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Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
Directorio
Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita Diseño Editorial
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
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6 Por Peter Jiménez Betts2
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inicios de la década de los 80´s, Zacatecas estaba empezando a definir su rumbo como ciudad turística con obras como los museos Francisco Goitia, Pedro Coronel y el Teatro Calderón. Para las mismas fechas el INAH se encontraba en un proceso de descentralización con una mayor consolidación de los centros regionales, muy incipientes en muchos estados como fue el caso de Zacatecas. El estado de la arqueología en Zacatecas era muy austero: dos zonas arqueológicas abiertas al público (La Quemada y Alta Vista) y ambas muy deterioradas y abandonadas. Entre 1984–1994 el Gobierno del Estado apoyó a la conservación de La Quemada en forma permanente para rescatar la zona arqueológica de su inminente destrucción debido al creciente avance de los derrumbes de los grandes basamentos, mismos que amenazaban con el desmoronamiento total del conjunto monumental de la zona. Hacia 1991 luego de avances significativos de intervención de conservación a lo largo y ancho del conjunto monumental, se empezaba a contemplar la necesidad de una unidad de servicios al visitante para poder atender a un público cada vez mayor. En este contexto el Gobierno del Estado, el INAH y la Secretaría de Turismo conjuntaron esfuerzos para la creación del museo de La Quemada. La idea de crear un Museo en La Quemada respondía a la petición de los grupos escolares que constantemente llegaban a la zona, y la idea de incluir a La Quemada dentro de los recorridos turísticos que salían de Zacatecas a Jerez: o sea, la primera fase de la descentralización del turismo más allá de la capital. Debido al enorme vacío de museos de sitio en el Centro-Norte del país, el guion del Museo de La Quemada tenía que cubrir un territorio muy amplio desde Paquimé en Chihuahua, hasta Teotihuacan, en el Estado de México, para poder ubicar al visitante en el tiempo y espacio (y medio ambiente) del norte de Mesoamérica. A la vez, el guion de La Quemada haría constantes referencias a la zona arqueológica de Alta Vista, Chalchihuites y sus alrededores en son de animar al visitante para extender su recorrido hacia el noroeste del Estado, pasando por la bella ciudad de Sombrerete, con miras hacia el segundo segmento de la descentralización del turismo. Las características del público visitante que acudiría a una zona arqueológica poco conocida, en un norte de México poco conocido, obligó a conceptualizar un guion didáctico que en un recorrido de una hora podría llevar al visitante desde el desierto de Chihuahua y Paquimé a la selva Maya de Palenque para dejarlo en el semidesierto actual de Malpaso, en un valle que había pasado por una fase de calentamiento global durante la Colonia, a causa de la tala excesiva por la minería virreinal. Que el Gobierno del Estado ampliara el presupuesto para poder completar el Museo de La Quemada mostró la importancia de tener un Ejecutivo estatal culto, con una visión de una
/// De izq. a der. Carlos Alberto Torreblanca Padilla, Peter Jiménez y Arturo Romo Gutiérrez. c.a. 1994.
/// Recorte hemerográfico sobre la gira a Juchipila por el director del INAH, Enrique Florescano, y el Gobernador del Estado de Zacatecas José Guadalupe Cervantes Corona, c.a.1985.
zona arqueológica como un servicio educativo único para el programa estatal de historia. Cabe señalar que el Lic. Arturo Romo, cuando fue Senador, solía pasar algunos días de sus vacaciones por el estado en la zona de La Quemada, observando nuestras excavaciones por horas sin haber cruzado palabra alguna con nosotros, hasta que un día, acercándose a la malla que bordeaba a las calas de excavación en el Juego de Pelota, se presentó y en voz baja preguntó “¿Y con cuánta gente podrían levantar todos estos muros caídos?”, luego de darle un cálculo aproximado respondió: “Si alguna vez llego a ser
Gobernador, tendrán ustedes ese apoyo de mi parte”, lo cual cumplió cabalmente. El Museo de La Quemada fue la primera obra de infraestructura destinada a un espacio donde el visitante podría establecer un diálogo con la arqueología como proceso de estudio. El objetivo de la conceptualización del museo fue presentar el estado del conocimiento hasta entonces logrado de toda una región y preparar al visitante para un recorrido largo por una zona que presentaba muchas interrogantes y algunas respuestas. Pocos años después, con la creación del
Museo de Alta Vista, Chalchihuites, el Gobierno del Estado reiteró la importancia de una zona arqueológica única que frecuentemente no recibía el apoyo federal necesario para su delicada conservación. En las dos siguientes décadas los esfuerzos de la Federación y el Gobierno del Estado siguieron con la adquisición de los terrenos, las exploraciones arqueológicas e intervenciones de conservación en las zonas de Cerro de las Ventanas, Juchipila, y el Cerro del Teúl, Teúl de González Ortega, con lo cual al día de hoy cada zona arqueológica puede hablar por sí misma. El guion original del Museo de La Quemada, que en su inicio tuvo que llenar un vacío regional importante, pudo entonces iniciar una nueva etapa y concentrar su discurso al visitante en la arqueología del valle de Malpaso, de la cual sabemos mucho más ahora que hace cuatro décadas. 1 Para introducirse al tema de la creación del Museo de La Quemada el lector puede echar mano del documental https://www.youtube.com/ watch?v=ydEBk1J9IbQ en el que las productoras logran entrevistar a varias de las muchas personas que colaboraron en aquella singular obra pública, y de esta forma permitiéndome dedicar este espacio a algunos aspectos que en aquel tiempo no fueron tratados. 2 Arqueólogo. Investigador corresponsable de las Zonas Arqueológicas Cerro del Teúl y Cerro de las Ventanas, Centro INAH Zacatecas.
25 Años del Museo de La Quemada
Contextos del Museo 1 de La Quemada
25 Años del Museo de La Quemada
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LA GUALDRA NO. 485
/// Acceso del Museo de La Quemada.
/// Área de Servicios Educativos del Museo Arqueológico de La Quemada.
La construcción del Museo de La Quemada
6 Por José Carlos Lozano
Ordoñez*
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no de los principales promotores de la investigación en torno a La Quemada fue el arqueólogo Peter Jiménez, quien desde los años 80’s tuvo la inquietud de crear un espacio en donde se diera a conocer la importancia de este lugar para mostrar al público los trabajos de investigación. De esta manera comenzamos un diálogo arqueólogo-arquitecto logrando definir un concepto museístico, convirtiéndose en inquietud durante la administración del Lic. Guadalupe Cervantes Corona; nuestro primer boceto se guardó en el cajón de las ideas y duró en ese lugar hasta el año de 1995, cuando
Peter Jiménez me comentó que había la oportunidad de materializarlo, ya que el INAH, a cargo de la Lic. Ma. Teresa Franco, tenía un programa para la creación de museos de sitio presentándose la oportunidad exponer el concepto que trabajamos años atrás; de esta manera nos trasladamos al sitio arqueológico y abordamos a la directora con nuestras ideas y bocetos planteándole lo que podría lograrse en este lugar. El concepto arquitectónico se basó en el respeto a la zona arqueológica, por lo que el inmueble pasa casi desapercibido entre el paisaje y conforme nos vamos acercando el museo empieza emerger en el conjunto y a tomar forma, consiguiendo con esto una perfecta armonía entre el nuevo edificio, la zona arqueológi-
/// Vista área del Museo de La Quemada y del Centro de Atención a Visitantes
ca, el paisaje y la vegetación. Para lograrlo se tomó en cuenta la traza y composición de la zona arqueológica, sus proporciones y materiales. El tratamiento de los pavimentos guía al visitante mediante un sendero compuesto primero por empedrado y después por losas irregulares, el cual llega a una plaza donde le recibe una fuente-columna a base de lajas emulando a las del sitio. Al ingresar al inmueble se dispuso una maqueta de la zona, la cual da la sensación que nace del terreno natural integrándose por medio de un gran ventanal hacia el interior; por un lado se ve como roca tomando progresivamente forma ortogonal hasta convertirse en losas regulares y acabados de mármol. Estos tratamientos en piso nos llevan hacia el auditorio
en donde de igual manera se armoniza el presente con el pasado por medio de los materiales artesanales; posteriormente pasamos a la sala de colecciones, en este espacio estaban expuestas las piezas encontradas en las excavaciones del sitio; el proyecto museográfico corrió a cargo de Peter Jiménez y sus colaboradores el arqueólogo Carlos Torreblanca y la museógrafa Claudia Florescano. Unas de las principales innovaciones del museo fue el área de servicios educativos, un espacio anexo al museo en donde el visitante tiene la oportunidad de aprender sobre las actividades que se realizaban cuando nuestros antepasados habitaban la zona.
/// Vista de conjunto del Centro de atención a visitantes.
* Arquitecto.
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Retrospectiva del Museo Arqueológico de La Quemada 6 Por Carlos Alberto
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n 1831 el gobierno de Francisco García Salinas emitió un decreto para la conservación de monumentos antiguos, con la intensión de que, en medida de que las finanzas del Gobierno del Estado lo permitieran, se realizaran obras de conservación y excavación de los sitios arqueológicos existentes en su territorio. Con esto se planeaba que las piezas prehispánicas recuperadas fueran destinadas a la creación de un museo arqueológico; 165 años después esta visionaria empresa se lograría cuando abrió al público el Museo Arqueológico de La Quemada, el 23 de junio de 1996. Durante el siglo XX el Gobierno del Estado de Zacatecas en conjunto con el INAH realizó esfuerzos por preservar estas ruinas. En el marco de los trabajos encabezadas por Peter Jiménez desde 1986, se comenzó a generar la idea de cumplir el deseo de “Tata Pachito”. Fue en la sexta reunión ordinaria del Consejo de Arqueología del 17 de junio de 1993 donde se aprobó la propuesta
para la creación del Museo de Sitio de la Zona Arqueológica de La Quemada. Las obras comenzaron en 1994 gracias a un convenio tripartita entre el Gobierno del Estado de Zacatecas, el INAH y SECTUR. El museo atrajo la atención por su arquitectura e innovación museográfica; fue un ejemplo de cómo puede convivir un edificio nuevo en asociación con las ruinas de una gran ciudad prehispánica. Los acabados en laja, el uso de la madera y el color en conjunto con la vegetación, mimetizaron el museo, al grado que el visitante lo descubre hasta que se encuentra frente al majestuoso edifico. El emplazamiento del museo siguió el orden de las antiguas construcciones existentes en el cerro, es decir, la ladera sur es una suave pendiente, la cual fue aprovechada por los antiguos constructores. Siguiendo este eje de la ladera sur, en la parte baja y a unos metros a espaldas del Salón de Columnas se ubicó el museo, el cual fue parcialmente excavado y en donde, además, la nopalera del lugar lo cubría. El Museo Arqueológico La Quemada se concibió como un museo de carácter regional, abor-
dando las culturas prehispánicas conocidas en Zacatecas, como son Loma San Gabriel, Chalchihuites y La Quemada. Al ingresar al museo una gran maqueta de las ruinas mostraba las dimensiones del asentamiento prehispánico. En el auditorio “Pedro Armillas” un video introductorio mostraba las culturas prehispánicas de la región. Las recién descubiertas litografías de Carl de Berghes elaboradas en 1832, localizadas en la biblioteca Newberry de Chicago Illinois, Estados Unidos, se exhibían en el vestíbulo del auditorio como parte de los trabajos antiguos en el sitio. La sala de exposición permanente mostraba las piezas arqueológicas y dioramas del pasado prehispánico de Zacatecas, comenzando por la cultura de Loma San Gabriel, la cual corresponde a los primeros asentamientos humanos en la región representados en sencillas herramientas de piedra y los restos de lo que eran sus edificaciones. Posteriormente le continuaban las dos grandes culturas sedentarias, la Cultura Chalchihuites -siendo Alta Vista el sitio rector- y la Cultura Malpaso, donde sobresale La Quemada. Piezas de gran calidad estética y habilidad tecnológica
mostraban complejos diseños decorativos que resaltaba los códigos religiosos y sociales, la minería prehispánica, lapidaria y arquitectura. Finalmente, una excavación arqueológica permitía al visitante introducirse en el proceso del rescate sistemático de este patrimonio cultural. Destaca la creación de un área de servicios educativos, donde el visitante tenía la oportunidad elaborar piezas cerámicas o herramientas de piedra como se hacía en el pasado. En un espacio denominado “el leyendero” se contaban historias, rescatando la tradición oral y las distintas creencias de los pueblos antiguos y contemporáneos. Tal fue el impacto de este museo, que el importante investigador francés Dominique Michelet publicara en la revista de la Sociedad de Americanistas sus impresiones del lugar, señalando al respecto “llegando en colaboración, a un resultado, ciertamente modesto, pero que uno puede calificar de perfecto”. * Director de la Zona de Monumentos Arqueológicos y Museo de Sitio de La Quemada.
/// Museografía anterior del Museo de La Quemada.
/// Piezas correspondientes a la Zona Arqueológica de La Quemada. Museografía anterior del museo.
/// Reproducción del interior del templo de los cráneos Alta Vista Chalchihuites. Así era la anterior museografía del Museo de La Quemada.
/// Reproducción del templo de los cráneos Alta Vista Chalchihuites. Museografía anterior del Museo de La Quemada.
25 Años del Museo de La Quemada
Torreblanca Padilla*
25 Años del Museo de La Quemada
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/// Conservación y restauración de piezas arqueológicas en el Taller de Restauración del Centro INAH Zacatecas.
6 Por Carlos Augusto
Torres Pérez*
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ocas personas imaginan el enorme trabajo intelectual, técnico y creativo que hay detrás de una exposición temporal o permanente y más aún, detrás de la creación o reestructuración de un museo, así como la complejidad de la gestión para su materialización; participar en este tipo de proyectos, además de resultar apasionante, permite adquirir amplios conocimientos y se convierte en una experiencia de vida digna de compartir. Los orígenes del Museo de la Quemada se remontan al año de 1996, en que el Gobierno del Estado de Zacatecas y el INAH construyen este recinto con el objetivo de albergar un museo de carácter regional cuyo propósito sería dar a conocer las culturas prehispánicas que habitaron y se asentaron en los territorios que actualmente ocupa el actual estado de Zacatecas; lo anterior a partir de la exhibición de sus colecciones arqueológicas, convirtiéndose así en uno de los primeros museos en México destinados a promover el conocimiento de las culturas del Septentrión Mesoamericano. El edificio representó en su momento un ejemplo vanguardista por su concepción arquitectónica ya que, en su diseño, retoma en una magnífica interpretación contemporánea las características formales y los sistemas constructivos del asentamiento prehispánico, logrando una notable y respetuosa integración al paisaje cultural y natural en el que se encuentra inmerso. Este esfuerzo, detonó en las siguientes dé-
/// Limpieza de la maqueta del museo realizada por el Área de Conservación y Restauración del Centro INAH Zacatecas.
Reestructuración del Museo de Sitio de La Quemada: una experiencia de gestión cadas en la generación de infraestructura para promover la visita a otros sitios arqueológicos en el estado. Así, en 2007 abría sus puertas el Museo de Sitio de Alta Vista, en Chalchihuites; se iniciaban los proyectos arqueológicos en el “Cerro del Teul”, en el Teúl de González Ortega; y el “Cerro de las Ventanas”, en Juchipila; los cuales abrirían a la visita pública 10 años más tarde en 2018 y 2019 respectivamente. Lo anterior marcó el fin de un primer ciclo en la vida del Museo Arqueológico de La Quemada, ya que diversas piezas de su acervo pertenecientes a los sitios arqueológicos que ya podían ser visitados fueron retiradas para regresar a su lugar de origen; asimismo, el inmueble presentaba algunos problemas de mantenimiento y obsolescencia en muchas de sus instalaciones, por lo que fue cerrado para iniciar una etapa de rehabilitación y reestructuración museográfica con el objetivo de cambiar su vocación inicial y convertirse en un museo de sitio. El proyecto se gestó en mayo de 2019 y nuevamente a partir de una suma esfuerzos y capacidades entre el INAH y el Gobierno del Estado (como ocurrió 25 años atrás). Las bases de coordinación y colaboración institucional se formalizaron en un convenio para la operación y funcionamiento de la unidad de servicios y Museo de Sitio de La Quemada y a partir del cual el INAH, con el apoyo del Gobierno del Estado,
/// Rehabilitación de las azoteas del Museo de La Quemada.
asumió la dirección y operación del museo de sitio incorporándolo a su red nacional. Dicho convenio se formalizó en agosto de ese mismo año, precisamente en el marco de la apertura de la zona arqueológica “Cerro de Las Ventanas”. A partir de esa fecha y durante los siguientes 7 meses se llevó a cabo un arduo e intenso trabajo por parte de diversas coordinaciones nacionales del INAH y el Centro INAH Zacatecas en conjunto con las dependencias estatales y el municipio de Villanueva, mediante la instalación de un Comité Técnico que desde septiembre de 2019 y hasta febrero de 2020 sesionó mensual e ininterrumpidamente para cumplir en tiempo y forma con la meta trazada. Así, investigadores, arquitectos, restauradores, museógrafos, diseñadores y un gran número de técnicos de diversas disciplinas trabajaron en la rehabilitación integral del inmueble, la renovación de la red de instalaciones, la adaptación para facilitar la accesibilidad universal, la incorporación de un espacio para una sala de exposiciones temporales, la dignificación del auditorio, la incorporación de un nuevo sistema de seguridad y, desde luego, en la elaboración de guiones científicos y museológicos, en la curaduría y restauración de piezas a exhibir, en el diseño de mobiliario museográfico y gráfica, en la redacción contenidos, producción de videos y recursos multimedia, etc
Lo anterior permitió que el programa de trabajo establecido se cumpliera a cabalidad, proponiéndose el sábado 21 de marzo de 2020 para su reapertura, lógicamente aún no nos imaginábamos la dimensión de lo que en el mundo ya ocurría y lo que el futuro inmediato nos tenía deparado. La incertidumbre llegó junto con el mes de marzo y finalmente los trabajos fueron suspendidos a raíz de la contingencia sanitaria por la Covid-19 a una semana de la fecha programada para su reapertura; así, el museo quedó prácticamente terminado, el objetivo se había cumplido, pero la reapertura tendría que esperar indefinidamente. Hoy, a poco más de un año, aún bajo circunstancias especiales, pero con un horizonte esperanzador, bajo estrictos protocolos de seguridad y adaptándonos a las circunstancias que nos demanda esta nueva normalidad, el museo se encuentra nuevamente abierto para conocimiento y disfrute de propios y visitantes y con ello seguir cumpliendo el objetivo para el que fue creado hace 25 años: promover los valores arqueológicos de Zacatecas, ahora como el museo de sitio de uno de los lugares más imponentes y enigmáticos del centro–norte de México: la Zona Arqueológica de La Quemada. * Arquitecto. Director del Centro INAH Zacatecas.
/// Visita del Coordinador Nacional de Museos y Exposiciones del INAH Arq. Juan Manuel Garibay, bocetando el nuevo concepto museográfico.
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El Nuevo Contenido del Museo de Sitio La Quemada 6 Por Carlos Alberto
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espués de 25 años de operación y haber cumplido su misión de proyectar la arqueología del Estado de Zacatecas, el Museo Arqueológico La Quemada, cambió a partir del 2020 para convertirse en el Museo de Sitio La Quemada. Originalmente era un museo regional que explicaba las culturas prehispánicas conocidas en su momento en Zacatecas. Ahora se ha convertido en un museo de sitio, centrando la atención en este antiguo asentamiento, para conocer su desarrollo local y vinculaciones con otros asentamientos contemporáneos. Para lograr lo anterior, fue necesaria la recopilación de la información arqueológica producida en estos últimos 25 años en torno al asentamiento prehispánico de La Quemada. Por su parte, los recursos museográficos se actualizaron, recurriendo a las nuevas tecnologías para hacer didáctico y amigable el recorrido por el museo. Con base en las inquietudes que los visitantes vertían durante su visita a la zona arqueológica, se crearon seis módulos temáticos. El primer módulo está dedicado al “Origen del nombre”, aunque es difícil saber el nombre como se le conoció a este asentamiento durante su ocupación prehispánica, a partir del siglo XVI y hasta el siglo XIX encontramos distintas denominaciones. La más temprana fue Tuitlán, debido a que era una población de Zacatecos próximo a las ruinas. Chicomoztoc fue concebido por Juan de Torquemada, ya que habían escuchado a los aztecas de su mítica peregrinación. El nombre de La Quemada deriva por encontrarse las ruinas dentro de los terrenos de la Hacienda de La Quemada. Cerro de Los edificios era como popularmente se le conocía por los pobladores de la región por ser un cerro con restos de antiguos edificios. Finalmente, Coatl Camac fue propuesto por Carl de Berghes, al creer que se trataba de otro punto donde se asentaron los aztecas durante la búsqueda de la señal que su dios les daría para fundar su ciudad. En torno a la maqueta que ya se encontraba en el vestíbulo de acceso al museo, comienza el segundo módulo que aborda el “Proceso de exploración, investigación y rescate de La Quemada”. En este lugar se muestra, a través de gráfica sobre cristales, a los primeros militares y religiosos que arribaron a estas ruinas entre el siglo XVI al XVIII, posteriormente llegan viajeros y exploradores en el siglo XIX. Para el siglo XX se profesionaliza la actividad arqueológica y llegan los primeros arqueólogos. A mediados del siglo XX son distintos investigadores de instituciones científicas quienes aportan importantes datos para la comprensión de este asentamiento. La maqueta sirve a su vez para el módulo denominado “El Cerro de Los Edificios”, en donde el visitante, a través de una pantalla táctil selecciona uno a uno los edificios y conjuntos que conforman el sitio y mediante recursos multimedia, una luz lo ubica sobre la maqueta y en una pantalla se proyectan imágenes antiguas, recientes y reconstructivos virtuales del espacio
/// Diorama de excavación arqueológica.
/// Maqueta de la Zona Arqueológica con interactivo multimedia.
/// Módulo de Biodiversidad, con piezas de taxidermia del Museo de Historia Natural de la UAZ.
/// Sala principal en donde se exponen diversos objetos de la Cultura Valle de Malpaso
seleccionado. El módulo de “Biodiversidad” muestra la flora y fauna que existió en el valle de Malpaso durante la época prehispánica. Además de un gráfico, se cuenta con un oso, un pato, un águila y un mapache. Cuatro excelentes ejemplares de taxidermia prestados por el Museo de Historia Natural de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas. En el módulo más amplio es el llamado “Valle de Malpaso” en el cual se exhiben todas las piezas cerámicas, como ollas, cajetes, copas
y platos, figurillas de barro, y una escultura de piedra, las cuales nos hablan sobre las creencias y tipo de sociedad que ocupó esta importante ciudad prehispánica y el Valle de Malpaso. También se incluyen piezas como collares, dijes o botones en turquesa, así como una muestra de la alfarería de la Cultura Chalchihuites, contemporánea a la Cultura del Valle de Malpaso. Las piezas se exhiben en espacios característicos de la arquitectura del sitio, como son las columnas, en este caso a base de MDF con estructura interna de pino, con capelos de cristal y difusores
/// Pasillo donde se exponen los personajes y el proceso de rescate de La Quemada.
de acrílico lechoso esmerilado, y sobre muros en talud a base de lajas. Un gráfico que ubica a La Quemada en el tiempo y espacio mesoamericanos. En el último módulo temático conocido como “Excavación arqueológica”, se explica al visitante el trabajo del arqueólogo, cómo es que recupera la información a través de una excavación controlada para reconstruir el pasado. El diorama cuenta con sonido escenográfico donde se escuchan las cucharillas raspando el suelo, los picos y pala durante la excavación y la tierra siendo cribada para la recuperación de pequeñas muestras arqueológicas. Un par de pantallas táctiles permiten al visitante interactuar a través de preguntas para acercarse al trabajo de los arqueólogos y demás disciplinas que ayuda a rescatar, comprender y conservar el pasado. Entre las nuevas adecuaciones en el auditorio, se cuenta con el renovado equipo de pantalla y sonido, así como un actualizado video introductorio de la zona arqueológica. Con la nueva museografía, se generó una sala para exposiciones temporales, con la finalidad de renovar las colecciones a exhibir en el museo. * El director de la Zona de Monumentos Arqueológicos y Museo de Sitio de La Quemada y la responsable del área de museografía y curaduría del Museo de Sitio de La Quemada.
25 Años del Museo de La Quemada
Torreblanca Padilla y Xóchitl Hernández Noriega*
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LA GUALDRA NO. 485 // 28 DE JUNIO DE 2021
25 Años del Museo de La Quemada
Colección arqueológica del Museo de Sitio La Quemada 6 Por Carlos Alberto
Torreblanca Padilla y Xóchitl Hernández Noriega*
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lgunos restos de objetos elaborados en la época prehispánica fueron recuperados por diferentes investigadores, en cambio, otras piezas fueron halladas por vecinos de la región y entregadas al INAH para su resguardo. Gracias a ello, los investigadores han podido acercarse a comprender las tradiciones alfareras, para elaborar enseres domésticos o ceremoniales, herramientas de tierra, como puntas de proyectil, hachas o metates. Las decoraciones en la cerámica narran eventos mitológicos o el conjunto de objetos procedentes de ofrendas indican costumbres funerarias. Para ello se han seleccionado setenta piezas arqueológicas procedentes de La Quemada, así como algunos ejemplares de Alta Vista para explicar al visitante cómo eran los antiguos pobladores del Valle de Malpaso y sus vínculos con otros grupos culturales de la época. El Museo de Sitio de la Quemada resguarda una colección de piezas arqueológicas que permiten acercarnos a las creencias religiosas, actividades comerciales y cotidianas. Estos restos materiales han permitido definir a la cultura que se asentó en el Valle de Malpaso, siendo La Quemada el centro rector, existiendo aproximadamente 220 aldeas dispersas en el valle. La Cultura del Valle de Malpaso, se desarrolló entre los años del 350 al 1100 d.e. teniendo vínculos comerciales, políticos y religiosos con regiones como Chalchihuites, Bolaños, Tlaltenango, Juchipila, el Tunal Grande, Altos de Jalisco y el Bajío. La museografía recurre a los elementos arquitectónicos prehispánicos característicos de La Quemada para convertirse en estilizadas vitrinas. Al centro se observa trece columnas cilíndricas con capelos de cristal y un gran talud de lajas en un extremo. En la colección destacan piezas como una escultura femenina tallada en piedra, en cuya espalda carga a un infante. Ambos carecen de cabeza y están labrados en roca basáltica. Su localización surgió hacia los años 80´s por parte de los arqueólogos Laura Castañeda y Román López, al pie del basamento piramidal del conjunto Plaza de Los Sacrificios de la zona arqueológica. Recientes investigaciones sugieren que dicha escultura se puede tratar de una mujer de edad avanzada o que está amamantando, debido a sus senos flácidos que presenta. En el área de la cabeza, aunque esta es ausente, muestra varios orificios donde primeramente se colocaba una estaca para incrustar un cráneo humano y posteriormente se fijaba para un mayor ajuste. Esta pieza de uso ritual sugiere que los sacrificados eran mujeres y niños. En una de las columnas cilíndricas se resguarda una de las principales ofrendas encontradas in situ dentro de la zona arqueológica. Fue recuperada por el arqueólogo Achim Lel-
/// Cuentas procedentes de Alta Vista, Escultura encontrada en la Plaza de los Sacrificios, y figurilllas de barro localizadas en la región.
gemann a mediados de los años 90´s dentro del basamento piramidal de La Ciudadela. Esta ofrenda estaba compuesta por dos copas tipo Tepozán, dos copas al Pseudocloisonne y una olla “matada”, es decir, fue rota al momento de colocarla. Presentaban una asociación con un individuo masculino de corta edad que mostraba una pierna amputada y colocada en la parte ventral. Esta ofrenda representa a la deidad de Tezcatlipoca, pues según la cosmovisión mesoamericana este era un individuo que carecía de una pierna debido a que la ofreció como anzuelo para atrapar al gran Cipactli o monstruo marino. Por otra parte, las copas simbolizan los cuatro Tezcatlipoca (el rojo, negro, azul y blanco). La lapidaria expuesta en el museo de sitio de La Quemada, se conforma de piezas recu-
peradas en Alta Vista. Corresponden a diez cuentas y dos conjuntos de pulseras elaboradas en turquesa. La producción de este tipo de artefactos dentro del mundo prehispánico se convirtió en una importante actividad, reflejaba una especialización de artesanos en la piedra verde (turquesa, crisocolas o azuritas), para la elaboración de botones, collares y pendientes que eran portados por las altas jerarquías o usados simbólicamente en rituales. En el gran talud a un costado de las columnas, se exhiben tres ollas, de las cuales solamente una presenta decoración en rojo sobre un fondo blanco. Ambas fueron encontradas en el contexto funerario de El Osario hacía la década de los 80´s por Peter Jiménez. En su interior fueron colocados los restos óseos de
individuos, por lo tanto, simbolizaban el retorno al vientre materno y su renacimiento. Un conjunto de figurillas muestra la vestimenta y decoración que acostumbraban los antiguos habitantes. Se aprecia el uso de orejeras, nariguera, collares y tocados en la cabeza, además de huipiles. En algunas se nota decoración facial a base de distintos colores, lo que nos señalan su rango social o actividad. Destaca una pequeña figurilla de barro sin decoración alguna, solo se representa su silueta, la cual fue localizada cerca de la cancha del juego de pelota. * El director de la Zona de Monumentos Arqueológicos y Museo de Sitio de La Quemada y la responsable del área de museografía y curaduría del Museo de Sitio de La Quemada.