La Gualdra 486

Page 1

SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 486 /// 5 DE JULIO DE 2021 /// AÑO 11

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

José María Velasco. El cardón. 1887. 61 x 45 cm. Óleo sobre tela. MUNAL.

El artista mexicano José María Velasco nació un 6 de julio de 1840 en Temascalcingo, Estado de México. Para conmemorar este natalicio compartimos con ustedes la imagen de su obra El cardón, un óleo sobre tela que pertenece a la colección del Museo Nacional de Arte; en la actualidad se encuentra en exhibición en la exposición Patria Diamantina en honor a Ramón López Velarde en el Museo de Guadalupe.


2

LA GUALDRA NO. 486 /// 5 DE JULIO DE 2021 /// AÑO 11

La Gualdra No. 486

Editorial

E

n épocas recientes, el tema del narco ha sido más que recurrente no solo en las series de televisión, sino en la literatura, la música, el cine y las artes plásticas. Si el arte es el reflejo de su tiempo, este es un triste ejemplo. En un principio, cuando este tipo de temas eran abordados generaba una cierta curiosidad saber cómo era ese mundo tan ominoso porque hasta cierto punto lo sentíamos lejano; es decir, sabíamos de hechos violentos, de conflictos entre “buenos y malos”, escuchábamos corridos en los que se hablaba de un supuesto “heroísmo” de quienes protagonizaban estas historias y había, me atrevo a decirlo, una tendencia a considerar hasta cierto punto “admirables” a quienes se atrevían a desafiar las leyes, y a un sistema en el que los políticos y poderosos estaban por un lado y el pueblo del otro (y cada vez más separados). Una visión así de maniquea hacía que, hasta de manera ingenua, se llegara a considerar que este tipo de problemas era más bien un asunto “de películas y canciones” y que ocurrían lejos de nosotros. Con el paso del tiempo, comenzamos a identificar que esos temas no estaban tan alejados de nuestro entorno inmediato como suponíamos; a lo lejos -pero no tanto- empezamos a darnos cuenta de que los problemas relacionados con esas situaciones que anteriormente solo aparecían en la tele o se escuchaban en corridos norteños eran reales y cada vez más cercanos. Dolorosamente nos dimos cuenta de que las enormes y crecientes brechas de desigualdad propiciaban cada vez más que las personas tomaran el camino inadecuado, decían que el “camino fácil” era ese. Las ciudades, nuestras ciudades, sobre todo en el centro norte del país comenzaron a padecer una nueva realidad, una pandemia que no se frenaba con vacunas ni con cubrebocas. Todo el mundo sabía que el problema existía y que estaba cada vez más cerca. Los primeros hechos violentos de esta naturaleza paralizaban ciudades enteras, aunque se dieran en colonias alejadas; luego, eso se fue haciendo cada vez más común: ¿Son fuegos artificiales o balazos?, silencio, las noticias llegaban, parábamos un rato de nuestras actividades diarias y luego... a continuar. Hemos ido construyendo una realidad

en la que todos somos: Todos “Somos.” vulnerables. “Somos.” -así con punto final”, es una serie televisiva que recién se estrenó en Netflix y aborda un hecho sin parangón por los niveles de destrucción y deshumanización vividos en una ciudad llamada Allende, en el vecino estado de Coahuila hace apenas una década. La serie, sin embargo, no muestra una tendencia a la heroización de los personajes que están fuera de la ley. “Somos.”, de manera afirmativa, le da voz a los que por diferentes circunstancias estuvieron ahí; esa polifonía de voces que narran lo que ahí sucedió es la de seres humanos comunes y corrientes que por azares del destino les tocó vivir en esa comunidad. Créame, esta serie por más aterradora, cruenta, desgarradora y perturbadora -porque es así- es muy buena y vale la pena ser vista por varias razones. En solo 6 capítulos y manejando diferentes planos temporales, el director logra contar una historia bien estructurada, estupendamente actuada y sin menoscabo de recursos técnicos ni audiovisuales. Creada por James Schamus, la serie tiene como guionistas a Monika Revilla y Fernanda Melchor y está basada en el artículo de Ginger Thompson “Anatomía de una masacre”; la dirección estuvo a cargo de Mariana Chenillo y Álvaro Curiel. Destacan las actuaciones de Mercedes Hernández, como doña Chayo; Jesús Sida, como Paquito; Armando Silva, como Héctor; y de Antonio López Torres, como César; pero en realidad, el trabajo de casting realizado por Bernardo Velasco es extraordinario. El personaje de César, interpretado por el artista zacatecano Antonio López Torres, es uno de los que más impacto me causó por lo bien construido que está. Sus apariciones en la serie son esporádicas en el desarrollo de la historia, pero en torno a él están todos los miedos acumulados, porque son reales; ya no son esos que intuíamos al ver las películas de los Almada en los 90, son los de este siglo que lleva ya dos décadas completas de violencia y que nos hacen afirmar también: “Somos”. Véala. Que disfrute su lectura.

Directorio

Contenido ningún país es mi país, de Gustavo Ogarrio Por Armando Salgado

Bilbao / Díaz Actualidad del western Por Mauricio Flores

3

4

El complot mongol, de Rafael Bernal Por Miguel Ángel de Ávila González Canto de enredaderas de Alejandra R. Montelongo: brevedad y melodías Por Rebeca M. Aragón

5

Todo sobre ellas y nosotras: Todo sobre mi madre, de Almodóvar Por Rebeca Mejía López Ver volar un papalote Por Pilar Alba

6

Saint Maud, de Rose Glass Por Adolfo Nuñez J. Desayuno en Tiffany’s, mon ku El Festival de Cannes número 74, vuelve a la vida presencial Por Carlos Belmonte Grey

El carnicero paradójico Por Guillermo Nemirovsky

7

8

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


3

5 DE JULIO DE 2021

ningún país es mi país, de Gustavo Ogarrio t

Por Armando Salgado

Libros

E

n el interior de estas páginas hay un país en llamas; una sala de cine en la que conviven Bruce Lee, Yul Brynner, Charlton Heston, Mel Gibson, Libertad Lamarque, Marga López y Blanca Estela Pavón; un grupo de jóvenes que corren apocalípticamente hacia sus casas —entre calles estrechas y puntiagudas—; una radio que sintoniza al Trío Matamoros, a Muddy Waters y las últimas noticias en cascada sobre el fin del mundo; el bombardeo constante sobre nuestra conciencia; una multitud frente a las mangueras de agua como cíclopes hidráulicos; un trozo musical de Patti Smith; un parpadeo nerudiano junto a una fábrica de silencio; un padre que domestica coco-

drilos dentro de sus pulmones; un reino animal con un terremoto al costado; personas ensangrentadas que buscan su no país; conforman una geografía de dolor y esperanza como parte del territorio poético de un continente personal y social. Este poemario de Gustavo Ogarrio nos muestra el punto cero de la poesía: donde todo regresa a nosotros como era antes —por un pestañeo—, para corroborar que cada vez nos hundimos con mayor maestría. Queda claro: la única manera de volcar nuestro coche y así evitar la desmemoria, yace dentro de este libro de mitologías urbanas, donde la realidad sabe bien que todo avanza con una ternura que nos olvida. Entre la posibilidad de nuevas utopías y la nostalgia, Ogarrio nos deja claro que la poesía siempre será ese mundo que todavía no se derrumba.

Selección de poemas de ningún país es mi país (Silla Vacía editorial, Morelia, 2020) ningún país ningún país cuenta venados como flechas luminosas venados de otro mundo que hacen temblar el vacío de las tardes sin destino sin dios venados de metal heridos y veloces en la luna menguante de la feria rueda de la fortuna tazas del vértigo carritos chocones con chispas en la cabeza resaca de mareas fúnebres que como mordida de tigre hacen caer también a otros venados que agonizan ante el avance de las balas y de los cíclopes qué país tan grave tan ninguno tanto dolor en la muela no se puede soportar hace falta otro país más trémulo para acordarse de los que llevan la marca de ningún país en los huesos en esta sangre de pelícano que golpea contra el silencio en el puente de gardenias en el que se ha colgado la cabeza de este país hace falta contar los zapatos de los que se fueron a ningún lado sin ningún país encima linternas apagadas con sus héroes perenes en hazañas negras que hicieron brotar por primera vez el muñón sagrado de la muerte y esa manera tan magnífica de arder como venado en movimiento tras las huellas de ningún país una lengua como país natal quisiera tener una lengua de buzo experta en los trabajos del mar o que al menos consiguiera retar a los pulpos y a sus tentáculos desplomados que son cortados al atardecer para alimentar a las mujeres fatales una lengua de caballo dormido o de cantor medieval o de campana al amanecer que anuncia el triste comenzar de los cuerpos enlutados

una lengua como casa abandonada con los vidrios rotos y con vocación plumífera una lengua sin navidad ni año nuevo inflexible como un renacuajo en la boca una lengua que se llame genoveva ariadna colette

simona

una lengua del siglo XVI temblorosa en los andamios del miedo y valiente cuando tenga que enfrentar a las telarañas de los besos arquitectónicos una lengua como ráfaga de viento que sirva para ganar tragedias para tragar melancolías ajenas y escupirlas al abismo de todos los días una lengua de taladro metafísico que acabe con la piel dura de la alegría sin respiro quiero una lengua de nieve para regalársela a los enfermos que cuidé y que ya no pudieron decirme sus últimas palabras quiero una lengua de buitre para acabar conmigo y con todos los domingos en los que soñé tener otra lengua quiero una lengua de pordiosero para ahorcar a la piedad de los poderosos quiero una lengua nocturna para robarme los pedazos de estrella que caen sobre mis enemigos quiero una lengua de fragancias cósmicas para besar sin ternura a miroslava y a rosita quintana y a liz taylor que también es cleopatra y succionar el tuétano esquizofrénico de sus almas quiero una lengua lacustre para vibrar como piraña de una vez por todas quiero una lengua que sea mi nacimiento verdadero en ningún país

un pulpo gigante atacó al buzo que le sacaba fotos en la cala de fluebish a ciento cincuenta kilómetros de

san francisco cierta tarde luminosa de verano de turistas distraídos que juegan en las rocas un pulpo llamado fred sepultado hace siglos en el océano pacífico examina a la distancia a otro pulpo insólito y débil un forastero en la tumba líquida fred es un devorador de crustáceos cangrejos desdichados soberbias langostas almejas entusiastas un infatigable espectro que se guarda en la arena para el ataque quieto tibio anónimo todavía sin popularidad fred sigue a este forastero de tentáculos artificiales que de pronto lo descubre a sus espaldas el extranjero hace palpitar su brazo de cámara fotográfica y fred gira en el remolino de su propia tinta para lanzar sus ventosas para protestar contra la humanidad bajo el agua su brazo majestuoso de dos metros con cincuenta centímetros de largo es ya el misterio de los colores en movimiento el forastero y su épica marina alcanzan a ver el pico córneo de fred los pulpos también lloran y tiene derecho a la intimidad dice la nota en el periódico que no sabe nada de fred mucho menos de su bolsa de tristezas oceánicas el forastero escapa y fred no se rebaja un solo instante ni al rencor ni a la melancolía más bien retrocede sin rumbo como solo saben hacerlo los pulpos en la oscuridad al tiempo que se come uno de sus tentáculos el hambre es mala consejera pero en unos días el muñón hidráulico crecerá fred no sabe que ya hay pulpos adivinadores en la superficie terrestre que son capaces de descifrar el futuro de las princesas y el score de un partido de fútbol sin embargo fred se graduará como homicida incompleto en diarios y revistas y reinará por un instante en el ocaso de algún país fugaz


4

LA GUALDRA NO. 486

Bilbao / Díaz

Op. Cit.

Actualidad del western No había horizonte, ni sol, ni rancho, ni suelo. Basilisco Y el sol, siempre el sol. Pequeño en el cielo, inmenso en el suelo. A lo lejos

t

Por Mauricio Flores*

de Shakespeare, los malvados son los parlanchines y los buenos los callados. Los buenos no hablan, hacen; mientras que los malvados hablan para convencer a los demás de que hagan lo que aquellos no quieren o no se atreven a hacer”. Una decidida apuesta por el actuar.

La imagen se distorsiona. Es quizás el paso de los años. O tal vez, lo destartalado del proyector que la imprime, invento de unos emprendedores franceses, en el gigantesco lienzo blanco. Son los años setenta. Hermanos y amigos se han escapado al cine del barrio a ver “una de vaqueros”. Un western, lo sabrán con el tiempo, palabra en inglés con la que se denomina al género que recrea artísticamente una época, un sitio y un conjunto de personajes que bien pueden contener nuestro mundo. El mundo de entonces, de mucho antes, y hasta el de hoy y el porvenir. Como se cosecha, tantos años después, al acceder a la lectura de un par de novelas, recursos literarios no solo bien explotados sino hasta renovados, en días de pandemia y crisis planetaria.

U

Cinco. Traducida del inglés por el propio Bilbao, A lo lejos cuenta la historia del sueco Håkan Söderström, casi un niño, tras su llegada a los páramos norteamericanos, también en los años de la búsqueda del oro, la colonización, el exterminio indígena y la conformación nacional. Caballos de importante alzada para los hombres blancos; ponis bicolores, carentes de silla de montar, para los indios. Un arribo, un periplo, que personaje y, prontamente el lector, resumirán como “los años de búsqueda del hermano”, que Håkan (Halcón) supone radica en Nueva York.

no. Perdón, Mauricio, de qué nos ha-

blas ahora. Calma, de la reciente aparición en librerías de las novelas Basilisco, del asturiano Jon Bilbao (1972) y A lo lejos, del argentino Hernán Díaz (1974) que, como ya se advirtió, pueden insertarse en el llamado género western, prolíficamente utilizado en el cinematógrafo, aunque también con importantes ejemplos en el terreno narrativo. Cualquiera podrá asegurar, incluso, que antes que buena película, tuvo la misma que ser una excelente historia, una buena narración y un aceptable guion. Cuestiones que al imaginárselas en un futuro filmadas, garantizan doblemente su factura sendas novelas.

Dos. Se habrá ubicado el lector. Basilisco, de las dos la más ecléctica, se desarrolla en dos planos narrativos que nos ubican en los conflictos más personales (amorosos, familiares) de un ciudadano español de nuestros días. Y de ahí “el viaje” a las historias recuperadas de un lejano oeste, siglos atrás, donde la “luna llena y la silueta de un gran búho, de ojos amarillos, en la rama de un pino gris”, ya nos dan cuenta de la imbricación de personajes y situaciones, de suyo arquetipo literario. Todo sin importar las licencias en la manera de narrar de nuestros días, y es que, “en ocasiones, la representación de lo real obliga a la alteración”, leemos. Tres. Colonizadores, indios, buscadores de oro, ermitaños… De casi todo hay en Basilisco, especialmente cierto buscador de verdades absolutas, primigenias, y del convencimiento de la totalidad de todos los porqués del ser humano. Una “ansia” que puede convivir con la “ignorancia terca”, ciertamente. Todo en jornadas donde imperaba la certeza del “derecho natural del hombre blanco a colonizar el oeste, en su abrumadora superioridad sobre los indios y cualquier otra raza, y en el po-

der irrefrenable del progreso industrial”. La Unión Americana en construcción: ya se sabrá el precio.

Cuatro. Entre hombres llamados Nutria Negra y Vientre Herido, la narración disparará hacia temas más ambiciosos, esencia de la discusión en aquella época, como puede identificarse al darwinismo, y hasta en citas muy clásicas. “En las obras

Seis. Imaginará el lector las vicisitudes por llegar. “El amanecer era una intuición, cierta aunque invisible, y Håkan corría a su encuentro, con la vista fija en el punto distante que, estaba convencido, pronto enrojecería mostrándole el camino que lo llevaría directo a su hermano. El viento intenso que soplaba a su espalda era un buen presagio; una mano alentadora que lo empujaba hacia adelante al tiempo que borraba sus huellas”. Siete. Menudo personaje (casi un gigante, agredido siempre por los elementos, “la tiranía de los elementos”, y por el mismo ser humano, “Dios no creó al hombre, Dios creó algo que luego se convirtió en el hombre”) Håkan se perderá en el vasto territorio norteamericano dilatándose en su interior. Viajando, leemos en la narración, si bien desde el pasado, pero no hacia el futuro. Siempre permaneciendo en “un presente perpetuo”. “Dejando atrás diversos paisajes y sus gentes, pero sin dirigirse nunca hacia un destino más o menos concreto que pudiera anticipar. Nueva York, su único objetivo verdadero, era tan abstracta y fantástica como una ciudad de una luna remota y nunca la había visto como un destino claro de alcanzar”. Ocho. Basilisco…, A lo lejos…, novelas que recrean universos distantes, al tiempo que recrean un género olvidado. Uno que parecía desdibujado ya, el polvo del desierto alborotado por el paso de las carretas y los caballos, la incontenible manada de búfalos, ahora rescatado con sus buenas hechuras literarias, de aquella penumbrosa sala oscura del recuerdo. 000 Jon Bilbao, Basilisco, Impedimenta, España, 2021, 294 pp. Hernán Díaz, A lo lejos, Traducción de Joan Bilbao, Impedimenta, España, 2021, 342 pp. * @mauflos


5

5 DE JULIO DE 2021

El complot mongol, de Rafael Bernal

E

l complot mongol es la historia de Filiberto García, matón a sueldo contratado eventualmente por la policía judicial, a quien en plena guerra fría y tras el traumático magnicidio de John F. Kennedy en Dallas, se le comisiona para impedir el asesinato del presidente norteamericano en su visita a México, ayudado por un agente de la CIA y otro de la KGB, mientras se enamora de Marta Fong, una china-peruana ilegal, mesera en la calle de Dolores. “Una visita de este tipo siempre implica una grave responsabilidad para el gobierno que ha invitado a un mandatario extranjero. Además debemos tener presente que, de haber un atentado nuestro presidente estaría también en peligro. Y algo más: la paz del mundo está en juego. No sería la primera guerra que empezara con el asesinato de un Jefe de Estado. Y tenemos también el antecedente de lo sucedido en Dallas. Por eso verá,

t Por

Rebeca M. Aragón

E

l escritor mexicano Julio Torri fue introductor de los relatos cortos, o bien microrrelatos, y de la hibridez entre poesía, cuento y ensayo en la literatura mexicana. La brevedad fue su insignia y herencia. Escritor de inicios del XX se alejó de los temas mexicanos y políticos, se encontraba más interesado por el arte y el estilo. Esto a pesar de que su amor por la brevedad proviene de autores franceses e ingleses, en los que destaca el autor Marcel Schwob con Vidas imaginarias (1896), donde se incluyen relatos cortos sobre vidas poco favorecidas por la Francia moderna. La tradición de la brevedad con hibridez ha sido cultivada en las letras mexicanas por varios autores desde entonces, pasando por Juan José Arreola con Bestiario (Joaquín Mortiz, 1972), José Emilio Pacheco con La sangre de Medusa (Era, 1990) y más recientemente Cecilia Eudave con Microlapsos (Paraíso Perdido, 2017), por mencionar algunos. A este linaje se suma el primer libro de la autora zacatecana Alejandra R. Montelongo Canto de enredaderas (Crisálida ediciones, 2021).

señor García, que, aunque se trata tan solo de un rumor, no podemos dejar de atenderlo... No podemos arriesgarnos a nada. Y nos ha llegado un rumor muy grave”, aseguró el coronel. La trama se desarrolla en las calles de la Ciudad de México a mediados del siglo XX, cuando los países que dominaban el ajedrez mundial eran Estados Unidos, la Unión Soviética, Cuba y China desde sus respectivas trincheras y sus propios problemas. Filiberto García, Graves (CIA) y Laski (KGB) representan características políticas y sociales de sus respectivos países. García siente que hay una desigualdad en las formas de resolver los problemas y anticipa que ellos tienen otro tipo de percepción de la justicia. Es decir, cree que hay superioridad de la Unión Soviética y Estados Unidos sobre México. Podría decirse que García no entra en la dinámica del espionaje vanguardista de métodos sofisticados de interrogación basados en la psicología o armas de uso espacial para identificar huellas dactilares, ni cámaras diminutas o lentes con rayos X, sino que hace las

cosas en forma tradicional, toparse con el petate del muerto y con base en su experiencia, hallar el gato encerrado. “A nosotros no nos enseñan todos esos primores. A nosotros solo nos enseñan a matar. Y tal vez ni eso. Nos contratan porque ya sabemos matar. No somos expertos sino aficionados”. A diferencia de Graves y Laski que con la mano en la cintura darían la vida por su país, Filiberto por el contrario, desconfía tanto de sus jefes que antes de resolver el enigma se percibe que anticipa su complicidad. La novela contiene tres figuras que representan la autoridad del Estado, el coronel, el general Miraflores y Rosendo del Valle, quienes son exponentes del viejo modelo de corrupción y pretenden tomar el poder asesinando al presidente de México. El coronel es el que menos participación tiene en el complot, sin embargo, juega un papel fundamental en la cadena de mandos, ya que él da las órdenes directas a García y además no está enterado del plan. Filiberto se da cuenta que no existe ningún plan para asesinar al

Libros

Por Miguel Ángel de Ávila González t

presidente de Estados Unidos por parte de los chinos. García resultó útil para disimular estos planes: es tan solo un matón que no piensa y además tiene buenos vínculos con la comunidad china en México. En otras palabras: es una tapadera. Al final García obliga al licenciado del Valle a matar a su colega; por último, Filiberto asesina al licenciado del Valle. Vale la pena volver a releer a Rafael Bernal con gusto reno-

Canto de enredaderas de Alejandra R. Montelongo: brevedad y melodías

Al igual que Torri, Montelongo escribe a inicios de un nuevo siglo en el cual se siente que ya todo ha sido dicho. Montelongo no incluye reflexiones ensayísticas en su libro, pero la hibridez entre poesía, narrativa y prosa poética late desde los títulos: “Templo de agua”, “Ondas en el espejo”, “Que no falten rezos hogueras y cantos”, entre otros. A diferencia de Torri, la escritura de Montelongo sí posee

tonos de realismo y protesta ante la realidad social mexicana. Así, encontramos un tono similar al cultivado por Rosario Castellanos, el cual se encuentra en relatos como “Medusa”, “Pececitos de colores” e “Hijo de otoño”. También resalta el manejo de lo siniestro al poetizarlo, como ocurre en la prosa de Inés Arredondo, en los cuentos “Moneditas” y “Números: el performance”. No obstante, los relatos de

Montelongo no son un pastiche, encuentran su propia voz autoral con cada narrador, escenario y personajes relatados. Canto de enredaderas está dividido en tres partes “Silencio de semilla”, “Fuga de las Ololiuquis”, “Coro de Sépalos”, cada parte reserva un tono distinto al lector, y complementa a los relatos que encierra. Primero es el silencio, la calma, el confort, luego lo cruel, lo

vado. Hay una gran cantidad de lectores y escritores que han tenido por él más que la mera y simple curiosidad y desde hace más de tres décadas lo enarbolan como una de sus más queridas influencias. *** Rafael Bernal, El complot mongol, Segunda serie, Letras Mexicanas, No. 7, primera edición en Letras Mexicanas, México, 1985.

bello y lo siniestro, para culminar con la protesta poética, profética y mítica. Cada parte se encuentra sucedida por epígrafes que forman un poema de la autora, el cual muestra al lector una metáfora sencilla, pero poderosa que encuentra su cauce en el cuento “Flores violetas”. La brevedad hace de la prosa de Montelongo exacta, recorrer las líneas de los relatos de Canto de enredaderas es mantenerse quieto, hipnotizado por esas voces narrativas que lo tenían todo preparado desde el principio. ¿Lectura rápida? No ¿Complicada? Menos. Los cuentos de Montelongo piden volver sobre sí mismo por el mero disfrute de hacerlo. En esa brevedad se encierra el secreto torriano que pocos han adaptado a su propia pluma: la poesía de la prosa. Canto de enredaderas es un libro que recita sus melodías y que augura, al tiempo que resguarda, a una de las plumas que marcarán la tradición de este temible y prometedor siglo XXI. Canto de enredaderas se encuentra a la venta en el perfil de Facebook de la editorial independiente “Crisálida ediciones”, proyecto potosino que se encuentra reuniendo grandes talentos jóvenes mexicanos.


6

LA GUALDRA NO. 486

Cine

Todo sobre ellas y nosotras: Todo sobre mi madre, de Almodóvar

Por Rebeca Mejía López t

Río de palabras

¿Cómo se puede ser tan machista teniendo semejante par de tetas?”. Estas y otras frases de Todo sobre mi madre (1999) de Pedro Almodóvar me taladraron la cabeza. Y es que a más de veinte años de su estreno, aun no había visto la película hasta ahora. En el filme la protagonista lanza esta pregunta refiriéndose a una mujer trans, pero bien podría plantearse respecto a una mujer cisgénero. Y es que en un contexto actual como el de hoy en día, en donde el feminismo y la teoría feminista están siendo revisitados desde múltiples miradas, usos y abusos también, Todo sobre mi madre, pone sobre la mesa los temas a los que todavía nos vemos enfrentadas como mujeres,

desde la mirada de Manuela, una madre que pierde a Esteban, su hijo, la noche en que este celebra su cumpleaños. La película nos relata la historia de la madre, de aquella que no le había dicho toda la verdad sobre su padre a Esteban, aquella que al morir su hijo decide emprender un viaje de Madrid a Barcelona para encontrar a su antigua ex pareja y confesarle que lo han perdido para siempre. Por supuesto, este es solo el pretexto para arrancar la historia en la que una madre emprende el vuelo al pasado ante un giro inesperado y la llegada de una libertad no requerida, casi un sinsentido que se ve rellenado por otras mujeres que se atraviesan en su camino, que en realidad fueron parte de su destino. Como Agrado, quien la conoció en

Barcelona y a la que dejó sin una despedida, o Huma Roja, la actriz protagonista de Un tranvía llamado deseo, la obra que vio con su hijo la última noche que estuvieron juntos. Todo sobre mi madre, nos platica todo sobre nuestras madres. Nos obliga a mirarlas como lo que son: seres complejos que tienen miedos y deseos, quienes sienten cansancio, que cometen errores, quienes aman por sobre todo a sus hijos, pero también quienes están dispuestas a renunciar a nosotros en aras de nuestro beneficio. A Esteban le fascinaba su madre, una enfermera que trabajaba en el área de trasplantes, estaba escribiendo una historia sobre ella. Lo que no sabía es que la mitad que le faltaba correspondía a otra madre, y no necesariamente a un padre.

Ver volar un papalote t

Por Pilar Alba

V

er volar un papalote es una actividad completamente inútil, no hay mejor manera de perder el tiempo que esa. Ver cómo con el impulso del niño que con él corre hace que el

frágil objeto se eleve. Da vueltas y vueltas con el viento se estabiliza y… vuela, vuela. Ver volar un papalote a veces nos recuerda a la vida: para llegar alto hace falta el impulso, para estabilizarse tener el viento en contra, para bajar dejar de sentir el aire y a veces soltarse

y perderse en el infinito. El papalote al volar nos envuelve, nos lleva con él, nos transporta, nos hace sentir lo frágil y a la vez lo fuerte y lo inútil. Ver volar un papalote es solo eso: una experiencia infecunda, tanto como esta de escribir y leer un cuento.

Todo sobre mi madre muestra un universo del cuidado entre mujeres, de la empatía entre nosotras, pero también de las contradicciones que todas cargamos y que no siempre se pueden resolver desde la teoría. En un contexto tan polarizado como el que vivimos, la ficción y el humor nos iluminan los claroscuros que en ocasiones nos aferramos a llevar enteramente a la luz o a la oscuridad. Esta película de Almodóvar nos recuerda la importancia de no olvidarnos de la dignidad humana, especialmente en contextos adversos como cuando se vive una pandemia causada por un virus que no conocemos a ciencia cierta, pero ha dejado entrever lo mejor y lo peor de cada uno de nosotros.

/// Papalote diseñado por Francisco Toledo en papel Artesanal de Arte Papel Vista Hermosa. Centro de las Artes de San Agustín-Amigos del IAGO y del CMFAB A.C.-Arte Papel Vista Hermosa.

Twitter: @RbkMej


7

5 DE JULIO DE 2021

Saint Maud, de Rose Glass t Por

n la industria fílmica moderna, el cine de terror más interesante es aquel que se ha permitido utilizar dicho género como una alegoría o representación de la experiencia humana. Muchos de los grandes clásicos de terror, si bien hacen uso de elementos ficcionales, también desarrollan dentro de su argumento ideas o temáticas que se encuentran muy arraigadas a la realidad. Bajo dicha lógica, el nuevo cine de terror también ha explorado diversas facetas de la condición humana, sin dejar de lado las atmósferas inquietantes de dicho género. Esto se ve representado en las primeras obras de directores como Jordan Peele (Get out, Us), Robert Eggers (The witch, The lighthouse) y Ari Aster (Hereditary, Midsommar). A las filas que conforman estos nuevos autores del género se puede sumar la británica Rose Glass, quien con Saint Maud (2019) su filme debut, presenta un inquietante relato de terror psicológico muy bien construido. La película sigue la historia de Maud (Morfyd Clark), una joven enfermera que es contratada para ser la cuidadora personal de Amanda Köhl (Jennifer Ehle), quien antes fuera una prestigiosa bailarina y coreógrafa de danza conceptual, pero que ahora se encuentra confinada en su hogar por una enfermedad terminal. En sus intentos de dejar atrás su traumático pasado, Maud se ha vuelto

Cine

E

Adolfo Nuñez J.

una persona solitaria y muy religiosa, a tal grado de estar convencida de manera genuina de tener una conexión directa con Dios, siendo su misión en la Tierra realizar los deseos expresos del Señor. Es así como Maud se obsesiona con la idea de volverse la “salvadora” de Amanda, una mujer bastante resentida con la vida por su situación actual. Tomando dicha premisa como punto de partida, la directora elabora, en menos de noventa minutos, una interesante y por momentos perturbadora exploración de los

peligros del fanatismo, así como de los alcances de la demencia y la depresión cuando no son tratadas a tiempo. Estos temas se encuentran encarnados en el viaje físico, mental y emocional de Maud, que es interpretada de manera impecable por Morfyd Clark. Con una puesta en escena impresionista, Glass sumerge al espectador en las tribulaciones de la protagonista, quien, como una suerte de mártir, padece todo tipo de sufrimientos al llevar a cabo los designios de Dios. A medio camino entre The Exorcist (1973) y First reformed (2017),

la cinta se vuelve una efectiva mezcla de body horror y drama existencial, al mismo tiempo que hace uso de los mejores elementos del subgénero de terror religioso. Así, Saint Maud resulta ser una intensa travesía hacia la crisis espiritual de una mujer que hace hasta lo imposible por salvar a quienes la rodean, y en dicho proceso, a sí misma. Es en este audaz y prodigioso debut que se dejan ver las habilidades como directora de Glass, quien ya se puede considerar como una de las mayores promesas en el cine de terror contemporáneo.

Desayuno en Tiffany’s, mon ku El Festival de Cannes número 74, vuelve a la vida presencial t Por

Carlos Belmonte Grey

E

ste 6 de julio inicia la 74 edición del Festival de Cine de Cannes. Este año se ha pospuesto dos meses (normalmente es en mayo) con la esperanza, que al final tuvo resultados, de realizarlo en presencial y no la versión híbrida y reducida para distribuidores del año 2020. El festival ha implementado un estricto control de sanidad, con pruebas PCR cotidianamente y controles de acceso al palacio y las salas; un sistema que no facilita la movilidad del público no europeo.

Además, en plena temporada veraniega, con los calores y precios de la Costa Azur francesa, la asistencia corre el riesgo de verse impactada. Por las razones citadas, este año no podremos asistir, y tampoco estábamos muy animados por hacer la cobertura que desde hace ya 10 años hacíamos sin interrupción. El festival ha conservado sus secciones y el presidente del Jurado por la Palma de Oro es el reconocido director estadounidense Spike Lee. Un jurado que tendrá en frente películas de: Léos Carax (Coproducción mexicana), Paul Verhoeven, Mia Hansen-Love, Bruno Dumont, Asghar Farhadi, Sean Penn, Catherine Corsini, Joachim La-

fosse, Jacques Audiar, Wes Anderson, Francois Ozon, Nanni Moretti... Ya no habrá, en principio, nada en online salvo dos do-

cumentales en acceso libre y gratuito: Morceaux de Cannes (Pedazos de Cannes) de Emmanuel Barnault. Un documental reali-

zado con los archivos del INA (Instituto Nacional del Audiovisual de Francia). Aquí se verán imágenes icónicas o inéditas de la historia del festival El segundo es Olivia de Havilland, l’insoumise (Olivia de Havilland, la insumisa) de Daphné Baiwir. Un retrato consagrado a la gloriosa época de oro del cine de Hollywood y que presenta el trato que han recibido las actrices. Olivia de Havillan fue en 1965, la primera mujer presidente del Jurado en el Festival. Para verlos se puede ir directamente a la página del Festival de Cannes o bien desde el Canal Dailymotion de Cine. Seguro por ahí nos iremos enterando de cosas e iremos escribiendo


Elucubraciones

8

LA GUALDRA NO. 486 /// 5 DE JULIO DE 2021

El carnicero paradójico Por Guillermo Nemirovsky* t

L

os argentinos radicados en el extranjero, a veces, nos acercamos a las carnicerías más por nostalgia, o como obedeciendo a un oscuro comportamiento atávico, que en aras de ejecutar un proyecto gastronómico concreto. Es como si la carnicería fuera una suerte de extensión consular, o algo así. Cierta vez, durante una de esas visitas protocolares, el “cónsul” de mi barrio me contó que el sueño de su vida, desde siempre, era subirse a un avión y volar en línea recta durante 50 horas. En su momento le comenté, sin darme cuenta de lo despiadado de mi raciocinio, que si encaraba hacerlo en busca de un destino exótico, al cabo de 50 horas probablemente aterrizaría en el mismo aeropuerto desde el que despegó. El hombre, que había empezado a trabajar desde niño, había acuñado este sueño como como quien construye un faro para iluminar su mar interior, y yo, por hacerme el listo, opacaba su horizonte con mis triviales consideraciones kilométricas. Perdón, Excelencia. Es que siempre me gustó desempolvar paradojas allí donde las hubiere, como un pueril desquite contra la certeza (“ya ves, realidad, que no eres tan real”). El concepto de paradoja cubre una gran cantidad de formas y recorre la historia de las ciencias como un revelador epistemológico. Se trata, para resumir, de oponer en un enunciado dos predicados contradictorios, pero dados por ciertos separadamente. A veces, un solo predicado contiene su propia contradicción interna, como en el caso de la afirmación “estoy mintiendo” (si es cierto que miento, entonces miento al decir que miento). Prácticamente cada disciplina naciente da lugar a una abundante producción de este tipo de razonamientos que pone a prueba la solidez de su andamiaje teórico. Uno de los primeros en enunciar paradojas fue Zenón de Elea (siglo V a. C.), aunque algunos atribuyen a Parménides, su maestro, la paternidad del género. Su propósito era refutar el intento de la escuela pitagórica de segmentar

/// Francisco de Goya. Trozos de carnero. De la serie Naturalezas muertas. Pintura. c.a. 1806-1812. Musée du Louvre, París, Francia.

el espacio y el tiempo en puntos e instantes discontinuos, y demostrar, por ende, que el movimiento es imposible. Se cuenta que su “paradoja de la flecha” debía enardecer a los soldados de Pericles, pues las saetas del enemigo nunca llegarían a estrellarse contra su pecho, dado que “el movimiento no existe”. ¿Cómo podría transitar un objeto por los espacios en donde no está? ¿Cómo podría recorrer esa distancia, si antes tendría que recorrer la mitad, y antes la mitad de la mitad… y así infinitamente? Se ignora cuántos soldados se salvaron de la muerte gracias a este razonamiento llamado reductio ad absurdum, pero sospecho que la metafísica les fue, en la batalla, de escasa protección. El uso de esta figura retórica en la Grecia de la Antigüedad prefigura la elaboración, más tarde, de las objeciones que nunca dejan de surgir durante la aparición de nuevas ciencias y la emergencia de teorías novedosas. La paradoja del mentiroso fue esgrimida por el matemático Gödel a la hora de idear sus célebres teoremas de la Incompletud; en física moderna y mecánica cuántica, las hipótesis se someten al riguroso examen de la verosimilitud, mediante la confección de paradojas a medida. La teoría de las Probabilidades,

la psicología, la cosmología, han generado un gran número de resistencias basadas en la lógica, y cada intento de explicación de la realidad debe someterse a las horcas caudinas de la paradoja, herramienta insustituible para hacer progresar el conocimiento y revelar las falencias de nuestra razón. Cuando se creía que el universo era infinito y estático, y que estaba compuesto por un sinfín de estrellas, Heinrich Olbers (siglos XVIII y XIX) se preguntó por qué, entonces, la noche era oscura, puesto que lo esperable sería que la mirada hallara siempre un astro luminoso en su camino. La oscuridad nocturna pasó de ser un atributo poético a ayudar a probar que el cosmos es finito y dinámico, y que el número de estrellas es, aunque enorme, limitado, apuntalando de antemano la futura teoría de la Relatividad. La gran virtud de la paradoja, a mi modo de ver, reside en que nos alerta sobre las carencias abismales de nuestro entendimiento, de nuestra aprehensión binaria del mundo, a años luz de la realidad. Es que confundimos lo verdadero con lo válido. Si algo puede parecernos, al mismo tiempo, cierto y falso, es que las herramientas de las que disponemos (idiomas, razón, imaginación) no bastan para describir

el mundo de manera lo suficientemente precisa y fiable. Muchas paradojas son, en realidad, meros sofismas basados en la imprecisión semántica, inherente a la lengua utilizada. La paradoja del huevo y de la gallina, por ejemplo, deriva de la ambigüedad de la noción de anterioridad (lógica o cronológica). Nuestro orgullo, y hasta diría nuestra arrogancia, de ser la especie que creó el lenguaje articulado, nos deja la ilusión de vislumbrar verdades irrefutables, cuando la prudencia aconsejaría admitir, cuando mucho, una meritoria aproximación operacional. Los que sí entendieron esto, y que llevan la “ventaja” de ostentar un desenfado absoluto con la noción de “verdad”, son las llamadas fuerzas conservadoras y reaccionarias de la sociedad. Desde hace un tiempo (yo lo percibo así, pero a lo mejor esto haya sucedido siempre) tengo la impresión de que existe una campaña destinada a vaciar semánticamente los términos que nos permiten razonar e indagar en la realidad. Hoy, por ejemplo, en muchos países, el neoliberalismo se empeña en facilitar los despidos en nombre de la “protección del empleo y la lucha contra la desocupación”; también privilegiamos el enriquecimiento de los más ricos para reducir la pobreza (teoría

del goteo); hace unos días, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán (un déspota en el corazón de Europa), justificó la implementación de sus leyes homófobas alegando que su intención siempre fue “defender los derechos de los homosexuales”. En muchos países, la lucha contra el terrorismo sirve de excusa para desplegar impunemente actividades de terrorismo de Estado, etc. Ignoro cuán concertada es esta campaña, o si es una suma de oportunismos que cuaja en el vaciamiento semántico de los conceptos, en sofismas de mala fe, en la antífrasis más creativa y descarada. La paradoja, etimológicamente “en contra de la opinión común” (la doxa) tiene mucho que ver con el deseo, muy humano, de enarbolar opiniones iconoclastas, como si fuera un trofeo de la inteligencia (“a mí, la realidad no me engaña”). En sí, es una actitud loable, pero que se convierte rápidamente en capciosa a falta de un lenguaje apropiado e inequívoco. ¿Quién sabe cuántas verdades habría desentrañado Zenón de Elea si hubiera dispuesto de las herramientas adecuadas, y de un carnicero pródigo en sueños paradójicos? *Traductor, profesor de la Universidad d’Evry- Universidad Paris-Saclay.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.