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Al Maestro y con cari\u00F1o
by La Mirilla
POR SERGIO PAGLIETTA
FOTOS: JESSICA CONDE
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Se dirá que es un encabezado extraño para esta nota, pero en realidad no está muy claro si se trata de una nota aunque fue esa la intención. Hay veces que los reportajes se transforman en charlas amenas, cataratas de anécdotas, risas y recuerdos de todo tipo que hacen del trabajo una experiencia rica e inolvidable.
Hablar de Jorge Bolani es hablar de un enorme exponente del teatro uruguayo, un profesionalísimo actor de cine y un docente de primera línea; pero hablar CON Jorge Bolani en su casa, en su mundo interior y casero, tomando una taza de té una tarde de otoñal primavera montevideana, créanme que es una experiencia maravillosa. Y es escaso el tiempo, porque vaya si habrán quedado cosas de qué charlar, escuchar su opinión, su enfoque de las realidades que vivimos. Así y todo, el rato que conversamos nos dejó una serena calma, sabiendo que mientras existan personas con ese carisma y ese talento, todo está bien.
Oriundo del barrio Cordón de Montevideo, donde reside y de donde no piensa irse nunca, se vinculó al teatro aún en edad escolar. Vivió frente a las instalaciones del Teatro El Galpón, ubicado en la intersección de las calles Mercedes y Carlos Roxlo. Obviamente pasaba el día dentro del teatro, cosa que no le gustaba mucho a su familia por el “inminente peligro” al que estaba expuesto. “Decir El Galpón era sinónimo de Partido Comunista”, cuenta a La Mirilla. “En el seno de una familia conservadora eso era una cuestión de cuidado, de modo que tuve que ir por otros caminos”.“Estudié inglés en el Instituto Anglo Uruguayo por muchísimo tiempo, un idioma que me fascina y que conozco perfectamente. Pero mi vocación verdadera ya estaba dentro y en una oportunidad me invitaron a formar parte de un elenco de teatro del mismo Anglo, que hacía obras en inglés, con la dirección de Eduardo Malet. Para mí fue fantástico, pero era una cuestión bastante rudimentaria, muy elemental, y yo buscaba otra cosa”. Así que siendo un muchacho joven y ya estudiando en la escuela del Teatro Circular de Montevideo, siguió con el rumbo fijo hasta egresar en 1974, habiendo representado más de 40 obras. Entre otros, fue dirigido por Jorge Curi, Alfredo Goldstein, Taco Larreta, Jorge Denevi, Ruben Yáñez, César Campodónico, Horacio Buscaglia… Una lista enorme de talentosos y entrañables hombres de teatro. De aquellos años recuerda obras como “Decir adiós” de Alberto Paredes, “Doña Ramona” de Víctor Manuel Leites, “Una jornada particular” de Ettore Scola, “Platonov” y “El tío Vania” de Chéjov, “Antes que me olvide” y “Traición” de Harold Pinter, “Novecento” de Alessandro Baricco, “Extraña pareja” de Neil Simon, “Oleanna” de David Mamet y una infinidad de autores. “El Circular fue mi segunda casa, como sucede casi siempre en el teatro independiente”, recuerda. “A Walter (Reino) le pasaba lo mismo: salía del banco en donde trabajaba y se iba al Circular, incluso se quedaba a dormir. Yo llegaba del trabajo, merendaba y me iba al teatro”.
ACTOR DE OCHO HORAS (O MÁS)
“Trabajé muchísimos años en la industria automotriz, vinculado a marcas prestigiosas de automóviles. Eso me permitió formar una familia, mantenerla y poder hacer lo que siempre me apasionó. Claro, a veces no eran compatibles, pero era la única forma de llevar a cabo lo que me gustaba con el apoyo de todos. Trabajé muchos años haciendo las dos cosas, pero un día llega la invitación de Héctor Manuel Vidal, quien fuera director de la Comedia Nacional, para integrarme al elenco por el sistema de designación directa. Hay dos formas de ingresar a la Comedia: concurso estricto o designación, que se da cuando algún director o la misma institución resuelve tu ingreso por cuestiones técnicas, porque sos el indicado para determinado rol, etc. Y eso, para mí fue maravilloso… Pero a su vez tenía que dejar de lado mis obligaciones como trabajador en la actividad privada por no ser compatibles los horarios. De modo que me jugué por la Comedia, en la cual no sabía cuánto tiempo iba a estar pero en definitiva era lo que quería hacer, porque todo actor sueña alguna vez formar parte del elenco o de la institución. Gané en seguridad, dado que tuve un salario y todos los beneficios como cualquier trabajador; tiempo para dedicarme al trabajo actoral, talleres de perfeccionamiento y la tranquilidad de estar trabajando rentado sin dejar de tener el ingreso que sustentaba mi familia”, detalla. Jorge Bolani es un trabajador desde todo punto de vista, en cualquier rubro. Sabe de actividades mezcladas que nada tienen que ver una con otra; sabe de extensísimas jornadas de trabajo particular y actoral, lo cual le trajo muchísimas satisfacciones en su carrera y un prestigio que lo ubica entre los más grandes de la escena.
¿UN WHISKY?
“Fue la película que más ha trascendido en mi carrera sin dudas”, comenta sobre “Whisky”. “Ganó en Cannes, tuvo repercusión en todas partes y, como pasa casi siempre, se hizo con pocas expectativas. En general pasa con el cine uruguayo, que se producen películas que pasan desapercibidas y cuando nadie lo espera van a festivales importantes y se meten en la órbita de los premios. Con Whisky pasó lo mismo, y luego el público la vio acá y empezó a crecer desde la gente misma. (Fue) Una experiencia estupenda que trajo la difusión de mi persona, y eso tiene que ver con los medios audiovisuales. Sin dudas la importancia de la televisión y el cine es tremenda. Pero para mí todas fueron importantes, y todas me dejaron una enseñanza como sucede con todo el trabajo del actor; se trata de eso, de trabajar, de perfeccionarse, y no es una tarea fácil. El actor debe aprender y estudiar siempre porque su profesión lo exige”. La docencia es algo que también le ha tocado hacer, pero con la seriedad que amerita, como él mismo lo define. “Me encanta enseñar, estar con actores jóvenes y trabajar con ellos. Me gusta pulir las cualidades que cada uno tiene, meterme con el potencial artístico y ayudar a desarrollarlo pero con seriedad, no robándoles el dinero con charlas en las que me cuelgo y en definitiva no aprenden nada. Eso está mal, y no me gusta hacerlo”, señala.
CHAU COMEDIA
Por una cuestión administrativa y de reglamento, Bolani debió dejar la Comedia Nacional y lo hizo con ‘’La Visita’’, de Friedrich Durrenmatt, bajo la dirección de Sergio Renán el año pasado. No hubo oportunidad de extender su estadía por recortes presupuestales. Desde entonces se ha dedicado a transitar por el camino de la dirección, se ha vinculado a su viejo y querido Teatro Circular, trabaja mucho en publicidad en radio y televisión, y también se ha dedicado a su amor de siempre: el teatro independiente, con el que está siempre en los primeros planos de la escena uruguaya y fuera de fronteras. “No hubo posibilidades de extenderme el contrato. Hubo algunos casos como Estela Medina que tuvo varias prórrogas, pero en general los contratos no se renuevan, de modo que cerré un ciclo que abarcó desde 2005 a 2014, inolvidable para mí. Estoy eternamente agradecido a todos quienes confiaron en mí; me ha proyectado como actor, como persona, he aprendido muchísimo e intento devolver todo lo que he asimilado siempre, en cada función”.
DE PROYECTOS Y PLANES
“Creo que lo que se hace en este país con respecto a las artes escénicas es milagroso. Estamos acostumbrados a laburar y meter para adelante sin ayuda de nadie prácticamente, y nos hemos acostumbrado a salir adelante. Por eso pienso que siempre habrá proyectos y planes en los que estaré involucrado. Como actor, como director, como docente o en donde me toque. Veo con muchas ganas a todos los jóvenes que estudian teatro, y eso es bueno. Hay que tener fe, hay que trabajar muy duro y tener el convencimiento de que se está en el buen camino. Con respecto a los recortes presupuestales de los organismos vinculados a la cultura, puedo decir que siempre existieron, pero en los últimos años se ha reforzado la colaboración. Nunca alcanza, obviamente. Se necesita mucha plata para montar un espectáculo; por ejemplo, una de las cosas más caras son las salas. Los precios de las salas para hacer obras de teatro son altísimos y está bien, porque los gastos son altos y hay que cubrirlos, y en eso mandan los números. Entonces nos arremangamos todos y hacemos la obra como sea, vendiendo entradas en la boletería, haciendo maquillaje o cosiendo un traje antes de la función. Y eso siempre se hará. La bola de cristal no la tiene nadie, por lo tanto no sabemos qué va a pasar. Pero estoy enterado que las negociaciones con las autoridades están en el sendero correcto y se llegará a un acuerdo. Ojalá salga todo bien”, reflexiona.
Todos tenemos ganas de ver siempre a Jorge Bolani, en escena o en el lugar que le toque estar. No podemos darnos el lujo de dejar en un costado a figuras de esta magnitud, con las que a veces nos comportamos de forma equivocada, por no decir casi siempre. Parece que es una constante ser desagradecidos, no aprender de ellos, no tenerlos como referencia de vida y de trabajo. Sin dudas estamos en deuda con muchos de su estirpe. Nos vamos empapados de su talento, de su magia, de la sabiduría que con tanta sencillez transmite y que solamente los grandes de verdad tienen. Volveremos a charlar un día de éstos y seguiremos quedando con las palmas de las manos rojas de tanto aplaudirte.