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REVISTA GRATUITA MAYO/JUNIO 2016
42. Psicólogos de madera y acero inoxidable.
SEVINTAGE
50. Gonzalo García Pelayo. 02. Staff. SOMOS MUY.
05. Agente 00. Javier Gotor
CARTA DEL DIRECTOR
07. Revuelto de opiniones. ÁGORA
08. Camino.
EN 1.000 CARACTERES
10. ¿Vuelta a la normalidad?. Manuel Grosso OPINIÓN
13. Máximo Moreno, millonario en la Sevilla subterránea. Rancio Sevillano OPINIÓN
14. Silencio, campo de concentración. Manuel Galvín REPORTAJE
20. El poder ya no es lo que era. Juan Luis Manfredi OPINIÓN
22. Salustiano García. Creativos. HISPATALENTOS
26. Enrique Veiga. I+D. HISPATALENTOS
28. Genera Games. Empresas.
ES MUY
62. Sobre el arte introspectivo. Amaro S. de Moya OPINIÓN
64. Sottsass y el grupo Memphis. Peter Abbad
ARTE-ARQUITECTURA-PENSAMIENTO
67. Mamá, quiero ser youtuber. Pilar Rodríguez OPINIÓN
69. Decisión política. Elisa Victoria Marroquí LA 69
70. Pinchar una rueda puede no ser tan malo. Paco Brida OUTSIDERS
72. Bodegón cultural. COOLTURA
73. Selfies ante espejos de época. Eva Díaz Pérez OPINIÓN
74. Los Voluble + Niño de Elche. Vidal Romero COOLTURA
76. Ilustradores. Redescubriendo el universo. Manuel Barrero COOLTURA
80. Fernando Huidobro. Javier Gotor
HISPATALENTOS
LA MANDUCA
María José Egea y Esther de la Portilla
FROM SVQ
31. La impresión 3D sienta las bases de la moda del milenio. MODA
34. Bazar.
Marina Rubalcaba MODA
37. NFC vs. Tarjeta de Crédito. Antonio J. Pineda SERÁ MUY
38. Dafne Tree. THE WALL
40. Daniel Lacalle. TATTOO FLASH
83. Caracoles around the world. 90. Alfonso Grosso. La Olivetti Mellada FUE MUY
92. El fin del toreo. Pedro G. Romero OPINIÓN
94. Gretchen Talbot. Javier Gotor
HEREJES DEL SUR
96. Hércules primaveral. José Luis Castro Lombilla. PLUMAS DE CABALLO
SUMARIO
ELISA VICTORIA MARROQUÍ. Escritora.
Staff.
EVA DÍAZ PÉREZ. Periodista y escritora.
Javier Gotor Director
VIDAL ROMERO. Arquitecto y crítico musical.
Alejandro López Redactor Jefe
PEDRO G. ROMERO. Artista y miembro de la Plataforma de Reflexión de Políticas Culturales.
Indalecio Rodríguez Marketing
JOSÉ LUIS CASTRO ‘LOMBILLA’. Humorista gráfico y escritor.
Colaboran en este número. MANUEL BARRERO. Doctor en Comunicación y también licenciado en Ciencias Biológicas. Ha publicado en revistas como Claves, Arbor o International Journal of Comic Book Art. Dirige www.tebeosfera.com, la mayor fuente de datos sobre cómics en España. Sus últimos libros han sido: El humor frente al poder y Diccionario terminológico de la historieta.
Colaboradores. MANUEL GROSSO. Profesor universitario, escritor y promotor cultural. JULIO MUÑOZ, RANCIO SEVILLANO. Periodista y escritor.
MANUEL GALVÍN. Periodista gaditano con juventud sevillana. Comenzó su andadura en Diario de Cádiz, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Pronto descubrió que era un escéptico de las fronteras y que su pasión era el periodismo internacional, por lo que emigró hasta Argentina para formar parte de la sección internacional del diario Clarín por unos meses. Hasta hace poco fue corresponsal en Cádiz de El Mundo. Actualmente colabora con una empresa de comunicación.
Jacobo Carmona Diseño y Maquetación.
Edita.
GLOZ COMUNICACIÓN C/ Astronomía 1, Torre 4 5º Mod. 7 41005 Sevilla, España. Tlf. 955 513 280
Publicidad. comercial@lamuy.es
Impresión. Servigraf Artes Gráficas S. L.
JUAN LUIS MANFREDI. Periodista y profesor universitario. MARÍA JOSE EGEA. Experta en Marketing.
Agradecimientos.
MARINA RUBALCABA. Periodista, social manager y bloguera.
Susana López, Angel Iglesias, Luis Gressa, Fátima Lerdo, Pepe Jiménez, Jesús Sancho, Lourdes Rodríguez, Laura Valverde, Macarena Uriarte, Dani Torres, Antonio González, Tania Valle, Antonio Sánchez Carrasco.
JOSE MARÍA RONDÓN. Peridista y escritor.
Créditos de fotos.
AMARO SÁNCHEZ DE AMARO. Arquitecto, decorador y pintor muralista.
Foto 1.000 Caracteres Niccolò Guasti.
PETER ABBAD. Diseñador.
Fotos Reportaje Archivo fotográfico de la CGT.
PILAR RODRÍGUEZ. Periodista.
Foto Enrique Veiga Óscar Romero.
ESTHER DE LA PORTILLA. Periodista de moda.
SOMOS MUY 2
DEPÓSITO LEGAL SE 1355-2015 Todos los derechos reservados. Prohibido la reproducción total o parcial de lo artículos, ilustraciones, fotografías y demás contenidos publicados. La dirección no se hace responsable de las fotos, textos y opiniones en La Muy, ya que son responsabilidad de las fuentes firmantes.
Agente 00 _ De repente soy un agente cultural. O al menos eso me han dicho que soy de la noche a la mañana. Es como ser un agente 00 pero sin armas. Bueno en realidad tengo la más codiciada: la palabra. El traje de agente no me lo han hecho a mi medida y me queda algo grande pero me he apuntado al gimnasio para que al menos los hombros me queden en su sitio. El día que me comunicaron que había entrado en este selecto cuerpo, me reuní con mi particular M. Me condecoró y desde entonces tengo la obligación y la curiosidad de tener que asistir a reuniones secretas. En la primera no conocía a absolutamente nadie. Era el nuevo y sabía que mi rol era ser discreto y escuchar mucho. M explicó el motivo del llamamiento: crear una marca cultural para Sevilla y planificar a medio plazo su desarrollo.
corporativismo impostado y muy de cara a la galería que no intenta más que esconder egoísmo y un que cada uno luche por lo suyo. Quizás debiéramos preguntarnos más allá del propio interés de nuestro pequeño corrillo, qué nos pide la ciudad y los ciudadanos. ¿Qué quieren de nosotros? ¿Y si no quieren nada o necesitan otro enfoque?
Sentados entorno a una mesa redonda como la del rey Arturo, estábamos algunos de los agentes, de edades muy variadas y con experiencias diferentes. Unos exponían su desconfianza en la organización, su dirección e intenciones; otros reclamaban un aumento del presupuesto para sus operaciones concretas; los menos pedíamos operaciones al menos y nadie callaba. La segunda reunión secreta a la que asistí como agente fue un poco más organizada. Era más bien un congreso. Ahí sí conocí a más gente aunque decidí sentarme a un lado solo y observé. Estaban todos los peces gordos de la cultura de Sevilla (o al menos los que a ellos mismos así se consideran). Nos dividieron en grupos y empezamos a trabajar en base a unos argumentos impuestos.
Si hablamos del dónde… Sevilla se ha convertido en un espacio cultural o desculturalizado en sí mismo. Mal reformados lugares que tuvieron una identidad en su tiempo y que se intentan restaurar o se restauran para darles una utilidad para el que no se crearon. No hay que dar nombres pero todos sabemos de qué hablo. Terminan por ser sombras de lo que originariamente fueron. Sombras deformadas que emborronan nuestra cultura y nuestra identidad. Curioso que intentemos elaborar una marca cultural y eliminemos nuestra idiosincrasia más profunda. Al final de las pelis, el agente se lleva a la chica y salva al mundo. Lo de la chica me gusta, lo de salvar el mundo un poco menos. Pero con estos argumentos el mismísimo Ian Fleming no haría ni dos cortometrajes.
Eché de menos un poco de análisis: dónde nos encontramos, por qué, qué queremos, cómo lo queremos y para cuándo. También observé un
Texto: Javier Gotor @javiergotor Vodka Martini “Agitado, no mezclado”
CARTA DEL DIRECTOR 5
GLOZ
Revuelto de opiniones _
COMUNICACIÓN
Facebook. La descubrí el viernes en CICUS y el sábado conseguí la número 1. Esperando el número 3. Enhorabuena. Carlos Tovar
Muy buena revista, leyendo los contenidos me asombró que fuera gratis. Enhorabuena por el trabajo.
Quince primeras páginas leídas de @lamuyrevista. Brutal. Muestra a la Sevilla rancia-underground que unos y otros niegan. P´adelante! @altocapirote
Qué gran descubrimiento @lamuyrevista. Os auguro un gran futuro, mucha suerte. @nachitoLB
Fátima S. Matito
Certero Manuel Grosso con los ritos y tópicos de la Sevilla de primavera. Los “remedios de las sensaciones de antaño” en @lamuyrevista.
La otra Sevilla se revela en una apuesta por el papel. Noticia publicada el dia 17 de Marzo de 2016
@Pablofe_sfc
Prensa.
Dulce Rivero en DIARIO DE SEVILLA
I´ve got it, at last!!! Deseando ver el segundo número de @lamuyrevista #sinetiquetas
Twitter.
@angiedepineda
Hoy un #FF para los amigos de @lamuyrevista que desde Sevilla nos acercan a otra visión sin #etiquetas. ¡Larga vida! @dialogados
ÁGORA 9
El alambre de espino delimita la propiedad privada y cercena la libertad. Divide en dos: los de dentro y los de fuera. Crea la ilusión de una seguridad absoluta frente a quienes quieren invadir el espacio de los de dentro. Los que vienen son la amenaza. No es igual venir que ir. Se mueven en sentido contrario en el mismo vector hasta chocar en un punto, que unos llaman frontera, otros valla y algunos muro. Peregrinar es recorrer ese vector, ir o venir, ser acogido o rechazado. Hay quien va a buscar y quien viene huyendo; quien va sabiendo que volverá y quien viene sin saber si regresará. Hay
peregrinaciones donde se ríe y otras donde impera el llanto; en unas suenan cohetes, en otras bombas. Las hay musicadas por guitarras, otras por un silencio triste que rompen gritos desgarradores. Hay quien camina y a quien zancadillean para grabarlo. Y es que se puede ir hacia la esperanza o escapar de la desesperación. Hay caminos que llevan a la luz, otros a las tinieblas del corazón humano. Mandarinas – Zaza Urushadze
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¿Vuelta a la normalidad? _ Ya han pasado los fastos primaverales de esta ciudad, aunque aún queda un largo camino para el verano. El ciudadano ha vivido intensamente estos días, cada uno a su manera, cada uno según sus gustos, durante casi un mes todos han olvidado sus miserias y sus debilidades. Las noticias nacionales, especialmente las políticas, han pasado de puntillas por nuestras vidas, una vez más nos hemos refugiado en nuestros tópicos y recuerdos. No sé si es bueno o no, pero sí saludable. ¿Opio para el pueblo? Puede ser, pero placentero. Ahora comienza un periodo muy curioso, de un lado todo se ha acabado, pero quedan los últimos coletazos que se resisten a desaparecer. Los cofrades empiezan con las procesiones de Glorias, que son los restos ideales para conocer esa Sevilla tradicional y de barrio, estas mismas que aún no han sido recuperadas por la modernidad; algún día lo serán, si no al tiempo. Son retazos de barrio incrustados en un pasado sin definir, anuncian ya tardes de verano perdidos en un callejero casi irreconocible. Plácidas excusas para seguir con el mismo tema, como lo son las cruces de mayo que en Sevilla se convierten casi en un alter ego de las hermandades pero en plan de tómbolas benéficas y tertulias monotemáticas alrededor de lo mismo. Es jugar a la Semana Santa pero desde el mirador del tiempo ya caducado. Quizás lo más interesante con diferencia es el Rocío. Aquí la ambivalencia tiene espacio propio. Tópico llevado al paroxismo, donde Sevilla se convierte una vez más en la capital agraria que fue. Rito desvirtuado por algunos, convirtiéndolo en un tópico imposible, pero rito esencial para todo el Aljarafe sevillano. Celebración de múltiples lecturas y de difícil acceso desde una perspectiva únicamente urbana. Rito rupturista, donde todas las reglas saltan hechas pedazos, donde se transgreden los valores en uso y todo se cuestiona. La progresía de esta ciudad se ha mantenido ciega ante un evento de raíces totalmente populares y solo se ha fijado en su pátina externa tan terriblemente banal como ultraconservadora. El Rocío es mucho más que eso, yo casi me atrevería decir que es justamente lo contrario a lo que la gente piensa. No me interesa, lo admito, todo ese rollo de postureo social o de folclórico histérico, esa falsa y desenfrenada exhibición de felicidad y jolgorio, de riqueza sin sentido y de fanatismo elaborado. Comparto sin embargo esa sobria, sí, he dicho bien, sobria, actitud de los devotos de los pueblos, sobre todo del Aljarafe sevillano y de Huelva. Esa actitud casi senequista de aquellos que se pasan todo el año pendientes de su Blanca Paloma, que la llevan como una diosa en su interior y que deciden raptarla una vez al
año. Nada más subversivo y hermoso que ese espacio de tiempo que transcurre desde que se produce el salto de la verja al amanecer siempre fascinante de las Marismas. Han sido los de siempre quienes se han apropiado del rito para domesticarlo e introducir valores externos a lo que en sus inicios fue. Se puede ser o no creyente, pero el pálpito de lo esencial permanece, los azulejos de la imagen están por todas las casas, la silueta de la Virgen adorna las gorrillas de la gente de campo, en los corbatines de los toreros… Solo hay que pasarse por Almonte o Villamanrique en cualquier época del año para saber cuál es el peso de la Virgen del Rocío y cómo en verdad se entiende esa peregrinación en sí. La romería es otra cosa, entre lo pagano y lo excesivo, que posee además otros parámetros para entenderla. El Lunes de Pentecostés es totalmente profundo y esencial, lunes de contrastes estéticos y éticos, donde la dulzura zen de la imagen de la Virgen del Rocío contrasta con el mar de pasiones que la llevan de un lado para otro sin concesiones. Belleza femenina de un lado y excesivo desorden de los afectos y las formas en los hombres que la llevan, todo ello en un mismo espacio y en un mismo tiempo. La radicalidad de los sentimientos a flor de piel, sin tapujos, de verdad. Evidentemente esto no puede significar una vuelta a la normalidad de una ciudad que de forma indirecta vive intensamente este evento. Tanto las salidas de las carretas como su vuelta tienen un sentido muy claro de ruptura de lo cotidiano urbano frente al campo. En esos días parte de la población vive con la cabeza en otro sitio mientras que la vida continúa. El dilema campo-ciudad es especialmente fuerte en Sevilla; ciertamente ya no es como hace unas décadas, especialmente en Triana, donde había comercios que cerraban durante la semana, o en lo pueblos donde la costumbre permanece, pero no obstante sigue estando presente en Sevilla. ¿Anacronismo? Por supuesto, pero por eso mismo interesantísimo. Sevilla del XIX en pleno siglo XXI, con todas sus contradicciones y atavismos. Si la Sevilla contemporánea no ha podido acabar con todo esto en parte es culpa de que no se ha sabido o podido con ello, aunque en verdad no hace falta. Sevilla siempre ha sido ambivalente, y en el fondo ininteligible. Una parte volcada en la tradición y otra jugueteando con la modernidad. No hay que tener complejos, muy al contrario, sentirse partícipe de esas dos mitades por igual. De un lado podremos recordar a Nyman y del otro gozar con la Reina de las Marismas. En el fondo es lo mismo, prolongar nuestra falsa felicidad a costa de lo que sea.
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Texto: Manuel Grosso
Casa Rodríguez Pasamanería decorativa Francos, 35 41004 Sevilla Tlf: 954 22 78 42 www.casa-rodriguez.es
Máximo Moreno, millonario en la Sevilla subterránea _
Hace calor. Debe ser alrededor de la una de la tarde en Sevilla. Esa es la hora bruja de nuestra ciudad: una cerveza bien escogida puede hacer que ya no se vuelva hasta la madrugada a casa. Por eso hay que elegir bien. Sin embargo, ahora hace un sol de los de antes y llamo por teléfono. - ¿Dónde estás, Javi? - Vente para La Grande, que estoy aquí con Máximo Moreno. No merezco el aire que respiro por aquello, pero en ese momento interpreté que “Estoy aquí con Máximo Moreno” significaba que Javi se estaba tomando una cerveza al sol muerto de calor. Máximo Moreno es un pintor hiperrealista que expone más en las tiendas de discos que en los museos. Las portadas de Hijos del Agobio de Triana, de Viviré de Camarón, las palomas de Misterioso Manantial de Alameda o Pasaje del Agua de Lole y Manuel han salido de sus manos y son trozos de su singular mundo. Llego a La Grande. Javi me abraza y ya me tiene pedida una cerveza. - Quillo, vengo a verte como se viene a ver a un amigo: sin un duro. Un hombre con unos sesenta años y gafas de carey que está al lado se sonríe y grita “¿Sin dinero? ¡Cuerpo a tierra!”. Yo me parto de risa.
conversación en la que nos explica, desde una foto en su móvil, un cuadro que acaba de terminar; nos cuenta un inolvidable chiste de un monaguillo que va a urgencias de García Morato, y saluda a media Triana que va a presentarle sus respetos a pesar de ser macareno. A veces, lo que flota sobre uno en las calles de Sevilla es más interesante que lo real. A mí, de Máximo, me cuentan que es un genio, que el original de Hijos del Agobio lo tiene Luz Casal en su apartamento de París, que Máximo ahora ha descubierto la fotografía digital y está encantado porque puede contar más historias en mucho menos tiempo, y que sus cuadros y fotografías no se venden todo lo que deberían. En la Sevilla subterránea, el prestigio y el triunfo no se cifra en tener las facturas al día, tengo claro que las monedas que lo miden son la cantidad de cervezas a las que te quieren invitar y el tiempo que tardas en atravesar la calle Sierpes porque te paren para saludarte. Si Máximo quiere ir del ayuntamiento a la Campana, estoy seguro de que nunca bajará de la hora, y si aquella tarde se hubiera tenido que beber todas las cervezas a las que le intentaron invitar, no se habría podido levantar en una semana. En nuestro código, Máximo Moreno es absolutamente millonario. Sin embargo, las facturas son otra cosa. Desde aquella tarde, de vez en cuando entro en su web, paseo por los óleos y me vuelvo a decir que soy imbécil por no ponerme a ahorrar de una puñetera vez. Entra un día, quizá a ti también te pase. No sabe uno que tiene Sevilla, que a la vez sobreprotege y abandona a sus genios.
Javi nos presenta, “Máximo, Julio; Julio, Máximo”, y ahí ya asocio. A partir de entonces disfruto de varias horas de
Texto: El Rancio Sevillano @rancio Diecinueve - Maga
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Silencio, campo de concentración. _ Lo “normal”, lo convencional en nuestro ideario, es que los campos de concentración sean cosas de nazis y de películas para llorar y enfurecerse ante tanta injusticia. A etiquetas no nos gana nadie y si no hay rapados, uniformes con esvásticas y pastores alemanes rabiosos enseñando colmillos, eso no es un campo de concentración ni es nada. Pues bien, en Sevilla hubo, y bastantes, pero no de esos. Además de que una gran parte de la población sevillana desconoce la existencia de los mismos, otro ingente número de personas se refiere a estos sitios como “colonias”. Un eufemismo que el franquismo supo inculcar en las mentes y barnizar así una realidad más dura con una palabra que bien podría evocar un alegre campamento de verano y no largas horas de trabajo al sol construyendo el Canal del Bajo Guadalquivir ante la mirada amenazante de un militar, por ejemplo.
En el área metropolitana de Sevilla hubo hasta nueve campos de concentración. De todos ellos, resaltan cuatro que por cercanía fueron más relevantes en la vida de la capital y la población vecina de Dos Hermanas. El Colector, único situado en Sevilla, La Corchuela, El Arenoso y Los Merinales son algunos de los enclaves donde los presos políticos estuvieron conmutando la pena de prisión a cambio de trabajo. “Uno de los sistemas para redimir la pena va a ser el trabajo forzado: cada día de trabajo será equivalente a uno o dos días de prisión”, detalla el historiador José Luis Gutiérrez Molina. La Guerra Civil no había terminado cuando el ejército franquista ya organizaba a los prisioneros de las ciudades ocupadas en campos de concentración. Tanto es así que la Inspección Central de Campos de Concentración se crea en el 1937 y un poco después se pone en marcha el Patronato de Redención de Penas por el Trabajo. Por lo tanto, antes de finalizar la guerra, el futuro gobierno franquista ya tenía preparada la forma de reconstruir el país a través de una mano de obra barata proveniente de sus prisiones. Además, como apunta Gutiérrez Molina, se incluye en los campos un elemento novedoso que es la reeducación social. “Al preso no sólo se le quiere explotar sino que se le quiere realizar una tarea de lavado de cerebro para convertirlo en un buen ciudadano de la nueva España que los golpistas decían que estaban construyendo”, afirma el historiador. De hecho, uno de los autores intelectuales de que el franquismo se animara a crear campos de trabajo forzados es un jesuita llamado Juan Pérez del Pulgar. Por tanto, la Iglesia católica fue la que se adjudicó esa labor de “reeducación” como garante de los valores del nacionalcatolicismo. Los sacerdotes llegaban en camiones a los campos de La Corchuela, Los Merinales, entre otros, para oficiar misas y buscar confesiones que después servirían para hacer delatar a los presos; todos los campos tenían su propia capilla, cuya cruz trasera servía como lugar de castigo para el preso
rebelde. Pero volviendo al caso concreto de los campos sevillanos, el primero que se construyó fue El Colector en 1937 ante las necesidades de higienizar el barrio de Heliópolis. Un enclave realizado por los propios presos a la vera del muelle, frente a Los Bermejales, donde hoy se ubica la empresa Acciona, cuya precursora es Entrecanales y Távora, que se encargó de realizar la obra de El Colector. Pues otra de las características de las intervenciones públicas de la etapa es que tanto organismos públicos como empresas privadas se nutrían de los prisioneros. El Colector fue necesario ya que las aguas residuales de Heliópolis iban a parar a una dársena del muelle donde se concentraban los fluidos fecales, creando así desagradables olores. “Para paliar esto sacan a 250 presos de la cárcel y estos se construyen su propio campo de concentración para hacer una tubería de desagüe con que mandar las aguas residuales fuera de la dársena”, explica Cecilio Gordillo, coordinador del grupo de trabajo de memoria histórica de la Confederación General de Trabajadores (CGT) en Andalucía. Tras terminarse esa gran tubería en 1939, El Colector se reutilizó un tiempo como cárcel anexa a la Prisión Provincial de Ranilla hasta 1941 y se le llamó prisión habilitada de Heliópolis. “En este campo de concentración que se diseñó para 250 presos más 50 personas de vigilancia, llegaron a meter a 900 personas. La mayoría, reos catalanes y de la zona del Levante”, sostiene Gordillo. Los campos de concentración del área metropolitana de Sevilla apenas coincidieron en el tiempo. No pueden entenderse estos lugares sin su ligazón al Canal de los Presos, ya que los tres existentes en Dos Hermanas fueron levantados por esta razón. Las instalaciones se realizaban ex profeso o se aprovechaban edificaciones preexistentes. La Corchuela, El Arenoso y Los Merinales apenas estuvieron funcionando a la vez, aunque todos actuaron en el llamado tramo sexto del conducto. De los tres, el
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que más duró abierto fue Los Merinales, el campo de los campos por excelencia, que albergó a presos comunes una vez concluyeron las actuaciones en el canal y fue el último de España en cerrar en 1962. Los Merinales tuvo vida más allá de los prisioneros. Cuando dejó de ser colonia, fue refugio durante las riadas de Sevilla de 1963 y los antiguos barracones de los prisioneros acogieron a los sevillanos que se quedaron sin hogar. La obra del Canal del Bajo Guadalquivir era un proyecto de finales del siglo XVIII que se repensó con Primo de Rivera y se recuperó ya en la II República. No obstante, será el franquismo el que ejecute este plan que convirtió unas 60.000 hectáreas de secano en regadío. El Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas, creado en 1939, es según Cecilio Gordillo y José Luis Gutiérrez Molina el ente que se encargará de acometer las principales obras hidráulicas en todo el país. En su haber contaba con miles de reclusos como mano de obra barata e incluso varios de ellos eran contratados una vez quedaban libres. En palabras de Gutiérrez Molina y Gordillo, el preso prefería ir a los campos de concentración que a la prisión para evitar morir de hambre, donde las dietas mejoraron en calorías tras las muertes de los primeros años. Los trabajos en la zona sur de Sevilla para este conducto de 159 kilómetros empezaron en 1939 con la creación de La Corchuela y con el “reciclaje” del cortijo de El Arenoso. Transitar hoy por el parque periurbano de La Corchuela con la intención de buscar huellas es un imposible, nada queda de las estructuras de chapa en las que un día dormitaron los presos. Sin embargo, a unos escasos metros de allí, el cortijo de El Arenoso permanece intacto y hoy es una hacienda envidiable que un día hizo de base para que los presos obreros construyeran el imponente acueducto, uno de los muchos que tiene el canal, que esta finca tiene justo al lado. Según el historiador Gutiérrez Molina, se calcula que participaron en el Canal de los Presos entre 6.000 y 8.000 reos. En estas tareas se dieron al menos más de un centenar de fugas, aunque la mayoría acababan siendo capturados y devueltos a la Prisión Provincial o al lugar de reclusión previo a la evasión. Así consta, por ejemplo, en el expediente consultado de Manuel Morales Carrascosa, quien intentó huir de Los Merinales el 28 de junio de 1944 y fue sorprendido a unos 150 metros de su lugar de trabajo cuando pretendía burlar a sus captores. Pero la escapada que acabó en un suceso triste, y quizás la tragedia más importante que se conoce en nuestros días relativa a los campos sevillanos, ocurrió en La Corchuela. Pisar el suelo de lo que un día fue el epicentro de una de las máximas expresiones tangibles de la maldad humana sugiere un fundido a negro con poco que decir, con poco que añadir si no se ha vivido nada similar. En ese ingenuo y familiar lugar de recreo dominguero murieron fusilados dos reos tras darse a la fuga. “En La Corchuela se fusila
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directamente allí a dos presos que eran los supervivientes de una escapada de seis. Un pelotón de fusilamiento los mata en público con todos los presos presentes y se les obliga a desfilar delante de los cadáveres. Fue una forma de dar un toque de atención y de que todos supieran lo que pasaba. Realmente no les interesaba que se creara un clima de tensión, eran muchos”, relata Cecilio Gordillo. Estos prisioneros lograron escapar durante una noche en la que volvían de Dos Hermanas a La Corchuela. Tres fueron abatidos en la persecución, dos fueron fusilados en el episodio mencionado y uno de ellos apodado El Curita se convirtió en un legendario prófugo del régimen franquista, ya que se escabulló hasta en dos ocasiones. No fue El Curita el único que se negaba a hincar la rodilla ante la crudeza de la realidad que tuvieron que soportar los cautivos. Enrique Rodríguez Rodríguez El Cubero también hizo trabajos forzados y participó en la confección de la magna obra por la que hoy fluye el agua igual de rápido que el tiempo que se ha tardado en olvidar cómo y quiénes construyeron el canal. Su historia la cuenta Paqui Maqueda, presidenta de la asociación Nuestra Memoria y cuyo tío abuelo fue El Cubero, natural de Carmona. “Estuvo condenado hasta el 46 tras pasar por la prisión de Ranilla y trabajar en las obras del canal, aunque no se sabe en qué campo estuvo recluido. Cuando salió se le dijo
que se calmara, pues era una persona conflictiva según el Consejo de Guerra y además era anarquista”, aduce su sobrina Paqui Maqueda. El Cubero nunca aceptó su derrota y se negó a reintegrarse en la sociedad que le esperaba tras su cautiverio. De todos los campos de concentración, el de Los Merinales fue el más espectacular por su capacidad aproximada de 2.000 personas. Transitar por lo que un día fue la extensa infraestructura de 59.000 metros cuadrados de Los Merinales es darse de bruces con el desconcierto. Creer que Los Merinales existió es otro ejercicio de fe. Las huellas del tiempo no han favorecido mucho que hoy se pueda reconocer el lugar y apenas queda algo de la cimentación de los barracones, los abrevaderos de los animales y el lavadero. En la actualidad es poco más que un vertedero y un sugerente sitio para parejas. Esa es la historia de todos los campos de Sevilla, nadie sabe decir dónde están o, mejor dicho, dónde estuvieron.
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Texto: Manuel Galvín @mjgalvins Entre poetas y presos - La Raíz
El poder ya no es lo que era _
El ejercicio del poder consiste en la imposición de la voluntad de unos sobre otros. Es una capacidad que tenemos todos a título individual o a través de nuestras organizaciones, empresas, estados o grupos de amigos. El poder nunca es absoluto, sino relacional. Es en esta relación que se establece entre unos y otros cuando podemos medir las capacidades, el grado de violencia, la habilidad negociadora o la efectividad real de las decisiones. En los tiempos que corren, la batalla por la comunicación es una de las claves para entender el desarrollo del poder en la medida en que distribuye las ideas, vehicula los valores y produce el conocimiento. La comunicación es el constructo de las normas y los valores que rigen en la sociedad y, por eso, los actores políticos luchan por imponer sus palabras (la casta), sus expresiones (daños colaterales). La transformación estructural del poder viene, en buena medida, porque se ha incrementado el número de personas con acceso a la comunicación. Armados con un dispositivo móvil, los individuos podemos elaborar, producir y distribuir cualquier mensaje a través de las redes propias y ajenas. Esta capacidad se ha disparado, multiplicando las posibilidades de difusión de una idea, un eslogan o una información periodística. El nuevo entorno mantiene estructuras del anterior. La televisión continúa como eje de la influencia y la mediación porque apenas requiere esfuerzo mental para entender sus mensajes y su estilo de entretenimiento. Las operadoras telefónicas pueden promover o ralentizar la distribución competitiva de datos. Las corporaciones tecnológicas custodian la privacidad de los usuarios, lo que no significa que no puedan revelar datos en un momento dado. El proceso de cambio en el poder estructural se asemeja más al paso del cangrejo que a la evolución gradual y ordenada. Ya hace años que se explica tal escena con la metáfora de la catedral y el bazar. La primera requiere un orden, un rigor y un razonamiento regulado. En cambio, en el zoco de las ideas, priman las callejuelas, los puestos, las ofertas y también las falsificaciones de los bazares. El cambio y la innovación social no proceden de las infraestructuras. Ya se encarga el poder económico de evitarlo mediante la arbitrariedad o la inacción. Pero el poder social va por otro lado. Los ciudadanos, con clics y tuits, tienen la capacidad de intervenir en la vida pública y afectar al mundo de las ideas. Esto es revolucionario porque significa que la participación se convierte en capacidad transformadora y no es necesariamente coercitiva. El ciudadano accede al proceso legítimo de formación de la esfera pública a través de la comunicación digital. Claro que los tuits y los “me gusta” no cambian el mundo. No seamos insustanciales. Las campañas de activismo y
movilización no conseguirán que pare la violencia en el mundo o que tal corporación deje de utilizar aceite de palma. A mi entender, estas capacidades son menores comparadas con la innovación política y social que afecta al desarrollo del poder. El cambio consiste en la capacidad de influir en la agenda de temas que interesan, que son recurrentes en la arena política, que desafían las estructuras establecidas y que son relevantes para el ejercicio del poder. Siguiendo a Foucault, es un cambio espectacular en las dimensiones del poder. Frente a las burocracias, las disciplinas y la desindividualización de las instituciones, el poder digital devuelve las competencias a los individuos organizados en red. Las tecnologías han catalizado un ecosistema de poder que reduce la posición dominante del sistema político y económico, que permite la gestión de problemas y que desnaturaliza el orden anterior. Ahí reside la novedad: cuando las personas creen y cambian su comportamiento, las tecnologías potencian las capacidades del individuo. El poder es el agregado de la estructura, la gestión de la información y el comportamiento individual, el último reducto de la libertad. Hay contradicciones en el desarrollo tecnológico. Porque esta bella oda a favor de la innovación y la odisea tecnológica no puede ocultar las contradicciones del nuevo poder. Se ha aminorado el oligopolio de las compañías convencionales, se ha atomizado el control político y se ha reducido el significado real de las fronteras geográficas. Sin embargo, al mismo tiempo, han aparecido nuevas vulnerabilidades tales como las fallas de seguridad en el sistema y los nuevos conflictos, la reducción de los costes de la propaganda y la radicalización, el fin de la privacidad en cuanto te conectas al sistema con tu móvil o tu tarjeta de crédito, la sensación de aceleración del tiempo histórico o el autoritarismo digital, sea institucionalizado en las dictaduras o sea el acoso en el entorno escolar. En suma, las relaciones de poder son conflictivas. Está en su naturaleza el enfrentamiento, la discordia o la lucha por la imposición de los mensajes y sus significados. No, las tecnologías no son neutrales. Pero no me cabe duda de que la red, el poder en la red, ha cambiado para siempre y éste ya no es lo que era. Ojalá sea en beneficio de los ciudadanos y de la libertad.
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Texto: Juan Luis Manfredi @juanmanfredi
SALUSTIANO GARCÍA CREATIVOS _ Salustiano García Cruz es un artista plástico sevillano desapercibido. Es de esos lujos que la ciudad se permite tratar con indiferencia a pesar de su renombre internacional. Algunas de sus obras están en las colecciones de Pérez Simón o el Dalai Lama. Dice encontrar todo el reconocimiento que necesita fuera de su tierra. ¿Por qué Sevilla? Nací en Villaverde del Río. Viajo mucho, pero aún tengo mi base aquí. Sevilla es una ciudad perfecta, que me da todo lo que necesito: un aeropuerto y conexión a internet. ¿Cuándo decides dedicarte a la creación? A los cinco años -era Navidad- dibujé a los Reyes Magos. Mi madre vio el dibujo y me besó llena de admiración y cariño. Conseguir ese plus de cariño en mi madre podría ser el origen de mi dedicación a la pintura. Desde entonces fui consciente de que la gente reaccionaba muy positivamente ante mis dibujos y pinturas. Han pasado muchos años y mi relación con el arte esencialmente sigue siendo la misma. ¿Con qué otras artes te gustaría relacionarte? Si puedo elegir, escogería la música. La considero el arte más puro, el que va directo al corazón, sin filtros. De hecho, mi intención es que mis pinturas funcionen como la música: que emocionen sin contar historias. ¿Cuáles son tus artistas de referencia actuales o pasados? Estoy muy receptivo a todo lo que me rodea y dejo que todo me influya y enriquezca mi trabajo; ya sean artes plásticas, música, cine… ¿En qué te inspiras para trabajar? En la vida, en lo que me rodea y observo. En cómo reacciona el ser humano a determinados estímulos o situaciones. ¿Cuánto tardas en crear un cuadro? ¿Improvisas o planificas? Cada cuadro me toma no menos de cinco semanas de trabajo manual. Una vez que tengo la idea, comienzo a buscar el modelo que me ayude a contar esa idea. Para mí, los modelos son como actores que participan en una película, mi cuadro. Cuando lo encuentro, intento que la idea original y el resultado coincidan. No hay improvisación, si bien es cierto que a veces el cuadro se resiste y cuesta domarlo. Triunfas lejos, ¿preferirías ser profeta en tu tierra? Nunca recibí ayudas ni reconocimientos por parte de las instituciones españolas. Pero no me quejo porque en el extranjero recibo todo el reconocimiento que aquí me falta. Cuando en Nueva York me entrevista la CNN, Christie´s subasta mis cuadros, personalidades tales como Sir Niall Fitzgerald, chairman del British Museum, Mr. Wiliam Mack,
chairman of the Guggenheim del Museo of New York, Pérez Simón o el mismo Dalai Lama poseen obras mías en sus colecciones privadas, o cuando recibo en mi casa a personajes tan ilustres como Barbra Streisand en realidad no echo de menos ningún tipo de reconocimiento local. ¿Por qué no expones en Sevilla? Porque nadie me ha invitado a hacerlo en los últimos doce años. Bueno, sigamos hablando de Sevilla ¿Si te propusierán hacer un cartel para alguna de las fiestas de la ciudad lo harías? Sí, claro que lo haría. ¿Qué opinión tienes sobre este tipo de carteles? Algunos son muy buenos y otros no tanto. Pero es muy interesante ver los carteles cronológicamente desde sus comienzos hasta nuestros días. Seguramente la visión estética sincrónica mostraría nuestra evolución social y cultura. Se trata de arte y antropología unidos como un instrumento social. ¿Cómo ves el panorama actual de la pintura y el arte en general? Muy bien, las ferias de arte están dinamizando mucho el sector. Son un escenario estupendo para los artistas noveles y los consagrados. Y de paso, hacen una labor didáctica muy importante en la población. Es bonito ver a los niños disfrutar del arte contemporáneo en las ferias de arte. ¿La pintura es rentable como negocio? Si trabajas mucho, enfocas toda tu vida y tus energías en ello, sí. ¿Piensas que en el arte contemporáneo hay más de engaño o de verdad? Por supuesto que hay mucha mentira en el arte contemporáneo. El arte, como cualquier otra actividad que reporte mucho dinero, está sujeto a la especulación y manipulación. Creo que las tendencias artísticas como el minimalismo, la negación de la obra física, la liberación de la servidumbre artesanal del arte, todas han sido imprescindibles en la historia del arte. Ahora bien, una vez superado todo esto, el espectador vuelve a buscar la obra “hecha a mano” por el propio artista. Cada vez resulta menos apetecible tener una pieza realizada por uno de los cientos de operarios que Murakami o Damien Hirst tienen
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¿Y el espectador de arte contemporáneo? Para mí, algo muy importante en el arte contemporáneo es el respeto a las personas que van a ver tu trabajo. Debemos trabajar siempre pensando que el espectador puede ser una persona preparada emocional e intelectualmente. Esto que parece obvio no lo es tanto cuando paseas por las ferias y visitas galerías de arte. Artista y profesional, ¿son conceptos antagónicos? Los artistas debemos prepararnos de manera concienzuda para poder dar lo mejor de nosotros, al igual que lo hacen los profesionales de otros ámbitos de la vida como los científicos, los astronautas o los trapecistas. Además, debemos estar atentos a nuestro entorno general, así como a los avances de la ciencia, la política, la cultura o la publicidad.
¿Costar? Sí. La gente de la calle ni se imagina cuánto dinero mueve el mercado del arte actualmente. ¿Valer? No, en absoluto. Cézanne vale infinitamente más. Incluso me atrevo a decir que no puede tener precio. ¿Qué cuadro robarías de un museo? Robaría La Anunciación de Fra Angélico, que atesora El Prado. Aunque esta confesión lo hará ya imposible en el futuro (risas). ¿Y cuál romperías? Rompería algún cuadro mío, sin duda. Soy muy exigente. Si pudiera revisar toda mi obra hasta el momento presente y considerara que alguna no está a la altura de mi criterio actual, preferiría romperla.
En 2011 se vendió el cuadro Los jugadores de cartas de Paul Cézanne por 1.250 millones de dólares. ¿Crees que un cuadro puede llegar a costar eso?
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Texto: Inda Rodríguez In Colour – Jamie XX
ENRIQUE VEIGA I+D _ Levando a choiva galega ás zonas mais secas. Allá por el año 1965 desembarcó en Sevilla Enrique Veigas, un ingeniero industrial gallego que cambió las mojadas calles de su Vigo natal por la alegría del barrio de El Porvenir, en el que todavía reside. Él mismo se considera sevillano, pero el acento aún no lo ha perdido. Lleva cincuenta años viviendo y desarrollando su carrera profesional en la ciudad; estamos ante un hispatalento que ha creado una máquina para fabricar agua potable a través del aire.
Este gallego estudió en la Escuela Superior de Ingenieros de Vigo y, cuando terminó su carrera, marchó a Francia a prepararse con los mejores científicos y profesores en materia de frío industrial. Concluyó sus estudios y pasó por países como Noruega o Canadá hasta que le llegó, como él dice, la oportunidad de su vida. Veiga confiesa que “no todo en la vida es tener una formación excelente y ser un buen profesional, tienen que aparecer retos y oportunidades que te ayuden a crecer”. Así le ocurrió a él: una empresa gallega iba a poner en marcha un proyecto en Sevilla y querían que Enrique estuviera al frente, no lo dudó y se embarcó en la aventura sin pensárselo dos veces. Nos cuenta Veiga que Sevilla por aquella época era el segundo puerto de España en cuanto a entrada de pescado congelado. Atracaban los más importantes buques cargados de género que procedía de caladeros del Atlántico y el Mediterráneo. En el puerto hispalense estaban los más grandes y modernos almacenes de frío de la época. Estuvo trabajando en la creación de flotas pesqueras congeladoras y en las mejoras de las ya existentes, además de en la construcción de aquellas cámaras frigoríficas. Siempre ha sido una persona de mente inquieta, que no ha parado de darle vueltas a la cabeza, teniendo alguna que otra patente que así lo corrobora. A día de hoy su invento con mayor repercusión ha sido la máquina creadora de agua, aunque nos adelantó que en estos momentos trabaja en otro invento. Reconoce que la “gran sacrificada” es su familia y, sobre todo, Pilar, si bien afirma que ha tenido una vida “intensa en lo creativo y muy gratificante”. Sin duda nos encontramos ante un talento que, aunque no haya nacido en Sevilla, sí asegura que esta ciudad fue la inspiradora de su gran invento. Allá por los años 90, España sufrió una época de enorme sequía, más acentuada en el sur de la Península. Veiga explica que en la ciudad “hubo gran preocupación ante este acontecimiento, sufriendo la población cortes en el suministro de tan preciado bien”. Esta situación, sumada al carácter inventor de este gallego, hizo que Enrique empezara a preocuparse por el remedio a la falta de agua. Un buen amigo suyo le insistió en que estudiara el tema, ya que conocía la materia debido a su profesión. Veiga indica que su
logro no ha sido fabricar agua a partir del aire, sino “crear una máquina capaz de trabajar en condiciones extremas y producir el líquido elemento”. El principio físico de la condensación es el que explica este fenómeno: el aire tiene un porcentaje de humedad, es decir, contiene partículas de agua, y la máquina que ha creado Enrique no hace sino coger aire con temperaturas de hasta 45 grados centígrados y con tan solo un 8% de humedad y fabricar agua, que tras pasar por determinados filtros, es totalmente potable. Veiga creó su máquina y la aceptación no fue mala, pero los potenciales clientes y demandantes de este invento eran países de zonas áridas y desérticas con poco poder adquisitivo. Circunstancia que, sumada a la falta de ayudas, provocó que Enrique abandonara un poco el proyecto. En aquella época era el único poseedor de la patente. En 2005, con la ayuda de uno de sus hijos, retoma el proyecto y decide mejorar la máquina para obtener el mejor rendimiento posible. Y ahí continúa. Actualmente el país africano de Namibia ha contratado a la empresa Altecfrio del Viso del Alcor, empresa en la que se apoyó Veiga en 2005 cuando decidió meterse de lleno en el proyecto, la creación de 1.500 generadores de agua. El inventor ha sido recibido por los máximos mandatarios del país africano con honores de Estado. Otros países africanos y sudamericanos, como Chile, se han interesado por estos generadores, que además de tener un consumo eléctrico mínimo, generan un bien tan preciado en determinadas zonas y que puede llegar a salvar la vida de los seres humanos. El proyecto de Veiga tiene un fin que podríamos llamar humanitario, aunque son muchos los particulares que lo conciben como una máquina funcional, que les supone un ahorro de energía y, por tanto, de coste en sus vidas. Enrique reconoce que “cada vez son más los clientes de todas las partes del mundo los que optan por esta opción de generador de agua como solución de suministro para viviendas, riegos para el campo, empresas, etc…”. Un gallego-sevillano que ha sido capaz de llevar la lluvia de la tierra que le vio nacer a las zonas más secas del planeta con la ayuda de sus conocimientos. Esta es la historia de Enrique Veiga, el talento del agua.
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Texto: I. R. Arroz meloso con buey de mar
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GENERA GAMES EMPRESAS _ Para muchos jóvenes y no tan jóvenes, trabajar probando videojuegos debe ser el empleo de sus vidas. En Sevilla, si eres un crack en este campo, es posible. Genera Games es una empresa internacional que se dedica a crear videojuegos para sistemas operativos Android e iOS y que trabaja para grandes clientes como Disney o Paramount, entre otros. Hemos estado charlando con Fátima Lerdo, Marketing Manager de la compañía aquí en Sevilla. Genera Games está actualmente trabajando para alcanzar el top 25 mundial de desarrolladores de videojuegos y facturando unos 20 millones de euros anuales. Estos datos la sitúan como una de las compañías más importantes en este campo a nivel mundial.
que está asociado a un público de corta edad, o bien por el carácter emprendedor del que presume. Creen firmemente en lo que hacen, son valientes, flexibles ante el mercado y tienen confianza en su producto y en su manera de hacer las cosas, en Genera Games siguen convencidos de su crecimiento tanto a nivel empresarial como en el del propio sector.
Los inicios de la compañía se remontan al año 2002, al poco tiempo de nacer se convierte en proveedora de contenidos de corporaciones como Vodafone España y Movistar, así como otros operadores telefónicos, a los que suministra vídeos de entretenimiento para niños y adultos, tonos móviles, información general y deportiva. No mucho más tarde empieza a trabajar para empresas nacionales de gran prestigio, como Antena 3, la Liga de Fútbol Profesional o el Real Madrid. Con el auge de las nuevas tecnologías y la aparición de los nuevos smartphones Genera Games adecúa sus contenidos a las nuevas plataformas y se centra en el desarrollo de apps móviles y, sobre todo, de videojuegos, donde pronto se convierte en uno de los líderes del sector.
La empresa se dedica casi en exclusiva al desarrollo de videojuegos para las diferentes plataformas móviles y por el momento no contempla la idea de saltar a las videoconsolas. Sus productos son vendidos en tiendas de Android e iOS y los juegos son gratuitos, pero cuentan con pagos in-app que permiten potenciar las opciones y poder hacer más divertida la aventura. Estos juegos se dirigen a todos los públicos, niños, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, aunque es cierto que el público objetivo mayoritario de los últimos productos es masculino, de edades comprendidas entre 25 y 40 años.
La idea de crear la compañía surge por la intuición de que el mercado de los aplicaciones móviles significaba el futuro por la presumible, y ahora confirmada, expansión del mismo, por el interés en las nuevas tecnologías y las tremendas posibilidades que ofrecía. El propietario y fundador de la compañía José Miguel López Catalán es sevillano y estaba convencido de que podía establecer su empresa en su localidad natal pese a que en los últimos años Genera Games centre sus negocios fuera de España. Nos cuenta Fátima Lerdo que “es posible innovar y desarrollar este tipo de negocios desde nuestra ciudad”. Genera Games cuenta con amplios equipos profesionales de programadores, ilustradores de alto nivel que han situado a la compañía a la vanguardia en videojuegos y contenidos móviles. A día de hoy Genera Games tiene su sede central en Sevilla y cuenta con oficinas en Los Ángeles, Boston y Rumanía. Son más de 160 trabajadores los que forman la compañía, repartidos en diferentes departamentos, desde administración o recursos humanos hasta el departamento de ilustración, audio o vídeo. Es una empresa con una media de edad bastante joven quizás por la naturaleza del producto,
El proceso de creación de este tipo de productos es amplio y complejo, y está bastante medido. Lo primero que hacen es evaluar la viabilidad del producto por parte del equipo de dirección, después de un estudio de mercado previo. A continuación se miden los costes del producto y se marcan unos objetivos de producción. Una vez elaborado el producto, se inicia la fase más larga, el testeo, para pulir el videojuego. Posteriormente, llega la incursión en el mercado, que suele hacerse de manera progresiva y solo en determinados mercados para sacar conclusiones de las experiencias de los primeros usuarios antes de proceder al lanzamiento global. Han trabajado con grandes empresas a nivel mundial como Disney, CBS, Paramount, Dreamworks, Hasbro y a nivel nacional con la Liga de Fútbol Profesional, entre otros. Sin duda, el producto que mejor les ha funcionado ha sido el Frozen Free Fall, juego que cuenta con más de 100 millones de usuarios. “Fue un producto redondo, visualmente espectacular y realmente adictivo”, nos cuenta Lerdo. Indudablemente existen tendencias y modas en este sector como en todos los mercados, nos reconocen que el mundo de las aplicaciones está en constante movimiento y que desde Genera Games intentan adaptarse siempre a lo que demande el mercado. Existe mucha competencia y sigue creciendo día a día.
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Terminamos nuestra visita a Genera Games con una pregunta crucial, ¿por qué unos videojuegos triunfan y otros no? “Un videojuego es un todo. Para empezar, debe basarse en una idea original y atractiva. Posteriormente, su funcionamiento interno es básico, pero, además, visualmente debe ser muy atractivo. El nivelado también es algo muy importante. Nuestros compañeros trabajan estos puntos al detalle para que no vaya en menoscabo de la diversión, y el entretenimiento y la dificultad vayan in crescendo”. Esta es la pócima mágica según Genera Games. Texto: Inda Rodríguez Copa de vino Pago del Zancúo
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La impresión 3D sienta las bases de la moda del milenio _ Ya presentes en sectores como la salud, la alimentación o la cosmética, las impresoras 3D han llegado para revolucionar el mercado. Si la máquina de coser fue la revolución de la costura, a día de hoy podemos observar cómo esta tecnología ha supuesto un cambio radical en la industria de la moda. Estos dispositivos empezaron a tener presencia en el sector cuando la diseñadora Iris Van Herpen se atrevió a desfilar en la Amsterdam Fashion Week con unos impactantes diseños impresos en 3D hace aproximadamente tres años. Con estas impresoras se puede dar vida a formas y colores que navegan en la mente de algunos diseñadores de moda. Es por ello que la impresión 3D ha cruzado la línea del textil convencional, brindando la oportunidad de desafiar la imaginación. La implementación de esta tecnología está ofreciendo innovaciones que optimizarán el proceso de producción textil. La Universidad de Loughborough y el fabricante de ropa, Grupo Yeh se han unido para impulsar la moda 3D con el objetivo de recortar los residuos de la industria de la confección. Los textiles impresos en 3D no son un concepto nuevo, pero su creación requiere múltiples etapas. Este proyecto busca agilizar el proceso, creando la tecnología que permita producir prendas terminadas directamente de las materias primas (en este caso, un polímero) en un solo paso. En un futuro cercano, aquel que quiera crear una prenda que se pueda vestir directamente tras su impresión, sólo tendrá que establecer los parámetros oportunos y obtendrá su diseño personalizado en 24 horas. Aunque las impresoras 3D todavía no forman parte de nuestro día a día, poco a poco vamos encontrando indicios de esta tecnología, como la multitud de diseñadores emergentes y consagrados que están optando por utilizar la impresión 3D como método para crear sus prendas, configurando un nuevo paradigma en el mundo de la moda. Entre los más destacados,
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la diseñadora israelí Noa Raviv, cuyos diseños han estado presentes en el Manus x Machina, Metropolitan Museum of Art, New York. Su trabajo surgió por la inspiración de unas piezas que estaban deformes de manera digital, lo que la movió a investigar sobre la posibilidad de fusionar la realidad con lo virtual. Otra de las grandes representantes de esta innovadora técnica es Heidi Lee, una artista y diseñadora de Nueva York conocida por su “Endless Echo Hat” un original gorro con caras que ha sido objeto de numerosos reportajes. Licenciada en Rhode Island School of Design, Heidi se ha centrado en la creación de sombreros y tocados mediante la impresión 3D como una forma de arte conceptual más que como un complemento de moda, lo que se ha denominado fashion artefacts. En España, también contamos con emprendedores que se están animando a utilizar la impresión 3D más allá de los makers cafés de Madrid o Barcelona. El madrileño Diego GómezCarpintero, se propone dar vida a sus sueños mediante piezas únicas creadas con impresión 3D. Este diseñador basa su obra en la customización, las posibilidades que le proporciona la impresión 3D y el mundo DIY Do It Yourself. Este artesano digital, como él mismo se define, crea piezas únicas que plasman su universo, intentando conseguir un acabado único en cada pieza, a pesar de la homogeneidad que proporciona la tecnología. Uno de los ejemplos más significativos y sorprendentes es el de la marca española Hawkers, que está preparando, en colaboración con la NASA, las primeras gafas made in space.
Fieles a su filosofía de empresa basada en explorar los límites, tienen previsto imprimir en gravedad cero este accesorio. El proyecto permitirá a los astronautas fabricar las piezas o recambios que necesiten. Más allá de la creación propiamente dicha, la impresión 3D tiene repercusiones muy importantes en el desarrollo de materiales, como la piel de animal. La empresa Modern Meadow está desarrollando a partir de células madre, piel in vitro, con el objetivo de poder producir grandes cantidades de este material sin necesidad de sacrificar ningún ser vivo. Se espera que en unos años lleguen al mercado los primeros bolsos de piel cruelty free (sin maltrato animal). Tendrán la misma calidad y resistencia que la piel animal, ofreciendo una alternativa a veganos y consumidores que estén en contra de la muerte de un ser vivo para producir materia prima. Ya son muchas las referencias a esta tecnología en los medios comunicación internacionales y nacionales, y no sólo a la impresión 3D, sino especialmente a la relación de la misma con la moda, como es el caso de la plataforma sevillana de innovación en moda, SoCatchy.net, una fuente inagotable de talentos emergentes que utilizan esta tecnología para crear sus diseños. Es realmente fascinante cómo los tejidos han pasado a ser formas orgánicas tridimensionales que auguran un futuro de esculturas con vida. Una inevitable realidad en la que veremos cómo cada hogar puede convertirse en un microtaller donde dejar volar la imaginación.
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Texto: María José Egea y Esther de la Portilla
Bienvenidos a la moda del futuro _
BAZAR SEVILLA THE STYLE OUTLETS Sweatshirt de chica Adidas.
Entradilla: Moda y tecnología avanzan de la mano adelantando las tendencias que llegan del futuro pero que se vestirán esta temporada: colores metalizados, formas “robotizadas” e innovación tecnológica.
Sin necesidad de una máquina del tiempo ya podemos saber cómo será la moda en un futuro no muy lejano. Al igual que Regreso al futuro introdujo en el imaginario colectivo la idea de que los coches volarían y las zapatillas de deporte se atarían solas en el 2015, la todopoderosa Anna Wintour “rompió” el espaciotiempo y viajó unos años adelante antes de la pasada Gala del MET para marcar el sendero que seguirá la industria: la moda futurista, los tejidos tecnológicos y la fiebre de los metalizados. Vogue América y el museo Metropolitan de Nueva York, como cada primero de mayo, ponen en funcionamiento una maquinaria perfecta para dictar la tendencia más buscada a través del dress code que los invitados a esta gala benéfica deben cumplir. La temática de esta edición ha sido “Manus for Machina: la moda en la era de la tecnología” pero la señora Wintour ya demostró el impacto que tiene la Gala del MET hace tres años en una jugada redonda. En su edición del 2013 todos los asistentes debían versionar el estilo punk para homenajear la influencia que ha tenido este movimiento musical en la moda. ¿Cuál fue el resultado? En la temporada siguiente los percheros se llenaron de tachuelas, bikers de cuero, mucho negro y botas militares. El panorama en esta ocasión pinta de la misma manera. La escalera roja del Metropolitan funciona como un trampolín de tendencias y desde que vimos a las principales celebrities mundiales recorrerla el primer lunes de mayo, todos queremos “viajar” al futuro porque desde allí llegan las prendas que están de moda. El éxito de esta tendencia tecnológica comienza cuando los metalizados conquistan nuestro armario. Los tejidos dorados, plateados y cobrizos se descontextualizan, dejan de ser exclusivos de las fiestas nocturnas y saltan a la palestra a plena luz del día para crear looks de diario aptos para cualquier ocasión. Cazadoras que brillan con luz propia, tops sicodélicos que puedes combinar con tus jeans favoritos y el complemento estrella de esta primavera-verano: el calzado plateado. Las sneakers, las sandalias y hasta los salones más elegantes se suman al “efecto espejo”, tendencia que puedes encontrar en Bimba&Lola, Menbur o Munich, en el centro Sevilla The Style Outlets. Además de la paleta de color, las mismas siluetas y cortes que las estrellas de Hollywood, las modelos más cotizadas y los
diseñadores más consagrados lucieron en la pasada Gala del MET serán las que marquen las pautas esta temporada. Prendas minimalistas confeccionadas con formas arquitectónicas, escotes y mangas “robotizadas”, troquelados realizados con láser y de nuevo los tonos metalizados y las aplicaciones brillantes acaparan todas las miradas. Aunque realmente la estética futurista comenzó su recorrido en las pasarelas allá por los años 70, es ahora cuando realmente la moda incorpora a su sector la innovación más puntera. Los tejidos y las técnicas de confección se aúnan con la tecnología más desarrollada para avanzar hacía una moda que experimenta en sí misma los últimos progresos tecnológicos, una moda que se torna deportiva, ecológica y unisex. Sí, esas son las grandes corrientes hacía donde avanza la industria. Y la moda se acerca al futuro siguiendo una dirección clara, la del athleisure. Antes era impensable llegar a la oficina con un traje de chaqueta y unas zapatillas de deporte flúor y sin embargo se ha convertido en un look completamente normalizado. Pues ahora el sport chic, esas pinceladas deportivas en looks de diario, ha evolucionado al athleisure, la versión más formal del típico chándal que convierten a la Martirio en toda una visionaria. Sí, ahora la ropa deportiva puede combinarse con sandalias de tacón y el chándal está admitido en el dress code de cualquier gala de postín, y si no que se lo pregunten a la diseñadora Miuccia Prada que acudió con sudadera y pantalones deportivos a dicha Gala del MET, y fue una de las mejor vestidas.
Sweatshirt de chico Calvin Klein. Sneakers de chico Munich.
Stilettos Menbur.
Por otro lado, ¿es casualidad que se hayan puesto de moda unos cánones de belleza donde impere la androginia y la homogeneidad? No, la moda del futuro es una moda unisex que impone las mismas siluetas para hombres y para mujeres. En Sevilla The Style Outlets ya se han adelantando a ello pues en tiendas como Calvin Klein, Levi´s o Munich puedes encontrar prendas y calzados pensados al mismo tiempo para ellos y para ellas. Y después de analizar las tendencias de esta temporada sólo podemos decir: Bienvenidos a la moda del futuro.
Texto: Marina Rubalcaba @blogovejanegra
Gafas de sol de chico Soloptical.
Gafas de sol de chica Sunglassh. P.I. Los Espartales. San José de la Rinconada (junto al Aeropuerto de Sevilla). 41300 Sevilla +34 954 997 297
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NFC vs. Tarjeta de crédito _ IN. NFC Volvamos a viajar al futuro. Ya nadie guarda en su cartera aquellos antiguos dispositivos de plástico y un circuito electrónico. Ahora, la tarjeta de crédito está integrada en un dispositivo inteligente. A demanda de un hardware y software integrado, el usuario debe introducir una contraseña para generar una banda magnética electrónica distinta en cada transacción o compra realizada. Además, esta tarjeta no posee un número de 16 dígitos como las del pasado. Una parte de la secuencia numérica no aparece hasta que el titular no introduce la contraseña correcta y el pin -paso final para aceptar la compra- ha sido sustituido por una autenticación biométrica. Todo esto es acompañado por un sistema de seguridad cuántico “casi” imposible de falsificar. Seamos realistas, las máquinas del tiempo no existen pero sí esta tecnología, llamada NFC (Near Field Communication) e integrada en smartphones y pulseras inalámbricas. En los próximos dos años conquistará buena parte del mundo desarrollado y desterrará, en poco tiempo, las tarjetas de crédito. El futuro está a la vuelta de la esquina, y las grandes multinacionales como Apple, Facebook o Google también tendrán algo que decir al respecto.
OUT . Tarjeta de crédito Viajemos en el tiempo. Años 50, una cena y hablando de negocios. Imaginaros por un momento que a pesar de vuestra elegante apariencia, con traje oscuro, corbata y sombrero, no lleváis suficiente dinero para pagar la cuenta. ¡Tierra trágame! Para evitar estas situaciones embarazosas, Fran X. McNamara y Casey R. Taylor fundaron la compañía Diners Club, un sistema pensado para ser usado en restaurantes sin necesidad de llevar dinero físico encima. De esta forma, surgió la primera compañía independiente de tarjetas de crédito. Aunque el origen de esta herramienta se remonta a principios del siglo XX, cuando algunas gasolineras y grandes almacenes situados en áreas geográficas concretas utilizaban este medio para que los clientes realizaran los pagos, no es hasta 1958 cuando comienzan a aparecer las tarjetas más populares: la BankAmericard (actual VISA), la Interbank Card Association (actual MasterCard) o la American Express. Tras conquistar el mundo desarrollado, este dispositivo con carcasa de plástico ha evolucionado: desde la banda magnética, cuando nos pedían un documento oficial que acreditara quién era el propietario, hasta el chip o la ecard, que actualmente permite realizar una compra más segura sin poner en peligro todo nuestro capital. Sin embargo, la tecnología no para quieta... Texto: Antonio J. Pineda @antoniojpineda
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Dafne Tree
www.instagram.com/dafnetree/
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Ilustraciones: Daniel Lacalle @danilacalle
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SEVINTAGE _ Conocen las honduras del alma humana, esas cavernas donde aletean los murciélagos agrios del alcohol. Los codos son sus confidentes. Actúan como básculas del hundimiento, miden las toneladas de tristeza que soportan quienes se apoyan en ellos. Enfermos de psoriasis, enseñan las vetas originarias. Lucen tatuajes efímeros de tiza. Clavan sus pilares en el desierto de aserrín, soportan con estoicismo el granizo de las cáscaras de los altramuces y los densos gargajos. Han sido bautizados con la sangre de peleas vasos en mano y redimidos por abrazos que sellaban amistades instantáneas. Existían antes que Freud, estos psicólogos de madera y acero inoxidable guardan la intrahistoria de la ciudad. Son los mostradores de las tabernas, altares donde se celebra el sacrificio de la vida.
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GONZALO GARCÍA PELAYO _ Leonardo da Vinci creería en la reencarnación si conociera a esta matrioska de barbas canas que guarda en su interior a un cineasta, un productor, un jugador, un escritor y un pensador sin prejuicios. Calculó las probabilidades para hacer saltar la banca del talento e inventó una maravillosa máquina a la que llamó rock andaluz. Houdini que escapa de las cadenas de las etiquetas sin renunciar a la raíz, tritura sin compasión las ideologías. Alma en tensión entre la inteligencia abstracta y la emocional, entre Gauss y María Jiménez. Arco siempre dispuesto a hacer blanco en la única diana que le merece la pena, la felicidad. Es Gonzalo García Pelayo, un hombre del Renacimiento 2.0.
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Su currículum abruma, ¿cuántas vidas ha vivido? Todas las que he podido. Vivir con intensidad me ha apasionado siempre, intentar concentrar muchas cosas a la vez. Ahora no me permito pensar ni calcular más de tres cosas al mismo tiempo.
a estudiar cine porque en España por ley no podía hasta los veintiún años. Dejé Filosofía y Letras en Sevilla y me marché a París; solo lo entendió mi madre. Allí lavaba platos por las mañanas y las tardes las dedicaba al cine y la música. Preparé mi ingreso en la academia de cine; lo logré a la primera.
¿Se ha hecho el test de inteligencia? No, me da miedo que me dé bajo. (risas)
Nace en Madrid, pero es del Sur. Hasta los ocho años vivo en Jerez, luego me hice sevillano con las vacaciones en Chipiona.
Cineasta, presentador, productor, apoderado, jugador… Si estas actividades fueran un pinchito, ¿el palillo que los ensarta sería? La búsqueda de la esencia de la naturaleza del ser humano. Tengo un referente en Shakespeare y en su indagar cómo es la conciencia humana, por qué las reacciones y las diferentes capas en la personalidad, el mundo que no conocemos de las otras personas aunque estén cerca, el hondo universo de la mujer. Siempre hay algo que investigar; es el palillo del pinchito. ¿Viene de vuelta? Clarísimamente me siento siempre de ida. Ahora mismo con sesenta y ocho años me siento en el recomienzo de muchas cosas. ¿Al hombre hay que buscarlo en su infancia? Para mí, es de las fases menos importantes. Mi adolescencia, cada década que he vivido, mi vida ahora mismo, tienen más importancia que en la primera década.
El Sur del franquismo… Aquí fue tan malo como en cualquier otro sitio. Recuerdo cuando la cosa empezó a agitarse con Franco vivo. La música en algunos momentos es un factor mucho más revolucionario que las ideas: los Rolling Stones podían tener más valor que Fidel Castro. La Sevilla de aquella época la agitaron más los Rolling, Hendrix y Pink Floyd que las ideas. El primer movimiento de gente joven que se puede llamar movida se da en Sevilla, mucho antes que en Madrid, en el año sesenta y nueve. ¿Su primer trabajo? En París. Tuve que trabajar para mantenerme lavando platos, en una máquina que plegaba telas, limpiando oficinas; mi madre también me ayudaba.
“El rock andaluz lo creamos Julio Matito y yo”
Descríbame en escenas cinematográficas su infancia, y póngale una banda sonora. Primera, la muerte de mi padre y toda la infancia sin él, aunque tuve un padrastro, con una función importante pero que no quiso ocupar la figura paterna. Segunda, una cierta sensación de inseguridad y timidez, que en la adolescencia me esfuerzo en quitar. Tercera, el descubrimiento de la mujer, complemento fundamental, incluso religioso con la Virgen María. Todo eso empujado por el sexo y la voluntad de reproducción. ¿Qué banda sonora le pondría? I need you de George Harrison (la tararea).
¿Y su madre? Fue clave, como todas las madres. Era el centro ideológico, muy religiosa, el centro cultural, muy lectora y amiga de los libros. Muy el centro de todo el desarrollo de mi vida. Fue concejal de Cultura en el Ayuntamiento de Chipiona y hemos conseguido que le pongan una sala en la biblioteca del pueblo… y creemos que no sobraría una calle con su nombre. Se llamaba Francisca Segovia. ¿Qué tipo de educación recibió? Religiosa, estudié en los Jesuitas. Cuando acabé los estudios estaba en la duda de ingresar en la orden o dedicarme al cine. Tuve una crisis de desgarramiento y decidí marcharme a París
¿Por qué hizo radio? Me había traído discos de París y tenía ganas de compartirlos. En Radio Nacional de Sevilla, con Paco Cervantes, nos aceptaban una lista de discos que presentaba una locutora profesional, y era de una frialdad tremenda. La gran expansión se produjo cuando pude montar Radio Popular de Madrid, una emisora que nos dio satisfacciones enormes. Hicimos las veinticuatro horas de los Beatles, que fue histórico. Luego supe que Carlos Herrera empezaba un programa nacional, le escribí diciéndole que me gustaría hacer radio de opinión y estuve siete años con él en una colaboración semanal. Con la situación actual me gustaría opinar todo el día. ¿Y le dejarían? Sí. No es lo mismo estar en democracia que en una dictadura como la de Franco. A partir de la democracia tengo una visión radicalmente diferente de la sociedad. Cuando discriminan entre lo legal y lo moral, lo critico mucho. No hay concepto moral, solo el legal. Todo lo que sea moral y no está en la ley, hay que meterlo en la ley; todo lo que sea inmoral y está en la ley, hay que sacarlo. Lo que es correcto acordado por toda la sociedad es lo correcto. No puedo soportar una bandera republicana porque hemos decidido democráticamente que en principio no; me parece bien que se intente, se hable, pero es irrespetuoso con la democracia y el acuerdo. ¿La mayoría manda? Votamos, y los que hemos ganado queremos que se respete lo
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que hemos ganado. ¿Por qué hay quien piensa que tiene una fuerza moral mayor que la de los que hemos ganado? No acepto esa fuerza moral superior, que es la que siempre tiene Anguita y esta gente; usted no la tiene más que yo, de ninguna manera. Solo estamos bajo la moral que está protegida por la ley gracias a que estamos en un país plenamente democrático. Tenemos que terminar con esa dualidad entre lo que tendría que ser y lo que es. ¿La mayoría siempre tiene razón? Lo que dice la mayoría está bien. Y tranquilos, que no pasa nada, que ya se corregirá lo que está mal. Recuerdo la América de los sesenta y los problemas de los negros, cómo me iba a imaginar que esa sociedad acabaría eligiendo un presidente negro. ¿La democracia es una cuestión de cantidad? Usted no me hable de calidad, hábleme de cantidad. Eso es propio de la democracia. Si estamos hablando de algo con un valor social, actúa la ley de los números, luego la ley de la cantidad. ¿Quién le da a usted el marchamo de la calidad? La única persona que podría tener esa representatividad es el presidente del Constitucional y el Papa, pero tampoco tenemos que aceptar que alguien tenga la última palabra; la tendría Dios, pero no se pone al teléfono. ¿Y las minorías? La democracia implica la aceptación de la minoría, pero que no se imponga a la mayoría. Usted tiene todo el derecho a pensar diferente a la mayoría, pero no a pensar que es superior al resto y que tiene que pensar como usted. Y si tiene razón, ya irá impregnando a toda la sociedad. El independentismo catalán ¿es mayoría o minoría? Es una cuestión a discutir en España entera, y son minoría absoluta. Incluso si lo discutimos en Cataluña, las urnas han dado que tampoco la tienen. ¿Qué sensación le provoca la situación política actual? De joven de dieciséis años con granos en la cara. Hay países que van hacia la madurez, como Italia, y otros que están todavía en la adolescencia, como España. Como es lo que quiere la gente, me parece estupendo, pero también, sin necesidad de prédicas, va a aprender que no tener bipartidismo conlleva otros problemas. ¿España siempre llega tarde? España es un país de una enorme capacidad de inteligencia emocional y una pobrísima capacidad de inteligencia abstracta. Si llegar tarde se refiere al progreso científico, estamos siempre llegando tarde. Bajo un punto de vista de inteligencia abstracta somos cortos, lo que pasa es que el mundo nos admira por nuestra enorme capacidad de inteligencia emocional. En el terreno de la inteligencia abstracta estamos muy retrasados… somos el país que gritaba ¡Vivan las cadenas! Volvamos a su vida. Defina su cine. Un ejercicio para romper etiquetas de mí mismo. Mi cine es no tener estilo.
¿Es un cineasta de culto? Ojalá que al menos sea eso. Durante treinta años no he sido nada. Ahora parece que se me reconoce con ciclos como el de la Viennale 2013, la Jeu de Paume de París y la filmoteca de Zaragoza. ¿Cuáles son los referentes en su cine? Ford, Rossellini y Godard. En la revista francesa Trafic el articulista escribe algo que me hace descubrirme: amor a la tradición y a la transgresión. Esa idea parece que representa mucho mi cine. Otros críticos dicen que las líneas fundamentales son el amor al arte popular, cierto sentido de trascendencia y unos intentos de investigar sobre la modernidad. De alguna manera ese intento de investigación de la modernidad sería la transgresión y el amor al arte popular la tradición, con esa cuestión de la trascendencia en medio. Esa trascendencia también la busca Hendrix y Antonio Mairena, es un latido casi obligatorio en cualquier obra de arte. ¿Es posible transgredir en el Sur sin la raíz de la tradición? Es muy difícil estar en Andalucía y no tener el sentido de la tradición. He salido doce años en El Silencio. He ido a El Rocío y al carnaval de Cádiz. Son mis relaciones con los festejos populares. Y mucha proximidad al flamenco. Toda la gestión del rock andaluz iba en el sentido de no desaprovechar la gran tradición cultural que tenemos. ¿Qué película, no suya, enviaría al espacio para que, si hay vida inteligente, conociera al ser humano? Que no fuera mía… (risas). Mandaría una mía, Vivir en Sevilla, y Pierrot le fou de Godard. ¿Cómo llega a la música? En París. Salgo del restaurante donde lavaba platos y en un puesto de segunda mano encuentro un disco con un título que me llama la atención, Sketches of Spain de Miles Davis. No sé qué es, pero lo compro, lo escucho y alucino. Si Miles Davis y el arreglista Gil Evans son capaces de hacer eso, poner así una soleá y hacer esa versión del segundo movimiento del Concierto de Aranjuez, para mí, el mejor arreglo de la historia… fue una iluminación. No obstante, arranca con mi padrastro, que me ponía Beethoven, yo alucinaba con los preludios de Wagner. Luego, Paul Anka, Elvis y los Beatles, que vi en París en 1965. ¿Qué debe tener un buen productor musical? Un concepto global de la elaboración de un disco, saber manejar bien lo mejor del técnico de sonido, del arreglista, del compositor y combinarlo. En muchos discos parece que el productor no está, pero cuando escuchas muchos sí se le empieza a encontrar. En Triana, Carlos Cano, Labordeta, María Jiménez, Amancio Prada, Paco Rivas y Vainica Doble, a lo mejor hay ese alambre del pinchito, en este caso yo. También debe tener un cierto sentido sociológico, saber si esa obra está integrada en el momento que vive el país.
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¿Y un productor genial? Lleva al diez, a la máxima excelencia, todas las características que he dicho. Hay una artista maravillosa, María del Mar Bonet, que solo tiene un disco maravillosamente producido por Alain Milhaud. Y hace un disco para mí legendario. Hay grandes cantantes a los que les falta un productor: Javier Ruibal es un magnífico cantante y compositor sin productor. Algo así le pasa a Serrat, que adolece de producción. Podría dar una lista enorme. Sin embargo, hay cantantes que no son lo mejor del mundo y tienen una gran producción detrás, como Rosario, que tiene unos discos espléndidos, por encima de su nivel artístico, que es alto. Comparativamente prefiero un disco de Rosario que de Serrat, creyendo que tiene más dimensión artística Serrat. ¿Existe el rock andaluz? Existe, y lo creamos Julio Matito y yo, en mi casa, en los altos del Club Don Gonzalo, en Virgen del Valle 32, en Sevilla. Desde luego, inmediatamente con el acuerdo de Gualberto. Me reúno con Julio y le digo “No podemos estar haciendo Hendrix igual que Hendrix y Redding igual que Redding; tenemos muchas cosas que contar”. Hice una especie de ecuación: tenemos un tiempo y un espacio, nosotros somos de un tiempo, el del rock, y de un espacio, que no es California, ni Manchester, ni Liverpool. Tenemos que ser capaces de unir el espacio y el tiempo, y esa es la idea original del rock andaluz, que llega a su cumbre con Triana.
¿El mejor disco que ha producido? El primero de María Jiménez. El desempeño que debo hacer es mucho más amplio que en otros. En El Patio de Triana, un disco histórico, mi colaboración es abrirles las puertas de la casa de discos; ellos tenían las ideas muy claras. Con María es diferente, tengo que inventarme un sonido, un repertorio y quizá como productor es más completo este trabajo que el de Triana. Es un disco completamente nuevo en muchos aspectos de sonido. Y te podría decir que el segundo que más me gusta de mi carrera es el último que hice con María Jiménez, cantando a Sabina. ¿Qué le sugieren estos nombres? Jesús de la Rosa, Víctor Jara, Gualberto, Lole y Manuel, Camarón, Bisbal, Alejandro Sanz y Beyonce. De la Rosa: genio. Jara: compromiso. Gualberto: artista. Lole y Manuel: inspiración. Camarón (ríe y se lo piensa): no sé si decirlo… cuento. Bisbal: no sé. Sanz: sentido de donde está; Beyonce: por fotos, atractivo sexual. ¿Qué supuso el asesinato de Víctor Jara? Me enteré después. Fui a Londres a ver a su viuda. Me concedió una entrevista desgarradora. Le prometí que haría todo lo posible para que la figura de Víctor se conociera en España. Edité su música sin suponer el éxito económico que iba a tener. Pensaba que era para una minoría, pero fue el motor económico de Gong.
“Volveré a ser millonario en menos de un año”
¿Y después? Julio se dedicó absolutamente a eso y Gualberto se unió enseguida. Yo no estaba, pero dejé a Alain Milhaud. Llega El Garrotín de Smash. Suman un genio, Manuel Molina. ¿Suerte? Probablemente intuición. Molina era grifota como ellos y había circunstancias que los unían, similitud de pensamientos y sentimientos. Y de una manera que nunca sabré explicar Triana coge la magia de todo eso y la amolda como nadie, no sé si como heredera o de forma paralela, pero evidentemente es la coronación de esa idea. Al escuchar Triana ¿qué sintió? Dije “esto es por donde debemos ir”, sin ninguna duda, duda que sí tuvieron las compañías. Era la materialización de la idea que tuvimos. ¿Es el mejor grupo que ha escuchado? Sin duda. No del rock andaluz, sino de España y de los cinco mejores del mundo. Tiene una gran inspiración, sentido de la trascendencia y de lo moderno. Amor a la tradición y transgresión. King Crimson, Steve Winwood, Paul Moran… los tiene dentro Jesús de la Rosa, pero también todo el ambiente de la calle Feria, de Montesión, de sus amigos flamencos. Todo eso está en Triana. ¿Sus cuatro evangelistas de la música del sur? Mairena, Falla, El Selu de Cádiz y Triana.
¿Y la muerte de Jesús de la Rosa? Estaba fuera de España y no pude ir a su funeral. Sentí que se acababa algo muy importante. Los tres tenía una función clave en el grupo, pero el centro lo tenía Jesús. Me lo confirmó de una manera muy generosa Eduardo Rodríguez, cuando dijo que Triana se había terminado una vez que Jesús ya no estaba. Me atrevo a decir que es la figura más importante de la música popular española. ¿Quién se le ha ido vivo en la producción musical? Tuve Como el agua para La Susi, y la cogió después Camarón. Es mi principal fallo. Me gustaría haber hecho un disco con Sabina, también con María del Mar Bonet. No se me han escapado vivos, no he tenido la posibilidad de arrancar sus carreras. ¿Qué mueve su creatividad? La curiosidad. Dejarme llevar por lo que en ese momento realmente me interesa. Intento separar de manera radical las dos cualidades del ser humano: capacidad de intuición y capacidad analítica. En mi actividad creativa no quiero para nada capacidad analítica, nada que signifique un cálculo, solo intuición, aquello que realmente me pide el cuerpo hacer o tengo necesidad erótica de hacer. Hice películas eróticas porque tenía necesidad de fotografiar un coño. En otros terrenos, como el juego, no doy ningún valor a la intuición y lo fío todo a la inteligencia abstracta.
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Eso es vivir dos vidas en paralelo, ¿no? Ahora de pronto tengo ganas de hacer tres películas, simultáneamente. No sé si las podré hacer, pero quiero hacerlas. Sin embargo estoy analizando los números primos y no quiero tener corazonadas sino ser capaz de desgranar una teoría sobre algo que llevan veintitrés siglos buscando... y creo que me acerco más que otros en un análisis de inteligencia abstracta. ¿Lo excelso en el arte debe ser minoritario y deficitario? El genio más grande del siglo XX ha sido Picasso, que no fue minoritario sino amplísimo y una mina de oro. Otros genios, los Beatles, contradicen ese aserto. También puede ocurrir lo contrario, adoro a Tim Hardin, que casi nadie conoce y murió olvidado. Me encanta un cine underground que no ve nadie, pero también La taberna del irlandés de Ford que fue un pelotazo económico. No veo la diatriba, sobre todo en una sociedad democrática, donde lo lógico es que la obra de arte represente un poco las aspiraciones de mucha gente y sea masiva.
El ejemplo del dado: qué te va a costar que salga el 4 si cada tirada cuesta un euro; te va a costar 6 euros. Si te pagan 6 empatas, si te pagan 5,5 te arruinas y si te pagan 6,5 eres millonario. Cuando me pagan un precio que creo que está bien pagado según su probabilidad -el pago es mayor que la probabilidad de que ocurra- juego a favor o en contra, fundamentalmente a favor. ¿Usted juega para…? Lo primero, el beneficio económico. La base fundamental de mi desarrollo económico futuro es el juego. Pero también me gusta que tenga ese cierto componente del espíritu del rock: desafío al más grande. Cuando viajé con mi familia por todo el mundo con la ruleta, fue uno de los momentos más altos en el gráfico de intensidad de mi vida. ¿Quién está detrás del juego? Durante un tiempo, la mafia. Eso se ha terminado. Las Vegas empezó mafiosamente, ahora la controlan las grandes corporaciones de Wall Street.
¿El creador debe tener olfato sociológico? Puede ser que el creador esté demasiado por delante y que siga siendo minoritario hasta que la sociedad avanza, se sitúa detrás y ya no hay diferencia. O que el creador se acerque a la gente. Picasso empieza demasiado por delante, pero en seguida la sociedad le sigue. Vivir en Sevilla no le interesó a nadie y ahora tiene millón y medio de visitas en internet.
¿Ha tenido miedo? En Dinamarca me enseñaron una pistola para echarme del casino. Me fui a denunciarlo a la comisaría y casi me meten en el calabozo. Pedí amparo en la embajada española sin éxito.
En definitiva, ¿cantidad o calidad? La cantidad no necesita estar preñada de calidad. Admiro la cantidad por ella sola. Alguien que es capaz de hacer mucha cantidad de obra, es casi imposible pensar que no tiene interés o alguna calidad, porque no la haría. Me gusta Woody Allen porque hace una o dos películas al año, significa que tiene cosas que contar.
¿Hay muchos tramposos? No he conocido jugadores tramposos. Los que sí hacen trampa son los casinos, y los he denunciado ante el juez. En general, las trampas las hacen las empresas, y cuando el Estado actúa como jugador. De cada 100 euros que inviertes en la lotería, pierdes 35, y cuando ganas, de esos 65 que quedan, el Estado te pide un 20%. Los tahures son los casinos y, sobre, todo el Estado.
“La ideología es muerte; ideología no, vida”
¿Cómo cae la bolita de su vida en el casillero del juego? Me gusta el juego porque me gusta jugar al ajedrez, incluso he militado en equipos de la primera división de Madrid. Luego me aficiono a jugar en el casino y observo que no tiene tanta ventaja comparada con otras cosas. Analizo, sin intuiciones, que los juegos serían ganables si se busca alguna perspectiva diferente. Empiezo con las matemáticas clásicas y todas fracasan, pero le doy a la ruleta un enfoque físico, y me sale que es imperfecta. Confirmo mi teoría de que treinta y siete relojes puestos en hora hoy dentro de una semana no irán exactos: eso pensaba que pasaba con los casilleros de una ruleta, que unos adelantan y otros atrasan. ¿Existe el método Pelayo? Estamos en mil historias de apuestas y juegos, siempre con la misma idea, que la probabilidad sea mayor que el pago.
Fue apoderado, ¿qué ve en el toreo? Un arte. No puedo entender esta visión animalista que hay en la sociedad cuando hay muchos ejemplos de gente con intuición artística y más conocimiento del ser humano que adoran el toreo y lo tienen como una de las artes más exquisitas e increíbles. La lucha del hombre contra la adversidad y su capacidad de imponerse de manera bella es completamente inconcebible. No puede haber un arte más exquisito. ¿Qué significa el tópico para usted? Me siento muy ajeno. Es lógico, consustancial a una masa de gente. ¿Es un tópico amoroso And i love her? Me da igual, me llega, significa que soy sensible a un tópico. ¿No es un tópico Tristán e Isolda? También me llega. Estoy en contra del exquisito. Los americanos nos han dado muchas
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¿Es millonario? No, lo he sido. El dinero se gasta. Lo volveré a ser prontamente. En menos de un año, creo.
lecciones con gente ilustrada que no impone sus ideas, como Hemingway. Sin embargo detesto a Sartre, que era un déspota ilustrado que veraneaba en la URSS silenciando los crímenes del régimen. ¿Quién es la persona que más le ha impresionado? Mi profesor de matemáticas, que vivía en la calle Torneo y no recuerdo su nombre. Me gustaría que alguien me lo dijera para dedicarle películas y libros. ¿Cree en Dios? Sí, aunque de alguna manera sin conocerlo. Pienso que hay una fuerza creadora, que mantiene esto, y quizá se está creando ahora mismo. Es una teoría de mi hermano Javier que me gusta: la evolución y el pensamiento están creando un dios; él nos crea porque lo estamos creando. ¿En qué se implica? Estoy implicado en no implicarme. La gente que pide implicación no me tiene. Estoy implicado solamente con la democracia, y me suelo sumar a las mayorías. No pienso que podamos decir a los italianos que se equivocan cuando votan sistemáticamente a Berlusconi, no tengo autoridad moral para decírselo a un pueblo tan inteligente. No me implico contra Donald Trump; prefiero que no gane, pero si gana, no voy a estar en contra porque no soy quien para decirle lo que tienen que hacer los americanos. La superioridad moral la da la mayoría. ¿Es la felicidad su meta? El único valor universal que existe es la felicidad, que no contempla ningún ideario ni religión. La religión enaltece el sufrimiento porque la felicidad será en el cielo. ¿Quién le da importancia a la felicidad aquí? Tampoco las ideologías. ¿Socialismo y muerte? ¿Qué puede haber por lo que merezca la pena morir? Como mucho tus hijos o un gran amor. Cuba está llena de ese lema. ¿Cómo vamos a sustituir la idea del martirio cristiano por esa idea de martirio de mierda de socialismo y muerte? Además, ¿los cubanos quieren eso? Ni un cubano. El único valor es la felicidad. ¿Ninguna ideología lleva a la felicidad? Toda ideología es matadora para el hombre, acaba con la vida. La ideología es muerte. La única ideología es la vida y tener la intuición de qué es lo mejor en cada momento. Mi madre era muy religiosa, pero cuando le advirtieron del peligro de un nuevo parto se hizo una ligadura contra todos los consejos de la religión, y jamás tuvo remordimientos porque estaba segura de que había hecho lo correcto. Ideología no, vida. ¿Qué pretende con Todo es de color? La búsqueda de la felicidad.
Todo es de color de Gonzalo García Pelayo La creatividad de las catacumbas Ha sacado Gonzalo García-Pelayo el telescopio del tiempo. Ha abierto agujeros en la Alameda y en la calle Feria hasta llegar a los años setenta y abrir un escaparate de cine con vistas a la ciudad, tan apache, tierna y cruel entonces que parecía estar a punto de algo al final de una dictadura en marcha. Aquella Sevilla castiza como un botellero de Anís del Mono pero radicalmente creativa en sus catacumbas está en su último trabajo, Todo es de color. Porque aquel solar sin cicatrizar hecho de misas de diario, beaterías y vinilos llegados de la base de Morón es el del nuevo trabajo de García-Pelayo, quien ha querido filmar un homenaje (y un retrato subjetivo también) a la banda de rock Triana. Esta propuesta cinematográfica –la tercera con su firma en apenas tres años, tras Alegrías de Cádiz y Niñas- enlaza además con otra de sus facetas creativas, la de productor musical e impulsor del rock andaluz. Pero que nadie espere en Todo es de color una película al uso. No lo puede ser si él está detrás de las cámaras y su hermano Javier, mánager del grupo, es el autor del guion y principal protagonista. No es una película de ficción, obviamente. Tampoco una recopilación de imágenes y testimonios sobre la centelleante aparición de la banda en el panorama musical de los setenta. Entonces, ¿qué es exactamente? Pues, en palabras del propio Gonzalo García-Pelayo, “un ensayo poético”. En una suerte de road-movie emocional, García-Pelayo recorre (con más o menos fortuna) los grandes éxitos de Triana y algunos de los asuntos de aquella época de motivaciones libertarias y lisérgicas, tales como la rebeldía, la creatividad, el sentido de la existencia o la búsqueda del amor, encarnada en la travesía interior que emprende la actriz protagonista, Natalia Rodríguez. “Todo es de color resume el espíritu de Triana”, ha señalado el único superviviente del grupo, Eduardo Rodríguez Rodway. Ese espíritu que convocaba la vida al grito de “rock and roll y flamencura”. Qué tiempos.
Texto: Alejandro López Fotografías: Niccolò Guasti Voy contigo - Fernando Arduán
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Texto: José María Rondón @josemariarondon
Sobre el arte introspectivo _ Quería pensar en voz alta, desde este rincón que me brinda La Muy, sobre el hermetismo en el arte contemporáneo. Es triste notar la frustración del público en general en relación a las obras de arte actuales. Ocurre cada vez más a menudo que el arte crea un estímulo estéril en el público, que se traduce en indiferencia, rechazo y negación. Esta indiferencia a veces se achaca a la falta de interés o incluso a la falta de educación artística del espectador. Pero me parece injusto que se justifique esta falta de comunicación sólo con la ignorancia. Está bien que las obras de arte no sean literales, y está bien que produzcan interrogantes, pues no hay mayor estímulo que crear el misterio necesario para ahondar en la cultura y en la sensibilidad de uno mismo para lograr interactuar con la obra. Y creo que es una relación que puede ser muy fructífera, la de preguntarse a uno mismo. Pero a veces se echa de menos que entre tanto artificio intelectual no exista una mayor evocación a los sentidos. Da la impresión de que el proceso creativo actual va por derroteros tan intelectuales o tan introspectivos que ha perdido esa capacidad de conectar con el público. Así, parece que en la mayoría de los casos los artistas actuales han obviado el poder que el arte tiene sobre las sensaciones y los sentimientos, y, en lugar de apelar a ellos buscando un lenguaje más común a todos, se vuelcan en ejercicios de investigación tan personales que precisan libro de instrucciones para su correcta lectura. Echo de menos esas obras universales que hacen mella sin necesidad de que un galerista o artista haga una introducción. La Historia del Arte, que acaba ayer mismo, está llena de ejemplos eficaces. Estas obras son universales, obras que comunican un sinfín de sensaciones inequívocas, desde las más abstractas a las más sensoriales, tanto a los más ilustrados como a las personas más simples. No cabe duda de que grandes obras maestras de la historia siguen impresionando y emocionando con sus armas ocultas a un público general, en ocasiones poco formado, pero que se siente atraído y conmovido por ellas a pesar de que no pueda entenderlas en toda su complejidad y magnitud. Concepto, composición, trasfondo, etc… son palabras que les valen a eruditos y a amateurs entendidos, pero a veces extraño que una obra logre “enganchar” sin más. Cuando tenía veinte años y era un joven con grandes aspiraciones culturales y mucho tiempo que dedicar a dichas aspiraciones, era un asiduo abonado a los ciclos de música contemporánea del Teatro Central de Sevilla, y no faltaba a ninguna de las conferencias previas sobre los conciertos que íbamos a escuchar. No olvidaré, entre
las maravillas que descubrí en aquellos completos ciclos, un concierto que me marcaría de por vida: Concierto para mujer percutida. En él, tres hombres sostenían sobre sus regazos a una mujer y le tiraban de las orejas, o le hacían cosquillas en los pies… la música que surgía de este “instrumento” eran grititos, quejidos, risas, etc… Este experimento musical, en su momento, me hizo dudar de mi propia inteligencia… ¿Me estaban tomando el pelo? ¿Quizás no soy lo suficientemente inteligente para entenderla? ¿He de quedarme callado como en un concierto de Mozart, o he de reírme que es lo que realmente me apetece? Hoy, en la distancia, veo esta obra musical como un experimento conceptual más que otra cosa. Recuerdo las reacciones variopintas del público: la mayor parte reía, probablemente era la reacción más natural y expandida y, personalmente, creo que la menos equívoca. Otros espectadores, muy respetuosos ante tal obra, mandaban callar con indignación a los demás para concentrarse en este ir y venir de ruiditos que emanaban de este nuevo instrumento. La escena no dejaba de ser muy grotesca. Por un lado, la idea de tres hombres usando una mujer como instrumento era ya de por sí desagradable, pero además el hecho de que hiciera reír, era aún más desagradable. Por otro lado, asistir a dicho espectáculo en el marco de un teatro que de alguna manera “valida” la obra representada te hacer caer momentáneamente en una gran duda intelectual sobre el equívoco de tu propia reacción. Y por último, ver que otro gran número de espectadores tomaba en serio la escena y pretendía “escuchar”, era asimismo casi lamentable. ¿Era música esa obra? Para mí, no; Fue un ejercicio intelectual. Me resulta tan jocoso el experimento en sí como las personas que frustradamente mandaban callar a la mayoría. Es cierto que como obra no me dejó indiferente, pues de lo contrario esta anécdota no formaría parte de mi imaginario tras veinte años. En ese sentido podría incluso afirmar que me marcó. Sin embargo, para mí, este tipo de espectáculos no representan un campo fértil sobre el que cultivar nuevas obras. Son un principio y un final en sí mismos. Me ha marcado sin duda y es una obra conceptual con contenido, pero jamás volveré a comprar una entrada para verla de nuevo. Como jamás volvería a hacer una cola en un museo para ver el urinario de Duchamp. Una vez creada la idea, estos ejercicios intelectuales se convierten en manifiestos filosóficos de mayor o menor contenido que se han materializado en algo concreto. Pero una vez asumidos, con mayor o menor profundidad, con mayor o menor relevancia, no vuelven a despertar ninguno de mis sentidos. Es por eso que no vuelven a tener relevancia para mí, una vez resuelto el dilema.
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Sin embargo, otras piezas musicales, por mucho que se analicen bajo parámetros estéticos y conceptuales, por mucho que se desvelen sus misterios compositivos, de simetrías, elección de tiempos, trasfondos, motivos que la llevaron a realizar… a pesar de todo eso, quieres volver a escucharlas porque te evocan cosas que solo sientes a través de ellas, y no a través de una explicación. Eso es lo que observo en gran parte del arte contemporáneo: esa desconexión casi absoluta con los sentidos. Existen muchas definiciones de arte muy evocadoras de los propios artistas, de filósofos, de grandes pensadores de estética, en fin, de los que lo deben definir. Y es extraña la definición en que no se haga referencia a la capacidad de evocación del arte. Porque al final el arte es un vehículo. Me quedo con la definición de Albert Einstein, profano en la materia, pero con la suficiente inteligencia como para señalar que “El arte es la expresión de los más profundos pensamientos por el camino más sencillo”. Hagámoslo todo, pues, un poco más fácil.
Texto: Amaro Sánchez de Moya @AmaroSMR Piano Sonata nº 8, Op. 13 Pathétique II. Adagio cantabile L. V. Beethoven
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Sottsass y el grupo Memphis El irreverente valor del momento _ La década de los ochenta se caracterizó por la eclosión de todo tipo de movimientos artísticos: la transvanguardia italiana, el neoexpresionismo alemán, el new spirit, la new age, el neorromanticismo... Movimientos que, sin embargo, no podían ocultar la crisis de la interpretación que lo inundaba todo: los artistas ya no proclamaban manifiestos y las vanguardias del arte habían desaparecido, provocando una crisis de identidad dentro de la modernidad y la llegada de una “nueva era”: la postmodernidad. Un personaje clave en el desarrollo de esta “nueva era” fue Ettore Sottsass, el ideólogo y fundador del Grupo Memphis. Nacido en Imsbruck en 1917, estudió Arquitectura en la Politécnica de Turín y abrió su primer estudio en Milán en 1947. En sus entrevistas recordaba aquellos años como “muy complicados“, y siempre mantuvo que si se dedicó al diseño de objetos fue sólo por “falta de dinero”, y eso a pesar que desde muy pronto comenzó a diseñar para la firma Olivetti; una colaboración que se extendería durante más de treinta años, y que dejaría para el recuerdo piezas tan célebres como la computadora Mainframe Elea 9003 o la máquina portátil de escribir Valentine, un icono del diseño industrial que actualmente se exhibe en el MOMA. Considerado como “el padrino” del diseño italiano, fue un artista ecléctico y poliédrico, que pasó del Racionalismo al Pop, y que cultivaba sus relaciones sociales con el mismo esmero que las profesionales: era un anfitrión reconocido, capaz de juntar bajo su techo a todos los personajes extraordinarios de su tiempo, desde Allen Ginsberg a Bob Dylan, de Picasso a Max Ernst, Alice Toklas, Chet Baker, Jack Kerouac, Helmut Newton, Robert Mapplethorpe, Alberto Moravia o Ernest Hemingway. Su visión a la hora de diseñar era también la expresión de sus vivencias personales, sobre todo las que había adquirido a través de múltiples viajes por Estados Unidos y la India, por cuya cultura sentía pasión. Como arquitecto desarrolló una visión antropocéntrica de la disciplina, que intentaba establecer una relación simbiótica entre naturaleza y construcción: odiaba la definición de postmoderno, que veía como “un ardid de los norteamericanos, empeñados en inventar una cultura donde no existe nada”, y defendía a cambio que “la arquitectura se habita mientras que el arte se guarda, y esta es una diferencia fundamental. La arquitectura es una experiencia física y sensorial que hay que experimentar desde el interior”. Convencido de que su capacidad creativa se veía sofocada por las grandes empresas para las que trabajaba, decidió fundar el Grupo Memphis en 1980, junto a diseñadores de la talla de Hans Hollein, Arata Isozaki, Andrea Branzi o Michelle de Lucci. Un proyecto que al principio iba a llamarse El nuevo diseño, pero que fue renombrado como Memphis después de que una canción de Bob Dylan, Stuck inside of mobile with
the Memphis blues again, sonara repetidamente durante esa primera reunión fundacional. En cuanto a su formalización, el grupo buscaba inspiración en movimientos como el art decó y el pop art, en la estética kitsch de los años cincuenta y el universo de la ciencia ficción, como una manera de reaccionar contra los diseños post Bauhaus, que estaban en boga en los años setenta, y que resultaban excesivamente minimalistas: un universo de productos que lucían parecidos y carentes de personalidad e individualismo. En contraposición con ese supuesto “buen diseño”, los miembros de Memphis creaban piezas brillantes, coloridas e impactantes; sacrificaban la practicidad de sus productos para crear “objetos espectáculo”, que llamaban la atención por la particularidad de sus formas, que unas veces eran divertidas, otras veces inusuales y en algunos casos hasta ridículas. El grupo se dio a conocer en el Salone del Mobile de Milán en septiembre de 1981, exhibiendo todo tipo de muebles, textiles, relojes, piezas de cerámica y sistemas de iluminación. Objetos que eran fruto del desarrollo de nuevas ideas y de la investigación con materiales, formas, colores, signos y contenidos que rehuían las estéticas imperantes. Había muebles y objetos fabricados con laminados plásticos, en colores llamativos, que lucían estampados con motivos geométricos o de piel de leopardo; había piezas fabricadas en vidrio impreso, con celuloide, con tubos de neón y metales galvanizados, con lentejuelas y purpurina. Se trataba de un diseño basado en la experiencia emocional: objetos, productos y servicios que se pudieran disfrutar, que reportaran placer y diversión en el usuario. Los diseñadores del Grupo Memphis daban también mucha importancia al cambio de acento en el contenido formal de los objetos, intentando superar las tradicionales categorías de forma, función y técnica. Y el resultado fue una colección de diseños vibrantes, provocativos e irreverentes; toda una nueva generación de objetos muy ornamentales, repletos de vitalidad e ironía. Un diseño extravagante, sin pretensiones de transcendencia y con aspiraciones de transformar lo cotidiano. “Para mí”, decía Sottsass, “el diseño es una manera de discutir la sociedad, el erotismo, la política, la comida y el diseño mismo”.
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perdurar”. “No es casualidad que las personas que trabajan para Memphis no persigan una idea estética metafísica o un absoluto de cualquier tipo, y mucho menos la eternidad”, explicaba Sottsass. “Hoy en día todo lo que uno hace se consume. Así que el diseño debe ser pensado para la vida cotidiana, no para la eternidad”. Una filosofía que llevó a Memphis a convertirse en un referente a la hora de romper con el concepto establecido de un diseño sin color y sin experimentación; un auténtico punto de inflexión: “estabas con Memphis, o en contra de Memphis”. Memphis fue concebido antes como una moda que como un movimiento académico, y como sucede con muchas modas, su fin llegó con rapidez. En 1988 Sottsass decidió disolver el grupo, dejando el camino libre al minimalismo, una nueva tendencia que imperaría durante la década de los noventa, y que significaría un retorno a la seriedad y a la racionalidad en la forma y el lenguaje visual. “Me gustaría que los visitantes saliesen de aquí llorando, es decir con una emoción”, decía Sottsass mientras inauguraba su última gran exposición en
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01. Portrait de Ettore-Sottsass 02. Olivetti Valentine. Sottsass 03. Grupo Memphis 04. Sneakers Adidas. Sottsass 05. Shiva Vase. Ettore-Sottsass 06. Estantería Carrlton. Sottass 07. Minitotems. Ettore-Sottsass 08. Computadora Mainframe Elea 9003. Sottsass
Italia, poco antes de su muerte en Milán, un 31 de diciembre de 2007.
En el mundo del diseño actual se intuyen movimientos que intentan recuperar algunas de las características de Memphis, como las formas geométricas básicas, el colorido vibrante y saturado o la ironía. Movimientos que de nuevo suponen una respuesta frente a las tendencias que han sido mayoritarias durante estos años de crisis, y que primaban la estética vintage y el diseño nórdico, las formas comedidas de inspiración escandinava, el uso de la madera natural, de los colores pastel y de los materiales tradicionales; es decir, una línea estética con vocación de durabilidad, en contraste con la obsolescencia “a la moda” de otro tipo de productos más extravagantes. ¿Significará todo esto que nos hallamos ante la aparición de un movimiento “Neomemphis”? Texto: Peter Abbad Stuck inside of mobile with the Memphis blues again Bod Dylan
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Mamá, quiero ser youtuber _
_COMPLEMENTOS
_ILUMINACIÓN
Creo que sentí el peso de la edad caer sobre mí cuando mi sobrino mayor, de once años, me pidió conectar en Instagram. Hace aproximadamente dos meses que me encontré con su foto de perfil, él posando con las gafas de sol de preadolescente en el patio de la casa familiar donde pasamos todos nuestros veranos, y un mensaje: “Dando guerra desde 2004. ¡Solterito!” La foto se la había hecho yo y el momento, el de darle al sí o no te acepto, me pareció enternecedor. Ni que decir tiene las risas que nos echamos en el grupo de WhatsApp que comparto con mis primos y mi hermano y al que directamente envié un pantallazo con el siguiente mensaje: “Se nos ha hecho mayor. Ahora sí”.
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Lo cierto es que yo, debido a la envidiosa distancia, veo poco a mi sobrino, pero me siento más conectada a él que nunca. Y también me emociono cada vez que le da al corazoncito en casi todas las fotos que comparto. Las entienda o no. Y me descubro mirando con atención qué fotos le gustan, a quién admira, qué perfiles empieza a seguir y qué momentos comparte. ¡Hasta han empezado a seguirme sus amigos! Mi sobrino juega a la videoconsola, al mismo tiempo que interactúa con otros niños que viven en diferentes puntos del país. Es el único momento del día en el que decide prescindir de su acento andaluz y hablar como todos esos niños de la Meseta Central. Mi sobrino ya le ha dicho a su madre que quiere ser youtuber, “Porque hay un tío en Internet que con un sólo vídeo gana una pasta, mamá”. Toda una declaración de intenciones de una generación que ha crecido con la tablet en la mano y a la que se le da el móvil para conseguir que así se termine de comer el potito.
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chicos”, y en ese momento, uno de ellos, acercó sus dedos al cristal de la ventana e hizo el ademán de querer ampliar la imagen para hacerla, así, más visible. Como si estuvieran viendo una foto a través del iPhone y quisiera conseguir más información. Risas en ese instante, como las que yo comparto con mis familiares, ante la influencia tecnológica en una generación que tiene la responsabilidad de llevar a cabo los grandes retos de transformación del mundo en los próximos años. Cambios y nuevas concepciones que también se aprecian en la forma que tienen de entender el mundo los que no llegamos a nacer con el teléfono en la mano pero sí lideramos el paso de jugar en la calle a sentarnos delante del televisor y sucumbir a Super Mario Bross, por ejemplo. En enero, una amiga francesa residente en Madrid, con una exitosa carrera profesional por delante, abandonaba la abogacía con la intención de recorrerse Latinoamérica junto a su marido a partir del próximo año. Mientras tanto, sus ingresos provendrán de la venta de cosméticos de una conocida marca estadounidense, de la realización de traducciones jurídicas y de las clases de danza oriental que ha empezado a impartir a varios grupos de personas. Eso también es otra revolución que aún no parece quitarle el sueño al hermético establishment. Los millennials, tildados de egocéntricos, malcriados e impacientes nacidos bajo el paraguas de la prosperidad económica y con título universitario, hoy queremos ser felices, contribuir a cambiar la sociedad, desvincularnos de la palabra hipoteca y darle la vuelta al mundo. Pero mi sobrino y todos sus amigos querrán mucho más. Que alguien empiece a tomar nota.
Hace unos días, una amiga viajaba en tren y me comentaba que, durante el trayecto y mientras dejaban a un lado varias dehesas, un padre le decía a sus hijos: “Mirad esas vacas,
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Texto: Pilar Rodríguez @pilarodguez
OPINIÓN 69
Decisión política _
Esta semana me he masturbado demasiado. Unas cinco veces al día desde el lunes, con un pico de siete a la altura del jueves por la tarde. Hoy es viernes y me he seguido machacando hasta la hora de la ducha. Siento la zona genital abultada y tensa. He visto en el espejo que ha adquirido un tono violáceo. Una manifestación de mi cuerpo, una protesta callejera en medio de la plaza. Esto duele, colega, tienes que parar. Llevo a conciencia mi ropa interior más suave pero me quema de todas formas. Me he pasado. No debo mirar hacia otro lado ante las pancartas indignadas que me recubren el tejido eréctil. Tenéis que entenderlo, llevo sin follar cinco años. No me veía en una coyuntura así desde la pubertad. De todas formas me he duchado y me he puesto elegante porque he quedado con unos amigos para cenar. Se preocupan por mí, les apena mi encierro, quieren sacarme de paseo. Saben que lo necesito, que lo agradezco. Cuando llego a su casa me sirven una copa de vino enorme para que digiera más fácilmente la noticia de que me han preparado una encerrona. Es una especie de triple cita con dos miembros de sobra. Nos sientan juntos a la mesa. Reparten más vino. Tengo que reconocer que mi pareja sorpresa no está mal, pero la entrepierna no me arde por eso. Parece un hombre honesto y delicado, parece que le gusto, pero me coloca una mano encima de la ingle y sus dedos son esparto a través de la falda. La vida es cuestión de prioridades. Supongo que esta noche me voy a tener que hacer mucho daño. Relato: Elisa Victoria Ilustración: Isidro Lucuix
Tengo un plan B - Exposión de Tomás Cordero
LA 69
Pinchar una rueda puede no ser tan malo _ Desde muy pequeño he oído en casa eso de que si ves una venta de carretera con camiones aparcados, ahí se come bien. Somos de buen comer. Y digo yo, si los camioneros que pasan horas al volante conocen las mejores ventas, fondas y tascas en cada punto de la geografía española, ¿por qué un ciclista, que pasa mañanas y tardes enteras con las manos en un manillar y pedaleando para alcanzar una meta, no conocerá tales lugares? El ciclismo es un deporte de mucha exigencia y resistencia. Un ciclista pasa horas subido en su caballo metálico, pedaleando con dureza en las cuestas y dejándose llevar en las bajadas. Sentados en un sillín, que para algunos es más tortura que la propia escalada a un puerto de montaña. Padeciendo las inclemencias del tiempo, calado hasta los huesos cuando llueve, con periódicos bajo el maillot cuando hace frío y con un moreno “albañil” cuando el sol aprieta. Y además de todo esto en ocasiones tienen que masticar algún que otro mosquito o bichillo volador que se les cruza en el camino. Son varios los recorridos realizados por las bicicletas sevillanas. Las rutas más frecuentadas por los ciclistas de carretera de la capital son aquellas que parten desde La Algaba hacia la Ruta de la Plata. Siempre van buscando la combinación entre orografía y poco tráfico motorizado, lo que sumado a la naturaleza y arquitectura de las localidades transitadas, hacen que su deporte sea la envidia de muchos.
sevillanos. Casa Ferrer, en la Plaza de España, inmejorables arroces con perdiz y con setas. La otra venta ronquillera frecuentada es El Desembarco, situada a la entrada del pueblo, punto de encuentro de ciclistas a la hora de descansar y refrescar el gaznate. La Sierra Norte de Sevilla es también muy pedaleada, dirección a El Pedroso. Son muchos los pueblos transitados. En Cantillana los ciclistas suelen parar en algunos de los bares de la plaza del pueblo para tomar algún que otro zumo de cebada. Cuando paran en Villanueva del Río y Minas, lo hacen cerca de la peña sevillista, en el Mesón Los Gatos y Bar El Minero. En El Pedroso, cuando pasemos cerca de la estación de ferrocarriles, también podremos ver bicicletas apostadas en las aceras mientras sus dueños descansan en bares como La Serranía, donde es muy recomendable desayunar y, si cae la hora del almuerzo, pedir carnes de la zona con la salsa estrella, mojo picón casero, aunque la vuelta hasta Sevilla montado en bicicleta no es muy recomendable.
Los ciclistas no solo mastican mosquitos
Desde La Algaba se dirigen hacia Santiponce y, seguidamente, a Las Pajanosas, donde tiene lugar una de las primeras paradas para avituallamiento. En Las Pajanosas los ciclistas suelen parar en Bar Miquete, situado en la travesía del pueblo, que por la hora de paso es conocido en el mundo de las dos ruedas por sus tostadas de pan prieto. La Venta El Alto, justo antes de decidir si la ruta seguirá dirección Aracena o El Ronquillo, es también muy conocida en este colectivo. La ruta que se dirige desde Las Pajanosas hasta Aracena pasa por varios pueblos, en los cuales suelen volver a parar estos deportistas. En El Garrobo frecuentan el Bar Pérez, comida casera con un trato diferente. Otra de las localidades que recorren es Arroyo de la Plata, allí podemos ver bicicletas apoyadas en la puerta de Casa Emilio, donde tenemos que probar el chivito, la carrillera y los revueltos; por lo visto, con esos platos las bicis cambian solas de piñones. Ya en El Castillo de las Guardas son varios los bares a la entrada del pueblo donde descansar las piernas.
Estas rutas que parten desde La Algaba son quizás las que más a prueba pongan a los ciclistas por lo dificultoso del terreno. Sin embargo, otras etapas más llanas, pero igual de duras, también son frecuentadas. Son los trayectos que se dirigen desde el Aljarafe hasta pueblos del Condado de Huelva. Alcanzan en este caso pueblos como Manzanilla, donde descansan en distintos bares de toda la travesía de la localidad, o Hinojos. Ya de vuelta de esta etapa, una vez pasada la dificultad de la Cuesta de las Doblas, en Sanlúcar la Mayor, detienen su marcha para avituallarse en el quiosco El Amasijo. Después de este viaje virtual a lomos de una BH con manillar alto, transportín y sillín con muelle por la provincia de Sevilla, creo que lo tenemos clarísimo. Si pasamos por algún sitio donde haya más de una bici en la puerta, estamos pasando por una casa de comidas que no dejará indiferente a nadie.
Otra ruta muy utilizada es la que llega hasta el pueblo de El Ronquillo. Allí son dos los bares más visitados por los ciclos
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Texto: Paco Brida Sintonía de Verano azul
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Selfie ante espejos de época _
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01. Othello. W. Shakespeare. The Pelican. 02. Florido Mayo. Alfonso Grosso. Manantial. 03. Andalucía Roja y “la Blanca Paloma”. M. Chaves Nogales. Almuzara. 04. Rinconete y Cortadillo. M. de Cervantes. Alianza Editorial. 05. Vertical. Jose Domingo. enunplisplasmusica. 06. Frida Kahlo: la vida como obra de arte. Fausto Velázquez. Exposición itinerante. 07. Little Sad Shit Yeahh!. Sweethearts of America. Clifford Records. 08. Sevilla tuvo que ser . Las Ciervas (revista ilustrada hecha a mano). 09. Rocío. Fernando Ruíz Bergara. 10. Hablando solo por la calle. Javier Salvago. La Isla de Siltolá. 11. Caprichosa Vida. Coraluna. Nómadas Producciones.
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¿Se puede viajar a través de los espejos? ¿Es posible sumergirse en el azogue para aparecer en otra época? Desde hace algún tiempo tengo una manía: hacerme fotografías delante de espejos históricos o que se encuentran en lugares del pasado. Muchos podrían pensar que es algo absurdo, pero en este tiempo tan lleno de frivolidades y de elogio de la estulticia, donde las redes sociales se llenan de selfies orgullosos junto a famosetes ridículos, esta extravagancia mía de hacerme fotografías ante espejos que poseen la dignidad del tiempo se me antoja un acto rebelde de reivindicación culturalista. Sí, me hago fotografías delante de espejos de época, ¿y qué? Estos selfies del pasado comienzan con una visita a Versalles en la que recorrí el Salón de los Espejos rodeada de bobos turistas que disparaban fotos sin seleccionar, compulsivamente, como si quisieran fusilar la belleza del lugar. Ya venía molesta del Louvre, donde la masa turista increpaba al visitante que osara permanecer medio minuto delante de la Venus de Milo. Yo lo hice para admirar los detalles de la hermosa escultura, pero mi goce estético de la antigüedad perjudicaba sus idiotas afanes de fotografiarse ellos ante la obra de arte. Estaba consumiendo el tiempo de mi “fotografía” en algo tan estrafalario como extasiarme ante esa joya de la cultura grecolatina. Sin embargo, en eso parece consistir cierto turismo “cultural”, en confirmar con la prueba de una fotografía que se ha estado allí, aunque no se sepa nada de lo que esa Venus ha significado en la Historia del Arte, y hasta se ignore quién diablos era esa diosa. Da igual, lo importante es salir en la foto.
en el que murió el almirante Churruca que se guarda en el Museo de las Cortes de Cádiz, o reflejada en las esquinas de un espejo en Ca Rezzonico, el Museo del Settecento veneciano, y siento que tanto uno como otro enmarcan las líneas del espectro que seré. Porque a lo largo de esta experiencia de fotografías sobre lunas de espejo he desarrollado una extraña habilidad para interpretar los dibujos ojerosos del tiempo, esas marcas del azogue deteriorado que en realidad señalan la biografía de los espejos, las líneas que dibujan lo que alguna vez se reflejó en esa superficie. Tengo una amplia colección de autorretratos en el Carnavalet de París, ese fabuloso museo del Marais que rescata trozos del París de otro tiempo, objetos recuperados de derribos de mansiones de la ciudad. Siempre he pensado que ese lugar es como un barco que navega por el océano del tiempo recogiendo fragmentos de otras épocas: un letrero de una taberna del XVII, la puerta de una casa del siglo XVI, una cama con dosel del XVIII, un escritorio en el que alguien escribió una carta de suicidio antes de morir una tarde de tormenta de 1871… Mis foto-espejos favoritas -porque son del todo embromadas- son las que tomé en el Victoria and Albert Museum de Londres. Hay allí una estancia que nos fascina a los viajeros del tiempo porque está permitido disfrazarse con trajes de época. Todo tiene un aire de juego. Yo aparezco con una crinolina reflejada en un espejo de lunas victorianas. La imagen está desenfocada porque no pude parar de reír mientras intentaba hacerme el selfie especular.
Así que, después de esa experiencia y de visitar un Versalles atestado de borregos que consumían su “fotografía” testimonial, decidí hacerme mi propia fotografía: yo estuve allí, reflejada en un mar de tontos en un minuto concreto de un siglo imbécil que miraba sin ver. Incluso llegué a fabular, como cuando era niña y leía novelas de viajes en el tiempo, con la posibilidad de aparecer en otro siglo, lejos de aquella pandilla de onanistas fotográficos.
Tengo autorretratos extrañísimos y deformados en el Castillo de Sant Angelo en Roma, cuya fama de embrujado creo poder confirmar por la niebla que rodea mi imagen, y también en superficies que no son exactamente espejos. Por ejemplo, mi reflejo en un braserillo del Palacio Pitti de Florencia, en un bronce bruñido en el Castillo de Chillon en Montreaux, o en la vitrina donde se muestran los cuadernos escolares llenos de caricaturas de Toulouse Lautrec en Albi.
Así que mi primer selfie del pasado fue en el Salón de los Espejos de Versalles. Me fascinaba retratarme en un lugar en el que quizás las sombras de otro tiempo seguían reflejándose en el azogue herido de las lunas. Pensé que a lo mejor tenía suerte y captaba el perfil de algún sirviente de la corte de Luis XIV, el rostro de pánico de María Antonieta huyendo de la revolución o los diplomáticos alemanes derrotados que firmaron la paz de Versalles que cerró falsamente la herida purulenta de la Gran Guerra.
Y es que entre mis instantáneas favoritas están las tomadas en las casas de artistas: la de Rubens en Amberes, la de Dickens en Londres, la de Rembrandt en Ámsterdam, las de Balzac y Victor Hugo en París o en la de Monet en Giverny. En el espejo de Monet aparezco con el fondo del fabuloso jardín de nenúfares como si yo fuera parte de un cuadro que quizás imaginó alguna vez el artista. Quién sabe qué es lo que se esconde en el otro lado de los espejos y si yo no soy más que la figura huida de algún cuadro de pasado inquieto.
Mi afición por autorretratarme en los azogues tiene también algo macabro. Veo mi figura líquida en el espejo del aposento
Texto: Eva Díaz Pérez @EvaDiazPerez
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LOS VOLUBLE + NIÑO DE ELCHE Fiestas que no son fiestas _ Con su primer espectáculo a medias, Raverdial, Los Voluble y el Niño de Elche consiguieron abrir una fractura en las rígidas fronteras que separan el flamenco y la electrónica, dos géneros que muy pocos artistas se habían atrevido a combinar antes que ellos, y que menos aún habían conseguido hibridar sin que el resultado sonara a pastiche. Un éxito cuya clave radica en el particular enfoque que los tres implicados supieron darle a la empresa, dejando de lado los elementos más puros o los más experimentales, para buscar la raíz en aquellos que apelaban directamente al espíritu de la fiesta. Por supuesto, nada de esto habría llegado a buen puerto de no ser por el bagaje particular que exhiben estos tres activistas de la cosa musical. Los Voluble es el proyecto de los hermanos Pedro y Benito Jiménez, dos de los fundadores del festival Zemos98, que llevan más de una década articulando un discurso en el que se funden la remezcla, la reivindicación de la cultura popular y el apropiacionismo con fines políticos. Niño de Elche es el alias de Francisco Contreras, un flamenco heterodoxo, empeñado en transitar por caminos poco trillados o directamente desconocidos. Arracimado, junto a sus compañeros, alrededor de una de las mesas del Bar Sacramento, Pedro Jiménez explica que Raverdial surgió de manera casual. “Llevábamos algún tiempo intentando conocernos, trabajando en talleres y encuentros, pero sin buscar resultados concretos. Un día, durante una improvisación en La Cocina de Tramallol, se nos ocurrió poner una guitarra de verdiales y Francisco se fijó en aquella conexión. Fue el punto de partida de una idea que todavía estaba muy lejos de lo que sería el espectáculo actual: hubo una primera versión, en la que participaban Santi Barber y Raúl Cantizano, pero no terminamos de plantearnos el asunto en serio hasta que el Sónar demostró su interés. En ese momento se incorporaron al proyecto Pablo Peña (Pony Bravo, Fiera) y Raúl Cantizano (Bulos. net) de manera definitiva”. Y como resultado de todo queda un espectáculo en el que se yuxtaponen las raves, fiestas electrónicas generalmente organizadas de espaldas a la ley, y los verdiales, un palo del flamenco que se utiliza en fiestas populares, lejos de los focos del circuito institucional. Dos esferas que se trasladan al escenario mediante una mezcla de música y vídeo, tradición e investigación, pulsión poética y reivindicación política, que da forma a un espectáculo fascinante e inclasificable, que ha triunfado allá donde se ha estrenado. Me llama la atención que nadie se hubiera puesto a mezclar un discurso flamenco más o menos ortodoxo con una electrónica alejada de lo estrictamente comercial. ¿Cómo buscasteis ese punto en común? (Francisco Contreras) Primero está lo material: el sonido, lo melódico, es ahí donde aparecieron las primeras coincidencias. Luego empezamos a rascar y surgieron las cuestiones
sociopolíticas, el hecho de la fiesta. Pero el principio era ese: el beat, la cuestión repetitiva, el trance, esa manera de afrontar la música. Y también el contexto, que eran los verdiales. (FC) Ese cante fue el que surgió durante aquella improvisación primera y nos dio la pauta para continuar. Pero en aquel momento no existía una idea global, no se me había ocurrido que un palo como las verdiales pudiera servir para organizar todo a su alrededor. Sin embargo, encaja muy bien con las raves: fiestas realizadas al aire libre, de manera ilegal y espontánea, y en las que todo se hace de manera colectiva. (FC) Esa es una coincidencia no del todo cierta, porque los verdiales están mucho más institucionalizadas que las raves; de hecho, te diría que el flamenco popular es algo que ya no existe. Pero sí es cierto que en el imaginario colectivo está ese análisis que has realizado. El espectáculo incluye, además de música, un componente audiovisual muy fuerte. ¿Cómo se buscan esas imágenes y cómo se integran en el espectáculo? (Pedro Jiménez) En la música electrónica, cuando se ha trabajado con imágenes en directo, muy pocos espectáculos han tratado lo visual como un elemento más dentro de la dramaturgia. Para nosotros, la selección de imágenes es un proceso colectivo: hay algunas que ha seleccionado Raúl, o ideas que se construyen a la vez que la música. En el fondo, nos vemos como una banda en la que uno de los músicos toca las imágenes como si éstas fueran un instrumento. Cuando tocasteis en Sevilla había referencias a los titiriteros encarcelados y a otros asuntos de completa actualidad, y eso me hizo pensar que dejáis espacios para introducir elementos que modifiquen el espectáculo. (FC) La imagen nos permite desarrollar unas partes que en lo musical son imposibles de construir, y que nos permiten más libertades. (PJ) Es algo que intentamos hacer siempre. En Madrid llevábamos
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a Rita Maestre, y para Málaga buscamos imágenes del alcalde bailando, que es algo que no tendría sentido en otra ciudad. El espectáculo, en cualquier caso, tiene una carga política muy importante. (FC) Por mi parte no es una decisión sino una necesidad. Quiero decir, que todo lo que yo hago tiene un componente político porque entiendo que cualquier acto artístico es un acto político. Después ya lo concretas de una forma u otra, en función del espectáculo o de la estética que quieras buscar; por ejemplo, yo no había pensado en los verdiales como entidad política hasta que no nos metimos de lleno en el proceso del espectáculo. Y sin embargo, parece que los verdiales también se han institucionalizado. No sé si es porque existen instituciones que entienden que ya se puede aprovechar comercialmente ese filón, o porque ya han perdido su carga revolucionaria y pueden ser domesticados. (FC) La verdial es un espectáculo y por tanto está dentro del establishment. No existen ahora mismo espectáculos que no estén dentro del establishment, de la mercadotecnia, la industria y lo institucional. Por tanto, esa puerta a lo no establecido no existe en nuestro espectáculo: dura el tiempo que tiene que durar, estamos subidos a un escenario y no bajamos de él, el público paga una entrada, hay una contratación, todos vamos dados de alta. ¿Y no es una contradicción todo esto? (FC) Pero es que la contradicción está dentro de nosotros, y al final, vivimos dentro del estómago de la bestia, o al menos así vivo yo las prácticas artísticas. Llamar a lo nuestro “espectáculo anticapitalista” es absurdo, porque es algo que no existe: si es espectáculo, ya no puede ser anticapitalista. En este caso, yo canto contra el capitalista que llevo dentro.
Sé que habéis grabado parte del espectáculo para publicar un EP. Tratándose de un espectáculo audiovisual, ¿no es un contrasentido publicar algo así? (FC) Por eso lo vamos a publicar en USB. Contendrá tres videoclips, que son nuestros temas, y una multipista con todos los elementos de los mismos, para liberarlos y que la gente haga con ese material lo que le dé la gana. Y aparte de esto, la otra novedad es que estrenáis un nuevo espectáculo en el Sónar, En el nombre de, que relaciona los cantes de ida y vuelta con las cuestiones de la inmigración, los refugiados y las fronteras. ¿Qué cambia y que se mantiene respecto a Raverdial? (FC) Es algo en lo que estamos trabajando ahora mismo: queremos separarnos de Raverdial, del proceso, del sonido, de nuestra actitud ante el espectáculo, y todo esto mientras seguimos tocando “Raverdial” en directo. Pero bueno, no nos podemos mudar de piel, así que será inevitable que haya un trasvase. Además, el formato se mantiene, el papel de cada uno se mantiene, lo que cambia es el tema del que hablamos. Lo fronterizo, lo transfronterizo, toda esa línea difusa que existe alrededor de ese concepto. (PJ) Hay un planteamiento político acerca del modo en el que se tratan ciertos temas; de hablar de algo que ahora mismo está muy en boga pero que hace apenas un año estaba completamente invisibilizado. De hecho, creo que la cuestión de la frontera se sigue invisibilizando por culpa de la sobreinformación. Y por último, tenemos una serie de textos inéditos, que nos ha pasado Paul de Preciado, para continuar con la idea de incluir de alguna manera material apropiado: el espectáculo no es sólo flamenco y electrónica, sino flamenco, filósofos y electrónica. Texto: Vidal Romero
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Ilustradores Redescubriendo el universo _ Han hecho falta varios siglos para que nos demos cuenta del fascinante discurso que implica el arte de la ilustración. Siempre hemos dibujado el mundo porque hemos querido capturarlo para comprenderlo, y desde la primera pintura rupestre hasta la más reciente digitalización hay un poso de humanidad interrogante en cada trazo. No han dejado de insistir los académicos en el valor consustancial a las imágenes, sobre si logran una representación de la condición humana igual o superior a lo escrito. Finalmente ha cundido la idea de que construimos conocimiento usando imágenes y que estas tienen valor más allá de la mera representatividad o de la narración secuenciada. Es decir, que nuestras ideas presuntamente “textuales” revolotean por nuestro cerebro cargadas de iconicidad. En ese visual thinking participa internet, que a la larga se ha constituido en patria de las imágenes. Lo hipertextual dio sostén a lo no textual allí, a lo gráfico, para reconstruir nuestro universo de realidades y emociones. No solo la imagen fotográfica, también la imagen dibujada como demuestran Pinterest, Instagram o Flickr. De hecho, es más fácil hacer viral o convertir en meme lo gráfico, y han sido precisamente los grafismos menos realistas los que han generado más agitación en los últimos tiempos. Ahí están los trollface, las viñetas de Mahoma o de Charlie Hebdo para demostrarlo. ¿Al cerrar esta revista se recuerda mejor la viñeta de Lombilla o las fotos de los reportajes? El boom de la ilustración de libros y publicitaria declarada hace tres años fue en parte resultado de este cambio de paradigma, que dio lugar a gran variedad de corrientes y de estéticas. Según algunos, ese boom surgió por la necesidad de compactar mensajes que circulasen con efectividad por la efímera telaraña que vive en nuestras pantallas. Según otros, por el deseo de los jóvenes creadores de contar historias, no ya solo para neolectores, también para un público cultivado. Por supuesto hay quienes opinan que el boom es un bluf y que el gran público no conoce la figura del ilustrador ni, por supuesto, su valor como traductor de realidades mediante signos dibujados. En Sevilla se está viviendo el boom desde hace unos años, como lo demuestra la actividad de la asociación de ilustradores Garabattagge, fundada en 2012 y que organiza exposiciones, charlas y talleres para informar a otros profesionales y a los ciudadanos del valor de su trabajo. También LAB Sevilla, con Alejandro Rojas a la cabeza, está participando de esta hiperactividad de ilustradores desde el comienzo de aquel mismo año, colaborando en los GarabatoFest y organizando los Sevilla Design Walk. De igual modo, la calidad aflora en las exposiciones y talleres que organiza La Galería Roja, fundada en diciembre de 2012 por Lola Zehínos y David Rodríguez. ¿Es genérica esta proliferación o tiene que ver el “color especial” de Sevilla? José Luis Ágreda, vasco de niño pero sevillano en toda su vida
como dibujante (en El País, Santillana, Pearson, Espasa, Timun Mas y otros clientes), considera que resultan más determinantes factores como el entorno creativo, las referencias artísticas o “el propio hueco de mercado en el que uno va introduciéndose sin planificación”. Otro freelance sevillano, Abel Ippólito, que ha trabajado con empresas como Ogilvy, Bassat, Shackleton, Contrapunto o DDB, considera tan importante la luz del Sur como las indicaciones del director artístico de la empresa para la que trabajas. O sea: un profesional debe anteponer la eficacia y la prontitud a la espectacularidad gráfica. Los integrantes de La Galería Roja opinan igualmente pero sí que admiten que lo andaluz “se refleja en cierto espíritu creativo identificativo” aunque, según Rojas, se viene diluyendo en las nuevas generaciones. El mercado en el que se mueven estos dibujantes es frágil, eso sí, porque el citado boom ha tenido lugar al mismo tiempo que un crack de la industria editorial en general y de la prensa en particular, si bien internet ha venido en ayuda de estos profesionales. Las redes sociales son un inmenso muestrario del talento que pulula por el mundo (“cortaría las manos a algún ilustrador por exceso de talento”, bromea Ippólito) porque al mismo tiempo que difunden masivamente la obra de cualquiera pueden poner en contacto a profesionales con clientes antes inalcanzables y con un público más selectivo. Sobre este público objetivo se pronuncia Ágreda al asegurar que “recibe algo distinto que lo que hay en las redes sociales, y lo va a consumir de un modo totalmente distinto a la voracidad instantánea y sin reposo de internet”. En La Galería Roja piensan también que las redes son un respaldo para todos, para los que “no aportan tanto un discurso sino más bien una pose estudiada y volátil, [pero] lo cierto es que solo los mejores van a perdurar”. Con esto está de acuerdo Alejandro Rojas, que además advierte que la proliferación del narcisismo al que internet nos empuja puede llegar a banalizar la profesión. La red no debería apartarnos del factor principal: la profesionalidad.
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01. Flamenco de Alejandro Rojas. 02. Sevilla de Alejandro Rojas. 03. Erotismo de José Luis Agreda.
04. Ilustración de Gabriel Ipolito . 05. Póster Cádiz Ilustrado.
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NUEVO TOYOTA
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HYBRID
Imágenes Curativas de José Luis Agreda.
Los autores son conscientes de la valía de la ilustración como producto de calidad apetecible para todo tipo de consumidor, que además se ha desembarazado de la cuestión de género, por fin. Nazaret Escobedo, de Garabattagge, tiene muy claro que “las ilustradoras pueden tocar tantos palos como los ilustradores. El trabajo que se realiza es cuestión de sensibilidades, no de género”. Una opinión con la que están de acuerdo todos los dibujantes y colectivos a los que hemos acudido para este reportaje. Sexo y origen del autor son irrelevantes, según Escobedo. Aunque la diferencia sigue estando ahí, y Zehínos y Rodríguez reconocen que la realidad social termina trasladándose al campo profesional. Según el reciente estudio organizado por la APIM titulado Encuesta Nacional de Ilustración (http://apimadrid.net/ud-estaaqui-resultados/), entre los ilustradores españoles hay más mujeres que hombres, pero ellas facturan un 40% menos que ellos. La eterna canción. Así son los ilustradores de hoy: jóvenes, duchos en nuevas tecnologías, sin temor a probar otros mercados (Europa y EE. UU. son los principales para nuestros dibujantes) y quejosos de los bajos salarios, la desprotección y la
desatención por parte de las administraciones. Escobedo también demanda una rebaja en los impuestos sobre los productos culturales, otra eterna canción. Rojas, por su parte, demanda más acciones divulgativas, mayor fomento en las escuelas y una federación de ilustradores en Andalucía, que hace mucha falta. En los GarabatoFest, que actualmente organizan desde Garabattagge, se quiere seguir reivindicando el valor de la educación visual, esa capacidad del dibujo para evocar tantos productos diferentes como podamos pensar, no solamente con afán comercial, también promocional de otros valores sociales, interculturales o patrimoniales, como los que presiden la exposición Cádiz ilustrado, montada junto con el colectivo gaditano Tinta Naranja y que puede verse hasta el 19 de junio en la Casa de Iberoamérica. En mayo organizan además Kirakira Japan, unas jornadas centradas en la ilustración japonesa. Por su parte, LAB y La Galería Roja han puesto en marcha recientemente el portal de formación www.blurone.es y en pocos meses impartirán cursos sobre packaging, tipografía y diseño de identidad.
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Texto: Manuel Barrero
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FERNANDO HUIDOBRO “No existe una gastronomía sevillana” _ El gusto por la buena comida le viene de muy joven. Concretamente a los veinte años decide aprender a comer bien y desde entonces es un trotamundos insaciable, como su apetito por conocer y probar nuevos conceptos. Es abogado de profesión, crítico gastronómico y presidente de la Academia Andaluza de Gastronomía y Turismo. Con más amigos que enemigos, quizás porque habla alto y claro. Un hombre de papilas gustativas refinadas se sienta a manducar con nosotros. ¿Nos encontramos en la Edad de Oro de la gastronomía española? Para referirnos a un momento fundamental para la cocina española, nos tenemos que remontar a Ferrán Adriá. Más que edad de oro fue una revolución. Nadie había llegado a esa apertura. Fue capaz de abrir mentes y de romper las viejas estructuras francesas que nos tenían el camino marcado. Tanto es así que se reconoce mundialmente que esa revolución parte de España. A partir de él han aparecido numerosos lugartenientes que le siguen en su camino. Ferrán es el origen de todo lo que hoy vivimos. Antes nadie tenía el más mínimo interés en la gastronomía. Pero estará de acuerdo en que existe una mediatización de la cocina. Yo le llamo la futbolización de la gastronomía. Es el segundo gran tema. Tiene todos los mimbres para que así sea. Provoca placer y a la vez todo el mundo puede hablar de ella. Todos podemos opinar principalmente porque cada uno de nosotros lleva comiendo toda la vida. ¿Y eso es positivo? Claro que sí. Además considero que esto no es una moda, esto está aquí para quedarse. Hay muchos puristas que critican los programas de televisión pero éstos han ayudado a que la gente se preocupe por la gastronomía, cosa que hace diez años no pasaba. En España no se sabía comer y de hecho aún nos falta mucho.
¿Y la tapa? Bajo mi punto de vista sin duda es andaluza y eso que en el resto de España no nos lo reconocen. Mira que he tenido discusiones con Arzak sobre los pinchos y las tapas... (sonríe). Lo intentamos con la tapa pero como no hemos programado su expansión, ha ido sola saliendo fuera. La palabra tapa la encuentras en cualquier parte del mundo pero está tan difuminada que apenas se reconoce su origen. Se ha extendido la definición de tapa como porción pequeña de algo, da igual que sea de comida italiana o coreana. Muchos cocineros dicen que no hay referentes claros. No los hay. El post Bulli ha provocado que se dé una situación de reinos de taifas. No hay una unión en la cocina española y no hay ningún líder, entendiendo líder como el que quiere serlo. El que más se postula a adoptar ese rol es Joan Roca como personalidad destacada de la cocina española. Esa situación de reinos de taifas, ¿es beneficiosa? Hombre, es positiva de puertas hacia dentro porque hay mucha gente con un extraordinario valor pero a la hora de definir la cocina española en el extranjero es perjudicial. Para salir fuera, hay que hacerlo como una piña o si no, no se nos identificará nunca. De todas formas es algo lento.
¿Cómo nos ven desde fuera? Desde fuera no nos ven. Solo nos ven desde las altas esferas de la gastronomía y aun no se nos valora lo que hacemos. Ten en cuenta que nosotros no tenemos pies puestos en el extranjero.
Dicen que se está recuperando la cocina tradicional… Hay sitio para todo y las cosas son cíclicas. Ten en cuenta el ritmo de trabajo de un cocinero de la alta gastronomía que se ve casi obligado a cambiar de carta todos los años y dos veces al año. Es estresante y precisamente esa es una de las señas de identidad de la cocina española. Tira para adelante con lo que sea. El Bulli abrió las puertas y aquí cabe todo.
Hablando de esos pies en el extranjero, ¿es repetible el modelo de expansión italiano? Ese modelo tan solo se ha repetido con la cocina japonesa, con la mejicana y la hamburguesa. Estos tres, junto con la italiana, son lo que yo llamo los gustos universales porque es muy sencillo de replicarlos. Sin embargo esa expansión no significa ni que la cocina italiana sean solo pizzas, ni la japo solo sushi ni la mejicana solo tacos. En España no tenemos nada que nos sirva como buque insignia.
En la revista número 1, hablamos con Marc Paesbrugghe, uno de los primeros chefs en rechazar una Michelin, ¿qué opinión le merece? Es verdad. Lo conozco y su restaurante también. Es cierto que la rechazó. Hay gente que no desea sufrir ese estrés que provoca estar en el ranking. En España no hay ninguno que lo haya rechazado. La guía Michelin en nuestro país no debe funcionar por los mismos parámetros que en Europa. La única regla de Michelin es que no hay reglas.
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¿Hay egos en la cocina española? Sí, pero no depende de la gastronomía. Hay cocineros que son así y no depende más que de cada uno. Ocurre en todos los sectores en los que los medios vanaglorian a sus personajes principales. ¿Existe una gastronomía andaluza? Sí. Ten en cuenta que el recetario andaluz es de los más amplios de España y en mucha parte motivado por las enormes influencias históricas que hemos tenido. De hecho, cada vez vamos siendo más referencia a nivel nacional, pero hace falta la educación en gastronomía que tiene el País Vasco. ¿Y gastronomía sevillana? Creo que no existe. Tan solo está el concepto de tapeo que es muy fuerte, pero la gastronomía ha estado por los suelos. La restauración sevillana ahora mismo está mejorando mucho pero todavía le queda camino por delante sobre todo en lo
que tiene que ver con la calidad. El problema está en que al sevillano no le gusta comer en restaurantes. No se gasta ni 60 euros en comer con mantel. Cerró Martín Berasategui, la gente se enteró que existía un Bulli en Sevilla cuando chapó. Existe una pugna permanente entre la cultura de la tapa y del restaurante, y siempre gana la tapa. ¿Sabemos comer? Comer sabe todo el mundo, pero pocos saben comer bien. Para hacerlo hay que preocuparse por ir al mercado a ver los productos, saber si una cosa está buena y quién la hace mejor, tener inquietudes y, sobre todo, dejémonos de tonterías, hace falta tener mucho dinero. La mayoría de los españoles jamás ha comido en un restaurante de una estrella Michelin.
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Caracoles around the world _
Aún no ha muerto mayo y comienzan las calores que presagian la llegada del verano. Como Dédalo, la ciudad encierra en un particular laberinto la primavera agonizante. Es un laberinto circular y centrípeto, que nos atrae a su centro, donde espera un Minotauro minúsculo y adictivo. Cada cual traza su intransferible cuaderno de bitácora con la ruta hacia este tesoro proteínico. Es falso que la mayor rivalidad en Sevilla se dé entre los hinchas de sus dos clubes de fútbol; donde más se exacerba la competencia es en la defensa de la clasificación propia de los bares donde ponen los mejores caracoles frente a la de otros. Os proponemos un periplo desde las marmitas que custodian la pócima de la felicidad del tiempo de los caracoles. Un viaje desde Nervión, Triana o el Pumarejo a los lugares más insospechados del planeta con la única brújula de un palillo de dientes y un sorbetón.
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Caracoles.
Mondadientes.
Francia es el referente en la cría de caracoles, la helicicultura, y el principal mercado mundial en cuanto a demanda: cada francés consume una media de un kilo al año. La pasión gala por estos gasterópodos viene de la hambruna de 1816, cuando la enorme escasez hizo que la gente buscara alimentos en campos y jardines. El alto contenido en proteínas del caracol salvó gran cantidad de vidas, popularizándose su consumo diario en el país. Hoy en día Francia dispone de una tecnología de vanguardia en helicicultura, permitiéndole desarrollar una industria de transformación agroalimentaria a gran escala. Pamfou es una población a unos 75 kilómetros de París, y allí está la Ferme de l´Ecluse, uno de los mayores criaderos de caracoles de Francia y del mundo.
Si el bicho no sale, hay que sacarlo. Para eso sirven los palillos de dientes que acompañan a cualquier plato de caracoles. Los hay planos, también redondeados, y probablemente sea el instrumento de limpieza dental más antiguo de la humanidad. Se cuenta que el tirano griego Agatocles fue asesinado en el 289 a. C. con un veneno de acción lenta con el que un esclavo impregnaba sus mondadientes. La odontología moderna lo ha demonizado, pero sigue fabricándose en cantidades ingentes. En su elaboración se suele utilizar chopo canadiense (Populus canadiensis), cuya madera, compuesta por fibras longitudinales resistentes, carece de taninos debido a su juventud y no tiene gusto ni olor. Galilea es una pequeña población riojana del Valle de Ocón con una chopera que, sin ser la más frondosa, posee un encanto decadente irresistible.
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Guindilla.
Algodón.
Además de la mezcla alquímica de especias, el secreto de unos buenos caracoles está en la bravura que le otorga la guindilla, verdadero maná para los taberneros que saben cuántos tanques de cerveza pide el pique. La India es el principal productor de guindilla del mundo con unas 80.000 toneladas anuales. Se cultiva por todo el país, siendo la región de Maharashtra la principal productora; en Andhra Padresh se cría la variedad guntur, la más picante de todas y que se utiliza para hacer guindilla en polvo; y en Cachemira, donde se producen las guindillas más aromáticas aunque su consumo es local debido a que la escarpada orografía impide su transporte para la exportación.
Esta fibra textil vegetal tiene un papel desconocido, pero crucial, en todo buen plato de caracoles. Sirve para hacer la “muñequilla”, ese trozo de tela a modo de saquito anudado en cuyo interior se introducen las especias que darán sabor a los caracoles. De entre todos los algodones, el egipcio destaca por su calidad extrema. En el Delta del Nilo se cultivan las variedades gossypium barbadense y gossypium hirsutum, cuyas plantas son desmotadas a mano, evitando así que las fibras -de una longitud extrema- se deterioren. Su largura permite un hilado muy fino, suave, brillante, fuerte, con una capacidad de absorción alta y absolutamente transpirable, además de generar menos pelusas y pelotillas. Tiene fama el algodón de Gagour, en la Gobernación egipcia de Menufia.
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Ajo. Ningún guiso de caracoles que se precie puede prescindir de él. ¿Cuánto hay que echarle? Pues la misma cantidad que pidió Salomé por su baile: una cabeza. Pero viajemos desde el palacio de Herodes a China, que además de ser el principal productor de ajo -más de 13,5 millones de toneladas anuales-, es el mayor exportador mundial. Una curiosidad: existe un boom del ajo en ese país, cuyo precio se ha multiplicado por cincuenta en algunas zonas de China debido a que se extendió el rumor de que comerlo prevenía la gripe A. La brutal demanda provocó un cuello de botella en el mercado que facilitó la especulación y el alza incontrolada de los precios. Alrededor de Pengzhou, en la provincia china de Sichuan, hay multitud de granjas donde se cultiva el ajo.
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ALFONSO GROSSO El olvido de la Ciudad Fluvial _ “Cómo no recordar la guerra civil. Imagínese un abuelo industrial de la CEDA. Un padre y un tío carnal de Izquierdas Republicanas, este último masón y amigo íntimo de Martínez Barrios. Imagínese otro tío carnal paterno monárquico, de Acción Española, concejal en la Dictadura de Primo de Rivera, e íntimamente ligado a la oligarquía terrateniente de la Baja Andalucía”. Podría ser el inicio de alguna de sus novelas, pero no es ficción, es el recuerdo de una infancia conmocionada por la guerra y la ausencia materna. Es el origen de uno de los novelistas más importantes de su tiempo, hoy injustamente olvidado, Alfonso Grosso, cuya desgraciada vida solo fue redimida por la palabra. De procedencia genovesa por vía paterna y ascendencia materna campesina, su familia pertenecía a la pequeña burguesía de aquella Sevilla que preparaba la Exposición de 1929. Poco se conoce de su niñez, el nombre de sus padres, Manuel y Mariana, y que nació en el barrio de Eritaña; ni siquiera se sabe la fecha exacta de su nacimiento: para algunos el 6 de enero de 1928 y para otros el 17 de ese mismo mes y año. En esa niñez de elipsis, hay un personaje latente que quizá sirva para interpretar la mentalidad y el destino de aquel pequeño, su madre. Con apenas dos años lo separan de su madre para llevarlo a vivir a casa de su abuelo paterno en la calle Alfonso XII. Las diferencias sociales y un matrimonio no deseado por la familia paterna parecen ser la causa de esta separación, que supondrá un “oscuro y tremendo vacío en la vida de Alfonso Grosso”, según su biógrafo Julio Manuel de la Rosa. De aquella enorme casa del abuelo, Alfonso guardaba el recuerdo del inicio de la guerra civil. Los falangistas golpeando las puertas de las casas, los moros adueñados de las calles y la terrorífica nana de las charlas radiofónicas de Queipo marcaron su vida, según reconoció él mismo. Formación y rebeldía. Estudió Primaria en los Maristas, el Bachillerato en los Jesuitas y, tras arruinarse su padre, lo completó en el Instituto San Isidoro. En la Universidad de Sevilla cursó Filosofía y Letras dos años, aunque finalmente logró el título de profesor mercantil en la Escuela de Comercio. En 1950 aprobó la oposición a funcionario del Instituto Nacional de Previsión, trabajo que abandonó doce años después al ser trasladado forzosamente a Barcelona por conducta subversiva. Sus problemas con la justicia continuaron a lo largo del franquismo. Militante del PC desde 1955 y fundador del Partido Socialista de Andalucía, acabaría declarando su militancia en el PSOE en 1979. Alfonso no entendía su existencia sin el compromiso ideológico activo ni la literatura sin una intención combativa. El realismo social le sirve para vehicular su voluntad de una
literatura comprometida, alumbrando obras dominadas por una actitud de denuncia del franquismo a través de un estilo directo. A finales de los 50 sus relatos breves no encontraban cabida en las revistas literarias andaluzas así que se aproximó a los círculos intelectuales madrileños, donde sí parecía haber hueco para su literatura. En las postrimerías de esta década sufre una grave afección pulmonar. En busca de su voz. En 1959 recibe el Premio Sésamo por Germinal y después publica las novelas La zanja (1961), Un cielo difícilmente azul (1962), Testa de copo (1965) y Los días iluminados (1966). Además publica tres libros de viajes en estos años, escritos en colaboración con Armando López Salinas, José Agustín Goytisolo y Manuel Barrios. Sin embargo, 1964 es un año crucial en la vida y obra de Grosso: ve la luz El capirote, novela publicada por editorial Mortiz en México al ser prohibida en España por la censura. Ambientada en la Semana Santa sevillana, el tema real es la denuncia de la injusticia y las condiciones indignas de los trabajadores. “La Semana Santa es solo una anécdota”, señala Eva Díaz Pérez, quien afirma que “la historia de esta novela es uno de los episodios de la Sevilla más reaccionaria y cruel”. De la Rosa recuerda una llamada a casa del escritor, atendida por su esposa Isabel, en la que una voz amenazaba: “Dígale al cabrón de su marido que le vamos a meter el capirote por el culo”. Diez años después Seix Barral la publicó en España, y el propio Grosso sabía que “sería leída con mil ojos y seguramente con negativa predisposición en Sevilla”. Experimentación. El escritor decide desmarcarse del realismo social e iniciar una nueva etapa narrativa de experimentación formal y elaborada prosa. Inés just coming (1970) inaugura esta nueva fase creativa, donde abunda el monólogo interior, recursos experimentales y una gran capacidad para evocar ambientes de manera sugestiva, casi sensual. Le sigue Guarnición de silla (1970), con la que logra el Premio de la Crítica, y culmina con Florido mayo (1973), que gana el Premio Alfaguara. La segunda parte de los setenta supone su regreso a una literatura menos experimental con libros como La buena
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muerte (1976) y Los invitados (1978), ambos finalistas del Premio Planeta. En los ochenta es poseído por una prodigalidad creativa, llegando a escribir hasta dos novelas por año. Destaca la trilogía Giralda, El correo de Estambul y El crimen de las estanqueras, entre otras. Olvidar para no ser. De todos los fantasmas que le atormentaron, tres se encargaron de hundirlo en una sima definitiva. El alcohol, la depresión y la enfermedad fueron su tortura a partir de mediados de los ochenta. No solo acabaron con su vida un 11 de abril de 1995, sino que lo mataron mucho antes obligándole a olvidarse de que era escritor. En 1987 dejó de escribir. Sus últimos años fueron una no-vida, le había abandonado la lucidez. Padecía alzhéimer, sufrió varias depresiones severas y algún intento de suicidio. Solo, estuvo internado cinco años en el centro hospitalario San José de los locos de Málaga, donde fue perdiendo la
memoria progresivamente hasta que falleció por un infarto de miocardio en su modesta residencia de Valencina de la Concepción. Contestatario y apasionado. Grosso blandió una literatura combativa y de denuncia. “Pretendo despertar -como todos los hombres honestos de mi generación- una inquietud política y cultural en mi país, así como dar testimonio de los días de oscurantismo que a mi patria y a sus hombres les ha tocado vivir. Mi actitud es de denuncia”, dijo de sí mismo. El alzhéimer que lo devoró no es una enfermedad exclusivamente humana, también la sufren algunas ciudades. En este caso Sevilla, que ha borrado de su memoria a uno de los mejores novelistas españoles del siglo XX, un hijo ilustre de esa Ciudad Fluvial tan ingrata con sus mejores talentos. Texto: La Olivetti Mellada Como en un espejo - Ingmar Bergman
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DESDE EL MIRADOR DE LA GUERRA
El fin del toreo _
Hay muchos motivos por los que uno puede estar en contra de las corridas de toros. Rafael Sánchez Ferlosio, por ejemplo, describe en El Abyecto cómo desarrolló su propia fobia: un aficionado había utilizado a su hijo como paquete para introducir en la plaza decenas de rollos de papel higiénico y esperaba ansioso a que fallara el siempre polémico Curro Romero y lanzarle la vil tirolina. Se imaginaba Ferlosio al aficionado dedicando todo su día a preparar tan pequeña delincuencia y le pareció insoportable y ruin. La fiesta, así, ya no merecería la pena. Pero antes, el propio Ferlosio, nos había dejado algunas de las más lúcidas páginas sobre la fiesta. En Las semanas del jardín alcanza a definir algunas de las cualidades de la fiesta, del espectáculo, del torero y el toro, lejos de quienes insisten en describir la corrida de toros como rito antiguo. Ferlosio apunta su genealogía moderna, distinta sí, pero a la par que el circo, el teatro, el cine o las celebraciones deportivas. Las condiciones límite entre acontecimiento, exhibición, ficción y no ficción que caracterizan el juego de toros –y digamos que, también, al flamenco y a las fiestas de Semana Santa que le acompañan- lo muestra en una suerte de vanguardia, por más que hoy parezca retaguardia, de ese hacer performativo que, por ejemplo, buscan las artes visuales, poéticas y dramáticas de nuestro presente. Atendamos un momento a la famosa serie de grabados La tauromaquia de Goya y a sus más polémicas lecturas. Es decir, si hay una intención de censura antitaurina o se trata de su encendido elogio y reivindicación. Es lógica esta diversidad de opiniones puesto que Goya dibuja a la sombra de los tratados reformistas de Moratín o Jovellanos y de las tauromaquias nuevas de Pepe-Hillo o Pedro Romero. Es el paso de los viejos ritos taurómacos al nuevo arte de los toros. Entonces, Goya, a la vez, censura la bestialidad de la vieja fiesta y saluda el arte nuevo. Y es curioso cómo ese descubrimiento formal va a contrapelo de la propia obra de Goya, antes luminosa y retórica; después crítica y terrorífica. Goya, es sabido, aprende entre las tintas de estos grabados la forma en que presentar la violencia de los hombres con los hombres; cómo se separa, en el absoluto de la mancha negra, la bestialidad y la belleza, la garganta abierta que todavía puede hablar y el grito de quién está siendo degollado. Sabe que retórica y terror no andan por separado, civilización y barbarie. Es esa línea fina de conocimiento la que liga La tauromaquia con Los desastres de la guerra, por ejemplo. Así, el problema del discurso animalista, el que suelen esgrimir en el frente antitaurino, parte de una mala
asimilación del evolucionismo genético de Peter Singer o Steven Pinker. El género humano, paradójicamente, aparece aquí como la culminación de la creación, sí, en plan bíblico, y decide dar a simios, mamíferos superiores, animales en general, criaturas del paraíso, esta misma categoría angélica. Hacer de los animales subalternos nuestros iguales, superhombres. El problema es que somos sólo animales y es por eso mismo que nos comemos a otros animales, no por nuestra supuesta superioridad, categoría siempre dudosa; es nuestra igualdad con estos, con ellos, lo que nos hace carnívoros. Como piensa Giorgio Agamben, no hay un estadio superior, nuestra animalidad y nuestra asunción del lenguaje están entrelazadas irremediablemente en un proceso biológico que alcanza a toda nuestra vida. Somos animales con una habilidad, una herramienta, la de hablar, que no nos categoriza en un aparte. Ni somos superiores ni tenemos la venia para dar esa condición a esos otros compañeros, los animales. Es importante hacerse cargo de esta condición animal nuestra, no siempre feliz ni paradisiaca. Es importante su buen uso, sin caer en absolutos ni fetichismos. En cierto sentido, la verdadera igualdad necesita que nos relacionemos con los animales como los seres de lenguaje que somos pero también como animales, mismamente. Gracias a eso, mediante la domesticación y la ganadería hemos creado nuevas familias de seres vivos, inventado una cultura con su trato, hemos aprendido –como dice Deleuze respecto de los perros- la identificación que puede haber entre naturaleza y civilización. En Las tauromaquias europeas, un libro imprescindible, Frédéric Saumade describe las distintas culturas o tratos dados en fiestas a los toros. La tauromaquia vascocastellana, la galaico-portuguesa, la catalana, la andaluza, en fin, las diversas formas de la fiesta. Describe también cómo se produce un cierto “imperialismo andaluz”, así lo llama, cuando se impone la muerte del toro como el centro del juego entre hombre y animal del que se da cuenta en la fiesta. La tauromaquia andaluza era la menos violenta, la que reducía al mínimo los juegos de castigo –embolaos, ensogaos, toros de fuego, corre-corres, suelta de perros, lanceados, asaetados, etc.- que caracterizan el resto de las tauromaquias pero exigía, eso sí, la muerte del animal, en una suerte de tú a tú entre el torero y el toro. Es importante entender todo ese proceso de civilización, la reducción al mínimo de la violencia en las distintas suertes y a la vez la muerte pública y adornada de retórica del toro, a la vista de todos, y no su sacrificio burocrático en el matadero, después de la diversión, después de la juerga.
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Es especialmente importante la descripción de la historicidad de todo este proceso, es decir, la condición histórica y acorde a los tiempos de cada paso y evolución en la fiesta –no dejen de leer, en ese sentido, las dos narraciones bergaminianas de Manuel Arroyo en Pisando ceniza-. Esa condición histórica ha dado a la fiesta una evolución permanente, de suertes y estilos, de normas y reglas. Hasta nuestra guerra civil, como en tantas otras cosas, la fiesta siguió evolucionando. El nacionalcatolicismo de la dictadura de Franco significó un freno cultural y una rigidez reglamentaria que, eso sí, permitió una gran variedad estilística. Poco antes, por ejemplo, en tiempos de la dictadura de Primo de Rivera, se imponen los petos al caballo del picador, precisamente por eso, por seguir reduciendo la violencia, verdadero fin del arte del toreo. Y, ¿por qué no atender a aquella propuesta de Curro Romero de dejar con vida al toro? No es que yo defienda esa propuesta, no, pero sí defiendo la naturalidad que tendría su proposición si la fiesta hubiese seguido, como todo arte, respondiendo a las exigencias de los distintos tiempos en que se desarrolla. El problema de los toros es que siguen siendo anacrónicos en el sentido pobre de la palabra. Mientras el flamenco y la Semana Santa, más arriba aludidos, han sabido sumar
esa cualidad moderna del anacronismo que, según Carl Einstein, es capaz de convocar dos tiempos a la vez, un inmediato presente y un pasado siempre mítico, los taurinos y los antitaurinos están instalados en la vulgaridad del término. Que Morante prologue El arte de Birlibirloque de José Bergamín –qué soñador don José, pensar que podría haber un toreo crítico, hasta un toreo dialéctico- es tan admirable como ridícula su apuesta de posar con bigotes dalinianos en una campaña de mal gusto posmoderno. Uno piensa que muchas veces, más que la cruel muerte del toro, es el mal gusto y la pobreza intelectual y vital de nuestros toreros, sus miserias de clase alta y sus modos de nuevos ricos, los que ponen en crisis a la fiesta. Tampoco el frente antitaurino está a la altura. Es verdad que lo mejor de Manuel Vicent, el único momento en que el almíbar no empacha su prosa, está en su columna anual contra las fiestas de toros. Pero nos falta un Eugenio Noel, quien, en sus campañas antiflamencas (lo taurino y lo flamenco son, en origen, una misma cosa), atacaba los toros con una cantidad pareja de sabiduría y virulencia. Como decía Max Aub, Noel no encontró mejor manera de estar pegado a la fiesta de toros que la contra. Texto: Pedro G. Romero
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GRETCHEN TALBOT “No conozco la música de mi época” _ Son las 12:30 del mediodía y una brisa desagradable alerta a los caminantes de una tormenta cuyas nubes ya no pueden retener más. Aún no rebosan pero lo harán en poco tiempo. A la derecha, un bloque precioso con aires de solemnidad y de haber vivido una buena historia entre sus paredes. Es el antiguo Hotel América Palace, proyectado para la Exposición Iberoamericana de 1929. Uno de esos hoteles construidos con carácter efímero y cuya situación y cercanía ala entrada de la Exposición venía como anillo al dedo a sus adinerados huéspedes En una de las setecientas antiguas habitaciones de hotel hemos quedado con Gretchen Talbot, una chelista tutti de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS). Tras la puerta de entrada se escucha jaleo. No está sola. Tiene la visita de dos amigos, músicos, cómo no, que están afinando un chelo encima de la mesa de la cocina. Pasamos al fondo de un pasillo de techos altísimos hasta donde se encuentra la sala de estar presidida por una hermosa librería. “Me gustaría hacer la entrevista en mi casa. Tengo un piso precioso del 29. Me sentiría más cómoda aquí”, me comentó semanas antes por Whatsapp. De padre inglés, madre americana y nacida en Australia. Estudió en California en plena época hippie, posteriormente en Indiana. Trabajó en Heidelberg y, después de una audición en Nueva York, fue de asistente de solista a Barcelona (OCB). ¿El interés por la música viene de tus padres? Bueno, mis padres no son músicos aunque escuchaban todo el día música clásica. Él tocaba la guitarra en el instituto. Mi madre por su parte era muy creativa pero no es música tampoco aunque tocó trompa de joven. En EE.UU. había programas en la escuela. Allí no tienes una clase de música semanal, si no que te dan un instrumento y ya en el instituto estás tocando en la orquesta.
Y por último llegas a Sevilla justo cuando nace la ROSS. Así es. En el 91, justo cuando comenzó la Sinfónica de Sevilla. Fue un periodo muy ilusionante, con alrededor de 17 países distintos en torno a la orquesta. Se sentían las ganas de los sevillanos por escucharnos. Comenzamos en la Sala Apolo de la calle Gerona y la gente estaba orgullosísima de nosotros. Antes me preguntabas sobre la época más bonita y emocionante de mi vida y te digo que ha sido aquí en Sevilla.
Viviste el movimiento hippie en California, ¿cómo lo recuerdas? La gente era muy cosmopolita. Fueron tiempos muy liberales en todos los sentidos. Aprendíamos a convivir todos juntos entre diferentes nacionalidades y eso me influyó en la personalidad. Para comprender a los demás debes ser abierto y ser empático porque además te hace crecer como ser humano.
¿Existen diferentes públicos según los países? Los alemanes, por ejemplo, nacen con la música clásica, al igual que los rusos. Sienten verdadero amor por la cultura y la música clásica, también en Francia e Italia. En España no hay educación básica en las escuelas y eso se nota en los conciertos.
¿Cuál ha sido la mejor etapa de tu vida? Es complicado porque cada momento tuvo su importancia y me hizo crecer. Cada peldaño es una parte del camino, del crecimiento. En Heidelberg obtuve mi primer trabajo como profesional, concretamente en un teatro de ópera. Posteriormente volví a EE.UU. Ahí fue cuando me planteé poder dedicarme profesionalmente a la música. Más tarde me presenté a una audición en Nueva York para ser solista en Barcelona. Tocar en el Palau todos los días era… era una pasada.
¿Cómo es el público de Sevilla? Es muy fervoroso. Son muy fieles pero cuesta abrir el público por esa falta de educación. Viene a vernos mucha gente mayor y debemos trabajar el público joven. De hecho, nuestro nuevo director Axelrod está trabajando en ello. El sistema educativo americano fomenta el estudio de la música desde pequeños, ¿echa de menos que sea así en España? Creo que hay gente intentando hacer cosas pero muy poco a poco. Los niños deben aprender a tocar un instrumento en profundidad y ver a sus compañeros tocar otros sin
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necesidad de ir a un conservatorio. La cultura clásica no está al alcance de todos. Vale, sí, puedes poner la radio clásica pero si tu padre no lo hace, tú no lo vas a hacer. ¿En qué momento se encuentra la ROSS? Una de las preguntas que nos hacemos algunos es ¿qué necesitáis de nosotros? Sabemos que lo que tenemos que dar y enseñar es muy importante. Parte de la crisis viene porque las instituciones que nos tienen que cuidar no entienden la importancia de nuestro papel. La cultura tiene muchas patas que nos aportan algo que no se puede medir. No se entiende la necesidad de la cultura para la sociedad. Tiene mucho que ver con la educación que hablábamos antes. ¿Cómo es el nuevo director John Axelrod? Tiene mucha energía y tiene ideas fantásticas. Tenemos muy buen feeling con él. Cuando viene, lo deja todo atrás y se centra solo y exclusivamente en nosotros. Da mucho y recibe mucho. Has tocado el chelo con Riqueni, Dorantes, Isabel bayón, Lole Montoya… ¿cuáles son los puntos de unión entre el flamenco y la música clásica? Ambas músicas coinciden en que tienen ese algo que te eleva. La diferencia está en que ellos trabajan todo con la memoria y nosotros aprendemos a tocar afinados y en tiempo. Para los flamencos el tiempo es la base. Nosotros necesitamos
una partitura y seguirla mientras ellos todo lo contrario. Las formas de trabajar son muy distintas. ¿Con qué artista del mundo del flamenco con que hayas tocado te quedarías? En noviembre hicimos un concierto en el teatro de la Maestranza para presentar el nuevo disco de Rafael Riqueni. Los cuerdas estábamos dentro en ese momento preparándonos para entrar en la parte final del concierto y escuchábamos a Rafael. Era tan puro. Su comunicación era tan directa que fue muy emocionante. Era casi un momento sagrado. Estábamos todos con la boca abierta. Fue el mejor concierto de mi vida en todas las disciplinas. ¿Es cierto que has cruzado el Estrecho a nado? Surgió con una amiga mía que siempre había soñado con hacerlo. Ella estaba ligada a una fundación benéfica. Mi vida durante seis meses se resumía en estudiar chelo y entrenar. Aprendí a enfrentarme a momentos de desesperación, aburrimiento y a fijar mi mentalidad en conseguir el objetivo. ¿Qué música escuchas en casa? Música de cámara y antigua. Pero fuera de lo clásico escucho mucho jazz. Texto: J. G. Quinteto de Schubert para chelos
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