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Paso a paso: Cómo obtener el servicio gratuito de un intérprete en la corte

Diego Barahona A.

El Sistema Judicial de Carolina del Norte ofrece servicios gratuitos de intérpretes para todas las personas que no hablan inglés como primer idioma, por medio de la Oficina Acceso de Lenguaje (LEP). Usted puede pedir que haya un intérprete para cualquier procedimiento judicial, u otra persona involucrada en su caso legal, si tiene capacidad limitada para leer, hablar, entender inglés, o simplemente prefiera responder las preguntas en español.

¿Cómo solicitar un intérprete?

Pese a que el servicio es gratuito, se debe seguir un procedimiento con anticipación:

1) Pida un intérprete 10 días antes de su cita en la corte

Si usted es citado a comparecer en una corte, debe presentar una solicitud de intérprete por lo menos con 10 días de anticipación al día de corte. Según las autoridades judiciales, esto permite que las cortes busquen al mejor capacitado disponible en el momento para ese tipo de caso. Algunas veces los traductores deben viajar de otros condados o estados. Si no ha solicitado un intérprete antes de la fecha de su procedimiento, en cuanto llegue al tribunal debe notificar al actuario del tribunal o al juez de instrucción que necesita un intérprete. Si el LAC no tiene tiempo suficiente para localizar a un intérprete judicial cualificado, se puede aplazar su procedimiento.

2) Presente la solicitud de manera electrónica

La única forma de presentar la solicitud es por vía electrónica, puede hacerlo en inglés llenando la solicitud en la página de LEP: www. nccourts.gov/request-for-spoken-foreign-language-court-interpreter

Puede hacer la solicitud en español, por medio de un correo electrónico que incluya su información de contacto y el lugar, día y fecha en la que tiene la corte, ingresando el nombre de su condado, seguido por: Interpreter@nccourts.org, por ejemplo si su condado es Wake, usted puede escribir: Wake.interpreter@nccourts.org

Lo que no hace un interprete n Durante el procedimiento judicial, esté le ayudará a comunicarse con todas las personas que estén en gado, diciéndole en español todo lo que ellos digan en inglés, sin omitir o cambiar nada de lo dicho. n Todos los intérpretes deben mantener la confidencialidad de no divulgar nada de lo que usted haya hablado antes o durante el procedimiento.

Lo que NO hace un interprete n Un intérprete no es un abogado, por lo tanto no lo puede asesorar en ningún aspecto ni tampoco hablar con usted sobre los detalles del caso a solas. n El intérprete no le explicará lo que significan las palabras, solo le traducirá el equivalente de esa palabra al español. n No le explicará que esta sucediendo en la sala de tribunal, cuánto tiempo falta, o cuál es el procedimiento a seguir, a menos que esto sea dicho en voz alta por alguna persona en la sala. n Un interprete no puede hablar con usted o su familia privadamente después del procedimiento legal, y tampoco puede ayudarlo a llenar formularios.

¿Pueden los familiares o amigos ser mis intérpretes judiciales?

No. Sus familiares o amigos sí pueden ayudarle a comunicarse con el personal del tribunal fuera de la sala del tribunal. Sin embargo, solo los intérpretes aprobados por el tribunal pueden fungir como intérpretes judiciales en los procedimientos oficiales del tribunal.

Cómo trabajar con su intérprete judicial n Antes de que comience el procedimiento legal, el intérprete necesitara escucharlo hablar para poder conocer sus expresiones lingüísticas. n Hable claramente y a una velocidad moderada, y recuerde detenerse entre ideas completas cuando sus respuestas sean largas. n Escuche al intérprete judicial y responda únicamente en su idioma natal, aunque entienda un poco de inglés. n Diríjase directamente a la persona que hace la pregunta o a la que habla con usted, no al intérprete judicial. n Espere a que el intérprete termine de hablar antes de que usted vuelva a hablar. n Esté atento a los ademanes que el intérprete judicial le haga para indicar que hable más despacio o que deje de hablar para que pueda interpretar lo que usted dijo. n De ser necesario, pida al intérprete que repita lo que ha interpretado, o que hable más alto o más despacio. a la corte?

En caso que haya solicitado un intérprete pero este no esté el día de su corte, el tribunal deberá aplazar el procedimiento, si usted así lo solicita.

¿Qué hacer si necesito un intérprete fuera de la sala del tribunal?

El sistema judicial ofrece servicios de interpretación telefónica para ayudar a las personas con limitado uso del inglés a comunicarse con el personal del tribunal fuera de la sala. Indique al miembro del personal que necesita un intérprete y este hará los arreglos necesarios para que un intérprete le ayude por teléfono sin costo alguno.

Cuando pida el intérprete, diga el nombre del idioma que usted habla o señale el nombre de su idioma en una tarjeta “Yo hablo” provista por el miembro del personal de la corte.

¿Este sistema funciona con los casos de inmigración?

La Corte de Inmigración no pertenece al Sistema Judicial de Carolina del Norte, es un sistema distinto y este recurso específico no se lo puede usar allí. Si tiene dudas, es recomendable que se asesore con un abogado.

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Los seres humanos tenemos una predisposición natural por los sabores dulces y siempre hemos buscado diversas formas de endulzar nuestra comida, eso lo sabe la industria azucarera, quien a lo largo de la historia ha incurrido en múltiples prácticas, algunas de dudosa ética, que han alimentado nuestra adicción hacia lo dulce y al mismo tiempo han causado un verdadero problema de salud pública.

La luna de miel

La miel era la forma natural de endulzar la vida en la América prehispánica hasta que Cristobal Colón trajo las primeras plantas de caña de azúcar, las cuales prosperaron en el Caribe. Durante años el azúcar fue considerado como un producto de lujo en Europa, hasta que poco a poco se hizo más asequible y finalmente en el siglo XIX se convirtió en un producto de primera necesidad.

Antes del desarrollo de la industria azucarera en todo el mundo, la práctica de agregar edulcorantes a la comida fue limitado a unos pocos artículos, pero con el avance de la industria alimenticia, el sabor dulce fue un elemento que se volvió cada vez más importante a la hora de vender una amplia gama de productos: desde bebidas, pasando por golosinas, hasta artículos menos obvios como cereales para el desayuno o salsas para pasta o panes.

El engaño del siglo

Un reciente informe de la Universidad de California reveló que entre 1960 y 1970 la industria azucarera pagó a renombrados científicos de la Universidad de Harvard para minimizar la relación que existe entre el azúcar (la sacarosa y sus derivados) y las enfermedades cardíacas.

El objetivo de la industria, según el estudio, fue promover que la causa de las enfermedades del corazón se encontraba exclusivamente al consumo de las grasas, engañando a la comunidad médica y en la sociedad en general.

Desde el año 1970 al 2000 hubo un aumento del 25 % en la cantidad de azúcares añadidos en los productos alimenticios (principalmente con jarabe de maíz de alta fructosa), después de ser clasificados como “seguros” por la Oficina de Alimentos y Medicinas (FDA). En este mismo lapso los índices de obesidad aumentaron.

Un amargo despertar

Años después, una investigación del New York Times denunció que la industria de bebidas azucaradas, aportó millones de dólares para la elaboración de un estudio que buscaba minimizar la relación entre estas bebidas y la obesidad, diciendo que los problemas de sobrepeso aparecían exclusivamente por la falta de ejercicio físico y no tanto por los malos hábitos alimenticios.

Hoy el consenso de la comunidad científica es que son los azúcares los principales responsables de crear condiciones que afectan al corazón.

Tristemente, muchos productos que figuran como “saludables” tienen enormes cantidades de azúcar oculta: Aderezos para ensalada bajos en grasa, barras de granola, cereales bajos en grasas, agua vitaminada de sabores, purés de fruta envasados para bebés, galletas saladas bajas en grasa, y los yogures, son algunos de los productos que venden una imagen de salud pero que al final la afectan negativamente.

Según un reporte de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) uno de cada tres adultos en Carolina del Norte padece de obesidad. Esta es una cifra alarmante, pues el sobrepeso y la obesidad pueden dar paso a condiciones como la diabetes o las enfermedades del corazón, las cuales están diezmando a nuestra comunidad.

La mejor herramienta que tenemos contra estas prácticas inmorales de las industrias es estar bien informados, leer las etiquetas de los productos que consumimos y tomar conciencia de que debemos evitar los alimentos con azúcar o endulzantes añadidos. Si siente deseos de comer algo dulce, prefiera una fruta natural.

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