B N - 1 P ublicacion 10 mayo 2014
Carlos Silva, Nada que decir/ Daniela Chirino , pequeños habitantes/Marcelo Rojas, Imagenes de la calle : experiencia y aprendizaje / Anonimo, El temblor de la ciudad/ Rebecca Jedebäck & Alan Michel Larev, La distopia como cualidad hominida/ Sebastian Alarcon, Marionetas y hegemonía, un imaginario desbordado/ Patricio De Stefani, El arquitecto alienado/ Rene Martínez, El código visual ensayo de interpretación de la condición visual del espacio urbano en la formación de la
LA PAJA arquitectura bastarda
imagen colectiva
Imaginario y Ciudad
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Editorial La editorial “Ciudad Atmosférica” se construye como una plataforma de discusión crítica frente a las estrategias tradicionalistas de los aparatos arquitectónicos fundamentalistas arraigados dentro la disciplina a modo de ideologías. Esta herramienta de difusion arquitectónica se construye de una manera colaborativa y pretende trasmitir distintas lecturas de la disciplina y la ciudad, para así abrir nuevas perspectiva del como abordar el proyecto arquitectónico. El boletín la paja teórica Nº1 “imaginario y ciudad” como todos los números que le seguirán llama al escritor a mirar de una manera critica la arquitectura, la ciudad y la sociedad. Especialmente en esta edición “Imaginario y ciudad” se pretende indagar en como a través del imaginario se constituye un espacio simbólico característico para quien lo habita y de este modo se esta también construyendo la ciudad. Para finalizar dejamos invitados a todos quienes quieran participar en esta alternativa ya sea como columnista o en su difusión. Pediodico mensual, editado por Ciudad Atmosferica, administrado por el colectivo ciudad atmosferica, editores de contenido Daniela Chirino, Sebastian Alarcon, Robert San Martin, editor de imagen Carlos Silva /CONTACTO lapajateorica@gmail.com
buscanos en www.ciudadatmosferica.cl - administracion Ciudad atmosferica
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NADA QUE DECIR Carlos Silva Artista Visual Licenciado en Artes Visuales y PedagogĂa en la Universidad Arcis Valparaiso, Chile
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PEQUEテ前S HABITANTES
Daniela Chirino Santis Licenciada UCEN Fundadora y directora del colectivo Ciudad Atmosfテゥrica Santiago de Chile
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PEQUEÑOS HABITANTES Daniela Chirino
Resumen
No quisiera en ningún caso hablar desde la mirada que muchos arquitectos y aquellos que aspiramos a serlo pudiéramos hablar sobre el paseo Bulnes, no hablaré, de la tención, la uniformidad, el encajonamiento de los actos y ni de las situaciones espaciales que se pueden leer en el lugar, hablaré de quienes se cobijan entre las sombras de las asimiles fachadas que contienen el deambular por Bulnes, aquellas insignificantes vidas a los ojos de quienes no aprecian las sutilezas del vivir, los perros callejeros, habitantes que la ciudad desplaza, habitantes que no aparecen mencionados en los proyectos como posibles usuarios, aquellos que deja fuera la planificación urbana, quienes al parecen no poseen un lugar dentro de la ciudad y la sociedad.
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l principal conflicto a mi parecer es que siempre se habla de un problema, los perros callejeros son un problema para los municipios y para la sociedad en general, lo cual es un error, miles de iniciativas se levantan en torno a idear las posibles soluciones, las mas recurrentes son las matanzas de perros, asesinatos masivos, crueles y despiadados que se desarrollan en diversos sectores, que evidentemente no conducen a ninguna parte, también existen diversas agrupaciones animalistas que trabajan a diario por rescatar y dar en adopción los casos que le sean posible manejar. Sin embargo, el principal problema es sin duda entender la sobrepoblación canina que deambula en el abandono por la ciudad como un problema, ya que mas que es son una condicionante, una variable mas que agregar al diseño de la ciudad, al imaginario urbano. La calle no es buena para un perro, esto es un hecho,
son muchos los perros que mueren a diario en las calles, por la carencia de humanidad de una sociedad que prefiere evadir responsabilidades y dejar siempre los conflictos en manos de otros, pese a esto cuando los grupos animalistas no dan abasto para tener en sus hogares tantos perros rescatados, en algunos casos hacen de las calles el lugar para cuidarlos, mientras se intenta encontrarles un hogar definitivo, de este modo se intenta adaptar el entorno para hacerlo mas amable a ellos, aparecen improvisadas casas donde ellos puedan refugiarse, recipientes de agua, etc. son mínimos elementos que se agregan al espacio urbano para contener el simple habitar de un perro, en muchos de los casos, estos pequeños completan sus años en la calle, es complejo encontrarles hogar a perros mestizos y adultos, de este modo la ciudad fue quizás lo mas parecido a un hogar, entonces me surgió la siguiente interrogante. Con la certeza de que la única forma de controlar la sobrepoblación canina, es
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la esterilización, la adopción y la toma de conciencia. Si el cambio social se logra, si cada día se esterilizan mas perros y la gente decide adoptar o al menos enseñarles a sus hijos a respetar los animales, el problema sin duda se solucionaría pero a largo plazo y mientras tanto ¿qué hacemos con los perros en las calles?; ¿Y si los espacios urbanos acogen el habitar de estos pequeños habitantes?; ¿Será posible soñar con un diseño urbano que considera la realidad social contemplando a los perros callejeros una variable mas? Así comprendí que no es posible generar diseños en la ciudad en los cuales estén ausente las condicionantes y conflictos sociales que enfrenta una ciudad, sin importar lo ajenos que puedan parecer a nuestra disciplina.
destacar, alusivo también al tema del paseo Bulnes es Max, un perro muy anciano, cuyos años son evidentes en su aspecto, esta ciego, sordo y posee un lento caminar, el habita el paseo Bulnes, hace del lugar el hogar que nunca tuvo, allí algunos locatarios del sector lo alimentan, lo visten y le otorgan un espacio para cobijarse en las noches mas frías, Max reconoce y habita el espacio aun cuando sus sentidos están dañados por los años, el reconoce el lugar y es capaz de hacerse una rutina de cómo vivir en el sector, sabe donde tomar sol, donde lo alimentan y a que hora, que lugares son apropiados para tomar una siesta, etc. Es interesante estudiar situaciones diferentes de concebir y habitar la ciudad, experimentar factores que antes no se han considerado, pequeñeces que parecen irrelevantes pero que nos guste o no son parte del espacio que observamos y en cual pretendemos trabajar.
He tenido la suerte de conocer diversos casos de perros callejeros que sin pretender hacerlo le cambian la vida a quienes caminan junto a ellos, en las calles hay muchos, Cuando me preguntan que un caso que creo importante arquitecto o proyecto me
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que los perros en las calles son producto de que muchos ciudadanos no se hacen responsables del hecho que los llevo a estar en las calles, yo en lo personal no abandono perros, por el contrario los rescata, sin embargo asumo como ciudadana la responsabilidad de que ellos estén en las calles, ya que no están el las calles por un decisión propia, están allí porque la sociedad no se hace cargo de que estén ahí. Y en ningún caso te pido que los ames o convivas con ellos si no te gustan, pero si exijo que los respetes y valores como seres de este mundo que poseen el mismo derecho que tú a estar en la tierra, hacerse responsable de ellos no tiene que ver solamente con ser o no parte de la causa animalista, si no te gustan los animales, debes adquirir de igual modo la responsabilidad de educar a tus hijos, enseñarles que existen Finalmente quisiera terminar otros seres quizás mas débiles con una reflexión no que ellos que merecen respeto arquitectónica con respecto al y un espacio en la ciudad. tema de los perros callejeros, es importante dejar en claro inspira a la hora de proyectar arquitectura, creo que mi respuesta es ninguno y no por desconocer las hazañas o trabajos que realizan, si no que mas bien por ser consecuente con mis ideales, lo que me inspira es en realidad al proyectar trazos sobre la ciudad son estas situaciones que se escapan a la visión de la arquitectura que nos entrega la escuela, son estas situaciones que no lees en un libro o las alucinantes formas de un edificio, me inspira la vida en la ciudad, la diminuta vida que construyen en la ciudad pequeños habitantes como Max o como la manada de perros callejeros que alimento en una humilde plaza de la ciudad de Rancagua, donde vivo unos días a la semana, me inspira verlos hacer del espacio publico un hogar, reconocer y defender el lugar, ser parte de él, Eso me inspira.
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Fotografia Sebastian Alarcon
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IMAGENES DE LA CALLE: EX PERIENCIA Y APRENDIZAJE Marcelo Alejandro Rojas Aguilera Profesor de Artes Visuales, Magister en Artes menci贸n teor铆a e historia del arte, Universidad de Chile
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IMAGENES DE LA CALLE: EX PERIENCIA Y APRENDIZAJE Marcelo Alejandro Rojas Aguilera
Muralistas acción rebelde-Pacgol, calle 30 de octubre, población La victoria 2013.
Resumen El presente artículo esboza una mirada a las imágenes de la calle, principalmente murales, grafittis, sténcils, tags, que pensadas como objetos en el espacio público tienen un sentido superior a lo que su materialidad les ha achacado. Se propone entonces una mirada que escava en las posibilidades de generar experiencias, arraigo, aprendizaje y subjetivación en quienes las observan o visitan con la mirada, interpelando su estigmatización, señalando su rendimiento estético y su potencial educativo.
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lantear la situación de la imagen en la ciudad actual, en la calle a intemperie, es hablar de pluralidad, multiplicidad, heterogeneidad tanto de fuentes como de objetivos o proyecciones. No nos referimos a que ellas están destinadas a no ser nada más que un espasmo óptico, a desaparecer en su aparecer sensitivo, sino a que su atracción está dispersa en el también disperso campo de lo urbano. Y con ello a cuestas se presentan como experiencias, poderosos instrumentos de movilización, motivación y reconocimiento. Una experiencia se relaciona tradicionalmente con el hecho de haber sentido, conocido o presenciado alguien algo. También con una circunstancia o acontecimiento vivido por una persona; conocimiento de la vida adquirido por las circunstancias o situaciones vividas, y como no, como práctica prolongada que proporciona conocimiento o habilidad para hacer algo.
En todas estas cualidades sobresale la idea de conocimiento, un saber que se genera el ejercer nuestras posibilidades de experienciar algo. En el transitar citadino por el espacio abarrotado de imágenes con las que nos encontramos al salir de nuestro claustro doméstico, intelectual o académico, las experiencias sensoriales que nos inquieren insisten en hacernos parte de ellas, sacar algo de ellas, vivenciarlas. Nuestro acostumbramiento, que también es conocimiento adquirido y asumido, hace que un amanecer nublado en invierno indique posibilidades de lluvia, que un olor a quemado más humo sea indicio de incendio y que una luz roja nos advierta detenernos al cruzar una calle, “la experiencia es una cuestión de interacción del organismo con su ambiente, un ambiente humano como también físico, que incluye los materiales de la tradición y las instituciones, así como las circunstancias locales” (Dewey, 1949). En su texto “El Arte como Experiencia” J. Dewey plantea
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que en una experiencia, las cosas y los acontecimientos que pertenecen al mundo físico y social, se transforman a través del contexto humano en el que penetran, en tanto que la criatura viviente (hombre) cambia y se desarrolla mediante su interacción con las cosas que le son externas con anterioridad. En ello nos la pasamos cuando caminamos por el entramado urbano, y que acuñado a las imágenes y la experiencia estética, significa interacción, metamorfosis de esos objetos visuales, de los sujetos y aprendizaje de ellos. La llamada “experiencia estética” no sólo nos permite presenciar el objeto visual o bien las expresiones gráficas callejeras, sino también incitaría a aprender algo sobre el mundo que nos rodea y también sobre nosotros mismos junto con aquella sorpresa y quizá goce en el encuentro. Por tanto, si bien la ciudad se nos presenta como reducto deshomogeneizado en la superficie y particular por donde se le mire, no sólo
actuaría parceladamente en su constante seductora de los sentidos, sino que generaría la posibilidad de fomentar la aparición y, al menos, una idea de existencia de otredades. Situados en la posición de espectadores-transeúntes (que jamás pensamos ideales), somos bombardeados por esta incontable y casi incategorizable cantidad de imágenes instaladas sobre los muros, cortinas de locales comerciales, paraderos, etc. Y es que a pesar de las condiciones de desapego a la que nos vemos expuestos constantemente a raíz del estrés, la incomunicación y aceleración constante de la ciudad muchas de ellas logran atraernos, ejerciendo cierto poder sobre los paseantes. Esta fuerza de las imágenes resulta ser estímulo, generador y formador de quienes las visitan. David Freedberg, en sus estudios sobre el poder de las imágenes en el medioevo entre otras épocas, plantea que las imágenes no sólo se construyen fuera del hombre,
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en contexto, sino también dentro de él como respuestas y/o estímulos gatilladores de comportamientos. Si bien toma como ejemplo situaciones anacrónicas y diferenciados de las temáticas individualistas, lúdicas, contestatarias e ideológicas esbozadas en las calles, parece que sus postulados son perfectamente achacables a la experiencia contemporánea, especialmente en los conceptos de eficacia para con el observador e identificación como reflejo, junto a los cuales el contexto con sus convenciones, creencias y comportamientos resultan complementos fundamentales en su subjetivación y socialización. Es así el caso de ciertos murales que aluden a personajes emblemáticos de la comunidad, como aquel que conmemora al padre Pierre Dubois en la población La Victoria, que no sólo utiliza la imagen como paradigma, también como símbolo de lucha y resistencia en dictadura. Este mural pintado en la calle 30 de octubre, fecha emblemática para el levantamiento de
la inicial toma y posterior población justifica su existencia por la historia de resistencia y defensa que este padre francés hizo de los derechos humanos y el recuerdo de la repartición de alimentos en época de desabastecimiento, fomentado por la necesidad de generar conciencia en el poblador, especialmente en la juventud, “toda imagen colocada en el espacio público comunica indefinidamente un espectro impredecible de mensajes. Además de transmitir el mensaje específico que la ha generado, también contribuye a la construcción de la cultura en el más amplio sentido de la palabra, promoviendo modelos de pensamiento y conducta que influyen en la manera en que la gente se relaciona con otros mensajes, con las cosas y con otra gente” (Frascara, 1999). Y es por ello que la calle, el callejear como acto de aprendizaje, hacen de esta acción una cuestión de interacción con otros y sus imaginarios, delatando la ansiedad inherente del hombre por conocer, ver y experimentar.
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BIBLIOGRAFÍA
-Belting, Hans, Antropología de la imagen, Buenos Aires ; Madrid : Katz, 2007. -Dewey John, El arte como experiencia 1a. ed. México : Fondo de Cultura Económica, 1949. -Frascara, Jorge, El poder de la imagen: reflexiones sobre comunicación visual 1a. ed. Buenos Aires : Ediciones Infinito, 1999. -Freedberg, David. El poder de las imágenes : estudios sobre la historia y la teoría de la respuesta 3a. ed. Madrid : Ediciones Cátedra, 2010. -Lipovetsky, Gilles, La era del vacío : ensayos sobre el individualismo contemporáneo, Barcelona : Anagrama, 2007.
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EL TEMBL OR DE LA CIUDAD
An贸nimo Arquitecto Universidad Tecnol贸gica de M茅xico Guadalajara de M茅xico, Abril 2014
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EL TEMBL OR DE LA CIUDAD Anonimo
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maginar que la ciudad cae en cientos de miles de partes puede ser un lindo momento para reflexionar. El problema de la ciudad son las personas que la habitan.
¿Será que la ciudad esta contenta con la humanidad? Nos preguntamos ¿como esta? y no ¿como se siente?, al olvidar sus sentidos el humano se convierte en un visitante de su propio hogar Necesitamos encontrar al no reconocer sus espacios. al SER MAS HUMANO. El ser humano se distingue por Ni ARQUITECTOS ni urbanistas ser creativo y la ciudad parece son capaces de hacer ciudad. ser una excelente creación Necesitamos que intervengan ¿Puede otros pensamientos. ser que simplemente no lo sea? La ciudad es verde, Si hablamos de naturaleza radial, digital etc.… sabemos que es capaz de destruir una ciudad entera. ¿Pero que no puede ser humana? No te conviertas en el temblor que ¿Porque no hablar la destruye, la ciudad humana de humanidad? esta en la capacidad de imaginar. Cuando se habla de ciudad nunca se menciona al ser Responde un poco a humano en su naturaleza misma tu humanidad-ciudad
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LA DISTOPIA CO MO CU ALIDAD HO MINIDA Parte 1 ¿QUE ES LA UTOPIA? Rebecca Jedebäck & Alan Michel Larev Larev Collective Hacktivismo, arquitectura y artes audio/visuales Suecia 2014
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LA DISTOPIA CO MO CU ALIDAD HO MINIDA Parte 1 ¿QUE ES LA UTOPIA?
Rebecca Jedebäck & Alan Michel Larev
“Para Maritain, la Fe es la substancia de que están hechas las cosas que serán” El Centauro Moribundo. Lo Pánico y lo Cósmico (1957). Pablo Rojas Paz
1. Breve Introducción a Utopía.
plenitud; de bienestar acabado.
a palabra utopía, como proyecto o planificación optimista de un lugar en el que se suscita la sociedad humana, halla su origen en el siglo XVI. Tomás Moro escribiría su Libellus, o pequeño libro, sobre una Isla llamada Utopía , en la que se yergue un asentamiento que goza de
El libro de Tomás Moro, independiente o a pesar de su posición aristocrática en la sociedad Inglesa, es explícitamente una arenga popular creada desde la necesidad de mezclar filosofía y política. Un llamado a ejercer soberanía desde el bajo pueblo, precisamente por las relaciones
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políticas que se conceden en su obra. La Isla Utopía de Moro, es un lugar habitado por una sociedad que garantiza la democracia política a través de una constitución que defiende por sobre todo lo público. En su descripción de Magistrados, Utopía como Estado, y comprendiendo el gobierno de otrora, es conformado por un príncipe electo; de dignidad vitalicia , el cual es elegido por el Senado – reelecto anualmente – entre los cuatro candidatos a príncipe más populares de cierto escrutinio en el que, y por cierto, todos los habitantes de la Isla son partícipes. Pese a la condición de por vida del gobernador, es considerado como “delito capital” cualquier atisbo de tiranía, violencia o egoísmo en el actuar del Poder Ejecutivo. 2. Utopía y habitabilidad Arquitectónicamente, Utopía tiene la característica principal de estar construida bajo la ya madura obsesión por planificar la ciudad ideal; propia del primer periodo Renacentista, siglo XV.
A diferencia de sus predecesores – Modelos de ciudad elaborados por Da Vinci y Di Prieto Averlino – Moro centra su atención en las políticas públicas de habitabilidad. Si bien dispone de instrumentos de planificación en los que se legislan edificaciones de no más de doce metros de altura y veinte metros de base cuadrada; con calles de veinte metros de ancho, con jardines de cultivo rodeando cada casa, desde las cuales se abren dos puertas sin cerradura – hacia la calle y hacia el patio – bajo el precepto de “no poseer objetos”, con el cual se anula la necesidad de hurto; lo más interesante es su particular manera de habitar: cada diez años todos cambian de domicilio por sorteo, y todos sienten emulación por dejar la casa lo más arreglada posible. La base de la sociedad es el vecindario , política que permite la elección de un representante ciudadano, cada treinta familias, el cual es responsable de llevar las necesidades primigenias de dicho cluster al Senado local, en búsqueda de respuesta. Para la discusión abierta en orden a
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representatividad, dichas treinta familias conviven diariamente en el comedor público – eje central de lo social – en el cual se reúnen tras el sonar de trompetas a disfrutar de sus cosechas, cuyo trabajo se extiende por norma a no más de seis horas diarias , con las cuales se garantiza el tiempo necesario para sustentar a su población y dar tiempo libre necesario para un correcto desarrollo individual de sus habitantes. 3. Utopía y sustentabilidad
materiales mayores. Su vestimenta consta de una sola prenda, la cual se viste hasta que esta se rasga, momento en la que se teje con lana cruda otra manta. Así como también la sociedad se basa en una suerte de cooperativismo, donde la sociedad es la República en si. Por lo que las piedras preciosas son sólo usadas para conseguir los bienes escasos en la Región, como el Hierro, de tal manera de que todos tienen acceso a los mismos bienes, y es más, todos se presentan conformes y felices ante dicho nivel de igualdad.
Sociedades como la de Corea del Norte, ejercen un modelo muy similar al de Utopía. Pese a lo difícil que es para las Occidentales imaginar si quiera como es la realidad de dicho país, mayormente por bloqueo desde hegemonías mediáticas, y desde ya desentendiendo la manera en la que se aplica la tolerancia cultural – Utopía opera desde la Interculturalidad - Moro plantea la sociedad de Utopo, Arquitecto planificador y fundador de la Isla Utopía, como una civilización sin necesidades
Militarmente, y curiosamente al igual que Corea del Norte, todos los ciudadanos de Utopía poseen entrenamiento militar. Sin embargo se asume con responsable vergüenza cualquier derrame de sangre, por el contrario se prefiere pagar grandes sumas de dinero por el cuerpo vivo de quienes incitan a la discordia, y estos últimos, en general políticos ávidos de riqueza, son castigados con esclavitud de por vida – los únicos esclavos que la sociedad perfecta admite.
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MARIONETAS Y HEGEMONIA, ENTRE UN IMAGINARIO DESBORDADO Sebastian Alarcon Licenciado UCEN Fundador y director del colectivo Ciudad AtmosfĂŠrica Santiago de Chile 2014
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MARIONETAS Y HEGEMONIA, UN IMAGINARIO DESBORDADO Sebastian Alarcón
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mantenido los arquitectos del ciudadano, no desde la perspectiva del proyecto, es decir, no de esa idea humanitaria del flujos de conocimientos entre el profesional y pobladores, puesto que, en la propia expresión se encuentra la contradicción, debido que, solo la estafa que plantea el Siempre me ha llamado la concepto se reduce a la retorica atención la distancia que han profesionalizante. Sino que la n primera instancia me gustaría aclarar que este articulo no pretende ser una respuesta al problema de la arquitectura, sino mas bien son problematizaciones producto de la inquietud del pensar, de la experiencia del vivir urbano y de la incomodidad que cierto pensamiento produce.
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acción política en la ciudad, hoy a 41 años del brutal asesinato realizado por el terrorismo de estado comandado por Pinochet de cientos de seres humanos y especialmente los 8 arquitectos me pregunto ¿cómo hoy en día el arquitecto construye la imagen de la ciudad, es decir, para quien se diseña el espacio urbano?, Evidentemente saldrán los arquitectos fundamentalistas que, dirán desde la construcción desde el edificio, y luego resumirán la memoria en un memorial, una placa, o un museo con algún nombre referido a él, sin embargo, desde mi perspectiva lo que resulta de esta formalización es tan solo la construcción de un recuerdo, es decir una gran bodega donde guardarlos para así ser exhibidos de vez en cuando, sin embargo, “La memoria social, más que una ‘estructura’, es un ‘movimiento’ profundo de recuerdos, de origen empírico, de articulación hermenéutica, de circulación oral y de proyección actitudinal, conductual y social; o sea: un proceso de honda historicidad”(1) por lo tanto, esta
se traduce en un ente dinámico y no uno estático, se construye día a día con la ciudadanía entendiendo claramente que el arquitecto es parte de ese grupo que a veces parece ser tan distante para la profesión. Es en este punto es donde el articulo que tienes en tus manos tiene cabida y la pregunta resulta obvia, ¿han sido los arquitectos cómplices de la construcción de un imaginario heredado por la dictadura?, es evidente que si, es este modelo que se construye como sentido común para muchos que han sabido articular el legado, transformando al arquitecto en un tecnócrata que sólo cumple con lo que se le ordenan transformándose en unas prostitutas de la construcción el cual hacen lo que sea por dinero, esta indefinición e inconsecuencia la podemos ver en la imagen que se construye de la ciudad, un claro ejemplo de esto es una mira al pasado en 1983 en dictadura los arquitectos Cristián Undurraga y Ana Luisa Devés remodelan la plaza de la constitución,
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65 años después participan en el diseño de la plaza de la “ciudadanía” proyecto del gobierno de Michel Bachelet y 10 años después para la remodelación del paseo Bulnes en la administración de Sebastian Piñera, creo que esto es un vivo ejemplo de cómo los arquitectos se han transformado en las marionetas del sistema hegemónico, configurando en la ciudad un imaginario creado por quienes administran el poder, tal imaginario hoy en día se ve contrastado con la infinidad de desmanes que suceden en las manifestaciones y finalmente se preguntas ¿por qué?, pero bueno, ¿no es claro?, Evidentemente esta es la respuesta a una ciudad construida bajo cánones historicistas oficiales, un imaginario instaurados a través la fuerza y de símbolos de control, los cuales fueron instalados de la manera mas obscena posible dentro de la fragilidad de la urbe.
enfrentada constantemente, uno el formal, el de la historia oficial el construido por las super-estructuras ideológicas articuladas por los grandes grupos económicos y dibujadas por quienes la diseñan, y otras, construidas a través de las practicas sociales, la reconstrucción de la memoria colectiva la cual se activan debido pequeños dispositivos de refundación social en la ciudad como son los pequeños proyectos de intervención espacial dentro de comunidades, la tomas de terrenos, la manifestaciones, etc. Son estas reivindicaciones espaciales las cuales se configuran como la lucha constante dentro e las poblaciones, villas o condominios. No es el estado ni sus títeres quien construye los símbolos de los pobladores, los trabajadores y los estudiantes, así lo dice Salazar “pero juntar las estatuas de carrera y O’Higgins, para simbolizar nuestra patriótica fraternidad… Frente este contraste producido ¡y olvidar la caravana de la por imaginarios en latente muerte, los fusilamientos de disputa es que la ciudad se ve Pisagua la incineración de
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campesinos en los hornos de Lonquen , la sangre de campesinos en Paine, los miles de torturados en Villa Grimaldi, las vejaciones perpetradas en Londres 38,los horrores del centro de tortura de calle Simón Bolívar, la violación de mujeres por perros policiales, el asesinato de los hermanos Vergara” no, ellos quieren mantener el status quo, edifican cortinas de humo que no solo muestran su indecencia.
miopes frente a sus propios diseños sin lograr vislumbrar que han sido cómplices en la construcción de una ciudad ajena a la ciudadanía la misma que le responde a través la destrucción.
Sin embargo esta suerte de marionetas parece estar quedando en las viejas practicas arquitectónicas, con gran entusiasmo vi marchar el 4 de abril del 2013 en Valparaíso al colegio de arquitecto de dicha ciudad en contra la construcción del “mall barón” ¿acaso no es esta también una forma de construcción del arquitecto?. Para concluir quisiera decir que la imagen de la ciudad Bibliografia se a ido construyendo a partir del modelo capitalista 1 (Vattimo, 1989)c.p (Salazar, 2002) heredado nuestra historia 2 Salazar, Gabriel: en el nombre del reciente, finalmente los poder popular constituyente (chile siglo xxi) (Santiago, 2012. editorial lom), p. 10 diseñadores han sido un tanto
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FOTO MONTAJE
Sebastian Alarc贸n T ITUL O: ONANISMO CIVICO
Imagen referencial : http://www.construhub.cl/wp-content/uploads/2012/12/planmaestro-eje-bulnes.jpg
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EL ARQUITECTO ALIENADO
Patricio De Stefani Arquitecto Docente UCEN y UTEM Santiago, Chile 2014
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EL ARQUITECTO ALIENADO Patricio De Stefani
Robert and Shana ParkeHarrison, The Architect’s Brother, Sentinels, Lowtide, 2000.
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ace un tiempo atrás, conversando sobre el estado de la arquitectura en Chile y su función en la actual estructura social, un colega y amigo hizo el siguiente comentario: “el arquitecto chileno es un
sujeto escindido, disociado entre sus buenas intenciones y su práctica efectiva, una especie de esquizofrénico de personalidades múltiples y discordantes”. Sus palabras me quedaron dando vuelta... “¿No
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será un poco exagerado?”… “¡Pero si se han hecho y se siguen haciendo cosas buenas!”, y otras frases de tono similar podrían probablemente escucharse como hipotéticas respuestas. Pero más allá de las siempre diletantes y abstractas argumentaciones puramente psicológicas y/o moralizantes ¿Qué clase de sujeto es de hecho, objetivamente, el arquitecto chileno? Quisiera referirme de manera breve, aunque sustantiva, a un fenómeno relevante que considero poco discutido entre los que se dedican a pensar y hacer arquitectura. La idea, simple pero no menor, de que los arquitectos, operando en una sociedad como la nuestra y al igual que otros sujetos sociales, son sujetos alienados. Como el breve espacio de este escrito no permite desarrollar los fundamentos de esta idea a cabalidad, procederé a exponer una serie de conclusiones que se derivan de argumentos a la espera de su explicitación futura.
algo distinta de lo que plantea la editorial. Lo que propongo es pensar el imaginario que los propios arquitectos y los sujetos vinculados a su quehacer, construyen de sí mismos. Entenderé por imaginario entonces a la dimensión ideológica (en sentido moderno) de la arquitectura, y por ésta, a las formas de conciencia que se derivan de las contradicciones prácticas y reales de la sociedad. Dicho de otra manera, la ideología es el cuadro que la arquitectura ilustra de sí misma, la representación imaginaria –aunque real en sus efectos– que los arquitectos construyen respecto de las condiciones materiales-sociales que los constituyen y en las que operan.
Pretendo describir, de manera bastante libre, ciertas apreciaciones sobre la categoría “sujeto-arquitecto”. Entiendo por “sujeto” algo que trasciende a las conciencias individuales y que es un producto social e histórico. Son sujetos los profesores, los jóvenes, los trabajadores, etc. No así Juanita Pérez, el Asimismo, me he dado la Colectivo Ciudad Atmosférica, libertad de trabajar sobre una la clase “alta” o “media”, etc. noción de imaginario quizás que corresponden a individuos,
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grupos de individuos, o estratos sociales, respectivamente. Me referiré más bien al arquitecto como función social, como forma de conciencia, histórica e institucional, más que a arquitectos, grupos, escuelas, o prácticas profesionales particulares. La propuesta es simple: entender de qué manera el arquitecto chileno es un sujeto alienado. Con esto no me refiero a una condición psicológica o moral –a menudo asociada al concepto de alienación– sino más bien a una situación práctica y objetiva que deriva en ciertas formas de conciencia sobre su función en lo social y sobre sí mismo. No me interesa, por tanto, meramente contemplar o criticar estas formas, sino más bien, exponer sus raíces sociales. Planteo que esta situación, aparte de seguirse de condiciones sociales generales, es particularmente consecuencia de dos hechos: el carácter de su formación doctrinal o disciplinar, y la forma que toma su práctica profesional. El primero se debe principalmente a una extrema burocratización y profesionalización de la enseñanza en general y de la arquitectura en particular. El
segundo se debe a la inhabilidad del arquitecto (consecuencia de su formación académica) para relacionarse crítica y auto-críticamente (en teoría y práctica) con la realidad social de la que es parte integrante. Pero estas afirmaciones descansan sobre ciertas premisas que conviene explicitar. Primero, supongo que el arquitecto, en tanto sujeto e individuo, es un producto social de las condiciones materiales existentes en las que desenvuelve su práctica, y no a la inversa. Segundo, que su actividad y su conciencia están determinadas por el modo de relación que establece con dichas condiciones. Tercero, que esta relación queda fijada por la modalidad de práctica arquitectónica en la que efectivamente se desenvuelve, y no por la conciencia que tenga o crea tener de esa práctica (imaginario como ideología). Cuarto, que es arquitecto no el profesional o el académico de arquitectura, no el que realice muchos proyectos u obras (relevantes o no), ni siquiera el que sea reconocido como tal por la sociedad o institución en la
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que opera, sino quien sea capaz de realizar, colectivamente, la acción arquitectónica fundamental que es transformar al individuo en objeto de la obra de arquitectura, pasando ésta a jugar el rol de sujeto activo y determinante. No me detendré en la evidente elaboración que requiere este último punto. Para entender el sentido del concepto de alienación es necesaria una mínima comprensión de otros conceptos asociados como objetivación, extrañamiento, enajenación, cosificación, reificación, fetichismo(1). Como dije, no me detendré en explicaciones generales y pasaré a ejemplificar directamente en el campo de la arquitectura. Si pensamos en la relación entre realidad social y academia, son relevantes dos tendencias generales que se expresan de manera particular en la enseñanza de la arquitectura: la “burocratización” y la “profesionalización” del conocimiento(2). Por burocratización, entiendo al proceso mediante el cual la producción de conocimiento es sistemáticamente transformada y legitimada como un fin en sí
mismo, es decir, como un mero instrumento de la reproducción académica, un instrumento de legitimación de conocimientos más que de su generación. O bien, esta producción es instrumentalizada hacia un fin ajeno a su propia naturaleza – que no es la erudición, sino que los nuevos conocimientos sirvan para vehiculizar una práctica concreta. Este segundo caso da paso a la profesionalización del conocimiento, o su instrumentalización en un saber tecnocrático o pretendidamente pragmático, funcional al poder político y/o económico. Ambas tendencias apuntan hacia una creciente “cosificación” del conocimiento. Esto quiere decir que los conceptos pasan a ser entendidos como “cosas” autónomas y no como relaciones, hecho del que se siguen consecuencias teóricas y prácticas. Un ejemplo de esto podría ser la fuerte concepción “espacialista” que domina la formación del arquitecto chileno –herencia de las teorías de la arquitectura moderna derivadas de la psicología experimental, como también el creciente uso acrítico de medios digitales.
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Bajo esta noción, el espacio se entiende simplemente como cosa, como volumen o vacío neutral, pasivo, dado, visual y apolítico, divorciado de las prácticas sociales que lo producen –es decir, independiente del acto de la producción, o el trabajo como la constante histórica constitutiva del ser humano y su mundo. Este hecho lleva a entender la arquitectura no como una relación de mediación entre el organismo humano y su medio circundante, sino como un mero “soporte de actividades” sobre el cual la vida “sucede”. Esta base epistemológica se puede pensar como análoga a la de las ciencias sociales y la economía “convencionales” –por contraposición a su concepción “política”. La teoría es entendida aquí como externa y autónoma de la realidad social, produciendo una escisión insalvable entre el sujeto o individuo que conoce y el objeto conocido. La realidad social adquiere así un carácter de cosa –simple o compleja– pero más bien dada y naturalizada. Si la realidad es dada y no producida socialmente, se sigue que no es posible ni necesario
conocerla para transformarla de manera práctica, sino que sólo interpretarla de manera teórica. Pero el fenómeno de la “cosificación conceptual” solo puede explicarse como consecuencia de la cosificación de la realidad misma, y ésta, a su vez, como efecto de la enajenación que implica el sistema de trabajo asalariado (extracción de la plusvalía producida por el trabajador directo, presentada como un intercambio válido y “equivalente”). Los arquitectos producen representaciones de objetos o “diseños” que pueden o no ser construidos por otros, y su formación se centra en este hecho. Si entendemos que “el producto del trabajo es trabajo encarnado en un objeto y convertido en cosa física” y que “la realización del trabajo es, al mismo tiempo, su objetivación (3)” , tenemos que el arquitecto objetiva, es decir, convierte su trabajo subjetivo –concebir proyectos– en un objeto. La forma particular que toma la objetivación en una sociedad capitalista globalizada como la nuestra, es una en que el objeto producido (mundo humano) se
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vuelve ajeno y extraño al sujeto que lo produjo, a tal punto, que es dominado por éste como un “poder objetivo”: las mercancías. La objetivación, la producción humana encarnada en los objetos que produce, se convierte entonces en enajenación: el producto es apropiado precisamente por el sujeto que no lo produjo. En el caso de la arquitectura, la enajenación consiste principalmente en dos aspectos: enajenación del producto y enajenación de la práctica del arquitecto. En el primer caso, el objeto producido por el arquitecto es subordinado a motivos y fuerzas completamente ajenas a su quehacer, haciéndolo aparecer como autónomo respecto de las relaciones sociales. En el segundo, la propia actividad productiva del arquitecto es entendida como un requerimiento externo al cual se le debe dar “solución arquitectónica”, por lo que la arquitectura es concebida no como causa de su que-hacer reflexivo y práctico, sino más bien como una consecuencia, algo a lo que se debe “llegar”.
sujeto-arquitecto es impedido de reconocerse en su propia creación, por el hecho de que ese producto –en tanto mercancía elaborada para su intercambio en el mercado– escapa a su voluntad y lo niega al pertenecer a una estructura social de clases a la que el arquitecto no puede hacer nada más que subordinarse. Los proyectos deben “responder” a demandas de diverso tipo, a menudo presentadas como “necesidades” naturales o morales que, sin embargo, terminan siendo ajenas al cumplimiento de lo propio del arte de la arquitectura: articular la relación entre el organismo humano y su medio circundante de manera determinante y activa. La obra arquitectónica, en lugar de ser entendida desde la humanidad que contiene (el trabajo de todos los involucrados en su producción, incluyendo al arquitecto), se cosifica como un objeto en sí mismo, un mero “soporte” o “contenedor”, velando el hecho de que la “cristalización” del trabajo humano que da como resultado esa obra es, de hecho, el proceso vital que la constituye El primer punto implica que el socialmente. El arquitecto pierde
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así el control sobre su propia creación y, peor aún, no sólo él debe vivir con este hecho, sino que el resto de la humanidad experimenta su medio como algo ajeno y mas allá de su control. Producimos un mundo humano (compuesto de relaciones productivas, de intercambio, instituciones sociales, y entornos físicos correspondientes) que experimentamos como dado e inamovible, como natural. Nuestro mundo parece determinado por fuerzas impersonales –mercado, capital, dinero, estado, etc.– sobre las que no tenemos incidencia alguna, a pesar de que son sólo el producto de nuestra propia actividad. Dado que nos interesa por sobre todo la situación objetiva de la alienación –y no como fenómeno psicológico– la enajenación y cosificación del proyecto/obra solo pueden comprenderse sobre la base social de una práctica enajenada de la arquitectura. Esto quiere decir, que la relación del sujetoarquitecto con su propia práctica profesional es experimentada como ajena a su control. La práctica arquitectónica es
entendida como un mero “servicio”, como la satisfacción de necesidades y/o carencias sociales. Esto se da a tal punto que se entiende como algo obvio y por ende, incuestionable. Sin embargo, hasta el más incipiente análisis que considere la práctica efectiva de la arquitectura –y no simplemente su apariencia ideológica– revela el hecho de que los proyectos/obras son concebidos primariamente para ser transados en el mercado en la forma de renta de bienes inmuebles, y sólo como consecuencia de este hecho poseen un valor de uso. La actividad del arquitecto resulta así en una inversión de los términos, en la cual el sujeto creador no utiliza los medios y condiciones de trabajo a su voluntad, sino al contrario, éstos lo utilizan a él. El sujeto es convertido en objeto de las condiciones sociales en las que se desenvuelve, es objetivado y luego cosificado, producido por condiciones que escapan a su voluntad. Al mismo tiempo, estas condiciones, que son el producto de su actividad, son subjetivadas, personificadas como si fueran autónomas y contaran con un poder intrínseco.
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Operando en esta sociedad, y dejando de lado los idealismos románticos y éticas ilustradas que caracterizaron a la arquitectura del siglo XX, el arquitecto es básicamente un productor de mercancías. Deslumbrado por ilusiones estéticas convertidas en fetiches que adornan las publicaciones especializadas con un aire de autocomplacencia, el arquitecto concibe su actividad como la de un creador libre y autónomo, un sujeto pretendidamente culto y crítico. Sin embargo, la práctica concreta lo revela como un sujeto totalmente subordinado a las disposiciones de un espacio determinado por la clase social que posee control absoluto sobre la división del trabajo y, por ende, libre usufructo sobre la propiedad privada de los instrumentos de trabajo (máquinas, fábricas, oficinas, etc.). Hay que aceptar fría y lúcidamente el hecho de que el arquitecto no produce para sí mismo ni para el “ser humano” en general, sino que para una clase social en particular, y sus proyectos/ obras reflejan esta situación.
La alienación objetiva del arquitecto consiste en que durante su propia actividad productiva, y como resultado de ésta, él mismo resulta cosificado, es decir, autoenajenado. Incapaz de hacerse responsable de sus actos, queda fuera de sí, alejado de su propio ser, subordinado a fuerzas que no comprende y, peor aún, no sabe que no comprende. Pero esta conclusión depende de una premisa que no muchos están dispuestos a aceptar: el hecho objetivo de que las sociedades capitalistas se han constituido y se constituyen de manera violenta, sobre una relación de explotación que genera una estructura de clases sociales con intereses contradictorios, y la producción de la arquitectura juega un rol no menor dentro de este proceso. La arquitectura es parte de esta violencia estructural e institucionalizada: la violencia de la vivienda social, de los proyectos inmobiliarios que destruyen impunemente barrios enteros, de mega inversiones privadas o públicas concebidas únicamente a partir de criterios de rentabilidad económica o cultural. De esta manera, el arquitecto
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chileno parecen distribuirse sobre distintas opciones: en el mejor de los casos se retrae hacia un fenomenologismo reaccionario y pretendidamente autónomo, o bien hacia la impotencia de nuevas formas de moralidad que se asemejan a una “ética de negocios” (construcción “responsable”, sustentable o ecológicamente “respetuosa”); y, en el peor, se subordina a las necesidades creadas de una industria cultural multinacional (bajo pretextos autorreferenciales), o bien se resigna con descaro ante los dictados de la especulación inmobiliaria.
que defienden el bien común al interior de las universidades mientras lo destruyen en las prácticas profesionales. Este cinismo se presenta a veces como un nihilismo radical y paralizante, un desencanto general hacia la posibilidad de transformación de las condiciones materiales-sociales de la práctica arquitectónica. Si la relevancia social de la arquitectura es inversamente proporcional a su abstracción, su academización, y su mercantilización, ¿a qué puede aspirar realmente ésta en una sociedad capitalista globalizada, más que a subordinarse servilmente a ilustrar el imaginario Esta situación de alienación de las clases dominantes, da lugar a una forma de capitalista o burocrática? conciencia fundamentalmente cínica. El mundo académico es La práctica enajenada de especialmente susceptible a la arquitectura sólo puede desarrollar ésta en base a una superarse a partir de la práctica actitud “hipercrítica” donde se misma, y no desde una teoría pierde contacto con la realidad o un “cambio” en la conciencia. social y donde la crítica misma La reducción de la obra de se “academiza” en estériles arquitectura a un problema debates pseudo-filosóficos que puramente estético, funcional, sirven meramente para glorificar constructivo, sensorial, o cultural autores o ideas en sí mismas, cumple la función política de desplazando y ocultando la ocultar su origen socialmente situación real de la arquitectura. producido e históricamente Argucias retóricas o estéticas situado. El campo de actuación
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de la arquitectura no puede reducirse entonces a lo puramente material o perceptual, la obra actúa fundamentalmente a un nivel social o colectivo, es producto e instrumento de la práctica social. La condición alienada del arquitecto chileno, que se deriva de la burocratización de su formación disciplinar y la enajenación de su práctica profesional, solo puede ser superada por medio de la transformación radical de la práctica arquitectónica, entendida ésta como un determinado modo de relación que el arquitecto establece con las condiciones materialessociales en las que se encuentra inmerso. Salir de la situación de alienación y enajenación sólo puede ser un proceso fundamentalmente político y social. La acción política en arquitectura debe tener lugar primero al nivel de sus métodos de producción y debe necesariamente ir más allá de los límites de la propia disciplina. Sin renunciar a su autonomía, la arquitectura debe salir de sí misma para desentrañar las condiciones materiales de su propio proceso social de
producción, no sólo con el objeto de comprenderlo teóricamente, sino de transformarlo prácticamente, orientándolo de manera estratégica hacia un horizonte de superación del capitalismo y sus prácticas arquitectónicas enajenadas; abriendo así la posibilidad a una sociedad en que la explotación y la lucha de clases no determinen la producción y reproducción de la vida, en que la división social del trabajo sea superada y el producto social sea administrado por sus propios productores, dando lugar a una arquitectura que no sea determinada por los requerimientos abstractos del capital, la renta, o la burocracia encubiertos bajo esteticismos triviales y falso confort programado.
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Notas 1.-La diferencia conceptual entre estos conceptos no ha sido hasta ahora tratada de manera sistemática en la tradición del pensamiento marxista. Estos se derivan de los conceptos hegelianos de Entäusserung (exteriorización) y Entfremdung (extrañación). Me apoyo en las aclaraciones que hacen al repecto Bertell Ollman, Carlos Pérez Soto, y Henri Lefebvre. 2.-Utilizo aquí la distinción que Lefebvre hace entre saber (savoir) como una mezcla entre conocimiento, ideología y poder; y conocimiento (connaissance) como práctica intelectual autocrítica, global e histórica. Ver: Henri Lefebvre, The Production of Space, trans. Donald Nicholson-Smith. (Oxford: Blackwell Publishing Ltd, 1991), 36768, 10n16. 3.-Karl Marx, “Manuscritos Económico-Filosóficos”, en Marx y su Concepto del Hombre, por Erich Fromm. México Fondo de Cultura Económica, 1970), 105.
Bibliografía García, Hugo y Carlos Jiménez. Del Espacio Arquitectónico a la Arquitectura como una Mercancía. Cali: Universidad del Valle, 1972. Lefebvre, Henri. Espacio y Política: El Derecho a la Ciudad II. Barcelona: Península, 1972. Lefebvre, Henri. The Production of Space. Traducido por Donald Nicholson-Smith. Oxford: Blackwell Publishing Ltd, 1991. Marx, Karl. Manuscritos Económico-Filosóficos. En Marx y su Concepto del Hombre, por Erich Fromm. México Fondo de Cultura Económica, 1970. Ollman, Bertell. Alienation: Marx’s Conception of Man in Capitalist Society. Cambridge, MA: Cambridge University Press, 1996. Pérez Soto, Carlos. Para una Crítica del Poder Burocrático: Comunistas Otra Vez. Santiago: LOM, 2008. Pérez Soto, Carlos. Proposición de un Marxismo Hegeliano. Santiago: Arcis, 2008.
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EL CODIGO VISU AL ENSAYO DE INTERPRETACION DE LA CONDICION VISU AL DEL ESPACIO URBANO EN LA FORMACION DE LA IMAGEN COLECT IVA Rene Martínez Lemoine
Arquitecto universidad de chile Docente investigador UCEN Santiago de Chile, 2005
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EL CODIGO VISU AL ENSAYO DE INTERPRETACION DE LA CONDICION VISU AL DEL ESPACIO URBANO EN LA FORMACION DE LA IMAGEN COLECT IVA Rene Martínez Lemoine
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uestro nivel de comprensión de los fenómenos espaciales está ligada a ala capacidad de ordenar los elementos del entorno en una imagen coherente y operativa. comenzamos por identificar los elementos componentes por su grado de “ imaginabilidad ”, esto es su cualidad de producir en el observador imágenes definidas y distintivas; le asignamos un
sentido o valor visual, cultural, simbólico o emocional y terminamos relacionándolos entre si y estructurándolos en una imagen global. El proceso ha sido descrito por Kevin Lynch en “La imagen de la ciudad” en términos de “identidad significado y estructura” En un sentido amplio, el proceso mental que lleva a la
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formación de la imagen, pese a su complejidad, constituye una forma de simplificación de las relaciones que se producen entre los elementos formativos del entorno. Nuestra mente y nuestros sentidos confeccionan un esquema de relaciones que selecciona, jerarquiza y estructura. La resultante final es una “ idea del espacio” que se plasma definitivamente y se almacena en el archivo de la memoria a la espera de ser usado ya que, en último término, la imagen tiene una finalidad operativa. Mi imagen del paseo ahumada, por ejemplo, descansa en lineamientos generales : su condición “ central ”, su calidad de cause peatonal, su función comercial. A ellos debo agregar, aunque en otro nivel operativo, un comienzo y un fin definido, una cierta división en tramos ( “ antes de “ y “ después de “ ), y la existencia de elementos mayores de referencia (surtidores, pérgolas de flores, portal, bancos etc.).
referencias. Si, en cambio, se considera como parte del sector “ centro”, la “ imagen” del paseo ahumada, experimenta una mayor simplificación aún. A medida que avanzamos nuestro conocimiento del entorno vamos incorporando nuevas imágenes y se va conformando la estructura y la imagen del espacio total. La imagen global, como la particular, es también una simplificación. A mayor complejidad del entorno corresponde una síntesis mayor en los elementos conformadores de la imagen. Mi imagen de la alameda en el contexto de la ciudad de Santiago se limita a la de un cauce direccional con un comienzo y un fin que tiene un rol estructurantes, vale decir relacionador. En el contexto central, en cambio, la imagen se enriquece con innumerables elementos de referencia: hitos, nodos, sectores y limites.
En situaciones complejas la imagen se reduce casi hasta Para construir la imagen la abstracción. Durante años particular, aislada de su contexto se ha realizado excursiones a central, no necesito mayor la Quebrada de Macul, uno de
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los pocos paraísos terrenales al alcance, todavía, de los santiaguinos. He recorrido esa quebrada desde su comienzo hasta la cascada en un trayecto de cerca de 3Kms. A pesar de la veces que lo he hecho no tengo una idea definida de la situación por varias razones. No es el mismo en primavera, verano, otoño o invierno -. Los arboles crecen, el pequeño arroyuelo se transforma en torrente que altera el entorno. En cada nuevo recorrido voy reconociendo ciertas situaciones pero no significa que haya logrado establecer un esquema secuencial de recorrido. La imagen final es solamente la de una “quebrada”, un arroyo cristalino entre cerros y vegetación. Es decir, mas que una imagen, una definición de quebrada, prácticamente una abstracción.
de elementos mas allá del cual somos incapaces de establecer un “orden”. Christopher Alexander en su ensayo. “ una ciudad no es un árbol” ha demostrado que el numero de relaciones espaciales posibles para la mente humana es muy reducido, no pasando de 7 en casos excepcionales. Así, cuando el grado de complejidad espacial del entorno se hace demasiado grande, nuestra mente simplifica al máximo creando un nuevo tipo de imagen que corresponde a una síntesis conceptual. Este nuevo tipo de imagen comienza a adquirir la calidad de símbolo o de representación de una situación compleja y llega a convertirse en instrumentos de tipificación de situaciones similares.
A esta nueva “imagen-tipo” la código hemos denominado CODIGO. Estas consideraciones son El proceso de formación tiene particularmente importantes condicionantes y limitantes cuando se trata de establecer biológicos. Nuestra capacidad de un método de análisis para la asociación mental, de relacionar comprensión de fenómenos factores, llega solamente al espaciales en situaciones nivel de un determinado numero complejas. Los sistemas La
imagen-tipo
ó
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de análisis visual (Lynch, Spreiregen, Blumenfeld) se han concentrado en áreas sectoriales y han demostrado eficacia a la escala. El análisis urbano y metropolitano, entendido como enfoque totalizador, requeriría de una modalidad diferente de aproximación al problema. La complejidad planimetríca, especial, estructural. Funcional, social y cultural de una metrópoli como Santiago no puede humanamente ser reducida a una imagen comprehensiva, a riesgo de caer en la sobre simplificación: El hecho objetivo es que no tenemos la capacidad mental de reducir el fenómeno urbano, y menos el metropolitano, a términos comprensibles e integradores. Nuestra única posibilidad es encontrar una suma de interpretaciones que nos permita avanzar por sobreposición a la etapa de compresión global. En las líneas que siguen se intentara establecer una clasificación de algunos códigos explicativos de la forma y la estructura urbana, que al parecer representan categorías universales o
“imágenes
comparativas”.
Para ese efecto se tratara de imaginar la forma en que un observador no técnico distinguiría y clasificaría determinados aspectos de la forma urbana. Es indudable que la configuración absoluta de esta “teoría” solo puede provenir de una encuesta muy amplia como la realizada por Lynch para determinar los elementos constitutivos de la imagen de la ciudad. Comencemos pues por imaginar el cuadro mental que un observador no consciente puede elaborar desde su uso mecánico del espacio. Por observador “no consciente” se quiere significar alguien que no esta necesariamente interesado en formarse una cuadro de las relaciones del entorno, sino que simplemente lo usa, ya que resulta evidente que el proceso de formalización de imágenes es automático, no requiere de “voluntad” de nuestra parte. Para ello recurramos nuevamente al proceso de formación de la imagen y recordemos que ella se enriquece en la medida en
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que el observador se familiariza mas y mas con el entorno. Ello significa que en el primer contacto se captan solamente los elementos mas distintivos, los que se caracterizan por su mayor grado de “imaginabilidad” o por la mayor familiaridad que el observador tenga con elementos similares ya que la memoria juega también un rol importante en el proceso. Así, suponemos que la secuencia en que se produciría la toma de contacto de un observador con un entorno “nuevo”, podría ser la siguiente:
apreciación de la espacialidad de los causes y espacios abiertos, volúmenes y alturas de edificación. Lo llamaremos CÓDIGO ESPACIAL. 4. Distinguir entre “antiguo” y “nuevo”. Esto significa diferenciar etapas o fases del desarrollo caracterizadas por aspectos formales, tecnológicos o culturales. Lo llamaremos CÓDIGO TEMPORAL. 5. Establecimiento de relaciones primarias. Esto significa ya la elaboración de un primer esquema de ordenación: la calle que sale de la estación, la calle que llega a la plaza, la ubicación del hotel, etc. Lo llamaremos CÓDIGO ESTRUCTURAL.
1. Apreciar el contexto geográfico en el que se inserta: lacustre, fluvial, mediterránea, desértico, montaña, etc. Lo llamaremos CÓDIGO GEOGRÁFICO. 6. Interpretación y comprensión del esquema 2. apreciar la categoría planimetríca del trazado de o la magnitud del nuevo las calles y avenidas, esto entorno: es una ciudad, significa establecer la existencia un pueblo o una aldea, es o inexistencia de un principio urbano o rural. Llamaremos a ordenador, sector industrial, esto el CÓDIGO ESCALAR. sector residencial. Lo llamaremos CÓDIGO PLANIMÉTRICO. 3. Distinguir entre “lleno” y “vacío”, es decir entre construido 7. Identificación de y no construido lo que incluye una sectores funcionales: sector
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central, sector comercial, sector nivel culturaltécnico. administrativo, sector industrial, sector residencial. Lo llamaremos 12. Identificación de áreas CÓDIGO FUNCIONAL. de tipo administrativo que sirven de referencia general 8. Identificación de acerca de la estructura de sectores “ambientales”. Esto la ciudad, generalmente significa distinguir categorías asociada a la noción de socio económicas: vivienda comunas y municipalidades. de alta categoría, vivienda (Providencia, Las Condes, media, sectores marginales, Ñuñoa, San Miguel, etc.) lo etc. Lo llamaremos CÓDIGO llamaremos CÓDIGO EDILICIO. SOCIO – ECONÓMICO. 9. Identificación de sectores “histórico-culturales”. Esto significa la apreciación de los valores formales del entorno y la existencia de sectores unitarios desde el punto de vista estilístico. Lo llamaremos CÓDIGO ESTÉTICO – FORMAL. 10. Identificación de valores arquitectónicos. Parece constituir la ultima fase del entorno que en su forma mas general distingue solamente entre “antiguo” y “nuevo”. Lo llamaremos CÓDIGO ARQUITECTÓNICO. 11. finalmente, existir un TECNOLÓGICO, indudablemente código requeriría
parecería CÓDIGO aunque ese de cierto
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LA PAJA arquitectura bastarda
CIUDAD ATMOSFERICA
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