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Vampiros, enfermos de cuerpo y alma
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Entre la transición y la renovación
La memoria del grito
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creación y vida
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Artesanía o industria
Publicaciones
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Butoh, la danza que ilumina las tinieblas
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TEXTOS Literatura, medicina y religión
Vampiros, enfermos de cuerpo y alma Estos son dos textos escritos por el médico Felipe Agudelo Hernández médico de la Universidad de Caldas y presidente del Centro de Escritores “Roberto Vélez Correa”. Autor del poemario Viento en el árbol, (Colección Bambusa Libros 2009) y director de la tertulia Uni-Verso. Ciencia y cultura. Felipe Agudelo Hernández* - Papel Salmón
Literatura y medicina
Paso de confrontar dos concepciones opuestas que coexisten, a relacionar literatura y medicina -objeto de este texto-. Para esto me valgo de los hallazgos semiológicos que se describen en los primeros vampiros, como Drácula o Nosferatu, haciendo excepción de los recientes como Edward Cullen, el Drácula de Van Helsing, entre otros, personajes del cine de los hermosos, que por su imagen y su condición violenta, más que asustar mujeres, sirven de símbolo sexual. En ellos anotamos, como rasgo característico, aparte de los colmillos, la palidez: entre otras cosas, una persona pálida, obliga a un médico a pensar en un síndrome anémico. Según la alteración sanguínea, se han descrito varios tipos de anemia; ya sea por la disminución de glóbulos rojos, por pérdida de sangre o por anormalidad de la hemoglobina. Esta última alteración, específicamente la Porfiria, podría explicar las características físicas de los vampiros. La palabra es de origen griego (πορφύρα, porphura), que significa “pigmento púrpura”, y se define como grupo de trastornos hereditarios de enzimas específicas que intervienen en la síntesis del grupo hemo, parte de la hemoglobina que fija el oxígeno para llevarlo, en la sangre, a los tejidos. Entre las descripciones que se encuentran de los vampiros, ya sea las que se leen o las que se ven en el cine, tal vez la más específica la logra Bram Stoker -que, entre otras cosas, estudió textos médicos para escribir su novela- con el diario de Jonathan Harker, en las primeras páginas de Drácula: “Su cara era muy aguileña, con puente alto en su nariz delgada y ventanas especialmente arqueadas, con una noble frente abovedada y escaso pelo alrededor de las sienes, pero profuso en otros sitios. Sus cejas eran muy tupidas, casi se juntaban sobre la nariz, y con pelo espeso que parecía rizarse por su propia abundancia.
La boca, en la medida en que pude verla bajo el bigote espeso, era apretada y con un aspecto bastante cruel, con dientes particularmente afilados que sobresalían sobre los labios, cuyo notable buen color mostraba una sorprendente vitalidad para un hombre de su edad. Por lo demás, sus orejas era pálidas y los extremos muy puntiagudos; el mentón era ancho y fuerte, y las mejillas firmes aunque delgadas. El efecto general era de una palidez extraordinaria. Hasta ese momento sólo había notado el envés de sus manos, que se encontraban sobre sus rodillas mientras se encontraba sentado junto al fuego, y me habían parecido bastante blancas y delicadas; por ahora, al verlas de cerca, no pude evitar ver que eran bastantes toscas -anchas y con los dedos cortos-, aunque suene raro, tenía pelos en el centro de las palmas”. Después Mina Harker apunta en su diario: “… en el estado de impotencia que debe estar, encerrado como está entre el amanecer y la puesta del sol en su cajón lleno de tierra”. Estas descripciones coinciden con dos tipos de porfirias. La primera es la Porfiria Variegada, que se manifiesta con síntomas neurológicos y con fotosensibilidad; esta entidad se ha descrito actualmente en las personas de raza blanca de Sudáfrica, especialmente en los descendientes de una pareja emigrante de los países nórdicos en 1688, época de furor del vampirismo. La segunda se denomina Porfiria Eritropoyética Congénita, y tiene como clínica la fotosensibilidad, consistente en una piel friable, en la que la exposición a la luz solar genera ampollas; también zonas de piel sin pigmentación e hipertricosis (vello excesivo) en cara y extremidades. Las lesiones cutáneas producen desfiguración de la cara y las manos, y los dientes adquieren un color marrón rojizo… Entre otras razones, lo anterior es lo que lleva a que la novela de Stoker funcione como un reloj, como una esfera. El escritor en una metáfora construye una historia y crea prototipos literarios, como Cervantes con el Quijote o Tolkien con el Señor de los Anillos; un ser que viene de la muerte y que busca la vida a cualquier costo, como la buscarían, de poder, la mayoría de los que mueren; como la persiguen y protegen algunos seres vivos comiéndose a otros en forma de carne; como la buscan los que rezan. Por eso un vampiro, aparte de parecer el monstruo que ansía sangre por maldad o porque posiblemente la necesita para curar su anemia, existe como un espíritu que también indaga un camino para ganarse la eternidad.
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LIBROS
Religión
La sangre, río donde viaja la vida en forma de agua, células y hemoglobina -compuesto ferroso que lleva el oxígeno y da el bello color escarlata al reaccionar con este-, ha sido a través del tiempo un busilis simbólico entre las nociones de vida y muerte. Los egipcios, candidatos a vivir siempre, representaban a Seth (muerte sin esperanza, fatalidad del desierto) con el color rojo, mientras que a Osiris (símbolo de la resurrección) lo pintaban de verde. Desde esas primeras civilizaciones, el afán innato por vivir ha llevado a otorgar mayor importancia a objetos o pensamientos que garantizan más vida. Muestra de esto son las religiones, las cuales, en general, prometen -o promocionan- vida después de la muerte; o el culto a la sangre que tanto considera la literatura, la cual tiene como labor, concretarle a la historia el significado de una sociedad en un tiempo determinado. En cuanto esta última, desde los papiros egipcios, hasta la literatura moderna, pasando por el nuevo y el antiguo testamento, la sangre se posiciona como elemento central de una concepción vital, e incluso de un estilo literario; se convierte en objeto del arte. Para dar algunos ejemplos, cito la invocación de Demetrios antes de asesinar a Touni con dos alfileres, sólo por el placer de su sangre, ya que ella le hubiera dado lo que él quería -su hermosa peineta- por un amor que a él le resultaba más fácil que matar: La sangre de una mujer. Luego la sangre de otra mujer. Luego la tuya, pero un poco más tarde. Así, también el Deuteronomio (versículo 12, capítulo 23), código ético del pueblo de Israel, se refiere a este fluido como fundamento de la existencia: Sólo tendrás que abstenerte de comer la sangre, porque la sangre es la vida. Esto se reafirma en el culto católico, donde se ofrece la Sangre de Cristo -en forma de algo digerible como el vino- para redimirnos del pecado y alcanzar la vida eterna, es decir, para no morir. Parece que La Biblia sienta las bases conceptuales para el nacimiento de los vampiros. Esto lo ratifica el único ser que no fue producto de la ficción literaria y que realmente ejerció esta práctica hasta asumirla como forma de vida. Hablo de Erzsébet Báthory, que influida por Darvulia, (su amuleto, su bruja), buscó huir de la vejez y satisfacer su maldad a través del contacto con la sangre de mujeres jóvenes… Por eso me atrevo a decir que, más allá de los actos, los fundamentos se asemejan a los de algunos católicos: el límite entre la religiosidad y la maldad, se difumina con la esposa del héroe rumano Vlad Tepes, verdadera vampiresa; la condesa que siempre leyó fielmente la biblia para justificar sus vicios -al igual que Gilles de Rais- y buscó la sangre para calmar sus deseos de eternidad PS *Cuentista y poeta. Presidente del Centro de Escritores “Roberto Vélez Correa”. meminher@hotmail.com
México y Colombia. Antología de poesía contemporánea
Entre la
transición y la renovación
Esta antología de la poesía contemporánea de 25 poetas mexicanos y el mismo número de colombianos, entre ellos un manizaleño, fue realizada por Federico Díaz-Granados. Contó con el concurso del embajador de México en Colombia, el poeta Florencio Salazar Adame. Muestra.
Juan Carlos Acevedo Ramos (Manizales, 1973) ORACIÓN EN LOS TRIGALES Como adentrarse en un desierto de harina para luego saciar la sed bajo la leche blanca de una cabra, este anciano hunde sus manos sobre la masa blanda. Su oficio lo realiza desde el altar de los trigales, bendice el amanecer y eleva oraciones antes de que la luz del sol acaricie el campo de centeno. En su taller crecen los sueños de las gentes simples y por unas monedas borran amargas horas de sus rostros. Señor de los Molinos, tú que ahuyentas el hambre de nuestros hogares con el más sencillo de los alimentos y nada pides a cambio, bendigo tu oficio de hacedor de esperanzas, bendigo tu taller blanco, despensa para el hambre del tercer mundo, y escribo esta oración para tus días sin descanso.
Papel Salmón
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ederico Díaz-Granados dice en algunos apartes de la presentación del libro MéxicoColombia. Antología de poesía contemporánea: “Esta antología no es más que una postal de gratitudes, de reconocimiento a la amistad y a la poesía, de retribución a tantas lecturas, películas, canciones y pinturas que han hecho parte de los imaginarios de muchos latinoamericanos. Es una postal de afectos a México desde Colombia que busca continuar un amplio diálogo entre dos tradiciones que se encuentran más en sus semejanzas que en sus diferencias. (…) En esos (sus) viajes de ida y vuelta, en ese saldo de cuentas con la infancia y sus recuerdos tiene origen esta antología. En 2007, la revista Punto de partida de la UNAM y su editora Carmina Estrada me encargaron preparar una muestra de poesía colombiana reciente para ser presentada en la Feria del Libro de Guadalajara en 2007. En esa breve antología de 12 poetas jóvenes de Colombia daban cuenta de una actualidad y un talante. Igualmente en el año 2009, poco antes de su muerte, el poeta Mario Rivero me confió y delegó coordinar un panorama de nueva poesía mexicana para la revista Golpe de dados con el fin de divulgar entre los lectores colombianos las circunstancias y novedades de la reciente lírica de México. (…) Ahí el desafío de esta antología será la de continuar el diálogo, ese diálogo que se ha venido dando desde hace tantas décadas entre nuestras poéticas para demarcar temas, tendencias, tradiciones de nuestros países y armar una cartografía hacia el futuro. (…) PS
Víctor Cabrera (Arriaga, Chiapas, 1973) DUCHA
para Fabio Morábito
En el piso de arriba alguien se baña. Alguien ahí se lava de su sueño a orillas de mi insomnio. Yo escucho el agua nacer en el silencio, poblar los muros de líquido reposo, ganar la tubería como una savia. Un musgo que así creciera hacia la entraña: tranquilo, elemental, pero constante. Un arroyo que así nos habitara. Alguien se baña un piso más arriba, más alto alguien entona la mañana y al hacerlo, sin saber, me purifican.
Rocío Cerón (Ciudad de México, 1972)
Alí Calderón (Ciudad de México, 1982) [A LA MANERA DE OMAR KHAYYÁM] En un jardín de leves tulipanes y rosas pálidas disfruto pleno la embriaguez He bebido hasta la última gota del vino rosado que bañó tu cuerpo y lo consagró solemne a la belleza He probado finos racimos de vid en tu lengua y los sabores más intensos en tu cáliz Hoy que los árboles de tu juventud florecen bebo este dulce licor bajo su sombra.
/FUGA/ Medraba el rumor de un asalto. Una guerra en redes, un habitar de flujos en violencia. Pregonaban las monedas, hablaban siempre: seducían. Era el rumor, el presagio de la Guerra. Los hombres construían Templos, adoratorios para el tintineo metálico. Apenas la rebelión crecía en un patio agostado. Un ardor de sienes se elevaba. Alguien pisa, en desplome continuo, una zona depredada. En ese deambular de calles imagina una ciudad perfecta. Pero la perfección es muerte.
Giovanny Gómez (Bogotá, 1979) CASA DE HUMO En algún lugar del mundo encontrarás que una lágrima recogida en el lecho unas tijeras abiertas debajo de la almohada verán esas calles que nos llevan más adentro cuando los recuerdos a fuerza de no vencer en ti devuelven regalos de su propia miseria
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Asia ofrecerá una visión panorámica de las distintas tendencias del arte escénico oriente. La Danza Butoh promete alterar las sensaciones del patio de butacas con uno de sus más altos exponentes. “Pellizco emocional”. Wilson Escobar Ramírez* - Papel Salmón
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aurice Maeterlink definía con profundidad aquello de la esencia misma del teatro: “hacer ver lo que hay de sorprendente en el sólo hecho de vivir y de
TEATRO
XXXIII Festival Internacional de Teatro de Manizales
Butoh, hacernos escuchar el diálogo más solemne e ininterrumpido del ser y su destino”. Ese pensamiento del dramaturgo francés y representante del movimiento simbolista
la danza que ilumina las tinieblas
de entresiglos, recala en la memoria cuando se produce el encuentro con la danza Butoh, una expresión escénica de postguerra nacida como contestación estética y de profunda retórica visual y espiritual a la catástrofe atómica del 45. El encuentro con este suceso escénico va más allá de la experiencia contemplativa del espectador habitual. Al decir de los expertos el contacto senso-perceptivo con el Butoh produce una especie de “pellizco emocional” difícil de alcanzar en otro género escénico contemporáneo. ¿Por qué se produce este desbordamiento? ¿Qué hace de la danza Butoh una experiencia única en la escena de hoy? La retórica del cuerpo, la exaltación de su belleza a través del “gestus” espacial y temporal, están en el centro de las múltiples búsquedas del teatro y la danza occidentales, no así en los cánones del mundo oriental, donde el cuerpo adquiere una dimensión más trascendental y, por tanto, más íntima, crítica y reflexiva. Un cuerpo que dice verdades por encima de su belleza. La danza Butoh, en particular, ha sabido conectar esa milenaria tradición representa-
cional del cuerpo en la escena y la ha conectado con sentimientos propios de la contracultura que generó el mundo postatómico, para dar cuenta de la degradación, el afeamiento y la distorsión física del ser humano, y volcar esa pasticidad en una especie de “belleza imperfecta”. Esa es la esencia del intérprete de Butoh, expresar una verdad con la belleza de la degradación; una reducción que lo despoja de la piel y lo hace más cercano al animal, como lo sintetizó Shakespeare en su Rey Lear. Estética de lo feo, exaltación de las entrañas. Lo cierto es que la danza Butoh sucede ante nuestros ojos como una ceremonia que niega cualquier espectacularidad y, a cambio, instaura una poética del desamparo a partir de una negación sistemática del movimiento expresivo y extensivo, tan común en la danza occidental. La expresividad butoh está concentrada en la contención del gestus físico hasta la creación de formas patéticas desde las cuales se enuncia el dolor del cuerpo sometido a una paulatina degradación. Es como un fotograma congelado y extractado de un documental sobre la hecatombe atómica.
Darkness Poomba proyecta los vínculos entre la danza contemporánea y una tradición de canto muy antiguo, el Poomba, donde el ritmo juega un papel más fuerte que las letras.
Un taller en la montaña y el mar
Sankai Yuku, la compañía que cierra la programación de sala del Festival Internacional de Teatro de Manizales, es fiel representante de este modo expresivo de la danza Butoh, si bien se inscribe en la segunda generación del movimiento y, por tanto, en la que ha renovado sus bases a partir de sus propias formas de concebir el universo corporal. De la mano del maestro Ushio Amagatsu , Sankai Yuku (Taller de la montaña y el mar), pone su propio sello con recursos deformativos como las cabezas afeitadas y un fuerte maquillaje blanco a cada intérprete bailarín con los que logra una atmósfera en el espacio
Hola Asia En los últimos años el Festival Internacional de Teatro de Manizales ha privilegiado la presencia de agrupaciones asiáticas, especialmente de Corea, en un esfuerzo por establecer un diálogo intercultural. Este año, ese encuentro se ve robustecido con Hola Asia, un dossier conformado por cinco compañías procedentes de Corea, China y Japón, de los que se podrán ver distintos formatos y maneras de acercarse al arte escénico. Teatro gestual y físico (Jump), música escénica (Baramgot), danza urbana (Darkness Pomba, Awike), danza Butoh (Utsushi) y performance de bombas (Buble, Buble), ofrecen un panorama de la diversidad y la exploración que el continente asiático hace de las artes escénicas.
Sankai Yuku fue creada en 1975 bajo la dirección de Ushio Amagatsu, para quien el Butoh es una manera de llegar, a través del lenguaje corporal, al sentido común, a la serena universalidad, incluso a la crueldad o brutalidad. Fotos/Cortesía Festival de Teatro de Manizales/Papel Salmón
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u Jump, artes marciales en clave cómica JUMP ha creado un nuevo género, un show cómico no verbal de artes marciales a través de la mezcla perfecta de las artes marciales asiáticas incluyendo las más antiguas como el Taekwondo, con acrobacias y payasadas. JUMP es saltar, patear y puñetear asombrosamente disfrutando hasta reventar. JUMP es, en una
parte, comedia muda, otra parte de rápidos golpes de kung fu y otra parte de despliegue gimnástico. Esto ofrece una extraña oportunidad para ver la simpatía de la acción de un Jackie Chan y de las películas de Matrix, pero visto en ¡VIVO! u Baramgot, música progresiva de Corea El grupo ha cautivado la atención del ámbito musical de Corea en corto tiempo con su habilidad para crear sonidos únicos de los instrumentos tradicionales de la música coreana de larga historia hacia una música progresiva y moderna. Baramgot cambió el ‘Sinawi’, un formato musical tradicional de Corea que maximiza la habilidad del músico en el show hacia varios formatos de música creativa moderna. Esto lo ha llevado a ser reconocido como uno de los más importantes y excepcionales grupos de música creativa de Corea. u ‘Baila conmigo hasta el final del amor’ Está inspirada en el Premio Nobel de la famosa novela de la literatura Siddharta de Hermann Hesse. Mezcla elementos de teatro y danza con música en vivo, la serie narra la búsqueda de un hombre joven, Siddharta, por la conquista del su-
frimiento y el miedo. El viaje de Siddharta lo lleva a través de las tentaciones del lujo y la riqueza, los placeres del amor sensual y la siniestra amenaza de serpientes en el cumplimiento de su destino como un barquero guiado por la voz omnisciente del río que corre. u Darkness Poomba La puesta en escena integra el juego en vivo de guitarra, bajo, batería y un grupo de bailarines que borran toda línea fronteriza entre el patio de butacas y el escenario, en un espectáculo elegante, por momentos agresivos y con la espiritualidad de los sonidos y la danza oriental. u El arte de las bombas de jabón Todo un viaje para recuperar la inocencia infantil. Las burbujas con las que todos quieren jugar en su niñez guiadas por el sueño más feliz. Okuda Masashi, famoso actor de burbujas japonés ha hecho todo el equipamiento para esta presentación por 20 años. Su presentación es más delicada y humana que cualquier otro espectáculo con burbujas de hoy en día con efectos visuales artificiales.
escénico cercano a lo espectral y lo grotesco, precisamente por su degradación. Ushio Amagatsu es en la actualidad el representante máximo de la danza Butoh en el mundo, que fue fundada en los años 50 por sus maestros, Tatsumi Hijikata -quien nombró a este arte ankoku butoh: la danza que ilumina las tinieblas- y el legendario Kazuo Ohno, como una respuesta simbólica y cultural a la desazón cultivada por las convulsiones del siglo XX y en particular por el renacimiento y la deformación cultural luego de las consecuencias atómicas -Hiroshima y Nagasaki- de la Segunda Guerra Mundial. Consecuencias que fracturaron la existencia misma del individuo y tatuaron para siempre sentimientos de ira, impotencia y profunda tristeza en una cultura por naturaleza tímida y críptica. Por ello, no es raro en los “espectáculos” Butoh encontrar bailarines que interpretan espectros de locura, inestabilidad, infrahumanidad, desaliento y desesperanza. Amagatsu va más allá de la difícil técnica que hay detrás del Butoh y que tienta a tantos coreógrafos que siguen esta expresión; busca, por el contrario, lo más profundo del ser hu-
mano: el sentido común en medio de la serena universalidad, el hecho de sobrevivir en medio de la crueldad y la brutalidad, un elemento que le es común a la visión artaudiana pero desde la espiritualidad oriental y universal, como lo advierte el maestro: “La base de la danza es el cuerpo, que es universal en todos los seres humanos. Por ende, la base de mi danza es la universalidad. En consecuencia, lo más básico de mi trabajo de Butoh es la diferencia y la universalidad.” De esta manera el tono de Ushio Amagatsu es más estético, más refinado, pero no por ello menos crudo y perturbador. Con Sankai Juku, el Butoh ha evolucionado hacia ceremoniales de una gran belleza (“imperfecta” en todo caso) inspirados por músicas envueltas por el mistisismo oriental. Como lo escribe la crítica española Rosita Boisseau: “La violencia y la morbosidad se han atenuado. Con el tiempo, los cuerpos repugnantes han dado paso a siluetas andróginas, cubiertas con vestidos suntuosos y con la cabeza desnuda. En arquitecturas sobrias decoradas de agua, arena y sangre, estos “seres intermedios entre lo masculino y lo femenino, como si fueran hermafroditas”, según Amagatsu, electrizan el aire, a merced de sus ondulaciones. El estado de tránsito parece más dulce, pero también más profundo”. *** El Butoh no goza, actualmente, de gran popularidad en Japón, donde tiene mayor aceptación el ballet o las danzas post-modernas como el hip hop o la danza creativa y experimental (urbana). Pero en Occidente hay un marcado interés entre discípulos directores e indirectos de esta expresión danzaria. La presencia de Sankai Yuku en occidente ha renovado ese interés en virtud del acercamiento que el maestro Amagatsu ha hecho a los cánones expresionistas sin renunciar a la riqueza poética intimista del Butoh PS *Wilson Escobar Ramírez, crítico e investigador teatral. Autor de varios libros sobre teatro y docente de la Universidad de Manizales.
El grupo Baramgot de Corea del Sur, del género performance musical, con los sonidos propios de la cultura asiática.
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TEATRO
CINE
Las artes escénicas
Desde el inicio del cine, películas como El gabinete del doctor Caligari procuraban exaltar al máximo las emociones del público. En los setenta fue la hora de personificar al demonio. En los ochenta se volvió al monstruo. Ahora, los remakes.
Artesanía o industria Guillermo Heras se plantea en el siguiente texto una serie de preguntas en torno a las artes escénicas y su papel en la industria cultural. Reflexión que enmarca el seminario “Secuelas” sobre gestión teatral como parte de las actividades académicas del Festival Internacional de Teatro de Manizales. Dignidad.
Leonardo Pineda* - Papel Salmón
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Guillermo Heras* - Papel Salmón
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iertamente parece ya un lugar común expresar que la cultura necesita de “mercados” (sean estos del tipo que sean) y, desde luego sería importante resituar esa palabra en su relación con la cultura. Nada desearíamos más que, en realidad, existiera una “cultura por la cultura” sin necesidad de justificarla por razones tales como su fuerza en la creación de puestos de trabajo o su impulso al PIB. Pero no olvidemos que los sectores profesionales de la cultura, aspiran a vivir con dignidad de su trabajo, por lo que no bastan buenas palabras de los filósofos del “buenismo”, si no que es necesario ampliar perspectivas desde nuevas estrategias de gestión de obtención de financiación, recursos y sostenibilidad. Después de estar en diferentes reuniones, citas y encuentros y, como un militante de este sector llamado Artes Escénicas me atrevo a lanzar al aire una serie de reflexiones, más a modo de preguntas que por tener certeza sobre sus respuestas: 1.- ¿Son las Artes Escénicas realmente un sector industrial o más bien un sector artesanal? 2.- ¿El hecho de que fuera así, es decir, más bien un sector con especificidades propias, no da derecho a reivindicar nuestra incidencia en la aportación económica que realizamos a la creación de empleo y al mantenimiento de empresas subsidiarias que viven de nuestro trabajo? 3.- ¿Por qué no se analizan con detalle los aportes que desde nuestra actividad, ya sea como compañías o en
eventos, como Muestras y Festivales, realizamos para que otros segmentos de la economía: hostelería, hotelería, imprentas, servicios de promoción y publicidad, servicios de infraestructuras, sastrerías, constructoras de escenografías, etc, sostengan sus empresas a través de lo que genera la pura actividad artística? 4.- ¿Por qué sigue pareciendo que los subsidios a los sectores culturales son más “sospechosos” que los que se dan a la agricultura, el papel prensa para los periódicos o la industria de automóvil? ¿No es casi una realidad palpable que en el mundo occidental “casi” todo está subsidiado? 5.- ¿Por qué en el sector de las Artes Escénicas no ponemos más empeño en formarnos con más disciplina, rigor y profesionalidad en la producción y gestión de nuestros proyectos artísticos? 6.- ¿Por qué se sigue pensando que no tenemos excelentes pensadores de la gestión en los ámbitos de la cultura iberoamericana y damos tanta importancia al discurso de los gestores del “norte”? 7.- ¿Cuándo se acometerá de una vez marcos jurídicos y leyes concretas sobre impuestos y aranceles para la circulación y movilidad de los proyectos culturales? 8.- ¿Para cuando en nuestras Universidades se dará el paso desde los Master y los Postgrados a la consolidación de la Carrera en Administración y Gestión Culturales sin subterfugios ni medias tintas? 9.- ¿Cuándo entenderán de una manera contundente nuestros Estados Nacionales que la Cultura es un BIEN PÚBLICO?
Adaptación de la obra El Rinoceronte, escrita por Eugène Ionesco en 1959, en una coproducción Suiza-Colombia de los grupos Des Hélices y La Casa del Teatro Nacional.
Foto/Cortesía Festival de Teatro de Manizales/Papel Salmón
10.- ¿Si se admitiera esa premisa de BIEN PÚBLICO no estaría de más las dejar las retóricas y pasar a la acción aportando los recursos necesarios a planes de desarrollo de los diferentes sectores? 11.- ¿Es posible pensar que las artes de la escena pueden producirse del mismo modo que un producto tangible? 12.- ¿Si en la intangibilidad, lo efímero y en la necesaria relación de la comunicación “real” entre unos actantes y unos espectadores hacen del teatro, la danza, la performance o el circo un territorio concreto para qué obsesionarse por copiar determinadas tácticas o técnicas de otros lenguajes audiovisuales? 13.- ¿Por qué no nos empeñamos de una vez en emplear las nuevas tecnologías, tanto en los sistemas de producción como de creación en las Artes Escénicas, de una manera acorde con nuestras posibilidades? 14.- ¿Es posible hacer zapping en un espectáculo en vivo? 15.- ¿Seremos capaces de trabajar de igual a igual con otros sectores de las industrias culturales sin tener complejo de inferioridad? 16.- ¿Aceptarán estos otros sectores la fuerza de unos cuerpos expresando acciones, sensaciones y pulsiones en vivo y en directo? 17.- ¿Nos acompañarán en estas ba-
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tallas de un modo decidido los sectores de la prensa y el pensamiento crítico universitario? 18.- ¿Por qué es tan difícil de entender que en todo proceso de creación de Artes Escénicas intervienen los conceptos de preproducción, producción y postproducción, como en muchos otros sectores de las industrias culturales? 19.- ¿Es posible dignificar las diferentes áreas y oficios de las Artes Escénicas sin salir de los territorios de autoexplotación a los que muchas veces nos sometemos? 20.- ¿Es posible cualquier transformación de nuestra realidad sin participar activamente en proyectos de búsqueda de alternativas de gestión colectivas o colegiadas? 21.- ¿Para cuando poner en marcha una “PLATAFORMA DE GESTORES DE LAS ARTES ESCÉNICAS IBEROAMERICANAS”? *** Espero y deseo que estas posibles obsesiones personales no fueran solo un monólogo incierto y desde diferentes foros y lugares de participación abriéramos debates que mostraran las fortalezas de los discursos de gestión cultural del amplio territorio iberoamericano PS *Actor, dramaturgo, director y gestor cultural.
n actor definió el miedo en el cine como “aquello que sentirías si fueras la última persona sobre la faz de la tierra, estás sentado en la sala de tu casa y de repente… llaman a la puerta”; de ese pequeño párrafo se podría constituir toda una gama de posibles secuencias respecto a lo que pasaría. Todas sin duda llevarían el elemento del miedo. Definir el cine de miedo, en el que se involucran los conceptos de suspenso y terror, no es una tarea fácil. Siempre al espectador le ha gustado asustarse, tener ese temor ante lo que ve en la pantalla y lo que inesperadamente surge en la trama. Desde el inicio del cine, películas como El gabinete del doctor Caligari procuraban exaltar al máximo las emociones del público, provocándole verdadero miedo y asombro, para que se quedara durante algunos días con esa sensación de terror. Posteriormente el cine se dedicó más a la creación de monstruos y la personificación de mitos, basados en las obras literarias que se catalogaban dentro del género; de allí vienen entonces todas las películas de Drácula, Frankestein y el Hombre Lobo (tres icónicos caracteres del cine de miedo) que luego dieron paso a El monstruo de la laguna verde, El Hombre Invisible o La mancha voraz, títulos que sacaban más de un grito a los espectadores de los años cincuenta, a quienes asustaba todo aquello que fuera “extraño” o nazi; pero al eliminar al monstruo se acababa el terror.
Cine de miedo
La memoria del
grito
En los setenta
Sin embargo, la aparición de El exorcista en los setenta generó una nueva forma de asustar, pues ya ni escamosos seres del bajo fondo marino, ni vampiros sedientos de sangre representaban el enemigo, era hora de personificar al demonio, y a ese la mayoría sí le tenían mucho temor. La película provocaba las más diversas reacciones y manifestaciones de horror entre los asistentes a las salas, incluso en la actualidad produce miedo a quienes la ven. Sumada a ella, llegó La Profecía, que traía a colación la aparición del anticristo, otra vez el diablo, personificado en un niño que asustaba con su mirada entre infantil y perversa. Es que el factor de terror en éstas, tenía que ver más con las creencias de la mayoría de las personas y cuando el maligno quedaba en “el aire”, sopesaba dichas creencias con los comportamientos reales de los espectadores.
En los ochenta
Lamentablemente los ochenta volvieron al monstruo, esta vez personificados por Fredy Kruger en Pesadilla sin fin, Jason en Martes 13 (debidamente adaptado a nuestros agüeros latinos, cambiando el viernes del original) y a Myers en Halloween; a todas estas películas les siguieron innumerables secuelas, cada cual peor que la anterior. De pronto el hálito de misterio que generó en la vida real Juegos diabólicos, con la muerte de sus protagonistas, daba más
miedo que la película en sí (la escena del árbol es definitivamente ridícula). Desde entonces el espectador seguía teniendo la intención de ser asustado, pero el género se desbocó en otra cosa llamada Cine Gore, en el que abundan las mutilaciones, los desnudos sangrientos y figuras nada memorables de posibles objetos de terror. Cualquier película que pueda nombrar en esta parte no es más que una burla sin sentido al verdadero cine de terror, por ejemplo Las colinas tienen ojos, Saw, La casa de cera, San Valentín sangriento y miles de películas de bajo presupuesto de las que, con mucha consideración, rescato El descenso.
En los noventa
Pero todo no podía ser tan malo, en los noventas en medio de todo este río de sangre juvenil y de Sé lo que hicieron el verano pasado, surge El Sexto sentido, un homenaje perfecto al cine de miedo, con un argumento muy original y unas actuaciones increíbles. Por la misma línea Los otros, definitivamente un cine bien escrito y bien hecho de la mano de Amenábar, el mismo director de otro clásico del cine español llamado Tesis. Pero la primera década de este siglo XXI ha dejado un vacío inmenso en el cine de miedo, siguen las secuelas de La sierra, un concepto gastado; Scream, que nunca se decide entre lo cómico y lo terrorífico (la nueva en tercera dimensión…¿vale la pena ir a ver salir el cuchillo de la pantalla?); y hace poco nos traen la completamente aberrante El último exorcismo (con el final más descabellado que cualquiera se pueda imaginar), una mezcla ridícula entre la rescatable El exorcismo de Emily Rose, la original y olvidable El proyecto de la Bruja de Blair y Hellboy. Los productores se dedicaron entonces de nuevo a la salvación del negocio: el remake. De esta manera todo lo que fuera terror asiático se volvió a hacer estilo Hollywood: El aro, El ojo, Llamada Perdida, Aguas turbias, El grito… todas versiones occidentales sin la visión artística de las películas originales y además cada una con secuela. Para seguir con los remakes, ahora viene Noche de miedo, retomando la película de los ochenta y que parece traer un interesante Colin Farrell como vampiro. Los niños, que se estrenó en el 2009 y apenas pasa por la cartelera nacional, con la fórmula inequívoca de niños, aislamiento, virus, muertes inexplicables, y más de un salto en la butaca. La más esperada del año en el género de miedo No le temas a la oscuridad, con Katie Holmes y obvio, una niña en la trama, casa vieja incluida y “algo” que los guionistas aún no han logrado identificar para reemplazar el viejo monstruo en el cine de hoy. Igual seguiremos asistiendo al cine, buscando asustarnos, teniendo miedo controlado en la oscuridad del teatro, preparándonos para afrontar el terror en la vida real, donde los monstruos se parecen mucho a nosotros mismos PS *leonardopinedatanaka@hotmail.com
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septiembre 4 de 2011 septiembre 4 de 2011
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Blanco Nocturno El seudónimo de Emilio Renzi Ángel Castaño Guzmán* - Papel Salmón La minuciosa lectura de un apunte consignado en el cuaderno de notas de Antón Chéjov abre caminos para la comprensión del universo narrativo de Ricardo Piglia (1941): Un hombre, en Montecarlo, va al casino, gana un millón, vuelve a casa y se suicida. Aparte de sugestiva ficción súbita, la anotación sirve de pretexto para la Tesis sobre el cuento, credo de las obsesiones artísticas del autor de Respiración artificial (1980). En efecto, el modus operandi pigliano se resume a la perfección en el núcleo argumental: un cuento siempre cuenta dos historias. A la postre, y hay evidencias en Blanco nocturno, actual Premio Rómulo Gallegos, la historia oficial -mayúsculas sostenidas y obligada asignatura en el colegio- admite, mejor, reclama atención para encontrar en ella, en sus no inocentes silencios, el palimpsesto camuflado entre las densas capas de hojarasca de la grandilocuencia maximalista del establishment. El asesinato de Tony Durán, nunca esclarecido del todo, dispara la acción de Blanco nocturno, a un paso de la desolada estética del western. En proscenio aparecen personajes sin rubor inspirados en otros, a manera de homenaje y revisitación de lo reseñable de la literatura policial de todos los tiempos. Los métodos de pesquisa del comisario Croce evocan de inmediato al camaleónico Sherlock Holmes. Por su parte, las hermanas Belladona, Ada y Sofía, traen a la memoria las poetisas brutalmente asesinadas por el protagonista de Estrella distante, de Roberto Bolaño. Luca Belladona, al borde de la demencia, cae presa de las fauces del remordimiento; polilla ¿a mala hora? fugada de alguna página de Crimen y castigo. El infaltable Emilio Renzi, recurrente alter ego de Piglia, completa la galería de fantasmas cuyas apariciones y ausencias marcan el compás de la novela. Emilio Renzi escribe La prolijidad de lo real basándose en los recuerdos del frustrado matrimonio de Marcelo Maggi. En Hotel Almagro, Ricardo Piglia -homónimo creado para conferirle rasgos de verosimilitud a la anécdota, mecanismo analizado en La historia que ya existe, de Juan Gabriel Vásquez- refiere el hallazgo de la correspondencia amorosa de dos sombras. Los acontecimientos, conectados con la tradi-
ción y la imposibilidad, al menos en terrenos del arte, de la primicia, tratan de encontrar el porqué de la escritura. En esa dirección señala Juan Villoro al comentar la obra del argentino: contar no es para él una pasión adánica, el bautizo de una realidad recién descubierta, sino una actitud irónica. Sintonizado con el Jorge Luis Borges de Historia universal de la infamia, Piglia acude al acervo de la imaginería con la expectación puesta por el sabueso frente a la escena del crimen. No en vano el comisario Croce propone la invención de un género policial llamado ficción paranoica. Las relecturas de las viejas angustias de la humanidad, en el fondo las mismas desde la emancipación de la tiranía de los instintos, sirven de antídoto ante la estandarización de la vida gracias a la revolución industrial amén de la ubicuidad de las telecomunicaciones, eficaces relevos de los recuerdos personales. La realidad, señora de cambiantes gustos y naricilla respingada, adornada con las comillas de Nabokov a modo de sombrero chic, no permite que sus generosas carnes sean apresadas en los corsés de cualquier ideología o visión científica. Cambia de humor con la facilidad de una veleta y, solvente como femme fatale de rancio abolengo, derrumba de una bofetada las intenciones de sus pretendientes. Ricardo Emilio Piglia Renzi, sabiéndolo de antemano, no cae en la fácil tentación de los relatos redondos, simulacros dietéticos de la complejidad del mundo contemporáneo. Prueba de lo mencionado: Blanco nocturno. Confeso admirador de Roberto Artl y Macedonio Fernández, no disimula, sus libros lo delatan, la enorme deuda contraída con Jorge Luis Borges o, en concreto, con Pierre Menard, pues al asumir la historia argentina como punto de rotación, la reescribe dotándola de inéditos y velados sentidos. Al fin y al cabo, el buen novelista, Vargas Llosa lo ha dicho en repetidas ocasiones, es un inconforme con el actual estado de cosas. Lo enseñado en cartillas escolares es una amalgama de hechos siempre unidos con la intención de domesticar cuanto haya de insubordinado en un pasado colectivo oblicuo, empañado por las brumas de la falsificación y el dogmatismo. El escritor, en consecuencia, bucea en busca de los rastros de un naufragio con la única certeza de la importancia de su trabajo. *Periodista. Cortazar_73@hotmail.com PIGLIA, Ricardo. Blanco Nocturno. Anagrama. Barcelona. 2010. Pp. 299.
IMPRE(CI)SIONES Camilo Gómez Gaviria* - Papel Salmón
‘Zoom Latinoamericano’ La nueva exposición temporal que se lleva a cabo en el Museo Nacional en Bogotá es una muestra de 40 obras de artistas latinoamericanos de 11 países. Todas las obras pertenecen a un periodo que va desde comienzos del siglo XX hasta la actualidad. Es apenas una pequeña muestra de la colección FEMSA de Monterrey (México) y estará abierta al público hasta el 30 de octubre. El recorrido de la exposición comienza en México y se va descendiendo por el continente hasta llegar al Cono Sur. Sin embargo, se trata también de un viaje por el arte latinoamericano del último siglo. Por esta razón encontramos estilos tan diferentes agrupados en una misma sala. El cuadro más antiguo es El grande de España (1914) de Diego Rivera, obra cubista de sus años de formación europea, y la más reciente es una escultura de 2007 del también mexicano Damián Ortega, de la serie dedicada al que fuera el rascacielos más alto de Ciudad de México durante muchos años: la Torre Latinoamericana. No hay un orden cronológico en la disposición de las obras. De hecho, al ingresar a la sala nos recibe esta escultura de Ortega. Su torre se sostiene sobre un globo terráqueo, dando la apariencia de una boya pues la escultura está equilibrada de manera que no se la puede tumbar (algo que desafortunadamente no podemos comprobar pues por razones de conservación está prohibido tocar las obras). Representando a Colombia en esta muestra, encontramos un retrato de Santa Rosa de Lima por el maestro Fernando Botero. También, hay una pequeña escultura en hierro de Eduardo Ramírez Villamizar llamada Amonita fósil balance. Muestra una figura que se desprende de su plano vertical, como si fuera una escalera en caracol vista desde arriba. Para esta escultura, Ramírez Villamizar se inspiró en su colección personal de fósiles. Finalmente, hay Tres pantalones de Santiago Cárdenas, un dibujo que en la foto del catálogo podría pasar por las prendas reales. Las diferencias que hay entre las obras de los distintos artistas representados en la exposición son enormes. Lo único que tienen en común estas piezas es que pertenecen a artistas latinoamericanos del siglo XX y comienzos del XXI. Por este motivo, la exhibición de estas obras exige del visitante un acercamiento (o ‘zoom’) que sea único para cada pieza. ‘Zoom Latinoamericano’ es un viaje por la geografía artística del continente en el último siglo, en unos pocos metros cuadrados. *camezmigolo@hotmail.com
Director: Nicolás Restrepo Escobar Editora: Gloria Luz Ángel Echeverri Diseño: Virgilio López Arce Circula con LA PATRIA todos los domingos Cra 20 No.46-35. Tel 878 1700 Impresión: Editorial LA PATRIA S.A Portada: Compañía Sankai Yuku del Japón. Foto/Cortesía Festival de Teatro de Manizales/Papel Salmón