Ningún ser humano. Ésta es la esencia del punto de vista robótico sobre la vida.
Un robot no hace distinciones. http://laplumaenlapiedra.blogspot.com/
Julio 2012
No. 12
no puede causar daño a un ser humano o, mediante la inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
La Primer Ley dice: un robot
La pluma en la piedra Agradece a las Tecnologías de la Información y Comunicación, que permiten que esta publicación pueda ser editada y distribuida cada mes. Así mismo, les damos las gracias a todos los colaboradores, lectores, fanáticos y al equipo editorial, por no ser robots (aún) y seguir paso a paso lo que ocurre con esta pluma (quien se pregunta si no será momento de actualizarse y mejor llamarse: “El iPad en la piedra”).
Portada: Leonardo Da Vinci, Tornillo sin fin, dibujo. Cita: Isaac Asimov, “Intuición femenina”. Derechos Reservados. La
pluma en la piedra , Toluca, México, No. 12, julio 2012.
La pluma en la piedra es
una publicación mensual e independiente de distribución
gratuita por internet. Todos los artículos, ensayos, escritos literarios y obras publicadas son propiedad y responsabilidad única y exclusiva del autor y pueden reproducirse citando la fuente.
Escribieron este número:
Jesús Iván Hernández del Prado Alejandra C. L. Karina Posadas Torrijos Marco Antonio M. Medina Moreliana Negrete
Fotógrafo
Juan Javier Pineda Tovar
3
Editorial 5
Artículos y ensayos Advertencia 1955 Jesús Iván Hernández del Prado
7
Hace tan sólo diez años... Alejandra C. L. 12 Amor y progreso Karina Posadas Torrijos 14 Yo todavía me acuerdo... Moreliana Negrete 19
Galería Magueyes en el municipio de Esperanza, Puebla. Juan Javier Pineda Tovar 21
Creación literaria Los muertos no cuentan cuentos Marco Antonio M. Medina 23 La maldición de Roma. Capítulo 6. El odio de María Alejandra C. L. 29
¡Material 41
4
tóxico!
“
Bienvenidos al ¡futuro!”, eso le diríamos a nuestro padres, si por alguna cuestión mística los encontráramos parados en el marco de la puerta, en su versión más joven. Mirarían con asombro todos los artilugios de nuestra vida diaria. No es que ellos no gozaran del paso de la modernidad, pero imaginar
siquiera alguno de todos los gadgets con los que ahora se cuentan, no eran más que una fantasía. Es, entonces, que viene la doceava edición de La pluma en la piedra con algunas reflexiones sobre el cambio que ha producido la tecnología en nuestra vida diaria; no le hago esperar más, querido lector, y le presento nuestras cibercolaboraciones versión 2012: con Advertencia 1955 se presenta Jesús Iván Hernández del Prado; con Hace tan sólo diez años…, Alejandra C. L.; con Amor y progreso, Karina Posadas Torrijos; y con Yo todavía me acuerdo…, Moreliana Negrete. En La Galería, haciendo gala de la fotografía digital, Juan Javier Pineda Tovar nos comparte Magueyes en el municipio de Esperanza, Puebla, con un fondo del Popocatépetl. Y en la sección más concurrida del lugar, se pueden leer los estrenos de Los muertos no cuentan cuentos de Marco Antonio M. Medina y la sexta entrega de La maldición de Roma de Alejandra C. L. Así, cual caída vertiginosa, nos acercamos al número 13 de esta eximia publicación, agradeciendo de antemano sus lecturas a lo largo de este año por cumplir. Por ello, los invitamos a que envíen sus colaboraciones para la edición de agosto, cuyo tema girará en torno al trabajo de la escritura. Queremos saber cómo han vivido esta experiencia cada uno de todos los colaboradores que nos han dado el privilegio de leerlos, y también de todos aquellos quienes tienen sus palabras guardadas en el tintero. Sin más por el momento, disfruten desde su computador más sofisticado La pluma en la piedra 12
La pluma en la piedra
5
Advertencias 1955 Por Jesús Iván Hernández del Prado
‘V’
I. Angustia
los muebles. Lee el mensaje y al momento ha
es un sujeto (como) cualquiera. Tal
despertado por completo, en su cara se adivina
vez tiene 20 años, tal vez estudia
incertidumbre, preocupación. Pero no es el
Filosofía, eso es lo de menos. Esta noche, ‘V’
texto en el pequeño artefacto lo que le ha
se ha quedado solo. La TV lleva seduciéndole
molestado.
con esas líneas de colores desde la mañana, ha
inútilmente después de haber pasado horas en
caído presa del sonido de risas grabadas y del
el sillón.
“¿Qué
pasó?”
Se
pregunta
sabor de la cafeína y de los sándwiches que
‘V’, como todos en algún momento, se
alguien abandonó antier en el refrigerador; lo
interrogó en ese instante acerca de su ‘hacer’.
que ha visto hoy ha variado mucho, desde un
La clásica paradoja que a todos nos ha
programa infantil donde la caja musical le
acechado alguna vez: ¿A caso la tecnología nos
incitaba a aplaudir eufóricamente al identificar
está ‘cosificando’? ¿Dónde quedamos nosotros
un cuadrado, hasta este último documental en
como humanos ante tanta técnica? Y es que
el que se ha quedado admirado de cómo una
esta imagen, la de ‘V’, puede ser la más
sola máquina puede producir al día más de
cotidiana y donde más cuenta nos damos de
cinco mil pelotas de golf. Los ojos a estas
que la tecnología, incluso por encima de la
alturas ya no le dan para más, sus inútiles
ciencia, ha invadido no sólo el lugar en el que
lágrimas no han acabado de humectarle las
vivimos
retinas, apenas se distinguen sus pupilas cafés
amenaza
entre esas esferillas rojas y éstas, a su vez,
habitamos
desaparecen entre esa ovalada cara repleta de
planteamos entonces, hasta aquí, la primera y
gestos irreconocibles. Sus labios cuelgan, como
clásica
clamando por otro trozo de pizza o que alguien
máquina, la esencia ante la cosa, natura ante
tenga piedad de cerrarlos de una vez y por
cultura.
todas, lo que pase primero. Repentinamente, el
la esencia que nos adviene está muy lejos de la
tono musical de un mensaje recibido lo ha
tecnología a la que acatamos ciegamente.
asustado, al fin, después de tanto tiempo, y muy
Hay una total divergencia entre sabernos
involuntariamente, ha abandonado el sillón.
como hombres, entre nuestra conciencia
Trata de espabilar y, tallándose los ojos, busca
de ser, y nuestro (sobre)uso de aparatos.
su celular, no sin tropezar en la oscuridad con
Pero sigamos con la breve historia de ‘V’,
7
fácticamente, el
sino
lugar
que
en
además el
ontológicamente.
paradoja: Pues,
es
El fácil
hombre
que Nos
ante
identificar
la que
Jesús Iván Hernández del Prado
veamos cómo es que alguien normal, como él,
como nos lo harán saber en adelante algunos
lo pasa en estos casos.
pensadores como Martin Heidegger.
Lo normal sería que ‘V’, como muchas
Aún así, ‘V’ aún está lejos de sentirse bien
otras veces, se dijera en voz baja: “¿Y? Ya qué.
otra vez, en este momento preferiría el
Ya acabaron los comerciales” y regresara en ese
tormento de sus ojos sin parpadear frente al
momento al sillón, a recostarse entre la
televisor que sentirse como ahora, pues al
oscuridad y seguir contemplando las figuras
preguntarse por cómo es que debe ser su
borrosas que emanan de la pantalla, escuchar
interrelación con el mundo fáctico, no ha
los gritos de la gente que vive ahí dentro
podido dejar de lado esa arropadora palabra:
esperando a que ‘V’ coja su celular de nueva
Serenidad.
cuenta para llamarle a la rubia y contestar el crucigrama de una vez, intentar hasta caer dormido, no sería la primera vez. Pero no, hoy fue diferente, la luz azul del televisor apenas
‘V’
II. Arraigo ha
podido
reconocer
esta
sensación, algunos daneses le dirían
angustia. Y no es para menos, se ha quedado
alcanza a iluminar una figura más que triste,
perplejo otra vez frente al televisor, sólo que
ahora ‘V’ ha dejado de plantearse esa inútil
ahora ya no lo observa atentamente, se ha
paradoja. Se sabe víctima de sí mismo, de nadie
quedado pensando en ese texto que leyó alguna
más, ya no culpa a la TV o a sus padres por
vez, “ese de un alemán que dicen que era nazi”,
dejar que ésta lo educase. Hoy ‘V’ ha podido
se repetía mientras trataba de recordar, sus ojos
separarse un poco de pensar que hay un gran
otra vez no parpadeaban. Una vez más el
ente detrás de todo que le obliga a consumir, a
celular lo asustó. Otro mensaje. “¿Vas a venir
sentarse, a cosificarse y demás. Se ha dado
para el fin de semana?”, interrogaba el pequeño
cuenta de que el hecho de lamentarse por ser
gadget negro. ‘V’ golpeándose levemente la
un ‘número más’ o un ‘esclavo del sistema’ o un
frente exclamó: “¡Es su cumpleaños!”. ‘V’
‘vigilado por el panóptico’ no arreglará su
creció en un pueblo a las afueras de la ciudad
devoción a los aparatos que adquiere según
en la que ahora vivía para poder estudiar en la
llega su beca mensual. Hay algo más ahora, algo
Universidad. Al leer el mensaje, la angustia en la
que lo lleva a no sentirse cómodo nunca más
que estaba se incrementó aún más y recordó al
con su situación. Desecha esa primera paradoja
fin qué texto buscaba: Gelassenheit de Heidegger,
y va a otro lugar. Ahora se sabe a sí mismo y
donde éste toca el concepto de Vaterland o
esto lo ha logrado con sólo cuestionarse. Pues
“Tierra Natal”.
no basta sólo con un pensamiento calculador,
Esta Tierra Natal, lejos del precepto de
más bien, se requiere un pensamiento reflexivo,
identidad nazi, se refiere más bien a ese lugar en 8
Advertencias 1955
el que se habita, en Heidegger, habitar y vivir
mundo. Así en Heidegger, se podría decir que
no es la misma situación, el habitar siempre
la totalidad de lo ente es el mundo. Pero hay
tendrá parámetros distintos, no ulteriores, pero,
algo que hace que el mundo sea mundo, y esto
de
tiene
es la mundanidad. La mundanidad es la esencia
connotaciones más ontológicas, habitar es en
del mundo, es lo que posibilita su facticidad.
gran medida, ser. En Vaterland es donde el
Así, la existencia del mundo no es permitida
Dasein adquiere su mundanidad, entendida ésta
por otra cosa que no sea su esencia: la
como la condición de posibilidad del mundo.
mundanidad. Pero entonces, esta esencia del
Vayamos por partes.
mundo debe tener un referente existente… ese
algún
modo,
ese
concepto
El Dasein heideggeriano siempre estará
referente es la Tierra Natal: Vaterland.
representado como posibilidad de ser-en-el-
Y por sobre todo, hay algo que siempre
mundo, y eso es lo que hace que el hombre
nos remite a Vaterland: el arraigo. Y eso
mismo sea esa posibilidad. Dasein es el camino
precisamente es lo que ‘V’ ha recordado, pues
entre lo que puede y será el hombre. Debido a
ese arraigo es, con todas sus letras, tener raíz en
estas consideraciones ontológicas, este Dasein
un lugar, ahí, donde el Dasein es, he ahí la
tiende a habitar en un lugar, más que a sólo
angustia de ‘V’, pues se da cuenta de que está
‘estar’ o ‘vivir’, debe ser. Por tanto, necesita un
ahora lejos de Vaterland, del lugar donde puede
lugar en el cual habitar perceptiblemente. Casi
ser. Heidegger expresa su preocupación por lo
automáticamente nos vendrá la conclusión a la
que sucede entonces: “¿Hay todavía tierra natal
cabeza: según Heidegger, el hombre habita en
de fecundas raíces sobre cuyo suelo pueda el
la morada del ser que es el lenguaje, cierto, pero
hombre asentarse y tener así arraigo?”1.
no olvidemos que él siempre refirió su pensamiento
hacia
una
ontología
de
Y es que lejos de la etiqueta de
la
“retrógrada” que puede tener Heidegger en la
facticidad, entonces, el Dasein necesita un lugar
frente, su preocupación por los alcances de la
para habitar de modo fáctico, esto es el mundo.
técnica se fundamenta en que ésta, amenaza
El mundo, de acuerdo con Heidegger, es el
seriamente al ser del hombre y a su relación con
espacio donde el Dasein se desenvuelve, al que
el mundo y con su tierra natal: “Nos tornamos
le da sentido. El mundo es semántico y por lo
más pensativos y preguntamos: ¿qué sucede
tanto, cada ente que hay en él, conocido como
aquí, lo mismo entre los que fueron expulsados
ser-a-la-mano, tiene una relación con el Dasein
de
y así éste construye su mundo. Esto a su vez
permanecieron en ella? Respuesta: el arraigo del
tiene alguna similitud con el ‘espacio lógico’ de
1
Wittgenstein, donde la totalidad del caso es el 9
su
tierra
natal
que
Martin Heidegger, Serenidad, p. 20.
entre
los
que
Jesús Iván Hernández del Prado
hombre de hoy está amenazado en su ser más
no se detiene a pensar qué está calculando o
íntimo”2. Ésta amenaza corre a cargo de la
para qué lo está calculando, hasta aquí parece
técnica y de su lenguaje, pues para el hombre, se
que la denuncia de siempre nos salta otra vez a
vuelve más próximo el televisor que el cielo de
la vista, es una molestia: “¡La ciencia y los
Vaterland.
objetos tecnológicos nos cosifican!”. ¿Cómo
V
III. Serenidad
podríamos hacerle caso a un sujeto que veía los
olviendo con ‘V’, luego de recordar
juegos de fútbol por TV? Dejemos de pensar
nostálgicamente la tierra natal, buscó el
que la Filosofía es el muro de los lamentos
texto que alguna vez tuvo entre sus manos, lo
donde todas nuestras quejas se disfrazan de
encontró entre un pila polvorienta de libros
posmodernismo. Pues según Heidegger:
viejos, debajo de Hesse y a la derecha de De
Sería necio arremeter ciegamente contra el
Montaigne, lo limpió y trató de releer esas
mundo técnico. Sería miope querer condenar
páginas ahora amarillas, entonces se dio cuenta
el mundo técnico como obra del diablo.
de que no era suficiente esa vaga denuncia
Dependemos de los objetos técnicos; nos
contra la técnica. Aún así, previendo que para el
desafían
tan desdibujados, le llamaban algo la atención. “Así no se ve la gente en la TV”, pensó. Se sentó solo y, leyendo lo que ahora con tanto recelo protegía, reparó en que, según Heidegger, hay dos tipos de pensamiento: el calculador y el reflexivo. El primero, pensó, “sería encaminado a construir y mejorar cosas como este camión”; el segundo… tal vez sería el que estaba practicando en ese momento. Para
Heidegger,
el
pensamiento
calculador se ocupa de la ciencia, calcula, pero 2
Ibíd., p. 21.
constante
objetos técnicos que caemos en relación de
abrigo, tomó ese pequeño texto y salió. Las
comercial, al subir, los rostros de las personas,
su
embargo, nos encontramos tan atados a los
cumpleaños de su hermano, se enfundó en su
él sólo refunfuñó y tomó el camión al centro
a
perfeccionamiento. Sin darnos cuenta, sin
fin de semana tenía que volver para festejar el
calles estaban frías, las nubes anunciaban lluvia,
incluso
servidumbre con ellos.3
La diferencia recae en el segundo tipo de pensamiento, que no sólo interroga por el estudio científico y la finalidad tecnológica, más aún: busca el sentido de lo que la ciencia descubre y de lo que la tecnología inventa, todo esto sin hacer aspavientos de denuncias anteriores. Dice Heidegger, sin embargo, que podemos usar esos objetos técnicos, pero al mismo tiempo mantenernos libres de ellos para poder dejarlos, desembarazarnos de ellos, no depender de objetos, sólo usarlos. Esto supone una
actitud
de
“sí
y
no”
al
mundo
tecnocientífico. Decir ‘sí’ para que sean lo que 3
Ibíd., p. 26.
10
Advertencias 1955
de verdad siempre han tenido que ser, una
preparado para lo que se avecinaba: una era
ayuda, un instrumento; decir ‘no’ para que su
donde se tendría que confiar en la Serenidad y
sobre uso no devaste lo que tenemos de más
convivir más, que servir a los objetos técnicos.
propio: nuestro ser. No olvidemos que el
¿Se logró?
lenguaje técnico destruye al lenguaje poético, donde habita el hombre. El punto es usar los objetos técnicos, no depender de ellos. Se debe olvidar ver a los objetos únicamente desde una
‘V’
IV. Vuelta a la Angustia llegó al centro comercial, ahora llovía, vio una tienda de electrónica
y entró para elegir un regalo de cumpleaños
perspectiva técnica, para así ver que han sido
para su hermano. Al salir se dirigió de nuevo a
fabricados por el hombre y que sin nuestro uso,
su pequeño apartamento. Llegó. Empacó
no sólo pierden sentido sino que carecen por
algunas pocas cosas: la chamarra rota que nunca
completo de él, dejan de ser seres-a-la-mano,
faltaba, unos jeans arrugados… y el regalo aún
son únicamente intramundanos y sólo nuestro
seguía sin ser envuelto. ‘V’ seguía meditando
uso moderado los hace tener sentido. A ésta
detenidamente sobre el breve texto que leyó
interrelación de uso-desembarazamiento de los
camino al centro comercial, se miró de nueva
objetos,
“Quisiera
cuenta y vio que había cambiado muy poco con
denominar esta actitud que dice simultáne
respecto al sujeto que había estado sentado
amente <<sí>> y <<no>> al mundo técnico
frente al televisor toda la mañana, la tarde y
con
parte de la noche. El camión de vuelta a su
Heidegger
una
antigua
la
bautiza:
palabra:
Serenidad
(Gelassenheit) para con las cosas”4.
tierra natal salía en poco tiempo, pero parecía
Gelassenheit se traduce al español como
no importarle mucho, él se sentía igual o peor
Serenidad, pero la realidad es que no hay una
que cuando leyó, sobresaltado, el mensaje que lo
traducción más apegada al sentido original; en
invitaba a volver a casa. “¿Y ahora qué?”. Seguía
inglés, por ejemplo, sí la hay, Gelassenheit tiene
en la misma angustia.
un sentido de “Realesement”, que es como
Camino a casa, encendió el iPod nuevo.
soltar o dejar algo, y es ésta precisamente la
Por sus oídos escurría el sonido de los
actitud que busca Heidegger para con los
sintetizadores de Kraftwerk. Su hermano se
objetos técnicos.
quedaría otra vez sin regalo de cumpleaños.
Como podemos ver, el reclamo en este texto de Heidegger de 1955 no iba hacia la supuesta cosificación del hombre, más bien, hacia el hecho de que el hombre no estaba 4
Ibíd., p. 28.
11
Hace tan sólo diez años...
S
Por Alejandra C. L. iempre me he sorprendido como ha evolucionado
la
tecnología
en
Sin embargo, las computadoras no eran como las monerías de hoy. Recuerdo que
menos de diez años. Si mi yo de 14
cuando
me
compraron
mi
primera
años estuviera ubicado en esta
computadora en la secundaria, para sustituir a la
época, apuesto a que creería que todos los
obsoleta máquina de escribir, ésta apenas tenía
aparatos son sacados de una novela de ciencia
para almacenar los trabajos y uno que otro
ficción.
juego. Si le cargaba música, se volvía muy lenta,
Y es que cuando era niña, nadie se
así que me conformaba con colocarle los cd’s…
imaginaba que habría “chicharitos” para llamar
Lo cual me lleva a otro recuerdo lejano
a la gente y preguntarles si ya venían llegando, o
de infancia. La época de los casetes. Siempre he
ver a la gente por la calle escuchando música
dicho que quien no grabó un casete con las
desde un aparato que almacena más de 1000
canciones que más le gustaban de la radio, no
canciones, o que habría máquinas capaces de
tuvo infancia (al menos en mi generación). La
hacer un rápido trabajo.
idea de escuchar casetes era simple: era una
Siento que fui de las últimas generaciones
manera de fugarte del mundo mientras viajabas
en usar máquina de escribir. De aquellas que
o para estar en paz contigo mismo en la
colocabas un papel y comenzabas a apretar las
tranquilidad de tu cuarto; o al menos así lo veía
teclas duras, y si no tenías cuidado podías
yo. Poco después vinieron los Compact Disc
machucarte un dedo. Pero eso no era todo con
(así les decíamos en la secundaria) y tener uno
las máquinas de escribir, sino que también uno
original era una novedad, porque no eran
debía tener mucho cuidado de no equivocarse
fáciles de conseguir y menos el aparatito donde
porque si pasaba, tenías que volver a usar otra
se reproducían, así que cuando tuve mi primer
hoja, ya que el corrector no ayudaba de mucho.
estéreo me puse feliz y comencé a pedir
También uno debía moverle manualmente a la
prestados cd’s por todos lados para saber cómo
regla para que los márgenes, indicados en la
se escuchaban. Por supuesto que poco después,
escuela, fueran los correspondientes. Todo un
yo compré los míos y, más adelante, me
lío las máquinas de escribir y por eso quien
compré una grabadora para mi cuarto.
tenía computadora, era considerado más rápido.
Sin embargo, todavía no estaban los
MP3. Además, hace diez años, ¿quién se iba a
12
Hace tan sólo diez años...
imaginar que en un disco podían caber como
hacían antes. Para mí es impensable no realizar
200 canciones si uno reducía los bites de las
mis actividades sin una PC: el cómo se diseñan
mismas? Era impensable creer que un disco
las portadas, las planas de los periódicos, subir
podía durar más de 75 minutos. Por eso,
correcciones, etcétera.
cuando esto sucedió dos años después, todos se
Supongo que de alguna forma, la vida
sorprendían de ver un MP3 en los famosos
tecnológica nos ha hecho la vida más fácil,
discman con la capacidad suficiente para
aunque al mismo tiempo más… ociosos.
reproducirlos. Poco después llegó el iPod y el celular con música. Y bueno, el resto ya se lo saben. Continuando con la historia de las computadoras, esas que eran impensables para la vida cotidiana hace veinte años, así como los videojuegos
(aunque ya comenzaban
sus
pininos), recuerdo que de niña… ¡Los padres no necesitaban una televisión con consola para controlarnos! Bastaba un cuento, una muñeca o un trompo y ya tenían para que nos entretuviéramos todo el día, sin temor a ser molestados. Y hacía escenas para ambientar los juegos con cajas de cereal, con juguetes, hierbas… en fin, lo que se me ocurriera. Yo conocí los videojuegos ya casi llegando a la adolescencia, o al menos los de rol (que admito, son los más emocionantes), puesto que las versiones anteriores no me agradaban mucho y aparte, no había dinero para tener una consola, por lo que mi infancia pasó desapercibida de ellos. Finalmente, diré que ahora que trabajo desde una computadora, me pregunto cómo le
13
Amor y progreso
“
Por Karina Posadas Torrijos Con su exclusivo test de personalidad,
personas. Así, dentro de las maravillas del
Parship.com duplica las posibilidades de
internet, no sólo se encuentra una apertura a la
encontrarte un buen candidato”1. Se
información y a la comunicación, entre otras
puede leer en el periódico y continúa:
cosas, también encontramos estas redes sociales
Como punto a su favor, esta página de
que ofrecen la oportunidad de ampliar nuestras
solteros
relaciones
afirma
que
Parship.com.mx
con
objetivos
tan
permite que centenares de personas se
específicos como los descritos en la nota
conozcan a través de la red. […] Su eficacia
anterior: encontrar personas para establecer una
como casamenteros, explican, es debida al exclusivo test de personalidad que tiene la agencia online líder en la búsqueda de pareja en Europa. Éste valora distintos aspectos para ofrecer a sus miembros perfiles afines […] Por ello, para formar
relación “amorosa”. Si bien, la tecnología debería ser un medio para facilitarle la vida al hombre, también es cierto que gracias a ella el abismo de la geografía se ha acrecentado con su
parte del club de solteros en línea, lo
desarrollo, pues “no es ya la naturaleza quien
primero es hacer el test que indaga el
separa al hombre del hombre, sino el hombre
porqué
mismo”3.
se
desea
un
compañero
o
compañera, la forma de relacionarse con
Se podría suponer que la tecnología es
las parejas anteriores o cómo se imaginaría
sinónimo de modernidad y la modernidad es
esa vida. Una vez terminado el “examen” e
sinónimo de progreso, un progreso que se mide
inscrito en Parship, se presentan a los
con base en la adquisición de bienes materiales.
posibles prospectos, cada una con su respectivo grado de compatibilidad.2
En la actualidad, ya no es sorpresa encontrar este tipo de notas periodísticas, pues uno de los grandes logros de la tecnología ha sido el de deshacer las distancias físicas que separan a las María Salamero, “Los nuevos ‘celestinos’ de la red”, El Universal, Computación, 19 de febrero de 2008, versión en línea: http://www.eluniversal.com.mx/ articulos/45423.html, consultada el 3 de diciembre de 2008 a las 9:30pm. 2 Idem. 1
humanas
Sin embargo, como menciona Cosío Villegas, el avance de una sociedad no puede medirse a partir de objetos que ayudan a tener una cotidianidad sin preocupaciones tan elementales como lo es la alimentación, más bien, el criterio para definir dicho progreso sería “el grado en el cual los hombres conviven entre sí”4. Daniel Cosío Villegas, "Los problemas de América" en El ensayo mexicano moderno de José Luis Martínez, UNAMUC, México, 1988, p. 236. 4 Ibidem, p. 231. 3
14
Amor y progreso
Sin embargo, varios son los factores que
que las necesidades primordiales de comida,
evitan la convivencia entre los hombres. Uno es
agua, sueño y sexo, que permiten al hombre
el medio geográfico al que se le ha encontrado
sobrevivir. Actualmente, éstas han dejado de
una solución con el desarrollo de los medios de
ser un motivo de preocupación entre las
comunicación, pero también está la distancia
personas, pues se han logrado satisfacer al
económica, que hace inaccesible para la mayoría
grado de llegar al exceso. Estos cuatro rubros
la adquisición de bienes materiales y la
han encontrado un lugar en el mundo de los
posibilidad de llegar a las esferas altas por
negocios, siendo aprovechados por unos
medio de la educación, gracias a que son nulas
cuantos para adquirir una mejor posición
las oportunidades para mejorar su calidad de
económica, al vender productos destinados al
vida.
consumo básico. El avance de la tecnología ha cubierto las
El
segundo
nivel
pertenece
a
las
necesidades primordiales del hombre, pero,
necesidades de seguridad, donde “la motivación
también es el que ha definido una ruptura en el
predominante de la persona es garantizar una
trato humano directo, descubriendo que gracias
situación segura”6. Si bien, en nuestros días y en
a los pasos agigantados con los que se ha
el mundo en el que vivimos resulta muy difícil
avanzado, se han descuidado la satisfacción de
satisfacer completamente dicha necesidad, la
las necesidades de pertenencia, de amor y de
mano del capitalismo la ha vuelto rentable. La
estima. Explico esto a continuación.
seguridad se vende a los millones de personas
Abraham Maslow propone que las personas
comienzan
su
desarrollo
para proteger los muchos o pocos bienes
con
materiales que han logrado adquirir, aunque no
necesidades básicas similares a los instintos
sea una garantía de inmunidad ante el peligro
animales: “Conforme maduran y se satisfacen
social de la delincuencia, sí llega a tranquilizar a
sus necesidades de orden inferior, las personas
las personas y logra aliviar sus miedos.
desarrollan motivaciones más exclusivamente
El tercer nivel se refiere a las necesidades
humanas”5. Dichas necesidades las divide en
de pertenencia y amor, el rubro con mayor
cinco niveles, los cuatro primeros pertenecen a
posibilidad de comercio. Aquí, el individuo
un orden inferior y el último, a una motivación
busca amar y ser amado. Es en este nivel, como
de autorrealización.
menciona Maslow, donde se obedece a un
En el primer nivel se encuentran las
impulso más humano, ese que es propio de
necesidades fisiológicas que no son otra cosa
seres pensantes con ganas de alguna clase de
Susan C. Cloninger, Teorías de la personalidad, 3a ed., Pearson Educación, México, 2003, p. 445. 5
6
15
Ibidem, p. 447.
Karina Posadas Torrijos
afecto, aunque no sea tan fácil satisfacerlo por
cuentas, no sería lucrativo la venta del amor por
el
lo que es: una constante dualidad entre felicidad
creciente distanciamiento
social.
Esto,
también, ha encontrando un buen lugar dentro
y tragedia.
del ámbito comercial.
“¿Qué lugar tiene el amor en un mundo
En seguida se encuentra el cuarto estrato
como el nuestro?”7. Contestación: es la
que comprende las necesidades de estima,
mercancía más rentable de un mundo regido
donde la motivación del individuo es el auto
por la oferta y la demanda, su sentido se ha
respeto y el reconocimiento por parte de los
trastocado y confundido, se ha creado un vacío
demás, resultado de las habilidades y logros que
en los siempre insatisfechos humanos, para que
posee la persona; y, por último, está la
siempre regresen a consumir artificios con la
autorrealización, la cual se concreta únicamente
promesa de un amor verdadero.
cuando se cumplen las necesidades anteriores,
Pero no hay más culpable por esta
pues la satisfacción personal radica en la
soledad y desapego que las personas mismas,
explotación de los potenciales propios que tiene
pues en cuanto un individuo ha visto cumplidas
cada individuo.
sus
Regresando a la cita del inicio, en el
preocupaciones
primordiales,
se
ha
dedicado a ocupar su tiempo en quehaceres
vertiginoso desarrollo del ser humano y los
improductivos
esquemas sociales que se han desarrollado, para
nuevamente, la cita de Cosío Villegas: “no es ya
que el modo de vida que ahora se tiene
la naturaleza quien separa al hombre del
prevalezca, algunas personas (muchas o quizás
hombre, sino el hombre mismo”, así el hombre
pocas) no han podido satisfacer aquellas
inventa la televisión, pasa horas frente a ella y
necesidades
la
olvida que a su alrededor hay personas de carne
autorrealización. En un mundo donde todavía
y hueso que viven de manera igual o distinta a
hay quienes sufren hambre, no tendría por qué
él; inventa el transporte particular para evitar el
sorprendernos que, con mayor razón, existan
contacto con sus semejantes, alargando la
deficiencias para satisfacer el nivel afectivo,
distancia entre él y los otros; y qué decir de la
pues aquel mecanismo consumista bajo el que
computadora y el internet que acrecentan aún
gran parte de las personas han crecido y el cual
más el pozo de la soledad.
posicionadas
antes
de
y
aislantes.
Recordamos,
busca alargar un estado placentero, con
La dificultad de entablar relaciones
frecuencia es confundido el amor con el
humanas lo ha llevado a aprovechar los avances
instinto sexual, resultando una mezcla extraña
científicos en su favor como un medio de
entre humanismo y animalidad. A fin de
7
Octavio Paz, “La llama doble” en Ideas y costumbres II. Obras completas, FCE, México, 2006, p.306.
16
Amor y progreso
justificar las fallas dentro del sistema social,
simplemente, pasar sin que alguien más se fije
degradando el sentido del amor que suele
en nosotros y evitar la opiniones hirientes que
confundirse fácilmente con el sexo y que
los otros pudieran expresar de nuestra persona.
únicamente vulgariza al erotismo.
En pocas palabras: “Simular es inventar o,
Para tener presente la diferencia entre
mejor, aparentar y así eludir nuestra condición.
sexualidad, amor y erotismos, rescataremos la
La disimulación exige mayor sutileza: el que
manera en que Octavio Paz los distingue:
disimula no representa, sino que quiere hacerse
La sexualidad es animal; el erotismo es
invisible, pasar inadvertido —sin renunciar a su
humano.
ser—”9.
Es
un
fenómeno
que
se
manifiesta dentro de una sociedad y que
Sin embargo, no siempre buscamos una
consiste, esencialmente, en desviar o
disimulación, queremos, de alguna u otra
cambiar el impulso sexual reproductor y transformarlo en una representación. El amor, a su vez, también es ceremonia y representación pero es algo más: una purificación […] que transforma al sujeto y al objeto del encuentro erótico en personas únicas. El amor es la metáfora final de la
manera, ser aceptados por todos los que nos rodean y ante la imposibilidad de ello, recurrimos a la computadora como una de las máscaras más versátiles que ha inventado la tecnología, capaz de volver realidad los deseos de las personas, aunque sea sólo en apariencia. Tal
sexualidad. Su piedra de fundación es la
necesidad
de
aceptación
crece
libertad: el misterio de la persona.8
vertiginosamente cuando nos encontramos
La función que ha venido cumpliendo la
frente a una persona que es el objeto de nuestro
computadora y el internet en la vida de las
amor. El miedo de no ser correspondidos por
personas es, además del alejamiento de los seres
ella, nos lleva a experimentar un rotundo
reales que hay a su alrededor, la de menguar la
fracaso que motiva el cese de nuevos intentos y,
carga de soledad en la que se ha inmerso cada
al venderse ideales de apariencia, resulta muy
vez más.
conveniente un mundo virtual donde cualquier
La actuación de las personas frente a las
fantasía pueda cumplirse, facilitando el contacto
demás es un constante juego de apariencias que
con los otros, sin llegar a situaciones donde nos
buscan evitar la crítica ajena. El uso de
veamos expuestos e imposibilitados para
máscaras en la vida cotidiana tiene que ver con
defendernos.
un afán de simulación y disimulación: aparentar
Es posible que en páginas de internet
lo que no somos, lo que quizás queremos ser o,
como la mencionada al principio, el amor logre Octavio Paz, El laberinto de la soledad, 3ª ed., FCE, México, 2002, p. 46. 9
8
Ibidem, p. 276.
17
Karina Posadas Torrijos
cumplir las características que le son propias: la
pasión amorosa: “el descubrimiento de la
exclusividad entre los amantes sin que sea
persona amada, generalmente una desconocida;
involucrada un tercero, la correspondencia
la atracción física y espiritual; el obstáculo que
mutua, la transgresión al superar los obstáculos
se interpone entre los amantes; la búsqueda de
que separan a los enamorados y la libertad de
la reciprocidad; en fin, el acto de elegir a una
elegir a la otra persona y aceptar estar bajo su
persona entre todas las que nos rodean”11.
dominio.
Por otra parte, el sentido del amor como
Pero en principio y a la larga no dejan de
una carencia, mantiene la noción de que los
ser enlaces fríos y sistemáticos, pues a pesar de
individuos son seres incompletos que necesitan
que se despliegue una lista de prospectos
su otra mitad para alcanzar una plenitud,
amorosos, se pierde el sentido de destino y
llenándolo de atributos y fines que no le
predestinación que une a dos personas. Es
corresponden. Este pensamiento, quizás, es el
verdad que del otro lado de la computadora hay
causante de que las personas fracasen en sus
otra persona que atiende nuestro llamado, pero
contactos reales, rehusando el lado trágico que
al no conocerla físicamente, nuestra mente es
involucra al amor, y recurriendo a opciones más
libre de imaginarla como quiera, atribuyéndole
sencillas para mitigar sus ansias de afecto.
las características que nos gustaría que el otro
La decadencia del amor es sólo un reflejo
tuviera, siendo más que una realidad, un ideal
de la sociedad en el que todos estamos
intangible:
inmersos. No puede existir el progreso de un
Todos hemos vivido y asistido a esta
conjunto si el individuo no logra la plenitud
aurora del acontecimiento amoroso, pues el
individual por la vía adecuada, por el simple
amor,
se
impulso que lo caracteriza como ser humano y
demuestra no sólo por esta interrelación
que la modernidad lo ha ido deshumanizando
como
vivencia
cotidiana,
que establece entre seres distintos, sino también
por
procesos
íntimos
que
evidencia una realidad visible.10
con la misma celeridad de los avances tecnológicos.
El amor necesita una realidad de la cual aferrarse y de dos seres palpitantes que se miren frente a frente sin una máquina de por medio. Los titubeos de los primeros contactos enriquecen los elementos que conforman la Carlos Gurméndez, Estudios sobre el amor, Anthropos, Barcelona, 1994, p. 10. 10
11
18
Octavio Paz, La llama doble, p. 227.
...c
Yo todavía me acuerdo... Por Moreliana Negrete uando no tenía computadora ni internet. Mi mamá me
… cuando salieron los tamagochi y todos los niños de la escuela llevaban uno.
dejaba salir a la calle a jugar con mis vecinos. Andábamos en bici o nos dejábamos ir en la
…que
los
primeros
celulares
eran
gordotes y sólo servían para realizar llamadas.
Avalancha. Así me rompí una pierna.
… que cuando tuvimos nuestro primer
… de cuando los Chetos costaban $1.50.
microondas, compramos una caja de 50 bolsas
… que el equivalente a la alta definición
de palomitas para ver si sí servía.
era tener una tele a colores con control remoto
… lo divertido que era enviar una carta
y no las de blanco y negro con una perilla para
por correo tradicional y lo emocionante que era
sintonizar el canal.
esperar la respuesta.
… que, cuando se iba la luz, mis papás
… de mis walkman.
me contaban sus aventuras juveniles. Ahora tenemos la tele portátil que se puede conectar a
…cuando
… que tenías que pensar muy bien qué fotos ibas a tomar para no desperdiciar el rollo. … de los cines grandotes con matiné.
acetato y sólo tenía 5 canciones. varias y se transmitían de 7 de la mañana a 8 de
en
los rollos chistosos, que mi mamá tiró al agua.
…de cuando encontré un disco de …que las caricaturas del canal 5 eran
tareas
… de la cámara fotográfica Kodak, con
casetes en todas partes, por si en cualquier momento se le antojaba escuchar música.
mis
máquina de escribir.
la corriente del coche. … que mi papá siempre dejaba sus
entregaba
… cuando salieron unos lentes para ver en 3D algunas caricaturas de la tele y que, cuando te los ponías, se veía exactamente igual.
la noche.
… que las muñecas de juguete no tenían
… que no había telenovelas para niños.
que moverse ni hacer sonidos para que fueran
… que yo no veía videos musicales
divertidas.
porque no tenía televisión de paga.
… que yo siempre quise un gameboy.
… que me ponía de malas cuando prestaba mis VHS y no rebobinaban la cinta. … de cuando tenías que andar cargando
… que me tenía que memorizar los cumpleaños de todos para que no se me olvidaran.
tus trabajos de la escuela en disquetes (mínimo cinco).
19
La GalerĂa
La Galería
Magueyes en el municipio de Esperanza, Puebla. Juan Javier Pineda Tovar. Fotografía digital a color.
21
Los muertos no cuentan cuentos Por Marco Antonio M. Medina [Drama de Leerse en Mini Actos]
-D
I. esde esta altura puede verse casi todo el centro del valle, —dijo—. Como ves, no es muy grande. Ese es el Cerro de la Teresona, nunca debes ir allá, porque espantan. Ese
de en medio es el cerro del Calvario, tampoco vayas, ahí roban. Y ese terreno pelado era el parque de los Venados, ahí matan. —Veo que no hay muchos lugares a donde ir por aquí. —Ya te acostumbrarás, como todos. Lo mejor es que no salgas de aquí si no es para irte a tu casa. —¿Y la pintura? —No es pintura. Es mural. Lo pintó un güey de Tenancingo. —¿Así que ustedes vienen seguido acá arriba? —De vez en cuando. No nos dejan subir cuando hay niebla. —Supongo que alguien podría resbalar por aquí con toda esa niebla. ¿Nunca ha pasado? —Una vez. Hace casi un año. —Desde aquí no parece una caída mortal. —No fue desde aquí. Este acantilado puede dividirse en tres partes, en dos de ellas la caída no es fatal. Para la tercera sólo hay boleto de ida. —¿La vieron? —Sí. Salió en el Metro. Hijos de la chingada. De todo hacen carne, ya sabes: "Buscaba la verdad y encontró la muerte". Era de… —…de filosofía. Yo también lo leí. —[…] —Mira, cayó por ahí, entre esas piedras afiladas. Dijeron que se había tirado sola, pero el caso es que llevaba la mochila. ¿Te das cuenta? Por ahí, un poco a la derecha, ves, bueno por ahí subimos el otro día, ¿y sabes qué encontramos? Pues nada menos que un libro. —¿De qué? —Una Historia de la alquimia. Una vulgar edición del Fondo de Cultura. Le faltaban hojas, donde venían las ilustraciones, ¿no te parece curioso?
23
Los muertos no cuentan cuentos...
—Yo también me aventaría si tuviera que leer algo así. —Pero, no entiendes, es que no lo estaba leyendo. Alcanzó a agarrarse de él cuando la aventaron. —Si vienes en la noche con nosotros te enseño las páginas que le faltaban al libro… —[…] —¿Qué tal “Licenciada en Suicidio”?
-H
II. ay quien dice que cada vez que cometemos un acto prohibido, se abre una puerta oculta en nuestra mente o algo así. Lo que la gente llama magia o brujería no es sino la
manifestación de los pensamientos del espíritu, como los sueños. —¿Dónde leíste eso? —Por ahí. —Y tú ¿has cruzado esa puerta? Empezaron a fumar desde temprano. Iban directo. Ya se habían saltado a Bunbury y Héroes, iban en Chavela y San Pascual. Pink Floyd aguardaba. Algo se dijo de Homero y unas aladas palabras. No quería volver sobre el tema, pero el alcohol era demasiado guarro para entretenerse mucho en él y había que hablar de algo. —Y bueno, ¿no me ibas a enseñar los dibujos? El silencio fue incómodo. Les cayó como sandía en ayunas. Alguno pasó los ojos por el piso asqueroso. Alguien dijo que iba al baño. Dos salieron a masturbarse mutuamente en la oscuridad. Luego vino la historia de rigor. —No son dibujos. Son símbolos. ¿Qué sabes del exilio de los judíos en Babilonia en el siglo V antes de Cristo? Sabes que la próxima semana entregamos el ensayo sobre el Gilgamesh, y quiero discutir la influencia del pensamiento judío en el texto literario, qué te parece —Bueno, me parece que estás forzando el... —Piénsalo. ¡La cacería sagrada del oscuro Enkidú a través de los bosques del Líbano! ¡La fe en la existencia de una flor ultraterrena que devuelve la vida a los muertos! ¿No es el tema cristiano del fruto prohibido y la traición? La puta sabia, la deshonra y la expulsión. ¿Qué te parece? —Es un tema difícil y realmente no he leído sobre... —¡He pensado que tú podrías ayudarme! Creo que es algo muy tuyo. —No, lo que pasa es que...
24
Marco Antonio M. Medina
—Quiero que me ayudes a buscar un libro que no encuentro. Aparece en el catálogo de la biblioteca, pero debe estar mal acomodado por ahí. ¿Qué tal el lunes en la tarde? Come on/now/I hear you’re feeling down/I can ease your pain/get you on your feet again/…/
-P
III. or aquí. Mira, el libro no lo encuentro donde debería estar. Alguien debió dejarlo en otro lado. Ahora ven, por acá está el libro que trae la referencia... este: "Simbología esotérica
del arte Oriental antiguo". Las páginas centrales, donde dice: "el sincretismo religioso entre el paganismo babilónico y la tradición cabalística del éxodo..." más adelante. "... el mito fundacional judío halló en Babilonia el sustrato ideal que más tarde daría origen al Pentateuco; por primera vez la idea de Dios se unió a la idea del Libro ... " —Bueno, pienso que la escritura de la Biblia es incluso anterior a... —No pienses. No has comprendido. La traducción podría ser deficiente. No estamos hablando de la simple escritura de un libro. Mira esto: "Una de las sectas heréticas más radicales rompió con los preceptos de la tradición judeo-cabalística. Fueron condenados por sostener la creencia en un único Dios-Libro. Es posible que algunos hayan llegado hasta el archipiélago griego, donde habrían excavado galerías subterráneas que terminarían convirtiéndose en el mito del..." —¡Pero es que toda la tradición cabalística tiene fundamento en el libro como Dios! ¡Sólo estamos perdiendo el tiempo! —No entiendes nada. Para la cábala el Libro-Dios es una metáfora. No así para esta tradición secreta. ¡Pero para probarlo necesito encontrar el libro! —Ese libro no existe. Estás mintiendo, dijiste que aparecía en el catálogo, pero he agotado todas las posibles coincidencias y no hay nada. Es mentira. [...] —Bueno, es verdad que mentí sobre lo del catálogo. ¡Pero te digo que el libro existe y está aquí! ¡Porque...! Porque… —Vamos, ¿ahora qué vas a inventar? —Porque yo lo soñé… ¡Es verdad! ¡El libro está aquí! …y necesito que tú lo encuentres por mí. —¿Qué tengo yo que ver con tus sueños? —Los símbolos arcanos hablan de una flor ultraterrena que devuelve la vida a los muertos. El hacha de doble filo es en realidad un libro abierto ¿comprendes? ¡Esa flor es El Libro! Una flor dorada... pero para traerla del más allá hace falta una llave, un código. Esa llave es lo que 25
Los muertos no cuentan cuentos...
conocemos hoy día como un código genético... ¡y tú tienes ese código! —¡Estás enloqueciendo! Maldito nazi. Has visto demasiadas películas. Yo me largo. —¡Espera! Dijiste que tu abuelo tenía sangre judía... ¡entonces tienes una llave! En mis sueños yo encontraba una de las llaves y ahora te he encontrado a ti. ¡Sólo tú puedes traer ese libro! —Y déjame adivinar, ¿no está por aquí, verdad? —No. Pero puedo llevarte hasta la entrada... […]
-A
IV. hora relájate. No pienses. Concéntrate en dormir, sólo en dormir. —Necesito saber cómo es tu libro...
—No. Lo sabrás cuando lo encuentres. Yo te guiaré a través de los cuartos, por medio de los
símbolos que iré trazando a tu alrededor mientras sueñas. —Sigo pensando que deberías ser tú quien se meta en tus propios sueños... —Quédate tranquilo y respira. La noche apenas comienza y los caminos de la muerte son intrincados. —¿Cómo reconoceré el sendero que lleva a la Ciudad? —Con el tiempo. Con el tiempo todos los caminos se convierten en el único camino. Sólo dime una cosa, ¿te asustan los perros? El sendero que lleva a la Ciudad de los Muertos está guardado por el espíritu del Señor de los perros. Es inofensivo para los condenados, pero con los intrusos suele ser muy celoso y voluble. Si lo encuentras, prosigue firme y no temas. Disuadirte de tu propósito es su trabajo. —Silencio. Con este primer símbolo te serán revelados los caminos que conducen a la última morada.
L
V. os primeros rayos del sol pasaron por entre las persianas. El olor de los libros se hacía más intenso conforme avanzaba la luz del día. Estaba soñando que un perro lo olía, recargando
contra su costado el hocico duro. Era uno de los conserjes de la biblioteca que lo estaba picando con su escoba. —¿Y usté qué? ¿No tiene casa o qué? ¿Quién chingás le dio permiso de quedarse a dormir aquí? ¡Órale, órale! ¡A rayar el piso de su casa, escuincle cabrón este! …inches chavos, me cai. Vio la losa emborronada con un gis nacarado. Todavía alcanzaban a distinguirse círculos y
26
Marco Antonio M. Medina
cuadrados superpuestos. Su mareo le hacía ver el conjunto de trazos como los engranes de una maquinaria cósmica que conservara aún la inercia de su impulso ancestral. Había algunos libros botados de sus estantes.
E
VI. n la noche hablaron aparte. La música no era buena, y no había dinero para tomar mezcal. —Es importante que trates de recordar los detalles. ¡Qué fue lo que viste!
—Todavía me duele la cabeza. Vi… Que las puertas de la Casa de la Muerte son dos Por una se llega a ver lo que hay dentro La otra es sólida y tiene echado cerrojo Los que aquí entren háganse acompañar del perro que cuida los caminos y no crean en nada de lo ahí vean pues mucha es la magia y muy dañosa la hechicería en esta morada —¡Sigue! Soñé que estaba muerto y era el sueño más hermoso de mi vida Porque yo sabía que estaba muerto y mi espíritu flotaba sobre el mármol de las losas Recuerdo que sonreía porque era feliz —¡Demonios, no! ¡Pero dime, estabas realmente muerto o te veías muerto a ti mismo! ¡Si te
veías significa que entonces no estabas dentro! Luego desperté y supe que estaba vivo y quise regresar Pero cuando llegué otra vez las puertas estaban cerradas y yo quería entrar porque quería estar muerto Pero no podía Sólo podía ver adentro porque por esa puerta se podía ver pero no pasar —¡Aaah que su puta madre! [...] ¿Estás seguro que tu abuelo realmente era judío? A lo mejor sólo era otro asqueroso polaco... Habrá que probar otra vez. —Pero esta vez iré solo. Ya conozco el camino.
E
VII. ra muy temprano. Recuerdo que la mañana estaba helada y la niebla volvía a cerrarlo todo a la vista. Las flores del camino a la cima estaban negras y maceradas por el hielo. Cuando
llegué, él ya había traspasado la baranda de piedra. La vigilancia mal pagada no se atrevía con este clima. Necesité acercarme mucho para saber que esperaba de pie justo al borde del acantilado. No alcanzaba a verle los ojos. Su voz resonó terriblemente impersonal, amplificada como un eco por el vacío a nuestro alrededor. Esto fue lo último que me dijo: Las murallas que rodean esta Ciudad son infinitas y cíclicas pues no hay modo de entrar por voluntad en ella Pero en la noche del banquete de los muertos de entre ellas se verá levantarse las
27
Los muertos no cuentan cuentos...
dobles puertas y será la entrada Para los convidados al banquete bastará una llave sola pues ella les hará pasar y no volver Pero el que se llegue en cuerpo hasta aquí y quiera volverse procure una segunda llave y distinta a la primera —Entonces, ¡lo trajiste! ¡Déjame verlo! pero el tiempo que allí se entre es poco y recuérdese bien esto Que las puertas vuelven a cerrarse sin aviso y mudan su cerradura con cada amanecer El que quede sin salir para entonces será cautivo por siempre entre estos muros y escuchará aullar a los perros que a lo lejos lamentarán a coro su miserable suerte Aullidos y ladridos lejanos empezaron abajo. Venían en camino. —¡Date prisa! ¡Baja de ahí! ¡Detesto a esos cochinos perros! ¡Aviéntame el libro! Tenía que traerlo de regreso a como diera lugar. Pero cuando dio el primer paso hacia atrás, me heló el espanto, si eso aún fuera posible. Yo juraba que no habría más terreno bajo sus pies y lo vi flotar entre la niebla como un fantasma. Algunas piedras rodaron cuesta abajo, enfureciendo a los perros. Entonces brinqué la baranda manoteando a ciegas, como si creyera posible apartar de mí esa cortina de niebla pegajosa. Resbalé una vez y de milagro hubo más piedra bajo mis zapatos. Quedé completamente paralizado. Él me habló una vez más: …soñé que estaba muerto y era el sueño más hermoso —¡Dame la mano! ¡Apúrate! —le grité. No me escuchaba. Soñé con un libro perdido... en Él está escrito todo lo que es Ha sido y será En él estábamos tú y yo Y estaba escrito este día Pero sus páginas fueron redactadas por la mano de un hombre muerto y por lo tanto Pertenece a la Biblioteca de los Muertos Y hay sólo una forma de traerlo a este mundo Aquí está el libro que me pediste —¡Imbécil! ¡NOOOO! No pude moverme más. El largo tiempo que pasó hasta escuchar el primer impacto, no lo puedo explicar. Debe ser un fallo del cerebro. Fue un golpe solo. Un solo crujir como de rocas o de huesos o de ramas verdes. El libro quedó en mis manos. Menos algunas páginas sueltas que siguieron flotando aún mucho tiempo después de que uno de los vigilantes lograra quitarme de encima el montón de perros enloquecidos que ya empezaban a arrancarme la ropa. Ayer tuve otra vez el sueño de los cuartos.
— FIN —
28
La maldición de Roma Por Alejandra C. L. 6
P
El odio de María or las noches, el carruaje caminaba en la estepa antes de llegar a un pequeño pueblo y los integrantes del Equipo Balzac dormían plácidamente. En extrañas ocasiones el carruaje volaba, pero eso sólo sucedía cuando Xavier tenía un sueño tranquilo y ligero. María lo descubrió en la tercera noche fuera de la ciudad, al levantarse después
de soñar el encuentro de dos días antes. Contempló, con sorpresa, que el carruaje estaba muy por arriba del suelo, después de distinguir unas cuantas nubes que estaban cerca de la ventana. —Resulta que lo hicimos así porque cualquier bandolero puede interceptarnos y llevarse nuestro carruaje y, entonces, ¿cómo llegaremos ante Ella?—, anunció Xavier en el desayuno después de que María les hubiera dicho lo descubierto. Si bien, a veces, al levantarse Victoria, quien era la primera en hacerlo, descendía el carruaje lentamente al suelo, era extraña la vez que conducía Xavier, y eso si llegaban a un pueblo, porque la sombra del chico no contestaba ante las preguntas que le hacían. Al quinto día, mientras veían por la ventana todos los muchachos y Martha estaba detrás de la cortina, en un silencio sepulcral se escuchó un leve pitido que provenía de la ballesta, oculta debajo del asiento donde estaba Adela. —¿Qué es eso? —preguntó asustada María. —La ballesta —sonrió Adela, se agachó y la sacó. Todos voltearon a verla y distinguieron como el rubí producía un pequeño resplandor con cada pip- pip. —¿Por qué chilla? —inquirió Xavier—. ¿Es que acaso está viva y le duele algo o qué? —Si sabes de la ballesta, tienes que entender por qué silba —espetó Adela. —Bueno —dijo una voz débil detrás de las cortinas—, I don’t know, ser bueno que tú explicar algo. —Martha tiene razón —apoyó Xavier—, ex... —La ballesta chilla cuando una bruja está en un lugar determinado. —Interrumpió Adela para empezar a explicar, todos estaban mirando la ballesta, con excepción de Xavier que le dirigía miradas de odio a Adela. —Me gusta su sonido —mencionó Iván—, parece una musiquita muy bonita y tranquilizadora, ¿por qué suena así? 29
La maldición de Roma. Capítulo 6. El odio de María
—Por la acción que comete cada hechicero. Veréis —siguió explicando Adela—, aquí hay tres hechiceras y dos magos... —¿Vos no sois hechicera? —interrumpió Iván con su tono más dulce. —No quiero hablar de eso —susurró Adela entre dientes, molesta porque le habían cortado la inspiración. —Vos seguid —la animó María—, no importa... —María, no seáis amable —espetó Adela. —Bueno, ¿explicar por qué ballesta silba armoniosamente o no? —dijo irritada Martha desde su rincón. —Como tanto insistís —murmuró molesta Adela, suspiró y continuó acaloradamente—: Suena armoniosamente cuando el mago es bueno. Cuando es un hechicero malo, su sonido es muy molesto y chirriante. Igual suena bajo cuando el hechicero o mago es débil, y al ser poderoso el contrincante —suspiró de nuevo— el ruido aumenta. Si es malo el contrincante, bueno, he sabido de personas que se han quedado sordas por el sonido chirriante que emite ante estos hechiceros. No me imagino cómo sonará cuando estemos frente a Amelia. Al sexto día llegaron a una aldea donde la ballesta empezó a emitir un sonido chirriante, bajo pero molesto. María, quien estaba como todos los demás desperezándose y observando con rencor en el cuadernillo de los elegidos como la silueta de Martha se había unido ya a ellos, gritó: —¡Una cabalista de Amelia en la aldea más próxima! —Igual no lo es —anunció Victoria mientras el cuarto se transformaba en el comedor de seis sillas—, hay muchas cosas que debéis aprender María. —Puede que mi prima tenga razón —dijo Xavier mientras acomodaba los platos y cubiertos—. La ballesta tiene la capacidad de indicarnos si hay una bruja. Son malas y todas sirven a Amelia, ¿no? —No todas —dijo Martha, Xavier volteó a verla embelasadamente—, algunas trabajan por cuenta propia. —Eso sólo lo sabe una persona que trabaja para Ella —acusó María. —Cuando vivirse mucho tiempo con A-me-lia, poder saber cosas que ningún elegido saber —espetó Martha. —¡Bravo, pronunciasteis Amelia! —aplaudió Xavier, la abrazó y le dio un beso en la frente. Martha se sonrojó—. Espero y os acostumbréis pronto a pronunciarlo diario, en cada comida, en cada cena, hasta cuando os bañéis sería necesario para perderle el miedo al nombre.
30
Alejandra C. L.
—It is not funny —rió Martha algo apenada—, no gran avance. —¿Qué no lo es? —Xavier estaba intrigado—. Vamos, para alguien que sufrió mucho con Amelia es un gran avance perderle el miedo al nombre, luego seguirá a la persona... —Xavier —reprendía Victoria, pero el chico seguía hablando sobre cómo se tenía que perder el miedo a la oscuridad en persona, Martha se sonrojaba más, mientras el chico la seguía abrazando—. Xavier... —Mande —exclamó él. —Ya déjala y come —mandó Victoria. —Ah, claro —Xavier volteó a ver a Martha—. ¿No querréis sentaros conmigo damisela? —Bueno —contestó apenada Martha. Mientras desayunaban, no se escuchó más sonido que el ruido de platos y cucharas, pero el sonido de la ballesta pitaba cada vez más fuerte. —¿Cómo se sabe que una bruja sirve a Amelia? —preguntó María después de un tiempo. —Cuando sólo los elegidos la ven y los del poblado no —contestó Victoria. —Es como un espectro, ¿no? —inquirió Adela—. Los del pueblo pueden percibir algo, pero no lo ven hasta que una adivina llega y ve al ente, ¿no? —Algo parecido —dijo Xavier. —¿Y si vemos? A lo mejor hay algo que nos lleve con la bruja fea —sugirió Iván. —En eso tenéis razón, hermanito —apoyó María. —Bueno, ya que tanto insistís… —suspiró Victoria—. Bien, para saber si es una bruja de Amelia, primero tienen que ver si en la aldea hay antecedentes de alguna extraña leyenda misteriosa. María, has leído muchos libros de esta colonia de España, ¿no? —La niña asintió con un gesto de la cabeza—. Eso ayudará. Vamos a quedarnos en este lugar un día. Si no hay bruja, nos vamos, ¿están de acuerdo? —Sí —asintieron los niños. —Xavier, salid a manejar el carruaje —indicó Victoria— y buscad una posada para hospedarnos. Ahora, al llegar a lo que se haya cedido como nuestro cuarto, salid y preguntad si los aldeanos han percibido algo extraño, si ha habido un asesinato, algún robo, algo relacionado. María, vos relacionaréis estos hechos con alguna leyenda que hayáis leído. Xavier salió y comenzó a andar el carruaje. Unos instantes después se detuvo y el chico entró enojado a la habitación. “¡Cómo se atreven!”, decía para sí mismo. —What happen? —preguntó Martha agobiada.
31
La maldición de Roma. Capítulo 6. El odio de María
—Nada —espetó Xavier preocupado—. Sí hay lugar, pero me lo dieron sólo porque soy… —Xavier trataba de decirlo pero le costaba trabajo. —Ya veo —sonrió Victoria—, os lo dieron gratis, ¿cierto? —No, sólo me bajaron la cuota —murmuró Xavier entre dientes. —Hubiera sido gratis —suspiró Iván con dolor. —Mejor ya vamos —dijo María que estaba ansiosa por descubrir leyendas. —El carruaje se queda aquí —suspiró Xavier—, se lo llevarán a la cochera de la posada. Inmediatamente todos bajaron y se metieron a lo que sería su habitación, después de que Xavier pagará la cuota a una señorita de no más de 25 años con ojos color miel, que no dejaba de verlo embelesadoramente. Pasados cinco minutos de haber entrado al cuarto, Iván se puso a saltar en la cama; Martha, Adela y María platicaban sobre pre-romances; Xavier, de vez en cuando mientras jugaba con Iván, volteaba a ver a Martha. Victoria en cambio vislumbraba por la ventana el poblado. —Antes de irse, ¿queréis comer algo? —preguntó con una sonrisa. Los niños saltaron de alegría, tanto que no se apresuraron a preparar la mesa, ni nada. Sin embargo, al poco rato ya todos estaban comiendo a lo largo de una. Instantes antes, Martha había invitado a María que se sentará junto a ella, sin embargo, María, con la repulsión que le tenía a Martha, se fue a sentar junto a su hermano y Xavier tomó el lugar que Martha le había reservado a la más pequeña, lo cual hizo que la chica se ruborizará por lo acontecido en la mañana. —La verdad no sé por qué os ponéis de mil colores —le dijo Xavier mientras ya estaban comiendo—. Allá en Britania hay chicos más bonitos que yo. —No tomarlo mal, pero ser por la mañana —dijo Martha después de abrir los ojos muy grandes—. Further, there is no one in Britain to be compared with you —terminó. —Ay, Martha, realmente me encantas —suspiró Xavier. Martha se puso roja como un jitomate cuando todos los demás voltearon a verla. Por el contrario, Xavier anunció que no había razón para que lo hiciera, porque seguramente había recibido más galanterías por parte de su gente. Martha se ponía cada vez más colorada. —Qué vergüenza debe estar pasando la pobre chica —le susurró Adela a María. María los contempló, mientras platicaban, con odio. Desde que habían salido de la ciudad, Martha siempre se llevaba el centro de atención: cantaba canciones irlandesas con tonos muy movidos, que a veces los hacían levantarse de sus asientos y bailaban entre sí, cambiando de pareja a cada instante en donde, por supuesto, María no participaba. Había veces que en las noches,
32
Alejandra C. L.
cuando querían estar en vela, era la que más historias contaba, aún cuando María se llevaba el crédito en eso porque a Martha no se le entendía, ya que siempre juntaba palabras en inglés y en español. Iván comenzó a reírse, porque Martha cada vez se ponía más colorada. —Quieres que sea vuestra novia —dijo sarcásticamente el niño. —¡Vas a ver condenado! —gritó Xavier sonrojado y se abalanzó sobre él. Iván gritó y todos comenzaron a reírse por el comportamiento, sin embargo, Victoria le puso fin. —¿Cuándo no vamos a tener momentos así tía? —dijo tristemente María. —Hay veces que nos harán falta, pero nunca se aloquen —dijo severamente Victoria. —Mi mamá ya chochea —susurró Xavier. Todos se empezaron a reír. —Que falta de respeto es esa —anunció enojada Victoria—, por eso ahora vos vais a ir con la tendera de la posada a preguntarle si no hay sucesos extraños. ¡Y no pongáis pretextos de que os vaya a hacer algo! —añadió al ver la cara que ponía Xavier. —Ahora sí que os castigaron —dijo burlonamente Iván. Xavier lo miró repulsivamente. —Mamá, ¿puede el bebé venir conmigo? —dijo alegremente. —¡No soy un bebé, tengo siete años, cumplo ocho en mayo! —gritó Iván consternado. —Eso depende —contestó Victoria dubitativamente. —Así verá lo que se siente ser observado —Xavier volteó a ver al niño con malevolencia—. Sois muy atractivo para vuestra edad, ¿lo sabíais? Iván se encogió en su silla abochornado. —Está bien, que vaya con vos —dijo tajantemente Victoria. Iván palideció ante tal determinación de su tía, que María intercedió por él. —Vamos, él no tiene la culpa de lo que hizo… —no terminó la frase porque Victoria la miró con aversión. —Vais con Martha a buscar por el pueblo —ordenó. —¿No puedo ir con vos o con Adela? —repuso María angustiada por la orden de su tía. —No, Adela dijo que quería venir conmigo —terminó Victoria. María volteó a ver a Adela con odio, quien se le quedó viendo con cara de “No es cierto, pero ya ni modo”.
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La maldición de Roma. Capítulo 6. El odio de María
María suspiró. No había más remedio, debía cruzar el poblado con la compañía de Martha. ¡Qué coraje! ***** —Os lo voy a repetir otra vez: ¿Vos habréis visto algún espectro o algo inusual por aquí? La muchacha suspiró de nuevo. —Si quiere que lo llevé por el pueblo, con gusto lo haré. —Yo creo que sería una buena idea —susurró Iván. —No, Iván, ¿y si nos hace algo? Recuerda que es diez años más grande que nosotros —susurró Xavier tan bajo, que sólo el niño lo pudo escuchar. Luego se dirigió a la tendera de nuevo—: lo siento, pero únicamente quiero saber si hay algo de malo por aquí. —¿Para qué lo queréis saber? ¿Acaso sois de la Santa Inquisición o algo así? —dijo la mujer con un reprimido bostezo. —¿Por qué a mí? —pensó Xavier, mientras se golpeaba la frente con su puño derecho. ***** María y Martha se habían detenido a preguntar a los transeúntes. Mientras que Martha les preguntaba a los jovenzuelos, de donde nunca sacaba información, María lo hacía con las personas mayores de diferentes sexos. Cuando se sentaron en el pórtico de la iglesia, María ya tenía reunida información que diferenciaba un poco, pero todo llegaba a la misma conclusión: desde que había llegado a la ciudad una muchacha rubia con ojos color miel, todas las noches desaparecían las personas que tenían algo pendiente con un familiar o que guardaban sus sentimientos de rencor hacia alguien. —Mi hijo, el mayor, tuvo una disputa hace un mes conmigo por el maíz —le dijo un mestizo con la piel indígena y el semblante español—, tres días después no supimos nada de él. Así, con esa información recabada, decidieron irse, no sin antes comprar algo de comer porque la caminata las había cansado. María, al ver a Martha preguntarles a chicos, se preguntaba con odio cómo podía haber sido elegida. Seguramente los entregaría porque, ¿acaso no dijo que servía a Amelia? Sentía cómo su enojo, por estar con ella que al terminar de decir nothing después de hablar con un chico entre la edad de ellas dos, crecía como un extraño placer. Así que decidió no hablarle por más que le preguntara Martha, medio en español medio en inglés, qué había encontrado, siempre tenía una respuesta amarga. Cuando compraron algo de comer, Martha le sonrió dándole parte de los bizcochos que acababa de comprar. —Gracias —dijo María apenada, pues no sabía si recibirlos, pero recordó que su madre le
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había dicho que nunca regresará el presente de alguien por más malo que se viera. Si era comida menos, porque Dios castigaba al que lo hiciera. —Yo creo que ser hora de irnos —sonrió Martha, mientras la iglesia tocaba las campanas anunciando las seis menos cuarto. —Sí, tenéis razón —suspiró María viendo el reloj y comiendo un bizcocho—, empieza a anochecer. Caminaron rápidamente hacia la posada en silencio, sin dirigirse una sola palabra. Al llegar a la posada, vieron cómo Xavier todavía trataba de sacarle algo a la tendera. —¿Irnos? —sonrió Martha, ofreciéndole un pan. —¡Por fin! —gritó con júbilo Xavier, agarrando el bizcocho que le había ofrecido Martha. A continuación se retiraron, no sin antes percatarse que la muchacha veía, con una sonrisa malévola, a María con especial énfasis. María nunca la había observado bien, hasta ese momento. Era muy parecida a las descripciones dadas por los aldeanos. Al entrar al cuarto, se percataron que Victoria y Adela aún no habían llegado. Xavier les platicó lo que había sucedido con la muchacha y María les platicó a Xavier e Iván lo que descubrió. —Pues para atraparla tendremos que recurrir a uno de nuestros más profundos odios —dijo Xavier pensativo—. Hay que ver… diremos nuestros odios y veremos cuál es el más fuerte y a ese lo ponemos como carnada. Empezaré yo —suspiró—. Odio a mi padre que ya se murió. ¡Qué bueno! Se lo merece por dejar a mi madre sólo porque era bruja y decía que yo era hijo del demonio. También odio a alguien que me hizo algo muy malo a los siete años de edad y fue la causa de que estuviera encerrado en mi casa durante mi niñez. —Ir yo —sonrió Martha—. Yo creer no odiar a nadie. —¿Qué? —espetaron conmocionados los otros tres. —No, nadie —dijo Martha con tranquilidad. —Oh, vamos Martha, tan siquiera debes de odiar a Amelia —anunció Xavier dulcemente. —Bueno, sí odiar Amelia, por ella no tener padre y mi mamá estar en libertad condicional y no poder hacer nada de hechizos o la quemarán —sollozó con rabia—. Cómo yo querer tenerla aquí, matarla con mis propias manos. Ojalá pudrirse ella en infierno cuando vayamos a matarla. —Eso sí que es odio —señaló Iván— no como yo que odio a José, porque se queja a cada rato del edificio escolar. ¡A veces me dan ganas de estrangularlo para ver si así ya no habla! —terminó el niño entre dientes. —¿Y vos, María? —inquirió Xavier después que Iván hubiese terminado—. ¿A quién odiáis?
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La maldición de Roma. Capítulo 6. El odio de María
—Yo… —María titubeó al recordar cómo Martha le había ofrecido bizcochos en la catedral, pero… ¡Había matado a su padre! —Yo odio a vos —dijo una voz detrás de Xavier. Todos voltearon. Al parecer Victoria y Adela acababan de llegar. —Y creo que es muy obvio, ¿no? —sonrió Adela perversamente. —Sí, ya sé por qué —murmuró Xavier enojado—. Yo también os odio. —¿Por qué la discusión de saber a quién se odia? —preguntó interesada Victoria. María le contó lo que había descubierto. —Ya veo. Pero no creo que sea una bruja de Amelia —dijo Victoria dubitativamente. —Una mujer que alimentarse del odio deber serlo —anunció Martha—. Siempre ellas buscar quién darles energías. El odio causar fuerzas malignas. —Bueno en eso tenéis razón —sonrió Victoria. —Una vez más, la inglesa se lleva el crédito —susurró María con odio, después que Martha recibiera ovaciones de Adela, Iván y Xavier. A continuación, comenzaron a acomodar las camas antes de que la poca luz que recibían se acabara. Iván comenzó a tener ataques de pánico, pues como el cuarto estaba muy oscuro y tenía un extraño olor a humedad, decía que si no iba a ver fantasmas. —Si hubiera, ya se aparecería, ¿no? —trató de tranquilizarlo Xavier, pero el niño tuvo más miedo. María, con una sonrisa, le dijo que se acostará con ella, así no tendría miedo. El niño aceptó. La chiquilla pensaba que pronto todo acabaría, en su otra vida no recordaría nada, sin embargo, el tan sólo pensar que estaría tres años con Martha, le causaba más rencor. “Ojalá sea la primera en morir”, pensó antes de acostarse. No supo si fue un ruido. Lo más extraño era que estaba despierta de un momento a otro, era como sí apenas acabará de cerrar los ojos y en otro instante los hubiera abierto, sintiendo algo pesado encima de ella. Quiso decir: “Iván, haceos a un lado”, pero de su boca no salió ningún sonido, sintió algo de pavor cuando escuchó: “¿La odiáis verdad? Mató a vuestro padre y le deseáis la muerte”. Trató de gritar pero no pudo. Sí odiaba a Martha, pero lo que más deseaba en ese instante era quitarse esa carga. “Vendréis porque la Doña quiere veros”. A María eso le inquietó. —¿Por qué demonios me quiere a mí? ¿Por qué no se lleva a la inglesa? ¿Es su sirviente no?
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—espetó por fin María con furia, despertando a los demás. —¿Qué…? —Iván gritó al ver que a los pies de la cama había una figura humana alta. La sombra de la noche la hacía ver como un espectro. —Lumina —dijo Xavier mientras juntaba sus manos para que saliera una luz. Distinguieron a la chica de la posada. —¿Vos? —interrogó Adela intrigada desde su camastro. Ella comenzó a reírse, debilitando con aquella risa a María, quien se desmayó. —¡No llevártela! —gritó con determinación Martha, cuando la bruja se colocó a María en los hombros. —¿La vais a defender aún cuando sois la persona que ella más odia? —sonrió la cabalista. —Sé que me odia desde un principio, pues por un accidente en el que yo estuve involucrada su padre murió —dijo Martha en inglés— pero eso no significa que la dejé morir, pues yo ya le he perdonado todo el odio que tiene contra mí. No tiene nada de malo hacerlo, yo también odio a vuestra Señora por haber matado al mío, sin embargo, lo que Ella hizo nunca se lo perdonaré. María es una buena chica que guarda un gran aprecio y un gran corazón, eso lo sé. Por eso no voy a dejar que os la llevéis. —Sois una pobre ingenua —dijo la bruja con desprecio y, con un movimiento de la mano, voló a Martha azotándola en la pared. —¡Martha! —gritó Xavier abalanzándose sobre la bruja. Sin embargo, el efecto de la luz se había acabado y no sabía dónde estaba. —Se ha ido y con ella… mi hermana —anunció Iván con un hilo de voz, mientras con la mirada fija contemplaba la ventana donde las cortinas ondeaban con el aire. ***** —¡Levantaos, arriba todos! —exclamó Victoria al correr la cortinas. —¡Mamá! ¡Pero si todavía no ha salido el sol! —bostezó Xavier al ver por la ventana el cielo oscuro y se echó la cobija encima. —María no va a esperar hasta que quieras levantaros —dijo Iván con voz trémula medio levantado, con la misma mirada fija de la noche anterior. —Yo pensé que todo había sido un mal sueño —anunció Xavier confundido mientras se levantaba. —Por eso no he dormido —dijo Iván tristemente.
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—Vamos, hay que irnos —dijo Victoria—. No tiendan las camas —ordenó al ver que Adela y Martha comenzaban a hacerlo—, tenemos prisa. Xavier bajó rápidamente por el carruaje y, ya que la posadera no estaba, lo sacó sin problemas. Cuando los otros cuatro habían bajado con las maletas y la ropa nueva que habían comprado Adela y Victoria en la aldea, Xavier ya estaba listo. —No puede estar lejos de aquí —murmuró Adela pensativamente al ver como la ballesta pitaba cada vez más rápido. —Es la posadera, miraba raro a María ayer —dijo Xavier desde su asiento de cochero, una vez que el carruaje se hubiese movido. —¡Claro que es la posadera, estúpido! —ladró Adela. —Well, mujer ser como decir aldeanos —confirmó Martha—. ¿No verla cuando Xavier hacer hechizo? She was! —Tenía que apoyarlo su novia —murmuró Adela con rencor. —¡Ahí esta María! —exclamó Xavier con un grito de temor, sin hacer caso de lo dicho por la pelirroja—. ¡Está muerta! —gimió. Todos hicieron una exclamación de sorpresa, Iván palideció y sin que el carruaje terminara de pararse, el niño, de un salto, salió aún cuando Victoria trató de impedírselo. María comenzó a moverse momentos antes de que Iván llegara a ella. A su alrededor había muchos cuerpos inconscientes. Estaban en lo que parecía ser un criadero de ganado, donde la cerca era de madera y, en lugar de toros y vacas, había cuerpos amontonados entre sí. —María, hermana, ¿estáis bien? —dijo Iván cuando estaba cerca de María y ella terminará de levantarse. —¿Qué hago aquí? —se preguntó confundida. —Os trajo la bruja —dijo Iván con temor, en tanto buscaba que no le hubiera hecho nada malo. —No recuerdo nada, salvo… —María abrió los ojos asustada, recordó: “Vendréis porque la Doña quiere veros”—. Sí, a la única que quiere es a mí. ¡Amelia únicamente me quiere a mí! —zarandeó a Iván asustada—, pero ¿por qué? —Porque sois la única que la completará —sonrió la bruja desde su rincón, sentada en una esquina de la cerca. Ágilmente bajó para estar con María—. Qué contenta se pondrá cuando sepa que yo maté a todos y le llevé la persona que más quiere. —No lo entiendo —dijo María con odio—, pero no voy a dejar que matéis a mis amigos.
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—Bueno, no creo que os preocupéis por la inglesa —e inmediatamente la bruja se abalanzó sobre Martha que, al igual que los otros, corrían a socorrer a María—. ¿Qué me decís ahora? —No la vais a matar —anunció María con más odio al ver cómo la bruja abrazaba a Martha del cuello y la chiquilla respiraba con dificultad. —¿Acaso no querréis que muera? —sonrió la bruja perversamente. —La única que la va a matar soy yo —dijo María con más odio, pues ya había descubierto el punto débil de la bruja—. Ella tal vez mató a mi padre, pero todos tenemos derecho a perdonar y ser perdonados. Ella por algo fue elegida y lo admito, tendré que aguantarla por tres años hasta que lleguemos con Amelia, pero aún así sé que le faltan muchas cosas por vivir y por lo menos, me conformo con imaginar su muerte, torturándola una y otra vez, al menos en mis pensamientos, donde yo soy la que la mato y vos… no me vais a quitar ese privilegio. —Con cada palabra que decía María, la bruja se empequeñecía hasta parecer una niña de tres años. —¡Tarde o temprano sufriréis el más terrible de los suplicios y le pediréis disculpas a esta chiquilla! —dijo segundos antes de que una saeta la alcanzará. —Mientras eso pasa, prefiero seguir torturando a Martha en mi mente —sonrió María en el instante que la flecha atravesaba a la bruja. —Nunca imaginé que esa aversión por Martha fuera el más terrible odio de los seis —dijo Xavier sorprendido, cuando caminaban hacia el carruaje. —Pues ya veis, esa aversión nos salvó —sonrió María—. Sobre todo de que no me llevarán con Ame… —calló, porque no quería revelar que siempre se la querían llevar. Sin embargo, Xavier adivinó y le sonrió, haciendo que María se ruborizará un poco. —Gracias por salvarme —le dijo Martha amigablemente—, but for that I had to know tú odiarme y querer matar. —Al menos me quité una carga de encima, ya no sabía qué hacer —sonrió María—, pero no creo que nos llevemos bien aún, en lo que nos queda del viaje —terminó con ira al final. —Yo creer que sí —dijo Martha contenta, dándole una palmadita en el hombro. Mientras caminaban, se fueron percatando cómo las personas que habían estado inconscientes, se levantaban confundidas. Un muchacho de 19 años de edad, con un semblante español y piel indígena, al que María reconoció, gritó contento: —¡No había qué reclamar, toda la cuenta estaba bien! —Ahora estas personas estarán bien consigo mismas y con sus semejantes —sonrió María al subir al carruaje—. ¿El hechizo se acabó una vez que la maté?
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—El odio es difícil de comprender, pero una vez que estuvieron lejos de sus casas, pensaron en cuánta falta les hacía estar con los demás —sonrió Victoria. —Yo digo que eso es malo —dijo Xavier confundido. —Es verdad, uno se daña a sí mismo y jamás podrá ser feliz. El odio os lleva a realizar cosas que no tienen caso. Aprender a perdonar es una virtud y si os odian, no mostréis lo mismo, ruega porque esa persona encuentre el camino de la luz —concluyó su madre.
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Yo a veces o m i t o… literatura.
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Temática
No. 13
6 de agosto de 2012
El trabajo de escribir
No. 14
3 de septiembre de 2012
Violencia
No. 15
1 de octubre de 2012
Comunicaciones. Los lenguajes y las lenguas.
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