No. 15. La lengua y los lenguajes

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las damas en italiano, con los hombres en francés,

¡y con Dios en español!

se cuenta que una vez dijo que con su caballo hablaba en alemán, con

No. 15

Del mismo Carlos V


La pluma en la piedra Agradece bla, bla, bla, bla, bla, lectores, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, colaboradores, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, equipo, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, editorial, bla, bla, bla, bla, bla, seguidores, bla, bla, bla, bla, bla, mundo, bla, bla, bla, bla, bla...

"Del mismo Carlos V se cuenta que una vez dijo que con su caballo hablaba en alemán, con las damas en italiano, con los hombres en francés, ¡y con Dios en español!"

Ilustración de portada: Glifo Cita: Antonio Alatorre, Los 1001 años de la lengua española, 3a. ed., FCE, México, 2003, p. 292. Derechos Reservados. La

pluma en la piedra , Toluca, México, No. 15, octubre 2012.

La pluma en la piedra es una publicación mensual e independiente de distribución gratuita por internet. Todos los artículos, ensayos, escritos literarios y obras publicadas son propiedad y responsabilidad única y exclusiva del autor y pueden reproducirse citando la fuente.

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La pluma en la piedra

laplumaenlapiedra@gmail.com

@PlumaenlaPiedra


Han escrito esta edición

 Dulce Thalía Bustos Reyes  José J. González  Serena Torres Peralta  Alejandra C. L.  Moreliana Negrete 

Artista

 José J. González 

3


Editorial 5

Las lenguas y los lenguajes Sobre la incomprensión Dulce Thalía Bustos Reyes y José J. González

7

Reflexiones bucales Serena Torres Peralta

10

La Galería Pleroma José J. González 14

Creación Literaria La maldición de Roma. Capítulo 8. Enigmas ocultos Alejandra C. L. 16 Iter cósmicum José J. González 26 XXV Moreliana Negrete 28

Convocatoria 31

4


B

uen mes, muy querido lector. Aquí estamos en un número más para traerles diversión y entretenimiento. En esta ocasión, el tema de la edición gira en torno a ese elemento vital que nos ha permitido ser la especie

dominante del planeta (o al menos eso nos han hecho creer): la lengua y los lenguajes. Por lo que usted podrá encontrar dos colaboraciones harto interesantes; por un lado, “Sobre la incomprensión” de Dulce Thalía Bustos Reyes y José J. González y, por el otro, la de Serena Torres Peralta con sus “Reflexiones bucales”. En

La

Galería

contamos

con

la

grata

presencia

de

José J. González con su obra: Pleroma. Y en la sección favorita de todos los niños, podrán disfrutar del octavo capítulo de La maldición de Roma de Alejandra C. L.: “Enigmas ocultos”; “Iter cósmicum” de José J. González y el poema número XXV de Moreliana Negrete. Los dejamos por el momento y los invitamos a que envíen sus colaboraciones

a

nuestra

dirección

de

correo

electrónico.

En noviembre: un bestiario.

La pluma en la piedra

5



Sobre la incomprensión

P

Por Dulce Thalía Bustos Reyes y José J. González or qué el hombre tiende a desear

países de tercer mundo son inferiores a los de

adquirir cierta superioridad, sin

primer mundo; la utilización de términos

saber que este término —como lo

«superior-inferior» resulta fuera de lugar aquí,

ha de apuntar Hegel— marca una

porque si bien lo podemos analizar, cada

diferencia en cuanto a cuantificación. El fin de

sociedad (grupo de personas) es generadora de

la existencia humana no debe de estar sujeta al

conocimientos que sólo le pertenecen. Las

cuánto se posee, sino a la calidad de lo que se

cosas, por no encontrar otro término, que tienen

puede llegar a poseer. Es así como llegamos a un

las personas del Tíbet, por ejemplo, con y para

problema, no actual, pero que no se ha tomado

ellos, no pueden ser comprendidas del todo por

en cuenta por muchos, nos referimos al mal uso

alguien ajeno a su territorio por más cercano

del lenguaje; el pseudo-intelectual creerá que

que se encuentre a ellas, porque simplemente

mientras más palabras retenga como base de su

está fuera de la contextualización de la cultura

conocimiento es superior de aquel que sólo

donde se están desarrollando. En este caso, si en

tiene en el registro de la memoria unas cuantas

todo el mundo o, mejor dicho, en los hombres

palabras,

la

de este mundo, no hay una comprensión del

nivel

todo, cómo podemos hablar de superior-inferior.

cognoscente le ha de colocar en un nivel más

Al parecer no estamos haciendo caso de la

alto de aquel que sólo guarda para sí un número

máxima socrática que dicta: saber que se sabe

limitado de conocimientos, ya sean estos

nada.

engañándose

acumulación

de

atrozmente

información

que a

adquiridos o naturales.

El no querer aceptar que no se puede

Nuevamente, la cuestión no está en el

comprender todo trae al hombre una serie de

cuánto se posee, sino, en el caso del lenguaje, en

problemas con y para sus semejantes, ya que no

cómo

signos

puede aceptar verse como un sujeto infinito-finito

comunicativos que sirven al ser humano para

—bajo los términos de Kierkegaard—. Su

estar en interacción con el universo. Hablamos

no-comprensión trae como consecuencia un

de una utilización significativa de los elementos

desentendimiento de lo que sucede a su

que están dentro y fuera de la misma naturaleza

alrededor. Las guerras surgen porque, en efecto,

del hombre. Por tanto, bajo este principio,

algo no se logra comprender, y con el afán de

caemos en un error cuando afirmamos que los

querer desplazar ese sentimiento de finitud no le

se

utilizan

estas

palabras,

7


Sobre la incomprensión

queda

más

que

demostrar

su

supuesta

“todos forman un mismo pueblo y hablan una

superioridad de una u otra forma y, en este

misma lengua”.

caso, llega a destruir al otro. El hombre no

La implantación de una lengua hablada

acepta su condición dual, casi pitagórica,

por todos tiene como fin una manipulación de

empieza a caer en la más completa de las

tipo cognoscente, ya que los subordinados

desesperaciones, se angustia, comienza a verse

tendrán que asimilar de manera inconsciente una

como alguien inferior por su incapacidad de asir

programación hacia una cultura nueva, por

toda la realidad. Debemos de tener en cuenta,

tanto, también se verán sometidos por la lengua

entonces, como se apunta en El convivio de

dominante. Quien no quiera entrar en este

Dante y en las Cartas a Lucilio de Séneca, que

círculo abierto por las buenas se verá en la

quien en su ser alberga un sentimiento de

necesidad de perder su autonomía por efecto de

inferioridad se convierte en alguien peligroso

una guerra, porque quien no está dentro de esta

para sí mismo y para los demás.

dominación empieza a adquirir el papel de

Hoy día el lenguaje se ha visto metido en

enemigo a los ojos de todos, porque nadie

esto, se ha planteado una lengua universal, una

puede estar en contra de la unidad, y si lo haces

lengua que regule todo, tanto cuestiones

tienes que conformarte con llevar una vida

políticas, sociales, económicas, entre otros

como la del personaje principal de El Castillo,

tantos aspectos, y quien no puede adquirir la

donde todos saben que existes, pero nadie hace

competencia de esta lengua es visto como un

nada por ti, porque eso implica meterse en

inferior; alguien que poco a poco se verá como

problemas con las más “altas jerarquías” que

un excluido; estamos ante un fenómeno bíblico,

tienen el poder de todo. Entonces, ni el mismo

se pretende revindicar la torre de babel bajo una

Jared tendrá la bienaventuranza del poderoso

visión mal estructurada. En lugar de que esta

para suplicar por aquellos que están fuera del

lengua reguladora funcione adecuadamente igual

círculo.

para todos, no tiene más que una función oculta,

¿Cuántas veces no hemos sido testigos de

que es el de la manipulación, entonces se

las disputas, problemas, guerras, que surgen por

empiezan

voces

la mala comprensión? La golpiza que le

provenientes de la nueva gente de un nuevo

proporciona un hombre a su esposa, en cierta

Nabucodonosor —“Construyamos una ciudad

medida tiene su génesis en este fenómeno de no

con una torre que llegue hasta el cielo; así nos

saber lo que el otro quiere tratar de decir, ¿no es

haremos

andaremos

acaso esto irónico a sapiencia pues de que

desparramados por el mundo”—, al tiempo que

ambos hablan la misma lengua, llámese español,

a

escuchar

famosos

y

aquellas

no

8


Dulce Thalía Bustos Reyes y José J. González

inglés o cualquier otra? Saber que la lengua está

las personas que habitan en dicha nación. Homo

entrando en estos juegos sucios nos debe de

mominis Lupus, que más tarde retomaría Hobbes:

llenar de tristeza, cuando en un inicio el

“El hombre es el lobo del hombre”. Se utiliza la

lenguaje, en cualquiera de sus manifestaciones,

palabra para hacer daño al semejante, para

tiene como principal característica reforzar

destruirlo, para anularlo; la lengua ya no nos

lazos, estructurar nuevas relaciones con el

ayuda a acercarnos, sino que nos va separando

universo, unificar al hombre con sus semejantes

poco a poco, nos va conduciendo al Alvus

para así llegar a formar parte de un todo

Tenebrarum, cada vez más lejos de cantus Lusciniae.

homogéneo.

Debemos de tomar nueva consciencia de a dónde

Al parecer, el punto primordial del

queremos que vaya el mundo.

lenguaje se ha olvidado para darle paso a un uso sanguinario. Las palabras matan. Cuántas veces no hemos escuchado: “se ha declarado la guerra a X nación”, siendo ésta simbólica, porque a quienes en realidad se les declara la guerra es a

9


Reflexiones bucales Por Serena Torres Peralta

T

odos aquellos quienes hayan

muy parecida significación con otro"1.

asistido a un curso de redacción, o

conforman la Real Académia, el señor don

divertimento, sabrán que lo que

Lyons propone que el criterio para definir la

diré es verdadero. Siempre, o mejor dicho,

sinonimia no sea tanto el de semejanza entre el

nunca falta que el amable docente, dentro de las

significado, sino la identidad que surja entre las

recomendaciones para que se mejore la

expresiones, es decir, que si yo quiero decirle al

comunicación escrita, incluya el precepto de no

cantinero que me dé mi bebida bien fría,

repetir palabras. Que si porque muestra tu bajo

difícilmente

vocabulario, que si porque el lector no te

sustituya exactamente la palabra bebida, la

entiende con facilidad, que si porque pones en

palabra bien y la palabra fría —incluso no

evidencia

la

encuentro mejor manera de referirme a la

recomendación, junto con muchas otras, es la

palabra palabra más que con la palabra palabra—;

misma: evitar la repetición.

pero tal vez sí pueda utilizar una construcción

¿Pero

por

tu

obligación,

ineptitud…

cómo

hago

interés

Pero más avezado que los viejitos que

en

eso?,

fin,

preguntará

alguien. “Pues con el diccionario”, contestará el

encontraré

una

palabra

que

que comparta la identidad de que deseo ingerir un algo a temperatura inferior a la ambiente.

sabio dirigente del grupo. Pues sí, tampoco se

Académicamente podemos distinguir tres

puede rebatir tal respuesta. “Ah, pues se usan

tipos de sinonimia: los cuasisinónimos, la

sinónimos,

sin

sinonimia parcial y la sinonimia absoluta. Los

embrago, por salud mental del joven-adulto que

cuasisinónimos, dice el señor don Lyons, son

desea mejorar su habilidad escritora y que nada

aquellos cuyo significado es más o menos

le interesan las vicisitudes de la lengua, se evitará

semejante, pero no idéntico; la sinonimia parcial

decirle que, en realidad, no existen los

es aquella en la que las expresiones son idénticas

sinónimos.

en su significado, pero que no llegan a cumplir

¿no?”.

Afirmativamente,

Vaya, no digo que no existan, existan, sino

todas las condiciones para la sinonimia absoluta;

que, como tal, dos palabras con significados cual

por otra parte, la sinonimia absoluta contiene

gotas de lluvia, resulta difícil encontrar. Bien

expresiones idénticas, sin ningún aspecto que las

dice el DRAE, que sinónimo se refiere a "un

pueda diferenciar entre sí, salvo la grafía y la

vocablo o una expresión que tiene una misma o

Diccionario de la lengua española, 23ª ed., junio, 2004, Real Academia Española. Versión en línea. 1

10


Serena Torres Peralta

pronunciación de la palabra.

sinónimos, encontramos que hay diferencias

Entonces, tenemos que el significado de bebida en el DRAE es: "líquido que se bebe".

entre la palabra principal y las palabras propuestas, eliminando la posibilidad de una

En tanto, al acudir a un diccionario de

sinonimia

absoluta.

Dichas

distinciones

sinónimos (Diccionario de sinónimos, antónimos e

abarcan tintes de particularidad, generalidad,

ideas afines de la editorial Sopena), la definición

coloquialismo, dialectalismo o tecnicismo; y,

es similar pero se amplía: "Cualquier líquido

para divertimento de algunos y aburrición de

que se bebe y también líquido compuesto

otros, me detendré en ver cada uno de los

como

significados de los “sinónimos” recomendados.

los refrescos y medicamentos,

especialmente

los

alcohólicos"2

continuación,

dicho

diccionario

y,

y a

La primera propuesta es líquido, cuya

propone

definición dice: "Dicho de un cuerpo de

palabras afines para sustituir bebida: líquido,

volumen constante: cuyas moléculas tienen tan

licor, poción, néctar, brebaje, bebistrajo,

poca cohesión que se adaptan a la forma de la

recuelo, potingue, pócima, infusión, refresco,

cavidad que las contiene, y tienden siempre a

bebedizo y filtro.

ponerse a nivel"3. La diferencia entre bebida

El señor don Lyons propone una serie de

radica en que líquido parece un término general

condiciones que las expresiones deben cumplir

empleado para nombrar a todos los elementos

para determinar la existencia de una sinonimia

que cumplen con tales características. Si bien, lo

absoluta:

líquido puede ser bebible, es bien sabido que no

1. Que en las expresiones confrontadas,

todo debe ser ingerido.

todos sus significados sean idénticos. 2. Que dichas expresiones sean sinónimas en todos los contextos.

El licor, en tanto, es una "Bebida espiritosa (me fascina el término espiritoso) obtenida por destilación, maceración o mezcla

3. Que sean semánticamente equivalentes

de diversas sustancias, y compuesta de alcohol,

en todas las dimensiones del significado,

agua, azúcar y esencias aromáticas variadas".

descriptivo y no descriptivo.

(Aquí tenemos una bebida con tintes netamente

Por lo tanto, regresando al ejemplo de bebida,

fiesteros.)

los “sinónimos” propuestos hacen referencia a

Una poción es un "líquido compuesto que

líquidos cuya razón de ser en el mundo es ser

se bebe, especialmente el medicinal". (La

ingeridos, pero al rastrear las acepciones de

bebida que nos obligaba a escondernos en la

cada una de las propuestas del diccionario de

infancia.)

Andrés Santamaría. Diccionario de sinónimos, antónimos e ideas afines, p. 52. 2

Todas las definiciones son tomadas de la versión en línea del DRAE. 3

11


Reflexiones bucales

El néctar es un "licor deliciosamente

Como ya pudo notar, mi querido lector,

suave y gustoso". (Como el que sólo podían

todas estas definiciones tienen algo en común:

beber los dioses griegos.)

todas poseen la capacidad de poderse introducir

El brebaje es una "bebida, en especial la

a nuestro organismo a través de la boca. Sin

compuesta de ingredientes desagradables

embargo, cada una de ellas refiere a una

al paladar". (Aquel que inventaba la tía Dominga

característica específica de cada palabra, desde

para aliviar alguna dolencia, que bien pudo

las bebidas alcohólicas hasta medicinales, las que

haber sido curada con un Mejoralito.)

tienen un determinado sabor o al efecto que

El recuelo es "café cocido por segunda

producen.

vez". (O sea que aquí, la bebida no es una cualquiera, sino una ya determinada: el café.)

He ahí entonces la dificultad que se nos viene encima, si tuviéramos la delicadeza de

La pócima es una "bebida medicinal" o

buscar las definiciones puntuales de nuestros

"un líquido desagradable de beber". (Esta

posibles sinónimos. Así, cuando digo entre un

palabra tiene mayor afinidad con poción y brebaje,

grupo de colegas: “Vámonos a beber algo”, es

más que con una simple bebida.)

probable que algunos piensen, inmediatamente,

Una infusión es una "bebida que se

en bebidas espiritosas; otros, tal vez, quieran un

obtiene de diversos frutos o hierbas aromáticas,

café, un refresco o unas aguas frescas; y otro

como té, café, manzanilla, etc., introduciéndolos

más,

en agua hirviendo". (Claramente la que nuestras

inmediatamente, en una infusión que calme sus

mamás nos dan para aliviar cualquier dolencia y

malestares.

con un mejor sabor que el brebaje.)

el

enfermo

de

gripa,

piense,

Si usted desea aprender más sobre la

Un refresco es "una bebida fría o del

sinonimia, le recomiendo visite la biblioteca más

tiempo". (Aunque, por los tiempos que corren,

cercana, busque sobre el tema o platique un rato

también se podría pensar en los líquidos

con el señor don Lyons. A mí me gustaría

comerciales que pudren dientes y dañan

reflexionar más sobre el tema y platicarle el

sistemas digestivos.)

ruido que me causan los “sinónimos” bucal y

Y un filtro es una "composición con que

oral, pero como los cuates/amigos/panas

se pretende conciliar el amor de una persona".

eligieron la opción de bebidas espiritosas, resulta

(Toloache.)

menester retirarme. 

El texto que se consultó del señor don John Lyons fue: "Las palabras como unidades dotadas de significado" en Semántica lingüística. Una introducción. 12


La GalerĂ­a


La Galería...

Pleroma. José J. González, 12 x 15 cm., tinta china, aguarrás y mercurio.

Nada. Oscuridad. Creación. Luz. Oscuridad. Círculos. Luz. Planetas. Oscuridad. Concepción. Oscuridad. Pecado. Luz. Lluvia. Luz. Primogénitos. Oscuridad. Paz. Oscuridad. Guerra. Luz. Holocausto. Luz. Utopía. Oscuridad. Destrucción. Luz. Nada. Oscuridad. Creación. Luz. Oscuridad. Círculos. Luz. Planetas. Oscuridad...

14



La maldición de Roma Por Alejandra C. L. 8

A

Enigmas ocultos melia estaba muy enojada porque su objetivo de acabar con los elegidos no se había concretado, a pesar de haberse posesionado de dos sirvientes. Suspiró y se sentó apesadumbrada en un gran sillón de vista a la chimenea, observando el cuadro de una mujer de rostro pálido. Tratar de acabar con la familia Balzac iba a ser un ver-

dadero reto para continuar con sus planes. Tal vez no lo había planeado bien del todo, pues era obvio que la persona que más quería para lograr sus objetivos no cedería tan fácilmente, sin embargo, ¿qué podía hacer para qué ella viniera hacia Amelia, la más poderosa de las zahoríes? —Mi querida señora, si me permite opinar, creo que lo más conveniente es que acabemos con uno de sus amigos —dijo una voz dulce y maternal detrás de ella, sin ver el cuerpo de Amelia. —Carlota, sabéis muy bien cuanto os estimo —anunció Amelia con amabilidad— por eso os liberé de esa oscura cárcel… pero —suspiró— es muy difícil que mueran los niños elegidos. —¿Y cómo puede estar segura de eso, mi querida señora? —repuso Carlota. —La vez que Armando me lo indicó, parecía más seguro de sí mismo —suspiró Amelia. —Pues bien, mi querida señora —sonrió Carlota—, como sus demás sirvientes os han fallado, ¿qué le parece si os traigo esos niños qué tanto desea? ¿A los cinco? —Eso me alegra, mi querida cabalista —rió Amelia—. Pues vos sois la bruja más poderosa de la Nueva España, después de mí. Anda ve… y cuídamelos a todos, en especial a la más pequeña. —Por supuesto, señora —Carlota inclinó la cabeza y salió de la habitación, antes de salir se asomó un poco hacia la pintura—. Decidme, mi querida señora, ¿por qué está interesada en la más pequeña? —No preguntéis, es asunto mío —replicó Amelia— y por favor… cuida el mapa de Susan Balzac —agregó inquieta. —No se preocupe por eso. Es bien sabido que sólo tengo la mitad —sonrió la mujer mientras salía. —Sí, la mitad que muestra todos mis terrenos —murmuró Amelia entre dientes al escuchar cómo Carlota caminaba por los pasillos de la casa.

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Alejandra C. L.

***** María despertó muy asustada. Alguien venía por ellos y los iba llevar a Amelia para matarlos y entonces ella ya no daría origen a la descendencia que sería la causante del renacimiento de Armando Balzac… la familia a la que trataban de proteger los Balzac sería por fin condenada. Volteó su vista hacia la ventana mientras distinguía el amanecer que pintaba tintes carmesí con unos tenues colores añil. La vegetación abundante del lugar le recordó a María sobre la vez que su padre los llevó al puerto de Veracruz, cuando iban a recibir a la familia Méndez, aquella ocasión en que conoció a Adela. Al poco rato que María despertó, el carruaje dio una sacudida y María tuvo la sensación de que daba vueltas por un sólo lugar. —¿Cómo se le ocurre al carruaje cambiar de ambiente aún cuando estoy durmiendo? —inquirió Xavier somnoliento—. Yo, ahhh… Todavía quiero, ahhh… Seguir en mi cama —reprimía con bostezos. —Ya es bien tarde —regañó severamente Victoria—. Así que callad y ayudadme a preparar el desayuno. Xavier hizo un gesto de dolor, se levantó del suelo donde había estado su cama unos segundos antes y corrió a sacar la olla para que se calentara el desayuno de ese día. —Recuerdo que si no fuera por mí, ahora no estaríamos comiendo —anunció Xavier con petulancia después de que todos se sentaran en la mesa. —¡Cálmate! —espetó Adela—. Que la mayor parte de los víveres nos los regaló Mildred —suspiró—. Pobre muchacha. —Bueno sí, pero también colaboré —replicó Xavier dolido—, así que no puedes decir que no hice nada. —Calmaos —trató de poner fin a la discusión María, pues Adela estaba dispuesta a decirle otra cosa ofensiva a Xavier. —¡Callaos! —ladraron Adela y Xavier al unísono. María se encogió en su silla. —Ahora, ¿a dónde iremos? —preguntó Iván con ternura. —Huelo el aire fresco del mar, los mariscos… —exclamó Xavier con júbilo—. ¡Vamos a donde sirvan los platillos más sabrosos relacionados con el mar de la Nueva España! —¿Desde cuándo os interesan los pescados? —sonrió Victoria con sarcasmo—. En España los odiabais. —He cambiado, madre —mencionó Xavier con arrogancia.

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La maldición de Roma. Capítulo 8: Enigmas ocultos

—¿De verdad? —rió Adela frunciendo el entrecejo. A continuación, ellos dos volvieron a insultarse. María suspiraba porque no tardaría mucho para que ella y Martha lo hicieran. Y sí, en efecto, al cabo de diez minutos Martha trató de defender a Xavier, pero María la calló alegando que no se le entendía nada así que mejor no hablara. Eso era lo que vivía el Equipo Balzac día a día mientras caminaban por la vegetación para dar con alguna aldea. Durante las noches, Xavier encendía una sola vela cuando ya estaba instalado el cuarto y comenzaba a contar historias aterradoras, haciendo que Iván se ocultará en las cobijas de su cama sin dormir en toda la noche por miedo a que uno de los espectros se le apareciera y lo descuartizará mientras él estuviera durmiendo. La mañana soleada del 20 de diciembre de 1773 se encontraron con un camino donde Victoria forzó a Xavier que condujera él y no su sombra. Al mediodía el chico se topó con un viajero que le advirtió del peligro de los asaltantes y más que nada de una bruja que, aún después de haber sido quemada, seguía apareciéndose por el lugar para matar a los caminantes y demás gente que pasará por ahí. —¿Sabe si falta mucho para Veracruz? —preguntó Xavier inquieto por la noticia. —¡Oh, ya lo creo! —sonrió el hombre—. ¡Llegan mañana! ¡Tenga cuidado, mi buen mozo, porque una belleza como usted… y tan joven! —Deberían de prohibir la palabra relacionada con belleza —masculló Xavier entre dientes mientras veía alejarse al hombre e inmediatamente se metió al carruaje hablando de la sobrenaturalidad. —Bueno, volando yo creo que haríamos menos —sonrió María. —¡Nadie va a hacer volar esta cosa! —exclamó Victoria perturbada—. ¡No, qué bochornoso sería que nos viera la gente y nos acusara ante la Santa Inquisición! ¡Adiós misión, adiós profecías de Armando Balzac…! —Adiós reencarnación —suspiró Iván. —Bueno, bueno —murmuró tranquila Martha—, ¿por qué no desaparecer carruaje? Todos voltearon a verla confusos. —¿Segura? —preguntó Adela intrigada. —Yo hacerlo —asintió Martha. Martha hizo con la mano una floritura en el aire como si describiera un río, salió un humo plateado de sus dedos que se esparció por el transporte. —Bueno, ahora que hemos resuelto lo del carruaje. ¿Qué hay con la bruja loca que se come a los viajeros? —inquirió Xavier. 18


Alejandra C. L.

—Pues seguir con el método que utilizamos allá por Zacatecas —contestó Adela—. Bien que nos sirvió, ¿no? María suspiró, fue a su baúl, esculcó hasta el mínimo rincón hasta sacar un recorte donde estaba la pintura de una mujer agraciada de características afroamericanas. Parecía de muchos años. —No pude evitar traérmela cuando se nos avisó de la misión —dijo María con cautela. —¿Quién es? —preguntó Adela con cierto temor cuando María se lo enseñó. —Bueno, es un recorte de un libro de hace 100 años. La leyenda de una bruja —contestó María—. Lo encontré en la biblioteca del seminario hace seis meses, se cayó de un libro. Verán, la historia de esta mujer parece relacionarse con los relatos del hombre. —¿Cómo qué? —preguntó Xavier intrigado. —Pues… esta bruja se escapó de una forma muy misteriosa de la cárcel un día antes de ser llevada al cadalso. Además, se le culpa de los ataques en la carretera —comentó María—, en un principio todos iban a verla porque daba muy buenos consejos para toda clase de personas e incluso les daba pociones para el amor, para el dinero, en fin… cosas de hechicería. Alguien la acusó y por supuesto se dejó capturar, pero su huida… —Es de lo más extraño —susurró Victoria—. ¿Cómo fue? —Pues ahí está el dilema porque nadie se lo va a creer: dibujó un barco en la pared con un carbón, lo hizo andar, se metió en él y… se fue —dijo María con énfasis. —Bueno, eso sí que no lo creo —sonrió Xavier—. Mi mamá no puede atravesar las paredes. —No, no es atravesar las paredes —enjaretó Victoria— es… Pero ya no terminó de decir qué hechizo era en realidad porque en ese preciso instante se escucharon carcajadas escalofriantes que helaron a cada uno de los presentes y la carroza comenzó a agitarse sin razón alguna. Al poco rato se escuchó un estruendo como si algo azotara al suelo. —Voy a ver qué pasa —dijo Adela, cargó la ballesta y a pesar de que la persuadieron para que no saliera, ella salió mientras se adentraba una sombra negra al carruaje. Aquella sombra trataba de llevarse al niño, quien estaba demasiado asustado para poder hacer algo. María trataba de impedir que se lo llevaran lanzando conjuros a lo tonto y destruía el carruaje. Xavier con movimientos de su mano los arreglaba asustado porque se destrozaba su creación. Después de un rato, la sombra se acercó a Xavier, le puso un dedo en la barbilla, lo miró de manera embelesadora y a continuación el chico entrecerró los ojos. —Llevadme con vos hasta el fin del mundo —dijo enternecido el chico. —¡Ay, no! —gritó Victoria y se desmayó.

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La maldición de Roma. Capítulo 8: Enigmas ocultos

—Suiamsed —gritó encelada Martha dirigiéndose hacia la sombra, pero en lugar de que le afectará a la sombra le dio a Xavier, quien se desmayó. Martha, alterada por lo hecho, sacó su maleta de cristal, buscó entre las plantas y sacó unas gotas amarillas con tenue color azul, aventándolas hacia la sombra quien inmediatamente salió del carruaje. Afuera, pasaba algo similar con Adela, con excepción de que ella estaba frente a frente con la verdadera hechicera que pretendía llevarse uno por uno a los integrantes de la familia Balzac para Amelia. Era de una belleza considerable, de grandes y gruesos labios rojo carmesí, su piel de color canela era suave, en sus ojos había cierta queja de maldad y odio. Al principio, Adela se conmocionó al verla, pues no estaba segura que aquella mujer fuera perversa ya que tenía un rostro angelical. Sin embargo, al poco rato de observarla sintió unos fuertes mareos y sin pensarlo disparó, pero aquella mujer agarró la flecha con rapidez, haciéndola cenizas con sus manos frente a los ojos de Adela. La chica volvió a disparar, esta vez con una saeta contraarmadura pero el resultado fue el mismo. La ballesta pitaba fuertemente, desprendiendo una extraña luz en el rubí. La bruja sonrió, hizo un ademán con la mano y una silueta oscura salió del carruaje, la cual se adentró en la mujer que comenzó a reírse diabólicamente. —¡Avisad a vuestros amigos que se van a enfrentar a una Maldición! —reía ella mientras comenzaba a desaparecer—. ¡Que Amelia no tendrá consideración de vosotros! Después de ver cómo se iba encorvando para desaparecer como una voluta de humo, Adela desfalleció. María, quien perseguía a la oscura silueta, se aterrorizó cuando vio a su amiga tendida en el suelo, sin soltar la ballesta. Al principio María pensó que estaba muerta y comenzó a llorar, pero al ver que Adela movía las manos se alegró tanto que comenzó a zarandearla para que pudiese despertar. Cuando Adela despertó, la ayudó a levantarse, mientras ésta le platicaba lo que había visto y le había dicho la bruja. —Lo que me sorprende —terminó Adela con tono sombrío—, es que la ballesta pitaba muy fuerte y el rubí parpadeaba muy extraño. —¿No será porque esa bruja era muy fuerte? —preguntó María mientras entraban al carruaje. —No lo sé, pero que… ¿De qué Maldición está hablando? —murmuró Adela intrigada. Al entrar, María vio como Xavier estaba siendo atendido por Martha, quien no dejaba de disculparse con el muchacho. Iván, quien estaba meneándose en la silla, asustado, les preguntó que habían visto afuera.

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Alejandra C. L.

—Sólo recuerdo que vi una mujer con las características a las del recorte de María —contestó Adela asustada. —¡Cómo que una mujer igual! —gritó Xavier desesperado—. Esa mujer es sólo una leyenda, no existe. —Mira, Xavier —dijo seriamente Adela—, yo estoy consciente de lo que vi y lo que contemplé era una mujer como la del recorte. —¿Y acaso te puedo creer? —replicó Xavier—. ¿Qué tal si no fueron alucinaciones vuestras? Ambos sabemos que tú no eres… —¡Ya calla maldito mentiroso! —espetó Adela a punto de sollozar. —¿Que me callé? —Xavier parecía divertido—. No, no lo haré, sabes que diré la verdad de nuevo y no la vas a aceptar como pasó con vuestra familia. —¡Lo de mi familia sí fue una mentira tuya! —sollozó Adela—. ¡Así que calla maldito! —Ahora resulta que soy un maldito. Bueno, eso no importa porque los que maldicen a otros, lo son más. —Xavier, calmaos —anunció una voz seca desde un rincón. —Pero, mamá, ¿no ve acaso cómo me insulta? —se defendió Xavier con un dejo de víctima. —Hijo —reprendió Victoria. Poco después volteó la vista hacia Adela—: ¿Es posible que hayáis visto a esa mujer parecida a la del retrato de María? Xavier hizo una mueca de enfado, cruzándose de brazos y sentándose en el sillón con amargura. —Claro que sí, tía —contestó Adela, los presentes se quedaron viendo entre sí. —¡Tía! —gritó Xavier con júbilo, abrazando a su madre—. Si Adela también le dice tía, Martha no tardará en hacerlo… además mis primos le dicen también así —Xavier hizo una mueca, divertido—. ¿Yo también puedo decirle tía? —No seáis ingenuo, Xavier —replicó Victoria con tono severo—. Vos sois mi hijo. —Pero yo quiero decirle tía —anunció Xavier con tono de súplica—. Además, para que todos crean que es tía de todos nosotros. —No. —Por favor. —¡Xavier, comportaos! —Usted es mala —anunció Xavier lacónico—. Ni modo, tengo que seguirle diciendo mamá. Todos se rieron. Se escucharon las olas del mar que azotaban contra unas rocas. María se asomó por la ventana. Sonrió alegremente. 21


La maldición de Roma. Capítulo 8: Enigmas ocultos

—¡Deberíais ver esto! —exclamó con algarabía. Xavier paró el carruaje con un gesto de la mano. Abrió la puerta para vislumbrar el extenso mar. —Esto no es nada —dijo con petulancia—, yo viví cerca del mar en España. —¿Ah, sí? —anunció Adela sarcásticamente—. ¿Y por qué no te metes a nadar? —agregó, empujándolo fuera del carruaje. —¡Oye! —reclamó Xavier. Adela salió a aspirar el aire. Observó al mar con una tranquilidad extraña. —Me recuerda a cuando llegué aquí —anunció unos segundos después. —Y de seguro te espantó el mar —carcajeó Xavier irónicamente. Se sentó en el suelo, riéndose de su chiste. —Mira nomás. Te ríes de tus propios chistes sin gracia —impugnó Adela con aburrimiento. —¡Nos va a comer! —gritó Iván de repente, haciendo reír a Adela. —No, Iván, no nos va a comer —trató de calmar María. —¡Sí! —insistió el niño y señaló las olas—. ¿Veis como el agua abre su boca, arrojando espuma por ella? En cualquier momento nos va a comer. María se dio un golpe en la cabeza. —Nunca tú ver el mar, ¿verdad? —preguntó Martha con ternura. Iván negó con la cabeza. Martha le pasó la mano por la cabellera. —¡Déjalo! —exclamó María desconfiadamente. —A mí también espantarme cuando dejamos Britania —dijo Martha sin hacer caso de la rabia de María—. Pero después acostumbrarte, ¿verdad, María? María se cruzó de brazos, enojada. Adela se levantó de un brinco. —¿Por qué no nos metemos? —anunció suspicazmente. Iván gimió. —Creo que eso le mostraría a Iván que el mar no come —dijo Xavier, tomando al niño por los brazos para llevarlo a la orilla. —¡No, no, no! —sollozaba Iván, retorciéndose. —Dejadlo, Xavier —mandó Victoria. Iván suspiró de alivio. —¡Ahora no! —exclamó Xavier, lanzando el niño a la arena. Una pequeña oleada mojó a Iván, quien se levantó llorando. María corrió a socorrerlo.

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Alejandra C. L.

—No os pasa nada —tranquilizó mientras lo abrazaba—. Ya fue demasiado, Xavier —agregó con fastidio al momento que caminaban al carruaje. Se escuchó un estruendo tras los hermanos. Xavier, Adela y Martha abrieron la boca de espanto. —¿Ahora qué? —reclamó María enfadada. Adela señaló al mar. María volteó junto con Iván y los dos gritaron. Un ser horrible, con cabellos de serpientes y alas de oro, volaba por el mar hacia ellos. Iván y María corrieron con rapidez, pero la criatura los alcanzó con un rayo, aturdiéndolos. Xavier comenzó a lanzar hechizos torpemente, Adela disparó con la ballesta de igual forma; Xavier se sorprendió cuando la hizo aparecer de la nada, mientras Martha gritaba aterrorizada: —Help! Help! Help us! —luego se metió al carruaje. Victoria, conmocionada por lo que estaban haciendo los muchachos, negó con la cabeza. “Aún les falta experiencia para enfrentar estas cosas”, pensó mientras caminaba hacia la extraña criatura. —¡Oye, tú! —exclamó la mujer. La criatura dejó de disparar a Iván y María, dirigiéndose a Victoria, quien sonrió. —¡Mamá! ¿Qué hace? —reprendió Xavier asustado. Victoria observó al demonio con cuidado. Éste comenzó a girar, chillando. Martha salió del carruaje con su maleta y corrió a curar a María e Iván. —¿Cómo lo hace? —preguntó el niño interesado. —Si queréis os enseño —sonrió Xavier. —¡Necesito que le disparen con algún hechizo! —anunció Victoria, quien giraba las manos para sostener a la criatura. Todos le hicieron caso, aventando el monstruo al mar. —¿Qué cosa era? —preguntó Iván agitado. —Una Erinia —anunció Victoria—. Son muy demoníacas aunque a veces sus partes ayudan a resolver un hechizo muy complicado. No bien había terminado su frase cuando se escucharon maldiciones en el aire. La voz gruñona y aguda los hizo levantar la cabeza. —¡Nos va a matar! —chilló Xavier. —Bahía cerraos para contener a esta terrible Furia y no cause más destrozos a los que vengan a estas playas —conjuró Victoria con un suave murmullo, sin perder de vista a las rocas que se fueron cerrando

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La maldición de Roma. Capítulo 8: Enigmas ocultos

hasta rodear a la Erinia—. ¡Y tú, Erinia, no podrás salir nunca! ¡Dentro de dos siglos vendremos por tus alas! —condenó. La Erinia chilló, hundiéndose en el agua. —Mi mamá es fenomenal —dijo Xavier con alegría. —Ya vámonos —chilló Iván. —Por lo menos contempla el lindo atardecer —sonrió María, volteándole la vista a su hermano. —Como que fue demasiada aventura por hoy, ¿no? —anunció Adela preocupada. —A veces es mejor que nada —replicó Xavier. Adela le pellizcó el brazo. Sin embargo, nadie les hizo caso. Todos estaban viendo con atención como Iván abría la boca de sorpresa por ver como el sol se reflejaba en el mar. Esa noche, María sintió que alguien la observaba. Buscó en cada uno de los rincones hasta que dio de nuevo con el recorte de la nigromante. Nunca había sabido los motivos que la llevaron a agarrarlo en esa biblioteca y llevárselo a leer, junto con el libro donde lo había encontrado, a su casa. Aquella vez el retrato comenzó a moverse y los ojos de la mujer se tornaron de un color rojo fuego. Tampoco supo las razones que la llevaron a ponerlo en su baúl, amontonándolo entre sus cosas, sin acordarse de su existencia hasta ese día. María tomó el recorte entre sus manos observando cómo la mujer tomaba, de nuevo, corporeidad. Aquello le inquietó mucho, decidiendo no perder de vista más detalles. La mujer rió por lo bajo después que María diera un brinco por el leve respiro de Xavier. —¿Vos estáis viva? —preguntó María con cierto temor al recorte. —Para mi desgracia, sí —sonrió la mujer—. Siento mucho lo de vuestra amiga. —¿Acaso vos fuisteis la que desmayó a Adela? —Sí, pero… —la mujer susurró— fue por órdenes de Ella. Yo no quiero haceros daño, a ninguno de vosotros, pero si me permitís ahora que Ella está dormida y no sabe que me estoy comunicando con vos, la gran renovadora de la nueva magia, la que acabará con las desgracias de cada uno de los hechiceros… os diré que Amelia pretende hacer que sufráis mucho. —¿Yo gran renovadora de la nueva magia? —contestó escépticamente María. —Sé que no me creéis en este momento —susurró la mujer—. Pero en un futuro os acordareis de todo lo que os dije. —Pero, ¿qué os motiva a qué me lo digáis? 24


Alejandra C. L.

—Porque el primer experimento me lo hizo a mí —anunció la mujer con tristeza— y al ver que funcionaba, me encargó como una de sus mejores cabalistas. Pero yo soy infeliz. —¿Por qué? —María estaba intrigada. —Yo quisiera reunirme con mis ancestros, sin embargo… No importa —suspiró—. Sólo os diré que no seréis feliz. Si querréis algo, no dudéis en consultarme. Acto seguido la pintura dejó de moverse. María no había entendido nada de lo dicho pero le intrigaba la manera de no morir nunca. ¡Sería bueno ser inmortal! Conocer cada una de las épocas venideras no le vendría mal, pero ¿a qué precio podía tener uno ese valioso tesoro que tanto ansiaba el hombre? 

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Iter cósmicum Por José J. González

E

Había, según dicen, un Eón perfecto, supraexistente, que vivía en las alturas invisibles e innominables. Ireneo de Lyón, Contra las herejías. l viajero que camina fuera de casa, lejos de sus tierras, anda con la cabeza baja, con la barba larga que le llega hasta los pies. Lleva los pantalones rotos, un abrigo viejo y roído por los roedores y polillas. Desde el primer día que emprendió su viaje ha cambiado de forma, primero fue un enorme perro blanco, grande y majestuoso,

luego pasó a ser un hermoso caballo glauco de cascos áuricos, tiempo después fue nube, una nube que hizo de la tierra fértil hogar para su semilla de hombre. Camina sin rumbo fijo; aunque algunas ocasiones se deja guiar por las aves que alumbran el cielo con sus luces de plata, él las mira nostálgico y piensa en su tierra, en su familia y en sí mismo. Se toca el rostro con ambas manos y se da cuenta que de sus ojos surgen fragantes plantas que empezarán a enredársele por todo el cuerpo. Muy pocas veces se detiene a comer, pues su único alimento se encuentra en la lluvia que algunas veces le cae tempestuosamente. Tiene miedo de sentarse, pues la última vez que lo hizo ya no podía levantarse. Cierta ocasión, en su andar, se encontró con un niño que era gigante, pues media más de dos metros. Ambos anduvieron largos años sin dirigirse la palabra. A veces este niño parecía empequeñecerse, pero sucedía todo lo contrario. Los dos se comprobaron solos y cada uno decidió seguir por su propio camino. El viajero se fue al norte, donde habitan las mujeres más hermosas de La Buenaventura. Estuvo muy cerca de la luna y su brillo, muy cerca de las esferas y su música supra-celeste. Viajero presenció, ahí, la muerte de uno de los grandes señores. Fue testigo de las oraciones fúnebres, de las flores que adornaban el campo de vidrio y diamante. Observó detenidamente el cuerpo delgado, pálido, del que antes había sido un señor. Siguió a la carroza que era tirada por grandes cerdos domesticados. Se deleitó con los colores de las máscaras que portaban los dolientes. Quiso tocar la túnica gastada del sacerdote que no paraba de masturbarse frente al cadáver. Probó de aquella carne que los demás comían el día del entierro. Se arrodilló por unos segundos para besarle la vulva a la viuda.

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José J. González

Ha saltado de planeta en planeta, de constelación en constelación. Vivió un tiempo sobre las rojas aguas de los mares donde terminan de descomponerse los cuerpos fétidos de los animales sacrificados a deidades desconocidas; durmió de pie al lado de los grandes elefantes de un sólo ojo y tres marfiles; se bañó en la leche de las doncellas vírgenes que estaban al servicio de un rey ciego, sordo y mudo. Se anduvo paseando con una hermosa mujer lisiada, carente de cuerpo. A decir verdad, vivió con ella un tiempo indefinible, formó una segunda familia que constaba de tres hijos: uno era un caballo, el otro un roedor con patas de castos y el tercero una gran huevo, que de uno de sus lados sobresalía un gigantesco árbol que daba hogar a centenares de aves de invierno. Este hombre dialogó con el mercurio, con la plata y el ajenjo. Comió en la misma mesa donde se sientan las estrellas y cometas; se prendió de la velocidad de una viajera nova estelar. Fue cobijado con el manto de la noche terrible cuando cierra sus fauces como león agradecido. Pero a pesar de todo esto, hay algo que no le satisface del todo, llora por las noches lágrimas floreadas que le han pertenecido a los primeros animales de barro; su condición de hombre y mujer le hacen sentirse solo, a pesar de que son dos personas en una, unidas por el acto quirúrgico de un Dios sin corazón. El viajero se siente polvo al tiempo que se respira como ceniza. Vaga con la cabeza agachada. Se mutila poco a poco la carne que le vuelve a crecer, e incluso más hermosa que antes. Derrama su sangre sobre los ríos de titanio y zinc, sobre la paleta de los pintores, sobre las hojas de escritores con ojos melancólicos. Como todo buen viajero, pronto ha de dibujarse en el pecho el signo del viaje eterno, sentarse sobre el gran círculo que contiene los dos triángulos de la creación y cerrarse a la sustancia dual de Abraxas. El número volverá a la Unidad. Podrá seguir su camino en el más alto de los espacios, podrá enterarse que su familia habita en él, pues bajo este punto todo son Uno y Cero. Cero y Uno Uno y Cero 

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XXV Por Moreliana Negrete

P

ienso... He pensado,

cada minuto, cada tiempo pienso sin pensarlo. Pienso... me obsesiona cómo he pasado los últimos años buscando el hilo oculto del misterio de los sentidos. Metiendo el cuerpo entero en litros de leche descremada perdiendo la respiración en las albercas rodando por los valles siempre tratando de encontrar la definición exacta del sentimiento por cada cosa tangible. Pero el sol no se detiene el universo se expande y la respuesta no viene, mi razón justa para explicar cómo se siente tu cuerpo. Y pienso... pienso en tus manos suaves sobre mi rostro de tus dedos torneados entre los míos de la firmeza de tus hombros dándome la espalda

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Moreliana Negrete

y creo... podría asegurarlo que únicamente he palpado cómo se siente mi propio sentido. Cuántas palabras y tinta muerta he gastado especulando, tratando, asimilando todo aquello que trato de conservar para poder reproducirte en el olvido. Te recuerdo palmo a palmo cada lunar cada hueco cada raíz de árbol sembrado contigo. Los años, la vida, la cordura se me van y no puedo pensar en cómo se siente tu cuerpo desnudo. Y miro de frente, el vacío que ocupa el espacio absoluto el sol quebrado y muerto que en un sólo fulgor me da a entender la explicación de mis desvaríos. ¿Pregúntame cómo se siente tu cuerpo sobre el mío? 

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No. 16

5 de noviembre de 2012

Bestiario

No. 17

3 de diciembre de 2012

El final y el olvido (¡Último número!)

pluma en la piedra es una revista virtual

completamente gratuita, cuyo objetivo es la difusión de obras literarias y plásticas, por lo que ningún material enviado será utilizado para alguna cosa distinta a lo propuesto por esta publicación. *Al enviar algún material, el colaborador comprende y acepta los propósitos culturales de esta publicación.

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se cuenta que una vez dijo que con su caballo hablaba en alemán, con

¡y con Dios en español!

Del mismo Carlos V

las damas en italiano, con los hombres en francés,


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