No. 6 - Versiones y visiones del apocalipsis

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dos tiempos y la mitad de un tiempo. http://laplumaenlapiedra.blogspot.com/

Enero 2012 No. 6

lanzó en persecución de la mujer que había dado a luz al varón. Pero a la mujer le dieron las dos alas del águila grande Al verse arrojado a la tierra, el monstruo se

para que volara al desierto, al refugio en que, lejos de la serpiente, debe ser mantenida por un


La pluma en la piedra Agradece a todos los videntes, quienes nos informaron de primera mano lo que sucederá en el 2012. Asimismo, da las gracias al excelso equipo editorial por sus desvelos y no pueden faltar los invaluables colaboradores y lectores leales, sin ellos no hay revista. A todos, gracias.

Portada: William Blake, El gran dragón rojo y la mujer vestida de sol, acuarela, 1805-1810, 40 × 32,5 cm, National Gallery of Art, Washington, D.C Cita: “Apocalipsis” en La Biblia, versión Latinoamericana, 3a. ed., Verbo Divino, España, 1994, p. 495. Derechos Reservados. La

pluma en la piedra , Toluca, México, No. 6, enero 2012.

La pluma en la piedra es

una publicación mensual e independiente de distribución

gratuita por internet. Todos los artículos, ensayos, escritos literarios y obras publicadas son propiedad y responsabilidad única y exclusiva del autor y pueden reproducirse citando la fuente.


Escribieron este número:

 Joaquín M. Falamaro  Alejandra C. L.  Karina Posadas Torrijos  Susana Santos Mateo  Manuel Arduino Pavón  Dr. Salomón Espinoza M. 

Fotógrafo

 Hugo Posadas Torrijos 

3


Editorial 5

Artículos y ensayos Últimos días: elogio al embrutecimiento Joaquín M. Falamaro

7

APOCALIPSIS: ¿El fin del mundo o el inicio de una nueva era? Alejandra C. L. 17 Apocalipsis… for ever Karina Posadas Torrijos 20

E l l i b r o d e l Apocalipsis según... 24

Galería Chimpancé al sol Hugo Posadas Torrijos

Creación literaria La maldición de Roma. Capítulo 2. Los descendientes de Armando. Alejandra C. L. 28 GkBc en Dk Susana Santos Mateo 38 Ella Manuel Arduino Pavón 41 Gólem Dr. Salomón Espinoza M. 42

Convocatorias 49

4

26


¡El fin! ¡El fin del mundo ya viene! Este mes de fiestas todo ser sobre la tierra ha disfrutado de su última Navidad y Año Nuevo. Los Reyes Magos tal vez ya no vuelvan más, porque el fin… ¡El fin se acerca! Por ello, para iniciar bien el año, este número se encuentra dedicado a las diferentes versiones sobre el Apocalipsis, el fin de la civilización y algunas consideraciones alrededor de este tema. El porqué no somos capaces de profundizar en el fin de los tiempos, las teorías más escuchadas y hasta una versión alternativa en forma de cuento serán lo que nuestros siempre estimados lectores podrán encontrar en esta edición. En la Galería, Hugo Posadas Torrijos nos muestra una fotografía de un chimpancé pensante y, en la sección favorita de todos, Creación Literaria, nos acompañan: Alejandra C. L., quien nos trae el segundo capítulo de su novela La maldición de Roma; Susana Santos Mateo con un fragmento de GkBc en Dk Gs, escrito que dejará a los lectores en suspenso; Manuel Arduino Pavón con un poema a “Ella”; y el Dr. Salomón Espinoza M. con el cuento Gólem. ¡El fin… el fin es inminente! Y por ello, algunos de nuestros lectores nos sorprendieron con sus predicciones para el año que comienza. (¡El último!) Querido lector, nos vemos en la edición de febrero con el tema de la amistad y demás perversiones. Por último, sólo nos resta recordar aquellas palabras, que alguna vez un iluminado dijo: “Aléjate de los falsos ídolos y sigue a la Gran Zanahoria. […] Y la Gran Zanahoria vendrá. ¡Aleluya! ¡Aleluya al pulento! […] ¡Arrepiéntete, pecador! La Gran Zanahoria vendrá y tú no estarás allí. […] Y tú no estarás allí y yo sí estaré allí, porque yo me arrepentí y no creí en falsos ídolos”.*

La pluma en la piedra * Encuesta de Mico el Micófono: “¿Quién es tu ídolo” en 31 minutos. Sexto capítulo de la segunda temporada, 2004. Programa infantil chileno.

5


(ArtĂ­culos y ensayos)


Últimos días: elogio al embrutecimiento Por Joaquín M. Falamaro

A

Es posible que los genios estén locos; pero ¿qué es entonces la Humanidad, ya que los demás hombres son imbéciles? OSCAR WILDE

ntes de comenzar, quisiera decir

del fin del mundo o como lo llamo: una caída

a la época que pertenezco unas

flamante de los celebros antes del fin de una

palabras,

era.

éstas

se

resumen

considerando la situación en

En esta ocasión, en la que celebramos el

una paradoja y surgen de una necesidad de

fin de una era, quisiera sin parecer anormal,

abolir un estado de idiocia colectiva, que

celebrar el embrutecimiento, pensando de

organizan

embrutecedoras

antemano, querido lector, que se entiende el

desembocando en una anestesia de juicio final

concepto, dado que es uno de los grandes

ficticia.

maestros que ha creado tantas cosas en nuestra

empresas

Así, a lo largo de estas páginas, trataré de

época. Rindámosle entonces un tributo, una

exponer un tema que apareció en un ensayo del

estatua que cubra las aceras, los jardines, las

2008, Elogio a los vencidos, el cual construyó un

plazas públicas.

oasis en mi pensamiento, este trabajo sumaba

Quisiera comenzar nombrando una obra

un sinfín de temas que abarcaban desde la

que ha sido leída a pasos agigantados desde su

posibilidades de la guerra, las consecuencias de

aparición, me refiero al Elogio de la locura de

la paz, la amargura del universo, los pecados

Erasmo de Rotterdam, una obra que suena

inexistentes, el narcisismo de un dios, las

como un canto fúnebre anticipado, develando

desventajas del cuerpo, los crímenes del alma,

lo que sería siglos más tarde un subvenir

hasta los grandes caprichos del hombre;

cotidiano. El autor de esta obra no es

agradezco ahora que tal trabajo no viera la luz,

paradójicamente Erasmo de Rotterdam sino la

en cambio, agradezco en todo caso esta

locura misma, la presencia de la diosa estulticia

oportunidad, este espacio de exponer unas

en papel, irrumpiendo como realmente es: la

líneas de un trabajo en el que he estado

locura que superó a su creador, dejándose ver

trabajando los últimos dos años, plasmarlo aquí

cual personaje que teje los hilos de un devenir

con el motivo de la celebración que se avecina,

incierto y siniestro.

o las conmemoraciones que celebramos en este

Después de leerlo queda una sensación

año, como son las calamidades, las catástrofes

monstruosa, saber que un autor detrás de una

7


Joaquín M. Falamaro

obra se anticipa en algo que uno quisiera haber

nos adueñamos, algo que me pertenece sólo a

dicho primero, pero como dije, el Elogio a la

mí y a nadie más. Por lo tanto, este tributo al

locura ha recorrido el mundo desde hace siglos,

embrutecimiento no le concierne al mundo

ahora esta locura se ha transformado en algo

entero, me pertenece a mí, a nosotros, a los que

más grotesco, lo cual hay que mostrar.

nos damos la oportunidad de sumergirnos en

Esta criatura es el embrutecimiento, pero,

él.

hacer un tributo a alguna cosa es dar por

Dejemos de lado el alarde. Debemos de

sentado que algo emotivo ha de suceder en este

decirlo tan fuerte como sea preciso. Yo,

año, ingenuamente podemos partir de este

ustedes, nosotros, aquellos que presumen

motivo, y que en verdad ha de suceder algo que

saberlo todo, los fríos, los calculadores, todos

mueva al mundo a pensar. Por este concepto,

somos en mucha o poca extensión brutos. El

pensar en el fin de una era, a partir del

embrutecimiento ya estaba desde antes que

embrutecimiento, un tema que abarca una

todos

extensión interminable bien, pero queremos

embrutecimiento es ese amigo fiel, la madre que

hacerle un homenaje y darle así su posición en

nos guía por los senderos del mundo, lo

el mundo.

hallamos en el primer alumbramiento de Adán,

llegáramos

al

mundo.

El

Por medio de esta ensayo, expresaremos

de Caín, de Sócrates, de Diógenes, en Don

temas que van desde lo inverosímil, lo incierto,

Quijote, Fausto… Estuvo y está por todos

lo explicable, lo ilógico, hasta lo triste y lo

lados. El que no se tome en serio en esta época,

sentimental.

de

se debe a cuestiones de economía, el tiempo

embrutecimiento en el que nos encontremos,

que debe ser administrado lo mejor posible, por

sabemos que se dejará de lado, siendo lo mismo

lo que la persona que lea Breve meditación sobre el

el que lo lean todos o se contenten con verlo de

embrutecimiento, al terminarlo lo dejará a un lado

pasada

de inmediato y lo olvidará en el mismo instante

Pero,

como

al

ver

simple

el

grado

curiosidad

o

entretenimiento.

en el que fue leído. Hoy, alguien que se interese

Sin embargo, para quienes se dan el

en escribir sobre nihilismo, mañana lo hará

tiempo, hay un ejercicio que realizaba el señor

sobre el optimismo y así, sucesivamente,

F. Nietzsche en el momento de comenzar a

porque estos eventos llegan a carecer de interés,

pensar: el acto de ponerse a rumiar, a darle la

demostrando inevitablemente la presencia del

vuelta al tema las veces que sea necesario,

embrutecimiento.

debido a que un pensamiento es una forma de

El que se encuentre en todas partes nos

apropiación, de asimilación, de un acto del que

permite pensar en él aún cuando lo abarca todo

8


Últimos días: elogio al embrutecimiento

a su alrededor y lo digo, como si tuviera tiempo

embrutecimiento: la del bruto que sabe que lo

para detenerme a hacerlo, que me encuentro en

es y a quien le espanta la sola causa en la que se

tal condición, admito mi embrutecimiento,

detiene a pensar, una línea que se dibuja y los

estoy en un estado en que logro entenderlo o a

divide, ese último que piensa en un todo,

punto de dejarlo de lado o, bien, permitirme

mientras el otro piensa, si es que lo hace, sólo

absorberlo hasta la saciedad.

en un resultado final.

El aumento del embrutecimiento es un

Hasta aquí, hemos vislumbrado una

proceso que ha ido creciendo a pasos

división de tipo común de embrutecimiento,

agigantados en nuestra época, el hombre ha

quien lo niega y quien se detiene a pensar el

querido desprenderse de él sin conseguirlo.

estado al que pertenece. El que lo niega se llama

Este hecho del embrutecimiento es un estado

colectividad, su característica denota la línea en

que no se quiere admitir. Pregúntesele a quien

que se organiza, su planeación social que no se

quiera y negará rotundamente que es un zafio,

detiene a pensar, porque no se piensa en masa,

dirá en cambio que se encuentra en el máximo

se sigue un movimiento maquinal encaminado a

pedestal, el último eslabón de la cadena

absorberlo todo. Este bruto organiza una y otra

alimenticia, que ha rebasado sus límites porque

vez la vida de un todo, esperando más y más

lo ha investigado y estudiado a fondo. No lo

resultados económicos.

podemos negar. Sin embargo, dicho estado

Hasta

aquí

lector,

hemos

dos

vertientes

explica su utilidad, quien lo manifiesta, quien

desarrollado

piensa de esta forma, no da a entender otra

explicar nuestra tesis: el bruto visto en dos

cosa

formas de pensar. Puede haber más, pero es

más

que

su

poca

capacidad

de

estas

querido

comprensión, pero necesaria y, al final, no deja

más

de ser el tipo de embrutecimiento más común.

colectivo, el hombre de hoy que niega su

Este bruto que planea, organiza y crea un

importante

este

para

embrutecimiento

capacidad de idiocia. Tenemos entonces la

mundo simétrico, espera llegar a algún punto

segunda

fijo, encontrar lo que estaba buscando. Este

es

bruto común que se encamina hacia una oferta

del mundo, ya que este salto no se vislumbra en

que le acumule económicamente resultados,

su vida, es como si no se detuviera a pensar en

jamás se detiene a pensar en las causas que lo

la

llevaron hasta su resultado final; negará hasta la

construido un mundo para sí mismo hecho

saciedad su naturaleza de embrutecimiento

para durar miles de años. Este hombre no

colectivo.

pierde el piso, ya que esta idea no es útil

Entonces

hay

otro

tipo

de

9

capaz

premisa: o

catástrofe.

el

incapaz

El

hombre de

hombre

colectivo

pensar el

de

hoy

fin

ha


Joaquín M. Falamaro

para su vida diaria, por lo que no pensará en un

todo y, de pronto, un día representa un paisaje

tema tan corriente, el cual no le traerá ganancias

con todos los contrastes, con hambre de guerra,

ni beneficios.

con sed de sangre, modernos instrumentos de

Este tema se evade, porque en el mundo

destrucción

se es tan sólo un ciudadano; no se piensa, ya

masiva,

democracias

tiranas,

comunismos surrealistas, sin paz ni justicia.

que este acto requiere de un proceso lento, de

Pero, digamos que hoy me pongo a

un esfuerzo exorbitante. Ponerse a pensar

pensar en el embrutecimiento, ¿con qué

seriamente en un fin es uno de esos actos raros

motivo? Como escribió cierto escéptico: “…el

para el sentido común, resulta más fácil

ejercicio exacerbado de la razón moderna nos

evadirlo. No significa impotencia, lo que

conduce inexorablemente al establecimiento de

intento decir es que todos podemos alcanzar

un estado universal de idiotez colectica”1.

ese estado, seguir ese acto que madura

El escéptico nos dice otra cosa más: ni la

lentamente y ponerse a pensar es un asunto que

paz ni la justicia están aquí, sólo un dios

sólo me concierne a mí en este momento en

llamado razón, gobernador de todos los

una orilla, apartado del mundo.

instintos, pasiones y pulsiones; una razón que

Pero es muy probable que no se llegue

nos ha abandonado en la miseria, que nos da el

siquiera a vislumbrar lo que estamos intentando

pan de cada día, que está en la tierra,

manifestar, que nadie vea semejante empresa,

acariciándonos la espalda y tendiéndonos la

entonces, ¿cuál es el motivo de este festejo, ese

mano, pero siempre sordo, mudo y ciego.

darse cuenta que el mundo ha llegado a gestar

Quisiera decir que todavía el hombre

un fin caótico y terrorífico? Miremos más de

pueda salvarse, a sí mismo y todo a su

cerca este escenario y notaremos siluetas que

alrededor, pero eso es exagerar, el embrutecido

han arrojado la historia: poetas, pensadores,

de hoy no puede pensar en una versión siquiera

historiadores, literatos, quienes ya veían venir

del mítico apocalipsis que se avecina. Sin

un caos que se volvió realidad, quienes miraron

embargo, en alguna parte de mí, descubro que

millones de hombres caer en batalla, cruzadas,

ese final se ha ido gestando desde la primera

invasiones,

matanzas,

manifestación del hombre; si me equivoco, ese

irracionalismo, siglos de luz opacadas por la

final no existirá, será imposible que llegue y

revolución

el

habrá sido todo producto de la imaginación.

esclavismo, la era moderna… Es como ver una

¿Qué hago entonces con este ensayo, con la

obra de arte que han creado tantos artistas: un

1

descubrimientos, industrial,

el

feudalismo,

José Blanco, Breve meditación sobre el embrutecimiento, UAEMéx, México, 2003, p. 16.

cuadro de un mundo que parece haberlo tenido

10


Últimos días: elogio al embrutecimiento

libre expresión de explicar el embrutecimiento,

ausencia de libertad, ya que no recuerdo un

con esa necedad de preguntarse? ¿Qué es lo que

evento donde se haya manifestado, más bien

sucede hoy con el hombre en colectividad, si

será la perdida de lo que no se volverá a

hay todavía un escalón más donde posar su

encontrar, o siquiera manifestarse en el destino

porvenir?

del hombre, lo que intento decir en esta

Pensemos entonces en nuestro país, el de

premisa. ¿La perdida reside en su incapacidad

los pueblos invadidos por la industria, el de los

de ver el teatro en el que se encuentra inmersa,

ciudadanos expulsados a la nación vecina, el de

su negligencia de asimilar el embrutecimiento

ciudades y barrotes, el de barro extinto de

recubierto por una capa superficial de creer

campos infértiles, el de las cárceles, el de los

todavía en la categoría de progreso? ¿Es esto lo

hospitales y las escuelas. Se ha vuelto otro país,

que ha propiciado el modo en el que nos ha

el de los otros; un país de la televisión, la radio,

tocado vivir en la época actual?

los espectaculares, de los comerciales que nos

Este es un motivo que me mueve a seguir

venden intentos desgastados que discuten

indagando, si todavía el hombre puede alzarse

nuestro estado de ánimo, revistas de moda,

sobre sí mismo en este rincón del mundo, aún

películas apocalípticas… Todo eso que nos

sabiendo que el mundo seguirá allá afuera

arrebata el instinto y alimenta nuestro sentido

cayéndose poco a poco, sumido en la fe de un

común, ordinario, simulando el fin del mundo

mañana mejor, inmerso en las redes de la

que no se sabe en donde está. Un mundo que

computación, de las empresas automatizadas,

nos informa y educa con los avances de la

viajando en el espacio, negando su condición

técnica. Hoy se conoce todo. Invadiendo cada

embrutecedora o buscando a tientas un

espacio, dormimos con esos instrumentos,

progreso inventado para un mañana sin futuro.

comen a nuestro lado, operan silenciosamente,

Es por eso que he tomado mucho

nos tocan, están ahí, informando; sin entender

énfasis en el tema del embrutecimiento

su presencia, su utilidad, su causa y su efecto,

colectivo, por la fecha, mirando de reojo

que

nuestro país, vemos el ataque directo que

hacen

del

instinto

de

nuestros

contemporáneos, esclavos del mercado bruto.

provoca la indiferencia a una catástrofe y trato

No nos quedaremos pensando en esta

de verificar si es esto lo que caracteriza a mi

condición, ni indagaremos el origen primero de

época. Porque muchas cosas podrían definirla:

la manifestación del embrutecimiento, no. Lo

la guerra, la era nuclear, lo sintético, las

elemental es la perdida que ha sufrido el embru-

telecomunicaciones,

tecido colectivo. Ni siquiera indagaremos la

epidemias, los viajes al espacio…, pero su

11

las

enfermedades,

las


Joaquín M. Falamaro

característica más relevante será siempre el

que les dejó el siglo XVI, justo como ahora

embrutecimiento: el estado colectivo que ha

nosotros arrastramos los grandes avances del

alcanzado su fin último, la utilidad que se vende

siglo XX.

a

grandes

corporaciones,

el

grupo

de

Paradójicamente me encuentro que en

empresarios quienes se reúnen para ajustar el

este fin del mundo se ha ido planeando, a paso

último instrumento que revolucionará la vida

lento

diaria del hombre, en donde éste no haga otra

Renacimiento. Intento detenerlo, pero a su vez

cosa más que decir sí, sin saber por qué. Eso es

llega la Revolución Industrial, la era nuclear…

lo que llaman:

El ensayo de este fin del mundo ya paso hace

por

los

años

que

anteceden,

el

La democracia de los esclavos y de los

tiempo, los hijos de los hijos únicamente

idiotas.

los

esperamos que llegue a buen término y

discursos en virtud de una violencia cada

podamos percatarnos de semejante empresa.

día más anónima y estúpida. Violencia

Pero hay quehaceres que irrumpen esta labor,

que excluye por igual al pensamiento y a

inclusive cuando desde la niñez nos forman

la vida, pero que por ello mismo reclama

bajo una historia universal caótica, donde se

para sí las prerrogativas propias de una

mencionan las revoluciones que se han

La

racionalización

de

razón normativa, y determina lo que

sucedido, una detrás de otra, ahora mismo hay

hemos de hacer y cómo hemos de vivir.2

una revolución: del hombre en ataque directo a

La representación de nuestra época, lo que los

la naturaleza, los desiertos como campos de

consorcios llaman la felicidad en masa, es el

experimentos

negocio del embrutecimiento que revoluciona

atómicos,

los

mares

como

gigantes estaciones de gasolina, un ataque que

el medio para obtener ganancias. ¿Cuál es el

parece pasar inadvertido por todo el mundo, lo

propósito de esta orden, de la época del

fue igual para las épocas pasadas como para

embrutecimiento? ¿Me pregunto qué hay detrás

nosotros mismos, depredadores furtivos.

de esta felicidad fácil? Se piensa cada vez

Si en las épocas pasadas se presenta el

menos, resulta preferible que lo hagan los

embrutecimiento, la época presente rebasa toda

demás o, mejor aún, una maquina, ellas no

categoría. No sólo quiere un caos mundial,

preguntan a dónde les ha de llevar todo el

derrumbar el mundo entero o querer borrar

ejercicio del hacer, como tampoco se realizó en

todo vestigio que existe sobre este suelo; detrás

el siglo XVII o en el XVIII. En aquellos años,

de los grandes avances se oculta algo más

ya habían comenzado a palidecer la catástrofe

grotesco.

Detrás

de

esta

gran

máquina

2

José Blanco, Breve meditación sobre el embrutecimiento, UAEMéx, México, 2003, p. 17.

devoradora que demanda, informarnos para

12


Últimos días: elogio al embrutecimiento

adormecernos mientras:

“sobrevivimos en

Supongamos que se entiende el mundo

duermevela, trabajando y viendo la televisión en

que conocemos, los medios de la estulticia,

espera de un apacible muerte por cansancio,

programada para mantener la sobrevivencia,

instalados en una suerte de nirvana sin nombre

donde nadie prevé la violencia, el automatismo

que otros embrutecidos programan día a día

de todos los instrumentos que nos rodean, nos

para nosotros”.

encarcelan, atacando la voluntad. Se arrastran,

Este

dominio

mucha

ante tal escena podría hasta pensarse que toda

explicación, se percibe a primera vista, abundar

esta instrumentalización no ha sido creada para

en el tema es rasgar velos que pueden interesar

el hombre, la razón no ha sido instaurada para

a otros. Pero, lo que nos ha traído hasta aquí, es

lidiar con todo el cúmulo histórico que ha

el fin inminente, ese apocalipsis prometido hace

llegado hasta nosotros. Nos informamos, nos

dos mil años. Ha sido larga la espera y ya

especializamos, mientras tantas cosas se nos

escucho el estruendo de la algarabía que

salen de las manos. Vagamente nos formamos

acontecerá la llegada del momento. Los

una idea del basto universo que se ha ido

caballeros del Santo Grial, la mesa redonda, las

construyendo sin nosotros, pero que mantiene

cruzadas, el Santo Oficio, el mercado del

la postura de abarcarlo todo, mientras se

suvenir, los jinetes, las señales…, la hora ha

descubren estudios recientes de una retroceso a

llegado. Rezarán las grandes masas de fanáticos

un

marginados, los desprotegidos, los pobres, los

feudalismo-esclavismo.

que ya no creen,

no

necesita

estado

primitivo,

a

un

la alta política… todos

El problema radica en la vanidad de esta

sentados a la mesa esperando en vano, ya que el

época que no cambia su postura, estamos en

apocalipsis es el pan nuestro de cada día en este

mejores condiciones que hace dos siglos. Al

reino de los abandonados y de las injusticias,

menos que ser mejores radique en un estado

donde nunca hubo un mañana.

controlado por una radical tarea de acabarse

Entonces llegamos a la premisa inicial

todo de un sólo tajo, dado que los últimos cien

que se disgrega por muchas sendas y a punto de

años, se ha hecho más daño al planeta a

perder el hilo, lo retomamos: puede el

diferencia de los siglos que nos antecedieron,

hombre

con todo esto supongamos que hemos llagado a

llegar

a

comprender

semejante

empresa, llegar a vislumbrar el embrutecimiento

entender nuestro embrutecimiento.

colectivo antes de que llegue a aniquilarlo todo.

Una prueba de ello es el logro, la hazaña más grande: comunicarse, llegar hasta el lugar

3

José Blanco, Breve meditación sobre el embrutecimiento, UAEMéx, México, 2003, p. 19.

más alejado del planeta, que llegue una revista,

13


Joaquín M. Falamaro

un periódico, un folleto y pueda leerse; lo ha

todavía habrá quién suspire mirando al cielo,

logrado, pero, ¿de qué sirve todo este ejercicio?

buscando una posibilidad para el ser humano,

Si sólo se repasa y quien lee no se detiene a

un futuro más prometedor; y no es que esté

ponerlo en tela de juicio, de nada sirve llegar a

mal,

Etiopía, Argentina o Argelia, si el actor que se

festividades,

toma el papel de lector no piensa en su propio

simplemente hacia algo más grotesco, algo que

embrutecimiento, el ataque contra la vida. La

ya todos sabemos. Pero, el embrutecimiento

violencia se ejerce sobre nuestras cabezas,

que va hacia una sola dirección, no nos permite

“…ya que hay en todos nosotros un animal

pensar en una catástrofe de tal magnitud,

sacrificado, una bestia inocente y enferma capaz

porque no somos capaces de llegar a abarcar

aun si bien ya sin fuerzas de sublevarse contra

semejante empresa, semejante aniquilación.

el embrutecimiento de la Razón…”3.

ese

es

el

nosotros

protocolo nos

de

las

encaminamos

El mundo de hoy es explicable desde

Si no quedó claro, podemos ver a esas

todas las perspectivas, una pequeña mirada a

empresas embrutecedoras que lo han hecho de

nuestro alrededor es suficiente para percatarnos

una forma magistral. Los siglos han preparado

de semejante síntesis, todos nos resguardamos

un apocalipsis que a lado del apocalipsis mítico

del embrutecimiento, es indispensable de

figura hasta infantil, carente de sensatez; ya que

menor o mayor grado en todos nosotros, no

el fin es inminente, entonces acepto mi

decirlo sería soez e infame, atacar directamente

embrutecimiento

algo,

lo establecido y lo aceptado. Aunque sería torpe

pero… creo que no, porque ese afán de querer

querer hacer ver a los demás su situación, atacar

todavía rescatar al mundo de su aniquilación es

lo bruto no tiene objeto alguno, pues nos

reafirmar el poder que nos rebasa; hacerse

enfrentamos a algo que ha llegado a un grado

consciente es prepararse a los grandes cambios

sumo de perfeccionamiento, que ha atado todo

que se están realizando ahora mismo y las

a su alrededor, gobernando nuestros instintos,

trasformaciones que se avecinan. ¿Que por qué

fieles servidores y esclavos de la estulticia.

para

contrarrestar

digo esto? Porque ningún hombre, asociación,

Cualquier otro, en mi caso, trataría de

sociedad, premios nobel, investigadores, ningún

convencerlos,

club, puede detener los pasos de una época que

¿persuadir a quién? Ya no hay nadie allá fuera,

se avecina. Así llegamos al festejo que se acerca,

nos limitamos a servir y esto es apenas el

la amenaza, las tempestades… Me pregunto si

preludio de este fin de año. Aquí y ahora puedo

3

decir sí a todo o no a nada, digo “sí quiero un

José Blanco, Breve meditación sobre el embrutecimiento, UAEMéx, México, 2003, p. 19.

pero, ¿convencer

de

que?,

poco de estulticia”, en cambio digo “no

14


Últimos días: elogio al embrutecimiento

quiero”, evado mi responsabilidad con el

embrutecimiento con él. Pero es una idea tan

mundo. No hay mucho de donde escoger.

asombrosa

que

fascina

al

embrutecido

Si digo sí, el mundo se vuelve simple,

colectivo, el sólo hecho de pensarlo ciega toda

cotidiano, el fin del mundo es una escena

perspectiva de explicación, es posible que este

superior, hay razones para creer en una nada

embrutecimiento colectivo arroje aspiraciones

infinita. Decir no es mucho más simple, esta

de querer cambiarlo todo a la mañana siguiente,

forma de ver el aniquilamiento no requiere más

lo que resulta peligroso, como hacer crecer

que de una cosa, la cual se encuentra

flores sobre el asfalto, abrir la caja de los

desprovista de sentido.

misterios, lo que sería un acto fortuito, muestra

Esto es llegar a un fin, esta obra maestra

clara de lo que estoy diciendo. Son estas

inventada por otros. No sabemos qué significa,

celebraciones que se avecinan donde más vale

no dominamos estos campos, el sentido del

unirse para celebrar, no un fin del mundo, sino

mundo y su porvenir está oculto. No hay un

las palabras de aquel escéptico, donde todos los

apocalipsis, ¿acaso no hay algo más hilarante y

progresos nos han de llevar a un estado

grotesco? Habrase visto en otras épocas algo

universal de idiotez colectiva.

más escandaloso y degradante, las vanidades de

Pero relajémonos juntos, esperando esta

un tiempo en donde prometen un suelo en

celebración

donde

promesas

embrutecimiento, más bien despierta un animal

provenientes desde la ciencia, la técnica, los

sacrificado, quien ha dado por perdida toda

discursos políticos…, al menos lo prometido

esperanza. Hubiera querido encontrar un futuro

hace siglos venía de algo superior. Hoy el

más prometedor, donde se modificara su línea

fundamento viene desde las entrañas envueltas

histórica y se creara una sociedad fructífera que

en un misterio, que sueña se haga realidad.

nacieran de un suelo más prometedor, pero ese

posar

Este

nuestros

pies,

embrutecimiento

discreto

y

que

no

despierta

el

no es mi estilo.

equitativo abre la perspectiva inocente de

Mis argumentos son el presentimiento de

quedarnos con lo antiguo, apropiárnoslo como

una anomalía que ameritan una conclusión,

si fuera nuestro y en el instante en que lo

dado el protocolo, voy a decirlo así: somos

hacemos nuestro se desvanece, se nos va de las

demasiado brutos para alcanzar a vislumbrar el

manos al venir a nuestra mente ese murmullo

caos, la podredumbre del mundo, ese anhelado

de otra guerra como no lo hubo antes;

final del universo. Soy demasiado bruto para

hombres, suelo, donde nuestro trabajo carecería

aceptar mi final. ¿Cómo voy a asimilar algo tan

de sentido, pues el mundo se acaba y el

extenso como es el final de un mundo que se

15


Joaquín M. Falamaro

desvanece y re-crea entre más siglos pasen. Aún

no lo haya, no significa que aún no se haya

así, mi embrutecimiento es tan maravilloso y

dado el salto. Hoy he querido intentarlo y

fantástico que me enervo de los cohetes a la

recuerdo que es imposible. 

luna, de las bombas de hidrogeno, del hambre, de la muerte de las ballenas, viéndolo desde mi estación-sillón que está a miles de kilómetros de los eventos más insanos e incomprensibles. Sentado en mi sillón, viéndolo por televisión, dándole mi voto a alguna organización de internet para salvar al mundo. Celebremos entonces, hoy al menos, para variar, celebraré los últimos días con un elogio al embrutecimiento donde no hay dios, no hay mañana, no hay un fin, no hay nada. Las ideas que sostenían al mundo caducaron en el Renacimiento, en la Edad Media, con los griegos, con Caín. Hoy sólo queda esta nada, esta desesperanza, esta sin razón que merodea mis instintos, este embrutecimiento y como dijo en alguna ocasión aquel poeta inglés: “La estupidez hereditaria de la raza, era, a su juicio, el adecuado baluarte de la sociedad”4. Un embrutecimiento heredado de épocas gloriosas que nos han traído el anhelo de grandeza, guerras,

revoluciones,

socialismo,

ideas

anarquía,

de

libertad,

nacionalismo,

segregaciones, utopías, técnica desmesurada. Aún así no veo por ninguna parte una estatua al maestro o monumentos a la criatura más añeja que Hermes, Moisés, Orfeo o Jesús, pero el que 4

Óscar Wilde, Obras completas, Aguilar, Madrid, 1972, p. 207.

16


APOCALIPSIS: ¿El fin del mundo o el inicio de una nueva era?

E

Por Alejandra C. L. l caos, el juicio final, el

o “Jeremías”, por mencionar algunos, donde

apocalipsis, el fin del mundo,

revelan la caída, el exilio y la liberación del

por mencionar algunos, es

pueblo judío de manos de los imperios persas,

como

los

griegos y romanos; que algunos, en su época,

tiempos en que todo lo que conocemos

tomaron como fin del mundo. Y eso sin

terminará. Es una idea que agobia y que a la

mencionar el libro Revelaciones donde se coloca

vez, atrae al hombre, causa por la cual se han

el número 666 y que muchos, al final del siglo

realizado profecías, novelas, cuentos y películas

XX, adjudicaron que se trataba del año 1999

acerca de lo que sucederá cuando el final nos

como el fin del mundo, anunciando que los

alcance. Ahora que el 2012 se acerca, han salido

nueves al revés revelaban el número maldito.

se

denomina

a

diversas propuestas de cómo se va a acabar el mundo

comenzando

películas

ante el miedo que causaba el inicio de un nuevo

ciertas

siglo, diversos personajes crearon sectas que

animaciones japonesas que plantean, al parecer,

promovían el arrepentimiento con un fanatismo

desde la versión bíblica del fin del mundo, sin

religioso tal que llegó al extremo de causar

dejar de lado las leyendas de algunos otros

suicidios masivos, como el ocurrido en 1993 en

países o las muy conocidas y temidas profecías

un rancho de Texas, donde un predicador de

mayas.

nombre

hollywoodenses

hasta

por llegar

las

Así pues, en los años finales del siglo XX,

a

David

Koresh

Yaweh

se

¿Y por qué 2012? ¿Acaso no hay otro año

autoproclamaba el mesías y ante el fin

escogido? Muchos dirán “No”, ya que están

inminente que declaraba pronto vendría, se

con la creencia de que así lo pronosticaron los

mató junto con otros 90 integrantes de su secta.

mayas. Sin embargo, me atrevo a decir que

Conforme el año de 1999 avanzaba,

desde tiempos antiguos, la humanidad ha

algunas personas comenzaron a tener miedo de

estado a la expectativa de saber cuándo y cómo

lo que ocurriría en el siglo XXI y aprovechando

acabará el mundo, tanto así que realizaron

el eclipse de Sol que se dio el 11 de agosto de

también adivinaciones sobre el caos que reinaría

ese año, muchos se suicidaron.

en su época. Podemos encontrar algunas en La

Y aún, ante todo este miedo y las

Biblia, dentro de los libros de “Daniel”, “Isaías”

declaraciones que se han impuesto a lo largo de

17


Alejandra C. L.

los siglos, la humanidad sigue en pie y el mundo

las energías que comenzarían a darse.

sigue girando, no como lo conocieron nuestros

Las profecías mayas que yo he leído en

antepasados, aunque seguimos temiendo por el

internet hablan de dos cosas: o la raza humana

fin, y es por eso que se han escrito profecías.

deja de lado su parte material y vuelve a ser un

Si bien, estas profecías parecen hablar de

todo con la naturaleza como lo hacía unos

un fin, analizándolas profundamente (como lo

miles de años atrás o desaparece. Junto con

han hecho algunos estudiosos de programas en

otras creencias que he leído, la idea no parece

los canales de History Channel); se puede decir

del todo descabellada, ya que gracias a nuestra

que no hablan del final como tal, sino, más

ambición y nuestro consumismo que se ha

bien, del mundo como lo conocemos, es decir,

acelerado en los últimos dos siglos, el planeta

de la era en que estamos viviendo.

está agonizando, basta ver lo que está

Y es que la civilización siempre está en

ocurriendo con el calentamiento global.

constante cambio, así como los movimientos

Siguiendo la línea de las profecías

del universo. Es por eso que hay gente dedicada

vinculadas con el ciclo de las estrellas, se

al estudio de los mismos, así como de la

encuentra la que anuncia una nueva Era: la de

influencia que ejercen los planetas y las estrellas

Acuario.

a nuestro entorno. A estos últimos se les llama

Se dice que cada dos mil años, la Tierra

astrólogos y muchos los conocen debido a las

entra en un signo zodiacal distinto y de ahí

predicaciones que realizan en los horóscopos.

surge que se den importantes cambios, lo que

Sin embargo, los verdaderos astrólogos,

derivará en una nueva era y que en ocasiones

estudian más allá de los horóscopos. Si bien,

esté representada por un profeta o un hombre

pueden realizar un estudio detallado de cómo

que dé nuevas enseñanzas al mundo. La era que

las estrellas se moverán y te afectarán en la

abandonamos es la de Piscis y es por eso que la

vida, también hacen estudios detallados acerca

religión cristiana, que fue la dominante en

de su movimiento durante un lapso de tiempo

cuanto a creencias se refiere durante esta era,

determinado y cómo éste alterará nuestro

estaba representada por uno o dos peces.

entorno. Es precisamente de aquí que derivan

Curiosamente, lo que se dice de la era de

las profecías mayas, ya que como se sabe, los

Acuario, concuerda en muchos aspectos con las

mayas eran unos buenos observadores del cielo

profecías mayas: la humanidad debe descubrir

y conocían perfectamente (a través de estas

su lado espiritual de nuevo o atenerse a

observaciones) los ciclos de cada planeta y

desaparecer. Sin embargo, es un poco más

estrellas para que de esta forma, determinaran

positiva en este aspecto, ya que indica que sólo

18


APOCALIPSIS: ¿El fin del mundo o el inicio de una nueva era?

habrá un pequeño grupo de personas que

humanidad, lo cual derivará en desastres

verdaderamente lograrán despertar su lado

naturales como lo son las tormentas, la marea

espiritual y serán estos los que serán bendecidos

roja, los terremotos; y, por supuesto, también

en la nueva era.

anticipa las cuatro plagas que surgirán a partir

Aunque

no

se

sabe

bien

cuando

de que la humanidad comience con su ansia de

comenzará la era de Acuario, ya que la entrada

querer más y más: el hambre, la enfermedad, la

de las eras por signos zodiacales cambia

guerra y la muerte.

demasiado de acuerdo a cada época, se cree que

Con esto no quiero decir que el último

debido a lo pronosticado por los mayas, la era

libro incrustado en la biblia se convierte en un

de Acuario comenzará el 21 de diciembre de

mensajero de destrucción. Al estar en La Biblia,

2012.

se convierte en un libro de reflexión sobre lo ¿Y qué hay de las profecías bíblicas,

que puede pasar y sobre lo que está pasando en

aquellas de los siete sellos, las siete copas y las

la actualidad, y al leerlo detenidamente, nos

siete trompetas? Pues bien, siendo que fueron

pone a pensar sobre qué podemos hacer para

escritas de forma metafórica, ya que en el

parar toda la destrucción que existirá en el

tiempo que se escribió, los cristianos debían

planeta si no lo protegemos; así como también

cuidar de que nadie supiera lo que trataban de

invitar a despertar nuestro lado espiritual y

decir más allá de los de su propia secta, debe

acercarnos más a la fuerza creadora que

considerarse que no se tiene que tomar todo al

mantiene todo en armonía.

pie de la letra. Cabe destacar que dentro de las

De esta forma es como llego a la

profecías dentro de La Biblia ya se cumplieron,

conclusión de que en el 2012, lo que nos depara

como lo es la caída de Roma, así como la

no es el fin del mundo, sino más bien el fin de

recuperación de la religión cristiana y su

una era, de la cual, muy pocos lograrán tener

ascenso. Sin embargo, hay otras cosas que

conciencia sobre cómo vivirla, a menos que

deben tomarse en cuenta y que, paralelamente,

despierten y descubran que no somos los

concuerdan con lo que son las profecías mayas

únicos quienes tenemos derecho a pisar un

y lo dicho por la secta New Age (quienes son los

lugar en el universo. 

que hablan de la era de Acuario); ya que dentro de lo dicho por los siete sellos, las siete copas y las siete trompetas, puede verse que en el trasfondo se habla de la destrucción que sufrirá el planeta a lo largo de la evolución de la

19


Apocalipsis… for ever Por Karina Posadas Torrijos

A

Para Ale Cruz López brieron la puerta y entraron al

enormes alas, podrían pasar por humanos

sótano. En todos estos años

comunes, pero eso no tenía importancia en este

viviendo en esa casa, nunca

momento. Mientras no los descubrieran, todo

habían tenido que introducirse

estaría bien…

tan estrepitosamente. El cielo se había tornado

—¡Esto es tu culpa, Alejandra!—dijo

rojo y la lluvia no alcanzaba a limpiar el dolor

Ana, su hermana—Si no te hubieras empeñado

de la tierra. Era el principio del caos. De ahora

en ir por esa gata al jardín, no se habrían fijado

en adelante, el futuro dejaba de existir.

en nosotros. Pudimos haber vivido nuestros

Alejandra era la mayor de los tres, por lo

últimos días en paz y tener una muerte

tanto, le correspondía mantener la calma en sus

tranquila.

hermanos y en ella misma. Pensar que minutos

Alejandra escuchaba mientras abrazaba

antes se encontraban sentados frente a la

a Kírara. Sus padres habían sido muy

computadora, tratando de averiguar sobre el

pertinentes al haber llenado ese sótano de

cerco levantado alrededor de la ciudad.

conservas. Jamás había entendido la obsesión

Murallas altas e inquebrantables, imposibles de

materna de cada primavera que ahora les

saltar. No sabían qué era mejor, si quedar

permitiría vivir durante años sin preocuparse

atrapados entre paredes de azufre o afuera… en

por la comida. No necesitaba más, ella tenía

la nada.

decenas de cuadernos y lápices, podría pasar los

Por fin se había descubierto lo que todos

días dibujando y escribiendo, eternamente, esos

trataban de negar, lo que nadie había querido

sueños ya imposibles.

creer: el segundo sello profetizado se había roto

—¿Qué haremos? Están destruyéndolo

y el jinete del caballo de fuego se unía a la

todo—dijo su hermano, esperando que Ana

inminente destrucción. La guerra entre las

dejara de recriminarle a Alejandra su descuido.

naciones había terminado, ya sólo quedaban

—¡Si siguen así, no tardarán en encontrarnos!

claustros que luchaban por mantenerse hasta el

Silencio. No dejaban de escucharse los

final. Y ellos… Ellos no sabían lo que les

golpes y el estruendo. No quedaba otra opción.

sucedería. Su ciudad había entablado alianza

—Lamento

con esos demonios, que si no fuera por las

haberlos

metido

en

esto…—decía Alejandra en voz baja, mientras

20


Apocalipsis… for ever

caminaba a uno de los rincones. Abrió una de

sí misma: “Una hora”. Faltaba una hora para

las cajas, sacó dos cuadernos amarillentos, tomó

que los rayos del Sol tocaran la tierra y sólo

algunas conservas y lo metió todo en una vieja

entonces los demonios regresarían a su guarida

mochila. Abrazó con fuerza a sus hermanos y

para protegerse de la luz. Por el momento

conteniendo las lágrimas susurró en sus oídos:

tranquilizaba todas sus angustias, pensaba en la

“Cuídense el uno al otro y, pase lo que pase,

última esperanza, pero si el tercer sello se

quédense juntos hasta el final”.

rompía, su sacrificio y todo lo que haría de

Sabía el riesgo de lo que estaba a punto

ahora en adelante, no habrían valido la pena.

de hacer y sus palabras, más que destinadas a

Analizó todas las posibles escapatorias y

tranquilizarlos, eran para darse a sí misma la

comenzaba a dudar. “¿A dónde voy a ir?”

esperanza de que volvería a verlos. Aunque

Aunque corriera muy rápido, el amanecer

todavía no estaba completamente segura de eso.

nunca llegaría a tiempo, pero no podía haber

Caminó unos pasos y levantó a Kírara del

marcha atrás.

suelo: —No intentes seguirme. Prefiero que te

Se dirigía a la puerta que daba a la calle,

quedes cuidándolos. ¿Lo harás, verdad? Yo

cuando su mochila se atoró con el jarrón

regresaré… Algún día… Lo haré…

japonés que su hermana trajo de un viaje a

Puso a la gatita en los brazos de su

oriente. En otro tiempo, ella la habría

hermana y les pidió que guardaran silencio.

reprendido sin consideración, pero eso ya no

Tenía que salir de allí sin que nadie la viera. Si

importaba. Sus cuadernos y las conservas serían

no, todo habría sido en vano.

los únicos recuerdos que le ayudarían a

—Siguen en la sala…—dijo su hermano

sobrevivir allá afuera, así que se apresuró a

tratando de ocultar el quiebre de su voz.

tomar lo que le quedaba para salir lo más

—Parece que ahora van a la cocina.

pronto posible del lugar. Entonces, el primero

—Creo que son tres y están subiendo las

de ellos, con sus enormes alas, se abalanzó

escaleras de nuevo. Es ahora o nunca—. Miró

hacia ella con furiosos rayos y Alejandra apenas

una vez más a sus hermanos y sonrió. Si era la

pudo cruzar el umbral.

última vez que la iban a ver, quería que la

Ya en la calle, trataba de encontrar un

recordaran así: con el rostro apacible y sin

escondite, cuando vio al segundo de ellos

temor alguno.

despedir unas ráfagas de viento ardiente que no

Salió rápidamente y cubrió la entrada con

la dejaban respirar. Ella corría, pero cada vez se

la alfombra que tanto odiaba. “Cuántas veces le

acercaban más y más y el Sol…

reclamé a mi padre por esta cosa”, pensaba para

todavía veinte minutos para el amanecer.

21

Faltaban


Karina Posadas Torrijos

Al volver la vista al frente, se encontró

amenazaban. Por fin había amanecido.

con el tercero: era alto y con unas alas azules

Alejandra se levantó y se acercó a las

como el mar en invierno, frías, pero de una

cenizas, no pudo ocultar su sorpresa al notar

hermosura inigualable. Y sus ojos… sus ojos

que se convertían, cada una de ellas, en

eran igual a las esmeraldas que su madre usaba

mariposas de colores al momento de rozarlas

cada domingo.

con sus manos. Y en medio del silencio, se

No tuvo a dónde correr. Él la levantó por

escuchó la voz al fondo que decía:

el aire y justo cuando pensó que la soltaría,

—¿Cómo es que puedes hacer eso?

sintió una fuerza que los lanzaba sobre el techo

—No lo sé. Nunca había pasado antes—,

de alguna casa. Preparada para recibir el

respondió.

impacto que destrozaría su cuerpo, no se

Sintió el dolor de la soledad, el miedo por

percató de los brazos que la sostenían y

sus hermanos y por todo lo que quedaba por

rodeaban con firmeza.

venir. Fue entonces que las mariposas la

Ambos cuerpos atravesaron un gran

rodearon con su halo multicolor y la llenaron

tragaluz para las noches estrelladas de luna

de una tranquilidad absoluta. Sabía que ellas la

llena. Alejandra abrió los ojos y con sorpresa

acompañarían en su larga travesía y en las

vio que estaba sin rasguños. Él había recibido

batallas que le quedaban por librar.

todo el golpe de la caída e inevitablemente sus

El temor volvió cuando fijó su vista en la

alas se fueron tornando moradas, mientras su

esquina donde él yacía. No podía dejarlo así.

piel se teñía de un rojo siniestro.

Sus heridas eran demasiado graves como para

El primer demonio, con los rayos entre

abandonarlo a su suerte. Tomó su mano y lo

las manos, se aproximaba. Sin miramientos los

ayudó a levantarse. Recorrieron la casa

destruiría, pese a que únicamente era ella a

abandonada,

quien buscaban. Miró los ojos verdes y alcanzó

habitación que conservaba una vieja cama, las

a divisar en medio del odio, una ternura latente

ventanas totalmente cubiertas y algunos otros

e inexplicable. Él la sujetó de las manos para

enseres. Ella lo recostó, retiró cada vidrio

evitar que se fuera, no sé si por protección o

incrustado sobre esa piel blanca y miró cómo

por egoísmo, y justo cuando los hilos de

iban desapareciendo, con cada toque de sus

electricidad

dedos, las oscuras yagas.

peligrosamente

comenzaban la

habitación,

a

llenar un

grito

hasta

que

llegaron

a

una

—¿Por qué haces esto?—, preguntó él.

espantoso retumbó en las paredes. La luz llegó

—No sé. Quizás porque me salvaste la

convirtiendo en cenizas a los demonios que los

vida.

22


Apocalipsis… for ever

—Yo no hice eso—, replicó mientras sus

ambos desconocían. Sintió como el fuego

alas recobraban su esplendor. —¿Cómo sabes

comenzó a recorrer su cuerpo, como sus manos

que no te haré daño cuando termines?

se volvían capaces de crearlo y manipularlo a

—No espero nada.

placer, pero también sentía lo otro, las maripo-

Hubo un largo silencio. Alejandra fue a

sas que se habían quedado con ella y eso que en

explorar la casa, en tanto él vigilaba desde lejos

estos tiempos ya nadie pronuncia.

todos sus movimientos, sus expresiones, sus

Su ángel salió y le aseguró que regresaría por la mañana. La hora había llegado. 

sorpresas... Nunca había visto una como ella. No tan cerca. Toda una eternidad esperando y siempre había dudado de su existencia. Conforme caía la noche, él recuperaba su fuerza y sus poderes. Y por fin, después de tanto silencio, le dijo: —No puedes esconderte aquí. Has dormido tanto tiempo y no puedes quedarte de brazos cruzados mientras el mundo se destruye. —No entiendo. ¿Qué quieres decir?—, contestó Alejandra. —Entenderás. Ya lo harás. Pero… no conseguirás sobrevivir con esa naturaleza. Para derrotar al mal, es necesario que tu corazón sienta ese odio que carcome todo a su alrededor. Por primera vez en mucho tiempo pensó en el futuro, en lo que sucedería si era cierto lo que él decía, en la responsabilidad siempre oculta que la perseguía. ¿Y si fallaba? Él se fue acercando a ella. Puso en sus manos la libreta que no había alcanzado a recoger en su casa, aquella donde escribía todo lo que pensaba y sentía. Estaba por dar las gracias, cuando él la besó con una ternura que

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E l

l i b r o

d e l

segĂşn:

24


La GalerĂ­a


La Galería

Chimpancé en el sol. Hugo Posadas Torrijos. Fotografía a color. Tomada en el Zoológico de Zacango, Ciudad de Toluca, Estado de México.

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La maldición de Roma Por Alejandra C. L.

—¡

2 Los descendientes de Armando Estaos quieto, Iván!—, gritó María haciendo que su voz resonará por todo el cuarto de juegos. Iván había estado aventando juguetes. —Tu cuento aburre—, bostezó el hermano menor. Estaba contemplando cómo dos dados, que acababa de aventar, rodaban por el piso de azulejo.

María dio un suspiro. “Paciencia María, sólo tiene siete años”, pensó. Habían pasado 1297 años desde que la profecía de Armando Balzac fue plasmada. La lucha, tal como lo había indicado Armando, siguió a través de las siguientes generaciones a la suya. Sin embargo, no todos los descendientes cometieron la empresa de ir por Amelia. A quienes se aventuraron a ir por ella, del sexo que fueran, se les llamó elegidos. La familia Balzac nunca se mantuvo estable en un sólo lugar, ya que siempre debían viajar para seguirle el rastro a Amelia y desde luego, la condición de su economía dependía de la zona donde se encontraban. Además, el linaje creció inconmensurablemente a través de los siglos, causando que dejara pequeños rastros de su camino por toda Europa, sobre todo, por las numerosas veces que se separaban de sus hijos al encargarles que protegieran esa región para que Amelia no volviera a pisar aquel territorio. Cabe señalar que a partir del siglo VII, se le consideró una de las familias más acomedidas de la Europa Medieval, ya que por sus viajes y guerrillas liberadas, comenzaron a ser pequeños propietarios de feudos. En sí, las riquezas principiaron cuando Armando, en la primera intromisión a la casa de Amelia, robó algunas cosas y al morir las heredó a sus hijos. De esta manera se invirtió para la construcción de hermosos castillos como refugios en caso de guerra, así como protecciones de los sirvientes de Amelia y de ella misma. En ocasiones, los capitales se despilfarraban en juergas, aunque de alguna u otra forma algunas de las familias descendientes lograban recuperarse inmediatamente. En una de esas ocasiones, a mediados del siglo XVIII, un descendiente casi en bancarrota fue convocado por el rey Fernando VI para darle un trabajo en la Nueva España. Este hombre, convencido y temeroso de las órdenes del soberano español, obedeció y se trasladó al continente con su mujer, quien ya se encontraba encinta cuando partieron hacia el nuevo continente en el año de 1759. Cuando llegaron, el descendiente Balzac ocupó el puesto designado, convirtiéndose esa pequeña porción de la

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La maldición de Roma. Capítulo 2.

familia en una de las más acaudaladas de la Nueva España. Unos meses después de su establecimiento, en Zacatecas, nació su primera hija, quien se llamó María. Unos siete años después apareció Iván. Los dos estaban dotados de una gran belleza, quienes como todos los Balzac tenían los ojos de un azul más profundo que el anochecer y un cabello tan oscuro como los abismos apenas percibidos por los ojos humanos. Por ese entonces, la llamada elegida era la hermana de la madre de María, Victoria Balazac, quien se encontraba viviendo en España después de una ardua persecución en contra de Amelia por 10 años. Al descubrir que la bruja había desaparecido, regresó a su natal Navarra para continuar su vida, casándose al cabo de unos meses y no pasó mucho tiempo para que tuviera un hermoso hijo, quien le llenó de momentos agradables hasta el punto de olvidar la misión familiar. Sin embargo, la tarea encargada volvió a ella de manera accidental, al revelar, en una tarde, sus poderes frente a su esposo, quien no aceptó haberse casado con una bruja y se suicidó en el río Ebro. Aunque Victoria se percató de su error y de la misión que debía realizar, no quiso saber de ella por mucho tiempo, causando que se sumergiera en una profunda depresión. Pese a ello, algunas otras circunstancias comenzaron a recordarle la primera profecía de Armando, causando que se preguntara cuándo debía ser el momento indicado para despertar a los niños elegidos. En su búsqueda por las profecías, encontró la respuesta: “Los niños elegidos serán reunidos por aquella de cabellos blancos, cuyo hijo mantendrá una extrema belleza”. Entonces recordó que su hijo desde los tres años de edad había adquirido una belleza sin igual, al extremo de que muchas mujeres de su provincia iban a pedir su mano y que a los seis años, los hombres le hacían reverencias proclamándolo como príncipe del lugar, pero al llegar a la pubertad, comenzaron a tenerle envidia, deseando tener su extraña belleza. De esta forma, Victoria comenzó a entrenar a su hijo en los campos de la magia para que, cuando llegara el momento, el chico pudiera enfrentarse a la bruja maldita. Y cuando su hermana le comunicó que su hija mayor estaba por cumplir los catorce, la edad en la que la familia Balzac celebraba la mayoría de edad, Victoria supo que era momento de embarcarse a Nueva España para verificar si sus sobrinos eran parte de los niños elegidos de los que hablaba la profecía… Aunque no estaba segura, porque Armando no había dicho nunca en qué lugar se daría el fin de la Maldición. María no sabía nada de esto en relación a su tía y en realidad, sabía muy pocas cosas en relación a ella; por lo que no le causó mucho desconcierto el hecho de que su madre llegara al cuarto de juegos, muy animada, para anunciar que tenían una visita muy especial. En realidad, los niños pensaron en sus amigos. María se guardó el libro que había tratado de leer a su hermano, se acomodó la pañoleta que su

29


Alejandra C. L.

madre le ponía y tratando de no despeinar los rizos que ella le había hecho en la mañana. Iván salió dando tumbos de la habitación, mientras que María trataba de no pisar su vestido, así que caminaba despacio hacia la sala amplia de su hogar. A María le agradaba la sala, sobre todo por la luz que iluminaba la blanca habitación, adornada por hojas doradas que simulaban un bosque de otoño alrededor de los muebles de nogal, así como de la chimenea de piedra caliza. Sólo que le molestaba bajar a ella, porque siempre le pareció que la escalera alfombrada en forma de caracol se le hacía muy larga. Los escalones estaban revestidos de una hermosa alfombra roja con figuritas tejidas al parecer a mano. Siempre que descendía, María bajaba la vista para contemplar las imágenes, donde se mostraban a reyes medievales en sus diversas cruzadas, para no sentir el camino tan largo. Al terminar de descender las enormes escaleras y de poner las manos en los barandales de oro, se dirigió a la sala más grande. Se tenían que pasar por muchos pasillos antes de llegar. Cuando se acercaron a lo que parecía una puerta de madera, donde tenía como imágenes a unos ángeles haciendo sonar unas trompetas, tocaron. Escucharon la voz de su madre indicando que podían pasar. María emocionada porque iba a encontrarse a su mejor amiga y saldrían al centro, abrió la puerta de un golpe gritando al mismo tiempo eufóricamente: —¡Adela, que sorpresa! Iván, quien estaba detrás de ella, se echó a reír. María se quedó petrificada, y sintió como si mil agujas atravesarán su cuerpo. Se quiso morir. Porque no era Adela la que estaba esperando en la sala, sino una mujer con cabello negro y unas que otras mechas de blanco, delgada, con la piel blanca, mostrando un rostro que indicaba obediencia pero a la vez mostraba maternidad, con unos ojos pequeños de color azul profundo indicando que era parte de la familia Balzac. Laura fijó una mirada severa en María, haciendo que la doncella se ruborizará e incrementando su deseo de que se la tragara la tierra. La hermana impidió que Laura se abalanzara sobre María para pegarle por su impertinencia. —Dejádmelo a mí—, le susurró. Unos instantes después Victoria se acercó a María, quien estaba realmente asustada. —Vos debéis ser María—, la niña asintió. —Veo que sois toda una jovencita. Vuestra madre me ha hablado mucho de vos—, le indicó tiernamente. —¿Cuántos años tenéis? —Acabo de cumplir catorce la semana pasada—, contestó María con una nota leve de temor. —Ya estáis en edad—, sonrió Victoria. Se acercó a Iván, quien no dejaba de reírse. —Vos debéis ser Iván. ¿No es así? —Sí—, contestó Iván apresuradamente, poniendo las manos a los costados y tomando compostura. María cayó en la cuenta de saber quién se trataba, aunque no estaba segura porque sólo la había

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La maldición de Roma. Capítulo 2.

visto en retratos familiares de la infancia de su madre. —¿Sois la hermana mayor de mi madre, verdad? Vuestro nombre es Victoria, ¿no es así? —Veo que mi querida hermana os ha hablado de mí—, sonrió y le dirigió una mirada alegre a Laura. —¿Y qué hacéis aquí?—, preguntó Iván intrigado. —¿Acaso os habéis arrepentido de estar en España? —No digáis tonterías, son cosas que no os incumben—, le susurró María dándole un codazo a su hermano. El niño hizo un gesto de dolor. Victoria se dirigió a Iván. —No exactamente—, contestó divertida. —Pero, digamos que sí, ya me arrepentí de estar en ese país que sólo me trae terribles recuerdos. Además, ando tras una bruja muy mala—, murmuró al final con un tono desgarrador. —Uuuuuhh—, exclamaron los niños. —¿Por qué no vamos a la plaza Victoria? Así podréis conocer la ciudad—, propuso temerosa Laura, quien se había mordido los labios cuando su hermana pronunció “ando tras una bruja muy mala”, retorciéndose al mismo tiempo los dedos. María recordó que en casa estaba prohibido hablar de hechicería e historias relacionadas con ello. Su madre no soportaba la idea de que en un mundo donde todo parecía tan normal, existiera algo sobrenatural y cuando sucedían cosas extrañas en la casa, siempre disimulaba que nunca había pasado nada. Y cuando su padre falleció en un accidente no aclarado, el tema estaba prácticamente vedado, de modo que cualquier mención en relación a la magia era un castigo seguro. —Solo iré un rato—, contestó Victoria algo molesta mientras tomaba porte. —Sobre todo porque quiero conocer ese tianguis del que tanto me habéis hablado en vuestros escritos. Ya sabéis, el que se pone los domingos en la catedral. Así que unos segundos después, Iván y María volvieron a quedarse solos. María se subió al cuarto de juegos y siguió leyendo, mientras que su hermano volvía a los juegos inocentes. No habían pasado cinco minutos, cuando María profirió un grito. —¿Qué os pasa?—, preguntó Iván algo asustado, pues era muy miedoso. —Nada—, contestó María, mientras contemplaba, desde su libro, unas imágenes un poco sangrientas. Pronto se volvieron a sus juegos. Escucharon voces lejanas. María curiosa, comenzó a buscar por todas las habitaciones de la casa la causa de las voces. Iván, no queriendo quedarse solo, acompañó a su hermana en su inspección por la mansión. Dispuestos a investigar al patio trasero antes de entrar en el

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Alejandra C. L.

jardín, abrieron la puerta. Oyeron a varias personas cantar rezos. María entendió de inmediato de que se trataba y se consoló al saber que una enorme pared les bloqueara la vista a la comitiva que pasaba por las calles. Las campanas de la iglesia comenzaron a doblar con fuerza, espantando de inmediato a Iván, quien corrió al cuarto de juegos para esconderse. María lo siguió, deseando no escuchar aquellas campanadas que tanto miedo le daban porque le recordaban la muerte de su padre, sucedida momentos antes de una ejecución cometida por la Inquisición. —María, ¿creéis que las brujas existan?—, comentó Iván, aterrorizado. —¿Por qué lo preguntáis?—, cuestionó María, quien acababa de dejar los rezos. —Por lo que acabamos de escuchar, siempre las que queman son brujas. O eso dice la gente. María se quedó pensando. ¿Qué podía decirle? Nunca había visto una, salvo en ilustraciones dentro de los libros. —No lo sé Iván—, contestó después de un largo rato. —Y vos, ¿qué pensáis? Iván también meditó un tiempo, pero él lo negó. Antes de hablar se asustó, dio un salto, porque se escucharon ruidos de alguien que deseaba abrir la puerta. —Si existieran ya me hubieran llevado, como dice mamá. Son puros cuentos para que hagamos lo que los grandes quieren. ¿No? Cuentos como los que lees siempre. Son sólo cuentos. —No, no lo son—, dijo una voz seca y profunda desde la puerta. Los niños voltearon con cierto temor hacía donde provenía. Victoria estaba apoyada en la verja. Entró y cerró la puerta. —¿Por qué la cerráis?—, preguntó Iván atemorizado. —Hay una cosa que debo deciros—, susurró Victoria. —Vuestra madre no debe enterarse. Tiene miedo. —¿Miedo?—, preguntó María. —¿De qué? —De que sepáis la existencia de la magia y todo lo relacionado con cosas sobrenaturales. Como lo platicabais anteriormente. —Pero, ¿por qué?—, inquirió Iván. Victoria no le respondió. Se limitó a sonreír antes de hablar. —Las brujas existen—, anunció. Ante la sorpresa de sus sobrinos agregó: —Hay buenas y malas. Las malas sólo hacen aquelarres todo el tiempo y junto con los hechiceros hacen sacrificios. Se inclinan por las Artes Oscuras, donde se comete todo tipo de injusticias. Obtienen poderes por medio de la sangre de gente inocente y lo que es peor... de niños. La mayoría invoca demonios para fortalecerse y están desesperados por encontrar paz—suspiró— que nunca encontrarán si hacen esto...—sonrió con un poco de amargura: —Claro que algunos lo disfrutan.

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—Por otra parte, se encuentran las buenas a quienes llamamos curanderas, pues conocen los milagros de la madre naturaleza y se interesan por la alquimia, la filosofía y las ciencias para curar enfermedades. Son amantes de la naturaleza—, suspiró lacónicamente. —Aunque se diga que sólo unos cuantos tienen poderes mágicos, la verdad es que todos tenemos ocultos una energía que nos hace especiales, una energía con poderes fuera de este mundo, que vosotros niños no lo entenderíais, creyendo que es cosa del demonio, porque no han contactado con la verdadera espiritualidad—. Suspiró de nuevo: —que muy pocos somos capaces de desarrollarlo. —¿Somos?—, Iván estaba intrigado por esa palabra. Victoria no le hizo caso. Suspiró. Pensó en decirles acerca de la misión que tenía el linaje Balzac. Se dirigió a la ventana, contempló las calles empedradas de la ciudad y dijo: —Pobres gentes que son ajusticiadas para morir cruelmente, como si fueran verdaderas brujas, ellas no hicieron nada, sólo son culpadas por sus enemigos. Y los verdaderos hechiceros siempre logran escapar. Claro, Amelia los ayuda, de eso no hay duda, ya que los necesita para acabar con la familia. —Tía Victoria, ¿quién es Amelia y por qué quiere acabar con la familia?—, preguntó Iván de nuevo desde su rincón, pues no entendía nada de lo que estaba pasando. Victoria volteó, sonriéndole a Iván. Dejó la ventana para ir hacia él. Antes de inclinar y agacharse para que su semblante estuviera a la misma altura que la del niño, se limitó a mirar el techo. Luego con la sonrisa en los labios todavía impresa, aunque triste, explicó ya mirándolo a los ojos: —Amelia es una bruja maldita que nos atormenta desde hace varios siglos. —Entonces, ¿a eso ha venido, tía?—, meditó María quien se acercó hacia donde estaban Victoria y su hermano. —¿Hablarnos sobre Amelia, que ansía acabar con la familia? ¿Acaso hemos sido elegidos para acabar con ella o algo así mi hermano y yo?—. Victoria asintió con un gesto de la cabeza. —¿Por qué?—. A María le brillaban los ojos de la emoción. Victoria suspiró. —Vosotros, como su madre y yo, pertenecen a una de las familias más poderosas de magos—. María abrió la boca de sorpresa sin dar crédito a lo que decía su tía. —Su madre no os quiso decir por lo que anunciaré a continuación: “En la antigua Roma, un chico desafió a una poderosa hechicera, muy perversa, que anunciaba la caída de una familia, de un linaje del cual le tenía cierto rencor. El muchacho aligeró la carga que tendría la familia, sólo por unos instantes. Por eso, los Balzac tenemos una misión: acabar con Amelia para que nunca perjudique a la familia condenada. Pero únicamente los elegidos pueden hacerlo y siempre ha sido así en diferentes partes del mundo. Muchos quisieron escapar… —Victoria sonrió amargamente, pero no les dijo nada más a sus sobrinos.

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—¿Y cómo sabemos que somos elegidos?—, preguntó María interesada. —Por una marca desde vuestro nacimiento. Una pequeña B mayúscula en el lado derecho de vuestra espalda. Parecerá como una pequeña cicatriz. Vuestros padres deben decíroslo cuando tengáis la edad apropiada para saber vuestra misión, sobre todo quien tenga apellido Balzac. Durante un instante los hermanos se quedaron pensativos, mirándose a los ojos. María se acordó que una vez su madre había gritado algo como: “Ojala y nunca la descubra. Esa cicatriz es horrible, llevando a un destino terrible”. Iván por otro lado pensó en la ocasión que su hermana lo estaba bañando y le preguntó en donde se había hecho una cicatriz parecida a algo así. Ambos niños se asustaron. Pero, por otra parte, no podían creer lo que se les decía. ¿Podía ser verdad? —Para que no tengáis dudas—, añadió la mujer al ver la incredulidad de sus sobrinos reflejada en el rostro, —leed este pequeño libro. De su abrigo sacó un cuadernillo de hojas amarillas, casi deshecho por las incontables veces en que había sido hojeada, dando la impresión de tener más de mil años. María lo tomó, aturdida. Observó que en cada una de las páginas había un retrato, señalando su nombre, año de vida y muerte. También venía un apartado en el que decía: “Año en que comenzó su servicio”. Iván se acercó a su hermana para distinguir algo. María, mientras lo hojeaba, observó al igual que su hermano, varios apartados que decían algo así: William Balzac (578- 602) Año en que comenzó su servicio: 593 ………………………………………………................... Charles Balzac (932- 972) Año en que comenzó su servicio: 948 ………………………………………………................... Susan Balzac (1120- 1148) Año en que comenzó su servicio: 1136 ………………………………………………............... Francisco Balzac (1435- 1454) Año en que comenzó su servicio: 1451 ………………………………………………...................

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Jeremías Balzac (1438- 1463) Año en que comenzó su servicio: 1454 —Como pudieron darse cuenta, el sucesor de un elegido anterior, lo hacía de manera que no se podía perder tiempo uno para seguir la debilitación de Amelia. María se dio cuenta que la mayoría eran muy jóvenes cuando eran llamados, y de la misma forma fallecían a temprana edad. Se preguntó si no le iría a suceder lo mismo. Nada más de pensarlo sintió como un cubito de hielo le recorría por todo el cuerpo. Al contemplar la última página, venía inscrito sin ninguna imagen más que la de su tía Victoria, ellos dos y otro muchacho que nunca habían visto en su vida lo siguiente: Equipo Balzac (1773- 2011) María se dio cuenta de cuanto había abierto la boca y rápidamente la cerró. Luego se quedó pensando: para el 2011 era una eternidad. No era posible que toda una Era lucharán con Amelia. Volvió su vista hacia el dibujo para asegurarse de que eran ellos y que el año estaba correcto. Se dirigió a su hermano que también estaba sorprendido por lo que acababan de contemplar. —¿Es verdad todo lo que dice aquí?—, preguntó María extrañada y asustada al mismo tiempo. —No es posible... que toda una eternidad luche con Amelia, con una bruja que ni siquiera conozco. —Nunca es bueno decir imposible, porque no los hay—, repuso Victoria con una mirada más severa de lo usual. —Ella morirá estos años en cuerpo querida, pero su alma, la mataremos en reencarnación. —¡Yo tengo miedo!—, chilló Iván. —¡Mi madre no lo sabe! ¿Qué le diremos cuándo vayamos en busca de esa bruja? —Vuestra madre lo sabe—, rió Victoria. María miró a su hermano consternada. —Por esa razón cerré la puerta. Ella no quería que os enterarais, por eso os sobreprotegió demasiado, y nunca os mencionó acerca de la cicatriz en la espalda. Vuestra madre me contaba en sus cartas que había descubierto la señal de la lucha en vosotros, pero que os iba a liberar de lo que estabais destinados. Al igual que su madre os quiso liberar, varios también quisieron escapar—. Luego con un tono despreocupado sentenció: —Pero nadie puede liberarse de la profecía una vez que haya sido elegido. Iván gimió, no queriendo aceptar lo que le estaba sucediendo; era apenas un niño de siete años que empezaba a conocer el mundo, para darse cuenta de que tenía escrito un destino muy cruel por delante. María, por otro lado, sintió como la emoción la embargaba. Siempre había querido tener una aventura como la de los caballeros que cazaban dragones y salvaban princesas (donde ella era, por

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supuesto la princesa, pero a veces soñaba que era ella la que rescataba al príncipe). De nuevo observó el cuadernillo y distinguió que se incorporaba otra figura. Reconoció que se trataba de Adela, su mejor amiga. —Tengo miedo, tía Victoria—, susurró María, tratando de ocultar su emoción. —Porque sé que no tendremos compañía, más que de... —observó el pergamino y suspiró— jóvenes que no saben sí... —Yo sí sé lo que se debe hacer y puedo ayudar—, dijo una voz varonil desde la entrada que había sido abierta seguramente por el muchacho. —¿Verdad mamá? María e Iván voltearon hacía donde provenía el rumor, distinguiendo que en la puerta estaba apoyado un chico alto, delgado, con rostro fino y lampiño, boca pequeña de labios rojos y delgadosfinos, ojos azul profundo que albergaban unas largas y hermosas pestañas negras. Su cabello era corto, pero se le veía que tenía demasiado, siendo un lacio muy revoltoso de color negro. En pocas palabras, era extrañamente guapo. —Claro, hijo—, guiñó Victoria y le dirigió a María una mirada cómplice, quien tenía una expresión atontada. La muchacha dirigió su vista hacia el dibujo y distinguió que el muchacho real era mucho más lindo que el de la imagen. —¿Cuál es vuestro nombre?—, preguntó María algo nerviosa, ya que era la primera vez que veía a un hombre hermoso. —Soy Xavier Balzac—, contestó el chico mirándola con una tierna expresión (María sintió mil hormigas por todo el cuerpo). —Vuestra madre no quería que entrará—. Luego dirigió una mirada desesperada a su madre, —supongo que nunca debí dejarla sola, por querer conocer la ciudad primero. Pero es la primera vez que vengo a una colonia de España y la verdad es que me emocioné demasiado. ¡Mi tía Laura no creía que era su hijo! ¡No entiendo por qué se me quedó viendo como ya sabe, como si hubiera visto un hombre por primera vez! —Nunca le digan a Xavier que es guapo—, le susurró Victoria a sus sobrinos mientras él comenzaba a observar la habitación. —Porque nunca lo aceptará, y además le pasaron tantas cosas en su niñez—. Victoria suspiró al final. —Ya, no les diga que soy hermoso—, reprimió Xavier quien estaba mirando el techo con forma de T, Iván soltó una risita. —Sabe que no me gusta. —Vuestra madre nos decía que vos también sois uno de los elegidos—, tartamudeó María. —¿No es así Xavier? —Sí, soy un elegido. Eso lo sé desde que tenía cinco años—, cortó Xavier mientras veía a María a los ojos con un poco de desesperación, —y sé que mi madre os decía que soy hermoso, lindo, atractivo, apuesto y guapo, así que no os hagáis la inocente.

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—Bueno, pues es que...— María no sabía que decir y bajó la mirada. —En realidad sois demasiado guapo. —Eso lo sé desde que tenía seis años—, contestó su primo alzando los brazos y la voz. —No podía salir a la calle con muchas exclamaciones y así me pasó aquí. Es como si nunca hubieran visto un chico de 16 años en toda su vida. —Ya basta—, anunció Victoria. Miró a sus sobrinos con ternura. —Xavier, vamos a presentaros formalmente con tu tía Laura. Después discutiremos la misión encargada. —Yo no quiero la misión esa—, dijo Iván. —Me da miedo. —Todos tenemos miedo, primo—, le consoló Xavier con una voz tierna, no común en los chicos de su edad. —Porque realmente no sabemos qué sucederá. Todo lo que podemos hacer es decidir qué haremos con la vida que nos dieron y enfrentar la realidad que nos rodea. 

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GkBc en Dk Gs Por Susana Santos Mateo

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A: Ezequiel Reyes Retana Sandra Santos Mateo naxágoras fue al último Centro de Viajes Telepáticos ¿Cómo olvidar el camino?, nunca hubo algo más extraordinario en la historia de los humanos de matusalinizados, y es que hubieron tiempos en los cuales los rostros humanos tenían gesticulaciones; el asombro, ese abrir demasiado los ojos estirando las facciones, hasta fingir que eran otros. El

primer viaje telepático, todo grabado en las memorias de la humanidad. Ser el celebre Dr. Anaxágoras, él un trabajador incesante del cerebro humano, que fue convertido en procesador. Él, vivo ejemplo de la inteligencia neutra, al principio le costó un poco de trabajo acostumbrarse al nuevo sistema inteligente que él mismo desarrollo. Cambios forzosos y urgentes que tuvieron su aplicabilidad después de los ataques de Galaxia Norte, hace ya un centenar de años terrestres; era forzoso cambiar de cuerpo, ya que poco a poco las condiciones de vida en la tierra eran casi imposibles, aunque algunos evolucionaron no fue como Darwin lo había profetizado, si los humanos no hacían nada por controlar dichos cambios fisiológicos, dejarían de evolucionar lenta y tranquilamente y mutarían en criaturas sin razón, moral y lenguaje, posiblemente serían un escombro más del Universo, por ello, con ayuda de innumerables avances médicos y científicos, el ser humano se quedó sin materia orgánica, sí ese cuerpo que desde el principio de los tiempos había comenzado a molestar. El Dr. G se encuentra a punto de digitar la clave de la primer entrada al Centro de Viajes. Fue fácil escabullirse de los guardias que vigilaban la avenida central de la ciudad, ¡claro!, gracias al bullicio y al camuflaje perfecto, dejó en el laboratorio los distintivos como Científico Honorable de la Vía Láctea, Patrimonio del Universo, insignia usada comúnmente sobre su bata blanca y plastificada, que cubría su cuerpo finamente metalizado y engomado, por uno levemente funcional y un tanto corriente, como el de cualquier terrícola mortal. Los científicos del linaje como Anaxágoras no son libres de pasearse sobre las calles normales de cualquier ciudad, menos en un mundo que día a día enfrenta batallas contra la más sangrita de las galaxias, además de ser demasiado viejos, son perceptibles a la vista de cualquier ser “normal”, así que caminaba torpemente como los demás, fingía cierta dificultad para hablar, como los demás. Caminar demasiado lento le daba tiempo para pensar muchas cosas al mismo tiempo, pues hacía tanto tiempo era dependiente de sus compañeros del Centro de Investigación en pos de la mortalidad, obviamente secreto; de pronto pasó algo fantástico, recordó…

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GkBc en Dk Gs

—Eutanasia por favor Fern, no puedo dejar de sentir, de palpar, de saborear, así como así, he vivido un tiempo real, no quiero la eternidad, hay algo mejor… quémame, quémame… la oscuridad de los confines inmotivados me encierran en capas mortales de un dulce cielo rojo… —¿Qué pasarme?—dijo en voz alta, al mismo tiempo que la luz de sus ojos se tornaba morada, señal que no era otra cosa que una falla en su sistema. Tenía demasiado sin recordar, pero, qué era la eutanasia, quién era Fern y qué era mejor que la eternidad. Cómo percibirse en el mundo; lenta y difícilmente bajaba por una alcantarilla mientras el ruido de una manifestación se perdía, al mismo tiempo que descendía a lo lejos se escuchaba: “¡por el respeto a los otros, no más tráfico de cerebros!” Se han derramado las últimas gotas de savia, lo último permite saber que lo primero llegó ha agotarse, sabía que aún era poseedor de un magnífico cerebro, cerebro capaz de mantener un cuerpo elástico, y algunas ciudades en peligro de extinción, así como de ser capaz de haberse mantenido por muchos siglos en la Corporación de Científicos Célebres al Servicio de la Vía Láctea, ¿eran pocos sus logros?, al menos él no tenía por qué salir a las calles para gastar la energía de un cuerpo como los demás. Tener cuerpo siempre ha sido un problema, de hecho la primera catástrofe comenzó con la primer destrucción total de cuerpos humanos, la eterna debilidad permanente; ahora estaban por vivir la segunda y quizá última, pero realmente no sabía por qué su existencia siempre se había centrado en la salvación de la raza humana. Seguía su camino por aquellas escaleras subterráneas, la impaciencia comenzaba a agotarlo, en ese momento se arrepintió de haberse deshecho de su dispositivo desinhibidor de tiempo, no entendía cuál era su nuevo objetivo en sí, quizá era mejor destruirlo todo y transformarse en un habitante campesino de la Galaxia Norte, alejarse de algo que le obligaba a pertenecer a la llamada Tierra, a la llamada Vía Láctea. De pronto, mientras pensaba qué hacer, algo transfería su sistema y como si estuviese preparado mecánicamente para ello, se dio giro brusco y logró esquivar un rayo púrpura que le acechaba ya desde un rato y que ni había percibido, ¡lo han descubierto! Corrí, corrí, no se cuánto, tampoco pude calcular la energía perdida en una tarde, lo más pronto posible llegué a la puerta secundaria, ahí se me ocurrió dejar una ilusión óptica para confundir a mi seguidor, pero qué tal si alguien ya conocía el Centro, será que me esperaba una desagradable sorpresa, cuál sería mi futuro si adentro me esperaba la Orden Norte, pero en fin era peor retroceder, cargaba un pequeño proyector de luz centrifuga, programé mi clave a manera que simulara una sombra en movimiento, en dirección a los canales antiguos de la ciudad, seguí mi camino por la izquierda, pero el descenso era aún más dificultoso para mi cuerpo. Corrí a una velocidad exorbitante, el mecanismo de vuelo no estaba integrado en aquel cuerpo antiguo. Mis intentos no habían servido de nada, alguie n

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Susana Santos Mateos

corría detrás de mí, y disparaba al mismo tiempo, no sabía controlar mi maldito cuerpo, un pequeño rayo atravesó mi cuerpo, sin embargo no modificó ningún mecanismo en mí, seguí corriendo, mi cuerpo se derretía, mi programador comenzó a dictarme las fallas de mi cuerpo y los riesgos si no me detenía para que fuera reestructurado, pero tenía que llegar, lo importante era cumplir la misión, justamente cuando aquel sujeto se acercaba a mí, sentí como mi cuerpo se desintegraba, ¿acaso aquel rayo no era inofensivo?, ¿era posible que alguien del Consejo me hubiese delatado?, ¿eso era la muerte?, ¿qué seguía después de que mi cerebro se calcinara?, ¿quizá mi sistema sólo se daño?, mis ojos se derritieron, así que dejé de grabar las imagen de mi alrededor, no sé quien me disparó. Será que hasta aquí terminó mi misión. Es tarde, no llega, hace tres días enviamos a Anaxágoras por las contraseñas para activar el sistema telepático intergaláctico, sin él no podremos realizar el viaje en busca del consejo de la Vía Láctea, y todos los seres vivientes y pensantes serían destruidos, lo peor, esclavizada, sin embargo, quizá no vale la pena salvarnos, somos una raza desechable, ya no sirve para nada la vida, todo se destruye sin control, hasta qué punto seremos capaces de soportar el terrible destino, no llega, no llega, algo me dice: no llegará. Maldita sea la hora en que el malpensate Estado decidió clausurar los viajes telepáticos; me pregunto a dónde huyó aquel grupo de renovadores humanos, qué forma de vida desarrollaron, descubrieron el peligro antes de todos nosotros, cuánta energía pérdida. Sí me hubiese marchado con ellos, ahora vivo esclavo de estos revoltosos humanos, nunca les parece nada, nunca les ha parecido nada, esta infantil humanidad ha olvida que debe madurar, un sueño, un sueño, el sueño son ellos. —Reunión de última hora (dictaba el programador del escritorio). El primero en entrar a la sala redonda del doctor G, director General de los científicos al favor de la Vía Láctea, fue un oficial del Estado, que poseía una pequeña caja de madera color metálico, nadie quiso precipitarse en armar deducciones al ver que era justamente una de esas que guardaban los restos de lo que, si podía así llamarse, había sido un humano. Lentamente cada cuerpo plastificado tomó asiento, nadie decía nada, quizá no comprendían por qué se encontraban ahí, once representantes de los planetas del sistema solar se encontraban reunidos.

Continuará…  *

Es Directora general de Dislexia (Revista de creación literaria) y de Legión de las Lobas (Fanzine de rock under). Adicta a la poesía. Amante de la música y de Bukowski. Esclava del Señor Mono.

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Por Manuel Arduino Pavón*

Ella

o hay más que mirarla a los ojos. Parece una estatua esculpida en una barra de jabón y sin embargo no se deshace entre las manos.

No es limpia ni aromática, carece del encanto de las partidas de ajedrez a la luz de las velas. Es como un horno de pan caliente. No se aferra a nada ni a nadie, como una fría perla negra. Y si la das vuelta ni siquiera te da las gracias. Tampoco es una mujer o una muñeca para evitar caerse al precipicio. Es mi afeitadora a energía solar. Lo más valioso que tengo. Pero hoy está lloviendo y lo único que se puede hacer es mirarla a los ojos. Y, por si acaso, guardar una prudente distancia. 

*

Escritor de origen uruguayo quien ha publicado gran cantidad de obras, entre ellas el opúsculo 200 Palestinas para un músculo en 1975; El libro de las ruinas azules - Historias arquetípicas y maravillosas, en homenaje a Helena P. Blavatsky, al conmemorarse el centenario de su fallecimiento en 1991; el poemario Diario de un refugiado, en 2008; Los Misterios de las Llaves Maestras, guión para historieta en 2009; la novela Viaje al interior de un ladrón en 2010; el ensayo esotérico Símbholos y Simbholismo, una interpretación holística y oculta de símbolos sagrados y cotidianos, en 2010; Los milagros de Woolmark y otras historias, cuentos breves en 2011; entre muchas otras. Página web: www.manuelarduino.com

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Gólem Por el Doctor Salomón Espinoza M. “El sendero del hombre virtuoso está en todas partes rodeado por la iniquidad del egoísta y la tiranía del malvado. Bendito aquel quien en nombre de la caridad y de la buena voluntad conduce al débil sobre el valle de las tinieblas. Pues verdaderamente él es guardián de su hermano y protector del niño extraviado. Y os aseguro que caeré con gran venganza y furiosa cólera sobre aquellos que osen envenenar y destruir a mis hermanos. Y sabrás que mi nombre es el Señor, cuando extienda sobre ti mi venganza”

S

Ezequiel 25:17

entado ante el televisor después de otra agotadora jornada laboral en el consultorio dental del bosque, el doctor Salomón Espinoza, mapache, hallábase cambiando desesperadamente de canal a cada instante, convencido a priori de que nada bueno había ya que ver en la tele por aquellos días. Pensando en esto, exclamaba furioso: —¡Cojones! ¡Me cago en la puta

hostia! ¡Pero que este mundo es una mierda! ¡Vaya que me gustaría destruirlo!—, gritaba entusiasmado. El doctor Salomón, como cualquier otro, pensaba naturalmente en estas cosas durante sus ratos libres. Sin embargo, de un tiempo a la fecha, esta idea venía trastornándole hasta la obsesión, convirtiéndose en un tópico frecuente en el trato con sus pacientes, quienes descubrían en ello ocasión de burla y solaz divertimento. Sucedió entonces que, encontrándose repentinamente hambriento, decidió interrumpir por unos instantes su frenético pasatiempo y desactivó enseguida el volumen del televisor, con el único propósito de averiguar si la cocina aún seguía ocupada por el gólem. Como al cabo de unos instantes no obtuviera indicios de su presencia, el doctor se levantó de su sillón y se dirigió hacia allá, procediendo inmediatamente a lavarse las manos con vigor. Luego, tomó del frutero una sabrosa manzana verde y se dispuso a remojarla. Pero, antes de que pudiera acertar a colocarla bajo el grifo del agua, tuvo la impresión de haber escuchado en la escalera un ligero ruido. Pero como no supo ya si el ruido había subido o bajado, optó por esperar prudentemente junto al refrigerador hasta asegurarse de que la sala no estaba ocupada. Hecho esto, volvió a acomodarse en el sillón y a cambiar de canal sin cesar, permaneciendo así un rato más o menos prolongado, mordisqueando de tanto en tanto su manzana hasta que, pasado el tiempo, le entraran ganas de continuar con cierta lectura que tenía pendiente. Decidió silenciar nuevamente el televisor, encendió una lamparilla de noche y tomó del librero más cercano una costosa edición española de El Mundo como Voluntad y Representación, disponiéndose enseguida a estudiar dicho texto.

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Gólem

No bien había empezado a leer cuando, de repente, otro ruido lo distrajo. Colocó entonces el separador correspondiente entre las páginas debidas, cerró su libro con disgusto y se dirigió hacia una alacena junto a la cocina, de la que sacó una vieja escoba, murmurando entre dientes: —¡Pero qué está haciendo ahora ese hijo de…!—, se decía, buscando el sitio exacto de donde provenían los golpes. Procedió de inmediato a empuñar su instrumento de combate y gritó: —¡Callaos todos a la mierda! ¡No veis que tratan de leer aquí abajo!—, decía, pegando al tiempo en el techo con el mango de su escoba. —Maldito engendro de monstruo infernal…—mascullaba, regresando a la cocina para lavarse las manos nuevamente. —¡Vaya que me gustaría destruirle! Habiendo retornado de mala gana a la lectura, el doctor repasaba las páginas con furor. Resultaba evidente que no podía concentrarse y diríase más bien que su atención estaba puesta fuera del libro, como si esperase que un nuevo ruido pudiera venir a interrumpirle en cualquier momento. Como pasara un rato sin que esto sucediese, empezó a sentirse preso de una vaga inquietud. Aunque sus ojos recorrían cada línea del texto con avidez, su mente espumosa enjugaba pensamientos oscuros, cual gatos que estuviesen encerrados dentro de una lavadora. Así, imaginaba con repugnancia al gólem, que le miraba desde la penumbra de la habitación. Y lo veía ahí, sentado en el suelo frío, junto a la pequeña tabla que le proporcionara para ejercitar sus letras, pues como buen gólem carecía de todo comercio de la palabra. Lo contemplaba inmóvil, quieto durante horas y horas, ya mirando el vacío de la noche, ya el vacío del día tras la ventana, ya el vacío del jardín y sus plantas perezosas. Para ser sinceros, el gólem no le había resultado al doctor tan útil como decía el comercial. En realidad, un gólem parece nunca hacer algo más que pasar cosas, sostener cosas, mover cosas o romper cosas. Incluso algo que pudiera parecer tan simple al hábito común, como barrer el piso de una habitación, resulta infinitamente difícil de sintetizar para el entendimiento de un gólem, si es que existe tal. Una vez que se han superado para él las dificultades que entrañan las distinciones entre sujeto y objeto, quedan aún por salvarle las nociones temporales, espaciales y de causa. Entonces la creatura da un escobazo superfluo y rasante, sin otro resultado que la tenue agitación del polvo por impulso del viento. Luego, da sendos escobazos repetidos y llena de polvo todo el ámbito del consultorio. Entonces, se detiene un instante, sus ojos parecen agrandarse con inaudito asombro, y todo él se estremece por la súbita contemplación de un espectáculo atroz: el sol penetra por la ventana y enciende una nube impalpable de polvo, dividiéndola en múltiples haces llameantes que atraviesan su cuerpo inerme. Entonces el gólem se asusta (¿se asusta?), deja caer la escoba y olvida todo lo aprendido hasta entonces, sus ojos se adormecen nuevamente y hay que volver a empezar. Pero en ese momento, el doctor escucha otro ruido. Un tintineo cristalino que viene de la cocina. —¡Ah, seguro que el muy gilipollas ha bajado a robar comida otra vez!—, piensa, escuchando ahora con 43


Dr. Salomón Espinoza M.

claridad el sonido que hacen los frascos al moverse por la alacena. —¡Cada día come más y más! Pero no crece sin parar, como decía el instructivo… debe haber salido defectuoso—, razonaba con cierta melancolía el doctor. —¡Me cago en la virgen de las ventas por televisión! ¡No me dejan vivir! Pero un día… ¡Os destruiré a todos a la mierda! …cuando encuentre alguna utilidad a este culebrón del infierno. Al cabo de unos instantes, los ruidos en la cocina desaparecen y el doctor puede continuar arduamente con su lectura, misma que según tiene entendido, podría revelarle la clave para destruir al Mundo y con éste, al gólem, que a juzgar por la calma del momento debe encontrarse ahora merodeando cerca del jardín. —Mmmh… —pensó de repente el doctor— …tal vez me sirva para deshacerme antes de ese fideputa del león. Pero ¿cómo?—, se preguntó enseguida. —Viene a joder todos los lunes a primera hora de la mañana con el cuento de que le duele otra muela y luego ¡se come a uno de mis asistentes! …ya se acabó a todos mis prestadores de servicio social. Con un vértigo de náusea, el doctor evocó la imagen de Leopoldo, el león, que esa misma mañana llegaba a consulta muy temprano, con un gran pañuelo blanco anudado sobre la melena engomada, presumiendo de un ubicuo malestar molar. —¡Hummm! ¡Hummm!—, gemía la bestia, cual si fuese un conejillo, mientras el doctor seguía el juego y lo reprendía con desgano: —Leopoldo, hijo, que te voy a dejar sin muelas, joder. A ver, pásale por acá eh, que ya mismo te atiendo—, le decía, mientras se lavaba enérgicamente las manos y esterilizaba su instrumental quirúrgico, considerando entretanto la posibilidad de practicarle al taimado felino una nueva extracción dental, aún cuando no la necesitase, pues al fin y al cabo era éste un precio que Leopoldo parecía dispuesto a pagar cada semana, con tal de almorzar sin mucho esfuerzo. —A ver, hijo—, ordenaba el doctor Salomón, —abre grande y di “ah”. —¡GRRRRAAAWWW!—, rugía Leopoldo, dilatando descaradamente sus carnívoras cavidades. —…cuántas veces ¿ah? ¡Pero cuántas jodidas veces te lo he repetido! Un día, como sigas mordiendo las costillas de las cebras ¡te vas a quedar tarumba!—, le repetía. —¿…buenas dices? ¡Ja! ¡Buenas mis polainas! ¡Debería darte vergüenza! Mira que a tu edad… ¡andar por ahí correteando criaturas! —¡…pero ya lo dicen ¡que el que va sobrao, va sobrao siempre!, a qué dudarlo. ¡El que la persigue, la consigue!—, exclamaba el doctor, concluyendo con el examen de su paciente, —mmmh parece que el problema está muy atrás… Y pensando enseguida que sería muy imbécil de su parte meter siquiera la mano ahí dentro, llamó a su asistente en turno, Ramón, la Ardilla, que por aquellos días se encontraba cursando un diplomado en Mecánica Dental por correspondencia.

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Gólem

—¡Ramón! ¡Ramón!—, gritaba desaforado el doctor. —¡Dónde estás, ardilla maricona! ¡Ven acá inmediatamente! —¡A sus órdenes, Maestro!—, respondía Ramón, que justo entraba por la puerta trasera, poniéndose su mandil de rayas. —¡Santiago y parte, Maestro!—, decía, cuadrándosele ahí mismo. —…serás Mamón—, pensaba el diestro para sí. —Mira Ramón, agarras este espejo nuevo y te metes ahí dentro eh—, le indica, alcanzándole el utensilio con una mano y señalando con la otra las oscuras fauces de Leopoldo. —¡Pero…! ¡Pero, Maestro…!—, le objetaba entonces Ramón, que a la sazón temblaba como un soldado francés. —¡Ahora nada de peros eh!—, le responde el doctor, —que en mis tiempos de estudiantes hacíamos el servicio social en un viejo ballenero rumbo al Polo Sur… ¡Le poníamos flúor a las orcas con dientes sensibles!—, sentenciaba ufano. —¡Ahora agarra este espejo y entra ya, mariquetas!—, decía empujándole suavemente. —¡…Maestro!—, gritaba Ramón desde las profundidades. —¡Esto está muy oscuro aquí dentro! ¡No puedo ver nada! —¡Puñetas!—, dice el otro. —¡Aguanta que ahora mismo te alcanzo una linterna eh!—, exclamaba nervioso, sin saber muy bien cómo resolver el imprevisto. Y diciendo esto, salió del consultorio, abandonando por un momento a su suerte ahí dentro al pobre Ramón. Pero en cuanto el doctor Salomón hubo desaparecido por la puerta trasera del consultorio en busca de la susodicha candela, sucedió que las dilatadas oquedades bucales del león se relajaron, cediendo naturalmente a la siempre inmarcesible tentación nutricia. En otras palabras, Leopoldo se había almorzado al ingenuo Ramón, dándole sabroso fin. Cuando el doctor regresó con una vela amarilla en las manos, su paciente lo recibió, muy apenado y conmovido, tirándole en la cara un leve eructo que llevaba tonos de tabaco y de bellotas. De repente, el sonido de una maceta rota quebró la oscuridad del jardín, interrumpiendo en ese momento los pensamientos del doctor, que por toda respuesta tuvo a bien quedarse muy quieto en su sillón, hablando para sí en voz baja: —…si al menos pudiera usar al gólem para acabar con ese puto de león… ¡Cuánto me gustaría destruirlo!—, se repetía, lamentando la suerte de haber perdido aquel costoso espejo nuevo. Tan ensimismado se hallaba revolviendo en su cabeza estos acontecimientos, que no se había dado cuenta de que el televisor seguía encendido, y que el noticiero de la madrugada terminaba su programación habitual para dar paso a la siempre desconcertante y seductora transmisión del canal de compras por televisión. En la pantalla, un sifaka vestido de blanco como un sacerdote, arengaba a su hipotética audiencia con aparatosos aspavientos: 45


Dr. Salomón Espinoza M.

—¡Adelante! ¡Adelante!—, exclamaba eufórico el lemúrido, con un vago acento alemán. —¡Llame ahorra! ¡Sí! ¡Sólo tiene que tomarr el teléfono!—, decía, meneando la cabeza de un lado a otro y saltando de aquí para allá. El programa era conducido, al parecer, por un ganso salvaje norteamericano, vestido de polo verde olivo y gruesos anteojos redondos de montura dorada, que interpelaba a su compañero de este modo: —Interesante, muy interesante—, graznaba el ganso, sujetando su micrófono con un ala y ajustando sus pesados anteojos con la otra. —Y ahora díganos por favor, rabí Löwe ¿es verdad que el gólem puede llegar a arrojar a su dueño por la ventana? —¡Tonterrías!—, le respondía el otro con singular alegría. —¡Tonterrrías! ¡Jajaja! ¡El gólem es una crreatura muy limpia! ¡Muy limpia sí! ¡Sólo arroja por la ventana basurra y objetos inmundos! ¡Como macetas, gatos, y de vez en cuando miembros de la rrrealeza! ¡Por eso el gólem es el mejor ayudante de casa sí! —Señoras y señores—, concluía el ganso, —ya escucharon ustedes la opinión de nuestro experto invitado de hoy, rabí Judá Löwe, y recuerde que si llama dentro de los próximos cinco minutos, no sólo se llevará a casa un gólem nuevecito, sino que además le incluiré personalmente tres, ¡tres agitadores originales para bebida! Tallados en hueso por ancianos artesanos yiddish. ¡Nuestras operadoras le están esperando! ¡Llame ahora mismo al número que aparece en pantalla! Y, como arrebatado por la irresistible musa de las ofertas, el doctor Salomón procedió a tomar el teléfono, mientras gritaba totalmente fuera de sí: —¡Quiero un gólem! ¡Un gólem es el mejor ayudante de casa! ¡Necesito ordenar ahora mismo un gólem!—, exclamaba, discando los números con impaciencia. Mientras que en la solitaria pantalla del televisor el ganso mostraba a la cámara, en close-up, la fina talla de su artesanía y concluía el comercial con una paulatina y nebulosa disolvencia mientras decía: —¡Mire usté, mire nomás eh! ¡Qué chulada verdá! Mire este aquí, con Jesucristo en la Cruz. ¿A poco no está divino? Mire este otro, de Pilatos lavándose las manos. ¡Ah, qué bonito de veras verdá!—. Por su parte, el sifaka, puesto a brincar en segundo plano de un extremo a otro del set, se dedicaba a destrozar alegremente la improvisada escenografía de cartón pintado. Habiendo terminado su pedido, el doctor volvió a arrellanarse en su sillón, dispuesto a buscar con el control remoto un programa que fuese de su agrado, con el fin de disminuir la ansiedad de la espera. Así que empezó a saltar nuevamente de un canal a otro, pensando: —mierda de Tiempo… ¡dura demasiado! ¡Cuánto quisiera destruirle!—, se repetía, persistiendo largamente en su loca carrera hasta que, al cabo de las horas, los primeros rayos del alba empezaran a perfilarse en el horizonte. Entonces, escuchó claramente que alguien llamaba a la puerta con fuertes golpes. Emocionado por la novedosa eficiencia del correo del bosque, corrió veloz a recibir el ansiado paquete.

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Gólem

Habiendo alcanzado apenas el extremo del picaporte, casi a punto de tropezar, abrió de par en par la susodicha puerta, llevándose al instante una gran decepción al comprobar, por la miserable ráfaga de aire que se colaba, que ni había paquete para él, ni había siquiera repartidor de correo alguno que le esperase. Así, muy contrariado y con la cabeza gacha, se encaminó rumbo a la cocina, con el fin de lavarse las manos nuevamente, antes de seguir viendo televisión. En el umbral de la cocina, cubierta aún por las sombras de la madrugada, el doctor se detuvo repentinamente, paralizado por la presencia de un ser deforme y contrahecho, débilmente iluminado por la luz del refrigerador a medio abrir, y que en ese momento se encontraba hurgando en su nutritivo contenido. —¡Q… quién!—, trataba de decir el doctor. —¡Q… quién coños es usted! ¡Y cómo puta hostia se ha metido a mi casa sin permiso! ¡…Dese vuelta! La inesperada creatura suspendió su curioseo, se irguió levemente y dio media vuelta muy despacio, enfrentando al doctor en las sombras, quien apenas pudo distinguir en la penumbra del amanecer la mueca grotesca de una boca por la que escurría abundante leche. El resto de la cara conservaba su anonimato bajo el fino entramado de una pantimedia de seda, de la que sobresalían, cayendo sueltas sobre los hombros del animal, las dos extremidades inferiores. Sin soltar la botella que tenía sujetada con la mano derecha, el intruso se llevó la otra mano al saco, y lentamente extrajo de su bolsillo todo el hierro azul de una Magnum calibre .45, que al instante amartilló sobre la cara del doctor Salomón, respondiendo: —Yo soy… el ratón de los dientes. 

* El Doctor Salomón Espinoza M. es originario de España. Post-Doctorado en Estilística Comparativa por la Pontificia y Real Universidad de Santa Catalina de Toledo, bajo la tesis titulada Intertextualidad Metaficcional en el cuento "Tres Versiones de Judas, del escritor argentino Pierre Menard". Al doctor Espinoza se le considera el precursor de la Semiótica Cuántica. En su tiempo libre practica la guematría cabalística, y sostiene que Arthur Schopenhauer en El Mundo como Voluntad y Representación cifró en clave el arcano destructor del mundo o Katechon.

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Se hace una atenta invitación para que envíes tus textos y seas parte de esta publicación en línea. Puedes participar de la siguiente forma: - Envía un artículo y/o ensayo original en formato Word que gire en torno al tema de cada mes. No debe rebasar las 10 cuartillas. En caso de incluir citas textuales, no olvidar colocar la referencia bibliográfica.

Tema de febrero: De la amistad y otras perversiones. - La Galería, mandando la imagen de una obra plástica o fotografía con temática libre. Se deberá incluir una ficha con el nombre del artista, el título de la obra y la información técnica de la misma . - Creación, compartiendo un escrito de creación artística en cualquier género literario en formato Word con un máximo de 10 cuartillas. En caso de querer publicar alguna obra de mayor extensión, enviarla por entregas o un fragmento junto con una dirección electrónica en donde se pueda leer íntegra. Todos los materiales deberán ser enviados a más tardar el 30 de enero de 2012 a la siguiente dirección:

laplumaenlapiedra@gmail.com Junto con los documentos enviados, los autores podrán anexar una reseña biográfica que no rebase las 5 líneas. En caso de contar con un sitio web en donde se pueda conocer más acerca de las obras del autor, no olvidar incluir la dirección electrónica. Así mismo puedes difundir el evento, sitio web o cualquier información que desees compartir con nuestros lectores.

La pluma en la piedra Mucha miel y hojuelas. En febrero habrá una página en blanco para que dejes tus mejores (y peores) deseos sobre el amor, la amistad y alguna perversión. Envíanos un mensaje a nuestro correo electrónico, escríbelo en el blog de La pluma… o en nuestra página de Facebook. Todos los deseos serán publicados. 49


dos tiempos y la mitad de un tiempo.

lanzó en persecución de la mujer que había dado a luz al varón. Pero a la mujer le dieron las dos alas del águila grande Al verse arrojado a la tierra, el monstruo se

para que volara al desierto, al refugio en que, lejos de la serpiente, debe ser mantenida por un


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