5 minute read

Cuando la política hace agua Ciudades resilientes para el siglo de la crisis climática

Alrededor del 50% de la población mundial habita en ciudades y en poco menos de 30 años esa proporción aumentará al 70% (según el Banco Mundial). Siete de cada diez habitantes del planeta residirán en zonas urbanas al año 2050, áreas que enfrentarán enormes presiones en este siglo, no tan solo por esta masiva transformación, sino también por fenómenos como el cambio climático, las enfermedades emergentes, la escasez de recursos naturales y la conflictividad socio-política. Construir ciudades con la capacidad de adaptarse será, probablemente, uno de los mayores retos que enfrentará nuestra civilización a lo largo de su historia. En este contexto, la resiliencia urbana cobra cada vez más importancia: cómo las personas, comunidades, instituciones, empresas, sistemas y gobiernos sobreviven, se adecúan y se desarrollan, abordando el estrés o los impactos que enfrentan. Según ONU-Habitat, una ciudad resiliente es aquella que evalúa, planea y actúa para preparar y responder a todo tipo de obstáculos, ya sean repentinos o lentos en su origen, esperados o inesperados. En este marco, ONUHabitat tiene por propósito contribuir a transitar hacia urbes que estén mejor preparadas para proteger y mejorar la vida de sus habitantes, asegurar avances en el desarrollo, fomentar un entorno en el cual se pueda invertir, y promover el cambio positivo. El aumento en la densidad de vivienda, el incremento del coste de la vida, la desigualdad en el acceso a recursos y el creciente impacto de la emergencia climática están poniendo a prueba cada vez de forma más extrema nuestras ciudades. ¿Estamos preparados? Todas las ciudades del mundo son vulnerables a estos retos, pero es su capacidad de gestionarlos para minimizar sus efectos lo que marcará la diferencia. Por lo tanto la planificación de ciudades resilientes es un tema sumamente relevante.

Mientras las ciudades se vuelven cada vez más pobladas, también lo hacen los asentamientos no regulados, cuya planificación para enfrentar retos sociales, económicos y ambientales ciertamente no existe. Un problema habitual de las urbanizaciones irregulares es la eliminación de áreas con vegeta- ción, afectando el balance de radiación y calor, lo que deriva en verdaderas “islas” de calor.

Advertisement

La planificación urbana temprana es un factor diferencial en este proceso, pues no solo permite reducir los impactos vinculados con la urbanización, sino también requiere implicar a los gobiernos, en sus distintos niveles, en los planes de desarrollo, así como también en los planes de adaptación y resiliencia, que garantizarán la calidad de vida. Los actores locales -población y autoridades- deben protagonizar este proceso. Diversos informes internacionales dan cuenta de que Chile presenta la mayoría de las vulnerabilidades (siete de las nueve estudiadas) ante los efectos del cambio climático, por lo tanto, es prioritario desarrollar planes de adaptación y resiliencia climática. Entre otros aspectos, resultará fundamental que los distintos tipos de infraestructura presentes en una ciudad sean resilientes a las amenazas. El promedio de vida útil de las edificaciones urbanas de material sólido es de 50 años aproximadamente, por lo que no cabe duda que las condiciones climáticas cada vez más extremas demandarán una evolución de elementos centrales del diseño y la construcción, tales como la aislación térmica, el uso de materiales de calidad e innovadores y las adecuadas terminaciones. El planeta ya vive su gran amenaza, y de cuán resiliente seamos dependerá en gran medida el mundo que habitarán las próximas generaciones. El tiempo de actuar es ahora.

El río se llevó un puente. El río se desbordó y entró al pueblo. El río dejó a cientos de damnificados. El río se llevó el camino. Debieron salir con botes por las calles a rescatar a los vecinos aislados por el bendito río. Este relato no es del fin de semana, aunque tal vez lo sea. Confunde, ya que lo leímos en cada par de décadas durante el siglo XX. Parece que el destino ha dispuesto una especial escenificación en el Maule, tal como en Grecia, donde los dioses marcaban una sola y trágica opción, que todos podían constatar menos los afectados. Volverá a pasar. No había que ser adivino, era cosa de ver los diarios o conversar con cualquier votante de edad avanzada. Digo votante, ya que esperaríamos que quienes mejor conozcan cada rincón de la zona sean precisamente quienes se entregan en cuerpo y alma por representarnos. Entenderemos que también sabían que volvería a pasar. Si pasó, válidamente las comunidades podrán preguntarse cuando puedan reorganizar sus vidas, qué acciones previas se definieron para lograr la deseada anticipación, a sabiendas de lo que sucedería. O, de lo contrario, declarémonos como comunidad aquel destino griego con sinceridad: “Vecinos, no tenemos escapatoria ante la tragedia”. A lo Kant, salir de esta “minoría de edad” de que habrá una solución concreta, para abocarnos a cuestiones de la cruda realidad como comprar y distribuir kayaks y otros inflables, levantar muros, mover recintos, etcétera. Es curioso eso de que, habiendo muchos ríos y mucha lluvia en diversos lugares del mundo -¡Vaya, en Chile también!- no en todos esos lugares pase esto. Quizá sea porque este río -el bendito Mataquito- nos ataca en nuestro flanco más débil: la incapacidad de una coordinación real y la falacia del presupuesto escaso. Este no es un problema de Licantén: Este problema confluye desde distintas comunas, muchas que vieron pasar el problema e incluso contribuyeron a aumentarlo. En ese Estado mínimo ¿Quien coordina? Supongamos que ese interés de coordinación si existe: ¿Habrá presupuesto para abordarlo?

La respuesta es “depende”. Pudimos tener unos 50 mil millones -la Teletón junta un poco más de 30- entre los dos ejes viales y el helicóptero, beneficiando a toda la cuenca. Digo esto, por ejemplo, a días de un magno anuncio de mejoras de la J-60. ¿Tiene sentido hoy acometer esta acción aislada sobre zonas demostradamente riesgosas? Por lo menos ya se piensa en cambiar de emplazamiento el hospital que reemplazará al anegado.

Ahora bien: ¿Cuál es la opinión de los partidos políticos frente a esto? Si son definidos como articuladores de los anhelos de la ciudadanía, a través de su extendida red de poder, algo tendrán que decir: El senador con visión regional, el diputado muñequeando y fiscalizando, el alcalde priorizando, el concejal levantando las alertas, en fin, todos quienes este finde nos presentaban sus comprometidos videos en el barro, en outfit fluorescente impermeable.

¿Qué plantean las directivas maulinas y las nacionales respecto de esto? ¿Les preocupa acaso?

¿Preocupará mañana? ¿También delegan solamente, con esa fe democrática?

Nos gustaría creer que este es el problema que ocasionan unos “vecinos” al tirar basura al canal, o que fue el cambio climático. Otros sugieren llenar de embalses, acumulando el riesgo. Parece no ser opción ni gestionar las cuencas ni mucho menos hincarle el diente a replanificar el territorio. Cuando toda aquella red de representantes no funciona, solo queda una opción reactiva: abrir pletóricos de desplante, el centro de acopio del partido para luego ir a entregar, selfie en mano. Volverá a pasar ¿La política será efectivamente ese articulador de anhelos tan básicos de la comunidad, como ese de sobrevivir? ¿Volverá la política a hacer agua cuando de soluciones reales se trata? Nos vemos en el próximo temporal.

Los conceptos vertidos en esta página corresponden a autores, siendo ellos de su exclusiva responsabilidad.

FUNDADA EL 13 DE NOVIEMBRE DE 1898

124 Años al servicio de la comunidad

PROPIETARIA: Empresa Periodística

Curicó Limitada

PRESIDENTE:

José Ramón Palma Moraga

DIRECTOR:

Víctor Massa Barros

EDITORA GENERAL:

María José Barroso Esteban

REP. LEGAL:

Manuel Massa Mautino

DOMICILIO:

Sargento Aldea Nº 632

Curicó

Fonos: 75 2310 132 - 75 2310 453 email: director@diariolaprensa.cl avisos@diariolaprensa.cl

TALCA

1 Oriente Nº 1294

Fonos: 712 218 482 - 712 215 833 email: talcaventas@diariolaprensa.cl

This article is from: