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Oportunidades para la ciencia
from 30-05-2023
Recientemente, el Gobierno anunció el inicio de una consulta sobre el plan de acción del Hidrógeno Verde que supervisará la estrategia para desarrollar el incipiente sector, con miras a convertir al país en un exportador de clase mundial para el 2040.
Se trata de una señal positiva como política pública, en cuanto apunta a generar las condiciones del mercado para que se desarrollen más proyectos y, a futuro, se busque participación de Chile en el mercado de esta tecnología.
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En este sentido, cobra especial relevancia el rol que jugará el Instituto Milenio en Amoníaco Verde Como Vector Energético (MIGA), experiencia pionera en Latinoamérica que inició sus actividades el segundo semestre de 2022 y cuyo lanzamiento oficial se realiza ahora en mayo, ya que uno de sus objetivos es, justamente, convertirlo en un vehículo que permita la exportación del Hidrógeno Verde que se desarrolle en el país, solucionando los problemas de transporte que presenta actualmente, al tratarse de una molécula de gas muy pequeña y de costosa compresión.
Creemos que este es uno de los factores determinantes para el desarrollo de la naciente industria local de Hidrógeno Verde, y las posibilidades de producción de manera sostenible a partir de energías renovables. MIGA asoma como una plataforma que caminará en esa dirección aprovechando la investigación local. Iniciativas como esta ponen a Chile en un lugar importante en una comunidad científica de nivel global, mientras que el anuncio del Gobierno abre una ventana para que los especialistas podamos enfocarnos en el desarrollo tecnológico, que más adelante sea susceptible de masificarse e incidir directamente en la producción de las energías. Factores que se conjugan para que el país tenga hoy una atractiva oportunidad para entrar en este mercado con valor agregado y desarrollo de capital humano local. adoptemos un enfoque más consciente y sostenible hacia la tecnología. En lugar de considerar los dispositivos electrónicos como meros objetos de consumo, debemos reconocer su verdadero valor y los recursos naturales que contienen. Cada dispositivo descartado representa una oportunidad desperdiciada para la reutilización, el reciclaje y la reducción del impacto ambiental.
Es hora de repensar nuestra relación con la tecnología y tomar medidas concretas para abordar la basura tecnológica en Chile. Para lograrlo, necesitamos una combinación de esfuerzos individuales y colectivos. Por ello, resulta fundamental promover la educación y la conciencia ciudadana, sobre la importancia de la gestión adecuada de los desechos electrónicos. La ciudadanía debe estar informada respecto a los peligros ambientales y sanitarios que implica la acumulación de basura tecnológica, así como sobre las opciones disponibles para su correcta disposición y reciclaje.
Solo a través de la transformación de nuestras prácticas y actitudes, podremos enfrentar este desafío y sentar las bases para un futuro más sostenible y tecnológicamente responsable.