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LA PROPUESTA DE ABRIR LAS PUERTAS DE LAS CÁRCELES

ción que parte de contar con una jurisdicción penitenciaria diferente a la penal que maneje la ejecución de la pena no como ahora totalmente formalista y con periodos de tiempo, sumado a “trabajar” para reducir la pena, ello significará que el INPEC cuente con un CRIMINÓLOGO

El debate está abierto a raíz del proyecto del MINISTRO DE

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JUSTICIA Néstor Iván

Osuna Patiño para reformar la política carcelaria y penal del país. Una de las principales motivaciones del proyecto, es lograr disminuir el hacinamiento en las cárceles y centros de detención transitorios.

En verdad que el error del Ministro es descomunal y aflora un enorme desconocimiento de la consideración criminológica del tema; es principiar por el final, cuando lo primero es entender la necesidad que el manejo penitenciario requiere de una transforma-

ADMINISTRADOR PENITENCIARIO calificado y orientado a cumplir las directrices jurisdiccionales penitenciarias lo que exige cambiar el concepto militarista carcelario lo cual exigirá una alta suma de dinero, millones de dólares porque el equipo de trabajo no son solo Guardianes en un nuevo rol de trabajo, sino profesionales de la criminología, psiquiatría, psicología, empresarios de la producción expertos en trabajo en Grupo, especialistas en política criminal, abogados.

La propuesta del Ministro tal como la presenta sin haberse desarrollado un MODELO PROGRESIVO hacia la excarcelación en verdad sería lesivo para la seguridad ciudadana y entiéndase progresivo no es solo limitado a etapas de paso del tiempo en prisión para ir obteniendo beneficios pues lo que interesa es el ser humano como apto para vivir en sociedad, lo cual no lo otorga el paso del tiempo, por ello la reincidencia en la comisión de delitos, por ello el fracaso de la prisión domiciliaria otorgada sin mayor valoración del sujeto infractor de la norma penal; algunas personas debidamente valoradas no tendrían que ir intramuros y si asumir otras formas de cumplir la violación de la ley penal.

Lo del hacinamiento carcelario no es justificación para abrir las puertas de las cárceles sino para cambiar el Sistema Penitenciario y la concepción de la cárcel como de almacenamiento de cuerpos, a la vez que eliminar el popu- lismo punitivo en el Congreso de la República con el aumento de las penas como panacea para frenar la delincuencia, concepto propio del siglo XIX aunque el encierro data de siglos atrás desde la misma esclavitud que ha sido llevada al cine no solo en relación con negros e indios, sino igual como trofeos de batalla que en el caso de Roma hicieron surgir los juegos a muerte en el circo entre gladiadores. Condiciones de tortura como el laborar en canteras a pleno sol, o ser enviados al olvido como en Papillón o la misma Gorgona.

En Colombia el estado de la mayoría de las cárceles es lamentable, no solo durmiendo los Internos en el suelo, sino amontonados entre rejas e incluso en los sitios destinados para orinales y sanitarios.

Lo de RESOCIALIZACIÓN es vana palabrería en la carcelaridad en Colombia es carente de contenido y de sentido, esos sitios son de vejámenes, el riesgo de contraer enfermedades, de adquirir vicios, de resultar lesionado o muerto, la falta de asistencia permanente médica, educacional, la calidad alimentaria, la destrucción de la vida conyugal.

La prisión abierta significa todo un proceso valorativo y de preparación, no abrir las puertas de las cárceles de la noche a la mañana. Es necesario, avanzar hacia medios alternativos a la prisión, hacer de la prisión el último recurso, de allí que en lo penológico la Procuraduría y la Contraloría adquieren gran valor y lejos de debilitarlas deben ser fortalecidas, por eso es necesaria la reconceptualización de la pena que no será posible si se siguen sosteniendo las mismas teorías de la pena, por ello hay que cambiar paralelamente el SISTEMA PENAL ACUSATORIO como lo plantearé en otra entrega.

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