UNIVERSIDAD NACIONAL DE COSTA RICA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES ESCUELA DE PSICOLOGÍA
Tesis de Grado
Cuerpos que hablan: Expresiones simbólicas del cuerpo en mujeres diagnosticadas con Fibromialgia. Un análisis social crítico desde el psicoanálisis feminista
Trabajo final de Graduación sometido a consideración del Tribunal Examinador para optar por el grado de Lienciatura en Psicología
Sustentantes: Laura Delgado Tenorio Rahel Pacheco Mafla
Campus Omar Dengo, Heredia, Costa Rica Diciembre, 2015
CUERPOS QUE HABLAN: EXPRESIONES SIMBÓLICAS DEL CUERPO EN MUJERES DIAGNOSTICADAS CON FIBROMIALGIA. UN ANÁLISIS SOCIAL CRÍTICO DESDE EL PSICOANÁLISIS FEMINISTA
LAURA DELGADO TENORIO RAHEL PACHECHO MAFLA
Trabajo final de Graduación sometido a consideración del Tribunal Examinador para optar por el grado de Licenciatura en Psicología. Cumple con los requisitos establecidos por el Reglamento de Trabajos Finales de Graduación de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional.
Heredia, Costa Rica
Personas integrantes del tribunal examinador
_________________________________________ M.Ps. Mayela Rodríguez Escalante Representante del Decanato de la Facultad de Ciencias Sociales
__________________________________________ M.Ed. Marta Sánchez López Directora de la Escuela de Psicología
____________________________________ M.Ps. Carlos Alvarado Cantero Tutor
_________________________________________ M.Ps. Jessica Mac Donald Quiceno Lectora
____________________________________ Dra. Úrsula Hauser Lectora
____________________________________ Bach. Laura Delgado Tenorio Sustentante
____________________________________ Bach. Rahel Pacheco Maflta Sustentante
Trabajo final de Graduación sometido a consideración del Tribunal Examinador para optar por el grado de Licenciatura en Psicología. Cumple con los requisitos establecidos por el Reglamento de Trabajos Finales de Graduación de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional. iii
Agradecimientos Agradecemos, en primera instancia, a todas las mujeres que participaron de esta tesis, quienes contribuyeron al estudio de la fibromialgia, en procura de avances en el tema, no sólo para beneficio de ellas mismas sino de otras mujeres con esta condición. A las lectoras, Jessica Mac Donald y Úrsula Hauser, quienes con sus aportes y acompañamiento permitieron concretar un enfoque feminista que incrementó la criticidad de este estudio, además de darnos mayor seguridad e inspiración en cada paso que dábamos. Al tutor, Carlos Alvarado, por sus observaciones profundas y su tiempo dedicado a nuestra investigación. Rahel: A mi familia, quién a la distancia fue mi apoyo. A Víctor, por su amor, por creer en mí, por su paciencia y estar ahí incondicionalmente desde el principio. A Rocío y Patri, que cuidaron de Lúa para poderme enfocar y avanzar en la tesis. A Lau, con quien hombro a hombro hemos vivido tristezas, alegrías, inquietudes y descubrimientos, por inspirarme a realizar esta tesis desde un tema que nos apasiona a las dos. Laura: A mami, quien fue inspiración y alegría. A Danny, porque su alegría y cariño refrescaron mi cansancio, y por mostrarse considerado, encargándose solo de funciones compartidas para que yo pudiera encargarme de la tesis. Porque sé que para él no fue fácil, pero aún así permaneció a mi lado. A mis amigas, Lu, Alina, Rebe, Pau, Sil, Mari, Abi, por ser mi fuerza y conexión con la vida y el
mundo que queremos, por ser feminismo transformador. A Grazia Lomonte, al Instituto Nacional de Psicodrama (ICOPSI) y al Centro de Estudios Psicoanalíticos (CEP), por que no sólo fueron espacios de formación sino también de diálogo y encuentro, en donde fue posible analizar y cuestionar la teoría y la metodología de esta tesis. A Rah, por arriesgarte a que hiciéramos esto juntas, por darle pausa a mis revoluciones, por ser tan detallista, crítica e incondicional, pero sobre todo por hacer del proceso un viaje tranquilo. iv
Dedicatoria Rahel: Quiero dedicar esta tesis a mi hija Lúa, quien desde mi vientre ha sido parte de este proceso de crecimiento y reencuentro con el placer de mi cuerpo como mujer. A mi mamá, mujer inspiradora, luchadora y persistente, que ha sido un referente importante para mí de amor y libertad. A mi papá quien con su dulzura ha apoyado cada proyecto que he decidido emprender. A Yan, Jor y Leo, quienes fueron mis compañeros de juegos, risas, peleas, llantos y aventuras. A las mujeres de mi familia, primas, tías, abuelas, por su legado, por plantar en mí la semilla de querer hacer las cosas de forma diferente, de darle voz a los miedos, dolores, angustias, silencios e injusticias.
Laura: Dedico esta tesis a las mujeres que participaron de este estudio, quienes valientemente se permitieron escuchar su propio cuerpo y su propia historia, y con ello también me lo permitieron a mí. Las admiro por eso. También quisiera extender la dedicatoria a todas las mujeres que conviven día a día con la fibromialgia, porque realmente espero que este trabajo pueda ser un avance para todas ustedes. Asimismo, quiero dedicar esta investigación a Jessica Mac Dondald, mujer iteligente y valiente a la cual admiro mucho, tanto por su recorrido profesional como por su lucha personal. Gracias por inspirarme. Finalmente, quiero dedicar este trabajo a dos mujeres muy importantes. En primer lugar a Damaris Tenorio, quien a través de su vida como mujer, me permitió adquirir consciencia de género y un compromiso incanzable con la lucha por la igualdad. Por vos, por mí, por nosotras, soy feminista. Gracias ma. Y por último, dedico este trabajo a Yuli, quien no me deja desistir en la lucha, quien no me permite dar un paso atrás, como feminista, como psicóloga, como profesional, como mujer, porque quiero abrir caminos por los que ella pueda transitar más segura y revolucionar. Para vos. A ustedes, a nosotras y a mí. v
Tabla de contenido Capítulo 1: El Problema y su Importancia ............................................................................................. 1 Antecedentes ....................................................................................................................................................................... 2 Justificación .......................................................................................................................................................................... 5 Presentación del Problema ......................................................................................................................................... 8 Objetivos ............................................................................................................................................................................. 10 Capítulo 2: Construcción Teórica .............................................................................................................11 Referente Conceptual .................................................................................................................................................. 12 Marco Teórico .................................................................................................................................................................. 13 Objeto de Estudio .......................................................................................................................................................... 36 Capítulo 3: Marco Metodológico ...............................................................................................................37 Metodología y Tipo de Estudio .............................................................................................................................. 38 Delimitación de las Categorías de Análisis ..................................................................................................... 42 Sujetas de investigación ............................................................................................................................................ 43 Estrategia Metodológica ............................................................................................................................................ 45 Capítulo 4: Resultados ...................................................................................................................................52 Resultados de las entrevistas ................................................................................................................................. 53 Resultados del proceso grupal............................................................................................................................... 70 Capítulo 5: Análisis ....................................................................................................................................... 116 Evolución de la Fibromialgia ............................................................................................................................... 118 Aspectos Biográficos................................................................................................................................................. 136 Imagen corporal: las subjetividades femeninas en el discurso del cuerpo .............................. 148 Capítulo 6: Conclusiones y Recomendaciones ............................................................................... 175 Conclusiones.................................................................................................................................................................. 176 Recomendaciones....................................................................................................................................................... 187 Referencias……………………………………………………......................................................................192 Anexos .................................................................................................................................................................. 202 vi
Descriptores Mujeres con fibromialgia, expresiones simbรณlicas del cuerpo, psicoanรกlisis feminista, psicodrama, etnopsicoanรกlisis.
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Capítulo I EL PROBLEMA Y SU IMPORTANCIA
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1.1 Antecedentes El siglo XXI ha traído consigo importantes transformaciones sociales que han impactado la esfera de la salud de las poblaciones mundiales. Así se ha visto el aumento en el diagnóstico de las enfermedades crónicas, principal causa de muerte de la población costarricense, y entre ellas se ha presentado un incremento en los casos de fibromialgia (Chacón, 2010), la cual se caracteriza por un dolor intenso en zonas específicas del cuerpo, aquejando principalmente a las mujeres de la época contemporánea, lo que constituye el foco del presente trabajo de investigación. Diversos estudios a nivel nacional e internacional, han dedicado esfuerzos por conocer acerca de la fibromialgia, la cual ha mostrado grandes interrogantes para el campo de la medicina. Más allá de nombrarla y definirla como enfermedad crónica, esta disciplina se ha encontrado limitada para dar respuesta a la fibromialgia desde sus métodos tradicionales, por lo que otras ciencias como la psicológica, hacen su aporte para indagar en la génesis, características, desarrollo y cura de la misma. Entre los trabajos destacados en relación con la fibromialgia (FM), se muestran dos tendencias imperantes, a partir de las cuales se posicionan la mayor parte de los estudios. La primera de ellas, desde la medicina, se enfoca en el estudio de determinantes neurológicos que podrían relacionarse con la fibromialgia, en busca de encontrar en la organicidad, la etiología de la misma como enfermedad. Entre ellos se destacan las investigaciones de Munguía, Legaz, Moliner y Reverter (2008), Deus (2009) y Torres (2011) en el contexto español y; Matsuda, Barbosa, Morel, França, Zigaretti, da Silva, Pereira, Marins y Fachin (2010), en el ámbito médico brasileño. Esta postura ha reconocido la dificultad de las especialidades médicas, como la reumatología, para comprender y explicar la FM ante la ausencia de señales orgánicas evidentes a través del uso de métodos tradicionales. Motivo que despertó el interés por centrarse en el aspecto neurológico asociado a la percepción del dolor y la fatiga.
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Por otra parte, destaca una segunda línea de investigación de los estudios sobre fibromialgia, que contraria a la postura anterior, ha desistido de la búsqueda centrada en el origen orgánico de la fibromialgia, llegando a la conclusión de que ésta constituye una enfermedad psicosomática o como también le llaman: un síndrome somato forme; que debe ser abordado por la especialidad psiquiátrica, dada su sintomatología hipocondríaca. Entre las y los exponentes que se apoyan en esta explicación se encuentran Bornhauser y Csef (2005) en Chile; Barrera, Cortés, Guerrero y Aguirre (2005) en México; y Blanco y Seguí (2011) en Baleares, quienes refuerzan la hipótesis de que las personas con fibromialgia, al no presentar síntomas físicos observables y verificables, padecen un síndrome de orden psiquiátrico similar a la histeria. Con ello, reconocen la incapacidad que hasta ahora poseen las ciencias biomédicas para dar respuesta al enigma que encierra la fibromialgia mediante la explicación orgánica y los métodos tradicionales de diagnóstico. Como puede observarse, ambas posturas se posicionan desde la clínica tradicional, sin embargo, aparece otra orientación que carece del auge y tradición de estas dos líneas imperantes, pero que se suscribe como una alternativa que indaga determinantes psicosociales relacionados con la fibromialgia, representados por los aspectos comunes en las historias de vida de las personas con FM. Entre ellos se encuentran Ubago, Ruiz, Bermejo, Olry y Plazaola (2005); GarcíaBardón, Castel- Bernal y Vidal- Fuentes (2006), quienes resaltan no sólo el aspecto fisiológico, sino de manera fundamental, el componente social y psicológico que caracteriza a la FM. Bajo esta tendencia se encuentran también Argita (2008) y Escudero, García, Prieto, Pérez, March y López (2009), todas ellas investigaciones realizadas en España. Pero de todos estos estudios, para efectos del presente trabajo, sobresale el desarrollado por Tosal (2008), quien destaca aspectos socio-históricos, como la mercantilización, que son determinantes en el desarrollo de la fibromialgia. Desde esta perspectiva, se analiza el cuerpo como mediador del lenguaje y medio de comunicación entre el personal médico y la o el paciente, en tanto la FM se expresa y se concibe en el cuerpo a partir de los signos y síntomas que llevan al o la especialista hasta el diagnóstico. 3
A pesar de los importantes aportes de ésta investigación, la misma se inscribe dentro de un discurso biomédico y patologizador que no trasciende el escenario sanitario, con lo cual dista de la posición asumida en la presente investigación que aborda la temática desde una perspectiva social crítica. Pero más allá de ello, e independientemente de las diferencias entre estas vertientes, todos los estudios coinciden en que hay una mayor primacía en mujeres (Tosal, 2008), lo cual invita, necesariamente, al estudio de la FM desde una perspectiva feminista. Por otro lado, todos los estudios mencionados hasta ahora se presentan a nivel internacional, mientras que, a nivel nacional la indagación reveló que los trabajos en relación al tema son escasos y de los existentes, propiamente en el ámbito psicológico, se halla una mayor inclinación por la intervención dirigida al control del dolor, principalmente desde el enfoque cognitivo- conductual. Entre ellos se encuentra los estudios de Villalobos, Araya, Rivera, Jara y Zamora (2005) de orientación grupal y el de Chacón (2010) de índole individual. Se concluye, de esta forma, que los estudios revisados acerca de la fibromialgia se dirigen en muy escasas oportunidades a la escucha atenta del cuerpo de las mujeres que presentan esta condición, pues no se considera la capacidad de expresividad simbólica del mismo, careciendo, además, de estudios de orientación psicoanalítica. Asimismo, ningún trabajo de los mencionados se caracterizó por una perspectiva de género que permitiera indagar los aspectos socio-históricos que pueden vincularse a la primacía de la FM en mujeres, por lo que la revisión de dichos trabajos reveló la necesidad y pertinencia de llevar a cabo la investigación propuesta.
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1.2 Justificación La medicina científico-occidental ha tenido a lo largo de los años gran éxito, lo que ha permitido su incesante expansión profesional y teórica. Se ha convertido en el marco referencial de explicación de la experiencia humana, debido a la capacidad que ha tenido para mostrar a las personas cómo deben entender, regular y experimentar su cuerpo. Este enfoque médico se ha centrado en encontrar la causa de la enfermedad y con ella, su curación. No obstante, su resolución se complica cuando la etiología es desconocida o el malestar no es observable a través de métodos tradicionales, como es el caso de la fibromialgia, asegura Tosal (2008). Dicha complejidad explica que sea hasta el año 1992 que la fibromialgia es reconocida por la Organización Mundial de la Salud, (López y Mingote, 2008), lo cual resalta la importancia de seguirla investigando desde una mirada diferente a la tradicional. En el caso de Costa Rica la presencia de la FM ha venido en aumento durante los últimos años, representando entre el 2 y 4% de la población (Martínez y González, s.f, cit. por Chacón, 2010), porcentaje que la convierte en la segunda enfermedad reumatológica más atendida en consulta médica, asegura Chacón (2010). Dada su prevalencia, la FM es considerada un problema de primer orden de salud pública en países como España, así lo afirman, Rivera, Alegre, Ballina, Carbonell, Carmona, Castel, Collado, Esteve, Martínez, Tornero, Vallejo, Vidal, (2006). Esta alta prevalencia no escapa al ámbito nacional, lo que lleva al presente estudio a enfatizar y darle importancia a aspectos de orden simbólico que han sido rezagados e ignorados por años. Según Chacón (2010), datos de la Clínica de Fibromialgia del Hospital México, afirman que para finales del 2008 habrían atendido a 87 pacientes de reciente diagnóstico, de los cuales nueve de cada diez eran mujeres.
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En otros estudios como el de Tosal (2008), o el de Villalobos et al. (2005), se afirma que la fibromialgia es una enfermedad reumática que se presenta principalmente en mujeres. Esto es algo que se repite tanto a nivel internacional como nacional. Lo cual lleva a cuestionarse un asunto de género que necesita ser estudiado a mayor profundidad, ya que las vivencias, los roles, la incorporación de lo que representa ser mujer, incluyendo al mismo cuerpo femenino como símbolo, pueden dar luz para comprender mejor esta condición, de ahí que esta investigación se realice en conjunto con mujeres que han recibido el diagnóstico de FM. Se elige el psicoanálisis feminista, como referente conceptual, debido a que el mismo aborda mecanismos inconscientes e inherentes contextualmente que se ignoran en las explicaciones tradicionales dadas para la FM. Desde este referente, se considera que las fantasías del cuerpo femenino se construyen y modelan a partir de las instituciones de lo simbólico, impregnando las representaciones inconscientes del cuerpo, las cuales cambian de acuerdo al momento histórico y que se van construyendo desde los distintos discursos de la religión, mitos sociales, la filosofía, la cultura, la educación o la medicina, describiendo el cuerpo de la mujer, así como sus sentires y padecimientos durante siglos. Como muestran los antecedentes, los distintos discursos tradicionalmente han investigado la FM, ignorando e invisibilizando la subjetividad de quienes la presentan, centrándose en la reducción de síntomas (dolor corporal, fatiga, insomnio, colon irritable, entre otros). Por esta razón el presente estudio busca dar el protagonismo a las mujeres, siendo ellas quienes den significado a su condición. En la búsqueda de que las mujeres sean protagonistas, se elige la metodología psicodramática, ya que permite elaborar y simbolizar las fantasías, los miedos, la imaginación de los objetos primarios y demás elementos, desde la vivencia y puesta en escena personal, subjetiva, que muestra otra realidad distinta a la mirada externa de quien diagnostica y trata a las mujeres. 6
Dentro del marco de la carrera de Psicología de la Universidad Nacional de Costa Rica, que posee como eje transversal a la salud integral, con un énfasis humanista que procura el bienestar social, se habilita a la psicología para realizar aportes, como el de ésta investigación, para facilitar el conocimiento e intervención en relación con la fibromialgia desde un enfoque holístico y de género. En relación con ello, tras la revisión presentada en los antecedentes, se determina la necesidad de generar estudios que contextualicen la fibromialgia en el país, que amplíen su perspectiva de estudio sin limitarse a la organicidad y que trasciendan los modelos de intervención ya realizados desde un enfoque cognitivo conductual tradicional. Finalmente, el interés a desarrollar éste estudio por parte de las investigadoras surge del deseo personal por cuestionar los estereotipos, roles y lugares impuestos a las mujeres en la sociedad contemporánea, así como el compromiso de reconocer al ser humano integral, donde cuerpo y mente son un entretejido inseparable e irreductible.
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1.3 Presentación del Problema El cuerpo, como lugar de atravesamientos, refleja una historia y un contexto, gracias a su capacidad de expresar simbólicamente vivencias y experiencias, cargando sobre sí lo que no ha podido ser verbalizado y la conciencia no ha podido dilucidar por sí misma. Tradicionalmente, la tendencia ha sido nombrar patológica cada expresión de ese cuerpo y acallarla, porque no se le puede entender desde el paradigma mecanicista, ese es quizá el caso de la fibromialgia, la cual ha sido definida como un síndrome por autores como Barrera, Cortés, Guerrero y Aguirre (2005), ante la falta de evidencia orgánica explicativa. A pesar de que la fibromialgia ha sido descrita por Blanco y Seguí (2011), como un cuadro de dolor músculo- esquelético crónico con mínimo tres meses de presencia que afecta los cuatro cuadrantes corporales, con palpación dolorosa en 11 de 18 puntos sensibles y vinculada a una amplia gama de síntomas; ésta se encuentra asociada a características psicosociales ̶como su primacía en el género femenino ̶, , que muestran la complejidad que le distingue y que le hace escabullirse de la explicación médica, menciona Tosal (2008). Con una prevalencia mayoritariamente en mujeres, el incremento de la fibromialgia en la actualidad ha sido acelerado, representando entre un 2 y un 4% de la población que siente un dolor no observable por quienes les diagnostican, con lo cual se ha tendido a considerarla una patología de orden somático funcional (Barrera et al. 2005). Este incremento ha llevado a múltiples investigadoras/es, prioritariamente internacionales, a retomarla dentro de sus estudios científicos que, de manera general, han tendido a reconocer una sintomatología común que diverge entre diversas posibles etiologías, principalmente de carácter neurológico o psiquiátrico. En Costa Rica, se encuentra el desarrollo de escasos esfuerzos, desde el campo psicológico, en relación con la problemática, donde la tendencia ha sido la intervención individual y grupal desde el enfoque cognitivo conductual, para el control del dolor y la promoción de estilos de vida saludables. (Villalobos, Araya, Rivera, Jara y Zamora, 2005). 8
Tanto nacional como internacionalmente, la línea seguida parte de un modelo biomédico que se ha enfatizado en aspectos patógenos y sintomatológicos, en los que no se ha cuestionado el papel del contexto socio-histórico contemporáneo en relación con el incremento en la cantidad e impacto de la fibromialgia en mujeres en los últimos años, careciendo de una perspectiva de género. Es por ello que surge la necesidad de proponer un trabajo de investigación que profundice desde una perspectiva social crítica de enfoque psicoanalítico en aquel contenido inconsciente que ante la dificultad de ser verbalizado se registra en el cuerpo a manera de símbolo. Tal intención científica se orienta desde una visión holista de la salud, la cual concuerda con el enfoque de la Psicología Social y de la Salud, propio de la Universidad Nacional de Costa Rica, caracterizado por el desarrollo investigativo de impacto social, guiado desde la Escuela de Psicología, por ejes transversales como la sociedad y el género, prioritarios en este trabajo. Todo ello pretende ser indagado, a través de la búsqueda de la respuesta a la siguiente interrogante: ¿Cuál es el contenido simbólico de las expresiones del cuerpo en mujeres diagnosticadas con fibromialgia?
De forma que mediante la presente investigación, se pretende dar cuenta del contenido latente tras las expresiones simbólicas del cuerpo, sentidas por mujeres con fibromialgia, a través del psicoanálisis feminista, como referente conceptual, y haciendo uso del psicodrama con orientación etnopsicoanalítica, como metodología.
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1.4 Objetivos Objetivo General:
Analizar las expresiones simbólicas del cuerpo en un grupo de mujeres diagnosticadas con fibromialgia, desde el psicoanálisis feminista.
Objetivos Específicos:
Indagar el proceso de evolución de la fibromialgia en mujeres diagnosticadas con la misma. Profundizar en los aspectos biográficos que las mujeres con fibromialgia asocian a su condición. Dilucidar la configuración de la imagen corporal (imagen inconsciente del cuerpo, fantasías, mundo interno), ligada
a las expresiones simbólicas del
cuerpo en mujeres diagnosticadas con fibromialgia.
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Capítulo II CONSTRUCCIÓN TEÓRICA DEL OBJETO DE ESTUDIO
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2.1 Referente Conceptual
Reconocer y validar la expresividad simbólica del cuerpo de mujeres diagnosticadas con fibromialgia, sugiere partir de enfoques no tradicionales que fundamenten la escucha y atención de las condiciones de género socio-históricas y las experiencias de vida de las mismas. Por ello, la cautelosa elección de un referente conceptual, parte de la posibilidad de apertura del mismo para dar coherencia y libertad al desarrollo mismo del tema de investigación, sin limitaciones reduccionistas o pre-concepciones. De esta forma, se elige el psicoanálisis feminista, como el referente conceptual idóneo para alcanzar los objetivos de la presente investigación, ya que esta corriente teórica retoma lo simbólico, posicional, diferencial y dinámico, de todo fenómeno de estudio, permitiendo así entender el cuerpo como un registro simbólico que se expresa mediante el dolor. Dentro de esta orientación psicoanalítica, se retoman aportes fundamentales, tanto clásicos como contemporáneos, de autoras destacadas en el ámbito señalado, como lo son Françoise Dolto (1986), Elina Matoso (2003), Emilce Dio Bleichmar (1991, 1997, 2002, 2009), Mabel Burin e Irene Meler (2006), así como Úrsula Hauser (2002) con una destacada labor en el ámbito costarricense. La elección de este referente se fundamenta en que “no se basa en la inferioridad genital y la envidia al pene como paradigma explicativo central” (Dio Bleichmar, 2009) de la construcción de la psique femenina, con lo cual busca hacer más profunda la apreciación de las complejidades de la misma dentro del contexto en que se inscribe. Asimismo, Burin y Meler (2006), destacan que toda reflexión de género, como la planteada para el estudio aquí presente, retoma los sentidos y consecuencias, tanto sociales como subjetivas, que tiene el pertenecer a uno u otro sexo, en tanto, dicho referente teórico ha de permitir profundizar en la construcción socio-histórica y cultural de la feminidad en las mujeres con fibromialgia.
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Lo anterior ha de lograrse gracias al aporte de Dolto (1986), pero también de otras teóricas contemporáneas como Matoso (2003), donde el análisis del contexto será mediado por la lectura de la expresividad corporal y su significado asignado subjetivamente, a través del estudio de la imagen inconsciente del cuerpo, concepto central para este trabajo. Podría así pensarse en las incoherencias que la misma Dio Bleichmar (2002) reconoce entre las teorías feministas y las psicoanalíticas más clásicas. Sin embargo, se reconoce en congruencia con ella, que en términos epistemológicos existe un punto común entre ellas, pues tanto el psicoanálisis como el feminismo operan con métodos deconstructivos, cuestionadores de la razón pura, analíticos e históricos, formando parte del corpus del pensamiento crítico; ante lo cual el psicoanálisis feminista vendría a ser una propuesta conceptual deconstructiva del psicoanálisis mismo. De forma tal que el psicoanálisis feminista, podría contribuir en la modificación de “un conjunto de hipótesis en vigencia sobre las causas y condiciones productoras de morbilidad femenina” (Dio Beichmar, 1997; p.30), referida a la fibromialgia. En conclusión, con tal elección se pretende generar no sólo un movimiento de cambio a lo interno de la escuela psicoanalítica, sino también “aportar desde nuestro lugar (…) nuevos conocimientos importantes para una red social, que se entiende como transformadora” ya que “esto ha sido siempre una meta en la búsqueda y la lucha de científicas feministas y psicoanalistas de la corriente crítica-social” (Hauser, 2002, p. 158).
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2.2 Marco Teórico Considerar el cuerpo como vía de expresión simbólica de la imagen del mismo y de las situaciones socio- históricas y culturales a las que están sujetas las mujeres que comparten una condición común de dolor intenso, nombrada fibromialgia, requiere de una aproximación teórica- conceptual alternativa. De manera, que el presente apartado retoma las diversas concepciones que explican la fibromialgia, a la vez que expone la fundamentación teórica para comprender las expresiones simbólicas del cuerpo, todo ello desde una perspectiva de género del contexto socio-histórico contemporáneo.
2.2.1 Fibromialgia: Diferentes miradas
Conceptualizada desde un campo biomédico, la fibromialgia reúne una serie de condiciones comunes para un grupo de mujeres de la época contemporánea, que les resultan en alto grado incapacitantes para el desarrollo cotidiano de sus vidas, pues constituyen, en todo caso, un llamado a la atención de un cuerpo con constante dolor. En busca de construir, mediante este trabajo, una nueva forma de ver la fibromialgia, se muestra necesario realizar en este apartado una revisión teórica de las dos concepciones tradicionales que la han enmarcado por largo tiempo, para encontrar en ellas las rutas no recorridas, y por las que es importante andar desde un enfoque crítico social.
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Perspectiva biomédica-neurológica Desde esta perspectiva la fibromialgia es una enfermedad que afecta primariamente el sistema nervioso central y está caracterizada por un cuadro de dolor músculo-esquelético difuso y otros síntomas diversos asociados. Chacón (2010) asegura que la misma es descrita por primera vez por Gowers en 1904, con el nombre de fibrositis, posteriormente, Hench (1976, cit. por Blanco y Seguí, 2011) lo sustituye por el término de fibromialgia, el cual se deriva de “fibro” o tejidos fibrosos, “mios” o músculos y “algia” como dolor (National Fibromyalgia Partnership, Inc, 2001), es decir un dolor en los tejidos musculares. El dolor es el síntoma más destacada de la fibromialgia, el cual es, según Gutiérrez, Raich, Sánchez y Deus (2003), resultado de la interacción de un conjunto de factores cognitivos, conductuales, emocionales, culturales y fisiológicos. Además, se hace referencia a éste acompañado por otras alteraciones como trastornos de sueño, fatiga o cansancio general, síndrome de intestino irritable, entumecimiento, rigidez matutina, ansiedad y depresión, entre otras citadas por Cailliet (1997). Sterling (1998) la define como “…un síndrome de dolor crónico, difuso, no inflamatorio ni auto inmunitario y de causa desconocida, con puntos hipersensibles característicos (…), el paciente con frecuencia tiene rigidez matutina, fatiga intensa, sueño no reparador, parestesias y fenómeno de Raynaud” (p. 405). El diagnóstico de esta condición, según Valle (2000), es determinado por un/a reumatólogo/a a partir de la exploración física para detectar al menos once puntos sensibles al tacto, de un total de dieciocho áreas del cuerpo que resultan dolorosas al ejercer presión.
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Las mismas pueden observarse en la siguiente imagen:
Imagen 1. Puntos gatillo de la Fibromialgia. Fuente: Blanco y Seguí (2011).
En 1990 el American College of Rheumatology (Colegio de Reumatología Americano), desarrolló los criterios que se utilizan actualmente para su diagnóstico y que se incluyen como tales en el CIE-10. Blanco et al. (2011) destacan los siguientes:
Dolor difuso presente como mínimo durante tres meses. Se considera dolor difuso cuando afecta ambos lados del cuerpo, por encima y por debajo de la cintura, y al esqueleto axial.
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Palpación dolorosa en 11 de los 18 puntos sensibles posibles. Palpación que se debe hacer con un dedo y una presión aproximada de 4 kg. La persona debe referir dolor claramente, no molestias ni otras sensaciones a la palpación. La fibromialgia posee un enigmático origen (no hay lesiones estructurales) y las
pruebas tradicionales específicas (exámenes de sangre o radiografías) no dan cuenta de su presencia, lo cual enfrenta a la medicina a una gran dificultad para su diagnóstico, así como para su tratamiento, debido a que, como señala Sterling (1998), no es observable al ojo clínico, lo que se traduce en su no existencia, acusándosele de causalidad psiquiátrica. En esta línea de investigación, diversos estudios se han centrado en la posible relación entre dolor y determinadas variables de personalidad y respuestas emocionales, encontrándose evidencias empíricas que apoyan la teoría según la cual existe una alta relación entre algunos rasgos de personalidad y dolor crónico (Ramírez, Esteve y López, 2001), así como una elevada incidencia del estado de ánimo deprimido entre personas con dolor, asumiéndose con frecuencia que el dolor es el causante de dicho estado, manifiestan Camacho y Anarte (2003). De esta manera, a pesar de la carencia de evidencia orgánica de la FM, el campo médico ha asignado para ella la categoría de síndrome en tanto agrupa un conjunto de síntomas sin causalidad definida, depositados en el cuerpo orgánico de la persona, mostrando una perspectiva individualista de describir la enfermedad. Plantear así la fibromialgia, invisibiliza el cuestionamiento referente a su prevalencia mayoritaria en mujeres de la época contemporánea, indica Tosal (2008). Esta perspectiva de corte individual y biologista, se explica por la adopción del modelo cartesiano para la comprensión del ser humano, según el cual la mente y el cuerpo estaban separados, y la producción de conocimiento debía especializarse en alguno de estos dos elementos.
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A partir de dicho planteamiento de Descartes, se define la totalidad del desarrollo de la ciencia, desde entonces hasta la actualidad, llegando hasta las humanidades, que en su búsqueda de legitimarse como ciencia, acuñaron las ciencias naturales como su modelo a seguir. El cuerpo, objeto de estudio apoderado por las ciencias biomédicas, sufrió sus consecuencias, principalmente en la forma que fue caracterizado. Con respecto a ello Matoso (2003) agrega:
El concepto del cuerpo que inaugura el siglo XX viene inserto en el diseño racionalista de estructura cartesiana: es el cuerpo polarizado en alma y cuerpo y son las ciencias médicas las dueñas de una territoriedad que se funda en el conocer, lo visible, la organicidad como sistema, la verdad de lo comprobable. Conjuntamente con un tratamiento del cuerpo desde las disciplinas militares de rendimiento y subordinación.
Es así como la ciencia conceptualiza al cuerpo como un objeto, un instrumento, un conjunto de órganos, sin esencia ni conexión con el alma o la mente, ese cuerpo se concibió como la cosa para ser estudiada, visible y objetivada, dice la misma autora, un cuerpo convertido en máquina, desarmable y posible de ser vuelto a articular al estar compuesto de partes ensambladas. Así, el pensamiento contemporáneo, a partir del cual se ubica el modelo biomédico que explica la fibromialgia, “fractura en relación con el cuerpo, la afectividad y el deseo (…) al escindirse del sentimiento y del cuerpo, la maniobra de la razón moderna, provoca un proceso de significación complejo, que además explica el sentido de prácticas de dominación actuales” (Martínez, 2009; p.262) La cuestión allí radica en que el “cuerpo objetivado llega a ser el otro, separado y diferente de mí, de un yo que escapa a mi experiencia y que pertenece al mundo externo” (Martínez, 2009; p.266), a la ciencia. Pero esta concepción constituye, a salvedad social, dice Foucault (1966), es un tema de mirada, desde un discurso construido, y por tanto, existe la posibilidad de mirar desde 18
otro lugar social, en donde el ser humano invisibilizado/a, respondiente a las reglas de la razón, de un cuerpo pensante, previsible, dominable, medible, se resignifique y adquiera nuevamente vida, se exprese, en unión con la mente y el alma de la que se le había separado.
Perspectiva de la psicología clínica: La histeria La medicina, en su omnipotencia incuestionable, encuentra problemáticas que le son inexplicables desde su discurso, ante ello se asegura que sea una de sus disciplinas hijas, como las llama Foucault (1993), la que mediante su influencia puedan darles explicación. En el caso de la fibromialgia parecen ser la psiquiatría y la psicología clínica quienes cumplen esa función, al equiparar dicha condición con la histeria, en busca de validar una explicación clínica que han orientado como un síndrome somático funcional. Quienes asocian la FM con la histeria, suelen vincularla con la depresión, el neuroticismo y la ansiedad, entre ellos se encuentran Barrera et al. (2005) y García-Bardón, Castel-Bernal y Vidal-Fuentes (2006), quienes afirman que la fibromialgia no es otra cosa sino la manifestación contemporánea de la histeria, aunque quizás con una etiología aprendida. Pero el planteamiento de dichos autores se efectuó basándose fundamentalmente en la equiparación sintomática entre ambas condiciones, sin remitirse o indagar el conflicto nuclear propio de la formación histérica. Aunque existen diferentes teorizaciones en torno a la histeria, es desde el psicoanálisis que se profundiza en la misma, buscando dar cuenta del conflicto intrapsiquico que se encuentra en el núcleo de su génesis. Por tanto, es necesario hacer referencia a la explicación aportada por Freud, quien desde los inicios del psicoanálisis se ocupó de este tema.
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Según Freud (cit. por Saldías y Lora, 2006), la histeria es una neurosis que tiene origen en un incidente sexual asociado a una tentativa de seducción que es reprimida y sólo se vuelve traumática retroactivamente cuando acontece un segundo incidente que remite al primero y da lugar a la aparición del síntoma. Dio Bleichmar (1991) explica que para Freud existía en la histeria, una insatisfacción del deseo sexual, de los celos y la necesidad de venganza sobre los agentes de la frustración sexual. Todo ello tiene ocasión en el complejo de Edipo, durante el cual la niña se descubre diferente sexualmente al niño-hombre, considerándose castrada y despertando envidia por el pene, mientras el padre se convierte en lo que ella desea pero que no podrá tener, afirmaría el autor. Con lo cual, los deseos reprimidos no sólo aparecerían como síntomas conversivos, sino también como venganza a través de intentos de seducción que no concluyen en actos sexuales. Según señala Dio Bleichmar (1991), Freud condujo a que la histeria fuese la única neurosis sexuada, diferenciándola entre histeria femenina y masculina. Profundizando en esta línea, otra explicación sobre el conflicto nucreal de la histeria, pero desde el psicoanálisis lacaniano, la aporta Paz (1999), quien afirma que la histeria tiene que ver con un fracaso en la resolución del complejo edípico, que conlleva la utilización de la sexualidad como un instrumento para “hacer-correr-al-otro-la-mismasuerte” (p. 182). El mismo autor asegura que en la conflictiva histérica se realiza una construcción de un falo, en tanto falo anhelado del padre poseído por arrancamiento, el cual se destruye periódicamente, lo que puede significar, inconscientemente, la identificación con el falo agresor, siendo el mecanismo la identificación nuclear con el falo concebido como órgano omnipotente y hostil, desde el cual se atacan denigratoriamente los propios aspectos femeninos, incluso aquellos infantiles, y los oral dependientes. Con ello, las cargas pulsionales operan en la zona fálico-genital y la actividad masturbatoria, que se organiza 20
alrededor de las fantasías de relación con el progenitor del sexo opuesto. A partir de estas dos explicaciones psicoanalíticas del conflicto nuclear de la histeria se han desarrollado otras, que de una u otra forma han mantenido los aspectos primordiales que Freud y Lacan enfatizaron. No obstante, ninguno de los estudios que comparaban la histeria con la fibromialgia, remitieron a un conflicto nuclear. Además, en cuanto al mecanismo de defensa propio de la histeria, a saber la represión, según indica Paz (1999), tampoco se encontraron esfuerzos investigativos que comprobaran su primacía también en la fibromialgia. A pesar de ello, como se mencionó anteriormente, la equiparación entre FM-histeria se basa propiamente en la comparación sintomática, asegurándose primordialmente que en la mujer con fibromialgia, al igual que en la histérica, las somatizaciones poseen un significado inconsciente, lo que se conoce como la conversión, plantean Chaves y Hernández (2005). Sin embargo, al recurrir a Dio Bleichmar (1991) y sus estudios sobre la histeria, se recalca que no toda formación histérica es conversiva, por tanto, puede existir histeria sin conversión, como es el caso de la histeria de angustia y la formación fálico-narcisista. De allí que la autora plantea la interrogante de si puede existir conversión sin histeria, aquí se agrega a ella, ¿podría ser ese el caso de la fibromialgia? Incluso, la autora enfatiza en que se ha demostrado mediante las observaciones de buenos y experimentados clínicos, la escasa evidencia para mantener la correspondencia entre síntoma conversivo y personalidad histérica. Surge así, necesariamente otra incógnita, por qué si la conversión es significado, hasta ahora no se ha encontrado explicación del por qué la FM, al igual que la histeria, es una enfermedad femenina como aseguran Chaves y Hernández (2005). Ésta duda no sólo no ha encontrado respuesta, sino que se encuentra una carencia de estudios que se enfoquen en indagar sobre la misma.
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En relación con la presencia de la conversión, bajo esta perspectiva de la fibromialgia, Blanco y Seguí (2011), aseguran que ambas patologías comparten la búsqueda de ganancias secundarias por medio de la misma, además del dramatismo y las atribuciones del sufrimiento a sucesos fuera de la cotidianidad, diferenciándose por una sintomatología transformada culturalmente, según la cual las/os pacientes señalan como síntomas aquellos que resultan más adecuados para obtener la protección tanto de los profesionales de la salud como de su entorno sociocultural. Ello ha de significar que el síntoma en ambos casos funciona como un instrumento para obtener ventajas tanto de orden narcisista como autoconservador, como mecanismo de manipulación o técnica de control interpersonal, lo que Dio Bleichmar (1991) reconoce como el beneficio secundario propio de la histeria. No obstante, entenderlo únicamente como benefìcio secundario podría invisibilizar que el mismo dolor intenso puede ser una forma de autocastigo inconsciente, ante la existencia de deseos y fantasías sexuales. De esta forma, en la histeria se utiliza la simulación y la ficción para manejarse en el plano de las fantasías, donde las y los demás pueden ser incorporados o ser testigos de la trama en cuestión, necesitados pero no respetados, siendo esta la fuente del rechazo y respuesta agresiva que las personas histéricas reciben a menudo y que se puede incorporar en un círculo masoquista que refuerza la dramática, afirma Paz (1999). No obstante, los autores que equiparan la FM y la histeria, no comprueban que efectivamente las personas con fibromialgia obtengan este tipo de beneficios secundarios, por el contrario, tal planteamiento se presenta a manera de reflexión del autor, sin indagación científica. Aunque si bien es cierto, el aporte más sobresaliente de esta postura al estudio de la fibromialgia, es quizás el reconocimiento del síntoma como una expresión corporal, que independientemente de si existe ligamen (aun no comprobado) con la histeria, posee una significación inconsciente.
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Y así como afirma Chiozza (2008), lo psíquico es fundamentalmente significación, se reconoce que todo ser humano posee la capacidad de simbolizar, y por tanto, es válido conceptualizar el síntoma de una forma alternativa que permita recorrer los caminos no indagados acerca de la expresión simbólica del cuerpo en mujeres con fibromialgia.
2.2.2 Un cuerpo hablante: del síntoma a la expresión simbólica
Pensar la somatización como expresión simbólica parte del marco mismo del psicoanálisis. Como bien menciona Chiozza (1998), esta disciplina nace precisamente como un procedimiento terapéutico que buscaba interpretar los síntomas somáticos propios de la histeria. De esta manera, según mencionan Otero y Rodado (2004), es Freud quien introduce los aspectos emocionales y personales como factores etiopatogénicos del enfermar, empezando a dar importancia a los momentos biográficos de aquellas/os que identificaba como pacientes. Sin embargo, dentro del mismo psicoanálisis la concepción del síntoma ha variado, hasta ofrecer la posibilidad de poder comprenderse como una expresión simbólica del cuerpo. En un primer momento, aunque “Freud no se interesó especialmente por la psicosomática, sin duda él fue su inspirador al destacar la intrincación e influencia de los factores psíquicos en lo biológico y, concretamente, en la formación de síntomas somáticos” (Otero y Rodado, 2004, p.5) Atreviéndose “a leer en las transformaciones del cuerpo físico los signos de un lenguaje arcano, deformado y críptico, similar al de los sueños” (Chiozza, 1998, p. 25). Es a partir de esa comprensión que desarrolla la teoría económica del síntoma, según la cual algo psíquico se convierte en algo físico y corporal, que la libido, en tanto energía 23
psíquica se transforma o convierte en inervación somática, según menciona Dio Bleichmar (1991). Con respecto a esta teoría freudiana, Otero y Rodado (2004), postulan que el acrecentamiento de la suma de excitación acontece por vías sensoriales y su empequeñecimiento por vías motrices, siendo los síntomas somáticos “un resultado de la transformación de la conversión de una excitación endógena en una inervación somática” (Otero y Rodado, 2004,), consiguiéndose así que la representación insoportable quede expulsada de la consciencia del yo, la cual acogerá en su lugar la reminiscencia somática nacida por conversión. Dicho de otro modo, la angustia, la cual no puede ser transformada y organizada a través del aparato psíquico, sobrepasa sus posibilidades de elaboración mental. Dicha sobreexcitación y la falla de los mecanismos mentales producen la descarga en el cuerpo a través de la somatización. Aunque este es uno de los principales planteamientos para explicar el síntoma, no obstante, no es el único. Posterior a ello, en un segundo momento que implicó el paso de la perspectiva energética a la estructural, se postulan las tópicas freudianas, que fundamentan la teoría del conflicto para explicar el síntoma. Para Freud (1914-1916), el conflicto surge de una oposición entre las fuerzas instintivas, o deseos sexuales, agresivos inconscientes, las defensas (en gran parte inconscientes) derivadas del Yo y los principios normativos o morales impuestos por la cultura en el super-yo, tanto conscientes como inconscientes. Donde el síntoma es una solución para resolver ese conflicto. La elaboración teórica alrededor del tema, ampliamente debatido por diferentes autoras y autores, avanzó hasta reconocer lo que ahora Otero y Rodado (2004), reconocen como la discusión sobre la diferenciación de las somatizaciones, entre conversiones y síntomas psicosomáticos, lo que podría concebirse como un tercer momento para explicar el síntoma. 24
Dichos autores afirma que quienes apuestan a esta diferencia establecen que la conversión es un mecanismo propio y particular de la histeria, con diferencial funcionamiento al del síntoma psicosomático, el cual carece de capacidad simbólica. De esta manera, la conversión es la “expresión simbólica debidamente disfrazada por los mecanismos de condensación y desplazamientos de ideas reprimidas” (Dio Bleichmar, 1991, p. 125), funcionando como un mecanismo complejo determinado por la vinculación de cualquier tipo de conflicto y la representación corporal. Y es propiamente esa particularidad de guardar una relación simbólica con la historia del sujeto, admiten tanto Dio Bleichmar (1991) como Otero et al. (2004), la que distingue a la conversión de otros procesos de formación de síntomas, en los cuales también existe una vinculación de lo psíquico con lo somático, como las enfermedades psicosomáticas, pero no de carácter simbólico. Por su parte, éstos, los síntomas psicosomáticos, pueden depender de fantasías corporales extremadamente primarias, se asocian a un simbolismo preverbal y se describe como una respuesta somatopsíquica que da la psique en sus esfuerzos por prevenirse frente a angustias psicóticas, consideran Otero et al. (2004). De acuerdo con Chiozza (1998), en la psicosomática, las fantasías se expresan a través de una alteración orgánica, donde el órgano utilizado por el conflicto, que busca expresarse, desempeña una función para la cual no es apto y sufre una consecuencia secundaria que no constituye en sí mismo una forma de lenguaje, como si lo es la conversión. Se vuelve así evidente que esta discusión versa en que “la sintomatología conversiva tiene detrás el sostén simbólico siendo entonces una forma de expresión más evolucionada de una conflictiva psíquica, [mientas que] en la patología psicosomática ese contenido simbólico estaría ausente y lo que predominaría sería una psicodinámica vacía, deslibidinizada y sin sentido” (Otero y Rodado, 2004).
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En discusión, Paz (1999) afirma además que, las conversiones se presentan con predilección por determinados segmentos corporales, generalmente asociados con la musculatura, la sensibilidad y los sentidos, mientras las psicosomatizaciones, entran en juego zonas más internas y menos “relacionales”. En apoyo a ello, Otero y Rodado (2004) afirman que la histeria suele asociarse a somatizaciones en la musculatura de inervación voluntaria, mientras que el sistema visceral neurovegetativo sería la sede de las enfermedades psicosomáticas. No obstante, autores como Chiozza (1998), empiezan a cuestionarse por qué Freud reservaba la idea del lenguaje corporal inconsciente únicamente para fenómenos histéricos, siendo éste el fundamento de la conversión, cuando puede comprobarse en la experiencia analítica que toda somatización posee un significado inconsciente. Dicho autor plantea que como seres humanos, todas y todos poseemos la capacidad de simbolizar en el cuerpo y que esta actividad puede ser “leída” al quedar implícita la capacidad de la persona de manifestarse a través de una “escritura”, afirma Chiozza (1998), es a partir de estas consideraciones que empieza a surgir una corriente teórica que explica la somatización como expresión simbólica.
La somatización como expresión simbólica Como ya se mencionó, Chiozza (1998) retoma de Freud y sus sucesoras/es la existencia de una fantasía inconsciente que se exterioriza a través del síntoma en lugar de hacerlo a través de la conciencia, no obstante, en su momento tales autores la apartaron únicamente para algunos trastornos, mientras éste autor lo plantea como esquema general de toda somatización. Según Otero et al. (2004), éste autor forma parte de toda una corriente teórica psicoanalítica conformada por diversos autores que siguiendo a Melanie Klein, utilizan el modelo de la conversión para explicar los síntomas corporales. 26
Es así como, toda somatización posee un carácter simbólico en la medida que todos los seres humanos poseen esa capacidad de actuar como significantes y construir signos. Al respecto Chiozza (1998) afirma:
Toda estructura o proceso corporal constituye una fuente somática de un impulso cualitativamente diferenciado. Este impulso es al mismo tiempo una fantasía inconsciente propia y particular, específica, con respecto a esa estructura o proceso (p. 104).
Este autor afirma que la complacencia somática y la simbolización derivan en una asociación mnémica, que viene a ser la conversión simbolizante, que es “la capacidad de un órgano para representar simbólicamente la fantasía que permanece inconsciente” (Chiozza, 1998, p. 103), refutando así la asociación de la conversión propiamente en manifestaciones musculares, afirmando que ésta puede afectar también a órganos de la vida vegetativa1. Es así cómo “se hace de la histeria el modelo de toda somatización, extendiendo a lo pregenital el proceso de conversión simbólica” (Otero y Rodado, 2004), siendo los autores más próximos a la teoría de las relaciones objetales quienes se orientan por esta postura. Como refuerza Dio Bleichmar (1991), el enfoque kleiniano realiza su aporte a la comprensión del síntoma como expresión simbólica, al desterrar toda exclusividad fálica del conflicto en la histeria y propiamente en su relación con la conversión, otorgando mayor importancia a la compleja y ambivalente relación temprana con la madre. Los síntomas conversivos por simbolización, siguiendo a esta autora, han de ser aquellos en que una parte del cuerpo expresa, a través de la alteración de la función, un pensamiento reprimido y simultáneamente una defensa. A partir de ello se reconoce que el sujeto significante inconsciente, como le nombra Chiozza (1998), utiliza como medios de lenguaje tanto la palabra como el gesto, el síntoma, la forma, la función o el desarrollo, siendo entonces un sujeto que comunica, habla, dibuja, 1
Haciendo referencia al mismo Freud en su análisis del caso de Isabel.
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imprime un lenguaje materializado en sí mismo, en el mundo y en él o la otra, necesitando ello también un/a alguien que escucha, que se afecta e incluso que interpreta ese mensaje, alguien que contratransfiere. Desde aquí, es el cuerpo un “instrumento semiótico, con un lenguaje, signos y síntomas que constituyen mensajes y verdaderos relatos, a través de las conversiones o somatizaciones, y de la expresión somática o corporal de emociones de todo tipo” (Dio Bleichmar, 1997, p. 338). Es así como esta forma de entender el síntoma “trata de dar una continuidad a los fenómenos somáticos, entendiendo los mismos como parte de un universo simbólico, es decir, como mensajes corporales que pueden ser interpretados al igual que otro sistema de comunicación” (Otero y Rodado, 2004). Planteándose por tanto la misma interrogante que Dio Bleichmar (1991) formula: ¿Es posible pensar en un síntoma conversivo en ausencia del típico patrón producido por conflictos diferentes al clásico conflicto edípico?, “¿Acaso no es por su cuerpo por lo que se considera que la mujer2 «habla» y no es ésta la razón por la cual no existe el síntoma histérico solitario [entiéndase la conversión], sino que siempre es una expresión, una comunicación, un mensaje?” (Dio Bleichmar, 1991, p. 135). Aunque esta postura ha sido criticada al argumentarse que “psicologiza lo orgánico” (Otero y Rodado, 2004), ha de ser necesario más bien enmarcarla dentro de un paradigma de la complejidad, que comprenda que el ser humano no está fragmentado en mente y cuerpo (rechazando así el modelo cartesiano), por lo que desde esta posición, la propuesta se orienta por entender que “en rigor no existe ninguna conversión, aunque metafóricamente resulte legítimo conservar esta denominación, no hay ningún cambio de estado, de psíquico a físico. [pues] todo transcurre en el plano de las representaciones” (Dio Bleichmar, 1991, p. 133).
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Esta afirmación es de particular relevancia ya que son las mujeres quienes mayoritariamente son diagnosticadas con fibromialgia.
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Pretendiendo de esta forma posicionarse desde una perspectiva más integral y compleja, se plantea que “las enfermedades son un lenguaje y, como todo lenguaje, tiene una intencionalidad expresiva y demanda ser comprendido e interpretado” (Otero y Redondo, 2004). Y más allá de ello, así como afirma Chiozza (2008), lo psíquico es fundamentalmente significación, desde este lugar puede plantearse que la enfermedad muestra la capacidad del ser humano de comunicarse y en tal caso ha de ser necesario indagar sobre el mensaje que intenta trasmitir. De esta forma, y particularmente en el caso de la fibromialgia, “calmar un dolor no es conveniente si el enfermo [o la enferma], junto con la extirpación del dolor borra el sentido de su enfermedad y en consecuencia esa enfermedad se le presenta como un castigo o una interrupción, desde afuera, del curso de su vida” (Chiozza, 2008, p. 14). Así, para la comprensión de ese mensaje corporal, parece necesario retomar tres elementos que se consideran constitutivos de la expresión simbólica, no porque hayan sido designados como tales por un sólo autor o autora, mucho menos en consenso, sino porque desde diferentes aportes fue posible identificarlos como aspectos comunes relevantes en dicha indagación. Estos tres elementos son: el proceso de evolución de la fibromialgia, los aspectos biográficos de las personas con FM, asociados a está condición y la imagen corporal que se manifesta a través de las expresiones corporales. Los mismos se abordan a continuación.
Evolución de la FM Se hace referencia entonces al proceso de desarrollo de la condición particular, o aquello que identifican como enfermedad, en este caso la evolución de la fibromialgia y todos aquellas vivencias relacionadas con la misma; así también se hace referencia a los aspectos biográficos de la persona, desde su infancia hasta el momento actual; y por último
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se retoma la imagen corporal, constituida por la imagen inconsciente del cuerpo y el esquema corporal. Se entiende como proceso de desarrollo de la condición, aquellas vivencias y experiencias históricas significativas que se articulan alrededor de la aparición y evolución de lo que algunas/os refieren como la enfermedad, en este caso la fibromialgia. Enmarcado desde la expresión simbólica, se comprende que cada condición tiene una historia, donde “la vivencia que acompaña a la persona significante cuando significa, es lo significado en el objeto” (Chiozza, 1998, p. 49), es decir, que las vivencias de las personas con fibromialgia, son parte del significado de la expresión simbólica (que es signada como síntoma por quienes definen la enfermedad), o sea, del dolor, la fatiga, el insomnio, la irritabilidad entre otras, que deben ser interpretadas. Se dice así que, “cuando se comprende realmente el lenguaje que habla la enfermedad, es decir, su significado –no estoy hablando de causas sino de significados-, siempre se comprueba que ese lenguaje recompensa la secuencia de la biografía interrumpida” (Chiozza, 2008, p. 14), con lo cual se despierta especial importancia por descubrir esos momentos en que la condición hace su aparición como expresión simbólica, que nunca son azarosos. Aunque, como refiere el mismo autor, el proceso de desarrollo y la historia vinculada a la condición responden a un proceso histórico, cultural, biológico, psicológico y social amplio, a saber la historia misma de la persona que se mantiene en gran parte inconsciente, dicha enfermedad, como la llama él, siempre es un pedazo de biografía que puede referir a momentos y experiencias concretas, y considerando que el mensaje se cifra en la expresión simbólica, ha de ser más promisorio recobrar los aspectos asociados a dicha enfermedad que al trasfondo inconsciente de estos. Es así como el estudio de este proceso “nos brinda la posibilidad de comprender en una dimensión humana el “sentido” o la “razón” de ese suceso que adquiere un significado como capítulo de una biografía” (Chiozza, 1998, p 57), constituyendo la apertura de una 30
puerta a los aspectos biográficos más amplios del o la sujeto, siendo éste el siguiente elemento constitutivo de la expresión simbólica.
Aspectos biográficos Los aspectos biográficos reúnen las diversas experiencias de las mujeres, desde las etapas más tempranas de sus vidas. Según plantea Dio Bleichmar (1991), la expresión corporal guarda una relación simbólica precisa con esta historia personal. De acuerdo con ello, Chiozza, 2008, plantea que la enfermedad es una historia oculta en el cuerpo, que la persona se oculta a sí misma viviéndola como una descompostura. El mismo autor (1998), menciona que la historia propia son aquellos acontecimientos que se registran como cambios o sucesos que transcurren en el tiempo interior, que vienen a conformarse espacio-temporalmente en recuerdos. Este elemento se explica al considerar que toda “la realidad psíquica es una realidad primariamente histórica” (Chiozza, 1998, p. 14), y por tanto, la comprensión del mensaje corporal implica tomar en cuenta los aspectos biográficos de la persona. Es así como la elección del órgano que presenta la expresión simbólica es una complacencia somática y/ó una asociación existente entre el conflicto actual y un recuerdo que involucra la representación del órgano elegido por la conversión, es decir, la somatización como tal, y el lugar en que se ubica, conforma una elección relacionada con algún aspecto biográfico vivenciado a partir de ella. (Chiozza, 1998) De esa manera, “cada rigidez muscular contiene la historia y el significado de su origen […] la rigidez de la musculatura es el aspecto somático del proceso de represión y la base para la continuación de su existencia” (Reich, cit. por Matoso, 2003, p. 40), lo cual es particularmente relevante si se refiere a la FM.
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Ello refleja que “los acontecimientos pasados sólo constituyen historia en función de un significado que, por su misma naturaleza de significado, ocurre forzosamente en un ámbito subjetivo y variable” (Chiozza, 1998, p. 16). Y ese significado viene en gran parte signado por el afecto (aquello que afecta al yo), ya que éste, por la deformación de la clave mediante la cual se descarga, no puede ser reconocido como tal, y suele ser percibido por la conciencia como una afección somática, privada de significado emotivo, entendiéndose estos como reminiscencias, símbolos nmémicos que, en lugar de corresponder a una situación actual, constituyen un modo de recordar un suceso pasado que permanece fuera de la conciencia (Chiozza, Barbero, Casali y Salzman, 1993).
Imagen corporal Por imagen corporal se entiende “aquella representación que nos formamos mentalmente de nuestro propio cuerpo, es decir la forma en que éste se nos aparece” (Matoso, 2003, p. 51), según esta misma autora, parte de la imagen del cuerpo puede ser un síntoma de malestar, un trastorno postural, una desubicación espacio-temporal, y la misma viene a ser la decodificación de los múltiples datos que recibe el cuerpo. Siguiendo las ideas de la autora, asegura que las imágenes permiten “poner afuera” en forma de palabras, dibujos, gestos, aquello del adentro incapturable, así, la imagen se asemeja a la puerta entreabierta que deja ver algo del cuerpo biológico y de las pulsiones que lo habitan, y el modo de atravesar esta puerta es el acto de simbolización. De esta forma, en su totalidad conformativa, la imagen del cuerpo surge “ligada al sujeto y su historia” (Matoso, 2003; p. 53), y con ello revela su importancia y relevancia en relación con la fibromialgia, al concebirse aquí, un cuerpo que habla y expresa vivamente una condición a través del dolor intenso, como expresión simbólica, de la imagen inconsciente del cuerpo, y por ende también, de un contexto social en el cual se ha formado la misma. 32
El cuerpo al hacerse acreedor no sólo de expresar simbólicamente ésta imagen corporal, sino también condiciones socio-históricas, permite, como dice Foucault (cit. por Martínez, 2009), interpretar las representaciones de los discursos disciplinarios en los que las personas se mueven y actúan con sus cuerpos. Y en tanto sea de esta forma, la expresión no sólo será inconsciente, sino además vincular y social, porque la misma simboliza siempre un contacto pasado y memorizado, como lo llama Dolto (1986). De esta forma, la imagen corporal, es entendida, como una construcción social, devenir cultural y carnalidad historiada. (Matoso, 2003) En su comunicación sobre el estadio del espejo, Lacan (cit. por Safouan, 2008), trata de la constitución de la imagen del cuerpo en tanto totalidad y del nacimiento correlativo del yo. La imagen, unificante, del cuerpo se edifica a partir de la imagen que le reenvía el “espejo” del otro: imagen del otro e imagen de sí en la “mirada” del otro. Este elemento está conformado por dos aspectos, el esquema corporal y la imagen inconsciente del cuerpo. El primero constituye “una realidad de hecho en nuestro modo de vivir carnal en contacto con el mundo físico” (Matoso, 2003; p. 49), siendo la abstracción de una vivencia del cuerpo, estructurada a partir del aprendizaje y la experiencia, mientras la imagen corporal, se estructura mediante la comunicación entre sujetos y la huella memorizada del gozar frustrado y prohibido. Siendo así “el intérprete activo o pasivo de la imagen del cuerpo en tanto relación libidinal con los otros, y que sin él, sin el soporte que él representa, sería la imagen corporal un fantasma no comunicable” (Matoso, 2003, p. 49). Mientras la imagen inconsciente del cuerpo (IIC) se constituye como la “síntesis viva de nuestras experiencias emocionales: interhumanas, repetitivamente vividas a través de las sensaciones erógenas electivas, arcaicas o actuales” (Dolto, 1986; p.21). Esta noción, desarrollada por la psicoanalista francesa Francois Dolto (1986), intenta dar cuenta de la formación inconsciente de una carga simbólica y pulsional del 33
cuerpo reconocido por el sí mismo, de forma que la IIC es la responsable de cargar de sentido al mismo y por tanto darle significado a sus expresiones, ya que remite, en cada momento, a la memoria inconsciente de toda la vivencia relacional, que es al mismo tiempo, actual, viva y se halla en situación dinámica. Lo anterior se comprende a la luz del texto pionero de Dolto (1986), donde la misma identifica a dicha formación como signo de un determinado nivel de estructura libidinal expuesta a un conflicto que va a ser desanudado mediante la palabra, y que se ubica aún anudado e incomprendido en el cuerpo, el cual encuentra sus bases en el paso por cada etapa erógena en donde el estadio del espejo constituye un momento determinante, gracias a la posibilidad de reflejo en la mirada del otro/a, generalmente representada por la madre. De acuerdo con ello, la imagen, asegura Dolto (1986), como potencial de comunicación en un fantasma, comprueba además que no existe soledad humana que no esté acompañada por la memorización de un contacto pasado con otro antropomorfizado, entonces la expresión ya no será sólo de contenido inconsciente, sino también vincular, y puede decirse social. Según Matoso (2003), el esquema se muestra como representación de lo orgánico y la imagen ligada al sujeto y su historia. Esta noción de la imagen corporal permite entender el cuerpo, como el punto de contacto con el afuera, como vehículo por el cual el material reprimido se traduce y expresa por medio de signos corporales, como los considerados síntomas, que producen malestares físicos y funcionan como catalizadores de conflictos psíquicos con los cuales se busca una respuesta adaptativa al medio que posibilite sobrevivir. Además de los tres elementos mencionados hasta ahora, referente a la expresión simbólica se hace referencia a los fantasmas, como “algo de lo invisible, de lo inconsciente, [que] queda oculto en el misterio de la corporeidad humana” (Matoso, 2003, p. 54). Asimismo, se retoman los afectos, al asegurarse que la enfermedad somática se produce por una "descomposición patosomática" del afecto, cuando una emoción que 34
resulta intolerable a la conciencia se reprime, la importancia o investidura puede desplazarse "dentro" de la misma clave de inervación, de modo que algunos elementos de la clave reciben una carga más intensa, en detrimento de otros. Cuando el proceso de descarga se produce a partir de esa clave "deformada", la conciencia no registra un afecto, percibe una "afección", un fenómeno que categoriza como "somático", precisamente porque la cualidad psíquica, el significado afectivo de ese fenómeno, permanece inconciente (Chiozza, Barbero, Casali y Salzman, 1993, p.44). Todos y cada uno de estos elementos marcan el camino por el cual indagar, escuchar el cuerpo, diría Matoso (2003), como aquel lugar de atravesamientos entre lo social, lo biológico, lo histórico y lo subjetivo.
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2.3 Objeto de estudio:
Una vez expuesta la base teórica de la que va a partir esta investigación, es preciso delimitar el objeto que se va a estudiar, en este caso constituido por el cuerpo simbolizado, entendido como una construcción subjetiva y social, que vive, existe y habla, siendo el vínculo de la experiencia que determina la relación del ser humano con el mundo y donde éste representa simbólicamente lo no verbalizado. En éste caso, se entiende que el dolor crónico y la fatiga centrada en dicho cuerpo (condición conocida como fibromialgia), son el medio que ha encontrado para expresarse, y que a su vez da cuenta de la condición de género, demarcada por características, valores, mandatos sociales, afectos y particularidades de la vivencia personal que le dan identidad a la mujer de acuerdo a un contexto socio- histórico determinado. Es precisamente ésta expresión simbólica del cuerpo que se da a través de la fibromialgia y que tiene una estrecha relación con la construcción social de género, la que se busca analizar con el presente estudio, en el caso particular de un grupo de mujeres con fibromialgia.
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Capítulo III MARCO METODOLÓGICO
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3.1 Metodología y Tipo de Estudio Metodología y Tipo de Estudio
El siguiente apartado hace referencia a la metodología utilizada para la presente investigación, detallándose los pormenores de una orientación cualitativa, desde la metodología del psicodrama con enfoque etnopsicoanalítico. Metodología General: Enfoque Cualitativo En éste estudio se asume un enfoque cualitativo (Hernández, Fernández y Baptista, 2006) ya que por su carácter inductivo, de flexibilidad en sus diseños de investigación, acercamiento con la vida cotidiana de las personas y su perspectiva holista, permite un proceso de construcción de los elementos de significación, idóneo para el análisis de la vivencia subjetiva del cuerpo de las mujeres que han sido diagnosticadas con fibromialgia. Se resalta de este enfoque su capacidad para “superar los procesos de despersonalización de investigación” (Gonzales, 1997; p.73), ya que intenta encontrar sentido a los fenómenos según los significados que las personas les otorguen. Por lo cual se busca llegar junto con el grupo de mujeres a descubrir la expresión simbólica de su cuerpo y darle sentido significativo a su condición. Como tipo de estudio se elige el enfoque interpretativo, ya que el mismo “pretende la comprensión y explicación de las situaciones dentro de los contextos sociales” (Pulido, Ballén, Zúñiga, 2006; p.31), valorizando la visión que las mujeres tienen sobre sí mismas. Por otro lado, en este tipo de estudio, el conocimiento surge del análisis de cada situación particular, sin partir de hipótesis previas que influyan con el proceso de investigación.
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Metodología Específica: Psicodrama con enfoque etnopsicoanalítico El psicodrama, metodología basada en la acción y el trabajo grupal, se presenta como la elección metodológica de la presente investigación, al abrir la posibilidad de indagar y trabajar las dinámicas intrapsíquicas e interpsíquicas, mediante la acción y el movimiento, prestando escucha a la expresión corporal. El núcleo de esta metodología es la dramatización vivida como una puesta en escena y reactualización de situaciones conflicticas en el aquí y el ahora, facilitando captar la fantasmática individual y grupal, como sintetiza Mac Donald (2012). Esta metodología fue desarrollada en 1921, en Viena, por Jacobo Levi Moreno (Sánchez, 2000), siendo actualmente utilizada por autoras/es en toda América Latina y el mundo, como María del Carmen Bello (2002) en México, Adriana Piterbarg (2004) en Argentina, Gloria Reyes (2005) en Chile, Sergio Perazzo (2012) en Brasil y en Costa Rica por importantes autoras como Úrsula Hauser (1999) y Jessica Mac Donald (2012). De acuerdo con Hauser (1999), el psicodrama, si bien ha sido empleado principalmente para procesos terapéuticos, puede también ser aplicado en la investigación sociocultural. Esta autora reconocida tanto en el ámbito nacional como internacional, describe al psicodrama como método que permite elaborar y simbolizar las fantasías y los miedos, los monstruos, la imaginación de los objetos primarios, la representación de la madre, del padre, los dioses, los diablos y demás elementos que son de gran importancia para el análisis e interpretación de las expresiones simbólicas de las mujeres con fibromialgia. Para el presente estudio, la pertinencia de esta metodología radica en que la misma entiende la dialéctica entre lo intrapsíquico e interpsiquico-interpersonal, como resalta Mac Donald (2012), posibilitando la comprensión de la comunicación verbal y no verbal, así como de las dimensiones psíquica, sociocultural y corporal, lo cual es imprescindible para comprender las expresiones simbólicas del cuerpo en mujeres diagnosticadas con fibromialgia. Asimismo, el psicodrama da ocasión para la acción catártica, pero también 39
permite al grupo reactualizar situaciones de conflicto, observarlas y resignificarlas, dando paso a la integración, como menciona Sánchez (2000). Es así como el psicodrama va más allá de las metodologías tradicionales para la investigación, que suelen extraer información de las llamadas fuentes de información, al permitir que investigadoras y participantes del grupo construyan allí mismo la transformación, como una devolución in situ, en tanto, el psicodrama facilita un espacio de aprendizaje, de elaboración y expresión de la creatividad (Buchbinder, 2001, cit. por Mac Donald, 2012). Además, el psicodrama se muestra congruente con la visión psicoanalítica feminista, debido a su espontaneidad y creatividad para desarrollar la acción dramática mediante el movimiento corporal en el aquí y ahora, haciendo posible la indagación de la fantasmática corporal, pues como lo afirma Navarro (2005), el trabajo psicocorporal a través de la toma de conciencia del cuerpo tienen efectos psíquicos y enseña a las personas a reconocer sus sensaciones para después de cada sesión, poner en palabras lo que descubrieron, dando la posibilidad de validar y verbalizar aquello que es invisible al ojo clínico pero real para las mujeres diagnosticadas con fibromialgia. Es por ello que se decide complementar la elección metodológica con el enfoque etnopsicoanalítico, el cual permite dirigir un análisis más profundo de la dialéctica entre el entorno socio-económico-cultural y la dinámica intrapsíquica, como menciona Hauser (1998), permitiendo comprender el contexto en que se encuentran inmersas las mujeres participantes de la presente investigación. Este enfoque, que se origina en África entre 1963 y 1971 por Paul Parin, Goldy Parin-Matthey y Fritz Morgenthaler, funge como un puente entre la metodología elegida y el marco conceptual seleccionado, dando coherencia e integración a la propuesta investigativa. El etnopsicoanálisis ha sido empleado en otros estudios con perspectiva feminista por autoras como Maya Nadig (1998) y Úrsula Hauser (1999), quienes argumentan que este enfoque, al igual que los feminismos, también investiga lo desconocido, desplazado y
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desvalorizado, además de estudiar el autoritarismo, el sexismo y otras diferencias discriminatorias, en busca de respuestas a las problemáticas sociales. Además, el etnopsicoanálisis posibilita “comprender el significado y el valor subjetivo de la historia vital del sujeto… [que] se traduce en el rescate de vivencias subjetivas de determinados momentos que son referidos por el mismo sujeto como significativos, para lo cual no se excluyen otras formas de expresión no verbales como el lenguaje corporal u otros sistemas simbólicos” (Monge, 2005, p. 133), mostrándose así atinada para el análisis del objeto de estudio de la presente investigación. Con ello, este enfoque complementario al psicodrama, permite entender el lenguaje del cuerpo desde una perspectiva crítica del contexto socio-histórico en el que la fibromialgia prevalece entre las mujeres, buscando así “rastrear en forma autorreflexiva y crítico-ideológica los componentes inconscientes del [o la] sujeto con la sociedad, inmiscuyendo y considerando la subjetividad y al inconsciente de la investigadora como instrumento para alcanzar el conocimiento” (Nadig, 1986 cit. por Monge, 2005). Desde este enfoque metodológico es posible indagar las expresiones corporales de las mujeres con fibromialgia en su relación simbólica, no sólo con el contenido inconsciente, sino también con la cultura en que se encuentran envueltas, comprendiendo los procesos de socialización y construcción de la subjetividad desde su contexto, ello porque desde el etnopsicoanálisis “no basta decodificar el símbolo como producto sino que, además, debemos comprender el proceso de construcción, el proceso de su codificación e interpretación específica” (Rodríguez, 2008, p. 5), aludiendo, así, no sólo a la expresión simbólica sino al proceso evolutivo de la fibromialgia, los aspectos biográficos vinculados a la misma y la constitución de la imagen corporal. Tomando en cuenta todos estos puntos, el presente estudio pretende prestar atención profunda a los aspectos socio-culturales entretejidos en las expresiones simbólicas manifestadas a través del cuerpo por las mujeres que formen parte del estudio, desde una lectura psicoanalítica de la construcción de género, que a la vez permita comprender el papel del mismo en su relación con esta condición prevalente en mujeres. 41
De esta forma, el psicodrama con enfoque etnopsicoanalítico, permite convertir “el tradicional desequilibrio entre investigador/a y “sujeto-objeto” de investigación en un proceso donde el poder del saber está más repartido entre las partes, menos vertical y más horizontal” (Hauser, 1998, p. 8), siendo así retomadas las reacciones de las/los investigadores, tales como las irritaciones, aburrimiento, cansancio, u otras, con el fin de sobreponerse a la tendencia de oscurecer este material, negándolo bajo el criterio de objetividad y neutralidad.
3.2 Delimitación de las Categorías de Análisis En esta investigación se definen tres categorías principales de análisis del trabajo investigativo.
Evolución de la Fibromialgia:
El proceso evolutivo de la Fibromialgia comprende los acontecimientos históricos destacados por las mujeres al hallarlos asociados a la aparición, evolución y progreso de esta condición, que puede abarcar más allá del momento del diagnóstico y que implica a su vez la vivencia cotidiana y/o experiencia subjetiva de la fibromialgia.
Aspectos biográficos:
Como aspectos biográficos se entienden el conjunto de vivencias y experiencias que conforman la historia de vida de una persona, al ser una categoría tan amplia, se retomarán sólo aquellos aspectos que las mujeres con fibromialgia muestren asociados a su condición, siendo estos leídos desde un enfoque psicoanalítico de género.
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Imagen corporal configurada en las expresiones simbólicas:
De acuerdo a lo planteado por Dolto (1986), se entiende como imagen corporal, a la representación del cuerpo portadora del deseo y la memoria inconsciente de todas las experiencias vividas en el pasado y en el presente. En lo referente al presente estudio, ha de considerarse la imagen corporal como la representación de esta memoria inconsciente propia de cada mujer y su historia, pudiendo tornarse consciente al asociarse al lenguaje, haciendo énfasis en el contenido de esta imagen corporal, que se encuentra configurado en en las expresiones corporales propias de la fibromialgia.
3.3 Sujetas de investigación
Características de las sujetas de investigación: Para realizar el análisis se decidió trabajar con un grupo de mujeres las cuales afirmaron tener fibromialgia y haber recibido el diagnóstico de esta condición por la sensación de dolor corporal percibido, y que residían en el Gran Área Metropolitana.
Criterios de Inclusión:
Para efectos de este estudio, las personas participantes debían cumplir con los siguientes criterios de selección:
Mujeres que perciben dolor intenso en distintas áreas de su cuerpo, motivo por el cual recibieron el diagnóstico de fibromialgia, por parte de personal médico.
Mujeres con edades entre 35 y 65 años. Esta selección se realiza debido a que según las investigaciones consultadas (Torres, 2011; Merayo, Cano, Franco, Ariza, Navarro,
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2007; Villamor, 2011; Cavalcante, Saver, Jalá, Asunción, Lage, Akemi, Pasqual, 2006), la mayor parte de mujeres reciben su diagnóstico alrededor de estas edades.
Mujeres con disposición a colaborar con la investigación.
Preferiblemente que habiten en el Gran Área Metropolitana (GAM) en el momento de la investigación, con el fin de que el contacto sea continuo y permanente durante el proceso investigativo.
Criterios de Exclusión:
Mujeres que debido a su condición tengan dificultades severas de movilidad que les lleven a ausentarse de las sesiones grupales.
En caso de tomar medicamentos que les provoquen efectos secundarios (cansancio, somnolencia, náuseas, dificultades para concentrarse, etc.) que imposibiliten su participación en las sesiones.
Mujeres que al presentar algún tipo de co-dependencia a los fármacos, se vean imposibilitadas para trabajar en grupos.
Si presentan diagnóstico de trastornos psiquiátricos que no les permitan participar de la investigación.
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3.4 Estrategia Metodológica Procedimiento General: Fases del proceso investigativo Metodológicamente se pretende abordar el trabajo investigativo en tres fases específicas, las cuales se presentan a continuación acompañadas de los instrumentos aplicados en cada una de ellas.
Fase de Acercamiento:
El objetivo de esta fase fue la de conocer a las personas que participarían del proceso de investigación, así como de propiciar el desarrollo de las condiciones de confianza y empatía para profundizar en las fases posteriores. El acercamiento inició con una convocatoria general por medio electrónico (a través de páginas de grupos sobre FM y redes sociales, como Facebook), dirigido a mujeres que estuvieran interesadas en participar del proceso y que cumplieran con los criterios de inclusión. Al menos 23 mujeres mostraron interés por participar del estudio, todas ellas fueron contactadas vía correo electrónico o teléfono, y se les explicó la naturaleza de la investigación.
Fase de conformación del grupo: De las 23 mujeres interesadas en participar del estudio, sólo 10 de ellas podían asistir a las sesiones grupales en el lugar y horario establecido por las investigadoras. Con lo cual, se procedió a coordinar vía telefónica con estas últimas para realizar el primer contacto presencial. Aunque se convocaron las 10 mujeres interesadas, únicamente ocho de ellas asistieron a la cita para realizar el primero paso de la investigación, a saber, la entrevista focalizada. Estas ocho mujeres cumplían con los criterios de inclusión y exclusión, por lo 45
cual no fue necesario un proceso de selección por parte de las investigadoras. El grupo por tanto, estaría conformado por ocho mujeres, sin embargo, una de ellas comunicó que no podría asistir a las sesiones grupales y otra, tras participar de la primera sesión psicodramática, informó que no podría continuar por motivo de un viaje al extranjero. De manera que se inicio el proceso grupal con un total de 6 participantes, que a partir de la segunda sesión fueron solo 5 mujeres.
Fase de Recolección de Datos:
Mediante la entrevista focalizada se realizó el primer contacto presencial con las participantes, en una única sesión individual. Para su aplicación, previamente se elaboró una guía de preguntas que señalaran los puntos sobre los cuales debía versar la entrevista en función de los objetivos de la investigación. Las preguntas iniciales eran demográficas, seguidas de un psicograma, donde las mujeres describieron las relaciones con sus parientes más significativos/as, se pidió que nombraran algunos antecedentes sobre enfermedades físicas y mentales en sus familias que tuvieran relevancia para la investigación. Las preguntas siguientes fueron en su mayoría abiertas, entorno a su historia familiar, personal y la vivencia subjetiva sobre la fibromialgia. Esta técnica, que según Scribano (2007), destaca por su flexibilidad y apertura, permitió abarcar desde aspectos individuales hasta situaciones sociales propias de las experiencias de vida en relación a la FM, fungiendo así como un instrumento de recopilación de información que difícilmente hubiera salido a la luz durante las sesiones psicodramáticas, pero que fue fundamental para el análisis de cada sesión grupal. No obstante, en la fase de recolección de datos, tomó primacía la aplicación de la metodología psicodramática, que se caracterizó por la puesta en acción de las situaciones psíquicas a través del encuentro en el grupo, como plantea Bello (2002). 46
Desde esta metodología, se realizaron seis sesiones psicodramáticas que propiciaron la creación de un espacio en el que las participantes pudieron ir reconstruyendo un mapa fantasmático corporal (Matoso, 2003), el cual les permitió aclarar el contenido de la imagen inconsciente de su cuerpo, así como facilitar información sobre el proceso de evolución de la fibromialgia y su biografía. El psicodrama, como metodología investigativa que promueve la espontaneidad, cuenta con una gran variedad de técnicas, lo que permitió elegir de entre todas ellas aquellas que eran más óptimas para el momento en que se desarrolló la acción psicodramática, algunas de las posibilidades que se utilizaron durante el proceso investigativo fueron: (las mismas corresponden a la categorización de María del Carmen Bello, 2002)
Técnicas básicas Doble: Yo auxiliar que hace o dice lo que el/la protagonista no puede decir por sí mismo/a. Espejo: Consiste en un yo auxiliar que devuelve al/la protagonista una imagen de sí mismo/a. También puede utilizarse como técnica de caldeamiento entre parejas y participantes del grupo. Inversión de roles: Cuando un yo auxiliar representa a alguien significativo en una escena e intercambia papeles con el/la protagonista para permitirle experimentar el lugar de ese otro/a. Técnicas secundarias Soliloquio: Ponerle volumen a los sentimientos y pensamientos, bajo la ficción de que se está completamente solo o sola en el escenario.
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Entrevista: Reportaje que él o la facilitadora hace al o la protagonista, el cual permite obtener información sobre las y los personajes y puntos de vista dentro de la acción dramática. Maximización: Cuando el facilitador (a) solicita magnificar un gesto, una frase o un momento de la acción, cuando le parece sobresaliente y significativo para la comprensión de la situación vivida. Cámara Lenta: Posibilita fijar la atención en algún aspecto importante de la escena, al repetirlo lentamente, para recuperar lo que no ha sido percibido. Concretización: Ésta técnica consiste en representar, mediante una imagen, un sentimiento o situación expresada por él o la protagonista. Además de estas técnicas, se utilizaron los recursos psicodramaticos propuestos por la misma autora, que en sí consisten en “procedimientos técnicos más complejos, en los cuales pueden utilizarse varias de las técnicas ya descritas” (Bello, 2002; p.173), entre los cuales destacan: Dramatización de escenas: Recurso por excelencia del psicodrama, consiste en la recreación en el espacio dramático de situaciones vividas por el protagonista. Cada escena tiene un lugar, un tiempo y una acción. Dramatización completa: Aquellas dramatizaciones clínicas o terapéuticas que ponen en juego el mecanismo de catarsis de integración y siguen un proceso que va de la periferia al centro desde el nivel más superficial al núcleo conflictivo. Viñeta: Condensación de una dramatización completa, donde, en lugar de hacer un recorrido regresivo por varias escenas, se traen a la escena actual los elementos más importantes del pasado que determinan la conducta del o la protagonista en el presente.
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Dramatización de duelos: Al ser el psicodrama una posibilidad de recrear lo ausente en el espacio dramático, se presenta la posibilidad de representar un proceso en pequeño, un modelo del trabajo del duelo en todas sus etapas (negación, rebeldía y enojo, aceptación, gratitud, despedida e incorporación de lo vivido). Dramatización de imágenes: A diferencia de la escena, la imagen no tiene tiempo, lugar o acción determinada, sino que es simbólica, entre ellas encontramos la escultura, el átomo social y las fotos. Juegos dramáticos: Este recurso consiste en centrar lúdicamente al grupo, con la posibilidad de trabajo general, estos son sumamente útiles para el caldeamiento. Teatro espontáneo: A diferencia del psicodrama, el o la protagonista no está dentro de la escena, sino que relata una historia que es representada por actores o yo auxiliares. Psicodrama Interno: Son fantasías dirigidas o visualizaciones, en donde la imaginación es el principal elemento para recrear internamente situaciones vividas o construir nuevas imágenes. Desempeño de roles: Consiste en dramatizaciones grupales centradas en un rol (madre, terapeuta, trabajador (a), secretaria), más que en una persona. Finalmente, tanto las técnicas como los recursos dramáticos, se acompañaron de la elaboración verbal conocida como sharing, que generalmente implica que cada persona del grupo, “después de cada sesión, pone en palabras lo que aprendió, aquello que recuperó de su propia historia o de su circunstancia actual durante la dramatización” (Bello, 2002; p.178). De esta forma, la verbalización logró que el proceso de simbolización pase del cuerpo a la palabra, y se resignifique. Bajo el previo consentimiento de las participantes, se utilizaron otros instrumentos, pero ya no de recolección de la información sino como herramientas de registro durante esta fase, tales como grabadora de audio y video, cámara fotográfica, guía de observación, 49
entre otras. Para elaborar el registro, las facilitadoras intercambiaban roles de dirección y observación/registro.
Fase de Análisis de Resultados: El proceso de análisis se basó en el enfoque etnopsicoanalítico elegido, tomándose en consideración aspectos socio-culturales vinculados a los fenómenos psicoanalíticos surgidos durante el proceso de investigación, esto se realizó a través de seis momentos de análisis, que se presentan a continuación. Inicialmente, durante cada sesión se iba registrando información referente a lo sucedido en el grupo, desde la sociometría, los movimientos y dinámica grupal, las escenas y los roles, que facilitaron información para el análisis. En un segundo momento, se efectuó una sistematización de las conversaciones en caliente, las cuales refieren a una discusión entre las investigadoras inmediatamente después de terminada la sesión grupal, en donde las impresiones y reacciones aún estén frescas. Posterior a está, entre sesión y sesión grupal, las investigadoras supervisaron con el tutor todas las impresiones surgidas en el momento del trabajo de grupo, para discutir los elementos transferenciales y contratransferenciales surgidos en el mismo, para ir elaborando el trabajo. Como cuarto momento se procedió a realizar un análisis general del proceso grupal, acerca de los elementos significativos rescatados a lo largo del mismo, el cual se supervisó por el tutor. Seguidamente, se efectuó el mismo análisis en compañía de las lectoras, quienes aportaron su visión del fenómeno, y por último, en sexto lugar, se realizó el proceso de
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análisis categorial a la luz del referente conceptual elegido, a saber, el psicoanálisis feminista.
Triangulación Para dar confiabilidad a los resultados y al análisis, se realizó una triangulación de técnicas y triangulación por criterio de experta/o, la cual consiste en tomar varios puntos de referencia para verificar la información obtenida (Hernández, et. al, 2006). La información rescatada durante la fase de recolección de datos se clasificó de acuerdo a las categorías de análisis, para luego contraponerla a la teoría, así como a las grabaciones e impresiones de las investigadoras. A su vez, se buscó un criterio experto que supervisó todos los datos obtenidos.
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Capítulo IV RESULTADOS
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Los resultados generados a partir del proceso de investigación se sintetizan a continuación. En primera instancia se presenta un apartado que contiene semblanzas de las historias de cada una de las mujeres participantes del estudio, recolectadas en las entrevistas focalizadas. Posterior a ello, se detallan los resultados obtenidos del proceso grupal psicodramático, sesión por sesión, con un breve apartado contratransferencial, en el cual se incluyen las impresiones de las facilitadores en cada sesión, respondiendo a una orientación etnopsicoanalitica. Para resguardar la confidencialidad de las participantes, sus nombres fueron sustituidos por nombres ficticios basados en plantas y elementos naturales con características particulares que les asemejaban a cada mujer.
4.1 Resultados de las entrevistas
“Ágata” Curativa y espiritual La señora “Ágata”, de 54 años de edad, estudió bibliotecología y se dedicó a esa profesión hasta pensionarse, su esposo es bibliotecólogo también. Indicó durante la entrevista que su tiempo libre lo dedica a actividades de la iglesia y ayuda social. Tiene dos hijas, una de 26 años y una de 22, afirmó que entre ellas hay una “buena relación” y que “la comunicación es bastante buena”. Cuando sus hijas eran pequeñas fueron su compañía, sin embargo, en la adolescencia a los 15, 16 años empezaron a salir y tomar, señaló al respecto: “nos sacaron las canas”, fumaban, se escapaban del colegio, según “Ágata” su esposo las regañaba “feo” y no dialogaban, lo cual según comentó, cortó la comunicación entre ellas y su padre. Contó que sus hijas se mostraban “rebeldes” al confrontarlas y en una ocasión una de ellas, tras una discusión se fue de la casa, “Ágata” dijo que fue una situación angustiante, 53
no sabían dónde estaba, ni qué le había pasado, al día siguiente apareció “tomada”. Según indicó, desde los 15 años hasta los 18 años de sus hijas, sucedían este tipo de cosas, alrededor de los 20 años la situación empezó a “cambiar y a calmarse un poco”. “Ágata” aseguró durante la entrevista, que en esos tres años se acentuaron las manifestaciones de la fibromialgia. Compartió además, que para ese entonces se presentaron algunos problemas de salud de su mamá (osteoporosis), hizo referencia a la posibilidad de que su mamá también presentara alguna condición parecida a la FM. Dijo que en esa misma época su papá falleció, lo cual según comentó pudo haber afectado su condición. Describió la relación con su esposo como estable, pero que “a veces presentaba altibajos, como la mayoría de las parejas”. Indicó que desde el inicio del matrimonio él tomaba y pasaba fuera de la casa trabajando, lo que la hacía experimentar soledad. Según comentó, esta situación duró alrededor de dos años; hizo referencia a que cuando nació su hija mayor él no llegó al hospital porque había tomado con amigos y vecinos, celebrando. Sin embargo, señaló que “afortunadamente”, ambos se acercaron a Dios y su esposo cambió a raíz de eso. Afirmó que al estar ambos pensionados el tiempo para compartir era mayor, así como también “mayor comunicación”, lo que provocaba que en algunas ocasiones no estuvieran de acuerdo, lo cual según comentó, no sucedía anteriormente debido a que ambos estaban ocupados. Describió la relación con su mamá como “muy bonita” y donde la comunicación era “buena”. Dijo que ella acompañaba a su mamá al hospital cuando era necesario y trataba de ayudarla en lo que pudiera. Comentó que su papá tenía 5 años de fallecido, debido a un cáncer de próstata y linfático. “Ágata” indicó que lo acompañó en el proceso durante esos años. Durante la entrevista mostró agradecimiento hacia su esposo porque fue un apoyo en ese momento, y la acompañó a las citas médicas de su papá y al hospital. Señaló que la 54
relación con su papá era más distante que con su mamá, al respecto dijo: “era bonita, no había mucha comunicación”. Añadió que durante su niñez él fue estricto, no la dejaba salir o si salía debía llegar temprano. “Ágata” refirió tener dos hermanos y dos hermanas, señaló que con las hermanas se llevaba “muy bien” pero que la relación con una de ellas (su hermana mayor por 11 meses) era más cercana. En relación a sus hermanos, afirmó tener “buena comunicación”, igualmente con uno de ellos la relación la describe como más cercana. Compartió que en general los miembros de la familia eran unidos, realizaban actividades en conjunto, como paseos y salidas a una finca familiar. Recordó que en su niñez hubo situaciones que describió como “duras”, su papá salía con otras mujeres, lo cual generaba discusiones con su mamá y varias veces consideraron divorciarse, pero no lo hicieron. Otra situación que afirmó, marcó su vida, fue una ocasión en que su hermano mayor llegó a la casa “tomado”, empezó a discutir con su papá y sacó un arma, dijo que afortunadamente su esposo intervino y pudo quitarle el arma a su hermano; según indicó, este evento la afectó. La interacción entre pares era principalmente con sus hermanas y hermanos, relató que no le gustaba que debido a un problema congénito que tenía su hermana mayor en las manos, la sobreprotegieran, le permitieran ir a jugar con sus hermanos y en cambio a ella la ponían a hacer las tareas domésticas, como lavar platos. “Ágata” mencionó creer que su mamá debió haber experimentado angustia cuando estaba embarazada de ella debido al problema de su hermana, y que seguramente tenía miedo de que ella naciera igual. Mencionó que a los 20 años tuvo su primer novio, a esa edad empezó a salir con amigas a bailar y así lo conoció. Estuvieron juntos 9 meses, pero a los 8 meses descubrió que él era casado y tenía hijos. Señaló que ante esa situación “casi me muero, para mí fue algo terrible y para mi familia también”. Afirmó durante la entrevista, que le entró mucho odio, sobre todo porque no tolera las mentiras, y se sintió engañada. 55
Las primeras señales de fibromialgia empiezan con dolores de articulaciones, comentó que debido a su trabajo digitaba mucho y relacionó el dolor articular a esa actividad. Luego tuvo una caída y le quedó un dolor en la espalda debajo de la costilla y posteriormente apareció el dolor en la ingle. Indicó que a causa del dolor, dormir se le dificultaba y que debía cambiar de lado constantemente. El diagnóstico de FM lo realizó un reumatólogo en el año 2009, pero previo a esto, dos doctores más la revisaron, el primero de ellos le dijo que era FM, el segundo le aseguró que “eso era psicológico” y que no debía prestarle atención. El tratamiento que ha tenido es de cápsulas naturales, ya que según expresó “no me gusta tomar medicamentos”. En la entrevista aseguró que anteriormente se negaba a aceptar que tenía fibromialgia y rechazó esta situación, motivo por el cual evitaba leer e investigar sobre la FM y así “no darle pelota al asunto”. Pero ante la invitación de una familiar suya a participar de este estudio, decidió acercarse y ver de qué se trataba. Añadió sentirse muy agotada, con una gran necesidad de descansar. Hizo referencia a la disminución de la actividad sexual, esto último lo atribuyó a los cambios de la menopausia. Según “Ágata”, el dolor incrementaba cuando se presentaban situaciones estresantes, así como cuando tenía que hacer actividades como limpiar la casa, tender y lavar ropa. Le sorprendió que una de sus tías también tuviera FM y otra osteoporosis como su mamá.
“Lila” Floreciendo en ramas maduras A continuación se presenta la entrevista de una de las participantes, la cual será llamada “Lila”. Al momento de la entrevista indicó tener 47 años.Estudió bibliotecología, actividad que afirmó desempeñar en el momento de la entrevista. Recibió la información sobre la investigación, de otra de las participantes, que era amiga suya. 56
En cuanto al ambiente familiar, “Lila” mencionó tener dos hermanos, los cuales vivían con sus familias en las casas junto a la suya. Dijo tener una relación “buena” con ellos, sin embargo, afirmó que se han “distanciado un poco” porque “viven por ellos y nos les importa nada más”. Comentó que son controladores y se “meten” en su vida, al respecto señaló: “son como mis papás, a veces se pasan”. Indicó que tiene una hermana, según “Lila” la relación con ella “es más cercana”, se comunican por teléfono y sus conversaciones giran en torno a “la familia y la fibromialgia”. “Lila” comentó que su hermana también fue diagnosticada con fibromialgia y exteriorizó la sospecha de que su hermano mayor también presenta esta condición, ya que según comentó, él se queja de dolores que considera similares a los suyos. Describió la relación con su papá como “buena”, en la cual a la vez había “poca comunicación”, a pesar de vivir en la misma casa. Agregó además que ella asumía todos los cuidados de él y estaba pendiente de su salud, ya que hace dos años fue diagnosticado con cáncer de próstata. Su mamá murió hace cuatro años a causa de un infarto. “Lila” comentó que su relación con ella era “muy cercana”, pero que su mamá “era muy estricta en todo” y religiosa, lo cual aseguró influía en su manera de pensar. Afirmó que con el paso de los años su mamá era cada vez “más estricta y controladora” especialmente cuando “Lila” empezó a menstruar, afirmando que al comentárselo a su madre, ésta le respondió “que pereza” por miedo a que quedará embarazada. A partir de ese momento en su vida, aseguró que no salía de la casa tan seguido como antes y podía frecuentar únicamente a los amigos que su mamá eligiera. Señaló que para su mamá todo era malo, nunca sabía si lo que iba a hacer estaba “bien o mal”, comentó que en ocasiones sentía que su mamá ya no la quería. Afirmó que su madre tenía artritis, experimentaba jaquecas constantemente y presentaba depresión. De acuerdo con “Lila”, cuando su mamá estaba embarazada de ella, la relación de sus padres “no era la mejor”. Comentó que creció en medio de una relación donde “siempre 57
habían pleitos” entre mamá y papá y que “se vivía en un clima de mucha tensión”. Según “Lila”, su mamá celaba a su papá porque él salía de la casa a consumir licor y tenía relaciones con otras mujeres que no eran su mamá. En cuanto al momento del destete, gatear y caminar, comentó no tener conocimiento. Afirmó que en su casa no acostumbraban dar chupón o chupeta a los bebés. Referente al control de esfínteres aseguró que seguramente fue rápido, alrededor de los 2 años”. A los 11 años “Lila” refirió tener su primer novio, a pesar de la oposición de la madre. Según indicó, su mamá le tenía un “odio espantoso a los hombres”. A los 15 años “Lila” se embarazó. Describió la relación de noviazgo como sexualmente precoz, ella deseaba una relación donde salieran a pasear y hacer otra cosa más que tener relaciones sexuales, pero según comentó, su novio era “sexualmente muy activo”. Tras el embarazo decidieron casarse y vivir los primeros meses en casa de los papás de ella porque no tenía los medios para alquilar o comprar una casa. Posteriormente se mudaron a la casa junto a la de su madre, donde vivieron ella, su esposo y su hija. El matrimonio duró 7 años. Según “Lila” se divorciaron debido a que su esposo “salía de la casa en las noches, llegaba en la madrugada, no tenía un trabajo constante”. Ella le insistía en que continuara estudiando, hasta que llegó un punto en que se cansó. Aseguró que para ese entonces la relación ya “no le aportaba nada”. “Lila” continuó sus estudios y se graduó. La relación con su hija la describió como “buena”, afirmó que con ella procura no hablar sobre su condición de fibromialgia porque siente que “se preocupa bastante y sufre”. “Lila” compartió tener un nieto de un año y aseguró que su yerno era “agresor”, pero ella prefería mantenerse alejada de esa relación porque su hija “no quiere separarse de él”. A los 40 años “Lila” se casó nuevamente, con un hombre cubano que conoció en un congreso en Cuba, él vino a vivir a Costa Rica. A los 3 años de casados se divorciaron, según 58
“Lila” porque “él se volvió un agresor” y tenía una relación con otra mujer en Cuba. “Lila” comentó que durante la relación que mantuvo con él, se embarazó y tras esa noticia él decidió viajar a Cuba solo, afirmando que esto le causó tanto sufrimiento que perdió el bebé. “Lila” comparte que cuando él regresó, ella ya tenía los papeles del divorcio listos para firmar, durante la entrevista enfatizó en que lo tenía que hacer, porque sino él la “iba a matar”. De acuerdo con “Lila”, las primeras señales de la fibromialgia fueron el cansancio y fatiga en las mañanas, las cuales, según comentó, iniciaron desde que era niña, le decían “ay! qué chiquita más calmadita y era que yo no podía moverme”. Luego continuó con dolor en las rodillas, en los dedos y se extendió hacia la muñeca y el codo. Dijo que los médicos no le daban importancia. Fue diagnosticada por un reumatólogo a los 28 años. Comentó que del año 1997 al 2005 empezó a ingerir alcohol, asegurando que este atenuaba el dolor, sentía alivio de momento en las primeras dos horas, pero luego se sentía “muy mal” porque era alérgica al alcohol y se intoxicaba, molestia que podía durar hasta ocho días. Indicó que le “costó mucho” dejar el alcohol, paraba pero a veces tenía recaídas. Según compartió, la FM se ha acelerado el último año, describió los dolores como “insoportables”, al punto que ha considerado suicidarse. Dijo que ella ha sido “creyente” pero que su condición de FM la ha llevado a “pelearse” con Dios, asegurando no querer sentir culpa, lo cual afirmó, le generaba sentimientos de libertad porque “cargaba mucho con la fe”. Indicó que ha acudido a todo tipo de tratamiento, entre ellos el farmacológico, psicológico, psiquiátrico, ejercicio físico, masaje, acupuntura, bioresonancia magnética, fisioterapia, electrodos, hidroterapia y láser, sin obtener resultados “positivos”. Afirmó que los fármacos le provocaban “mucho sueño” y la mantenían drogada, por lo cual procuraba no tomar medicamentos, sin embargo, aseguró que hay algunos de los que no podía “prescindir”. 59
“Lila” comentó que fumaba porque no encontraba otra manera de “matar” la ansiedad, la desesperación y el “obstinamiento”.
“Zinnia” El pensamiento de las ausentes A continuación se presenta la entrevista de la participante llamada “Zinnia”. De 38 años de edad indicó vivir con su esposo y su hija mayor, en ese momento su hija menor vivía en otra casa con la mamá de “Zinnia”. Comentó que en la actualidad estudia Educación preescolar, es secretaria y agente de seguros en un negocio propio que administra junto con su mamá. Su papá falleció hace 16 años debido a un “cáncer en la sangre”, compartió que su relación con él era “buena”. Comentó que lo cuidó y acompañó durante el proceso de la enfermedad hasta los últimos días de vida, a pesar de que convivió con él poco tiempo, ya que cuando ella tenía dos años sus papás se divorciaron y él se fue de la casa. Describió la relación con su mamá como “muy buena”, asegurando que su madre es su “fortaleza, su paño de lágrimas, su todo”. Según compartió, trabajan juntas y comparten la gran mayoría del tiempo. Según “Zinnia” su mamá también presenta FM, pero no ha sido diagnosticada, afirmó que su mamá siente los mismos dolores que ella y presenta depresión desde hace tres años. Comentó tener 6 hermanos del lado materno, tres del primer matrimonio y tres del segundo. Su relación con los hermanos la describió como “cercana”, porque hablaban, compartían y se reunían; con las dos hermanas la relación la describió como “distante”. Contó que cuando su papá se separó de su mamá, él se llevó a una de sus hermanas, la cual fue criada por su abuela paterna. Según “Zinnia” la abuela “le lavó el cerebro” a su 60
hermana y la convenció de que no eran hermanas, provocando el distanciamiento entre ellas. Años más tarde su mamá la reclamó y volvió a vivir en la casa, “Zinnia” compartió que se llevaban bien, a pesar de que a veces tenían discusiones. Expresó que en una ocasión ella se estaba cambiando de ropa y su hermana le vio los pechos y le dijo “qué asco, si yo fuera hombre nunca le tocaría esos pechos”, “Zinnia” aseguró con lágrimas en los ojos que esto la afectó en demasía, tal es así que por varios años se sentía fea y no le gustaba su cuerpo. Indicó que con esta hermana llevaban ocho años de no verse, atribuyendo el distanciamiento a que cada vez que se presentaba alguna situación, su hermana buscaba la manera de humillarla y maltratarla. Con su otra hermana tampoco hay comunicación. Según comentó “Zinnia”, cuando eran pequeños ella se encargó de cuidar a sus tres hermanos pequeños, entre ellos su hermana menor, “Zinnia” aseguró que fue como una “mamá” para ellos porque su madre trabajaba fuera la mayor parte del tiempo. Cuando crecieron y ya eran adultos su mamá tuvo un derrame cerebral, ante este evento, “Zinnia” conversó con sus hermanos menores y ninguno quiso apoyarla, por este motivo se apartó de su hermana pero no de sus hermanos varones. Con respecto a su matrimonio, refirió que el mismo es “muy bueno”, han mantenido una relación de 18 años juntos y 16 años de casados. Describió a su esposo como un hombre “muy bueno”, que no fuma, no es alcohólico, no tiene vicios, “es el tipo de persona que no me cela, no me persigue, no me atormenta, no me anda registrando mis cosas”, añadió que él la quiere mucho, la cuida, se preocupa por ella y busca los medios para que vivan “bien”, según comentó, no es “nada” de lo que vivió en su infancia. Afirmó tener una relación cercana con su hija mayor, “la relación que yo tengo con ella es como la que yo tengo con mi mamá”, añadió que mantienen una “buena” comunicación y son muy unidas. Se refirió a su hija menor como “mi bebé”; comentó que la relación con ella es diferente ya que su hija se muestra poco comunicativa, no le gusta que “Zinnia” la abrace. 61
Contó que le dolió “mucho” que su hija creciera porque se volvió “poco cariñosa”. Dijo que cuando su hija cumplió 18 años decidió irse de la casa y vivir con su abuela paterna, por discusiones entre ambas, situación que “Zinnia” expresó le causaba tristeza. Con respecto al momento en que su mamá estaba embarazada de ella, hizo referencia a que la relación entre su papá y mamá era distante y que prácticamente esta “estaba muerta”. Añadió que, durante el parto en el hospital no le prestaron la atención adecuada a su mamá y “Zinnia” nació en un pasillo, además indicó que el cordón umbilical se encontraba enrollado en su cuello, motivo por el cual estaba morada, de manera que lo primero que dijo su mamá cuando la vio, fue: “qué chiquilla más fea”. Dijo que a su mamá “nunca” le han gustado las pecas de “Zinnia”, y que en ocasiones le dice (bromeando) que de pequeña era “blanca” y después se “echó a perder”, se le oscureció el pelo y los ojos. Comentó que el destete ocurrió a los 9 meses, dejó el chupón a los 6 años, afirmó que gateó “mucho”. Presentó duda con respecto al control de esfínteres y cree haber dejado los pañales a los dos años, misma edad en que caminó. Describió su niñez como “muy solitaria”, ella junto con su mamá y hermanos vivieron con su padrastro hasta que “Zinnia” cumplió 15 años. Señaló que él no los quería y que era un “agresor” y maltrataba a su mamá. Comentó que además en una ocasión intentó abusar sexualmente de su hermana mayor, haciendo de esta época de su vida “muy difícil”. Recordó que se presentaban muchas discusiones entre su mamá y su padrastro, según indicó fueron 6 años de matrimonio él casi “mata” a su mamá. Después de varios intentos fallidos su mamá se divorció y “Zinnia” no volvió a tener contacto con él. Recordó haber tenido pocas amistades en la escuela, pero en el colegio empezó a salir a bailes, según “Zinnia”, ella era “feliz bailando”. A los 17 años mantenía relación con un novio quien la abandonó cuando ella le contó que había sido violada, y que sospechaba que producto de esa violación había quedado embarazada. Afirmó que fue esa época en la que inició la fibromialgia. Debido a la situación que estaba viviendo, según afirmó, “se deprimió” los primeros 3 meses de embarazo y “no 62
comía nada…me estaba muriendo”. Así mismo, añadió que fue el momento en que más distanciada estuvo de su mamá, sin embargo, después la apoyó y esta se convirtió en su “fortaleza” en esos momentos. Contó que el primer punto de dolor fue el pecho y luego el brazo, fue diagnosticada por la doctora de cabecera del Hospital de Heredia a los 27 años. Afirmó que procura no tomar medicamentos y que la forma que ha encontrado para disminuir las molestias de la fibromialgia ha sido correr y hacer pesas de manera continua. Compartió que esta condición no ha afectado significativamente su vida familiar y de pareja, pero que en el ámbito laboral y en las actividades cotidianas como escribir en la computadora, sí.
“Maya” Una estrella terrestre “Maya” es una mujer de 49 años, quien indicó estar casada hace 27 años y vivir con su esposo y tres hijas. Comentó ser técnica media en secretariado y dedicarse a ello en el momento de la entrevista. En cuanto a sus familiares más significativos, la participante mencionó que su esposo, administrador de empresas, describió la relación como buena, en la cual podían tomar decisiones juntos, afirmó que la misma presentaba “alti-bajos” pero que salían adelante. Con sus hijas dijo que han sido su gran ilusión y alegría, las esperaba con mucho amor, comentó que al nacer le dieron sentido verdadero a su vida, además afirmó tener una buena relación con ellas. Según describió dos de ellas poseen un “carácter fuerte”, mientras una de ellas se caracteriza por ser más reservada y la más “apegada” a ella. Mencionó ser una madre cariñosa, comunicativa, que valoraba y comprendía a sus hijas, definiéndose así diferente a su madre.
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Sobre esa misma, “Maya” la describió como una madre refugiada en el oficio de la casa, que no fue comunicativa y que estuvo ausente, siendo de un “carácter difícil” que renegaba de haber tenido hijos, y a quien no le gustaba que “Maya” estuviera con ella, tendiendo más al aislamiento y al ensimismamiento. “Maya” afirma, con lágrimas en los ojos, que sentía de parte de su madre un rechazo que no entendía y le marco significativamente. Indicó que actualmente su madre tiene alzhéimer y atrofia vascular, por lo cual “Maya” dedicaba “mucho” tiempo a la semana a cuidarle, a pesar de que ésta no se acordaba de que ella era su hija. Su padre, según refirió se encuentra en fase terminal de cáncer de próstata y tiene diabetes, lo describió como una figura “no muy arraigada”, afirmando que sabe que existe pero la lejanía les hizo no tener relación hasta luego de un tiempo, en el qué, según menciona, Dios le permitió a ella liberarse de lo que llevaba oprimido y acercarse así a él, aun cuando aseguró que no es una relación padre-hija, intenta visitarlo para saber como ésta. Comentó que cuando su madre y él vivían juntos, debieron cambiarse de lugar de residencia en muchas ocasiones, lo que le parecía generaba insatisfacción en su madre. En relación con sus hermanos, afirmó que no tuvieron mucha comunicación y cada quién hizo su vida, teniendo mejores relaciones con las mujeres que con los hombres. Comentó que en la niñez le correspondió asumir el rol de mamá “sin querer”, pues según afirmó, se lo impusieron debido a la situación con la madre, antes descrita, quien estuvo en cuerpo pero no en alma, afirmando que ello la llevo a convertirse en una madre de 11 o 12 años, cuando su padre se fue de casa y “se olvidó de que tenía hijos”, afirmó, dejándoles por lo que sucedía con su madre. Señaló que esta situación la marcó, no sólo por las necesidades económicas que ello implicó sino por el rol que debió asumir como una madre. Indicó que la relación entre su padre y madre les aisló, a ella y a sus hermanos, del resto de la familia (tíos, abuelos). Dijo que todo ello la hacía “darse y entregarse” a su familia (esposo e hijas) mejor de lo que había vivido, tendiendo al fin esa familia que tanto deseó.
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Comentó que su infancia fue de “mucha soledad”, además de sentirse asustada por los cambios de escuela debido a decisiones de su padre. Sobre su época colegial, mencionó que también fue de pocas amistades, pues luego de las lecciones debía volver a casa a asumir el oficio doméstico, por ejemplo dar de comer a sus hermanos y si sobraba comía ella, llegando incluso a pensar en dejar el estudio para trabajar y atender las necesidades del hogar. Afirmó que quería ver más presentes a sus padres, sin embargo, siempre participó sola, aprendiendo a “hacerse a sí misma” y tomar sus propias decisiones. Mencionó que su madre y abuela querían que aprendiera bien los oficios domésticos para emplearse, pero ella sentía que eso no era para ella, revelándose ante ello, trabajando y estudiando, y frente a ello su madre fue igualmente indiferente. En la adolescencia tuvo su primera pareja, con quien aseguró haber pasado la mejor época de su vida, encontrando en él cariño, afecto, amor y aceptación. La misma se mantuvo por cinco años, hasta que ella empezó a trabajar y él a estudiar y la relación se “enfrío”, pero aseguró que el principal determinante de la ruptura, fue que su madre creía que él tenía dinero y ella no, entonces le repetía que ella era “poca cosa” para él, con lo que dice “mi madre lo alejó, como a mucha gente”. “Maya” siguió trabajando y conoció a su esposo, casándose con él a los 23 años, cuando estaba deseando irse de su casa, describió su relación actual como estable. Mencionó que su suegro fue una figura paterna para ella, por lo cual le amó mucho, además comentó que su esposo se parece mucho a él. Profesionalmente, compartió sentir que había alcanzado muchos logros, más de los que esperaba. Con respecto a la fibromialgia mencionó que la causa la identifica desde su niñez, dijo pedirle a dios poder tener una vejez digna no postrada en una cama, quejándose, por lo cual lucha. El primer punto de dolor fueron las manos, fue en el colegio, le dieron múltiples diagnósticos desde entonces, hasta que a sus 45 años le diagnosticaron fibromialgia, por descarte de lupus y artritis. El principal tratamiento fueron la terapia y ejercicio del CENARE que aliviaban un poco, además de medicamentos de los cuales comentó no querer depender de ellos para estar bien. 65
En cuanto a las implicaciones, reveló que su pareja es comprensiva en cuanto al dolor se refiere, mencionó que su vida sexual es delicada, no por la enfermedad, pues siempre ha sido tranquila y no condicional para la relación, no siendo primordial, sino con encuentros esporádicos. En el trabajo refirió que ha procurado no hablar mucho de su enfermedad para no etiquetarse y en sus actividades cotidianas, mencionó que ante el dolor presentado durante los oficios domésticos, procuraba no hacer más de lo que su límite le permitiera.
“Nyssa” Alta y de tupidas ramas A continuación se presenta la entrevista de la participante llamada “Nyssa”. En el momento de la entrevista ella indicó tener 53 años y estar casada, comentó que finalizó los estudios universitarios pero que se dedicaba a las tareas domésticas de la casa y le colaboraba a su marido con el mantenimiento de una finca que tienen, donde brindan tours de café. Mencionó vivir con su esposo en la misma casa pero separados “no tengo una relación de esposos”. Vive con sus tres hijos, dijo que con el mayor la relación es buena cuando están juntos pero cuando no, se mantiene “un poco más separada”, afirmó que él la apoya en su condición de fibromialgia pero no al cien por ciento. Comentó que con su hija la relación era más cercana, describió a su hija como su ángel, compañera, amiga y apoyo. Con respecto a su hijo menor, dijo que él la protegía, la cuidaba y estaba pendiente de ella. Contó que la relación con su papá en la niñez no fue muy buena porque él “era agresor y alcohólico”, añadió que su mamá era “un poco aislada” porque eran muchos hijos. En la entrevista describió a su mamá como el pilar de la familia y su protectora cuando su padre llegaba “tomado”. Indicó que en ese momento ella protegía y cuidaba de su padre y madre porque son adultos mayores.
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Hizo referencia acerca de la artritis de su abuela y aseguró que su papá, mamá y un hermano han presentado problemas cardíacos. Indicó no conocer cómo fue la experiencia de su mamá cuando estaba embarazada de ella, sin embargo, comentó tener una imagen de su mamá embarazada, planchado “muy roja, roja, cansada”. Afirmó desconocer cuándo ocurrió el destete, el momento en que dejó el chupón, cuando gateo y caminó. Con respecto al control de esfínteres, añadió que recuerda haber sido una “niña normal” en la escuela. Comentó que hace seis años murió una de sus hermanas y que esto le afectó “bastante”, porque en ese momento ocurrieron además dos muertes de personas cercanas. En sus propias palabras: “esto me pegó muy duro, me dio una crisis de pánico”. “Nyssa” aseguró que esos eventos le costaron “mucho” asimilarlos. Afirmando que todavía se presentan las crisis de pánico cuando experimenta estrés o alegría de manera intensa, pero que con el tiempo ha aprendido a manejarlos y no le producen miedo. “Nyssa” refirió ser la séptima hija de nueve hermanos, según expresó era una más de tantos hijos “ni la preferida, ni la mayor, ni la menor, siempre me sentí como sola”. Con ellos/as jugaba y se divertía. Durante la entrevista recordó que en una ocasión su papá la golpeó y ella lo miró fijamente a la cara, él la golpeó más y más. Dijo que con el tiempo lo ha perdonado y que esta situación ya no la hiere. Añadió que su papá era trabajador y cumplía su rol como proveedor: “siempre vio por nuestro alimento, todos estudiábamos”. De acuerdo con “Nyssa”, ella y sus hermanos fueron solos e independientes en cuanto a la escuela, sin embargo, recalcó la idea de que pudo haber sido mejor si hubiera tenido más estimulación por parte de sus padres, según comentó: “estoy redescubriendo de lo que pude ser y tal vez no fui”. Mencionó que en la adolescencia tuvo varios novios y en el colegio conoció a su esposo, quien en ese momento era su profesor, afirmando que fue el único “novio formal” que tuvo. El noviazgo duró cuatro años y luego se casaron. 67
Comentó que él tiene una hija anterior al matrimonio y que al inicio esa situación fue difícil porque la mamá de su hijastra no aceptaba que él tuviera una relación con “Nyssa”. Según ella,
la pareja anterior de su esposo la acosaba y le amenazaba con
golpearla. Indicó que las primeras señales de fibromialgia iniciaron con molestias en los pies, “luego se encapsuló como en la cintura, me subió la presión y agotamiento”. Comentó que le gustaba hacer ejercicio y salir a caminar, pero que todo eso lo tuvo que dejar. En el año 2004 en un EBAIS la diagnosticaron con fibromialgia. Afirmó que ese mismo año su esposo le consultó si podía traer a su hija a la casa con su bebé. Según “Nyssa” la llegada de la misma desestabilizó las cosas en su casa, sus hijos enfermaron, ella empezó con un problema de corazón, le dio una gripe “muy fuerte, y los síntomas de fibromialgia se acentuaron”. Dijo en la entrevista que la hija de su esposo e hijo ya no viven con ellos en la casa, y que la relación con ellos es “buena” pero que prefiere guardar la distancia. Comentó haber recibido tratamiento quiropráctico, masaje, farmacológico y macrobiótico. De acuerdo con “Nyssa”, la reacción de su familia ante su condición, inicialmente fue de poco entendimiento, pero que en la actualidad gracias a los videos y páginas de internet informativos acerca de la fibromialgia, entienden más. Con respecto a su relación de pareja, comentó que la fibromialgia sí ha afectado, especialmente por el dolor que provocan las posturas a la hora de tener relaciones sexuales. Aseguró que también ha afectado el ambiente familiar, en el sentido de que si salir a pasear implica “caminar mucho”, prefiere no salir. Aseguró no “ser la madre que ellos quisieran tener”.
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En el ámbito ocupacional, compartió que dejó un negocio que tenía en el hogar debido a los dolores. Y en cuanto al desarrollo de actividades cotidianas afirmó que “tener la casa bonita, arreglar el jardín, limpiar la casa” se le dificultaba y la arreglaba cuando podía. Aseguró que de día por medio visitaba a sus papás y eso la obligaba a olvidarse de “los males” porque tenía que “posponerlos para cuidarlos a ellos”.
“Iris” Con vistosas flores “Iris” es una mujer de 49 años, salvadoreña, licenciada en administración y dedicada a la venta de bienes raíces. Mencionó que el papá de sus hijas falleció hace 4 años. Indicó que en ese momento vivía con ellas dos en la misma casa, describió a sus hijas como “buenas muchachas”, responsables, que trabajaban y estudiaban, recalcó que nunca le habían dado problemas. Indicó que la menor de sus hijas tenía un carácter parecido al de ella misma “un poco rebelde”. “Iris” contó tener 4 hermanos varones, vino a Costa Rica siendo joven para terminar el colegio y se quedó cursando la universidad. Describió a su madre como una mujer “más que buena” y su papá también como “muy bueno”, empresario y comerciante. Según indicó, ella consideraba haber tenido una buena infancia, en sus propias palabras, “dentro de una familia no tan disfuncional”. Comentó haberse casado aquí en Costa Rica y divorciarse poco antes del fallecimiento del papá de sus hijas. Según “Iris”, parte del origen de la FM fue su matrimonio, debido a que se casó con una persona a la cual conocía poco y que iniciando la convivencia demostró ser “muy autoritaria”. 3
3
La entrevista con “Iris” no pudo concluirse debido a que tuvo que retirarse antes de terminar. Se acordó reprogramarla, sin embargo, asistió a la primera sesión grupal y no volvió, porque surgió la oportunidad de realizarse procedimientos médicos fuera de Costa Rica y esto le impediría seguir participando.
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4.2 Resultados del proceso grupal
A continuación se presenta la información obtenida de cada una de las sesiones pertenecientes al proceso grupal.
Sesión 1. El diagnóstico De encuentros, disposiciones y novedades. Algunas de las mujeres entrevistadas que habían confirmado asistencia para la primera sesión, no se presentaron, argumentando diversos motivos como presencia de fuertes dolores por la fibromialgia, o porque se encontraban de gira, de forma que el proceso grupal inició con cuatro participantes, a saber: “Zinnia”, “Iris”, “Ágata”, y “Lila”, ésta última se integró unos minutos luego de iniciada la sesión. En esa primera sesión, se realizó un encuadre para definir aspectos organizativos. Seguidamente se procedió a realizar la primera actividad, en la cual se invitó a las presentes a verbalizar aquello que pudieran ofrecer y esperar del grupo, estas fueron sus respuestas:
Cuadro #1. Expectativas de las participantes acerca del proceso grupal
Participante
Ofrecer No quiero dejar quejas, sino que
Esperar mi Ayuda, porque me aislé, quiero la
disposición, mi experiencia sirva a otras fuerza Iris
para
seguir
y
dejar
la
para entenderse a sí mismas, porque a frustración. veces por la frustración hay mucho autocastigo, si esto lo hacía ¿Por qué ahora no?, que aprendamos a aceptarnos.
Ágata
Esperanza de que a través de este taller Dejar
el
temor,
la
negación. 70
vamos a recibir una ayuda mutua y Renunciar al temor y abrirme a la también ayudarles a otras personas que posibilidad de que para todo hay una conozco
que
tienen
este
problema, ayuda. No empastillarme.
trasmitirles lo que aquí aprendimos, que les sirva a ellas también. Yo tengo un ejemplo de mi mamá muy Mi veredicto. Que alguien pueda fuerte, siempre he visto en ella una gran informarse con esto, porque a uno lo Zinnia
fortaleza, y si hay algo que yo quiero aíslan.
No
empastillarme.
Poder
compartir es eso, la fortaleza, de que hay colaborar. que levantarse y poder. Algo donde tener descanso, paz.
Espero que haya un grupo de apoyo y que se publique la investigación.
Lila
Que nos unamos, que entremos todas y ayudemos a otros y otras.
Fuente. Elaboración propia.
Posterior al encuadre, se realizó un caldeamiento utilizando elementos de la sociometría, mapeando características generales del grupo, tales como estado civil, residencia, si tenían hijas/os, si eran hermanas mayores o menores y el tiempo de haber sido diagnosticadas con fibromialgia. Dicho ejercicio reveló que todas las asistentes tenían hijas mujeres, mientras tres de ellas eran hermanas mayores lo que las hacía, en sus propias palabras, “tomar las decisiones y tener mayores responsabilidades”, mientras que la única hermana menor argumento ser por ello “más controlada” por su familia. En cuanto al tiempo transcurrido desde el momento del diagnóstico hasta esa primera sesión de investigación, cronológicamente fueron diagnosticadas “Lila”, “Zinnia”, “Iris” y “Ágata”, la primera de ellas comentó que fue diagnosticada desde 1992, pero sentía dolores desde niña. Al respecto, las mujeres manifestaron que era confuso determinar el
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momento en que apareció la fibromialgia, dado que el dolor se presentó mucho tiempo antes del diagnóstico. Seguidamente se les invitó a hacer un recorrido retrospectivo por el proceso sucedido desde la actualidad hasta el día de su diagnóstico, lo cual se realizó mediante tres sillas que simulaban: la actualidad, el proceso y el diagnóstico. Al llegar a la silla representante del diagnóstico se realizó un psicodrama interno, propiciando la visualización de ese momento, y se les solicitó que le dieran nombre a esa escena, los nombres fueron: Demonio (I), Confusión (Z), Incredulidad (A) y Donato (L). Se hicieron parejas para mostrar, mediante una escultura, lo que fue el momento del diagnóstico, integrando la situación de ambas personas. Cuando se presentó la primera pareja, una participante de la otra pareja se retiró a contestar su teléfono. Esa primera escultura mostraba a “Zinnia” y “Iris” de pie, con su mano derecha en el rostro, apoyando su cabeza sobre ella, mirando hacia arriba, “Zinnia” tenía su brazo izquierdo cruzado sobre el estómago mientras “Iris” tenía su mano izquierda en el bolsillo del pantalón, esta escultura se nombró “se me olvidó… no sé”. La segunda escultura, llamada “responder al dolor” mostraba a “Lila” y “Ágata” de pie, la primera con las palmas de sus manos hacia el frente, a la altura del pecho y los hombros levantados, mirando al frente, mientras “Ágata” se encontraba inclinada hacia el frente, con su mano izquierda apoyada en su espalda, con el puño cerrado, mientras miraba al suelo con el seño fruncido. Para profundizar en ello, se realizó un ejercicio sociodramático, en el cual dos mujeres se sentaron de espaldas, mientras otras dos compañeras de pie, verbalizaban las frases y palabras que las y los médicos dijeron en el momento del diagnóstico. Ante un inicial silencio, se sugirió caminar alrededor de las mujeres sentadas, tratando de conectarse con la situación propia del diagnóstico, lo que facilitó la verbalización.
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En un segundo momento, se les pidió a las dos participantes sentadas que verbalizaran todo lo que les generaban esas palabras del o la médico, para luego invertir roles. Estas fueron las frases dichas durante el ejercicio: Cuadro #2. Impresiones del momento del diagnóstico
Médico
Mujeres con Fibromialgia
Vamos a focalizar algunos puntos.
No sé qué hacer.
Viendo todo el conjunto de cosas.
Tengo que trabajar.
No es nada, es un asunto psicológico.
Me siento frustrada.
Tiene que trabajar a pesar del dolor.
Voy a buscar información.
No se han hecho muchos estudios.
No quiero tomar antidepresivos. Hay que hacer ejercicio.
Sólo los pacientes con cáncer se incapacitan.
Nadie entiende, todos los síntomas los tengo yo. No pueden describir mi dolor.
Si no lo puede hacer igual hágalo, tiene que El dolor no se puede medir. mantenerse. Es la moda, no tiene seguridad de que es eso, está bateando. Me tomo lo que sea con tal de que se me quite el dolor. Lo rechazo.
Fuente. Elaboración propia.
Durante el ejercicio, fue visible que todas las mujeres se mantuvieron sujetando con fuerzas y rigidez sus propias manos, con la cabeza inclinada hacia abajo, al igual que su mirada, y los labios en algunos casos contraídos, mientras que en otros se estiraban hacia un lado o hacia el otro. Al finalizar, se les pidió a las cuatro mujeres que se sentarán de espaldas unas con otras y cerrarán sus ojos, mientras las facilitadoras repitieron las frases dichas por ellas, 73
tanto desde la mujer con FM como en el rol del o la médico. Tras un momento de silencio las facilitadoras preguntaron: ¿Qué les surge al escuchar esas palabras? A lo que respondieron: frustración, cólera, confusión, ¿por qué a mí?, culpa. Para terminar el ejercicio, se les pidió que le pusieran un nombre al momento del diagnóstico, ellas nombran: Tonta (Z), ¡O ser más hijueputa! (L), Frustración (I) y El camino apenas empieza (A). En el sharing, los comentarios del grupo versaron alrededor de dos temas principales, en primer lugar las llamadas “neblinas mentales”, que refirieron a la aparición de problemas de memoria en su vida cotidiana, por los cuales empiezan a olvidar elementos sencillos, lo que les causa mucha frustración, afirmando que anteriormente no sabían que dichas “neblinas” estaba relacionadas con la fibromialgia, hasta ese momento en que notaron que les sucedía a las otras mujeres presentes. Sobre ello una de las participantes dijo: “Empiezo a olvidar lo que quiero recordar y a sorprenderme con lo que está allí”. A parte de ello, las mujeres compartieron otro tema que les era inquietante: sentir que estaban enfrentando la fibromialgia “muy solas”, manifestando que en esa primera sesión se dieron cuenta que habían situaciones que compartían con otras de las presentes. Se rescatan las siguientes frases al respecto: -
“Ha sido un duro período, he enfrentado tres depresiones y casi me suicido, hay que ver para atrás, yo fui una de las primeras en ser diagnosticada en Costa Rica”.
-
“Mis hijas no lo aceptan, dicen que desde que el papá murió están solas, y a mí me da vergüenza no ser la misma, yo he sido muy dinámica”.
-
“Esto me ayuda a poder comprenderlo desde la experiencia de otras, porque muchas cosas son nuevas para mí”.
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En relación con dicha soledad, afirmaron encontrarse con la dificultad de poder expresar cómo se sienten, porque consideraban ser incomprendidas, como lo reflejan las siguientes frases: -
“Yo creo en el poder sanador de Dios, pero las iglesias piensan que uno siempre debe estar feliz, y por eso no les he contado nada, no conté que venía, a veces quizás no van a comprender, aquí es enriquecedor el compartir”.
-
“Mi abuelita me metió un miedo terrorífico al fin del mundo. Pero sabe que, es un derecho expresar lo que sentimos”. Además de estos dos temas centrales, durante el sharing se comentaron otras
inquietudes. Por su parte, “Lila” comentó sobre la progresividad de la fibromialgia en su caso, asegurando haber utilizado un medicamento fabricado en Cuba con el cual se curó por dos años, no obstante, en Costa Rica no estaba a la venta, porque, de acuerdo a sus palabreas, era “barato” y curaba. Finalmente, realizaron un breve comentario sobre lo sucedido en la sesión, manifestando: -
“[La fibromialgia] no me hace sentir nada, porque ya sé lo que es”.
-
“Yo pienso si tuve algo, algún impacto, el origen”.
-
“Estaba inventando, no lo recuerdo [el momento del diagnóstico] porque quede impactada, no lo creía… pienso que si es psicológico es más fácil de superar”.
-
“Yo me iba a suicidar, tuve que ir al psiquíatra. Aquí [en Costa Rica] no se entiende que esto invalida, en España sí pensionarían por esto”.
Apartado contratransferencial 1 Inicialmente, con la ausencia de varias de las mujeres que habían confirmado su asistencia, surgió enojo en las facilitadoras, al considerar esto una falta de compromiso, no 75
obstante, también apareció la duda de si dicha reacción era equiparable a la incomprensión que las mujeres asistentes afirmaron sentir de parte de sus familiares. En cuanto a las mujeres que se ausentaron debido a la fibromialgia, discutimos como el cuerpo de ellas también estaba hablando, a pesar de no hacerlo mediante el proceso grupal. Con respecto a lo suscitado en esta sesión quedaron diversas impresiones. En primer lugar, para ambas facilitadoras fue sorpresiva la discusión de las participantes sobre las neblinas mentales, porque no conocían al respecto, a pesar de haber revisado antecedentes, ante ello surgieron dudas, tales como: ¿Qué es lo que quieren olvidar?, ¿Qué es mejor olvidar? Por otro lado, les llamó la atención como durante la representación del momento diagnóstico, el lenguaje corporal se centralizó en las manos, caracterizándose por la fuerza y la rigidez. Como investigadoras, otro aspecto que llamo la atención fue el rol de hermanas mayores desempeñado por las mujeres del grupo, quiénes desde muy niñas debieron responsabilizarse
de
sus
demás
hermanas/os,
así
como
de
funciones
maternales/parentales, cumpliendo con un rol de género tradicional, establecido socialmente. Ante ello, las investigadoras también reconocieron haber asumido esas funciones en su niñez, lo cual les generaba la sensación de tener que encargarse del bienestar de otras/os, pero a la vez una falta de atención y afecto por parte de sus madres y padres, quienes les consideraron suficientemente independientes como para no necesitar esos cuidados. Además, a las facilitadoras les resonó el ofrecimiento de “Zinnia” de dejar fortaleza, cualidad que vinculaba con su madre, al asociarlo a una cualidad también asociada al rol de género asignado a las mujeres y la religión: la abnegación.
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Por su parte, desde la dirección se discutió si las participantes se sintieron cómodas con la metodología, pues se percibió cierta rigidez corporal y dificultad para mover fluidamente el cuerpo, especialmente en la participante “Iris”, y si esto les había permitido conectarse con sus emociones o por el contrario, quedarse en el plano racional mostrado en la fluida verbalización; otras razones posibles eran las particularidades de la fibromialgia o el desconocimiento de la metodología psicodramática. Además, las facilitadoras reconocieron sentir resistencia con una de las participantes, al percibir de ella pesimismo (manifiesto en sus comentarios y en su constante expresión facial de labios, ojos y hombros caídos), con el cual parecía asustar con la FM a las otras mujeres, además de percibir falta de compromiso e involucramiento, al verla salir a contestar el teléfono en medio de la sesión. Finalizada la sesión, una de las facilitadoras reconoció una sensación de calor, cansancio y tensión en hombros, mientras la otra manifestó dificultad para involucrarse en la sesión. En supervisión, el tutor manifiesto percibir que en el grupo rondaba el asunto de qué las lleva a la vida y qué a la muerte, relacionado con la mención del suicidio, asimismo expresó que la solicitud de publicar la tesis podía verse relacionada con una posición de ayudar a las y los otros. Además, él hizo referencia al enojo de las facilitadoras, el cual versaba entre entender a las participantes y el compromiso de las mismas para con el proceso, el cual no suele hacerse con las partes más resistenciales. Finalmente acotó que tras la depresión existe mucho enojo, lo cual debe tenerse en cuenta.
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Sesión 2. El camino hacia el dolor Aprendiendo de nosotras mismas: Un dramareal. A esta segunda sesión asistieron dos nuevas integrantes “Maya” y “Nyssa”, mientras se ausentaron “Lila” e “Iris” (luego de esta sesión, Iris no asistió más al grupo, por motivos de salud que la llevaban a desplazarse a otro país). Se inició haciendo una “despedida” de aquellas mujeres que se comprometieron a asistir al grupo pero no lograron asistir, a través de la técnica de la silla vacía. Durante el ejercicio, las integrantes reconocieron la presencia de las dificultades, temores y obstáculos que implicaron para ellas poder asistir al grupo, así como la importancia de cumplir con aquello que se comprometieron, decidiendo darse la oportunidad de asistir y aprender, ante esto argumentaron que hay un tiempo para todo, invocando a Dios para que les bendijera y protegiera. Luego de ello se realizó un ejercicio de integración de las nuevas participantes, seguido de una actividad en que se les pidió que escribieran en un papel una pregunta general sobre la fibromialgia, que quisieran hacer a cualquier compañera del grupo. Las preguntas fueron: -
¿Por qué cuando tengo ganas de orinar me dan los dolores de la fibro? (Z).
-
¿Ha tenido apoyo de su familia? (A).
-
¿Cuándo te despertás por las mañanas como te sentís, impotente o vencedora? (N).
-
¿Hay algún grupo de natación que me ayude a aliviar el movimiento? (M). Sobre la primera pregunta, “Zinnia” explicó que era un dolor “terrible” que llegaba
hasta sus piernas, afirmando que se habían incrementado la cantidad de veces que debía ir a orinar (hasta 15 veces), ya que no podía “aguantar”, ello lo asoció al dolor de piernas. Su pregunta fue contestada por “Ágata”, quien respondió que también iba varias veces a orinar, interrumpiéndose incluso su sueño, además de sentir dolor en la cadera, el cual hasta ese momento lograba asociarlo con las ganas de orinar. 78
El tema despertó interés en el grupo, que realizó diversos comentarios alrededor del tema. Las integrantes del mismo descubriendo en ese momento que las constantes ganas de orinar eran un factor común entre ellas, el cual vincularon con la fibromialgia, mencionando que algunas de ellas incluso lo habían justificado como efecto del medicamento. Dichas ganas de orinar fueron descritas como una sensación de dolor “como inflamación”, “Nyssa” lo describió “como la vulva inflamada o adolorida”, afirmando también sentirlo en piernas, rodillas y cadera. Al respecto, “Zinnia” explicó que el dolor de la fibromialgia es un dolor particular, ella lo describió como: “Esa sensación de mucho susto, de que algo va a pasar, mucho miedo y uno siente esa sensación en el estómago, si mariposas… esa sensación pero no sentirla en el estómago sino en un brazo o sentirla en una pierna, es como esa sensación pero a uno le dan ganas de vomitar del miedo, entonces imagínese tener esa sensación en un pedacito del cuerpo, en la rodilla, la cadera, y uno dice ¿qué estoy sintiendo? Y es un dolor muy extraño porque es inexplicable, ya yo identifico que me duele como fibromialgia, que no es otra cosa y últimamente me ha pasado que tengo ese dolor en la vagina, eso es completamente nuevo para mí”. Al consultarles a las demás mujeres si habían sentido ese mismo dolor en la vagina, no lograron definir si había sido así, pero si identificaron claramente el dolor “como de inflamación” en la vulva. En cuanto a la segunda pregunta, ésta fue respondida por “Zinnia” quien contestó sí haber recibido apoyo de su familia, aunque a veces le “sacan muchos chistes”, pero afirmó que ella también los hacía entonces su esposo, su familia y amigos lo que hacían era “unirse al vacilón” en vez de tenerle lastima. La tercera pregunta fue contestada por “Maya” quien aseguró algunos días sentirse impotente y otros vencedora, manifestando que en algunas ocasiones no era impotencia sino tristeza lo que sentía, pues ella trataba de no depender del medicamente: “solo cuando 79
ya no puedo la tomó en la noche”, para reducir el dolor y porque suponía era un relajante muscular, aunque expresó tampoco le había funcionado para eso pues aún se despertaba en la madrugada y el dolor nunca desaparecía (al hacer esa afirmación aparecieron lágrimas en sus ojos). “Maya” relató: “es difícil acostarse así y al otro día despertarse y saber que uno no puede moverse, empezar a asumir el dolor desde que se despierta”, ella añadió que ofrecía su dolor a Dios, pues no quería quedarse acostada sino aprender a convivir con el dolor. Finalmente afirmó sentirse vencedora, en sus palabras: “porque estoy luchando, estoy dando una lucha, de esfuerzo, de seguir adelante”, por lo cual decidió no decirle a la gente que padecía fibromialgia ya que consideraba que con ello se estaba limitando, afirmando que en el grupo fue la primera vez que pudo hablar libremente de lo que sentía: “nadie entiende realmente lo que a uno le duele”. De dicha discusión surgió el tema de los problemas de sueño que manifestaron tener en común, afirmando que les era muy difícil pasar una buena noche porque todo les dolía. En caso de que tomaran pastillas, lograrían conciliar el sueño pero al día siguiente todo les dolería igual, porque durmieron en la misma posición. Mientras el grupo comentaba sobre el tema, “Maya” y “Ágata” mostraban sus ojos brillantes y con lágrimas, al mismo tiempo se observó que todas las mujeres tenían sus propias manos entrecruzadas. En torno a los problemas de sueño, “Ágata” expresó: “hasta ahora estoy cayendo en la razón de que es eso”, afirmando que luego de la sesión anterior llegó a leer, y después de pensar que los problemas de sueño se debían a la edad, al trabajo, al reumatismo o la menopausia, finalmente lograba aceptar que eran por la FM. Por último, “Zinnia” manifestó que al levantarse emocionalmente se sentía vencedora aunque físicamente se sintiera impotente, siendo sus noches de impotente y sus días de vencedora. La última pregunta fue contestada por “Nyssa” quien dijo no conocer ningún grupo de natación, pero sabía que en el CENARE (Centro Nacional de Rehabilitación) daban 80
terapia para la movilidad y flexibilidad en las articulaciones, “Zinnia” manifestó que el ejercicio era su mejor medicina, sin embargo, “Maya” afirmó que había intentado con ejercicios como el spinning y caminar y no había obtenido buenos resultados. Ante la discusión, “Maya” concluyó que su lucha también debía ser no etiquetarse a sí mismas, pues en su caso la recomendación de hacer ejercicio no provocó mejoras. Luego del intercambio, se les indicó caminar por el espacio y se les invitó a recorrer el camino por el cual las había acompañado ese dolor relacionado a la fibromialgia, recordando momentos en que lo habían sentido, las personas que les habían acompañado, las situaciones por las que habían pasado, para que finalmente eligieran uno de todos esos momentos para ponerle un nombre, el cual anotaron en un papel y lo pegaron en la pared. A modo de exhibición artística, cada una de ellas presentó “su obra” describiéndola brevemente, de la siguiente forma: -
La zapatería: la primera vez que sentí dolor en el brazo y me hizo llorar (Z).
-
Desesperación: una madre con su hija, se siente desesperada (A).
-
Me siento como una anciana: una mujer que va a la calle y se siente anciana (N).
-
Impotencia: una mujer luchando por cambiar cosas que no dependen de ella (M). Para la dramatización el grupo eligió la última escena: Impotencia. La misma,
ofrecida por “Maya”, la presentaba a ella sintiendo impotencia (A) en su estómago, la cual, según expresó, estaba ahí por temor pero a la vez le protegía, asimismo identificó dolor (Z) en su vientre. Al preguntarle cuando se había sentido así, ella refirió a una situación en la que tenía 11 años, su padre (ahora interpretado por “Zinnia”) estaba distante, al igual que sus hermanos, mientras su madre (N) estaba aún más distante.
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Figura # 1. Protagonismo de sesión 2
“M”
Impotencia (A)
P (Z)
M (N) Dolor (Z)
Imagen 1. Grama de la dramatización de la sesión 2.
H
Fuente. Elaboración propia. En la escena, la niña de once años le decía a su padre, llorando intensamente, que no quería que se le acercará porque le tenía miedo, en cambio de rol el padre preguntó ¿Por qué?, ella respondió que él nunca estaba cerca pero que cada vez que se acercaba le hace mucho daño, mientras su llanto incrementaba hasta entrecortar el ritmo de su respiración, en ese momento la protagonista pidió “por favor no más”, a lo que la facilitadora le respondió “llegamos hasta donde usted quiera llegar, nadie le va a obligar a hacer nada que no quiera” y se procedió a hacer espejo, distanciándola de la escena para no paralizarla. Desde la técnica del espejo, la protagonista aseguró que ella y su padre no podían hablar, porque él no la escuchaba, ante ello la facilitadora le mencionó que en psicodrama es posible tener esas conversaciones que en otro momento no podrían darse, creando un “aquí y ahora” en que son posibles. La protagonista afirmó que su padre no podía, la facilitadora le preguntó si ella podía, “Maya” lloró asegurando que no, aunque le hubiera gustado tener esa oportunidad de abrirse y escuchar. Cuando la facilitadora le mencionó que esa podría ser su oportunidad, la protagonista manifestó sentir que ese aún no era el momento.
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“Maya” volvió a la escena y le dijo a su padre que no sabía si realmente habría un momento para hablar, en que pudiera entender lo que por tantos años ha sentido, pero que si en algún momento se daba la oportunidad esperaba tener la capacidad para hacerlo. Luego se acercó a sus hermanos y les dijo que a pesar de que ella no existía en sus vidas, ellos si existían en la suya, que le había dolido mucho que no estuvieran “ahí”, pero que les quería mucho. Seguidamente la protagonista se dirigió a su madre (N) y le dijo: “mamá aunque usted no me escuche, yo la amo y la cuido, siempre voy a ser tu apoyo”, espontáneamente, la madre (N) le respondió que la perdonará y le disculpará por no haber estado, ante ello “Maya” volvió a llorar intensamente y su madre la abrazó y le dijo que la amaba. Se quedaron unos segundos en silencio mientras se abrazaban, “Maya” limpió sus lágrimas y regresó a la escena inicial, para decirle al dolor que aún seguía con ella, y a la impotencia que a pesar de estar ahí por el temor, le agradecía el protegerla, y por ello no quería que se fuera del todo. Posterior a esto continuó el sharing, “Zinnia” afirmó que “todas guardamos algo en lo más profundo”, señalando su estómago y llorando, se le ofreció “limpiar” su rol, a lo que ella asintió asegurando sentirse muy cargada, luego expresó su deseo de también dejar salir lo que tenía dentro. “Ágata” agregó: “todas las mujeres, por ser mujeres guardamos mucho, no sé si a los varones les pasa igual, pero nosotras nos encimismamos”, e invitó a “sacarlo” también pero a “tener cuidado con quien se saca” todo esto que se guarda. Por su parte, “Nyssa” quien interpretó a la madre, aseguró que a partir de su rol logró reconciliarse con su hijo que también estaba muy lejano de ella. Finalmente, “Maya” afirmó que todo esto la llevaba a cuestionarse si la fibromialgia tenía que ver con algo psicológico, aunque quizás no lo fuese todo, pero se preguntó “si tan mal estoy psicológicamente” para pasar por eso, además agregó que las cosas que “sacó” en
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ese protagonismo nunca las había podido sacar con alguien más, ni con sus hijas o esposo, siendo sorpresivo para ella “sacar tanto”. A manera de cierre, el equipo facilitador se invitó al grupo a formar un círculo tomadas de las manos, con los ojos cerrados y respirar profundo, tratando de “sacar”, en cada exhalación, todas esas cargas que sintieron y manifestaron querer dejar salir, para irse más livianas a casa. Al tiempo que una de las facilitadoras dirigió esta relajación, “Maya” y “Nyssa” oraban.
Apartado contratransferencial 2 Ambas facilitadoras sospecharon de un posible abuso sexual asociado al dolor de vientre que manifestaba la protagonista, lo cual les generó temor de realizar un manejo inadecuado
durante
la escena que pudiese revictimizar a la participante, así como
preocupación por lo que eso hubiese podido generar en el grupo, al conocer previamente que otra de las participantes ya había sido víctima de violencia sexual. En relación con ello, las facilitadoras notaron una ambivalencia en el rol del padre al que se le reclamaba su lejanía, según refiere la protagonista, pero que a la vez no se quería tener cerca porque hacía daño. Por otro lado, el equipo facilitador se mostró inquietado por el tema de la construcción de género asociada a la fibromialgia. De acuerdo con el mismo, en el caldeamiento inicial las participantes resaltaron el dolor vaginal de la fibromialgia, además, en el desarrollo de la escena apareció el dolor en el vientre y, en el sharing se mencionó que las mujeres tienden a ensimismarse, llevando a las investigadoras a cuestionarse sobre la relación entre la fibromialgia y ser mujer, tema que desde antes del abordaje grupal se discutía, dada la alta prevalencia de la FM en esta población. Por su parte, la facilitadora que dirigió la escena manifestó sentir para con “Maya” un rol complementario de protección, ante una protagonista que percibía como indefensa, 84
con falta de cuido y seguridad, sintiéndose como si fuese una parte de “Maya” que debía sostenerla. Esta misma facilitadora, pasó durante la sesión recordándole a “Ágata” aquellas frases que olvidaba decir durante el desarrollo de la escena en función de yo-auxiliar, no obstante, en el momento en que la facilitadora olvidó una palabra es la misma “Ágata” quien fungió el rol de recuerdo, remitiéndole esto a las neblinas mentales. Al final, esta misma facilitadora afirmó sentir miedo de que las participantes no quisieran volver a la sesión siguiente, porque consideraba que esta segunda sesión fue emocionalmente fuerte, intensa y de mucha exposición. La otra facilitadora manifestó que para ella esa sesión, anudada a la anterior, le remitía que detrás de la depresión había mucho enojo. Mientras su compañera manifestó percibir del grupo una soledad común en que vivían por la fibromialgia. Esta misma investigadora, quien dirigió el protagonismo, manifestó al final de la sesión sentir dolor en su estómago, y la otra facilitadora en su vientre. A propósito de la tendencia común de las participantes a entrelazar las manos, resaltado en la primera sesión, fue de interés para las investigadoras que en la segunda sesión volviese a presentarse la misma tendencia, lo cual cobró relevancia para ellas cuando durante la supervisión, una de ellas mencionó trata de “poner en manos de las participantes la escenasituación para que puedan controlarla”. En cuanto al tutor, el consideró una posible vinculación entre la impotencia y la muerte, así como entre el vencer y la vida, además de preguntarse que había tras el dolor y la impotencia reflejados en el protagonismo.A partir de lo sucedido en el protagonismo y el sharing, el tutor consideró que las defensas de las participantes las habían protegido mucho, y que de allí parecía surgir una solicitud de mayor protección para hablar de temas para ellas más fuertes. Ahunado a ello, el tutor prestó atención a la cuestión de “hablar pero no hablar” propia de una dinámica histérica.
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Sesión 3. Cosa de mujeres De añoranzas, sentimientos encontrados, nostalgias y revivencias. A esta sesión asistieron las cuatro participantes de la semana anterior, sumándose nuevamente “Lila”. Para esta sesión se retomaron los temas traídos por las participantes y se trabajó en torno a la construcción de la identidad de género. Sentadas en círculo, se les pidió a todas las mujeres que se mirarán a los ojos para reconocerse, luego que los cerraran y se tomaran de las manos, sintiéndose las unas a las otras. Luego se les solicitó que abrieran los ojos y recorrieran el espacio que se había convertido en un armario de mujer. En él podían encontrar accesorios variados, que podrían colocarse y les harían transformarse en un tipo particular de mujer, la cual saldría de su interior, espontáneamente. De esta forma, poco a poco las participantes se fueron transformando en diferentes personajes de mujeres, que simultáneamente interactuaban en el espacio grupal. Los personajes que surgieron fueron: -
Una filósofa a la que no le interesaba el llanto de otra mujer “con el corazón roto”.
-
Una mujer de viajes, la cual aparece en varias ocasiones, en primera instancia como una mujer de negocios, en otra como una mujer joven, y en una más como mujer que pasea.
-
Una bailarina.
-
La mujer que trabaja.
-
Una mujer obsesionada con la limpieza porque el esposo le va a pegar si está sucio el hogar, siendo también un personaje que se repite.
-
La niña que estudia mucho junto a una dama del siglo XIX que le dice que no lo haga porque eso es de hombres.
-
Una mujer que se tapa el rostro, apareciendo interpretada por varias participantes. 86
-
La que acompaña a los funerales.
-
Una mujer que enseña la piel. Luego se les invitó a todas las mujeres a ser niñas, y a jugar aquellos juegos que
jugaban en su infancia, surgiendo algunos como “arroz con leche” en su versión no machista, como indicó una de las participantes, además de “suiza”, “ambo” y “zapatito cochinito”; durante este último juego “Lila” sacó el celular y se retiró a hablar, al regresar las facilitadoras volvieron a solicitar, por respeto a las demás, no contestar llamadas, ella se disculpó por ser una llamada de su hermano con quien nunca habla. Una vez que jugaron se les incitó a buscar un lugar en el espacio en que se sintieran cómodas, una vez en él, se guío un psicodrama interno de momentos en que jugaban de niñas, recordando las frases que las personas adultas les decían mientras jugaban, surgiendo las siguientes: -
Levántese de ahí.
-
Maneje más rápido.
-
Las chiquitas no se acuestan en la calle.
-
Ponga las sillas en su lugar.
-
Venga lave los trastes.
-
¿Por qué esta acostada en la calle?
-
Que sucia que anda, parece un limpión.
-
Piojosa.
-
¡Péinese!
-
Que chiquilla más peleona.
-
Las niñas no usan jeans como los chiquitos.
-
No se meta en las conversaciones de adultos.
-
¡Usted si es llorona!
-
¿Por qué no juega con muñecas como las chiquitas normales?
-
Demuestre que usted puede.
-
¡Vaya a cuidar a sus hermanos! 87
-
No ande en bici.
-
Siéntese y deje de hablar ¡Coma!
-
Qué linda que se ve.
-
Parece un león, toda despeinada.
-
Está muy flacucha.
-
Aprenda a andar en tacones.
-
No se deje, las niñas no hacen oficio.
-
No le dé beso a su papá.
-
Ayude a su mamá.
-
Si se porta bien le traen una muñeca. Esta es la última muñequita que le trae el niño.
-
Aprenda a hacer oficio.
-
Este año le traemos manzanas y frutas. Seguidamente, se orientó a visualizar un juguete de la infancia que fuese muy
significativo para cada una de ellas, y que al abrir los ojos personificarían ese juguete, aparecieron: -
Una muñeca pelirroja (M).
-
Una muñeca rubia (A).
-
Un muñeco paco (N).
-
Perrito (Z).
-
Un rompecabezas (L).
Los juguetes empezaron interactuar entre ellos, y luego se le invitó a cada uno a decirle a su respectiva dueña algo que necesitaba saber. La muñeca pelirroja afirmaba sentirse triste porque estaba en el techo abandonada y nunca la fueron a buscar, “Maya” le dijo que pobrecita, que le dolía mucho que sus hermanos la hubieran tirado al techo, que la extrañaba mucho porque era su mejor amiga y que nunca iba a tener una muñequita que quisiera tanto como ella, que gracias por acompañarla.
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La muñeca rubia, le dijo a “Ágata” que sabía que ella pensaba que se la darían a su hermana, sin embargo se la dieron a ella, y “Ágata” le respondió que fue tan feliz y que la quería mucho. Por otro lado, el muñeco Paco le preguntó a “Nyssa”: ¿Porque solo en Navidad?, y ésta le confesó que ella le vio antes de que se lo dieran como regalo y sus padres solo le dejaron que lo volviera a ver hasta diciembre ̶el día de navidad ̶ y volvieron a guardarlo, por lo que ella pasaba todo el año mirando hacia arriba del armario en que lo tenían guardado, donde solo se le veía una “patita”. Por su parte, el perrito le reclamó a “Zinnia” el haberlo dejado “botado”, ante lo cual ella lloró y pidió que la perdonara, pues no fue su intención. Además le comentó entender ahora que él estaba justo cuando su hermana mayor se iba, que era la que siempre la protegía, entonces ella se refugiaba en él. El rompecabezas le dijo a “Lila” que ella tenía que crecer, que ya no era una niña, que esos tiempos ya pasaron y no volverán, ésta con lágrimas en los ojos y tras unos minutos de silencio, le aseguró que algún día lo buscaría para saber cuál es la pieza que le faltaba. Luego del diálogo con los juguetes, se les pidió a las mujeres volver a su lugar y se les invitó a pensar en una escena que les trajera ese juguete, lo primero que les surgiera espontáneamente, dando un paso al frente aquellas que deseaban conversar más a fondo con su juguete. El grupo eligió a “Lila”, a quien se le pidió que diera un nombre a esa escena evocada por el juguete, ella le dio el nombre de “estudio”. En la escena aparecía “Lila” sentada en el suelo apoyada en una silla sobre la cual tenía sus cuadernos y estaba haciendo la tarea de “estudios sociales”, siendo una niña aún. Se le preguntó a la protagonista que sentía en ese momento, la respuesta fue tranquilidad (N), asimismo explorando si había alguien más en la escena, se identificó a la madre (Z), quien desde la cocina le decía que estudiara. La facilitadora buscando aclarar, preguntó: “¿entonces te sentis tranquila?”, la protagonista agregó: “y pesada”. Se le preguntó si había alguien en particular con quien se 89
siente así, tranquila y pesada a la vez, afirmó que con la madre, a la cual ubico sobre la silla donde anteriormente tenía el estudio, mientras ella se ubicaba al frente con la tranquilidad (N) en el pecho y la pesadez (M) en los hombros. Figura # 2. Protagonismo de sesión 3
Pesadez (M) M (Z)
“L”
Tranquilidad (N)
Fuente. Elaboración propia
En cambio de rol, la pesadez le dijo a “Lila” que ella era provocada por la neurosis de su madre y los pleitos con papá, porque su madre quería que hiciera todo lo que ella no hizo, porque quería que fuera alguien en la vida, ser un superhéroe. “Lila” empieza a llorar frente a su madre, pero en cambio de rol la madre se mostraba indiferente y le decía que ella debía estudiar para ser alguien en la vida. Al volver la protagonista a su lugar, la facilitadora le sugirió a “Lila” que le dijera a su madre lo que había descubierto, pero ésta solo le dijo “pobrecita mami, usted me da lástima”, ahora sin rastros de llanto. En doblaje la facilitadora le repitió a la madre lo que la pesadez había revelado, a ello “Lila” agregó que ella no podía hacer por su madre lo que ésta no hizo por sí sola, porque ella no era un superhéroe, sino una persona normal, y así quería ser. Seguidamente, “Lila” se despidió de su madre diciéndole que ella no estaba más presente y que se fuera tranquila. A la tranquilidad, representada por “Nyssa”, la más alta de todas las participantes, le dijo que quería que creciera y fuera cada vez más grande; por 90
su parte, a la pesadez, representada por “Maya” la más pequeña de las participantes, le dijo que quería que se hiciera chiquita. Finalmente, se le invitó a cada participante a despedirse de su juguete y agradecerle por haber asistido a esa sesión, por su parte “Zinnia” aseguro no sentirse lista para deshacerse ni de su perro ni de un muñeco llamado Kiko, pues ambos representaban personas que en algún momento perdió, “Ágata” le dijo a su muñeca que fue uno de sus juguetes preferidos y se despidió prometiéndole que siempre le iba a recordar como una muñeca preciosa que siempre anhelo y logró tener. Por su parte, “Maya” le dijo a su muñeca pelirroja que siempre estuvo en un “rinconcito” de su corazón, que fue su primer y único juguete, llenando “muchos momentos de soledad” con lo cual creía haberse refugiado en ella, y se despidió recordándola con “mucho cariño” y que siempre la tendría allí. “Nyssa” le dijo a su juguete que al igual como llego se fue, como un recuerdo y que lo dejaba ir, mientras “Lila” le aseguró a su rompecabezas que lo iba a armar otra vez para ver que parte le faltaba. Ante esto “Zinnia” lloró intensamente sin poder hablar, a lo que una de las facilitadoras le preguntó si necesita algo, ella respondió que a pesar de no ser psicóloga tenía “mucho de” y sabía reconocer sus “propios demonios”, con ello reconoció que su perrito representaba a su hermana mayor, a quien describió como una figura que le propició mucha seguridad, afirmando que cuando dicha hermana se iba ella se aferraba a su perro, agregó que lleva 8 años de no hablarle a esta hermana. Asimismo, la participante afirmó que acababa de entender porque se aferraba tanto a otro juguete que tenía, llamado Kiko, comentando que éste representaba a su hija, con quien había tenido conflictos que incluso llegaron a hacerla sentir que no quería vivir, mencionó notar que ante la ausencia de su hija ella besaba, abrazaba y se aferraba “fuertemente” a su peluche, sintiendo que se repite la misma situación cada vez que pierde a alguien. Comentó que ante el conflicto con su hija, de día no sufría mucho porque pasaba ocupada, excepto durante el proceso psicodramático en el que se encontraba, que para ella era “como una catarsis”, agrega que de noche ha estado recordando a su hija cuando era niña, llegando a sentir incluso su olor. 91
Una de las facilitadoras invitó al grupo a propiciarle a “Zinnia” esa sensación de protección, que manifestaba sentir de sus juguetes, posibilitándole decir a su hermana e hija lo que deseaba decirles. A la primera le dijo: “por favor no haga más daño” y a su hija le expresó que la extrañaba y que sentía mucho dolor. Posterior a ello se realizó el sharing, en el cual “Maya” mencionó haber asumido desde muy pequeña un rol de cuido de sus hermanas/os menores, “echándose una carga” que no les correspondía, y que en ese momento quería dejar, lo cual es compartido por las otras participantes. Por su parte “Ágata” mencionó que en su caso el estudio siempre represento una carga que le generaba pesadez, pues su madre la comparaba con su hermana quien leía fluidamente y a ella no le gustaba mucho leer, lo cual le marco de niña; “Nyssa” aseguró haber deseado que la “empujarán” o motivaran más en los estudios pero no lo reclamaba, agregando que ella sintió deseos de protagonizar una escena en que le decía al rompecabezas de “Lila” : “ya no te voy a usar más”. Por su lado, “Lila” dijo que durante su protagonismo sintió que, en algún momento del cambio de rol con su madre, se le nubló la mente, percibiendo una sensación similar a la sentida semanas atrás en un tornado que atravesó Heredia, una sensación turbulenta “como sí me hubieran agarrado y me hubieran metido en el centrífugo de la lavadora”, y que de allí en adelante le fue difícil conectarse, ante ello comentó que a veces se preguntaba de qué servía descubrir, pues llevaba 25 años “dele y dele” con profesionales en psicología y psiquiatría y esta situación con su madre aún le afectaba. Ante ello “Zinnia” manifestó que para ella no se trataba de “descubrir para algo” sino que al descubrir algo sobre sí misma, internamente se liberaba, a lo que “Nyssa” agregó que la semana anterior sintió en “Zinnia” como un escudo, percibiéndola, en esa tercera sesión, más libre. “Zinnia” manifestó que la semana anterior sintió “muchas cosas” porque además de que los conflictos con su hija habían sido difíciles para ella, ya que “los hijos son insustituibles, como la madre”, sintió que se llevó “una pesadez” de la sesión previa, la cual
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“fue muy ruda”, provocándole deseos de no volver al grupo, pero afirmó que su madre le “regaño” impulsándola a cumplir su compromiso. La sesión finalizó con un ejercicio en que las participantes podían dejar y llevarse algo, entre lo que dejaron sobresalieron la pesadez, la incertidumbre, la carga de adultez que le pusieron desde niña y un “no me toca”. Por su lado, se llevaron paz, tranquilidad, el perro, confianza, el juego y la inocencia para no sufrir. Las facilitadoras dejaron roles impuestos desde niñas, llevándose la libertad de ser lo que eran.
Apartado contratransferencial 3 La facilitadora que condujo el protagonismo manifiestó que durante el desarrollo del mismo, sintió mucho enojo hacia la madre, deseos de reclamarle, pero también cierta frustración pues consideró que no pudo estimular la espontaneidad por parte de “Lila”, percibiendo de ella mucha rigidez e incluso racionalidad ante la situación, además, expresa sentir que desde la situación vivida la semana anterior, sintió que debía cuidar a las participantes, no hacerles daño, sino protegerlas. Esta misma facilitadora menciona sentir la responsabilidad de “hacerlo bien”, preocupación que manifiesta desde la primera sesión, sintiéndola una obligación. La otra facilitadora sintió que el cambio de rol se estaba haciendo de forma muy automática, y por tanto, las escenas se desarrollan mecánicamente, con poca fluidez de las participantes. Las facilitadoras también subrayan el hecho de que “Zinnia” en ambas sesiones, había asumido el rol de aquella persona con quien se mantenía el conflicto, o el rol ambivalente, lo cual podía vincularse con las cargas tensionales que ella manifiestó haberse llevado a casa.
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Sesión 4. La máscara Confrontaciones, reflejos y reconocimientos que desenmascaran el dolor. Al iniciar la sesión se les preguntó a las participantes si alguna necesitaba comentar algo de cómo se había sentido durante la semana, “Zinnia” comentó una situación que se le presento en su trabajo, acerca de una clienta que no entendía lo que ella le explicaba, a pesar de los múltiples intentos por hacerla comprender, lo que la llevo a cuestionarse a sí misma como docente (su profesión), provocándole sensación de fracaso y aceleración, además de dolor de cabeza. La misma integrante comentó también que ese día almorzó “en carrera” y durante su viaje en bus leyó un libro donde un protagonista hacia “el amor” con una mujer, lo que la aceleró aún más, concluyendo que tener mucho trabajo le hacía bien. “Nyssa” comentó que esa semana descubrió algo interesante: recordando haber mencionado la sesión anterior que su madre y padre guardaban los juguetes en la parte más alta de un armario, aprovecho en la visita de su padre para conversar con él sobre el tema y este le comentó que cuando los juguetes estuvieron guardados nunca les paso nada, pero cuando los sacaba le quebraban la “manita”. La participante manifestó como a partir de esa conversación comprendió que guardaban los juguetes para que no los “despedazaran”, ante ello, “Zinnia” preguntó cuándo les daban los juguetes, a lo cual “Nyssa” respondió que solo para navidad, nuevamente su compañera agregó “ósea, los juguetes no eran suyos eran prestados, prácticamente”, “Nyssa” asiente y añade que su padre quería conservarlos. Por otro lado, “Maya” aseguró encontrarse físicamente muy agotada desde la segunda semana (que protagonizó), sintiéndose muy adolorida, desde los nudillos de los dedos, las manos inflamadas y la espalda, sobre todo, aunque se preguntó si el clina influía en ello; además expresó su deseo por dormir. Sobre este tema, “Nyssa” reveló haber pensado en llevar un diario para entender en que momentos el dolor incrementaba y en cuales disminuía, pues existían “crisis y planos, llanos”, pero indicó que asistir al grupo le “ayuda un montón”.
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En contraste, “Ágata” comentó sentirse “muy” bien, indicando que el fin de semana fue diferente, pues salió de su rutina, con un grupo de la iglesia, y caminaron “montones” a una catarata, llevando juguetes, ropa y comestibles para unas familias, lo cual la hizo sentir muy útil, y percibió que el dolor asociado a la fibromialgia, como el de los nudillos, no estaba, por el contrario, cuando hacía el aseo de la casa ̶en el cual se declara dedicada pues le gusta tener todo “muy bonito” ̶ el dolor aparecía, concluyendo que cuando dejaba de hacer labores domésticas y se daba espacios de relajación y contacto con la naturaleza, en los que se sentía útil, percibía sentirse física y emocionalmente “muy bien”, considerando entonces que las mujeres con FM debían darse dichos espacios “para poder”. “Zinnia” comentó que para ella el dolor disminuía entre mejor se sentía, mientras aumentaba cuando más mal se sentía, haciendo referencia a las tres semanas anteriores a la cuarta sesión (cuando inicio el proceso grupal), en las cuales mientras estuvo ocupada no tuvo tiempo para que le doliera, se olvidaba de ello y negaba la enfermedad, lo cual para ella no era curarla mágicamente, tampoco no aceptar que se tenía fibromialgia, sino rechazar los dolores. Por otro lado, “Lila” afirmó, con lágrimas en los ojos, que paso la semana con mucha pesadez que le provocó dolor y cansancio, porque se fue muy enojada por haber “sacado” y no saber si podía canalizarlo, además, relató que ella habló en algún momento con su mamá sobre el tema protagonizado y su madre le dijo que la estaba agrediendo y le pidió que se fuera. Ante ello “Zinnia” comentó que cada una “agarra el pedacito que le corresponde” porque en la fibromialgia no todas sentían lo mismo, ni siquiera el mismo nivel de dolor, poniendo como ejemplo su caso personal, en el cual ante el cansancio lo único que desea es quedarse en cama. En torno al tema, “Nyssa” agregó que cuando se aplicaba el psicodrama era algo en que “vamos” y no que “el río nos lleva”, y que cada una tenía su propio momento, su propio análisis y que lo curioso era que aún cuando a una “le toca”, a todas “les toca”, porque hay aspectos compartidos.
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Al mismo tiempo, “Maya” refirió que para ella no estaban trabajando únicamente los síntomas de la fibromialgia, sino que era algo más integral donde trabajaban otros aspectos de su vida. Además, esta misma participante comentó que aun cuando la FM la afectaba emocional y físicamente, existiendo días de estrés, ella procuraba manejar el dolor para ir a visitar a su madre, pues aun cuando ésta no le reclamará, ella lo hacía porque quería. A ello “Nyssa” agregó que con respecto a sus responsabilidades, ella había decidido que si no las hacía “hoy” las hacía “mañana”, mientras “Zinnia” aseguró, alrededor del tema, que a los hombres se les permitía descansar, mientras que las mujeres no podían estar cansadas, afirma: “Uno se ha acostumbrado a que la vida en general no debe cansar y que el hombre viene cansado porque viene de trabajar”. Añadió que cuando ese nivel de “corre corre” ya no lo aguantaban, el cuerpo se empezaba a enfermar. Consecuentemente, le preguntó a “Maya” que dentro de sus deberes ¿dónde estaba ella?, a lo que ésta respondió que aun cuando iba a ver a su mamá sin que hubiera “nada allí” el solo hecho de visitarla le producía satisfacción, y si no asistía sentía que le estaba fallando, a pesar de que su madre no le reconociera, concluyendo: “es mi satisfacción personal, porque si no lo hago siento que no estoy haciendo bien”, agrega que si llegaba cansada a su casa no se exigía más allá de lo que podía dar.“Zinnia” mencionó que su mamá le preguntaba si la FM le impedía “hacer el amor”, porque a una amiga el esposo le había dejado porque no quería hacer el amor, a lo que ella le contestó: “no me pregunte lo que no le importa” añadiendo que a ella eso no le pasaba, las demás participantes se rieron. La misma integrante del grupo continúo preguntando a “Maya”: “¿dónde está usted?” Al señalar que le parecía que ella visitaba a su madre no porque le hiciera bien a sí misma, sino porque sentía que estaba mal no ir. Posterior a ello, “Zinnia” les preguntó a las investigadoras porqué eligieron investigar sobre fibromialgia,
a lo que ellas refirieron a su interés por trabajar las
temáticas de género y la corporalidad hablante, asegurando que al revisar temas posibles se encontraron con la fibromialgia, sobre la cual se había tendido, desde un enfoque 96
biomédico, a callar los síntomas, por lo cual desde su perspectiva el interés fue más bien escuchar y prestar atención a lo que ese cuerpo expresaba a través del cansancio y el dolor. En relación con esto, “Lila” afirmó que hubo algo que ella entendió, al descubrir que el parto de su hija (el cual definió como traumático para ambas, porque las dejaron solas) fue el momento en que empezó a enfermar, o más bien a sentir el dolor de la fibromialgia “más fuertemente”, pues aseguró haberlo sentido desde siempre, agregando que también su hermana y la joven que le ayudaba con el oficio doméstico tenían fibromialgia. Continuó diciendo que a ninguna de las otras participantes había llegado al mismo nivel de dolor que ella, ante lo cual las facilitadoras aclararon que el dolor parte de la percepción de cada una, por lo cual no puede ser valorado según un criterio general, ante ello “Zinnia” manifestó que en su caso, para el dolor, ella no soportaba un masaje pero que le encantaba el agua hirviendo como “para pelar papas”. “Lila” insistió que ella había llegado a percibirlo como “quemadas” y en esos momentos había recibido atención de la cruz roja, algunas de las participantes también afirmaron haber sentido las quemaduras, mientras otras se manifestaron sorprendidas. Las participantes mencionaron que durante el proceso habían podido percibir “cosas en común” que no sabían que tenían. “Lila” concluyó asegurando que ella estaba muy enojada por el encuentro con la madre (en la sesión anterior) pero que el proceso había sido maravilloso para ella, que le gustaba y asistía feliz. Posterior a esta discusión se les invitó a caminar por el espacio, cada una como si estuviera sola, para encontrarse con alguien que ya conocían, a partir de lo cual se guio un psicodrama interno, con los ojos cerrados, para propiciar el encuentro entre las mujeres del grupo y la fibromialgia. Durante la visualización, algunas expresiones corporales notorias en las participantes fueron sus manos entrelazadas, las cejas arrugadas, la curvatura de sus labios hacia abajo, una de ellas caminó hacia atrás, otras mantenían sus cabezas abajo excepto “Lila” quien la sostenía hacia el frente, con los labios contraídos.
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A través del psicodrama interno, se les oriento a mirar detalladamente la FM, sus colores, texturas y formas, logrando reconocer como cada una de ellas se sentía frente a la FM, si surgían olores, sabores u otras sensaciones. Luego de ello, con el material visualizado se les invitó a elaborar individualmente una máscara de la fibromialgia. Exceptuando a “Nyssa”, todas se sentaron silenciosamente a realizar la tarea en el suelo. Durante la creación “Nyssa” dijo: “la fibromialgia es mi amiga, aunque sea fea es mi amiga”, lo cual fue reafirmado por “Maya. Los resultados de las máscaras fueron: -
“Ágata”: una cara redonda y blanca, con dibujos de ojos negros y boca roja, además de un gran círculo negro sobre la cabeza.
-
“Lila”: un cuerpo completo pequeño, dos semicírculos grandes y negros como ojos, visiblemente demarcado el cerebro a través de estrías rojas, que continuaban hasta marcarse más fuertemente en la boca, la columna vertebral estructurada también en color rojo. En el reto del cuerpo aparecían pintas amarillas, las manos eran celestes y alrededor de la imagen pintas azules.
-
“Zinnia”: un cuadrado negro únicamente con dos hoyos para los ojos, que se tapaban con largos cabellos cafés y blancos elaborados en lana, que colgaban desde la frente hasta la barbilla.
-
“Nyssa”: un cuadrado verde, con todo su borde entrecortado, hoyos para los ojos y la nariz, mientras el espacio de la boca era demarcado por brillantes puntos rojos. Un lazo verde brillante en la frente y hojas amarillas en el lugar de los oídos.
-
“Maya”: un rectángulo vertical amarillo, arriba nubes grises y abajo líneas horizontales ondulantes, un orificio para un ojo, para el otro un predominante lazo rosa con morado bordeado por una tira de lana roja que colgaba por todo el rostro, un hoyo para la nariz.
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Foto #1: Elaboración de máscaras
Seguidamente se les solicitó que se pusieran la máscara y dieran vida al personaje que para ellas era la fibromialgia, que caminaran, se movieran y hablaran como ella. Las frases que surgieron durante el ejercicio de personificación fueron:
-
Lo logré hacer, no deje que se levantará.
-
Soy agresiva cuando tomo ese cuerpo, aun así ella no se deja vencer.
-
Soy como una sanguijuela, me meto en el cuerpo.
-
Ardo, punzo, duelo, quemo, hiero.
-
Incapacito, doy impotencia.
-
No la dejo dormir.
-
Le doy calor, insomnio, desesperación, depresión, temor.
-
Le pongo los ojos borrosos. 99
-
No la dejo comer, bañarse.
-
Doy miedo.
-
La quemo, la aplasto.
-
La dejo indefensa, la ahogo.
-
La hago que se suicide. Luego se les invitó a hacer espontáneamente una escultura de la fibromialgia, todas
juntas. En la forma, “Zinnia” se ubicaba atrás, con el cuello amarrado y los puños cerrados, la cabeza abajo, “Maya” frente a Zinnia, arrodillada e inclinando su tronco al frente con las manos atadas; adelante y a la izquierda “Ágata” se ubicaba de rodillas con la cabeza abajo y las piernas amarradas; “Nyssa” a la derecha con un chal negro sobre los hombros, manteniendo la cabeza baja, los brazos extendidos con los dedos de las manos semidoblados rígidamente, simulando garras; y “Lila” frente a “Nyssa” estaba de pie con un encendedor en su mano derecha, como se grafica a continuación:
Foto #2: Escultura colectiva de la Fibromialgia
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Desde el lugar donde se ubicaban, se les pidió decir una palabra, las mismas fueron: cansancio (“Nyssa”), agotamiento (“Maya”), dolor (“Zinnia”), tristeza (“Ágata”) y muerte (“Lila”). Seguidamente se procedió a utilizar la técnica de espejo que permitió a cada una a salir de la escena para mirar la escultura desde fuera. Las palabras que surgieron de esta segunda posición fueron: abatidas (“Nyssa”), impotencia (“Maya”), tristeza (“Zinnia”), invalidez (“Ágata”) y conformidad (“Lila”). Durante la escultura fue posible ver como la fibromialgia les ataba las manos (M) y los pies (A), se ajustaba en el cuello (Z), se llevaba sobre los hombros (N) y quemaba las manos (L). A continuación, se les pidió dejar las máscaras y accesorios en el suelo, y se les incitó a caminar alrededor de las mismas, mientras se les preguntaba si surgía algo que quisieran trabajar al mirar las máscaras, así aparecieron las potenciales escenas: “fuera” (A), “extraerla” (L) y “maquillaje” (N), el grupo eligió la primera. En la entrevista a la protagonista, ésta mencionó que “fuera” era su deseo porque la fibromialgia ya no estuviera en su vida, sacándose ese peso. En el desarrollo de la escena, ella se sentó frente a la fibromialgia (N), sintiendo el peso (S) en la cabeza y el dolorcansancio (M) en la cadera y piernas, que irradiaba a hombros y costilla. En cambio de rol, la pesadez le dijo a la protagonista que no podría dormir y que seguiría sintiéndose mal, pero también afirmaba repetidamente: “te va doler-echa ese dolor”, ante lo cual Ágata” afirmaba sentirse confundida por la pesadez. El dolor, en cambio de rol, traqueaba y decía agudizarse con el cansancio y el conflicto. En ese momento “Ágata” se dirigió a la FM y le exigió que la dejara en paz y se fuera, mientras la FM le decía que iba a causarle más dolor, imposibilitándola, manifestando ser poderosa y doler, “Ágata” le repetía que no iba a poder, pues ella se iba a sobreponer, aunque aseguraba no entender porque la FM quería destruirla, a lo que la FM le respondió que no iba a poder, pues no la iba a dejar en paz porque le gustaba hacerle daño, ante la duda de “Ágata” del porque quería dañarla, la FM argumentaba que se debía a que la mujer tenía sentimientos encontrados y asuntos no resueltos. “Ágata” empezó a llorar y dijo saber cuáles eran esos asuntos que no dejaban que la FM se fuera. 101
De esta manera se incorporaron los asuntos no resueltos (L) a la escena, “Ágata” afirmó no querer explicitar de que trataban esos asuntos, aunque ella tenía claro cuáles eran, además manifestó que estos le hacían sentir culpa e impotencia. Figura #3. Protagonismo de sesión 4
Pesadez (Z)
A
Asuntos pendientes (L)
FM (N)
Dolor (M)
Fuente. Elaboración propia.
A partir de ello, utilizando la técnica de maximización, la pesadez, el dolor, la FM y los asuntos no resueltos le repitieron a “Ágata” lo que la hacían sentir, con lo cual la protagonista lloró intensamente y enojada. Se le invitó a golpear cada uno de esos elementos que la atormentaban, lo cual fue aceptado por “Ágata”. En sustitución de las yoauxiliares, la protagonista golpeo las sillas mientras lloraba, luego guardó silencio y respiro profundamente, acercándose a los asuntos no resueltos y diciéndoles que era hora de resolverlos, buscando ayuda espiritual y terapéutica, pero sobre todo, pensando más en ella misma y empujando esos asuntos para que se fueran. Seguidamente “Ágata” se enfrentó a la fibromialgia, expresándole que quería que se fuera en un chistar de dedos, pero sabía que no sería así, con lo cual cerro sus ojos y manifestó que al pensar más en sí misma y arreglar sus asuntos no resueltos, la fibromialgia se iría y con ella el dolor y la pesadez. 102
La facilitadora le solicitó que se mantuviera con los ojos cerrados, y le propuso reproducir con su cuerpo esa sensación que le provocaba hacer cosas por sí misma, para que finalmente pudiera irse la FM, el dolor y la pesadez, ella empezó a moverse ligeramente, los brazos y las piernas livianos se movían de un lado a otro, mientras respirando profundo y sonreía. La facilitadora invitó al resto del grupo a participar de este “hacer por una misma” y se acercaron todas las demás mujeres bailando, moviéndose suavemente hacia los lados y respirando profundamente. Es importante mencionar que “Lila” se retiró cuando los asuntos no resueltos (rol que asumía en escena) fueron empujados hacia fuera por “Ágata”, porque debía volver al trabajo. Luego de ello, se abrió el espacio para el sharing, en el cual “Nyssa” manifestó sentirse triste pues creía que “Ágata” no quería aceptar que tenía fibromialgia, a ello “Zinnia” afirmó que alguien les dijo que tenían, y ella podía aceptar que lo tenía pero rechazar ese dolor, hablar y pelear con él, mientras “Ágata” afirmó que creía que las otras mujeres estaban confundidas, pues ella no negaba tener la fibromialgia, pero sabía que la mente tenía mucho poder y para salir adelante necesitaba apoyo para canalizar los asuntos pendientes, dijo así necesitar a Dios, hacer cambios en su vida y pensar más en ella misma.
Apartado contratransferencial 4 A partir de los comentarios iniciales, una de las facilitadoras manifestó sentir pena por el dolor sentido por “Maya”, asimismo, por la situación enfrentada por “Lila” durante la semana. Durante el caldeamiento, aseguró sentirse arraigada a la tierra y la naturaleza, al mirar sus pies descalzos en el suelo se logró transportar a la playa. Además, de parte de esta misma facilitadora, había satisfacción con respecto al trabajo logrado, porque sintió que finalmente el enojo logró salir, sin embargo, hubiese 103
querido propiciar el ambiente para que la protagonista enfrentara sus asuntos no resueltos de manera directa. En cuanto al momento de elaboración de las máscaras, ambas facilitadoras manifestaron sentir ternura por las participantes, al mirarlas como niñas en el suelo, concentradas y silenciosas, siendo sorpresivo para ellas que pudieran optar por una posición corporal que pensaban les causaría dolor. La otra facilitadora sintió escalofríos al ver a las mujeres personificando la fibromialgia, la cual se mostraba amenazante, cruel, pesada y sombría, así mismo manifestó tristeza por la manera en que las mujeres expresaban que la fibromialgia limitaba sus vidas. Esta misma facilitadora sintió incomodidad porque “Lila” se dio media vuelta e hizo un gesto burlón, cuando la protagonista estaba sacando su enojo. Posteriormente experimentó enojo cuando “Lila” pidió retirarse antes de finalizar la sesión debido a un asunto de trabajo, ya que le pareció irrespetuosa su actitud.
Sesión 5. Un cuerpo que habla La radiografía de dolores compartidos: sentirse en la piel, conocerse, expresarse y sersolidarias… Dejar atrás. Para esta quinta sesión “Zinnia” no asistió y “Nyssa” llegó tarde. Al inicio las participantes empezaron a comentar sobre cambios que hicieron durante la semana transcurrida, de esta manera “Lila” manifiesto su deseo por hablar con la FM pero en su casa nadie podía ayudarle, pues su hija se ponía mal si la veía mal, entonces intento hacerlo a solas, asegurando que en la clínica del dolor le insistieron que practicara una disciplina deportiva, que quizá por disciplina le ayudaría, pero el ejercicio no funcionaba para ella, además, dijo ya estar cansada de sentirse institucionalizada, impotente. Finalmente, la
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participante comentó que esa semana utilizó música para dormir y logró conciliar mucho mejor su sueño. Por su parte, “Nyssa” afirmó hacer estiramientos inmediatamente se levantaba, para relajar las articulaciones, mientras “Ágata” afirmó haber empezado con los cambios, relatando que durante la semana fue a pedir cita a fisioterapia y cambio su rutina, empezó a hacer cosas para ella, como “callejear”, con lo que percibió disminución del dolor. Al final le expreso a “Nyssa” que esperaba no afectarle con su forma personal de ver las cosas, refiriéndose al comentario que la misma hizo acerca de sí “Ágata” aceptaba la FM, en la sesión anterior. A ello “Nyssa” argumentó que eran ellas mismas quienes tenían que verse, además comentó que paso angustiada por los comentarios acerca de las quemaduras, sin embargo, al llegar a la sesión se encontraba tranquila, agrego haber pasado muchos tiempos de dolor, desvelo y tristeza, por lo que pensó que no podría asistir a esa sesión, pero más bien se sintió más motivada a ir, porque sentía que lo estaba logrando, manifestando gusto por estar allí, pues sino lo hacía ella ¿entonces quién? Por su parte, “Maya” comentó que le fue muy enrriquecedor el ejercicio de la sesión anterior, pues había estado enfrentándose a la enfermedad, preguntándose que la pudo haber desencadenado, manteniéndose firme en la idea de que no se podía dejar dominar por la FM, tratando de no darle mucha importancia, buscando no etiquetarse ella misma, procurando poner las cosas en manos de Dios y saber que no era una enfermedad psicológica, reconociendo que se dio y se da mucho a lo demás, por lo que necesitaba darse un tiempo para ella misma y las cosas que merecía, buscando darle un sentido a su dolor, agregando que este era parte de la vida y se lo agradecía a Dios, pues pensaba que así debía llevársele alivio a alguien más y eso la hacía sentir alivio, afirmando que ese dolor mucho lo desencadenaba eso que sentía y que lo único que pedía a futuro era una vejez digna y de calidad. Luego de ello, todas comentaron el dolor intenso que sentían en las manos cuando hacían oficio, “Maya” afirmó no poder aplanchar, “Lila” no poder hacer ningún oficio, y 105
“Nyssa” dijo ya no sacudir, “Ágata” mencionó que todo movimiento en exceso le causaba dolor, mientras “Lila” agregó que su mayor dolor era en el trabajo porque estaba obligada a hacerlo y no a su ritmo. Seguidamente se realizó un caldeamiento con ejercicios de biodanza, que remitieron a elementos de la naturaleza, así como estados de rigidez-movilidad, olvidar-recordar, vidamuerte. Posterior a ello, se dirigió un psicodrama interno, durante el cual las mujeres eligieron una posición en que se sintiera cómodas con los ojos cerrados, todas se acostaron en el suelo sobre unas colchonetas. La visualización consistió en un recorrido por el propio cuerpo, la piel, las marcas sobre ésta, el color de ellas, la textura, ya fuesen visibles o sentidas, escuchando la historia que ese cuerpo quería contarles, los recuerdos que traía, las cicatrices que se veían y no se veían. Al abrir los ojos se le ofreció a cada una, una hoja con una silueta vacía, en blanco, en la cual podían plasmar esa historia que les contó su cuerpo, para luego compartirlo con el grupo, estos fueron los resultados: -
L: una figura con un rostro no claramente definido; de sus oídos salían parchones morados, que representaban la basura que debe oír, siendo este el canal más importante, porque no se podía tapar, también pintó morado junto a la boca; el amarillo se ubicaba por todo el cuerpo con ampliaciones en la cabeza, el pecho, el estómago y el útero, así como en diversos puntos de brazos y piernas; mientras que el dolor que nacía en el cerebro, era interno y no en los músculos, sintiéndolo en las costillas, asimismo, presentó un dolor permanente, el
del útero, por el parto
traumático. También se presentó el llanto, que le impregna todo el cuerpo. El rojo, que se centraliza en la boca y el centro del pecho, representado lo que quería decir pero no podía, lo que reprimía por lo socialmente aceptado, así también era el consumo de alcohol y cigarro por el cual paso de 2 a 3 años que califico como 106
terribles, pues estas sustancias actuaban para dormirla, le provocaban un calor en el estómago que dormía el dolor. Además hizo una esfera verde alrededor de toda la silueta, que representa el “yo”, que era para ella bonito y la hacía soñar el paraíso, y fuera de ésta, dibujó una esfera azul en representación del mundo cansado del cual se distanciaba. A esta le llamó una historia de vida. -
A: presentó una silueta sin rostro, de color verde claro que representaba la esperanza, con una mancha gris en el brazo izquierdo, la cadera derecha y la rodilla izquierda que simbolizaban la caída que sufrió porque su perro la empujó, por la cual busco asistencia médica y le diagnosticaron FM, además presentó una mancha azul en hombro derecho que se extiendía hasta el brazo, ese era el dolor, y una boca roja que pedía ayuda, mientras en la cabeza había una mancha gris que representaba los recuerdos y en su mano izquierda el celeste que era la fuerza. Esta era su historia de vivencias para mejorar.
-
N: una silueta de fondo blando, con color amarillo alrededor de todo el cuerpo, atenuado en pecho, en la pelvis del lado izquierdo, las caderas, las rodillas, los codos, las muñecas y los tobillos, simbolizaba el dolor. En la cabeza el gris rodeado de signos de pregunta era la confusión, afirmando que siempre llegaba ruido, por las crisis de pánico, y el cerebro disparaba sonidos, campanillas, martillos. Se remarcó un corazón, la marca de las cesarias, y en las piernas líneas de color rojo. Alrededor las palabras: angustia, ¿qué me pasa?, ¿para dónde voy?, ¿desgaste? (rodilla), ¿tendinitis? (tobillos), ¿varices?, inflamación, dolor, mi peso, olvido, confusión y soledad (cabeza). La llamó una historia de confusión.
-
M: una silueta de color rosa piel con un borde celeste que reflejaba el dolor, visibles los senos y el vientre que representaban la vida, el cansancio sobre los hombros, el trabajo en la mano derecha y en la izquierda el dolor, la alegría, vida y amor en el antebrazo, que albergaba sentimientos. Dolor marcado en hombros, codos, caderas, manos y rodillas, este último por las caídas que sufrió cuando su suegro murió. En el rostro una línea recta simulaba la boca, para ella una expresión neutra como así se 107
consideraba ella, afirmando que su rostro decía mucho de sí. Había cansancio general, esta era su historia de vida. Se les preguntó cuál de ellas quería explorar algún aspecto de ese mapeo corporal, “Nyssa” se ofreció que ella, a lo el grupo acepto. Ella manifiestó querer explorar su confusión (L) la cual le preguntaba “¿Qué fue lo que te llevo a esto? Vos lo buscaste”, además tenía un miedo (A) que le sujetaba la garganta y le dice que no podía más, ella lloraba, la facilitadora le preguntaba cuál es la situación que crea esa confusión y ella remitió a una situación de infidelidad de parte de su esposo (M), que creó una distancia entre ambos.
Figura #4. Protagonismo de la sesión 5
Confusión (L)
Miedo (A)
“N ”
Esposo (M) Distancia Infidelidad Suegra
Fuente. Elaboración propia Fuente. Elaboración propia.
Ella quería separarse y reclamaba que él no solucionaba nada, en cambio de rol él dice que no habla, no se comunica, que es reprimido y no soluciona. Ella afirmaba que la distancia es porque él le fue infiel, pero reconoce que ella también lo fue, aunque afirmaba que de una forma extraña, él prefirió no hablar, sino salir y callar. “Nyssa” lloró y dijo querer su matrimonio y seguir adelante, deseando una solución, quitar la distancia que les separaba, queriendo volver a ser como eran, él pidió tiempo y ella que le ayudase a quitar 108
“las cosas” que había en medio y les separan, afirmando que ahí también se encontraba su suegra que intentaba separarles. Ella le pidió se acercara para intentar solucionar las cosas, él dijo que iba a intentarlo, se acercaron un poco más, ella sonríe y le pidió que intentaran alejar eso que les separaba y él asintió y se dieron un abrazo. Se le pregunto a la protagonista que pasó con la confusión en su cabeza y el miedo que le sujetaba la garganta, ella afirmó que en la medida que pudo hablar el miedo se fue alejando y la confusión ya no le presiona la cabeza. Respiró, sonrió y se acercó al resto del grupo. En el sharing, “Ágata” comentó que ella también estaba confundida y a veces necesitaba quitarse el miedo para cambiar. “Maya” afirmó que era necesario liberar, descargar lo que les aprietaba, hablarlo, expresarlo para solucionarlo, mientras “Nyssa” afirmó que ella creía que esa situación fue la raíz de su fibromialgia y que le sorprendió que saliera en este momento pues creía que estaba muy sólida en su posición de separarse, además planteó haberse dado cuenta de cómo se había descuidado por el dolor. Comentó que no podía tener relaciones sexuales por el dolor, ya que las posiciones que le producían placer eran aquellas en las que más dolor sentía, pero podía soportar un poco más el dolor en las posiciones que le satisfacen a su pareja, las demás asienten con la cabeza, “Maya” agregó que además se juntó la menopausia y “Ágata” afirmó que a veces es la fibromialgia la que las hace sentirse cansadas.
Apartado contratransferencial 5 Una de las facilitadoras manifestó sentir enojo con “Lila” porque sentía que les “metía” miedo a las demás, se preguntó si esto tenía que ver con un rol maternal ó con el sentir de su compañera que no quería dañarlas.
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La otra facilitadora manifestó terminar la sesión acelerada, por estar preocupada por terminar a tiempo, además se sintió algo insatisfecha porque no estaba segura de que hubieran hablado directamente del dolor propio de la fibromialgia.
Sesión 6. Silencios y despedidas Adueñarse del propio cuerpo, de la propia vida. Esta última sesión se desarrolló en la Casa de la Cultura en Heredia, un espacio diferente a la Universidad, el cual consistía en una sala de madera, con ventanales amplios que no reflejaban el interior. “Zinnia avisó a una de sus compañeras que llegaría tarde porque había tráfico, sin embargo finalmente no asistió a la sesión. De manera inicial, se invitó a las asistentes a pasar por “la ventana de los recuerdos”, a través de la cual harían un soliloquio de cómo llegaron al grupo. Estos fueron los comentarios: -
N: se me va hacer difícil. Tengo que tomar una decisión. ¿Qué va a suceder ahora?
-
A: que insistencia de mi hija, estoy agotada físicamente, en crisis. Tengo tantas expectativas. ¿Qué irá a pasar?
-
L: estoy en crisis como nunca antes, me entere por “Ágata” del grupo. Bendito sea Dios que hay una reunión de estas en que nos encontramos y alguien nos va a estudiar.
-
M: llegue por casualidad, creo, aunque para Dios no las hay, me enteré por mi hija, pero no sé a lo que me voy a enfrentar. Es la primera vez que voy a un grupo relacionado con la enfermedad. Espero poder enfrentarme conmigo misma y saber que no estoy sola. (“Nyssa” le respondió “no estás sola”). Luego de ello, la facilitación comentó que acababan de entrar a una exposición de
arte con seis salas, en donde cada una de ellas representaba una de las sesiones del proceso 110
grupal, en ellas hallaban fotografías y materiales utilizados en su respectiva sesión, así como papeles y lápices con los cuales podrían escribir lo que espontáneamente les surgía, para finalmente ponerle un nombre a la misma, así también podían verbalizar lo que les sucedía al pasar por cada sesión y la semana entre sesiones. Estas fueron las palabras destacadas de la construcción grupal:
Cuadro #3. Recorrido por el proceso grupal
Sesión 1
“Lo que surge”
Nombre dado por el grupo a la sesión Incertidumbre, inquietud, expectativas, no me Encuentro, disposición, pregunten que siento, grupo, no conocí a otras laboratorio, novedoso personas, tiempo y voluntad, temor, información, confrontación, lastima no estuve, ellas viven lo mismo que yo.
Semana
Incertidumbre, confrontación, duda, va a cambiar.
de 1-2 2
Aceptación, resiliencia, alivio, conocí nuevos Mayor síntomas, desesperación e impotencia por no aprendizaje
información, de
nosotras,
poder ir, no recuerdo, médico, grupo, trabajo, dramareal. familia ¿Yo?, más información, descubrir era parte del trauma, estoy mal en el hospital y ellas están reunidas, un despertar a mi realidad. Semana
Sorpresa, encuentro con una misma, rebobinar, volver a recordar, admiración,
de 2-3
entusiasmo.
3
Recordamos juegos infantiles, día del juguete, Punto o tiempo de mi vida, sacar algo escondido, traer recuerdos, revivir Rayuela, traumas. Retrospección, autoanálisis, época de encontrados,
sentimientos nostalgia,
juego, no tengo marcas en mi vida, perfume, linda interior, traer, añoranza. 111
ropa y zapatos bonitos, nostalgia, el abandono de la niñez, revestirse y soñar. Además, a todas las participantes se les observó con la mirada abajo y los ojos llorosos. Semana
Descubrir, entender, mayor confianza, enojo, más expectativas, deseo de
de 3-4
regresar, volver, seguir, continuar. Pérdida de esperanza. En este paso se tomaron unos minutos más que en los otros, antes de avanzar.
4
Confrontación conmigo misma, alivio, esperanza, Confrontación, protagonismo, expresión del dolor y su ubicación, desenmascarar el dolor y la diferentes caras del dolor, diferentes expresiones fatiga, reflejo, deshacerme de del cuerpo y el arte, toda una maraña, verte en el (no) reconocer, identificar espejo del dolor, reflejo, confrontar, rechazo y traumas.
Rechazo
y
aceptación, miedo y temor, es lucha constante, aceptación. expresión del cuerpo, expresión real. Semana
Una extraña (la enfermedad), alivio, acompañar, deshacerme de cosas, deseo de
de 4-5
ir, sondeo, recobrar la esperanza, un nuevo escalón, aceptación (por parte de la escuela de psicología, que reconoce la fibromialgia).
5
Interiorizar cosas, puntos de dolor, descanso, Dolores
compartidos,
alivio, expresión, interiorizar, posturas de alivio, radiografía, sentir en la piel, ¿Cómo hago para pensionarme?, sacar de mi piel, ya se me olvido, conocer, expectativas,
relajación,
reconocimiento,
aceptación,
despojarse,
deseos, expresión, solidaridad, dejar
protagonismo, atrás.
comprensión a las demás. Semana
Sobrevivir, perseverancia, aceptación, amistad, abandono, logramos llegar al
de 5-6
final.
Fuente. Elaboración propia.
112
Al terminar el recorrido por la galería, se invitó a las mujeres a buscar un lugar en el espacio donde pudieran sentarse cómodamente con los ojos cerrados, mientras una facilitadora narraba la construcción colectiva elaborada a partir de las palabras que ofrecieron durante el recorrido. Con ello se guió un psicodrama interno, sustento para que cada una de ellas pudiera sintetizar, mediante una escultura, aquello que su cuerpo les había dicho a través de las expresiones propias de la FM. En esta actividad, el grupo mostró como el proceso psicodramático de escucha corporal les permitió descubrirse a sí mismas, darse cuenta de aquello que antes no podían reconocer, develar la relación entre la fibromialgia y “asuntos no resueltos” que ameritan la búsqueda de ayuda profesional, incluida la psicológica, así como la necesidad de hacer por sí mismas lo que necesitaban, disfrutar la vida, aceptar que aquello que tanto se había esperado del o la otra, no se los darían y con ello soltar las ataduras que no les dejaban respirar, liberarse. Sus cuerpos dijeron: -
N: Va a continuar pero no me va a achicar, yo voy delante, no me va a vencer. Yo sigo adelante.
-
L: Calidad de vida, no más cargas de las que puedo llevar, mi vida es mi vida, no la de los otros. Libertad. Hacer lo que siempre quise.
-
A: Ayuda integral, reconocer algunas cosas que podrían haber causado los asuntos no resueltos. De grises y verdes, a celestes y blancos (el paso a buscar la ayuda integral).
-
M: ¡YA! Me siento libre, suelto apegos, no quiero depender ni de afectos ni de cariños que sé que no están, no los voy a buscar más, solo quiero ser apoyo cuando me necesiten, soltare ataduras ligadas a esperar aquello que no llegará, liberarse ¡Ya No Más! (llanto intenso) Para cerrar el proceso grupal se le dio a cada participante una botella con un tinte
de color diferente al de las otras, la cual debían llenar con el agua de una fuente que se encontraba al centro, a la vez que expresarían que se llevarían del grupo, una vez que todas 113
pasaran esa fase, devolverían el agua a un tazón grande donde los colores se mezclarían, expresando lo que dejaban al grupo, estos fueron los resultados: Cuadro #4. Cierre del proceso grupal
Particip. A
Me llevo…
Dejo…
Agradecimiento a todas por compartir el Amistad y compromiso, que Dios nos dolor, la esperanza, porque podemos ayude a sobrellevar la fibromialgia. mejorar con la mente positiva, hacer cambios. La satisfacción de culminar.
M
Agradecimiento
por
el
tiempo,
la Esperanza,
paz,
deseo
de
esperanza de que si se puede seguir reencontrarnos, apoyo la una a la adelante y la satisfacción de conocerlas. otra, espacio para la escucha. Deseo de reencontrarnos y que las cosas mejoren. Un proceso de sanidad en camino, un tiempo para mí que me gustaría seguir cultivando. L
Expectativas de cambio de patrones en mi Ilusión de que los sueños lindos se vida, de cosas que creía que no podía pueden hacer realidad, compromiso cambiar. Ver hasta dónde puedo llegar con de seguir luchando, reunirnos y patrones nuevos y liberando cargas para hacer un grupo. asumir esfuerzos positivos para mí. Un espacio de calidad de vida.
N
Me las llevo a todas ustedes, la esperanza La esperanza de que tengamos un de que este camino nos lleva a la paz, la reencuentro. tranquilidad, lo hicimos bien. No quiero perder esta amistad. Me llevo la dicha de saber que todas vamos a ser diferentes.
Fuente. Elaboración propia. 114
Al final, las mujeres participantes se entrelazaron en un abrazo por unos minutos, para culminar dándose un aplauso.
Apartado contratransferencial 6 Una de las facilitadoras argumentó sentir mucha nostalgia por el fin del proceso. Pero también percibió mucha fuerza de parte del grupo, muchas ansias de luchar por sí mismas, lo que le generaba satisfacción del acompañamiento realizado al grupo. La otra facilitadora, sintió también nostalgia y ganas de no perder el contacto con el grupo. Le provocaba alegría escuchar lo que las participantes expresaron al final de la sesión y sintió deseos de llorar, los cuales desaparecieron al despedirse con un abrazo. Además experimentó liberación al ver a las participantes descalzas, sentadas en el suelo, compartiendo como niñas.
115
Capítulo V Análisis
116
“Me he empeñado tantas veces en borrarla, en callarla, en no volverla a ver, en negarle su existencia, hacer que no la escucho, no la siento. He supuesto que si le presto menos atención habrá de cansarse e irse, a veces también he pensado que yo me la he inventado y si insisto en que su existencia es fantasía, me dejará y podre ser nuevamente libre, pero cada vez que lo intento me recuerda lo fuerte que es, lo fuerte que soy, lo incansable y testaruda que es mi historia. Y me doy cuenta ahora que si así de fuertes eran mis deseos, mis ganas y mis luchas, así de grandes hubieran sido los placeres que hubiese vivido, si tan solo hubiera intentado dejarlos salir”. Extrato contratransferencial
La fibromialgia configura un lenguaje atrapado en el cuerpo, que cuenta y desviste historias, momentos, aprendizajes, recuerdos y sentimientos que no han sido nombrados, que se anidan inconscientes en el mapa corporal de las participantes. Una pregunta presente para las investigadoras a lo largo del proceso fue ¿qué se configura en ese código indescifrable aún para la mirada biologisista y rígida de la experimentación?, que tras la indagación, lectura, análisis, llevó a concluir que dicha respuesta solo podría encontrarse en quienes no dudan de la existencia real de la misma: las mujeres con fibromialgia. De esta forma, la presente investigación consistió en un proceso conjunto con estas protagonistas para descubrir, desmantelar y resignificar las codificaciones que la fibromialgia entretejió en sus cuerpos, otorgando respuestas y claridad acerca de esa compañera de vida que se esconde a la vista de las/os más escépticos, pero que día a día reclama firmemente su existencia. El análisis aquí presentado se ha desarrollado en tres apartados que difícilmente pueden ser entendidos como separados, ya que se encuentran entretejidos y conforman las piezas de un rompecabezas que vistas de manera aislada dificulta su comprensión.
117
5.1 Evolución de la Fibromialgia
“Me enseñaron las cosas equivocadamente aquellos que enseñan las cosas: los padres, el maestro, el sacerdote pues me dijeron: tienes que ser buena. Basta ser bueno. Al bueno se le da un dulce, una medalla, todo el amor, el cielo. Y ser bueno es muy fácil. Basta abatir los párpados y no ver y no juzgar lo que hacen los otros, porque no es de tu incumbencia. Basta no abrir los labios para no protestar cuando alguno te empuje porque, o no quiso herirte o no pudo evitarlo o Dios está probando el temple de tu alma. De cualquier modo, pues, cuando te ocurra el mal hay que aceptarlo, agradecerlo incluso pero no devolverlo. Y no preguntes por qué. Porque los buenos no son inquisitivos.” (De Poesía no eres tú). Rosario Castellanos.
La evolución de la fibromialgia contada desde la voz de las mujeres muestra la cotidianidad, la realidad que ellas han vivido desde las primeras expresiones manifestadas en el cuerpo como dolor o fatiga y cómo estas interactúan con las diversas actividades que realizan y los escenarios sociales en los que se desenvuelven. A través del psicodrama se proporcionó un espacio grupal que validara su sentir con respecto a la fibromialgia y que visibilizara de manera crítica la perspectiva clínica que ha diagnosticado, clasificado y tratado sintomáticamente su condición.
118
a.
Fibromialgia: Una compañera de la vida cotidiana
La fibromialgia, definida por el campo biomédico como “…un síndrome de dolor crónico, difuso, no inflamatorio ni auto inmunitario y de causa desconocida, con puntos hipersensibles característicos” (Sterling, 1998, p. 405), reúne una serie de condiciones comunes para un grupo personas, en su mayoría mujeres de clase media de la época contemporánea. Esta definición describe la fibromialgia desde la perspectiva de quien examina desde la mirada externa, la cual ignora la vivencia subjetiva de la FM, el trasfondo de la historia de cada persona que recibe esta etiqueta. Resultando fundamental una nueva forma de entenderla, contada desde la voz de quienes han recibido ese diagnóstico. Las mujeres que participaron en la investigación afirmaron que la FM atraviesa todos los ámbitos de sus vida, resultando en alto grado limitante para el desarrollo cotidiano de su día a día, pues constituye un llamado de atención de un cuerpo con constante dolor. Según ellas, la fatiga y el dolor, son percibidos con mayor intensidad unos días más que otros, pero siempre están allí presentes, exigiendo un lugar. Describen experimentar una “lucha
constante” entre sentirse vencedoras o
impotentes: “Me ha afectado en todo, todo me cansa” “La FM es una barrera que debo superar” Es en la cuarta sesión grupal que estos dos matices se hacen todavía más evidente, y una de las mujeres dice, la FM “es mi amiga, aunque sea fea, es mi amiga”. ¿No es esta una pista de que la FM se presenta en el cuerpo de las mujeres por alguna razón? ¿Acaso para manifestar lo que ellas no han podido decir? Estos son cuestionamientos que llevan a plantearse esta condición, catalogada como enfermedad, no ya desde el padecimiento que debe ser “curado”, sino desde el simbolismo y lo que esta pueda comunicar a través de los distintos signos.
119
Su cuerpo, que describen como pesado y en el que todo les duele, no encuentra alivio a pesar de haber probado todas las medicinas que les fueran recetadas, así como terapias y ejercicios, según comenta el grupo. Llegando a resignarse ante la sentencia de incurable, haciéndose de ojos ciegos y oídos sordos ante el dolor, así como menciona una de ellas “me ha pasado que me empieza a doler y a sentirme muy incómoda, y digo no me está doliendo y continuar con mi vida normal”. Pero la FM siempre presente, reclama ser escuchada. No obstante, pese a su presencia constante, las mujeres expresan que, si bien todas las actividades
que realizan se ven acompañadas por los signos de la FM, estos
incrementan especialmente al realizar aquellas tareas sentidas como obligatorias: “Hay cosas que no puedo, básicamente al tender ropa, lavar ropa” “Cuando hago el aseo de la casa, el dolor aparece” “Mi mayor dolor es en el trabajo porque estoy obligada a hacerlo y no puedo seguir mi ritmo” “Hay momentos también de frustración porque dejás de hacer algunas cosas como arreglar el jardín, limpiar la casa”. Actividades que mantienen una estrecha relación con su vivencia de género, y que corresponden a un rol tradicional de la mujer, destinada a cuidar, a estar al servicio de los otros y otras, a dedicarse al mantenimiento del hogar y ser responsable del bienestar familiar. Pero además de cargar sobre sí este rol de ser para otros y otras, estas mujeres pertenecen a lo que Burin y Meler (2006), denominan como nueva forma familiar, en la cual el hombre mantiene su rol, pero la figura del ama de casa tradicional tiende a cambiar. Esto no significa que estas mujeres abandonen su rol de cuidadoras y gestoras del hogar, sino que ahora tienen un doble rol, que pone de manifiesto la tensión entre ambas actividades, lo que se conoce como el rol de súper mujer.
120
Cansancio, agotamiento, fatiga, son expresiones que las mujeres utilizan continuamente, tanto en las entrevistas como en las sesiones grupales, para describir lo que la FM provoca en su estado de ánimo y afirman que estas sensaciones se manifiestan como pesadez en todo el cuerpo. Pero, ¿Cómo no sentir cansancio constante si cargan sobre sí una gran demanda, tanto dentro del hogar, como fuera de éste, en el ámbito laboral? Dos de ellas mencionan al respecto: “Como que te quedás sin gasolina” “A veces se siente que el cansancio atraviesa el piso” Tales frases, parecen mostrar la internalización de una visión del cuerpo de la mujer como un objeto-máquina, que necesita “gasolina” para funcionar efectivamente ante las diversas demandas externas, “mantenerse ocupada y así no tener tiempo para que le duela”, según afirma una de ellas Estas sensaciones descritas por las participantes, les provocan deseos de permanecer acostadas en la cama, no avanzar más y pocas ganas de realizar cualquier actividad física, sin embargo, deben, en palabras de una de ellas, mantenerse, vivir con ese dolor y luchar para seguir adelante. Lo cual las lleva a una encrucijada, donde a pesar de querer hacer cosas y cumplir con las obligaciones, la FM las fuerza (o mejor dicho, les da la oportunidad) a interrumpir el desempeño del rol tradicional, como lo venían haciendo. Según comentan, esto les genera bastante frustración porque no cumplen con lo que otros/as esperan de ellas y sienten que le están fallando a su familia. Las siguientes frases compartidas durante las entrevistas, muestran su impotencia. “A veces no soy la mamá que ellos quisieran tener” 121
“Sé que tengo muchas cosas que hacer eso me pone peor” “Me da vergüenza no ser la misma, yo he sido muy dinámica”. La FM no sólo atraviesa su subjetividad e impacta su cuerpo. Según los relatos de las mujeres, esta ha implicado sacrificios a nivel familiar ya que han tenido que dejar de realizar actividades que les gustaba compartir en familia, como salir de paseo, lo cual las aísla y las lleva a vivir la FM de manera solitaria y silenciosa, en un intento de proteger y no preocupar a los y las demás, ya que “si las ven mal, se ponen mal” también sus familiares. La disminución de actividad y dinamismo, aunado a la menor atención y cuidado hacia otros y otras que ha implicado la presencia de la FM, hace que las mujeres dejen de representar una figura de apoyo y contención para quienes las rodean. Una de ellas comenta que a raíz de la muerte de su esposo, sus hijas sienten que están solas. Lo cual podría resultar en las mujeres dejen de ser tomadas en cuenta dentro del núcleo familiar, como lo eran antes de que apareciera la FM, debido a que dejaron de ejercer un rol tradicional como mujeres. No únicamente la relación con sus hijos e hijas se ha visto afectada, sino que también su relación de pareja ha experimentado distanciamiento, algunas de ellas mencionan no poder mantener relaciones sexuales debido al dolor que este produce en ciertas posiciones, además de que en ocasiones se sienten cansadas y no tienen disposición de compartir y prefieren estar solas. La construcción de la humanidad de las mujeres, según Lagarde (1996), tiende a la enajenación erótica de las mujeres, pensadas, imaginadas, deseadas, tratadas y obligadas a existir reducidas a una sexualidad cosificada, a ser objetos deshumanizados de contemplación, a ser cuerpos para el Eros posesivo de los hombres, terminando así cediendo ante sus necesidades para complacer al otro (su esposo), u optar por el distanciamiento y la negación de su deseo sexual, donde los signos de la FM justifican su incumplimiento ante este mandato. 122
Así la feminidad de las participantes se erige con base en un pilar trascendental, a saber, la dicotomía entre “mujer buena” y “mujer mala” (Dio Bleichmar, 1997), se debaten entre ser la mujer pura, recatada, servil, que aparentemente no tiene deseo sexual, falta que atribuyen a la menopausia y el cansancio que produce la fibromialgia, y la mujer atrevida, extrovertida, que manifiesta su deseo. Así dentro del grupo una de ellas cuenta que el esposo de una amiga la dejó porque ya no quería hacer el amor, pero que a ella eso no le pasa. Además de ser tabú, la actividad sexual toma un papel secundario en la vida de ellas, es vista como algo innecesario, señalan que debido a su edad es “normal” que la actividad disminuya, lo cual las hace sentirse tranquilas, probablemente debido a que ya no deben cumplir con esa obligación que como esposas se les ha impuesto. La investigación reveló que las mujeres participantes, como parte de su proceso de socialización, fueron influenciadas por una sociedad patriarcal que las ha juzgado y ha oprimido su libre expresión de la sexualidad femenina, a través de instancias con poder social como la religión católica, la medicina occidental biologísta, el sistema educativo, la familia, entre otras. La FM se muestra como una condición que a manera de tormenta moviliza todos los ámbitos de la vida de las mujeres, creando inestabilidad familiar, económica, emocional y física. Fue durante la cuarta sesión grupal, que las participantes dramatizaron cómo percibían la FM, mediante la confección de máscaras, la personificaron. Dicha actividad mostró un rostro de la FM agresivo, devastador, que según ellas es: “como una sanguijuela, se mete en el cuerpo”, “quema y duele”. Lo cual provoca en ellas, según mencionan, sentimientos de impotencia, desesperación, tristeza y temor. Siendo en alto grado limitante, según sus palabras: “no deja que se levanten”, “incapacita”, “las aplasta”, y las hace sentir indefensas y en algunos casos les provoca deseos de morir. 123
La FM es percibida a partir de dos matices, por un lado se muestra amenazante, destructora y por el otro es su fiel compañera, que les proporciona una vía de expresión para aquello que no han podido manifestar por medio de la palabra. Como menciona Dio Bleichmar (1997), el cuerpo es un “instrumento semiótico, con un lenguaje, signos y síntomas que constituyen mensajes y verdaderos relatos, a través de las conversiones o somatizaciones, y de la expresión somática o corporal de emociones de todo tipo” (p. 338). Las participantes comparten su sincero sentir con respecto a la FM y lo limitante que esta puede llegar a ser, sin embargo, ellas lidian con esto en silencio, eligen callar para evitar la preocupación de sus familiares, ya que “si me ven mal se ponen mal ellos”, prefieren pasar desapercibidas, no llamar la atención, simular que no pasa nada y que ellas pueden arreglárselas solas. Estos modos de asumir su condición contradicen en gran medida la suposición de diversos autores entre ellos; Blanco y Seguí (2011), García-Bardón et al. (2006) y Barrera et al. (2005); de que la fibromialgia es equiparable a la histeria, donde esta última utiliza el síntoma como instrumento para obtener ventajas tanto de orden narcisista como autoconservador, siendo un mecanismo de manipulación interpersonal. Beneficio secundario del cual las participantes no parecen gozar, sino por el contrario, expresarse a través de los signos de la FM resulta un intento fallido para obtener reconocimiento y atención ya que ante los ojos de la sociedad su condición es invisible. A lo sumo, podría considerarse como ganancia secundaria el desplazar la mirada del contenido inconsciente que quiere acceder a la conciencia, para ponerla sobre el síntoma. Evidencia de la invisibilización de su condición y el no reconocimiento a través de la misma, lo representa la negativa a pencionarse por parte de sus jefaturas que no reconocen su condición como incapacitante. En una de las sesiones comentan: “Aquí [en Costa Rica] no se entiende que esto invalida, en España sí pensionarían por esto” “Sólo los pacientes con cáncer se incapacitan, pero por FM no”. 124
Lo cual las lleva a desempeñarse laboralmente pese al dolor, refiriendo tener grandes dificultades para rendir en el trabajo y concluir la jornada habitual ya que muchas veces siendo la una de la tarde se sienten agotadas, afirmaban también que hay días en los que desde la mañana al levantarse de la cama experimentan falta de energía y de poco descanso. Por este motivo deben incapacitarse con frecuencia, lo cual pone en riesgo su puesto de trabajo, de manera que, aunque su necesidad sea permanecer en reposo, deben cumplir con esa obligación. Ante lo invisible de su condición, surge la necesidad de ser reconocidas, miradas por otro que valide lo que les sucede. Es por ello que el diagnóstico aparece justamente donde es imprescindible esa mirada para reconocerse, como indica Matoso (2003), a sí mismas como sujetos.
b. El Diagnóstico: La Mirada de un otro
Diría Foucault (2010), que una condición no debe referirse a una evolución siempre específica, única, sino a la historia personal, de forma que la dimensión evolutiva y estructural, debe completarse con el análisis de la dimensión que la hace necesaria, significativa e histórica. Aludiendo precisamente a esa condición histórica, las participantes coinciden en que el dolor en su cuerpo, por el cual son diagnosticadas con fibromialgia, empieza a aparecer mucho antes que el momento en que sucedió dicho diagnóstico. La mayoría de ellas mencionan que duraron años bajo el ojo clínico y la exploración médica (radiografías, pruebas de sangre y orina), que tras uno y otro examen, descartaban posibles diagnósticos reumatológicos como artritis o rigidez muscular.
125
Tras ser sometidas al escrutinio corporal de una mirada externa que busca entre su anatomía y su genética, las razones objetivas para otorgarle existencia real a su dolor, la conclusión final de los médicos con respecto a su condición, no las convenció. Inicialmente, ellas se negaron a aceptar el diagnóstico, a recibir la etiqueta de FM, la cual las limita, las rigidiza más, las despoja de la esperanza de que fuera un dolor pasajero y las condena a la cronicidad de la FM. Aquí se rescatan algunas de las frases que muestran su sentir en relación al diagnóstico. “Me dijo la doctora venga vamos a tocar, me tocó aquí en la espalda, cada que me tocaba yo pegaba un brinco y me dijo: usted tiene fibromialgia. Yo me sentí estafada”. “No lo recuerdo [el momento del diagnóstico] porque quede impactada, no lo creía”. “Un día el médico reumatólogo que ve a mi mamá, me examinó los tales puntos esos que le chequean a uno y me dijo -usted pareciera que tiene fibromialgia-, me hizo una receta y me dijo tómese estas pastillas, pero yo -no, no-, me dije que esto era psicológico”, “lo rechazo”. Poco seguras de la afirmación dada por la medicina, deciden investigar por su cuenta más acerca de esta enigmática condición, que carece de origen orgánico identificado, y encuentran que algunas de las páginas en internet, relatan la relación existente entre aspectos psicológicos y la fibromialgia, de allí que empiezan a relacionarla con su historia de vida, llegando a la siguiente conclusión: “si la fibromialgia tiene que ver con algo psicológico ¿estoy tan mal psicológicamente?”. En la tradición médica del siglo XVII, misma que se sigue manteniendo, la enfermedad se presenta por medio de síntomas y signos, “el síntoma es la forma bajo la cual
126
se presenta la enfermedad: de todo lo que es visible, él es el más cercano a lo esencial” (Foucault, 1966, p. 131). En el caso de la FM los signos a nivel orgánico son invisibles para el ojo médico, de manera que, si no son observables no existen, motivo por el cual las participantes vieron incluso cuestionada su cordura, al ser recriminadas en varias ocasiones por “inventar su enfermedad”. ¿Es posible que la “rechacen” por este motivo? Ya que la enfermedad orgánica es socialmente aceptada, pero la mental no, y se recluye a las personas en centros psiquiátricos si se sobrepasan los parámetros establecidos que rigen la “normalidad”, creando un estigma imborrable en aquellas/os quienes fueron internados. Ante este proceso diagnóstico, es necesario recordar que “cuando un médico diagnóstica la presencia actual de una alteración física determinada, la construcción de su diagnóstico es una interpretación de los datos recogidos” (Chiozza, 1998, p. 59), es decir, es significación y es historia, pero una que es socialmente valorada. Pareciera entonces que la adjudicación de un nombre, fibromialgia, al dolor que sienten, si bien valida y legitima su condición, por un poder socialmente incuestionable como lo es la medicina, a la vez produce un encasillamiento que niega el impacto en la vida de las mujeres diagnosticadas con esta condición. En referencia a ello, Foucault (2010) plantea que, la necesidad de las personas de ser legitimadas por el poder médico, parte de que la designación objetiva de un diagnóstico, ubica el mismo a una distancia máxima de la consciencia de quien lo acredita, de forma que en un esfuerzo por no identificarse en él, se le confiere un sentido accidental y orgánico, manteniéndola en el cuerpo, omitiendo o negando toda alteración de la experiencia psicológica. No obstante, la fibromialgia limita en cierta medida esa posibilidad, pues aun cuando permite ser nombrada desde la medicina, aludiendo a la identificación objetiva de signos, se resiste a la aplicación de métodos tradicionales que la definan como orgánica, genética o fisiológica, por el contrario, aun cuando se manifiesta en el cuerpo, refiere a la 127
construcción subjetiva e histórica de la vivencia de cada mujer, es decir, a un cuerpo hablante. ¿Es la FM entonces una evidente muestra de la complejidad cuerpo-mente, objetivosubjetivo, que se entremezcla en toda condición considerada enfermedad? Al respecto, Chiozza (2007), en su libro ¿Por qué enfermamos? La historia que se oculta en el cuerpo, afirma que las categorías que denominamos “soma” y “psiquis”, cuerpo-mente, derivan de que nuestro conocimiento consciente se estructura alrededor de dos organizaciones conceptuales. Una, “física”, que da origen a las ciencias naturales, y la otra, “histórica”, que sustenta a las ciencias que toman por objeto al espíritu o a la cultura. Estas dos organizaciones según el autor son irreductibles entre sí, en el sentido de que una no puede ser “convertida” en la otra y funcionar como única interpretación del conjunto entero de la realidad existente, como ocurre con la interpretación médica, que obvia la historia, la cultura, la psique de la mujer con fibromialgia. Este diagnóstico que reciben las mujeres no sólo les produce incertidumbre sino también frustración, cólera, confusión, culpa y las lleva a preguntarse “¿Por qué a mí?” Y manifestar: “No sé qué hacer”, “Me siento frustrada”, “Nadie entiende, todos los síntomas los tengo yo”, “No pueden describir mi dolor”. Estos sentimientos las posicionan en un rol pasivo y vulnerable con respecto a su condición, esta dinámica del diagnóstico, reproduce el ejercicio de la estructura patriarcal, donde aquellos que han sido asignados a un lugar privilegiado socialmente, pueden hacer uso indistinto del poder, por su condición de personal médico, de hombres, personificando el poder, que busca producir, en palabras de Foucault (2003), un ser humano que pueda ser tratado como un cuerpo dócil, en tanto sometido y moldeado por la disciplina médica. Los relatos de las mujeres con respecto al diagnóstico, muestran la experiencia subjetiva de haber sido ubicadas por el personal que las atiende en un lugar subordinado, donde los doctores o enfermeros etiquetan y nombran desde su lugar de poder lo que sucede con sus cuerpos. Esta relación de dominación, es lo que Foucault (2003) describió como el biopoder, poder desarrollado por el Estado para asegurar la salud, seguridad y 128
productividad de la población, y que es ejercido sobre el cuerpo para que la individualidad de las personas, en este caso las mujeres con FM, logren conectarse con las políticas nacionales de salud y producción laboral, así como la efectividad de su rol de mujeres, como pieza central de la institución familiar. Aunado a ello, Dio Bleichmar (1991), afirma que, “toda sociedad se distingue en aspectos domésticos [privado] y aspectos públicos de la organización social, madre y niños forman el corazón de la organización doméstica” (p. 51). De forma que, la invisibilización social de la fibromialgia no les permite el reconocimiento de su condición y las consecuencias desgastantes de esta, obligando a estas mujeres a seguir asumiendo el rol doméstico, así como el laboral, negándoles el derecho a incapacitarse o pensionarse por ser esta una condición impalpable, indemostrable pero que a pesar de ser ignorada continúa manifestándose a través de malestares corporales que atentan y se revelan en contra del engranaje de producción y reproducción social asfixiantes. Para llevar a cabo este control, Foucault (2003), alude al desarrollo de una serie de tecnologías y técnicas de dominación esencialmente en el cuerpo, mismos que se encuentran en órganos disciplinarios como hospitales y escuelas, ejercidos durante el diagnóstico y tratamiento que las mujeres han recibido. Los siguientes comentarios referidos por las mujeres ejemplifican el control ejercido sobre sus cuerpos, por parte de quien las examinó: “No es nada, es un asunto psicológico” “Tómese estas pastillas” “Tiene que trabajar a pesar del dolor” “No le des asunto a eso” “Si no lo puede hacer igual hágalo, tiene que mantenerse” “No tiene cura”
129
Estos son posicionamientos que lejos de escuchar y prestar atención a lo que ese cuerpo de mujer comunica, pretenden callarlo silenciando los “síntomas”, restándole importancia a lo que ellas manifiestan sentir, implicando el ejercicio del biopoder sobre sus cuerpos, aquel que Foucault (2003) describió en la psiquiatría. Someterse a este ejercicio no es casual, como puede revisarse en la biografía de las participantes, el mismo se ha reproducido como parte de la socialización femenina bajo la que fueron educadas desde niñas, por el hecho de ser mujeres, planteamiento que coincide con los estudios de Dio Bleichmar
(1991), los cuales señalan que la mujer no sólo
desarrolla un déficit narcisista por su condición de “castrada”4, sino también déficit de acción y dominio de la realidad extrafamiliar, al permanecer en un estado de dependencia. En busca de reivindicar e intentar recuperar el control sobre el propio cuerpo, que ya desde hace mucho ha sido expropiado, las mujeres afirman evitar el consumo de medicamentos, algunas de ellas incluso argumentan nunca haber tomado nada para disminuir los signos de la fibromialgia. Esto se muestra como una resistencia y oposición a dicho poder por un lado, y por otro, como resultado de haber intentado “de todo” desde tomar diferentes tipos de medicamentos hasta recibir clases de natación o sesiones de masaje, sin obtener mejoría. Esta, es una rebelión no sólo contra el poder bio-médico sino al sistema patriarcal en sí mismo, aquel que según Lagarde (1996), se produce por la organización social basada en la desigualdad, la injusticia y jerarquización política de las personas basándose en el género, y el cual se convierte en nocivo, destructivo, enajenante y opresivo, principalmente hacia la mujer. Ante la lucha entre seguir adelante con su condición o derrumbarse, aparece la figura de Dios. Una de las participantes menciona haber sido bastante creyente, pero al
4
Entiéndase esta frase en términos de la interpretación que la sociedad hace de las mujeres, desde una lógica patriarcal, donde estas se encuentran en falta. Con lo cual no representa el posicionamiento teórico de las investigadoras, sino un cuestionamiento a dicha lógica interpretativa.
130
verse desahuciada y que su condición no mejoraba, afirma que su fe disminuyó y se peleó, según afirma, con Dios: “… con usted no me voy a meter, por lo que veo usted está MUY ocupado, entonces, agarre de la pared para allá y yo de la pared para acá, conmigo no se meta porque si no me va ayudar, no quiero sentir sentimientos de culpa ni nada”. Pacto que según asegura, la hizo sentir liberada porque cargaba mucho con la fe y la esperanza. Según se pudo observar a lo largo de la investigación, la religión ocupa un papel importante en la vida de las mujeres, que si bien en ocasiones ha sido fuente de esperanza, también ejerce represión sobre sus cuerpos y mente. La religión judeo-cristiana tal y como se vive en occidente, ha destinado para la mujer un lugar que reproduce roles de género, patriarcales, machistas, subvalorada y tachándola de impura, incompleta, fuente de pecado y destinada a servir a su esposo. El modo de producción religioso se impone con autoridad por sobre quienes considera sus bienes. Según Meler (2005), desde la moral judeo-cristiana la mujer es concebida como hembra humana en función de la reproducción, estigmatizada por su perversa asociación con lo demoníaco o glorificada por sus caracteres de vírgenes. En cualquiera de los dos casos su definición como sujeto está dada por el hecho de que fuera confirmada por los hombres. En el discurso de las mujeres es reiterante la presencia de Dios, que desde su omnipotencia instituye un tipo particular de sujeto a imagen y semejanza de una figura masculina, que a manera de salvador posee el don de sanarlas, poder que ellas han depositado en él, “acepté y dejé que Dios dispusiera”. Esta figura paternalista de Dios, les impide asumirse como seres capaces de sanarse, de responder sus cuestionamientos, delegando esa responsabilidad que les corresponde, en otros, negándoles el derecho a decidir sobre sus cuerpos.
131
La manera sumisa de vivir que la religión les impone, aunado a la culpa producida por el conflicto entre ser la mujer buena, al servicio de los demás y aquella que busca su libertad y felicidad, las confunde, las desconecta de su cuerpo, del lugar en el que habitan para ser mujeres en función de las expectativas sociales, externas y menos sujetas dueñas de sus vidas. No obstante, a medida que las sesiones psicodramáticas se desarrollaron, las mujeres iban tomando consciencia de que han vivido dándose la espalda a ellas mismas, rescatando poco a poco la importancia de hacer actividades para su propia satisfacción, así como de hablar sobre la FM y no vivirla en solitario.
c. Detonantes: Un grito corporal
Los detonantes son eventos específicos en la vida de las participantes, donde narran haber experimentado por primera vez las manifestaciones de la fibromialgia, cabe señalar que cuando se les preguntó durante la entrevista ¿cuáles fueron estas primeras sensaciones? todas hacen referencia a momentos y situaciones vividas de manera penosa, que actuaron como detonantes de la explosión de un acumulado de experiencias similares reprimidas a lo largo de su vida, que reclamaban una voz. Cada mujer comparte una historia única y particular sobre la aparición de estos signos, es así que hablan de experiencias de engaños y mentiras significativas y determinantes que ocasionaron pérdida de confianza y decepción en personas amadas; rechazo y abandono familiar ante una violación; maltrato y desvalorización materna para generar una separación sentimental; abandono y humillación de la pareja ante un parto traumático y la frustración y pérdida de control frente a conflictos familiares importantes. Todas estas experiencias confrontaron a estas mujeres al distanciamiento de seres queridos, así como cambios y reestructuraciones familiares; encontrándose atravesadas por la vivencia del género, donde fueron sometidas a la objetivación y dominación de sus 132
cuerpos, a la negación de su existencia y/o de sus sentimientos, a colocar los intereses y deseos de los/as demás por encima de los suyos propios, a silenciar y aceptar imposiciones para mantener el recato y el orden familiar. El trabajo grupal demostró que lo determinante en la fibromialgia, no es en sí mismo el carácter objetivo de las experiencias vivenciadas, sino el significado subjetivo, vivencial e inherente que éstas adquieren en la historia personal de cada una de las mujeres. Estas situaciones detonantes, tras años de vivencias reprimidas, se revelan a través del cuerpo como un grito de auxilio; un cuerpo que no es sólo biológico o fragmentado en mente y cuerpo; sino más bien como menciona Matoso (2003), un lugar de atravesamientos, que contiene historias, contextos, huellas, que está vivo, que se forma a partir de las experiencias subjetivas, que es también construcción social, devenir cultural y carnalidad historiada; que tiene la capacidad de expresar simbólicamente, de comunicar acerca de experiencias y situaciones. En este mismo sentido, Dio Bleichmar (1991), explica que la mujer ha sido ubicada socialmente en una posición subordinada, subvalorada, restringida de la vida pública, reconocida principalmente por su belleza y atractivo físico, por lo cual encuentra en el uso del cuerpo el método para encarar y resolver conflictos, ya que ve en éste el único medio para poder ser escuchada. Podría ser éste el caso de las mujeres con FM, quienes han puesto en el cuerpo aquello que no han podido exteriorizar por medio de la palabra, ya que culturalmente la expresión de autonomía, independencia, libertad, deseo pulsional en la mujer no sólo es poco valorada, sino mal vista y sentenciada. “Yo no pego gritos, no me quejo” “Yo no le dije a nadie” Éstas son frases que muestran la reacción de las participantes en relación al momento de recibir el diagnóstico de FM, donde aguantar, callar, conformarse, son algunas 133
de las formas que ellas adoptaron para guardar dentro de sí mismas lo que sienten, evitando preocupar a las personas que les rodean y mantener el status quo familiar. De esta forma, intentan cumplir con el mandato de ser una “buena mujer”, que sufre en silencio, no reclama, se conforma. Estos elementos denotan el peso que tiene la cultura, la educación, la religión en la imposición de dominios internos y externos a través de procesos represivos que tienen un efecto en su salud. Al respecto, Dio Bleichmar (1991) plantea que “la feminidad convencional, es decir, los valores que rigen los estereotipos de idealidad del género, buena esposa –la que sigue y acompaña al marido-, buena madre –la que permanece al cuidado exclusivo de los hijos-, se hallan en contradicción con los criterios convencionales de salud mental” (p.58). Dichos procesos represivos las paralizan y rigidizan para sostener el rol que como mujeres se les impone y que ellas deben mantener. Las sesiones psicodramáticas revelan esa rigidez en el cuerpo, presentada en la dificultad que tuvieron para dramatizar las escenas en las primeras sesiones, para soltarse y ser espontáneas, exponerse, lo cual viven diariamente: “me gustaba caminar, hacer ejercicio, todo eso lo tuve que dejar”. Todas las participantes afirman que el dolor y el cansancio que experimentan es variable, cambia de intensidad de acuerdo a su estado de ánimo y fluctúa según los eventos que deben afrontar, así mismo el punto de dolor se ubica en un lugar específico del cuerpo y luego se expande o aparece otro punto sensible, al respecto Reich (1975) dice, que “cada rigidez muscular contiene la historia y el significado de su origen”, como los muestran las participantes. Una de ellas comenta que cuando era adolescente su hermana mayor la vio desnuda cambiándose de ropa y le dijo “qué asco, si yo fuera un hombre, cuando sea grande no le tocaría esas tetas”, más adelante en la entrevista dice que el primer lugar donde sintió dolor de FM fue en medio del pecho. Así mismo las otras mujeres tienen una historia personal que se vincula con las expresiones corporales de la fibromialgia. 134
En el cuerpo, sus historias se anidan, de forma que la presente investigación fue una invitación a escucharlas, a dejarlas salir a través del movimiento y la palabra, la cual no fue aceptada por todas las mujeres que manifestaron participar e incluso fueron entrevistadas, ya que las mismas desde el inicio mostraron resistencia, expresando tener una “relación perfecta” con sus padres, una familia “tranquila y feliz”, así como una vida “maravillosa”, con una “buena infancia”, una de ellas menciona: “no tengo episodios como malos que pueda recordar” dando la impresión de que la FM apareció de manera aislada, sin aparente motivo, o que coincidió azarosamente con la enfermedad de un familiar o una relación de pareja descrita como “no muy buena”, donde ellas desligan a la FM de su histora personal. Son por lo tanto, sólo aquellas mujeres que finalmente formaron parte del grupo, quienes se mostraron listas para reclamar su voz. Así lo manifestaron las participantes al iniciar el proceso psicodramático: “que mi experiencia sirva a otras para entenderse a una misma”, “Mi veredicto. Que alguien pueda informarse con esto”, “que se publique la investigación”. Mostrando la necesidad de comunicar, siendo esta investigación una oportunidad para expresar situaciones y experiencias que por largo tiempo han callado y que en un ambiente donde se propició la confianza, el respeto y no enjuiciamiento, lograron mirar a la fibromialgia ya no como ajena e incontrolable, para permitirse escuchar lo que esta condición les cuenta sobre sí mismas.
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5.2 Aspectos Biográficos
Bien pudiera ser… Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido no fuera más que aquello que nunca pudo ser, no fuera más que algo vedado y reprimido de familia en familia, de mujer en mujer. Dicen que en los solares de mi gente, medido estaba todo aquello que se debía hacer... Dicen que silenciosas las mujeres han sido de mi casa materna... Ah, bien pudiera ser... A veces en mi madre apuntaron antojos de liberarse, pero se le subió a los ojos una honda amargura, y en la sombra lloró. Y todo eso mordiente, vencido, mutilado todo eso que se hallaba en su alma encerrado, Pienso que sin quererlo lo he libertado yo. (De Irremediablemente, 1919) Alfonsina Storni
Estar frente a frente, mirarla y reconocerse en ella, descubrir que sí, una parte de la propia historia es reflejada, que las formas en que se presenta día a día, noche a noche, son un reproche de palabras no dichas, silencios dormidos y deseos perdidos; poder mirarse en ella, aceptar que no es desconocida, que su insistente presencia es sombra de recuerdos que huyen de la memoria: Mujer y fibromialgia. Descubrir, dilucidar y develar aspectos biográficos asociados a la fibromialgia, significó para las participantes un proceso de mirarse reflejadas en el espejo, un espejo con rostro de mujer, el cual se presentaba, no sólo en el encuentro con las otras participantes, 136
sino además, en el cuestionamiento de su propia historia y lo que la FM ha representado en ella. Si bien es cierto, desde el inicio de esta investigación surgió la inquietud por indagar la relación entre la fibromialgia y las mujeres, al descubrir su predominio en esta población (85-94% casos según Rubio y Paredes, 2004), fueron precisamente los resultados de las entrevistas y el proceso grupal, los que exigieron romper con los modelos explicativos biologistas ̶que se mostraron insuficientes para dar cuenta de ello ̶ y dirigir la atención a aspectos biográficos referentes a historias propias de mujeres, que permitieran comprender la fibromialgia misma. De entre las fotos, retazos e impresiones de vida resaltados por las participantes, sobresalieron reflejos de una infancia diluida en labores de limpieza del hogar y cuido de hermanas/os, como resultado de una educación represiva y moralizadora, así también de mandatos de poder instaurados en el cuerpo. Particularmente importantes, fueron las referencias a padres ausentes, distantes o abandónicos, que por unas u otras razones, se mantuvieron alejados de las participantes, así como de madres sacrificadas y dedicadas al trabajo doméstico, pero poco afectuosas y atentas. Estos y otros aspectos biográficos que las participantes reconocieron asociados a la FM, fueron agrupados en tres correlatos de mujeres, los cuales se construyeron a partir de cuatro contenidos principales: los personajes de mujeres que se presentaron repetidos en la sesión tres, la cual abordó cómo es ser una mujer con fibromialgia (tema que ellas mismas destacaron); en segundo lugar se retoman los fragmentos de las historias de vida que las participantes resaltaron a través de todo el proceso grupal; y tres, los aspectos biográficos comunes sobresalientes de las entrevistas, además del análisis de la contratransferencia alrededor de estos elementos.
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Los tres correlatos son: a. La mujer silenciosa: Durante el juego de personajes de la sesión tres, apareció repetidamente el personaje de una mujer silenciosa, no hablaba, tapaba su rostro ̶principalmente su boca ̶ lo que impedía poder reconocerla, pero sobre todo impedía que su voz pudiese ser escuchada. Esta personaje representa a las participantes, quienes reconocieron su incapacidad para expresar y hablar sobre lo que sienten y les duele, pues consideran ser poco escuchadas e incomprendidas por las personas que les rodean: hijas/os, parejas, compañeras/os del trabajo, entre otras/os, llevando ello a ensimismarse, como dicen en sus propias palabras. Silenciar lo sentido, lo pensado, lo vivido, no se presenta como casualidad, por el contrario, parece surgir de la historia de las participantes como una reacción potenciada por mecanismos represivos y de control sobre ellas, muestra de esto son sus relatos, en los cuales rememoran haber vivido una infancia solitaria al verse forzadas a desistir del juego con pares por cumplir con tareas adultas y feminizadas como limpiar la casa, cuidar a las/os hermanos, servir; lo cual se traduce en anteponer las necesidades del otro a las propias, de manera que el silencio permite no incomodar al otro. Esto se entrelaza con una aparente carencia afectiva, de protección, cuidado y cariño, no sólo mostrada por la situación mencionada, sino al referir madres y padres con roles distantes afectivamente, ya sea por ocuparse en sus labores o por un concreto alejamiento de las participantes, implicando esto, una falta de apoyos que brindasen un entorno de seguridad y sostén emocional para desarrollarse con confianza. Las experiencias mencionadas por las participantes responden a una forma patriarcal de socialización a la que se somete a las mujeres, según la cual éstas no deben expresar lo que piensan y sienten para no incomodar, no deben quejarse ni desear, sino, 138
por el contrario, deben aceptar con sumisión y resignación aquello que por destino les ha sido adjudicado, entendiéndose por destino aquello que alguien más a elegido para ellas. Muestra de lo anterior, son los mandatos sociales que las participantes mencionan haber recibido de niñas, a través de mensajes como: - “Usted si es Llorona”- “No se meta en las conversaciones de adultos”- “Siéntese y deje de hablar ¡Coma!”Vale la pena hacer varias anotaciones al respecto. La palabra llorona, en su connotación popular, refiere a alguien que se queja en sobremanera, por tanto, la primera frase refleja censura ante la expresión de disgusto o desagrado ante algo, es decir, sin importar lo desagradable que pueda ser una situación, se espera que la niña la asuma sigilosamente. Con respecto a la segunda frase, se niega a la niña la expresión de su pensamiento o inquietud ante temas que, suponen, no deben ser de su interés, a pesar de sí serlo. Por último, una tercera frase aún más concreta, refleja ya una directriz clara a la inmovilidad y el silencio, pero sobre todo a tragarse o dejar dentro de sí, aquello que desea sacar afuera por medio de la palabra. Todo esto empieza a dilucidar como las participantes desde niñas percibieron poco reconocimiento por parte de las personas adultas significativas que les rodeaban, considerándose poco valoradas sus opiniones, pensamientos y sentimientos, y por el contrario, siendo deseado e incluso solicitado, el silencio y represión de estos. Como plantea Ana María Fernández (2009), la autonomía de la mujer implica un doble movimiento de subjetivarse- objetivarse como sujetas de derecho, para tener el control de las propias condiciones de existencia, sin embargo, siempre se encontrará una íntima relación con el momento histórico en que se encuentre dicha mujer.
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La falta de reconocimiento del o la otra, que desde el psicoanálisis feminista se comprende como un proceso necesario para el descubriendo del o la sí misma, en la construcción de una ser autónoma, se refleja en la mujer que tapa su rostro, con lo cual no puede ser reconocida. Al respecto, las participantes también mencionan enfáticamente que “las mujeres estamos acostumbradas a ensimismarnos, a dejarnos todo adentro, diferente a los hombres”, reconociendo así que hay una cuestión particular en la construcción social del género que lleva a propiciar que las mujeres deban guardar, silenciar y reprimir su sentir, su pensar y sobre todo su deseo. En relación con ello, en un protagonismo específico se vislumbró cómo ante una situación de infidelidad de la pareja, la protagonista sentía tristeza, desilusión e indignación, no obstante, su reacción fue represiva, como se refleja en la siguiente frase: -
“silencio, disimular, callar, si tuviera el coraje, pero tenemos niños pequeños y lo soporto”-. Durante el trabajo psicodramático, la participante resaltó la necesidad que tenía de
liberar y descargar eso que “nos aprieta”, hablarlo y expresarlo para poder solucionarlo. Lo anterior muestra cómo la represión externa, desde edades tempranas es internalizada y en el caso de las participantes, ejercida como mecanismo rígido de defensa, que más que salvarles, les daña.
b. La mujer obsesionada con el oficio doméstico: En la misma sesión tres, surge repetidamente una personaje obsesionada con el oficio doméstico, quien no levantaba la mirada para ver a las otras mujeres, y caminaba con su cabeza abajo, su espalda encorvada y sus hombros encogidos hacia el frente, los brazos rígidamente apegados a su tronco, como si debiera contener algo en su pecho. 140
Esta mujer, la cual se presentó en varias ocasiones, mencionó que debía limpiar “muy bien” porque sino, si al llegar su esposo encontraba algo sucio le pegaría. En otra ocasión, esta mujer limpiaba afanosamente con un trapo, el cual se encontraba lleno de las lágrimas de una personaje anterior que lloraba quejumbrosamente porque no se sentía valorada por su pareja. Se manifiestan en esta personaje, una serie de vivencias en que las participantes, como mujeres, fueron subordinadas al poder y control ejercido sobre sus cuerpos, para moldear el ideal de feminidad en ellas. Manifestaron como desde pequeñas fueron sujetas a demandas sociales sobre lo que era esperado de ellas como mujeres, transcendiendo eso su formación y educación, como se mencionó con la personaje anterior. Exigencias como “péinese”, “piojosa”, “levántese de ahí”, “que sucia que anda, parece un limpión”, “las niñas no usan jeans como los chiquitos”, “no ande en bici” aunadas a frases como: “que linda que se ve” y “aprenda a usar tacones”, dilucidaron un ejercicio concreto del biopoder, orientado a la erotización del cuerpo femenino, siendo éste tan solo un “objeto de apropiación y de deseo, como cuerpo para el otro” (Martínez, 2007, p. 88), lo que significa una pérdida de control sobre dicho cuerpo y el movimiento libre del mismo, para someterse rígidamente a estos mandatos. Asimismo, en diversos momentos del proceso grupal, las participantes discutieron cómo fueron educadas desde edades tempranas, para desarrollar el oficio doméstico y dedicarse al cuido de otras niñas y niños, viendo su infancia limitada a tareas adultas, lo cual también fue confirmado en las entrevistas realizadas, resaltando como un aspecto común en todas ellas. Alusión a ello hicieron las siguientes frases: -
“Ponga las sillas en su lugar”-
-
“Venga lave los trastes”- . 141
-
“Demuestre que usted puede”-
-
“Ayude a su mamá”-.
-
“Si se porta bien le traen una muñeca”-.
-
“¿Por qué no juega con muñecas como las chiquitas normales?”.
-
“Aprenda a hacer oficio”-. Cumplir con estas funciones de servicio y cuido implica el recibir el reconocimiento
social como mujeres, sin embargo, el sacrificio que ello conllevó no garantizó a las participantes ser valoradas como sujetos, sino, únicamente como objetos del deseo de otros, sirviendo a las y los demás. A pesar de callar y reprimir, en sus relatos permanece latente un reclamo por obtener esa valoración, como recompensa merecida por su dedicación y esfuerzo en el servicio y cuido de las y los demás, pero sobre todo por haber sacrificado sus deseos para cumplir sigilosamente con tal demanda. Parece ser entonces que aquello que se resguarda en el pecho de esta personaje construida por las participantes, es una serie de reclamos no expresados, de deseos no pronunciados, de molestias no dichas, contenidas por una mujer que se ha entregado servicialmente, pero además en silencio y a costas de su no reconocimiento, como refleja el correlato anterior, mostrando como las mujeres han sido educadas para la represión no solo de sus deseos sino también de la pulsión agresiva. Ante este panorama, la fibromialgia aparece intensamente como un reclamo, un grito desesperado del cuerpo que se resiste al cumplimiento de estas exigencias sin obtención de reconocimiento como sujetas del deseo, cuando ya como adultas, las participantes ven incrementado su dolor, cansancio y agotamiento en el momento de realizar labores domésticas, viéndose imposibilitadas para realizarlas.
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Al respecto mencionan: -
“A los hombres se les permite acostarse a dormir y que les den, y nosotras como las locas, por todo lado y que cómo vamos a estar cansadas, nosotras estamos acostumbradas a que la vida no debe cansar, la sociedad le dice a una que debe aguantar, cuando es el cuerpo el que no aguanta, se empieza a enfermar”. Las participantes entonces reconocen cómo el cumplimiento de las demandas
sociales que a través de sus vidas han soportado como mujeres, son una carga pesada que les sobreexige, pero la han aguantado en silencio, sin quejarse y haciendo lo que “deben hacer”, hasta que aparece la fibromialgia con un grito de dolor que exige descanso. La fibromialgia expresa entonces un reclamo no dicho, porque contiene una cuota del deseo, de la necesidad de definirse como sujetas autónomas pero ello se contradice con la abnegación de la mujer servicial tan esperada. Posteriormente al trabajo con estos aspectos biográficos, una de las participantes manifiesta su reclamo ante la pretensión de su psicólogo de obligarla a practicar una disciplina deportiva como tratamiento para la fibromialgia, al respecto menciona: -
“No más disciplina, eso no funciona conmigo, estoy cansada de sentirme institucionalizada, impotente”-. Ello lo asocia al cansancio que percibe incrementado cuando realiza su trabajo,
donde es obligada a seguir un ritmo laboral distinto al que ella puede llevar, pero sobre todo porque constituye un sitio donde no se reconoce la fibromialgia como una causa de incapacidad. Asimismo, esta participante en una de las sesiones, logra articular un reclamo hacia su madre que le sobreexige, no solo seguir su ejemplo, sino hacer más de lo que ella misma hizo, cumpliendo un rol de supermujer, a través de una doble jornada laboral, ya no solo como ama de casa sino también como profesional, la participante le expresa con un tono fuerte, firme y directo: -“entienda, yo no soy un superhéroe, yo soy una persona normal”-. 143
Con ello, se presenció cómo el descubrimiento de aspectos biográficos asociados a la fibromialgia, permitió a las participantes reconocer marcas y huellas anudadas a su condición que requerían ser externalizadas para dejar de hacerse daño a sí misma con todo lo que reprimían.
c. La mujer que viaja: La mujer que viaja es una personaje que también aparece en repetidas ocasiones, en algunos momentos viaja por negocios, en otros porque es joven y en unos más porque se encuentra de paseo. Sujeta fuerte su maleta, mira al frente y se mueve fluidamente por el espacio, como bailando, como si su cuerpo fueran las alas, no de un avión, sino de un pájaro libre que avanza liviano, muy discrepante con la mujer anterior. Ésta personaje se presenta más como un boceto del deseo, tanto de huir y escapar de un destino que consideran inesquivo, como de un encuentro pleno con la libertad, independencia y autonomía con que algún día soñaron. El viaje, como un atravesamiento de límites y fronteras, entre lo corporal y lo psíquico, entre lo material y lo subjetivo, entre la obligatoriedad y el deseo, representa un movimiento que la rigidez propia de la fibromialgia pareciera prohibir, pero que al método psicodramático no fue vedado. El proceso grupal dio ocasión a ese viaje por el deseo, a través del cual aparecieron juegos infantiles colectivos que se apropiaban del espacio público en aras del encuentro con otras mujeres sonrientes y dinámicas, que trasmitían fortaleza, decisión y seguridad en sí mismas, al hallarse unidas. Un viaje por la propia historia, para adueñarse de momentos robados y enfrentarlos de formas diversas, para expresar lo contenido, para reconocer lo dolido y para decidirse por tomar alternativas nuevas, para enfrentar fantasmas que diariamente les atormentaban. 144
Ésta mujer representada suscitó el descubrimiento de sí mismas como personas libres, autónomas e independientes, mujeres adultas con posibilidades nuevas para enfrentarse a situaciones vividas a edades tempranas, en las cuales no poseían los recursos necesarios para hacerlo, y donde el miedo y la soledad atormentaban. Ésta, como las otras personajes que fueron traídas por las participantes, sintetizan aspectos biográficos que las mismas hallaron asociados a la fibromialgia, a través de la escucha del cuerpo, de lo que las expresiones contempladas en éste les sugerían. Los aspectos mencionados, estuvieron enlazados con situaciones que atraviesan particularmente a las mujeres, no sólo a las participantes, respondiendo ello a procesos de identificación, promovidos desde un sistema patriarcal que domina y determina las experiencias de vida como la expresión corporal. Muestra de ello, es la referencia que las participantes hicieron acerca de manifiestaciones corporals similares a la FM, sentidas por mujeres familiares, a pesar de que no en todos los casos se les había adjudicado el diagnóstico por fibromialgia. Ejemplo de ello, es cuando una de las participantes comenta respecto al dolor que siente por la FM: “Mi mamá tenía osteoporosis, algo parecido a la fibromialgia”. A. Así también, la madre de una de ellas, la abuela materna de otra y la bisabuela materna de una tercera, fueron diagnosticadas con artritis, mientras la hermana de una de las participantes también fue diagnosticada con FM. Con respecto a ello otra de las participantes menciona: “Juraría que mi mamá tiene fibromialgia, pero ella no lo acepta”. Z A la vez, una participante más, comenta que una mujer familiar suya, no fue diagnosticada con FM, porque ese es un término nuevo que en aquel momento no se conocía aún, lo cual coincide con la información dada por López y Mingote (2008), quienes 145
aseguran que la FM es reconocida por la OMS hasta 1992, con lo cual el auge de su diagnóstico es relativamente reciente. Además de la similitud entre diagnósticos reumatológicos, también se encuentran asociaciones con otras expresiones corporales que las participantes consideraron propias de la fibromialgia, como el olvido o neblinas mentales que aseguraron tener, coincidiendo con el diagnostico de Alzheimer de la madre de una de ellas, y la presencia de migrañas en la madre de otra. Mientras tanto, de manera contraria, los hombres de sus familias presentaron problemas cardiovasculares, cáncer y problemáticas psicosociales como alcoholismo o fumado. De esta forma, podría plantearse una suerte de herencia femenina, que no tiene que ver con una conceptualización genética ni legal, sino con una connotación cultural y social, según la cual, son transmitidas cargas transgeneracionales, conscientes e inconscientes, entre las mujeres. Lo anterior sugiere que, a nivel contextual, se siguen presentando condiciones que propician en las mujeres la no expresión de sus emociones, pensamientos, deseos, contradicciones, fantasías, por efecto de la represión, incluso internalizada, que conlleva a la aparición de manifestaciones corporales, como mecanismo de salida e intentos de liberación ante la represión (Ustárroz, 2008), que en el caso de las mujeres de este estudio, fue nombrada como fibromialgia. De tal forma, en las historias de las participantes es posible descifrar cómo en la forma en que tradicionalmente son educadas las mujeres, prevalecen los mecanismos de control y represión sobre la corporalidad de las mismas, limitando su libertad para moverse fluida e independientemente en la sociedad, por lo cual no es de extrañarse que todas las manifestaciones corporales antes señaladas, correspondientes al dolor corporal, referían a limitaciones articulares y musculares del cuerpo femenino, restringiendo así las posibilidades de movimiento del mismo, y con ello, de autonomía y libertad. 146
Ejemplo de este contexto es el símbolo que representa a la principal institución encargada de brindar cuidado y protección a la salud de Costa Rica, la Caja Costarricense del Seguro Social: una mujer abrigando entre sus brazos a un/a bebé. Así, velar por el bienestar general, la satisfacción de necesidades y el cuidado, es parte de las responsabilidades adscritas a la construcción social del género en éste contexto, que es prioritariamente reproducido por la familia, como ente que reproduce y mantiene el sistema social. Lo cual implica que la madre funja como “la encargada de velar por la represión de la sexualidad de la hija” (Dio Bleichmar, 1997, p. 24), educándola para resignarse ante una dominación patriarcal considerada ineludible, como lo hicieron con ella previamente. Asimismo, debe enseñarle a supeditarse a los mandatos sociales que como mujer debe cumplir, entre ellos cuidar de los otros, estar siempre dispuesta a servir, conocer y practicar las labores domésticas, parir y educar a los hijos, siendo su cuerpo el objeto del deseo de los otros, más no un medio propio para la búsqueda del placer. Todas estas características, así como muchas más asociadas a la feminidad, son preexistentes a la niña, quien no puede separarse de los valores, ideales y mitos asociados a ella, explica Dio Bleichmar (1997), por lo cual, debe someterse a los mismos si su pretensión es sobrevivir en la sociedad. De allí que, tras varias maneras de ejercer el mecanismo de represión sobre las mujeres, el cuerpo se convierte en el único espacio donde los contenidos inconscientes se configuran y aparecen desfigurados en forma de dolor, cansancio, neblinas mentales, como es el caso de las participantes. Entre tanto, la “≪automática≫ sumisión bajo el poder del padre dominante en la familia patriarcal (como consecuencia de estructuras violentas) se puede repetir más en adelante en cada relación (desigual) entre hombre-mujer” (Hauser, 1992, p. 63), por lo cual asumir un lugar de subordinación no es una elección sino un mecanismo de sobrevivencia social, como puede evidenciarse en diferentes aspectos biográficos de las participantes. 147
5.3 Imagen corporal: las subjetividades femeninas en el discurso del cuerpo Y allí en vos misma, sí, pues sois barrera, barrera ardiente, viva, que al tocarla ya me remueve este cansancio amargo, este silencio de alma en que me escudo, este dolor mortal en que me abismo, esta inmovilidad del sentimiento ¡Que sólo salta, bruscamente, cuando Nada es posible!
(Carta lírica a otra mujer) Alfonsina Storni.
Historias marcadas en la piel, cicatrices invisibles y sensaciones
difíciles de
articular en la palabra, conforman un conjunto de símbolos indescifrables para la mirada biologicista más escéptica, ante la cual son invisibles los aspectos inter e intrasubjetivos de las personas con fibromialgia. Lo que lleva a cuestionar nuevamente “¿si en la mujer es más frecuente el uso del cuerpo como método para encarar y resolver los conflictos, no nos estará diciendo de esta menera que es sólo por este medio que cree ser escuchada?” (Dio Bleichmar, 1991, p.145). De esta forma, describir la fibromialgia como enfermedad reumatológica o histeria, ya sean desde la medicina, la neurología o la psicología clínica, se convierte en una etiqueta que obtura y silencia a las mujeres que viven con esta condición día a día, vedando toda posibilidad de entenderla a través de sus historias de vida. Por ello, comprender las manifestaciones corporales de la fibromialgia, no como signos de un síndrome que deben callar o silenciar, sino como expresiones simbólicas que al articularse en el lenguaje del cuerpo, permiten ser leídas, escuchadas y descifradas por las mujeres con esta condición, constituye una lectura alternativa que reconoce el lugar protagónico de la historia, el contexto y la construcción subjetiva de estas mujeres. De esta 148
manera, el análisis de las expresiones simbólicas que se presentan en este apartado, surge de la relevancia e importancia que las participantes dieron tanto a ciertas manifestaciones de la fibromialgia como a las historias asociadas a éstas, a través de los relatos compartidos en las entrevistas y la interacción grupal durante el psicodrama.
a. Neblinas mentales: “Empiezo a olvidar lo que quiero recordar y a sorprenderme con lo que está allí” Z. En la primera sesión psicodramática, las mujeres comentan durante el sharing, sus problemas de memoria, describiéndolos como olvidos repentinos de elementos cotidianos. Entre las presentes surge la sorpresa de encontrar que esta situación es común con las demás, no obstante, una de ellas asegura saber qué es lo que les sucede y lo nombra como neblinas mentales, sosteniendo que estas son propias de la FM. Alrededor del tema surgen diferentes emociones, las participantes manifiestan que este olvido les produce miedo, frustración y preocupación, más que el mismo dolor, a pesar de que este último sea el signo principal por el que reciben el diagnóstico de FM. Lo
anterior
lleva,
necesariamente,
a
realizar
un
cuestionamiento
contratransferencial sobre la importancia adjudicada al dolor en la FM, visión que ha sido potenciada por las ciencias duras, principalmente médicas, que se han encargado de dar primacía a esta expresión corporal. Es posible que las neblinas mentales sean deslegitimadas por estas ciencias, al identificarlas como un signo secundario y en ocasiones ignorado, al no ser tangible o visible para la objetividad
de sus métodos de
experimentación. Por este motivo, visibilizar esta expresión simbólica de la FM que las participantes han resaltado, cobra importancia para la presente investigación, al mostrarse como una invitación a preguntarse ¿qué es lo que no se puede recordar? o quizás ¿qué es lo que se está olvidando? 149
Esta pregunta surge al retomar que las participantes equiparan las neblinas mentales a olvidar y dejar ir de la memoria, pero además, porque según comentan autores/as como Chiozza (1998), el dolor como expresión simbólica, esconde fantasías y contenidos intrapsíquicos relacionados con emociones, historias y momentos que han sido sujetos de la represión y por tanto no han encontrado cabida a través de la palabra, permaneciendo allí, entramados en el cuerpo, siendo así el olvido un llamado a recordar aquello retenido por el dolor. Como planteaba Freud (1983), el olvido se da por la represión de un recuerdo, como mecanismo de defensa ante un afecto penoso, el cual es necesario para la supervivencia psíquica, con ello, se puede considerar que en el caso de las mujeres integrantes del grupo, las neblinas mentales ocupan el lugar del recuerdo de la vivencia de experiencias dolorosas, donde el olvido se había convertido en un intento por borrarlas, pero que se lograron concientizar a lo largo del proceso de investigación. Es precisamente en este “dejar ir de la memoria” que las neblinas mentales alertan sobre situaciones afectivamente dolorosas, que han llevado a olvidar la representación, mientras el afecto separado parece manifestarse a través de las expresiones corporales. No obstante, la preocupación de estas mujeres ante el olvido, se muestra como una alerta que las lleva a preguntarse a sí mismas sobre esas situaciones. Esta curiosidad se presenta desde el inicio de la investigación, en primer instancia cuando las mujeres que integraron el grupo, contactaron para manifestar su interés por participar de una investigación que convocó a descubrir aquello que la fibromialgia quería decir a través del cuerpo. Asimismo, este interés por encontrar respuestas a través del lenguaje del cuerpo fue explícito en las expectativas referentes al proceso grupal, mencionadas en la primera sesión. Con lo cual se considera que las asistentes mostraron su intención de preguntar al cuerpo que estaban olvidando.
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Este cuestionamiento alimenta el interés de las mujeres por descubrir el origen de su condición, según mencionan. Es así, que en las siguientes sesiones empiezan a recordar eventos de su vida, momentos, impresiones, sentimientos, situaciones personales, las cuales habían guardado, callado e incluso olvidado, pero que mediante el acompañamiento grupal lograron, según sus propias palabras, “sacar algo escondido”, “traer recuerdos”, que no habían podido compartir con nadie más. Durante la segunda sesión psicodramática, tras el caldeamiento surgen cuatro propuestas de tema para poner en escena, las participantes eligen dramatizar la siguiente, titulada: Impotencia: una mujer luchando por cambiar cosas que no dependen de ella.
Esta escena trae consigo mucha tristeza y miedo, donde el cuerpo de la protagonista se muestra cargado y tenso. Por medio del llanto -a manera de catarsis- logra soltar recuerdos retenidos, que a pesar de la dificultad presentada para verbalizar su sentir, comparte durante el sharing su asombro por haber podido “sacar tanto”, sobre situaciones que según indicaba, silenció por largos años. Aparece durante esta escena de Impotencia, la sensación de aislamiento, donde la protagonista afirma estar distante de su familia, a pesar de que pone en la escena a su madre, padre y hermanos. Este sentimiento de soledad es compartido por las demás mujeres, quienes en numerosas ocasiones del proceso grupal reiteran haberse sentido solas en distintos momentos de sus vidas, desde edades muy tempranas. Aunado a lo anterior, una de las participantes cuenta, durante la entrevista inicial, que ante diversas situaciones familiares, prefería “vivir en su burbuja”. Muchos de los aspectos asociados a la FM, que fueron revelándose durante el proceso psicodramático, referentes a situaciones vividas por las participantes de forma penosa, desde su infancia, lo que lleva a suponer que a edades tan tempranas, el 151
afrontamiento de las mismas no era posible, dados los pocos recursos personales para tramitarlas, por lo cual apartarlas del recuerdo era una alternativa viable, sobre todo en un contexto carente de seguridad, apoyo y protección por parte de figuras adultas significativas. De modo que aislar se convierte en la alternativa ante la carencia de más posibilidades para poder sobrevivir ante el dolor sentido. Sin embargo, no todo escapa o se nubla de la memoria. Según afirma Freud (1893), una representación insoportable se torna inofensiva, cuando esta se aísla del afecto, “desapareciéndola” de la conciencia, mientras el afecto se transforma en una inervación somática, que en el caso de las participantes, pareciera ubicarse en el cuerpo, como signos indescifrables e invisibles. Pero aquello que ha sido depositado en el cuerpo, que no ha podido ser expresado a través de la palabra, que ha sido censurado y prohibido, exige ser escuchado, necesita ser gritado y según comentan las participantes, quieren
recordar para enfrentar y
ser
protagonistas de sus vidas.
b. Ganas de orinar
Al igual que con las neblinas mentales, las participantes señalaron haber sentido constantes ganas de orinar, pero lograron dilucidar la asociación entre éstas y la fibromialgia hasta la sesión dos, mostrándose sorprendidas al descubrir que esta expresión corporal era común entre todas ellas. Según relatan las mismas participantes, las ganas de orinar aparecen durante el día y la noche, y son acompañadas de la sensación de sentir “la vulva inflamada”; una de las participantes incluso comenta sentir dolor en su vagina, describiéndolo como “el dolor propio de la fibromialgia”, aún cuando este no incluido es uno de los puntos sensibles
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identificados para la FM, según los estudios científicos citados en el marco teórico de esta investigación. En diferentes momentos del proceso grupal, las integrantes del grupo discuten sobre esta expresión corporal, revelándose otras características de la misma, como que les impide dormir, surgiendo así diferentes aspectos nodales que aparecen conjugados en esta manifestación de la FM. En primer lugar resalta una clara referencia a la ubicación de esta expresión en órganos propios del cuerpo de la mujer: la vulva y la vagina, lo que refuerza la relación analizada desde el apartado anterior entre la fibromialgia y el ser mujer, mostrándose en este caso una clara configuración simbólica de tal vínculo. Aunado a ello, aparecen las constantes visitas nocturnas al sanitario, ante lo cual, contratransferencialmente, surge la duda de si esto puede interrumpir los posibles encuentros sexuales mientras duermen con sus parejas5, sugiriendo la privación de la obtención del placer por esta vía. Lo anterior se corrobora en la quinta sesión, cuando las participantes revelan la dificultad que tienen para mantener relaciones sexuales con sus parejas, asociándolo a otra manifestación corporal de la FM: el dolor en diferentes lugares de su cuerpo (rodillas, espalda, muñecas, entre otras). En este aspecto resuena, la asociación que comúnmente se hace de la sensación orgásmica y la eyaculación de las mujeres con las ganas de orinar6, de forma que al creer que están orinando, algunas mujeres reprimen su orgasmo, no logrando alcanzar la sensación de placer.
5
Excepción sería una de las participantes que no tiene pareja y otra de ellas que por separación del esposo, no duerme con su pareja, sino con su hija, a quien manifiesta no querer incomodar. 6 Sobre la asociación entre la eyaculación femenina y las ganas de orinar existen diferentes referencias, pocas con evidencia científica que retomen y valoricen la percepción subjetiva de las mujeres acerca del orgasmo por sobre el funcionamiento objetivo de los órganos sexuales, no obstante, en algunas revistas de corte feminista como Pikara Magazine y artículos de opinión como el presentado en: http://suite101.net/article/eyaculacion-femeninaa48768#.U9sSWOOSwZM, se retoma esta sensación descrita por las mujeres durante el orgasmo: las ganas de orinar. Así también se presentan en múltiples blogs la consulta en que las mujeres discuten porque sienten ganas de orinar cuando tengo relaciones sexuales.
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Todos estos elementos apuntan a ubicar esta expresión de la FM como una posible manifestación de la negación del placer en la vida de estas mujeres, tanto por limitar la práctica de relaciones sexuales, al hacerles levantarse en múltiples ocasiones, como al convertirse en una potencial barrera para alcanzar el placer durante el orgasmo. Si esta lectura se hace a la luz de la represión, que como se ha visto a lo largo de este análisis es uno de los mecanismos defensivos que prioritariamente muestran estas mujeres, puede considerarse que la negación del placer es una forma de mantener el control sobre sí mismas, como instauración de diversos sistemas de control y dominación externa que han sido ejercidos sobre sus cuerpos desde edades tempranas. Esta reproducción de la dominación sobre sus cuerpos es una exigencia social que responde a la idealización de la mujer sumisa y recatada, la cual reprime su deseo sexual, negándolo incluso, en aras de fungir como objeto del placer para el hombre. El sometimiento a tales exigencias parece asumirse como el costo para recibir aprecio, reconocimiento y valoración social como mujeres, sin embargo, esa se convierte en una promesa inalcanzable. En casos como los de las participantes, donde el contexto familiar en que se desarrollaron se mostraba carente de apoyo, afecto, cuidado y protección, el reconocimiento por parte de figuras significativas como la madre y el padre se mostraba en falta, más no así las exigencias para cumplir con tareas adultas y feminizadas como el cuido de hermanas/os y el servilismo en labores domésticas, de manera tal que el cumplimiento de las mismas podía entenderse como un paso en búsqueda de esa valoración tan anhelada. La renuncia al cumplimiento de ese rol, para llevar a cabo tareas más placenteras, parece suscitar el miedo al abandono y la soledad que tanto refieren las participantes, visible por un lado, en el reconocimiento del miedo, dolor y tristeza que les provoca vivir la fibromialgia en soledad, en el entendido, de que las personas que les rodean colaboran pero realmente no comprenden lo que les sucede.
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Aunado a ello, una de las participantes manifiesta su disgusto en varias ocasiones, ante la falta de reconocimiento laboral de la FM en su trabajo, siendo poco comprendida como condición incapacitante, invisibilizándose así las implicaciones que tiene en su vida. Por otro lado, en la etapa de sharing, posterior a varios protagonismos, las mujeres del grupo se mostraron afectadas por haber vivenciado una infancia muy sola, apartadas del juego y encuentro con otras niñas y niños, dadas las funciones adultas que debían cumplir en sus hogares. De esta manera, podría suponerse que para las participantes, la búsqueda de independencia y autonomía es asociada con la soledad y el abandono, por lo cual someterse a los mandatos sociales se visualizaba como la forma menos amenazante de sobrevivir. Ello cobra mayor sentido al remitirse a la propuesta de Francoise Dolto (1986), quien plantea que la micción es una de las funciones exploratorias de la etapa anal, en la cual el juego por controlar las ganas de orinar, entre otras funciones, permite que las y los niños vayan adquiriendo un sentido de autonomía e independencia, lográndose con ello una sensación parcial de placer. En dicha etapa, se procura alcanzar el control de aquello producido por sí mismas, para demostrarse independientes, reafirmándose como autónomas de otras y otros seres (como la madre) de los cuales la dependencia ha funcionado como mecanismo de sobrevivencia, siendo ello posible luego de que estas figuras significativas han facilitado la diferenciación en un entorno afectivo y protector. Sin embargo, en las participantes se muestra una pérdida de control sobre la micción, siendo carente la sensación parcial de placer, mostrándose por el contrario, dolor e incomodidad al orinar. Podría entonces considerarse que la constante necesidad de orinar se presenta como una compulsión a la repetición, en aras de alcanzar esa independencia y autonomía deseada de una sociedad que a través de sus familias las afirma dependientes y sumisas, pero enfrentándose a la vez con la amenaza de la soledad. 155
Se evidencia entonces una “sobrecastración” a la que han sido sometidas estas mujeres, que rigidiza también el movimiento corporal, que es parte importante de las funciones de la etapa anal asociadas con la independencia, siendo censurado el movimiento libre y la pérdida de control sobre su cuerpo durante el orgasmo, visible en su condición -la fibromialgia- caracterizada por la rigidez y el dolor muscular, que impide el goce del placer sexual. Va así ahogándose el deseo de libertad y el reclamo por el derecho a la existencia, y manifestándose en el cuerpo la necesidad de autonomía en un entorno seguro. Tanto silencio, sumisión y represión explotan en la fibromialgia, un cuerpo que reclama ese alto costo impuesto a sí mismas, sin el logro del reconocimiento, la atención y el afecto. A la luz de todo ello, no parece entonces extraño que una de las manifestaciones corporales descritas por la teoría que caracteriza a las mujeres con FM sea el estreñimiento, pues este mismo refiere a la retención como dificultad para expulsar aquello que adentro daña, así como al control de eso y de sí mismas.
c. Problemas del sueño
Durante la quinta sesión de trabajo grupal, mediante un juego psicodramático, las integrantes del grupo personificaron a la fibromialgia, quien apropiada de la voz de una de ellas dicta: “No la dejo dormir”, repitiéndose esta sentencia una y otra vez durante la misma sesión. Anterior a ello, en la segunda sesión, las participantes comentan sobre sus problemas de sueño, por los cuales se les dificulta pasar una buena noche. Sobre esto, una de las mujeres comparte que al levantarse, emocionalmente se siente vencedora aunque físicamente se siente impotente, como si su cuerpo respondiera a algo externo, fuera de sí
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misma, sobre lo cual no tiene control, siendo sus “noches de impotente y sus días de vencedora”. Las dificultades nocturnas adquieren mayor sentido al verse relacionadas con el descontrol sobre la micción, que les hace sentir la necesidad constante de levantarse a orinar por las noches, lo cual junto con el dolor, es señalado por las integrantes del grupo, como desencadenante de sus problemas de sueño. En cuanto al dolor, las mujeres afirman que en ocasiones toman pastillas que lo reducen y les permiten conciliar el sueño, sin embargo, estas no son una solución pues al levantarse igual todo les duele, ya que durmieron en la misma posición, como si el resignarse a esas pastillas incrementara su sensación de rigidez paralizante. Así, los problemas de sueño asociados a las ganas de orinar y el dolor, se muestran como una expresión frecuente de la FM, no solo en las integrantes del grupo sino en otras mujeres con esta condición, como señala el estudio de la Calidad de sueño, dolor y depresión en fibromialgia, de Máñez, Fenollosa, Martínez-Azucena y Salazar (2005) o el de Ortiz (2003), publicado en Santiago de Chile. Esta dificultad para dormir y la consecuente falta de descanso, se muestra como una coherente explicación de la aparición del cansancio corporal manifestado por personas con FM y particularmente por las mujeres de este estudio. Asociando esto a su condición sexual, una de las participantes decía:
“A los hombres se les permite acostarse a dormir y que les den, pero las mujeres tienen que andar como locas por todo lado y no pueden estar cansadas”.
Tras esa prohibición, parece hilvanarse un asunto de mayor complejidad: el impedimento a acceder a aquel contenido inconsciente relacionado con el deseo, manifiesto de forma desfigurada a través del sueño. 157
En los sueños, como explica el mismo Freud (1900), es posible tener acceso al inconsciente, el cual se presenta de forma desfigurada, debido a que el estado de descanso propio del dormir, está bajo el control de la censura más no de la represión como tal. Sin embargo, en el caso de las integrantes de este estudio, la represión parece actuar impidiendo incluso la posibilidad de descansar, dormir y soñar, es decir, de ceder un poco de control para la resolución simbólica de componentes del deseo. Así, con un mecanismo similar al suscitado con las neblinas mentales, funciona tras estas expresiones de la FM una privación del acceso al deseo, como una interiorización de las diversas formas de control a las que estas mujeres han estado sujetas desde edades muy tempranas, al considerarse que los problemas para soñar aparece ante un posible reconocimiento, al menos preconsciente, del contenido pulsional, sexual y agresivo, que puede contener el sueño en sí. De esta forma, el dolor nocturno y las ganas de orinar, les privan de confrontarse con un conflicto psíquico latente pero además de permitirse al menos una resolución simbólica del deseo, una de las participantes reconoce esto como la pesadez que no le permite dormir. Esto despierta la atención sobre un aspecto nodal, los sueños tanto como el dolor, son manifestaciones de contenidos inconscientes reprimidos, sin embargo, la presencia del segundo suele causar daño a la o el sujeto, por ello llama la atención que el dolor aparezca como un impedimento para alcanzar el descanso y el sueño de las mujeres integrantes de este estudio, ¿será entonces el dolor una forma de autocastigo, ante el asomo del deseo a través del sueño? Sobre esta expresión de la FM -el dolor- hay sendos caminos por analizar.
D. Dolor Los diferentes estudios sobre la fibromialgia la definen a partir del dolor, tomándolo como su característica central y primordial, insinuando con ello una equiparación entre 158
éste y la FM. Ello es visible si se consideran estudios como el de Torres (2008) o el de Alegre, García, Tomás, Gómez, Blanco, Gobbo, Pérez, Martínez, Vidal, Altarriba y Gómez (2010) donde se muestra que el proceso diagnóstico de la FM está basado en la prensión de puntos de dolor ya identificados. No obstante, la explicación del dolor y el significado que éste tiene para la medicina y las ciencias duras difiere de aquel que las mujeres que lo protagonizan pueden tener, muestra de ello es la presente investigación. En ésta, el dolor no ocupó un lugar predilecto, por sobre otras expresiones corporales antes citadas, en el relato de las participantes, no porque fuese menos importante, sino porque vivir cotidianamente con éste, habitando su cuerpo, las ha llevado a naturalizarlo y normalizarlo como parte de su vida. Acostumbrándose a vivir con el dolor propio de la fibromialgia, como “una compañera de vida”, definida así por una integrante del grupo, es una forma de “aceptar la fibromialgia”, como dijo otra, mostrándose como un mecanismo de sobrevivencia ante la imposibilidad que sienten para cambiarlo. Negar, rechazar, invisibilizar y aminorar un dolor que para otras miradas no es real, es la forma en que las participantes lidiaban y convivían con la FM. Es quizás esta invisibilización del dolor, la que descifra una de los más importantes mecanismos de defensa detrás de esta expresión corporal: la represión. Silenciar la palabra, el sentimiento, el reclamo, el deseo propio, subyugándolo ante la necesidad, el interés y la solicitud de un otro, que en sus vidas fueron médicos, parejas, hijas/os, madres, padres, hermanas/os, fue una forma común en que las mujeres del grupo mostraron reaccionar en diferentes momentos de sus vidas. Negar lo propio, silenciarlo y reprimirlo, fue una tendencia compartida que las mismas participantes asocian a su condición de ser mujeres. Al respecto una participante comenta: 159
“Todas las mujeres, por ser mujeres guardamos mucho, no sé si a los varones les pasa igual, pero nosotras nos encimismamos”.
No es sino hasta el encuentro grupal de esta investigación, que las mismas participantes aseguraron haber exteriorizado reclamos, molestias, sentimientos y deseos, que nunca antes habían podido manifestar a alguien más, según comentaron. Varias situaciones presentadas en el proceso grupal dan pista de esto. Una de ellas es la dificultad que las mujeres presentaron para expresar enojo, el cual se percibió contratransferencialmente desde la primera sesión; sin embargo, no es sino hasta la cuarta sesión que éste aparece con intensidad, cuando se permiten confrontar a la fibromialgia y escucharla. Otro momento que reveló la represión instaurada en la vida de estas mujeres, se presentó en la sesión 2, durante la dramatización, cuando la protagonista no pudo decirle a su padre lo que sentía hacia él, al no sentirse escuchada, a pesar de manifestar querer abrirse y hablar, solo logra acercarse a su padre y decirle que lo hablarán en algún momento. Durante el sharing, esta protagonista aseguró que sacó cosas que nunca había podido sacar con alguien más. En línea con lo mencionado, en la quinta sesión, durante la elaboración del mapa corporal una de las mujeres simboliza el dolor con color rojo ubicado en la boca y el centro del pecho, asociándolo con el consumo de alcohol y el cigarro como sustancias adormecedoras al provocarle un calor en el estómago que dormía el dolor. Lo anterior da pie para la siguiente interpretación: el dolor, como lenguaje en el cuerpo, expresa algo del contenido inconsciente, ante tal posibilidad la represión busca silenciar, ahogar y dormir toda manifestación, sin embargo dicho proceso represivo es también doloroso, comparándose con las quemaduras que según la misma participante, causa la FM.
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De tal forma, el dolor permitió divisar la presencia de la represión como mecanismo defensivo utilizado por estas mujeres, que se instaura a partir del ejercicio del control y la privación externas. Si bien, en todo desarrollo psicosexual existen formas de prohibición implementadas por madres y padres, como describe Freud en sus tres ensayos sobre teoría sexual (1901) para hacer referencia al Edipo, en el caso de las participantes se ejercieron mecanismos de control excesivos y constantes, en un contexto de múltiples carencias afectivas de protección y cuidado, con su consecuente impacto en la construcción de la subjetividad. La común vivencia de estas formas de control y poder externo sobre las participantes, no parece ser producto del azar, sino una dosis ejercida tradicionalmente para la formación específica de las mujeres dentro de una sociedad patriarcal, como puede sospecharse en la frase anteriormente citada. Otro ejemplo que permite visibilizarlo es la serie de mandatos sociales de opresión que aparecen al preguntarles frases comunes que les decían de niñas mientras jugaban, entre ellas sobresalen: “peinese”, “las niñas no usan jeans como los chiquitos”, “siéntese y deje de hablar ¡coma!”, “ud si es llorona”, “que sucia que anda, parece un limpión”, mostrando con claridad los mandatos de control que desapropian a estas mujeres del poder sobre sus cuerpos. Tampoco se escapan aquellos mandatos orientadas a la feminización de las tareas domésticas: “vaya a cuidar a sus hermanos”, “ayude a su mamá”, “aprenda a hacer oficio”, por citar algunas. ¿Parece entonces casualidad que uno de los lugares comunes de manifestación del dolor propio de la fibromialgia sea la vagina y el vientre? estas expresiones corporales demuestran que no es azar, pero tampoco una decisión personal o un dramatismo fantasioso para seducir u obtener protección, como plantearon sobre la histeria autores como Blanco y Seguí (2011). 161
Al respecto, una de las mujeres del grupo, durante las primeras reflexiones en que el dolor fue reconocido, menciona:
“Esa sensación de mucho susto, de que algo va a pasar, mucho miedo y uno siente esa sensación en el estómago, sí mariposas… esa sensación pero no sentirla en el estómago sino en un brazo o sentirla en una pierna, es como esa sensación pero a uno le dan ganas de vomitar del miedo, entonces imagínese tener esa sensación en un pedacito del cuerpo, en la rodilla, la cadera, y uno dice ¿qué estoy sintiendo? Y es un dolor muy extraño porque es inexplicable (...) últimamente me ha pasado que tengo ese dolor en la vagina”
Ante esta revelación, las compañeras del grupo afirmaron sentirlo en ese mismo lugar pero con una sensación “como de inflamación”. Este develamiento de las participantes del grupo, permite clarificar una relación entre mujer y fibromialgia, mediatizada por la represión producida por
la opresión
patriarcal sobre las mujeres. No por casualidad, la misma sensación de miedo, susto o temor aparece en otros momentos del proceso grupal, más allá de la vinculación explícita con el dolor. Uno de ellos es también concreto, cuando en un protagonismo la participante agradece a su temor por protegerla y en cierta medida privarle de expresar a su padre un reclamo guardado por años. En un segundo momento, de forma más inherente aparecen la entrega y ofrecimiento del dolor a Dios, por parte de las integrantes del grupo, quienes agradecen por poner el dolor en sus vidas, reflejando el mencionado temor a Dios como una forma de respeto y sumisión ante la autoridad, que en la religión es particularmente asignada a las
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mujeres, quienes deben seguir el ejemplo de sacrificio, dedicación absoluta y servilismo de la virgen7 María. Lo último muestra cómo los mecanismos de subyugación sobre las mujeres no sólo son ejercidos por la familia, sino por un contexto socio-histórico que da ocasión a que instituciones religiosas reproduzcan, mantengan y legitimen la subordinación de la mujer. Con ello, el cristianismo -religión profesada por las participantes- establece como modelo a seguir a la mujer abnegada, recatada y obediente, que doliente guarda silencio y sigue sirviendo, pues comprende que el dolor es inherente a su existencia humana; en palabra de una de las participantes “su veredicto”, y quizás el de muchas otras mujeres más. El dolor es un mandato religioso asignado particularmente a la mujer, basta con retomar la sentencia por la cual se origina la vida: parirás con dolor. No siendo la única, menstruar también suele ser acompañada por este destino. Parir y menstruar no sólo parecen acompañarse del dolor físico, sino también emocional, así lo muestran las historias de las participantes. En el caso de una de ellas, la llegada de la menstruación significó rechazo y extremo control por parte de su madre quien no le permitía salir por miedo a un embarazo. Durante esa misma etapa de la vida, la adolescencia, otra de las participantes debió asumir el cuido de sus hermanas/os, como las labores del hogar, dada la ausencia física de su padre y emocional de su madre. En cuanto al parto, el embarazo y la maternidad, fue identificado por una de las integrantes del grupo como “el momento en que empecé a enfermar” de FM, mientras en un segundo embarazo, sufrió una experiencia de violencia doméstica que la llevó a perder a su bebé. La pérdida de un bebé fue una experiencia que también vivió otra compañera del grupo, mientras una tercera sufrió durante el embarazo, por estar asociado a un evento de violencia sexual y el abandono de la pareja, mientras su madre se mantuvo distante.
7
La palabra virgen ya tiene por sí misma su connotación patriarcal, donde se valoriza la privación y postergación del deseo como una cualidad deseable en la mujer, que entiende su sexualidad como un servicio para el placer de su pareja y el mantenimiento de la especie para la sociedad.
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Todas estas experiencias, configuradoras de la subjetividad, influyeron en las participantes para que describieran el dolor como “parte de la vida”, razón por la cual debían aceptarlo. Es hasta la sesión 4 en que tomando consciencia del dolor como sentencia, reafirmaron su necesidad de rechazarlo, no a manera de negación, sino de destino, luchando porque el mismo no se apodere y centralice sus vidas. Ello lleva a entender la fibromialgia -a través del dolor y otras manifestaciones importantes para las mujeres con esta condición- como una denuncia ante el control y la opresión patriarcal sobre la palabra y la expresividad de las mujeres, como un grito habitando simbólicamente un cuerpo rígido, doliente, ante la restricción de moverse libremente. Sobre ello una participante comenta:
“Uno se ha acostumbrado a que la vida en general no debe cansar y que el hombre viene cansado porque viene de trabajar”.
A dicho comentario agrega que cuando el nivel de “corre corre” ya no se aguanta, el cuerpo se empieza a enfermar. De acuerdo con Lamas (1995), esta asignación diferenciada de tareas según sexo, es una precondición
establecida socialmente que antecede al
nacimiento, la cual da a la mujer, como al hombre, un lugar determinado. En relación con esto, el sometimiento al control y la opresión externas ejercidas sobre las mujeres pertenecientes al grupo de investigación, parece dar ocasión al desarrollo de una represión rígida e inflexible y un superyó punitivo, siendo consecuencia de esto la privación del placer. Tal afirmación se sustenta en varios aspectos nodales, uno de ellos radica en las continuas ocasiones en que las participantes demostraron primar el deseo del o la otra antes que su propio deseo, traducido en labores de cuido, servicio, limpieza, entre otras, como demuestra la siguiente frase: “Mamá aunque usted no me escuche, yo la amo y la cuido, siempre voy a ser tu apoyo”. 164
La participante que hace el comentario anterior es una mujer que en otro momento comenta ir a visitar a su madre, la cual no la reconoce debido a que posee demencia, porque esto le produce satisfacción, pues a pesar del cansancio que siente, si no asiste siente que le está fallando a su madre:
“Es mi satisfacción personal, porque si no lo hago siento que no estoy haciendo bien”.
Las otras participantes le devuelven que sienten que estas visitas están motivadas más por la culpa o por el sentido de hacer el bien, que por el deseo propio. Otro aspecto que mostraba con claridad la privación del placer, refiere a la vida sexual de las mujeres integrantes del grupo. Fue posible evidenciar una negación y privación de la misma, en primera instancia, porque hubo evasión para hablar sobre el tema, incluso contratransferencialmente, lo cual da cuenta de la impugnación patriarcal que veta a las mujeres de apropiarse de su sexualidad, debiendo asumirla como tabú o como “otra obligación con la que cumplir” (Sultán y Chambless, 2008, p. 3). La sexualidad en tanto servicio para otro, no es pertenencia de la mujer misma y por tanto ella no tiene derecho a nombrarla, a apropiarse de ella mediante la palabra, en tanto la sociedad le censura y subvalora a la mujer que habla sobre esta parte de su vida, pues la sexualidad femenina es entendida como “pasiva” diría Lamas (1995). Como consecuencia de dicha desapropiación de la sexualidad, la mujer encuentra más dificultad para obtener el placer pleno mediante el acto sexual mismo, porque además éste parece no ser para ella sino para un otro. Es así como fue posible corroborar, en la poca discusión sobre la sexualidad que se mantuvo en el grupo, como existe una privación de la vida sexual en las mujeres participantes y con ello, de la dificultad de encontrar el placer por esta vía, donde el dolor juega un papel importante.
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Al respecto las participantes comentan que no pueden tener relaciones sexuales por el dolor, ya que las posiciones que a ellas les producen placer, son aquellas en las que más dolor sienten, pero el dolor se hace más soportable en las posiciones que satisfacen a sus parejas. Una de las participantes negó al grupo que el dolor influyera en su actividad sexual, sin embargo, en la entrevista individual comentó: “lo normal es que a mí no me afecte en mis relaciones sexuales ni de pareja ni nada. Pero si estoy de mal humor y me empiezan esos dolorcitos, pido que se aparten de mí. Él (su esposo) no se resiente”. Esta participante fue justamente la que afirmó sentir el dolor de la FM en su vagina8. ¿En este caso, es el dolor un autocastigo por intentar acceder al placer, un recordatorio de que éste está prohibido para ellas, por ser mujeres? ¿Tras el placer sentido, surge la represión, quedando como producto el dolor? En las entrevistas individuales realizadas a las mujeres se evidencia poca frecuencia de la actividad sexual, una de ellas relata una disminución de la misma, mientras otra afirma que su vida sexual siempre ha sido tranquila y de encuentros esporádicos, nada primordial para su relación de pareja. Frente a este panorama, no está de más recordar la conjugación de varias expresiones simbólicas durante la noche: ganas de orinar y dolor que impiden el dormir, sueño que no se concilia y con ello una imposibilidad de mantenerse cerca de la pareja durante la noche, en el caso de las tres participantes que duermen con sus esposos. Todo ello sugiere que la actividad sexual se opone o entra en contradicción con la valoración narcisista:
“las relaciones sexuales con los hijos son tan antinaturales como el derecho al puro placer sexual de la mujer” (Dio Bleichmar, 1991, p. 178). 8
Se considera que con “vagina” se hacía referencia a la vulva.
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Es decir, si una mujer quiere ser valorada como tal, debe sacrificar su goce sexual, pues éste está privado para ella, como un destino “para el hombre [estaba asignado] el derecho y la valoración del deseo autónomo, en estado puro, con mujeres como objetos intercambiables; para la mujer: el amor de un hombre que otorgue legitimidad a su goce” (Dio Bleichmar, 1991, p. 178). Todo ello deja huellas de un placer tentador, pero inaccesible, que se demarca sobre el mapa de su cuerpo, hablando de un deseo insatisfecho, y no sólo sexual, sino finalmente todo aquello que pudiese relacionarse con el placer. Lo anterior se sustenta en el segundo aspecto nodal que refiere a la privación del placer, referente a un descubrimiento esperanzador realizado por las participantes durante la investigación acerca de la reducción del dolor. Según mencionan algunos estudios9 -no pocos- sobre la FM,
la realización de
ejercicio es una de las principales formas de reducir el dolor en las personas con esta condición, sin embargo, al consultar con las integrantes del grupo sobre ésta posibilidad, la mayoría afirmaron que el dolor no disminuía ejercitándose, una de ellas afirma que en la clínica del dolor le insisten en que practique una disciplina deportiva pero ella está cansada de la disciplina, de sentirse institucionalizada, impotente, mientras que escuchar música para dormir le ha permitido descansar mejor. Junto a ello, otra de las participantes descubrió que caminando por la montaña, no por ejercicio sino por disfrutar del contacto con la naturaleza, el dolor se ausentaba. Luego de discutir varias sesiones sobre esto, las integrantes del grupo concluyeron que el dolor disminuye cuando hacían actividades para su disfrute ¡un reencuentro con el placer! Contrario a ello, el grupo en general afirma que el dolor aparece de forma intensa e insoportable cuando deben limpiar la casa, lavar los platos, entre otras actividades que les fueron impuestas desde niñas.
9
González, Ortín & Bonillo (2011), Ortiz (2003), Richards & Scott (2002), Nishishinya, Rivera, Alegre, & Pereda (2006).
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Esta situación revela un claro e importante conflicto entre el deseo y las demandas externas, diría Lily Bar-On (1998) retomando a Freud, un conflicto entre la sexualidad y la instancia represora. Dicho conflicto suele ser asociado a la estructuración neurótica, más no patológica, ni exclusivamente histérica, como intentaron asociar Blanco et al. (2011) o Vidal-Fuentes (2006) con la fibromialgia, agregando a ello que durante el proceso de investigación no se registró ningún comportamiento, ni siquiera inconsciente, tendiente a la manipulación del otro, lo que caracteriza a la histeria según Dolto (1986). Contrariamente, en las integrantes del grupo se denota como la FM tiende a apartarlas y alejarlas de las y los otros -incluyendo médicos, hijas/os, parejas- razón por la cual en muchas ocasiones prefirieron abstenerse de exteriorizar cómo se sentía para no incomodar. Sin embargo, esta soledad que vivenciaban a través de la fibromialgia, la han experimentado desde niñas, según comentan, como producto de las restricciones impuestas por adultos, separándolas de un contacto más cercano con otras niñas y niños de su edad. Por tanto, con la fibromialgia no fue visible obtener algún beneficio de un otro, a modo de manipulación, por el contrario la misma al dar cuenta de la soledad vivenciada dolorosamente como producto de los mandatos externos, refuerza la importancia del conflicto entre el deseo y las exigencias externas. Éste conflicto, que según Lily Bar-On (1998), tiene origen en el edipo, cobra una importancia trascendental en la historia de estas mujeres, al ser leído desde un mirada psicoanalítica feminista que toma en consideración la condición de género de las mismas y por tanto la etapa preedípica. En esa línea, Emilce Dio Bleichmar (1991) aclara que existe un proceso preedípico de identificación primaria con la madre -objeto primario libidinizador- que en la niña tiene la particularidad de caracterizarse por ser igual, en tanto mujer, ese ideal es a lo que daría
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como nombre feminidad primaria -núcleo más poderoso de su Yo ideal preedípico- carente de conocimiento sobre la diferenciación sexual. La autora plantearía que siendo así, la unidad, fusión y continuidad entre madres e hijas, suelen ser masivas y prolongadas, prueba de ello es la relación tan estrecha y fuerte que refieren las mujeres del grupo para con sus hijas, quienes parecen ser las personas más cercanas a ellas. Una vez en el edipo, reconocidas las diferencias sexuales entre hombres y mujeres, la niña constata la desigual valoración social del género, comprendiendo que el tercero función paterna- es valorado socialmente por ser hombre, mientras ella en tanto mujer, como su madre, es subvalorada e inferior, lo cual es adjudicado por la niña a la diferencia sexual, implicando una devaluación narcisista, entonces lo que Freud entendería como envidia al pene, en realidad es un deseo narcisista de ser valorada y reconocida socialmente como sujeta, en busca de recibir afecto y protección. En una sociedad patriarcal, las mujeres se encuentran con una feminidad que las convierte en objetos-función (servicio, cuido, reproducción) para el cumplimiento del deseo del otro, que constituye el ideal de mujer sumisa, dedicada, servicial y abnegada, que no se queja ni reclama. Lo muestra así la siguiente frase:
Yo tengo un ejemplo de mi mamá muy fuerte, siempre he visto en ella una gran fortaleza, y si hay algo que yo quiero compartir es eso, la fortaleza, de que hay que levantarse y poder.
Sin embargo, el cumplimiento de ese rol entra en conflicto interno con mujeres que se saben deseosas de existir, ser sujetas deseantes, independientes, autónomas y que quieren ser valoradas precisamente por ello, en busca de reinvindicar y resignificar así una feminidad que ha sido devaluada. 169
Ello origina no sólo un conflicto intrapsíquico sino también una herida narcisista. Dio Bleichmar (1991) lo plantea de la siguiente forma:
“La principal consecuencia psíquica del complejo de castración para la niña es la pérdida del Ideal Femenino primario, la completa devaluación de sí misma, el trastorno de su sistema narcisista, y que el interrogante mayor a dilucidar no es cómo hace la niña para cambiar de objeto y pasar de la madre al padre, sino cómo se las arregla la niña para desear ser mujer en un mundo parternalista, masculino y fálico” (Bleichmar 1991 p.27)
Según menciona Emilce Dio Bleichmar (1991), a la mujer en nuestra cultura le resulta imposible, o muy difícil, narcisizar su yo porque hay una oposición entre feminidad y narcisismo. ¿Qué ocurre cuando esto sucede en un contexto de poco cariño, protección, cuidado y afecto para la niña, con un padre ausente o distante y una madre poco afectiva? tales faltas podrían ser justificadas desde la niña por su condición de ser mujer y deseo de ser, dificultando a ésta poder reconstruir una identidad de género en que se sienta valorada y sea estimulado su narcisismo. Cuando los relatos de las participantes sugieren madres que no son sujetas del deseo propio y reprimen la pulsión sexual, anulando cualquier vía de satisfacción directa, adiestradas para ser sumisas y asumir una sobrecarga de labores tanto dentro del hogar como fuera de él, les queda, como mujeres, “un interminable trabajo de reactivación del narcisismo, que sea capaz de restituir la feminidad” (Dio Bleichmar, 1991). Podría plantearse entonces que el reclamo a sus madres por haberlas hecho mujeres, además, a éstas y a sus padres por la falta de cariño, cuidado y protección, a sus familias por adultizarlas y feminizarlas a través de tareas domésticas, de cuidado y servicio, privándoles de su infancia; e incluso la falta de apoyo y contención siendo adolescentes y adultas que enfrentaban situaciones difíciles, como violencia sexual y doméstica; provocan en estas mujeres enojo y tristeza, entrecruzadas ambivalentes con la culpa por sentir 170
aquello que, según la sociedad patriarcal, las mujeres no tiene derecho a sentir (pulsiones de agresión y deseo), debiendo contener tensiones reprimidas que a falta de expresión por la palabra terminan explotando por el cuerpo. Es así que el olvido aparece como un intento por negar todo lo que se configura tras ese dolor, y las dificultades para dormir una forma de no encontrarse con este conflicto, pero el dolor sigue siendo la memoria que habla a través del cuerpo, un grito sin descanso dispuesto a hacerse oír. Un dolor agresivo e intenso, quemante, punzante, que ahoga, aplasta y no deja levantarse ni dormir, es un dolor que desespera, deprime, incapacita y atemoriza a estas mujeres que se sienten impotentes e indefensas ante él, expresión simbólica de un conflicto latente que se disputa en su inconsciente. Y el lugar prevalente de permanencia de este dolor no es tampoco azaroso, las historias de estas mujeres demostraron como las primeras señales de la fibromialgia sucedieron en momentos que cada una vivenció con gran dificultad: un parto traumático donde madre e hija son dejadas solas; el abandono del padre frente a una madre emocionalmente ausente; un acto de violencia sexual y el consecuente abandono de la pareja y la ausencia de protección materna; la aparición de una hija del esposo, la cual absorbió la atención, justo cuando el matrimonio se encontraba en crisis y la dificultad para articular una respuesta ante el distanciamiento de las hijas en la adolescencia, revelan como la soledad amenaza con la falta de protección, cuidado y afecto, vivido en la infancia de cada una de las participantes. Existe tras esto una respuesta funcional, enfrentar estos conflictos en plena infancia, cuando los recursos internos para el afrontamiento eran escasos y se encontraban en desarrollo hubiese sido aún más destructivo que reprimirlos. Sin embargo, en la adultez, cuando los conflictos se reactivan ante estas situaciones desencadenantes, la posibilidad para resignificarlos se vislumbra.
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La sospecha de que esa alternativa de resignificación se encontraba latente en estas mujeres a la hora de integrarse a la investigación, se clarifica cuando a través del trabajo grupal psicodramático, las mismas se confrontan al lenguaje de su cuerpo y deciden escucharse y comprenderse a través de él. Muchos logros demuestran como las integrantes del grupo tomaron consciencia de su realidad y abrieron caminos de comprensión y develamiento, que aún con su cuota de dolor, les permitieron liberarse del peso de la culpa y en cierta medida, resignificar su feminidad. Una de las primeras señales de esto, fue en la primera sesión cuando, a pesar de las múltiples mujeres que desistieron del proceso, aquellas que finalmente integraron el grupo manifestaron su intención por descubrir y liberarse. Ante la pregunta de qué esperaban del proceso, una de ellas contestó:
“Dejar el temor, la negación. Renunciar al temor y abrirme a la posibilidad de que para todo hay una ayuda. No empastillarme”.
Otra expresión importante, fue durante el sharing de la primera sesión, donde el cuestionamiento hacia la represión se empezaba a movilizar, cuando al discutir sobre la censura que las iglesias ejercían para privarles de expresar el dolor, así como la reproducción de este temor a través de la familia, una participante comenta:
“Pero sabe que, es un derecho expresar lo que sentimos”. En relación con esto, un logro importante de las participantes durante el proceso fue reencontrarse con sus sentimientos reprimidos y permitirse expresarlos durante los protagonismos, sintiéndose acompañadas y escuchadas.
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Inicialmente, en la sesión dos, a pesar de que la protagonista no logra verbalizar todo lo que quiere decirle a su padre, afirma que ha podido sacar cosas que nunca antes había podido hablar con nadie. Rumbo a la tercera sesión, otra protagonista logra reclamar a su madre por exigirle ser lo que ella no fue, y le afirma que no tiene por qué ser una súper mujer y cumplir con todo lo que su madre no pudo, sin embargo, aparece la resistencia y no logra manifestarse más allá de ello, pero en la sesión cuatro el camino trazado por ellas mismas, posibilitó que otra protagonista expresara su enojo, mientras en la sesión cinco, una nueva protagonista enfrenta un conflicto con su pareja, frente a frente, diciéndole aquello que hasta ese momento no había logrado expresar. Se considera que gracias a ello, las participantes pudieron reconocer y validar sus historias de vida y los sentimientos surgidos a partir de los conflictos enfrentados desde la infancia, legitimando su derecho a liberarse y descubrir cómo el reencuentro con el placer nombrado por ellas como disfrute- les permitía reducir el dolor. Muestra de ello fue el sharing de la sesión cinco, durante el cual las participantes concluyen que ante la confusión es necesario quitarse el miedo para cambiar, así como: “Es necesario liberar, descargar lo que nos aprieta, hablarlo, expresarlo para solucionarlo”.
Complementariamente, durante la última sesión el ejercicio de liberarse de la opresión y cambiar, caminando hacia el disfrute y el placer, fue el tema central. Las siguientes frases sobre “qué se llevaron del proceso” lo confirman:
“Podemos viajar con la mente positiva, hacer cambios”. “Un tiempo para mí que me gustaría seguir cultivando”. “Liberando cargas para asumir esfuerzos positivos para mí”. “Me llevo la dicha de saber que todas vamos a ser diferentes”.
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Más allá del reconocimiento, las mujeres que integraron el grupo, manifestaron empezar a tomar acciones en busca de liberarse y disfrutar, lo que podría definirse como moverse hacia el placer. Comentaron buscar alternativas para mejorar su situación como ir a terapia psicológica y física, realizar estiramientos al levantarse y cambiar su rutina, para hacer cosas para sí mismas, como “callejear”. Una de las participantes comenta:
“Ésta semana puse música de relajación para poder dormir tranquila y lo logré, fue mucho mejor”.
Estos logros demuestran que este es un viaje que sobrepasa los límites de esta investigación, el cual sigue gestándose no sólo en las participantes, sino en las investigadoras, que lograron reencontrarse también consigo mismas y la feminidad despierta en ellas. Con este trabajo no sólo se ha pretendido, como las participantes, poder colaborar en la investigación acerca de la fibromialgia, en aras de posibilitar caminos alternativos a las personas con esta condición, sino que finalmente la misma ha constituido, quizás desde el inconsciente colectivo de quienes participaron en ella, una reivindicación feminista que aporte a la construcción de una sociedad más justa, equitativa y libre, para todas y todos.
La vida me demanda otro rostro Quitarme la máscara de infancia Gritar. (La vida me demanda otro rostro) Gioconda Belli.
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CapĂtulo VI Conclusiones y Recomendaciones
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6.1 Conclusiones
Este apartado incluye las conclusiones generadas a partir del trabajo de investigación realizado. Las mismas se subdividen según objetivo al que responden, además se incluyen conclusiones metodológicas y conclusiones contratransferenciales. Las mismas se presentan a continuación. Objetivo 1. Indagar el proceso de evolución de la fibromialgia en mujeres diagnosticadas con la misma.
El estudio permitió evidenciar la presencia expresiones corporales propias de la FM, de importante relevancia para las mujeres que participaron en el estudio, entre ellas se resaltaron las neblinas mentales, los problemas de sueño y las constantes ganas de orinar. Estas expresiones corporales fueron invisibilizadas en los estudios sobre FM estudiados en los antecedentes, los cuales se centraban en el dolor como elemento definidor de la fibromialgia.
De igual forma, los resultados de la presente investigación corroboraron que los métodos utilizados por la medicina tradicional no tomaban en cuenta la subjetividad de las mujeres, desarrollando diagnósticos impuestos externamente y centrados en la fisiología, lo cual se revelaba desde la presentación de estudios antecedentes.
La investigación develó que el uso de medicamentos no genera sensación de bienestar y alivio en las mujeres que los consumen, por el contrario, el efecto percibido por ellas fue de sedación, lo cual provoca resistencia de las mujeres a su uso.
Fue posible identificar que las actividades asociadas a mayor presencia de dolor, fueron aquellas definidas por las mujeres del grupo como obligatorias, las cuales se encuentran asociadas al cumplimiento del rol de súper mujer, según el cual, además de las labores domésticas, se debe cumplir una doble jornada laboral al trabajar 176
también fuera del hogar. Entre las actividades con mayor presencia de dolor se identificaron la limpieza de la casa y lavar ropa, entre otras similares.
En relación con lo anterior, la fibromialgia se vislumbra como la única alternativa que les ha permitido, a lo largo de su historia, interrumpir actividades impuestas para su rol de género, al aparecer el dolor durante el desarrollo de las mismas, siendo necesario el cese de éstas para disminuir el dolor. Vale la pena resaltar que, la interrupción de dichas labores se muestra asociada a un sentimiento de culpa por no cumplir con lo que se espera de ellas.
La primacía de una visión mecanicista del cuerpo-objeto de la mujer al servicio de los demás, lleva a que el cansancio, más que una expresión propia de la fibromialgia, se muestre en las participantes como consecuencia de asumir la sobrecarga de labores, tanto en el hogar como fuera de este, siendo un deber que no les permite descansar o sentir dolor.
Al remitir a este proceso de evolución de la FM, fue posible reconocer como la disminución del desempeño de las mujeres en el rol tradicional de contención, cuidado y servicio, dejando de ser lo que las y los demás esperaban de ellas, les genera como consecuencia el distanciamiento por parte de las y los otros, la soledad y la sensación de sentirse incomprendidas, que les ha llevado incluso a ocultar como se sienten.
La fibromialgia es representada como agresiva y devastadora, provocando sentimientos de impotencia, desesperación, tristeza y temor en las mujeres del grupo, revelando el significado de las experiencias de vida que se descubrieron asociadas a la FM.
Con respecto al proceso de diagnóstico, se reveló como la fibromialgia fue establecida por un poder legitimado socialmente: la medicina, a pesar de que ésta carece aún de referente orgánico o fisiológico comprobable a partir de sus métodos 177
tradicionales para dar explicación etiológica, basándose únicamente en la presencia de síntomas asociados al dolor, para adjudicar esta etiqueta. Dicho procedimiento diagnóstico no reconoció la historia personal y la subjetividad de las mujeres que presentan esta condición, lo cual se mostró imprescindible para entender la fibromialgia en la presente investigación.
En relación con lo anterior, la fibromialgia muestra la complejidad de la realidad que no segmenta cuerpo-mente, y por tanto, revela como estas dos categorías conceptuales son derivadas del conocimiento consciente, el cual por medio del ejercicio del biopoder en una estructura patriarcal, permite a médicos y hombres, convertir a estas mujeres en cuerpos dóciles, sometidos y moldeados a la disciplina médica y la sociedad.
Con lo cual, la fibromialgia -entendida en términos de
expresión corporal- se muestra como una resistencia al biopoder ejercido sobre estas mujeres, lo que podría nombrarse por Dio Bleichmar como un feminismo espontáneo, reflejado incluso en la resistencia a tomar medicamentos que no surten efectos deseados por ellas.
La fibromialgia, también las enfrenta ante una contradicción entre la religión profesada y la respuesta recibida de parte de las instituciones religiosas, llevándolas por un lado a aferrarse a sus creencias y por otro a cuestionar la religión, generando sentimientos de culpa y contradicción. Esto llevó a reconocer el poder que la religión cristiana también ejerce sobre el cuerpo de las mujeres.
Objetivo 2. Profundizar en los aspectos biográficos que las mujeres con fibromialgia asocian a su condición.
Diferentes aspectos biográficos de las participantes vislumbraron como la educación patriarcal en que fueron socializadas les impidió expresar sus emociones, sentimientos y principalmente deseos, con lo cual la represión de estos y la negativa 178
de manifestarlos por medio de la palabra, les obliga a la expresión a través del cuerpo.
El análisis enfocado en las historias de vida de las mujeres participantes reveló momentos y situaciones en sus vidas, vivenciadas de forma penosa, que tras un acumulado de experiencias similares reprimidas, actuaron como detonantes de la fibromialgia; encontrándose asociadas a la vivencia del género. Esto reveló que las participantes fueron sujetas de la objetivación y dominación de sus cuerpos, la negación de su existencia y sentimientos, y a secundar sus intereses y deseos en beneficio del cumplimiento de los de otras y otros, así como a silenciar y aceptar imposiciones de recato y orden familiar, dando como resultado la expresión a través del cuerpo. En relación con ello, la localización corporal donde las principales expresiones de la FM hicieron su aparición no fue azarosa, sino por el contrario, los lugares donde las mismas se presentaban estaban asociados a las experiencias detonantes.
Las historias de las participantes sugieren una suerte de herencia femenina, que no tiene que ver con una conceptualización genética ni legal, sino con una connotación cultural y social, según la cual, son transmitidas cargas transgeneracionales, conscientes e inconscientes, entre las mujeres. Esto se evidenció en la presencia de expresiones corporales asociadas a la fibromialgia en otras mujeres significativas de su familia, como madres, abuelas y hermanas, más no en sus familiares hombres. Lo cual sugiere relacionarse con la resignación aprendida a ser dominadas por los otros, como una estrategia de sobrevivencia dentro del orden social; trasmitida incluso por la misma madre que lo ha aprendido previamente.
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Objetivo 3. Dilucidar la configuración de la imagen corporal (imagen inconsciente del cuerpo, fantasías, mundo interno), ligada a las expresiones simbólicas del cuerpo en mujeres diagnosticadas con fibromialgia.
Las neblinas mentales, consideradas por las participantes como una manifestación propia de la fibromialgia, se presentaron como un llamado a recordar aquel contenido configurado y retenido por el dolor, lo cual se fue descifrando a través del acompañamiento grupal durante el proceso psicodramático. Asimismo, el olvido se mostró como una alternativa que de niñas utilizaron las participantes para afrontar situaciones penosas sobre las cuales no tenían control, en un contexto carente de seguridad, apoyo y protección adulta.
Las constantes ganas de orinar, aparecieron como una expresión común de la fibromialgia, dando cuenta de la negación del placer en la vida de estas mujeres. Por un lado porque al aparecer en horas nocturnas sugerían la limitación del encuentro sexual con la pareja (en los casos en que había pareja), pero sobretodo porque podrían haber funcionado como barrera para alcanzar el placer durante el orgasmo, al asociar la sensación del mismo con las ganas de orinar. Esto puede considerarse como una forma de mantener el control sobre sí mismas, como instauración de sistemas de control y represión externa que idealizan a la mujer sumisa y recatada, objeto del placer del hombre, que tiene vedada la posibilidad de perder el control.
En relación con lo anterior, las constantes ganas de orinar –entendiendo la micción como una función exploratoria que permite adquirir el sentido de autonomía y placer- se presentan en las participantes como una compulsión a la repetición por alcanzar la independencia de una sociedad patriarcal, enfrentándolas, al mismo tiempo, a la amenaza de la soledad, evidenciándose la sobrecastración que censura el movimiento libre y la pérdida de control en el placer, mostrando la característica rigidez de la fibromialgia.
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Los problemas de sueño, expresión propia de la FM, mostraron como la represión parecía actuar impidiendo la resolución simbólica de componentes del deseo a través del sueño; a manera de interiorización de las diversas formas de control a las que estas mujeres habían estado sujetas desde edades muy tempranas, al considerarse que los problemas para soñar aparece ante un posible reconocimiento, al menos preconsciente, del contenido pulsional, sexual y agresivo, que puede contener el sueño en sí.
La revisión de antecedentes demostró como los estudios previos, de manera general, han tomado el dolor como característica principal de la fibromialgia, insinuando una equiparación entre los mismos, lo cual se revela en el proceso diagnóstico de la FM basado en la prensión de puntos de dolor ya identificados, obviando la existencia de las mencionadas expresiones simbólicas propias de la FM identificadas por las participantes del grupo psicodramático.
En un primer momento, las participantes mostraban haber naturalizado y normalizado el dolor como parte de sus vidas, lo cual puede explicarse, por un lado, por la asignación inherente del mismo al rol de género definido para la mujer, siendo fijado a momentos trascendentes en sus vidas, tales como la menarquía, el embarazo, el parto, la maternidad y el establecimiento de relaciones sexuales, lo cual fue corroborado por las historias de vida de las mujeres participantes de este estudio. Sin embargo, fue posible evidenciar como el psicodrama facilitó que estas mujeres tomaran consciencia de ello y rechazaran el dolor como su destino, encontrando la oportunidad –anteriormente negada- de apropiarse de sus propias vidas y con ellas de su cuerpo.
La naturalización del dolor también reveló la presencia de una represión rígida e inflexible, como un superyó excesivamente punitivo en estas mujeres, siendo el producto de sobrecastraciones y controles excesivos ejercidos por la sociedad 181
patriarcal –incluidas la familia y la religión- sobre ellas, desde edades muy tempranas, dando como resultado el sometimiento a la opresión a modo de mecanismo de sobrevivencia, por el cual silenciaron, invisibilizaron y minorizaron su deseo propio.
Por lo anterior, se entiende la fibromialgia como una denuncia ante el control y la opresión patriarcal sobre la palabra y la expresividad de las mujeres, como un grito habitando simbólicamente un cuerpo rigidizado y doliente, frente a la restricción de moverse libremente. En estos términos, si el dolor como lenguaje del cuerpo, expresaba contenido inconsciente, el resultado fue la rigidización de la represión, comparándose esta lucha con la sensación de quemaduras provocadas por la fibromialgia, mencionada por las participantes.
Una de las principales consecuencias de la represión y el superyó punitivo, fue la privación del placer, la cual fue reconocida por las mismas mujeres. Unas de las principales manifestaciones de esta privación se identifica en la sexualidad, que es innombrable y negada, hallando excusa en la menopausia y la FM. Esto muestra que la vida sexual para las mujeres es vedada y censurada incluso en la palabra, dando cuenta de la impugnación patriarcal que les impide apropiarse de su sexualidad en tanto esta ha sido entendida como una obligación y un “servicio” para los otros, evidencia de ello es la aparición del dolor frente al placer sexual.
La investigación permitió dilucidar como el ejercicio del biopoder y dominación sobre las mujeres participantes, para moldearlas según el estereotipo de feminidad, significó una renuncia al deseo propio para someterse al deseo del otro, siendo vistas como objetos del deseo y nunca como sujetas del mismo. Esto fue representando en la rigidez corporal de un cuerpo dominado por otro, que como respuesta al ideal social femenino reprime no sólo sus deseos sino la pulsión agresiva.
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Un descubrimiento importante en torno al placer, realizado por las mujeres integrantes del estudio, fue que al desarrollar actividades consideradas personalmente como placenteras o de disfrute el dolor disminuía, mientras se incrementaba con actividades de trabajo doméstico.
Las relaciones primarias, con padres ausentes, distantes o abandónicos, y madres sacrificadas al hogar pero poco afectuosas y atentas, parece ser un factor determinante en la historia de las participantes, asociado a las situaciones históricas vinculadas al origen de la fibromialgia.
En relación al conflicto nuclear, los resultados sugieren en las participantes la presencia de un conflicto preedípico, relacionado con una carencia de mirada de afecto y valoración como sujetas del deseo, siendo consideradas objetos subvalorados destinados al servicio del otro, lo cual limita su capacidad para independizarse y constituirse como seres autónomas, ante la amenaza de soledad y negación de la existencia. Frente al Edípo este conflicto se intensifica, al relacionar esta subvaloración con el hecho de ser mujeres, cuando conocen que en la diferenciación sexual el hombre es socialmente valorado como tal, mientras ellas son educadas para ser objetos para otros. Existe una contradicción entre la pérdida del ideal femenino sumada a las demandas impuestas a su sexo, con el considerarse dignas de ser sujetas deseantes, haciendo aparición la culpa. Este parece no solo ser un hecho aislado, sino una suerte de herencia o patrón reproducido generacionalmente dentro de una sociedad patriarcal, donde queda un interminable trabajo por reactivar su narcisismo y restituir su feminidad.
Esta trama edípica podría ser vivida por muchas mujeres dentro de una sociedad patriarcal, sin embargo, lo particular de las mujeres que integraron este estudio está relacionado con un entorno carente de contención, ausente de figuras significativas 183
de protección y afecto, enfrentando desde temprana edad el miedo a la soledad y con ello a la anulación de la existencia por carencia de una mirada otra. Este conflicto preedípico parece reactualizarse a lo largo de diferentes momentos de sus vidas.
El análisis de elementos inconscientes realizado durante el presente proceso de investigación, demuestra que los contenidos nucleares de la fibromialgia no son necesariamente equiparables a la trama conflictiva propia de la histeria, además, los resultados mostraron que la característica histérica de manipulación de las y los otros a través del síntoma se encuentra ausente en las mujeres con fibromialgia, por lo cual se considera impreciso y carente de suficiente fundamentación el nombrar la fibromialgia como la histeria contemporánea.
Conclusiones metodológicas
El psicodrama desde el enfoque entopsicoanalítico , como metodología de investigación, no fue solo una forma de recolección de información, sino que posibilitó efectos positivos en las mujeres participantes, como descubrir experiencias asociadas a las expresiones simbólicas de la FM, hablar de su condición y no vivirla solitariamente, liberarse de culpas y cargas reprimidas por años, reconocer su necesidad de reencontrarse con el disfrute, entre otras, lo cual, además de romper con la tradicional extracción unilateral de información (de objeto de investigación a investigadoras/es) proporciona una devolución en el acto a las participantes, lo que se considera un importante valor agregado. Con ello, se considera que un proceso grupal más extenso, podría tener importantes efectos terapéuticos y dar seguimiento a aspectos que las mujeres manifestaron desear profundizar.
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Asimismo, el proceso psicodramático propició un espacio en el que las mujeres lograron experimentar otras posibilidades y alternativas para enfrentar situaciones vividas intensamente, permitiendo explorarse como mujeres adultas libres, autónomas e independientes, con nuevos y fortalecidos recursos personales, lo cual fue trascendental dada la situación represiva en que se encontraron históricamente.
El trabajo psicodramático contribuyó a que estas mujeres pudieran tomar consciencia de su realidad y les permitieran liberarse, en cierta medida, de culpa, resignificando su feminidad, a través de la expresión de sentimientos y el descubrimiento de su propia historia, así como la búsqueda de alternativas que les generaran placer.
Conclusiones contratransferenciales Desde un posicionamiento etnopsiconalítico, es también necesario abrir un espacio para plasmar las conclusiones que a nivel contrasferencial resultan del proceso de investigación, por tanto, los siguientes párrafos constituyen un esfuerzo por visibilizar esta parte del proceso de investigación:
Laura Delgado Tenorio El presente trabajo de investigación fue también un proceso de redescubrimiento personal y escucha del mi propio cuerpo y mi propia historia, permitiéndome reelaborar experiencias que he vivido como mujer. Por un lado, me fue posible visibilizar la discriminación y violencia que he recibido, la cual es común a situaciones vividas por las mujeres del grupo y mi propia compañera de investigación, siendo el encuentro con ellas una oportunidad para confrontar mi historia y tomar decisiones; ello a pesar de que mi contexto sociocultural ha sido distinto al de las mujeres participantes. Concluyo, con ello, que parte de nuestro trabajo como cientistas sociales, no es patologizar etiquetando a las mujeres con
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enfermedades sexuadas, sino que consiste en generar espacios de encuentro para que las mujeres puedan volver a conectarse consigo mismas, el deseo y la libertad.
Por otro lado, a pesar de la aún prevalente desigualdad, este trabajo también me permitió aceptar que como mujer joven y estudiante, puedo gozar de derechos y oportunidades que las mujeres del grupo quizás no tenían a mi edad, lo cual ha sido posible por las luchas feministas históricas, lo que me lleva a asumir un compromiso profesional por contribuir en la construcción de sociedades igualitarias, para que nuestros cuerpos dejen de ser territorios marcados por el destierro, el despojo y el dolor, como nuestra lationamérica. Puedo concluir que mi cuerpo también me habló, para reencontrarme con el deseo y el placer.
Rahel Pachecho Mafla Este trabajo de tesis trajo consigo muchos aprendizajes, a nivel personal me sensibilicé con las historias contadas y corporalizadas por cada mujer, al darme cuenta de que independientemente de haber nacido en otra época y nacido en otro país, todas compartimos experiencias donde en algún punto de nuestras vidas nos hemos visto expuestas a la desigualdad de género y cumpliendo un rol de súper mujeres para quedar “bien” con todos, menos con nosotras mismas.
Particularmente durante el proceso de investigación tuve la oportunidad de experimentar la maternidad en mi propio cuerpo lo cual me permitió ponerme en el lugar de estas mujeres, todas madres, sacrificadas por sus hijas e hijos dentro de una sociedad que invisibiliza y devalúa la labor doméstica, de crianza y además exige productividad laboral fuera del hogar. El vivir mi maternidad junto a una red familiar, de pareja, amigas y amigos, que me apoyó en todo momento me hizo reflexionar sobre las vivencias de algunas de las mujeres que tuvieron que atravesar la maternidad en soledad, abandono e incluso señaladas por no ser lo que sus familias esperaban de ellas. 186
Todo esto me lleva a concluir que son más las semejanzas que las diferencias que como mujeres vivenciamos dentro de la sociedad y sin embargo, no todas hemos sido diagnosticadas con Fibromialgia, esto no quiere decir que nuestros cuerpos no comuniquen ni manifiesten la inconformidad con la desigualdad, sí lo hacen pero de maneras diferentes de acuerdo a la propia subjetividad y recursos internos con los que cada una cuenta.
6.2 Recomendaciones
UNIVERSIDAD NACIONAL y ESCUELA DE PSICOLOGÍA
Abrir espacios de psicodrama terapéutico para mujeres con fibromialgia, en el marco del Programa Estrechando Vínculos: psicodrama y teatro espontáneo como metodologías para la transformación y el encuentro, de la Escuela de Psicología de la Universidad Nacional, y otros espacios donde esta población pueda verse beneficiada.
Incentivar el desarrollo de investigaciones, tesis, seminarios y artículos científicos, que profundicen, desde una perspectiva de género, en las experiencias, historias de vida y significado de la fibromialgia para las mujeres con esta condición, explorando estos elementos que han sido invisibilizados, pero que en la presente investigación se muestran de fundamental importancia para la comprensión y análisis integral del tema.
Promover estudios y prácticas que faciliten el empoderamiento de las mujeres de todas las edades, para la apropiación de su sexualidad, su cuerpo y sus vidas, fortaleciendo su toma de decisión y su injerencia en entornos que les afectan directamente. 187
Promover en las y los estudiantes, como docentes e investigadoras/es, el uso de teorías y metodologías alternativas y críticas, incluido el trabajo psicocorporal, para abordar temáticas que se ven limitadas por modelos tradicionales, fomentando el uso del paradigma de la complejidad en la construcción de explicaciones pertinentes elaboradas y fundamentadas sobre la realidad y cómo trabajarla.
Priorizar la perspectiva de género como eje transversal, visible y tangible en las propuestas de investigación e intervención para personas con fibromialgia, como de todos los temas de estudio que se abordan desde la Escuela de Psicología de la UNA, así como de la totalidad de la academia.
INVESTIGACIÓN
Realizar
futuras
investigaciones
e
intervenciones
orientadas
al
trabajo
psicocorporal, que contemplen mayor cantidad de sesiones de contacto con las personas participantes del estudio, con el fin de dar seguimiento y profundizar en temáticas que son importantes para la comprensión de esta condición, tales como el desarrollo psico-sexual de las mujeres en una sociedad patriarcal y potentemente influenciada por la religión, represión de la fuerza sexual y la agresividad como mandato social femenino, así como la apropiación del cuerpo y encuentro con el placer por parte de las mujeres.
Facilitar horarios accesibles para que más mujeres puedan participar de este tipo de intervenciones, así como a talleres o grupos psicodramáticos.
Desarrollar investigaciones y estudios, desde una perspectiva feminista, que permitan revelar las diferencias y similitudes en la fibromialgia entre mujeres y hombres, pues a pesar de que estos últimos representan un bajo porcentaje de las personas diagnosticadas con esta condición, permitiría seguir profundizando en la relación de ésta con la construcción del género.
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OTROS ESTUDIOS E INTERVENCIONES EN SALUD
Indagar el significado de las expresiones simbólicas del cuerpo en las mujeres con fibromialgia, previo a la formulación de cualquier intervención de carácter terapéutica, para alcanzar una amplia comprensión que asegure la pertinencia y efectividad del trabajo, garantizando que se ajustará a las necesidades y particularidades de las beneficiarias.
Promover la escucha activa por parte del personal (terapeutas, psicólogas/os, médicos/as, enfermeras/os, etc), que valide la vivencia subjetiva de las diversas expresiones de la fibromialgia de manera empática y respetuosa, evitando emplear técnicas que desvaloricen esta condición.
Fomentar y promover el desarrollo de actividades que permitan a las mujeres con fibromialgia escuchar las expresiones simbólicas de su cuerpo, facilitando a la vez, que ellas mismas puedan construir alternativas para reconectarse con el placer.
Prescindir de todo tipo de intervenciones orientadas a la represión de las manifestaciones corporales, o aquellas que sean de carácter disciplinario.
Priorizar la perspectiva de género en todos los estudios e intervenciones que se desarrollen en torno a las personas con fibromialgia.
Facilitar el empoderamiento de las mujeres de todas las edades, para la apropiación de su sexualidad, su cuerpo y sus vidas y fortalecer su toma de decisión y su injerencia en entornos que les afectan directamente.
Promover el diálogo interdisciplinario entre las personas que acompañan y atienden a las personas con fibromialgia, para brindar un tratamiento integral, personalizado y eficiente que beneficie a estas mujeres. 189
En grupos psicodramáticos o trabajo grupal, promover la incorporación de entre 6 y 15 participantes, que permita la disposición de las participantes en la colocación de los diferentes roles, ampliando la posibilidad de acción a través del grupo.
MUJERES CON FIBROMIALGIA
Prestar escucha atenta a las manifestaciones corporales relacionadas con la fibromialgia, y el vínculo de estas con la propia historia, particularmente con momentos de relevante importancia personal, para lo cual pueden aprovecharse espacios de acompañamiento psicológico individual.
Luchar por la apropiación del propio cuerpo, estableciendo formas alternativas y menos represivas de movimiento, que permitan reconectarse con el placer, y construir escenarios en que otras mujeres puedan también hacerlo.
Procurar espacios grupales de intercambio abierto, libre y solidario con otras mujeres con fibromialgia, que permita compartir experiencias de manera empática, así como construir alternativas conjuntas para hacer frente a esta condición.
Evitar la realización de actividades que provocan displacer o implican restricción del movimiento libre y espontáneo, buscando alternativas de actividades que les permitan encontrarse con su propia historia, el deseo y el placer.
SOCIEDAD EN COSTA RICA
Garantizar que las esferas política, cultural y educativa revisen su injerencia en la construcción de la identidad de género, para comprometerse en la realización de cambios tangibles, concretos y programados hacia la igualdad de género.
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Asegurar planes de acción y proyectos que concreticen en la cotidianidad de las mujeres las normativas nacionales e internacionales para la igualdad de género.
Fomentar cambios en la conceptualización de la salud pública, para que las instituciones encargadas de salvaguardar la misma procuren la promoción de la salud desde la igualdad de género y multipliquen esta visión en las comunidades, evitando que las mujeres sufran por condiciones de salud determinandas sociopolíticamente.
Promover que las mujeres puedan realizar actividades que les permitan conectarse con su deseo y alcanzar el placer, facilitando un mayor bienestar.
Facilitar que hombres y mujeres puedan realizar una construcción de la identidad de género libre de estereotipos, promoviendo que las tareas del hogar y cuidado sean compartidas por ambos sexos, desde edades tempranas.
Avanzar en temas de salud sexual, garantizando a las mujeres la apropiación de su sexualidad, cuerpo y vida, así como su injerencia en espacios de toma de decisión y poder que les involucran, promoviendo el empoderamiento de las mismas.
191
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201
ANEXOS
Anexo I: Guía para la Entrevista Focalizada
“Expresiones Simbólicas del Cuerpo en Mujeres Diagnosticadas con Fibromialgia”
Ficha de Identidad 1. 2. 4. 6. 7. 8.
Sexo: Edad: Estado civil: Lugar de residencia: Escolaridad: Ocupación:
Familia 9. Psicograma
Parentesco
Edad Ocupación
Relación con persona entrevistada
10. Antecedentes familiares (Especificar cuál de ellos, y si la paciente también ha compartido dicho antecedente). Padecimientos
En la familia
En la paciente
Enfermedades crónicas (diabetes, Hipertensión, cáncer, Enfermedades cardiovasculares (infartos, 202
entre otros) Enfermedades respiratorias (asma, tuberculosis) Padecimientos reumatológicos (artritis, S. de dolor crónico) Psiquiátricos (depresión, psicosis, trastornos de la ansiedad) Problemáticas sociales (alcoholismo, drogas)
11. Historia familiar (Solicitar a la entrevistada que comente los detalles para ella más significativos de su historia familiar). Historia de Vida 12. Nacimiento y primeros años de vida (de 0 a 2 años): -
Embarazo: Destete: Momento en que dejo el chupón y la chupeta: Control de esfínteres: Gateo y caminar:
13. Preescolar (de 2 a 5años): - Interacción con la familia: - Interacción con pares: 14. Escolar (6 ó 7 a 12 años): - Escolaridad: - Interacción con la familia - Interacción con pares del mismo sexo y sexo contrario: 203
15. Adolescencia y edad adulta (permitir que la persona desarrolle sobre aquellos detalles de su historia de vida que considera significativos). 16. Relaciones sociales - Con los padres (especialmente en edad preescolar, es importante además mencionar la relación conyugal) - Con hermanas y hermanos (en caso de tenerlos) - Con otros familiares significativos Vivencia de la condición de Fibromialgia 17. Momento del diagnóstico: - Cuáles fueron las primeras señales de la fibromialgia: - Cuando la diagnostican: - Cuánto tiempo transcurrió de la primera consulta hasta el diagnostico: - Quien la diagnostican: - Lugar de residencia (urbano/ rural) antes, en el momento y posterior al diagnóstico: - Situación socioeconómica antes, en el momento y posterior al diagnóstico: 18. ¿Qué tipo de atención ha recibido debido a su condición de salud? (Tratamiento médico, farmacológico, psicológico, terapias alternativas, ejercicio, entre otras). 19. ¿Cuál ha sido la reacción de su familia ante el hecho de que usted tenga fibromialgia? 20. ¿Qué implicaciones ha tenido la fibromialgia en: - Su relación de pareja - Su ambiente familiar: - Su ámbito ocupacional: - Desarrollo de actividades usualmente cotidianas 21. ¿Qué ha significado la fibromialgia para usted?
204
Anexo II: Consentimiento Informado
Investigación para obtener el grado de Licenciatura en Psicología Universidad Nacional de Costa Rica
En primer lugar queremos agradecerle por su tiempo y disposición de participar en la investigación Expresiones Simbólicas del Cuerpo. El presente consentimiento informado es para mujeres que han sido diagnosticadas con fibromialgia y deciden por voluntad propia participar de la investigación a realizarse en las instalaciones de la Universidad Nacional de Costa Rica. Como parte de su participación, se le asegurará total confidencialidad de su nombre, historia, experiencias compartidas durante la entrevista y sesiones grupales, las cuales serán revisadas únicamente por el tutor de tesis, las lectoras y el comité evaluador. En caso de ser publicada se cambiarán los nombres o se utilizarán las iniciales. Por otro lado, se le garantiza que su cooperación con las investigadoras, no implicará daños a su integridad. Para llevar a cabo este proceso de investigación se requiere que asista a una entrevista individual y seis a siete sesiones grupales. En ambos momentos se utilizará una grabadora de voz para recopilar la información de la mejor manera, también se tomarán fotografías de algunos momentos importantes durante las sesiones grupales. De esta manera, he leído, y las investigadoras me han explicado, la anterior descripción del proyecto que se va a realizar en este proceso. Todas mis preguntas, han sido aclaradas satisfactoriamente. DOY VOLUNTARIAMENTE MI CONSENTIMEINTO PARA PARTICIPAR EN ESTA INVESTIGACIÓN.
Nombre de la participante _________________________________ Cédula ___________________
Firma _______________________ 205