A manera de prólogo
En vísperas de la posesión del nuevo Congreso de la República -el que habrá de legislar entre 2014 y 2018-, una variedad de formadores de opinión dedicaron sus artículos a señalar que tendríamos debates parlamentarios de mucha calidad y a decir que seguramente el Congreso elegido sería de verdad admirable. Pero en Colombia no faltan los aguafiestas. En este caso, es la Fundación Paz y Reconciliación. El grupo de investigación compuesto por Ariel Ávila, Carlos Montoya, Juan Diego Castro, Camila Obando, Carlos Martínez y León Valencia en Bogotá, apoyado por una red de colaboradores en diez departamentos, dedicó varios meses a hacerle seguimiento a las elecciones parlamentarias de 2014 y a evaluar la composición del Senado y la Cámara de Representantes. La conclusión es dolorosa: 70 parlamentarios elegidos tienen serios cuestionamientos. Muchos de ellos son herederos directos de la parapolítica; la mayoría utilizaron grandes sumas de dinero provenientes de los cupos indicativos para hacerse elegir y algunos son señalados de presuntos nexos con estructuras ilegales vigentes. Entre los 70 está José David Name, 11