
6 minute read
Junio, 1984


Advertisement

Junio, 141984
REPORTAJE CENTRAL Junio, 1984
En junio de 1984 Amador Ruibal llegó a Vicálvaro y se encontró con los cimientos del que se ibaa convertirenelprimerinstituto donde sería director. Acababa de cumplir40años, venía de Jaén y no entendía cómo, datando de un año antes, los planos del centro se hubieran empezado a cumplir en ese momento, tan poco tiempo antes delinicio del curso.
Durante el verano, Amador tuvo que quedarse en Madrid para vigilar el avance de las obras y comprobar que las previsiones se cumplieran para poder empezar el curso en octubre. A la vez que él llegaron los demás miembros del que iba a ser el equipo directivo y en septiembre los profesores, que se quejaron de que aún había escombros en algunas zonas del instituto; aunque el 1 de octubre todo estaba limpio y listo para dar inicio al primer curso en el que por entonces era el Instituto de Bachillerato Vicálvaro.
Por el contrario, Socorro ya había estado ocho años como
orientadora en nuestro instituto, y cuando en 2011 le pidieron que sustituyera al director, al que le había dado un infarto, ella aceptó pensando que sería provisional; su objetivo nunca había sido la dirección. De cara al curso
siguiente, viendo que mucha gente le pedía que se quedara en el cargo, ella presentó un proyecto y cuando el claustro de profesores lo eligió frente a otro decidió aceptar. Amador se encontró, en septiembre de 1984, un grupo de gente que venía de todas partes y en el que todos habían acabado como profesores en aquel instituto nuevo de Vicálvaro.
Desde un militante del partido comunista a otro del Opus, tuvieron que coordinarse para sacar adelante el curso; aunque, como el por entonces director nos cuenta, se llevaron bien desde el principio y le ayudaron en todo lo posible; aun así, Amador tuvo que hacer casi todo él: contratar luz, agua y gas; el servicio de cafetería; hablar con el regimiento de Vicálvaro, con un programa de radio del barrio para que hicieran publicidad… Tuvo un año muy intenso, aunque sin ningún problema.
Socorro, en cambio, conocía el centro desde hacía ya tiempo; aunque eso no se lo hizo más fácil: los primeros años seguía ejerciendo como orientadora y a la vez quedando con el antiguo director y con el secretario para recibir instrucciones que la ayudaron a encauzar poco a poco el centro, hasta que se descargó del todo de la orientación y asumió definitivamente la
dirección. Cuando les
preguntamos por el primer año como directores, lo primero que recuerda Amador es que todo fue al límite de tiempo: las mesas y sillas llegaron en septiembre, cuando también se hizo el primer claustro y se empezaron a crear los departamentos; había gente mayor a punto de jubilarse y algunos muy tímidos que enseñaban en la pública por primera vez… Y lo siguiente que recuerda el exdirector es que tuvo más choques con los profesores que con los alumnos: la mayoría de docentes estaban allí solo ese
año, y a muchos de ellos les daba igual que las cosas no salieran bien; pero la ayuda del equipo directivo, los alumnos y los padres, que llevaban tiempo queriendo un instituto en Vicálvaro, hicieron que el curso fuera bien. Nuestra actual
directora se encontró un centro
que ya conocía, con más de 600 alumnos (casi la mitad de ahora) y ya con dos edificios desde que séptimo y octavo se integraran a la ESO y el Severo Ochoa cediera el
de infantil. Decidieron pintar el instituto y cambiar el hall y la sala de profesores, para darle un aire diferente. En el equipo directivo todos vinieron nuevos, pero eso lo hizo fácil porque el claustro les apoyó mucho y les dio un empujón, la inexperiencia apenas les permitió vivir la situación y fueron resolviendo todo sobre la marcha.
Amador nos cuenta que en esa época solo estaban centrados en la docencia, por lo que no existían los proyectos y apenas se hacían excursiones; a los profesores no les gustaba y había habido problemas con accidentes de alumnos durante estas
actividades, por lo que casi no se hacían. Sin embargo, cuando Socorro pasó a dirigir el instituto, empezó el seminario de convivencia con los alumnos
ayudantes y mediadores, al que se apuntaron tanto alumnos como profesores, y que tuvo mucho éxito. Sobre si tuvieron
algún problema importante en ese primer curso, Amador vuelve a hablar del pasotismo de algunos profesores, a los que tuvo que pedir puntualidad y ponerse exigente para que cumplieran con todo lo que debían, porque chocaban con la ilusión de
alumnos y familias, y eso le lleva a recordar el discurso que dio a los padres en septiembre a la entrada del centro.
Discurso que nos lleva al que tuvo que dar Socorro en julio en mitad del patio cuando se empezó a atacar la atención a la diversidad, fue una reunión masiva y contactaron con ella hasta los


medios de comunicación, aunque por suerte después no pasó nada porque era una reunión informativa. Ese es el problema más grande y el único que ella recuerda ese año.
Después de este recorrido entre dos épocas, le preguntamos a nuestra directora cómo ve el final
de la actual cuando, en tres años en el curso 24-25, el equipo directivo actual deje el instituto; y ella comenta que habrá que seguir adaptándose a los cambios, pero con ilusión. Y por último, les hacemos un pequeño test de diez preguntas, en el que coinciden en varias respuestas: sus palabras favoritas son acuerdo y conciliación, las que menos les gustan mandar y odio, a ambos les motiva hacer las cosas por sus alumnos y mejorar y les desmotiva la apatía y el egoísmo del entorno, les gusta el sonido de la música y odian los ruidos estridentes; a Amador le habría gustado ser arqueólogo y jamás habría sido juez, mientras que Socorro habría sido decoradora
pero no policía; y al llegar al cielo les encantaría escuchar que han ayudado a los demás.
La ventana indiscreta
El reclamo de nuestra última portada del curso (aunque no salgan en ella) son el primer y la última directora (hasta el momento) del antes I.B. Vicálvaro y ahora IES Joaquín Rodrigo. Para asomarnos a la ventana indiscreta, rescatamos la placa original del centro (ahora en el museo Vicus Albus) y varias instantáneas del encuentro entre estas dos imponentes figuras: Amador Ruibal y Socorro Pérez.


JUNIO, 1984




