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► Editorial

Con los primeros días de la primavera, vuelve la revista “Crónicas” a dar satisfacción a sus lectores. Cargada de nuevos artículos que insisten una vez más en dar a conocer los aspectos más diversos de la cultura e historia de La Puebla de Montalbán. Acompañados de otros escritos de carácter general que completan sus páginas adentrando al lector en temas que despiertan su curiosidad. Pero no se puede obviar la realidad. Tristemente en los momentos en que ve la luz un nuevo número de la revista, el mundo sufre las consecuencias de un tremendo fi asco de la paz. La invasión de Ucrania por parte de Rusia, ha sumido al mundo occidental, o acaso también, a todos los países en un nerviosismo descontrolado. La vida de todos nosotros se ha visto afectada por las consecuencias económicas que se han derivado de las sanciones impuestas a Rusia como país agresor, así como de las secuelas negativas de carácter general que han afectado al comercio internacional. Desafortunadamente, el embrollo parece difícil de resolver a pesar de los esfuerzos internacionales, pero lo que ya ha quedado claro es la ingente ayuda de carácter voluntario e individual que muchas personas están prestando para aminorar las devastadoras consecuencias de la guerra. Resulta muy triste que en pleno siglo XXI, las diferencias entre países, se tengan que solucionar mediante contiendas armadas. Deberían ser la palabra y los hechos pacífi cos los que condujesen el comportamiento de los dirigentes políticos. Pero desgraciadamente no ocurre así y las consecuencias son muerte, destrucción y desplazamientos masivos de la población que huye aterrorizada de la guerra. Analizar el conflicto en vivo y en directo, no resulta fácil porque las causas se hunden en la historia de los dos países, aunque es cierto que nunca se debiera recurrir a la guerra como elemento de las relaciones internacionales.

En un futuro, conoceremos mejor las razones, si es que existen, de este conflicto. Ahora solamente nos queda condenar enérgicamente la agresión y elevar nuestras oraciones, los que sean creyentes, para que el mismo fi nalice lo antes posible. Por otro lado, queremos destacar también la vuelta a la normalidad de las celebraciones de la Semana Santa. Ojalá que, poco a poco, vayamos recuperando el sentir y el sabor de nuestras ancestrales tradiciones, viviendo con verdadera fe los actos que a lo largo de la misma se desarrollan. Sólo pedimos el respeto y la consideración de aquellos que no piensan como creyentes. Es menester entender que las celebraciones no suponen ningún problema para el resto de la comunidad. Antes, al contrario, representan el revivir de unas tradiciones y usos que han sido propios a lo largo de los siglos, evidenciando el origen cristiano de nuestra cultura. Negar esta realidad, es contradecir nuestra historia y no es posible rebatirla porque los datos y hechos se muestran muy tozudos. En esta revista, que estudia nuestro pasado, lo hemos comprobado hasta la saciedad. Esto no quiere decir que se imponga aquello en lo que se cree. Simplemente debemos ser conscientes de lo que signifi ca la celebración y si no la compartimos, al menos debemos considerarla porque todos merecemos ser respetados y tolerados, aunque cada vez más, parece que esta premisa no se cumpliera. Quisiera terminar, alabando, como no puede ser de otra manera a nuestros colaboradores y patrocinadores. Ellos continúan manteniendo viva la llama de nuestra edición y permiten que todos disfrutemos de los descubrimientos y conocimientos que aporta la revista. Gracias porque sin vosotros sería imposible prolongar la edición. Por otro lado, deseamos continuar con la petición para que los lectores o quienes lo deseen, nos hagan llegar textos, imágenes o documentos que sumen a las aportaciones de los colaboradores permanentes. Es posible que alguno pueda pensar que lo que pudiera aportar no resulta interesante, y sin embargo, pudiese resultar lo contrario. No dejemos que muchas historias o imágenes permanezcan en el olvido y se pierdan. Saquémoslas a la luz para que generaciones presentes y futuras conozcan mejor su pasado. Señala el provervio que: “los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla”; aprendamos y recuperemos lo nuestro antes que el tiempo lo borre para siempre. Damos las gracias a Fernando Melara por su aportación con la fotografía de la portada de esta revista Cronicas 51.

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