Carta al Lic. Fausto Vallejo Figueroa, Gobernador Constitucional de Michoacán de Alberto Suárez Inda Arzobispo de Morelia Palabra del Obispo Domingo 27 de Octubre de 2013 Muy estimado Señor Gobernador: Con un profundo agradecimiento a Dios Nuestro Señor, fuente y principio de la vida y de todo don perfecto, lo felicito por la recuperación de su salud, obtenida también gracias a la intervención oportuna de médicos competentes. Me alegra que esté de regreso y pueda retomar su cargo. Por su amplia experiencia, usted tiene claro conocimiento de la problemática tan compleja por la que atraviesa nuestro Estado de Michoacán en este momento histórico. Su Gobierno deberá afrontar retos tan grandes como son la seguridad y la gobernabilidad, la cuestión compleja de la educación y el magisterio, las inversiones y oportunidades de empleo. Le esperan tareas inmensas que exigen identificar y atender con inteligencia las raíces profundas de los hechos que preocupan y afectan a la población. En las comunidades escuchamos a diario verdaderos dramas de personas y familias que viven el miedo y la desesperanza. Estoy convencido de que esta situación puede cambiar, que Michoacán tiene recursos y condiciones para ser un Estado próspero, a condición de que se restablezca un orden de justicia, respeto y convivencia civilizada. Confío en que este tiempo corto que resta a su Administración, con el trabajo decidido y generoso de sus colaboradores, podremos vislumbrar tiempos mejores. Sin duda, uno de sus grandes objetivos será crear una sinergia, una colaboración respetuosa y armónica con el Gobierno Federal, las Fuerzas Armadas, los Gobiernos Municipales, los Poderes Legislativo y Judicial, para que se avance, más allá de visiones particulares, en el aterrizaje de las principales propuestas consensuadas en el Acuerdo por Michoacán, que hemos de valorar como un germen de esperanza. Evidentemente que su Gobierno sólo podrá tener éxito con la participación leal y concorde de la ciudadanía. Dios quiera que en los hogares, en las escuelas y en las iglesias, se logren infundir en los niños, jóvenes y adultos, sentimientos, actitudes y hábitos de conducta que contribuyan a generar una cultura verdaderamente humana. El pueblo michoacano es profundamente religioso. La inmensa mayoría creemos en un Dios Padre que nos llama a reconocernos como hermanos. Por parte del Consejo Interreligioso de Michoacán, en el que participamos pastores de diversas confesiones cristianas y, en particular, en nombre de la Iglesia Católica, me permito expresar el anhelo y el compromiso de orar y trabajar por la paz.
Esperando alcanzar en el Cielo la patria definitiva, nos proponemos construir desde esta tierra una civilizaci贸n de justicia, verdad y amor.