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NIÑOS

EL SER HUMANO ES UN SER SOCIAL POR NATURALEZA

El valor de la

AMISTAD

Las relaciones sociales que vamos estableciendo a lo largo de la vida son esenciales para nuestro desarrollo integral. A través de ellas vamos adquiriendo competencias emocionales y habilidades sociales que van a ser necesarias para desenvolvernos en este mundo.

> Por: Carmen Serrano

Directora pedagógica -Colegio Balder

Los amigos son esenciales para construir nuestra identidad, para sentirnos integrados y para desarrollar valores como la empatía, el altruismo, el trabajo en equipo o la responsabilidad. Una gran parte de lo que hacemos en nuestro día a día tiene un componente relacional, todos necesitamos comunicarnos y relacionarnos con los que nos rodean, sea con el fin que sea. Sabemos ya que el tener relaciones sociales positivas incrementa nuestra autoestima y autoconfianza y nos proporciona una elevada satisfacción y mayor calidad de vida, además de que desarrollar unas habilidades sociales adecuadas favorece la resolu-

ción y prevención de conflictos. Por ello, es esencial que enseñemos a nuestros niños y adolescentes a hacer y mantener amigos. Nuestras amistades son parte esencial de lo que hoy se denomina estado de bienestar emocional. En la primera infancia, los amiguitos de nuestros hijos van a ir cobrando cada vez mayor importancia. No son amigos en el estricto sentido de la palabra, pero sí son compañeros de juego que van a ser esenciales para que aprenda cuándo al otro no le gustan determinados comportamientos y por ello rechaza jugar con él, que hay unas reglas de juego que hay que respetar o que se siente mucho mejor cuando su amigo le muestra afecto; en definitiva, los amiguitos de estos primeros años de la vida le van a ofrecer a nuestro hijo modelos exitosos de relación y también modelos no tan efectivos. En esta etapa, cuando tenemos un niño al que le cuesta integrarse en los juegos de los demás, hemos de valorar qué es lo que ocurre e intervenir pues esta falta de habilidades tendrá consecuencias en sus relaciones sociales y puede conllevar situaciones de aislamiento socioafectivo que interfieran en otros ámbitos del desarrollo. Un niño necesita sentirse querido y valorado por sus iguales, al igual que lo necesita de sus padres y profesores. El primer entorno de socialización del niño es la familia, pero será el colegio el lugar donde los niños puedan desarrollar completamente esta competencia relacional. Así, para trabajar las habilidades sociales desde los primeros años, es importante enseñar

Un niño necesita sentirse querido y valorado por sus iguales, al igual que lo necesita de sus padres y profesores

a nuestros niños a saludar, a cómo pedir favores, a dar las gracias, a expresar sus gustos y preferencias con respeto, a guardar el turno de palabra y a escuchar lo que tienen que decir los demás. De estas habilidades básicas podremos pasar más adelante a trabajar habilidades más elaboradas como son la capacidad de empatía, el llegar a acuerdos, ser solidario o la solución pacífica de conflictos. La única manera de aprender todas estas competencias es relacionándonos con los demás y, en el caso de los niños, con sus iguales, pues no va a ser el mismo aprendizaje el que los niños obtienen de relacionarse con los adultos que con sus compañeros. A partir de los seis años, los niños comienzan a ver a sus amigos como alguien con el que compartir algo más que un juego, compartiendo también sentimientos y aficiones. Se inicia la construcción del concepto de amistad y progresivamente van dando a los

amigos el valor de alguien que los acompaña en los buenos y los malos momentos. Estas amistades, evidentemente, van a ir evolucionado con el paso de los años y en la adolescencia van a ser un pilar central, por encima de nosotros, sus padres. Durante esta etapa de la vida los amigos van a ser esenciales para la autoestima de nuestros hijos, van a ser referentes sobre los que afianzar valores o construir unos nuevos, van a ser su apoyo emocional cuando sienten que no pueden compartir determinadas vivencias con sus adultos de referencia y serán su primer recurso para pedir consejo. A través de ellos van a aprender a desarrollar relaciones afectivas, a aceptar rechazos y a rechazar, a solucionar problemas, a escuchar y comunicarse con respeto o a ayudar sin pedir nada a cambio, y todas estas vivencias serán indispensables para construir su identidad personal y social, esa identidad con la que van a transitar hacia el mundo adulto. Favorecer el encuentro con iguales para que haya un desarrollo pleno a nivel afectivo, social y cognitivo, es una obligación de los padres. Por ello, en estos tiempos de pandemia y limitación de contactos, el que los niños hayan podido ir al colegio y seguir con sus extraescolares, con todas las medidas de protección necesarias, ha sido imprescindible para cubrir esta necesidad básica de cara a poder permitir su adecuado crecimiento y bienestar psicológico. Solo en relación con los demás, nuestros niños y adolescentes aprenderán a vivir en sociedad y desarrollarán una inteligencia emocional que les permita crecer de forma sana y equilibrada. Y es que, como dice el refrán, “quien tiene un amigo tiene un tesoro”.

Favorecer el encuentro con iguales para que haya un desarrollo pleno a nivel afectivo, social y cognitivo, es una obligación de los padres

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