© Juan Antonio García © Fundación Editorial el perro y la rana, 2012 Centro Simón Bolívar, Torre Norte, piso 21, El Silencio, Caracas - Venezuela, 1010. Teléfonos: (0212) 768.8300 / 768.8399. correos electrónicos atencionalescritorfepr@gmail.com comunicacionesperroyrana@gmail.com páginas web www. elperroylarana.gob.ve www.mincultura.gob.ve Redes sociales Facebook: Editorialelperroylarana Twitter: @perroyranalibro Diseño de COLECción Mónica Piscitelli ILUSTRACIONES © david Dávila Edición Edgar Abreu CORRECCIÓN érika Palomino Camargo diagramación Mónica Piscitelli IMPRESIÓN: 2015 hecho el depósito de ley depósito legal: lf 40220158001186 isbn: 978-980-14-2003-3 IMPRESO EN LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
Juan Antonio García
El Gavilán Tëëna
el vuelo del chamán panare
Ilustrado por David Dávila
colección caminos del sur Hay un universo maravilloso donde reinan el imaginario, la luz, el brillo de la sorpresa y la sonrisa espléndida. Todos venimos de ese territorio. En él la leche es tinta encantada que nos pinta bigotes como nubes líquidas; allí estuvimos seguros de que la luna es el planeta de ratones que juegan a comer montañas, descubrimos que una mancha en el mantel de pronto se convertía en caballo y que esconder los vegetales de las comidas raras de mamá, detrás de cualquier escaparate, era la batalla más riesgosa. Esta colección mira en los ojos de niños y niñas el brinco de la palabra, atrapa la imagen del sueño para hacer de ella caramelos y nos invita a viajar livianos de carga en busca de caminos que avanzan hacia realidades posibles.
El gallo pelón es la serie que recoge tinta de autoras y autores venezolanos; el lugar en el que se escuchan voces trovadoras que relatan leyendas de espantos y aparecidos de nuestras tierras, la mitología de nuestros pueblos indígenas y todo canto inagotable de imágenes y ritmos. Los siete mares es la serie que trae colores de todas las aguas; viene a nutrir la imaginación de nuestros niños y niñas con obras que han marcado la infancia de muchas generaciones en los cinco continentes.
A mi hija: Eliana Isabel GarcĂa Madrid, y a Betsy Vera MĂŠndez.
“(...) pasó la mano del tiempo y acabó con la civilización antigua, y con los caciques belicosos que asaltados un día de improviso por hombres nuevos que habían atravesado el océano, lucharon contra el extranjero y se defendieron, y volvieron a luchar para entregarse exánimes, cuando de ellos, los dueños de la tierra venezolana, no quedó ni hogar, ni soldados, ni esperanza posible, ante la nube invasora que todo lo cubría con su mortaja de sangre. Así pasó; pero quedaron los libros de piedra que no tienen por intérpretes sino a las raíces de los árboles o los musgos y graciosas enredaderas que tienen sus sarmientos sobre la esculpida superficie (...)” Arístides Rojas
Al principio, el indio Tëëna era como cualquier indio más de la tribu panare. Un día Tëëna le cuenta a su padre que quiere ser ¡chamán! —Hay que ser fuerte y perseverante, muchos empiezan y no terminan —le responde.
Tëëna guarda silencio unos minutos frente a su madre, camina entre el platanal, y en menos de dos minutos regresa y le dice a su padre: —¡Yo seré chamán! El padre, muy contento, inicia los preparativos.
Chororo es el chamán más viejo de la aldea. Tëëna al siguiente día lo visita. —Yo quiero ser chamán —le dice. Chororo lo mira a los ojos, y luego de un buen rato, le responde: —Tu espíritu es el ave, tienes que buscar un Gavilán, y traerlo para que esté contigo, y así puedas volar con él.
Tëëna camina en busca del Gavilán, se interna en la selva y se tropieza con un Cachicamo. —Buenos días, niño, ¿qué buscas por aquí? Tëëna queda sin palabras cuando oye al cachicamo, y le dice: —Yo busco un Gavilán. El Cachicamo resuena un: “Ummmmmmm”. —Mira, tienes que preguntarle al Tigre.
Tëëna sigue caminado por la selva, buscando al Tigre. A lo lejos lo ve con sus paticas en lo alto, como si estuviera durmiendo.. Tëëna se acerca muy calladamente, ¡sin que las hojas hablen y digan que él está allí! Cuando ya está cerca, el Tigre dice: —¡Dime, Tëëna, qué buscas! —¿Cómo tú sabes mi nombre?
El Tigre le cuenta a Tëëna que todo en la selva se sabe, y que cuando un niño panare quiere emprender un viaje en el mundo del chamanismo, todos los animales están al tanto. Tëëna escucha muy atento al Tigre. —Tëëna, el Gávilan, está en busca de su presa, tienes que buscar al Loro Real, que está en un tronco seco a las orillas del río.
Tëëna emprende su caminata hacia el río, y a lo lejos mira el tronco seco. Es muy alto. —Señor Loro Real, ¿se encuentra usted en su humilde morada? Nadie contesta, entonces Tëëna decide subir el árbol, y ya casi al llegar, resuena una voz. —Oye tú, muchacho, ¿qué haces en mi palacio? —Señor Loro Real, he venido en nombre del Tigre. —¡Ya me tengo que mudar, ese Tigre tiene hambre de nuevo!
Tëëna le cuenta al Loro que no es así, que el Tigre le contó que él sabe dónde vive el Gavilán. —¡Ah, hubieses empezado por allí! El Loro Real le cuenta que el Gavilán vive en el árbol más alto que está en el cocotal. —Sigue este camino y llegarás a los árboles de cacao —le indica el Loro Real. Tëëna se despide y le agradece.
—¡Para la próxima, te limpias los pies para entrar a mi palacio! —le dice a lo lejos. Ya casi llegando al cacotal, Tëëna se pregunta: “¿Ahora quién estará en el camino?”
En esos momentos, una voz misteriosa lo detiene. —Mira, muchacho. Yo soy la señora Lapa, ¿qué buscas por aquí? Tëëna, cansado, le responde: —Busco al señor Gavilán. —Bueno, te buscaré algo de agua mientras él llega. Se fue a buscar comida.
La señora Lapa busca debajo del árbol una pequeña tapara y camina hacia el río para recolectar agua. Cuando llega de nuevo al árbol, ve que Tëëna está dormido. Luego, al despertar, el muchacho siente en su rostro una sombra que lo despierta. Al abrir los ojos, Tëëna tiene el pico del Gavilán en su nariz.
—¡Ya sé que quieres ser chamán y tu espíritu es Gavilán! —Sí, el chamán más viejo de la tribu me dijo que mi espíritu es el Gavilán —responde Tëëna.
El Gavilán lo mira a los ojos, y dice: —Tenemos que hacer una ceremonia esta noche. El Gavilán le dice a la señora Lapa que busque al Loro Real, al Tigre y al Cachicamo. Ya reunidos todos, Tëëna espera con ansias que todo empiece.
—Tëëna, ¿quieres ser chamán?, ¿quieres emprender un largo viaje al mundo de la naturaleza? —le pregunta el Gavilán. —¡Sí, sí, sí...! —responde emocionado.
El Gavilán habla con el Tigre, el Loro Real, el Cachicamo y la señora Lapa. Luego de una conversación larga, le dice a Tëëna que debe acostarse mirando las estrellas. El Gavilán alza el vuelo sobre él, y cuando empieza a rodearlo en círculo, Tëëna cierra los ojos poco a poco.
El Gavilán sigue volando, y al poco tiempo Tëëna queda profundamente dormido. El Gavilán dice: —¡Tëëna, despierta, despierta...! Ya muy cansado, lo hace, y ve que sus manos eran de plumas.
Tëëna pega un brinco, y dice: —¿Qué me pasó? —Bueno, tú quieres ser chamán, ya lo eres —le dice el Loro Real.
—¡Este es el día más bello de mi vida, ahora puedo volar! —exclama. —¡Vuela, Tëëna, vuela! —le dice el Gavilán. Tëëna emprende su vuelo, y recorre toda la selva en búsqueda del conocimiento del chamanismo. Ya con el tiempo, Tëëna será hombre panare, y cuando el sol salga en las noches será el Gavilán Tëëna.
El pueblo panare (E'ñepa)
Los habitantes originales del Alto Cuchivero, que muchos conocen como panare, se llaman a sí mismos e'ñepa. Llaman también así a los indígenas de otros pueblos, excepto a los hoti, a quienes llaman onwá. Hablan una lengua que pertenece a la familia caribe. En la actualidad, los e'ñepa habitan la región en la margen derecha del curso medio del Orinoco, en el distrito de Cedeño del estado Bolívar. También existen poblados e'ñepa al sur, en los límites con el estado Amazonas. Para los e'ñepa todo lo que existe fue creado por Mareoka: el fuego, el agua, el sol, el día, la noche, las plantas y los animales. Mareoka les enseñó cómo hacer chinchorros, cerbatanas, arcos, flechas y cestas. También les enseñó a tocar flauta y a cantar. Un día, Mareoka les preguntó a cada uno de ellos: “¿Qué quieres ser? ¿Quieres ser gente? ¿Quieres ser venado, caimán, cachicamo, mono, tortuga o pájaro?”. Cada quién escogía. Los que optaron por una apariencia animal siguieron siendo e'ñepa. Por eso, no comen los animales que consideran ancestros suyos.
Entre los e'ñepa, una persona suele sobresalir por su edad, experiencia y sabiduría, sin que esto signifique privilegios especiales. No tiene poder político por encima de los demás individuos de su sexo. La autoridad individual es sumamente débil y no traspasa los límites de la comunidad, existiendo muy pocas situaciones de conflicto. Los e'ñepa practican la agricultura, siendo la yuca amarga su cultivo principal. Caza y pesca son fundamentales en su economía. Antes de la introducción de las armas de fuego, usaban lanzas para cazar animales de cierto tamaño, como la danta y el venado. Pescan con barbasco, vegetal que adormece los peces, y usan también hilo de nylon y anzuelos que compran a los criollos. Recolectan miel y frutos de algunas palmas, como el moriche y el pijiguao, y algunas especies de hormigas y gusanos de palma comestible. Aunque la cestería es un oficio tradicional, en los años sesenta adoptaron modelos de la cestería ye'kuana, lo que les permitió avances técnicos y una representación gráfica desconocida hasta ese momento. Luego de algunos años, se liberaron de las convenciones ye'kuana, creando una cestería que representa una nueva actitud estética. Sus diseños permanentemente innovadores han facilitado la creación de una iconografía cuyo énfasis está puesto en una mayor precisión de los detalles. El uso de ciertas formas de perspectiva rompe con el tradicional perfil plano de la cestería ye'kuana, haciendo de la wapa su medio de expresión artística más elaborado.
Los e'ñepa acostumbran a pintarse el cuerpo, para lo cual tallan sellos de madera con los más variados diseños, formas y tamaños. Esta práctica se realiza durante toda la vida. A los niños se les pintan las manos y los pies. Los jóvenes utilizan diseños geométricos con los que se cubren todo el cuerpo. Los sellos de madera se impregnan con sustancia colorante hecha a base de onoto y grasa animal, que produce una tonalidad rojiza. También usan el negro humo que se mantiene sobre la piel durante varios días. Tejen chinchorros en sencillos telares horizontales de forma oval. Su atuendo habitual es el guayuco de algodón teñido de rojo con onoto. La tela se pasa entre las piernas y se amarra por la cintura con una correa hecha de cabello. En cada extremo se balancean unas borlas, que cuelgan en la parte trasera del cuerpo. Los jóvenes usan bandas de algodón tejido alrededor del pecho y la espalda. A diferencia de otros pueblos de la región, que prefieren usar ropa de estilo europeo cuando visitan las poblaciones criollas, los e'ñepa usan con gusto su atuendo tradicional. Antonio Madrid
Este libro se termin贸 de imprimir en la Fundaci贸n Imprenta de la Cultura en el mes de junio de 2015 guarenas - Venezuela esta edici贸n consta de 5.000 ejemplares