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Comandante Hugo Rafael Chávez Frías Líder Supremo de la Revolución Bolivariana Nicolás Maduro Moros Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Lic. Jorge Arreaza Vicepresidente Ejecutivo de la República Bolivariana de Venezuela Lic. Héctor Rodríguez Castro Ministro del Poder Popular para la Educación Junta Administradora del Ipasme Dr. Mario A. Quiñones S. Presidente Soc. Isabel María Gutiérrez Vicepresidenta Dra. Susana Bejarano Secretaria Gerencia de Cultura Lic. José Antonio Elías Fondo Editorial Ipasme Prof. Enrique Plata Ramírez Presidente
Orlando Araujo: el niño que llevamos dentro ©David Figueroa Figueroa
Depósito Legal: 978-980-401-… ISBN: lf6512015… Diseño gráfico y diagramación: Maria Carolina Varela Ilustración de barco: José Gregorio Alvarez Corrección: Lisneth V. Molina Valero Producción y edición: Lisneth V. Molina Valero ©Fondo Editorial Ipasme, 2015. Locales Ipasme, final calle Chile con Av. Presidente Medina (Av. Victoria), Urbanización Las Acacias Municipio Bolivariano Libertador, Caracas. Distrito Capital, República Bolivariana de Venezuela Apartado Postal: 1040 Teléfonos: +58 (212) 633 53 30 Fax: +58 (212) 632 97 6
ÂŤHay caballos que galopan dentro de uno, se ve pronto en tu mirada, estallan en tu risa y amanecen galopando a tu lado con la mujer que amasÂť
Orlando Araujo
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«El poeta, en su exploración exterior, ha de saber mirar, descubrir, la atmósfera de cada aspecto, de cada rincón de ese mundo. Si estos movimientos del alma se realizan en el poeta con verdadero recogimiento, con verdadero fervor, adviene el lenguaje. Por este profundo proceso, cada palabra encontrará su justo puesto, adquiriendo el valor mismo de la vivencia.Para ello es necesario que el poeta sea un hombre concreto»
Vicente Gerbasi «Entendamos al niño como al que se inicia, el que de manera extraña para sí, se encuentra ubicado frente a una realidad, un mundo de cosas, seres y relaciones sobre los cuales no tiene ninguna referencia. Él está por un acto mágico inexplicable y sus ojos se abren llenos de curiosidad, al descubrimiento de su propia relación con lo que lo rodea»
Laura Antillano «Ningún tema que forme parte de la vida cotidiana de los seres humanos puede dejar de tratarse en la literatura para niño y jóvenes, por la sencilla razón de que, en nuestros días, se habla abierta o veladamente en la calle, los colegios, las casas y, por supuesto, a través de los medios de comunicación, de todos los temas habidos y por haber»
Armando José Sequera
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A manera de Prólogo Viaje a Orlando Analizar la obra literaria de Orlando Araujo no resulta sencillo. Adentrarse en el mundo metafórico que maneja este autor en su escritura para niños y jóvenes nos conduce al universo de la palabra. La poesía desde siempre ha estado presente en cada uno de los resquicios de la humanidad, de todo lo creado. La literatura en manos del escritor rememora la belleza para olvidar la incertidumbre que pueda marcar la vida del ser humano. La palabra abandona todo vestigio de simpleza para expresar desde cánones de limpidez, lo sublime, el acercamiento a lo maravilloso. La imaginación permite al lector niño-joven-adulto vivir inmerso en el mundo de lo posible. Cuando imaginamos nos entregamos al ejercicio de la palabra hecha ésta, bondad, amistad, solidaridad, dolor, agonía, silencio; pero por sobre todo, amor. Orlando Araujo, mago de la palabra, artífice de la acción creadora no escatimó jamás una expresión literaria para llevar a los niños el aliento de la montaña, la inmaculada pureza de la serranía, la ignota luz de su patria Venezuela. Sus textos realzan no sólo las virtudes humanas sino que desfilan por ellos las peripecias de quienes permanecieron siempre aislados en una sociedad que los rechazaba o invisibilizaba por su condición social. 9
De la mano del poeta yaracuyano David Figueroa Figueroa nos llega este estudio de la obra del escritor Barinés. En un lenguaje sencillo, cargado de poesía, Figueroa analiza los textos que Araujo dedicó a los niños. Orlando Araujo: El niño que llevamos dentro nos permite conocer a profundidad el trabajo creativo de un hombre que entregó su corazón a la escritura. Para quien no es especialista en la materia resulta difícil indagar en el universo manejado por Araujo pues a pesar de desplazarse por una prosa que pareciera sencilla, el trasfondo literario se ramifica por un entramado de situaciones complejas que expresan la particularidad del ambiente donde se desenvuelve el niño. Los libros Miguel Vicente Patacaliente, El niño que llegó hasta el sol, El niño y el caballo y Cartas a Sebastián para que no me olvide marcan un hito en la historia de la literatura para niños en Venezuela. En un periodo en que era considerada un género menor dentro del campo de la escritura, Orlando Araujo irrumpe con la solidez literaria y la energía del aeda para demostrar la validez de su creación. David Figueroa Figueroa –poeta y narrador– reconoce en la escritura de Araujo el sentimiento de trasmitir con palabras no sólo las alegrías sino también los martirios a los que se ven sometidos los protagonistas. La travesía por senderos de la metáfora sin dejar de lado, por supuesto, otras figuras literarias dan un cariz de belleza a sus textos donde la imaginación se entreteje con el devenir del tiempo para demoler paradigmas artificiales o artificiosos que ataban hasta entonces el trabajo que se realizaba para niños. 10
El libro Orlando Araujo: El niño que llevamos dentro corresponde al esmero que el autor proporciona en cada línea. David Figueroa Figueroa no se estaciona únicamente en el estudio de la forma literaria sino que revitaliza la intemporalidad de la palabra pues intuye en la narrativa de Araujo la presencia de los signos que evocan la verdadera plenitud de la vida. El niño que llevamos dentro camina por los senderos de la fabulación; la particular forma de abordar los relatos deshila la madeja de imágenes que propone Orlado Araujo para llegar al entorno infantil. David Figueroa Figueroa estudia de manera acuciosa cada elemento que incorpora el barinés en su narrativa; con el amor que se puede expresar a la literatura y al trabajo de los amigos y camaradas, Figueroa reivindica la luz y fuerza de la literatura infantil creada y recreada por Orlando para deleite y disfrute de los venezolanos. No dudamos que este libro se va a convertir en un referente para el estudio de la literatura para niños en Venezuela. José Gregorio González Márquez Mérida, 2011.
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Orlando Araujo: El Arte y La Persistencia «Dichoso país aquel donde la lectura es un hábito general y supera, por abundante, a la facultad adquisitiva de libros» Alfonso Reyes.
Este epígrafe tiene mucha cabida en esta Venezuela de hoy, esto, porque aquí los libros van de mano en mano, igual que las mariposas que se acercan a las flores en los meses de abril como en mayo. Con respecto al camarada Orlando Araujo diré que cultivó casi todos los géneros literarios, desde el cuento al ensayo y desde la poesía, pasando por las canciones hasta llegar al diario, todo un caudal de energía, firmeza que no ocultaba en ninguna de sus acciones, ya sea en la vida cotidiana como en la literatura. Resaltaré en este momento algunos fragmentos que aparecen en su libro Miguel Vicente Patacaliente (1978); sin olvidar que también publicó otros escritos para niños como son: El Niño que llegó hasta el sol (1979); El Niño y El Caballo (1987) y Cartas a Sebastián para que no me olvide (1988). 13
La escritora y estudiosa Carmen Mannarino en su volumen: Orlando Araujo: Violencia, nostalgia y bohemía, nos da una breve relación de los personajes principales que actúan en las creaciones mencionadas anteriormente, ella explica: «El pequeño Miguel Vicente vive situaciones de pobreza, de soledad, de dolor, de ausencia, de violencia, conjugados con sus sueños. José de Jesús, el de El Niño y El Caballo, es víctima de la violencia de quienes por más fuertes le arrebatan la tierra al campesino; Alejandro, en el niño que llegó hasta el sol, accedió a gran artista, a pesar de su pobreza y orfandad paterna. La inmadurez del niño no le sirvió de pretexto para esconderle el drama, y en fidelidad a su principio encontró sensibles maneras de comunicárselo en Cartas a Sebastián para que no me olvide hizo crecer a adolecentes el destinatario, para darle la oportunidad de ampliar la entrega de experiencia existencial» Indudablemente que todo escrito que pretenda ser literario, tiene que serlo, es decir, no existe ni existirá ningún género (narrativo o poético) que quiera transitar por los caminos de la creación, alejado del trascender, apartado del Arte de la persistencia. Esto indica que el hecho de escribir para niños no significa que el lenguaje se achique, se empequeñezca, por el contrario, la palabra tiene que llegar al espacio, caminar por los senderos de lo erguido, no significando esto que todo el texto sea tan retórico, que cuando el lector lo tome no consiga nada, sólo palabras huecas, vacías… Un verdadero desierto. El escritor Carlos Grasa en su ensayo, Escribir es escribir, afirma «Para aprender a escribir hay que escribir. 14
Es este hacer el que constituye la experiencia sobre la que más tarde podremos reflexionar. Recíprocamente, no se aprende lo que no se hace». Voy a referirme solamente a Los viajes de Miguel Vicente Patacaliente: «Un limpiabotas muy caminador y amigo de conversar con todo el mundo». Todos los días muy temprano Miguel Vicente bajaba corriendo a la ciudad, con su caja de limpiar zapatos al hombro, haciendo un ruido que hacía rabiar a los vecinos perezosos todavía metidos en sus camas». Sin lugar a duda es una historia sencilla, comprensible desde todo punto de vista, el lector (niño o adulto) no tiene necesidad de romperse el cerebro para llegar al meollo del asunto, no significando esto que cualquiera pudo haberlo escrito. Como dato anecdótico transcribo las palabras del escritor Pedro Francisco Lizardo: «Fue en 1965 y en el Cuartel San Carlos. Allí cayeron sus huesos en una de las tantas aventuras revolucionarias periodísticas. Los días se sucedían entre la ira y la esperanza. Entre la charla carcelaria y la lectura insistente y necesaria. Tenía varios meses incomunicados y como no podía ves a sus hijos, le escribía —sin pensar para nada en la literatura infantil— largas y hermosas cartas-collages, un buen día resolvió cambiar el sistema. Y les escribió un cuento atropellado, nervioso, libérrimo: la historia de un limpiabotas muy caminador y amigo de conversar con todo el mundo. Así nació la saga de Miguel Vicente Patacaliente». 15
Es el destino que le depara aquellas escrituras donde no sólo están el corazón, sino también la constancia y el haber nacido con el don de la expresión artística. El texto posee partes que se pueden considerar autobiográficas, escuchemos: «Mi madre es una laguna que tiene un toro blanco en el fondo y una cobija oscura encima para que nadie la enlace. Si me llevan el toro se seca la laguna, y me acabo yo cuando voy naciendo al pie de este picacho. Mi madre está allá arriba y más arriba el cielo. Soy andino al nacer y en mi niñez voy saltando entre montañas; soy llanero en mi juventud inmenso y fuerte y ancho; y cuando me voy poniendo viejo llego al mar llorando por la tierra que dejaron atrás. Tal vez por eso el mar están salado y hay tantos peces que parecen lágrima». Es que la región de Calderas (lugar donde nació el poeta) está más cerca de Los Andes que de Los Llanos, lugares que evoca a cada instante en su escritura, el recuerdo hecho más real que lo real, la palabra transformada en presente-futuro, gracias al poder del símil, la metáfora y otros recursos literarios. Con respecto a la memoria, a la evocación, el mismo afirma: «escribir es masturbarse el corazón». Yo diría que el alma se vuelve cielo estrellado donde la carne y los huesos forman cosmos distantes y cercanos. Acertado su verbo al afirmar: «El escritor es un destino que los velos del tiempo van cambiando y descubriendo, como la neblina del páramo corre y descorre sus telones sobre el fondo nocturno de las lagunas donde los dioses duermen». 16
Es estar y no estar, pero con la mirada puesta en el más profundo y aparente centro del universo, es decir una perfecta paradoja. Son las dos caras de la moneda: haz y envés. En cuanto a los recursos estilísticos utilizados en el cuento, pueden notarse que el autor aplica muchas veces el diminutivo, he aquí algunos ejemplos: “El más furioso era un borrachito que acostumbraba acostarse muy tarde”, “Me parece que le queda un poco grande a nuestro amigo barquito”, “Caminar por esas calles con su franelita rayada”, “montaban su pie en el cajoncito”, “Porque una de las piedrecitas fue a dar a la espalda”, “Arrojabas papelitos y caramelos”, “Y mientras paseaba y corría le gustaba lanzar piedritas sin apuntarle a nada”, “La voz se le puso delgadita”, “Apiñadas como hileritas de hormigas”, “No tiene ni una figurita”, “Unos hombrecitos de piel tostada y pechos fuertes”, “Un cerrito lleno de ranchos desde el cual se veía Caracas”, “Allí, en aquella cajita, estaban sus viajes”, “El que le había regalado la monedita rara”, “Amiguito, si no crees en mí no podrás viajar conmigo”, “Cuénteme este cuento, pidió a la viejita”, “No, aquel es de más abajito”, “Una casita, pequeña, rodeada de otras casitas pequeñas”, “la casita de los obreros se fueron quedando atrás”, “Rodó por una laderita hasta un claro”… “Un momentico, señor Petróleo”, “Un par de viajecitos he realizado, pero sin el hombre”, “Duerme, entonces petrolito, amigo mío”, “Que sólo dejara pasar un caminito de sol que lo llevará hasta el cují”, “Una carita morena llena de mucha picardía”, “Por una de las ventanillas la brisa daba en el rostro”, “Una ruana de frailejón tibiecito”, “El rio hizo un lomito de agua”, “Tan chiquito, tan chi17
quito que el mar pasaba por debajo”, “Pero ni Miguel Vicente quería comer pescadito”, “Para volver a comenzar el jueguito”, “El mar de mañanita es como una bandera”, “Un moñito de pollo”, “Son riecitos muy orgullosos”, “de ojitos por allá brillando”, “Un pueblito que tenía carreteras”, “Regreso con los bolsillos llenos de caimito”, “Redondas como pepitas de oro”, “Una guayabita de potrero tan sabroso”, “Abrí un librito que estaba sobre la mesa”, “Un cangurito de color canela”, “Un hombrecito de color tabaco”, “Con culebritas de risa”, “Una tarde encendió un tabaco guacarito”. En relación al diminutivo, el mismo autor nos comenta. “Lo que sucedió, no histórica ni literaria, es que la literatura infantil de Venezuela, durante muchos años y pocos autores, aniño el lenguaje y artificializó el diminutivo. Pero allí es donde el buen gusto no debe equivocarse, como no debe ni puede hacerlo ante las florecillas de San Francisco”. A simple vista puede captarse que los diminutivos empleados tienen un propósito muy definido, determinado, llega al lector con afabilidad, hacer el escrito emotivo, hasta se diría querencioso. Es que Orlando Araujo fue también un gran amante de la lectura y por si fuera poco un investigador, por lo tanto, cuando utilizaba los sufijos, es de suponer que sabía de sobremanera lo que hacía. En lenguaje y creación en la obra de Rómulo Gallegos, conseguimos: “Está demostrado que diminutivo no significa generalmente disminuido de la cosa, sino que guarda un contenido afectivo (cariño o desprecio)”. 18
En cuanto a hipérboles: “El corazón le latía hasta casi salírsele de la franela”, “tan remendados que parecía un mapa con muchos países”, “Tan largo fue el relincho, que subió por la montaña, tropezó las nubes, atravesó los mares”, “pasamos diez mil años debajo de las montañas….”, “Y los otros viajes por los ríos y por mares y hasta el centro de la tierra y más allá”, “Unos inmensos pájaros metálicos con sus picos el pecho de la tierra”, “Llevaba el Orinoco en la cabeza”, “Dio la vuelta al África y pensó llevar como regalo dos mil colmillos de elefante para construir un palacio de marfil”, “Un dragón sopló vientos feroces que lanzaron el barco pirata hacia mares desconocidos”, “Una serpiente más grande que un árbol”, “Sorprendió un galope de tapires”, “Inmensas montañas que se tragan las nubes de allá arriba”, “Uno, que es viajero y va por todas partes”, “Miguel se emocionaba, se ponía pálido de pura emoción”, “Tenia aventura con bandidos, con animales feroces y galopaba en hermosos caballos sin siquiera cansarse”, “Allí en aquella cajita, estaban sus viajes, sus aventuras, todo lo querido”. En humanización los casos son abundantes: “la cosa fue que Cometa se acercó a la piedra y arrimó su lomo al niño”, “ Los caminos lloraban con lágrimas de caimán que tienen ganas de comer niñitos”, “Miguel Vicente se metió en su chinchorro mientras el barco íngrimo y solo, se cansaba”, “A ti te gustan los viajes te enseñaré los que no has visto nunca”, “los ríos lo sabemos todo”, “No te ahogará porque tú eres mi invitado”, “Esos árboles piensan”, “Sus raíces me han dicho que quieres caminar, pero no pueden”, “Tal vez piensan en lo que 19
no han visto”, “Más triste es tener que comer y comer todos los días”, “Miguel Vicente llevó a Cometa a beber agua al río”, “ahora móntese, amiguito, el paisa Cometa le va a dar un paseo para que no siga triste”, “La voz del río se fue calmándose”, “Las palabras no se dejaban dominar”, “Se arropó con el mapa”, El mapa empezó a volar”, “Fue desenvolviéndose en el tiempo”, “Ya no vagan mapas sino la tierra inmensa” “El mapa se fue volviendo un caballo”, “Era de pronto un ave y de pronto un barco”, “Están clavados en un sitio echan barbas en el mismo sitio”, “Más triste es tener que correr y correr todos los días”, “El río que lo estaba mirando por dentro”, “Pienso en mí que no tengo reposo ni de día ni de noche, que me gusta algo y no puedo detenerme a contemplarlo”, “Que si una flor me besa o un pájaro me canta no puedo pedirle otro canto no otro beso”, “Cometa, tú naciste en el reino del árbol solitario”, “La voz del río se fue calmando”, “Con su cuna de suave piel en la barriga”, “Un cangurito de color canela, iba a morir de soledad y de frío sin su cama”, “Una flor con el color de las ojeras de la niña triste”, “El sol lloraba”, “pobre dinosaurio azul analfabeto de la tierra”, “Señor petróleo, señor petróleo”, “Pues, por qué va a ser, Miguel Vicente, porque el petróleo también muere”, “hola respondió la iguana”, “Arriba el sol enamorado de la iguana”. También se consiguen Onomatopeyas: “Tun, tun, tun”, “Tún-tuca-tún. Tún-tuca-tún”. El símil aparece en: “allí estaban las letras apiñadas como hileritas de hormigas, negritas todas”, “Tal vez por eso el mar es tan salado y hay tantos peces que parecen lágrimas”, “La luna brillaba como un sol”, “Era 20
un hombre gordo, bien vestido y siempre como muy aseado”, “Como un trino de invierno para la soberana”, “Unos pies tan pequeños que caminaban sin pisar la tierra”, “El verde más verde de todos los verdes”, “Se portó como un héroe”. Metáforas: “Hay tantos peces que parecen lágrimas”, “Dormí en un campo de esmeraldas”, “Era un domingo de sol por la mañana”, “Las culebras de petróleo”, “un inmenso pájaro metálico”, “Un cují lloraba de dolor por la ausencia de otros árboles”, “Visité laberintos de metales brillantes”, “Un techo de tibias mariposas”, “Al pie de un cují”. Refiriéndose al hecho literario, Orlando Araujo nos da ciertos razonamientos: “El artista puede serlo con toda plenitud sin dejar por ello de ser hombre”, “La obra de arte que llega al corazón de las gentes y perdura en él, no es precisamente la que está atenta a los últimos dictados por la moda literaria, ni la que administra con habilidad los recursos que esa moda ofrece. Es la obra que nace como una necesidad expresiva del hombre ante el espectáculo del mundo y de sí mismo, inspirada en un tema sentido y vivido y no en uno convencional o impuesto, realizada con imaginación creadora más que con las excelencias de la técnica o con los rigores de la lógica”. En la obra Literatura Infantil (IMPM) Manual del estudiante, Caracas, 1989, conseguimos: “Los temas trabajados en el cuento de hoy son múltiples; en ellos encontramos la comprensión del mundo actual, la desmitificación, el acercamiento a una idiosincrasia propia 21
del grupo y identificación. Usted puede leer, como por ejemplo de un cuento actual: Los viajes de Miguel Vicente Patacaliente, de Orlando Araujo o El Médico de los muertos de Julio Garmendia; en ambos se pone de manifiesto la preocupación por problemas que atañe a nuestra ciudad y sus niños. La extrema pobreza que no impide los sueños de Miguel Vicente, la pérdida de valores morales para dar paso a una civilización fría e indiferente, o el crecimiento desmedido de la capital que todo lo avasalla, hasta el propio cementerio donde reposan los muertos. Es propicia la ocasión para recordarle que producciones o intentos para la infancia hay muchos, pero no todos llegan a ser verdaderas obras literarias; por ello el docente debe constituirse en selector cuidadoso del material que va a propiciar a sus alumnos, haciendo énfasis en el valor estético del trabajo”. Concluyo con un soneto que una vez le escribí a este fraterno hermano de las letras y las luchas por siempre HERMANDAD Para tu corazón de yerbabuena son estos versos dulces y sonoros. Tienen del vendaval la voz que suena y de amistad, todos los tesoros Tus voces de neblinas y colmenas respiran meladuras por sus poros. Compañeras del vino y la azucena, jinete de la luna y potros moros
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Locura desbordada en alegría, senderos que se hicieron poesía en los diáfanos ríos de los sueños. Este canto no es una despedida, porque tu musa, más que compartida, siempre será un crisol de ardientes leños.
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LOS NIÑOS SIEMPRE SON NUBES DE SUEÑOS Y PALABRAS «Definitivamente la fantasía y los sueños son derechos del niño, garantizados por la Carta Fundamental de la Imaginación» Orlando Araujo
La creación literaria es indudablemente un proceso, un proceso donde se fusionan tanto la aptitud como el trabajar, se ven entrecruzados tanto el bien como el mal, pero lo más trascedente (diría yo) es que lo real consigue transitar senderos invisibles a través de los recursos del lenguaje, es el caso específico de la metáfora, juego donde el hombre se transforma en un verdadera mago, es que ELLA, vive y no vive ante los ojos. EL NIÑO QUE LLEGÓ HASTA EL SOL. Caracas: Ediciones María Di Mase, 1979, ilustraciones del maestro guayanés Alejandro Otero. En este libro de Orlando Araujo, las cosas y los hechos son tangibles en cuerpo y el alma, es decir la verticalidad existe por doquier, el autor nombra lo que ve y con algunos recursos expresivos que hacen a la escritura un texto literario. Sabemos que no siempre lo escrito y lo hablado constituye una creación, es como pensar que toda línea sobre un lienzo es un Picasso o un Cruzdiez. 25
El libro a comentar, arranca: “Una casa en palancas es una casa que no tiene paredes sino cuatro horcones que sostienen el techo casi siempre de hojas palmera. Esta era una casa en palancas, a orillas de la selva y está era una selva de árboles muy grandes, animales muy feroces y aves con los colores del arco iris”. En el ensayo: Una dimensión social de la creatividad del psicólogo español Fernando Cembranos, conseguimos: “La creatividad es algo más que un proceso mental individual, es también una capacidad colectiva e histórica que produce respuestas diferentes al estar y cómo estar en la tierra. Para que sea una capacidad colectiva requiere la posibilidad de tener un espacio real sobre el que decidir y crear. Como proceso colectivo e histórico necesita de diversidad de cerebros que conscientemente o no intervienen en la producción de soluciones diferentes, necesita también reconocer la dimensión temporal y con ello poder ver la creatividad acumulada y/o destruida”. Aquí el ensayista y el escritor se dan las manos, puesto que el libro que comentamos une lo particular con lo general, lo propio con lo ajeno, la palabra con los objetos, todo se funde para darnos una visión completa de algo verdadero donde un niño es protagonista. La conocedora de estas creaciones literarias, la escritora Carmen Mannarino en una síntesis del texto, lo pinta para los lectores de esta manera: “el niño que llegó hasta el sol” accedió a gran artista, a pesar de su pobreza y orfandad paterna. La inmadurez del niño no le sirvió de pretexto para esconderle el drama, y en fidelidad su principio encontró sensibles maneras de comunicarlo”. 26
En realidad el cuento transita la vida del creador Alejandro Otero, vista a través de obras donde las pinturas y las esculturas juegan un papel de primer orden, el escritor va dándole al relato forma de una manera concisa y con una brevedad que permite al lector observa la niñez del pintor nadando en la estrechez, la escasez está allí como río crecido. La infancia batallando por aquellos senderos que hacen crecer y no amilanar al personaje, artista que es hoy en día, conjuntamente con Jesús Soto, uno de los grandes representantes a nivel mundial del Cinetismo. Es decir, que la cortedad o falta recursos económicos no privó al venezolano de llegar a la adultez con el sol de la victoria a su alcance; significando esto que la lucha premia a todo aquel que la practica, que la actitud a veces está en el ser humano, pero es la persistencia, el trabajo, el estudio que ayuda a germinar la semilla que llevamos dentro. Orlando Araujo demuestra que el fulgor sale al encuentro de toda persona que la naturaleza dotó con talento, mérito, sin olvidar que el pincel, el lápiz y otros instrumentos que utilizan algunos artistas están cercanos, pero necesitan de la mano, la firmeza o tesón del hombre. El autor es explícito cuando escribe: “Yo me he encerrado de verdad un poco, sin darme cuenta de que la sal de mi propio destino y de mi propia vida está en esto: en dar y recibir, en contar y que me cuenten, porque la discusión de una ponencia es necesaria y es formativa. La lectura de la palabra escrita también, pero que todo eso se haga en el calor humano y solidario de gente que no viene aquí para maltratarse o para dar salida a los reductos de la amargura y de la envidia, sino para 27
conocerse un poco más y en la búsqueda de un amor perdido o en perdición y en el rescate de lo que somos y que todavía no lo sabemos en su integral saber”. Toda una fusión entre el hombre y el escritor, un ser social por excelencia, un hombre dado al querer transformar a su país y a sus congéneres en seres donde la amistad ande como el rocío que no se despega de la flor sin exigirle por eso nada a cambio, como la mies que se transforma en pan y hace del hambre un ente nada visible. Es que Orlando Araujo jamás olvidó que somos lo que damos, que somos lo que compartimos en la prosperidad o en la desgracia. Transcribo las palabras del poeta Carlos Angulo en su libro: El porder de la tristeza: “La literatura no se limita a rescatar la belleza tradicional de la naturaleza sino también la fealdad, el desconcierto del suceder de los días, porque el hombre no vive únicamente de pájaros. En todo artista ha de estar también la envergadura de poder elevar a nivel del arte la miseria y el cortejo, la muerte injusta y el dolor de estar siempre sometido. Debido a que no sólo de pomposas palabras, de títulos fríos y definiciones de flores está hecho el acontecer de nuestra vida cotidiana sino también del grave alfabeto de la corrupción y la tristeza, del atraco y el olvido”. Más adelante, Araujo nos dice: “La casa estaba entre la selva y un río de aguas de color cambiante: en la mañana eran entre azul y verde, a mediodía era color de melena de león y en el atardecer, eran color de hojas secas derretidas. El niño pasaba las horas mirando hacia la selva y mirando hacia el río. 28
Cuando llovía, contemplaba la lluvia, los hilos transparente de la lluvia, que reflejaba en el aire el color de los árboles, de las flores, de las mariposas y que volcaban sobre el río las flechas doradas del sol y de la luna”. En estos párrafos el autor utiliza algunos recursos retóricos: “a mediodía eran color de melenas de León”, “eran color de hojas secas derretidas”, “los hilos transparente de la lluvia”, “volcaban sobre el río las flechas doradas del sol y de la luna”. Vemos que se cumple la regla aquella que nos habla de la narración como un quehacer el cual pone en práctica el medio creativo, la palabra llena de imaginación y descripciones donde la plasticidad crea mundos que los sentidos perciben con la transparencia de un sol a mediodía, es que la literatura juega con la seriedad y al combinarse como resultado da un equilibrio entre lo real y lo imaginario. El poeta Julio Borromé en: Escritos desde el monasterio (De libros, lectores y cultura), retrata a Orlando Araujo de este modo: “Difícilmente algún escritor venezolano habrá logrado hacer tan intensa su propia vida, —si es que tiene— como Orlando Araujo. Pero sólo se puede realizar como dialéctica entre la poesía y la crónica, discursos en los cuales Orlando se entrega por entero. Escritor de sí mismo revela un lenguaje espontáneo consustanciado con lo humano en el instante de nombrar las verdades dispersas y la esperanza de un mundo mejor, y escritor preocupado por asuntos políticos y sociales que también necesitan de ser contados sin las teológicas oficiales de los escribanos del imperio”. Está en lo cierto el ensayista, puesto que Orlando Araujo jamás dejó pasar un momento y siempre trató de 29
dejar claro que el hombre debe siempre buscar un camino iluminado por el saber, la conciencia, la lucha y principalmente lo solidario. La narración culmina en una forma dichosa, escuchemos: “La madre lo guardaba, en silencio. El niño era como un ojo mirando y recogiéndolo todo y guardándolo muy adentro porque era como si nada tuviera y sin embargo todo le perteneciera”. Más adelante continúa: “El niño se fue a la ciudad con sus tesoros. En la ciudad se encontró con muchas cosas. Creció entre ellas, se hizo hombre sin olvidar la infancia, entre grandes ríos, selvas, leyendas y colores. Los hombres viajaban dominando el espacio y cazando la luz”. Se podría decir que el poeta se transforma en Alejandro y hace lo que él muchas veces realizó, no solamente en sus libros, sino también como un ser humano dado en cuerpo y alma a la camaradería con el recuerdo, el presente y el futuro. La memoria volcada hacia las montañas y ríos donde sus ojos crecieron a lado de la poesía y el encantamiento. Una fidelidad transmitida en casi todos sus escritos, ya sean crónicas, poemas, canciones, cuentos, ensayos y todo lo concerniente a la escritura como vivencia y magia. Cuando se hace un recorrido por sus versos palpamos inmediatamente que tienen la lealtad por delante, un fogón encendido dando su calor a los cuatro puntos cardinales, oigamos:
“Regalo el sol a un niño. El movimiento de mis aguas lo doy como testigo 30
del páramo de ríos de mi abrigo, el abrigo de Dios de mi tormento”. Este cuarteto incluido en su Testamento Poético es sumamente ejemplar, ejemplar en el sentido que sus hechos y lenguaje dan como suma un comportamiento que se podría pintar como él mismo lo hizo veamos: “Una campana en la montaña nunca muere, el eco de su voz viene en lamento de mañanas y tardes repetido por el metal vertical de mis paredes de piedra, de yagrumos, de guamos, de bucares, de ríos sonando en el badajo de los puentes muertos que cantan todavía”. El poeta Luis Alberto Crespo en su libro La lectura común, al referirse al narrador, expone: “Bajaba subiendo, avanzaba devolviéndose con la aldea en el pecho y en la frente, la mostraba o la escondía, según golpeara duro el casco de caballo de su corazón o fuera salmodia de pájaro salvaje vallejiano su latido. Lo imaginé hendiendo el confín barinés, su otra terredad, la de la pendencia del octosílabo entre el hombre y el Maligno, la de los ríos, el tabaco y el viento. Montaña y llano, como decir la meditación y la elocuencia, con frío y canícula, iba, fue y será Orlando Araujo en mí. Sus bravatas verbales y escritas duraban lo que tardaba su contentamiento en inventar historias para los lectores de la infancia, de cuya escritura serán sus hijos y sus nietos héroes nacionales de la ternura o las amada una y diversa, pero nunca única como Trina Urbina”. En la obra conseguimos varios recursos estilísticos, tales como: el diminutivo, Recurso que agrega, junto con la idea de pequeñez o sin ella, la de cariño o compa31
sión y que éstas no están alejadas del estilo elevado y afectuoso, ya que muchos diminutivos no denotan un objeto pequeño sino cierta especie particulares; así lo describe (más o menos) Andrés Bello en su Gramática. “Un viejito se murió sin haberlos contados”, “Saltando sobre las pocitas que la lluvia dejaba en el camino”.
Símil o Comparación: Es un adorno en el lenguaje, especialmente literario y poético; sirve para darle más vida; hacerlo más expresivo. En él entran dos elementos que se relacionan en virtud de la semejanza que tienen entre ellos, la imagen (A) llamada sugerente y la imagen (B) llamada sugerida. “Metida en la selva como la arañamona”, “Venida del espacio como el rayo y como la tormenta y como aquel jinete sombrío que trajo la noticia”, “El niño era como un ojo mirando”, “Era como si nada tuviera y sin embargo todo le pertenecía”.
Hipérboles o Exageración: Es un recurso que pondera de modo extraordinario una verdad, las propiedades de un objeto o de un ser a fin de inculcarlo mejor. “Aves con los colores del arcoíris”, “las únicas que uno miraba por allí eran unos potes, latas y unas cacerolas para guardar el agua”, “El padre siempre ausente”, “Y eran tantos los ríos grandes y pequeños que un viejito se murió sin haberlos contado”, “El niño pasaba las horas mirando hacia la selva y mirando hacia el río”, “De la memoria del padre quedaron papeles, viejas cartas del ausente, cartas de amor y de recuerdos”, “Vendrás con32
migo a la ciudad y conocerás al mundo”, “los hombres viajaban dominando el espacio y cazando luz, “El padre había perseguido esa riqueza en el fondo de la tierra y había muerto buscándola.
Metáfora: Significa traslación, es la figura por la que una palabra pasa de su propio significado a otro no propio, pero con quien tiene semejanza: León Sumerlían, manifiesta que una fresca metáfora es una variación del habla ordinaria, una nueva combinación de cosas antes desconectadas, una nueva correspondencia.
“A mediodía eran color de melena de león”, “eran color de hojas derretidas”, “los hilos transparentes de la lluvia”, “Volcaban sobre el río las flechas doradas del sol y de la luna”, “La luna estaban en el fondo”, “El niño saltaba sobre la luna y las estrellas”, “El fuego de los rubíes”, “Los árboles de las esmeraldas”, “El agua de los zafiros”, “El sol de los topacios”, “El increíble fulgor de los diamantes”, “el niño las había atrapado con sus ojos”, “Infinita fiesta de luz y colores”, “Escritas con letras menudas y melancólicas”.
Humanización: Consiste en personificar a través del
lenguaje y la fantasía a los elementos de la naturaleza, con ella ríen, lloran, hablan, protestan, tejen, resuelven problemas, así mismo adquiere cualidades humanas: están pálidos, son charlatanes, son vulnerables, se enferman, etc. “Se mezclaban parpadeando”, “Escritas en letras menudas y melancólicas”, “Aquello era una vida que transcurría en silencio”, “El niño supo su nombre al caer la tarde de un día solitario”. 33
Paradoja: Recurso que reúne períodos o ideas que en apariencia se contradicen, pero que sirven para darle mayor ductilidad y valor a lo que se quiere manifestar. “Junto con estas cosas vivían la madre, una tía y el padre siempre ausente”, “La luna estaba en el fondo”, “Papeles y recortes de periódicos lejanos”, “Nada tenía y sin embargo todo le pertenecía”, “EL hombre de las barbas y el sombrero guardó las piedras, pero el niño las había atrapado con sus ojos”, “En la ciudad se encontró con muchas cosas, creció entre ellas, se hizo hombre sin olvidar la infancia”. Para concluir tomo prestado algunos párrafos que una vez escribí para un prólogo: La palabra es y será el don más importante que el hombre tiene en su haber, y cuando es visitada por la metáfora se transforma en un juego de grandes dimensiones (juego, porque se ilumina por la ubicuidad) que hace que su presencia llegue hasta los cuatro puntos cardinales; de tal manera que el lenguaje se vuelve niño y adulto a la vez, es una verdadera paradoja, el río convertido en un mar donde las olas navegan en las nubes. La escritura debe, por sobre todas las cosas, ser sencilla, culta y mágica. Las imágenes revoloteando por los predios de hipérbole, un cosmos que encierra tanto el presente como el pasado, lo real y lo absurdo, tan fusionados que a simple vista dan la sensación de ser una pareja indisoluble. El creador pone a valer la palabra más allá de sus significados unívocos, lo metafórico le agrega un sinfín de 34
alas para que ande por todo el universo incansablemente, lo expresivo-literario resplandeciente como las flores que se vuelven colibrĂes y arcoĂris, en la llegada de mayo.
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EL NIÑO Y EL CABALLO: LO SOLIDARIO EN ORLANDO ARAUJO “Me impresionó mucho su don de entenderse con los niños. Sabía mirarlos por dentro” Luis Alberto Crespo
Cuando se habla de Orlando Araujo la hermandad es más real que lo real, en un coloquio dijo: “De manera que yo me voy cargado con una buena pesca y siento que también he dado algo, intangible, pero lo he dado y lo doy, que es el amor”. Más claro no canta un gallo: En su testamento, explica: “A mis amigos les dejo mi violento recuerdo más allá sonando en la campana de mi corazón perdurable en ellos…”. Innumerables escrituras dan fe del significado amistad para este escritor que no permitía de ninguna manera que el llanto llenara las caras y menos que el dolor se hiciera mar. Este párrafo es para darle entrada a otro libro de Orlando Araujo, El Niño y el caballo (1987), volumen que cuenta con siete cuentos y algunos géneros más. Es un trabajo literario donde el autor vuelve a encontrarse con aquellos seres que suelen convertirse en hechiceros, magos que van desde que nacen hasta que se mueren, haciendo un mundo tan maravilloso que la misma fantasía se asombra del asombro. Por tal razón 37
el Dr. Luis Beltrán Prieto Figueroa nos decía: “El poeta y el niño son mágicos y para ser mágico, o se es poeta o se es niño. Se puede ser las dos cosas a la vez, como el niño: es mágico y es niño. No es que el poeta se aniñe, no es que el poeta pretenda hacer con las palabras que dicen los niños la poesía para niño. El niño hace de sus palabras un instrumento extraordinario, busca en ellas formas de expresión y cuando encuentra una palabra nueva, la usa como un juguete, le da la vuelta en la imaginación y a veces no sabe lo que significa”. Explica esto que el escritor dedicado a tal difícil oficio jamás debe olvidar que el animismo es un ingrediente que siempre se encuentra en cada niño, su pensamiento vuela y más vuela, a veces tan alto que las mismas aves no lo pueden alcanzar, los escritos deben contener travesuras, diversión, picardía, alegría, miedo, ternura, humor, humor, y la naturaleza con su fulgor y oscuridad. En el libro: Encuentro con la literatura infantil en Venezuela” en su ponencia, "Escribir para niños", la escritora Laura Antillano, diserta de esta manera: “Se dice que los cuentos de Orlando Araujo, desde El niño y el caballo a los relatos de MIguel Vicente patacaliente, fueron escritos pensando en sus hijas. Bellos relatos en su dimensión de humanidad, nos impactan a los adultos con la misma emoción y en igual grado. No hay concesiones, el autor escribe lo que quiere decir. La emoción de los caballos en su estampida salvaje, acelerada y violenta, la ternura de ese niño durmiendo al lado del caballo, conmueven a todo lector”. 38
Notamos la gran precisión y deductivo de las apreciaciones de la poeta y como especialista en la materia nos entrega un caudal de luz sobre el autor en cuestión.
El niño y el caballo es un relato donde un niño (José de Jesús) y un potro (Canelapura) desde temprana edad se hacen grandes amigos hasta llegar a la adultez, la pareja logra hacerse tal para cual, algo indisoluble, el autor a través de una prosa realista logra darnos una historia que se acerca a lo promulgado por el estudioso Virgilio López Lemus: “Como forma de conciencia social, el arte reproduce de manera creadora la realidad, pero no solamente como reflejo que es ella, sino también como tipo de creatividad estética práctico–espiritual del hombre. Como reflejo creador, el arte puede representar a la realidad, lo cual conspira contra la diversidad formal y la riqueza e imaginación del contenido, pero también puede interpretarla de una manera propia, incluso con la imaginación presta a la utopía y lo fantástico”. Puede anotarse también que el cuento es lineal, es decir, los personajes siguen un camino que llegan hasta el final, donde la descripción va por todas partes como si el autor dibujara todo lo que viera; otros ingredientes que se suman al texto es el ensañamiento, la agresión verbal y física del Coronel Vergara contra José de Jesús y su familia. El poderoso dando ejemplo de que la riqueza es un factor subyugante, que el dinero lo puede todo, que la mercancía vale más que la misma vida. Se observa que para estos señores el corazón es algo que no existe, el cariño fuera de toda lógica, el amor navegando en los rincones de lo inexistente, viajando por mares poblados de soledad, es como si el jardín fuera de arena. 39
Earle Herrera al prologar Compañero de viaje y otros relatos, nos comenta: “Orlando Araujo se nos revela como un contador de cuentos, un memorioso que trae los recuerdos al tiempo presente y, merced a su prosa poética y precisa, los hace relatos vivos y vivaces. El escritor nos descubre que el tema rural no estaba pasado de moda porque nunca fue una moda. Lo que si estaba fuera de tiempo y lugar era el lenguaje con que el asunto era tratado y expresado”. Indudablemente que al trasladarnos al texto El niño y el caballo, vemos que el poeta Herrera está en lo cierto, Araujo por ningún momento se torna simplista, no se vuelve aquellos escritores que siempre ignoran que el lector (joven o adulto) es un cómplice en potencia, que jamás debe olvidarse que la escritura se hace siglos porque se llena de amigos y metáforas. Para muestra un botón: “Sentado en una piedra, a orilla de la laguna, José de Jesús miraba el sendero espejo de las aguas y las pequeñas ondas que se hacían cuando los caballitos del diablo se lanzaban en picada, las tocaban y volvían a elevarse para quedar inmóviles vibrando en el aire, preparando una nueva embestida”. Algunos recursos literarios se asoman en las líneas transcritas, nada de boberías y menos quedarse desarmado por el asombro, más bien el escritor nos conduce a la búsqueda del mundo fascinante del lenguaje, al mundo de la palabra guiada por los caminos del presente y del futuro; esa prosa que reclama más y más cómplices, allí brilla la metáfora (“el sereno espejo de las aguas”), diminutivo (caballito), humanización (las to40
caban), muestra que ampliaremos cuando hagamos un recuento total de todos los elementos retóricos encontrados en dicho libro. Nos muestra también el uso del símil: “ágil y veloz como un ardita”, “piafaba y resoplaba como los borbollones de la quebrada”, “moreno y fuerte como el cuero curtido de su montura”, “brioso como su caballo”, “sereno y callado como su mirada”. La ensayista Carmen Mannarino al estudiar el cuento del barinés, explica: “La ternura, el dolor, la injusticia, todo, lo va descubriendo José de Jesús a través de su relación con el caballo. Cuando va a nacer Canelapura, la constatación del milagro de la vida y la ternura ante el nuevo potrico, se cambian a dolor de ausencia, que para él equivale a la muerte, cuando el dueño se lleva el caballo en el que el padre le estaba enseñando a ser chalán”. Algunos recursos estilísticos encontrados en el libro.
DIMINUTIVOS: “Pedacitos de papelón”, “se iba quedando quietecito”, “El potrico se va amañando”, “los caballitos del diablo”, “guayabitas con lunares”, “escuchando la bravita”, “tempranito arepa y guarapo”, “¿y la monturita?”, “¿y la tierrita ésta?”, “¿Con que salió vainosito?”, “ya compuestico”, “Hay quebradas, quebraditas”, “Hasta los arboles escuchan por que se quedan calladitos”, “Se sienta bien el carajito”, “desde que el caballo era potrillo”, “Chupitas de flores rojas”, “Pepitas de San Pedro en la orilla de la quebrada”. 41
SÍMILES: “Los cuentos de los viejos son como el pan de los niños”, “el sillero como una ave muerta”, “como una calavera de caballo”, “ágil y veloz como un picure”, “piafaba y resoplaba como los borbollones”, “Moreno y fuerte como el cuero curtido”, “brioso como su caballo”, “sereno y callado como su mirada”, “como una flecha de reluciente cobre”.
METÁFORAS: “En un mundo de patines”, “Un ferrocarril es un caballo que galopa”, “un jinete sobre las crines del mar”, “el sereno espejo de las aguas”, “cuando se va durmiendo la laguna”, “había un fuego en su cara”, “Después de juangil que es el anochecer”, “sombrero de alas desafiantes”, “bebió la resistencia de el frailejón”, “Pero el trueno de los cascos”, “Los puentes son casas de los ríos y las quebradas son ríos sin casa”, “El fuego les devuelve la mirada”, “El sereno espejo de la tarde”, “Se van apagando los arbustos”, se van apagando las hojas de los árboles“, “Una palmera sola en centro siempre revoloteando de azulejos”, “el Jumí es un pájaro negro en ondulaciones de vuelo que ninguna piedra alcanza”
HUMANIZACIONES: “al pie de un alto guamo”, “a orilla de una laguna, madre de un pequeño río”, “Hasta los árboles escuchan porque se quedan calladitos”, “Esos guamos y esos pomarrosos ponían atención”, “cuando se va durmiendo la laguna”, “Cuando ya el sol no era peligroso”, “guayabita con lunares”, “fruta espinosa de lengua ácida”, “un pájaro de rastrojo”, “el fuego le devuelve la mirada”. 42
HIPÉRBOLES: “que nació hace muchos años en un campo sin edades”, “levanta la cara de caballo hasta la luna”, “galopaba hasta perderse en el horizonte entre la tierra y el sol”, “hacia más allá de lo más allá del mundo”, “pá que todo el mundo vea cuando lo meta en la cárcel”, “Desde la laguna, todo anochecería”, “pero sabe de caballos y aventuras por monte, llano y selva”, “Es el relincho de un caballo de cien años”, “buscando mundo por el camino”.
PARADOJAS: “Muy lejos tan de cerca”, “había un fuego en su cara y era dulce”, “¿Y a usted, Sinforosa, quién se lo enseñó? La pobreza, Coronel”, “Pero… si ustedes han tenido todo aquí, y me tienen a mí, ¿Qué les ha faltado? Lo que es de nosotros y usted se lleva”, “sino que nos venda lo que es de nosotros” José de Jesús anduvo de noche y desanduvo de día”. Finalizó con el investigador Gianni Rodari que en su Gramática de fantasía, nos aclara: “La fantasía no está en oposición a la realidad, es un instrumento para conocer la realidad, es un instrumento que hay que dominar. La imaginación sirve para hacer hipótesis y también el científico necesita hacer hipótesis, también el matemático lo necesita y hace demostraciones por absurdo. La fantasía sirve para explorar la realidad, por ejemplo para explorar el lenguaje, para explorar todas las posibilidades para ver qué resulta cuando se oponen las palabras entre sí”. 43
CUANDO UNA CARTA ES UN CUENTO “Quiero quedarme aquí, firme y siempre” Antonio Arráiz
Hoy vuelvo a los escritos de Orlando Araujo Cartas a Sebastián para que me no olvide. Biblioteca Básica Infantil y Juvenil, Monte Ávila Editores, Caracas, 2007. Libro donde la vida pasa en forma de misivas, todo un compendio de rincones, árboles, aguas, pájaros, lugares, personas y momentos, donde la palabra agarra por los cuernos al mundo real o imaginario y lo transforma en textos para dárselo a sus hijos y también al mundo, el poeta no olvida que el tiempo transcurre y la memoria queda. En el volumen La tradición infundada del ensayista merideño Gregory Zambrano, Fundación Casa de las Letras “Mariano Picón Salas” de la ULA; conseguimos: “En este libro, su autor reafirma lo que fue durante muchos años el trasfondo de toda su obra concebida para los niños y jóvenes: un acercamiento directo y sincero con sus presentidos interlocutores, un diálogo ameno sin adornos expresivos ni amaneramiento en el modo de llamar las cosas por su nombre. Hay sí conciencia plena de un lenguaje que no por directo y cotidiano es vacío, o falso o ligero”.
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Desde la primera carta encontramos que el creador nos quiere llevar a lo cierto, a lo verídico, pero con ojos de poeta, la metáfora caminando por los cuatro puntos cardinales de los sentidos, todo un juego donde el más allá y el más acá se encuentran y se dan las manos, lo real es un sueño y el sueño es real, una completa paradoja, entonces la escritura se llena de decires, es la confianza del hombre que le habla a un hermano con el verbo fiel y pleno de fuerza: “El amor es un estado de ánimo de los madres, los cielos, los ríos, las montañas. Uno participa en él, se baña en él y se sacude y se revuelca lleno de sueños antes de dormirse en él”. Puede verse que la escritura está fusionada con el entorno, que existe una verdadera empatía desde la vista al objeto, desde el sentir a la esperanza y de la esperanza al cariño, pasión de dar siempre todo aquello que, quizás nunca recibimos. Casi todos los textos cartas o cuentos cartas nos trasladan por senderos donde lo poético consigue dejar huellas que cargan a cuestas un sinfín de viajes, vivencias que recorren el cosmos como aves ganosas de espacio y recreación, ellas (las cartas) pueblan lo imaginario conjuntamente con consejos y sugerencias, de allí que el autor va del pasado al presente como del presente al pasado, dando vueltas como un trompo por lo que vendrá, son epístolas que pretenden darle al niño o al adulto palabras para que anden jugando a través de la poesía: “El apamate es una copa de vino / Hay un apamate blanco hecho de espuma de nube, tan raro como el amor verdadero. El apamate blanco son palomas”. 46
Sin equivocarnos podemos afirmar que: Cartas a Sebastián para que no me olvide, cumple a cabalidad lo que nos explica el escritor José Gregorio González Márquez: “Desde temprana edad el niño se interesa por los textos que estos le permiten viajar, navegar y disfrutar de la aventura que representa la lectura. Cuando el infante se acerca a los libros deja de lado el ocio para enfrentarse a su imaginación. El proceso de la lectura le facilita iniciarse en un mundo donde los sueños y la libertad son pasajeros de su vida. La poesía y los cuentos se convierten, entonces, en compañeros inseparables en su existencia”. Indudablemente que Orlando Araujo siempre persiguió en una forma u otra que esto ocurriera, que la escritura fuera un amigo incondicional del lector, fuese este de cualquier edad, así lo vemos al leer Miguel Vicente patacaliente, El niño y el caballo y este que ahora comentamos. Bien está denotado en todas las páginas, el lector encontrará que el poeta buscaba y consiguió que los que fueran al libro jamás se apartarán de él, la sencillez, recorriendo caminos donde la prosa abre su voz para alentar la equivocación, el momento y darle a la historia un toque de fingimiento para esconder sin esconder la pura realidad, procurando siempre que la palabra sea la reina en casi todos los pormenores de los actos, el símbolo especial, es la metáfora, encarnación lúdica que nunca puede faltar en un escrito: “Una escalera de aguas blancas con anteojos azules. / Esa guacharaca que canta en la mañana más allá del río. / El salto de un niño sobre el pozo que la lluvia le dejó en la calle con el sol adentro”. 47
Como compañero incondicional que fue, no puede faltar en el libro el canto a la amistad, ese vínculo que no necesita ser de sangre para llevarlo como un altar, para hacer de él un lazo de unión que ni la eternidad puede borrar. Esta enfermedad (la única benévola en el mundo) nos hace ver a los congéneres como hermanos, nuestros ojos, corazón y alma se unen para dar fe que la vida nos trajo al mundo para practicar el bien en todas las latitudes; podemos decir que dar es recibir: “Un amigo es el refugio de los miedos que sentimos noche y día, alguien que te mira sonriendo cuando tú lo hiere. “Un amigo te levanta cuando caes y no espera saber que te has caído. Es como si de pronto estás muy solo y alguien te llama para decirte que lo esperes”. “Un amigo es el espejo donde tú eres él; no apagues esa luz y no le falles en cualquier oscuridad”. Con respecto a esto el escritor Earle Herrera nos comenta: “Para Orlando Araujo la amistad fue una religión”. En una conferencia el camarada nos dijo: “Pero lo cierto es que la realización de un destino individual, el aislamiento, no por soberbia sino por tristeza, es un suicidio y realmente presenciamos actualmente en Venezuela unos cuantos suicidios, lamentablemente en soldados de un ejército liberador. Por eso no podemos renunciar a nosotros mismos y un poquito a la palabra que dice o se recibe, por lo menos para mí de aquí en adelante, ya no tiene una referencia sencillamente de escritorio, de archivo, de simple estudio, sino tiene el calor de las 48
manos que he estrechado acá y un poco la circunstancia humana estimulante y valedera de las palabras y de los libros de todos mis amigos”. Se nota que el correligionario no dejaba perder el tiempo para demostrar lo importante que significa para el ser humano llevar como norte la fraternidad, la simpatía hacia el otro. En su poesía también notamos esos rasgos, escuchemos: “Al hijo ya le di su fortaleza a mis amigos les doy el mundo entero pero me voy de amor con la belleza”.
Otra cosa que resalta en los textos, es la libertad, algo que no debe asombrarnos, pues sabemos que este escritor siempre anduvo en busca de ese sol, jamás la oscuridad consiguió que él anduviera con ella; su cuerpo y su alma fueron tras la luz del saber y la liberación, no solamente como un teórico sino también en la práctica. En un carta que le enviara a Jesús Farías a través del diario El Nacional (8-6-84) escribe: “Estoy cansado de tantos supervenezolanos que andan con uno sin andar con nadie. Quiero que mis hijos, después de mi muerte, lleven la sencillez orgullosa de que su padre amó, más allá de religiones y de imperio la obra más grande del siglo XX: la revolución soviética, desde Lenin hasta hoy y, en América Latina, desde Fidel Castro hasta mañana en la estremeciente memoria de Bolívar, de Martí, de Sandino, del Che Guevara y de Gustavo Machado”. 49
Agreguemos que en 1984 se fue a Nicaragua a pelear al lado de los camaradas sandinistas, allí nació aquel libro que lleva por título: Viaje a Sandino (Caracas, 1985). Cercano a él está el premio nobel de literatura José Saramago cuando afirmaba: “Creo que es necesario más que nunca aprender lo que siente y ser libre. Y lo más importante: yo me siento libre y con voz propia para asumir lo que creo que es justo”. Orlando Araujo amaba la Independencia, por consiguiente su texto Libertad, está impregnado de metáforas que dan la sensación de una liberación total, un caballo de sol cabalgando los cuatro puntos cardinales, una flor dando su aroma a todas las ventanas del cosmos, una luciérnaga hecha más luz que la luz, leamos: “El azulejo es un pájaro de mañanita que tiene el corazón azul. No tiene jaulas, sino el viento y las ramas”. “Azulejo es un azul de lejos. Libertad es un azul de pueblos sin jaulas ni jauleros”.
Esta es una demostración palpable que nos brinda el autor de su apego al querer ser siempre un hombre convertido en despertar, en crisol. En la carta: El Caballo de Bolívar, vemos como la palabra transciende de acuerdo a su misma escritura, la sencillez aunada al amor patrio, especie de homenaje al padre de la patria y al apóstol José Martí: “Bolívar jamás tuvo un caballo: tiene un pueblo. Uno tenía y era del color del trigo, y se lo regaló a José Martí. 50
Cuando murió Martí, se lo regaló a un argentino y el argentino a un chileno y el chileno a un jinete que venía de Nicaragua y el jinete de Nicaragua no lo desensilló: Bolívar cabalga todavía”. Escritura premonitoria en esta Venezuela donde hoy nuestro Libertador no sólo cabalga llanuras, sino también un paradigma, junto a su siempre y adorada Manuela. Bien puede aplicarse a Simón Bolívar lo que el poeta Juan de Montesino le dedicó al cubano Martí: “Su espíritu inmortal brilla por siempre / cual destello de la idea guardiana / perecer en la lucha antes que esclavos / ejemplo digno de epopeya hermosa”. Otro aspecto que toca este volumen es lo referente a lo colectivo, lo social, no olvidemos que siempre andamos por esos senderos, de la mañana a la tarde y de la tarde a la mañana. El escritor nos trae situaciones y transformándolas en palabras ejemplares las pone frente a nosotros para que mejoremos nuestra existencia. Es una especie de espejo donde él se mira y no quiere el mismo rostro para nosotros. Lo vital hecho símbolo, metáfora o símil donde se sintetiza el quehacer humano, la palabra haciendo el papel de consejera y a la vez de esperanza. La escritura Carmen Mannarino Orlando Araujo: violencia, nostalgia y bohemia, explica: “El autor encara los temas sin ocultamientos convencionales, con tanta fidelidad a la realidad del hombre que a veces estremece, otros alienta el optimismo, pero constante en su 51
enfoque humanístico, cuando decide rozar aspectos estimulantes de la vida, los suaviza con la poesía. De esa manera no incurre en la mentira de la negación de los lados oscuros del hombre, pero se lo comunica al joven con delicadeza”. Veamos: “Un juez es un señor que se sienta y mira a los demás y dice sin sonreír, quien es bueno y quien es malo. Un juez es más que Dios porque Dios lo conoce a uno de a por dentrico y el juez de a por fuerita”. “Sucede que mientras escribo esta diminutiva carta, en el Salvador, país que de algún modo te pertenece, hay una guerra terrible entre dos maneras de entender, de comprender y de organizar y de dirigir el mundo”. “Venezuela, América Latina y todos los países del mundo con niños o sin ellos ¿Habrá un país del mundo que no tenga niños? ¿Cómo sería? Me pongo a pensar que sería un país de viejos, o de viejas, sin ganas de tener niños o sin poder tenerlos, gente sin sexo, como decir sin ganas de reírse, sin risa, tal vez con ojos pero sin mirada, tal vez con brazos pero sin dedos o con muchas piernas pero sin caminar. Cosas así suceden”. El poeta Carlos Ildemar Pérez es bien claro cuando opina sobre esto: “La poesía, o sea todo el arte, tiene siempre sus ojos puestos sobre la vida, específicamente sobre el proceso de la vida, sobre el vivir”. Todos los cosmos posibles se encuentra en Cartas a Sebastián para que no me olvide, lo real convertido en 52
sueño y el sueño en esperanza, mensajes de un yo que aspira hacerse un todo, pasando por asuntos que van desde el querer, la camaradería, la familiaridad, la vida, el anhelo, la justicia, la libertad, la muerte, la vejez, la naturaleza, la injusticia, la palabra erguida, la risa, lo coloquial, todos los sentidos puestos en los ríos de saber con expresiones sencillas, asequibles, donde la retórica se ha lanzado al cesto de la basura. En la disertación Cartas de amor del poeta Giondelys Montilla, conseguimos un acercamiento metafórico al libro, digno de ser leído, tanto por niños como por adultos: “Una carta es un caballo, es un pájaro, es el mar, una palmera, una fruta, un árbol. Una carta es un amigo, es un cuento, es un nombre, tu nombre, el nombre de tus padres, de tus abuelos… Una carta es la libertad, es un carrusel, un juego de niño, un gallo gallino, pataruco, piroco… La carta es una compañera de viaje porque uno viaja con ella, está dentro de ella, en cada palabra, en cada renglón. La carta es un antídoto contra el olvido. Escribimos para vencer la distancia del espacio y del tiempo; para siempre estar presentes, en el papel, en el recuerdo, en el alma, en el corazón.” A continuación algunos recursos estilísticos, presentes en la obra.
DIMINUTIVOS: “Una viejita llamada Rutina”, “Un perrito ciego”, “Un caminito”, “Nariz de cuchillito”, “Hormiga de cinturita de guayaba”, “Como decir tucusitos”, “Hilda era redondita”, “Teticas de oro”, “Son las ovejitas”, “Como carajitos”, 53
“Les dicen frijolitos”, “Por diosito”, “Un pueblito”, “Mujeres chiquitas”, “Con su cochinito”, “De mañanita”, “Con paticas”, “Desde lejitos”, “Otros caballitos”, “Más negritos”, “Vivían en rinconcitos”, “Aquí cerquita”, “Nariz de lorito”. “Las arditas y el cielo”, Una perita de oro”, “ Para tratarlo como mariquitos”, “Te gusta más el Principito”, La cucarachita Martínez”, “Un padrecito”, “Piensas un poquito”, “Pero una navajita me estaba cortando”, “Los gaticos no tiene como pedir…”, “Una escalerita que se llama caridad”, “Barinitas es una soledad de calles”, "Si fuéramos ahorita en la misma tierra”, “He volado solito”, Como oliendo por encimita”, “Estaba allí mismito”.
SÍMILES: “Se llamaba Galatea, como el agua de los manantiales”, “Como la flor del árbol de la vida”, “Garzas rojas como el amor”, “Garzas grises como la madrugada”, “Hilda era redondita como la píldora de amor”, “Guayaba dura y verde como un proyectil”, “El amor se oculta, como el sol”, “Lucía es tan pequeña como la uña de la mano”, “Como una ovejita de anime”, “La muerte es cerrar los ojos y dormir”, “Es como una ballena del espacio”, “Rodean a Caracas como un collar de hambre”, “El gallo es como el sol”, “Desvelado como el miedo”, “Gallo cenizos como la vaga luz”, “Gallos giros como el oro pálido”, “Gallos de color de mandarinas, camagueyes, como el sol de los venados”, “Gallos marañones de cola negra y plumajes estallantes como la flor del bucare”, “Gallos rojos como el estallido de la luz”, “Gallos blancos como la luz”, “Tranquilo y fuerte como la virtud”. “Plumas brillantes como zanjones de lajas”, Gallos blancos como el 54
día”, “Gallos giros como el oro pálido”, “Palabras como piedras al rostro del adversario”, “Parecen que tuvieran coz en vez de espuela”, “Es como si jugaran dados y no gallos”.
MEFÁFORAS: “El amor es un estado de ánimo de los mares”, “Balándose en el río de la vida”, “Tiene alas en la voz”, “Cabellera de carne mechada por la luna”, “Piel de mazorca de maíz antiguo”, “Cuerpo hecho de carne y viento”, “Tu madre es una hormiga de centurita de guayaba”, “El mar es la brisa en los mares de la tierra”, “La tierra es la cama del mar”, “El mar son las olas que llevamos por dentro”, “Una palmera es el sol en un patio”, “Fruto de oro pálido brillante cuando están maduros”, “La guayaba es una infancia de pájaro y ríos”, “Era un hombre de mirada recia y sonrisa de cedros”, “Espuma desneblinas arriba”, “Una transparencia de cristal de colibríes”, “El apamate es una copa de vino”, “El apamate blanco son palomas”, “Una escalera de aguas blancas con anteojos azules”, “El amor son las ovejitas de plata del yagrumo”, “Un amigo es el guante de tu corazón cuando hace frío”, “Un amigo es el espejo donde tú eres él”, “Delante de los ojos de su corazón”, “Sucedió una noche de luna de acero”, “Lo tocó una noche en que la luna daba luz de hojas de yagrumo”, “El azulejo es un pájaro de mañanita que tiene el corazón azul”, “El mundo es una palmera de azulejos que aletean y pintan de azul los cielos de la vida”, “La libertad es azul de pueblos sin jaulas ni jauleros”, “Tenía el color de los árboles desnudos”, “Amanece con una estrella en la mano”, “Dibujo en el recuerdo el mar que te regalo, “Le puse casco de lata y 55
un freno de poesía”, “Tiene un caballo de jade que venía del mar”, “La vida es el bello relámpago de un tiempo”, “La lluvia son barandas, barbas de agua”, “La tierra bebe lluvia y orina fuentes”, “El amarillo es el color de una princesa china”, “La lluvia cierra el anillo de Dios sobre la tierra con broche de siete colores”, “El rojo son los torrentes de la vida”, “La lluvia circunda a la tierra con el anillo de la vida”, “Los anillos mágicos del agua”, “Hay un de mandarina en el sol de los venados cuando aletea sobre la montaña”, “Cayenas y bucares encandilando al sol”, “Levanta la cara hacia las nubes y deja que el anillo de la vida toque y fecunde tus amores”, “Cruzada por un río de aguas de ojos verdes”, “Detrás de la casa había un bucare de candela cubierto de campánulas azules”, “La tierra es un animal blanco, azul y verde que danza frente a la luz del sol”, “El espacio es el mar que no terminan nunca”, “Y cómo es de miel la cascada de sus brazos cuando sus manos de marfil en delta”, “Cartablanca era una yegua de color de espuma”, “Hay caballos que galopan dentro de uno”, “Gallos al filo de la medianoche”, “Los gallos resumen en sus plumajes los colores del amanecer”, “Un gallo es el canto de una libertad ausente”, “Un río de café con leche”, “Siempre hay un viajero inmóvil en el tablero de los caminos”, “Tiene el canto y la belleza del torrente y el brío de un potro que amansara el amor”.
HUMANIZACIÓN “Una palmera, Sebastián es una mujer desconocida”, “Guayabas pitadas con encías pálidas”, “El apamate es así y piensa y siente”, “El amor es a veces una cuna”, “El amor es una mujer”, “Saluda al sol y llévame contigo”, 56
“Mi primer caballo fue el palo de una escoba”, “Habló con un pozo puerto y conversé con una iguana”, “Una carta de sueños y de juegos”, “La tierra bebe lluvia y orina fuentes”, “Hay color inocente que florece”, “El vientre de la tierra”, “Cruzada por un río de aguas de ojos verdes”, “Un pájaro de chaqueta negra y pecho de oro”, “El patio de la abuela es un camino de piedras con ojeras”, “Los árboles enamorados de la luz”, “Allí juega, corren, cantan y hacen el amor”, “La barriga de la tierra se oscurece”, “Es bello el perfil de una montaña que amanece”, “El día despierta al hombre y a los árboles”, “La conversación de los pájaros del mundo”, “El hombre siente que las fuentes y los ríos y el mar también despiertan”, “A la tierra se le duerme una pierna cuando se despierta la otra”, “Árboles golpeados por la vida callejera”, “Una montaña reventando en cascos”, “Eso te explica por las nubes galopan”, “A veces los sacan a un patio con sol a los presos, o como a los gladiadores en tiempos de la Roma Imperial”, “Los taparucos son gallos de la clase media”, “No es un mercenario, es un recluta”, “El piroco es un gallo solitario, un marginal de pollina corta”, “Las gallinas lo desprecian”, “Su vida es cantar, comer, dormir y defender su serrallo”, “Sobre el regazo del Volga”, “Un río-mujer como el Nilo”, “En el ajedrez todo se mueve y salta”, “!Hasta las torres se desplazan!”, “Línea domadora del mundo”, “Como los dedos del mar”, “Arbusto varonil haciéndose árbol”.
HIPÉRBOLES: “Una porción de agua salada que cada mil años no permite tierra”, “Abanico del mundo y viento de los mares”, “El muerto ganó y se llevó el cochinito que sigue chillan57
do todavía”, “Toda la gente del pueblo fue despertando con aquella música”, “Sembrados en una hortaliza de astros que todavía no conocemos”, “Conocía todas las aguas y todos los caminos”, “Cuando los niños juegan hasta la muerte vive”, “Me fui cuando ya todos los pájaros del mundo estaban en sus nidos”, “Un hombre de ojos de lechuza, que se sabía la Biblia de memoria y nunca salía de su talabartería”, “Jamás he visto nacer un hombre tan hombre”.
PARADOJAS: “Había una vez un jinete débil pero tan fuerte”, “Conversamos en silencio”, “Todo lo grande es pequeño y todo lo pequeño es grande”, “Sueñan con comida y amanecen con hambre”, “Uno muere al nacer”, “Hay colores encendidos entre los colores”, “Tan amigos que lloramos sin lágrimas cuando nos despedimos”, “Mi madre tiene toda la dulzura de toda su crueldad”, “Tu abuela sin querer los ama”, “El ajedrez que tú juegas para ganar y yo para descansar, cansándome”, “Era un afortunado que siempre perdía y tenía”, “Siempre lo veo terminar como el principio”, “Viajan, viajan, viajan… sin moverse”, “Siempre hay un viajero inmóvil”, “Es el rey quien más se mueve no moviéndose”. Para concluir, transcribo algunos párrafos de Las Artes de narrar del prolífero escritor Luis Brito García: “El escritor es aquel que acepta la responsabilidad por sus palabras. Sólo así puede distinguirse de los poderes que rigen el siglo de Pilatos o de los voceros de ellos”. “Pero no hay que engañarse. La gracia hiere el corazón, no el hígado. Ni la musa ni la inspiración con estrata58
gemas baratas. Es a pesar de ellas, y no por ellas, que la iluminación encuentra el camino hacia sus elegidos”. “La señorita inspiración se deja ablandar a veces por el metódico uso del trasero, pues para escribir, según Cabruja, no hay mejor método que sentarse a hacerlo”. “Puesto que, mujer sabia, la señorita inspiración desprecia a quien no se le entrega enteramente”. “La señorita inspiración colma de dicha a sus adeptos y juega malas pasadas a quienes la cortejan sin el debido respeto”.
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APÉNDICE Testamento Poético (Fragmento)
Orlando Araujo “Entrego mi cuerpo a la tierra pero sin lápida encima, para que nazca un árbol, un arbusto, algunas flores. Si es en Calderas me gustaría una pomarrosa o un cerdo de maizmillo. Si es en Río Chico, un croto, una cayeta o un cocotero de dorada estirpe. Pero sin lápida, por Dios, sin cemento encima para subir y respirar un árbol”. “Dejo mis escrituras al inculto. Culto es el cultivador, algo así como un club de cultivadores de literatura. Cultivado, sembrado, cosechado. Dejo mi locura de arriero y borracho al cansancio del camino. Las academias son prostíbulos de buena educación, calvicie de la sabiduría, palabras en pantaleta de impotencia formal, algo así como el mal aliento de Dios cuando bosteza porque ignora al mundo pero escribe para que lo respeten”. “Dejo mis escrituras a la orilla del camino”. Regalo mis recuerdos al olvido el olvido me debe eternidades muero con el collar de mis maldades soy un hombre que muere y no ha nacido La vida en la palma de mi nido 61
crucifixiones de roncas soledades atraviesan sin cruz mis heredades del desierto de amor, arena he sido. Buscando el agua de mis secos ríos, la cruz del árbol que me dio la luna marca el lindero de mis desafíos. Regalo muy por dentro una laguna en cuenco de los árboles vacíos, entrego sin mis aguas mi fortuna.
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EL PRIMER LIBRO DE ORLANDO ARAUJO José Antonio Escalona - Escalona
Confieso, antes de iniciar este comentario, que he puesto mis palabras en la balanza de la ecuanimidad, procurando determinar con precisión rigurosa el peso de su exactitud, a fin de utilizar sólo aquéllas que traduzcan afirmaciones capaces de ulterior comprobación crítica. En razón de ello, puedo destacar —sin intención de vano elogio—, los siguientes hechos: Escribir a los veintiséis años el primer libro, y que éste constituya, no ya el anuncio de una hermosa vocación, sino definitivo testimonio de los méritos indispensables para consagrar a su autor como figura de altísimo relieve entre los escritores de su generación, es un acontecimiento casi excepcional. En Venezuela, desde Las Lanzas Coloradas, que fue —también a los veintiséis años—, la consagración de Uslar Prieti, el caso no se había repetido hasta la aparición de la obra primigenia de Orlando Araujo. Esa obra señala tres de las direcciones cardinales que orientan y definen la personalidad literaria de su joven autor: la investigación, la crítica y el ensayo. La otra, no revelada todavía en forma de libro, es la actitud estética en el ámbito de la creación imaginativa. 63
Conquistar así, de manera indisputable, tal jerarquía, supone idoneidad cabal, es decir, perfecta conjunción práctica de dos factores intelectuales: vocación y aptitud. La posesión de ambos se manifiesta plenamente cuando a un extraordinario talento se aúna la dedicación absoluta al estudio, hasta adquirir una cultura nada común y el dominio de técnicas y métodos modernos, que permitan señorear un determinado sector de especialización en el vasto y complejo campo del saber literario. Todos esos requisitos los reúne, en admirable síntesis, Orlando Araujo, conforme lo prueba su libro Lengua y creación de la obra de Rómulo Gallegos, que la Editorial Nova de Buenos Aires lanzó a la circulación en HispanoAmérica, y el cual ha merecido ya, con entera justicia, el aplauso de notables críticos del continente, quienes consideran dicho trabajo un hito en la investigación bibliográfica hispanoamericana, y lo conceptúan como el mejor libro publicado sobre la obra total de nuestro máximo novelista.
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MIGUEL VICENTE PATACALIENTE: UN TRIUNFO A LA SOLEDAD Griselda Navas
Era una alegría que le saltaba por dentro y que se parecía un poco al susto. (p.29). Miguel sentía una cosa así como tristeza bonita y como unas ganas de llorar sin hacer ruido. (p.30). Los caimanes (…) lloraban con lágrimas de caimán que tiene ganas de comer niñito. (p.41). Atrás, muy atrás, como estrellas de candela, quedaban las luces dispersas de las casitas. (p.47). Afortunadamente llegó el sueño y Patacaliente no peleó con él sino que cayó rendido (…) (p.50). Unos hombrecitos de piel tostada y pechos fuertes, de pelo liso como cepillo viejo y de ojitos por allá brillando, remaban y conversaban con palabras rápidas, que salía corriendo en griticos más rápidos que el río. (p.68). Miguel Vicente se metió en su chinchorro mientras el barco, íngrimo y solo, se cansaba (…) (p.69). En la plaza todos tenían la boca abierta y los ojos en blanco como los huevos cocidos. (p.99). 65
(…) el obrero guardó silencio como cuando estaba en misa. (p.131). El repertorio léxico resulta de una combinatoria que avanza desde lo informal hacia el enunciado artístico. Las hipérboles, símiles, imágenes, en general, penetran en representaciones icónicas del mundo más cotidiano para producir ese “efecto de extrañamiento” propio del discurso literario, enfilándose así hacia la desautomatización, principalísima función del arte, a la par que “inyecta” una “visión del mundo” que afecta, inicialmente, la subjetividad del receptor (Interpretantes Dinámicos, emotivos/enérgicos). Mucho se ha insistido en la necesidad de “sencillez” de la L.I., y en mucho se le ha confundido con “simpleza”. Resulta obvio cómo Araujo, en base a una “materia prima” cotidiana (franela, huevo cocido, candela, cepillo viejo…), la cual no es otra cosa que un “material sígnico”, construye un “lenguaje” necesario para expresar una “realidad” que no puede ser comunicada con otro lenguaje: El discurso poético representa una estructura de gran complejidad. Aparece como considerablemente más complicado respecto a la lengua natural. Y si el volumen de información contenido en el discurso poético (…) y en el discurso usual fuese idéntico, el discurso poético perdería el derecho a existir y, sin lugar a dudas, desaparecería. A la luz de lo expuesto, nosotros nos preguntamos qué quiere decir los teóricos que han escrito sobre L.I. cuando afirman que ésta debe ser “sencilla”. Es a este hecho, por lo demás, al que hemos querido referirnos 66
cuando hablábamos de “lo artístico bajo la forma de lo cotidiano” como perceptible constante en el discurso particular de L.I. Así, pues, la forma de lo cotidiano vehiculiza el acto sémico propio del arte cuando se trata de L.I. Lo cotidiano en el discurso del narrador (como léxico y como estilo), lo cotidiano en la situación comunicativa representada en el texto, lo cotidiano representado en el espacio narrativo, en el mundo habitado por los personajes, en el habla y el comportamiento de éstos, siempre como simulación, se va a empalmar, en Los viajes de Miguel Vicente Pata Caliente (M.V.), con lo fantástico que, asimismo, se viste de cotidianidad. Es, en consecuencia, en la simulación de lo cotidiano donde radica la estrategia discursiva que estimula la competencia del lector a fin de que éste pueda realizar los procesos de Hipodecodificación a nivel de los significados lingüísticos requisito fundamental e imprescindible de los procesos de Hiperdecodificación.
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LA LITERATURA INFANTIL VENEZOLANA DEL SIGLO XX Efraín Subero
El arribo de Orlando Araujo (1928) a la Literatura Infantil fue absolutamente casual. Estando preso por razones políticas en el Cuartel “San Carlos” el recuerdo de sus hijas, aunado al ocio fecundo de la cárcel, produjo un cuento, por intermedio de su esposa Trina. Era en 1969. Por una u otra circunstancia, el cuento quedó engavetado hasta un año después cuando pedí a Orlando que me permitiera publicarlo en la Colección "Tricolor” de la cual era entonces responsable en mi carácter de Director de Publicaciones del Ministerio de Educación. Aceptó, no sin cierta reticencia, y fue así como el cuento inició su camino afortunado. En 1972, mediante concurso organizado por El Banco del Libro, se le otorgó el premio al mejor libro infantil publicado en el quinquenio 1966-70 “en cuanto a la calidad del texto escrito y la adecuación al mundo del niño”. Carmen Cecilia Mannarino ha escrito una magnifica reseña sobre Miguel Vicente. En ella afirma —criterio que compartimos— que el relato “tiene sabor a nuestra realidad social con costumbrismo bien seleccionado, gracioso sin ser chabacano, una sencillez que no cae en la simpleza y un vocabulario adecuado a la capacidad 68
comprensiva y hasta expresiva del niño, sin ser pobre. Le añade las indispensables dosis de fantasía y de humor, y hasta de solapada crítica ambiental”. “La narración está llena de menudos acontecimientos mantenedores del interés hasta el final. Con elementos inmediatos: hombres, muchachos, sucesos, ambiente característico —el de un barrio de Caracas— Araujo estructura una trauma familiar, auténtica, graciosa, que el niño siente enseguida como perteneciente a su mundo”. “La sociedad venezolana se hace presente en la relación con Miguel Vicente, limpiabotas capitalino que otrora se llamó Panchito Mandefuá y fue un niño obligado por la injusticia a actuar como hombre. Esta vez reencarna en otro niño cargado de obligaciones pero que en cambio siente, piensa y sueña como un niño”. “La intención del autor podría ser el rescate del sueño, de la imaginación, de la fantasía en el niño, que equivale a salvarlo para el hombre. Escapes asideros, recursos compensatorios de la abyección moral y física en que estamos sumergidos”. “Miguel Vicente es jovial, alegre, como el pueblo venezolano. El apodo de “pata caliente” es de neto origen popular. Y como el pueblo, vive su personal tragedia. Sólo que por ser niño no capta la dimensión de las desgracias ni sus consecuencias. Atesora sus sueños en una cajita llena de centavos o en un libro de viajes que no sabe leer pero que para él entrañan la esperanza de llegar a poseer el mundo”. 69
Animado por el singular ĂŠxito, Orlando Araujo ha escrito y tiene en prensa un segundo libro. En ĂŠl, Miguel Vicente sigue recorriendo los asombrosos caminos de Venezuela.
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CAÑA, MUERTE Y RESURRECCIÓN DE ORLANDO ARAUJO Leonardo Ruiz Tirado
Varias circunstancias hicieron posible que Araujo se granjeara, rápido, espacio y prestigio en las letras venezolanas y latinoamericanas. En primer lugar, hay que destacar su precoz formación académica: estudió simultáneamente Economía y Letras, obteniendo en ambas carreras, en 1953, los mayores lauros que confiere la Universidad Central de Venezuela; muy joven todavía, realizó un doctorado en Nueva York, de donde regresó a ejercer efímeras y sucesivas funciones directivas en empresas estatales y privadas, cargos que dejaría por razones políticas y para dedicarse por entero a la docencia, al periodismo militante y a escribir. Orlando se convertiría, desde los tempranos 60, en uno de los mayores animadores intelectuales de las causas progresistas del pueblo; y se haría socialista hasta la muerte. Testimonios de su combatividad política son los periódicos que dirigió en esos años violentos. El Venezolano, Extra, y Qué pasa en Venezuela; sobre todo este último, por una de cuyas ediciones fue a dar al Cuartel San Carlos con todo y juicio militar. También habría que mencionar su irreverencia permanente, la vitalidad de su carácter, la rabiosa ternura de su franqueza intelectual, la fuerza de su escritura y, no faltaba 71
más, como dato “extraliterario”, el profundo sentido de la amistad y la solidaridad que lo distinguió de igual modo entre un verdadero ejército de personas de distintos estratos sociales, académicos y culturales. Y aún más: la pasión de Orlando por el universo mágico de niños y jóvenes, para quienes escribió algunas de sus más bellas páginas e inventó aquel personaje, casi antihéroe de la desigual Venezuela petrolera, Miguel Vicente Pata Caliente, quien protagoniza toda una saga ya inscrita en el imaginario de la edad de oro venezolana. Como ensayista, crítico, profesor universitario y periodista (el periodismo lo ejerció en radio, prensa y televisión), Orlando Araujo abordó lo mismo temas candentes de política y economía que de historia, sociología y cultura contemporáneas. Pero también fue desgranando siempre, a lo largo de su no muy larga pero intensa existencia, poemas la mayoría muy personales o, por llamarlos de algún modo, “de ocasión”; casi todos esos textos poéticos fueron recogidos en el volumen Mis canciones ya viejas, publicado en 1985. Son conocidas las referencias y huellas de Araujo como informante en el famoso libro del maestro Ángel Rosenblat Buenas y malas palabras, publicado en 1956, producto de su condición de ayudante de investigación del Instituto de Filología Andrés Bello hasta 1953. después de su muerte, acaecida en 1987, se han ido reuniendo también algunos libros con textos suyos sueltos: ensayos, relatos, escritos para niños, intervenciones públicas, crónicas, poesía...
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INUNDAR DE PALABRAS Carola Hermida y Mila Cañón
Leer —como dice Jolibert (1991)— es interrogar el lenguaje escrito como tal, a partir de una expectativa real (necesidad–placer) en una verdadera situación de vida. Interrogar un texto es formular hipótesis sobre su sentido, a partir de los índices que se detectan (muchos de esos índices son de naturaleza diferente a la de los elementos meramente lingüísticos…) y verificar esas hipótesis. Las formas de interrogación varían de un lector a otro, de un tipo de texto a otro para un mismo lector, ya que, por ejemplo, no es lo mismo trabajar en un soporte de diario que descubrir el verso en la poesía. Leer es leer escritos verdaderos, que van desde un nombre de una calle en un letrero, a un libro, pasando por un afiche, un diario o una etiqueta…, en el momento en que tenemos verdadera necesidad, en una situación de vida precisa, “de veras” como dicen los chicos. El principal apoyo a la lectura es hacer que los chicos vivan en un medio estimulante, en el que ellos participen activamente; un medio poblado de letras, carteles, pizarrón, lápices, libros, revistas, hojas o cuadernos, diarios, en el sentido en que Elena Stapich dice: “La impregnación que se opera sobre el chico desde una sociedad que lo rodea de mensajes escritos, o, como se 73
llama ahora, portadores de texto. Primero fue el baùo de lenguaje oral, luego se va produciendo otra inmersión: la del nene en el mundo de la letra escrita�.
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LOS LIBROS, LOS NIÑOS Y LOS HOMBRES Paul Hazard
“Me agradan los libros que se mantienen fieles a la esencia misma del arte, o sea, que brindan a los niños un conocimiento intuitivo y directo, una belleza sencilla, susceptible de ser percibida inmediatamente y que produce en sus almas una vibración que les durará de por vida. Me gustan los libros que les brindan las imágenes por ellos apetecidas, escogidas entre los reflejos que nos ofrece el mundo en su inagotable riqueza”. “Y los libros que despiertan en los niños, no la sensiblería, sino la sensibilidad; que los hagan partícipes de los grandes sentimientos humanos; que les inspiren respeto hacia la vida universal, hacia la de misteriosos de la creación y del hombre. Los libros que respetan el valor y la eminente dignidad del juego; que se comprenden que el ejercicio de la inteligencia y de la misma razón puede y debe tener otras finalidades que lo inmediatamente útil y práctico”. “Me agradan los libros de estudio; no los que quieren usurpar sus derechos al asueto y al ocio, el pretexto que todo puede aprenderse sin esfuerzo (…). Me gustan los libros de estudio cuando no son gramática de 75
geometrías mal disfrazadas (…). Me gustan cuando no se equivocan sobre la cualidad del saber y no pretenden que el saber puede substituirlo todo”. “Me agradan sobre todo, cuando proporcionan la más difícil y necesaria de las ciencias: la del corazón humano”. “Me agradaban los libros que encarnan verdades dignas de durar siempre, de inspirar toda vida interior; los que demuestran que el amor desinteresado fiel logra siempre su recompensa, aunque sólo en el alma de quien la practica; los libros que nos permiten ver hasta qué punto la envidia, los celos, el ansia inmoderada de riquezas son feos y bajos; que nos muestran cómo la gente que sólo esparce insidias y mentiras acaba, al abrir la boca, echando siempre sapos y culebras; en una palabra: me gustan los libros que siempre mantienen la fe en la verdad y en la justicia”.
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EL NIÑO TIENE NECESIDAD DE MAGIA Bruno Bettelheim
Para un niño de ocho años (citando un ejemplo de Piaget), el sol está vivo puesto que da luz (y, podríamos añadir, lo hace porque quiere). Para la mente animista del niño, una piedra está viva porque puede moverse, como ocurre cuando baja rodando por una colina. Incluso un niño de doce años y medio está convencido de que un riachuelo está vivo y tiene voluntad, porque sus aguas fluyen constantemente. Así pues, el sol, la piedra y el agua, para el niño, están poblados de seres parecidos a las personas, y, por lo tanto, sienten y actúan como aquéllas. Para el niño no hay ninguna división clara que separe los objetos de las cosas vivas; y cualquier cosa que tenga vida la tiene igual que nosotros. Si no comprendemos lo que nos dice las rocas, los árboles y los animales, es porque no armonizamos suficientemente con ellos. Para el pequeño que intenta comprender el mundo, es más que razonable esperar respuestas de aquellos objetos que excitan su curiosidad. El niño está centrado en sí mismo y espera que los animales le hablen de las cosas que son realmente importantes para él, como sucede en los cuentos de hadas y como él mismo hace 77
con los animales de verdad o de juguete. Cree sinceramente que los animales entienden y sienten junto a ĂŠl, aunque no lo demuestren abiertamente.
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LA LITERATURA EN EL DESARROLLO DE LA SENSIBILIDAD EN EL NIÑO Laura Antillano
Entendamos al niño como al que se inicia, el que de manera extraña para sí, se encuentra ubicado frente a una realidad, un mundo de cosas, seres y relaciones sobre los cuales no tienen ninguna referencia. Él está aquí por un acto mágico inexplicable y sus ojos se abren llenos de curiosidad, al descubrimiento de su propia relación con lo que lo rodea. Los adultos constituyen para él, quiérase o no, los “dominadores”, los “dueños”, los “prestigiadores”, de esa estructura general. (Es notable la actitud de “solidaridad de grupo” del niño a los otros, recordemos por ejemplo, alguna situación en la que el niño, rodeado de adultos, descubre casualmente y de un golpe de vista, a otro niño entre el grupo, su actitud gregaria es instantánea: el impulso inmediato lo llevará a reunirse con el otro). Tenemos pues, un ser que debe empezar a crecer en varias direcciones, física y mentalmente, todas las motivaciones, los estímulos de que lo rodeamos, son importantes, porque generarán en él una reacción directamente implicada en su proceso de crecimiento. 79
Queremos que sea fuerte, sociable, sensible, crítico, capaz de tomar iniciativas, capaz de sentir plenamente sus emociones, capaz de expresarlas. Queremos un ser integral. Tenemos al mismo tiempo, una conciencia plena de que los niños esclavos no saldrán hombres libres. La tarea no es de ningún modo fácil, y amarlos es el único escalón en que nos sostenemos para hacer las cosas de la mejor manera. Somos sus guías para descubrirle al mundo, pero debemos ser también los primeros en respetar su libertad de acción, su posibilidad particular de abordar lo nuevo. El niño tiene un maravilloso poder de captación inmediata, su percepción es nueva, todo movimiento despierta su curiosidad, su intuición tiene un especial carácter creativo, nuestra tarea es ayudar a alimentar esa imaginación, darle instrumentos que afinando su sensibilidad le den posibilidades para expresarse, para recrear el mundo que lo circunda, trasladándolo a su lenguaje. La sensibilidad o, digamos, el afinamiento de su sensibilidad, en la búsqueda de establecer ciertos sedimentos primarios, está íntimamente ligada al desarrollo de sus posibilidades expresivas, es un carpintero al que enseñamos a cepillar y cortar la madera, a usar el martillo, es un panadero al que descubrimos el horno y los aromas, es un jardinero a quien damos semillas y tierra; él está dotado de las actitudes, la magia, la curiosidad y el deseo, para desarrollar las tareas, para hacerse ser sensible, humano y creador. 80
El niño y su expresión El niño es pues, un espectador activo ante el mundo, comienza a reconocer las personas y las cosas, los espacios y las relaciones. Nace el juego. Desde el inicio el niño juega continuamente, sólo o en presencia de otros. En su juego reproduce lo que ha descubierto, inventa diálogos que son imaginados pero nacen de la observación de las estructuras reales. Su vida se desarrolla en una doble dimensión: la de los otros (la del adulto), y la suya propia. Mediante el juego con la misma seriedad con que el artista desarrolla el acto creativo, es una actividad seria, real, proyección de sus sueños. Al niño que juega solo, le molesta descubrir la presencia del adulto que lo ha escuchado en su monólogo, porque de alguna manera le ha destruido su magia, como el espectador que se empeña en enseñarle al actor que no es Hamlet, ni Otelo, ni Desdémona, sino Fulano de tal, que come y duerme en la calle tal; porque con ello le está destruyendo su seria posibilidad de representar el sueño dentro de la vigilia. El niño tiene una maravillosa capacidad de interpretación de la realidad. Frente a un hecho real, simple, él vive la multiplicidad, su percepción lo enriquece todo.
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NI MÁS NI MENOS Armando José Sequera
Como se sabe, la literatura para niños y jóvenes es más un producto editorial que una categoría literaria. Por tal motivo, no puede hablarse con absoluta propiedad de una narrativa, una poesía o una dramaturgia infantil o juvenil, sino de narrativa (novela o cuento), poesía y dramaturgia sin más, una parte de las cuales hacen suya los lectores de menor edad, se edite o no para ellos. Un cuento, un poema o una pieza teatral para niños y/o jóvenes es un texto literario como cualquier otro, ni más ni menos y, como tal, debe ser elaborado por sus autores. En su confección, se deben emplear las mismas técnicas, tener el mismo cuidado con el lenguaje y asumir el mismo respeto hacia los lectores que al producir una obra dirigida a adultos. Sólo en lo que se refiere al tratamiento de los temas podemos señalar alguna diferencia. Y ello no porque los niños o los jóvenes sean incapaces de entender, sino porque la forma de abordar ciertos temas puede resultar contraproducente para la formación de quienes vienen creciendo. 82
Ahora bien, es preciso dejar claro que, al apuntar lo anterior, no quiero indicar la existencia de temas tabú, en los textos que se escriben y editan para niños y jóvenes. Y es que tal como en el resto de la literatura, cuando se hacen libros para quienes está en etapa de formación personal no hay ni puede haber temas prohibidos. Durante las décadas del siglo XX en que predominó el enfoque pedagógico y moralista de la literatura infantojuvenil, se consideró que los libros destinados a niños y jóvenes debían ser asépticos, libres de conflictos y absolutamente fantásticos. Los animales, las plantas, los astros y los niños que protagonizaban tales textos, jamás padecían dolores de muelas, nunca perdían a un ser querido, ni sus padres tenían la menor desavenencia. Los personajes habitaban un mundo irreal en miniatura, en cuya descripción imperaba el diminutivo. Allí no había casas, sino casitas; no habían caballos, sino caballitos; existían las ballenitas, los elefantitos y los dinosauritos, así como los hombrecitos, las mujercitas y los niñitos. Tal situación condujo a una minusvaloración académica de los libros editados para niños y jóvenes y al rechazo a priori, por parte de los demás escritores y los estudios del hecho literario, de los autores que hacían libros para públicos infantiles o juveniles. Los más celebrados ganadores del Premio Nóbel de Literatura son más recordados por sus libros destinados 83
al público infantil o juvenil que por el resto de su obra. Tales los casos de Rudyard Kipling, Selma Lagerlöf, Gabriela Mistral y Juan Ramón Jiménez. Segunda prueba, ésta más próxima: cuando en 1950, el poeta tachirense Manuel Felipe Rugeles publicó por primera vez su poemario ¡Canta, pirulero!, se pudieron leer en la prensa de la época más de cincuenta notas, firmadas por los más destacados escritores venezolanos y por algunos nacidos fuera y residenciados en Venezuela, debido a exilios políticos, como Alejo Carpentier y Miguel Ángel Asturias La totalidad de estas notas celebraba tanto la aparición del libro como el hecho de que un poeta sumamente reconocido destinada parte de su tiempo a escribir para niños. La literatura infantil y juvenil pasó a ser mal vista por los demás escritores, intelectuales y académicos a mediados de los años Sesenta del pasado siglo XX, cuando gran parte de los autores en nuestro continente y en Europa provino del campo docente. Entonces, se establecieron cánones y fórmulas de elaboración de los libros para niños y jóvenes, provenientes no del campo de la literatura sino del de la pedagogía, lo cual condujo al aislamiento del que antes hechos hecho referencia. Se llegó incluso al exabrupto de repudiar las técnicas literarias, porque lo que se buscaba era transmitir un mensaje o una lección, no escribir una obra para ser leída y disfrutada. 84
LA PROBLEMÁTICA DE LA LITERATURA INFANTIL Juan Merlo
Y he aquí que los niños no viven la circunstancia de los adultos, ni pueden convivirla en la imaginación, salvo que se produjera el absurdo de que dejaran de imaginar como niños. Ellos viven inmersos en un mundo, cuya realidad no captan con la visión del adulto. Por el contrario, la transfiguran imaginariamente. Bien lo saben los maestros y los padres: la escoba es un caballo; el cajón, un autito; la cajita de fósforos, una radio, y la hoja plegada, un avioncito El niño transfigura la realidad circundante, en su realidad imaginaria. Su circunstancia no es la que puede observar un adulto a su alrededor, sino la que el niño mismo va creando a cada instante con su imaginación bullente. Y en esto, el niño es maestro de narradores y de poetas. Cuando el escritor quiere transmitir al niño sus propias vivencias, sus ficciones de adulto, se encontrará ante la puerta cerrada de la incomunicación. El mensaje se habrá lanzado, pero el receptor no lo acogerá como el 85
emisor lo imagina. Porque su lector no es un hombre pequeño, sino un ser fundamentalmente distinto del adulto. Si se da el caso de que el niño se apropie de la obra (y así ha ocurrido con muchas en los últimos siglos), lo hará después de una recreación que le haya permitido incorporarla a su mundo, aun desvirtuando el sentido con el que la elaboró su autor. Hasta nos atreveríamos a insinuar que al autor contemporáneo ya no le queda siquiera la alternativa de escribir para los niños utilizando los recuerdos de su propia infancia. Es verdad que durante toda una época se concibió la literatura infantil como un subgénero autobiográfico, como una “literatura de memorias de infancia”. Pero los niños de hoy ya no viven inmersos en un mundo de carrozas y zapallos. El viaje a las estrellas, imaginario hace treinta años, es parte de la realidad objetiva que rodea al niño de hoy y en la cual se apoya para lanzarse en alas de la imaginación. El arma secreta que mataba, de un solo golpe, a todo un ejército de soldaditos de plomo, ya fue inventada y la hicieron estallar los hombres un 6 de agosto de 1945. El rayo mortífero que atravesaba muros y planchas de acero, ¿no es acaso el láser descubierto en la década del 60? Es como si los sueños infantiles fueran creando las realidades del futuro. Y esas realidades fueran las rampas de lanzamiento de nuevos sueños fantásticos.
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LA CREATIVIDAD EN EL NIÑO Robert Gloton
La información por medio y a través de las cosas es capital. Y como hay que actuar sobre los objetos para conocerlos, el niño tiene necesidad de una gran variedad de materiales para modificar, para transformar, y necesita instrumentos, utensilios y el marco propio para su utilización. Cuando el niño desea servirse de un martillo tiene también edad para comprender que no se clavan clavos sobre la mesa del comedor. El contrapartida, debe tener el derecho a poner clavos cuando le plazca en maderas que desea unir. Todo medio ambiente familiar, incluso el más humilde, es una de las más útiles fuentes de información para la imaginación e importa menos la riqueza del material que el clima vital: la forma en que el niño es conducido a ver las coas entre las que vive, a acercarse a ellas, a participar de su existencia. No todo el mundo tiene la suerte de poseer en su casa un viejo desván para dejar que lo descubran los niños, con sus baúles llenos de objetos olvidados, insólitos o conmovedores, y no todos los niños podrán revivir Le grand Miaulnes, pero en todo hogar existen objetos cuyo conocimiento enriquecerá al niño a poco que penetren en su experiencia. A menudo son los objetos más humildes, los que nadie 87
quiere, los preferidos por el niño. A política de objetos viejos debería ser instituida en las familias, con la estudiada conservación de cordeles, trapos viejos, cajas usadas, etc., conservación a la cual, naturalmente, se asociará el niño y por medio de la cual constituirá su tesoro, según sus necesidades.
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APUNTES SOBRE EL ARTE DE ESCRIBIR CUENTOS Juan Bosch
¿Qué es un cuento? La respuesta ha resultado tan difícil que a menudo ha sido soslayada incluso por críticos excelentes, pero puede afirmarse que un cuento es el relato de un hecho que tiene indudable importancia. La importancia del hecho es desde luego relativa, más debe ser indudable, convincente para la generalidad de los lectores. Si el suceso que forma el meollo del cuento carece de importancia, lo que no se escribe puede ser un cuadro, una escena, una estampa, pero no es cuento. “Importancia” no quiere decir novedad, caso insólito, acaecimiento singular. La propensión a escoger argumentos poco frecuentes como tema de cuentos puede conducir a una deformación similar a la que sufren en su estructura muscular los profesionales del atletismo. Un niño que va a la escuela no es materia propicia para un cuento, porque no hay sustancia para el cuento, si el autobús en que va el niño se vuelca o se quema, o si al llegar a su escuela el niño halla que el maestro está enfermo o el edificio escolar se ha quemado la noche anterior.
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LITERATURA PARA NIÑOS Y JÓVENES Concetta De Risi de Alzuru
Cuentos Contemporáneos Denominaremos así, aquellos cuentos propios de nuestra civilización, producidos en nuestros días, a partir de la segunda mitad del siglo XX. Son también valiosos y apropiados para nuestros niños porque, sin descargar lo imaginario, lo maravilloso que son elementos constitutivos del cuento infantil, reflejan la vida moderna, la presencia de los medios de transporte y comunicación, los adelantos de la técnica, el ensancharse del mundo conocido mediante las ciencias interespaciales. Estos cuentos son frecuentemente menos sentimentales y más humorísticos que los tradicionales, y hacen divertir y reír a los niños. Poseen un lenguaje más directo. Entre las características más resaltantes de este tipo de cuentos podemos señalar las siguientes: La comprensión del mundo de hoy, la demitificación, la preocupación por formar al hombre en el niño, el acercamiento a la idiosincrasia propia de un grupo, cierta ironía que constituye una preparación y una defensa para la vida, predominio de las técnicas narrativas sobre el contenido. 90
Si el cuento tradicional se desarrollaba generalmente de lo desconocido a lo conocido, el cuento contemporรกneo puede invertir la situaciรณn, partiendo de una situaciรณn conocida, familiar, hasta trivial, puede desadaptarla, descubicarla y llevarla a un contexto el cual es desconocido.
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CÓMO PROMOVER LA LECTURA Francisco Ardiles
Hay que entender que en principio, la lectura puede ser concebida desde distintos puntos de vista y desde tres perspectivas. Si tomamos en cuenta eso que denominamos el punto de vista, el concepto “leer” puede ser entendido en un sentido amplio y en un sentido estrecho. En un sentido amplio, significa el desciframiento del sentido de cualquier sistema de signos escritos o no escritos, cualquier sistema de signos en general. Interpretar aquello que se nos presenta supone reconstruir las piezas de un rompecabezas. Podría interpretarse como un proceso social, un proceso cognitivo y uno semiótico. La primera dimensión está ligada al asunto de la socialización del individuo, pues si éste se desarrolla en una sociedad marcada por la cultura escrita y parlante, es decir lingüística en todo el sentido del término, crece en medio de una atmósfera cultural caracterizada por la lectura de gestos, enunciados, palabras, miradas, sabores y sensaciones. Un niño al aprender a leer, se convierte en dueño de su cultura. Mediante la enseñanza de esta compleja actividad y el dominio de la multiplicidad de procesos ligados a ella, se le capacita para recibir todo el montón de saberes y valores protegidos por una sociedad cuyo 92
principal interés es domesticarlo y enseñarle los secretos que cuentan para ser un hombre de bien. Él con el tiempo y los aspavientos de la juventud, va eligiendo lo que más le conviene, de todo aquello que en principio se le enseñó para que aprendiera a relacionarse con otros individuos que lo integrarían a un sistema de convenciones. Es así como se va convirtiendo en hombre o mujer. Desde el punto de vista semiótico, la lectura como concepto está ligada al proceso implicado en el desciframiento del sentido de cualquier sistema de signos escritos o no escritos ideado por los hombres. Quien lee, establece relaciones con el mundo que le rodea sobre la base de la significación. Esto comunica al individuo con cualquier sistema de signos con el que puede transmitir un mensaje. La tercera dimensión de la lectura está ligada al proceso cognitivo, el cual está fundado en los dispositivos que se activan en el sistema psicolingûístico a la hora de leer. Todos los mecanismos neurológicos están ligados al entendimiento y se ponen a funcionar cuando un sujeto logra interpretar y comprender aquello que se le presenta como el conjunto de piezas deslindadas de un aparente conjunto de garabatos gráficos.
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LOS OTROS LECTORES Rodolfo Castro
La lectura trasciende los libros, a sus autores y a sus seguidores. El acto de leer es completamente independiente del accionar de estos personajes. La lectura es un acontecimiento inherente a la naturaleza humana, y tan sólo en algunos momentos se vincula al hecho de tener un libro enfrente. Si usted cierra este libro ahora, no logrará escaparse de la lectura. La lectura es algo que sucede, que nos contiene. Vivimos inmersos en un mundo de lenguajes que nos increpan, nos desafían y nos exigen su lectura. Muchas personas son grandes lectoras aunque no hayan abierto un libro jamás. La lectura no es un acontecimiento aislado que pueda medirse según encuestas y estadísticas, ni está vinculada exclusivamente a los libros. México, por ejemplo, es un país de lectores que han sufrido el desprecio histórico de sus otras formas de leer. Ese desprecio, unido al engreimiento de muchos autores y sus séquitos, ha creado bolsones de miseria intelectual, donde se reúnen los especialistas y los profesionales de la lectura para decirles al resto de los mortales lo insignificantes que son por lo leer libros. Sospecho que la lectura se sublima en los libros no se puede separar de la digestión que ese día tenga el lector, del estado del tiempo de los acontecimientos sociales que valoran los adultos. Si 94
acercamos los libros a los niños sin quitarles el tiempo para sus otras actividades, no estarán siendo violentados en sus intereses y la lectura de libros tendrá un camino más fértil para desarrollarse. Cuando un Estado, un gobierno, una institución o un particular se propone promover el hábito de la lectura, tiene que prestar atención a todas estas cosas. Suponer que la lectura de libros puede reemplazar la vivencia directa es como creer que la descripción de una manzana podrá quitarnos el hambre. Los lectores de libros no son lectores en el amplio sentido de la palabra sino se permiten la lectura de los otros lenguajes: los de los sentidos, las emociones, los oficios, el arte, la ciencia, el misticismo, el juego, la música, la psicología, etc. ¿Cómo se forma un lector? No existe el título de lector, no hay un currículum de lector. Para la mayoría de la gente que habla sobre el tema, parece que la lectura sólo es una; esto está tan arraigado que nunca se aclara cuando se habla de la de los libros, y desde esa limitación se elaboran todo tipo de teorías. Nuestra sociedad se rige por algunos paradigmas muy utilitarios, uno de ellos basado en la eficacia y la especialización. Se acepta como regla inquebrantable que para lograr la comprensión cabal de algo es necesaria su disección y su aislamiento. Lo pongo en duda. La especialización ha dado como resultado muchos ignorantes expertos. Se puede conocer a la perfección el funcionamiento del oído y no por ello sacar conclusiones acerca de la rodilla; se dirá que para eso hay que acudir al especialista en rodillas. Pero el cuerpo humano no se enferma ni sana por partes: siempre existe una rela95
ciรณn de interdependencia. Es por eso que suele ocurrir que el especialista recete un medicamento que aparentemente sana una parte del cuerpo, pero desestabiliza el resto del organismo. La subdivisiรณn del conocimiento y su parcelaciรณn impida que se comprenda el conjunto y su complejidad.
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LA EXPRESIÓN CREATIVA CON BASE LITERARIA Maribel Da Silva Rodríguez
El texto literario aporta mucha riqueza a la cultura. Su manifestación escrita es un hecho del lenguaje donde la lengua se nutre como instrumento de comunicación. Hace que el lector entre al mundo de la referencia para que establezca co-referencia con el mundo de verdad en el que se encuentra inserto y activo. El texto literario estimula la creatividad de la imaginación. El trabajo creativo de la obra literaria se equilibra con el trabajo creativo del lector. Ambos se complementan para poder ser un modelo funcional. Siempre es aconsejable trabajar con cuentos literarios cuando se quiere estimular la expresión creativa. Todo cuento literario pide el nivel productivo del lector o receptor que va más allá de la comprensión lógica del argumento. Pide el enlace con el mundo que él trae y esto le suma a la experiencia un arsenal de interpretaciones vinculadas al pensamiento simbólico. Este proceso no hace otra cosa que enfatizar lo productivo que es la lectura de cuentos literarios. La literatura actual, aparte de sus muchos propósitos e intereses, persigue reordenar una realidad fraccionada 97
en piezas y cimentada en el lenguaje mediante la habilitación de técnicas expresivas que se transmitan en claves que el que lee debe ordenar. Aquí aparece lo lúdico, ese círculo mágico que envuelve al lector con incienso lingüístico para lograr que él decodifique, de acuerdo a sus propias experiencias, el referente imaginario que la obra le presenta. El texto literario no reproduce la realidad sino que crea una realidad original posible basada en la técnica literaria para el basamento de lo textual donde la creatividad del que escribe ejerce la función clave. Es por eso que la obra literaria actual otorga la expansión total del espíritu por su ruptura temporal y transposición de planos narrativos que necesita de un lector activo para que ordene su universo. Se puede decir, con propiedad, que el texto literario es un campo de relaciones simbólicas bastante productivo para la imaginación, la creatividad y el crecimiento interno del que lee. La lectura del texto literario en voz alta transforma a la audiencia a largo plazo. Una literatura sin lectores pierde su muy importante y trascendental función social. El lenguaje, tanto del texto literario como del texto no literario, enfatiza explícitamente los puntos que se deben tocar para develar el sentido que transmite el argumento. Por otra parte, la literatura dada de buena fe a cualquier edad, es un medio de oro para desarrollar tanto la creatividad como la imaginación. La enseñanza de la literatura debe ser el suelo firme donde se le debe construir un edificio muy alto al individuo creador, crítico, optimista y capaz de resolver los problemas propios 98
y los colectivos. Dejar de ser borregos a merced de un conductor egoísta y explotador para ser, cada uno en su escenario, el protagonista de su tiempo en la vida. Sólo de esta manera se derribará la deshumanización y el materialismo cegador de estos tiempos de recién estrenado milenio.
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IMAGINARIAS: LOS TALLERES DE ESCRITURA CREATIVA Luis Carlos Neves
Nunca será suficientemente reiterado: detrás de todo escritor está un poderoso lector. Las relaciones escritura-lectura están para mí profundamente imbricadas, como dos mitades de una bisagra. La lectura es un acto cotidiano de goce, búsqueda y creación. Lo mismo ocurre con la escritura. Dentro de todo escritor está un ser generoso, sería tal vez otro de esos mandamientos. Un creador, cualquiera que él sea, debería compartir sus conocimientos con sus semejantes. No todos tendrán la capacidad de reflexionar sobre su propia experiencia o de conceptualizarla, pero aún así es posible tan participación. Leí en una entrevista a sus alumnos de la Escuela Julliard de Nueva York, que María Callas transmitía una enorme capacidad lírica y una técnica envidiable, pero que no manejaba conceptos, sólo suministraba ejemplos. No podía explicar lo que sabía, pero ahí estaba, compartiendo. Es famosa la muy simple fórmula de Don Ricardo Palma para escribir poesía: 100
Es preciso no estar en sus cabales para que un hombre aspire a ser poeta; pero en fin, es sencilla la receta; forme usted líneas de medida iguales, luego en la fila las juntas, poniendo consonantes en la punta. -Y en el medio? -¿En el medio? ¡Ese es el cuento! ¡Hay que poner talento!
Tal vez ese atributo no se pueda transmitir, pero sí los elementos que llevan a él. La escritura posee su parte de técnica. Eso puede muy bien ser enseñado. La construcción de la anécdota, el desarrollo del lenguaje simbólico, la construcción de los personajes, la elección entre la descripción, la narración y los diálogos, la opción del punto-de-vista narrativo, son elementos identificables en los textos ya publicados y que el aprendiz de escritor puede muy bien incorporar en su arsenal de técnicas.
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¿POR QUÉ LA LITERATURA? Yolanda Osuna
Es bien sabido que aun en movimientos ideológicos de marcada tendencia filosófica y política, la obra de poetas y narradores ha brindado una carga de sugerencias que han enriquecido el campo de las ideas. Este aporte merece ser reconocido como una interrelación entre la obra artística y el acontecer histórico de los grupos humanos. Por otra parte, la idea de que la literatura es una forma de comprender la vida, una experiencia que transformada en realidad imaginaria, nos permite captar con lente de aumento la visión del mundo, contribuye a despertar el interés de los estudiantes, hacia expresiones no utilitarias, más bien enriquecedoras de su condición humana. Testimonios que hablan de ello, los tenemos en los mismos alumnos cuando declaran que han aprendido a amar la literatura al entenderla como experiencia imbricada en la realidad, no como tesis ni como retrato socioeconómico, sino como vía de conocimiento. Cuando han comprendido que el escritor es un trabajador que con la herramienta de lenguaje y con la imaginación, crea el mundo posible y por ello desacraliza, dispara a lo negativo y también fabula; crea nuevas realidades; todo ello en un acto de comunica102
ción donde el resto de los hombres son interlocutores. También cuando el estudiante comprende cuál es el papel del escritor en medio de una sociedad absurdamente parcelada en clases irreconciliables, trágicamente conducida hacia un maniqueísmo expresado hasta en el poder de adquisición de conocimientos, sutilmente manipulada para convertirla en esclava de sus propias creaciones tecnológicas, bajo el fetichismo de la máquina y del pragmatismo utilitario. Que en una sociedad así caracterizada, el trabajo del artista, del poeta, del escritor, representa la libertad del espíritu, la rebelión contra las imposiciones alienantes, el deseo —multiplicado en formas—, de dominar la naturaleza y transformar la sociedad. Contenidos todos que han marcado los impulsos progresivos del hombre sobre la tierra, desde la atribución mágica a las figuras, en los dibujos de la caverna, hasta la magia de la palabra de ese nuevo creador de mitos que es el poeta de hoy. Cuando los estudiantes comprenden esto, saben cuál es la importancia de la literatura y nosotros sabremos que estamos sembrando en ellos y en el pueblo, la doble vertiente de raíces capaces de enfrentar los vientos extraños que tratan de abatir nuestra identidad latinoamericana por la palabra y por la historia, presentes en su más elevado rango en la obra literaria.
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EL ENVILECIMIENTO CULTURAL Ludovico Silva
En los países subdesarrollados, el ciudadano corriente cree que la “cultura” es, y debe ser seguir siendo, un producto exquisito, sazón espiritual que crean unos pocos seres privilegiados; siente que, para acercarse a la “cultura”, debe hacer un gran esfuerzo, “ponerse a la altura” y, en fin, salirse de lo que él comúnmente es. La cultura se le presenta como un ente extraño, el alienum por excelencia. Confunde lo que no son sino expresiones de la cultura con la cultura misma. No sabe que toda su vida ciudadana es un tejido cultural. A esta confusión lo conduce además, la existencia de instituciones que, como el venezolano Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes, o su casi homónimo mexicano INBA, se presentan oficialmente como los hacedores de cultural, los administradores de este producto privilegiado, y cuya misión, al menos en teoría, consiste entre otras cosas en “llevar la cultura” al ciudadano corriente y las clases “incultas”, que lo son por ignorar quiénes fueron Mozart y Cervantes. Este ciudadano ignora que él también es un hombre culto, formado en una cultura determinada que lo ha dotado de hábitos, necesidades, conocimientos, costumbres. Ignora que existe un concepto mucho más 104
amplio de cultura, que no limita ésta a las manifestaciones artísticas o científicas, sino que lo extiende a toda actividad humana precisamente en cuanto es humana, histórica. Desconoce, así, el hecho de que hay actualmente en nuestras sociedades instrumentos altamente tecnificados para la difusión cultural, esto es, para la formación de aquellas costumbres, hábitos, necesidades, conocimientos; instrumentos que tienen poco que ver, salvo excepciones, con la “cultura” entendida como actividad restringida de unos pocos, y que por el contrario actúan para las multitudes, masivamente, y lograr un efecto socializador, homogeneizante, sobre las masas, en el sentido de que las adaptan intelectualmente a la sociedad en que viven. Ignoran, por tanto, que los medios de comunicación de que él se sirve diariamente durante horas son el instrumento más poderosos de “culturización”; no sabe que esos medios forman una industria cultural, y que buena parte de las actitudes de las gentes son inducidas directamente por esos medios de comunicación. Cuando él ve la televisión no sabe, pues, que está siendo penetrado de “cultura”. Por todas estas razones, el ciudadano corriente cae en una terrible confusión con respecto a la cultura. Al mismo tiempo que no se sabe a sí mismo como productor de cultura (sin embargo, lo es, en cuanto hace la cultura con su trabajo), ésta, pese a ser un producto suyo, se erige frente a él como un objeto extraño, ajeno, con características misteriosas. Pero, además, no sabiendo 105
estas cosas, cree que el concepto de cultura se aplica tan sólo a ciertos productos positivos; no imagina que, en la sociedad actual, la mayor parte de la cultura no sólo no es de carácter “positivo” ni artístico, sino que además consiste en una guerra ideológica que se libra contra los ciudadanos. La verdadera cultura es la que difunde la televisión; pero es la cultura de las mercancías, la cultura del mercado, del comercio; la cultura de la vulgaridad, de la manipulación de las conciencias, de la explotación subliminal de las necesidades humanas, de la alienación del consumo.
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LA MANO DE OBRA Carlos Ildemar Pérez
Entre el poema y el poeta hay un universo de significaciones gestándose en sus cosmovisiones de adentro y de afuera, en sus ilimitaciones de sentido en las que queda justificada la ratificación de la vivencia, como ese algo más visible que a uno le toca en suerte. Pero no todo lo que dice el poema es lo que siente el poeta, así como no todo lo que siente el poeta es lo que dice el poema. Sólo cuando he internalizado esta ley de creación es que he podido enfrentar cada día al poema en su proceso creador sin llamarme a engaños. La poesía es vida, y esto quiere decir: primero, experiencia de una vida, de una historia personal, segundo, cuerpo animado por un soplo, energía. Y como todo lo vivido en esta última acepción, ofreciendo una dureza a los otros, consiste en un manar secreto. (Vitier:1997: 89 y 90). Desconozco, por los momentos, otro modo válido y sublime para adentrarse en los confines de la interioridad del poema. La mano de obra como autorreflexión de la escritura ha sido hecha con un poco de diario de poeta (autobiografía de la creación poética), con un poco de lec107
tura literaria (historia del lector y de la lectura) y con bastante regodeo en el espíritu del poema (búsqueda, delimitación y potenciación textual del hecho poemático). Todo ello respondiendo a la intención/pasión/compromiso de explorar los alcances y persistencias de la acción de la voz poética pluralizada en cuerpos varios, interconectados para entrarle al poema en proceso por cualquiera de sus flancos, tanto posibles como imposibles. “Hay poemas a los que se les llega de frente, a otros de lado. Otros, los más difíciles, exigen llegarles por dentro”. (Pérez Só:1986) Sin duda, estas tentativas de acercamientos a los significados del proceso creador del poema ofrecen igualmente una complejidad en cuanto a los resultados obtenidos que pueden, más o menos, estar orientados de acuerdo con el esquema interpretativo que aporto a continuación: De rechazo por impedimento porque el crítico se desentiende de lo que no entiende, alejándose del hecho poético mientras el poema queda a solas. De toque, de roce, al sesgo interpretativo-creativo ya que sólo así empieza a funcionar el vislumbre de eso indecible como inexplicable que ronda el devenir del poema. De aceptación por omisiones o acuerdos previos para la consolidación de la actitud crítico-creadora cómoda bajo valoraciones de lugares comunes, en los que el poema y el poeta se piensan y definen por contrastes. De regodeos y apuntalamientos a través de aceptaciones de contenidos ideales y de ideas afines con expli108
caciones de las implicaciones hacia una bien trabajada apologética del secretum profesional. El uno (poema–poeta) y el otro (poeta–poema) dependen de la trama que invente la actitud crítica poetológica que deriva de la experiencia poetizadora. Ella, al fin y al cabo, es la encargada de dictar (también dictaminar) las pautas bajo una vigilancia extrema. Esfuerzo de una labor que será efectiva en la medida en que el sujeto creador se atreva a pensar como piensa el poema. Y mediante el cual quedan en jaque mate y rebasados los límites teóricos con sus contenidos de comprensiones aparentes y unívocas. En síntesis, debo decir que en La mano de obra, no hay cabida para las costumbres y los protocolos de la retórica preestablecida, que rechaza y omite esa otra realidad depurada que defiende el pensamiento poético y a la que se ciñe el poema.
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PALABRAS PARA LOS NIÑOS José Martí
Se puso a escribir largo el hombre de La Edad de Oro, como quien escribe una carta de cariño para persona a quien quiere mucho, y sucedió que escribió más de lo que cabía en las treinta y dos páginas. Treinta y dos páginas es de veras poco para conversar con los niños queridos, con los que han de ser mañana hábiles como Meñique, y valientes como Bolívar: poetas como Homero ya no podrán ser, porque estos tiempos no son como los de antes, y las aedas de ahora no han de cantar guerras bárbaras de pueblo con pueblo para ver cuál puede más, ni peleas de hombre con hombre para ver quién es más fuerte: lo que ha de hacer el poeta de ahora es aconsejar a los hombres que se quieran bien, y pintar todo lo hermoso del mundo, de manera que se vea en los versos como si estuviera pintado con colores, y castigar con la poesía como con un látigo, a los que quieran quitar a los hombres su libertad, o roben con leyes pícaras el dinero de los pueblos, o quieran que los hombres de su país les obedezcan como ovejas y le laman la mano como los perros. Los versos no se han de hacer para decir que se está contento o se está triste, sino para ser útil al mundo, enseñándole que la naturaleza es una hermosa, que la vida es un deber, que la muerte no es fea, que nadie debe estar triste, 110
sino para ser útil al mundo, enseñándole que la naturaleza es hermosa, que la vida es un deber, que la muerte no es fea, que nadie debe estar triste ni acobardarse mientras haya libros en las librerías, y luz en el cielo, y amigos, y madres. El que tenga penas, lea Las Vidas Paralelas de Plutarco, que dan deseo de ser como aquellos hombres de antes, y mejor, porque ahora la tierra ha vivido más, y se puede ser hombre de más amor y delicadeza. Antes todo se hacía con los puños: ahora la fuerza está en el saber, más que en los puñetazos; aunque es bueno aprender a defenderse, porque siempre hay gente bestial en el mundo, y porque la fuerza de salud, y porque se ha de estar pronto a pelear, para cuando un pueblo ladrón quiera venir a robarnos nuestro pueblo.
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DISCURSO DE ESTOCOLMO Pablo Neruda
El poeta no es un “pequeño dios”. No, no es un “pequeño dios”. No está signado por un destino cabalístico superior al de quienes ejercen otros menesteres y oficios. A menudo expresé que el mejor poeta es el hombre que nos entrega el pan de cada día: el panadero más próximo, que no se cree dios. El cumple su majestuosa y humilde faena de amasar, meter al horno, dorar y entregar el pan de cada día, con una obligación comunitaria. Y si el poeta llega a alcanzar esa sencilla conciencia, podrá también la sencilla conciencia convertirse en parte de una colosal artesanía, de una construcción simple o complicada, que es la construcción de la sociedad, la transformación de las condiciones que rodean al hombre, la entrega de la mercadería: pan, verdad, vino, sueños. Si el poeta se incorpora a esa nunca gastada lucha por consignar cada uno en manos de los otros su ración de compromiso, su dedicación y su ternura al trabajo común de cada día y de todos los hombres, el poeta tomará parte en el sudor, en el pan, en el vino, en el sueño de la humanidad entera. Sólo por ese camino inalienable de ser hombres comunes llegaremos a restituirle a la poesía al anchuroso espacio que le van recortando en cada época, que le vamos recortando en cada época nosotros mismos. 112
Los errores que me llevaron a una relativa verdad, y las verdades que repetidas veces me condujeron al error, unos y otras no me permitieron —ni yo lo pretendí nunca— orientar, dirigir, enseñar lo que se llama el proceso creador, los vericuetos de la literatura. Pero sí me di cuenta de una cosa: de que nosotros mismos vamos creando los fantasmas de nuestra propia mitificación. De la argamasa de lo que hacemos, o queremos hacer, surgen más tarde los impedimentos de nuestro propio y futuro desarrollo. Nos vemos indefectiblemente conducidos a la realidad y al realismo, es decir a tomar una conciencia directa de lo que nos rodea y de los caminos de la transformación, y luego comprendemos, cuando parece tarde, que hemos construido una limitación tan exagerada que matamos lo vivo en vez de conducir la vida a desenvolverse y florecer. Nos imponemos un realismo que posteriormente nos resulta más pesado que el ladrillo de las construcciones, sin que por ello hayamos erigido el edificio que contemplábamos como arte integral de nuestro deber. Y en sentido contrario, si alcanzamos a crear el fetiche de lo incomprensible (o de lo comprensible para unos pocos), el fetiche de lo selecto y de lo secreto, si suprimimos la realidad y sus degeneraciones realistas, nos veremos de pronto rodeados de un terreno imposible, de una tembladera de hojas, de barro, de nubes, en que se hunden nuestros pies y nos ahoga una incomunicación opresiva.
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GLOSARIO Absurdo: Movimiento o escuela literaria que surge a raíz de la Segunda Guerra Mundial. Los escritores afiliados a él se proponen destacar el absurdo de la vida del hombre contemporáneo, devorados por una estructura social y política que despoja de sus valores más importantes y por una tecnología que lo disminuye y deshumaniza. Acento: Intensidad de la voz dada a una sílaba determinada. Es uno de los elementos más importantes del verso, ya que contribuye extraordinariamente al ritmo. Acción: Serie de incidentes en una novela, un cuento, un poema o teatro, también se le dice argumento. Aforismo: Pensamiento breve que se destaca por lo conciso de su expresión y a veces por lo ingenioso de su exposición. Alusión: Figura literaria y retórica mediante la cual un grupo de palabras se refieren a un concepto o situación que no queda explícito, la alusión puede hacerse por medio de una metáfora. Anales: Especie de género literario, en prosa, que comprende la narración de algunos sucesos, siguiendo un orden cronológico. 114
Anfibología: Significa también ambigüedad; se dice que una expresión es anfibológica cuando puede entenderse de más de una manera. Antítesis: Figura retórica y literaria que consiste en establecer oposiciones y contradicciones que ilustren la idea o el sentimiento. Bestiario: Libro que trata de animales reales o imaginarios y de sus características o propiedades. Clímax: Momento de mayor significación o intensidad en una obra literaria o musical. Coloquio: Composición literaria dialogada, puede ser en verso o en prosa. Contexto: Se llama así al ambiente social o histórico donde se desarrolla una obra literaria. Descripción: Procedimiento literario mediante el cual se trazan los rasgos característicos de una persona, lugar o un paisaje. Etopeya: Figura literaria que consiste en la descripción de las características morales de un personaje, ya sea histórico o ficticio. Eufemismo: Giro o figura literaria mediante el cual se elude una palabra o expresión demasiado cruda, o cuya manifestación explícita trata de evitarse por razones religiosas, políticas o de tacto social. 115
Figura: Giro expresivo o poético. En las figuras literarias las palabras se pueden alterar, sin que desaparezca, ellas enriquecen las emociones transmitidas e ilustran las ideas. Hipérboles: Figura literaria que consiste en la exageración tanto en sentido elogioso como peyorativo o de burla, generalmente va enlazada con otros tropos o figuras. Imagen: Figura literaria, mediante la cual se convierte una persona, cosa, situación o idea en algo más vivo y expresivo. Licencia: Figura literaria, mediante la cual se convierte una persona, cosa, situación o idea en algo más vivo y expresivo. Licencia: Libertad que se toma el escritor cuando realiza sus trabajos literarios, estas pueden ser de sentido, de forma y de estructura, ejemplo: apócope, síncope, diérisis, elisión, etc. Moraleja: Enseñanza con la cual se concluye una obra de tipo didáctico o moralizante, es utilizada en las fábulas. Neologismo: Palabra, expresión o acepción de creación reciente que aparece o se adapta en una lengua. Onomatopeya: Se llama así a las palabras que imitan los sonidos naturales con que se identifican. En la literatura tiene un uso y alcance muy amplio y se usa como 116
parte de la armonía imitativa con la que el escritor trata de reconstruir determinado ambiente o situación. Paráfrasis: Interpretación libre de un texto, pueden ser de una línea o todo el libro. Perífrasis: Procedimiento o figura que consiste en expresar, un concepto o sentimiento mediante un rodeo de palabras. Poética: Tratado en el que se exponen las reglas que rigen la creación literaria. Preceptiva: Tratado que pretende recoger los preceptos o reglas que se derivan de la creación literaria. Prosa: Creación literaria en la que no se siguen de la rima ni el verso, permite la elaboración artística en obras de ficción como el relato, la novela, etc. Prosaísmo: Se le da este nombre a un defecto de forma o contenido en una obra literaria. Relato: Obra breve de estilo narrativo, se le conoce también como cuento. Sátira: Composición literaria cuyo tema y objetivo es la crítica de defectos, vicios o errores, generalmente tiene un tono jocoso y humorístico. Símil: Figura literaria que implica una comparación entre dos términos, estableciendo semejanza entre ambos, generalmente tiene fines descriptivos y suele lle117
var una palabra que establece un nexo entre ambos elementos: ejemplo, como, semejante, cual, etc. Verso: Unidad del lenguaje dispuesta de acuerdo con las reglas rítmicas de la composición poética.
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BREVE BIOGRAFÍA Orlando Araujo nació en Calderas, Estado Barinas el 14 de agosto de 1927 y murió en Caracas en 1987. Su obra literaria abarcó diferentes géneros: ensayista, poeta, narrador, además de ser crítico y articulista. Estudió Economía y Licenciatura en Filosofía y letras en la (UCV). Posgrado en Literatura y Economía en la Universidad de Columbia (Nueva York). Profesor de las Escuelas de Letras, de Periodismo y Economía de la UCV. Director de la Escuela de Letras. Distinciones: Primer Premio en el Concurso de Ensayos de (1965) con La palabra estéril. Premio del Concurso Anual de Cuentos del Diario El Nacional (1968) con “Un muerto que no era el suyo”. Premio Municipal de Prosa (1972) con Narrativa venezolana contemporánea. Premio al Mejor libro infantil del Banco del Libro publicado en Venezuela en el quinquenio 1966-1970 con Miguel Vicente Pata Caliente (1972). Segunda Mención en el Concurso Anual de Cuentos del diario El Nacional (1973) con “Contra la ira, templanza”. Premio Nacional de Literatura (1974) con Contrapunteo de la vida y de la muerte. Mención de Honor de la UNESCO (1979) con Los viajes de Manuel Vicente Pata Caliente. (1982). 119
Crónicas: Crónicas de caña y muerte (1982). Estudios, Monografías y Ensayos: El folklore en Rómulo Gallegos (1952);: Lengua y creación en la obra de Rómulo Gallegos (1955, 1962, 1984); Juan de Castellanos o el afán de expresión (1960); La palabra estéril (1966); Edoardo Crema, maestro–crítico (1967); Operación Puerto Rico sobre Venezuela (1967); Venezuela violenta (1968); La obra literaria de Enrique Bernardo Núñez (1972, 1980); Narrativa venezolana contemporánea (1972, 1988); Desarrollo político en Venezuela (1974); Contrapunteo de la vida y de la muerte; ensayo sobre la poesía de Alberto Arvelo Torrealba (1974); En letra roja; la violencia venezolana, literatura y social (1974); Barinas son los ríos, el tabaco y el viento (1980); De lo humano y lo divino (1988). Obras biográficas: Antonio Arráiz (1975, coaut.). Obra en otros idiomas: Venezuela – Die Gewalt als Voraussetaung der Freiheit (1971, trad. al alemán de Venezuela violenta). Obra Narrativa: Compañero de viaje (1970, 1976, 1977, cuentos); Miguel Vicente Pata Caliente (1971, lit. juv.); Los viajes de Miguel Vicente Patacaliente (1977, lit. juv.); Siete cuentos (1977); El niño que llegó hasta el sol (1979, lit. inf.); Cartas a Sebastián para que no me olvide (1988); El niño y el caballo (1972, 1997, lit. juv.); Compañero de viaje y otros relatos (2005). Obra poética: Diez voces y un paisaje, visión viajera de Puerto Cabello (1973); Contrapunteo de la vida y de la 120
muerte (1974); Glosas al piedemonte (1980); Mis canciones ya viejas (1985); Elia en azul (1988); Testamento poĂŠtico (1990); Literatura barinesa. Discurso de clausura del I Coloquio y Testamento poĂŠtico (2002).
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FEI
Fondo Editorial Ipasme VersiĂłn digital. Mes 2015 Caracas - RepĂşblica Bolivariana de Venezuela