Ventanas

Page 1


Arte Final Ventanas.indd 1

13/02/13 12:36


Arte Final Ventanas.indd 2

13/02/13 12:36


Eduardo Galeano

Ventanas

FUNDACIÓN EDITORIAL EL PERRO Y LA RANA, 2013

Arte Final Ventanas.indd 3

13/02/13 12:36


Arte Final Ventanas.indd 4

13/02/13 12:36


Eduardo Galeano

Ventanas

Arte Final Ventanas.indd 5

13/02/13 12:36


1ra reimpresión , 2013 © Eduardo Galeano © Centro Nacional del Libro (CENAL), 2012 © Fundación Editorial El perro y la rana, 2012 Centro Simón Bolívar Torre Norte, piso 21, El Silencio, Caracas­­­– Venezuela 1010 Teléfonos: 0212-7688300 / 7688399 Correos electrónicos: elperroylaranacomunciaciones@yahoo.es Páginas web: www.elperroylarana.gob.ve www.mincultura.gob.ve/mppc/ Diseño y diagramación: Héctor Bello Grabados de José Borges Edición al cuidado de: Kristel Guirado, William Osuna, Héctor Bello, Yessica La Cruz, Darlene Bolívar Depósito Legal: 4022012800403 ISBN: 978-980-14-2217-4 Impreso en la República Bolivariana de Venezuela

Arte Final Ventanas.indd 6

13/02/13 12:36


PRESENTACIÓN

GALEANO Galeano es una elección por no apellidarse Hughes, que quizá le sonaba muy anglosajón, o por no usar la fonetización Gius con la que firmaba sus caricaturas, en las que abundaban cerditos muy simpáticos que todavía dibuja con sus dedicatorias. EDUARDO Eduardo fue obrero, mecanógrafo, mensajero, aspirante a futbolista, caricaturista, periodista y finalmente escritor, ese oficio que no consiste en nada porque vive las vidas del infinito de los seres, de los avatares, de las épocas. GALEANO Quién sabe ante cuántas aduanas hostiles habrá tenido que explicar Galeano pasaporte en mano que si el Hughes, que si el Germán o Eduardo Germán María, que si la de escritor no era profesión la de exiliado sí, la de ser tantas veces apartado de los suyos por las palabras que lo unían con la totalidad de los hombres.

7

EDUARDO Una de tantas errancias lo llevó por Cuba y otra por Venezuela, donde lo conocí personalmente a principios de los setenta como corresponsal de Prensa Latina. Montevideano incurable, había encontrado forma de vivir ante el mar en el desvencijado

Arte Final Ventanas.indd 7

13/02/13 12:36


hotel La Alemania de Macuto; de interesarse por los cantares de marineros margariteños, de indagar por la narrativa luminosa de Alfredo Armas Alfonzo, trotar por las playas y ascender en buses hacia el laberinto de la capital. GALEANO Antes de pisar la treintena ya Galeano había escrito Las venas abiertas de América Latina, que presentó al premio Casa de las Américas e inexplicablemente no ganó, aunque sí conquistó ante el público el galardón de imperecedero clásico, con sus análisis socioeconómicos que por momentos tenían sabor de manifiesto e ímpetu de proclama.

8

EDUARDO Ya Eduardo esquivaba con éxito los casilleros de los géneros así como el futbolista de casta se mueve a sus anchas por toda la extensión del campo, no sólo cultivando varios géneros, sino mezclándolos con maniobras rápidas y precisas en búsqueda siempre de la plenitud del gol. GALEANO Ya Galeano quizá contra su voluntad acumulaba exilios que lo sacaban del casillero porteño y por las buenas o las malas lo llevaban a conocer guerrilleros guatemaltecos, mineros bolivianos, milicianos cubanos, buscadores de oro venezolanos, sin saber o quizá sabiendo que de esa fragmentación iba a nacer la totalidad. EDUARDO Una vez cenamos en Caracas en casa de Jaime Ballestas y lo noté un poco apagado y días después supe por qué. Venía de hacer un reportaje sobre los buscadores de oro venezolanos, luego de la cena fue a Maracaibo y en el aeropuerto cayó

Arte Final Ventanas.indd 8

13/02/13 12:36


desmayado. Los mosquitos selváticos habían sido descorteses con aquel catire de piel sonrosada y le inocularon una malaria que los médicos que lo atendieron llamaban “la económica”, porque de no ser diagnosticada a tiempo despachaba al paciente en cuarenta y ocho horas. Tras la milagrosa curación escribió sobre su delirio un relato, que ilustré para alguna revista, y que rememora una de sus tantas escapadas del destino. GALEANO Aquello que no me mata me hace más fuerte, decía Nietzche. Cada vez que las policías o los virus o los infartos se ensañan contra Eduardo, sale repotenciado. Consecutivos exilios lo separan de la edición de Marcha y de Época y de Crisis, una de las revistas de repercusión continental que en 1973 cierra la dictadura argentina. Galeano me explica las incidencias de su exilio en Barcelona, donde las autoridades le exigían que tuviera trabajo para renovarle la visa, pero no le permitían trabajar si no tenía renovada la visa. EDUARDO En aquél laberinto catalán Eduardo recopila y reelabora con paciencia de hormiga los materiales de Memorias del Fuego, narrativa totalizante sobre Nuestra América, mural titánico en el cual las partes se miran con el todo, hecho de detalles que resultan leyes generales y de análisis ágiles como aforismos. Entre tantas montañas de erudición tenía fuerzas para navegar en un esquife ínfimo en las playas de Calela, sólo parecidas a las de Montevideo en el infinito abrupto del mar.

9

GALEANO Escribe con inspiración siempre ágil cuentos, novelas, tratados sociopolíticos, agresivos reportajes en los que compendia laboriosas demostraciones en frases demoledoras

Arte Final Ventanas.indd 9

13/02/13 12:36


como aquella en la cual hace decir a los banqueros: “el socialismo, después de todo, no es tan malo a la hora de compartir las pérdidas“. EDUARDO Eduardo no parece nunca sentirse tan bien como cuando la eternidad se desgaja en instantes y uno de sus párrafos parece querer vivir con vida propia, liberado de las laboriosas tramas que lo integran en la totalidad. GALEANO Al tratar la Historia como folletín apasionante y la mitología indígena como noticia y la denuncia como poesía, Galeano se va haciendo cada vez más propenso a la antología porque todo lo suyo es antologizable.

10

EDUARDO Por eso difícilmente vamos a acercarnos más a Eduardo que visitando algunos de sus destellos, que son como esas escenas interiores que divisamos fugazmente al pasar ante las ventanas. El mundo interior intrincado de las casas parece entregarse a la amistad cada vez que se abren postigos sin temor a los riesgos de la intrusión y de las intemperies. Una ventana abierta de par en par invita al abrazo, esa fusión en la que entrañablemente se unen en cada línea Eduardo y Galeano, el niño y el clásico.

Luis Britto García

Arte Final Ventanas.indd 10

13/02/13 12:36


A propósito de Ventanas

Esta antología recoge diversos relatos de algunos libros de Eduardo Galeano. El autor nació en 1940, en Montevideo, y en esa ciudad vive y camina. Ha publicado varios libros, que violan las fronteras que separan los géneros literarios, en busca de un lenguaje que viene de la necesidad de decir, con humor y dolor, la aventura humana en este mundo. A lo largo de su obra, traducida a muchas lenguas, Galeano ha sabido asomarse al universo por el ojo de la cerradura. Así ha revelado la escondida grandeza de las cosas chiquitas, la vida cotidiana, los seres anónimos y todo lo que tiene valor pero no tiene precio.

Arte Final Ventanas.indd 11

11

13/02/13 12:36


Arte Final Ventanas.indd 12

13/02/13 12:36


Ventanas

Arte Final Ventanas.indd 13

13/02/13 12:36


La creación

14

Arte Final Ventanas.indd 14

La mujer y el hombre soñaban que Dios los estaba soñando. Dios los soñaba mientras cantaba y agitaba sus maracas, envuelto en humo de tabaco, y se sentía feliz y también estremecido por la duda y el misterio. Los indios makiritare saben que si Dios sueña con comida, fructifica y da de comer. Si Dios sueña con la vida, nace y da nacimiento. La mujer y el hombre soñaban que en el sueño de Dios aparecía un gran huevo brillante. Dentro del huevo, ellos cantaban y bailaban y armaban mucho alboroto, porque estaban locos de ganas de nacer. Soñaban que en el sueño de Dios la alegría era más fuerte que la duda y el misterio; y Dios, soñando, los creaba, y cantando decía:

13/02/13 12:36


–Rompo este huevo y nace la mujer y nace el hombre. Y juntos vivirán y morirán. Pero nacerán nuevamente. Nacerán y volverán a morir y otra vez nacerán. Y nunca dejarán de nacer, porque la muerte es mentira.

15

Arte Final Ventanas.indd 15

13/02/13 12:36


El viaje

16

Arte Final Ventanas.indd 16

Oriol Vall, que se ocupa de los recién nacidos en un hospital de Barcelona, dice que el primer gesto humano es el abrazo. Después de salir al mundo, al principio de sus días, los bebés manotean, como buscando a alguien. Otros médicos, que se ocupan de los ya vividos, dicen que los viejos, al fin de sus días, mueren queriendo alzar los brazos. Y así es la cosa, por muchas vueltas que le demos al asunto, y por muchas palabras que le pongamos. A eso, así de simple, se reduce todo: entre dos aleteos, sin más explicación, transcurre el viaje.

13/02/13 12:36


Caminos de alta fiesta

¿Adán y Eva eran negros? En África empezó el viaje humano en el mundo. Desde allí emprendieron nuestros abuelos la conquista del planeta. Los diversos caminos fundaron los diversos destinos, y el sol se ocupó del reparto de los colores. Ahora las mujeres y los hombres, arcoíris de la tierra, tenemos más colores que el arcoíris del cielo; pero somos todos africanos emigrados. Hasta los blancos blanquísimos vienen del África. Quizá nos negamos a recordar nuestro origen común porque el racismo produce amnesia, o porque nos resulta imposible creer que en aquellos tiempos remotos el mundo entero era nuestro reino, inmenso mapa sin fronteras, y nuestras piernas eran el único pasaporte exigido.

Arte Final Ventanas.indd 17

17

13/02/13 12:36


El mundo

18

Arte Final Ventanas.indd 18

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. –El mundo es eso –reveló–. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.

13/02/13 12:36


La noche

Arránqueme, señora, las ropas y las dudas. Desnúdeme, desdúdeme.

19

Arte Final Ventanas.indd 19

13/02/13 12:36


El beso

20

Arte Final Ventanas.indd 20

Antonio Pujía eligió, al azar, uno de los bloques de mármol de Carrara que había ido comprando a lo largo de los años. Era una lápida. De alguna tumba vendría, vaya a saber de dónde; él no tenía la menor idea de cómo había ido a parar a su taller. Antonio acostó la lápida sobre una base de apoyo, y se puso a trabajarla. Alguna idea tenía de lo que quería esculpir, o quizá no tenía ninguna. Empezó por borrar la inscripción: el nombre de un hombre, el año del nacimiento, el año del fin. Después, el cincel penetró el mármol. Y Antonio encontró una sorpresa, que lo estaba esperando piedra adentro: la veta tenía la forma de dos caras que se juntaban, algo así como dos perfiles unidos frente a frente, la nariz pegada a la nariz, la boca pegada a la boca.

13/02/13 12:36


El escultor obedeció a la piedra. Y fue excavando, suavemente, hasta que cobró relieve aquel encuentro que la piedra contenía. Al día siguiente, dio por concluido su trabajo. Y entonces, cuando levantó la escultura, vio lo que antes no había visto. Al dorso, había otra inscripción: el nombre de una mujer, el año del nacimiento, el año del fin.

21

Arte Final Ventanas.indd 21

13/02/13 12:36


Los amantes

Ellos son dos por error que la noche corrige.

22

Arte Final Ventanas.indd 22

13/02/13 12:36


La pequeña muerte

No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.

Arte Final Ventanas.indd 23

23

13/02/13 12:36


Ventana sobre el cuerpo

La Iglesia dice: El cuerpo es una culpa. La ciencia dice: El cuerpo es una mรกquina. La publicidad dice: El cuerpo es un negocio. El cuerpo dice: Yo soy una fiesta.

24

Arte Final Ventanas.indd 24

13/02/13 12:36


Sex symbol

El pulgo no hace ostentación. No alza altos mástiles, torres, obeliscos ni rascacielos. Tampoco fabrica largos fusiles, cañones ni misiles. El pulgo, amante de la pulga, no necesita inventar ningún símbolo fálico, porque lo lleva puesto: mide nada menos que una tercera parte de su cuerpo, el tamaño más impresionante de todo el reino de este mundo, y está adornado con plumitas. Los machos humanos, mandones y matones, llevan miles de años ocultando esta humillante información.

Arte Final Ventanas.indd 25

25

13/02/13 12:36


El nacimiento

26

Arte Final Ventanas.indd 26

El hospital público, ubicado en el barrio más copetudo de Río de Janeiro, atendía a mil pacientes por día. Eran, casi todos, pobres o pobrísimos. Un médico de guardia contó a Juan Bedoian: –La semana pasada, tuve que elegir entre dos nenas recién nacidas. Aquí hay un solo respirador artificial. Ellas llegaron al mismo tiempo, ya moribundas, y yo tuve que decidir cuál iba a vivir. Yo no soy quién, pensó el médico: que decida Dios. Pero Dios no dijo nada. Eligiera a quien eligiera, el médico iba a cometer un crimen. Si no hacía nada, cometía dos. No había tiempo para la duda. Las nenas estaban en las últimas, ya yéndose de este mundo.

13/02/13 12:36


El m茅dico cerr贸 los ojos. Una fue condenada a morir, y la otra fue condenada a vivir.

27

Arte Final Ventanas.indd 27

13/02/13 12:36


Ventana sobre la llegada

28

Arte Final Ventanas.indd 28

El hijo de Pilar y Daniel Weinberg fue bautizado en la costanera. En el bautismo le enseñaron lo sagrado. Recibió una caracola: –Para que aprendas a amar el agua. Abrieron la jaula de un pájaro preso: –Para que aprendas a amar el aire. Le dieron una flor de malvón: –Para que aprendas a amar la tierra. Y también le dieron una botellita cerrada: –No la abras nunca, nunca. Para que aprendas a amar el misterio.

13/02/13 12:36


Primeras letras

De los topos, aprendimos a hacer túneles. De los castores, aprendimos a hacer diques. De los pájaros, aprendimos a hacer casas. De las arañas, aprendimos a tejer. Del tronco que rodaba cuesta abajo, aprendimos la rueda. Del tronco que flotaba a la deriva, aprendimos la nave. Del viento, aprendimos la vela. ¿Quién nos habrá enseñado las malas mañas? ¿De quién aprendimos a atormentar al prójimo y a humillar al mundo?

Arte Final Ventanas.indd 29

29

13/02/13 12:36


La función del arte

30

Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre: –¡Ayúdame a mirar!

Arte Final Ventanas.indd 30

13/02/13 12:36


Puntos de vista /1

Desde el punto de vista de una lombriz, un plato de espaguetis es una orgía. Desde el punto de vista del oriente del mundo, el día del occidente es noche. En la India, quienes llevan luto visten de blanco. En la Europa antigua, el negro, color de la tierra fecunda, era el color de la vida, y el blanco, color de los huesos, era el color de la muerte. Según los viejos sabios de la región colombiana del Chocó, Adán y Eva eran negros, y negros eran sus hijos Caín y Abel. Cuando Caín mató a su hermano de un garrotazo, tronaron las iras de Dios. Ante las furias del Señor, el asesino palideció de culpa y miedo, y tanto palideció que blanco quedó hasta el fin de sus días. Los blancos somos, todos, hijos de Caín.

Arte Final Ventanas.indd 31

31

13/02/13 12:36


Puntos de vista /2

32

Arte Final Ventanas.indd 32

Si las santas, y no los santos, hubieran escrito los Evangelios, ¿cómo sería la primera noche de la era cristiana? San José, contarían las santas, estaba de mal humor. Él era el único que tenía cara larga en aquel pesebre donde el niño Jesús, recién nacido, resplandecía en su cuna de paja. Todos sonreían: la Virgen María, los angelitos, los pastores, las ovejas, el buey, el asno, los magos venidos de Oriente y la estrella que los había conducido hasta Belén. Todos sonreían, menos uno. San José, sombrío, murmuró: –Yo quería una nena.

13/02/13 12:36


Hurtos y rapiĂąas

Las palabras pierden su sentido, mientras pierden su color la mar verde y el cielo azul, que habĂ­an sido pintados por gentileza de las algas que echaron oxĂ­geno durante tres mil millones de aĂąos. Y la noche pierde sus estrellas. Ya hay carteles de protesta clavados en las grandes ciudades del mundo: No nos dejan ver las estrellas. Firmado: La gente. Y en el firmamento han aparecido ya muchos carteles que claman: No nos dejan ver a la gente. Firmado: Las estrellas

Arte Final Ventanas.indd 33

33

13/02/13 12:36


Si él hubiera nacido mujer

34

Arte Final Ventanas.indd 34

De los dieciséis hermanos de Benjamin Franklin, Jane es la que más se le parece en talento y fuerza de voluntad. Pero a la edad en que Benjamin se marchó de casa para abrirse camino, Jane se casó con un talabartero pobre, que la aceptó sin dote, y diez meses después dio a luz su primer hijo. Desde entonces, durante un cuarto de siglo, Jane tuvo un hijo cada dos años. Algunos niños murieron, y cada muerte le abrió un tajo en el pecho. Los que vivieron exigieron comida, abrigo, instrucción y consuelo. Jane pasó noches en vela acunando a los que lloraban, lavó montañas de ropa, bañó montoneras de niños, corrió del mercado a la cocina, fregó torres de platos, enseñó abecedarios y oficios, trabajó codo a codo con su marido en el taller y atendió a los huéspedes cuyo alquiler ayudaba a llenar la olla. Jane fue esposa devota y viuda ejemplar; y cuando

13/02/13 12:36


ya estuvieron crecidos los hijos, se hizo cargo de sus propios padres achacosos y de sus hijas solteronas y de sus nietos sin amparo. Jane jamás conoció el placer de dejarse flotar en un lago, llevada a la deriva por un hilo de cometa, como suele hacer Benjamin a pesar de sus años. Jane nunca tuvo tiempo de pensar, ni se permitió dudar. Benjamin sigue siendo un amante fervoroso, pero Jane ignora que el sexo puede producir algo más que hijos. Benjamin, fundador de una nación de inventores, es un gran hombre de todos los tiempos. Jane es una mujer de su tiempo, igual a casi todas las mujeres de todos los tiempos, que ha cumplido su deber en esta tierra y ha expiado su parte de culpa en la maldición bíblica. Ella ha hecho lo posible por no volverse loca y ha buscado, en vano, un poco de silencio. Su caso carecerá de interés para los historiadores.

Arte Final Ventanas.indd 35

35

13/02/13 12:36


El puerto

36

Arte Final Ventanas.indd 36

La abuela Raquel estaba ciega cuando murió. Pero tiempo después, en el sueño de Helena, la abuela veía. En el sueño, la abuela no tenía un montón de años, ni era un puñado de cansados huesitos: ella era nueva, era una niña de cuatro años que estaba culminando la travesía de la mar desde la remota Besarabia, una emigrante entre muchos emigrantes. En la cubierta del barco, la abuela pedía a Helena que la alzara, porque el barco estaba llegando y ella quería ver el puerto de Buenos Aires. Y así, en el sueño, alzada en brazos de su nieta, la abuela ciega veía el puerto del país desconocido donde iba a vivir toda su vida.

13/02/13 12:36


La historia que pudo ser

Cristóbal Colón no consiguió descubrir América, porque no tenía visa y ni siquiera tenía pasaporte. A Pedro Alvares Cabral le prohibieron desembarcar en Brasil, porque podía contagiar la viruela, el sarampión, la gripe y otras pestes desconocidas en el país. Hernán Cortés y Francisco Pizarro se quedaron con las ganas de conquistar México y Perú, porque carecían de permiso de trabajo. Pedro de Alvarado rebotó en Guatemala y Pedro de Valdivia no pudo entrar en Chile, porque no llevaban certificados policiales de buena conducta. Los peregrinos del Mayflower fueron devueltos a la mar, porque en las costas de Massachusetts no había cuotas abiertas de inmigración.

Arte Final Ventanas.indd 37

37

13/02/13 12:36


Los emigrantes

38

Arte Final Ventanas.indd 38

Desde siempre, las mariposas y las golondrinas y los flamencos vuelan huyendo del frío, año tras año, y nadan las ballenas en busca de otra mar y los salmones y las truchas en busca de sus ríos. Ellos viajan miles de leguas, por los libres caminos del aire y del agua. No son libres, en cambio, los caminos del éxodo humano. En inmensas caravanas, marchan los fugitivos de la vida imposible. Viajan desde el sur hacia el norte y desde el sol naciente hacia el poniente. Les han robado su lugar en el mundo. Han sido despojados de sus trabajos y sus tierras. Muchos huyen de las guerras, pero muchos más huyen de los salarios exterminados y de los suelos arrasados.

13/02/13 12:36


Los náufragos de la globalización peregrinan inventando caminos, queriendo casa, golpeando puertas: las puertas que se abren, mágicamente, al paso del dinero, se cierran en sus narices. Algunos consiguen colarse. Otros son cadáveres que la mar entrega a las orillas prohibidas, o cuerpos sin nombre que yacen bajo tierra en el otro mundo adonde querían llegar. Sebastião Salgado los ha fotografiado, en cuarenta países, durante varios años. De su largo trabajo, quedan trescientas imágenes. Y las trescientas imágenes de esta inmensa desventura humana caben, todas, en un segundo. Suma solamente un segundo toda la luz que ha entrado en la cámara, a lo largo de tantas fotografías: apenas una guiñada en los ojos del sol, no más que un instantito en la memoria del tiempo.

Arte Final Ventanas.indd 39

39

13/02/13 12:36


Los nadies

40

Arte Final Ventanas.indd 40

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba. Los nadies, los hijos de nadie, los dueños de nada. Los ningunos, los ninguneados: Que no son, aunque sean. Que no hablan idiomas, sino dialectos. Que no profesan religiones, sino supersticiones. Que no hacen arte, sino artesanía. Que no practican cultura, sino folklore.

13/02/13 12:36


Que no son seres humanos, sino recursos humanos. Que no tienen cara, sino brazos. Que no tienen nombre, sino n煤mero. Que no figuran en la historia universal, sino en la cr贸nica roja de la prensa local. Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

41

Arte Final Ventanas.indd 41

13/02/13 12:36


Usted

42

Arte Final Ventanas.indd 42

1820, Paso del Boquerón: Sin volver la cabeza, usted se hunde en el exilio. Lo veo, lo estoy viendo: se desliza el Paraná con perezas de lagarto y allá se aleja flameando su poncho rotoso, al trote del caballo, y se pierde en la fronda. Usted no dice adiós a su tierra. Ella no se lo creería. O quizás usted no sabe, todavía, que se va para siempre. Se agrisa el paisaje. Usted se va, vencido, y su tierra se queda sin aliento. ¿Le devolverán la respiración los hijos que le nazcan, los amantes que le lleguen? Quienes de esa tierra broten, quienes en ella entren, ¿se harán dignos de tristeza tan honda? Su tierra. Nuestra tierra del sur. Usted le será muy necesario, don José. Cada vez que los codiciosos la lastimen y la humillen, cada vez que los tontos la crean muda o estéril, usted le

13/02/13 12:36


harĂĄ falta. Porque usted, don JosĂŠ Artigas, general de los sencillos, es la mejor palabra que ella ha dicho.

43

Arte Final Ventanas.indd 43

13/02/13 12:36


El solo

44

Arte Final Ventanas.indd 44

En lugar de pensar en medos, en persas, en egipcios, pensemos en los indios. Más cuenta nos tiene entender a un indio que a Ovidio. Emprenda su escuela con indios, señor rector. 1851, Lacatunga, Ecuador: Simón Rodríguez ofrece sus consejos: que una cátedra de lengua quechua sustituya a la de latín y que se enseñe física en lugar de teología. Que el colegio levante una fábrica de loza y otra de vidrio. Que se implanten maestranzas de albañilería, carpintería y herrería. Por las costas del Pacífico y las montañas de los Andes, de pueblo en pueblo, peregrina don Simón. Él nunca quiso ser árbol, sino viento. Lleva un cuarto de siglo levantando polvo por los caminos de América. Desde que Sucre lo echó de Chuquisaca, ha fundado muchas escuelas y fábricas de velas y ha publicado un par de libros que nadie leyó. Ropa no carga. No tiene más que la puesta.

13/02/13 12:36


Bolívar le decía mi maestro, mi Sócrates. Le decía: Usted ha moldeado mi corazón para lo grande y lo hermoso. La gente aprieta los dientes, por no reírse, cuando el loco Rodríguez lanza sus peroratas sobre el trágico destino de estas tierras hispanoamericanas: –¡Estamos ciegos! ¡Ciegos! Casi nadie lo escucha, nadie le cree. Lo tienen por judío, porque va regando hijos por donde pasa y no los bautiza con nombres de santos, sino que los llama Choclo, Zapallo, Zanahoria y otras herejías. Ha cambiado tres veces de apellido y dice que nació en Caracas, pero también dice que nació en Filadelfia y en Sanlúcar de Barrameda. Se rumorea que una de sus escuelas, la de Concepción, en Chile, fue arrasada por un terremoto que Dios envió cuando supo que don Simón enseñaba anatomía paseándose en cueros ante los alumnos. Cada día está más solo don Simón. El más audaz, el más querible de los pensadores de América, cada día más solo. A los ochenta años, escribe: –Yo quise hacer de la tierra un paraíso para todos. La hice un infierno para mí.

Arte Final Ventanas.indd 45

45

13/02/13 12:36


Historia del miedo

46

Arte Final Ventanas.indd 46

La luna tenía algo que decir a la tierra, y envió a un escarabajo. El escarabajo llevaba ya algunos millones de años de camino, cuando en el cielo se cruzó con una liebre. –A este paso, nunca llegarás –advirtió la liebre, y se ofreció a llevarle el mensaje. El escarabajo le pasó la misión: había que decir a las mujeres y a los hombres que la vida renace, como renace la luna. Y la liebre se lanzó a toda carrera hacia la tierra. A la velocidad del rayo aterrizó en la selva del sur del África, donde en aquellos tiempos vivía la gente, y sin tomar aliento trasmitió las palabras de la luna. La liebre, que siempre se va sin haber llegado, habló en su atropellado estilo. Y las mujeres y los hombres entendieron que les decía: –La luna renace, pero ustedes no.

13/02/13 12:36


Desde entonces, tenemos miedo de morir, que es el papรก de todos los miedos.

47

Arte Final Ventanas.indd 47

13/02/13 12:36


Ventana sobre el miedo

48

Arte Final Ventanas.indd 48

El hambre desayuna miedo. El miedo al silencio aturde las calles. El miedo amenaza: Si usted ama, tendrá sida. Si fuma, tendrá cáncer. Si respira, tendrá contaminación. Si bebe, tendrá accidentes. Si come, tendrá colesterol. Si habla, tendrá desempleo. Si camina, tendrá violencia. Si piensa, tendrá angustia. Si duda, tendrá locura. Si siente, tendrá soledad.

13/02/13 12:36


Yo, mutilado capilar

Los peluqueros me humillan cobrándome la mitad. Hace unos veinte años, el espejo delató los primeros claros bajo la melena encubridora. Hoy me provoca estremecimientos de horror el luminoso reflejo de mi calva en vidrieras y ventanas y ventanillas. Cada pelo que pierdo, cada uno de los últimos cabellos, es un compañero que cae, y que antes de caer ha tenido nombre, o por lo menos número. Me consuelo recordando la frase de un amigo piadoso: –Si el pelo fuera importante, estaría dentro de la cabeza, y no afuera. También me consuelo comprobando que en todos estos años se me ha caído mucho pelo pero ninguna idea, lo que es una alegría si se compara con tanto arrepentido que anda por ahí.

Arte Final Ventanas.indd 49

49

13/02/13 12:36


La cultura del terror

50

Arte Final Ventanas.indd 50

La extorsión, el insulto, la amenaza, el coscorrón, la bofetada, la paliza, el azote, el cuarto oscuro, la ducha helada, el ayuno obligatorio, la comida obligatoria, la prohibición de salir, la prohibición de decir lo que se piensa, la prohibición de hacer lo que se siente y la humillación pública

13/02/13 12:36


son algunos de los métodos de penitencia y tortura tradicionales en la vida de familia. Para castigo de la desobediencia y escarmiento de la libertad, la tradición familiar perpetúa una cultura del terror que humilla a la mujer, enseña a los hijos a mentir y contagia la peste del miedo. –Los derechos humanos tendrían que empezar por casa –me comenta, en Chile, Andrés Domínguez.

51

Arte Final Ventanas.indd 51

13/02/13 12:36


Tik

52

Arte Final Ventanas.indd 52

En el verano de 1972, Carlos Lenkersdorf escuchó esta palabra por primera vez. Había sido invitado a una asamblea de los indios tzeltales, en el pueblo de Bachajón, y no entendía nada. Él no conocía la lengua y la discusión, muy animada, le sonaba como lluvia loca. La palabra tik atravesaba esa lluvia. Todos la decían y la repetían, tik, tik, tik, y su repiqueteo se imponía en el torrente de voces. Era una asamblea en clave de tik. Carlos había andado mucho mundo, y sabía que la palabra yo es la que más se usa en todos los idiomas. Tik, la palabra que brilla en el centro de los decires y los vivires de estas comunidades mayas, significa nosotros.

13/02/13 12:36


Van los ecos en busca de la voz

Mientras escribía palabras que querían a la gente, Julio Cortázar iba haciendo su viaje, viaje al revés, por el túnel del tiempo. Él estaba yendo desde el final hacia el principio: del desaliento al entusiasmo, de la indiferencia a la pasión, de la soledad a la solidaridad. A sus casi setenta años, era un niño que tenía todas las edades a la vez. Pájaro que vuela hacia el huevo: Cortázar iba desandando vida, año tras año, día tras día, rumbo al abrazo de los amantes que hacen el amor que los hace. Y ahora muere, ahora entra en la tierra, como entrando en mujer regresa el hombre al lugar de donde viene.

Arte Final Ventanas.indd 53

53

13/02/13 12:36


Esos aplausos

54

Arte Final Ventanas.indd 54

Desde que García Lorca había caído, acribillado a balazos, en los albores de la guerra española, La zapatera prodigiosa no aparecía en los escenarios de su país. Muchos años habían pasado cuando los teatreros del Uruguay llevaron esa obra a Madrid. Actuaron con alma y vida. Al final, no recibieron aplausos. El público se puso a patear el suelo, a toda furia; y los actores no entendían nada. China Zorrilla lo contó: –Nos quedamos pasmados. Un desastre. Era para ponerse a llorar. Pero después, estalló la ovación. Larga, agradecida. Y los actores seguían sin entender. Quizás aquel primer aplauso con los pies, aquel trueno sobre la tierra, había sido para el autor. Para el autor, fusilado por

13/02/13 12:36


rojo, por marica, por raro. Quizás había sido una manera de decirle: para que sepas, Federico, lo vivo que estás.

55

Arte Final Ventanas.indd 55

13/02/13 12:36


El paso del tiempo

56

Arte Final Ventanas.indd 56

Seis siglos después de su fundación, Roma decidió que el año empezaría el primer día de enero. Hasta entonces, cada año nacía el 15 de marzo. No hubo más remedio que cambiar la fecha, por razón de guerra. España ardía. La rebelión, que desafiaba el poderío imperial y devoraba miles y más miles de legionarios, obligó a Roma a cambiar la cuenta de sus días y los ciclos de sus asuntos de estado. Largos años duró el alzamiento, hasta que por fin la ciudad de Numancia, la capital de los rebeldes hispanos, fue sitiada, incendiada y arrasada. En una colina rodeada de campos de trigo, a orillas del río Duero, yacen sus restos. Casi nada ha quedado de esta ciudad que cambió, para siempre, el calendario universal. Pero a la medianoche de cada 31 de diciembre, cuando

13/02/13 12:36


alzamos las copas, brindamos por ella, aunque no lo sepamos, para que sigan naciendo los libres y los a単os.

57

Arte Final Ventanas.indd 57

13/02/13 12:36


Ventana sobre la cara

58

Arte Final Ventanas.indd 58

¿Una máquina boba? ¿Una carta que ignora su remitente y equivoca su destino? ¿Una bala perdida, que algún dios ha disparado por error? Venimos de un huevo mucho más chico que una cabeza de alfiler, y habitamos una piedra que gira en torno de una estrella enana y que contra esa estrella, a la larga, se estrellará. Pero hemos sido hechos de luz, además de carbono y oxígeno y mierda y muerte y otras cosas, y al fin y al cabo estamos aquí desde que la belleza del universo necesitó que alguien la viera.

13/02/13 12:36


Objetos perdidos

El siglo veinte, que nació anunciando paz y justicia, murió bañado en sangre y dejó un mundo mucho más injusto que el que había encontrado. El siglo veintiuno, que también nació anunciando paz y justicia, está siguiendo los pasos del siglo anterior. Allá en mi infancia, yo estaba convencido de que a la luna iba a parar todo lo que en la tierra se perdía. Sin embargo, los astronautas no han encontrado sueños peligrosos, ni promesas traicionadas, ni esperanzas rotas. Si no están en la luna, ¿dónde están? ¿Será que en la tierra no se perdieron? ¿Será que en la tierra se escondieron?

Arte Final Ventanas.indd 59

59

13/02/13 12:36


Ventana sobre la utopía

–Ella está en el horizonte –dice Fernando Birri–. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca, nunca la alcanzaré. ¿Para qué sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar. 60

Arte Final Ventanas.indd 60

13/02/13 12:36


Arte Final Ventanas.indd 61

13/02/13 12:36


ÍNDICE Presentación / 7 A propósito de ventanas / 13 La creación / 14 El viaje / 16 Caninos de alta fiesta / 17 El mundo / 18 la noche / 19 El beso / 20 Los amantes / 22 La pequeña muerte / 23 Ventana sobre el cuerpo / 24 Sex symbol / 25 El nacimiento / 26 Ventana sobre la llegada / 28 Primeras letras / 29 La función del arte / 30 Puntos de vista 1 / 31

Arte Final Ventanas.indd 62

13/02/13 12:36


Puntos de vista 2 / 32 Hurtos y rapiĂąas / 33 Si ĂŠl hubiera nacido mujer / 34 El puerto / 36 La historia que pudo ser / 37 Los emigrantes / 38 Los nadies / 40 Usted / 42 El solo / 44 Historia del miedo / 46 Ventana sobre el miedo / 48 Yo, mutilado capilar / 49 La cultura del terror / 50 Tik / 52 Van los ecos en busca de la voz / 53 Esos aplausos / 54 El paso del tiempo / 56 Ventana sobre la cara / 58 Objetos perdidos / 59 Ventana sobre la utopĂ­a / 60

Arte Final Ventanas.indd 63

13/02/13 12:36


Ventanas, de Eduardo Galeano, 1 ra reimpresi贸n, se termin贸 de imprimir en marzo de 2013 en los talleres de la Fundaci贸n Imprenta de la Cultura Guarenas, Venezuela. 5.000 ejemplares

Arte Final Ventanas.indd 64

13/02/13 12:36



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.