Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino

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Tejiendo los lazos de un legado

Qhapaq Ñan Camino Principal Andino hacia la nominación de un patrimonio común, rico y diverso, de valor universal


Tejiendo los lazos de un legado. Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino: hacia la nominación de un patrimonio común, rico y diverso, de valor universal


Tejiendo los lazos de un legado

Qhapaq Ñan Camino Principal Andino hacia la nominación de un patrimonio común, rico y diverso, de valor universal

MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE


La información contenida, las denominaciones empleadas y las opiniones vertidas en esta publicación, así como la presentación de los datos que en ella figuran, no implican de parte de la UNESCO, ninguna toma de posición, ni su punto de vista oficial, solo comprometen a sus autores.

Tejiendo los lazos de un legado. Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino: hacia la nominación de un patrimonio común, rico y diverso, de valor universal © Representación de UNESCO en Perú Av. Javier Prado Este 2465 San Borja - PERÚ Edificio Museo de la Nación, piso 8 Teléfono: (51 1) 476 9871 Fax: (51 1) 476 9872 Email: unescope@amauta.rcp.net.pe Página web: www:unesco.org/lima Primera edición: junio 2004 Tiraje: 500 ejemplares Coordinación: Edición: Diseño y diagramación: Fotografías: Infografía:

Ciro Caraballo Perichi Nuria Sanz Susana Finocchietti Gisella Scheuch Ciro Caraballo Perichi Nuria Sanz p. 17, gentil cesión de la Empresa Editora El Comercio S.A., Lima

Derechos Reservados ISBN N°: 9972-841-05-7 Hecho el Depósito Legal N°: 1501412004-5070 Impreso en el Perú – Printed in Peru


La Representación de UNESCO en el Perú agradece a todos aquéllos que han comprometido su querer, su saber y su experiencia para dar inicio a un proceso sin precedentes, como es la nominación «Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino», como patrimonio de la humanidad. Esta publicación constituye la primera entregade una serie que acompañará dicho proceso y que permitirá además, documentarlo, sistematizarlo y socializarlo. Nuestro agradecimiento a la Cooperación Española, que por intermedio del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, y su contribución al Centro del Patrimonio Mundial, ha hecho posible la «Reunión de Expertos sobre el proceso de preparación de la candidatura de nominación del Qhapaq Ñan para su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial», Cusco, 24 y 25 de octubre de 2003, y esta publicación.

PATRICIA URIBE Representante de la UNESCO en Perú


CONTENIDO

ANTECEDENTES ................................................................................................................................................. 11 PRESENTACIÓN ................................................................................................................................................. 13

Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino: hacia la nominación de un bien excepcional en la Lista del Patrimonio Mundial Ciro Caraballo Perichi .......................................................................................................................................... 19 Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino y el proceso de su candidatura como Bien susceptible de ser inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial Nuria Sanz ............................................................................................................................................................. 28 Riqueza y complejidad del Qhapaq Ñan. Su identificación y puesta en valor Victoria Castro ....................................................................................................................................................... 40 Riqueza, complejidad y riesgos de los programas de conservación, valoración y manejo del patrimonio cultural inmaterial en comunidades nativas y rurales de los Andes, desde una visión antropológica David Vicente De Rojas Silva ................................................................................................................................ 48 El Qhapaq Ñan como oportunidad para la conservación de la biodiversidad mediante el establecimiento de redes de áreas naturales protegidas Luis Alfaro ................................................................................................................................................................................................................................................................................. 63 El camino principal andino Qhapaq Ñan: una reflexión en torno a la rearticulación e integración de las comunidades andinas Ramiro Molina Rivero ........................................................................................................................................... 73 Oportunidades y retos en el desarrollo de productos turísticos sostenibles y responsables, relacionados con el Qhapaq Ñan María Eugenia Bacci ............................................................................................................................................. 78


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Uso de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TICs) para la puesta en valor del Qhapaq Ñan Erick Iriarte Ahon .................................................................................................................................................. 88 Un proyecto sugerente: poética y práctica del Camino de Santiago de Compostela José Antonio Fernández de Rota ........................................................................................................................... 97

«Reunión de expertos sobre el proceso de preparación de la candidatura de nominación del Qhapaq Ñan para su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial» .......................................................... 105 Conclusiones y recomendaciones ........................................................................................................................ 108 Programa ............................................................................................................................................................... 110 Participantes ......................................................................................................................................................... 112

ANEXOS I. Texto de la inscripción del «Qhapaq Ñan - Camino Inca» en la Lista Indicativa del Perú, 2001 ................. 117 II. Acta de compromiso ..................................................................................................................................... 118 III. «1ª Reunión Técnica Regional Qhapaq Ñan - Camino Inca» Informe final, conclusiones y recomendaciones .......................................................................................... 120 IV. Declaración conjunta de Presidentes del Grupo de Río .............................................................................. 125 V. Cuestionario de especialistas para la «1ª Reunión Técnica Regional Qhapaq Ñan - Camino Inca» ........... 126 VI. Propuesta de Cusco ...................................................................................................................................... 131

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Presentación

ANTECEDENTES

Los Incas formalizaron un sistema vial que sostuvo la dinámica de integración administrativa, política y cultural de la región andina por más de dos décadas. Este sistema se articuló a partir del Camino Troncal de la Sierra, citado en las crónicas tempranas como «Qhapaq Ñan» o Camino del Principal. Constituyó la obra tecnológica más importante de la América prehispánica dirigida a la integración territorial en zonas de compleja geografía. A lo largo de más de 23.000 km, este sistema de caminos, almacenes, puestos de control y centros poblados logró concentrar la sabiduría de todos los grupos étnicos pre-existentes en este variado territorio, comunicando los pueblos desde el sur de la actual Colombia hasta el sur de Chile y Argentina. El Qhapaq Ñan, construido en la búsqueda de una integración territorial, atraviesa los más diversos ecosistemas del continente; alberga una singular diversidad biológica y excepcionales valores culturales; sin embargo, constituye una región de alta vulnerabilidad económica, social y ambiental, que requiere que las actuales generaciones continúen dando respuestas adecuadas, como en el pasado, a la cambiante relación entre la base natural del territorio y los usos del suelo.

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Los restos materiales de esta importante obra permanecen en espera de su rescate arqueológico y puesta en valor cultural y económico; igualmente importantes son las manifestaciones culturales, tales como la infraestructura agrícola tradicional, los sitios de carácter sagrado, las fiestas locales y regionales, la gastronomía, los conocimientos tradicionales y otros, que constituyen un mosaico complejo de valores de profunda raigambre, presente, aún hoy, en las comunidades indígenas y mestizas, que habitan a lo largo de su ruta, buena parte de ellas, en pobreza crítica. Si bien el Qhapaq Ñan es conocido por especialistas de la arqueología y de la historia, sigue siendo un espacio abierto para la investigación y desarrollo económico y cultural en el mundo andino. Bajo el liderazgo del Perú (el estado peruano en el año 2001, declaró como Interés Nacional la Recuperación del Sistema Vial Inca «Qhapaq Ñan» mediante el D.S. N° 031-2001-ED, y lo inscribió en la Lista Indicativa del Centro del Patrimonio Mundial1), los países de la región iniciaron ante la UNESCO, las gestiones pertinentes para la inscripción del Qhapaq Ñan en la Lista del Patrimonio Mundial. Ello permitió que los representantes de

Anexo I: Texto de la inscripción del «Qhapaq Ñan - Camino Inca» en la Lista Indicativa del Perú, 2001; p. 117.

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Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú asistentes a una reunión del Centro del Patrimonio Mundial en Montevideo (marzo de 2002)2, subscribieran un Acta, manifestando la importancia de promover acciones conjuntas de investigación, metodología de valoración e incorporación comunitaria, así como políticas de desarrollo y turismo sustentable de carácter regional. El documento «Los caminos andinos prehispánicos y las rutas del Tahuantinsuyo» elaborado en Montevideo, durante la 1ª Reunión de Informes Periódicos del Patrimonio Mundial, en marzo de 2002, permitió inscribir nacionalmente el Camino Inca en la lista tentativa; el Centro del Patrimonio Mundial se comprometió a preparar la primera reunión de expertos para iniciar los trámites de presentación de candidatura. En dicho encuentro, Perú convocó a los países participantes para asistir a una reunión técnica que se realizaría en la ciudad de Lima, el 1 y 2 de abril del 20033. Chile, Bolivia, Ecuador y Argentina, que ya habían adelantado acciones de investigación de sus principales sitios, expusieron sus avances en el encuentro que se llevó a cabo en Argentina, en la ciudad de Jujuy, en febrero de ese mismo año. Durante la «1ª Reunión Técnica Regional Qhapaq Ñan-Camino Inca», realizada en Lima, se expuso el trabajo elaborado por los técnicos representantes de los países participantes. Entre los acuerdos se dio prioridad al comienzo de un proceso de cooperación regional con el objeto de presentar una única nominación para su inscripción. Se solicitó al Centro del Patrimonio Mundial que informara durante la vigésimo séptima reunión del Comité del Patrimonio Mundial, sobre las acciones emprendidas hasta la fecha por los Estados participantes en el proyecto. La Unidad de América

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Latina y el Caribe presentó el documento 03/27. Doc Inf 13, donde se exponían los resultados obtenidos a través de las actividades anteriores, entre ellas el deseo manifiesto de las Delegaciones Permanentes de que el Centro del Patrimonio Mundial fuera el coordinador general del proyecto de nominación. El Comité del Patrimonio Mundial adoptó la decisión 13/27 COM 13.2 en la que claramente expresaba su interés por dicho proyecto. En mayo de 2003, durante la XVII Reunión del Grupo de Río, los presidentes de dicho Grupo convinieron en suscribir conjuntamente, una Declaración donde se comprometieron a posibilitar la inscripción del Qhapaq Ñan dentro del Proyecto del Camino Principal Andino4. El Centro del Patrimonio Mundial programó la 2ª Reunión Técnica Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino, para el 24 y el 25 de octubre del 2003, a realizarse en la ciudad de Cusco, Perú. Este encuentro de expertos fue organizado para reunir voluntades técnicas e institucionales entre los países que comparten en su territorio una herencia cultural y natural excepcional como es el Qhapaq Ñan. El proyecto Qhapaq Ñan se presenta como una oportunidad única para incorporar acciones regionales: en lo referente a políticas y prácticas de integración, en la preservación de áreas naturales y la conformación de corredores biológicos; en el rescate y puesta en valor de excepcionales monumentos arqueológicos; en la activación y puesta en valor socio económico de las culturas ancestrales, así como en la elaboración de propuestas de desarrollo turístico integral, con participación comunitaria. Esta publicación recoge los criterios y conceptos que se debatieron en esa reunión, y constituye un hito teórico muy importante para el proceso de nominación trans y multinacional.

Anexo II: Acta de compromiso; pp. 118-119. Anexo III: «1ª Reunión Técnica Regional Qhapaq Ñan - Camino Inca» Informe final, conclusiones y recomendaciones; pp. 120-124. 4 Anexo IV: Declaración conjunta de Presidentes del Grupo de Río; p. 125. 3

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Presentación

PRESENTACIÓN

El Centro del Patrimonio Mundial ha sido el destinatario de los deseos de seis Estados Parte de la Convención del Patrimonio Mundial para definir un proceso de cooperación internacional que tenga como colofón la nominación del Camino Principal Andino, bien patrimonial trans-fronterizo que comparten los países de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú. Desde el 29 de enero de 2003, el Centro del Patrimonio Mundial ofreció su sede en París para comenzar a conciliar las expectativas de cada uno de los Estados Miembros, en una labor que es de todos. Como es su misión, el Centro del Patrimonio Mundial ha organizado, por deseo expreso de los Representantes Permanentes de sus Países en París, reuniones, sesiones informativas y actividades, con el fin de articular un proceso complejo y al mismo tiempo referencial para el cumplimiento de la filosofía del texto madre: la Convención del Patrimonio Mundial Cultural y Natural. El Centro ha acompañado los procesos institucionales de concertación y ha sido informado de los procesos políticos emprendidos por dichos Países. La segunda «Reunión Técnica Qhapaq Ñan Camino Principal Andino» representa un nuevo paso en el camino ya iniciado, y dado el simbolismo a un lugar como el Cusco, implica el compromiso de acompañar el esfuerzo compartido. Este proceso debe entenderse principalmente como una oportunidad, no sólo de comunicación física entre los países de la región, sino como un

claro escenario de cooperación internacional en términos del Patrimonio Mundial; servirá, sin duda alguna, para establecer nuevos criterios y dinámicas de formas de trabajo conjuntas, entre países que comparten bienes patrimoniales comunes, sea por continuidad espacial, o como fruto de las dinámicas socio-históricas que los generaron, y se convertirá en referente para otras instancias que ahora también figuran en la Lista Indicativa del Patrimonio Mundial, como La Ruta de la Seda y La Falla del Rift. Este esfuerzo en el proceso de candidatura del Camino Principal Andino es un procedimiento pionero que generará pautas técnicas y metodologías para candidaturas que están por venir. La propuesta de inscripción del Qhapaq Ñan en la Lista del Patrimonio Mundial abre una nueva vía de exploración, para la experiencia acumulada en tres décadas de vigencia de la Convención del Patrimonio Mundial Cultural y Natural. El Centro del Patrimonio Mundial ha organizado un segundo encuentro, para reunir voluntades técnicas e institucionales, entre los países que comparten en su territorio una herencia cultural y natural excepcional, como es el Qhapaq Ñan: una vía de comunicación que, a través de un proceso continuo de transformación a lo largo de los siglos, permitió la difusión y madurez de las culturas regionales y una relación armónica entre el ser humano y la naturaleza. El Camino facilitó la gestación y apropiación de valores culturales y productivos, a

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lo largo de más de 23.000 km dentro del mundo andino. El proceso civilizador que acompañó al Camino, permite, actualmente, disponer de fuentes testimoniales de lo que fuera un extraordinario conjunto de rutas e infraestructuras edificadas. Hoy contemplamos, con asombro, la riqueza cultural transmitida, viva en el desarrollo de cientos de diversidades culturales a lo largo del mismo: lenguas, técnicas, pensamiento, mitos, música y costumbres, que aún conviven armoniosamente con la naturaleza andina. El documento «Los caminos andinos prehispánicos y las rutas del Tahuantinsuyo», elaborado en Montevideo en marzo de 2002, durante la 1ª Reunión de Informes Periódicos del Patrimonio Mundial, permitió dar inicio a las distintas acciones que hoy proseguimos. En dicha reunión se invitó a los países a inscribir el Camino Inca en su Lista Indicativa, y el Centro del Patrimonio Mundial se comprometió a preparar la Segunda Reunión de expertos para propiciar su candidatura. Posteriormente, durante la «1ª Reunión Técnica Regional Qhapaq Ñan - Camino Inca», realizada en Lima durante el 1 y el 2 de abril de 2003, se presentó el trabajo preparado por los técnicos representantes de los Países participantes. Entre los acuerdos se dio prioridad al siguiente punto: •

Comenzar un proceso de cooperación regional con el objeto de presentar una única nominación para su inscripción.

Para ello, se solicitó al Centro del Patrimonio Mundial que informara durante la 27ª Sesión del Comité del Patrimonio Mundial sobre las acciones emprendidas hasta la fecha por los Estados participantes en el proyecto. La Unidad de América Latina y el Caribe presentó el documento WHC-03/ 27.COM/INF.13, sobre los resultados obtenidos a través de las actividades anteriores, entre ellas, el deseo expreso de las Delegaciones Permanentes, de que el Centro del Patrimonio Mundial fuera el coordinador general del proyecto de candidatura.

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El Comité del Patrimonio Mundial adoptó la decisión 27 COM 13.2, la que expresa, claramente, su interés por dicho proyecto y el deseo de recibir información pormenorizada en China durante la 28ª Sesión del Comité, que se llevará a cabo a mediados del año 2004. Con ocasión de la Décimo Sexta reunión del Grupo de Río, los Presidentes de los seis Estados Parte se comprometieron, mediante Declaración expresa, a respaldar el proyecto «Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino», para su inscripción como sitio del Patrimonio Mundial. El texto de la Declaración sostiene en forma explícita: «... consideramos que un bien cultural que representa la integración y comunicación ancestral de nuestros pueblos y que permitió el intercambio cultural, idiomático, económico, político y social, de tal magnitud para América, que hasta hoy es palpable, tiene una complejidad, una fuerza y una envergadura, que dota a esta ruta de un valor universal excepcional, por lo que emprenderemos los esfuerzos necesarios para que cada uno de nuestros países logre inscribir el Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino en la Lista del Patrimonio Mundial». Como se sabe, toda inscripción de un bien en la Lista del Patrimonio Mundial pasa en primer término por la identificación de los criterios de valor universal y excepcionalidad. Es por ello que, como objetivos de la 2ª Reunión Técnica se propuso: •

• •

Definir conceptualmente el bien Qhapaq Ñan como también su naturaleza arqueológica, histórica, paisajística, antropológica, etnográfica y ambiental. Definir etimológicamente Qhapaq Ñan y las categorías que lo califican. Determinar aquellos criterios que aseguren un mínimo común denominador para incluir sitios, vestigios, tramos, comunidades, paisajes o cosmovisiones como demostrativos del Qhapaq Ñan en cada país.


Presentación

Además: •

• •

Recopilar y sistematizar las investigaciones realizadas por cada uno de los Países, considerando los cuestionarios previamente elaborados, y la discusión entre los grupos de trabajo de dicha reunión. Presentar, discutir y establecer consenso entre las posibles modalidades para la inscripción del Qhapaq Ñan en la Lista de Patrimonio Mundial, e identificar los mecanismos operacionales que permitan avanzar en el proceso, es decir, identificar un pre-modelo de candidatura. Acordar un calendario de actividades para el año 2004, a través de la asistencia técnica internacional del Fondo del Patrimonio Mundial. Definir un grupo de trabajo responsable de la coordinación internacional del proyecto. Establecer un espacio electrónico de intercambio de información, atendiendo a la solicitud ya formulada en Montevideo y Lima, que actúe como instrumento de trabajo cotidiano entre los equipos nacionales.

Hasta hoy, en la historia de la Convención, trece son los lugares inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial como sitios de carácter trans-fronterizo. Ocho se refieren a sitios naturales; uno con carácter mixto y cuatro considerados bienes culturales. Entre estos últimos, dos han sido conceptuados como paisaje cultural. Ninguno, hasta la fecha, es fruto de seis voluntades nacionales. Seis de las candidaturas transnacionales comenzaron como proceso nacional, y su transnacionalidad se debe a haber presentado, posteriormente, extensiones a la nominación original. No se puede perder la oportunidad de conceptuar y consensuar una definición conjunta para un bien común a seis naciones. Se trata de determinar un proceso de puesta en marcha de un proyecto unitario. Ahora bien, ¿cuál es la forma de compartir esfuerzos y al mismo tiempo respetar la urgencia variable que el proceso conlleva en cada una de las realidades nacionales? La respuesta a esta pregunta se dará en el

proceso y cada país expresará libremente sus expectativas, sus deseos y sus prioridades, en el momento de formular una acción transnacional de este carácter. Como nominaciones seriadas, no transnacionales, la Lista del Patrimonio Mundial cuenta con más de 300 casos. Se trata de seleccionar dentro de las fronteras de cada país, propiedades sin conexión física, pero sí contextual o temática, expresión de un mismo valor cultural o natural universal. Son muy pocas las candidaturas que han combinado los aspectos seriados y trans-fronterizos. Un ejemplo son las Misiones Jesuíticas Guaraníes (Argentina/Brasil/Paraguay); en este caso, las cuatro Misiones Jesuíticas brasileñas fueron seguidas por cuatro Misiones argentinas, al año siguiente de la primera fase de la nominación y finalmente por Paraguay. Este es otro mecanismo que puede ser explorado: un país comienza el proceso y el resto de países involucrados lo continúa paulatinamente, anexando sus propiedades a la nominación inicial. En un proyecto diacrónico resulta esencial definir inicialmente una intención común, y luego identificar conjuntamente lo compartido, mediante el proceso regular de nominación: definición de lo que se va a nominar, su justificación, estudio comparativo y, sobre todo, cómo cada parte contribuye al valor universal del conjunto. No podemos dejar de manifestar aquí, algunas de las cuestiones que pueden despertar más interrogantes: los componentes de gestión y las posibilidades de articular los mecanismos legales, técnicos, sociológicos, culturales y económicos de conservación, que implican un bien común a seis países. Una discusión sobre este punto ayudará a despejar dudas y a optar por una forma u otra para presentar la documentación para la candidatura. No sería razonable limitar la lectura del Qhapaq Ñan a un espacio temporal restringido, a los aportes de una determinada cultura, o a los restos arqueológicos identificados. Tratarlo puramente como un bien de traza arqueológica significaría eliminar su esencia: el rico proceso de interacción

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cultural y los sustratos culturales que lo acompañan, a través, y a la vera de sus caminos, que estructuran la relación entre zonas ecológicas diversas, testigos activos de una de las mayores diversidades culturales y biológicas del Planeta. Proyectarlo como un bloque integral también responde a la necesidad de vincular producciones complementarias, al tiempo que se tejen lazos entre la herencia de distintas culturas, lenguas, experiencias tecnológicas y cosmovisiones. Hoy el Camino es la traza de una herencia material parcialmente

conservada, no completamente conocida y aún no registrada ni inventariada en su totalidad. Dada la complejidad del Qhapaq Ñan es necesario aprovechar la oportunidad de contar con la compañía de expertos en diversas disciplinas, para determinar la más adecuada clasificación del bien en la Lista, buscando aquélla que exprese el concepto unitario del bien, pero que al mismo tiempo permita, en forma operativa, el manejo de los sectores, tramos, territorios o paisajes de valores excepcionales concebidos en toda su diversidad.

FRANCESCO BANDARIN Director del Centro del Patrimonio Mundial UNESCO

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Ciro Caraballo Perichi

Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino: hacia la nominación de un bien excepcional en la Lista del Patrimonio Mundial Ciro Caraballo Perichi

La propuesta de inscripción de «Qhapaq Ñan Camino Principal Andino» en la Lista del Patrimonio Mundial, constituye una excelente oportunidad para incluir en la elaboración del expediente de presentación, la experiencia acumulada en las tres décadas de vigencia de la Convención del Patrimonio Mundial, Natural y Cultural. No es otra la razón por la cual el Centro del Patrimonio Mundial auspicia la realización de encuentros técnicos entre países firmantes de la Convención, que comparten en su territorio una herencia cultural y natural excepcional: el Qhapaq Ñan. Una vía de comunicación, que en un continuo proceso de transformación, a través de los siglos, permitió la difusión y madurez de las culturas regionales; una relación armónica entre hombre y naturaleza, que facilitó la gestación y apropiación de valores culturales y productivos a lo largo de más de 23.000 km1 del mundo andino. El proceso civilizador que se desarrolló a lo largo del Qhapaq Ñan permite hoy disponer de componentes testimoniales de lo que fuera un extraordinario conjunto de rutas e infraestructura edificada, así como asombrarse de la riqueza cultural transmitida y aún viva, en la cultura de cientos de comunidades a lo largo del mismo: lenguas, técnicas, pensamiento, mitos, música y costumbres, que

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aún conviven armoniosamente con la naturaleza andina. En 1972 la «Convención del Patrimonio Mundial» estableció orientaciones claras que daban respuesta al riesgo que amenazaba a los bienes patrimoniales de todo el mundo, fruto de la visión de desarrollo a corto plazo, que en forma exclusiva, caracterizaba entonces a los procesos de crecimiento industrial y urbano. Varias de las razones esgrimidas para la aprobación de la Convención eran por entonces ideas de vanguardia; hoy sirven de sustento a la mayor parte de las propuestas y acciones que, con respecto a la valoración y conservación del patrimonio, prosperan en el ámbito mundial. Las premisas básicas de 1972 fueron reforzadas, gracias al aprendizaje realizado en los sitios inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial, presentándose propuestas operativas en el documento «Directrices prácticas sobre la aplicación de la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial» (Centro del Patrimonio Mundial - WHC; marzo de 1999). Por las características de esta nominación transnacional es conveniente hacer una breve referencia sobre dos de las premisas centrales de la «Convención del Patrimonio Mundial», que deben ser cuidadosamente analizadas, con el objeto de iden-

Información presentada por el equipo de investigación del INC-Perú, 2003.

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tificar, categorizar y delimitar claramente el bien denominado «Qhapaq Ñan», inscrito en la «Lista Tentativa de Sitios del Patrimonio Mundial»por los países que asisten a este encuentro: a) La responsabilidad mundial por los bienes patrimoniales excepcionales La Convención tiene como uno de sus objetivos centrales propiciar una visión de responsabilidad compartida entre los estados firmantes, hacia los bienes patrimoniales de valor excepcional, considerándolos como una herencia perteneciente a toda la humanidad, cuyo compromiso va más allá de la visión interna y de la responsabilidad nacional. Esta propuesta establece que la pérdida de estos bienes empobrece la naturaleza y la cultura de todo el planeta, y no sólo la de los ciudadanos de una determinada urbe o país. Esta premisa sirve hoy en día de sustento a gran parte de los programas de ayuda y préstamos internacionales otorgados para la conservación y el uso sostenible de los bienes patrimoniales, naturales y culturales. Es por ello que toda inscripción de un bien en la Lista del Patrimonio Mundial pasa en primer término por la identificación de los criterios de representación universal y de excepcionalidad del bien. En las «Directrices prácticas sobre la aplicación de la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial» (WHC; marzo de 1999), se establece

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textualmente: «Se puede considerar que algunos elementos de este patrimonio, por sus notables cualidades, tienen un valor universal excepcional y merecen, por ende, una protección especial contra los peligros crecientes que los amenazan». Esta condición de «excepcionalidad» obliga, al mismo tiempo, a establecer una delimitación física del bien y una especificación de las acciones preventivas, correctivas o de restauración del soporte material y social de los valores que deben ser conservados. También conmina al estado, o estados parte, a demostrar la posibilidad de adelantar procesos que aseguren el manejo y la gestión del sitio, así como la apropiación y la difusión de los valores contenidos en él. La asociación de varios Estados parte en el proceso de identificación, valoración y conservación de bienes patrimoniales, naturales o culturales con continuidad trans-fronteriza, o con identidad compartida, ha sido un deseo auspiciado claramente en las «Directrices prácticas sobre la aplicación de la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial» (WHC; marzo de 1999). Esta propuesta se inscribe en la visión de responsabilidad compartida por los países parte para el auspicio de acciones de conservación, puesta en valor y uso social sostenible de los bienes patrimoniales2. La identificación de los valores del bien patrimonial y de los criterios que justifican su inclusión

En el articulado de las Directrices Prácticas se establece: 16. Si un bien cultural y/o natural que responde a los criterios adoptados por el Comité se extiende más allá de las fronteras de un solo país, se aconseja a los Estados Partes interesados, que presenten una propuesta de inscripción común»... 18. En consonancia con el espíritu de la Convención, los Estados Partes deberían, en la medida de lo posible, esforzarse por incluir en sus propuestas de inscripción bienes cuyo valor universal excepcional dimane de una simbiosis particularmente importante de características culturales y naturales. 19. Los Estados Partes pueden proponer para una inscripción única, un conjunto de bienes culturales o naturales que pueden encontrarse separados geográficamente, siempre que estén vinculados entre ellos por pertenecer a: i) un mismo grupo histórico-cultural o ii) un mismo tipo de bien característico de dicha zona geográfica, iii) una misma formación geomorfológica, una misma provincia biogeográfica o un mismo tipo de ecosistema y siempre y cuando sea el conjunto propiamente dicho, y no sus elementos constitutivos tomados individualmente, el que revista un valor universal excepcional. 20. Cuando un conjunto de bienes culturales o naturales, según se define en el párrafo 19, comprenda bienes situados en el territorio de más de un Estado Parte en la Convención, los Estados Partes interesados podrán, de común acuerdo, proponer una inscripción única».

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Ciro Caraballo Perichi

en la Lista del Patrimonio Mundial, así como la delimitación del área protegida, ha sido siempre una tarea más fácil, que la de poner en marcha los mecanismos que aseguren la conservación del sitio. Más difícil aún ha sido lograr la adecuada y amplia participación social que requiere una acción de este tipo. En las «Directrices prácticas sobre la aplicación de la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial» (WHC; marzo de 1999) se especifica la obligación de acompañar el expediente de presentación del bien patrimonial con instrumentos legales y operativos que aseguren la conservación y el adecuado uso social del bien declarado: «La inscripción de un bien se diferirá hasta que el Estado del que emane la propuesta haya demostrado su compromiso de protegerlo. Este compromiso puede plasmarse en una legislación adecuada, en el suministro de personal y en la financiación o un plan de gestión»3. Por ello resulta un reto en este proceso transnacional, poder identificar los valores excepcionales del bien, su autenticidad e integridad, los mecanismos adecuados para lograr un proceso abierto para su inscripción, así como los instrumentos legales y operativos que aseguren la conservación del bien patrimonial. b) La conservación del bien patrimonial y la realidad social donde éste se inserta Otra propuesta fundamental contenida en el documento central de la «Convención del Patrimonio Mundial» es aquélla que establece que la conservación de los bienes patrimoniales no puede aislarse de la realidad social y cultural en la que este proceso se inserta. Es necesario promocionar la más

amplia participación de las comunidades que conviven con el bien patrimonial, tanto en el proceso de preparación del expediente de inscripción, como en los planes y propuestas de manejo dentro de un marco de desarrollo sostenible4. Transcurridos más de 30 años de la aprobación de la Convención, quizá éste haya sido uno de los principios más difíciles de aplicar, sea debido a la dificultad metodológica y operativa de combinar las estructuras ejecutoras responsables de los bienes en el ámbito nacional como nuevas propuestas de participación, o por la necesidad de adaptar leyes, reglamentos y recursos presupuestarios a propuestas adecuadas de conservación y uso sostenible del patrimonio. En las «Directrices prácticas sobre la aplicación de la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial» (WHC; marzo de 1999), se estableció la categoría de «paisajes culturales» enfatizándose que éstos representan…«las obras conjuntas del hombre y la naturaleza» mencionadas en el Artículo 1 de la Convención. Ilustran la evolución de la sociedad y de los asentamientos humanos a lo largo de los años, bajo la influencia de las limitaciones y/o de las ventajas que presenta el entorno natural y las fuerzas sociales, económicas y culturales sucesivas, internas y externas». Fruto de esta categorización donde se hacen inseparables del objeto material, las prácticas, técnicas y valores sociales de la comunidad, la participación de las comunidades en el proceso de definición, nominación, manejo y gestión del bien es indispensable. Por las razones aludidas, es conveniente establecer acuerdos técnicos, políticos y culturales, que faciliten la participación de las comunidades involucradas en los procesos de identificación de los valores del bien, así como en la definición de los

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Directrices prácticas sobre la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial. Sección B. 11. En la sección «Gestión» de la propuesta de inscripción, los Estados Partes deberían presentar, además de los textos jurídicos que protegen el bien cuya inscripción se propone, una explicación sobre la manera en que dichas leyes funcionan. Este análisis es preferible a una simple enumeración o compilación de textos jurídicos. UNESCO, 1999. 4 Directrices. Sección B. 14. La participación de la población local en el proceso de solicitud de inscripción es esencial para que ésta tome conciencia de la responsabilidad que comparte con el Estado Parte en cuanto al mantenimiento del sitio (1999).

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límites del área intangible y del área de protección. También es necesario definir las líneas estratégicas que sustenten las bases operativas del plan de manejo de gestión, así como los procedimientos para el monitoreo periódico de las condiciones y contenidos de los valores tangibles e intangibles del bien cultural o natural declarado.

EL QHAPAQ ÑAN EN SU LECTURA HISTÓRICA Para el Imperio Inca, los más de 23.000 km de camino, entre principales y secundarios, era mucho más que un conjunto de rutas de comunicación. Se trataba de un sistema integral de producción, almacenamiento, intercambio, control territorial y, especialmente, un medio para la expansión de la lengua quechua, la cultura y la cosmovisión vernácula. Sin embargo, sería altamente taxativo, si se observara este complejo tecnológico y cultural, con una lente que sólo enfocara algo más de un siglo de presencia incaica en toda la región andina. Tanto los caminos, como las estructuras de defensa, alojamiento y almacenamiento, así como las técnicas e infraestructura de producción que pusieron en práctica los Incas, fueron el resultado de un largo proceso civilizador en la región, que hoy claramente puede datarse en más de cinco mil años de antigüedad. La mayor parte de los tramos de camino que los Incas incorporaron a la red que hoy se llama Qhapaq Ñan, Camino Principal o del Principal, había servido de conector entre los centros religiosos y los poblados tempranos, como los del horizonte Chavín, en la Sierra Central peruana, o los de la civilización Tiwanakota, con centro en el Altiplano, seguidos de la expansión Wari en el nodo ayacuchano, así como de decenas de otros asentamientos con amplio control territorial en la costa y en la sierra. Las comunidades que se asentaron a lo largo de esta vía compartían muchas de las técnicas de producción y construcción, así como una cosmovisión que daba una respuesta coherente a la compleja naturaleza donde se insertaron.

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Cabe a los Incas haberle dado unidad a una herencia común y estructurar a partir de ella, uno de los territorios políticos, sociales y culturales que aún muestra su honda repercusión en el funcionamiento actual del mundo andino. Si bien la estructura económica colonial y las propuestas republicanas de los distintos países transformaron las dinámicas económicas, sociales, territoriales y culturales del mundo andino, diversos tramos del Qhapaq Ñan siguieron siendo el principal vínculo entre minas, haciendas, ciudades y puertos de la región, dejando sentir aún su presencia, no sólo física, sino cultural, expresándose en lenguas, fiestas, mercados, mitos e imaginarios. Es por ello que limitar la lectura del Qhapaq Ñan a un espacio temporal restringido; a los aportes de una determinada cultura; o a los restos arqueológicos identificados, es dejar sin sentido el rico proceso cultural aún vivo, el cual presenta, complementando los distintos restos materiales, la riqueza de un complejo cultural que se gestó y difundió a lo largo de varios siglos, de un lado y otro del sinuoso y escarpado complejo de caminos andinos.

EL QHAPAQ ÑAN COMO OPORTUNIDAD DE DESARROLLO REGIONAL Aunque aún hoy, muchos tramos del estrecho camino siguen siendo la única opción de comunicación entre cientos de comunidades rurales, es bastante difícil pensar en el Qhapaq Ñan como una oportunidad de comunicación física entre los países de la región. Sin embargo, quizá sea el más claro símbolo de la conveniencia de abrir canales hacia una comunicación efectiva, y a planes de conservación, de desarrollo sostenible y de turismo natural y cultural donde actualmente se ubican algunas de las zonas más empobrecidas de la región. El Qhapaq Ñan se presenta como un modelo de cómo se logró, con limitada tecnología, pero con creatividad y propuestas integrales, el manejo territorial de un importante sector del continente sudamericano, caracterizado por su complejidad geo-


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gráfica. Más que un camino, esta red de comunicación fue un factor que facilitó el desarrollo económico, social y cultural de millones de personas, gracias a las estructuras de relación, establecidas entre distintas zonas ecológicas, con la mayor diversidad del planeta. Constituía un nexo para vincular producciones, con relaciones económicas complementarias, y al mismo tiempo servía para tejer lazos entre la herencia de distintas culturas, tanto en lenguas, experiencias tecnológicas y complejos simbólicos. La oportunidad de inscribir este bien excepcional en la «Lista del Patrimonio Mundial» es también una ocasión para que, paralelamente al proceso, los países firmantes de la «Carta-Acuerdo de Presidentes, Cusco 2003» adelanten acciones de planificación para la implementación de proyectos específicos de investigación, conservación, puesta en valor, rescate y adecuación de producciones y tecnologías tradicionales, como también gestionar un turismo responsable. Es prioritario para la región, auspiciar la valoración, la integración social y el desarrollo sostenible de las comunidades que, aisladas durante siglos, han conservado la herencia viva de este magnifico aporte que el mundo andino hoy pone en conocimiento del mundo contemporáneo.

EL QHAPAQ ÑAN Y LAS CATEGORÍAS PARA LA NOMINACIÓN EN LA LISTA DEL PATRIMONIO MUNDIAL La «Convención del Patrimonio Mundial» y las «Directrices prácticas sobre la aplicación de la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial» (WHC, marzo de 1999), establecen un limitado pero claro sistema de categorías que permiten la inscripción de un bien patrimonial. Sin embargo, dada la complejidad del Qhapaq Ñan es necesario aprovechar esta oportunidad, donde expertos en diversas disciplinas y especialistas nacionales se encuentran reunidos, con el fin de determinar la más adecuada clasificación del bien en la Lista, buscando aquélla que exprese el concepto unitario del

bien, pero que al mismo tiempo permita en forma operativa el manejo de los sectores, tramos o territorios con valores excepcionales. A la complejidad de componentes y valores presentes en su patrimonio cultural material e inmaterial, así como natural, se suma la imposibilidad de declarar como unidad la totalidad de la extensión territorial que abarcó el sistema. Esta dificultad se hace más complicada aún, debido a varios factores: a) El avance limitado de la investigación de sus valores (arqueológicos, históricos, cultura viva), de tecnologías en aplicación práctica, como también de la riqueza de paisajes que atraviesa, tanto aquéllos con ninguna o mínima intervención, como también los transformados por la mano del hombre. b) La no-existencia de redes activas de comunicación, de información, de metodologías y de técnicas entre centros de investigación, como también los recursos que permitan acelerar el proceso. El concepto Qhapaq Ñan, como bien para ser inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial es fundamentalmente una voluntad, un propósito político, concebido a partir de una herencia material parcialmente conservada, pero no completamente conocida y que aún no está registrada ni inventariada. Desde el punto de vista histórico, el Qhapaq Ñan fue un conector territorial funcional y administrativo que dio una respuesta creativa a las dificultades geográficas del continente, y articulaba mecanismos de poder y de gobierno. Se apoyó en la existencia de caminos e infraestructura construida a lo largo de más de 2.000 años de culturas andinas precedentes a los incas, que vinculaban el territorio en «tramos», los que partían desde múltiples «salidas» y atendían diversos centros de producción y de poder. Los incas unificaron dicha estructura en menos de un siglo, dándole coherencia funcional e implantando núcleos complementarios para el comercio, el intercambio, la producción y el culto; determinaron, además, sectores productivos de acuerdo con la topografía y el clima: pesca, minería y agricultu-

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ra, entre otros. Es por ello que, formando parte del Qhapaq Ñan, se encuentran zonas donde la presencia arqueológica y de tradiciones vivas, permiten leer otras formas y expresiones culturales precedentes a la expansión quechua; estos valores únicos podrían perder peso, si se construye la lectura del Qhapaq Ñan, a partir de la estructuración incaica del sistema de caminos exclusivamente. Con la llegada de los españoles las dinámicas incaicas colapsaron: todo el territorio se convirtió en otro, idéntico pero distinto. Fue otro el poder, otra la lengua, otros los productos de comercio, otros los mecanismos y las estructuras de gobernabilidad. El nuevo sistema implantado y la nueva estructuración administrativa, conocido como el Virreinato del Perú, usó sectores del camino como vía de transporte, de abastecimiento y de comercio, pero conectado posteriormente con otros centros, con otras prioridades y con nuevos destinos. El Qhapaq Ñan original dejó, entonces, de ser un organizador de territorio, aunque algunos de sus caminos y poblados continuaron funcionando integralmente como unidad cultural, sin embargo, ubicados hoy en distintos países. Actualmente, este vasto complejo cultural y natural está constituido por: •

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Restos arqueológicos y paisaje edificado: diversos, dispersos, con distintos grados de significación, de posibilidad de lectura y de conservación. Sectores de paisaje del Ande claramente transformados y conservados por la mano del hombre a través de sistemas de irrigación y andenes de cultivo, que conforman paisajes culturales arqueológicos, y activos de gran significación e impacto visual. Tramos activos: articuladores de formas y expresiones culturales —materiales e inmateriales— de gran riqueza, independientemente de que existan o no vestigios arqueológicos de valor excepcional. Estos tramos del camino siguen vigentes hoy en su versión holista y reproducen, en una «micro-región», lo que en el pasado fue una opción orgánica e integral de manejo sostenible dentro de un amplio territo-

rio. Estos casos son tan valiosos como aquéllos, donde los restos del camino físico y su infraestructura permanecen aún como referente material. Sectores que atraviesan espacios de valor natural: El recorrido del camino, a lo largo de algunos de los territorios más diversos del planeta, obliga a relacionarlo con los espacios naturales que éste recorre y donde aún están presentes plantas y animales que sirvieron de referente simbólico a las civilizaciones autóctonas, así como los genomas de plantas alimenticias y medicinales que aún hoy son básicos para la cultura local.

Esta diversidad de aproximaciones al bien obliga a una reflexión y a ponerse de acuerdo para la nominación tanto del sistema, como de sus componentes. ¿Puede pensarse hoy el Qhapaq Ñan como una vía de comunicación territorial? Difícilmente; constituye un «símbolo», pero no una realidad. ¿Es el Qhapaq Ñan objeto de investigación? Sí; en toda su extensión y en todas sus dimensiones. ¿Puede ser recorrido con fines turísticos? Sí, pero parcialmente; posiblemente sólo por tramos claramente identificables, tanto en extensión, como por los valores patrimoniales contenidos en él, que lo diferencia de «otros tramos» del camino y por lo tanto le permiten una identidad propia dentro del conjunto de otros productos turísticos del sistema. Pareciera entonces, que para el establecimiento de la categoría del bien y para su proceso de inscripción-nominación se debería manejar al mismo tiempo el concepto integral de Qhapaq Ñan con los conceptos de «Sectores» o «Tramos», u otra acepción para la parcialidad «excepcional». Cada uno de estos «tramos» debe ser conservado, valorado, transformado en modelo de desarrollo sostenible, y comercializado como producto turístico. El concepto de « tramo» o de «sector» puede permitir una visión integral del bien patrimonial; identificar más precisamente cuáles son los «valores excepcionales» que cada sector presenta; delimitarlo territorialmente; gestionarlo y manejarlo en


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función de la valoración, conservación, preservación y sostenibilidad, y organizar procesos temporalmente distanciados, de acuerdo con las dinámicas propias de cada región o país. Todo «tramo» o «sector» específico debería estar definido por la posibilidad de su «recorrido», donde se valorice el concepto de camino, y se determine el conjunto de espacios, testimonios materiales, expresiones y manifestaciones vivas, que mantengan un referente con las categorías de componentes del Qhapaq Ñan, con un sentido de integración. Los tramos «manejables» a mediano y largo plazo pueden convertirse en hitos simbólicos y «modélicos» a corto plazo, con el fin de organizar los expedientes requeridos para su inscripción. De acuerdo con esta perspectiva, lo que se inscribiría serían «tramos» o «sectores» dentro de un concepto macro del Qhapaq Ñan, todos con igual valor excepcional y universal, donde se destacarían sus singularidades, así como su potencial de desarrollo contemporáneo. Esto permitiría dotar de «identidad» a los diversos tramos, y enfatizar especialmente, aquellas características «excepcionales» que lo hacen único, sean éstas naturales, arqueológicas, con poblados de valor excepcional, con componentes de bienes culturales inmateriales referidos al proceso, o sectores complejos conformados por la presencia de varios de estos valores excepcionales. Esta posibilidad facilitaría la construcción de proyectos específicos que conservaran unidad en su concepto y propuesta, muy especialmente aquéllos orientados al desarrollo de productos turísticos, que, más que competitivos, deberían ser complementarios.

EL SEGUIMIENTO DE LAS ACCIONES CONVENIDAS

dial, permitió dar inicio a las distintas acciones que nos han convocado para este encuentro. Sin embargo, algunas de las iniciativas y acuerdos allí contenidos no han sido puestos en práctica de manera operativa, entre ellos: 1. Establecer una red de puntos focales definidos en cada país. Para cada una de las reuniones los países han instalado comisiones nacionales, no en todos los casos representadas por las mismas personas. En otros casos, parte de su representación ha estado conformada por personalidades de las embajadas con sede en Lima. Con posterioridad a dichos encuentros, esta red no ha continuado con los vínculos previstos. 2. Determinar los mecanismos de comunicación necesarios para compartir en forma periódica los avances de los trabajos. Esta propuesta no ha tenido continuidad. 3. Organizar un programa de seguimiento al proceso durante cinco años. Este punto aún no está claramente definido. Los ítems 4, 5 y 6 del Acuerdo se han cumplido. Éstos comprendían la realización del encuentro en Lima, que se efectuó en abril de 2003; la incorporación de Colombia al grupo de trabajo; el apoyo del Centro del Patrimonio Mundial, organizador de la reunión de Cusco, en coordinación y cooperación con la Oficina de UNESCO Lima. b) Los acuerdos de Lima (abril de 2003) En la «1ª Reunión Técnica Regional Qhapaq ÑanCamino Inca», que se llevó a cabo en Lima entre el 1 y 2 de abril 2003, los técnicos representantes de los países participantes anticiparon un trabajo preliminar. En los acuerdos concertados se dio prioridad a los siguientes puntos:

a) El acuerdo de Montevideo (marzo de 2002) El documento «Los caminos andinos prehispánicos y las rutas del Tahuantinsuyo» elaborado en Montevideo en marzo de 2002, durante la 1ª Reunión de Informes Periódicos del Patrimonio Mun-

1. ... «que los Jefes de Estado de los países comprometidos con esta cooperación técnica expresen su respaldo a la misma, en el marco de la XVII Reunión Cumbre del Grupo de Río, a celebrase en mayo próximo, en la ciudad del

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Cusco». Esto se cumplió mediante la redacción de la Carta de los Presidentes 2. 3. y 4. «Que el Banco Interamericano de Desarrollo elabore conjuntamente con los países un Plan de Operaciones con el fin de iniciar la ejecución del proyecto lo más pronto posible». Este proyecto está en la etapa de diseño operativo. 5. «Que en la XXVIII Reunión del Comité del Patrimonio Mundial que tendrá lugar en China a mediados del año en curso (2004), el Centro del Patrimonio Mundial informe sobre las acciones emprendidas hasta la fecha por los Estados participantes en el proyecto. La reunión del Comité de Patrimonio Mundial se efectuó en París (del 29 de junio al 6 de julio de 2003); en su XXVII Sesión, el Documento 03/27, DocInf13 dio cuenta de los resultados obtenidos hasta la fecha e incorporó una serie de decisiones adoptadas por el Comité. 6. «Que los países que aún no lo hayan hecho, inscriban al Qhapaq Ñan en sus respectivas listas indicativas». Además de Perú, Argentina y Chile, se realizó la inscripción del Qhapaq Ñan en la Lista Indicativa de Bolivia.

ron a respaldar el proyecto «Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino», para su inscripción como sitio del Patrimonio Mundial, así como auspiciar, dentro de su contexto, la aplicación de programas de cultura y desarrollo.

LAS ACCIONES PARA UN FUTURO PRÓXIMO Definir las responsabilidades y cronogramas según las siguientes proposiciones: • • •

• Está pendiente la creación de un espacio de discusión virtual para asegurar un intercambio permanente de ideas entre todas las partes involucradas, así como la identificación de otras iniciativas, programas y proyectos técnicos y financieros cuyos objetivos sean concordantes con el proceso de nominación. Asimismo es necesario identificar las necesidades específicas de los países comprometidos en este proyecto, con el objeto de crear equipos multidisciplinarios que faciliten la cooperación entre los países. c) La carta de los Presidentes en Cusco (mayo de 2003) Con ocasión de la XVII Reunión del Grupo de Río, los presidentes de los seis países se comprometie-

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Inscripción del Qhapaq Ñan en la lista indicativa de los países restantes. Activar la Red de información y trabajo conjunto a partir del primer trimestre del 2004. Adelantar las acciones de investigación y documentación con metodologías compartidas y homogéneas para todos los países. Identificar acciones propuestas o en ejecución por parte de otras entidades, compatibles con los objetivos del proceso de nominación en la Lista del Patrimonio Mundial. Definir un calendario de propuestas / solicitudes nacionales o sub-regionales de asistencia internacional al Fondo del Patrimonio Mundial. Activar los mecanismos de participación de comunidades y actores locales en los procesos de identificación y en la preparación de los planes de manejo y de gestión.

La experiencia de este importante proceso transnacional para la inscripción y posterior manejo de un bien de importancia universal como el Qhapaq Ñan, servirá, sin duda alguna, para establecer nuevos criterios y dinámicas formas de trabajo conjunto entre países que comparten bienes patrimoniales comunes, sea por continuidad espacial, o fruto de la dinámica socio-histórica que los generaron.


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Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino y el proceso de su candidatura

Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino y el proceso de su candidatura como bien susceptible de ser inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial Nuria Sanz

Las Repúblicas de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú comparten en su territorio una herencia cultural común de valor excepcional: el Qhapaq Ñan o Camino Principal Andino. Desde hace ya dos años, el Centro del Patrimonio Mundial acompaña a estos países en un proyecto pionero: la preparación de una candidatura única de nominación del Qhapaq Ñan, para su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial, a través de un proceso de cooperación regional, original e innovador.

EL QHAPAQ ÑAN EN LA HISTORIA El Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino fue el eje central del proyecto político-económico del Imperio Inca. Este Camino Principal, de una longitud estimada de 6.000 km servía de enlace a una red articulada de caminos e infraestructuras construidas a lo largo de más de 2.000 años de culturas andinas que precedieron a los Incas. Todo este conjunto de caminos, de más de 23.000 km, vinculaba diversos centros productivos, administrativos y ceremoniales. El Camino, el Camino Principal, por otros denominado Camino Troncal de la Sierra, articula las altas cimas de las montañas andinas, cuyo trazado más visible se delimita entre Quito y Mendoza. A esta espina dorsal, que se aventura por las más altas cumbres, la acompañan otras vías que extien-

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den su trazado N/S a lo largo de la costa del Pacífico. Entre ambas, a modo de corredores transversales, otros tantos caminos comunican costa, amazonía y puna. La red de caminos incaicos entrelazaba los centros de poder con las yungas, desiertos y selvas en los más recónditos parajes del Imperio. La malla vial tejía todo tipo de relaciones en el territorio. La cordillera no permitía trazados radiales, y el itinerario estaba obligado a definir una secuencia longitudinal, siguiendo una jerarquía elemental, basada en nudos de tráfico y ramales que disminuyen su tamaño y consistencia, a medida que se alejan de los ejes principales. Su construcción respondió a intereses comerciales, políticos, administrativos, estratégicos y militares, cabalgando por cimas y faldas de la cordillera andina, para llevar las misivas del Imperio. La red de caminos incaicos permitió la expansión y la organización del Imperio Inca. Precedentemente, la destreza de la cultura Wari y Chimú había sabido asociar grupos étnicos, santuarios y huacas en ámbitos de carácter regional. El Incario articuló su red a nivel continental, y sus caminos, que se convirtieron en una expresión privilegiada de espíritu organizativo y de planificación de la fuerza de trabajo disponible, funcionaban como instrumento fundamental para unificar el Imperio de forma física y ordenada. En el caso de los caminos, la proeza constructiva excedió las necesidades funcionales de una


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red de comunicación. La enorme variedad tipológica, de escalas, de técnicas, de acabados y trazos, de delimitaciones, de formas de construcción, de materiales, hablan de habilidades constructivas, técnicamente impecables. El detalle con que trataban de atenuar altitudes, construidas sin más fuerza motriz que la humana, en ausencia de animales de tiro o de la rueda, y gracias sólo a las rudas herramientas de piedra, madera o metal, da cuenta de una gran aventura imperial de éxito consagrado en pocas generaciones. La pericia con la que fueron pensados y la precisión con la que se construyeron los caminos, se complementaron con atentos programas de mantenimiento y renovación permanente. Los Incas del Cusco dotaron a tan señera infraestructura, de un carácter unitario en menos de un siglo, dándole coherencia funcional e implantando núcleos complementarios para el comercio, el intercambio, la producción y el culto, adaptando los sectores productivos de acuerdo con la topografía y el clima, en todos y cada uno de los diferentes pisos ecológicos que se encuentran a lo largo del Camino. Pero el Qhapaq Ñan fue también una vía de comunicación que permitió la difusión y madurez de las culturas regionales, y la apropiación de valores culturales comunes, gracias a la expansión de lenguas como la quechua y la aymara, y con ellas, de su cultura y sus cosmovisiones. Hoy, los paisajes culturales del Qhapaq Ñan conforman un contexto excepcional, en el que las culturas vivas andinas continúan siendo portadoras de un mensaje universal: la capacidad humana de convertir en ambiente de vida, una de las geografías más difíciles del continente americano. En una primera mirada, el mundo andino parece un medio domesticado, silenciosamente, a través de formas de solidaridad que trascienden muchas generaciones. Una idea de lo andino en el imaginario remite a paisajes desprovistos de presencia humana, como si se tratara de un mundo poco transitado, donde la diversidad se convierte sin duda en la gran recurrencia. Frente a las magníficas construcciones incaicas, el sistema de po-

blación habla hoy de una presencia prudente, de una voluntad de resistencia y de prácticas culturales y productivas de combate cotidiano, en contraste con una naturaleza adorada y hostil. El sistema de poblamiento testimonia la aventura heroica de sucesivas generaciones. Esta empresa es un proceso inacabado que empieza a buscar nuevas formas de inventar el futuro, con la energía de la misma proeza y la templanza del que conoce las dificultades. La geografía andina es una geografía fracturada. La ingeniosidad con la que el medio natural ha sido humanizado, desde los sistemas de cultivo a los adoratorios, fueron modelando la fisonomía de los Andes a través de muchos siglos de tecnología, y de cambios sociales y políticos. Aún hoy, su territorio mantiene profundos lazos enraizados con tradiciones de medio milenio de antigüedad, que necesitan una clave de lectura inspirada en la diversidad para poder ser descifradas. El Camino Principal Andino constituyó una mega-unidad de valor universal, de un gran lugar multinacional. Ha sido la manifestación de un heroísmo silencioso, de formas elementales llenas de sabiduría, que atraviesan diferencias ecológico/económicas en vertical, enlazando culturas ligadas indisociablemente con una de las geografías más extremas del planeta. Las reuniones de expertos, como la que en este caso particular ha convocado el Centro del Patrimonio Mundial, contribuyen para identificar la significación cultural y el valor de unidad del conjunto, con el fin de barajar las modalidades de inscripción a través de distintas fórmulas de cooperación técnica.

TRABAJOS PRELIMINARES A LA REUNIÓN DE CUSCO Con base en las anteriores premisas comenzamos a definir los propósitos de la reunión de Cusco. Se establecieron objetivos generales (ver Presentación, pp. 12-13). Con el propósito de comenzar con una base homogénea de información, se enviaron dos

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cuestionarios1 a los participantes de la reunión. Fueron elaborados para ordenar ideas, actividades, proyectos en marcha, prioridades institucionales y dibujar un panorama, si no uniforme, sí con ciertos grados de comparación, para viabilizar la discusión sobre bases armónicas, al tiempo que se comenzaba a recopilar noticias de procesos, y determinar quién sería el responsable en cada país, con respecto al proyecto de candidatura del Qhapaq Ñan para la Lista de Patrimonio Mundial. Con el fin de llegar a los resultados esperados, el cuestionario significó sólo un medio instrumental para tener una aproximación sobre las visiones y realidades nacionales, los avances en los procesos de investigación y/o protección de todos aquellos lugares, vestigios o recursos que, de una u otra forma, estuvieran relacionados con el bien patrimonial Qhapaq Ñan. En este sentido, se propuso un primer listado de interrogantes, que permitió hacer una lectura comparativa de las distintas visiones antes de la reunión, identificando de esta manera, cuáles serían los aspectos en los que la cooperación internacional debería profundizar. El primer cuestionario estaba dividido en epígrafes temáticos (patrimonio cultural, patrimonio natural, comunidades, aprovechamiento turístico del patrimonio y cooperación internacional). Un segundo cuestionario estaba destinado a los técnicos y expertos, que en cada país habían comenzado acciones y trabajos relacionados con la identificación, preservación y puesta en valor del Qhapaq Ñan2.

ANÁLISIS DE LAS INFORMACIONES RECOGIDAS EN LOS CUESTIONARIOS Resultados en relación con el marco institucional nacional del proyecto Qhapaq Ñan Perú ha creado mecanismos de coordinación nacionales de carácter multidisciplinario, para inte-

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grar distintas competencias del Gobierno Local, Regional o Nacional, además de representantes de la sociedad civil organizada, que hace ya dos años comenzaron a desarrollar el Proyecto Qhapaq Ñan, gracias a un fondo presupuestario para la puesta en marcha del proyecto de identificación, registro, excavación, preservación y puesta en valor de los caminos incaicos y sus recursos culturales asociados, capitaneados por el Instituto Nacional de Cultura (INC). El Gobierno del Perú ha asumido como prioridad e interés nacional esta acción, avalada por los Decretos Supremos N° 031-2001-ED y 0352001-ED. El INC encabeza un programa en coordinación con: el Instituto Nacional de Recursos Naturales, la Oficina de Reservas Naturales, el Vice-ministerio de Turismo, la Sub-Secretaría de Política Cultural Exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores, el Vice-ministerio de Economía y Finanzas, el Vice-ministerio de Transporte, Comunicación y Construcción, el Vice-ministerio de Energía y Minas, el Vice-ministerio de Agricultura, el Consejo Nacional del Ambiente, la Comisión Nacional de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos, la Presidencias Regionales y Gobiernos Locales, y el Ministerio de Defensa mediante la Oficina de Desarrollo Nacional. En cuanto a los proyectos de identificación, el INC /FONCODES (Fondo Nacional de Compensación y Desarrollo Social), han sido los responsables de los relevamientos de información en lo referente al trazado de los caminos y de sus lugares patrimoniales arqueológicos y etnográficos asociados (históricos o actuales). El inventario ya está muy avanzado y cubre la totalidad de la red en el territorio peruano. Los procesos de cartografía son escenarios privilegiados de la cooperación interdisciplinaria: institutos militares, archivos históricos y religiosos, registros hidrológicos, meteorológicos, aerofotogeográficos y medioambientales. El proyecto se va nutriendo con cruces de información. Hasta hoy, 42 sitios han sido ex-

Anexo V: Cuestionario de especialistas para la «1ª Reunión Técnica Regional Qhapaq Ñan - Camino Inca»; pp. 126-130. Los resultados analizados no incluyen la información sobre Ecuador.

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cavados, 22 topografiados, 11 puestos en valor, 2000 km en las cuatro mega regiones; 50 arqueólogos trabajan en el proceso, rastreando todo tipo de evidencias a través de las crónicas de los S. XVI y XVII, los escritos de los viajeros de los S. XVIII, XIX y XX, hasta llegar a los textos de Hyslop en la década de los 80. Otros países como Colombia comenzaron procesos liderados por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia que, si bien no llevan en su título la denominación de Qhapaq Ñan, están ensayando metodologías y reglamentos legales y técnicos, que sin duda van a resultar de gran valor para los demás caminos, en cuanto a la protección e identificación de redes camineras prehispánicas y coloniales. Los aspectos inmateriales del camino (topónimos de lengua quechua, evidencias arqueológicas de restos de camélidos, restos de conchas de spondylus traídos de la costa ecuatoriana y encontrados en las tumbas de Nariño, o los registros en fuentes históricas de los Yanacoyas) documentan implícitamente, formas de expansión del mundo incaico, aunque no existan vestigios arqueológicos hasta ahora descubiertos. El bien patrimonial en Colombia es un bien de naturaleza intangible, si bien es cierto que las investigaciones arqueológicas podrían revelar el uso y trazado de las vías de comunicación en época prehispánica. La región es muy montañosa, de ríos profundamente encañonados en el nudo de Pasto, separada de la Meseta de Popayán por el río Patía. La zona está seriamente afectada por la confrontación armada que sufre el país, con intensa actividad guerrillera y paramilitar. En Chile se ha constituido un grupo de trabajo interdisciplinario de especialistas en el tema incaico y de profesionales de medio ambiente, de representantes de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, de la Corporación Nacional Forestal, del Servicio Nacional de Turismo y de entidades de desarrollo social como FOSIS (Fondo Nacional de Solidaridad y de Inversión Nacional), unidos en el esfuerzo, para sistematizar la información recogida por las numerosas instituciones necesariamente involucradas.

En el caso de Bolivia, la Dirección General de Arqueología (DINAR) se ha encargado de los trabajos de registro de los sitios arqueológicos asociados al Camino, y ha comenzado procesos de recuperación y puesta en valor de secciones del mismo: Camino Takesi, Choro, Yunga (tránsito del altiplano al trópico), Cruz y la Ruta del Oro, pero no se cuenta, hasta el momento, con levantamientos topográficos o geo-referenciales de los caminos en su territorio. La falta de conocimiento sobre el trazado del Qhapaq Ñan en Bolivia es lo que motiva al país, para avanzar en un proceso que va a sacar del anonimato a tan rico patrimonio. La Argentina tiene una extensa historia de investigación en la temática inca en general, y en el Qhapaq Ñan en particular. Son numerosos los trabajos de campo que incluyen prospecciones intensivas, excavaciones, relevamientos planimétricos y topográficos. El Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación, está llevando a cabo un registro nacional de sitios arqueológicos que incluye los establecimientos incaicos y el Qhapaq Ñan. Asimismo, en la Administración de Parques Nacionales se realiza el «Registro Nacional de recursos culturales» en áreas naturales protegidas. Argentina va a conformar un Comité Nacional Interdisciplinario e Interministerial, un Comité Interprovincial y Comités Provinciales Interdisciplinarios. Ya hay varios equipos que están realizando investigaciones en diversas temáticas relacionadas con el patrimonio cultural del Qhapaq Ñan, que incluyen entre otras: arte rupestre, estudios urbanísticos, excavaciones sistemáticas de sitios, textiles, etnohistoria, narrativa oral, etc.

LEGISLACIÓN: TIPOS DE FIGURAS DE PROTECCIÓN PARA EL CAMINO; LOS CAMINOS Y SUS PATRIMONIOS CULTURALES/NATURALES ASOCIADOS. REGLAMENTOS ESPECIALES En general, los cuestionarios dejan entrever que se carece de figuras específicas de protección para los

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Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino y el proceso de su candidatura

paisajes lineales o itinerarios culturales; sin embargo, dos ejemplos pueden servir para abrir el debate: la figura específica de protección de itinerarios culturales en Argentina, y el inventario e investigación de los caminos de herradura en Colombia. Las leyes de protección del Qhapaq Ñan como bien cultural son las leyes generales de protección del Patrimonio Nacional de cada país. En Perú la Ley 24047, así como la Ley Nacional de Patrimonio Cultural, dota de marco de protección al Camino, a los caminos y a sus patrimonios culturales asociados. Existen sin embargo en el territorio peruano, los reglamentos de uso del Camino Inca de Machu-Picchu que regulan el uso público de aproximadamente 30 km de tramo entre Ollantaytambo y Machu-Picchu. En el caso de Colombia, la Ley Nacional de Cultura 397 es el instrumento para declarar Bien de Interés Cultural, pero además existe otro instrumento jurídico de protección: Red de Caminos de Herradura (por ejemplo, los caminos coloniales del Departamento de Cundinamarca). En Argentina la Ley Nacional Nº 25743 de Protección del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico, y el organismo encargado de su aplicación (Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano), así como la Ley 12665: Declaración de monumento histórico nacional, lugar y sitios de interés histórico-artístico, bien histórico-artístico, conjunto de interés histórico-artístico (a través de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos), son los marcos jurídicos que declaran y protegen los bienes culturales de la nación. Sin embargo, en el caso del proyecto que ahora nos ocupa, la Ley 22.351 / 80: Ley de parques y reservas nacionales y monumentos naturales, en conjunción con su Reglamento para la Conservación del Patrimonio Cultural en Jurisdicción de la Administración de Parques Nacionales y Política de Manejo de Recursos Culturales (Resolución 015/01), resulta esencialmente importante, ya que desde la legislación ambiental se provee, al Camino y a sus paisajes, de un marco de protección y gestión de carácter integrador, fundamental para la dimensión y naturaleza de este proyecto.

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DEFINICIÓN DEL BIEN PATRIMONIAL QHAPAQ ÑAN Hasta el momento, el bien se encuentra inscrito en la Lista Tentativa de los siguientes países: Argentina: C (Paisaje Cultural) (ii) (iii) (iv) Bolivia: C (i) (ii) (iii) (iv) Perú: C (ii) (iii) (iv) (v), (vi) Entre las informaciones recogidas, los especialistas tienden a identificar el Qhapaq Ñan de manera general con el territorio del Tahuantinsuyo y los cuatro cuadrantes del Imperio Inca: el Camino estructura el territorio incaico. El Tahuantinsuyo o Imperio Incaico, se dividía en cuatro cuadrantes. La división noroeste o Chinchasuyu incluía la mayor parte del Perú Central y Norte, Ecuador y Sur de Colombia. El cuartel o provincia sudoeste era el Kuntisuyu que abarcaba la costa en el Perú Central. Sobre las laderas de la selva oriental se extendía el Antisuyu hacia el nordeste y sudeste. La provincia más grande, el Kollasuyu, hacia el sur, incluía la cuenca del lago Titicaca, la mayor parte de Bolivia, las tierras altas de Argentina hasta la provincia de Mendoza, y la mitad norte de Chile. Los Caminos andinos tendían una trama que hacía posible un Imperio. A lo largo del Imperio del Tahuantinsuyo, el Qhapaq Ñan surca un territorio que enlaza diversos pueblos, regiones y ecosistemas de los Andes, conformando la vía de comunicación o «corredor», reflejo de la compleja, efectiva e integradora organización del estado. El sistema vial incaico, con sus caminos de la costa, de las tierras altas y una gran red de caminos secundarios y transversales, unía todas y cada una de las tierras, posibilitando su administración y la comunicación entre cada población del imperio. Los diferentes itinerarios dan cuenta de los espacios y sus recursos complementarios, de los diversos establecimientos asociados y de las actividades e infraestructuras desarrolladas: puentes, poblados, fortificaciones, tambos, depósitos, minería, agricultura, etc.


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El Qhapaq Ñan se identifica como corredor del imperio, el Gran Camino Troncal de la Sierra, auxiliado por caminos secundarios o transversales. Desde el inicio se registra como un recurso lineal, integrador de paisajes, de valores patrimoniales, históricos, sociales, científicos, económicos, y de las cosmovisiones asociadas a todos esos valores. Se define como corredor que enlaza espacios culturales de complementariedad económica, en relación con los distintos pisos ecológicos. Es necesario tener en cuenta la necesidad de recopilar todas las evidencias posibles, más allá de lo visible o recuperable por metodología arqueológica. Los países, por consenso, han autorizado que el Camino Principal Andino, presente en una vasta porción de la América Andina, sea portador de un significado históricoantropológico y de una oportunidad excepcional de integración de valores culturales compartidos. La magnitud crucial de esta red de interrelación y su recorrido a lo largo de valles profundos, sierras altas, montañas nevadas, pantanos, roquedales y ríos torrentosos, constituye un recurso cultural que permite incorporar la valorización de la diversidad de ambientes o recursos naturales representados por el entorno que atraviesa. La noción de «recurso lineal» —el camino—, integrada a la de «paisajes» —el camino y los ambientes circundantes— constituyen elementos teórico-metodológicos que van a servir para la identificación, la protección y el manejo de este patrimonio asociado. Argentina convino desde el inicio, sobre una estrategia cercana a la propuesta de Manejo Bio-regional de ecosistemas, referido al concepto de «núcleos»: definidos éstos, como aquellas áreas identificadas como integrantes o continentes de unidades naturales y culturales relacionadas, que poseen alto valor para la renovación de las relaciones y procesos, que sustentan la biodiversidad y la diversidad cultural de los ecosistemas. Los núcleos y los corredores conformaban en la época del Imperio, una matriz de gran amplitud geográfica, que representaba el espacio global, con sus características de diversidad y variedad ecosistémica. Los caminos entrelazan multiformes valores históricos tanto por la magnitud como por la calidad

del recurso, representativo del más complejo y extenso sistema cultural sudamericano prehispánico, ligado al desarrollo del espacio americano andino y a la vida de las sociedades actuales. Sin embargo, la visión compartida por los países, no es una visión historiográfica, sino que unánimemente consideran al patrimonio del Camino como «posibilitador» del desarrollo social y económico de las actuales y futuras sociedades involucradas. El Camino constituye un elemento crítico de la realidad de los estados cordilleranos sudamericanos, que, a través de este recurso patrimonial, pueden reconocer y reconocerse en la identidad de un pasado común, sobre el cual es posible planificar y construir las relaciones actuales, hacia un desarrollo humano proyectado al futuro. El conjunto de unidades arqueológicas, que comprende el recurso cultural, representa un potencial de alto valor científico, por el conocimiento e información que provee, tanto para la comprensión de los sistemas culturales del pasado, como para el estudio de las relaciones del hombre con el medio, dentro de una amplia diversidad de ambientes vinculados y, consecuentemente, hacia el entendimiento de los procesos que conformaron la fisonomía actual. La necesidad de conservación y uso sustentable de tal patrimonio cultural se pone de manifiesto en el amplio espectro de los importantes valores que contiene, cuyo reconocimiento, mantenimiento y utilización en forma conjunta, no sólo garantizará el manejo y preservación homogéneos de los mismos, sino que también constituirá un importante factor de crecimiento para la región. Actualmente, en los países se han propuesto criterios agrupados según las metodologías de registros; el esquema que se presenta a continuación responde a dichos criterios. En cuanto a los caminos y su localización geográfica: • Camino Troncal de la Sierra • Caminos transversales hacia la Costa • Camino Costero • Caminos de penetración en la Amazonía

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Según su diseño constructivo: • Caminos principales (pavimentos y parapetos) • Caminos secundarios (guijarros, arena) • Senderos de chasquis Rasgos estructurales/trazado: • Despejado • Despejado y Amojonado • Encerrado por muros • Empedrado • Adoquinado • Escalonado • Rampas • Talud/es de contención • Asociados: Túneles y Puentes • Adecuaciones coloniales, adecuaciones republicanas, etc. En cuanto a la tipología de asentamientos asociados: (arquitectura doméstica, edificios administrativos, sitios ceremoniales, lugares de extracción minera): • Tambos • Pukaras • Plataformas ceremoniales (Ushnus) • Terrazas de cultivo asociadas • Centros Administrativos/Kalancas • Santuarios en Altura • Establecimientos mineros • Arquitectura militar defensiva • Molinos • Capillas coloniales Argentina propone una guía-registro para el Qhapaq Ñan, la red vial y el patrimonio cultural asociados: Categorías taxonómicas 1. Red vial 2. Posición geográfica y ecológica 3. Tipo de emplazamiento y relación topográfica 4. Patrón de instalación 4.1. Registro infraestructural cualitativo (rango edilicio)

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4.2. Registro infraestructural cuantitativo (tamaño edilicio) 5. Registro no infraestructural 5.1. Cualitativo (rango del registro) 5.2. Cuantitativo (intensidad del registro) 6. Situaciones de contacto 6.1. Sitio Inca con indicadores mobiliarios locales 6.2. Sitio Inca con indicadores locales más alóctonos 6.3. Sitio Inca al pie o frente a sitio receptor 6.4. Sitio Inca inscripto dentro de un local 6.5. Sitio local con indicadores mobiliarios Inca, más red vial 6.5.1. Registro en unidades constructivas funerarias 6.5.2. Registro en unidades constructivas habitacionales En cuanto a la declinación del registro de la Red Vial, se propone el siguiente: 1. Camino despejado: el más frecuente cuantitativamente. Se observa la típica «rastrillada», producida por la simple limpieza o por el tráfico pedestre. 2. Despejado y amojonado: Calzadas, que de trecho en trecho, poseían hileras de piedra sin llegar a constituir un muro. 3. Encerrado por muros: el camino atraviesa una población quedando bordeado por los muros de los recintos 4. Empedrado: sectores en cuyo piso fueron dispuestas piedras o lajas con diferente grado de regularidad y no muy cuidada terminación 5. Adoquinado: mayor regularidad en la selección y ensamble de las piedras o lozas del piso y cuidada terminación. Ausente en Argentina. 6. Adoquinado con desagüe: se le daba una convexidad al piso que permitía escurrir el agua. Ausente en Argentina 7. Escalonado: construcción de escalinatas que sortean las irregularidades del terreno.


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8. Con rampa: en sectores con pendiente se atenuaba la misma mediante su retoque o por relleno de piedra y ripio. 9. Con talud de contención: servía de refuerzo a sectores del camino en zonas abruptas.

EL QHAPAQ ÑAN Y EL PATRIMONIO NATURAL ASOCIADO Es recurrente en todos los países que el Camino atraviesa, la existencia de: Parques Nacionales, Reservas Nacionales, Monumentos Nacionales y Áreas Silvestres Protegidas. Sólo en Perú los caminos principales andinos prehispánicos surcan 56 espacios naturales protegidos. Únicamente Perú cuenta con una legislación específica para sitios naturales sagrados. En relación con los sistemas de protección nacionales, países como Argentina han avanzado, a partir de la ley de patrimonio natural, que preserva espacios culturales insertados en áreas naturales protegidas. Mientras que en Argentina el contexto de protección integrador proviene del ámbito de las autoridades medioambientales, en el caso de Bolivia el proyecto se inserta primordialmente en las responsabilidades del ViceMinisterio de Cultura. En Chile por ejemplo se ha avanzado con la categorización de nuevas figuras de protección como en el caso de los lugares sagrados, las áreas silvestres protegidas privadas y las áreas de desarrollo indígena. Áreas protegidas naturales como el Parque Nacional Lauca, la Reserva Nacional de las Vicuñas, y el Parque Nacional de Hullaillaco están en directa relación con el Qhapaq Ñan. En el caso argentino, en términos de patrimonio natural, el bien Qhapaq Ñan se encuentra representado en tres áreas del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Estas tres áreas corresponden a la categoría de Parque Nacional. Ellas son: el Parque Nacional Los Alisos, el Parque Nacional San Guillermo (núcleo de la Reserva de la Biosfera San Guillermo) y el Parque Nacional El Leoncito, equivalentes a la Categoría II de la UICN.

La Administración de Parques Nacionales es responsable de la conservación de los recursos naturales y culturales, y por ende de la planificación, desarrollo de programas educativos e interpretativos, y de la creación de comunidades asesoras o consultivas locales, que involucran a distintos actores sociales de las áreas aledañas a los parques, en la tarea de protección y puesta en valor de los recursos naturales y culturales. Con respecto a los bienes culturales, desde la Administración de Parques Nacionales se ha realizado un detallado relevamiento de los mismos, y se efectúa el seguimiento periódico de la evolución de los sitios arqueológicos presentes en las áreas protegidas, entre los que se encuentran tramos del Qhapaq Ñan.

COMUNIDADES INDÍGENAS DEL QHAPAQ ÑAN Las comunidades asociadas al camino son de carácter urbano, rural (costa, sierra, ceja de selva) y a veces, resultado de la evolución desde lo rural a lo urbano, en procesos que desencadenan desarraigo y nuevas fórmulas de establecer identidades grupales. Las comunidades indígenas del Qhapaq Ñan viven, mayormente, en la pobreza, sufriendo las consecuencias de su desarticulación económica y social. En general, desconocen las posibilidades del potencial de la riqueza cultural que les rodea, como forma de mejorar su calidad de vida, en un momento en que la práctica de preservación del patrimonio inmaterial se encuentra en desarrollo incipiente. En el caso de Perú existen algunas experiencias que establecen relación entre el Qhapaq Ñan (turismo, arqueología, recuperación de iconografías tradicionales populares) y la vida de la comunidad, como por ejemplo, el Proyecto Maras, el Proyecto Kuntur Wasi y el Proyecto Vilcashuamán. Son comunidades que siguen transitando el Camino, y el Camino sigue vertebrando sus relaciones sociales y económicas. Todavía falta hacer realidad el binomio: generación de desarrollo y recupe-

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ración de patrimonio en beneficio de las comunidades del Qhapaq Ñan. En el territorio peruano se destacan también los programas de revalorización y reutilización de la tecnología agrícola tradicional, como en el caso de los cultivos en Tanakas o terrazas o bien los Sukakollus o sistemas de riego por camellones. Se recuperan ciertos tipos de producciones tradicionales, aunque es más complejo restablecer los mercados tradicionales. A través del cuestionario, se ha demostrado el lento pero evidente desarrollo de proyectos que involucran a la sociedad en la preservación del patrimonio, a través de programas educativos, como es el caso de Maras en Perú, o el caso de la cooperativa hotelera en Tomarapi en el Parque Nacional Sajama (Bolivia) o en Chile, donde la práctica de puesta en valor del patrimonio, mantiene en uso una parte esencial de las formas de vida de las comunidades, por ejemplo en la provincia de Roa. En la mayoría de los países, la legislación sobre los derechos indígenas ha sido ampliamente debatida hace años en los Parlamentos Nacionales. En el caso de Perú, la Ley de Comunidad Campesina y Ley de Comunidades Nativas reglamentan la regulación de los derechos culturales indígenas. En Colombia pervive la adoración a la montaña, especialmente las cumbres nevadas del Volcán de Chiles, Cumbal y Azufral. El santuario de Las Lajas en Ipiales y las lagunas están asociados a estas creencias. Sin embargo, allí no hay ningún tipo de vinculación entre las comunidades y los registros arqueológicos asociados con lo pre-colonial. Se trata de sociedades campesinas minifundistas. La Constitución política de 1991 (Art. 7, 10, 63, 7à, 72) y la Ley 21 de 1991, Convenio 169, sobre pueblos indígenas y tribales de la OIT, crea espacios de participación y consulta; la Ley 99 de 1993 identifica la participación indígena en el manejo de los recursos ambientales en territorio colombiano. En el caso chileno, a menudo la aridez deja sin gente el camino y no siempre hay comunidades asociadas con su itinerario. La Ley N°19253 de

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1993 sobre protección, fomento y desarrollo de los derechos indígenas, también conocida como «Ley Indígena», aprueba el reglamento que regula la acreditación de la calidad de indígena, la constitución de las comunidades indígenas y la protección de su patrimonio histórico. Se ha tratado sobre todo de dar un impulso para constituir comunidades, especialmente en el ámbito rural. En Bolivia, existen muchas diferencias entre los distintos ámbitos del gobierno indígena. Las formas de gobierno se basan en el reconocimiento de un gobierno central y un poder comunal regido por autoridades originarias y sistema de elección propio, autorizados por la comunidad para defender sus derechos y gestionar la política pública ante el Poder Ejecutivo Nacional. En Argentina, los caminos están asociados con comunidades indígenas, mestizas y criollas. Persiste la lengua quechua en algunos hablantes en el sector de la Puna, en el Noroeste Argentino (Provincia de Jujuy y tal vez, en Salta) y en forma más extendida perviven ciertos aspectos de la economía como la producción agrícola-ganadera, gastronomía o artesanía textil. La Declaración de Principios de Territorio, Co-Manejo y Vínculo entre diversidad y biología, concertada entre la APN y la Confederación Mapuche Neuquina (CMN) —Resolución 204/00—, arroja iniciativas como el establecimiento del Comité de Co-Manejo para el Parque Nacional Lanín (Resolución 227/00). La naturaleza de los acuerdos implica una repartición de responsabilidades y competencias, y una clara definición entre el ejercicio de la autoridad pública y las pautas de uso, acceso, control y manejo de los recursos, además del aporte e influencia equitativa de las partes (APN-CMN) tanto en la generación y planteo de ideas, como en el posterior proceso de toma de decisiones. Otras leyes como la Ley 23.750/89 de cesión en propiedad comunitaria de la tierra a la Comunidad Mapuche Curruhuinca o la Ley 25.510/01 de cesión en propiedad comunitaria de la tierra a la Comunidad Mapuche Cayún constituyen buen ejemplo de las formulaciones de los derechos comunitarios en territorio argentino.


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TURISMO Y QHAPAQ ÑAN A excepción del caso peruano y de algunas iniciativas incipientes en Bolivia, no hay legislación turística nacional que afecte restrictivamente al Qhapaq Ñan, y que tampoco promueva el aprovechamiento turístico de dicho bien patrimonial explícitamente. No existe, en la actualidad, un producto turístico comercializado que abarque un recorrido plurinacional relacionado con el Qhapaq Ñan. Los productos turísticos accesibles en el mercado están elaborados con base en atractivos conformados por segmentos del camino del Inca o sitios puntuales, como pueden ser los testimonios arqueológicos significativos, debido a su magnitud y buen estado de conservación. En cuanto a la práctica turística asociada al Qhapaq Ñan, los reglamentos nacionales se encuentran en proceso de realización, a medida que avanzan los Planes de Ordenamiento Turístico, nacionales y locales. Los cuestionarios explicitan la escasa presencia de comisiones interministeriales de Patrimonio /Turismo. Las prácticas turísticas pertenecen a un amplio espectro de competencias: ministerios de transportes, economía y/o comercio en cada país. La imagen de marca de visita del Qhapaq Ñan, por el momento queda acaparada por el producto turístico Inca Trail, correspondiente a los 30 km, que desde Ollantaytambo, acceden al Santuario Histórico de Machu-Picchu. En Argentina, en el ámbito de la APN existen actualmente unidades asociadas al Qhapaq Ñan puestas en valor, turísticamente. El Proyecto La Ciudacita (Parque Nacional Campo de los Alisos Tucumán), si bien recibe una afluencia de visitantes con estricta autorización y control del área protegida, no ha incorporado todavía todos los acondicionamientos que pueden considerarse de «puesta en valor». Los grupos de visitantes ascienden al sitio y son guiados por personal autorizado de la localidad de El Tesoro. Las investigaciones de mercado no se han realizado, salvo en casos muy específicos y limitados, para lo que se contrata puntualmente a empresas.

En Bolivia, el aprovechamiento turístico de Qhapaq Ñan se concentra especialmente en el caso del Camino Takesi. Los campesinos aportaron mano de obra para hacer un trabajo de conservación que incluyó la señalización. La población local que ha realizado el trabajo va a recibir los ingresos, y con los fondos cubrirán los gastos que demandan su mantenimiento y protección, controlando el paso de turistas y brindándoles los servicios necesarios. En Bolivia la visita al Qhapaq Ñan tiene la voluntad de incluirse en el denominado turismo de aventura. Los paisajes culturales fueron adoptados como bienes patrimoniales en el seno de la Convención del Patrimonio Mundial Cultural y Natural en el año 1992. Desde entonces, han funcionado como categoría tipo, en la que se insertan los paisajes culturales lineales, es decir los itinerarios culturales. El concepto de ruta o itinerario cultural se ha discutido en el seno del Comité Internacional de Itinerarios Culturales de ICOMOS desde el año 1994. En la última reunión celebrada en Madrid en mayo de 2003 se avanzó en una definición que singularizará per se el itinerario cultural como categoría independiente de la de paisaje cultural. Una ruta cultural es un tipo de bien cultural caracterizado por una dinámica y funcionalidad propia a través de la historia, escenario de movimientos de personas y culturas, a través de contactos recíprocos de bienes, ideas, conocimientos, creencias y valores, durante periodos significativos de tiempo. Los itinerarios culturales han sido escenario de fértiles cruces de culturas, reflejados tanto en su patrimonio tangible como intangible. Mientras esta discusión avanza y va tomando forma en las Directrices Operativas, en los cuestionarios queda clara la voluntad de «candidatear» el bien, como un itinerario cultural de pleno derecho (paisaje cultural lineal) que atraviesa paisajes culturales asociativos o evolutivos, relictos o continuos/ contemporáneos. La Quebrada de Humahuaca es, hasta la fecha, el único paisaje andino inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial. Ocho nuevos casos de rutas culturales para la región de América Latina y el Cari-

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be esperan en las Listas Tentativas de los respectivos países. En esta Lista, el Qhapaq Ñan (Camino Principal Andino) es el itinerario con mayor recorrido espacial continental, y la mayor aventura que se presentará a la nominación, con la voluntad unánime de seis países del área Andina: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú. La evidencia y los recursos del camino son de tan variada naturaleza, como multidisciplinarios son los equipos que están trabajando en cada uno de los países. Se trata de hacer avanzar el proyecto en un acercamiento plural a la historia y a las culturas que se desarrollan al amparo del Camino. Cuando el camino pierde su traza arqueológica, su rastro se identifica a través de topónimos, lenguas vivas habladas, tradiciones, mercados, tejidos, productos agrícolas y de todas las formas posibles de patrimonio inmaterial. Una treintena de universidades en los diferentes países y alrededor de una veintena de ONGs trabajan activamente en la definición y puesta en valor del Camino. Institutos de Estadística, Agencias de Cooperación Internacionales están elabo-

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rando iniciativas que van a contribuir de algún modo, al desarrollo de proyectos de conservación y puesta en valor del camino y sus paisajes. Falta saber cómo conseguir asegurar la coordinación entre las acciones principales, para que cada actividad facilite un proceso que es de todos. El Camino ofrece una oportunidad privilegiada de relectura de una historia común. Hasta la fecha no se cuenta con un producto de conjunto impreso en los libros de texto escolares. El proyecto puede convertirse en una tribuna académica de discusión, cuyo resultado provea de contenidos al texto común de la historia para el público en edad escolar. Los países confían en el valor educativo y económico del proyecto, como factor determinante para el progreso de la región. Un elemento clave para el desarrollo social es el derivado de la recuperación y consolidación del significado histórico y actual de los lugares del Camino. Tal condición refuerza los vínculos entre las sociedades y sus ecosistemas, y aporta un entendimiento coherente de la realidad y del funcionamiento, tanto de las prácticas productivas como de las cosmovisiones.


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Riqueza y complejidad del Qhapaq Ñan. Su identificación y puesta en valor

Riqueza y complejidad del Qhapaq Ñan. Su identificación y puesta en valor Victoria Castro

El Proyecto Qhapaq Ñan es por naturaleza «panandino». Este aspecto se refiere tanto al territorio que cubre, como al sustrato cultural, rico y diverso, que el Tahuantinsuyo organizó a su propia escala y a través de diferentes instituciones nacidas del viejo ayllu andino. No obstante, para lograr esta unidad, fue necesario emprender una vasta empresa de ingeniería, que hoy se conoce como Qhapaq Ñan. Algunos tramos, en sus trazados básicos, particularmente ramales del camino principal, pueden ser herencia de las sociedades que precedieron a los Inka, tales como Chimú, Wari1, Tiwanaku y los Señoríos Altiplánicos «circuí-titikaka» que ampliaron sus dominios hacia el sur. En otros lugares como el ámbito puneño, que compromete la vertiente occidental, en Chile, y la oriental en Argentina, especialmente en Atacama, los pueblos pre-incaicos pareciera que no hubieran realizado inversiones significativas en la construcción de caminos2, pero los senderos, sí inspiraron a los Inkas para establecer ramales interregionales. Por lo tanto, el Qhapaq Ñan es, principalmente, producto de una filosofía y estrategia expansiva, que va mucho más allá de sus componentes físicos.

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Ver Schreiber, 1991. Cf. Nielsen, 2003. 3 Hyslop, 1992. 4 Avilés, 2001 MS. 5 Ver Raffino, et al, 1991. 2

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El territorio que cubre el sistema de la red vial Inka es un escenario de paisajes culturales diversos, articulados longitudinalmente, a través de miles de kilómetros. Una sola gran obra planificada para unir espacios. Una ruta para el tráfico y circulación de bienes entre distintos pisos ecológicos y en distintas latitudes, conformada una vez que el Tahuantinsuyo logró establecer los arreglos políticos con los diferentes pueblos involucrados. La gran red vial, desplegada desde el sur de Colombia hasta Chile, atravesó desiertos, sierras y la alta puna, surcando, en algunos lugares, valles bajos cercanos al Pacífico como el llamado «Camino Inka Costero»3. En un esfuerzo mayor, penetró la selva, con caminos amplios y empedrados, como el caso del camino del Choro en Bolivia4 y las rutas al Zenta en las selvas occidentales argentinas5. Pero el Qhapaq Ñan fue, en realidad, el sistema vial que articuló asentamientos locales, que estableció una arquitectura directamente asociada como los «chaskiwasi», los tambos y las «paskanas», que marcó y sacralizó el paisaje a través del arte rupestre y de los adoratorios de altura. Constituyó eso y


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mucho más, si se distingue lo que le interesó específicamente a cada territorio que surcó. En la década de los años 80 e inicios de los 90, John Hyslop recorrió y describió finamente, doce tramos de caminos Inka entre Ecuador y Argentina, aduciendo que solamente estaba documentando un 5% de los más de 20.000 km identificados hasta ese entonces6. Después de este informe, paralelamente surgieron unos equipos en varios países y regiones andinas, para estudiar el Qhapaq Ñan, algunos de los cuales aún mantienen su dedicación por este tema. Cada tramo que se descubre o estudia sugiere nuevas preguntas. Sin embargo, Hyslop no sólo nos legó un trabajo detallado, sino también una buena metodología que es ineludible, y además, temas por resolver en la medida en que se avance en el conocimiento del Qhapaq Ñan. Así como cada región presenta su diversidad y riqueza, lo que llamamos Qhapaq Ñan se va construyendo físicamente de diferentes modos, aunque estructuralmente sigue ciertos principios básicos que lo hacen reconocible. De esta forma, el camino podría haberse construido por despeje de piedras y llegar a alcanzar hasta 6 metros, aunque lo más recurrente es un ancho de 4 metros. En otros tramos, el camino se diseñó sobre sustratos rocosos que se hoyaron con el uso. Es común para solucionar pendientes inclinadas, el uso de escalinatas y muros de contención y retención. Algunos caminos han requerido invertir una cantidad de trabajo considerable en cantidad y calidad, puesto que han sido empedrados, con piedras elaboradas. Aunque en la planificación Inka se considerara un ideal la rectitud de los caminos, el principio nunca fue rígido, ya que el Qhapaq Ñan se adapta a las condiciones naturales y culturales de cada zona. Es así como se puede apreciar que una vía que nace formalmente con un ancho de 4 a 5 metros, puede, de acuerdo con el terreno y paisaje que atraviese, convertirse en algunos tramos, en un sendero de no más de un metro de ancho. La importancia resi-

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de en la circulación, pero también en distancias, no disturbando asentamientos locales y otra serie de consideraciones que obedecen a normas de buena convivencia. Desde el punto de vista cultural, todos los caminos se construyeron para acceder a recursos y sitios apreciados, pero muy especialmente para comunicar poblaciones, que en este caso particular, representaban una vez dominadas, fuerza de trabajo convenidas por arreglos diplomáticos cuando fuera posible. A su vez, los caminos Inka articularon sitios de diferentes funciones, como por ejemplo, lugares ceremoniales, como los adoratorios de altura; económicos, como las minas; sitios agrícolas y áreas de vegas y provisión, para abastecer a los camélidos con buena alimentación y agua. También fueron necesarios para apoyar las acciones de la burocracia administrativa que los propios Inkas desarrollaron. Entre la arquitectura asociada, la más significativa por la regularidad de su presencia, y estrechamente relacionada con el camino, son los tampu o tambos, que denotan rasgos singulares del diseño arquitectónico y constructivo Inka, como las formas de los vanos y el doble muro. Lo mismo sucede con las apachetas. Estos tampu, que articulan tramos del camino, requerían ciertas condiciones ambientales para ser emplazados, entre las cuales la cercanía al agua y al recurso forrajero eran las más perentorias. Casi parecía ser una norma no alterar en lo posible los asentamientos locales, pero sí poder recurrir a su gente. No obstante estas regularidades, es preciso tener en cuenta que el sentido práctico de la tradición andina estuvo presente, y es por ello que no se puede encontrar una composición arquitectónica clásica en todas las regiones. Sin embargo, las asociaciones de diferentes tipos de materialidades, y su recurrencia, ayudan a identificar lo Inka, desde lo imperial a lo local. Así podríamos decir que existe al menos, lo Inka clásico, Cusco céntrico, o Impe-

Hyslop, 1984, 1992.

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rial; lo Inka Provincial, con el sello de cada «suyu»; y lo Inka local. Por otra parte, se encuentran rasgos que claramente son más acentuados en ciertas regiones como los adoratorios de altura, los que se concentraron en el Kollasuyu y que naturalmente, requirieron caminos de acceso. Éstos no siempre resultan monumentales, pero habitualmente la «Capacocha» y / o sus ofrendas en la cumbre, sí lo son. Asimismo constituyen un buen ejemplo de dónde se congregaba la mayor cantidad de energía humana. Un tema directamente asociado al Qhapaq Ñan se refiere a la construcción de puentes que unieron tramos, los que fueron levantados de distintas materias primas como piedra o madera, esta última ensogada con cuerdas de fibra vegetal o animal. Dichos puentes constituían un acceso fundamental en el momento de cruzar profundas quebradas entre altos planos.

MARCO REFERENCIAL Y METODOLOGÍA DE ESTUDIO. UN APORTE AL ESTUDIO DEL QHAPAQ ÑAN A PARTIR DE UNA EXPERIENCIA REGIONAL7 Actualmente, podemos asumir que los paisajes son fruto de sistemas de valores asociados a grupos humanos específicos8. En este ámbito, uno de los aportes que más apreciamos para estudiar el Qhapaq Ñan, es la comprensión del paisaje como construcción cultural. Podemos considerar el paisaje como un conjunto significativo de normativas y convenciones, por medio de las cuales los seres humanos le otorgan sentido a su mundo. Como construcción cultural, los paisajes se encuentran insertos en relaciones espacio-temporales, en las cuales los individuos se forman y reconocen. El paisaje

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Castro et al; 2000. Cf. Hodder et al, 1987; Wagstaff 1987. 9 Castro, V. et al, op. cit. 10 Ibid 11 Cf. Tilley, 1994. 8

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es tan fundamental en la configuración social, que su conocimiento permite crear y reproducir diferentes estrategias para su inserción en el mundo y su relación con los otros9. Los seres humanos han otorgado a su paisaje una toponimia propia, llena de sentido, que constituye un conjunto de lugares relacionados e integrados por caminos, poblaciones móviles y narrativas, donde expresan sus percepciones y emociones. Es una topografía a la que se le ha conferido humanidad, transformándola en un código cultural relacionado con la vida. Para la gente de la región, el paisaje está investido de poderes mágicos10. Así humanizado, es un sistema de gran significación, a través del cual, la sociedad se reproduce y se transforma11. Al mismo tiempo, el tema de los paisajes culturales y sus diferentes categorías ha sido preocupación, no sólo de las corrientes post-procesuales y estructuralistas de la arqueología, sino también de los temas patrimoniales de la humanidad, que han tenido en la UNESCO, con la organización de talleres de trabajo, su principal exponente. En 1996, la UNESCO, ofreció una serie de conceptos vinculados con este tema, con el fin de promover el reconocimiento de esta categoría y contribuir a salvaguardar patrimonios en peligro a nivel mundial. Entre otros, considera que los paisajes culturales representan trabajos combinados del hombre y de la naturaleza; son ilustrativos de la evolución de la sociedad humana y del asentamiento, a través del tiempo, bajo la influencia de oportunidades presentadas por el ambiente natural y por sucesivas fuerzas sociales, culturales y económicas. Por ello, el término «paisaje cultural» involucra una diversidad de manifestaciones de la interacción entre la humanidad y su medio ambiente. Los paisajes culturales de las sociedades tradicio-


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nales reflejan, a menudo, técnicas específicas de desarrollo sustentable del uso de la tierra, y una determinada relación espiritual con la naturaleza. Su protección puede contribuir para perfeccionar las técnicas modernas en el uso de la tierra, y mantener o promover valores positivos relacionados con el paisaje. Los paisajes culturales, según lo que establece la UNESCO, comprenden varias categorías. Dos de ellas son significativas para el objeto en estudio. Una corresponde al concepto de (1.) «paisaje evolucionado orgánicamente». Éste resulta de imperativos religiosos, políticos, sociales y económicos, y se ha desarrollado por asociación con el ambiente natural. Contiene a su vez, dos subcategorías, una de las cuales constituye el «paisaje relicto», que se define por un proceso evolutivo que llegó a su término en algún momento del pasado, pero que, no obstante, sus rasgos distintivos aún pueden distinguirse materialmente. La otra subcategoría remite al concepto de (1.2.) «Paisaje de continuidad», que es aquél que mantiene un rol social activo en la sociedad actual, fuertemente relacionado con un modo de vida tradicional, y cuyo proceso evolutivo aún sigue en desarrollo, exhibiendo una evidencia material significativa por su permanencia en el tiempo. La otra categoría es el (2) «paisaje cultural asociativo», que se define en virtud de fuertes alianzas religiosas, artísticas y culturales con el ambiente natural12 y su significación en la vida actual de las personas. Ninguna de estas categorías y subcategorías son necesariamente excluyentes entre sí. Pareciera que todas estas formas de paisajes culturales coexisten en los territorios por los que pasa el Qhapaq Ñan y del cual forman parte. Estos paisajes podrían ser impactados por efectos de planes regionales, mediante acciones como extracción de sus aguas, deterioro severo de su valor científi-

co y al mismo tiempo patrimonial, alteraciones sobre los asentamientos humanos y la vida misma de las comunidades, entre otros13. Todo ello obliga a un trabajo urgente. Por otra parte, uno de los temas poco investigados en los Andes, y cuyo estudio se recomienda fomentar, es el de las «rutas», una forma de paisaje cultural andino, dispersa por este gran territorio, pero que permite avanzar más en el concepto de inter-regionalidad. En otras palabras, por medio de los paisajes culturales es posible rescatar y consolidar vínculos entre distintas comarcas de los Andes14. La construcción social del paisaje comunica, a partir de los relatos orales sobre los antepasados o poblaciones foráneas que se establecieron en la región, elementos que son esenciales para el objetivo y la metodología de su estudio. La construcción imaginaria del paisaje se realiza, principalmente, por medio de la memoria tradicional. Ésta es una cuestión que se asocia a la estrategia de investigación, puesto que la memoria histórica de los pueblos originarios tiene un valor insospechado, para comprender elementos arqueológicos, pero particularmente, para orientar las investigaciones arqueológicas y generar reflexiones acerca de su activa significación en el pasado y en el presente. Ello denota la integración del concepto de «paisaje cultural asociativo»15. El análisis de estos relatos elaborados con estrategias cruzadas desde la arqueología, el presente etnográfico, la etnohistoria y la historia, así como el trabajo con diccionarios de lenguas nativas y geográficos, documentos fotográficos y cartografía histórica, pueden permitir avances significativos en el conocimiento de la topografía, de los caminos y senderos, como también en la comprensión de la ideología y de otras esferas involucradas con la realidad.

12

UNESCO, 1996. Castro, V., 1998. 14 Mujica, 1998. 15 Castro, et al, op. cit. 13

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Una acabada prospección de las rutas, con apoyo de informantes locales que ilustren sobre aspectos de toponimia, donde haya abundancia de nombres que tienen directa relación con el Inka, las tradiciones y los mitos locales de esta misma filiación, sería muy útil para abordar el conocimiento de un componente esencial en las relaciones del ser humano con el paisaje que habita, y que tiene que ver con su domesticación, a través de su experiencia, su uso y explotación16. Por ello, transitar por territorios andinos es acercarse a una red de senderos y caminos que no son sino el reflejo de esa particular forma de explotar el medio, relacionarse, y más aún, intentar comprender la cosmología de los pueblos, es decir, la manera de penetrar en su entorno.

SUGERENCIA METODOLÓGICA17 Para cuantificar el camino del inka y prever riesgos de confusión con otros caminos de tiempos coloniales y republicanos que aprovecharon su trazado, se sugiere el uso de cartografía 1:250.000 y, cuando sea posible, 1:50.000, así como fotografía aérea. Se debiera utilizar en todas las prospecciones GPS, que permite datos precisos y estándares. Esta nueva técnica de los Sistemas Globales de Posicionamiento Satelital (GPS), utilizada en terreno, junto con el análisis cartográfico y el registro de elementos asociados a las rutas, permite trabajar los datos en gabinete con un Sistema de Información Geográfico (SIG). El SIG es un conjunto organizado de información o registro computacional, diseñado para almacenar, analizar y mostrar en forma eficiente, toda la información geográfica, pues permite integrar cada rasgo cartografiado, y relacionarlo con registros de otra base de datos. Esta integración ofrece la perspectiva de un análisis espacial detallado, ca-

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paz de incluir preguntas como, ¿dónde está? (algo), ¿cuán lejos?, etc. Como los datos del SIG se ordenan por estratos y cada uno de ellos contiene un solo tipo de información, éstos pueden superponerse (por ejemplo, sobre un mapa de suelos, de cobertura vegetal, de sitios arqueológicos, de sistema vial, etc.). Este tipo de análisis es posible, porque el SIG da cuenta de referencias geográficas, por medio de un sistema de coordenadas del «mundo real» (latitud, longitud, UTM). Se debieran realizar mediciones detalladas de las diferentes rutas y rasgos asociados, además de todos los datos referenciales que necesiten obtenerse con el GPS. Se sabe que al menos dos grupos de trabajo vinculados al estudio del Qhapaq Ñan, uno en Chile y otro en Cusco18, están utilizando esta metodología para el estudio de tramos del camino principal. El registro de los rasgos asociados se podría realizar con una ficha general y una específica, según sea el caso (por ejemplo, arte rupestre, arquitectura) consignando la particularidad de su adyacencia al camino o sendero en estudio. También deberían consignarse los rasgos sobresalientes del paisaje natural, vinculados con las rutas. Siempre es necesario el registro fotográfico, dibujos de planta para la arquitectura y dibujo técnico para el arte rupestre. Este acopio de datos podría hacerse por cuadrículas dirigidas, o muestreo al azar, dependiendo de la naturaleza del espacio susceptible de análisis y de su potencial informativo. En gabinete, se analizarán los materiales de las recolecciones de superficie. Otros restos exhumados no alfareros, que puedan presentarse eventualmente, serán examinados y descritos, de acuerdo con metodologías y técnicas ad hoc orientadas por especialistas. Estas sugerencias están abiertas a nuevos aportes, pero se percibe como ineludible la utilización de una misma metodología siempre que

Ver Castro y Varela, 2000 Ibid. 18 Presentación Proyecto Qhapaq Ñan - Cusco, en Reunión Temática Lima, abril de 2003. 17

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sea posible. No se recomienda la realización de excavaciones extensivas de los rasgos asociados al camino, sino su despeje para facilitar visibilidad en caso de ser necesario. Demás está decir que el Qhapaq Ñan cumple con todos los criterios de valor universal establecidos para bienes culturales, por la convención de Patrimonio Mundial Cultural y Natural tal como fuera señalado detalladamente por la delegación chilena en la reunión del Qhapaq Ñan, realizada en Lima19.

RIESGOS Y DIFICULTADES EN EL PROCESO DE NOMINACIÓN EN EL ÁMBITO INTERNACIONAL En principio, minimizar los riesgos, depende en parte, del compromiso que adquieran los países miembros del proyecto. Al igual que en tiempos del Inka, actualmente, los países involucrados son muy diferentes, particularmente en términos de manejo del patrimonio. Por ejemplo, Perú cuenta con el Instituto Nacional de Cultura considerado casi como un ministerio, con una presencia efectiva en todo el país, con funcionarios de origen local, que perciben sueldo del Estado peruano, y que son los encargados de velar, de manera efectiva, por el patrimonio.

La realidad es diferente en Chile, donde el consejo de Monumentos Nacionales obliga la protección de los sitios arqueológicos, por parte del Ministerio de la Ley, pero no cuenta con el personal necesario para el manejo y gestión de los sitios, con la excepción del apoyo de la Corporación Nacional Forestal en casos especiales, y de los pueblos originarios, a los que se les delega funciones de administración de los sitios arqueológicos. Probablemente esta situación difiera, en cada país, en otros aspectos. Sin una clara delimitación, protección legal y gestión de los sitios arqueológicos y la integración y coordinación de expertos, de instituciones y de autoridades, no sería posible alcanzar la meta propuesta. Ello incluye buscar la armonía para el manejo de los sitios fronterizos. Es necesario que las medidas de protección y mantenimiento dependan de las normativas u orientaciones presentadas por la UNESCO, y que obedezcan a políticas transversales de los Estados Miembros de la Convención del Patrimonio Mundial, con el fin de que esta tarea no pase a manos privadas. Hay otros temas sensibles que requieren la voluntad de generar entendimiento entre los especialistas y los pueblos que sean afectados por esta puesta en valor. Un tema de educación mutua, en el trato y en el entendimiento.

REFERENCIAS Avilés, S.; Arqueología de Caminos. La ruta La Paz-Coroico, Vía Checura Tesis para optar al grado de Licenciada en Arqueología. Título profesional de antropóloga. Universidad Mayor de San Andrés, La Paz; 1998. Castro, V.; Ayquina y Toconce. Paisajes Culturales en el Norte Árido de Chile. Conferencia presentada en la Reunión Temática Paisajes Culturales en los Andes. Reunión de Expertos, Arequipa y Chivay, organizada por la oficina de la UNESCO en Lima y el Centro del Patrimonio Mundial, UNESCO; 1998. Castro, V. C. y V. Varela; Los caminos del «Re Inka» en la Región del Loa Superior. Desde la Etnografía a la Arqueología. Actas del XIV Congreso Nacional de Arqueología Chilena, Tomo I: 815-839. Copiapó; 2000. ——; Entre la Oralidad y la Arqueología. Senderos y Caminos prehispánicos entre el Loa y Atacama. Proyecto FONDECYT 1011006; 2000.

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Consejo de Monumentos Nacionales, 2003.

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Criado, F.; Límites y posibilidades de la Arqueología del paisaje. Revista de Prehistoria y Arqueología 2: 9-55; 1998. Hyslop J.; The Inka Road System. Academic Press, London;1984. ——; QhapacNan. El sistema Vial Inkaico. Instituto andino de Estudios Arqueológicos, INDEA, Lima; 1992. Hodder, I; M. Shanks; V. Alexandri, V. Buchli; J. Carman, J. Last Y G. Lucas (eds.); Interpreting Archaeology: finding meaning in the past. Routledge, London; 1997. Mujica, E.; Informe Final de la Reunión Temática Paisajes Culturales en los Andes. Reunión de Expertos, Arequipa y Chivay. UNESCO/ WHC; 1997. Nielsen A.; Por las rutas del Zenta: Evidencias Directas del Tráfico Prehispánico entre Humahuaca y los Yungas. Ortiz y Ventura eds. La mitad verde del mundo andino. Investigaciones arqueológicas en la Vertiente Oriental de los Andes y las Tierras Bajas de Bolivia y Argentina: 261-284. Red de Editoriales de Universidades Regionales. Universidad Nacional de Jujuy; 2003. Raffino R., A. Nielsen y R. Alvis; El Dominio Inka en dos secciones del Kollasuyu: Aullagas y Valle Grande (Altiplano de Bolivia y Oriente de Humahuaca). El imperio Inka. Actualización y Perspectivas por Registros Arqueológicos y Etnohistóricos: 97-150. Editorial Comechingonia, Córdoba; 1991. Schreiber K.; The association between roads and policies: evidence for Wari roads in Peru. En Ancient roads networks and settlement hierarchies in the New World: 243-252 Cambridge University Press, N.Y.; 1991. Tilley, C.; A phenomenology of lanscape: places, paths and monuments. Berg Publishers; Oxford; 1994. UNESCO; Report of the expert meeting on European Cultural Lanscapes of oustanding universal value. Bureau of the World Heritage Committee, Viena; 1996. Wagstaff, J.M. (ed.); Lanscape and Culture. Geographical and Archaeological Perspectives. Basil Blackwell, Oxford; 1987.

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Riqueza, complejidad y riesgos de los programas de conservación, valoración y manejo del patrimonio cultural inmaterial en comunidades nativas y rurales de los Andes, desde una visión antropológica David Vicente De Rojas Silva

Con el nombre de Qhapaq Ñan o Gran Camino Inka se conoce la amplia red vial precolombina, con 23.189 km de extensión, (Hyslop,1992, p. 54) que alcanzó su pleno desarrollo y consolidación bajo la compleja administración del Imperio Incaico. Constituía una estructura e infraestructura de comunicación, que posteriormente permitió expandir los afanes de conquista y colonización de la América andina, para la Corona Española; espacios jurisdiccionales que más tarde se transformaron en los territorios republicanos de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina. «Al reconocer un territorio y una historia comunes en el pasado, se sientan las bases para fomentar una nueva corriente de pensamiento, en la que todos nos reconocemos como herederos e integrantes de un solo pueblo. El hecho de poseer una fabulosa red de caminos antiguos, sin paralelo en el mundo, constituye un nuevo elemento de identidad nacional y regional, que enaltece la imagen de la región en el extranjero, al presentarla como poseedora de una gran riqueza histórica y una variada gama de paisajes y tradiciones» (Espinosa, 2000, pp. 204-205). Como primera inquietud, para establecer los alcances de nuestra propuesta, se debe profundizar en la significación conceptual-metodológica referente al trabajo de interpretación antropológica, con su correspondiente visión etnográfica de los alcances del pasado, del presente, y con proyección al futuro de la gran red vial andina., Ello está referido

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a la multiplicidad de etnias y pueblos existentes en los territorios que ocupaba al final de la etapa precolombina, y que fueran administrados por los Inkas, con posterioridad. A la llegada de los españoles, estos parajes viales fueron utilizados como medio de conquista e imposición (al igual que sucediera precedentemente con los Inkas y también con los anteriores grupos sociales), sumándose estamentos europeos, africanos e incluso grupos asiáticos, quienes asimilaron de alguna manera la personalidad ancestralmente conservada. Con el advenimiento de las repúblicas, con sabor entre criollo y nativo, se mantuvieron las motivaciones y el carácter del vetusto camino, que poco a poco se redujo a intermitentes tramos de uso cotidiano. En la actualidad, todavía cumple esporádicamente algunas de las funciones iniciales con que fueron trazadas sus vías. Se debe considerar también, que en la organización histórica de los originales caminos del Ande, éstos debían cumplir condiciones y satisfacer necesidades. Conviene señalar aquí, cuáles eran esas demandas; quiénes las tipificaron; quiénes construyeron el citado gran camino; qué misiones debían cumplir; quiénes utilizaban sus servicios y bondades; cuáles eran sus estructuras, así como responder otras preguntas que permitirán interpretar los usos y beneficios, su posible manejo perjudicial para algunos grupos socio-culturales y la facilidad con que otros aprovecharon su estructura e infraestructura, a través de los tiempos.


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Otra reflexión de referencia obligatoria es el paisaje étnico-cultural de los pobladores de los Andes en las diferentes secuencias históricas y contextos sociales. Los conceptos de «Territorio y Territorialidad», sobre los que se asientan y surcan estos caminos, deben precisarse convenientemente en este estudio preliminar. Del mismo modo, el sentido que se tiene de la palabra «Paisaje» debe estar ligado necesariamente a la percepción humana de la identificación del medio ambiente ecológico y aún más, si consideramos que el hombre define esa percepción mediante la valoración cultural. El paisaje cultural es una referencia básica de identidad para las poblaciones que moran en ámbitos geográficos y espacios territoriales concretos. Es aquí donde se producen las apropiaciones conceptuales y los sincretismos ideológicos. El Qhapaq Ñan tiene muchos años de pervivencia en su función de acercar pueblos y estrechar culturas. Quizá un acápite que debería resaltarse está referido a los actores sociales que han utilizado este «Gran Camino Andino» y todavía lo siguen empleando. Las sociedades precolombinas, que fueron numerosas, establecieron parámetros simbólicos y esquemas particulares de utilización de sus vías, debido a la presencia constante y persistente de grupos que correspondían a sociedades pluriétnicas. Por dicha razón es necesario esclarecer los alcances conceptuales de lo que significa etnia y lo que conlleva el término «etnicidad». Muy cercana a esta última expresión se sitúan los valores de identidad-cultura y de «otredad», pues en todo momento, sea sincrónica y diacrónicamente, alguna sociedad en particular dominaba culturalmente a las otras que utilizaban también los beneficios del Qhapaq Ñan. Esa «otredad» manifestada lingüísticamente, arrastraba idiosincrasias y modalidades de vida siempre cambiantes. En la fase terminal de la etapa prehispánica se identificó a lo largo del camino una lengua, el quechua, y una visión simbólico-cultural, la misma que está aún vigente en diferentes latitudes de su seccionado e intermitente desarrollo vinculante y longitudinal. Por último sería necesario establecer cómo se reconocen e insertan las acciones de conservación,

valoración y manejo del patrimonio inmaterial propio de las culturas nativas, así como de aquellas otras de extracción rural. Cabe destacar la riqueza que entraña los alcances de ese milenario Camino Andino, así como su complejidad, dado el variadísimo acervo cultural que por él aconteció a lo largo del tiempo y que hoy en día permanece, si no puro, por lo menos algo más que insinuado. Siempre existen peligros y riesgos de pérdida del patrimonio cultural debido a su desatención por indiferencia, o por deliberados atentados destructivos. Las dificultades en la ejecución de los programas son afortunadamente puntuales. Un programa de «concientización», así como la declaratoria e inscripción por parte de la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad, facilitaría la atención necesaria de los países actualmente comprometidos, con el fin de lograr una administración coherente de gestión y consolidación, y alcanzar efectos multiplicadores que permitan el desarrollo diferenciado de espacios productivos.

1. LA ETNOGRAFÍA, UNA VISIÓN ANTROPOLÓGICA DE CORRELACIÓN ÉTNICO-CIVILIZADORA Como consecuencia de la segunda guerra mundial, las naciones occidentales fueron tomadas como objeto de análisis de manera explícita por las nuevas corrientes antropológicas de interpretación. La Escuela Americana de Cultura y Personalidad comenzó a estudiar «el carácter nacional». Mediante dicho estudio se originó una asistencia a las naciones aisladas y, con mayor empeño, a aquéllas consideradas «enemigas», quizá «extrañas» o «diferentes». Se trató de dar una interpretación académica con el fin de instituir un nuevo objeto de análisis antropológico, al que se le dio el nombre de «Carácter Nacional», que contenía verdaderos universos culturales, donde las categorías básicas correspondían a las antiguas definiciones de las «sociedades simples». El tratamiento metodológico de investigación bajo la modalidad de «Estudios a Distancia» esta-

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blecía que... «los antropólogos, obligados a no emprender la tarea tradicional de observación participante prolongada en el campo, ahora entrevistarían a inmigrantes, analizarían obras de arte...(novelas o películas hechas en otros países) o examinarían producciones mediáticas, con el fin de alcanzar universos culturales siempre clasificados como «nacionales». Las fronteras entre los países fueron tratadas como culturales, y las fronteras culturales lo fueron como nacionales, por lo que delimitaban nuevos objetos de estudio» (F. Neiburg y M. Goldman, 2001, p. 96). El objetivo principal era, entonces, registrar y estudiar la diversidad cultural entre originarios e inmigrantes de varias procedencias nacionales, pequeñas comunidades de asiento rural y aún de urbes con poblaciones amplias y muy diversas. Para ello la Antropología Aplicada y otras disciplinas como la Sociología y la Psicología también «aplicadas», buscaban responder a «problemas prácticos» ligados al proceso de homogeneización social y cultural, característicos de la composición de los Estados-Nación, con raigambre común. Por las razones expuestas, un unificador como el «Gran Camino en los Andes», vínculo intercultural y multiétnico, ha motivado la aplicación de esta visión antropológica. La Etnografía como disciplina antropológica, describe y localiza culturas específicas, documentando información objetiva de sociedades cuyos hechos señalan identificación y procesos de cambio social y cultural. Su metodología consiste en conocer la realidad socio-cultural de los grupos humanos, sin mezclar teorías preestablecidas con los hechos registrados en la realidad. George E. Marcus (2001, p. 111) ya en los años ochenta, señalaba dos modalidades para las investigaciones etnográficas, tipificándolas como: a) La más usual, mantener la observación centrada sobre una localidad, al tiempo que, por otros medios (archivos) y métodos (teorías), interprete el contexto del «sistema mundo», como una manera de contextualizar las descripciones etnográficas en términos, en los que los predicamentos de los sujetos locales, sean descri-

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tos y analizados. Al respecto se debe tomar en cuenta que tales etnografías han producido profundos análisis sobre la resistencia y adaptación; se han agrupado según intereses relacionados con las dinámicas de «la demarcación absoluta» y se han centrado en las relaciones, el lenguaje y los objetivos del encuentro. Esta modalidad ha demostrado que el eje del análisis etnográfico contemporáneo no se encuentra en reclamar algún estado cultural previo, o su sutil preservación, a pesar de los cambios, sino en las nuevas formas culturales que han surgido según las situaciones coloniales subalternas. b) La otra modalidad de investigación etnográfica, menos común, se incorpora conscientemente al «sistema mundo», asociado actualmente con el empuje del capital intelectual, denominado «Posmoderno»; sale de los medios y situaciones locales de lo convencional, y considera la circulación de significados, objetos e identidades culturales en un tiempo-espacio difuso. Esta clase de análisis define si un objeto de estudio puede permanecer centrado en una sola localidad intensamente investigada, o si desarrolla estrategias de investigación donde se reconozcan conceptos teóricos sobre el «sistema mundo», pero que no dependa de ellos para delinear la «contextualización» en la que están enmarcados los sujetos. Esta Etnografía móvil toma trayectorias inesperadas al seguir formaciones culturales a través y dentro de múltiples sitios de actividad que desestabilizan la distribución, por ejemplo, entre el mundo de vida y sistema, distribución a partir de la cual se han concebido múltiples etnografías,… «del mismo modo en que esta modalidad investiga y construye etnográficamente aspectos del sistema en sí mismo, a través de conexiones y asociaciones que aparecen sugeridas en las localidades» (Neilburg y Goldman, 2001, pp. 111-112). Es posible llevar a cabo este modelo de etnografía, con la aplicación de diferentes estrategias de


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mapeo y con desafíos que planteen supuestos incorporados en el mismo método etnográfico. Para ello basta seguir empíricamente el impulso direccional de los procesos culturales, para arribar exitosamente a una etnografía multi-local. Aunque algunas prácticas se han realizado dentro de marcos conceptuales tradicionales, la antropología participó en áreas interdisciplinarias. Lo que se pretende hallar como finalidad, son las perspectivas y los compromisos tradicionales respecto del propio método etnográfico (que tal vez podría ser recusado), pero que valientemente demanda temas de ética, compromiso y activismo; por ello resulta que esta etnografía multilocal esté concebida aparentemente dentro de los lineamientos del pasado positivismo. Al revisar vetustas crónicas coloniales y otros documentos tempranos, se emplean sistemas típicos de comunicación, que como fuentes, sus análisis y consideraciones, son espacios importantes de donde surge necesariamente la investigación etnográfica multi-local.

2. LOS CAMINOS DE LOS ANDES Y SU ORGANIZACIÓN HISTÓRICO-SOCIAL Al recorrer nuevas fronteras, los caminos descubren, integran, intercambian, o permiten la dominación; muestran, también, contrastes ecológicos que se complementan entren sí a lo largo de las rutas, señalando en ellas diferentes asentamientos correspondientes a patrones culturales relacionados con el tipo de hábitat. Con referencia al Gran Camino Andino se enfatiza el manejo inkaico, a lo que se suman las transformaciones durante el proceso complejo de la conquista y luego del coloniaje español. El origen y/o pertenencia cultural de dicho camino, surge desde una muy remota edad, cuando se crearon sendas rudimentarias iniciales, propias del período arcaico, hasta transformarse, en períodos posteriores, en calzadas con acabados líticos y llegar a ser, en tiempos modernos, por trechos, magníficas vías carreteras pavimentadas. Estas rutas constituyen escenarios históricos, caracterizadas jerárquicamente, por diversos niveles constructivos.

Las investigadoras Karen Stohert (1967, p. 11) y Sonia Avilés (1998, p. X), al observar la presencia de algún camino en general (en el primer caso) y restos del Gran Camino Inka en particular (en el segundo), se preguntaron: ¿Quiénes planificaron este Camino?, ¿quiénes lo construyeron?, ¿quiénes lo modificaron o añadieron nuevos esquemas?, ¿quiénes lo utilizaron y con qué fines?, ¿quiénes lo conservaron y/o destruyeron parcial o totalmente?, ¿cómo se dieron esos procesos a lo largo de la historia?, y tantas otras posibilidades que nos dejan con mil conjeturas. Un camino lleva en sí mismo, las huellas del tiempo, reflejando el programa al cual sirvió. A los caminos se les otorgan diversos usos dependiendo de los intereses de la sociedad que los crea así como los organiza (Avilés, 1989). Las funciones otorgadas a cada camino, o a cada trecho, son específicas dentro de un contexto social, como vía de transporte, de administración socio-política o comercial, y de intercambio dentro de la economía. Funciones éstas que no siempre fueron fijas, sino que se adaptaron sincrónicamente al momento histórico por el que atravesaba la sociedad. Por ello, valen estas preguntas: ¿Cuáles fueron las motivaciones para establecer determinadas rutas?, ¿Qué procesos sociales se concluyeron o alcanzaron debido al nexo establecido? Las necesidades de integración y transporte han sido siempre exigencias de grandes grupos sociales marginados, a causa de la carencia de vías de comunicación. Las rutas son elementos de integración e interacción en las áreas involucradas, debido a los nexos que se crean a través de ellas. Por tales razones, los caminos, mediante sus vías, son factores claves para las relaciones humanas, como vínculo tanto de las personas como de los lugares. Ligan los espacios; efectivizan el desarrollo en los lugares integrados, aunque no de manera uniforme; por ello, aquellos lugares no «conectados» son descartados por el sistema.

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La mayoría de las vías muestran una dicotomía básica entre aquéllas que podríamos llamar «formales y las «informales» (Trombold, 1991, p. 3). Las primeras serían las planificadas, que generalmente cuentan con una amplia infraestructura; las segundas surgen como conectores mínimos, o sin ninguna labor creativa; mantenimiento poco o nulo en los senderos, huellas, vías de herradura y rutas de trueque (T. Earle, 1991). Los caminos son ejes de tránsito para vincular diferentes culturas, utilizados a través de los diferentes procesos históricos. Vistos de este modo, los caminos andinos preexistentes fueron aprovechados y complementados por los Inkas, para facilitar las estrategias de penetración imperial en otras regiones, donde podían explorar y explotar relaciones de intercambio, instalación de mitimaes o avances militares. La integración de zonas tradicionales y densamente pobladas, ofrecen un gran potencial de mano de obra, o de demandas de vituallas y pertrechos, haciendo viable el manejo político e ideológico (Murra, 1989). Por otra parte, los caminos con objetivos religiosos conducen a santuarios y adoratorios en diferentes niveles de altitud; aquéllos con funciones militares, sirven de vía hacia las fronteras, a enclaves estratégicos, a fortalezas defensivas, como también para facilitar el abastecimiento de las tropas (Bandelier, 1910; Beorchia, 1978). Para el manejo administrativo, los caminos relacionan postas y centros estatales de abastecimiento y almacenaje de recursos, con rutas frecuentadas entre burócratas, técnicos especialistas y postillones de correo (D’Altry, 1992, p. 118). En lo referente al uso económico, durante el período incaico y en los tiempos de la conquista y colonización, los caminos facilitaban el transporte de recursos, se empleaban para comerciar, proveer o intercambiar productos y tecnologías (Núñez y Dillehay, 1995) en expansiones horizontales radiadas y de control vertical de nichos ecológicos (J. Murra, 1972). Los caminos generalmente incluían puntos de control y de enclave (Xéres, 1531; P.Pizarro, 1533; Cieza, 1553); y se complementaban con puentes, tambos, pascanas y pukaras (Cie-

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za de León, 1553; Poma de Ayala, 1612; Stotharl, 1967, p. 13; J. Rowe, 1967, pp. 62-71; Hyslop, 1992, pp. 210-111). Con posterioridad a la Conquista, los hispanos heredaron una vasta y completa red de vías y caminos. …«Lo único que hicieron los españoles de los primeros tiempos de la Colonia fue mejorar las vías que ya existían, ensancharlas algo y levantar alguna que otra plataforma o alguno que otro puente... (esos caminos) habían sido abiertos mucho antes por los quechuas y los aymaras… mucho tiempo antes de la llegada de los españoles…» (Santa Cruz 1941, p. 47). Gran cantidad de historiadores concuerda con esta reutilización española de las vías de comunicación, comprobándose por el hecho de que no se construyeron nuevas rutas bajo la administración colonial (Soux, 1987, p. 93). Actualmente «...las vías de comunicación han quedado estacionarias, y, sin incurrir en exageración, se puede afirmar, que los caminos que actualmente existen, especialmente en la comprensión de… (Las tierras yungas y valles) poco o nada han variado de la época del coloniaje…» (Morales, 1929, p. 27). Los antiguos caminos prehispánicos de penetración en las tierras con estribaciones y valles interandinos, continúan siendo utilizados en la actualidad por diversos viajeros y campesinos locales (Avilés, 1998, p. 149).

3. PAISAJE ÉTNICO-CULTURAL DE LOS CORDILLERANOS ANDINOS Contactarse inter-disciplinariamente con la Geografía Cultural podría ser beneficioso para la Antropología y aún para la Sociología en diferentes aspectos. El concepto de «Territorio» según la Antropología, sería aquel espacio apropiado y valorizado por un grupo social que lo emplea para asegurar su reproducción y para satisfacer sus necesidades vitales. En tanto, la Geografía relaciona el concepto de Territorio con el de Paisaje, siendo éste, un símbolo metonímico, y componente además, del Territorio, pero con un ca-


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rácter diferenciador. …«La Cultura, entendida como pauta de significados, constituye una dimensión fundamental del territorio, porque la apropiación del espacio no tiene sólo un carácter instrumental sino también simbólico-expresivo» (G. Giménez, 2001, p. 4). El territorio entonces, bajo estas premisas, se constituye en el marco obligado para determinados fenómenos sociales, como el arraigo, el apego o la querencia, pero principalmente como sentimiento de pertenencia socio-territorial, y hasta de dinámicas sociales como la movilidad, la migración e inclusive en ciertos casos la propia globalización. La territorialidad contiene un concepto sumamente importante para entender aquellas identidades sociales con territorio ocupado y reconocido (caso de las etnias); además permite esclarecer los fenómenos derivados del sentimiento de pertenencia. Los geógrafos mantienen una concepción precisa acerca del territorio, entendiéndolo como aquel espacio tomado por un grupo social para cumplir requerimientos básicos de supervivencia (Scheibling, 1994, p. 82). La apropiación territorial está dada por señales terminales sobre una superficie; se trata de operaciones de delimitación de fronteras, de control y de jerarquización de puntos nodales (poblaciones, islas, desiertos, ciudades, etc.) y del trazado de rutas, de vías de comunicación y de toda clase de redes vinculantes (Raffestin, 1980, pp. 131-137). Las prácticas espaciales a través de las cuales se fabrica un territorio, se reducen a tres operaciones estratégicas: a) la división o partición de superficies o espacios; b) el establecimiento de nodos; y c) la construcción planificada de redes. Ello, como «sistema territorial», surge por demandas políticas, requerimientos económicos y consideraciones socio-culturales. Los territorios apropiados son de naturaleza multi-escalar, es decir que pueden ser observados en diferentes niveles de la escala geográfica, sean

éstas locales, regionales, nacionales, plurinacionales o mundiales. El nivel más elemental corresponde al de la «casa-habitación», que es como una prolongación del propio cuerpo físico de las personas. El siguiente nivel está dado por el espacio de los «Territorio Próximos», que se extienden más allá de la casahabitación (pueblo, barrio, municipio o ciudad) y aunque es de carácter local genera afectación y apego, a partir de garantizar la seguridad, la educación, la solidaridad vecinal, las celebraciones y entretenimientos, pero sobre todo (por interés de nuestro tema) «el mantenimiento de caminos y rutas de interconexión» con otros lugares (Di Méo, 2000, p. 101). El último de los niveles atañe a los «territorios intermediarios» entre el de tipo local y el «vasto mundo», cuyo arquetipo sería la región (Moles y Rohmer, 1998, p. 101). Como regiones, se consideran tres tipos ideales: 1. las Regiones Fluidas; 2. las Regiones de Arraigo; y 3. las Regiones Funcionales. Las primeras corresponden a poblaciones no estabilizadas (recolectoras, cazadoras, nómadas o seminómadas). Las segundas son correlativas con las viejas civilizaciones campesinas (aldeas y poblados estacionarios y/o sedentarios). Las últimas corresponden a los espacios enteramente dominados por civilizaciones (ciudades y grandes metrópolis). El término «paisaje «reviste un concepto geográfico estrechamente relacionado con el territorio. Esta traducción visible del ecosistema, se complementa con la percepción vivencial del territorio, donde los actores sociales entremezclan su afectividad, su imaginario y su aprendizaje sociocultural. La idea de un conjunto unificado entre el hábitat y la adaptación de artificio humano, crean, como «Paisaje Cultural», los ámbitos rurales o agrícolas, paisajes urbanos, industriales, turísticos, etc. El paisaje señala la diferenciación y el contraste entre territorios en diferentes niveles de la escala geográfica, destacando la supuesta personalidad

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o especificidad de los mismos. El espacio territorial concreto está cargado de símbolos y de connotaciones valorativas, y es allí, donde el paisaje frecuentemente funciona como un referente excepcional de la identidad socio-territorial. Por lo tanto, el territorio adopta una dimensión simbólica, señalando una íntima relación entre él y la cultura. Entre las complejas formas de relación inmediata entre cultura y territorio, se señalan la ecológica, la etnográfica, y la de los procesos de identidad vinculados con el sentimiento de pertenencia socioterritorial. Entre las relaciones de dimensión ecológica se halla el paisaje regional y natural, que se transforma en símbolo metonímico de toda una región, convirtiéndose en un geo-símbolo, con una amplia carga representativa del pasado histórico; se manifiesta, además, mediante una extensión ecológica de una cultura regional, con paisajes rurales, urbanos o pueblerinos, como el hábitat y sus monumentos, las redes de caminos y brechas, y los canales de riego, entre otros (Demarchi, 1983, p. 5). En cuanto a las relaciones de carácter etnográfico, la región puede considerarse como área de distribución de instituciones y prácticas culturales específicas y distintivas (Mercier, 1971, p. 83). Esto se denomina «Área Cultural», con características etnográficas que conllevan: pautas distintivas de comportamiento, trajes típicos regionales, festividades del ciclo anual, rituales específicos del ciclo de vida, danzas y expresiones artísticas lugareñas, cocina y gastronomía tradicional, formas lingüísticas o de «socio-lectos» del lugar, etc. (Bouchard, 1994, pp. 110-120). La cultura entonces, y a partir de estos criterios, se «internaliza» con la región, apropiándose subjetivamente de ella; se desprende como «objeto de representación y como apego afectivo» y además como «símbolo de identidad socio-territorial». La «identidad regional» deriva del sentido de pertenencia socio-regional, y se da cuando, por lo menos una parte significativa de los pobladores de un espacio regional, han logrado incorporar a su propio sistema cultural, los símbolos, los valores y las aspiraciones más profundas de su región.

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La imagen que se presenta entonces, resultaría ser más o menos compleja y tendría como sustento, un patrimonio pasado o presente, un entorno natural valorizado, una historia, una actividad económica específica, o quizá a la postre, una combinación de todos los aspectos mencionados. Las migraciones internacionales, no anulan la querencia y el apego, así como el sentimiento de pertenencia de las poblaciones hacia su región de origen y/o pervivencia. En todo caso, se revitaliza el nexo con las identidades locales, estableciendo un modelo típico que Smith (1994, cif. Giménez, 2001, p. 13) denomina «comunidad transnacional».

4. LAS COMUNIDADES NATIVAS Y LOS GRUPOS RURALES DE LOS ANDES Los Andes han sido escenario de diversas relaciones socio-económicas de cambio y desarrollo, debido a la interacción entre las distintas culturas y sociedades que han albergado. Los vínculos viales integrados por circuitos caravaneros iniciales, como responsables del complejo proceso de circulación de bienes entre distantes y distintos territorios que se expanden hacia el Norte y el Sur de los Andes, así como entre las vertientes occidentales costeras del Pacífico y las orientales selváticas, en cuya composición de diversidad de entornos y ecologías ubicados en los espacios inter-cordilleranos, manifiestan interacciones ampliamente abiertas, accesibles y directas (Núñez y Dillehay, 1995). Los asentamientos precarios, las etnias, las naciones y los complejos estados americanos originarios, que se conformaron antes de la llegada de los europeos, contaron con composiciones de culturas diferentes y sociedades de variadas estructuras. El Gran Camino de los Andes ha debido, necesariamente, contar con mecanismos de interacción interétnica, para conservar el orden y la permanencia de las vías. La interculturalidad, en función del patrimonio compartido, tiene diferentes visiones según sean las culturas que las valoran. La base de la intercul-


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turalidad es el desarrollo de la identidad y la pertenencia étnica, que consiste en la adscripción a unas categorías que clasifica a una persona de acuerdo con su identidad básica, determinada por su origen y formación étnico-cultural (T. Huanca, 2000, p. 65). En la medida que en que los actores utilizan las categorías étnicas para clasificarse a sí mismos y a los demás, con fines de interacción, se van conformando los diversos grupos. Por ello, se considera que prevalece una relación de interdependencia entre etnia e identidad. Entre el vínculo de paisaje y de medio geográfico, existe una correspondencia, un paralelismo con la cultura y el espacio físico, que otorga a la persona aquellas características básicas de identificación con su grupo social. Son «etnias», aquellas unidades sociales de orden tradicional, que poseen una conciencia de grupo y pertenencia entre sus miembros, los que se diferencian de otros grupos (otredad), por compartir entre ellos lazos comunes de nacionalidad, territorio, cultura, valores, somatología racial y una tradición histórica (identidad). Estas etnias, constituyen cada una, una unidad (estática) de permanencia, cuyas características pueden variar a lo largo del tiempo (dinámica). El incremento de la población al interior de una etnia puede generar su desplazamiento geográfico, su separación o transformación, al sufrir el contacto con otros grupos étnicos (otredad). En las últimas décadas del siglo XX, el término «etnia», dentro del ámbito andino, ha pasado a ser sinónimo de «grupo indígena», y se ha acuñado el término de «minorías étnicas», para designar aquellas agrupaciones culturales de poca relevancia numérica y cultural. «La etnicidad es una forma de organización social basada en categorías, que clasifica a las personas en función de su origen supuesto, y que se encuentra validada en la interacción social, por el empleo de señales culturales, socialmente diferenciadas» (Poutignat y Streiff-Fernat, 1999, p. 154). A partir de esa definición es posible identificar los problemas significativos de la etnicidad, y éstos son básicamente los siguientes:

a) La atribución y aceptación de categorías referidas a la auto-identificación. b) Las fronteras del grupo como base de la dicotomía: nosotros-ellos, y como origen de pertenencia. c) La fijación de los símbolos que permiten la presencia de la identidad, los cuales componen la creencia del origen común con elementos «ficticios», pero que luego se convierten en «naturales» como la lengua, el territorio, la religión, etc. y parecen descender de un origen común. d) La relevancia étnica en el tejido social, con múltiples recursos para admitir diferentes interacciones e identidades (Herrera, Cárdenas, Terceros, 2003, p. 15). Durante la Colonia española, los estratos sociales comprendían en primer lugar a los peninsulares o «Blancos Españoles» (detentadores del poder político y económico), a los cuales se agregaban los «Blancos Criollos» (españoles nacidos en América); después estaban los «Mestizos» («Cholos»: hijos de blanco e india); «Mulatos» (de blanco y negra); y «Zambos» (de indio y negra), quienes, en conjunto, constituían la mayoría étnica dominante, y cuando se los liberaba, podían ejercer actividades diversas, aunque siempre bajo la dependencia de los peninsulares y de los blancos criollos. Aparte estaban las clases menos favorecidas, como los «Negros Africanos» traídos como esclavos, y sus descendientes americanos o «Negros Criollos»; y por último estaban los «Indios» o indígenas, que como nativos lugareños, valían menos que un negro esclavo, pues a este último había que comprarlo como bien de importación. El desarrollo económico durante la Colonia se debió a la explotación minera y la actividad agropecuaria; sin embargo, las comunicaciones, a través de los caminos y las rutas para comerciar, fueron necesarias, ya sea por medio de arreos o por transportación en carruajes. En este aspecto, jugó un importantísimo papel, la presencia estable de rutas existentes desde tiempos pretéritos. Las minas argentíferas demandaban azogue, coca, vituallas, alimentos, utensilios, madera, metales forja-

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dos, animales de carga o tiro, ropa, etc. Las haciendas señoriales en la sierra y las plantaciones en la costa exportaban productos, materias primas y manufacturadas, telas de los obrajes, algodón, lana, azúcar, bebidas alcohólicas, aguardientes, chancaca, vinos, etc. De igual manera las estancias requerían un buen estado de las rutas, por donde se proveían los mercados de ganado para consumo alimenticio, tracción, cabalgaduras y cueros. Las poblaciones y asentamientos humanos de orden rural y/o de minoría étnica, se hallan aún establecidos a lo largo o muy cercanamente, de lo que fuera el Qhapaq Ñan. Este excelente nexo vial ha sido un hilo conductor del desarrollo organizado de estos grupos humanos. El idioma o lengua, la idiosincrasia, el concepto de lo sobrenatural, la medicina tradicional, la cosmogonía, y más aún, la sabiduría popular, han pasado de generación en generación, conservando valores ancestrales. El sincretismo es una de las características culturales del poblador de los Andes, así como el sentido de reciprocidad inherente a su idiosincrasia. Por estas dos concepciones andinas, aún pervive tanto el idioma nativo como las ideas del mundo sobrenatural, todavía ambivalentes, con la lengua y las creencias ideológicas europeas. La estructura familiar y los términos referenciales de parentesco conviven, lo nativo con lo foráneo, generalmente superponiéndose, al igual que el uso de los símbolos políticos de gobierno. En fin, el folklore y aquello tradicionalmente subjetivo e inmaterial, al igual que la producción artesanal tangible, se constituyen necesariamente en valores patrimoniales de la gran cultura andina.

5. LA IDENTIDAD CULTURAL Y LA OTREDAD COMPETITIVA La identidad individual, entendida como la capacidad que tiene un actor social de hablar y actuar diferenciándose de otros y permaneciendo idéntico a sí mismo, se relaciona con la identidad colectiva, ya que esta última precisa de la existencia de otras personas para distinguirse y ser reconocida.

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En la dinámica de la interacción entre lo individual y lo colectivo podemos señalar que la identidad social y colectiva, por su parte, tendría que asegurar al grupo su continuidad o permanencia, estableciendo en el tiempo, sus límites respecto de su medio natural y/o social, regulando además aquello que determina la pertenencia al grupo y los requisitos que definen esa pertenencia; por último, también regularía los criterios para reconocerse y ser reconocido como miembro del grupo. Tomando en cuenta lo anterior, se puede inferir que, si la identidad es aquello que nos torna identificables, reconocibles; aquello que permite que podamos ser tratados como totalidades y como únicos a la vez, entonces somos parte de un «conjunto de iguales». El contacto de culturas distintas no es un hecho aislado, sino que ese primer trato inicia un proceso de interacción entre grupos, y no simplemente de transferencia de prácticas culturales. En algunos casos suele suceder que esa mutua transferencia de elementos culturales ha implicado una desarticulación en los patrones establecidos de una y otra cultura. Es por la integración que se producen fenómenos de reacomodo de los elementos «extraños,» de «otredad», o de desajuste de los elementos culturales propios. Muchas veces se emplea más bien el término de «transculturación» de manera sinónima al de «aculturación», pero podrían diferenciarse en que la aculturación se refiere a la pérdida gradual o total de la propia cultura, desde el punto de vista de una sola cultura; en tanto que la transculturación, se refiere al fenómeno de mutua influencia entre dos o más culturas. Los términos de aculturación o de transculturación, no implican necesariamente que se esté haciendo referencia al contacto entre una cultura occidental y otra no occidental o nativa, o a la disquisición entre cultura rural y cultura urbana; también puede darse el caso en que la cultura urbana se superponga a la rural, y se convierten en «otredades». Entre las «otredades», tal vez la referida a la lingüística, es la que más ha impactado sobre las culturas americanas. Si se tomara en cuenta el pro-


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ceso de acomodo de aquellas culturas nativas que sobresalieron, o lograron imponer sus patrones característicos, se comprendería que seguramente ha sido labor bastante ardua el entenderse y aún, sobreponerse. Cada lengua conlleva necesariamente la identificación de conceptos, sin los cuales la valoración expresiva es nula. De igual manera, la adaptación del europeo al Nuevo Mundo fue también una empresa muy exigente en terrenos lingüísticos, pues con el fenómeno del choque cultural que significó la Conquista, apareció la diferencia idiomática como un aspecto más, en los que se trasluce nítidamente la alteridad, aquel impacto de la presencia de «los otros» (Weinrich, 1988, p.231). Al encontrarse con hombres y elementos del reciente mundo americano, los colonizadores no dudaron en calificar de «irracional» y de «bárbaro» o «salvaje», a casi todo lo que sus sentidos podían percibir, como concepción etnocentrista europea. Los nativos americanos también experimentaron igual extrañeza y hasta rechazo, principalmente hacia el idioma español (Vitar, 1996, p. 145-246). Según Beatriz Vitar, durante el siglo XVIII, ciertos pueblos reaccionaron al fenómeno colonizador rechazando el intercambio lingüístico con los agentes evangelizadores. Hubo grupos que llegaron a «instrumentalizar» su lengua «desde el silencio», negándose a hablar, oponiéndose así, en una resistencia pasiva y «muda» al avance colonizador. Este mutismo indígena fue tipificado como «hosco y parco», dentro de la irracionalidad. Aún en el presente, éste es un fenómeno que pone de manifiesto la pervivencia de una forma muy peculiar de resistencia, manteniendo actitudes de reserva con respecto al contacto y comunicación con los blancos (Meliá, 1978, p. 60). Se debe entender que la empresa de colonización, ya sea Inka, o hispánica, implicó un largo proceso de lucha por la supremacía del quechua o del castellano respectivamente, en aquellos dominios pan-andinos. La lengua tendría de esa manera, la misión funcional, y hasta esencial, de contribuir al dominio de la población nativa. El concepto imperial de la lengua, sustentado en su empleo hegemó-

nico dentro de los territorios considerados, como símbolo del dominio político y la superioridad cultural de un determinado pueblo, impregnó la visión de los distintos agentes colonizadores en las «Indias» (Vitar, 1996, p. 146). La situación idiomática en las colonias hispanas de América, durante la etapa tardía (2ª mitad del siglo XVIII), distaba mucho de ser satisfactoria en lo que se refiere a la castellanización de la población nativa. La pluralidad lingüística que caracterizaba al continente americano y puntualmente al mundo andino, determinó una elasticidad más flexible de las concepciones etnocentristas que impulsó la creación de métodos de comunicación verbal, con la implantación de una «Lengua General» en determinadas áreas coloniales, o bien la de recurrir al uso de las lenguas autóctonas para evangelizar a la población indígena (ibid, p. 148153). En tiempos del incario, la vigencia del idioma quechua alcanzó ribetes universales en el territorio andino, debiéndose en gran parte a la presencia del Qhapaq Ñan como sistema de comunicación.

6. LOS PROGRAMAS DE CONSERVACIÓN, VALORACIÓN Y MANEJO DEL PATRIMONIO INMATERIAL DE LA CULTURA NATIVA RURAL La inventiva humana nace de la necesidad de satisfacer alguna demanda; por ello, halla un «Centro de Difusión» inicial, desde donde los elementos culturales se propagan bajo el concepto «edad - área» como elementos más antiguos y/o primigenios. Por lo tanto, se puede reconocer un «Área de Difusión», que se refiere a la distribución geográfica de elementos culturales, aquéllos que resultan comunes a varios grupos, aunque éstos hayan modificado algunos de sus componentes. Estos principios «difusionistas», resultan los más convenientes para los intereses referidos al Qhapaq Ñan. El Relativismo Cultural podría aplicarse a puntuales expresiones culturales que se identifican con ámbitos geográficos diferentes y/o asentamientos

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sociales aislados. De cualquier manera, hay un vínculo con lo explicitado, en función de la aculturación y de la transculturación, que podría además facilitar la aplicación adicional del método etnohistórico. La interculturalidad podría ser un elemento clave para plantear una propuesta de acción educativa; así mismo, permitiría caracterizar las prácticas sociales y culturales de los miembros de la actual sociedad andina, donde predominan la diversidad cultural y el multilingüismo. Además de la dimensión material, los contactos culturales tienen un valor simbólico y ritual, que han dado lugar al surgimiento de procesos diversos de sincretismo, readaptación, reorganización, resistencia, y en algunos casos hasta de aislamiento. La interculturalidad cotidiana puede, entonces, convertirse en una realidad conflictiva de relaciones desiguales y asimétricas, que se expresan por medio de interacciones personales y grupales, caracterizadas por agresiones, violencias, discriminaciones y manifestaciones de una segregación racista abierta o encubierta (T. Huanca, 2000, pp. 66-67). El empleo de ciertas expresiones lingüísticas para designar individuos o grupos, resultan verdaderos «marcadores sociales» para diferenciar a los pobladores citadinos de los rurales, indicaciones que determinan posiciones sociales y culturales. Con la práctica diaria y el devenir histórico, toda creación del hombre se convierte en Patrimonio Cultural. De esa forma, los bienes culturales materiales e inmateriales creados o apropiados de manera colectiva, pertenecen a todos y a cada uno de los miembros del grupo. Por ello se hace necesario considerar como Patrimonio Cultural Nativo, todo lo generado, sea sagrado o profano, que se halle circunscrito dentro de los territorios indígenas. El primer lugar correspondería al lenguaje, luego los mitos encerrados en la naturaleza, las artes y artesanías expresadas en los tejidos, la cerámica, la madera trabajada y la arquitectura; se consideran también las danzas, la música y los cantos, así como las actitudes y gestos peculiares de los grupos, incluidas las acciones biológico-fisiológicas.

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En este sentido, se señala que el antecedente idiomático resulta uno de los ejes principales para establecer vínculos de relación. El español sería la lengua dominante, común a todos los estados andinos contemporáneos, aunque debiera considerarse la importancia del quechua que, como lengua unificadora de finales de la época precolombina, dejó muy marcado el sentir identificador de su alcance nativo, siendo aún en nuestros días un idioma vivo, parte del acervo nacional del «país profundo» en varias de las naciones andinas sudamericanas. No se pueden olvidar otras lenguas habladas en lugares puntuales y poco extensos, como la aymara, la puquina, la callawaya u otras, que van languideciendo lentamente, para acabar en el olvido y la extinción por su poco o ningún uso. La «conservación» es un tratamiento especial que se aplica a áreas y estructuras de probado carácter y significado histórico, con notable valor cultural, en condiciones aceptables de supervivencia, con el fin de proceder a su rehabilitación y mantenimiento. En cuanto a la «valoración», se debe considerar la ponderación ordenada y evaluada del bien cultural, ameritando su continuidad, sus características de identificación y la factibilidad de un uso arraigado, hacia proyecciones de un tiempo aún por venir. Corresponde también, tener en cuenta la estimación que se hace por el grado de utilidad o aptitud de los bienes, a través de la significación o referencia de la importancia simbólica que se le asigna al bien. En la América indígena ancestral, el acervo cultural que debe considerarse patrimonial está expresado por representaciones materiales, técnicas y artísticas; sin embargo, mantiene también una valoración de igual magnitud, toda aquella manifestación cultural conceptualmente ideológica e intangible, que constituya verdadero ejemplo de la capacidad creadora de nuestros antepasados. Por lo tanto, este patrimonio no podría quedar sólo en el recuerdo y en todo caso, tendría que convertirse en un hito de identidad global y representación de nuestra idiosincrasia andina, capaz de ayudar a construir una sociedad futura, según modelo propio, que es lo importante.


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Si no se atiende con presteza esa percepción valorativa del patrimonio como un bien verdaderamente rentable, los usos y costumbres, los rituales, las tradiciones y las festividades religiosas, pueden ser modificados, minimizados o transformados de acuerdo con las expectativas y/o hitos caprichosos de foráneos de reciente asentamiento, quienes suelen «degradar» el verdadero patrimonio inmaterial, hasta lograr su extinción y su pérdida irreversible. Tal vez, la toma de conciencia a través de la educación, podría alertar al poblador andino sobre la responsabilidad que tiene, al ser depositario de bienes culturales patrimoniales.

7. LA RIQUEZA Y LA COMPLEJIDAD DE LA VALORACIÓN DE LOS PROGRAMAS DE MANEJO DEL PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL Los programas de manejo del patrimonio cultural inmaterial tienen entre sus asignaciones, identificar, rescatar, revalorar, conservar y estimular el mantenimiento a través del empleo, la práctica y el ejercicio vivo de lo considerado como bien patrimonial antropológico. La riqueza cultural andina consiste en un emporio de sistemas vernáculos, originales, con connotaciones específicas de todas y cada una de las sociedades que se acogieron a los ámbitos del macizo montañoso andino, y que en la actualidad, todavía permanecen «refugiándose» entre sus delirantes y disímiles topografías. A ello se suman aquellas etnias que siendo de origen foráneo, «otredad» que se les asignó en un primer momento, pero que más tarde hallaron su propia identidad dentro de terruño adoptivo. Cuanto mayor sea el tiempo de permanencia dentro del cotidiano ejercicio cultural, mayor será la valoración que se tenga sobre todo aquello identificado como patrimonio. Es conveniente referirse específicamente a la cultura y a su difusión sobre la base de la organización social, lo que implica considerar específicamente la conservación de las formas de vida, no sólo en relación estrecha

con los ecosistemas, sino con otros entornos como el urbano (Machuca, 2000, pp. 172-174). Si se parte de esa base, tendrían que definirse políticas de «ordenamiento territorial» originadas en consensos democráticos que respetasen los derechos territoriales y los relativos a la organización y la gestión comunitarias. Por ello, resulta importante velar por que los bienes culturales no pierdan su carácter social; esto puede lograrse con la participación directa de la comunidad en las tareas de protección y restauración de sus bienes culturales, siguiendo políticas propias de gestión que, en este caso específico, definirán cada uno de los países integrantes de este bien tan importante como es el Qhapaq Ñan (Ibid, pp. 175-177). Entre los valores significativos que han trascendido mediante los antiguos caminos precolombinos sobre los Andes, se deben señalar el idioma o lengua común, actualmente referido al Castellano, y particularmente al ancestral y materno idioma quechua, que fuera la lengua unificadora de los pueblos asentados en los Andes; la cosmogonía, como explicación de los fenómenos que rodean al hombre; los mitos, demandas ideales que representan verdades que deben cumplirse permanentemente, pues provienen del estado psicológico del hombre primitivo, quien se fiaba únicamente del testimonio de sus sentidos; las deidades ancestrales, como Wiracocha o su versión anterior, el Aymara Tunupa, personaje pan-andino teogónico que gobierna el universo, arquetipo de las formas, señor del mar y de los hombres; la Pachamama, deidad tutelar cosmogónica de la tierra, de donde proviene, que genera irradiaciones cósmicas, esposa de Wiracocha y madre de todo cuanto se mueve sobre la tierra; el «sincretismo religioso», que como estructura ideológica nativa, se acomoda y superpone, alternando valores con patrones ideológicos. Si se compatibilizan dichas valoraciones con las creencias cristianas, Wirococha correspondería a Dios Padre, la Pachamama a la Virgen María, y los otros santos cristianos semejarían a los fenómenos naturales manifestados en la teogonía andina. Como personajes complementarios aparecen los Achachi-

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las o Apus, divinidades míticas de los ayllos, que devienen de los antepasados. El «panteón nativo» contó entre sus divinidades con Illapa, que representa el fuego y está asociado con el patrón Santiago Apóstol. El Eqeqo, divinidad doméstica de la fecundación y la riqueza. Las Apachetas, de origen filogénico, como símbolos de comunicación, que reciben espacio en santuarios y wakas sobre alturas geográficas. Las Wakas son los lugares originarios de donde emergieron los hombres para gobernar la tierra; por ello, se las consideran sitios sagrados, como templos o santuarios. El curanderismo, ejercido a través de la intervención de los espíritus, de médicos y especialistas curanderos, chamanes, etc. Asimismo surgen los espíritus maléficos: la magia, con sus técnicas animistas que asegura poder modificar la naturaleza, es práctica muy extendida aún; el uso de oraciones y fórmulas; los pagos o despachos; la misa, mesa alta o baja, con sus entendidos; los pueblos originarios y su relación con la tierra, el despojo colonial y sus modificaciones, el despojo republicano con su nueva carga migratoria y occidentalizada; las instituciones ancestrales como la reciprocidad y sus valoraciones comprometidas. Todos los elementos expresivos, considerados como folklore tradicional, representan actividades simbólicas que favorecen lo social, lo intangible como son las ceremonias y enfermedades típicas y endémicas. También son altamente significativas las pautas de comportamiento, tales como los raptos y matrimonios; los «compadrazgos»; las instituciones inkanas como el Ayni, la Minka, y otros. Igualmente son representativas las expresiones oníricas, de protección, como amuletos; las vestimentas típicas y según las ocasiones particulares, la gastronomía. En fin, muchas son las manifestaciones culturales que la antropología podría registrar como bienes patrimoniales compartidos, a lo largo de los Andes, por las poblaciones étnicas nativas y estamentos rurales, que con pocas variaciones mantienen esta médula cultural unificada.

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8. LOS RIESGOS, LOS PELIGROS Y LAS DIFICULTADES EN LA EJECUCIÓN DE LOS PROGRAMAS DE CONSERVACIÓN Y MANEJO DEL PATRIMONIO Son muchos los riesgos de pervivencia de los valores patrimoniales en los contextos rurales como el Qhapaq Ñan. Son de alto impacto aquéllos que transforman el medio ambiente, así como las formas de vida en la comunidad nativa y/o rural, donde la intrusión de credos sectarios ajenos a la realidad repercuten negativamente, al no respetar las identidades y valores locales; el uso descontrolado del turismo; la ampliación de fronteras agrícolas y urbanas; la migración campo-ciudad con la consiguiente pérdida de valores y olvido de lo mantenido; la penetración cultural a través del idioma y otras prácticas. Tales valores también pueden ser afectados por fenómenos endógenos como: la carencia de una organización comunitaria que preserve concientemente el patrimonio; la falta de dicha concientización acerca de la significación histórica del pasado y del presente; la influencia negativa de los medios de comunicación que estimulan la pérdida de valores propios; el detrimento de la autoestima y la degradación del sentido de pertenencia local; la debilidad económica, así como la falta de capacidad administrativa de sus propios recursos; o la pérdida de mecanismos de comunicación en lenguas nativas. Otros fenómenos provienen de las transformaciones económicas, como puede ser: la utilización de las culturas autóctonas como bienes de consumo por actividades lucrativas particularmente interesadas en falsas prácticas culturales y/o turísticas; la innovación de ejercicios tradicionales con desconocimiento de la originalidad; la generación de procesos mercantilistas que conducen a la marginación rural y/o étnica por beneficios atrayentes de los propios actores sociales. De igual modo, pueden afectar los impactos producidos por el desarrollo de políticas que desconocen los asentamientos comunitarios; la ausencia de políticas naciona-


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les sobre desarrollo cultural; la dificultad en la comprensión y la carencia de decisión política de los gobiernos nacionales en apoyo a la auto gestión comunitaria; el desconocimiento por parte de las autoridades acerca del potencial ofrecido por la pluriculturalidad y variaciones ecológicas, así como

el escaso acceso a los medios, y la poca participación de las comunidades en búsqueda de su desarrollo. No se puede dejar de mencionar las ausencias de políticas nacionales que se ocupen de la cultura, de los conflictos sociales, de la polución ambiental y de las enfermedades endémicas.

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El Qhapaq Ñan como oportunidad para la conservación de la biodiversidad mediante el establecimiento de redes de áreas naturales protegidas Luis Alfaro

1. INTRODUCCIÓN La conservación de la diversidad biológica ha evolucionado desde la prioridad de proteger las especies hasta la preservación de su hábitat, para arribar recientemente al enfoque de conservación por ecosistemas. Esta evolución ha enriquecido el concepto de gestión de las áreas naturales protegidas (ANP), particularmente, aquello referente a la necesidad de manejarlas como partes de un amplio mosaico de usos del suelo, y promoviendo su planificación, dentro de un marco que incorpore procesos más amplios de ordenamiento territorial.

1.1. Enfoque eco-sistémico para la conservación de la diversidad biológica A pesar del impacto que el enfoque eco-sistémico ha tenido en la gestión de las ANP, aún no cuenta con suficientes instrumentos y medios que permitan su desarrollo e implementación. De acuerdo con lo expresado, dicho marco conceptual permite un lenguaje común; por lo tanto, en lo referente a la gestión de los ecosistemas, es conveniente que comprenda la relación de las actividades humanas con el funcionamiento de la naturaleza1.

Los ecosistemas en los Andes presentan una estrecha relación con las actividades humanas que se han desarrollado en ellos; por supuesto, depende del tipo y magnitud de intervención que hayan recibido. Se encuentran ecosistemas con diferentes grados de transformación, y por lo tanto el diseño de redes de ANP deberá tener en cuenta dichos grados de intervención, tomando como referencia el objetivo primario de las ANP para la conservación de la diversidad biológica2. La definición conceptual que encauza la gestión de los ecosistemas como unidades que integran lo natural con lo cultural tiene implicancias prácticas difíciles de enfrentar, dado que al complejo mosaico de usos del suelo se asocia también un conjunto de actores públicos y privados con distintas responsabilidades e intereses. La creación de «nuevas» estructuras administrativas para la gestión del territorio bajo este enfoque, en muchos casos, es resistida cuando afectan intereses de corto plazo, pero sobre todo fracasan, cuando no cuentan con suficiente legitimidad social para su implementación, pues ésta debe cimentarse a partir de una visión compartida. No debe simplificarse el problema, entendiéndolo sólo como un tema de negociación para esta-

1

Estrategia Regional de Biodiversidad para los Países del Trópico Andino. www.comunidadandina.org/desarrollo/taller2.htm UNEP WCMC IUCN WCPA Conceptos básicos y Categorías de Manejo de Áreas Protegidas www.unep-wcmc.org/protected_areas/categories/esp/index.html

2

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blecer «una visión común». De acuerdo con los conceptos modernos de ordenamiento del territorio se pone en duda la idea de un «ordenamiento territorial perfecto», ausente de desequilibrios y de conflictos y sin impactos en los recursos naturales3. La realidad indica que existe un ajuste y desajuste permanentes entre el medio natural y la intervención del hombre. Lo que ocurre hoy, y desde miles de años atrás con respecto a la relación de la dinámica del hombre con los espacios naturales, es

que éstos son vistos como recursos. Este hecho debe entenderse en toda su magnitud, para tener una aproximación a una visión compartida de la conservación de la biodiversidad. Otro aspecto a considerar en el enfoque ecosistémico es el tema de las escalas espaciales en la «organización» de la diversidad biológica y su relación con los diversos actores. En el cuadro siguiente se presenta una orientación interesante que no pretende ser rígida sino más bien orientadora:

Cuadro 1: Una aproximación a la equivalencia entre los niveles de organización de la biodiversidad con la organización político-administrativa e instrumentos de conservación aplicables Nivel de organización

Componentes naturales

Procesos ecológicos

Componentes socioculturales

Instrumentos de gestión

1. Biosférico / Continental

Unidades biogeográficas Grandes biomas

Procesos ecológicos evolutivos Procesos geológicos Procesos ambientales globales

Organizaciones globales y regionales

Convenciones globales, Agenda 21 Red de Reservas de Biosfera

2. Regional / Paisaje

Diversidad ecosistémica Eco-regiones Paisajes

Dinámica natural de formación Dinámica de perturbación Regeneración Sucesiones vegetales Resilencia

Países o Naciones Acuerdos regionales

Eco-regional Cuencas compartidas Corredores de conservación

3. Local Comunidad biótica

Composición, estructura, riqueza, diversidad Especies clave (raras) amenazadas, endémicas

Circuitos de matera y energía (cadena trófica) Relaciones predadorpresa Relaciones planta-animal Competencia interespecífica

Municipio Concesión forestal. Área natural protegida Comunidad indígena o campesina (tierras comunales)

Prácticas tradicionales de manejo de recursos Planes de manejo Micro-cuencas

4. Especie población

Abundancia Distribución Requerimientos de hábitat

Competencia, Natalidad, mortalidad Tasa de crecimiento

Área de manejo de recursos Predios privados

Cría en cautiverio, rancheo, recuperación de hábitat y poblaciones

Fuente: Elaborado por María Marconi. Las tres primeras columnas modificado de Noss (1990 en Instituto Humboldt et al, 1998). En: Estrategia Regional de Biodiversidad para los Países del Trópico Andino. Secretaría General de la Comunidad Andina 2002. www.comunidadandina.org/desarrollo/taller2.htm

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Dr. Hans Fox Timmling. Reflexiones en torno al Ordenamiento Territorial Regional http://zeus.dci.ubiobio.cl/~laboplan/revista/revista6/indice6.htm

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Luis Alfaro

A los cuatro niveles de organización natural de la biodiversidad les corresponde interrelaciones más complejas tanto temporales como espaciales, y suelen darse casos que se entrecruzan, por ejemplo, a un ANP puede ubicársela en varios de estos niveles, o encontrarse dentro de un sistema nacional o redes regionales. La importancia de la propuesta de rearticulación regional mediante el Qhapaq Ñan radica en que brinda un marco a escala regional y en cascada, hacia los ámbitos locales, que sirve para implementar un ordenamiento del territorio con un enfoque eco-sistémico, y permite el desarrollo de redes de ANP representativas de los distintos niveles de organización natural de la biodiversidad.

1.2. Diseño de los sistemas de ANP Los Sistemas Nacionales de Áreas Naturales Protegidas, juegan un rol clave para conservar muestras representativas de la diversidad biológica, y buscan que sus elementos constitutivos conformen un todo ordenado, que interactúe y funcione orgánicamente. Los sistemas tienen su base en el ambiente físico, conformado por las áreas naturales protegidas con sus componentes bióticos y abióticos, y se complementan con el componente social, integrado por los diversos actores (administración nacional, gobiernos regionales, gobiernos locales, población local, empresa privada, organizaciones privadas de conservación, agencias de cooperación, entre otros)4. Los sistemas nacionales, en general, se guían por los siguientes principios: •

4

Marco unificado de gestión: Las áreas naturales protegidas, deben ser atendidas en su conjunto, con una visión integral e integrada y como parte del patrimonio de la Nación, cuyo manejo y gestión exigen una dirección técnica

unitaria, que debe cautelarse de acuerdo con un enfoque sistémico. Desconcentración y descentralización: Es conveniente asignar y delegar funciones según los niveles, tomando en cuenta la importancia y la complejidad del manejo de las diferentes ANP, promoviendo una mayor participación de la sociedad y evitando la excesiva centralización que genera una mínima capacidad de acción en las ANP. Tran-sectorialidad: Se debe reconocer que la complejidad de situaciones que supone el manejo de las ANP tiene a largo plazo consecuencias administrativas. Participación: La estructura y las relaciones que definen la institucionalidad del Sistema supone que los actores deben mantener una fuerte interacción entre los mismos; en particular, cuando al interior de las comunidades locales se implementen mecanismos que cambien la relación de «Estado - Usuarios» a «Estado - Socios para la Conservación».

Las ANP de carácter nacional constituyen el marco articulador de los Sistemas Nacionales y a ellos a su vez se vinculan redes de áreas de distintos niveles (regionales, locales, privadas) que en conjunto pueden generar condiciones apropiadas para: •

La conservación de los recursos genéticos, de las especies animales y vegetales, de los ecosistemas y de los paisajes. El acercamiento entre la conservación y el uso sostenible de los recursos naturales, que promueve una estrecha cooperación con las poblaciones locales. El incremento de las actividades de investigación, educación, formación y monitoreo, que están dirigidas a diversificar las opciones de uso y manejo de los recursos.

Perú 1999 Estrategia Nacional de Áreas Naturales Protegidas. Plan Director. www.irena.gob.pe

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El Qhapaq Ñan como oportunidad para la conservación de la biodiversidad...

Sin embargo, a pesar de los importantes avances hechos en la región, se ha constatado que el diseño de los sistemas de ANP ha tenido problemas con los siguientes aspectos: •

sub-representación de paisajes usados por el hombre; sub-representación de paisajes marinos; falta de estudios de representatividad y de criterios comunes para definirlas; diseños inadecuados de áreas protegidas individuales; tamaños de áreas insuficientes para el mantenimiento de mínimas poblaciones viables.

• • • •

El primer aspecto resulta notorio en lo concerniente a los paisajes andinos; es en este ámbito donde los sistemas de ANP no reflejan el modelado del paisaje y la riqueza de la biodiversidad, a causa de la mano del hombre. Así mismo estos paisajes albergan especies de fauna y flora silvestre que aún no están suficientemente protegidas. Por otro lado no se puede perder de vista que, particularmente en los Andes, los recursos de diversidad biológica, básicamente, están relacionados con la actividad agrícola y pecuaria, que a su vez, está íntimamente vinculada con el manejo de recursos de la biodiversidad en un entorno paisajístico de gran atractivo5. Esta riqueza de paisajes tiene un alto potencial turístico; sin embargo muchas veces el poblador local no tiene acceso a estos recursos, sea porque en muchos casos hay poca promoción de visitas, o porque los costos no están a su alcance, a pesar de ser de uso público, derecho que debe ser reconocido, promovido y ejercido. Por ello la gestión de las ANP y el diseño de los sistemas deben dar una respuesta a las expectativas del poblador local que ha visto la creación de áreas protegidas, en muchos casos, como una pérdida de acceso a recursos y sin obtener beneficios. Los habitantes locales perciben a las ANP como

5

medios del Estado para restringir, antes que ampliar y mejorar, sus ingresos familiares. Frente a las amenazas y oportunidades que se plantean en el cambio global, la gestión de las ANP debe ser generadora de más valores públicos y beneficios de los que actualmente aportan a la sociedad, y las alianzas estratégicas interinstitucionales constituyen un elemento clave para lograr los objetivos deseados.

1.3. Amenazas para la conservación de la biodiversidad Las economías que basan sus ingresos en la extracción de recursos naturales sin generar valor agregado están claramente asociadas a lo que se denomina estrategias insostenibles de desarrollo. Este tipo de economías requiere fundamentalmente un ejército de recolectores (los pobres del campo) y en pirámide, la concentración del acopio de los recursos (acopiadores). En muchos países es la principal causa subyacente de pérdida de biodiversidad, no sólo por el detrimento del hábitat y de los ecosistemas, sino por la erosión del capital genético, con el agravante de que la degradación genética está asociada a la carencia de conocimientos sobre la producción de las diferentes variedades de razas y de los sitios donde más prosperan. Es esencial para la comunidad conservacionista construir alianzas para facilitar el ordenamiento del aprovechamiento de los recursos naturales, de tal modo, que en la gestión de los componentes de la biodiversidad, que sustentan el desarrollo humano, se cambien los actuales patrones de aprovechamiento, es decir: • •

aprovechamiento ilegal de recursos naturales (RRNN); ejecución de programas estatales que incentivan la pérdida de la biodiversidad;

Convenio de Diversidad Biológica. Diversidad Biológica de Montañas. 2002 UNEP/CBD/8/6 www.biodiv.org

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• •

insuficientes mecanismos de participación en la gestión de los recursos naturales; extracción insostenible de recursos naturales fomentada por grupos poderosos que perjudican a las poblaciones locales y su calidad de vida; y limitada información para la opinión pública sobre los valores de la biodiversidad.

Debido a esto, los Andes han sufrido un proceso largo de destrucción de su cobertura boscosa. Los bosques alto-andinos, como los queñuales (Polylepis spp.) y kolli (Buddleja spp.), así como los de vertientes y valles interandinos han sido eliminados paulatinamente desde la época prehispánica y más intensamente durante los últimos siglos. Este deterioro afecta tremendamente las cuencas de los ríos y las tierras agrícolas con procesos erosivos de diversa índole, lo que constituye hoy, uno de los problemas más graves para el caso del Perú6.

2. AMPLIACIÓN DE LA COBERTURA DE CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD 2.1. Desarrollo de un marco favorable para la conservación de la diversidad biológica Usualmente para destacar la situación de nuestros países con respecto a su importancia mundial debido a su rica biodiversidad se publican registros de diversidad específica. En este caso es necesario referirse a otros componentes de la biodiversidad. El Perú ha sido identificado como uno de los centros de origen de la agricultura y la ganadería, y en consecuencia, uno de los sitios mundiales más importantes de recursos genéticos tan-

to de plantas como de animales. Aquí, algunos datos7: •

Es el primer país en variedades de papa, ajíes, maíz (36 variedades), tubérculos y raíces andinas. Tiene un alto sitial en frutas, cucurbitáceas, plantas medicinales, ornamentales, alimenticias. Posee 128 especies de plantas nativas domésticas con centenares y hasta miles de variedades, además de las formas silvestres de esas plantas (cerca de 150 especies silvestres de papas y 15 de tomates, por ejemplo). Posee varias especies de animales originarios de la región andina: la alpaca, la vicuña (Lama vicugna), la llama, variedad doméstica del guanaco (Lama guanicoe), el guanaco, el cuy, mamífero roedor doméstico de la familia del poronccoy (Cavia tschudii); el pato criollo, variedad doméstica del pato amazónico (Cairina moschata) y la cochinilla (Dactilopius costae).

De los cuatro cultivos más importantes para la alimentación humana en el ámbito mundial (trigo, arroz, papa y maíz), el Perú es poseedor de alta diversidad genética de dos de ellos, la papa y el maíz. Esta diversidad biológica es extremadamente vulnerable al cambio climático, la globalización y sus impactos8. Por dicha razón, y para que la biodiversidad siga proporcionando bienes y servicios que se necesitan para el desarrollo, los Estados y la sociedad en su conjunto al suscribir los compromisos del Convenio de la Diversidad Biológica han asumido el reto de: •

Proteger aquellos hábitats frágiles y preservar muestras representativas de la diversidad bio-

6

Estrategia Nacional de Biodiversidad del Perú. www.conam.gob.pe/endb www.conam.gob.pe/endb 8 Estrategia Regional de Biodiversidad para los Países del Trópico Andino. Secretaria General de la Comunidad Andina 2002 www.comunidadandina.org 7

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El Qhapaq Ñan como oportunidad para la conservación de la biodiversidad...

lógica del país a través de sistemas nacionales de áreas protegidas. Promover la conservación del capital genético silvestre y cultivado. Gestionar en forma sostenible el hábitat natural para que aporte medios de subsistencia y desarrollo. Impedir actividades con impacto negativo en la biodiversidad y en las poblaciones más pobres.

• •

En concordancia con esto, en la región se ha impulsado la construcción de un marco, en particular normativo, que facilite el desarrollo de iniciativas que posibiliten el ordenamiento de las actividades de aprovechamiento de recursos naturales, de tal modo que en la gestión de los componentes de la biodiversidad que sustentan el desarrollo humano se adopten estrategias sostenibles de desarrollo. Para lograr un marco favorable para la conservación de la biodiversidad, los administradores de las ANP deben estar preparados para enfrentar los retos y oportunidades de la globalización; ésta ha promovido por ejemplo, una incesante disminución del rol de los gobiernos nacionales, los que han inducido el impulso de procesos de descentralización y/o «tercerización» de las funciones públicas. En este contexto es cada vez más fuerte la exigencia de transferencia de funciones a los niveles regionales y locales. A su vez, los organismos financieros internacionales presionan a los países para impulsar estos programas. En el caso de las ANP de carácter nacional es cada vez más frecuente que los gobiernos locales y regionales influyan firmemente sobre el gobierno nacional para que les trasfiera la administración de las ANP ubicadas en su territorio. En muchas ocasiones, motivados más por la riqueza de recursos que contienen estos territorios, que por su compromiso con su conservación. Desde este punto de vis-

9

ta, una adecuada conducción del Sistema exige mantener los principios que lo rigen, pero entendiendo que efectivamente hay un legítimo derecho de las regiones, municipios y pobladores locales, para exigir que las ANP generen aportes a su desarrollo9, sin que ello implique la fragmentación de la conducción del Sistema y la defensa de su integridad. Un elemento clave para conciliar estos intereses es fortalecer los roles de estos niveles, con el fin de impulsar sistemas complementarios al nacional, y promover una efectiva participación local en la gestión de las ANP. En atención a las expectativas regionales es importante tomar en cuenta las experiencias de descentralización en materia de gestión de recursos naturales que han tenido impacto negativo en diferentes países. El fracaso de procesos de descentralización de las ANP de carácter nacional, básicamente está asociado a la pérdida de un marco conceptual de gestión de los Sistemas. Ello muchas veces ha sido provocado por la debilidad de los gobiernos nacionales para asegurar la conservación de los recursos naturales en las ANP, por lo que la sociedad organizada ha demandado también mayores espacios de participación en estos territorios e incluso ha impulsado iniciativas privadas de conservación. Si bien esto es muy positivo, continúa siendo un deber del Estado considerar las ANP de carácter nacional, en particular los Sitios de Patrimonio Mundial, dentro de sus prioridades, otorgándoles los recursos básicos y necesarios para su gestión.

2.2. Descentralización y ordenamiento territorial En la actualidad existe una creciente transferencia de responsabilidades y decisiones a los gobiernos locales en muchos países de la región. Este proceso

UICN 2003 Áreas Protegidas de Latinoamérica. De Caracas a Durban. www.sur.iucn.org

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ha tenido como contexto una fuerte presión interna y externa que ha promovido la implementación de legislación para su desarrollo, lo que constituye un factor clave para ser tomado en cuenta en la agenda de la conservación de la diversidad biológica. Por ello, es un momento histórico desde la óptica del ordenamiento del territorio estar presentes en este proceso para incorporar enfoques eco-sistémicos. Por lo tanto las administraciones de las ANP necesitan tener capacidades suficientes para colaborar con las organizaciones que definen los planes de ordenamiento del territorio. Esto es válido también para los responsables de la gestión del patrimonio cultural. La implementación de medidas de conservación complementarias a las ANP de carácter nacional debe tener en cuenta el interesante proceso dentro del ámbito de los gobiernos locales y las iniciativas de la población, para conservar sus recursos naturales y resolver problemas de calidad ambiental, por ejemplo: humedales, cabeceras de cuenca, bosques etc. Lo interesante es la confluencia de intereses locales con preocupaciones de carácter global, como los humedales, el cambio climático, la desertificación, la conservación de la biodiversidad, etc. En estos ámbitos, donde confluyen muchos actores que tienen intervenciones territoriales específicas, juegan un rol clave los gobiernos regionales o locales, actores privados como las comunidades campesinas y nativas en la gestión de los ecosistemas y las redes de ANP abarcando una amplia gama de objetivos10. El Qhapaq Ñan en este contexto puede favorecer la construcción de una red «desde abajo y con legitimidad social». Un rol particularmente clave lo tienen las comunidades locales que en sus tierras buscan alternativas de aprovechamiento de sus recursos con criterios de sostenibilidad.

2.3. Participación de las comunidades locales En una red tan amplia como la prevista para el Qhapaq Ñan, en lo referido a las diferentes escalas de la gestión de la biodiversidad, es necesario generar un amplio proceso de apropiación de la iniciativa de rearticulación del Camino. Una discusión sobre tipologías de participación se puede revisar en Michel P. Pimbert11. En este trabajo se identifican siete tipologías: Participación pasiva; Participación brindando información; Participación por consulta; Participación por incentivos materiales; Participación funcional; Participación interactiva; y Auto-movilización. La participación debe ser una clara expresión del establecimiento de derechos y responsabilidades que requiere: • • • • •

Un proceso a lo largo del cual los actores van reforzando conceptos y capacidades de diálogo. El fortalecimiento de las capacidades de todos los actores. El acceso a la información de manera oportuna y adecuada. El acceso al análisis de alternativas. La definición de deberes y derechos que implica la participación formalizando acuerdos y ratificándolos a lo largo del proceso. La identificación de los intereses de todos los actores, particularmente, con respecto a los recursos críticos, objetivos y prioridades de conservación. La identificación de los roles de todos los actores de acuerdo con la definición de la conducción de los procesos en los diferentes niveles de ANP. El fortalecimiento de las capacidades de la administración de ANP en el concepto y metodologías participativas.

10

Convenio de Diversidad Biológica. Diversidad Biológica de Montañas 2003 UNEP/CBD/8/6. www.biodiv.org Hacia el control y la participación democrática en el manejo de la biodiversidad agrícola. www.biodiversidadla.org/article/articleview/3171/1/13 11

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El Qhapaq Ñan como oportunidad para la conservación de la biodiversidad...

3. EL QHAPAQ ÑAN COMO OPORTUNIDAD DE ARTICULACIÓN DE REDES DE ANP

3.1. Medidas para llevar a cabo un marco común para el desarrollo de la red

• •

Entender el enfoque por ecosistemas es comprender, en lo referido a las ANP, que éstas son componentes de paisajes más amplios, en los que la agricultura, la silvicultura y otros usos del suelo, también deben ser considerados dentro de la tarea de mantener la diversidad biológica característica de la región12. Si se consideran las distintas escalas dentro de los países y en el ámbito regional, la tarea de ampliar la cobertura de conservación de la diversidad biológica a través de redes de ANP con el enfoque de ecosistemas, debe realizarse orientándola hacia un marco más amplio que le dé su carácter sistémico. Un punto de partida clave es concertar medidas que permitan establecer criterios comunes en el desarrollo del conocimiento de los ecosistemas y en la aplicación de medidas de conservación como se recomienda en la Estrategia Regional de Biodiversidad para los Países del Trópico Andino13: •

12

Organizar estudios ecológicos, para entender mejor el funcionamiento de los ecosistemas y las poblaciones. Incrementar el conocimiento de la biodiversidad de los países de la red y establecer bases de datos para intercambiar información. Formar grupos multinacionales para unificar mapas de prioridad de conservación y promover estudios taxonómicos y genéticos para alcanzar un mayor nivel de diferenciación de las especies.

• •

Desarrollar programas de carácter binacional o regional para el manejo sostenible de ecosistemas, aprovechando experiencias y lecciones aprendidas por los países de la región. Incorporar la participación de la población local en la gestión de ecosistemas. Diseñar programas de recuperación de ecosistemas degradados, identificando las capacidades nacionales en metodologías de restauración y la transferencia de tecnologías entre países de la región. Identificar las necesidades de protección (ANP de distintos niveles). Promover la transmisión de conocimiento a todos los niveles En lo referente a la red de ANP se debería:

• •

Analizar la viabilidad del sistema en términos del diseño de las áreas individuales. Evaluar la relación entre: la representación ecológica, la representación taxonómica y la variabilidad genética, con el fin de mejorar la cobertura de representatividad de los sistemas nacionales. Incorporarse a los procesos de ordenamiento territorial/zonificación ecológica-económica, diseño de políticas de uso de recursos naturales en zonas de amortiguamiento y áreas de conectividad. Desarrollar, dentro de la óptica del ordenamiento territorial, y «desde abajo», redes de ANP que conformen sistemas complementarios y robustos14 para que a las ANP de carácter nacional se les permita ampliar la cobertura de conservación incluyendo, bajo iniciativa propia de las comunidades, áreas de conservación privadas, comunales, municipales, regionales etc.

Convenio de Diversidad Biológica. Diversidad Biológica de Montañas. 2003 UNEP/CBD/8/6. www.biodiv.org www.comunidadandina.org/desarrollo/taller2.htm 14 WPC REC 5.01 del Congreso Mundial de Parques UICN Durban, Sudáfrica. Septiembre de 2003. www.iucn.org/themes/ wcpa/wcp2003 13

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3.2. El Qhapaq Ñan como patrimonio cultural articulador de la ampliación de la cobertura de conservación de la diversidad biológica en los Andes En el contexto de una articulación necesaria de redes de conservación del patrimonio natural y cultural de nuestras naciones, es indudable que el marco integrador del Qhapaq Ñan, constituye un formidable estímulo para unir voluntades brindando identidad y sentido de pertenencia a las unidades de la red de ANP de distintos niveles, que permita implementar una agenda de conservación. Los proyectos que se desarrollen en este entorno convienen que sean complementarios y generadores de sinergias, donde las unidades «natu-

15

rales» y «culturales» de conservación deben obedecer a un concepto sistémico de mayor envergadura en el cual «el todo es más que la suma de las partes». Este bien alberga tramos con distintas características, que lo hace excepcional tanto desde el punto de vista natural como cultural. Pero sobre todo tiene un valor patrimonial para el futuro si es que se trabaja por una re-articulación que lo convierta nuevamente en camino y en medio para un flujo vigoroso del desarrollo regional. Como define el Convenio Andrés Bello «El patrimonio debe ser un activo de la memoria y no un pasivo de la nostalgia. La comunidad debe apropiarse de este valor positivo, usándolo en su vida cotidiana y proyectándolo al futuro»15.

www.cab.int.co/premio/definiciones.htm

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El camino principal andino «Qhapaq Ñan»: una reflexión en torno a la rearticulación e integración de las comunidades andinas

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Ramiro Molina Rivero

El camino principal andino Qhapaq Ñan: una reflexión en torno a la rearticulación e integración de las comunidades andinas Ramiro Molina Rivero

1. BREVES TRAZOS HISTÓRICOS El Camino Principal Andino conocido como Qhapaq Ñan fue construido por pueblos que vivían muy distantes de Europa, continente donde su gente desconfiaba y evitaba la comunicación caminera por razones de riegos a la seguridad humana. En estas tierras, al contrario, se expandía y promovía la articulación de espacios muy distantes unos de otros, con el objetivo de unir y relacionar poblaciones muy diversas. De esta manera las culturas andinas pudieron superar no sólo las diferencias geográficas sino articular muchas naciones, reinos y etnias en una unidad, que en un momento dado se constituyeron en el Tahuantinsuyo, así como anteriormente habían formado parte de otras civilizaciones más antiguas, tan importantes en su extraordinaria extensión geográfica como en su estructura organizativa. Sin embargo, e irónicamente, las grandes hazañas camineras de las culturas andinas se convirtieron en medios eficientes de su propia destrucción. Cuando los nuevos invasores arribaron a esta parte del mundo, llegaron con armas desconocidas. La eficiencia del sistema de caminos, sus puentes bien cuidados, las vías regularmente mantenidas y sus servicios de correo altamente eficientes, contribuyó, más que otro elemento, a la destrucción final del imperio incaico. Los beneficios del sistema de caminos no sólo condujeron la conquista española hacia el éxito,

sino que se tradujeron en la consolidación colonial, convirtiendo a los «tambos» en pueblos; los pueblos en ciudades, y en el siglo XVIII, las ciudades, en metrópolis. Sin excepción, cada gran urbe consolidada en la colonia —Quito, Cajamarca, Cusco, Arequipa, Trujillo, Lima, Ica, Puno, La Paz, Cochabamba, Oruro, Sucre, Salta, Santiago y muchas otras más—, tuvieron como origen una población prehispánica. Por lo tanto los caminos se convirtieron en el escenario de una historia de más de 1.000 años de duración, desde los tiempos preincaicos hasta nuestros días, marcados por procesos de modernidad, post-modernidad y globalización. El reto histórico es cómo convertir una antigua hazaña civilizadora en eje articulador de una sociedad democrática, respetuosa de la diversidad, y con base en sus profundas raíces culturales.

2. LA GLOBALIZACIÓN Y EL IMPACTO EN EL TEJIDO SOCIAL La globalización ha sido identificada con la modernización del estado, la economía de mercado, la democracia liberal y, principalmente, con los cambios tecnológicos en los medios masivos de comunicación. Sin embargo, hoy la globalización se asocia también con procesos de transformación social que, como resultado de los cambios anteriormente mencionados, tiende hacia la homogeni-

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El camino principal andino «Qhapaq Ñan»: una reflexión en torno a la rearticulación e integración de las comunidades andinas

zación sociocultural, acompañada de nuevos patrones de consumo «intemacionalizados», como diría Oscar Ugarteche. Algunos economistas como Kenichi Olimae sostienen que hoy, como nunca antes, lo global y lo moderno «apunta al norte», ya que los beneficios fluyen con mayor «direccionalidad» hacia allí, creando brechas cada vez mayores entre los países ricos y los pobres. Si bien algunos sostienen, como Hernando de Soto, que el Estado es una traba en América Latina, su eliminación, como solución, es una respuesta ideológica en nombre del pragmatismo. Pero además de la privatización, la exportación se ha convertido en la principal articulación con los mercados internacionales obligando a los «países en desarrollo» a invertir desproporcionadamente en este sector. El dilema: exportar o morir, olvida los requisitos del desarrollo, como por ejemplo, mejorar las condiciones de la población, particularmente de los sectores menos favorecidos; articular la sociedad y modernizar el conjunto social sin exclusión alguna. El mercado no va a resolver por arte de magia dichos requerimientos, porque no es su competencia, sino que corresponde al Estado actuar como cadena de transmisión de la modernización. El mercado debería actuar únicamente donde sea rentable. A diferencia de las estrategias desarrollistas que hacían del Estado el motor del proceso, la estrategia neoliberal predominante en nuestros días toma al mercado como el principio constitutivo de la reorganización social. Al hacer del mercado un ente ordenador del proceso, los países latinoamericanos impulsan no sólo una vigorosa expansión de la economía mercantilista, sino también, y sobre todo, la instauración de una verdadera sociedad de mercado. Es decir, donde se imponen los criterios propios de la racionalidad mercantil: competitividad, productividad y rentabilidad. Estos tres principios del mercado moldean una nueva mentalidad del intercambio: todo es «transable». El cálculo utilitarista de costo-beneficio propio de la sociedad de mercado da lugar a una nueva sociabilidad. La competencia sin tregua fomenta un individualismo sumamente creativo y ágil, para desarrollar estrategias exitosas independientes, pero

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a la vez, muy reacio a todo compromiso colectivo. Entonces, todas las relaciones de reciprocidad, solidaridad, eso que muchos denominan el «capital social» y que constituye los cimientos del tejido social en las comunidades andinas, se debilita. Esta «des-solidarización» tiene su propio precio: se paga con un clima de inseguridad generalizada.

3. LA INTEGRACIÓN REGIONAL Y LA DESCENTRALIZACIÓN: DOS TENDENCIAS OPUESTAS PERO COMPLEMENTARIAS La globalización transforma dos importantes dimensiones del ser humano marcadas por el redimensionamiento del espacio y el redimensionamiento del tiempo. En lo referente al redimensionamiento del espacio es notorio el cambio de escalas. La política ya no opera exclusivamente en el ámbito nacional; cada día adquieren mayor peso los problemas de escala global, mientras que los problemas de escala local se hacen visibles, pero se mantienen aún en la marginalidad. Ese efecto de disminución del rol estatal nacional, y la creciente y perversa tendencia hacia lo «global» pueden ser amortiguadas por una integración regional, que responda a sus propias raíces históricas y establezca profundas huellas de identidad sociocultural. Como efecto de la integración regional se tendría fronteras nacionales más porosas, pero por otra parte, los límites entre grupos sociales, que se vuelven más rígidos con la globalización, se articularían de una manera viable. No se debe olvidar que dentro de los efectos de la caída del Muro de Berlín y la globalización de un modo de economía único, los conflictos interétnicos se intensificaron esencialmente al interior de las fronteras de los estados nacionales. Sus reivindicaciones fueron parcialmente respondidas por los sistemas democráticos liberales, pero de ninguna manera satisfactoriamente. El movimiento trasnacional indígena que se dio en los años ‘80 y ‘90 fue notorio, y desempeñó un papel importante en las reformas democráticas latinoamericanas, incluyendo en los contenidos consti-


Ramiro Molina Rivero

tucionales, valores como el respeto y el reconocimiento a la «multietnicidad», dentro de las sociedades americanas. Este movimiento continental se vio fortalecido por acciones generadas en las Naciones Unidas, mediante la inclusión de nuevas legislaciones que hacen especial referencia a la promoción de los derechos indígenas y a los derechos humanos. Por lo tanto se han creado las condiciones adecuadas para replantear nuevas formas de integración que se funden en los espacios históricos con profundas y sensibles huellas de identidad común. Es preciso observar el redimensionamiento del tiempo, que en años recientes ha tenido una aceleración vertiginosa. Como consecuencia, el ritmo de vida es cada día más rápido, estimulando la pérdida de memoria del pasado inmediato, con lo que se advierte el desvanecimiento del futuro; es decir, prevalece la simultaneidad: muchas cosas pasan al mismo tiempo aquí y en el mundo, expresados por los medios de comunicación como el «Síndrome CNN». Este fenómeno acelera la «arritmia» entre la toma de decisiones en el nivel gubernamental y la participación de una nueva ciudadanía, muy diversa —especialmente indígena— que se activa bajo una lógica distinta, generando una sobrecarga en el ámbito político. Esta sobrecarga requiere de un tratamiento urgente, que responda a la diversidad cultural, pero desde una perspectiva dialoguista que implique un enfoque hacia la «interculturalidad»; es decir, una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones políticas.

4. LA «INTERCULTURALIDAD» BASE DE UNA DEMOCRACIA PLURALISTA Uno de los debates de las ciencias sociales y del diseño de políticas públicas gira en torno a la posibilidad de construir sistemas políticos que combinen el respeto por los derechos ciudadanos con el reconocimiento de la diversidad cultural. Migración, expansión del mercado y masificación de los medios de comunicación han contri1

buido a la aceleración e intensificación de dos procesos paralelos: la globalización u homogenización de la cultura y la creciente diversificación de las expresiones culturales. La necesidad de articular las diferencias por la vía del respeto a la diversidad pasa por una perspectiva de la «interculturalidad»; para ello hay que diferenciar dos dimensiones de ésta: • •

La «interculturalidad» como punto de partida, es decir la situación de hecho. La «interculturalidad» como meta por alcanzar, que sería el principio normativo.

En el primer caso está expresada por el hecho concreto de las realidades de los países de la región, donde las diferencias, la discriminación y el racismo, aún se practican en gran medida, debido a la pertenencia étnica y sociocultural. En el segundo caso la interculturalidad (normativa) se refiere a una propuesta ético-política que busca perfeccionar el concepto de ciudadanía, con el fin de incorporar a los derechos ya consagrados de libertad e igualdad ante la ley, el reconocimiento de los derechos culturales de los pueblos, naciones y grupos étnicos. En la actualidad se hace evidente que los ideales democráticos formales no garantizan automáticamente el reconocimiento y el respeto de las diferencias culturales. Por lo tanto, es preciso perfeccionar la democracia con el fin de construir ciudadanías diferenciadas, que aseguren que cada persona tenga protegido su derecho a la igualdad como ser humano, y su reconocimiento como miembro de un grupo étnico o pueblo. He ahí donde se enlaza el debate sobre la interculturalidad. Se trata de asumir positivamente la diversidad cultural, de generar formas y canales para entablar un dialogo horizontal y garantizar el flujo de las influencias mutuas en el espacio de convivencia y aceptar que el intercambio cultural es un proceso abierto que genera constantemente nuevas formas de expresión y organización1.

Zúñiga y Ansión, 1997.

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El camino principal andino «Qhapaq Ñan»: una reflexión en torno a la rearticulación e integración de las comunidades andinas

5. UNA REARTICULACIÓN DE LA «INTERCULTURALIDAD» ANDINA POR LA VÍA DEL CAMINO PRINCIPAL QHAPAQ ÑAN Dadas las reflexiones expuestas: efectos nocivos de la globalización en regiones marginales en el proceso de acumulación; redimensionamiento del espacio que confina lo nacional abriéndose a lo global; redimensionamiento del tiempo que genera arritmias entre las tomas de decisiones al margen de la participación ciudadana en su diversidad; y finalmente, como punto clave en el diseño de políticas públicas, la necesidad de desarrollar enfoques de «interculturalidad» como medio de establecer relaciones horizontales entre «diferentes», la integración regional implica la puesta en marcha de un proyecto común como es el de Qhapaq Ñan, que responde a todas éstas reflexiones convirtiéndose en una oportunidad que genera múltiples ejes de vertebración, articulación e integración regional. La historia enseña algunas lecciones a pesar de la memorias corta, y desde un sentido tanto práctico como simbólico, deberá constituir cuatro elementos articuladores de múltiples ejes, pues la conciencia no sólo opera y se activa a través de lo utilitario, sino que además, es necesario tener en cuenta los sentidos y las significaciones que se le dan a las cosas: a) Eje vertebral de la comunidad de las naciones andinas El eje vertebral de la comunidad de las naciones andinas (incluyendo Argentina) responde a la necesidad de establecer lazos concretos a partir de políticas de Estado que fomenten y aseguren la articulación de esfuerzos científicos, programas de desarrollo sostenible, regulación ambiental, fortalecimiento de la participación ciudadana y seguridad jurídica. b) Eje articulador de la costa, los Andes y los llanos como forma de re-articulación de la verticalidad

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El eje articulador geográfico transversal responde a la necesidad de ampliar la base productiva bajo el concepto de la complementariedad alimentaria a lo largo de los caminos que histórica y recientemente han transitado las grandes recuas y caravanas de llamas con carga de productos para el trueque y el intercambio inter-ecológico. La participación de las comunidades en diferentes pisos ecológicos es la clave del éxito de esta articulación, por lo tanto se limita a apoyar las iniciativas de la propia sociedad en sus diferentes formas de organización. c) Eje de construcción de la «interculturalidad» como espacio articulación social diversa El eje de la «interculturalidad» es esencial para consolidar el tejido social en una trama de relaciones horizontales, recomponiendo redes y asociaciones entre comunidades indígenas campesinas, universidades, entidades de desarrollo y agencias del Estado. La fuerza de este eje del Qhapaq Ñan es el reconocimiento del otro, en un esfuerzo común para lograr una participación plena entre los diferentes actores. d) Eje de articulación de las memorias colectivas Este eje está dirigido a incorporar nociones de construcción de identidades distintas pero bajo un eje común articulado por el camino principal Qhapaq Ñan. El vínculo se construye a partir del reconocimiento de la diversidad cultural en cuanto a la historia, la tradición y la memoria. En este caso concreto, fomentar los diferentes caminos, rutas y trajines que marcaron la historia del olvido y de la memoria. Como ejemplo, se hace referencia a los caminos de Tunupa en el Collasuyu, la ruta de la plata y del comercio, que coincide con el propio Qhapaq Ñan, pero en distintos periodos históricos, donde se ha marcado una huella en la identidad de vastas regiones y diversidad de culturas, hoy en día unidas, bajo una identidad común, simplemente como ciudadanos latinoamericanos.


Ramiro Molina Rivero

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Oportunidades y retos en el desarrollo de productos turísticos sostenibles y responsables, relacionados con el Qhapaq Ñan

Oportunidades y retos en el desarrollo de productos turísticos sostenibles y responsables, relacionados con el Qhapaq Ñan María Eugenia Bacci

EL TURISMO EN LOS ÚLTIMOS AÑOS La evolución del turismo ha sido irregular en los últimos años debido a los acontecimientos de impacto en el flujo de turistas, aunque la Organización Mundial de Turismo mantiene sus predicciones de 1.56 billones de llegadas en el 2020. El reto para el Qhapaq Ñan debe basarse en el diseño de una estrategia de posicionamiento del producto en mercados de alto rendimiento, diversificando la oferta para enfrentar escenarios cambiantes en el mundo. Asimismo, la tendencia creciente, especialmente en los países europeos, es viajar hacia destinos donde el turista pueda conocer y aprender sobre la forma de vida de los locales, lo que representa una oportunidad para el Qhapaq Ñan dada las características de sus espacios y la especificidad de sus comunidades. La relación entre el turismo y el patrimonio mundial se vislumbra como positiva para ambas áreas. Pero: ¿Cómo se traduce el deber ser en términos concretos para las comunidades locales? A continuación se presentan una serie de tareas concretas para lograr productos turísticos sostenibles: 1. Definir: ¿Qué producto queremos ofrecer?, tomando en cuenta nuestras ventajas competitivas y nuestras necesidades económicas y sociales. Tener los objetivos claros es la primera condición para el éxito del turismo.

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2. Estructurar: El segundo paso en el desarrollo de productos turísticos sostenibles es estructurar el producto, prepararlo y ponerlo a punto para cumplir con los principios y la visión que definimos en el punto anterior. Es en esta fase donde tenemos el mayor trabajo en casa. Dicho de otra forma, es poner la casa en orden y las cosas en su sitio para el turismo. 3. Promover: Una vez que seamos claros en lo que queremos y con «la casa en orden» debemos promocionar el producto que se ha preparado, es decir, seducir e informar a los segmentos de mercados seleccionados, sobre sus atributos. Es aquí cuando se presenta la promesa, y por eso quien promociona el producto debe conocerlo y sentirlo en toda su dimensión con el fin de conquistar al turista. 4. Implantar: Una vez que se hayan completado las etapas anteriores, nuestros invitados salen de su lugar de origen y llegan al destino que les hayamos propuesto. Es un momento de encuentros, de aprendizaje, tanto para los anfitriones como para los turistas. Si los sitios de atractivo no están preparados para recibir visitantes, no tienen planes de manejo que les permitan decir cuánto es mucho y trabajar una estrategia de diversificación de destinos y lugares, y no tienen poblaciones sensibilizadas y capacitadas para atenderlos, el deterioro será inevi-


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table. Un plan estratégico de Turismo es indispensable para el éxito.

1. DESEMPEÑO DEL TURISMO Según cifras de la Organización Mundial del Turismo (OMT), durante los años 2001 y 2002 el desempeño del turismo experimentó una sensible baja en el ritmo de crecimiento, debido principalmente a cambios en el comportamiento del mercado y la economía mundial, así como acontecimientos de impacto mundial como el ataque terrorista de septiembre de 2001 en Nueva York, la epidemia de SARS en el 2002 y la guerra en Irak. Estas condiciones adversas resultaron no sólo en una baja del ingreso por turismo en el mundo, sino en un comportamiento cauteloso de parte de la demanda, prefiriendo destinos nacionales o destinos conocidos, cercanos al lugar de residencia y accesibles por vía terrestre. Muchas empresas pasaron y están pasando por tiempos difíciles, en particular las líneas aéreas y todos los sectores dependientes, en mayor escala, del tráfico intercontinental. Otros rubros, particularmente los dedicados a los viajes de especial interés y las visitas a amigos y familiares, se han beneficiado de esta situación1. En términos de los mercados de origen, el turismo internacional continúa concentrado principalmente en los países industrializados de Europa, América, Asia del Este y el Pacífico. Actualmente un porcentaje alto de estos viajes se efectúan en la misma región, a diferencia de la tendencia en tiempos normales, cuando los viajes entre regiones crecían a un ritmo más rápido. Todo lo anterior nos sugiere que debemos ser cautelosos en el desarrollo del turismo, de forma tal que se relacione con otras actividades económicas que lo complementen, con impacto positivo en las economías locales y la maximización de las oportunidades que ofrece el mercado turístico mundial dentro del contexto integral del Qhapaq Ñan.

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2. PROYECCIONES DEL TURISMO MUNDIAL Aunque la evolución del turismo ha sido irregular en los últimos años debido a los acontecimientos ya señalados, la Organización Mundial de Turismo mantiene sus predicciones para los próximos años. Como se ha dicho, indica que los arribos internacionales alcanzarán 1.56 billones de llegadas para el año 2020, 1.18 interregionales y 0.38 corresponderán a viajes largos. Los ingresos directos estarán en el orden de los US$ 2 trillones en el mismo 2020. El total de arribos de turistas por región muestra que para el 2020 las tres zonas con mayor número de turistas serán Europa (717 millones de turistas), Asia del Este - Pacífico (397 millones) y América (282 millones), seguidas por África, el Medio Oriente y el Sur de Asia. Sin embargo, para América las predicciones indican que la tasa de crecimiento bajará a 18 % en el 2020. Para el 2010 América perderá su posición de segunda región en nivel de arribos frente a Asia Central - Pacífico, la cual recibirá el 25 % de los arribos en el 2020. Si nos basamos en estas proyecciones vemos que los destinos ubicados en la región americana competirán por cuotas de mercado con destinos similares en Asia del Este - Pacífico. El reto para el Qhapaq Ñan es lograr la innovación en su estrategia de posicionamiento como producto «paraguas» y sus ofertas específicas, aprovechando la diversidad de recursos. Se prevé que los viajes largos crecerán en un 5,4 % por año sobre el periodo 1995-2020, mientras que los viajes interregionales lo harán en un 3,8 %. Cualquiera sea el caso, el destino debe apostar a alguno de estos dos escenarios: crecimiento del mercado regional y local, o los viajes largos, con el fin de hacer sostenible la actividad turística en el largo plazo.

WTO. Tourism Highlights, Edition 2003.

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1999 Tendencias en la demanda Uno de los pilares de la actividad turística ha sido el deseo inherente del ser humano por ver y aprender acerca de la identidad cultural en las diferentes regiones del mundo. La creciente tendencia en la demanda turística, especialmente en los países europeos, por viajar de forma independiente hacia destinos para conocer y aprender diversas formas de vida de los lugareños, por preferir hoteles pequeños con una atmósfera local sin depender de paquetes previamente establecidos, representa una oportunidad para el Qhapaq Ñan, dada las características de sus espacios y la especificidad de sus comunidades. Igualmente la OMT indica que el segmento de naturaleza y cultura será el sector con mayor perspectiva de crecimiento en los próximos años. Las estimaciones pronostican un aumento del 20% anual, muy por encima del crecimiento del turismo convencional. Asimismo, se prevé que la población de personas mayores continuará creciendo dramáticamente en la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y Japón, lo que favorece los segmentos de mercado interesados en productos culturales.

2. Dar prioridad a la protección del patrimonio cultural con un estricto cumplimiento de lo contenido en la Convención. 3. Fortalecer las alianzas entre los socios del sector público y privado. 4. Comprometer a la sociedad civil en los países de destino y en los países de origen de los turistas hacia la protección del patrimonio como una política compartida. Por otra parte, el apoyo de los organismos con responsabilidad en el tema del patrimonio debe garantizar el éxito de la alianza mencionada. Los actores locales deben prepararse para la gestión de estos sitios una vez declarados, y hacerlo de forma efectiva y acertada. Los destinos turísticos tienen características diferentes según el nivel de desarrollo en que se encuentren. Los productos turísticos cumplen con un ciclo de vida al igual que cualquier organismo vivo: •

2000 Desarrollo del producto turístico. ¿Qué debemos hacer? Se ha aceptado que el turismo, bien planificado, puede ser un instrumento de desarrollo y una forma efectiva de preservar la diversidad cultural mundial, y es en este contexto que la UNESCO2 ha desarrollado principios para avanzar en este proceso: 1. Relacionar directamente la política de turismo con la protección del patrimonio natural y cultural.

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En la etapa de lanzamiento todavía se mantiene la escala deseada y el volumen de los turistas es pequeño y los pobladores se interrelacionan con ellos de manera armónica. En la etapa de crecimiento se observa un aumento del número de visitantes, se congestionan los servicios y la población ve amenazado su nivel de vida; sin embargo, el ambiente de progreso y la actividad social y económica es estimulante por lo que la población se involucra activamente en la actividad. Así se llega, luego de unos años a la madurez, cuando se siente el desgaste en los servicios y los pobladores resienten la creciente presencia de los turistas. Si esta decadencia no es atendida y no se toman medidas para la reactivación y mejoras de los problemas causados por la situación recesiva de una actividad en retroceso, el producto entra en una última etapa de conse-

Mr. Herve Barré, Chief Research Unit, Division of Cultural Heritage, UNESCO Paris. Cultural Heritage and Tourism Development WTO, 2001.

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cuencias imprevisibles, normalmente adversa para el sistema local. Esto debe ser considerado especialmente para el caso que nos ocupa, el Camino Principal Andino, dentro del cual se encuentran destinos en diferentes etapas de desarrollo turístico, desde aquéllos ya posicionados en el mercado, como es el caso del Camino Inca de Ollantaytambo a Machu Picchu en Perú, hasta otros destinos aún en etapas incipientes de desarrollo. La experiencia indica que las palabras justas ya han sido dichas, todos compartimos la necesidad de desarrollar el turismo de una manera sostenible con el fin de obtener beneficios para las sociedades. Debemos, ahora, avanzar en la definición del cómo, una tarea pendiente en la mayoría de los casos. El desarrollo del turismo requiere atención hacia los pequeños detalles, el día a día que sobrepasa el tiempo de los planes y operativos de temporada. ¿Cómo se traduce el «deber ser» en términos concretos para las comunidades locales? ¿Cómo se traduce el sofisticado lenguaje del turismo en la cotidianidad de estas sociedades?, y lo que es más importante, ¿cómo estas comunidades logran capitalizar las ventajas de ser los protagonistas de su patrimonio? A continuación se presenta una serie de tareas concretas propuestas para lograr productos turísticos sostenibles y responsables, vale decir, imbricados en el día a día de las comunidades que rodean al Qhapaq Ñan:

1. Definir Primero debemos preguntarnos ¿Qué producto queremos ofrecer y para quién?, tomando en cuenta nuestras ventajas competitivas y nuestras necesidades económicas y sociales. Tener los objetivos claros, mirar en la misma dirección, es la primera condición para el éxito del desarrollo del turismo. El producto turístico (Fig. N° 1) es una combinación de atractivos, actividades y servicios nece-

sarios para convertir en experiencia de vida la visita a un destino determinado. Es por esto que los valores agregados que les incorporemos a estos elementos resultan clave para el éxito del turismo. Los atractivos turísticos son la materia prima, el detonador que genera la atención del turista y como tal, su conservación debe estar entre los objetivos prioritarios en el desarrollo del producto. Fig. N° 1 Componentes del Producto Turístico

Fuente: elaboración propia.

El carácter multidisciplinario y multisectorial del producto obliga necesariamente a negociar con los grupos de interés, con el fin de incorporar sus necesidades y requerimientos. Con esta participación desde el inicio, se garantiza el seguimiento de las acciones por parte de la misma comunidad anfitriona. El producto turístico tiene al ser humano como eje central; es para él que se realizan los esfuerzos de su desarrollo. Resulta entonces indispensable, definir las características que deberán tener, por un lado, los turistas (sus motivaciones, perfil sociodemográfico, actitudes ante la vida) y por el otro, el papel de la población local y el anfitrión en ese producto turístico. Veamos ahora cuales son los componentes de la experiencia turística, como elemento definitorio del producto. Debemos analizarla en todas sus etapas con el fin de lograr ofertas más acordes con las necesidades del usuario y su proceso integral. Los atractivos forman parte de la experiencia del turista en el destino, pero también están pre-

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sentes, de forma intangible, en el «antes» de su viaje, en su mente según sus intereses, en el grado de información que posea del sitio; luego de su visita puede quedar ligado a ellos en forma de recuerdos, fotos, películas, información que lleva a su lugar de origen y la posible participación en las labores de conservación de los sitios. Fig. N° 2 Componentes de la Experiencia Turística ANTES

DESPUÉS

Operadores Asociaciones Familia Intereses

Memorias Recuerdos Colaboración Fotos

DURANTE

Lugares de llegada Traslados Alojamiento Atractivos Comunidades Servicios Paisaje Carreteras Senderos Modos de vida Contexto Ambiental Artesanía Seguridad Aeropuerto

Fuente: elaboración propia.

Comprender la lógica del producto turístico, sus enormes potencialidades y sus inmensos retos, pasa por ver más allá de las realidades de cada sitio. El éxito de esta fase reside en convencer primero a nuestra gente y lograr una visión compartida. En la siguiente Fig. N° 3 se presentan las preguntas claves dentro del triángulo de la co-herencia, una condición indispensable en el producto turístico de calidad:

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Fig. N° 3 Triángulo de la coherencia en el producto turístico Públicos objetivos CO Valores

HERENCIA Posicionamiento

• ¿Quién queremos que sea nuestro público objetivo? • ¿Quiénes están más preparados para apreciarnos? • ¿Estamos nosotros preparados para satisfacer a este usuario? ¿Quiénes fuimos? ¿Quiénes somos? ¿Qué queremos ser? ¿Sabemos nuestro punto de diferencia? ¿Qué es lo mejor y lo peor de nosotros?

¿Qué nos falta? ¿Qué nos sobra? ¿Quiénes son diferentes a nosotros? ¿Qué otros son parecidos a nosotros? ¿Qué oportunidades nos da todo esto?

Fuente: Joseph Chias, 1999.

2. Estructurar El segundo paso en el desarrollo de productos turísticos sostenibles es estructurar el producto, prepararlo y ponerlo a punto para cumplir con los principios y la visión que definimos en el punto anterior. Es en esta fase donde tenemos el mayor trabajo en casa. Dicho de otra forma, es poner la casa en orden y las cosas en su sitio para el turismo. En este proceso están incluidas muchas de las acciones de planificación que generalmente efectúan los organismos públicos en forma des-coordinada y repetitiva. Para poner a punto el destino tenemos que ordenar los usos, el qué, el cómo, el cuándo, el dónde y el por qué; es decir, los planes de ordenamiento territorial, los planes de manejo de sitios, de manejo de cuencas, planes urbanos, etc. El territorio debe reflejar nuestros objetivos y la visión de destino que definimos en la primera etapa. La tenencia de la tierra y las normas legales de inversión foránea en áreas rurales componen un


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tema que debe ocupar las agendas de las autoridades, pues la experiencia nos indica, que estos elementos constituyen la base de cualquier desarrollo turístico. En el caso de sitios declarados patrimonio mundial este requerimiento es aún más perentorio. La declaratoria les da una imagen «de marca» que aumenta las expectativas del visitante sobre la calidad de la oferta y la sostenibilidad del sitio. Digamos que «entran» en el mercado turístico por el hecho de aparecer en la lista sin haberse preparado para ello, lo que se contradice con los motivos por los cuales se les otorgó esa distinción. Se está ante el peligro de su posible destrucción por no haberlos preparado para recibir la presión de un gran número de turistas y de sus expectativas. Las expectativas que genera la declaratoria para las comunidades son pocas veces cumplidas; los recursos financieros que el Estado prometió al momento de la inscripción, seguramente desaparecen

cuando se confrontan con otros intereses y realidades; es debido a una situación de indiferencia institucional y financiera que se compromete su condición patrimonial única, por efecto de la falta de planificación y un manejo inadecuado. Dentro de esta puesta a punto del territorio es indispensable garantizar la protección de los bienes naturales y culturales que conforman el destino. Muchos de estos sitios y manifestaciones son frágiles y la relación de calidad / cantidad debe definirse con base en la capacidad de carga del sitio, un concepto complejo pero necesario para su manejo. No hay fórmulas; son las comunidades locales, en conjunto con los encargados del manejo de los sitios, además de las consideraciones de imagen, posicionamiento y objetivos, los encargados de definir el número máximo de visitantes en términos prácticos, y gestionar el sitio. Algunas de las estrategias recomendadas para controlar este número son:

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Definición de zonificación y rutas que permitan controlar los números por áreas. Organización de políticas de cobro por entrada y servicios Establecimiento de cuotas diarias de visitantes Extensión de los horarios de servicios para diseminar las visitas a lo largo del día Creación de centros de visitantes que manejen los flujos de los mismos. Uso de técnicas de interpretación que permitan exhibiciones lejos de los sitios frágiles Cierre de áreas muy frágiles por periodos de reposo, hasta tanto no se tengan los medios para su correcto manejo. 8. Control de visitantes mediante la limitación de capacidades de los transportes. 9. Diferenciación, por segmentos, de usuarios de forma creativa y pro-activa. 10. Diversificación de la oferta en el destino.

Esta etapa tiene que ver con los pequeños detalles, ésos que generalmente están bajo la supervisión de las municipalidades. La infraestructura de servicios básicos es uno de los elementos, que si funciona no se ve y nadie nota, pero si no funciona, se convierte en un enemigo de la calidad del servicio y de la imagen del destino. Este punto, junto con los servicios médicos y la seguridad,

constituyen una problemática en la mayoría de los destinos. Es el momento de incorporar todo lo referente a la preparación del recurso humano que llevará adelante las diferentes tareas del desarrollo del producto turístico. Asimismo deben incluirse todas las destrezas necesarias para preparar el escenario donde el turista vivirá una experiencia única; desde los

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taxistas en el punto de entrada hasta el guía especializado, pasando por los encargados de la seguridad del turista y el mantenimiento de los servicios de recepción. La capacitación y sensibilización son claves para el éxito de estos sitios como destinos turísticos. Otra tarea importante es el seguimiento de los mercados para detectar cambios de forma imprevista y el manejo de las estadísticas, de manera que permitan tener información para la toma de decisiones, y así poder trabajar con una estrategia de mercados coherente e integral. Si el producto turístico es genérico, como el caso del Qhapaq Ñan, estas estadísticas deben trabajarse de forma conjunta para lograr la coherencia de imagen y la sostenibilidad requerida. Luego cada destino, dentro del producto genérico, manejará los indicadores que permitan el seguimiento y control de los objetivos planteados. La comercialización es también una tarea que está incluida en esta etapa. De acuerdo con las decisiones tomadas al inicio del proceso, la comercialización incluye toda la información sobre las características del producto, sus componentes y especificidades, en coordinación con el proceso de selección de los canales que más convengan.

3. Promover Una vez que se tenga la claridad suficiente en lo que se quiere y con «la casa en orden», debemos promocionar el producto que se ha preparado; es decir seducir e informar a los segmentos de mercados seleccionados sobre sus atributos. Es aquí cuando se presenta la «promesa», y por eso quien promociona el producto, debe conocerlo y sentirlo en toda su dimensión, con el fin de conquistar al turista. La información acertada y de calidad sobre el destino es uno de los elementos más importantes en el desarrollo de esta etapa. La información sobre estos productos especializados debe llegar al visitante con anterioridad a su visita, con el propósito de sensibilizarlo sobre el destino, y prepararlo para la experiencia.

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Por otro lado, el manejo de la imagen es uno de los temas de mayor importancia y puede, al igual que la comercialización, trabajarse en conjunto con otros destinos, para minimizar costos y asociar destinos con temas. Los tiempos en esta etapa son largos, no es verdad que hoy se coloca un anuncio y mañana se presentarán los turistas en las puertas. Se calcula un promedio de 2 a 3 años para posicionar un destino de manera que comience a recibir turistas de forma regular. Por eso es tan importante el trabajo de monitoreo de la calidad, ya que a veces todo ese trabajo se puede perder por un mal manejo en el momento de prestar el servicio.

4. Implantar Finalmente, una vez cumplidos los puntos anteriores, los invitados salen de sus lugares de origen y llegan a su destino; es ahí donde se presenta el llamado «momento de la verdad»; momento de encuentros, de aprendizaje, tanto para los anfitriones como para los turistas. Generar un clima de servicio, controles de calidad y monitoreo permanente, son acciones para acometer en esta fase. Durante esta etapa se comprueba si, lo que con tanto empeño y dedicación se ha planificado, funciona. Lo inexorable de esta fase conspira contra la paciencia y la buena disposición de la población cuando se ve que, si en las comunidades existen problemas internos que hacen que quieran estar solos, el sistema turístico ya comenzó a funcionar y no se puede parar. Por lo tanto, se deben mantener los niveles de calidad ofrecidos, independientemente de estas realidades. No se puede cometer el error de pensar que, si se trabaja con segmentos de mercado especializado (con mayor respeto hacia el destino), el problema de sostenibilidad está solucionado. La idea de que los viajeros independientes y expertos son más fáciles de monitorear que aquéllos que compran los paquetes de gran escala, no siempre es cierta. Muchos de estos turistas individuales incursionan en sitios sensibles sin la correspondiente compañía de algún local que pueda orientar su recorrido, lo cual


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expone a los sitios a posibles daños irreversibles. Es importante tener en cuenta que todos los visitantes que seleccionan destinos con recursos patrimoniales excepcionales deben sentirse privilegiados al visitar el sitio, y en consecuencia, mostrar un mayor respeto por lo que visitan.

PARA CONCLUIR La elaboración de un plan estratégico que actúe como la bitácora para desempeñarse en turismo, y la existencia de una «torre de control»que dirija las acciones en forma integral, se presentan como indispensables a la hora de promocionar turísticamente un territorio como el Qhapaq Ñan. Para esto, es necesario, realizar estudios de mercado con el fin de conocer al cliente y definir objetivos públicos, nacionales, regionales y receptivos. Otras tareas en el ámbito de estructuración del producto son la adecuación de infraestructura y servicios básicos, investigación, conservación y puesta en valor del patrimonio, así como establecer acciones prioritarias, desarrollar líneas de productos turísticos innovadores: rutas, circuitos, artesanía, gastronomía, historia y testimonios, entre otros. Igualmente importante es la preparación de información accesible, de calidad, dirigida a los segmentos escogidos, y la capacitación imprescindible de las comunidades en las necesidades identificadas, como también la apertura de líneas de financiamiento, que garantizarán la apropiación del plan, por parte de la comunidad. Para nuestros países, el turismo receptivo es ciertamente una importante fuente de divisas y generación de empleos. Pero, ante una actividad con alta competitividad y muy sensible a los cambios en el contexto, tanto nacional como internacional, se debe ser cauteloso en su planificación. Es perentorio apoyar la estrategia de desarrollo turístico con otros sectores de la economía, con el propósito de hacer sostenible el progreso de las poblaciones que habitan nuestros destinos turísticos. A través de muchos años se han aprendido lecciones y se han adquirido experiencias significati-

vas, entre las que merecen destacarse: si los sitios de atractivo no están preparados para recibir visitantes, no tienen planes de manejo que les permita decir cuánto es mucho y trabajar estrategias de diversificación de destinos, no tienen poblaciones sensibilizadas y capacitadas para atender a los turistas, el deterioro de los sitios patrimoniales mundiales tiende a empeorar en el corto plazo, y por consiguiente, la pérdida de mercados en el mediano y largo plazo es inevitable. No sólo se debe pensar en los sitios con atractivos turísticos, sino también en los demás elementos que intervienen en esta actividad, tales como servicios de líneas aéreas, aeropuertos, destinos y centros de ciudades, servicios públicos, etc. Esto pone un peso adicional en los presupuestos de los gobiernos, compitiendo con sectores prioritarios como la salud y la educación; por lo tanto, para conformar un programa de desarrollo turístico integral que beneficie a las comunidades locales, es primordial exigirle al estado, políticas acordes con la articulación de proyectos relevantes para la expansión turística. En muchos casos, las comunidades visitadas son pequeñas, sin una base económica sólida, cuyos jóvenes tienden a emigrar en busca de mejores oportunidades de trabajo. Lo ideal sería que su patrimonio les brindara un lugar en su sitio de residencia, lo cual trae aparejado, adicionalmente, un sentido de pertenencia que se traduce en calidad de vida y protección de los recursos patrimoniales. La posibilidad de incluir un vasto territorio en la lista de patrimonio mundial es a la vez oportunidad y reto. El solo proceso de unir compromisos para la consolidación de todos los elementos que constituyen el producto turístico es ya enriquecedor. Esta posibilidad enaltece el producto actual y tiende lazos para trabajar la actividad turística de forma coordinada. Es de esperar, que todo este esfuerzo de preparación de la Documentación de Declaratoria, contribuya al conocimiento en profundidad del Qhapaq Ñan, a la integración de sus actores y destinos a través del turismo, complementándose, en vez de competir entre sí, más aún, cuando se trata de destinos que pertenecen a un mismo espacio cultural.

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Uso de las tecnologías de la información y de la comunicación (TICs) para la puesta en valor del Qhapaq Ñan

Uso de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TICs) para la puesta en valor del Qhapaq Ñan Erick Iriarte Ahon

«Al que vive en esta época e insiste en creer que puede portarse como si viviera en el pasado, le ocurre lo mismo que el que mira hacia atrás y camina hacia adelante: acaba tropezando y partiéndose la cabeza». CESAR DE ECHAGUE1

Vivimos en la Sociedad de la Información. Esta es una realidad innegable. Aún cuando la cantidad de población conectada no supere en algunos países de la región el 5%, el impacto de la Sociedad de la Información ya se hace sentir en la vida diaria. Una Sociedad de la Información implica un uso intensivo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs); este uso de TICs se da en la recolección, sistematización, almacenamiento y comparación de información con relación a determinado tema o realidad. Es útil la definición que hace la CEPAL sobre el uso de TICs en los procesos sociales: Las TICs se definen como sistemas tecnológicos mediante los que se recibe, manipula y procesa información, y que facilitan la comunicación entre dos o más interlocutores. Por lo tanto, las TIC son algo más que informática y computadoras, puesto que no funcionan como sistemas aislados, sino en conexión con otras, mediante una red. También son algo más que tecnologías de emisión y difusión (como televisión y radio), puesto que no sólo dan cuenta de la divulgación de la información, sino que además permiten una comunicación interactiva. El actual proceso de «convergencia de TIC» (es decir, la fusión de las tecnologías de infor-

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Mallorquí, José. El Coyote, «Seis Tréboles».

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mación y divulgación, las tecnologías de la comunicación y las soluciones informáticas) tiende a la coalescencia de tres caminos tecnológicos separados en un único sistema que, de forma simplificada, se denomina TIC (o la «red de redes»). Es pues de este modo que la Sociedad de la Información, por medio de las TICs, y en especial del Internet expresa un cambio en la sociedad y en los modos de interactuar de los seres humanos. De esta manera, queda establecido que el eje de la Sociedad de la Información no es la Tecnología sino el ser humano. Si se tiene como base al ser humano se plantean tres áreas, que se entrecruzan, los ejes de trabajo en redes. Estos tres ejes son: 1. Acceso / Infraestructura El ser humano, eje de la Sociedad de la Información, requiere conectarse al sistema. Se pasa de un derecho de información que se mantiene, a un derecho conexo que es el derecho de acceder a la información. Pero el acceso no solo existe en conectividad (cables), sino en instrumentos idóneos de acuerdo con las realidades individuales.


Erick Iriarte Ahon

2. Contenidos El acceso es relevante en el proceso, pero se requiere conectarse a algún sitio, a un espacio que le pueda proveer información en su propio idioma. Una información que pueda entender y que le pueda servir para la creación de conocimiento. 3. Enseñanza / Capacitación Se deben encontrar mecanismos para que los individuos puedan acceder a contenidos idóneos de manera tal, que obtengan información relevante para la creación de conocimiento. Es decir la capacitación no es solo para usar la tecnología, sino para producir conocimiento, y enseñar la interactividad del sistema, es decir, enseñar a ser productor de información, y no solo un receptor. Una vez reconocidos los ejes indicados, se los busca en un marco de redes de información. Debe establecerse de manera clara, que las redes de información no son necesariamente redes de Internet, son redes de información tal como han sido establecidas en las comunidades ya existentes. Un ejemplo son las redes de comunicación/información de las ferias, espacios donde los individuos se encuentran con otros e intercambian información, que ahora ha sido tecnificada; de este modo, el punto permanente (es decir donde se hace la feria) recoge información proveniente de otras redes (por ejemplo radio/Internet) y la entrega al circuito de altoparlantes durante la Feria. Finalmente sobre la estructura de redes se encuentra el marco de las políticas. Entiéndase por «políticas» los lineamientos que se plantean para guiar la actividad de las redes con base en los tres pilares antes indicados. Estas políticas pueden establecerse por dos caminos posibles: la regulación y la autorregulación. La regulación está relacionada con las normas, las leyes, los reglamentos; aque-

lla legislación implantada por mecanismos determinados por la comunidad/sociedad, con el fin de fijar los lineamientos para el trabajo de las redes. Por otra parte, se sitúa la autorregulación, elemento que implica que las mismas personas, como partes de la red indicada, instituyen sus propios métodos de limitación de derechos y deberes/responsabilidades, tales como las normas de conducta en el comercio (INCOTERMS) o las RFC2 que dan las pautas para el funcionamiento del Internet, sin que éstas se encuentren en determinada legislación de un país o región. Es necesario establecer mecanismos de Alianzas Público-Privadas (Sociedad Civil, Academia, Sector Privado, Gobierno), que permitan el desarrollo de las Políticas Públicas y en especial de las denominadas Políticas de Estado, que son aquéllas con mayor trascendencia, sobre las cuales deberían asentarse las políticas públicas; debajo de ellas se encuentran los componentes de regulación/autorregulación posibles de dar viabilidad a la Sociedad de la Información. De este modo, como planteamiento teórico base, para establecer el marco de la Sociedad de la Información se ha estructurado lo siguiente:

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RFC: Request for Comments, documentos bases de la autoregulación del Internet, establecida por la misma comunidad del Internet.. http://www.ietf.org

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Es necesario rescatar lo que establece Manuel Castells, en relación con lo que está haciendo el Internet en esta Sociedad de la Información; estas palabras nos dan una pauta sobre la implicancia social del cambio, que afecta no sólo a cuestiones de tecnología, o de algunos, sino que perjudica a todos (conectados o no) y menoscaba todos los procesos de la vida misma.

Como nunca antes, la tecnología tiene una utilidad increíble para el conocimiento, reconocimiento, investigación y puesta en valor de los hechos culturales de nuestro pasado; esta utilidad acarrea un avance significativo en la protección de los derechos culturales de los pueblos.

REDES DE INFORMACIÓN «Internet es la sociedad, expresa los procesos sociales, los intereses sociales, los valores sociales, las instituciones sociales. ¿Cuál es, pues, la especificidad de Internet, si es la sociedad? La especificidad es que constituye la base material y tecnológica de la sociedad red, es la infraestructura tecnológica y el medio organizativo que permite el desarrollo de una serie de nuevas formas de relación social que no tienen su origen en Internet, que son fruto de una serie de cambios históricos pero que no podrían desarrollarse sin Internet. Esa sociedad red es la sociedad que yo analizo, cuya estructura social está construida en torno a redes de información a partir de la tecnología de información microelectrónica estructurada en Internet. Pero Internet en ese sentido no es simplemente una tecnología; es el medio de comunicación que constituye la forma organizativa de nuestras sociedades, es el equivalente a lo que fue la factoría o la gran corporación en la era industrial. Internet es el corazón de un nuevo paradigma, socio técnico que constituye en realidad la base material de nuestras vidas y de nuestras formas de relación, de trabajo y de comunicación. Lo que hace Internet es procesar la virtualidad y transformarla en nuestra realidad, constituyendo la sociedad red, que es la sociedad en que vivimos».3

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«El sustento de toda comunidad son sus integrantes, que la hacen vivir, crecer, desarrollarse, multiplicarse y casi siempre morir». Una comunidad de Internet es todo ello pero tiene una ventaja: el espacio y el tiempo son relativos históricamente, por ende, la comunidad puede sobrevivir. ... «en tanto se nutra de forma constante por alguna fuerza cohesionadora».4 El uso de TICs genera redes de información, que a su vez pueden crear «Comunidades Digitales de Investigación». Una «Comunidad Digital» se define como un espacio de interactuación de individuos en relación con un determinado tema; mediante el uso de las TICs, dicha interactuación se basa en el intercambio de la información para la creación de un conocimiento compartido. En este caso concreto, el Qhapaq Ñan, puede asociarse. Dicha comunidad digital usa las TICs para organizar dispositivos comunes de recolección, procesamiento, sistematización y puesta en conocimiento, por parte de terceros, de la información que se elabore desde sus unidades de producción de información. Los investigadores digitales tienden a actuar de manera gregaria. A estas formas se les denomina comunidades, sean relacionadas por el interés temático o por las cualidades de los mismos (nacio-

Castells, Manuel. Lección inaugural del programa de doctorado sobre sociedad de la información y del conocimiento en Universitat Oberta de Catalunya - UOC.http://campus.uoc.es/web/cat/index.html 4 Faya, Apocrifos de Muadib.

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nalidad, proveedor de servicios, uso de determinado producto). La evolución del Internet con base en las páginas web dejó de lado el desarrollo de comunidades, en especial las científicas, pero solo resultaron exitosos aquellos emprendimientos de Internet, basados o relacionados con proyectos web, que contemplaban la utilización de formas de comunidades, puesto que ellas constituían, en sí mismas, fuentes de conocimiento (científico y/o práctico) sobre determinada temática. Las comunidades, en especial las científicas, que se desarrollan en Internet, se encuentran relacionadas con la entidad que los acoge pero no le son propias; las personas son fieles, en tanto que los espacios comunitarios les sean de utilidad para sus propias labores e investigaciones. Las primeras comunidades digitales que se conocen están vinculadas a las comunidades científicas, de allí que las más acreditadas fueran las comunidades de noticias, ligadas primariamente a ONGs. y organismos de cyber-derechos; el segundo nivel corresponde a la creación de comunidades basadas en las listas temáticas (la creación de listserv y de listz fueron de desarrollo fundamental para esa época); de allí el uso se extendió con el auge de las listas de interés de uso frecuente (como egroups, yahoogroups, y similares). Antes que un usuario novato, el miembro de una comunidad, y en especial de listas de interés y de espacios digitales, es un experto interesado (además probablemente consumidor de boletines de distribución de información), mientras que el usuario menos experimentado (novato) está asociado a comunidades webs del tipo Geocities o Xoom, puesto que le interesa la presencia, antes que la creación del conocimiento; además le resulta de mayor utilidad los foros y «chats». Estas comunidades, actualmente, constituyen uno de los principales espacios de creación del conocimiento, puesto que permiten tener a muchas personas de diversos espacios relacionándose de manera casi permanente. La principal ventaja de las comunidades científicas digitales, es que la cantidad de información que circula en la red es altísima, aun-

que no está adecuadamente procesada, por lo cual los trabajos en equipo son la principal fuente para producir nuevos conocimientos, así como para sistematizar los existentes y presentar los nuevos.

IMPACTO SOCIAL DE LAS COMUNIDADES DE INTERNET En términos generales, se define al «impacto social» como los cambios —positivos o negativos— que surgen a partir de la utilización de los servicios de Internet al interior de los centros de trabajo (como instituciones e individuos), en el uso personal cotidiano y en el entorno de individuos e instituciones como resultado de modificaciones en la comunicación e información adquirida, y/o en los productos y servicios ofrecidos. El impacto no sólo hace referencia a los cambios tangibles o materiales, sino también a las expectativas, percepciones y conocimientos de las personas. Sobre la base de la medición de este impacto es posible inferir su repercusión social global en la sociedad digital. Si se parte del supuesto que el «impacto social» de establecer una Comunidad Digital de Investigación recae en cómo un mayor acceso al creciente espectro de información y comunicación afecta a: 1.

Los investigadores, en su vida cotidiana, en el centro laboral o de estudio, en las costumbres y cultura de trabajo, en su percepción del mundo, en sus conocimientos y aplicación de la información adquirida. 2. Las estructuras de las instituciones, mediante una mirada al interior de las organizaciones, de los procesos de toma de decisiones y las formas cómo se diseñan políticas; esto implica observar cómo la red ha sido introducida en las organizaciones, quiénes tienen acceso a ella, cómo se manifiesta en la jerarquía institucional, cómo ha modificado procesos y contenidos. Medir, a la vez, hasta qué punto se «institucionaliza», es decir qué reglas, restricciones, estímulos existen en el uso de Internet dentro del proceso productivo, educativo y comuni-

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Uso de las tecnologías de la información y de la comunicación (TICs) para la puesta en valor del Qhapaq Ñan

cativo, y el papel que juega en la eficacia y eficiencia institucional e individual. 3. La calidad, cantidad y variedad de servicios y productos ofrecidos por los usuarios de la RED en su entorno: usuarios, otros investigadores. Lo esencial radica en entender cómo y hasta qué punto Internet repercute sobre la cantidad y calidad de los «outputs» de los individuos y de las organizaciones, cada uno al interior de su sector específico de actuación (familiar, empresarial, académico, de promoción al desarrollo, etc.). Una primera hipótesis consiste en que el mayor acceso y variedad de información, podría —en términos ideales— enriquecer el proceso de toma de decisiones y las políticas asumidas por las respectivas organizaciones y organismos gubernamentales, así como en los espacios académicos y en las formas de relaciones personales. La introducción de cualquier herramienta o técnica, no obstante, depende de cómo se incorpora, en la práctica organizativa y personal, en la voluntad política institucional y en las predisposiciones personales para su uso. Uno de los factores que contribuyen a la introducción de una nueva técnica es el grado de socialización y comprensión de sus alcances y virtudes, especialmente por parte de aquéllos que diseñan las políticas institucionales. La segunda hipótesis se refiere a que Internet democratiza las relaciones sociales al permitir un mayor acceso, flujo e informalidad, en las comunicaciones. El control sobre la comunicación e información se debilita al autorizar el flujo libre de información mundial (Norte-Sur y Sur-Sur), entre gobierno y gobernados, sociedad civil, académica y sector privado, y entre ciudadanos que discuten, se capacitan y se conectan entre sí. Un obstáculo claro en sociedades pobres se percibe en función con la infraestructura técnica disponible, que apareja un costo relativamente alto y poco asequible. La tercera hipótesis trata sobre el acceso que deben tener los investigadores a una mayor información y comunicación, lo que incide directamente sobre la cantidad y calidad de servicios y pro-

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ductos ofrecidos. Esto debería ocurrir por diversas razones. Internet permite que: a) Cualquier organización e individuo investigador rompa su relativo aislamiento. b) El acceso a nuevas tecnologías, donde las experiencias de trabajo, documentación, metodologías y demás, no necesiten la tradicional espera para que ser publicadas. c) La ampliación del abanico y de la variedad de fuentes de información, de consulta y de intercambio de opiniones se dé a un costo menor al de las tecnologías convencionales; esta hipótesis está en función de las facilidades técnicas existentes para el uso de la red y del nivel de conocimiento de los investigadores.

HERRAMIENTAS A UTILIZAR Las TICs presentan una diversidad de herramientas para el desarrollo de comunidades digitales. Estas herramientas deben entenderse como asistentes para la recopilación, sistematización, producción y valoración de información, y por ende, de conocimiento, tanto por parte de los investigadores, de manera individual, como, y especialmente, de comunidades digitales de investigación. Entre las herramientas que se proponen para establecer una Comunidad Digital se encuentran las siguientes: •

Intranet: implica el uso de las TICs de un modo cerrado; un esquema que puede estar en una red cerrada o en una red abierta pero con un acceso restringido. Algunas de las utilidades que plantea el uso de Intranet son: • Mecanismos web para carga de información recopilada. • Espacio para diálogo. • Seguimiento de las reuniones que se realicen. • Espacio para toma de decisión.


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• • •

Bases de datos comunes y compartidas (integradas). Base de datos de terminología.

Listas de Correo: entre las herramientas más antiguas en relación con Internet se encuentra el correo electrónico. Con el correr del tiempo, se pasó, desde el listado de direcciones de correo, a los mecanismos de envío automático de información, hasta los actuales servidores de listas, vehículos de integración científica de extrema utilidad para la transferencia de información. Entre los diversos tipos de listas de correo podemos ubicar los siguientes: • De libre acceso: son listas establecidas de manera que cualquiera pueda participar de la recepción de información, o puedan ser utilizadas para participación de los individuos con relación a los espacios que pueda establecer la Comunidad Digital de Investigación de libre acceso. • Temáticas / especialistas: en el caso específico del Qhapaq Ñan las listas temáticas se deberán establecer de acuerdo con los requerimientos (arqueología, antropología, aspectos técnicos/tecnológicos, turísticos, etc.) El acceso es solamente para la Comunidad Digital de Investigación. • Para la toma de decisión política: suerte de ágora permanente, de modo tal, que aquéllos que tengan que tomar las decisiones en relación con la actividad de la Comunidad Digital de Investigación puedan acceder fácilmente. Extranet: es la forma de vinculación de la Comunidad Digital de Investigación con la Sociedad; es la plataforma de interacción con aquéllos que recibirán la información y que se servirán de la misma para generar conocimiento. Un Portal es una Extranet; un sitio integrador de información, que deberá abarcar los diversos aspectos sociales de la puesta en valor del Qhapaq Ñan.

La Extranet es, por lo tanto, el mecanismo por el cual se presentará la información; debe ser interactivo, con espacios para la participación de los individuos (foros, listas, servidores de noticias, etc.). •

Boletín Digital: constituye un contacto permanente entre la Comunidad Digital de Investigación y la Sociedad Civil, pero no tanto por la web (aunque pudiera serlo), sino por medio del correo electrónico. Una suerte de periódico que mantiene al individuo al tanto de nueva información. El Boletín también puede ser de acceso restringido; un «Mural de Información»que sirve para mantener la actividad y novedades dentro de la Comunidad. Sea cual fuere el camino (boletín para la comunidad, o boletín de libre acceso), deberá pensarse como un mecanismo de mantenimiento de información.

SITUACIONES POR ENFRENTAR Desde un inicio se ha planteado que el proceso de la Sociedad de la Información no está basado en tecnología sino en seres humanos. De este modo las situaciones que se pueden enfrentar no estarán dadas tanto por problemas relacionados con la tecnología, sino con los seres humanos; en este caso los investigadores, que se involucrarían en una posible Comunidad Digital del Qhapaq Ñan. Con base en el esquema inicial, los problemas que se enfrentarían para la creación de una Comunidad Digital de Investigación podrían ser: a) b) c) d)

Falta de Conectividad. Falta de Investigadores capacitados en TICs. Información proporcionada. Uso de Tecnología no compatible (para recolección, almacenamiento, presentación o integración de datos).

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Uso de las tecnologías de la información y de la comunicación (TICs) para la puesta en valor del Qhapaq Ñan

a) Falta de Conectividad Dado que este análisis se da en la Comunidad Digital de Investigación, es esencial que se encuentre conectada; no puede entenderse que los integrantes de la red no tengan una conectividad real. Se puede relacionar la conectividad con las Comunidades que se encuentran en torno del Qhapaq Ñan, y en este caso deberán utilizarse los mecanismos presentados por el ICA (Instituto de Conectividad de las Ameritas).

namiento, presentación e integración de datos, éstas deben conformarse adecuadamente, porque, de no hacerlo, se tendrá material disperso que no podrá ser analizado coordinadamente. Por ello, es necesario establecer una plataforma con conceptos y parámetros comunes, o establecer una plataforma de enlace, que pueda interpretar los datos.

USOS SOCIALES DE LA INFORMACIÓN GENERADA POR LA PUESTA EN VALOR DEL QHAPAQ ÑAN

b) Falta de Investigadores capacitados en TICs El uso de las TICs no requiere un entrenamiento «super-especial», pero sí demanda capacitación, que esté imbuida de la mística de la integración de la información; del compartir la información, dado que es en el compartir donde se establece un mecanismo de integración y de «feed-back». La capacitación en el uso de TICs no solamente implicará saber usarlas, sino utilizar los mecanismos de búsqueda de información, integración de la misma, y el uso de plataformas para la recopilación, sistematización y valoración. c) Información proporcionada Una de las peores limitantes que enfrentan las Comunidades Digitales es «el secretismo». El no compartir, por considerar que se «pierde»información. Si no se logra la mística del trabajo en conjunto, pluridisciplinario y plurinacional, las TICs resultan una herramienta de mínima utilidad. La esencia de las Comunidades Digitales está en la interrelación, en el feed-back, en el compartir. Compartir información genera más información y más conocimiento. Esta idea tiene que «internalizarse». d) Uso de Tecnología no compatible (para recolección, almacenamiento, presentación e integración de datos) Dada la diversidad de tecnologías que se han utilizado en las herramientas de recolección, almace-

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Si la recolección de datos incluye un mapeo de las comunidades que viven de los productos turísticos que existen, de los sitios que se conservan, una plataforma web servirá como: • •

• • •

Espacio digital para promocionar dichos sitios/ comunidades. Espacio de puesta en conocimiento, por parte de terceros, de información de dichos sitios/ comunidades. Promoción de los productos turísticos. Plataforma de promoción económica de las comunidades involucradas. Fomento del uso de las TICs en dichas comunidades, como mecanismos de participación social.

CONCLUSIONES 1. Mecanismos de trabajo en red por medio de Comunidades Digitales basados en la necesidad de trabajar en equipo, y en las ventajas que ofrece este trabajo. 2. Herramientas a utilizar: Intranet, Extranet, Listas de Correo y Boletines Digitales. 3. Creación de una comunidad digital beneficiosa, tanto para los procesos previos a la puesta en valor, como para las fases de seguimiento. No sólo beneficia a los investigadores, sino a las comunidades que se encuentren afectadas por la puesta en valor del Qhapaq Ñan, siem-


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pre y cuando se establezcan políticas claras para favorecer a todas aquellas comunidades que se entrelazan con el camino. 4. Diseño de plataformas y uso de herramientas concebidas en ambientes de compatibilidad metodológica y tecnológica. 5. Establecimiento de responsabilidades que impliquen:

a)

Administración de la Comunidad Digital de Investigación. b) Administración de la intranet/extranet. c) Administración de las listas de interés. d) Alojamiento de la información producida. o en proceso. e) Diseño de herramientas comunes para la integración de la información.

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Un proyecto sugerente: poética y práctica del Camino de Santiago de Compostela José Antonio Fernández de Rota

EVOCACIÓN HISTÓRICA Desde los primeros siglos del cristianismo, era tradición en España, que el Apóstol Santiago había predicado allí, y que cuando murió, sus discípulos llevaron su cuerpo en barco, para enterrarlo en su querido Finisterrae. A principios del Siglo IX, la Península había sido invadida, y la mayoría de su población convertida al islamismo. En las montañas del Norte, grupos de cristianos habían organizado el pequeño Reino de Asturias. En aquellos tiempos, un pastor, que llevaba su rebaño a guardar de noche, pudo observar cómo sobre un campo caían estrellas, fenómeno que se repitió durante las noches siguientes. Dio noticia de ello a los sacerdotes y al Obispo, quien decidió que se excavase en aquel lugar. Apareció una sepultura que consideraron era la del Apóstol Santiago. El Rey Alfonso II ordenó que se levantase allí una Iglesia para dar culto a tan Santo Sepulcro. El lugar fue denominado Campus Stellae (Campo de la Estrella) de donde proviene el término «Compostela». Se inició, con el apoyo del Obispo y del Rey, un Camino de peregrinación que conectaba Oviedo con Santiago y tiene una distancia de 300 km. Pero además, los promotores del Camino descubrieron una importante coincidencia: El firmamento ofrecía cada noche un plano astronómico del nuevo Camino. La Vía Láctea o Camino de Santiago recorría en el cielo, la dirección Este-Oeste que el viandan-

te debía transitar. Un camino de estrellas conducía hacia el Campo de la Estrella. A partir de estos místicos y poéticos presupuestos, el Camino encontró imaginativos promotores que abrieron nuevas y extraordinarias posibilidades. La peregrinación a Tierra Santa llegó a hacerse, en algunos momentos, impracticable. Los Papas reforzaron con numerosos privilegios los alicientes de la Peregrinación Jacobea, en un extremo casi aislado, hacia la última frontera de Occidente. Inicialmente el Camino avanzaba por un territorio abrupto, entre las montañas y el mar Cantábrico. Era un recorrido arduo, pero las montañas lo separaban de tierras controladas o amenazadas por los musulmanes. Sin embargo, a mediados del Siglo IX, después de fuertes sequías, los musulmanes abandonaron las pobres estepas del Valle del Duero, para concentrar su atención en las mejores tierras peninsulares. Los reyes asturianos aprovecharon la ocasión para repoblar aquellas tierras atrayendo a cristianos residentes en el sur (mozárabes) y fortificando la región. Se promovió el Camino al sur de las montañas por tierras más llanas, y se robusteció el control de este territorio; no pocos peregrinos aprovecharon las ventajas que ofrecían los reyes para asentarse como colonos en los pueblos del Camino. En el Siglo XII, las rutas de peregrinos rumbo a Santiago, partían de los más alejados rincones de Europa. Francia, Italia, Alemania, suministraban un

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Un proyecto sugerente: poética y práctica del Camino de Santiago

número creciente de peregrinos. En el Siglo XIII, cobraron importancia las peregrinaciones marítimas: los viajeros se juntaban en puertos determinados de las Islas Británicas o de las costas del Báltico, donde los barcos les conducían a puertos de Galicia, para concluir desde allí, su peregrinación por tierra. Se había creado con ello una gigantesca red turístico-religiosa. Esta extraordinaria tarea de puesta en valor patrimonial y aprovechamiento turístico de un legado religioso, se apoyó en un complejo conjunto de elementos y actividades. En primer lugar, contó con un repertorio de símbolos de gran atractivo. El sepulcro del Apóstol y su iglesia eran el eje central, apoyados en sus estrellas fundacionales. El peregrino se vestía con un ropaje característico: báculo o bordón con la calabaza para llevar el agua, escarcela, zurrón y sombrero característico... Especial relevancia adquirió la concha de peregrino, que llevaba colgada para beber. Era la concha de la que surgía, en el mundo clásico, Venus, la diosa del amor, la concha venérea (llamada en gallego, de «vieira») Pasó a ser la concha de Santiago y este símbolo apareció en multitud de iglesias y edificios, marcando de forma concisa y breve, su referencia al Camino. El camino también tuvo su piedra mágica, el negro azabache, la única piedra que flota en el agua. Se atendió la infraestructura del Camino; se repararon las viejas calzadas; se construyeron puentes; se levantaron albergues y hospitales. Se atendió, además, la seguridad de los peregrinos; la Orden de Santiago se fundó inicialmente para la protección de los viandantes del Camino, aunque luego se encargaron de otras funciones militares. El Camino fue adornado con multitud de atractivos de diversa especie. En determinado punto, el caminante podía apartarse para visitar una iglesia de especiales características, en la que se concedían ciertas indulgencias; otro, era un lugar famoso por cierto tipo de milagros y curaciones. Más adelante los monjes dieron amable acogida en un magnífico monasterio asentado en un placentero valle. Otras veces, las diversiones eran menos místicas. Así por ejemplo, algunas de las aldeas del

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Camino eran conocidas como pueblos-prostíbulo, y se podía jugar y beber en los numerosos mesones y tabernas de la Calzada. Los Papas, por su parte, brindaron otro importante estímulo, con la concesión de Indulgencias Plenarias y otros beneficios para el Año Santo Compostelano que se reguló mediante Bula desde 1182. Es Año Santo, cuando el día de Santiago, el 25 de julio cae Domingo. Esta circunstancia se produce con una cadencia de 6 años - 5 -6 -11. Así fueron Años Santos el 1982, 93, 99 y serán el 04, 10, 21… Esta concesión evoca la celebración judaica que convocaba a los creyentes en el templo de Jerusalén cada 50 años. Este privilegio se concedió a la peregrinación romana bastante después, en el 1300. Con esta hábil estrategia motivadora, se ha dotado de heterogeneidad al tiempo, al igual que se había heterogeneizado el espacio. La peregrinación marca lugares sagrados que rompen la uniformidad espacial; se crea una veneración y respeto por lugares e itinerarios; veneración que ciertos antropólogos han denominado «topofilia». Al igual que con el espacio, el Año Santo rompe la continuidad y monotonía del tiempo distinguiendo años sagrados. Su expectativa y especial motivación anima a decidirse a muchos, que sin ello pospondrían, o ni siquiera pensarían en acudir. Estamos ante estrategias de amplia tradición en el mundo de los ritos. Todo ese esfuerzo de organización depara muchas sorpresas; así por ejemplo, en pleno siglo XII se podía hablar de una primera «guía Michelín» del Camino. El «Liber Sancti Iacobi», llamado «Codex Calistinus» describía con todo detalle el Camino Francés; contaba la manea de ser y la lengua de los vascos, de los gallegos, de los mejores trayectos, de sus peligros, de numerosos atractivos que se podían encontrar; todo ello, adornado por deliciosas pinturas y viñetas; una calificada propaganda turístico-patrimonial. A lo largo de la Edad Media, los datos incompletos permiten atisbar en la evolución demográfica de caminantes, sus momentos de crisis y sus alzas. Esas curvas sinuosas cobraron nuevas dimensiones con la Edad Moderna. En el Siglo XVI, la


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reforma luterana se mostró radicalmente crítica; para Lutero se debía acabar con todo tipo de romerías. De los países del Norte vinieron contados peregrinos católicos, a partir de entonces. Pero también en los países del sur surgieron, con el Concilio de Trento, otros inconvenientes sobre este tipo de devociones. Muchos consideraron preferibles las devociones marianas y otros lugares de romería. A principios del Siglo XVIII, el Camino experimentó un nuevo aumento de atención; la Ilustración, la Revolución Francesa, y las guerras napoleónicas, supusieron casi la desaparición de esta multisecular peregrinación. Como una evocación personal, permítaseme comentar que a fines de 1940 estuve pasando el verano con mi familia, a 5 km de Melide. La casa que habitábamos, lindaba con un polvoriento camino y tenía adelante una vieja fuente. Nunca supimos que aquél fuese el Camino de Santiago, a pesar de ser mi padre, profesor de Historia, y muy aficionado a estos temas. Nadie al parecer lo recordaba, excepto alguna asociación minoritaria, que recorría a veces, parte del viejo Camino medieval. Hoy día, ese sendero cerca de Santiago, es recorrido por multitud de peregrinos; tanto el camino como la fuente de los peregrinos figuran debidamente señalizados en los planos y rutas que se divulgan.

NUEVA PUESTA EN VALOR PATRIMONIAL En torno a los sesenta, asistimos a una notable renovación de las inquietudes patrimoniales y de sus posibilidades de recuperación y proyección turísticas. A ello contribuyó el crecimiento económico europeo y las nuevas circunstancias de divulgación cultural. En España en concreto, el desarrollo de estos procesos es notablemente acelerado. El turismo cultural y el entusiasmo por las marchas, acampadas, senderismo, influyeron claramente en el desarrollo de un renovado interés. La restauración de monumentos del Camino fue una de las prioridades. Se iniciaron campañas de promoción y divulgación, y el Camino de Santiago dejó de ser sólo medieval para adquirir actualidad creciente. A ello

se sumó una importante razón política; se soñaba con crear una Comunidad Europea; hacían falta símbolos, y el Camino de Santiago vincula en su red comunicativa, a todos los países de Europa. En cuanto a la evolución numérica de caminantes, se expide una guía orientadora con certificados que prueban haber realizado la peregrinación. No todos los caminantes recogen su certificado; el número real es por lo tanto superior, pero su evolución es un referente significativo. En 1984 fueron poco más de 2.000; en los años siguientes creció a razón de un millar por año hasta 1992, en que superó la cifra de 9.000. En 1993, el número se multiplicó por 10, acercándose a los 100.000. ¿Qué sucedió? El año 1993 fue un año santo, 11 años después del anterior. En ese tiempo se hizo una propaganda especial, centrada en lo excepcional de esa efeméride. Se creó un organismo que gestionó las actividades y recursos del año santo y se llevó a cabo una extensa difusión. Fue en ese año que se declaró el Camino español de Santiago como Patrimonio Mundial. El Papa apoyó el «Xacobeo» visitando Santiago y reuniéndose con medio millón de jóvenes en el Monte del Gozo; el monte desde cuya cumbre, los peregrinos divisan por primera vez las torres de la Catedral de Santiago. Señalemos algunos de los elementos que han sido utilizados para su difusión. En primer lugar, se ha realizado una completa señalización. El icono principal es la estrella cayendo sobre el «Campus Stellae», acompañada de una nueva constelación: las estrellas de la comunidad europea. Esta señal principal está seguida por flechas indicadoras en todos los puntos en que es posible la confusión o duda del viandante. Esta señalización se ha realizado en todos los caminos de España y Portugal que confluyen hacia Santiago y, así mismo, en las principales rutas de Francia. La señalización ha sido temprana y bien organizada en Baviera y en Suiza (cuatro caminos marcados). Han sido anunciadas las rutas en Finlandia, e incluso en Islandia, por caminos que bajan al puerto de Reykiavick. Este dispositivo orientador y simbólico se completa con otros como la acreditación de haber sido peregrino. Para ello, el peregrino debe recoger una carti-

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Un proyecto sugerente: poética y práctica del Camino de Santiago

lla que le certifica como tal, y después tiene que solicitar los sellos de control en los distintos puntos del camino. Los sellos pueden estar en despachos parroquiales, o con más frecuencia, en bares del Camino. Tienen acceso a dicha cartilla, los peregrinos que van caminando, en bicicleta o a caballo. La cartilla de peregrino da derecho (además de la atención sanitaria), a ser hospedado, de forma gratuita, en los albergues de peregrinos que jalonan la calzada. En ellos hay a su disposición literas, duchas, sitio donde preparar su comida y comedores. Algunos son de construcción nueva, pero otros son adaptaciones de viejas casas o de antiguos albergues y hospitales centenarios, también hay hospedaje en varios de los magníficos monasterios que jalonan su recorrido. Al final de su marcha, «La Compostelana», la acreditación en latín certifica que ha hecho el peregrinaje. La información escrita comprende mapas generales y rutas concretas de carácter municipal, así como información acerca de las posibilidades, lugares importantes para visitar, etc. El despliegue publicitario no escatima medios, patrocinando eventos deportivos, organizando exposiciones y actividades culturales diversas. Después del éxito del primer Xacobeo organizado de forma tan compleja, el crecimiento del número de peregrinos es notorio. El Xacobeo 99 superó las 150.000 acreditaciones, aunque las cifras de ocupación de los albergues, como se ha expresado, hablan de números claramente superiores. En los años que no son «santos» las cifras son inferiores, pero, a pesar de ello, en el 2002 se superó la cifra de 70.000 acreditaciones. Con frecuencia, los albergues en ciertas fechas son insuficientes, por tal razón, los ayuntamientos suelen habilitar polideportivos y otras instalaciones municipales; algunos pequeños pueblos han debido albergar, en ocasiones, a dos o tres mil peregrinos en una noche. Desde el punto de vista económico, este tipo de turista intensamente cultural y de ascético sacrificio no aporta, en general, grandes beneficios, pero su papel paradigmático es elemento motivador de otra suerte de turismo culto, que recorre parte del Camino en automóvil, o que visita Santiago, apor-

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tando una sustanciosa contribución. Aunque es difícil dar cifras exactas, se calcula que en el último Año Santo visitaron Santiago unos cinco millones de personas.

DISTINTAS POSIBLIDADES CRÍTICAS Todo este imaginativo edificio que se acaba de describir, puede ser criticado de múltiples maneras. Sugeriré como ejemplo, dos secuencias críticas. En primer lugar, este conjunto de caminos al que nos referimos, puede ser entendido de diversas formas, atendiendo su propia materialidad y función. Muchos de ellos fueron construidos con fines muy diversos a los que hemos repasado aquí. Buena parte de estos recorridos transitan calzadas romanas. Como dice el viejo refrán…»todos los caminos conducen a Roma». Nuestro mapa, en este sentido, sería más adecuado, si en vez de mostrar los caminos orientados hacia Santiago, los pintásemos orientados hacia Roma. Incluso después, estos senderos fueron utilizados para otros fines. Se podría decir, que como objetivo de su construcción y restauración, tan sólo una menor parte ha sido construida con el propósito de conducir a Santiago. Incluso a la hora de peregrinar, los viandantes cambiaban con frecuencia el recorrido, debido a derrumbes, peligro de malhechores, mejora de otros caminos alternativos. El Camino era algo vivo y cambiante. Su apariencia ha sido erigida con frecuencia para otros fines, pero además, en muchos casos, no nos queda materialidad antigua alguna por observar. Unas veces, porque se ha construido sobre ella una moderna carretera, otras, porque sólo vemos un sendero más, sin riqueza arqueológica de ningún tipo. Este tipo de críticas no preocupan demasiado a los que piensan que un camino forma parte de una arquitectura moral y simbólica del paisaje, con un anclaje material y espacial. Lo más indispensable del camino, lo que constituye su realidad, es el peregrino, con su riqueza simbólica y las pautas morales que le llevan a caminar por allí. Las críticas cobran más fuerza, cuando se apoyan en el campo


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del significado y del valor. Los Caminos de Santiago han significado, por desgracia, muchas cosas, y no sólo paz y solidaridad. El Camino de Santiago no siempre ha entrañado concordia y salvaguardia. Su nacimiento tuvo lugar en un momento de confrontación entre cristianos y musulmanes. Posteriormente el Rey Ramiro I utilizó la fuerza simbólica del Apóstol como arma contra el enemigo. En la leyenda, Santiago se apareció como un guerrero, un caballero armado, cabalgando con caballo blanco que atacaba y desorganizaba al ejército enemigo. Las imágenes de Santiago «matamoros» y el grito de guerra de «Santiago» y «cierra España» se convirtieron en «slogan» simbólico. Fue también un símbolo de lucha entre dos religiones hermanas. La mayoría de los habitantes de España, entonces musulmanes, que peregrinaban, lo hacían hacia el Este, hacia la Meca; mientras la minoría de españoles del Norte atraían hacia el extremo Oeste a los peregrinos europeos. Los unos caminaban hacia los áridos desiertos de Arabia, los otros hacia las verdes praderas y bosques de la costa atlántica. Santiago fue símbolo también de discordia en los tiempos de la Reforma protestante; fue uno de los emblemas de desunión entre los cristianos. ¿Quiere decir todo esto que nuestra evocación patrimonial del Camino es inauténtica?

AUTENTICIDAD Y ÉXITO DE LA ACTIVIDAD PATRIMONIAL Un aspecto fundamental que debemos plantearnos a la hora de abordar el problemático tema de la autenticidad patrimonial es la comprensión de los niveles inevitables de simulacro que toda rehabilitación y presentación patrimonial necesariamente conllevan. En primer lugar, la recuperación ansiada de la esencia original de un bien heredado suele ser imposible. Pero además aunque fuese posible, su origen es un momento importante, pero no es toda su historia. La recuperación de todo su dinamismo histórico es también inviable. En ocasiones, las técnicas actuales nos permiten ofrecer si-

multáneamente la contemplación de varios momentos, cuya selección es discutible y en la que difícilmente podemos brindar algún tipo de síntesis adecuada. Pero sobre todo, aquella antigua ruina, vestigio del pasado, se encuentra en un nuevo contexto; tal vez el tráfico urbano y sus anuncios luminosos enmarcan un sitio que resulta nuevo en relación con sus nuevas circunstancias. En cualquier caso, las cosas necesitan, para ser culturales, estar dotadas de un significado que sólo pueden concederles las personas; es decir, tienen vida cultural tan sólo en la vida de las personas. Adquieren así, en los nuevos tiempos, nuevos significados y funciones que les hacen ser distintas de lo que en otros tiempos fueron. Se debe, por lo tanto, aceptar el inevitable carácter de simulacro de toda actividad «patrimonializadora». La exigencia de autenticidad debe tener siempre en cuenta, que nunca se puede engañar ni ocultar nada a los usuarios. Se debe brindarles lo mejor de la ciencia y de las interpretaciones, lo más eficaz de las técnicas y lo más imaginativo de los métodos, pero nunca hay que olvidar el carácter re-presentativo de la evocación de la herencia cultural que se les ofrece para su disfrute. La reflexión sobre las teorías de la «performance», el acento en su carácter de representación ayuda a comprender mejor qué puede ser lo auténtico en el patrimonio. La verdad del patrimonio es verdad, dentro de un proceso comunicativo. Nadie considera que un actor teatral sea inauténtico, porque al representar la muerte de su personaje simule que está muriendo. Lo que se le pide es que reviva lo que se siente ante la muerte de un hombre. Si lo logra, es un actor muy auténtico, y entregado de verdad a su público. Como dijo Northrop Frye, nadie va a ver Macbeth para aprender historia de Escocia, sino para ver lo que siente un hombre que ha ganado un Reino y perdido su alma. La verdad del patrimonio se construye en el diálogo entre los gestores o protagonistas por una parte, y los espectadores o usuarios por la otra. Es necesario saber conectarse con las expectativas de los usuarios, saber sugerirles nuevos intereses y, en última instancia, ayudarles a participar de forma

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Un proyecto sugerente: poética y práctica del Camino de Santiago

que se conviertan en protagonistas, a aquéllos que se acercaron como espectadores. Bajo estos presupuestos, el Camino de Santiago ofrece a los nuevos peregrinos que lo recorren, muchas formas de ser auténticos peregrinos. El camino les brinda un haz de símbolos poderosamente evocadores. Los símbolos condensan en sí mismos, multitud de significados que pueden ser captados y sentidos de múltiples maneras. Los diferentes grupos pueden aprovechar estos símbolos bajo muy diversos presupuestos, coherentes con sus propias historias y convicciones. Para unos, supondrá la experiencia de participar en una tradición religiosa, para otros, espiritual, para muchos, cultural. Algunos en el Camino se sentirán especialmente europeos… Van a poder disfrutar como tantos peregrinos de nuevas formas de convivencia. Es frecuente contemplar peregrinos solitarios. Éstos se pueden relacionar en el camino y en los albergues, con otros viajeros. Las paradas para descansar les permitirá comunicarse con otros solitarios o con pequeños grupos (parejas, familias) con los que vuelven a coincidir en diversos momentos. El Camino brinda la ocasión de conocer gente de diversos países, movidos por distintos motivos. Otras veces son asociaciones o instituciones las que organizan una peregrinación colectiva. Algunos llevan a cabo actividades culturales en los pueblos del camino, y la gente del lugar les corresponde, brindándoles sus espectáculos o festejos tradicionales. El peregrinar ha sido caracterizado por algunos antropólogos, como una práctica equiparable con los ritos de paso. El peregrino corta con los hábitos y preocupaciones de su vida diaria, marcha a un espacio nuevo y dentro de un tiempo diferente. Su largo periplo en un espacio y tiempo «de nadie», le permite volver a reintegrarse después, a su vida anterior, de alguna forma, transformado. También la convivencia del pequeño grupo de peregrinos, lejos de su patria y de sus compromisos sociales, es vista como la formación en una situación nueva, la experiencia de una vida en «comunidad», una relación colectiva, especialmente humana.

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Las marchas, el senderismo, las «acampadas» en la naturaleza, como ya se ha expresado antes, se han convertido en práctica de gran atractivo para muchos. El disfrute del entorno del camino se da en el marco de un paisaje, donde su estrecha interacción con la cultura, es especialmente manifiesta. Se pisa sobre las huellas dejadas por multitud de peregrinos; se mira y contempla por encima de sus miradas. La infraestructura del Camino, sus conventos, las iglesias, los pueblos surgidos al calor de la calzada, el esfuerzo agrícola y ganadero que transformó y sigue transformando el territorio, todo, habla continuamente de un entorno que ha sido la casa multisecular compartida por tanta gente; es la manifestación de una naturaleza humanizada y humanizante. La barrera montañosa de los Pirineos y sus puertos coronados con cruces en medio del bosque; constituyen la puerta de entrada del peregrino en España. Luego debe recorrer la reseca estepa de Castilla, bajo el sol tórrido del verano o el crudo azote del frío y viento invernal. Son tierras llanas, donde la torre de la iglesia del siguiente pueblo se divisa en el horizonte, a poco de iniciar la jornada, pero parece alejarse del caminante durante su marcha, para acabar dejándose alcanzar al anochecer. Por último, tras un nuevo puerto presidido por una de las iglesias más antiguas del Camino, el peregrino entra en las verdes frondosidades de la campiña gallega. Falta poco para llegar a Compostela; el cansancio deja su huela, y los maltrechos pies se resienten por la caminata; se agradece un paisaje tan dulce para poder superar los últimos kilómetros del desafío. El usuario del patrimonio se ha convertido en el gran protagonista. Sus posibilidades de iniciativa y creación son múltiples; no se le ha ofrecido un patrimonio muerto, sino que se le ha brindado un Camino vivo. No se le oferta tan sólo una representación patrimonial, él es uno de los artífices y protagonistas del Camino. Él representa la peregrinación con la misma autoridad que la representaron en su tiempo los peregrinos medievales y de tiempos posteriores. Es igual a ellos, un peregrino,


José Antonio Fernández de Rota

y como ellos, de una forma tan auténtica, ha hecho camino al andar. Se ha sentido identificado dentro de una tradición, con un grupo de pertenencia multisecular; ha respetado las normas básicas y símbolos de un buen peregrino, y se ha sumado mentalmente a un largo encadenamiento hermenéutico, añadiendo sus propias interpretaciones, a las interpretaciones de los antiguos. Todo el marco de la peregrinación, entreverando historia, paisaje y arte, es un marco de extraor-

dinario atractivo, pero el espectáculo único y peculiar, el que polariza la atención de quien lo visita, y da sentido a todos los demás componentes, es el peregrino. Ellos, los peregrinos en su marco, agentes de la peregrinación, usuarios de su patrimonio y espectáculo en una pieza, dotados de altos niveles de autenticidad patrimonial, constituyen la visión más emotiva. Al menos en este estilo y forma de patrimonio parece ser que autenticidad y éxito patrimonial van de la mano.

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«Reunión de expertos sobre el proceso de preparación de la candidatura de nominación del Qhapaq Ñan»

«Reunión de expertos sobre el proceso de preparación de la candidatura de nominación del Qhapaq Ñan para su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial» Cusco, 24 y 25 de octubre de 2003

El Centro del Patrimonio Mundial ha sido el destinatario de los deseos de seis Estados Parte para definir un proceso de cooperación internacional que tenga como fin la nominación de un bien trans-fronterizo común. La propuesta de inscripción del «Qhapaq Ñan Camino Principal Andino» en la Lista del Patrimonio Mundial, abre una nueva vía que servirá, sin duda alguna, para establecer nuevos criterios y dinámicas de formas de trabajo conjuntas, entre países que comparten bienes patrimoniales comunes. Constituye un proceso pionero, pues se formulan pautas técnicas y metodologías nuevas, dentro de un claro escenario de cooperación internacional en términos del Patrimonio Mundial, teniendo en cuenta la experiencia acumulada en las tres décadas de vigencia de la Convención del Patrimonio Mundial, Natural y Cultural. Dentro de este contexto, el Centro del Patrimonio Mundial auspició la realización de esta reunión en Cusco, en la que participaron expertos regionales y representantes de los países involucrados en el proceso de candidatura del «Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino». Esta reunión tuvo como antecedentes los documentos y acuerdos subscritos en reuniones anteriores1. Entre dichos antecedentes es necesario tener en cuenta las propuestas y los lineamientos sur-

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gidos de las reuniones del Centro del Patrimonio Mundial, con las Delegaciones permanentes de los países en París en el período 2002-2003. La Reunión Técnica del Cusco 2003, tuvo como propósito central: •

Facilitar el proceso para la presentación de la candidatura de nominación del Qhapaq Ñan Camino Principal Andino, y su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial. Sus objetivos específicos fueron los siguientes:

Definir conceptualmente el bien Qhapaq Ñan como también su naturaleza arqueológica, histórica, paisajística, antropológica, etnográfica y ambiental. Especificar aquellos criterios que aseguren un mínimo común denominador para incluir sitios, vestigios, tramos, comunidades, paisajes o cosmovisiones como demostrativos del Qhapaq Ñan. Recopilar y sistematizar las investigaciones inicialmente realizadas por cada uno de los países. Presentar, discutir y establecer consenso entre las posibles modalidades para la inscripción del Qhapaq Ñan en la Lista del Patrimonio Mun-

Anexos II, III y IV.

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Tejiendo los lazos de un legado. Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino

dial e identificar los mecanismos operacionales que permitan avanzar en el proceso. Poner en contacto especialistas en distintos campos y favorecer el intercambio de visiones y de experiencias, con el fin de establecer los criterios, sobre los cuales el bien Qhapaq Ñan justifique su inscripción dentro de la Lista de Patrimonio Mundial. Esclarecer peligros y dificultades dentro del proceso de nominación, en el ámbito internacional. Plantear un calendario realista de actividades para el año 2004 a través de la asistencia técnica internacional. Determinar formas de colaboración interinstitucional con otros organismos internacionales (UICN, BID, etc.). Establecer un grupo de trabajo, responsable de la coordinación internacional del proyecto, y seleccionar los coordinadores nacionales que intervendrán por sectores temáticos. Definir un pre-diseño de sitio web con espacio Internet / Intranet para gestionar el proceso de la nominación.

La preparación del encuentro tuvo como material de soporte los siguientes documentos: a) Documento base para la preparación de presentaciones y discusión El Centro del Patrimonio Mundial, con la colaboración de la Representación de UNESCO-Lima, elaboró un documento base, con el fin de canalizar y orientar las presentaciones de los expertos y los debates de los representantes de los países parte. Este documento enfatiza la necesidad de: definir los valores excepcionales del bien para todos los tramos a ser inscritos; establecer planes de manejo e instrumentos de gestión para los mismos; auspiciar la participación de las comunidades en el proceso de selección y definición de valores, así como

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la elaboración de los planes maestros y de gestión de los sitios. En él también se resumen los objetivos alcanzados en las reuniones previas y se establecen las nuevas metas. El documento base fue validado por las delegaciones, y se le incorporó, a la edición final, los ajustes y las aclaraciones solicitados por los representantes de los países parte. b) Cuestionarios2 El Centro del Patrimonio Mundial elaboró dos cuestionaros que fueron enviados previamente a los países participantes del proyecto. El primero de los cuestionarios enfatiza el proceso de avance en la identificación de los valores excepcionales del Qhapaq Ñan, así como en las instituciones que adelantan las investigaciones y las condiciones legales que nacionalmente apoyarían el proceso de nominación en cada país. El segundo tiene por objeto conocer la situación de investigación y difusión de los valores del Qhapaq Ñan, en tanto bien de valor patrimonial. Las respuestas a las cuestiones planteadas en las encuestas permitieron conocer los espacios de participación legal y efectiva de las comunidades indígenas y rurales de su entorno en los procesos, así como las dinámicas del turismo con relación a la utilización del Qhapaq Ñan como atractivo, y como componente de productos turísticos específicos. Tales respuestas no fueron homogéneas, poniendo de relieve los diferentes tiempos y alcances del proceso, dentro de las instituciones nacionales que tienen bajo su responsabilidad las diferentes áreas temáticas, relacionadas con la preparación de expedientes técnicos para el Qhapaq Ñan. Dado el carácter eminentemente técnico de la reunión, el diseño de la misma tuvo como uno de los elementos centrales, la presentación de siete conferencias preparadas específicamente por los expertos regionales. Las exposiciones tenían como objeto ampliar el marco teórico sobre el Qhapaq

Anexo V: Cuestionario de especialistas para la «1ª Reunión Técnica Regional Qhapaq Ñan - Camino Inca»; pp. 126-130.

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«Reunión de expertos sobre el proceso de preparación de la candidatura de nominación del Qhapaq Ñan»

Ñan, así como dar a conocer el estado del arte en los temas de: arqueología; antropología; desarrollo comunitario; patrimonio natural y áreas protegidas; turismo; desarrollo de redes y sistemas de información. En forma ilustrativa se presentó el manejo de un bien cultural binacional ya inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial, como es el caso del Camino de Santiago de Compostela. La reunión técnica del Cusco se desarrolló con cuatro categorías de participantes: •

3

Representaciones oficiales de los países Las invitaciones a los países miembros para que designaran a sus representaciones fueron coordinadas con las Delegaciones Permanentes ante la UNESCO en París. En esta condición participaron un total de 20 personas, más un observador por el Ecuador, país que no tuvo representación oficial3. Correspondió a estos participantes la exposición de los procesos que se estaban siguiendo en sus países, para el estudio y preparación de los expedientes, que presentarían la candidatura del Qhapaq Ñan; posteriormente se llevaron a cabo diálogos donde se discutieron los distintos criterios establecidos en las disertaciones, así como la redacción y aprobación de las conclusiones y recomendaciones emanadas de dicha reunión. Representantes del Centro del Patrimonio Mundial y de la Representación de la UNESCO en el Perú La reunión estuvo encabezada por el Director del Centro de Patrimonio Mundial y la Representante de la UNESCO en el Perú. Asistieron como apoyo técnico la Coordinadora del Pro-

yecto Qhapac Ñan, Especialista de Programa del Centro de Patrimonio Mundial para América Latina y el Caribe y un consultor contratado por la Representación de la UNESCO-Lima. Para su preparación y organización se contó, además, con el apoyo administrativo y logístico de la representación de la UNESCO en el Perú. •

Panel de Expertos Como se estableció anteriormente, durante el encuentro participaron permanentemente los siete expertos designados con el fin de analizar y discutir sobre las áreas temáticas relacionadas con el Qhapaq Ñan; estos especialistas fueron seleccionados por el Centro del Patrimonio Mundial y la Representación de UNESCO en el Perú, quienes con la presentación de sus disertaciones permitieron ubicar en un contexto técnico las discusiones, y facilitaron el proceso de elaboración de las conclusiones y recomendaciones.

Observadores La presencia de observadores de instituciones que trabajan en temas relacionados con los proyectos del Qhapaq Ñan en la región, facilitó la secuencia técnica de la reunión. Se contó con la participación de un antropólogo, como representante de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura y de una bióloga, en representación del Instituto para la Conservación e Investigación de la Biodiversidad, de la Academia Nacional de Ciencias de Bolivia. Igualmente se permitió la asistencia durante las presentaciones, de un limitado número de observadores locales.

La lista completa de los representantes oficiales de los países y de todos los participantes en pp. 112-115.

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CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

El Qhapaq Ñan, como conector ancestral, actualmente sigue siendo una vía de transmisión cultural; un camino de contacto, de intercambio de bienes, de conocimientos, de valores y de culturas; escenario de múltiples formas de organización social, sistemas productivos y cosmovisiones, en un vasto territorio de Sudamérica. Es la evidencia de un ingenio constructivo, y a la vez, expresión preferida de formas de movilidad continua y recíproca, portador de una visión plural de la Historia y escenario privilegiado para la cooperación cultural. Como ruta material, ilustra varias etapas de desarrollo humano en distintas épocas. Dentro de un marco de excepcional biodiversidad, el Qhapaq Ñan posee áreas de gran valor ecológico para la conservación de todos sus componentes biológicos; diferentes eco-regiones, articuladas territorialmente entre costa, sierra, y selva, que conservan vivas sus especificidades culturales. El importante patrimonio inmaterial presente a lo largo de este bien, en especial las comunidades originarias, urbanas y rurales contemporáneas, con sus prácticas rituales, religiosas y simbólicas, sus formas de vida, sus creencias y sus cosmovisiones de valor universal, que conforman su soporte, exigen de este Proyecto, particular atención, pues esas riquísimas tradiciones que sustenta el Qhapaq Ñan se ven amenazadas hoy, por los efectos homogeneizadores de la globalización, que tiende a minimizar lo diferente y lo local.

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Amenazados, también, están los bienes culturales de este camino, por las modernas obras de infraestructura. El turismo sostenible y responsable puede ser una de las estrategias de desarrollo local y una oportunidad de educación e información sobre el bien patrimonial. En todo caso, debe estar orientado y comprometido con la conservación de los sitios visitados, y que a la vez, ofrezca ingresos que eleven la calidad de vida de las comunidades. Ese proceso debe contar con la participación de las comunidades desde su inicio. Por todo ello: 1. Se considera, que de acuerdo con la voluntad política expresada por los países que firmaron la Resolución de Cusco sobre el Qhapaq Ñan: Camino Principal Andino, en mayo del 2003, es recomendable el establecimiento en cada país, de una «instancia nacional de coordinación inter-institucional y multidisciplinaria» que sirva para facilitar el proceso y el seguimiento legal, técnico, financiero y político de la puesta en valor del Qhapaq Ñan, con el fin de inscribirlo en la lista del Patrimonio Mundial. Dicha estructura deberá asimismo asegurar que la coordinación va a favorecer, desde su inicio, la participación ciudadana y comunitaria en todo el proceso. 2. Se propone, en conjunción con el punto anterior, la constitución de un «comité de coordinación internacional y de seguimiento», con un


Conclusiones y recomendaciones

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representante de cada país, que deberá reunirse cada seis meses, con presidencia rotativa. Se procurará organizar dos reuniones del Comité con grupos de trabajo en el próximo año, para tratar los términos de asistencia internacional solicitada al Comité del Patrimonio Mundial. Estas reuniones podrían combinarse con la realización de un Taller Regional sobre la excepcionalidad de los paisajes culturales del Qhapaq Ñan, acompañado de un módulo específico sobre la homogeneización de fichas de registro del Qhapaq Ñan (arqueológicas, históricas, antropológicas, ambientales, etc.) y otro módulo sobre «Pautas para los Planes de Manejo de los Paisajes del Qhapaq Ñan». Como apoyo para el cumplimiento de este objetivo se recomienda priorizar la elaboración de un glosario de términos homologables (textuales y gráficos) del Qhapaq Ñan, dando un marco terminológico común al proyecto. La Delegación Peruana ha ofrecido su disponibilidad para liderar y coordinar esta actividad. Se propone el establecimiento de un mecanismo de comunicación de los diversos actores involucrados en el proyecto Qhapaq Ñan. En esta primera etapa se hará a través de una lista de correo moderado, coordinada por el Centro del Patrimonio Mundial y se creará un repositorio digital para documentación de los países miembros. Cada país deberá nombrar un «punto focal», es decir, un responsable de la coordinación nacional en las cuestiones técnicas del proceso de nominación. Dicho coordinador será la persona encargada de servir de enlace con el Centro del Patrimonio Mundial en la Lista de correo moderado, la que recibirá la clave de acceso. Se plantea la preparación de algunos expedientes de nominación, preferiblemente trans-fronterizos como por ejemplo: Ecuador-Colombia/ Perú-Bolivia/Chile-Argentina. Se recomienda coordinar informaciones relativas a proyectos ya en curso, que pueden funcionar como experiencias piloto de referencia,

para los países involucrados en el proceso de nominación. En este sentido, es conveniente conocer las experiencias ya existentes en los países (casos: Maras - Perú, Quebrada de Humahuaca - Argentina, El Leoncito - Argentina; Camino Takesi en Bolivia, entre otros), que servirán de base metodológica, para los trabajos de preparación de las candidaturas para la inscripción del Qhapaq Ñan. 9. Se aconseja tener en cuenta el marco conceptual proporcionado por: el Manejo Bioregional (Miller, 1996): Matrices, Núcleos y Corredores; Manejo Holístico (Savory, 1999): Perspectiva de la Totalidad y las partes relacionadas; Manejo Integrado del Patrimonio Cultural y Natural (Hurtado Mendoza, 1998): Ecosistemas Socio Culturales; y el concepto de Paisaje Cultural (UNESCO, 1992). Estos marcos conceptuales se adaptarán a la consideración del presente proyecto en función de proveer elementos de comprensión para la inscripción del bien, y el manejo del patrimonio que involucra. En tal sentido, el Qhapaq Ñan debe entenderse como un conjunto de elementos relacionados, que ofrece una imagen global y donde metodológicamente se deberá mantener, recuperar, fortalecer y/o recrear las relaciones que lo constituyen. 10. Ante la magnitud del proyecto y sus múltiples implicancias, los representantes nacionales consideran fundamental el desarrollo de relaciones con otras instituciones internacionales, nacionales y privadas, sobre la base de una definición clara y precisa de responsabilidades y objetivos propios del proceso de nominación, y de objetivos compatibles con otros proyectos en curso. 11. Los representantes oficiales de los países participantes en este encuentro acuerdan elevar ante la reunión de Ministros de Cultura de la región, que se efectuará en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, en noviembre de 2003, la declaratoria de interés por la inscripción conjunta del Qhapaq Ñan en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

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PROGRAMA

VIERNES 24 DE OCTUBRE DE 2003 Ceremonia de apertura Breve presentación institucional de los países participantes Presentación de los expertos invitados Aprobación de la agenda de trabajo Presentación del Documento Base Ciro Caraballo, Especialista de Programa de Patrimonio Cultural, UNESCO Lima «El Centro de Patrimonio Mundial y la inscripción del Qhapaq Ñan» Nuria Sanz, Especialista del Programa del Centro del Patrimonio Mundial Comentarios «Riqueza, complejidad y riesgos en los programas de conservación, valoración y manejo del patrimonio arqueológico a lo largo del Qhapaq Ñan» Victoria Castro (Chile) «Riqueza, complejidad y riesgos de los programas de conservación, valoración y manejo del patrimonio cultural inmaterial en comunidades nativas y rurales de los Andes desde una visión antropológica» David De Rojas Silva (Bolivia) Presentación sobre el uso de satélites para el monitoreo de sitios patrimoniales Delegación Argentina «Visión y oportunidad que brinda la protección del Qhapaq Ñan desde los criterios de las áreas naturales protegidas, y riqueza de genomas en la agricultura tradicional andina» Luis Alfaro (Perú)

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Programa

«Un proyecto sugeridor: poética y práctica del ‘Camino de Santiago’» José Antonio Fernández (España) Establecimiento de líneas de trabajo Definición de los grupos

SÁBADO 25 DE OCTUBRE DE 2003 «Experiencias y Avances del Proyecto Qhapaq Ñan en la Región Cusco» Wilfredo Yépez (Perú) «Oportunidades y retos en el desarrollo de productos turísticos sostenibles y responsables relacionados con el Qhapaq Ñan» María Eugenia Bacci (Venezuela) Comentarios «Conceptos y experiencias en programas recientes de desarrollo sostenible en comunidades nativas y rurales de los Andes» Ramiro Molina Rivero (Bolivia) «Oportunidades y retos en la organización de redes de información» Erik Iriarte (Perú) Discusión general e instalación de las mesas de trabajo Lectura de propuestas, recomendaciones y acciones de seguimiento Adopción del plan de acción Ceremonia de clausura

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PARTICIPANTES

REPRESENTANTES OFICIALES DE LOS PAÍSES • Argentina Magdalena Faillace Licenciada en Letras Secretaría de Cultura de la Presidencia Alvear 1690 Buenos Aires Telf.: (54 11) 4129 2503/2446 Fax: (54 11) 4129 2459 E-mail: subsecretaria@correocultura.gov.ar Alejandro García Licenciado en Relaciones Internacionales Secretaría de Turismo de la Presidencia de la Nación Suipacha 1111, Piso 21 Buenos Aires Telf.: (54 11) 4312 0442 Fax: (54 11) 4313 6834 E-mail: agracia@turismo.gov.ar Gastón Izaguirre Estudiante Comisión Nacional de Actividades Espaciales Av. Paseo Colón 751 Buenos Aires Telf.: (54 11) 4331 0074 E-mail: gizagui@conac.gov.ar Félix Menicocci Diplomático Comisión Nacional de Actividades Espaciales Av. Paseo Colón 751 Buenos Aires

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Telf.: Fax: Email:

(54 11) 4343 0631 (54 11) 4331 3446 fmen@conac.gov.ar

Roberto Molinari Arqueólogo Administración de Parques Nacionales Av. Santa Fe 690 1059, Buenos Aires Telefax: (54 11) 4383 1181 E-mail: rmolinari@apn.gov.ar Susana Pataro Diplomática Ministerio de Relaciones Exteriores Esmeralda 1212, Piso 11 1007, Buenos Aires Telf.: (54 11) 4819 7824 Fax: (54 11) 4819 7818 E-mail: msp@mrecic.gov.ar Juan Martín Repetto Arquitecto Comisión Nacional de Museos y Monumentos y Lugares Históricos Av. de Mayo 568 Buenos Aires Telf.: (54 11) 4475 2563 E-mail: jmrepetto@usa.net • Bolivia Paz Padilla Escritor


Participantes

Viceministerio de Cultura Palacio Chico esq. Potosí La Paz Telf.: 211 4474 / 241 4001 E-mail: dinapabol@hotmail.com Freddy Arce Planificador Dirección Nacional de Arqueología Calle Tiwanaku 93 La Paz Telefax: 222 5176 E-mai: unar_bolivia@msn.com Javier Escalante Arquitecto Dirección Nacional de Arqueología Calle Tiwanaku 93 La Paz Telf: 233 1633 E-mail: unar_bolivia@msn.com Ana María Pacheco Diplomática, Economista Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto Plaza Murillo, Ingavi esq. Junín La Paz Telf.: 240 8900 / 278 5419 Fax: 211 3204 E-mail: anapachecom@hotmail.com • Colombia María Victoria Uribe Antropóloga Instituto Colombiano de Antropología e Historia Calle 12 # 2-41, Bogotá Telf.: (57 1) 561 9400 E-mail: mvuribr@colciencias.gov.co • Chile Ángel Cabeza Arqueólogo Consejo de Monumentos Nacionales de Chile Av. Vicuña Mackenna 84 Providencia, Santiago Telf.: (56 2) 665 1518 E-mail: acabeza@monumentos.cl

Mario Vásquez Arqueólogo Consejo de Monumentos Nacionales de Chile Av. Vicuña Mackenna 84 Providencia, Santiago Telf.: (56 2) 665 1518 Fax: (56 2) 665 1521 E-mail: mvasquez@monumentos.cl Pedro Araya Ingeniero Forestal Corporación Nacional Forestal Paseo Bulnes 259, of. 704 Santiago Telf.: (56 2) 390 0297 Fax: (56 2) 390 0295 E-mail: paraya@conaf.cl • Perú Luis Guillermo Lumbreras Salcedo Director Nacional Instituto Nacional de Cultura Av. Javier Prado Este 2465, 8º Piso San Borja - Lima 41 Telf.: (51 1) 476 3579 Fax: (51 1) 476 9880 E-mail: lumbreras@inc.gob.pe Carlos Vásquez Diplomático Ministerio de Relaciones Exteriores Jr. Ucayali 371 Lima 1 Telf.: (51 1) 446 1088 / 311 2763 / 311 2760 Fax: (51 1) 311 2762 E-mail: cvasquez@rree.gob.pe David Ugarte Antropólogo Director del Instituto Nacional de Cultura, Región Cusco San Bernardo s/n Cusco Telf.: (51 84) 27 3120 / 22 3831 Edwin Benavente Arquitecto Instituto Nacional de Cultura Av. Javier Prado Este 2465, 8º Piso, San Borja Lima

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Telf.: E-mail:

(51 1) 9808 5749 / 225 44 23 ebenavente@inc.gob.pe

Ana María Hoyle Arqueóloga Instituto Nacional de Cultura Independencia 572 Trujillo Telefax: (51 44) 24 8744 E-mail: inci@chanchan.rcp.net.pe

Ciro Caraballo Arquitecto Consultor UNESCO-Lima Av. Javier Prado Este 2465, 8º Piso San Borja Lima Telf.: (51 1) 224 25 26/ 476 98 71 Fax: (51 1) 476 98 72 E-mail: cirocaraballo@yahoo.com

ESPECIALISTAS REPRESENTANTES DEL CENTRO DEL PATRIMONIO MUNDIAL Y DE LA REPRESENTACIÓN DE UNESCO-LIMA Francesco Bandarín Arquitecto Director Centro del Patrimonio Mundial UNESCO 7 Place de Fontenoy, 75007, París Francia Telf.: (33 1) 4568 1571 E-mail: f.bandarin@unesco.org Nuria Sanz Arqueóloga Coordinadora del Proyecto Qhapac Ñan Especialista de Programa Centro del Patrimonio Mundial para América Latina y el Caribe UNESCO 7 Place de Fontenoy, 75007, París Francia Telf.: (33 1) 4568 1571 E-mail: n.sanz@unesco.org Patricia Uribe Representante UNESCO-Lima Av. Javier Prado Este 2465, 8º Piso San Borja Lima Telf.: (51 1) 224 25 26/ 476 98 71 Fax: (51 1) 476 98 72 E-mail: unescope@amauta.rcp.net.pe

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David de Rojas Silva Antropólogo La Paz Bolivia Telf.: 272 3200 E-mail: de_rojas_david@hotmail.com Ramiro Molina Rivero Antropólogo Especialista en participación comunitaria Universidad de la Cordillera Calle Chaco 1161 La Paz Bolivia Telf.: 272 21 40 Fax: 247 74 42 E-mail: ramiromolina2000@yahoo.com María Victoria Castro Rojas Arqueóloga Universidad de Chile Las Perdices 575 La Reina, Santiago Chile Telf.: (56 2) 678 77 57/ 77 60 Fax: (56 2) 678 77 56 E-mail: vcastro@uchile.cl José Antonio Fernández de Rota Profesor Universidad de La Coruña Ronda de Orteiro 146 La Coruña 15007, España Telf.: 981 23 36 47 Fax: 981 16 70 00 E-mail: rotamonter@yahoo.es


Participantes

Luis Alberto Alfaro Meteorólogo Especialista en manejo de áreas naturales Av. Benavides 2422 Miraflores Perú Telf.: (51 1) 271 2530/ 9643 76 80 Fax: (51 1) 225 10 55 E-mail: luisalfaro@amauta.rcp.net.pe

OBSERVADORES

Erick Iriarte Ahon Abogado Especialista en redes de información Alfa-Redi Av. José Pardo 329, Ap. 303 Miraflores Perú Telf.: (51 1) 9791 76 93/ 241 65 63 Fax: (51 1) 447 20 71 E-mail: eiriarte@alfa-redi.org

Daniel González Antropólogo Organización Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura SQS 104 – Bloco G, Ap. 605 Brasilia CEP 70343-070 Brasil Telf.: (55) 61 323 24 13 Fax: (55) 61 224 08 49 E-mail: dgonzalez@oeibr.org

María Eugenia Bacci Arquitecta Consultora en turismo Av. Circ. Del Sol Edificio María Eugenia, Ap. 5 B Santa Paula, Sebucan Caracas Venezuela Telf.: (58 2) 12987 43 28 Cel : 0416 612 65 34 Fax: (58 2) 987 43 28 E-mail: mebacci@cantv.net; mebacci@hotmail.com

Carmen Miranda Bióloga Instituto para Conservación e Investigación de la Biodiversidad Academia Nacional de Ciencias UICN Av. 16 de Julio 1732 - La Paz Bolivia Telf.: (591) 2 235 06 12 Fax: (591) 2 212 00 40 E-mail: cmiranda@megalink.com

Hernán Crespo Toral Arquitecto Ex Sub-director General de Cultura de la UNESCO La Cumbre 336, Carlos Montufar - Quito 32 Ecuador Telefax: (593 22) 44 72 31 E-mail: h.crespo-toral@andinanet.net

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Anexo III: «1ª Reunión Técnica Regional Qhapaq Ñan - Camino Inca». Informe final, conclusiones y recomendaciones

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Anexo II: Acta de compromiso

ANEXO I Texto de la inscripción del «Qhapaq Ñan - Camino Inca» en la Lista Indicativa del Perú, 2001

«The Great Inka Trail, Qhapaq Ñan or Inka fian, was a complex road, administrative, transportation and communications system that was also used as a means to demarcate the four basic divisions of the so-called Inka Empire. The development of this system considered three basic characteristics: gathering of population, gradient of the ground, and natural composition of the soil. A main path started in Cusco towards each of the four ‘suyos’ (regions). The roads were inscribed in the geography of the State. The system comprised almost all the territory of the Andes, including nowadays Perú, Bolivia, Ecuador, Argentina and Chile. It was formed by four main roads clearly recognizable, and many secondary roads which still are in the process of being identified (some of them may be identified by natural and/or artificial indicators). Great part of the system was built over more ancient roads. It presented a series of architectural structures, each of which had different and specific functions. Bridges and pulley bridges used over rivers were built to save the continuity of trails along the rugged geography of the Andes. Beside the roads, the transportation system was composed of other important architectural elements such as ‘tampus’ (lodging places with storage facilities), ‘kanchas’ (rectangular spaces surrounded by walls enclosing several structures), ‘kallankas’ (large rectangular buildings within the kanchas, probably used as rest areas), storage facilities (warehouses) and other minor architectural elements but not of a lesser importance, such as ‘apachetas’, ‘chaskiwasis’, sacred sites, control places for people and products and other evidences such as landmarks, boundary marks and ‘huancas’. It is important to emphasize that the purpose of the transportation system was also to connect Cusco with the main administrative centers of the Inca empire, such as Vilcashuarnan (Ayacucho), Tambo Colorado (Ica), Incawasi and Pachacamac (Lima), Xauxa (Junin), Huanuco Pampa (Huanuco), Caxamarca (Cajamarca), Tomebamba and Ingapirca (Ecuador), Pasto (Colombia), Cochabamba (Bolivia), San Pedro de Atacama (Chile), and La Paya (Argentina). The Inca transportation system had to conform to a very diverse geography, from the high mountains of the Andes to the plains of the coastal region, from the driest regions of the desert to the small and most fertile valleys of the Andes. The system remains as an evidence of the ingenious constructive technology which was adapted to this difficult geography. As the trails gain access to different landscapes a varied of natural settings complement this cultural heritage».

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Anexo III: «1ª Reunión Técnica Regional Qhapaq Ñan - Camino Inca». Informe final, conclusiones y recomendaciones

ANEXO II Acta de compromiso Montevideo, marzo de 2002

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Anexo II: Acta de compromiso

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Tejiendo los lazos de un legado. Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino

ANEXO III «1ª Reunión Técnica Regional Qhapaq Ñan - Camino Inca» Informe final, conclusiones y recomendaciones Lima, 1 y 2 de abril de 2003

Documento Base para la Inscripción del «Qhapaq Ñan - Camino Inca» en la Lista del Patrimonio Mundial Este documento tiene por objeto proponer un conjunto de planteamientos que sirvan de guía para las intervenciones y discusiones que tendrán lugar durante la reunión internacional y los procesos que se podrán convenir orientados a la inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial de un bien de la importancia y magnitud del Qhapaq Ñan - Camino Inca.

Antecedentes El Qhapaq Ñan - Camino Inca, a solicitud del Gobierno del Perú, se inscribió en la Lista Indicativa del Patrimonio Mundial en el año 2002, con el respaldo de Argentina, Chile, Bolivia y Ecuador. Ello dio lugar a que, con ocasión de la «Reunión Regional de la UNESCO sobre los Informes Periódicos de los Sitios Inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial», realizada en Montevideo en marzo de ese mismo año, la Representación peruana propusiera a los Representantes de Argentina, Bolivia, Colombia, Chile y Ecuador, la realización en Lima de una reunión técnica que permitiera definir y precisar conceptos, modalidades de acción y mecanismos de coordinación. Diversas circunstancias impidieron que con anterioridad se concretara esta importante cita. A pesar de ello varias iniciativas han tenido lugar y han comenzado a generar espacios de acción y de reflexión: • El Proyecto IUCN La IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) presentó al BID, a fines del año pasado, un perfil de proyecto para la creación de un «Sistema de Áreas Protegidas a lo largo de la Gran Ruta Inca», con un costo estimado en US$ 2,1 millones. Una misión del BID visitó el Perú a mediados de febrero pasado para evaluar con las autoridades peruanas la viabilidad del perfil. Se optó por elaborar un Plan de Desarrollo Regional de carácter integral sobre el tema. • Las reuniones en París El 29 de enero de 2003, el Director del Centro del Patrimonio Mundial convocó en París a los representantes de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, para realizar un primer

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Anexo III: «1ª Reunión Técnica Regional Qhapaq Ñan - Camino Inca». Informe final, conclusiones y recomendaciones

intercambio de puntos de vista sobre los pasos a seguir y las coordinaciones a efectuar para lograr, en un plazo razonable, la inscripción del Camino Inca en la Lista del Patrimonio Mundial. Como resultado de dicha reunión, se acordó que el Perú se encargue de la organización de una reunión técnica, con el apoyo financiero del Centro del Patrimonio Mundial, para iniciar el proceso de concertación de criterios en torno al desarrollo de este proyecto. Posteriormente, el 21 de febrero de 2003, la Delegación del Perú ante la UNESCO convocó a los representantes de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador para informarles sobre las características y alcances del proyecto sobre la Ruta Inca o Qhapaq Ñan que el Gobierno del Perú viene negociando con el Banco Interamericano de Desarrollo. • La reunión en Jujuy En Argentina (Jujuy) tuvo lugar una reunión de las provincias comprometidas en la ruta del «Camino del Inca»con la participación de los especialistas locales y representantes del gobierno argentino. El tema fue examinar lo que se conocía sobre los «Caminos de los Incas» en Argentina, desde Jujuy hasta Mendoza, y se llegó a programar las tareas asociadas para integrar un Proyecto Nacional de Estudio de los Caminos y asimismo, apoyar la iniciativa de un proyecto multinacional sobre el «Camino del Inca», así como la sectorización de los trabajos realizados. • Reunión del Gobierno del Perú con el BID El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Gobierno del Perú, en el mes de febrero pasado, suscribieron un Memorando de Entendimiento con el objeto de obtener fondos no reembolsables para el proyecto «Ruta Inca-Qhapaq Ñan». El perfil de alcance regional del referido proyecto de desarrollo ha sido distribuido a todos los países concernidos. Una vez recibida la expresión de interés de los países por esta iniciativa, se procedería a preparar el documento final para presentar a la cooperación de este Organismo Internacional. A ello se añade que cada país ha avanzado en estudios técnicos del Camino Inca o iniciado programas y proyectos que se derivan del interés suscitado.

Propósito Presentar, analizar y construir conceptos y propuestas que permitan conciliar puntos de vista con el fin de establecer lineamientos y criterios comunes para la inscripción del Qhapaq Ñan - Camino Inca como Patrimonio de la Humanidad dentro de las categorías en uso por el Comité del Patrimonio Mundial, o incluso estableciendo nuevas propuestas a partir de experiencias multinacionales ya existentes, pero manteniendo los espacios de autonomía de gestión en cada país. El Qhapaq Ñan - Camino Inca debería considerarse en su integralidad, con una visión que supere la tradicional concepción de un camino de compleja ingeniería pre-industrial que atraviesa los Andes. En efecto, el Qhapaq Ñan - Camino Inca» constituyó un sistema vial que, aprovechando largos siglos de experiencia en ingeniería de caminos de las culturas pre-incaicas, logró enlazar los principales centros religiosos y administrativos del Tahuantinsuyo, y al mismo tiempo asegurar la administración de un territorio muy complejo. La presencia de «tampus», «qolcas», «kalancas» y «andenes» podría considerarse como algo secundario si se les apartara de una visión integral del sistema vial. El Qhapaq Ñan - Camino Inca, más allá de la función de comunicación física fue el eje para la transmisión de la cosmovisión andina, siendo el principal vehículo para la difusión de técnicas de producción, de relaciones con el mundo material; para propalar lenguas de compleja estructura; para extender formas organiza-

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Tejiendo los lazos de un legado. Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino

tivas del trabajo y de la sociedad que aún permanecen vivas en cientos de comunidades herederas de este patrimonio y que habitan todavía a todo lo largo de su extensión. Tan importante como su pasado es su futuro: Este es un desafío que implica la posibilidad de integrar propuestas de desarrollo sustentable y de turismo responsable de carácter multinacional, en muchas áreas geográficas que hasta ahora han permanecido al margen de las visiones convencionales de un desarrollo «hacia afuera».

El reto Llegar a acuerdos técnicos y operativos que permitan elaborar una propuesta en concordancia con la inscripción en la Lista Indicativa del Centro del Patrimonio Mundial. La Convención del Patrimonio Mundial y los lineamientos para su aplicación establecen cuatro categorías básicas para la inscripción de bienes de valor patrimonial en la Lista del Patrimonio Mundial: «Patrimonio Natural»; «Patrimonio Cultural»; «Sitios mixtos» y «Paisaje Cultural». El texto mismo que justifica los valores del Qhapaq Ñan - Camino Inca deja abierta la posibilidad de constituir un expediente con propuestas que superen la visión individual del objeto: «no se debe descartar la posibilidad de designar largas áreas lineales que representen redes significativas de transporte y comunicación». Por otra parte la presentación del expediente podría hacerse individual por cada país o en conjunto. Las dos posibilidades tienen antecedentes en el Comité del Patrimonio Mundial: • •

Formar parte de una única inscripción, como el «Camino de Santiago». Mediante procesos consecutivos de inscripciones constituyendo un conjunto, como «Las Fortificaciones del Caribe».

Por otra parte, tan importante como la definición de criterios comunes para la inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial, es la definición de lineamientos que permitan construir un eficaz mecanismo de gestión y seguimiento en el manejo del bien, así como su sostenibilidad, incorporando la participación de las comunidades que habitan a lo largo de este espacio y su cultura viva.

Los interrogantes • • • • •

¿Cuánto ha avanzado cada uno de los países? ¿A qué categoría y con que modalidad de presentación se inscribirían los distintos espacios de valor excepcional a lo largo del Qhapaq Ñan - Camino Inca? ¿Cuáles serían los criterios para definir los valores naturales para una posible declaratoria como bien mixto? ¿Cómo integrar los amplios paisajes culturales, a lo largo del camino, a los procesos de conservación de los valores y manejo sostenible? ¿Cómo valorar los inseparables patrimonios inmateriales que comparten cientos de pequeñas comunidades rurales a lo largo del sistema vial?

Propósitos a)

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Plantear, discutir y concertar definiciones y principios que permitan establecer criterios unificados y compartidos para iniciar la preparación de los expedientes técnicos que conduzcan a


Anexo III: «1ª Reunión Técnica Regional Qhapaq Ñan - Camino Inca». Informe final, conclusiones y recomendaciones

la inscripción del Qhapaq Ñan - Camino Inca como Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad. b) Proponer modalidades de identificación, actuación, investigación, conservación, puesta en valor u otras que permitan hacer viable el proceso de inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial. c) Analizar criterios que propicien la participación y el desarrollo sostenible de las comunidades que habitan a todo lo largo del territorio aledaño al Qhapaq Ñan - Camino Inca. d) Establecer lineamientos comunes para la difusión, preservación y promoción de este patrimonio, con fines tanto científicos como educativos, sociales y turísticos e) Constituir una red que facilite el intercambio permanente de información y compartir los avances alcanzados por cada país involucrado.

Conclusiones y Recomendaciones para la inscripción del Qhapaq Ñan en la Lista del Patrimonio Mundial Los representantes de todos los países participantes coincidieron en reafirmar su compromiso para lograr el objetivo de declarar al Qhapaq Ñan, como Patrimonio de la Humanidad. La denominación Qhapaq Ñan (Camino Inca) es una idea fuerza, que incluye una gran red de infraestructura vial prehispánica, inclusive pre-incaica, pero integrada formalmente por los Incas en el siglo XV. En consideración a las especificidades nacionales, coincidieron también en la conveniencia de llevar a cabo un proceso de cooperación regional con el objeto de presentar una única nominación para su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial. En ese sentido, acordaron formular las siguientes recomendaciones: 1.

2.

3.

4.

5.

Que los Jefes de Estado de los países involucrados en el proyecto de inscripción del Qhapaq Ñan en la Lista del Patrimonio Mundial expresen su respaldo al mismo, en una Declaración Conjunta a ser adoptada con ocasión de la XVII Reunión Cumbre del Grupo de Río, a celebrarse en mayo próximo, en la ciudad del Cusco. Que en la XXVII Reunión del Comité del Patrimonio Mundial que tendrá lugar en China a mediados del año en curso, el Centro del Patrimonio Mundial informe sobre las acciones emprendidas hasta la fecha por los Estados participantes en el proyecto y los resultados de esta Primera Reunión Técnica Regional, con el fin de definir los posibles procesos de cooperación técnica y financiera para los dos próximos años. En tal sentido, se recomienda que el Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO efectúe las acciones de coordinación y seguimiento del proyecto. Que para acceder a la cooperación internacional del Fondo del Patrimonio Mundial es esencial que los países que aún no lo hayan hecho, inscriban al Qhapaq Ñan en sus respectivas listas indicativas. Que se celebre próximamente una reunión de carácter científico en el Perú, organizada por el Centro del Patrimonio Mundial conjuntamente con los Gobiernos, para acordar lineamientos, criterios y marcos de referencia comunes, así como un cronograma de trabajo con miras a la preparación de los expedientes correspondientes para la inscripción del Qhapaq Ñan en la Lista del Patrimonio Mundial. Que, en el marco de esta reunión, se propicie un debate entre las partes involucradas sobre la categorización del Qhapaq Ñan como bien del Patrimonio Mundial.

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Tejiendo los lazos de un legado. Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino

6.

7.

8.

9.

Que se busque la complementación del proyecto de inscripción del Qhapaq Ñan en la Lista del Patrimonio Mundial con otras iniciativas, programas y proyectos, técnicos y financieros, cuyos objetivos sean concordantes con el proceso de nominación. Que el Centro del Patrimonio Mundial considere la posibilidad de crear un espacio de discusión virtual para asegurar un intercambio permanente de ideas entre todas las partes involucradas. Que a través de una encuesta elaborada por el Centro del Patrimonio Mundial se identifiquen los recursos humanos, técnicos y financieros disponibles, así como también se definan las necesidades específicas de los países comprometidos en este proyecto, con el objeto de crear equipos multidisciplinarios que faciliten la cooperación entre los países. Que, con el objeto de enriquecer y dinamizar el proceso, se aprovechen las valiosas experiencias que, en algunos de los países involucrados en este proyecto, ya han sido llevadas a cabo en términos de identificación de tramos, gestión de los sitios, elaboración de inventarios y trabajo con las comunidades locales.

Finalmente, se establecieron preliminarmente puntos focales en cada país para la coordinación y seguimiento de la ejecución de este proyecto, la lista de los cuales figura a continuación: ARGENTINA María Susana Pataro Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto Dirección de Organismos Internacionales Esmeralda 1212, Piso 11 (1007) Buenos Aires, Argentina Telf.: 00 5411 48197824/ 7772 Fax: 00 5411 48197818 E-mail: msp@mreeic.gov.ar BOLIVIA Paz Padilla Osinaga Director General de Patrimonio Cultural Viceministerio de Cultura «Palacio Chico» c. Ayacucho esq. Potosí, La Paz Telf.: 2114474 – 2200975 E-mail: dinapabol@hotmail.com

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CHILE Ángel Cabeza Monteira Secretario Ejecutivo Consejo de Monumentos Nacionales Av. Vicuña Mackenna 84, Providencia Santiago Chile Telefax: (562) 665 1518, 665 1521 E-mail: acabeza@monumentos.cl PERÚ Luis Guillermo Lumbreras Salcedo Director Nacional Instituto Nacional de Cultura Avenida Javier Prado Este N° 2465, piso 8 San Borja - Lima 41 Telf.: (511) 476 99 33 Fax: (51 1) 476 98 80 E-mail: lumbreras@inc.gob.pe


Anexo III: «1ª Reunión Técnica Regional Qhapaq Ñan - Camino Inca». Informe final, conclusiones y recomendaciones

ANEXO IV Declaración conjunta de Presidentes del Grupo de Río Cusco, 23 de mayo de 2003

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Tejiendo los lazos de un legado. Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino

ANEXO V Cuestionario de especialistas para la «1ª Reunión Técnica Regional Qhapaq Ñan - Camino Inca» Documento elaborado por: Nuria Sanz Coordinadora del Proyecto Qhapaq Ñan Centro del Patrimonio Mundial

CUESTIONARIO I 1.

Con respecto a la Convención del Patrimonio Mundial y al proceso de nominación 1.1. ¿Tiene inscrito su país el Qhapaq Ñan en la lista indicativa nacional? ¿Bajo qué categoría? 1.2. ¿Podría confirmar si este proyecto de nominación es una prioridad para su país durante los próximos tres años? 1.3. ¿Cuáles serían los mecanismos de coordinación institucional que su país podría establecer para poder avanzar en el expediente de nominación? 1.4. ¿Qué institución o instituciones nacionales estarían comprometidas con la coordinación del proceso en su país? 1.5. ¿Qué otras instituciones tienen programas de trabajo orientados a coadyuvar y/o complementar el proceso de nominación del bien patrimonial? 1.6. ¿Existen en su país universidades; centros de investigación; asociaciones y/o ONG’s que tengan programas y proyectos específicos relacionados con preparación de investigación, inventarios u otra documentación orientada a conformar el expediente de nominación del bien patrimonial? 1.7. ¿Existe o sería factible designar un ente y un profesional responsable para la coordinación del proceso en su país? 1.8. ¿Podría estimar cuál sería la dotación técnico-financiera que sus autoridades estarían en capacidad de destinar al programa Qhapaq Ñan para adelantar un proceso de nominación?

2.

Con respecto al bien como Patrimonio Cultural 2.1. ¿Cuál sería la definición del Qhapaq Ñan en términos de patrimonio cultural que definiría su país? 2.2. ¿A qué realidades hace referencia en el ámbito nacional? 2.3. ¿Existe en la legislación nacional una figura de protección específica que resguarde los bienes naturales y/o culturales que conforman el sustento de la nominación del bien patrimonial? 2.4. ¿Existe algún instrumento jurídico específico para la protección de las rutas históricas, culturales y patrimoniales, o de los itinerarios culturales? Especificar qué tipo de figura jurídica y ejemplos nacionales.

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Anexo V: Cuestionario de especialistas para la «1ª Reunión Técnica Regional Qhapaq Ñan - Camino Inca»

2.5. ¿Podría Ud. brevemente indicar qué trabajos de investigación, conservación y gestión se están adelantando en su país, específicamente orientados a preparar la nominación del bien patrimonial? 2.6. ¿Qué instituciones están trabajando en la protección y puesta en valor del patrimonio cultural, específicamente orientadas al bien patrimonial en el ámbito nacional, regional o local? 3.

Con respecto al bien como Patrimonio Natural 3.1. ¿Podría definir el bien cultural en términos de patrimonio natural? 3.2. ¿A qué realidades hace referencia en el ámbito nacional? 3.3. ¿Existe en la legislación nacional alguna figura de protección que defina jurídicamente el patrimonio natural en relación con el bien patrimonial Qhapaq Ñan? 3.4. ¿Podría Ud. describir brevemente, desde el punto de vista de la protección patrimonial, las áreas naturales que forman parte de los espacios geográficos relacionados con el Qhapaq Ñan en su país? 3.5. ¿En la actualidad con qué tipo de documentación cartográfica y científica se cuenta para analizar y definir las áreas naturales protegidas relacionadas con el bien patrimonial? ¿Cuáles son las instituciones responsables? 3.6. ¿Se cuenta con la identificación de sitios naturales sagrados en los espacios relacionados con el bien patrimonial?

4.

Las Comunidades Indígenas y rurales tradicionales en el espacio del bien patrimonial 4.1. ¿Qué tipo de comunidades están asociadas con los espacios del Qhapaq Ñan en su país? 4.2. ¿Puede incluir información sobre legislaciones y prácticas de reconocimiento de los derechos de las comunidades ancestrales en su país? 4.3. ¿Podría indicar qué entidades nacionales, universidades o centros de investigación tienen actualmente programas de trabajo en las comunidades asociadas con los espacios del Qhapaq Ñan en su país? 4.4. ¿Podría definir el papel de las organizaciones no gubernamentales, o de otras instancias asociativas: federaciones, asociaciones, y entidades que fomenten la participación comunitaria en la vida social y cultural, dentro de los espacios y territorios relacionados con el Qhapaq Ñan en su país? 4.5. ¿Existen en su país experiencias de gestión de sitios arqueológicos donde participen las comunidades indígenas o rurales tradicionales?

5.

Aprovechamiento turístico de los recursos culturales, naturales y comunitarios (turismo en comunidades) 5.1. ¿Podría definir el marco de la legislación que en su país afecte a un tipo de producto turístico como el que podría elaborarse a partir del bien patrimonial Qhapaq Ñan? 5.2. ¿Existe actualmente algún un producto turístico que en su país se promociones como Qhapaq Ñan? 5.3. ¿Cuáles son las instituciones, universidades o centros de investigación que realizan estudios estadísticos de definición de producto, de índices de visita, de estudios de mercado, de proyecciones de demanda, asociados al turismo cultural y/o natural?

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Tejiendo los lazos de un legado. Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino

CUESTIONARIO II ENCUESTA: 1. Patrimonio Cultural 1.1. Investigación y conservación 1.1.1. En el caso de los sitios que forman parte del Qhapaq Ñan, ¿puede referirse al trabajo de campo ya realizado en su país? Levantamientos topográficos, prospecciones o excavaciones arqueológicas, etc.). 1.1.2. ¿Se está llevando a cabo un registro o inventario de los sitios que forman parte del Qhapaq Ñan? 1.1.3. ¿Sobre qué bases tipológicas, qué criterios de caracterización, qué forma de clasificación de tramos, se están llevando a cabo tales registros? ¿Podría suministrar una ficha tipo, de cada uno, como referencia? Por ejemplo: Para el Camino en sí mismo: tipos de pavimentación, túneles, puentes, tipos de muros de contención, adecuaciones coloniales, adecuaciones republicanas, etc. Asociados al camino: arquitectura doméstica, edificios administrativos, sitios ceremoniales, lugares de extracción minera, terrazas, capillas coloniales, casas de hacienda, molinos, etc. 1.1.4. ¿Podrían presentar en la Reunión una copia cartográfica nacional del Qhapaq Ñan en su país? 1.1.5. ¿Existe cartografía U.T.M. o GIS? 1.1.6. ¿Cuáles son las instituciones responsables de los trabajos cartográficos del Qhapaq Ñan? 1.1.7. ¿Se han realizado investigaciones en archivos históricos, eclesiásticos, universitarios y/o privados, sobre cartografía histórica? 1.1.8. ¿Cuáles son las instituciones responsables de dicha investigación? 1.1.9. ¿Se han realizado investigaciones sobre literatura y viajes, relacionadas con el Qhapaq Ñan? 1.1.10.¿Han circulado publicaciones nacionales, científicas o de divulgación, sobre el Qhapaq Ñan? 1.1.11. ¿Qué centros de investigación o universidades están trabajando sobre los temas de patrimonio cultural relacionados con el Qhapaq Ñan? 1.1.12.¿Sobre qué temas de investigación relacionados con el patrimonio cultural del Qhapaq Ñan se trabaja actualmente? 1.1.13.¿Existen trabajos de investigadores y/o escritores a título individual? 1.2. Gestión 1.2.1. ¿Qué instituciones, públicas o privadas, están trabajando en la puesta en valor delpatrimonio cultural de los sectores identificados con el Qhapaq Ñan a nivel nacional, regional o local? 1.3. Difusión y promoción 1.3.1. ¿Se han realizado exposiciones u otras actividades educativas y/o documentales de difusión y promoción del patrimonio cultural del Qhapaq Ñan? 1.3.2. ¿Existen museos, centros de interpretación o centros de visitantes, donde se muestre qué es el patrimonio cultural del Qhapaq Ñan? 1.3.3. ¿Existen en los libros de texto escolares definiciones y estudios sobre el Qhapaq Ñan y su importancia cultural?

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Anexo V: Cuestionario de especialistas para la «1ª Reunión Técnica Regional Qhapaq Ñan - Camino Inca»

2.

Patrimonio Natural 2.1. Definición del bien 2.1.1. ¿Podría definir Qhapaq Ñan en términos de patrimonio natural? 2.1.2. Desde el punto de vista de la protección patrimonial de las áreas naturales relacionadas con el Qhapaq Ñan, ¿qué tipo de categorías se están aplicando? ¿Podría dar ejemplos? 2.1.3. ¿Se cuenta con documentación cartográfica, científica y cultural suficiente, para la definición de áreas naturales protegidas asociadas al Qhapaq Ñan? 2.1.4. ¿Qué instituciones en su país son las responsables de este proceso? 2.2. Investigación y Conservación 2.2.1. ¿Hay inventarios y/o registros de posibles sitios naturales asociados a sectores o tramos del Qhapaq Ñan? 2.2.2. ¿Se cuenta con la identificación de sitios naturales sagrados? 2.2.3. ¿Qué universidades y centros de investigación están trabajando en la indagación del patrimonio natural asociado con el Qhapaq Ñan? 2.3. Gestión 2.3.1. ¿Hay instituciones trabajando en la protección y puesta en valor del patrimonio natural asociado con el Qhapaq Ñan a nivel nacional, regional o local? ¿Cuáles? 2.3.2. ¿Existen asociaciones comunitarias, ONG’s y empresas privadas trabajando en la puesta en valor del patrimonio natural asociado con el Qhapaq Ñan? 2.4. Difusión y promoción 2.4.1. ¿Se han realizado exposiciones u otras actividades educativas y/o documentales de difusión y promoción del patrimonio natural asociado con el Qhapaq Ñan? 2.4.2. ¿Existen museos, centros de interpretación, de visitantes, donde se muestre la asociación del Qhapaq Ñan con el patrimonio natural? 2.4.3. ¿Existen en los libros de texto escolares definiciones y estudios sobre el patrimonio natural asociado al Qhapaq Ñan?

3.

Patrimonio inmaterial y comunidades relacionadas con el Qhapaq Ñan 3.1. Definición del bien y/o investigación 3.1.1. ¿Existen inventarios del patrimonio inmaterial y de las comunidades asociadas a tramos del Qhapaq Ñan? 3.1.2. ¿Qué tipo de comunidades (indígenas; mestizas tradicionales; contemporáneas, etc), están asociadas a tramos del Qhapaq Ñan? ¿Podría dar algunos ejemplos, indicando lenguas u otros valores materiales y organizativos relevantes? 3.1.3. ¿Qué conoce de las dinámicas de sus mercados, sus patrones tradicionales o contemporáneos de producción e intercambio, sus índices migratorios, etc.? 3.1.4. ¿Qué tipo de documentación y/o registro hay de sus prácticas culturales simbólicas, de sus ceremonias religiosas, de sus formas de espiritualidad (mitos, lugares sagrados) de sus cosmovisiones? 3.1.5. ¿Conoce universidades o centros de investigación que estén trabajando con comunidades asociadas al Qhapaq Ñan? 3.1.6. ¿Cuáles son las instituciones responsables de la investigación etnográfica y antropológica asociada al Qhapaq Ñan?

129


Tejiendo los lazos de un legado. Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino

3.2. Apropiación, difusión y promoción 3.2.1. ¿Existen proyectos de campo realizados sobre la puesta en valor de los sectores del Qhapaq Ñan en relación con las comunidades locales? ¿Podría mencionar ejemplos? 3.2.2. ¿Podría adjuntar la referencia a algunas fuentes de documentación histórica y contemporánea sobre las comunidades andinas asociadas al Qhapaq Ñan? 3.2.3. ¿Se han realizado exposiciones u otras actividades educativas y/o documentales de difusión y promoción de los trabajos de las comunidades indígenas para la puesta en valor del Qhapaq Ñan? 3.3. Gestión 3.3.1. ¿Existen actividades relacionadas con la recuperación de la infraestructura productivay cultural tradicional asociada al Qhapaq Ñan? 3.3.2. ¿Cómo definiría el grado de compromiso de las comunidades asociadas al Qhapaq Ñan con su patrimonio cultural y natural? 3.3.3. ¿Podría definir el papel de las organizaciones no gubernamentales, o de otras instancias asociativas, en el fomento de la participación comunitaria dentro de la vida social y cultural de sus territorios? 3.3.4. ¿Existen en su país experiencias de gestión de sitios arqueológicos con participación de las comunidades indígenas? 4.

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Aprovechamiento turístico de los recursos culturales, naturales y comunitarios (turismo en comunidades) 4.1. ¿Existe/n un/varios producto/s turístico/s relacionados con tramos del Qhapaq Ñan en supaís? ¿Cómo están definidos? ¿Qué tipo de visita se realiza? 4.2. ¿Podría definir el marco de legislación turística que afecta a un tipo de producto turístico como el Qhapaq Ñan? 4.3. ¿Existen regulaciones especiales para las áreas, sitios y paisajes asociados al Qhapaq Ñan, tanto para su comercialización como para su visita? 4.4. ¿Existe en su país una ley de desarrollo, planificación o promoción turística? ¿De qué manera afecta al Qhapaq Ñan? 4.5. Investigación 4.5.1. ¿Existen universidades o centros de investigación que realicen estudios estadísticos, de definición de producto, de índices de visita, de estudios de mercado, de proyecciones de demanda, asociados al turismo del Qhapaq Ñan? 4.5.2. ¿Cuál serían los tipos de productos turísticos que podrían estar asociados al Qhapaq Ñan? ¿Puede dar algún ejemplo? 4.5.3. ¿Cuáles son las instituciones responsables de la gestión turística del patrimonio natural y cultural asociado al Qhapaq Ñan? 4.5.4. ¿Existen comisiones mixtas o interinstitucionales de trabajo entre turismo y cultura, naturaleza y comunidades andinas? 4.5.5. En el caso de existir, ¿cuál es el sistema de redistribución de beneficios por los boletos de ingresos a los sitios asociados al Qhapaq Ñan? ¿Qué parte se asigna para la conservación? ¿Qué parte se destina a las comunidades? 4.5.6. ¿Cuál es la participación de las comunidades locales en la puesta en valor turístico del patrimonio asociado al Qhapaq Ñan? Ejemplos. 4.5.7. En el caso de existir, ¿cuál es el tipo de promoción y comercialización nacional o internacional del producto Qhapaq Ñan o de los subproductos asociados? 4.5.8. ¿Existe una imagen de marca turística Qhapaq Ñan en su país?


Anexo V: Cuestionario de especialistas para la «1ª Reunión Técnica Regional Qhapaq Ñan - Camino Inca»

ANEXO VI Propuesta de Cusco

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Tejiendo los lazos de un legado. Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino: hacia la nominación de un patrimonio común, rico y diverso, de valor universal fue impresa en los talleres de Siklos S. R. Ltda. Junio de 2004


El «Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino» fue el eje central del proyecto político-económico del Imperio Inca. Este camino principal, de una longitud estimada de 6.000 km, servía de enlace a una red articulada de caminos e infraestructuras construidas a lo largo de más de 2.000 años de culturas andinas que precedieron a los Incas. Todo este conjunto de caminos, de más de 23.000 km, vinculaba diversos centros productivos, administrativos y ceremoniales. El camino «Camino Principal», por otros denominado «Camino Troncal de la Sierra», articula las altas cimas de las montañas andinas, cuyo trazado más visible se delimita entre Quito y Mendoza. A esta espina dorsal, que se aventura por las más altas cumbres, la acompañan otras vías que extienden su trazado N/S a lo largo de la costa del Pacífico. Entre ambas, a modo de corredores transversales, otros tantos caminos comunican costa, amazonía y puna. La propuesta de inscripción de «Qhapaq Ñan - Camino Principal Andino» en la Lista del Patrimonio Mundial, constituye una excelente oportunidad para incluir en la elaboración del

expediente de presentación, la experiencia acumulada en las tres décadas de vigencia de la Convención del Patrimonio Mundial, Natural y Cultural. No es otra la razón por la cual el Centro del Patrimonio Mundial auspicia la realización de encuentros técnicos entre países firmantes de la Convención, que comparten en su territorio una herencia cultural y natural excepcional: el «Qhapaq Ñan». Una vía de comunicación, que en un continuo proceso de transformación, a través de los siglos, permitió la difusión y madurez de las culturas regionales; una relación armónica entre hombre y naturaleza, que facilitó la gestación y apropiación de valores culturales y productivos. La experiencia de este importante proceso transnacional para la inscripción y posterior manejo de un bien de importancia universal como el «Qhapaq Ñan», servirá, sin duda alguna, para establecer nuevos criterios y dinámicas formas de trabajo conjunto entre países que comparten bienes patrimoniales comunes, sea por continuidad espacial, o fruto de la dinámica sociohistórica que los generaron.


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