Edici贸n n掳1
Febrero
2014
L a Tu l e
Un café, no, mejor un tequila o un mezcalito, y de fondo Lila Downs por que nos encanta. El arte de la creación surge por todas partes, cocinamos, compartimos historias, alegrías y rabias, nos reímos muchísimo, planeamos travesuras y soñamos juntas. Definitivamente nos queremos. Que las chicas agrupadas somos poderosas no tiene nada de místico. Es un hecho, ya que nos apoyamos entre nosotras, nuestra rabia y nuestras esperanzas no están solas y podemos utilizar el arcoíris diverso de nuestras capacidades para pensar y crear un mundo en el que podamos ser lo que queramos ser armoniosamente. Nosotras no solamente hacemos intervenciones en la calle, también nos repensamos a nosotras mismas en el proceso y viceversa; estar en un colectivo de chicas implica pensarse a una misma como una chica, una que lucha. Los temas que abordamos en las calles surgen de esas reflexiones, y entonces una no solamente quiere molestar al sistema que le oprime, sino que también quiere volver a aprender todo el conocimiento del que nos han hecho desprendernos para hacernos vulnerables y controlables ¡porque no queremos que nos controlen! Hemos hecho mapas corporales para identificar las zonas que han sido afectadas por el odio que conllevan esas percepciones que a veces hacemos de nosotras mismas basadas en los ideales de mujeres que deberíamos ser, o marcadas por nuestra historia de vida, y las zonas en las que hemos aprendido a amarnos; así como también hemos puesto nuestros cuerpos para señalar la violencia de género en acciones callejeras. Hemos repensado nuestra menstruación, convirtiéndola en un canal para conocernos más a nosotras mismas a través de las etapas de nuestro ciclo, sorprendiéndonos
de su relación con el ciclo de la luna que nos lleva a pensarnos en conexión con el universo que habitamos. Y de la rabia que surge de que estos descubrimientos no estén al alcance de todas y que se nos haya negado una visión positiva de nuestro cuerpo y nuestra menstruación, hemos empapelado las paredes reclamando la apropiación de nuestra menstruación y rechazando el asco hacia nuestra sangre. Juntas somos una múltiple expresión combativa de creación, reflexión, alegría, sororidad. Y es que nosotras no queremos ser madres, ni novias, ni dadoras de vida, ni cuidadoras de todas las cosas, ni sagradas deidades; queremos ser un respiro de libertad consiente y responsable, una creación de nuestra propia reflexión y nuestro propio camino ¡queremos ser lo que nos dé la gana ser, sin ataduras, sin estereotipos, sin prejuicios, sin mandatos!
Una Tu l e
He sido llorona, coatlicue, mestiza. Soy de una hueso poroso. Sol amarillo, blanco, con nubes. Mis lágrimas de lana, dulces. Que donde caen Les crecen plantitas Una mujer que se queda a la par del río Porque es el río Que corre Que se va para siempre Que muere Que es eterna Mujeres hechas de luna, aguacero y trueno Huipil morado, satinado, profundo Que deja ir al que la amó hasta los ojos de adentro Que está profundamente sola Enterrada Porque su amor va más allá del hombre Y llora Porque es libre Llorona de azul celeste De tierra marrón, jarrón quemado Guerrera de otros tiempos Que canta al fuego Llorona ancestral las mujeres Llorar para cortar La sangre Para dormir Sanar la apuesta Llorarlo todo.
Una Tu l e
Lo Sacro Recuerdo algunos recorridos que hice con mi abuelita cuando era niña, seguramente en su búsqueda personal de fe de lugares de oración por distintas iglesias evangélicas, cristianas, católicas, etc…Pero en ninguna me sentí bien, muy curioso todo, eso sí. Gran ejercicio zoo-socio-psico-antropológico. La verdad es que siempre he sido atea, primero gracias a mi mamá y papá que nunca me enseñaron de esas cosas ni me bautizaron ni me llevaron nunca a ninguna misa, después por elección propia. Sin embargo es curioso cómo puedo recitarles el padre nuestro y repetir algunas letanías e incluso conozco algunas canciones panderetas que les podría tararear. Otras veces he sentido y siento a veces todavía culpas como esas que enseñan en el catolicismo, me he sentido pecadora y sucia, y yo me pregunto ¿cómo es que siendo atea me se cánticos, rezos, mantras y siento culpas de este tipo? La religión al estar instituicionalizada dentro de la educación formal e informal en nuestras vidas logra penetrar nuestras cotidianidades. A pesar de que seamos atexs, o de que tengamos religión sin ilgesia, o de que tengamos dios pero sin religión, se nos hace creer de que debemos vivir todxs bajo sus mismos preceptos. Pero además de hacércenos creer, así en abstracto, existen leyes en base a creencias religiosas que si no cumplimos, somos castigadas con el brazo penal de la ley, especialmente si somos mujeres, a pesar de no tener el mismo credo, que se supone que también por ley, debería ser respetado. Las mujeres por lo general según cualquier discurso religioso, debemos mantenernos limpias, puras, incoloras, inoloras, recatadas, bien vestidas, bonitas, amables, cariñosas, calladitas.
Y además de todas estas absurdas y difíciles exigencias se nos dice que debemos de tener madera de madres y nunca rechazar la idea de tener hijxs. Se invisibiliza en este proceso de reproducir a la raza humana lo que queramos o no las mujeres, algunas querrán ser madres y eso está bien, pero otras no queremos, y eso también es válido. Se invisibiliza además el tema del placer, el gusto de coger por placer y por amor y no por procreación, con otras mujeres, con hombres o con unxs que no son ni lo uno ni lo otro según el imaginario de género patriarcal, religioso y capitalista. Al dedo acusador le encanta señalar, criticar y satanizar diversidades de decisiones y de gustos, y ese dedo acusador viene no solo de hombres, sino también de otras mujeres, lo cual es triste. Nos enseñan a pelearnos entre nosotras, a casi ninguna nos contaron que puede y debe existir hermandad, complicidad y confianza entre mujeres, que existe algo que ahora conocemos como sororidad. Es entonces cuando a una le entran estas ganas enormes de rebelarse contra toda la mierda religiosa y patriarcal que nos bombardea, que nos acusa y que no nos deja vivir en libertad ni de cuerpo ni de mente.poco a poco desaprendemos esas enseñanzas putrefactas, y aprendemos nuevas y frescas cosas y de alguna forma conseguimos que nos vuelvan a ver. De algunas partes meten proyectos de ley y bregan en los salones oficiales del estado, desde otras se enseña, comparte y aprende mediante educaciones formales e informales, desde otras hacemos marchas oficiales, de otras partes hacemos arte, hacemos “vandalismo”, tomamos las calles, interactuamos con transeúntes
y usamos las armas que nos ha brindado la misma religión: sus cánticos, sus imágenes, sus atuendos y les damos vuelta, pa que les pique y se les hagan ronchas, pero también para que a unx que otrx le quede el gusanillo de la duda y de los por qués. Nos genera un placer indescriptible usar los medios “artísticos” religiosos que transmiten estas ideas de mujeres vírgenes, pulcras, asexuadas para transmitir nuestros ideales de libertad, irreverencia, placer y amor. Por eso le prendo unas velitas a la santa clítoris, para que goce con y por nosotras. Amén.
Otra Tu l e
A veces quisiera A veces quisiera solo que las ideas fluyeran y que conforme cayeran una buena rima tuvieran. Que mis dedos escribieran tan rápido como pudieran y que se inspiraran y que contuvieran la realidad como para poder vivir, crecer y soñar. ¿Qué lo hace a una ser distinta? ¿Por qué me doy cuenta que la gente que más tristeza me da, es aquella que parece transportarse en una eterna cinta magnética, que algunos señores, empresarios corrientes y vulgares, instalaron para su comodidad? Ay por favor! ¿Qué lo hace ser más digno? ¿Tan pequeño es usted que un arete, un tatuaje, un par de piernas expuestas o la ropa de obrera sucia, le hacen existir en la estratosfera? Entiendo, señoras del hogar quieren ser… -¿cuándo? -Diay, mañana ¿porqué no?, creo tener un, Hombre que me espera…creo, la verdad no estoy segura…es que, a veces se pone…no, no pero me trata como una reina, ahorita está hecho un amor. -ummm…. No critico, a veces solo no comprendo. Así como no comprendo tantas otras cosas en la vida, algunas que en algún momento tuve la soberbia de creer saber.
Y yo aquí, tratando se convivir con esta humanidad, comprendiendo mi existencia que trata de estar serena pero que a veces, solo algunas de las veces, necesita derramar un ácido cargado de comején que cae de este techo ahuecado y brota de las frías paredes. Tengo un pasado que ahora observo y me tumba a veces contra el suelo, y tengo un presente que brota de mi dedo y revienta ese pasado como una burbuja…las gotitas se evaporan en colores..y
Una Tu l e
Viene la calma
El perfomance . ENCUENTRO CON LA NEGRITA Poner la sangre del asco sobre nuestros cuerpos y nuestros cuerpos ser evidencia de todos los prejuicios y particularidades del tener “cuerpo de mujer”. Ponerla para que deje de ser invisible, para que nunca más le tengamos asco. Introdujimos nuestros cuerpos en un mar de miradas, de pasos que veneran una mujer que “no tiene menstruación porque es santa”. Evidenciamos ese falso pecado, asignado para denigrar el cuerpo de las mujeres y así poder controlarlo con invisibilidad, silencios, angustias, dolor, locura y enfermedad. Nos pusimos la sangre del asco para decir que no le tenemos asco. A invitar a todas, a las que quieren ser santas y a las que no; a las que tienen muchos hijos, a las que no son de la meseta central, a las que se sonrojaron porque mancharon la silla donde estaban sentadas y sintieron pena, a las que se les pasó y se dieron cuenta que caminaron todo el día manchadas y sintieron el vacío en la panza de angustia, a las que escucharon un reclamo por “cochina” al ver una gran mancha entre sus piernas y sintieron humillación. …. No estábamos manchadas de sangre, sino de vergüenzas ajenas y propias. Salimos a contracorriente de una peregrinación que tal vez no se ha imaginado que La Negrita, tuvo menstruación. Íbamos en contra de un mar que cree en una mujer que no menstrua, porque es santa y entonces, nosotras pecadoras.
Un útero, un endometrio, son sangre y tejidos. Pero no son cualquier parte del cuerpo, son las que nos revelan que podemos decidir qué hacemos con él, en el que podemos vivir la experiencia una construcción concéntrica, de conectarnos con la luna y del ser como otro entre más del planeta…o de simplemente vivir un ciclo hormonal. La mitología griega, la inquisición, la revolución francesa, las nuevas constituciones de estados modernos han hecho lo posible para controlar esas fuerzas caóticas, para poner asco en donde está la vida. Como los ojos que miran a otras mujeres, con lo ojos que nos miramos nosotras mismas, la negrita, la fe, encontramos miradas de mujeres de asombro, de chiste, de ignorar lo visible, del asco a un cuerpo que es el mismo que ella. Mi asombro fue el constante rechazo a recibir el volante con info por parte de chicas de mi edad, muy lindas, muy peinadas, muy hermosas…era como si estuvieran rechanzando lo feo, lo oculto de ellas que ahora era inminentemente real. Claro que hubo miradas de mujeres de complicidad, de encuentro con ese orgullo de vivir lo propio. La luna iba con nosotras, nos acompañaba en el camino. La luna roja que reconcilia los fluidos. Pero lo que sí no se me va a olvidar, esque fue un hombre, durante todo el trayecto, el único que se atrevió a decirnos “al chile mae, que asco”.
Otra Tu l e
Cuando Dios era mujer
Cuando Dios era mujer, no existía Dios. Cuando la mujer era Dios, el hombre no sabía que era. Entonces el hombre quizo ser Dios. Cuando Dios es hombre, Dios no deja ser a la mujer y a ella le cuesta ser. Entonces la mujer lava ropa y no se siente muy bien. Cuando el hombre es Dios, el hombre se adueña de la mujer y la mujer no puede ser. Entonces la mujer lava ropa y no se siente muy bien. Cuando el hombre lava ropa y no se siente muy bien, es raro; pero es bueno un cambio. Cuando es raro, es bueno un cambio y el hombre y la mujer no se sienten muy bien, hay que lavar la ropa. lavarle a la ropa el dios. lavarle a la ropa la dios.
ADIOS dios, adios.
Otra Tu l e
Otra otra Tu l e
Libertad.