La paradoja de la vida, la muerte ylamemoria
Pedro Rapoula presenta en Bogotá la muestra ‘In the Silent Darkness’, que explora la identidad através de fotografías antiguas.
Una fotografía victoriana en sepia es la única prueba actual de la existencia de una pareja de aquella época: él, de traje oscuro ypostura solemne, le extiende a su esposa, de traje claro y largo, su brazo para que apoye su mano con delicadeza.
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La situación pasaría desapercibida si el rostro de la mujernoestuvieraescondido detrás de la cabeza de una jirafa que no estaba allí cuando se tomó la foto. La pieza fue añadida por el artista portugués Pedro Rapoula, quien les borra las caras aesos seres que nuncaconociópara eliminarsu identidad yconstruirles una historia nueva.
Esta imagen hace parte de la muestra ‘In the Silent Darkness’, abiertaenlaGalería Sextante. Allí, Rapoula (1977) expone su trabajo entre2014 y2019: tres series que se complementan pese alas diferencias.
“La primera serie, que
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fue la primera que empecé atrabajarconfotografíaantigua, tiene que ver con el impacto de las expectativas de la sociedad en uno mismo.Entonces,hayhombres ymujeres con la boca ocon los ojos tapados; allí se ve la tensión de lo que tú eres ydeloque la sociedad te exige”, explica el artista.
Rapoula llegó aestas temáticas un día en el que se encontraba en un mercado de pulgas en Lisboa yencontróunálbumdefotografías antiguas. “Lo compré, empecé avivir con esas fotos yatrabajar el tema de la identidadapartirdelasmemorias”, cuenta.
Desde ese momento, trae alavida apersonas que no conoce ydesarrolla una historia personal con ellas. “Yo tenía las fotos en mi taller hasta que hablaban conmigo: de tanto verlas, algunas personas empezaban asobresalir, ya no podía borrarlas ydebía dejarlas. Las otras no eran
nada más que un escenario”,dice el artista sobre porqué borra algunos personajes yotros no.
Las otras dos series involucran animales ycalaveras con las que reemplaza los rostros. “Ese es el único trazo de igualdad que tenemos los seres humanos, que llega sí osíenlamuerte”.
En cuanto alos animales, el artista se toma su tiempo para poder encontrar la
identidad de los personajes en esa fauna que habita en su taller, como una forma de hablar de “cómo los otros nos ven ycómo lo hacemos nosotros”, agrega. “Cuando vivía en Portugal, era portugués. Cuando llegué aColombia pasé a ser europeo yaltrabajar acá, sentí que soy un poco colombiano. La perspectiva de ti mismo va cambiando, la identidad no es fija, evoluciona”, dice.