LA Avispa 60bis número final despedida

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“La Avispa” Revista de Arte y Cultura Mar del Plata − Argentina Junio 2000 − Noviembre 2014 Realización: “DELAPALABRA” Grupos de Estudio y Creación Literaria Versión digital: en www.delapalabra.com.ar/revistaLA.htm Loca Idea de: Marcela Predieri Contacto: delapalabra@hotmail.com http://mpredieri.blogspot.com

marcela.predieri@gmail.com

Editor responsable: Ricardo Marcelo Martín Catamarca 3002 - 7600 Mar del Plata - Buenos Aires - Argentina e-mail: editor@editorialmartin.com Un agradecimiento especial a todos los colaboradores permanentes que nos acompañaron durante estos 14 años: Ricardo Martín − Gustavo Olaiz − Gabriel Cabrejas - Alejandro Gómez − Aldo Novelli − Cristina Mendiry – Daniel Conn − Luis Benítez - Gustavo Araujo − Lidia Castro Hernando - Luis Escobar − Daniela Riccioni - Débora Pereyra − Gabriel Sandonatto − Diana Akselman – Víctor Clementi − Graciela Barbero − Pablo Zama – Horacio G. Solari − Javiera Miraglia − Gustavo T isocco − Gustavo Fogel − Silvia Politano − Olga Bertinetti − Ana María Hernáez − Ricardo Gimenez − René Villar − Gustavo Ciancio − Ana Labandal − Susana Trajtemberg − Ricardo Silva − Elba Tesoriero − Ernesta Campos − Lidia Castro − Vilma Brugueras − Guillermo Blanda − Guillermina Sanchez Magariños − Augusto Munaro − Roberto Moscoloni − Diego Orcoyen − Roberto Di Vita − David Fucks − Rodrigo Ramos − Max costa Martinez − Verónica García − Gastón Sequeira − Alicia Corrado − Daniel Battiston − Verónica Gonzáles − Laura Giraldez − Edith ruz de Colombo − Vasco Vaigorri − y tantos tantos otros que en distintos números agregaron su celdita para que creciera el avispero.   La dirección no se hace responsable de los conceptos vertidos por los autores. Permitida su reproducción por cualquier medio (es más se agradece) siempre y cuando se respete el nombre del autor y se cite la fuente.



Edit orial

LA HISTORIA SE REPITE

Aquí estamos quienes quisimos estar en el N° 60 Bis de la Avispa, porque aunque todos fueron invitados y nadie quedó afuera, algunos tuvieron miedo, unos cuantos se dejaron estar y cuando se acordaron ya tenían encima la fecha de cierre y otros siguen esperando para ver de qué se trata. Bien, para todos ellos: ahora es tarde, éste número es el último. Les contábamos que elegimos La Avispa porque encontramos coincidencias más que interesantes: “Hay muchas variedades, con hábitos y características estructurales diversos” igual que nosotros que provenimos de distintas entidades, ciudades, provincias y países con modalidades propias: “Pueden dividirse en avispas sociales y avispas solitarias” como existen escritores solitarios y exhibicionistas; “La construcción inicial del nido corre a cargo del único ejemplar que sobrevive al invierno” nosotros, en estos tiempos de crisis lo estamos intentando. Además este nido tiene como particularidad que sus bocas están dirigidas hacia abajo; de igual manera queremos poner nuestra atención y recibir a las nuevas generaciones, a los inéditos y muy especialmente a todos los talleristas. Por otro lado avispero tiene como acepción “aglomeración de personas ruidosas” y ¿No es verdad que estamos haciendo ruido? Hasta siempre… AVISPA N° 1 JULIO 2001 Donde dice “el Nº 60 bis de la Avispa” decía: “N° 1 de la Avispa”. 3


Donde dice “ahora es tarde, éste número es el último” decía “los estamos convocando otra vez”. Donde dice “Hasta siempre” decía: “hasta el próximo número, en el que esperamos vernos asfixiados por el peso del material que nos envíen para publicar.” Ya no. Un abrazo para todos aquellos que fueron parte de este vuelo

Parte de último momento: Para este número el emperador −Gustavo Olaiz− envió telegrama de “ausente con aviso” y si bien desde el Nº 55 no estoy a cargo de la Dirección de la revista he decidido ponerme la camiseta de Capitán. Dicen que el Capitán debe ser el último en abandonar el barco −o el avispero− y eso estoy haciendo. En realidad creo que, como nunca me gustó el trabajo “en cubierta” siempre he sido algo así como un Jefe de Máquinas… Sucede que los Jefes de Máquinas suelen hundirse con el buque y yo no pienso hundirme sino emprender otros vuelos u otras travesías. En este número 60 Bis los buceadores van a encontrar algunos restos del naufragio, poemas, cuentos, notas de números anteriores que hemos querido rescatar. Porque una taza, un zapato o un poema pueden no tener valor alguno hasta que años después sean encontrados en una playa o una revista… por ejemplo como las que gozamos o sufrimos en Mar del Plata. MARCELA PREDIERI

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ULTIMA EDITORIAL Cómo decía Alejandro Gómez, allá por diciembre del 2005, llegar al final del ciclo anual de la revista, conlleva un sentimiento ambiguo de vacío y placer. Mantener una publicación literaria es un acto de resistencia y más aun en una comunidad diversificada en las artes como la nuestra. La Avispa ha hecho lo posible por cumplir las metas enunciadas desde sus comienzos: apoyar a los escritores de la ciudad, informar sobre los movimientos literarios, y sobre todas las cosas tratar de ser el modo expresivo de aquellos que no tienen voz. Las metas se han cumplido e infinidad de notas y escritos han pasado por sus páginas. La respuesta de los lectores ha sido más que satisfactoria si nos ajustamos a los mensajes llegados a nuestra dirección. Entre otros logros, La Avispa ha sido Declarada de Interés Cultural por la subsecretaría del Cultura del Partido de Gral. Pueyrredón, alegría que se suma a anteriores distinciones logradas por la publicación. La Avispa nació un 13 de junio –día del escritor argentino en homenaje a Lugones– allá por el año 2000; presentamos ese día un simple pliego A3 al que llamamos Número Cero durante la Muestra de Cultura Bonaerense en nuestra ciudad. La propuesta era simple: tender un puente entre escritores y por supuesto lectores más allá de las diferencias estéticas. La Avispa, tomando como emblema y símbolo la figura de un avispero, mostraba una amplia boca hacia abajo, o sea se manifestaba abierta a la nueva camada de autores, escritores hasta el momento, inéditos y sobre todo daba lugar a los jóvenes. Ése era el criterio y el principal objetivo de nuestro proyecto, es lo que hemos mantenido hasta ahora. El desafío de conformar y sostener una publicación de carácter solidario y de llegada masiva no es fácil pero creo hemos sabido mantenernos firmes y eso dio sus frutos: los marplatenses miembros de DELAPALABRA –grupos de estudio y creación literaria– que conformaron el primer staff pronto publicaron cada vez menos sus trabajos para trabajar en forma casi anónima y, cada vez más, publicar y dar a conocer a otros. 5


Número a número también se fueron sumando colaboradores; la revista empezó a viajar, fue presentada en casi todas las provincias argentinas y también en Chile, Perú, Colombia y México. Pero eso no alcanzó: los lectores pedían más y pusimos manos al teclado. Se anexaron a la clásica revista literaria las secciones de plástica, cine, teatro, música, fotografía, opinión, infantil y humor para llegar a ser lo que hoy es: una revista cultural hecha en Mar del Plata que vuela y hasta ha sido capaz de cruzar el charco. Gracias a todos. Todos y cada uno de los que nos enviaron un cuento, un poema, una reseña bibliográfica, una foto, una ilustración, una nota; a todos los que en su momento nos dieron su auspicio con una publicidad, a Editorial Martín que nos tendió la mano cuando nos ahogábamos por la falta de monedas, a los que la compran, la leen, la prestan, la reenvían por Internet, la guardan en sus bibliotecas. Gracias por habernos acompañado durante estos años. CRISTINA MENDIRY

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MENSAJE DE DESPEDIDA Hace algo más de diez años, manifesté mi intención de pertenecer a este hermoso sueño que siempre fue La Avispa, tal iniciativa tuvo una favorable acogida y tuve la fortuna de contar con algo más eficaz que la audacia y el entusiasmo personal para acometer dicho empeño; pues en el esfuerzo desinteresado, en la frase alentadora y en la inapreciable colaboración de mis compañeros del grupo “DELAPALABRA” encontré el apoyo necesario para vencer los obstáculos impuestos por los rigores que acompañaron a los primeros años de la revista. Transité por casi todas las secciones de La Avispa; cuento, narrativa, teatro, entrevistas, producción y editorial. La idea fue en un primer momento hacer conocer escritores y poetas de la ciudad y terminamos transitando por diferentes eventos culturales de nuestro país y del mundo Por eso, deseo manifestar a través de estas líneas mi gratitud a la escritora Marcela Predieri por haber confiado en mí en una gesta que hoy día trasciende las fronteras nacionales. Por otra parte, no encuentro palabras o frases adecuadas para agradecer como merecen a mis compañeros y amigos integrantes de la revista cuyo tesón y laboriosidad se han hecho sentir con vehemencia desde los días inolvidables en que por primera vez la revista vio la luz, y cuya actividad ha sido determinante en su desarrollo posterior. Cuando redacté el primer editorial, lo hice consciente del gran reto que debía enfrentar, al tener sobre mis hombros la responsabilidad en el compromiso contraído con la dirección de La Avispa de crear y hacer permanecer un medio de difusión de la cultura de nuestra ciudad y del espíritu investigativo en los colegas que número tras número engrandecían nuestra revista agregando diferentes secciones que la hacían cada ves más interesante. Por eso no puedo negar mi orgullo como individuo, por haber trabajado con un colectivo tan valioso, al volver la vista atrás y contemplar la utilidad de ese esfuerzo. Con esto quiero dejar sentado 7


que han sido ellos los principales protagonistas en el cumplimiento del mencionado compromiso. Pero la vida tiene sus leyes independientes de la voluntad y de la conciencia de los hombres, y casi siempre ocurre que, por uno u otro motivo, más tarde o más temprano, estas se imponen. De acuerdo con esas leyes, las obras iniciadas un día, podrán tener otro día su final inevitable, al igual que todo lo existente. Con estas líneas que escribo un día de noviembre del año 2014, doy las gracias por haber podido escribir mis primeros relatos en mi querida revista, como tantos otros que hicieron sus primeras armas literarias dentro de la misma. Por eso estoy convencido de que La Avispa se mantendrá y será capaz de superar la trascendencia lograda, creciendo aun más a través del tiempo al ser una piedra basal de la literatura de la ciudad, en virtud de las personalidades tan prestigiosas que la fortalecieron, unidas a los colegas que hasta hoy acompañé en esta empresa. Quizás esto no sea un adiós, tal vez solo sea un ¡Hasta siempre! ALEJANDRO GÓMEZ Halegomez2003@yahoo.com.ar

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Poesía

AGUSTÍN VISPO ALBA ESTRELLA GUTIÉRREZ ALICIA CORRADO MÉLIN AMÉRICO ÁLAVAREZ ANA MARÍA HERNÁEZ BLANCA ZARZA CARLOS MORTEO CECILIA GUILLET CLARA GUILLÉN DANIELA RICCIONI DANIEL CONN EDDA SARTORI EDUARDO MONTE JOPIA ELENA NUÑEZ GRACIELA BARBERO GUSTAVO TISOCCO HORACIO GÓMEZ IVANA SZAC JORGE LEMOINE JOSÉ CARLOS SÁNCHEZ LARA JOSÉ MARÍA PALLAORO JUNERLIS MÁRQUEZ LALO ARGÜELLO

LAURA GIRALDEZ LAURA LÓPEZ MORALES. LEONARDO ALEZONES LAU. LETICIA RUIZ ROSADO LIDIA B. HERRERA LIZA BONDAR LUIS ESCOBAR LUIS MARÍA SOBRÓN LUIS RAÚL CALVO MARCELA PREDIERI MAXIMILIANO COSTA MARTÍNEZ MÓNICA ARAMENDI MORTEO CARLOS NAHUEL BANUERA NORA PATRICIA NARDO OSCAR PORTELA PAOLA YANDIRA YAPUR YUCA PEPE SANCHEZ, RENÉ VILLAR ROBERTO MALDONADO COSTA RUBÉN SACCHI UBALDO “TUQUI” RODRIGUEZ VÍCTOR CLEMENTI

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NO RAZONA EL TIEMPO No se razona el tiempo; el Ser penetra corazas invisibles.

NO ME GUSTAN LAS TARDES SIN VIENTO.

Hermético a los hombres despierta la inquietud en senderos que lo habitan.

La quietud ahoga, vaticina el silencio de un pájaro muriendo.

De lo absoluto, nace el prisma de rubí que la ciénaga del desierto hechiza.

Las hojas mudas pretenden la caricia/aire, caer, deshojarse, increpar veredas.

No se razona el tiempo La muerte es el orgasmo final de todo lo creado.

Las tardes sin viento son como un secreto despiadado, un asesino escondiéndose en la LUIS MARÍA SOBRÓN calma, AVISPA N° 13 un presagio, una tumba.

Foto de Javiera Miraglia

OCTUBRE DEL 2002

Necesito la música de veletas en los techos, la ropa seca en los alambres, el eco en los abismos, el ruido tenaz que anuncia el amparo. GUSTAVO TISOCCO CABA gtisocco@intramed.net

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*** No me llames, cuando desoladas campanas del otoño acallen su voz en la celebración del crepúsculo. Deja que la paz de la metáfora refugie en sus entrañas la vertiente del corazón astillado. Deja que cuestione a la razón baldía su último secreto, clausurado por el ávido cerrojo. No silencies mi libertad. No me llames. SER SIN SER LETICIA RUIZ ROSADO (Puerto Rico)

Vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Colosenses 3:14 En el arroyo cercano Beben el agua juntas... Enlazan sus ideas Desatando luego el nudo. No permiten asfixiarse. Almas que se unifican Para luego cada una de ellas Su camino proseguir. Respiran, se llenan de energías Avizorando que nuevamente Se encontrarán... El éxtasis prenderá más fuerte Pues han bebido la savia Que la verde naturaleza da Y que el espacio eterno brinda ¿Inteligente quizás? Han captado con el correr de los tiempos que las cuerdas del arpa y del laúd del violín y la guitarra se encuentran separadas. Los pilares mucho más. Que los caminos Solo se ensamblan Para volver a bifurcarse.

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Que la sombra ofrece descanso pero que si no aspira sol Pronto habrá enfermedad Pretendemos ser Sin ser… ¡Qué pena! Ser sin ser. APORÍAS OSCAR PORTELA portelao@hotmail.com (Corrientes)

«Después que me hubiereis descubierto, imposible sería ya el perderme» (Cartas de la locura: de Friedrich Nietzsche a George Brandes.) Y ahora qué hacer con los llamados que las hadas pusieran sobre mis hombros como lápidas? Desnudo y sin mañana, mudo como la roca que ignora las súplicas y bendice el negro del abismo del buitre, el tiempo como la roca, nos ignora también, aunque las diademas nos coronen de luces, pues somos la catástrofe antes de la catástrofe, qué hacer, qué hacer aquí, cómo hallarme a mi mismo después de la batalla y de la sangre, en tanta oscura soledad de camelia, en medio de tanta indiferencia de mutilados miembros y sordera infinita, oh patria amada, tálamo, lecho de infinitas promesas que proveyó a mi lengua de las mismas estrellas que hoy sangran sobre el tímpano de los que aun esperan? Dónde estoy pues, donde han sepultado a mi hermano, la juventud perdida, las medidas perdidas, mírame ahora, mírame, desorientado tras el huracán del extraviado origen, y los talentos como lápidas que gimen sobre mis hombros, los espectros que alumbran el pasado perdido, el hoy perdido y el mañana fantasmal del invierno, aquí, aquí, donde

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se pudre el cadáver del fantasmal hermano La Avispa Nº 36 - Mar del Plata – Argentina

EN LA CAMISA DE PONERME EL DÍA Por ahí dejé mi cadáver, el pulmón de la casa respirando un cielo ajeno; y ahora el amanecer se sabe sin contrario. Mis zapatos, viejos astros cansados, preguntan por su viernes de juglar. No aprendí a beberme las pérdidas. Sin ti hay un vaso delator. En la camisa de ponerme el día dejaste la prisa mal vestida, aquel lienzo que era el corazón, sin cubiertos, sin nada altivo. Por ahí dejé mi cadáver, mi arco y mis dientes; por ahí se escapó la boina maldita, el zurrón marginado se empequeñece. Los lagartos que no temen al sol abren mi agenda de viernes a domingo. Sin ti, talismán de Ítaca, la espera desteje los naufragios, aquellas lealtades truncas. Por ahí dejé mi sombra cazadora, los absurdos parches del olvido. PEPE SÁNCHEZ (CUBA)

A CONCIENCIA Y REVÉS Hay palabras estruendo: Son respuesta que alcanza magnitud infinita. Otras son maniquí no se desbordan van vestidas de acuerdo a los detalles... Algunas, hormigueo, ascienden y descienden a conciencia y revés de seducciones ocasionan desvelos el entreabrir los cuerpos y la vida lubrican palmo a palmo la piel que se convierte en fuego pentagrama con

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notas sucesivas voces que te alimentan te penetran y traen sensaciones recuerdos remolinos después de ese día placeres a la mesa del momento CLARA GUILLÉN (CHIAPAS - MÉXICO)

EL EGO Y LA GOTA Nos creemos importantes, imprescindibles Que movemos fuerzas que la muerte no comprende Pensamos en “nuestro” alrededor Somos amos y dueños, contenemos el infinito en nuestro dedo Mientras tanto, llovemos y cada gota enfrenta la muerte rodeada y sola Al mismo fin avanzan juntas por millares sabiendo que no importa acabarse La lluvia continuara cayendo.

Foto de Silvia Grosso

DANIEL CONN CHILE

XIII Quiero recoger las frutas de la lluvia como a gotas de un piano cristalino Abrir las manos como patenas desesperadas y asirme y abejar como un solo en las palabras ajenas Las arpas de la lluvia perforan el silencio triscando y picoteando como grillos derramados

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y yo las veo titilar como si deletreara las estrellas contra el firmamento de mi silencio. ¡Ah! cano un follaje aventado de chispas de cigarra quién tuviera el escalofrío de la lluvia como el nervio dormido del silencio para grillar de lluvia enmanecida aunque fuera un instante tantos siglos secos y nublados de silencio. de Campanadas de Sangre

JORGE LEMOINE AVISPA N° 2 AGOSTO DEL 2001

Foto de Javiera Miraglia

MUJER ROJA Se muda a una calle de roja profundidad vuelca su sexo en el centro del espejo. Con labios de azúcar cabellos de alga

juega y desnuda su rabia como una prenda íntima abierta al abismo. IVANA SZAC http://dianarios.net/ivanaszac/

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Foto de Javiera Miraglia

***

Poeta de ojos y entrañas bañados en nostalgias. Poeta de tiempos despintados que transitas el ocre de vidas ajenas y paisajes crucificados. Poeta que cuentas en el confín de tus manos la sed del martirio anidarán los pájaros la fatiga del hambre que parieron tu voz. la buena-ventura el puro dolor. (del libro La Piel del Abismo”) Si te fueras un día

muertas Si esta caja que recibe los golpes más duros no doliera tanto podríamos decir que todo es fácil

Foto de Max Costa Martínez

*** Adagio al corazón Si no doliera tanto diríamos que es fácil seguir cuando los sueños mueren Si no doliera hasta hacernos creer que el sol no está aunque siga alumbrando Si no doliera no quedarían a veces las manos ríspidas

MÓNICA ARAMENDI MIRAMAR. ARGENTINA

BLANCA ZARZA AVISPA N* 18

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SIN CONOCER NADA <3 Conozco el mundo sin haber pisado su tierra, si haber pisado su rostro, sin haber palpado sus aguas, sin haber bebido su brisa, sin gozar su ecuador. Pinta el barro y las flores aromatizan su viento suave y fresco. Conozco el mundo porque lo he sentido, sus colores, su alfabeto, sus letreros, miedos y esperanzas regaladas sin semillas. Conozco al mundo porque vi tu tacto, porque toqué tu oír, porque bese tu aura. Conozco el mundo porque lo llevo en una caja, cargada de inmensidad y sueños, agua y viento. Conozco al mundo porque sonrío, porque me elevo. Conozco al mundo sin tocar sus nalgas sin rozar su lengua, sin posarle a su mirada. Conozco el mundo que imagine en este sueño. JUNERLIS MÁRQUEZ VENEZUELA junerlismarquez@gmail.com

SI TE DIGO Hermano si te digo que la tarde tiene alcoba en mi alma que se vino huésped a mi alma Hermano aclamada de ojos compañeros la miro propicia en el encuentro la escucho la toco en la palabra

y florece en el ruido como algo desusado que ni el recuerdo siquiera lo menciona porque no es de este idioma tan sólo la tarde llena su abecedario. AMÉRICO ÁLAVAREZ AVISPA N° 5 NOVIEMBRE DEL 2001

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NÓMADES DE LA CALLE Al desamparo de amor y de techo, así llegaste a mí, con la nada entre las patas. ¡¡¡Tango!!! Grite en la puerta de calle; aceptaste el nombre con tu mirada Perro de la calle, sin papeles que acrediten tu raza. No importó la procedencia, si en tus expresiones de amor mis tristezas se licuaban. Se merecían una familia que los cuidara y los amara. Así grandes demandantes de mimos, así ingresaron por el portal de casa. No pasó mucho tiempo, casi a la semana. Me presentaste a ¡Viví! Tu compañera otra desamparada. Una perrita cualunque sin marca registrada. Pero era el amor de tu vida, y yo con que motivo iba a despreciarla. Hace unos días se vació de ternura perruna mi casa ¡lástima, lástima! ¡Lloro, lloro! pero el tiempo pasa. Es el tiempo que se apuró los últimos días mucho. Y no solo se llevó al perro, sino a la “besuqueira” perra que yo tanto amaba. En este presente, no tengo manera de quitar de mis recuerdos, la compañía, los mimos, el cariño que Uds. me daban. Pero no debo quedarme, en la soledad que me embarga, si aún en los rincones dónde Uds. se echaban, brotan lágrimas las baldosas y hasta las plantas los extrañan. Sola en el silencio de mis noches, me despierto autista, buscando, buscando. El ladrido de los perros que en aullido se esfumaban. Pero así como vinieron en pareja, sorteando lunas y soles en la guardilla de cualquier casa, ciento que fieles a esa unión, ni la muerte los separa. Por ende conservo una convicción en el alma. Estoy seguro que en algún lugar del firmamento son estrella o ángeles de la guarda. LIDIA B. HERRERA lidiaherrera60@hotmail.com Avellaneda, Prov. Buenos Aires

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ESLABÓN DE LA TIERRA El cielo canta sobre las avenidas Aunque no entiendas ni este sitio siquiera que invade los rostros entre lágrimas desafinadas que huyen de los párpados No importan ni esta imagen prendida a los tiempos apagados ni los pañuelos que escapan hacia el mar del instante perseguidos por los pájaros Hay paisajes que retornan a desnudarme porque no soy otra cosa que un acorde vagabundo LUIS ESCOBAR Avispa N* 18

SUICIDIO DEL ABURRIMIENTO

Vivo el vacío de la revelación me oculto en la línea antropocéntrica de la soledad el flagelo del tiempo se quebró sigo explorando la palabra me pierdo en la bruma de las lenguas un estallido de letras peregrinas metamorfosea el universo un poema. LAURA GIRALDEZ MAR DEL PLATA giraldezlaura@hotmail.com

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S.O.S Llora berrinche forcejea en la luna tambalea acusa socorre aguada entre residuos pide gancho para este agosto. Malabaristas oscuros ignorándola Ovilla tibia saliva en la estrella reza putea muda entre grisáceo de asfixia pincelado por un roedor indiferente.

ANDRÓMEDA

Payasos pegajosos anuncian su crónica. Gime mugre resopla en la quietud devora transige camufla apenas un latido arrítmico bajo ruedas ególatras. Mercachifles sudados liquidan sus huesos. Baila vuela sola en las tinieblas. ALICIA CORRADO MÉLIN MAR DEL PLATA

Oráculo enturbia Candores previos De la luciérnaga Etíope. Andrómeda Encadenada al aire Prístina en su desnudo Azar. Sin nombre El dragón En lo volátil de su fauce pronta, Constelador de leyendas, Perseo detiene su regreso Frente a la acantilada En su sino, solo Para verla en la piel Y sudar la gloria De la ciencia arcaica Que madura en sus muslos. RENÉ VILLAR AVISPA N° 4 OCTUBRE DEL 2001

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OMBLIGO Es tu presencia suspendida en el aire que te rodea y se esconde Silencio de colores que atrae mi libertad distraída para exigir firmeza Es mi seguridad que muere en tu redondez infinita de ojos, de mundo, de vida Miro a través de tu ombligo para encontrar la locura y el remanso de la profundidad arrebatada Quiero quedarme ahí en la estación de mi existencia El miedo de mis razones y el ritmo de tus movimientos y el perfume por el que me vuelvo polvo y desaparezco Entro con mi imaginación, con mis palabras, con mi avidez con una lengua desesperada y cobarde con una voluntad que se deshizo de mí como el fantasma abandona un cuerpo Como yo me hundí en la costumbre que no preguntó Por qué Elegí dejarte junto con mis ganas de arriesgar los días cómodos para vivir los dignos. CECILIA GUILLET MAR DEL PLATA

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EDICIONES SUFRIDO NEANDERTHAL Otra voz rompiendo tu nombre El arte es una niña huérfana hembra que nació del verbo y la forma derrama miel en los sentidos. Cortesana de héroes sin memoria reina de un beso que fuga, la mejor amante luego del silencio dispuesta a volver a su primer asombro. Otra noche encinta con propuestas mezquinas. El arte es sólo presencia, la sombra de dos cuerpos en la lluvia. Altar de dudas que evoluciona Madre de locos inmaculados poseídos por el espejo. El sombrero de la luna. Sospechosamente libre me llena la garganta con fuego y el estómago de brujas. Para ser honesto con mi suerte no debería explicar tanto. VÍCTOR CLEMENTI AVISPA Nº 20

EN LA CAMISA DE PONERME EL DÍA Por ahí dejé mi cadáver, el pulmón de la casa respirando un cielo ajeno; y ahora el amanecer se sabe sin contrario. Mis zapatos, viejos astros cansados, preguntan por su viernes de juglar.

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No aprendí a beberme las pérdidas. Sin ti hay un vaso delator. En la camisa de ponerme el día dejaste la prisa mal vestida, aquel lienzo que era el corazón, sin cubiertos, sin nada altivo. Por ahí dejé mi cadáver, mi arco y mis dientes; por ahí se escapó la boina maldita, el zurrón marginado se empequeñece. Los lagartos que no temen al sol abren mi agenda de viernes a domingo. Sin ti, talismán de Ítaca, la espera desteje los naufragios, aquellas lealtades truncas. Por ahí dejé mi sombra cazadora, los absurdos parches del olvido.

HUELLAS

PEPE SANCHEZ, CUBA AVISPA Nº 36

Regresar al útero de la madre encontrar allí el abrigo de nuestros olvidos… recuerdos que aún no han sido velados… Dar forma, ordenar el caos, hasta movilizar las ataduras y apaciguar este vacío.

Del libro “Relatos de la Piel” año 2010 NORA PATRICIA NARDO

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EL LADO OSCURO DE LA MIRADA

Hacia el este, siempre en el sol, la mirada evade. Evade la tristeza en falsos colores, en celeste sobre sus cejas. En verde de vida de supuesta calma. Sabe que no puede ocultarse pero se oculta Sabe que bajo su fortuna hay quien observa, en su oeste, su caer su sufrir El lado oscuro de la mirada El lado oscuro de la mirada Donde siente que los ojos se hunden por haber sido barridos, de lágrimas, con cuchara sopera. Con celeste que no se ausenta, que aprueba en la aduana del sentir lo visible lo que no es invisible hacia las miradas. Hacia tus miradas. Te dijo, hermano, Cúbreme con rojo, cúbreme de color. De disfraz. AGUSTÍN VISPO AVISPA EDICIÓN ESPECIAL MARZO 2002

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PERTURBACIÓN No es la fugacidad del tiempo Foto de Max Costa Martínez

lo que opaca nuestros días sino el tedio de tanta quietud

El vértigo de los días se hunde el instante en fuga flagela la memoria y ese rostro… nos devuelve el espejo. Del libro “Relatos de la Piel” año 2010 NORA PATRICIA NARDO

SOMBRA Se aferra al muro se fracciona en hendiduras hasta la oscuridad oval del pensamiento Amalgama densa de olvidos desmorona mi piel víctima que añora resplandores envuelve secretos Me prolonga cuando el sol marchita descubre como ánfora mi cuerpo copia con dejadez mi paso breve mientras camino renuncias

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Misterio peltre de reversible longitud arrodilla mis lágrimas en la espesura del tiempo y se deshace en la espiral de un día nublado en desarmónicos respiros entre dolor y fronteras late mis compases de ansiedad DANIELA RICCIONI (MDP) AVISPA Nº 25


DIVAGANDO Golpean las olas contra el malecón, golpean las pasiones La espuma acaricia la piedra, lágrimas las mejillas Las aguas vuelven al cauce Retornan con furia Retumban,… sacuden… salpican…. Divagan los pensamientos Abrazan, envuelven, acarician Se mezcla la tristeza con el viento Un barco se hace a la mar Arrastra las redes que lleva la muerte.

Foto de Max Costa Martínez

ELENA NUÑEZ MAR DEL PLATA elenanoes@live.com.ar

REDENCION Qué habrá sido de aquella siesta, del aire detenido, espeso, pegajoso. Qué habrá sido del árbol de paraíso, de su rama arrancada por un niño y convertida en arma. Qué, de esa mariposa de vuelo zigzagueante, como ángel borracho, intentando con sus alas agitar su sino inamovible, esa atmósfera densa, de muerte, que la abarcaba, no por azar ni por destino, por decisión de una parte, sentencia unilateral tornando lo estático en dinámico por el instante último de la mariposa,

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cuya vida se extinguía como la rama, como la tarde y la niñez. De casi todo, desconozco el devenir; sólo sé que la mano asesina, única sobreviviente, hoy busca redención en la palabra.

RUBÉN SACCHI

Director Revista Lilith, viejalilith@yahoo.com.ar Revista Septiembre y blog de crítica: www.desmenuzartemejor.blogspot.com Columnista del Diario de los Poetas EL DANDY La única opción que tuvo fue partir. Desde su nacimiento lo amamantó témpano de hielo una mujer sin memoria. Con el tiempo el pueblo enterró esa proa amarilla la hundió como olvido de un pasado sin retorno. ANA MARÍA HERNÁEZ anabelle32@hotmail.com AVISPA 50

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MANOS

COLORES

Convertiré mis manos en hojas de fuego

No entiende de colores confunde el encarnado con la lealtad lo racional con la esperanza y la pureza con la obscenidad

para que vuelen incendiaré la noche con palabras

No entiende de colores por eso pinta

JOSÉ MARÍA PALLAORO jmpallaoro@gmail.com

JOSÉ MARÍA PALLAORO jmpallaoro@gmail.com

*** la frente (o)culta entre las manos cómo duele Dostoievski JOSÉ CARLOS SÁNCHEZ LARA CIENFUEGOS, CUBA jcsanchezlara@gmail.com

TORNO

Hay madre un sitio que se llama muerte más grande que Paris y que Prevert, Pezuña rencorosa y fría corta la memoria en dos. Cuídate madre de ese triángulo. Terrible no poder hablarte. Prensado bajo un torno y solo.

Cuando el orden se vuelve espina a qué limbo implorar, con qué sentido.

JOSÉ CARLOS SÁNCHEZ LARA CIENFUEGOS, CUBA jcsanchezlara@gmail.com

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DEVERNOSINVERANOS

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Tal vez soy lo que no volverá a suceder cuando se atreva tu cuerpo a enderezar mi corazón No me pregunten que estoy haciendo con las playas Será que somos esa piel que no se deja quitar mirando al sol A veces intento comprender cómo es que ese cuerpo largo en la memoria ese mango de hacha en el médano todos los si todos los no cada verano que te vas la tierra sigue despeñando árboles para que los capitanes del tiempo puedan amanecer No somos verano tal vez piel a la vanguardia para que el aire de nuestras bocas se ocupen de morir a cuesta del silencio No somos de entrar al mar sin viento de trepar una cicatriz sin niebla en las manos Ahora lejos de Santiago pienso si me atrevo a decirte que extraño cuando llueve Hoy escribo en pasado para recordar cuando eras mujer capaz de atar poemas a la piedra Como si no bastara tu anillo a espaldas de la luna a desafiar la vida hasta llenar de mar los pies de los ahorcados.

LUIS ESCOBAR MAR DEL PLATA luislupreste@yahoo.com.ar

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SOLES SOLITARIOS Solitarios soles en el este te llaman. Cielo de mis brazos me cerca con recuerdos por tus lágrimas, lágrimas de plumas desordenadas con emociones vacías. Fue el maestro antiguo el que me abrió el tiempo, no en este instante, sino en el de los muertos que guardan las mil llaves, que borran los mil seres, naranjas, rojos, vivos. El rey momo, la manzana de oro, las luces de los grandes mares del espacio me persiguen. Cumplir el sueño de cultivar el cemento como tierra húmeda y ser exterminador de los monstruos nocturnos se transforma en arena y corre. LIZA BONDAR Lizbondar77@yahoo.com.ar

INCLEMENCIA Viento del sur arrastra el cuerpo fracturado Ola de esperanza y sal cubre los huesos que se mueven en la inclemencia.

Perdón y castigo conjugan el verbo macabro mano crispada Estoy sobre un banco gris testigo de luchas y amores desavenidos dedos de arpía aprietan hasta azular la muerte Siento la lluvia helada Bautismo nuevo de religión sin dios ni fe

Acaricio tu cuerpo intangible entre la lluvia y caigo. GRACIELA BARBERO MAR DEL PLATA gracnobar@gmail.com

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A ESTA ALTURA DEL SIGLO

a esta altura del siglo es imposible escribir un poema de amor. cientos de holocaustos niegan recorrer tu piel con mi lengua hasta el centro de tu cuerpo y beber con voluptuosidad la copa de tus deleites en la dimensión inefable del deseo. estoy aquí frente a tu cuerpo desnudo erecto y caliente y aún así creo que está todo perdido. entonces miro la noche por la ventana y bajo los carteles de neón un niño sucio y descalzo parte su trozo de pan endurecido y le da la mitad al perro pulguiento que lo sigue.

De “Rock en el desierto” ALDO LUIS NOVELLI NEUQUÉN - PATAGONIA - ARGENTINA http://www.artepoetica.net/Aldo_Luis_Novelli.htm http://la-sed-infinita. blogspot.com.ar/

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BROTE Cuánto cosmos en su piel caída/ arrugada, geronte de mi pecho. Y los ellos la resaca de su fuerza. El paso lerdo frena el aire, choca con el tiempo y, carajos… Está yéndose. Sus ojos cuentan ayeres, los labios, y los labios llevan el secreto newen de la distancia. Supo encontrar el cielo/ curarlo, para volver a soñarlo en su mejor hora. Madre, ciega, guardián celoso que enluta tesoros, solo para robarlos. Ella dejó libre al tigre de los pechos, el de las tribus. Lo dejó corriendo por el bosque, salvaje. Pero chica/ infanto en blanco y negro, allá-locura, sentir alisios y... Y chillar el turno cuando las venas llegan a las alegrías, cuando la sangre se da cuenta que todavía el verde del Oeste grita, que por el santo del wingka nos pecamos el amor.

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NAHUEL BANUERA hakinmerv@hotmail.com


PRESUNCIÓN Caminaba rodeada de la bruma helada absorta de todo pensamiento, sigilosamente mis pasos eran escrutados silencio tenebroso recorría las calles Una sombra inerte y oscura aparece, sus matufias, prometen mil venturas inocente, caí en un abismo de inconsciencia, grácilmente mi vida en crápula. Osé no creer en el amor con presteza, inexorable a los demás mortales sus sentimientos débiles, me tienen sin cuidado. Me irritaban sus pudorosas almas empecé a seducirles con destreza, tomé sus cuerpos súbitamente robé sus almas en solo instantes. Sus gritos alegraron mis oídos, el éxtasis se dispersó vulgarmente sometiendo mi lascividad a su favor. Mi aseidad llegó a su cenit eminente; hoy yace mi cuerpo famélico su silencio susurra a los vientos, lo que la yerta lápida, muestra en su epitafio: ¨Ni muerta sentiría anafrodisia” PAOLA YANDIRA YAPUR YUCA 17 años LICEO TARIJA Bolivia

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INTITULADO todo poeta es un hombre santo si se acuna bajo el ala de la muerte así como cada pan deja su migaja queda algo tras apagarse en aquellos ojos el fuego que nunca se reduce a cenizas puede haber discernido al vivir el instante entre temerosas ruinas (por perros de la calle frecuentadas) y los irrepetibles maullidos de las gatas celosas entonces me fue dada la potestad de cantar cuando nos disponíamos a tomar el té en el filo de alguna estrella de esas que son invisibles al anhelo humano evadiendo la noche desde su mirada iluminadora convergen los orígenes de un salto al concreto de los emisarios un basural lleno de mendigos atesta las aceras junto a las putas chulos jíbaros rateros y transformistas en espera de su congregación que retumba como el acto de blanquear su pluma ratas moribundas y hambrientas huyen de la catedral ¿dónde está? la mano que en la penumbra me ha servido de guía le pone máscaras de hierro a los proclamados tantas veces en los vitrales hasta husmear con asombro el cuerpo de un ave entreabierta en el pavimento LEONARDO ALEZONES LAU. Venezuela. leonardoalezones@hotmail.com

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CREPÚSCULO Hubo un crepúsculo convertido en fugitivo remanso hubo un pájaro enmarcado en corolas de lágrimas hubo un réquiem burlón en el rictus del tiempo hubo una señal y un nombre dormido en el aniversario de la luna el día en que faltó la noche HORACIO GÓMEZ MAR DE AJÓ ARGENTINA hablabarton@yahoo.com.ar

*** vuelvo a ese lugar donde los sueños son regreso tiempo de mitades indescifrable desconcierto con la piel cosida de silencios a despertar los ojos del asombro y caminar mi propio vuelo acepto la soledad de dios y todo mi infierno con la rendición de un pájaro vuelto de espaldas sobre el olvido inapelable de mis alas porque soy mi dolor mi alegría de ser hilandera del viento vuelvo a ese lugar de espejo necesario al paraíso irrenunciable de la infancia y vuelvo a mi voz grito de luz en el abismo

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ALBA ESTRELLA GUTIÉRREZ BUENOS AIRES alba.estrella@gmail.com


GRACIAS

si no llegase a tu orilla si no podara ese himen igual transcurriría, serías un fantasma otro camino equivocado que igual conduce al deseo si no diezmaras mi polen si no invadiera ese claustro con falos de barbarie igual sería tu esclavo para lamerte versos para no atacarte con ríos que divagan y son huéspedes apenas vaciaré la espada en otro mundo en el peor de los casos serás fantasía superstición que motiva a escribir esto. VÍCTOR CLEMENTI victormarceloclementinasif@yahoo.com.ar

MEMORIA

“La memoria es una habitación a oscuras” Gonzalo Viñao

Ayer, volví a ver esas fotos blanco y negro como en aquellos crueles tiempos amarillos. Esas páginas que hoy se ven tan blancas, en el diario que leo cada día sorprendido e informado por Clarín, La Nación y Pagina 12. La memoria es una habitación a oscuras Familiares que no se dan por vencidos buscan amparo en un aviso, sin descanso para recordarnos el valor de la vida

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ponen fotos para convencerse que existieron La memoria es una habitación a oscuras Memoria es querer olvidar torturas, olor a vomito, sangre basuras humanas, dolor y mugre que quema, que hiela, que mata La memoria es una habitación a oscuras Esa habitación que recorro con los ojos cerrados como si la conociera llantos desesperados y llantos felices picanas hirientes y partos ocultos La memoria es una habitación a oscuras Rostros conocidos, como los de mi hermano, caras felices, de lograr su cometido de luchar, por una causa justa Cuartos hediondos, disparos indoloros sonoros dolores, cuartos limpios para no dejar huellas de masacres humanas La memoria es una habitación a oscuras Coca, Jorge, Luis, Carlos Gregorio, Silvia, nombres comunes pensamientos peligrosos, mentes cortas bastones largos, pensamientos que crees puedes matar. Esa habitación que de a poco vomita todo eso que hace mal para liberar un cuerpo que huele a hiel. La memoria es una habitación a oscuras Una ventana, una puerta, un muro que se derriba para dar a luz y recuperar una historia vergonzosa e imborrable. Gritos de mujer, sollozo de un hombre rescate doloroso que da valor a nuestra memoria. La memoria es una habitación a oscuras. UBALDO “TUQUI” RODRIGUEZ MAR DEL PLATA

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CONTRA DICCIONES las carcajadas putan rebotan en los balcones, de vuelta a la calle, él, aunque oye prefiere nadearlas la esquina se para en las chicas, los labios de elella dibujan hermoso a lo que el joven ríe en su fidelidad ya que tiene los veinte pé (llora su diosito) el día no sabe de travas trans y tan de noche, adornan el barrio con voces cursis risas embriagadas contra el frío y el miedo a quienes alquilan sus cuerpos

MAXIMILIANO COSTA MARTÍNEZ MAR DEL PLATA (maxcosta333@gmail.com)

DETRÁS DEL VIDRIO no te esperan el vanidoso toldo del café los personajes sentados autos invitando llaves llenas de mezquindad vos pasas caminando pero ellos no te ven la vidriera del bar trabaja con reflejos los chicos pidiendo calle a gritos de adiós no te ven el mundo pasa rápido vidrio cortina afuera y un día de piedades

vas al café invitado y tus ojos de siempre tu pensar invariable tu ropa despareja no aciertan vidrio afuera no importa la lluvia al caer del otro lado ni el viento ni el frío ¿hay chicos en los reflejos? un señor sentado comulga yo invito el café con la brevedad sus giros y un sueño para él es sólo pose para vos una calesita quieta. CARLOS MORTEO MAR DEL PLATA

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PÁJAROS

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A los niños pobres los seducen los pájaros

de la mano los niños pobres ven el vuelo de los pájaros ¿de cuál de sus vuelos altos se agarran sus manitas solas? abren grandes ojos antiguos los señalan con su anhelo imitan su canto piar ríen dicen volaré contigo sanaré ésta mi tierra inútil los niños pobres lloran si su espíritu no vuela les gustan los pájaros que los llevan allá lejos no hay tiempo para padres que no pueden llevarlos ni en ese vuelo de afectos por eso les gustan los pájaros volando sin saber el futuro CARLOS MORTEO (cmorteo@gmail.com)

LA MUERTE Y EL GUERRERO dirás a gritos, tocándote el relieve áspero de la sangre, qué andurrial de muerte es éste, qué escondrijo tan cerca del mar, te dirás por lo bajo dónde está mi mirador, verás tus armas con gozo de batalla pero hale hale guerrero que aquí no ha pasado nada, rezongarás la suerte está echada deshecha yerta trampa encrucijada, muerte al alfil al caballo a la torre, verás tu nombre desparramado desolado asolado en las mil torres del sol, te cubrirás con un pliegue de alambre alumbre yesca

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cuchillo fuego, me dirás, guerrero, hasta el otro sol con los dientes los ojos las riendas los tonos las manos el amor los pulpos hasta el otro sol y mi pelo llegará a tus ingles, te diré luna risa gemido, dirás que despojo, qué caracol se apoderó de mí, mi pelo hará nudo a tu espalda, te resistirás, qué es esta horda de piel, qué cosa impar me resbala me nutre me pelea, qué cintura miedo cueva dolor, mi pelo se detendrá en tu pecho, te acariciará las axilas, se irá por tus hombros, dirás ave quebranto torpeza desprovisto, te diré me desbordo, te agitarás con furia, qué desamparo, que agorera no nombró tragedia, no enunció hecatombe, a qué pitonisa mal donada yerma arrastraré en mi tarde de murciélago, en mi maraña de muerte, me mirarás, guerrero, tratando de irritarme, qué vientre tocaré, qué metal, qué víscera sonará inmediata de soporte ríspida cruenta grave, empezarás, guerrero, tu acorde por mi pelo en tu tarde de monte, nube de fuego, querrás irte haciendo vibrar aleta membrana llaga, respirarás por tus vértigos de silencio, solo de sol asolado solo, y mi pelo aprenderá de tu piel, me saldrán las puntas del dolor, las formas del llanto, rotaré hacia adentro, estacaré mi giro para sentirte, te sostendré con mi trenza, mi víscera, te nombraré, me llenaré de tu nombre, diré guerrero, ronco saliente unisonido, te quedarás en una reja de almeja, un anillo de coral, un rubí salado, mi pelo rondará tu escudo, sobará tu casco, tanteará palmo a palmo tu malla, afrenta dirás, qué rincón de muerte es éste tan cerca del mar, dirás guerrero, dónde está mi mirador, y mi pelo te lamerá el corazón, EDDA SARTORI

LA BELLA PALABRA Lo mítico: aura ignorada de los sabios. Tanta belleza cavada en las profundidades de las ostras. En tus manos, hay palabras que interrogan. No toda respuesta conduce a lo siniestro. Van Gogh amurado entre calaveras que no sangran. Una cría de monjas hacinadas en el sepulcro. Salvaje iniciación a la poesía, desde los ojos del siervo. LUIS RAÚL CALVO

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AÑOS DE INFANCIA Alegro, obscuridad, declaración del maullido. Las bocas sedientas toman mate en bacinillas. Crecer, esa luna de cerdo que corrompe los filamentos del potrero. Amar o no amar, la lengua de Goya cohíbe a los infieles. (Los zaguanes de barrio representan la encarnación de lo vedado) Esquirlas, orfandad, difamación del centinela. Las muñecas de porcelana nunca usaron colorete. Viajamos arrodillados en el riñón del aguatero con la coraza invertida en los años de infancia LUIS RAÚL CALVO Poemas del libro “A Outra Obscuridade” (Editorial Sarau das Letras, Brasil, 2014)

LA ELEGÍA DEL COBARDE Amatista contra fuego ciega giralunas Danza el gato sobre el escote negro de aquel crucifijo Bajo las mantas en cuclillas otro cántaro intenta desbebernos y tras el péndulo de aquella catedral no soy sino siendo como fui de espinas inacabadas y fuego entre los dientes -falacia de viento es este axiomaEn voladizo duerme el pecado pero no hay pecado que no sepa nuestros nombres Por eso

cóncava de ayer voy a inundar de escarcha y vodka las represas Es hora de sangrías y de ecos La piedra babea contra el musgo adormecido

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es fuego hasta eclipse matriz en giba peso terco o beso que no acaba demasiado yugo harto de caricias apenas un poco Porque no se trata de besar el cuello del poeta un Rimbaud negro de mareas y desiertos infiel a la noche y de ella esclavo hielo en fuga o selva de maíz vértigo de tejas y todo palabra que se astilla un grito en la sábana herida de silencio Por eso circunvalo su soledad El junco apenas moja sus pies en otra muerte prematura No creo en diccionarios que intenten explicar de la palabra sus vestidos Ya no a medias no a pico despertar si así se vive entre vino y zócalos Abandonemos los escudos a partir del agua Basta ya de esa boca que habita noches inmersas en cartílagos de azúcar de tantas mentiras en las manos mientras intentás derribar las puertas al miedo con flechas amputadas El guerrero ha abierto su armadura Los ojos se oxidan si a orilla del barranco la inocencia se desploma y en ella caeré para siempre sin designio de semilla Es así:

a pura escarcha se levantan los conjuros un aquelarre de entrepiernas bajo el grito de la soledad más sola esa que compartimos con silencio de campanas en luto

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con la culpa entre los dientes con la sangre que se retira de tan roja ¡y haber sido apenas pájaro! Por eso te lo regalo envuelto en escorpiones para que lo cargues vos sobre tu espalda te lo vomito como a una indigestión de caviar en la boca del hambre te lo entrego libre sin mella o latigazo al tiempo de la huída te lo abraso al sol para blanquear su noche de vírgenes y tablas Puedo darme ese lujo Dame tu mano mi corazón es éste y mi secreto: “el báculo de la lámpara se inclina a la penumbra” Es que él me juega con las mismas armas como una rana o un gusano de fronteras espina arista o miel de ébano hacia la profundidad que habita salamandras Hay sarcasmo de piedras en los nudillos que se acaban algo de tu perfil que repta sobre mi tablero de alfiles caballo a dama este juego donde la muerte se avecina Dientes de chacales besan su lengua porfiada de adioses enredada a la horca para no morir cuando de morir se trata Es de noche Abracemos la bufanda del frío desvistamos de badajos los campanarios y dejemos a los búfalos beber la sangre de los tigres porque dos hormigas hartas ya de tumbas

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salen a beber la madrugada mientras un sol enorme trepa los muslos de la selva y confluye en velo de mujer alimentada a viento Yo

cargo miedo de montañas ante un dios dormido Cerremos la noche feliz de muerte al regocijo desnudo No hará falta luna ni amanecer porque breve como el ala negra de un número sobre la cábala así las pestañas y el temor de la hoja virgen Imprecisa como habernos besado después de hora y no permitirnos ni el recuerdo de los márgenes Así lo pronuncio con la violencia del silencio Así me ofusco y por qué no morderlo fruta o piedra a mansalva hacerme llaga de limón un pubis de sangre verde capaz de ahorcar las piernas de la tarde Así morimos de pura belleza jamás besada porque no hay ternura en el deseo El sol pasa de largo la noche esquiva y ella no duerme caerá

en fuga irremediable como la muerte de una orquídea sobre su cuello virgen

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MARCELA PREDIERI MAR DEL PLATA


ELLA NO ESTÁ Te busco en las calles en la ciudad en el confín de la nada y no apareces solo tu aura brilla en mi mente tu cuerpo no aparece tu olor no huelo solo tu mirada reluce en mis sueños ya no volver a verte solo se que no estas y nadie sabe dónde estas hoy el recuerdo invade en mi cerebro que replica solo en mi sentido y no estas presente cuerpo y alma EDUARDO MONTE JOPIA CABA

EN LO DE CÓRDOBA De toda esta verdad tan verde tan de nadie escarbo la tierra con gusanos el odio que también es una piedra la fiera que espera en el envés de las hojas a dar una estocada para este día o para el próximo así es como se escarba la piel cambia los dientes roen las uñas laceran el pozo se ahonda es preciso enterrar en él una verdad o un pájaro. De las desperdigadas minucias LAURA LÓPEZ MORALES.

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DEJA CAER deja caer mi lluvia sobre vos, sobre tu vida. lluvia soy, en esto de caer, en esto de impregnar tu cuerpo, en recorrer toda su extensión. como río en tus profundidades, como cascada en tus alturas. germino las arraigadas semillas, broto por las rosas, penetro en el torrente de tu sangre,

estallo en el manantial de tu boca. deja llover caricias y palabras, como gotas tallando tu milenaria roca. hasta que tengas la forma, de mi deseo LALO ARGÜELLO PCIA DE CÓRDOBA

GOTERA ALBAÑIL EN CIERNES, PARA MUDANZAS DE AFICHE a Néstor “Tito” Acevedo “Hay un tacto teísta sobre el mazo repartiendo los hálitos nocheros hay un ruego de mano en el tintero que estrofa la marea en su regazo” El alcohol talla el aire suburbano orejeando en un riel de identidades los codos de una copla repetida en manteles que ceban puños rotos. La noche llama al solo apostrofado

a su cancel de rezos trepadores si en contraluz de sed filosofada sobre un estaño que se afila a cuenta. Un aerosol sustrae la memoria con sus caricias de pendiente y bruma sobre artimañas de alcanfor y abrigo. Y entre ademanes que violetan todo se eriza un trago de juguete y brasa sintetizando el tornasol del mundo. ROBERTO MALDONADO COSTA

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Ensayos

ROBERTO ROMEO DI VITA DANIEL CONN ALEJANDRO GOMEZ GERARDO MOLINA RICARDO SILVA DANIEL LUJAN

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EL COMPROMISO DEL ESCRITOR (Leído en la Marathónica de Narrativa y Poesía, en Bahía Blanca)

Compromiso o no compromiso. “Esa es la cuestión”…...En un mun-

do globalizado, donde las corporaciones supranacionales tienden a fagocitar las decisiones soberanas de los pueblos, de los países y de regiones enteras del planeta. ¿Cuál debe ser la posición de los escritores? Tomando al escritor como a un ser intelectual y que alguna responsabilidad social le cabe. Ya en la segunda guerra mundial ante el avance arrollador, de la maquinaria nazi-fascista, asolando la dignidad humana, con sus matanzas y campos de concentraciones y la muerte en las cámaras de gas. Un reconocido escritor * no quería tomar partido alejado de todo lo mundanal; cuando las tropas nazis estaban a las puertas de París y sometían a los franceses ya era tarde…Meses antes otros colegas le habían pedido su firma para un petitorio antifascista, y no lo firmó, esta actitud se la reprochó toda su vida, (ésa su falta de compromiso), remordimiento que luego lo llevó al suicidio a él y a su esposa. El matrimonio estaba convencido del triunfo en todo el planeta de la maquinaria nazi-fascista. Con respeto a los poetas y la poesía opinaba Héctor P. Agosti. …”Mientras los escritores no se decidan a ponerse en contacto directo con el público, corren el riesgo de que sus excelentes intenciones permanezcan poco menos que sepultadas en el reposo de algunos cenáculos restringidos”… “No sería demasiado reclamar que saliera a la calle. La expresión es vulgar, pero es la única adecuada para definir el acto necesario.” Y aconsejaba llevar sus trabajos en lecturas colectivas, mostrar los escritos y someterlos a la crítica, en círculos de reuniones con trabajadores, jóvenes y artistas en el interior del país y en los barrios. “Por duros que sean los combates de la historia, el deber de los hombres de bien, es afrontar estos combates”. Escribía Albert Camus. En su libro “La peste”. Y creo que ante la discriminación racial y de género, la explotación de los seres humanos por otros seres humanos, los bombardeos indiscriminados a poblaciones indefensas, la desigualdad y las injusticias, el escritor debe comprometerse son su pluma, su corazón, su mente y su cuerpo. Y además como dice Gabriel García Márquez. “Escribir bien”.

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*Stefan Zweig. *(Derechos Reservados, se puede publicar con sólo mencionar la fuente) ROBERTO ROMEO DI VITA AVISPA 54

BUSCANDO UNA QUIMERA Una realidad innegable en Villarrica es que los espacios que existen para el desarrollo de las artes y las expresiones culturales son insuficientes. La falta de equipamiento adecuado y muchas veces de calefacción, hace difícil difundir al público las diversas propuestas artísticas que existen en la zona lacustre. Y hay que decirlo, en Villarrica señores, hay mucho talento. Para aquellos vinculados con esta área de trabajo, tal vez les suene familiar esta respuesta. No podemos financiar un casa de la cultura en Villarrica porque ya esta aprobado el proyecto para la construcción del centro cultural… esperen un poco, ya estará listo. El asunto con esta respuesta es que la venimos escuchando hace 8 años. Hace 96 meses que Villarrica espera por un espacio apropiado para la realización de su cultura artística. Cuando parece tan “próxima” la apertura del centro cultural, la pregunta germina como semilla que ha esperado largo tiempo para que las condiciones se den. ¿Será el centro cultural nuestro Vellocino dorado? Si algo hemos aprendido todos estos años, es a batirnos por las nuestras, buscar espacios y habitarlos creativamente; a cohabitar, ya que cada artista por separado no habría logrado todos los espacios que se han generado gracias a la comunidad artística Villarricence. El concepto de autogestión resuena de nuevo como una opción válida; necesaria para utilizar, compartir y sostener los espacios públicos. Hace años que venimos procurándonos equipamiento, espacios y sistemas de calefacción para poder mostrar el trabajo local. La gestión de cada uno de los que ha trabajado en la zona ha sido invaluable. Los años de espera no fueron realmente de espera…fueron de un (no tan silencio-

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so) trabajo auto gestionado. Lo que me hace pensar que el Vellocino de oro no se encuentra en un altar dentro de una cueva secreta, custodiado por un dragón o en un acantilado rodeado de sirenas… el Vellocino está y siempre ha estado en nuestras manos y en nuestra capacidad de auto regularnos, juntarnos, cohabitar y transformar los espacios; ese es el verdadero significado de Espacio Público. No olvidemos cómo utilizarlo. DANIEL CONN VILLARRICA, CHILE

A ROBERTO FONTANARROSA ¡Qué lo parió negro…! ¡Cómo te voy a extrañar! Hay escritores, para escritores, que son excelentes pero no son populares, gustan a todo el mundo, pero no todo el mundo los lee. Mi aspiración es ser más simple y confiable, correcto en la escritura, cuidadoso en lo técnico y creativo, y además gustarle a todo el mundo, decía, luego dejaba caer una sonrisa. Sabía que el haber sido: simple y sensible, le había bastado para insertarse en el corazón de sus lectores. Contaba; que le gustaba la palabra escrita sobre un papel y que desconfiaba del ordenador, alguna vez había perdido un texto entre los vericuetos del disco duro, y la inseguridad lo atormentaba desde esa experiencia, no se sentía tranquilo hasta no ver impreso sobre una hoja el trabajo elaborado. No era de corregir más de una vez sus escritos. Su colaborador más cercano Daniel Divinsky, quién además era su editor, lo corregía con sutileza, sin alejarse de la frescura que, el “negro”, imprimía en sus escritos. Hincha fanático del deporte en general y del futbol en particular, me hacía acordar, en sus maneras, a otro inolvidable como Osvaldo Soriano, capaz de faltar a la entrega de un premio con tal de ver a su San Lorenzo querido. Veía futbol desde su adolescencia, y decía que en los potreros, había encontrado a la mayoría de los personajes que desfilaban, incansables, por sus historias. Afirmaba; que él veía planteos dramáticos en el futbol, además de conflictos y sentimientos encontrados, en esos dos grupos en porfía detrás de mucho más que una pe- lota, como él supo mostrar en sus cuentos.

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Trató de no dejar ver en su trabajo ningún resquicio político, a pesar de su desolación ante la injusticia social y todo aquello que pudiera socavar nuestra identidad cultural. A pesar de respetar cualquier idioma, hacía hincapié en el castellano, y el lunfardo en particular. Decía que nuestro lenguaje era demasiado rico como para adoptar palabras extranjeras. De vez en cuando, se daba el lujo de crear vocablos ilegibles para sus personajes, que solo él con su genio podía imaginar. Inodoro Pereyra, el “perro” Mendieta, sus loros, la Eulogia: su eterna compañera, y el malón de indios ilustrados y sociables, pueden hablar de ello. Trascendió la historieta y fundó una nueva manera de expresar la palabra, sus cuentos se insertaron en el gusto de la gente; porque supo decir aquello que todos podían comprender, y tocar la cuerda sensible de lo cotidiano. Era humano y de esa manera sabía transmitir. El teatro lo adoptó como uno de sus hijos dilectos y llegó al cine con la misma claridad que había comenzado. Fueron sus personajes tan simples, perfectos y profundos, que resultará difícil olvidar a don Inodoro Pereyra, a su perro Mendieta o a Boogie “el aceitoso” entre tantos otros. Gustaba de la música en general, pero el folclore era su debilidad, junto al canto de la hinchada de Rosario Central que lo desbordaba de amor. Decía que tenía dos problemas para jugar al futbol, uno era la pierna derecha y el otro la pierna izquierda. Pintó con excelencia las internas de ese juego y nos mostró, con una mirada cándida e ingeniosa, a personajes que rodean una cancha, desde un arquero hasta el juez de línea, pasando por los hinchas, ayudantes de campo y presidentes de algún club de barrio, a los que supo darles vida en cada uno de sus cuentos. Desarrollaba la credibilidad de sus historias con la habilidad de aquel que conoce de lo que habla, fueron años de explicar lo mismo con una sonrisa; la felicidad de las cosa simples y de esa manera la transmitió desde siempre. Estoy seguro que encontró su lugar en la galería de los in- olvidables. Algunos dicen que su figura encarna el prototipo argentino, yo creo que era demasiado generoso e ingenuo para eso. Qué lo parió negro… ¡Cómo te voy a extrañar! La Avispa Nº 38 ALEJANDRO GOMEZ (Mar del Plata) halegomez2003@yahoo.com.ar

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“Hay que agarrar al lector por el cuello y no soltarlo más; hay que hacer que la lectura se convierta en un acto hipnótico; hay que mantenerlo anestesiado hasta terminar el texto” GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ AVISPA N° 3 SEPTIEMBRE DEL 2001

LA “MINA” QUE SE “PIANTA” O EL AMOR PERDIDO Las letras de tango. Lo popular, lo gauchesco, lo coloquial, se mezclan en las letras de tango y por allí aparece el fino lirismo de poetas como Le Pera, Manzi, Cadícamo… y el empleo de recursos expresivos con hallazgos como éste “al verte los zapatos tan aburridos’” y el citado por Gobello “campaneando un cacho ‘e sol en la vereda”. O las imágenes como “Y en las trenzas un rayo de sol” (“Milonguita”); “Fue mí la piadosa dulzura de sus manos” (“Sus ojos se cerraron”); “con el toldo de estrellas de tu patio que quiero” (“Arrabal amargo”).Y es que –si como afirma el Prof. Alberto Rusconi “los libros enseñan a vivir”, estas páginas sueltas con las alas que les dan la música y el canto, llegan muy hondo al alma del pueblo rioplatense. Así, las letras de tango –canto y música mediantes- y propaladas por las ondas hertzianas – verbo y expresión usuales en la época (difundidas por la radiotelefonía) penetraron en los más diversos –luminosos u oscuros-estratos sociales. Y, a modo de una impensada socialización determinaron un modo de ser y de pensar y de vivir. Poetas cultos y no tanto, poemas musicalizados o letras escritas para acompañar melodías. El poeta en cierne que “acierta” y es catapultado a la fama con una canción. Y otros de acendrada –y desencantada- filosofía como Discépolo, pautan el devenir de sus letras. El amor, los celos, la soledad, la nostalgia, la muerte, estremecerán la pluma de estos aedas populares. En el tema amoroso se llega hasta la exégesis cuando se canta a la madre y a la noviecita. Pero privan las letras referidas a la traición y al “espiante” de la “mina”, con enfoques diversos, de los que casi nunca está soslayado el alcohol. Lita, rebautizado “Mi noche triste”, deja atrás la prehistoria del tango danza y comienza a cimentar el largo periplo del tango canción.

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“La “mina” que se “pianta” o el amor perdido Mi noche triste. Una rápida mirada sobre el texto nos permite reconocer: a)el canto de la pena; b)las consecuencias para el amante abandonado: “el alma herida”; “espina en el corazón”; “sin consuelo”; el abandono del canto: “la guitarra en el ropero”; la ausencia que influye en el entorno: “su luz (de la lámpara)no ha querido/ mi noche triste alumbrar”; la embriaguez “me encurdelo”; y c) la esperanza en su regreso, la ilusión de que vuelva. Y por ahí, parece campear la sombra de Neruda: “Pensar que no la tengo/ sentir que la he perdido… De otro, será de otro/ como antes de mis besos” (Poema 20). “Mi noche triste” inaugura el canto de la pena –una pintura del arrabal internalizada desde tiempo inmemorial en las clases más humildes de Buenos Aires y Montevideo y su entorno de villas y pueblos-. El poeta –también de extracción humilde las más de las veces- pulsa una lira popular, bien medida, sencilla, con algunos hallazgos metafóricos y la prosopopeya que alcanza a la cama “y si vieras la catrera/ como se pone cabrera/ cuando no nos ve a los dos” y al espejo “… empañado/ si parece que ha llorado”. “Percanta que me amuraste/en lo mejor de mi vida…” Desde el primer verso, afirma su yo -co fundacional del tango, el lunfardo, el lenguaje orillero del bajo porteño, que habría de abrirse caminos hasta llegar en las últimas décadas a acrecer el acervo de la lengua española a través del status oficial de la Academia y la inclusión de numerosos vocablos, ya acendrados en el habla popular rioplatense, en el Diccionario de Autoridades. Y, como es notorio, también desde el “¡Vamos!” surge el tema que habría de ser recurrente en la letrística tanguera: la “mina” que se “pianta”, esto es, la mujer que se va. “Mi noche triste” inaugura también el tema del alcohol “y por eso me encurdelo”, aunque la supuesta ebriedad en este caso se acompasa con la mansedumbre del protagonista, la esperanza “no puedo cerrar la puerta…” y la ilusión “siempre llevo bizcochitos…” El tema de la búsqueda de consuelo en el alcohol tendrá numerosas variantes como veremos después. Recordamos Amargura de Gardel y Le Pera: “Doliente y abatida mi vieja herida sangra/ bebamos otro trago que yo quiero olvidar, / pero estas penas hondas de amor y desengaño/ como las hierbas malas son duras de arrancar”. Lo cierto es que éste será el camino que más transitarán los individuos que en esa situación recibieron e internalizaron la norma que le impusieron las letras de tango.

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A diferencia de Mi noche triste, en La copa del olvido, queda claro que el determinante de la soledad y la tristeza ha sido el engaño, pese a lo cual el personaje sofoca sus ímpetus de vengar la ofensa (“matarla quise”) y se hunde en la noche, para buscar luego un bar donde bebe buenamente e invita y pregunta “a los hombres sabios” sobre su incierto destino. Un hallazgo de Vacarezza, el título. Tomo y obligo. Nuevamente la soledad (“sin un amigo”), el desarraigo (“lejos del pago”), el engaño (“a otros brazos entregada”), hacen que esta vez, en su búsqueda de consuelo en el alcohol, encuentre a un ocasional confidente a quien impele, arrastra a beber (“tomo y obligo”). El recuerdo –oasis de la nostalgia- se viste de contundentes expresiones para pintar la fuerza de su pasión como “Si los pastos conversaran, esta pampa le diría/ de qué modo la quería, con que fiebre la adoré…” Sin embargo, no puede omitir de su confidencia otro recuerdo: el de la traición y no se explica cómo, cegado por los celos, no consumó la venganza “cómo pude contenerme y ahí nomás no la maté”. Al final, destila su personal y amarga filosofía de la mujer “todas, amigo, dan muy mal pago/ y hoy mi experiencia lo puede afirmar” y acusa el peso de la norma que internalizó en algún momento de su vida “sufra y no llore/que un hombre macho no debe llorar” con lo que se eleva también, dentro de su desgracia, a una situación paradigmática. Confesión. La variante heroica a la situación del que ha perdido su amor se presenta en este tango, donde el cuitado por circunstancias que se infieren: el fracaso, “la miseria cruel” se aleja de ella (“nada más que por salvarte”) y la llora, feliz, sopesando su gesto magnánimo, de generosidad y de nobleza. Gesto que tiene su prueba de fuego “después de un año atroz”, cuando la ve en el esplendor de su belleza (“ibas linda como un sol”) y llega a la hipérbole al evocarla (“se paraban pa’ mirarte”). Pese a la situación de hondo dramatismo, se contiene y justifica su proceder. La cumparsita. Esta letra se impuso por sobre los esfuerzos de Matos Rodríguez (que cuando era un imberbe jovencito había creado su música que vende a la Casa Breyer Hnos. por 50 pesos) para imponer luego la suya. “Desde el día que te fuiste…” nuevamente el abandono propiciatorio del dolor (“siento angustias en mi pecho”) y la soledad (“mis amigos ya no vienen”), parece, como en Mi noche triste, alcanzar a los seres y cosas naturales que compartían en el “cotorro” (pieza donde se amaban)

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(“ya ni el sol de la mañana/ asoma por la ventana/como cuando estabas vos…”) y “aquel perrito” que también termina abandonándolo… La orfandad del protagonista, sin embargo, esta vez no se empaña con el alcohol y sí se viste y endulza de nobles sentimientos (“… yo siempre te recuerdo/ con el cariño santo…”) Y el vocativo “pedazo de mi vida” nos retrotrae al célebre “Nocturno” de Manuel Acuña, puesto aquí ex profeso o por pura coincidencia del letrista que, seguramente, se nutrió de innúmeras y variadas lecturas románticas. (Fragmento del ensayo inédito “La socialización por las letras de tango”)

GERARDO MOLINA URUGUAY gerardomolina@adinet.com.uy

PARA NO QUEMAR LAS ALAS... A la memoria de Rita y de las víctimas de Cromañon

Bordeando los ecos de la desgracia de Cromañon, se han abierto camino algunas excelentes canciones de la banda de rock “Callejeros”. Aquella que -como Ícaro- voló tan alto, en tan poco tiempo, hasta quemar sus propias alas al “alcanzar el sol”. Lamentablemente esas mismas alas, se conformaron a partir de haberse erigido en auténticos portavoces de una infinidad jóvenes. Los que les dieron esas alas, los que comenzaron a seguirlos... hasta el mismísimo final. Los músicos están siendo procesados, y sucesivamente nos anoticiamos de cómo se les prohíbe volver a tocar en una u otra provincia. De haber muerto, seguramente serían héroes-dijo León Giecco-. En la engañosa sociedad del “tanto tienes, tanto vales”, el hecho de haber sobrevivido los coloca en el lugar de “chivos perfectos”. Y es más que probable que vayan a una prisión sin privilegios, en primer turno y mucho más tiempo, que los mayores responsables de la tragedia.

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Prohibido... prohibir ???

El 3 de Noviembre de 1957 moría en una penitenciaría de Pennsylvania Wilhelm Reich, uno de los más calificados defensores del potencial revolucionario del psicoanálisis. Sin omitir, ni dejar a un lado el indudable respeto que merece el dolor de los familiares de las víctimas de Cromañon, pero sin tampoco dejar de reconocer el valor indiscutible de la poesía de “Callejeros”; antes que el olvido se apodere de la canción “Prohibido”, vamos a recordar algunos mandatos sociales enunciados en sus primeras estrofas: “Está mal, no te toqués más//La marihuana no hace bien, es muy mala, te hace ver otra realidad... Te vas a atar...a la fidelidad// Homosexual es una mala palabra, no es de gente normal... Decís orgía, y gritan pornografía...no lo intentes cantar jamás// Esta vida debe ser sostenida con total seriedad...” Mucho antes que Pato Fontanet, Wilhelm Reich proclamaba la revolución sexual. Basado en las ideas freudianas iniciales, escribe en 1927: “La Función del Orgasmo”. Es el mismo Freud el que alarmado se decide a escribir “El Malestar en la Cultura” (1929), para responderle a Reich. Y es en esta obra en la que -modificando sus mismos postulados de veinte años atrás- plantea que la felicidad no es un valor cultural, y que es incompatible en cualquier tipo de sociedad; por el contrario -dirá Freud- el desarrollo de la cultura y la civilización se basa en la represión de los impulsos instintivos, pasando a ser la represión un proceso constitutivo del psiquismo. “No escucho y sigo, porque mucho de lo que está prohibido me hace vivir// No me persigo, porque mucho de lo que está prohibido me hace feliz// Lo reprimido, cuando está cautivo te pide salir...” Reich entendió esto como un encubrimiento, y trató se seguir fiel al descubrimiento freudiano. No aceptaba que el principio de placer tuviera que capitular ante el principio de realidad. Condenó la idea de que este último respondiera a un orden social sustentado en la opresión entre clases sociales, y que en definitiva la represión sexual fuera un correlato de la

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opresión social. Cuando una prohibición se funda en el beneficio de una minoría que detenta el poder, que a la vez pretende hacer creer a las mayorías que beneficia también a estas últimas, hay evidentemente una trampa. Y la objetividad científica se pierde poniéndose al servicio de intereses particulares. “No pasás... te vestís muy mal // No comprometas mi trabajo muchacho... corréte ¡para atrás! Sexo oral y anal (entre papá y mamá) // A esa secuencia con frecuencia la pienso... pero eso nunca lo harás...” La arbitraria segregación se pone de manifiesto en una de las más hipócritas escenas de la vida social actual. Se condena a quienes cortan una ruta porque violan el derecho a la libre circulación. Pero quien condena a quienes cortan “las otras rutas”... las vías de acceso a la vida, al trabajo, o a la salud? En una sociedad donde las grandes mayorías somos excluidos latentes, donde con instrumentos democráticos se avalan dictaduras económicas, y en nombre de la paz se siguen avalando nuevas formas de terrorismo, donde el tan temido fascismo retorna abiertamente a través de asesinos seriales como George Bush (cuyo paso por nuestra ciudad no sólo fue permitido, sino que recibido con los brazos abiertos por no tan pocos), donde la institución religiosa que más ataca la liberación de la agresión y la sexualidad sigue siendo escenario de los más abominables crímenes y abusos... cuál es el sentido de las prohibiciones ??? Reich nunca dejó de denunciar y luchar contra todo esto, lo cual lo llevó a un exilio eterno, y finalmente a prisión. “Muchas manzanas son las que hoy y mañana se cruzan y se van a cruzar // Y en algunas se encuentra lo que algunos llaman felicidad...” Como nos dice Alfredo Grande1, siguiendo a Reich, para acercarnos al inconsciente debemos liberar represiones excedentes, y conmover a nuestro “yo oficial”. A veces lo logra un chiste, un acto fallido o una producción artística. Las teorías del inconsciente tienen su propio inconsciente (político). No es lo mismo hablar del inconsciente, que acercarnos para 1 Grande Alfredo: “El Idiota del Pesebre: sobre el inconsciente político de las organizaciones económico-sociales hegemónicas”. El Edipo después del Edipo: del Psicoanálisis Aplicado al Psicoanálisis Implicado, Topía Editorial, Buenos Aires, 1996.

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ser hablados por él. Nuestro pensar en voz alta o sentir en voz baja, también pueden producir efectos de verdad. Pero el inconsciente quema. A veces para “contar el cuento” hay que alejarse y recurrir a intermediarios simbólicos. Sublimar no es lo mismo que reprimir. Proteger no equivale a prohibir.

Para no terminar más allá (de la vida y de las rejas).

Para “no quemarnos” como Ícaro2, ni como Juana de Arco, ni como los inocentes del silencio y la marginación (que diariamente son conducidos hacia suicidios de los que nadie se entera), ni como los mismos chicos que murieron en Cromañon. Para no terminar prisioneros como Reich, ni como los más comprometidos luchadores sociales de toda la historia, ni como los que-por no poder elegir- cayeron en el delito, ni como muy probablemente los músicos de “Callejeros”... debiéramos aprender a discriminar. Discriminar no es segregar, discriminar es diferenciar. Y el desafío que permanece vigente es si se puede juzgar a alguien con las leyes de un mundo al que jamás se le dio ingreso? Si se le puede pedir que tenga obligaciones a quien nació sin derechos? Las trampas del sistema siguen entre nosotros y se han multiplicado, habrá que reconocerlas y esquivarlas...sin renunciar al intento de vivir algo mejor. Es necesario discriminar a quien le hace daño realmente, todo aquello que nos es prohibido. RICARDO SILVA3* Avispa N* 31

¿POR QUÉ POESÍA? “Si el poema no excita, no pasa nada; si las palabras del poeta los sobrecogen, todos se apartan de él, en silencio, bajo el mandato de un horror sagrado. Sienten que lo ha tocado el espíritu; nadie hablará con él, ni siquiera su madre. 2 Resulta llamativo el paralelo entre la historia de Ícaro y el camino directo hacia la gloria que venía transitando “Callejeros”. En el artículo que Juan Ortelli escribiera para la Rolling Stone Nª 83 (Febrero de 2005), afirma que a la banda de Villa Celina el sueño le estalló entre las manos, curiosamente mientras presentaban un disco con un título acaso simbólico: “Rocanroles sin destino”.

3

Plata).

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Psicólogo Clínico, Centro Cooperativo de Salud Mental ALETHIA (Mar del 58


Ya no es un hombre, sino un dios y cualquiera puede matarlo.” J. L. Borges (El informe de Brodie) No es nada fácil contestar esta pregunta. Es más, estoy convencido de que no existe una respuesta material hecha verbo que pueda acercarse –al menos- a la existencia primaria de la poesía. Todos hemos sido muchas veces poetas y locos. Es raro sentirse aprehendido por la palabra que va más allá de la imagen, y que al fin y al cabo termina siendo canción en nuestros oídos. No a menudo recurrimos a ella, sin el subjetivo pensamiento propio de la apariencia muerta en las estrofas. Por más que reneguemos de aquellos que la practican, es difícil imaginarse un mundo sin poesía. Y digo esto porque alguna vez he sido poeta, y he sentido la esencia mágica que emiten mis ojos cuando la palabra es causal generadora de emociones. He ahí el tema, la emoción sublime del éxtasis que provoca el mundo sonámbulo de la metamorfosis. Algo puro y semántico semejante a las onomatopeyas que describen los más diversos estados de ánimo. Al principio fue el verbo, dice la Biblia. Más allá de la palabra queda un interrogante ajeno a nosotros, sólo existente en la línea gris del quehacer urbano. ¿Por qué poesía? Poesía es el resplandor intimo del sentido de belleza que podemos tener de las cosas, luego el poeta se encargará de separar el verso de la carne, y quedará simple y huérfana la frase durmiendo sobre el papel. No hay poesía sin emoción, sin conmoción, no hay poesía que no conmueva, esto es, moverse con, moverse junto con el otro. Por eso siempre se exige a los poetas escaparse de la materialidad de la vida cotidiana. En esa misma impudicia nacen los best sellers. El escritor Aldo Cocca se hallaba en una conferencia en Ginebra donde eran invitados autores Best Sellers. Un japonés manifestó que sus libros eran fruto de computadora. La rigidez sajona defendiendo el arte humano, lo exhortó a retirarse. Por otro lado, Marilin Von Salvat es best seller y resultó la mujer más inteligente según una medición de Stanford Benet. Abandonó a sus dos hijos del segundo matrimonio, no cocina, no habla con mujeres y aconseja desensibilizarse. Es un ser computarizado que lamentablemente terminó por automatizar su escritura. Y no hay nada más alegre que el arte, por él nos olvidamos de nosotros mismos y nos incorporamos al mundo. Y el mundo termina por acomodarse en los regazos del poema. Paul Eluard en “Senderos y rutas de la poesía” dijo: “El poeta, al igual que cualquier otro, al acebo de las oscuras noticias del mundo y del in-

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verosímil problema de las hierbas, de los caracoles, de la mugre, del esplendor que se extiende bajo sus pasos, nos devolverá las delicias del lenguaje más puro, tanto el del hombre de la calle o del sabio como el de la mujer, el niño o el loco. Escuchémoslos sin pensar y contestemos; seremos escuchados.” En definitiva, el poeta debe ser un comunicador (común-unión). Aquellos que manifiestan escribir para sí mismos, mienten. Los poetas escriben para no morir de soledad, para que la gente sepa de aquello que les duele, y fundamentalmente por qué les duele. La historia universal de la literatura ha demostrado, y cómo, que lo más hondo que ha escrito la humanidad es aquello que habla de desgarramientos, de pérdidas, de soledades. Ya sea a través de la Biblia o el Islam, nos dan las pautas de la posición del hombre en relación a su entorno y frente a las culturas orientales. Su referencia es el preludio de Dante Petrarca, Homero, Virgilio y los cantores de las gestas. La mágica aparición de dioses de una medida casi humana y hombres casi divinos se entremezclan en hazañas prodigiosas. La sátira aparecerá como una burla diplomática a las costumbres viciadas. En cualquier caso, detrás de la obra se presiente “al Individuo”, eterno protagonista de la historia. El Renacimiento, apunta a la recreación y traduce la capacidad a la libre iniciativa. El individualismo, tiende al hombre, ávido de conocimientos y generador de esencia y sangre. La atmósfera del Barroco muestra la amargura del desenfreno mundano; Cervantes y Shakespeare exploran el alma. El clasicismo alcanza plenitud en el reinado de Luis XVI. Voltaire es Clasicismo e Ilustración. Al margen de este racconto la palabra fue más allá de las virtudes de lo temporal y lo místico, que no supo desprenderse de lo verdaderamente humano. Imagínense por un momento que nos robaran todas las palabras. Con ellas la capacidad para entender la realidad a través del sentido propio de la belleza que enseñaba Platón. No habría una sola cosa, por ínfima que sea, ajena a los ojos del poeta. Y muchas veces nos han robado las palabras: cuando nombramos cosas distintas a las que nos referimos, o cuando usamos muchas palabras sin entender el eje de nuestro discurso. Hablar mucho bien puede significar no decir nada, o lo que es peor: querer esconder el sentido real de lo que decimos. Como decía el filósofo E.A. “Cuando nos roban las palabras bienvenidos los poetas”. Llega el verso en forma casual, dispuesto a ser cimiento de vida, de

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sensaciones. Germen y levadura de la esencia humana, mucho más que una simple vibración intima, la poesía es aquello inmaterial, inodoro, que se mueve en el hermetismo del silencio absoluto. Resulta ser, muchas veces, la justificación solidaria de la soledad, casi como una consecuencia animada de la literalidad primitiva. Es espontánea y visceral, todas sus formas concluyen con el propósito que se plantea el escritor. Más de una vez quise –en mis versos- hacer sufrir y gozar a mis personajes, matarlos, volverlos a matar, y si esto no saciaba mi ánimo, les devolvía la vida para matarlos de nuevo. Otras veces, fui prosa de las cosas simples, material o filósofo, víctima de mi pulso, generador de frases surgidas de las entrañas, del alma. Recuerdo la historia de un escritor, un austriaco excéntrico que desaprovechó buena parte de su vida buscando fama. Sabemos que el destino del poeta no es necesariamente el éxito. Este escritor entró a una de esas librerías de poco nombre, buscando cualquier libro, como quien busca algo que no precisamente tiene que ser concreto, y encontró su libro en la mesa de saldos. Fue tanta la indignación, tanta la impotencia, que dejó de escribir para siempre. Hoy vende herramientas en el metro. Olvidó ser espontáneo, no advirtió que la poesía es algo que tiene que ver más con la pasión que con un número matemático. De eso se trata, de los bolsillos flacos, de las entrañas pegadas a los huesos, del hambre de mundo. Rara vez un poema será lo suficientemente entero para llenar al escritor, de esta búsqueda a través de los tiempos se nutren los lectores, una búsqueda eterna que pueden alcanzar toda una vida. Yo no sé por qué elegí la poesía. Sí puedo decirles que se puede encontrar en ella la sensación más humana que nos permite sentir la vida: emocionarse.

DANIEL LUJAN ARTE JOVEN MDP daniellujan@yahoo.com.ar Avispa N* 19

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“... cuando Cortázar irrumpe, la literatura argentina está cargada de solemnidad, por un mandato de Jorge Luis Borges, que decía que ser argentino era ser pudoroso y reticente. Sólo Borges podía contrariar ese mandato. Cortázar llega para desobedecerlo e instala en la literatura la idea de que es posible jugar con el lenguaje y la realidad, no tomarse en serio uno mismo”

TOMÁS ELOY MARTÍNEZ

Una de las cualidades de un buen narrador es su capacidad para oír. Fijar el sentido de la atención en los múltiples sonidos que vienen de su memoria, de la tradición, de su entorno inmediato y del mundo exterior forma parte del entrenamiento y aprendizaje del narrador, pues de aquel concierto polifónico extraerá una significativa porción de sus materiales de trabajo. El oído fino y agudo, desarrollado en la perseverancia para escuchar, le permitirá discernir entre el mero ruido y una composición musical. EDNODIO QUINTERO

Una de las cualidades de un buen narrador es su capacidad para oír. Fijar el sentido de la atención en los múltiples sonidos que vienen de su memoria, de la tradición, de su entorno inmediato y del mundo exterior forma parte del entrenamiento y aprendizaje del narrador, pues de aquel concierto polifónico extraerá una significativa porción de sus materiales de trabajo. El oído fino y agudo, desarrollado en la perseverancia para escuchar, le permitirá discernir entre el mero ruido y una composición musical. EDNODIO QUINTERO

Cuando me decido a tomar notas empiezo a trabajar haciendo algunas trayectorias anecdóticas, haciendo fichas sobre posibles personajes, en realidad sin darme cuenta ya he estado trabajando. Todas las historias que he escrito han tenido ese comienzo. No quiero decir con esto que todo lo que he escrito es autobiográfico, no. Ése es siempre el punto de partida y luego, lógicamente, a esas imágenes que sí tienen una raíz autobiográfica, se añaden muchas otras que son obra de la invención. MARIO VARGAS LLOSA

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Cuent os y Relat os ALEJANDRO GÓMEZ VILMA SASTRE LIDIA CASTRO HERNANDO SILVIA B. POLITANO VERÓNICA GONZÁLES VANESA ALMADA NOGUERÓN ELBA TESORIERO PAULA MARRAFINI ANA CRISTINA POCORENA SUSANA TRAJTEMBERG IGNACIO MUSLERA BLANCA SALCEDO DIEGO ORCOYEN ANA MARÍA LABANDAL

MARCELO PARRA JOSÉ CARLOS SÁNCHEZ LARA CLAUDIA CAPOZZOLI DANIEL TORRES GRACIELA BARBERO GUSTAVO ANDRES FOGEL NECHI DORADO CLAUDIA GABRIELA MORRO JUAN IGNACIO SANSINENA CARLOS MORTEO CARLOS BARBARITO NICOLÁS ALCETEGARAY LIZA BONDAR

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JUAN FON Juan Fon vive en el 7° piso. Juan Fon tiene 66 años, Juan Fon la ve todos los días. Juan Fon reniega. Juan Fon la desea. Juan Fon sufre por ella. La púber se mata entre los escalones del sexto piso y el flaco que la apura, por momentos parece elevarla entre sus dedos. Es un rito de besos y saliva que los aísla de cualquier mirada. Al menos eso piensan. Juan Fon goza doliéndose al mirarlos. Ella juega a que no sabe, él no sabe, ella se moja, él se refriega, ella se va, él acaba, ella se burla, él se anula y humillado abandona la batalla día tras día. ¡Qué digo! Noche tras noche, con el suéter atado a la cintura oculta su húmeda vergüenza. Pobre principiante, muerde su impotencia escalón por escalón y se deja arrastrar por la inercia hasta la calle. Sus manos enterradas en los bolsillos, tratan de disimular la tenaz erección. Juan fon se ha convertido en un perro caliente que lo observa todo, caliente porqué en estos últimos años solo esa pendeja ha logrado abrocharlo en ese infierno. ¡Ay Juan Fon, porqué debes sufrir tanto! Se conduele. Ella sabe, y a veces, muy de tanto en tanto, cuando el tierno la deja muy envarada lo cruza en el pasillo, lo mira, lo sonríe, lo seduce y él siente que no la puede resistir y que su niño se le agranda, y apura el paso, y abre la puerta, y cierra la puerta, y su cuerpo cae en el sillón y no puede evitar de estar caliente ¡Ay pendeja, pendeja! Hoy han coincidido al entrar al edificio, él le ha abierto, han caminado juntos y juntos han tomado el ascensor. Ella lo ha mirado en forma muy extraña. Él ha pensado que con gusto la abriría a la mitad, cómo a una nuez, justo allí, entre las piernas. Sus manos han coincidido en el botón del séptimo y el roce de sus dedos ha deslizado una sonrisa en los labios de ambos. La caja sube lenta y él la observa en el espejo. Es una nena piensa. ¿Cómo puedo estar caliente con una nena? Ella estira su cuello y seca el sudor, su lengua recorre el borde de los labios. Juan Fon mira a pesar suyo, mira sin querer mirar, mira mientras la desea, mira esa camiseta corta y ajustada, mira los pezones erectos debajo de la tela, mira lo suave de su piel que desborda sobre el jean, mira el blanco de la bombacha que asoma apenas, mira con torpeza la línea que baja desde su cintura, y mira cuando ésta se pierde bajo la curva de sus caderas y vuelve a mirarla a los ojos. Ella mantiene su mirada y cómo hace de tanto en tanto, cuando

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el tierno la deja envarada, le sonríe. Juan Fon mete las manos en los bolsillos y siente que jamás ha estado tan caliente. Ella lo adivina. La acción es instantánea, abre la puerta, apaga la luz y sus manos cobran vida. En la penumbra se da cuenta que la hembrita arde y ha tomado la iniciativa. Su boca lo busca y sus manitos como víboras comienzan a recorrerlo. Confundido hecha un vistazo, están inmóviles entre el quinto y el sexto piso y sin pensarlo se entrega a las caricias. La excitación lo vuelve torpe y siente que se ahoga entre su prótesis y la lengua de ella. ¡Es inmensa! Piensa mientras se deshace de ese pulpo entre sus labios, con entusiasmo su boca ataca el cuello y sus orejas. Enardecido sus dedos oprimen el pezón y ella responde con sus manos que juegan en su entrepierna. Juan Fon siente que su cuerpo se desborda y se reprime. Ella lo lee y se acopla a él, y se arrebata, y gime con un sonido ronco que aumenta y lo obliga a taparle la boca cuando se estremece. Está muy caliente y su boca recorre esos pechos pequeños que erguidos que responden a cada lengüetazo. Lo conmueve sentir el cuerpo pleno de una energía que creía perdida. Sus manos desabrochan el jean y sus dedos comienzan a recorrerla. Esta mojada, muy mojada y esa calentura le soborna los sentidos. Más caliente la siente, más se calienta. Ella no retrocede y se le mete entre la camisa refregándose en su vello, besa su pequeño pezón. Le desabrocha el pantalón y se aferra a su sexo con ganas. Escucha que alguien llama el ascensor, escucha pero ya no piensa. Sabe que es hoy, aquí y ahora. Se apresura a bajar su pantalón y la ayuda a sacar una pierna del ajustado jean. La erección es tremenda y ella la convierte en formidable cuando en un rito incontrolado se arrodilla y comienza a besarlo. Sus labios lo recorren y su lengua chasquea rápida entre sus genitales. Para Juan Fon es imposible pensar, aunque la puerta del tercero se venga abajo por los golpes de la vieja puta y mal cogida del departamento “C”. Tomándola suave la incorpora, ella se aferra a la cintura con ambas piernas y sus uñas irrumpen en la espalda de Juan Fon. Juega por un instante en la puerta de esa vagina estrecha y luego la penetra. El glande irrumpe con fuerza en medio de ese abismo jugoso. Ella vuelve a estremecerse, él tiembla. Se chupan, se rozan, se acarician, se muerden, se empapan, se huelen, se relamen, se entregan, se despojan, se besan, se desbocan, se consumen, se rechazan, se duelen, se gozan, se ordenan, se pierden, se poseen.

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Ella repite su gemido ronco, él ya no la acalla, ella se abraza, él escucha voces un piso más abajo o un piso más arriba, ya no importa. Ella se tensa, él siente el calambre en sus piernas, ella se envara entre sus muslos, él oculta el dolor en la parte alta del estómago, ella persevera en el vaivén, busca su orgasmo, él siente que se va, ella sabe que se va. Él se desborda, ella irrumpe en llanto mientras se introduce a fondo. Él sueña que es joven, ella acaba, él sabe que es casi igual pero distinto. Ella se hunde en el espasmo. Luego se afloja, se relaja. Él se rompe. Ella ya no es ella. Él se va y adivina que junto con su semen cae la noche. Una noche más profunda y oscura que el pozo que se encuentra debajo del ascensor. ALEJANDRO GÓMEZ halegomez2003@yahoo.com.ar AVISPA N° 9 JUNIO DEL 2002

DE PUÑO Y LETRA La señorita Marcela falleció un martes 15 de diciembre en su departamento de Avenida Alvear. Descubrieron su cadáver a los dos días cuando Josefina ingresó como todos los jueves a limpiar el 1ro.A. La occisa vestía un atuendo de seda y sobre sus hombros descansaba una robe de encaje bordó. La ventana de la habitación que da sobre la avenida se hallaba abierta de par en par. Causa de la muerte: envenenamiento, lo que llevó a los peritos forenses a inclinarse por dos vertientes, suicidio o asesinato. La policía indagó a los vecinos. La del 4to. B raras veces se la cruzaba en el ascensor, el músico del 2do.A ni siquiera sabía quién vivía allí, otras parejas comentaron que sólo se saludaban cortésmente en el hall de entrada. Aparecieron por supuesto opiniones encontradas sobre la vida azarosa de esta mujer: poseía gustos lujosos, jamás le conocieron pareja o amigos, ni hablar de mascotas, era retraída, escuchaba jazz hasta altas horas de la noche, concurría asiduamente al banco, que vaya uno a saber de dónde provenía su fortuna, jamás trabajó, que aquello, que esto y lo de mucho más allá. En definitiva nadie conocía a la señorita Marcela. Todos eran sospechosos. El viernes 18 llegaron sus hijos (sí, tenía hijos) para asistir al fune-

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ral. Guillermo se graduó en Harvard y hacía diez años que vivía en Inglaterra. El más joven, de aspecto bohemio, partió de esta ciudad con proyecto de año sabático extendido a ocho recorriendo Europa y Asia Oriental. Durante ese período ambos recibieron mensualmente un depósito de dinero suficiente para saciar sus inquietudes y admitieron –vale recalcar “sin remordimiento”– el escaso contacto con su madre, dos o tres llamadas en estos años solo por causas de urgencia mayor. Los forenses, a punto de comenzar la autopsia, descubrieron azarosamente en el interior de un bolsillo de la robe, un papel doblado prolijamente en cuatro. Lo firmaba la Señorita Marcela –se confirmó su autenticidad-. “Lo único cierto es que yo la asesiné” decía el mensaje.

VILMA SASTRE BUENOS AIRES sastreperal@gmail.com

RESISTENCIA PASIVA

¡Qué lo parió! ¡Ya hace siete años que estamos juntos! Y… desde cuando empezamos a ir a la feria del domingo. Ahora, tiene de nuevo esa sonrisa de borracha, larga, inaguantable, y tonta. Al principio me engañó porque creía que la dueña de esa mueca estaba ahí, al lado mío, cuidando a los changos mientras tomábamos unos mates. Pero hace rato que dejé de mentirme. Lo juro. Ahora no es la Jacinta; no la conozco. Seguro está pasada de chicha, con esos ojos entrecerrados. Parece que se dio cuenta: estando así, quedarse sentada es lo mejor. Entonces no se levanta en todo el puto día; y no dice una palabra, ni siquiera cuando le tiro del pelo. Es un silencio laaaaaargo como el de esa dichosa sonrisa. ¿Qué estará tramando la muy guacha? Le dije que teníamos que traer un ato de ramas pal’ fuego y nada. ¡Si por lo menos se sacara ese camisón y se vistiera…! Yo no me baño todos los días, pero me cambio de ropa; ella, siempre desgreñada, sin mirar a ningún lado pero eso sí, sonriendo. Anoche la metí en el tacho de prepo. Como no se movía le metí la cabeza abajo del agua fría a ver si así se despabilaba. Única-

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mente un pequeño ay. La dejé diez minutos y después vuelta al petate. Últimamente se me está trabando la lengua, y aparte, ¿para qué hablar con ese pedazo de carne? ¿Le andará sangre o qué cosa por las venas? Quise que reaccionara de una trompada. Ni mu. Busqué las botellas durante horas… pa’ tirarlas, claro. ¡Hija de puta! ¿Adónde las tendrá? Bueno, antes yo hacía lo mismo. No hay caso: lo mejor es empezar a salirme. Con uno que tome en la tapera suficiente. Dos, ya es un bodegón. Le dije ándele termínela y no me contestó. Entonces me senté solo, en el asiento chico. No sé si fue ese mismo día, me fui a comer afuera al fogón. Ahí tampoco se podía estar del olor a mugre. Creo que el lunes no aguanté más y me fui por ahí. Me miraron, claro, porque siempre va la Jacinta atrás cargada, y no la vieron. No sé por qué se rieron cuando me caí. Ya está: me voy el fin de semana al pueblo. Al final, si sigue con esa sonrisa estúpida, no me va a quedar otra que irme de aquí. El asunto es que ella maneja todo; no tengo ni para una grapa, una caña o un mísero vino patero. Y nada más me queda un cigarro. ¿Para qué vine a sacarme la chiva? ¿A hablarme frente a este cacho de espejo y verme doble? ¿Y esa sonrisa de imbécil? Será de tanto estar con ella. Puta, ya me corté. Esto me tiene atracado. ¡No creo que sea el vino! Para ser berreta es lo mejorcito. ¡Este espejo de mierda! Vamos a tener que comprar uno entero. La cara cortada por la navaja gastada, y la mano con el vidrio: ahí va; un pedazo de papel de manzana acá al lado de la boca… y ¿cómo mierda paro la sangre de la mano? ¡Qué porquería! Má sí, me la envuelvo en esta toalla y para. ¡Ché, vení a limpiar el fregadero, que yo no puedo! Y comprá otro de estos para mirarse, ¿querés? ¡Dejá de hacerte la mema…! ¿No ves?… no viene. Yo le dejo todos los vidrios acá, no pensará que también me voy a poner a limpiar. Y encima con las ojotas rotas. Es raro que nunca la pille. Ya no me amenaza con dejarme. Tampoco con llamar al vigilante. Lo único que hace es sonreír. Si ella no pelea… ¡es estar solo! En cuanto me pare de sangrar lío mi petate y me las tomo, a cualquier parte, con tal de no verla más. Siempre controlándola, junta algunas de sus cosas, descubre el dinero en un cajón de manzanas y se lo mete en el bolsillo de la camiseta. Se va dando un portazo imaginario en una puerta que no hay. Cuando sale, ella, que hace tres días decidió no hablarle más, y si

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fuese necesario ni comer ni vestirse y mucho menos acostarse con él, se levanta, anuda las tiras de la entrada, come, limpia, toma un baño en el fuentón, se pone ropa limpia, y se sienta a escuchar la radio a pilas, aliviada. En estos días pasados creyó que iba a volverse loca, porque lo único que hacía era repetir mentalmente: para pelear hacen falta dos y yo no quiero pelear más, para pelear hacen falta dos y yo no quiero pelear más, para pelear hacen falta dos y yo no quiero pelear más… Resistió. Ya no le hace falta la sonrisa vacía. LIDIA CASTRO HERNANDO castrohernando@gmail.com

LA DESESPERACIÓN Me agrada un cementerio de muertos bien relleno La luna redonda y luminosa se volvía atemorizante cuando al cruzarla alguna nube deformaba en el suelo las sombras de los árboles y de la edificación lúgubre. Ya no había autos ni voces, ni se oía el reclamo de los zorzales que durante el día rondan el lugar. La huella angosta que une el cementerio con el pueblo parecía una invitación a la fuga. Por qué estaba yo ahí, me preguntan. Fue un desafío, no un reto a la hombría, ni una provocación de boliche. Mi propio desafío. Desde niño me deleitaban los relatos macabros y toda película que comenzara con la imagen de un cementerio. Quise ver hasta dónde me atrevería a llegar. Sí, es cierto, también un intento de sentirme cerca de ella. Me gusta ver el cielo con negros nubarrones No es que haya esperado que se presente un día tormentoso, solo que esa tarde, al mirar el cielo pensé: éste es el día, ésta va a ser la noche. Por qué fui caminando. Porque me gusta, porque no vivo lejos y porque durante el trayecto tendría tiempo para comprobar si de verdad quería hacerlo. Faltaban pocos metros para llegar a la puerta de entrada cuando me di cuenta de que mi andar se había hecho más lento y sentí un mareo muy

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leve que me detuvo unos segundos. Me dije en voz alta “vamos, ya hiciste veinte, hacé veinticinco”. Y lo vulgar del dicho, contrastante con lo ceremonioso del lugar, me hizo reír, pero la risa surgió algo temblorosa. Y oír los aquilones horrísonos bramar El viento del norte que sacudía la puerta me hizo estremecer, pero pensé que me ayudaría a abrirla de un empujón. No fue así, de todos modos no me dio mucho trabajo, había llevado un destornillador; la cerradura era vieja y oxidada. Se abrió con el ruido de bisagras de aquellas viejas películas de terror, que me habían deleitado durante el día y de noche me empujaban a dormir en la habitación de mis padres. No era cuestión de asomar un pie y volver. No iba a engañarme de esa forma. Insólita avenida que inunda fértil vega Muy cerca de la entrada, a la derecha de la vereda amplia que divide dos alas de panteones, subsiste un lote de tierra húmeda que alberga montículos demarcados por hileras de ladrillos oscurecidos por el tiempo, viejas tumbas acompañadas por cruces de hierro que han perdido la verticalidad hace años. Ese espacio me impresionó más que los panteones, tal vez porque éstos están siempre cerrados con llave, no se puede ver el interior y nada puede salir de ellos. Caminé apurado hacia la zona edificada. Que se hunda el firmamento me agrada mucho ver Me acercaba al panteón que no volví a visitar desde el día que la dejamos. Un dolor nuevo en el pecho comenzó a molestar, como si alguien lo apretara. Otra vez el mareo. La luz estrepitosa que en un segundo borró toda visión me arrojó sobre la tierra húmeda de las tumbas olvidadas. Una ráfaga de suposiciones levantó de inmediato mi cuerpo disponiéndolo en posición de defensa. No sabía qué estaba ocurriendo pero el instinto de supervivencia me obligaba a sobreponerme a pesar del dolor producido por el impacto. Y muertos apilando quisiera yo encender

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El rayo había caído muy cerca. Sin truenos previos que dieran aviso, apenas algunas gotas y relámpagos lejanos a los que no di importancia. Cuando casi había pasado el aturdimiento vi las llamas. Procedían de una caseta de madera, supongo que donde guardaban herramientas. Crecieron con una rapidez asombrosa, y mientras ondulaban en un baile obsceno y veloz, pensé que podían haberse deslizado de un cuadro que Munch tal vez habría querido pintar. Eran siluetas humanas, cientos. Mostrando sus encantos, sin orden el cabello Al decrecer el fuego, una sola llama se destacó del resto: ubicada en la cima atrajo mi atención desde el comienzo y me subyugó con un poder que paralizaba y a la vez parecía suplicante, como si esperara mi aprobación para ascender. En el acto se desprendió. Que el trueno me despierte con su ronco estampido No recuerdo nada más. La gente de una casa cercana llamó a los bomberos. Al llegar me encontraron desmayado y me trajeron a la clínica. Me despertó un sonido familiar, ahora inquietante, la tormenta continuaba. No sufrí ningún daño. No me dan el alta porque piensan que sigo alterado. No puedo convencerlos de que todo está bien. A pesar de mi intento de suicidio cuando perdí a la mujer que más amé, hoy estoy tranquilo. Que no los confunda el hecho de mi visita al cementerio. Fue una experiencia gratificante. Casi podría decir con Espronceda “¡Qué gozo!, ¡qué ilusión!”

SILVIA B. POLITANO Mar del Plata silviabpolitano@gmail.com

CRÓNICA Camina por las calles. Busca entre las miradas de los desconocidos una sombra de una sobra de amor. Se pierde en las mañanas del olvido y la desdicha de la ignorancia ajena y la conciencia propia. Sus ojos chocolate amargo su piel sucia de tierra pobre su corazón frío de noches sin sueños y su cuerpo marcado de furia satánica. Camina solo entre las

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miserias de un fin inevitable huye de su segura soledad. Su voz se pierde en el viento envuelta en violetas e hipocresía humana cubre su piel de angustias y deseos. Maldice su vida de niño en la calle.

VERÓNICA GONZÁLES AVISPA Edición Especial - MARZO 2002

Sin título Falta poco para encontrarme, ya sé. No sé adónde me habré ido pero es cierto que no estoy. Por estas horas, mientras en esta ciudad se duerme y en otras mitades del orbe se lee en búlgaro, aparezco en el medio de una calle, desnuda de zapatos y de cajas mágicas, profanándole las bóvedas a mi propia existencia, sondeándome los pasados perfectos por las páginas en blanco de los diarios íntimos (¿públicos?) de otros usuarios en línea. Falta poco para que me empiece a quedar muda, ya sé. Muda de voces que me vayan dictando a golpes qué es lo que se debe hacer, lo que se debe creer, lo que se debe dejar de sentir. Muda de abecedarios y de lengua de señas. Resultó que en ninguno de esos diarios íntimos/públicos me han puesto. No sé entonces adónde me habrán dejado, en cuál de mis cumpleaños me habré olvidado de pedir los deseos - o habré pensado en aquella secuencia efímera que ya lo tenía todo como para andar desperdiciándolos. No sé en qué papeles no retornables habrán anotado mi nombre (Sí. Yo también tengo uno y también es de tres sílabas). Ahora es cuando me empieza a parecer que ya no falta tanto ni tan poco como hace nueve decenios, y que puede haber margen de errores en esto de aprehenderse todo lo que el cosmos va dejando caer mientras anda. Tarde o temprano uno se termina interponiendo siempre entre un espejo y otro. A lo mejor hasta se puede llegar a discutir esa ingenuidad con que se avanza, con que se cruza un hombre de vereda como si por ese lado del relato fuera a llover menos. A lo mejor dure este momento lo que duran las tardes en los solsticios. Y lo mejor en eso que me estoy buscando, me llego a alcanzar, me suspendo los cataclismos y me vuelvo a inventar. VANESA ALMADA NOGUERÓN Mar del Plata, Argentina almadanogueron.blogspot.com.ar

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vanealmada@gmail.com

EN EL LUGAR DEL OTRO Hace cinco años que vengo a la misma hora, dejo la correa de Camilo sobre la silla de la derecha, pido un cortado y el diario local. No lo compro porque me gusta leer aquí, en la penumbra de La Social. Necesito la pausa que me hace levantar la cabeza por alguna frenada, el chasquido de la máquina Express o el repentino silencio de una calle céntrica, que no dejó de ser de barrio. Los que viven en la ante esquina de enfrente, salen justo a las nueve sin hablarse, moviéndose en comunión pero cada uno con su código. Ella barre hasta la última de las flores del jacarandá que protege al jardín del sol ardiente. El marido, Juan Vergara, de los Vergara propietarios de la casa por no menos de cuatro generaciones, corta las ramas secas, el pasto, quita yuyos, remueve la tierra de los canteros, todo con relojera minuciosidad. María, su esposa, que terminó de barrer los restos de poda, los embolsa prolijamente, luego trae un balde con agua jabonosa y refriega con la escoba las manchas azules que dejaron las flores pisadas. Juan coloca la manguera, abre la canilla y refresca el jardín que se vuelve verde intenso, brillante. Cuando él termina, ella la toma y enjuaga la vereda mientras él mira el reverso de las hojas y las pulveriza con insecticida. Luego, ambos desaparecen sin haberse dicho una sola palabra. En la esquina de la plaza, estaciona la camioneta de Aguas Potables y bajan los tres operarios que hace una semana, destruyeron el cantero de peonías para hacer una zanja. Como cada mañana dos sostienen sus palas y el chofer, camina hasta La Higiénica para volver con facturas. Los de las palas se meten en el pozo, el chofer saca de la cabina un termo, el mate y la yerba. Apoya todo sobre el banco de mármol y comienza la ceremonia. Uno ceba, otro toma; resultado: una sola pala en movimiento, si es que no está comiendo factura y ninguno trabaja. Ahora extraen del pozo un pedazo de caño oxidado del largo de la zanja. Colocan una caja que tiene una tubería en un lado y otra en el opuesto, sin dejar de tomar mate, salvo la pausa para cambiar la yerba. Cubren con tierra el artefacto y dejan un montículo sobrante. Dudo que vuelvan las peonías, claro que antes ignoraba el caño y ahora aunque no lo vea, cada vez que mire sabré que ahí abajo hay un artefacto. Se van dejando al costado del banco un

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bollo de papel de estraza y unas cebaduras de mate. Sobre la diagonal que se extiende desde la esquina a la rotonda hay cuatro niñas jugando a las estatuas, la que cuenta con los ojos cerrados procura sorprender en movimiento a las que deben permanecer inmóviles. Por ésta vereda pasa la chica de cabello trigueño sujeto con hebillas, que todos los días va comiendo una torta negra. Al ver que falta Camilo con quien compartía un pedazo, mira directo hacia mi mesa, tengo justo el tiempo de poner los ojos en el diario, como si jugáramos a las estatuas. Al rato pasa la señora de la bolsa de hule azul; bajo la vista antes que me clave los ojos, hasta ayer Camilo la esperaba sentado, moviendo las patas de adelante con ritmo festivo. Por sus gestos, podía anticipar quién pasaría; salvo ayer, claro. Salvo ayer que después de un rato me buscó con la mirada y noté algo raro en su cabeza, dejé el dinero del café, tomé la correa y salí. Camilo tenía la frente hinchada y jadeaba. Lo sujeté para cruzar la avenida, al llegar a la otra acera el jadeo le hacía difícil la caminata, lo alcé. Era de buen porte y la cuadra que hice con él a cuestas fue difícil. Camilo se puso más y más pesado. Cuando finalmente entré, el veterinario me lo sacó con cuidado de los brazos y me dijo: —Don Jesús, Camilo está muerto. Me miró, lo miré, miré a Camilo él le tocó la protuberancia de la frente y aclaró: —Por la marca y la hinchazón era una abeja. En esta época se ponen bravas y él debió ser alérgico. —Jadeaba tanto, dije por agregar algo, lo que más quería era levantar a Camilo e irme a casa. — ¿Desea que lo entierre? —No gracias, lo tomé en brazos nuevamente, necesitaba hacerme a la idea. Gracias, es tarea que me corresponde. Adiós, dije mientras el veterinario cerraba la puerta. Pero eso fue ayer y hoy no sé por qué, tal vez para evitar que me pregunten o por costumbre, que se yo, volví a salir con la correa, sabiendo que nada cambiaría. A veces pasan cosas inesperadas, como ahora que Juan Vergara apoya una escalera en el jacarandá, toma el serrucho y sube; al llegar arriba lo cuelga de una rama, trepa a la horqueta y comienza a podar, ¿A podar en ésta época?. ¿Qué estará por hacer Don Juan? Corta una rama, luego otra más gruesa y así pasando con la premura y agilidad de un mono corta todas las ramas. Cuando queda la última unida al tronco principal, empieza a mover el serrucho con frenesí, después pone los pies en la es-

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calera y se queda mirando hasta que el gajo convierte el silencio en una fractura expuesta. Giro hacia la plaza donde un artefacto remplazó a las hermosas peonías encarnadas. Las cuatro niñas siguen jugando. Entran dos hombres jóvenes de traje oscuro, camisa y corbata, Cada uno con un portafolio. No son de por aquí, los adivino viajantes. El mozo se acerca, ordenan café. Uno abre el maletín, saca un muestrario y conversan. Cuando llega el pedido interrumpen para tomarlo, luego de un rato el que está sentado en dirección a la calle, se estira en la silla y comenta en voz alta: —Hacía cuatro años que no me tocaba ésta zona y creéme que no hay un solo cambio. Ésta esquina está exactamente como entonces. De golpe me entra malhumor, ¡será posible que no note que faltan las peonías y la sombra del Jacarandá! Y Camilo. Miré la correa y pensé que para que todo cambie algo debe permanecer inmutable pero ése no seré yo, cerré el diario dejé el importe con holgura y salí hacia una sombra inexistente donde Camilo no espera, cruzo la calle sin darme vuelta, no vaya a ser que sorprenda al cretino señalándome para ufanarse, de que hasta el viejo es el mismo. Sí, estoy malhumorado, últimamente cambio de humor con mucha facilidad. Miro en mi mano derecha la correa inútil, los nudillos blancos por la presión a que me obliga el enojo. Entre huir y decir adiós, hay una sutil diferencia que ya no me importa, estoy seguro de que no voy a volver, o tal vez lo haga dentro de cuatro años y diga como ése joven insolente, que nada cambió. Las cuatro niñas siguen jugando a las estatuas. ELBA TESORIERO AVISPA Nº 48

DESPEDIDA Largo y torpe. En contraste con los tres lunares a la izquierda de su espalda, ahora de mi espalda, casi de mi espalda; su palidez. Trato de que no llore en el brazo picante de mi lengua, se quiebra sobre mi cuello, rompe dos cuerdas bajo mi vientre y desafina entre mis piernas. No sé si me alcanza con la estrategia de siempre, no sé si le alcanza, no sé si aunque lo ate lo retengo, no sé. Y me mira desde arriba, y se ríe de mi

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risa, se toma su tiempo y mis ganas se traban cuando clavo los labios en el hombro que se asoma por el borde de la cornisa de la cama. Me navega en el perfume a nosotros que se mezcla con el del aire salado de la ventana. Me repite que no encontrará otro mar igual al mío, aunque lo espere el pasaje verde sucio sobre la mesa de luz, que por las formas de la lámpara se vuelve verde agua. Me regala la cruz de madera tallada que cuelga en el cuello por encima del negro de la sotana, y dos cuadros y algunos libros, me asegura que ya no los necesita y me llena de recuerdos. Otra vez, se hunde nuestra danza imperfecta en la sombra sobre el ángulo izquierdo de la pared que nos separa de la rutina. Otra vez, cerca de estar lejos, ni la sal ni la humedad lo convencen, se embarca en su historia, guarda el pasaje arrugado en el bolsillo, me promete esas cosas que se prometen en los momentos desesperados y me abandona, de rodillas. PAULA MARRAFINI AVISPA N ° 10 JULIO DEL 2002

SACAR LA BASURA No, no, de ninguna manera. No fue así la cosa. Usté me está diciendo lo que le contaron, pero yo le digo que no fue así. Fue justo cuando fui a sacar la basura. Si ni me había vestido. Con pantuflas, nomás, y un saco de entrecasa, que no lo uso más para salir porque está todo estirado y lleno de pelotitas. Mire que yo siempre le digo a mi hija, arreglate para salir, no importa si vas hasta el kiosco y volvés, sé un poco más femenina. Y claro, al final los hijos siempre tienen razón. Pasa que una siempre está pensando qué van a decir de la madre de la chica, que la deja salir tan descuidada. Yo siempre miro para los dos lados antes de salir. A esa hora no hay nadie en la calle. Ni autos, pasan. Me acuerdo lo de la acelga que había dejado en agua para que no se marchitara. Unos bocadillos, tenía pensado hacer. Así que la iba a hervir tempranito. Preparé todo pero antes salí por lo de la basura. Si ese día hasta cerré la puerta y me puse la llave en el bolsillo. Justo, ¿eh? Calculé que mi marido estaba por salir del baño, y si llegaba a ver la puerta abierta –que sabe que voy y vuelvo-, empieza a los gritos que vos sos una inconsciente, cómo vas a dejar la

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puerta abierta, con las cosas que pasan; y la verdad, con tal de no escucharlo, hace rato que prefiero cerrarla y listo. Si no, después no hay quién lo aguante. La semana pasada, nomás, entre que ya se me iba a hervir el agua del mate, y los basureros que iban a pasar, salí de una corrida y dejé la puerta encimada. Pero no va que el señor no encontraba repuesto para la maquinita de afeitar y salió del baño. ¡Para qué! Desde la puerta, en calzoncillos, empezó a gritarme: ¡¿Pero qué tenés en la cabeza?! ¿Cuántas veces te dije que cerrés la puerta? Yo dejé la basura como siempre, y la verdad, ni miré si alguien había oído. Qué vergüenza. Caminé rápido mirando la vereda y me metí. Y éste que seguía: Te llega a agarrar alguno, te mete en la casa, y yo como un tarado, encerrado en el baño y en calzones. Pero hay que ver las cosas que se le ocurren, ¿no? ¡Le preocupaba que lo vieran en calzones! Ni se percató que estaba a los gritos, que los de al lado podían estar escuchando, y que se paró en calzones casi en la calle. Yo le digo, en lo único que pensé fue si alguno de los de enfrente se habría asomado por la ventana por los gritos de él. Ay, Dios, qué vergüenza. Y yo en pantuflas. Usté sabe que cuando yo era más joven me parecía bárbaro todo lo que decía mi marido. Pero vio que con el tiempo todo mostramos la hilacha. Cuando los chicos eran chicos tenía la casa impecable y veinte minutos antes de que llegara mi marido del trabajo dejaba la comida en el fuego, me ponía zapatos, me peinaba y me pintaba los labios. Yo tendría que haber trabajado. Ahora me doy cuenta. Pero claro, como no había necesidad. ¿Sabe qué me hubiera gustado a mí? Ser maestra. O secretaria. Ya estaría jubilada. Tendría mi plata, alguna chica que me ayudara con la casa… y sí… otra cosa. No es lo mismo estar toda la mañana en pantuflas porque a una le da lo mismo, que volver de un trabajo y ponerse las pantuflas para descansar. ¡Si una no disfruta la casa, por favor! Ay, disculpemé. Me estoy yendo por las ramas. Le decía, no fue como le cuentan. Yo salí a sacar la basura. Sí. Y escucho algo, como que venían corriendo. Miro para el lado de la avenida y lo veo. Qué cara de desesperado tenía. Era un muchacho como de unos cuarenta años. Ni me asusté. Andaba bien vestido. Eso me extrañó. Porque si yo veo que es uno de esos pibes que se juntan a la tarde en la esquina, de esos, vio, que se ponen de esos buzos con capucha y hacen lío, ahí sí que no sé qué hacía. Pero no, éste andaba con un pulóver escote en V. Y zapatos. Eso me acuerdo. Unos zapatos negros. Y miraba más para atrás que para adelante. Yo creo que

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ni me vio. Me quedé estática, como una piedra. Pasó a toda velocidad y dobló en la esquina. Vio que mi casa está casi en la esquina. Y ahí escuché el estruendo. Como un golpe fuerte, y después, se escuchó como que se rompían vidrios. Habré hecho cuatro, cinco pasos, iba a correr para la esquina para ver qué había pasado, pero me miré los pies. No me acordaba que estaba en pantuflas. Así que volví para mi casa. Ahí sí que tenía nervios. No podía sacar la llave del bolsillo. Si hasta se me cayó al piso y después no podía abrir la puerta. No ve que es al cuete hacerle caso siempre al marido. Entro y el Héctor que salía del baño a los gritos: ¡Qué pasó, mujer! ¡Por Dios, qué pasó con semejante ruido! Le dije lo del tipo que pasó corriendo, y el muy desgraciado ¿sabe lo que me dijo? Es increíble. ¡Me dijo que cómo no había ido a ver qué había pasado! Yo lo encaré mal, para qué le voy a mentir. Se pudrió todo. ¿Cómo era la cosa? Primero, que no deje la puerta abierta, que era un peligro, y ahora, que tendría que haber ido a ver qué pasó. ¿En qué quedamos, Héctor?, le dije. Yo creo que mi marido, entre lo dormido que estaba todavía, y el julepe que se pegó, no se dio cuenta que salió con los calzoncillos lila que le regaló la hermana para Navidad. Los odia. Se los pone para dormir, nada más. Porque claro, al señor, el pijama que yo le compré le hace picar, dice. De cambiar el regalo de la hermana, ni hablar. A ver si se ofende, la hermanita. Pero bueno. Salió así. Con la puerta abierta, yo espiaba desde la vereda. El frío que hacía, mi Dios. Empezó a escucharse gente que hablaba. El de enfrente salió y fue hasta la esquina para ver. Ése nunca saluda. Ni me miró. Así que ni me molesté en llamarlo y que contara. Es de esa gente que vive en el barrio porque le tocó estar ahí, nada más. Después dobló en la esquina pero para el otro lado, como todos los días, a la parada del colectivo. El Héctor tardaba, y tardaba, y a mí me desesperaba pensar que estaba ahí, y en calzoncillos. Por un lado, me parecía que yo tenía que ir a ver qué pasaba. Por otro lado, no podía dejar la casa sola. Ni me acordaba adónde había dejado la llave con tanto despelote. Y la puerta estaba abierta. ¡Y las pantuflas! Que hasta tenían un agujero. Yo no sé cuánto habrá pasado. Unos tres minutos, capaz. Agarré y caminé para la casa. A ponerme los zapatos. Y fue ahí que le digo. No es como a usté le dijeron, que me descuidé, que estoy grande. Yo pensé bien qué podía hacer. No sé si se podía hacer otra cosa. Ahí fue que siento que me empujan por la espalda y me meten adentro. Sentí que me empujaban desde el comedor hasta la cocina. Alcancé a darme vuelta, creí que era el

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Héctor y ya lo iba a putear por ser tan bruto. Pero no, era este pibito. Cerró de un portazo, me di vuelta y le vi bien la cara. Estaba muy, muy nervioso. Y cansado. Como que había corrido. Ni hablaba. Me miraba y abrió un poco los brazos, como cuando uno no quiere que se le escape alguien. En eso le suena el celular y empieza a buscar en el bolsillo de la campera. A esa altura, se me aflojaron las piernas. Yo sufro de presión alta, ¿vio? Me agarra enseguida como una cosa acá en la nuca. Así que me fui un poco para atrás y me apoyé en la mesada. Tuve que apoyar las dos manos. Para mí que me caía. Y me dije, no te tenés que caer, Mabel. A ver si el pibe se embroncaba y me pateaba, o algo así. El pibe atendió el teléfono, ni sé qué decía. Vio lo raro que hablan los chicos ahora. Decía sí, vieja, no vieja, doscientos pe, ¡qué sé yo! Yo lo único que sé es que me acordé de la acelga, que ya se habría escurrido, y que había dejado la cuchilla en la mesada. Estaba muy nerviosa, yo. Y pensaba, ahora viene el Héctor, que siempre quiere la puerta bien cerradita y no va a poder entrar. Me lo imaginaba golpeando la puerta. Y en calzoncillos lila. La cuestión que en ese momento justo llega y empieza a golpear la puerta y a putear. Bah, a putearme. ¡Abrí!, decía. ¡Abrime, carajo! ¿Me estás tomando el pelo? El pibe se sacó el teléfono de la oreja, y se dio vuelta para mirar para el lado de la puerta. Yo no sé de dónde saqué fuerza, porque sentía las piernas como de gelatina. Me dio ganas de llorar, y bronca. Se me saltaban las lágrimas, fijesé. Odiaba llorar y no quería ser cobarde. Las dos cosas a la vez. Empecé así, como a buscar en la mesada con la mano y encontré la cuchilla, de espaldas. Miré a donde estaba el pibe. Se había puesto contra la pared de la cocina, al lado de la puerta que da al comedor, por si mi marido entraba, para que no lo viera, seguro. Ahí mi marido ya estaba a los empujones con la puerta, puteando en todos los idiomas. El pibe me miró y volvió a mirar para el lado de la puerta. Entonces agarré la cuchilla con las dos manos, me la puse con el cabo en la panza, tomé como envión y me le tiré encima. Después le abrí a mi marido. No veía la hora de que dejara de gritar y golpear. Llena de sangre, quedó la llave. La tenía en el bolsillo del saquito viejo. Por eso le digo, no es como le contaron. Ni mi marido salió a correr a ningún ladrón, ni el muchacho de escote en V que atropellaron a la vuelta acuchilló al pibe. Le juro, se me secaron las lágrimas de golpe. Hubiera llorado. Pero no

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había nadie a quién llorar.

ANA CRISTINA POCORENA MAR DEL PLATA - nosehagaelartista@blogspot.com

LOS GIRASOLES

Aquel día desprovisto de color miraba a través de la ventana. Cientos de girasoles se acostaban al compás del viento propagando sus semillas. Dentro del taller, Vhan Pollock distribuyó la pintura en los distintos recipientes. Arrojó en forma alternada el material esparciéndolo, con movimientos rotatorios, sobre la superficie ávida de contenidos. Un deseo independiente del artista habitó la materia. Sorprendido, observó cómo los tonos yuxtapuestos se mezclaban para dar lugar a nuevos valores realzados por las formas, que variando de coordenadas, diseñaban archipiélagos contenidos por mares inauditos. Como un nuevo génesis, las densidades se habitaban. Entonces fue cuando la obra comenzó a balbucear, y él supo que ese cuadro sería diferente a todo lo anterior. Esa noche no volvió a la casa. ¿Cómo dejar a una embarazada sola en el último mes? Apoyó algunas telas sobre el piso, se acostó y se tapó las piernas con papeles de diarios, pero el cansancio no pacificó las ideas; algún pensamiento, o desasosiego quizás, no dejaba entrar al sueño. Decidió incorporarse y extendió la cobija de papeles por el piso. La noche prometía insomnios. Se acercó al mesón de trabajo, sacó los pinceles del frasco de aguarrás y la turbiedad se precipitó hacia el fondo. Secó las cerdas con el trapo envejecido, prendió las luces. El amanecer aun estaba reacio a llegar. Se plantó frente al atril y como un enamorado dijo: Aquí estoy, aquí nos tenemos. El material se movía imperceptible. Por la continuidad del hecho se diría que no encontraba el lugar definitivo. Vhan Pollock era solo un observador con el pincel atónito jubilándose en su mano. Voces turquesas, voces rojas, amarillas, blancas lo atraparon y se dejó llevar por el susurro insinuante de colores, para penetrar en la humedad narcótica de óleo y trementina. La silla amarilla de Van Gohg lo invitó a sentarse. Los cabellos se le llenaron de pequeñas capas de pigmentos. Los ojos azularon la mirada. Un verde thalo despuntó en la sonrisa. Todo el cuarto fue una tela sin marco ni pintor pero los pinceles, la espátula, no entraron con él; quedaron huérfanos al pie del caballete. Detrás de la ventana, los girasoles se enderezaron, acariciados por el

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sol de la mañana.

SUSANA TRAJTEMBERG sushka1970@hotmail.com - AVISPA N* 17

LA NOCHE ETERNA

Cuando te conocí, quedé impresionado con tu belleza, no podía creer lo hermosa que eras. Tus increíbles ojos azules y tu cuerpo me atrajeron irremediablemente. Te invité a tomar un trago para luego salir a caminar bajo un cielo sembrado de estrellas acompañada de una luna plena muy pocas veces vista Te recuerdo vestida de negro. Al llegar al puente, rodeado de un impresionante pasto verde ingles, nos empezamos a besar apasionadamente, nuestras manos recorriendo con caricias el cuerpo del otro. Me besas el cuello, yo el tuyo. De pronto un breve momento de dolor punzante y rojo , y todo se vuelve negro, todo oscuridad. Todo en un segundo. Al día siguiente me despierto mareado y confundido, con una sed que jamás había sentido antes. Tomo y tomo litros de agua. Sin embargo no alcanzan todos los mares del mundo para saciarme. Cada vez que quiero mirarme al espejo, los ojos me arden y el sol es ahora mi peor enemigo, un sol mortal. Y esa sed que me tortura y, más aun, tortura el alma. Esa misma noche te veo de nuevo, Hermosamente azabache como la noche anterior. Y otra vez fuimos al puente. Allí te confesaste. A partir de ese momento, junto a tu absoluta negrura, mis noches ya no son largas, sino eternas. IGNACIO MUSLERA MIRAMAR – BS. AS.

LLAMAS Fuego. Un mar ardiente lo rodea, Para Dionisio, ser bombero ha sido su vida, una profesión digna. Nunca ha tenido miedo… pero esto… y

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ahora… El camión con acoplado, cargado con combustible, cruzaba el puente cuando sucedió. Pedro se había relajado. Entraba a la ciudad temprano, con tiempo para darse una buena ducha que le aliviara el polvo y el calor de ese duro verano y ver a su novia. Se aflojó en un suspiro y, en ese mismo momento, el neumático reventó. Como si su acto se hubiese multiplicado en un irónico resoplido. Descontrolado, el volante no fue suficiente para contener al animar enloquecido en que se había transformado esa máquina que siempre condujera con orgullo. Chocó contra uno de los laterales al final del puente, rebotó hacia el otro lado, lo enderezó y, por un segundo, pensó que podía. La cabina salió del encierro de los postes de cabecera del puente y las ruedas delanteras pisaron la calle. Pero el acoplado repitió el rebote de su guía. Cuando la línea de plata que fuera el vehículo se volvió una cuña, el destino fue inevitable. Pedro se sintió girar nuevamente hacia el puente mientras las ruedas traseras del camión y las delanteras del acoplado avanzaban como la punta de una flecha hacia el desastre. Los golpes, los ruidos, los rebotes de su cuerpo y las explosiones fueron una secuencia ajena. Lenta y rápida. Simultáneamente, observó inerme como si le estuviera pasando a otro, dos visiones, dos tiempos. Una cortina de fuego lo hizo reaccionar, sólo para tomar conciencia que estaba perdido. Dionisio mira el espectáculo con asombro y espanto. Hay un volcán a la entrada de la ciudad, frente al puente que hasta ayer era blanco, una fuente de llamas se eleva más de seis metros y un río de lava, combustible ardiendo, avanza, se desliza por los zanjones laterales, penetra en los desagües y reaparece humeante en las bocas de tormenta. Se ciñe el casco, como si eso pudiera protegerlo y va hacia el fuego. Decidido, sonriendo a la muerte ardiente que parece llamarlo. Mejor así, ahora que guarda en el pecho tanta rabia y tantas ganas de matar. Hace unos meses busca una manera de matarse sin sentirse cobarde. Ese sentimiento enroscado que no puede evitar desde que a su hija la atropellaron cuando volvía del colegio. Un conductor borracho se llevó el cuerpo de la niña y el alma del padre. Su bella hija que respira de prestado en una cama, sin piernas, con la mente perdida y él que espera que se apague, o la apaguen, para dar el paso final. Por eso este fuego lo abriga, lo consuela… se adelanta solo, sordo a

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los gritos desesperados de los compañeros. El humo oscuro y maloliente lo envuelve. Desaparece altivo, un ser solitario que elige el infierno. Llora y no es el humo. Pero nadie ve el llanto que le brota desde las entrañas y se evapora en tiznes negros. En ese instante de entrega y casi paz, un viento extraño le abre el camino y ve la cabina… el chofer aún está vivo… Los golpes en la puerta hacen que Doña Olga se sobresalte. Son demasiado potentes e imperativos. Se apresura, secándose las manos en el gastado delantal, pensando que deja la comida en el fuego. El hombre que la espera es moreno y su rostro le resulta vagamente conocido, pero no tiene tiempo de hacer memoria. Él extiende el brazo, dándole algo, ella, por mero instinto, toma el bulto. El hombre le dice en tono seco Acá está su hijo – y se marcha. Ella mira sin entender la pequeña y negra bolsa de basura que sostiene entre las manos. Aún sigue mirándola cuando el hombre sube al camión de bomberos. Dionisio está girando la llave del contacto cuando escucha el alarido. No está feliz, pero no siente culpa, Va al hospital, a desconectar la máquina que mantiene lo que queda de su hija, ahora que el culpable es un montoncito de cenizas en una bolsa de basura... BLANCA SALCEDO FORMOSA, ARGENTINA bs3141592@hotmail.com

Y EN SU ROSTRO DIBUJADA UNA SONRISA En la calle sonaba una canción de Julio Iglesias que penetraba en su ser colándose por sus oídos hasta el cerebro estupefacto. Sólo era un par de piernas que corrían increíblemente y un par de manos entintas en sangre. Lo demás eran topetazos, gritos, miradas incrédulas y camisas manchadas. Lo demás no importaba ya, lo demás no era nada. Porque él sólo era piernas en velocidad y manos de sangre que bailaban al ritmo de los gritos. Pero, sí, había algo más, una inquietud, un error en la coordina-

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ción. La música era lenta, demasiado lenta para las piernas rápidas y los topetazos, y eso constituía una gran molestia para un cerebro estupefacto. Entonces era un par de piernas ligeras, manos con sangre y una molestia. Y lo demás eran fuertes gritos amenazantes - ¡Deténgase! O también olor a hamburguesas demasiado cocidas del puesto ambulante. Y Julio Iglesias picando en el aire, siempre tan contradictorio. Porque cómo es que puede seguir cantando cuando todo se encamina al desastre, cuando hay un par de manos con sangre y camisas manchadas. Y nuevos gritos - ¡La sangre no es suya! ¡La sangre no es suya! La sangre, eso si le importaba, aunque acaso no tanto como la música. La música lo mataba, lo reducía a la nada y se erguía como un muro invisible e infranqueable. Sentía ganas de detenerse en medio de la acera y gritar que la apagasen, que no soportaba ya más. Claro que él no podía elegir, unas piernas en velocidad no pueden decidir aquello y menos pueden hacerlo un par de manos con sangre ajena. Creyó entonces que moriría de locura antes de llegar a la esquina, que la maldita música lo liquidaría en una contradicción irremediable. Alguien gritó - ¡Policía! Y eso no le importaba - ¡Alto! Pero él era sólo un par de piernas en velocidad. Se oyó un disparo, dos… Y, sí, la música se detuvo de golpe, sin aviso. Era fantástico para él poder palpar la coherencia, escuchar gritos, sentir topetazos, saberse de piernas veloces y manos de sangre… ¡Ahora sí! Cuánta tranquilidad, cuánta realidad… Tres disparos, cuatro… Su cuerpo calló en la vereda acribillado a balazos. Sangre, gritos, un tumulto alrededor del cuerpo. Alguien dijo luego que en su rostro se dibujaba una sonrisa.

DIEGO ORCOYEN BUENOS AIRES ARGENTINA AVIUSPA 50 dorcoyen@hotmail.com

REY CORONADO Conocí a Juan en un pub de la calle Rodríguez Peña, en zona de Tribunales. Por aquel entonces yo estaba casada. Mi marido tenía un congreso en Buenos Aires, daba una conferencia sobre Derecho Sucesorio y deci-

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dí acompañarlo. No quería llevarme. Te vas a aburrir, me dijo. ¿Aburrirme en Buenos Aires? Insistí y no le quedó alternativa. Bloqueo al rey. No sabía que aquella iba a ser una de las últimas jugadas con aquel hombre. El caso es que ese fin de semana vi poco a mi ex y me dediqué a conocer bares. Sola. No necesito laderos. Juan estaba acodado en la barra. Me senté cerca, pedí una cerveza tirada y lo miré de frente. Iba por el tercer bar, estaba molesta por el abandono y decidida a “coronar” al rey que de rey le quedaba poco. Lo tenía merecido. Era costumbre de mi ex y de sus colegas maquillar de trabajo las juergas y esos días no fueron diferentes. Yo, por mi parte, no tenía un plan definido. Quería pasar un buen momento con un hombre y después olvidarlo, despachar el asunto. Estaba dispuesta a una resolución fácil esa noche, aunque eso significara jugar a ciegas. Pobre Juan, me miró extrañado al principio, con cierto recelo. No estaba habituado al avance femenino y lo mío fue, definitivamente, una táctica ofensiva. Después se relajó ―algo habrá visto en mi cara que le hizo bajar la guardia ¿desesperación?― y me invitó otra cerveza. Él también estaba solo, no habrá creído su suerte. En media hora nos dijimos todo lo que teníamos que decirnos. Al fin y al cabo, sólo éramos un hombre y una mujer, con ganas de pasarla bien y no asumir compromisos. Él porque no quería. Yo, porque no podía. En treinta minutos desnudamos el alma. Le conté mis soledades y él me habló de sus fracasos, de su familia perdida. Entre los dos, el juego estaba abierto. Todo un caballero, Juan. Me llevó a comer a Lola. Presumo que me llevó a cenar para evitar que con tanto alcohol en sangre cayera inconsciente en medio de una partida recién comenzada. Y a Lola, para que supiera que él no era cualquier peón sin territorio donde caer muerto. Fue su jugada secreta. No era ningún amateur y preparaba el ataque. Porque él estaba dispuesto a jugar, yo lo sabía. Y yo también quería jugar. Compartimos un arroz con mejillones y postre de chocolate. Una botella de vino blanco y otra de champagne. Había que mantener la chispa encendida. Me desperté y era de mañana. Estaba en una cama que me pareció enorme, con la cabeza que se me partía y una sensación de desastre inminente. No había retorno: reina capturada. Pánico inicial. ¿Con qué cara me aparecería en el hotel? ¿Cómo explicar mi ausencia? Mientras me vestía se escuchaba el ruido de la ducha. Juan se estaría bañando. ¿Cómo no me despertó? Salí a la calle sin despedirme y tomé el primer taxi. En el camino me recompuse. Después de todo, la suerte estaba echada. No pensé más excusas infantiles que no admitirían análisis. Hubiera sido tiempo perdido y de eso, tenía suficiente.

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Pensé en Juan y en su personalidad, qué buena conversación. Me gustaba Juan, aunque no recordaba lo que pasó en la cama. Curioso. Iba a enfrentarme con acusaciones, debería haberme ocupado de buscar la manera de sortear la tormenta que se avecinaba. Pero yo revivía los momentos que me mantuvieron alejada de la vida de verdad, la que llevaba con el hombre que era mi marido. Me di cuenta de que ya no me importaba. Era la oportunidad perfecta para terminar con la vieja partida, que por larga se había hecho tediosa. En el hotel me esperaba mi marido, enojado como siempre. Estaba preocupado, también, pero no por las causas correctas. Le preocupaba llegar tarde a la conferencia, no mi integridad o la duda de que le hubiera sido infiel. Él no podía saber qué era lo que me había retrasado para hacerme llegar bien entrada la mañana. Adivino, no era. No sabía que me había acostado con un extraño. No se alegró de verme ni me pidió explicaciones. Yo tampoco le importaba. Final del juego, me dije. Me di una ducha y me metí en la cama. Me despertó el teléfono de la habitación. Era Juan que me llamaba. Él sí que estaba preocupado por la razón justa. Temía lo que pudiera haberme hecho mi marido si hubiera averiguado nuestra aventura de la noche anterior. Imaginaba un ataque de celos, violencia, alguna locura. No lo culpo. Él, que había amado tanto a su esposa muerta, tal vez se habría visto actuando de una manera extrema. Insistió en venir al hotel, quería asegurarse. Nos vimos en el bar de la esquina, sobrios por primera vez. Fue un reencuentro agradable. Me pidió el número del celular y prometió que me llamaría. Estaba enamorado. ¿Yo? Era demasiado pronto. El regreso a casa esa tarde, con mi ex, fue incómodo y silencioso. Durante las tres horas que duró el viaje hablamos sólo para ponernos de acuerdo en una cosa ―y fue raro, eso de ponernos de acuerdo―. Nos íbamos a separar, no tenía caso seguir con el tormento. El divorcio se haría inmediatamente. Organizamos la separación, indolora y racional. Yo le ahogué los peones pero sacrifiqué el caballo. Definimos por tablas, convenientemente. Fue un juego de inteligencia. Estaba ansiosa porque alguien me esperaba. Había quedado en suspenso un nuevo juego, abierto en Buenos Aires; y a mí, me gusta cerrar historias. ANA MARÍA LABANDAL General Madariaga, Buenos Aires, Argentina anamarial_1@ 1hotmail.com

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EL INSENSATO AMOR DE TRISTÁN OBDULIO CUEVAS A los poetas Treinta y seis, treinta y siete, treinta y ocho, un cuarto kilo de pan y dos facturas saladas, treinta y nueve, cuarenta, el pan no muy tostado, cuarenta y uno… Tristán Obdulio Cuevas, bolsa en mano, la mirada resbalando de una baldosa a otra, va hacia la panadería, cuatrocientos doce pasos más allá. -Buen día, Tristán. ¡Linda mañana!-Buen día Laura, eh, muy linda, sí.La muchacha, de sonrisa cantarina, riega las plantas del jardín. La melena oculta el sol pero los rayos de luz reverberan en las gotitas de lluvia que caen cerca de los zapatones opacos de Tristán. Alguna gota lo roza, pero el pie fuga rápido a la baldosa siguiente. La mirada se hunde sólo un momento en los ojos claros de la muchacha. Cuarenta y uno, no, dos. Apura el paso. El pan no muy tostado y las dos medialunas saladas. Diecisiete minutos después, apoya la bolsa en la mesada de mármol gris de la cocina, la vista fija en la ventana. Cruzando la calle, la mujer, con unos auriculares, aún riega con manos y caderas que danzan al ritmo de una melodía que, detrás del vidrio, sólo se deja presentir. Hay un instante crucial en que la joven levanta los ojos de su tarea y lo mira. La mirada impacta de lleno en su rostro congelado. Apresuradas, las manos buscan ciegas el cajón donde guardar aquello que ha traído de la calle. El fenómeno se apaga un segundo mas tarde, cuando la bolsa va a dar al piso, dejando un reguero de migas, pan y facturas. Levanta la vista otra vez hasta el vidrio, ahora la muchacha, inclinada sobre la manguera, bebe agua del chorro. Sentado a la mesa, detalla el incidente en su cuaderno espiral. Anota en él todo cuanto le sucede, en una descripción fotográfica de su vida. Su misión es retener todo, sin que nada se pierda. El registro debe ser preciso, solo los hechos, sin sentimentalismos. El cuaderno es un amo exigente, al que dedica muchas horas del día. Tristan Obdulio Cuevas escribe contra el olvido, la pérdida irrecuperable del momento presente si no se acredita en el acto. Lee la frase escrita antes de salir: “voy a comprar un

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cuarto kilo de pan y dos facturas saladas, el pan no muy tostado”. Luego consigna el mandado hasta la panadería, la mujer regando las plantas, el saludo. Pero al llegar a la palabra “ojos”, el adjetivo “bellos” irrumpe desde las profundidades, instalándose a su lado. Rápidamente elimina la palabra intrusa. Las doce en el reloj de péndulo de la pared. Con parsimonia se dirige a la cocina, siete pasos desde la silla hasta la mesada. Ahora la ventana muestra un jardín vacío, las flores brillan, pero la muchacha no está. Aliviado, vuelve al cuaderno espiral, escribe “Laura no está”, simple descripción o dato del suceso, pero a su lado cae con violencia, casi como un garabato “Tus bellos ojos, dos amaneceres tibios en mi cielo”. Cuando advierte que el verso se ha colado a contrapelo, se echa a temblar como una hoja frente a la página mamarrachada de amores. Entonces, Tristán Obdulio Cuevas, a las doce y ocho minutos de aquel día fatídico, se declara irremisiblemente enamorado. Consigna su nuevo estado en el cuaderno con frases que intentan referir los hechos, pero sólo atina a pintarrajear poemas de amor. Ahora la mujer, mini de jean, musculosa negra, toma el sol sentada en una reposera. Un regador cercano repite los juegos del sol y del agua. Unas gotitas corren por los muslos de cobre, que se mueven despacio, de un lado al otro. Las rodillas se juntan y se apartan, se juntan y se apartan, en un baile de luz y sombra que relampaguea entre las piernas, que se balancean distraídas frente al hombre que observa mudo, al otro lado de la calle. Tristán Obdulio Cuevas se toma de la mesada, los nudillos amarillean, un sudor frío recorre una frente que se aplasta contra el vidrio, en un crescendo de orquesta que cesa de pronto cuando se da vuelta y enfrenta el cuaderno, allá en la sala, a siete pasos de distancia. Corre a la mesa contando uno por uno esos siete pasos, se desploma en la silla, empuña frenéticamente la birome, las palabras caen como un torrente caótico: “sentada al sol, tus piernas se mecen húmedas contra la luz, detrás del vidrio”. Tacha con furia, pero de pronto “mis ojos recorren el desierto de tu piel, como sediento tras un sorbo de agua”. Los versos pecan a borbotones en la página del cuaderno espiral. Como la poesía que nace de sus manos, las lágrimas caen sobre el cuaderno, borroneando las palabras “mi amor” que han aparecido en la hoja, y se resuelven en un azul desteñido. Desesperado, vuelve a la ventana a buscarla, la premura vuelve su marcha ridícula, el cuerpo echado hacia delante, contando los siete pasos, las manos alzadas frente a la cara, como un ciego, hasta que llega al cristal. La muchacha sigue allí, estirada en su poltrona escucha música mien-

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tras fuma. Ahora se incorpora, se quita despacio la musculosa negra, que cae en el pasto a su lado. Toma un pote de crema y deja que las yemas de sus dedos se deslicen en largas caricias, en un vaivén que recorre la cara y el cuello, bajan en círculos hasta el valle entre los pechos, hurgan bajo el corpiño, suben y bajan cuestas morenas. Transido de espanto, Tristán Obdulio Cuevas, mira tocarse a la mujer. Con pavor, sus manos se crispan sobre su propia piel, en una suerte de caricia invertida que lo enloquece. Voltea hacia atrás, allí, a siete pasos está el cuaderno, como una boca hambrienta que espera devorar su poesía. Como una caricatura de sí mismo, vuelve al cuaderno sin eludir ni una baldosa, con urgencia contenida por la cuenta, un pie justo delante del otro. Cuando llega, repitiéndose que escribirá un neutro “ella toma el sol en su jardín”, vomita en el papel “delicia de adelantado la de explorar tu tierra con mis labios” y en cambio de “sentada en su hamaca, se aplica bronceador”, “quiera dios, mi bien, que la ponzoña de tu lengua me envenene el corazón”. Quiere borrar, suprimir, eliminar las palabras insensatas, pero la poesía sangra de su puño a borbotones. Tristán Obdulio Cuevas, mutado en poeta serial, comienza a apuñalar versos sobre el papel. El atardecer lo encuentra inclinado sobre la mesa garrapateando estrofas a mansalva. Promesas de amor en sonetos, requiebros melosos en redondillas, exaltación de sus ojos en versos alejandrinos y toda clase de disparates románticos, en rimas asonantes o versos libres, son ametrallados sobre las hojas, acompañados de largos suspiros de loco cautivo. Pasa las horas en un ir y venir perentorio, oteando la casa de su amada, que no está. Los poemas cambian entonces, de pasionales a melancólicos, en un frenesí que añora cuando su musa rondaba su jardín. No come, no duerme, no existe sino para glorificar cabellos de seda, muslos de bronce, manos de porcelana, hasta que toda la humanidad de la mujer queda envuelta en una caterva de metáforas inflamadas. Al dar las diez y cuarto de la noche en el reloj de péndulo de la pared, en una de sus acometidas a la ventana, la ve. Un auto negro se ha detenido frente a su casa, un hombre maduro al volante. La muchacha, mini vestido, medias negras de red, abre la puerta, con una gran sonrisa, saluda al extraño y sube al auto. Tristán Obdulio Cuevas traga saliva mientras, detrás del vidrio, los ve besarse. Loco de celos, sale disparado con su inexplicable contoneo. Rígidas a la vez que desbocadas, las piernas cumplen con el rito de contar los siete pasos. Un océano infinito de imágenes nefastas se dispara a la vez provocando una catarata de poemas de desamor, odas de traición y desamparo

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que, con puño apretado, escribe en una jeringoza cada vez mas impenetrable, ocupando todos los lugares disponibles en la página. Por la noche todo se acelera, la realidad se disipa según los desatinos de su corazón enloquecido. Se desata una carrera frenética entre la mesa y la cocina, entre la ventana vacía y el cuaderno hambriento. Con su marcha torpe el monigote va y viene, hasta que no es más que un haz de luz rebotando de un lado a otro de la casa. El desquicio dura horas hasta que, exhausto, intentando seguir su paso ritual, tropieza con la silla y va a dar de bruces al piso. Se quiere agarrar, pero termina arrastrando la carpeta, un florero, una jarra con agua y el cuaderno de los amores, que al tocar el piso, estalla en mil pedazos. Ahí queda, empapado, tembloroso, rodeado de versos quebrados mirando la ventana desde el suelo, hasta que se hace un ovillo y llega el llanto, después el hipo y después el tiempo se detiene. El reloj de péndulo de la pared dice las cinco y veinte de la madrugada. Lo despierta un rayo de sol que se cuela desde la ventana. Trabajosamente se levanta, se recompone la ropa, levanta los objetos tirados y los acomoda escrupulosamente en la mesa. En el centro, el cuaderno espiral. Lee la última frase escrita “voy a comprar un cuarto kilo de pan y dos facturas saladas, el pan no muy tostado”. Entonces, Tristán Obdulio Cuevas agrega con letra minuciosa: “Volví de la panadería con la bolsa del pan y las facturas, es un día soleado, ahora voy a desayunar”. Acomoda cuidadosamente el bolígrafo junto a la hoja de papel, se levanta de la silla y se dirige a la mesada, exactamente a siete pasos de distancia.

MARCELO PARRA Mar del plata parramar@ciudad.com.ar

HISTORIA DEL MOCO

Un moco es lo que queda entre tus manos. Atorníllalo y constata el vaho, la noche familiar de las especies. Básicamente obstruido, tu nariz prosigue, tierra que proyecta mástiles. Después de la extinción del gesto, del dictamen recortado del pensar, esta mínima piedra, vestigios de goma o laca, como una exultación contra lenguaje. JOSÉ CARLOS SÁNCHEZ LARA

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Cienfuegos, Cuba jcsanchezlara@gmail.com

HOJAS DE PLÁTANOS

Desde el alba susurraron la promesa que fomentó en el perfume del rocío. Ella anida su muda grandeza de fisonomía dúctil, asimétrica como un destello. Medita al brillo de la luna, mientras menea el suave conjuro de las brisas azuladas de Acuario. Acalla su esplendor. Se adormece cándida bajo el velo oscuro y embriagador que enciende la noche. Vestida de color y vaho, sus curvas de algas impregnan tatuajes apresurados de gotas que resbalan sobre los laberintos de tierra lozanía. Florece rebelde la inexperiencia que a la vez desgasta sus días de doncella hasta estallar la sangre esmeralda de sus entrañas, para alumbrar diminutos capullos con aroma a las promesas del amor: Nunca se separaron. Él deja brotar entre copiosos brazos la vanidad de conquistador con su presencia imponente. Hasta que el vértigo de la pasión sucumbe al fiel entusiasmo. Discreta, comenzó a desgajar la indiferencia. Pero fue el destino y no su pena quien oxidó la sabia. En el dolor quiso dejarse arrastrar por el ímpetu arrogante del viento, que provocó a su debilidad, con la complicidad de un rancio sol de otoño. Se resquebrajó en grietas opacas su piel de amargas nervaduras. Hasta ahogarse la comunión que les arrancó el grito silencioso de la partida. Conmovida se aplastó en la superficie de la raíz, buscó cobijo, humillándose en el fango que salpicó su belleza de ocre. Él no pudo impedir aquel cruel e inevitable destierro. Resignado a su desnudez, veía crepitar la sombra de otros días, bajo las garras del aliento carmín del fuego. CLAUDIA CAPOZZOLI AVISPA N° 3 SEPTIEMBRE DEL 2001

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LOS MIEDOS Despertó. La luz del foco de la pieza le quemó los ojos. Jamás la apaga. Como cuando era chico y buscaba refugio en la cama de sus hermanos. Ya no. Es un hombre. Un hombre que no puede evitar pensar que bajo la cama existen todos los terrores que los niños han inventado. De modo que es un ser ojeroso y taciturno. Desprovisto de las alegrías obvias que concede el descanso. Llamarse Alberto tampoco le ha suministrado ningún placer. Es más, odia semejante nombre, quisiera no llamarse de ningún modo antes que llamarse Alberto. El estigma ha llegado a superar con el tiempo, los pozos de la cara que le dejó la viruela y el susto de muerte que sufrió con un falso crup. Con sus padres siente un deber de hijo y nada más. Le molesta que lo llamen por teléfono. Ha ido cortando con ellos como se descarta una prostituta fea, a cara de perro y sin culpa. Tiene el teléfono fijo desenchufado y optó por tirar el celular a la basura. Llegó a guardar silencio cuando tocaban a su puerta. Luego fue el turno de los amigos y después restringió el acceso de toda casualidad. La mayor parte del tiempo está tirado en la cama, casi sin fuerzas. Es un ser abatido, sin energía. Debajo de él, sigue ese espacio vedado a la luz y a la cordura. Un rectángulo de pesadilla del que solo lo separa un colchón. Ha llegado a pensar que su cuerpo pende de esas cuatro patas que sostienen la cama. Jamás ha tenido el valor de guardar algo ahí. Implicaría necesitarlo. Es un niño en el sentido de los miedos. Por eso se alejó de todo y se hizo solitario. No un tipo solo. A estos la sociedad los tose como gérmenes. A él nadie lo ha sacado de circulación. Más bien ha entrado a boxes para ponerse a salvo del afuera. La última en ver al solitario fue una mujer que consiguió por unos pocos pesos. Le costó tomar el teléfono y plantear la cita en su propio hogar. Es increíble cómo las palabras empezaron a tener para él un significado distinto. Era “casa” si cobijaba a los amigos en épocas ya casi olvidadas. Y “hogar”, cuando alteraba el respeto con que había decidido vivir en ella. Aceptó la deslealtad, pues la carne es débil. Le pagó con asco y la echó a puteada limpia por haberlo corrompido. Después hubo un gato, pequeño, llorón, tirado contra la puerta de su casa. Al abrirla, el viento de lado introdujo un poco de agua. Amagó a cerrarla pero un maullido final lo detuvo. Al principio creyó haber escuchado cualquier cosa, pero al bajar la mirada, vio al gato

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en el quicio, y una mirada piadosa le perforó el corazón. Al poco tiempo el pequeño gato empezó a ser una molestia. Se movía de un lado para otro, perturbando la tranquilidad que tanto le había costado conseguir. Ya casi todo ser viviente ponía en jaque la paz de su morada. Los insectos salían de su tamaño normal para asemejarse en su mente a las fotos gigantes de las enciclopedias. Así que decidió ir eliminando de a poco todo lo que fuese ajeno a la casa. Bichos y también el gato, que pronto acostumbró su visión a la oscuridad del sótano donde fue confinado hasta el día de su muerte. Tuvo que sacarlo por la pestilencia que emanaba del subsuelo convertido en cripta. Del animal ya solo quedaba un despojo informe hecho del pelaje y huesos. Las ratas hicieron de él un festín inesperado. Eliminados todos los peligros internos, se dio cuenta de que debía tomar contacto con el mundo exterior. El afuera, ese sitio lleno de maniáticos que podrían matarlo por un kilo de tomates, aumentaba su intensidad y del otro lado de la puerta ya no había gente, sino hordas de salvajes queriendo ponerle las manos encima. La sociedad de alcantarilla y muerte que hacía de su casa una fortaleza, constituía una fuerza opresiva. Si hasta se cansó de su propia voz, harto ya de todo vocerío y ruido. Los muchachos de la pizzería pensaban que tenía algún problema con el habla o bien había sufrido un ataque fulminante de timidez. Las palabras empleadas para hacer los encargos llegaban al límite de lo comprensible. Pizza, decía, y no aclaraba cuál. Solo pizza, y entonces recibía una de mozzarella común casi sin abrir la puerta, como si estuviera desnudo. La radio y la televisión pasaron al plano de los artefactos sin uso. Él tenía con qué alimentar su mente. No necesitaba llenarse la cabeza de pavadas ni de noticias que le angustiaran. Demasiado tenía con recordar. Para qué mierda existían los recuerdos, se decía. Quería hacer una raya, jugar a que era fin de año todos los días ni bien se despertaba. Pero no podía. Llegó el punto en que dejó de comer. ¿Qué clase de vida pudiera existir detrás de una voz? ¿Cómo era posible que un sonido configurase una figura humana del otro lado de la línea? ¿Qué prueba concreta había de esa presencia, qué lugar ocupaba? Por algo había dejado de creer en dios. Dios podía ser la voz de un pizzero al otro lado de la línea telefónica. Cuando hubo terminado de saldar cuentas con él, se dijo que la prueba de su inexistencia era haber aceptado la más cruda soledad, pero no como un hombre solo, se repetía siempre, sino como un solitario. Así que del otro lado del teléfono podía estar dios, o un boliviano o lo que es peor,

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una gorda sucia sazonando su pedido con la transpiración de su cuerpo. La idea lo depositó en el baño. Vomitó la nada que tenía en el estómago. De pronto escucha truenos, la lluvia otra vez, el gato otra vez. Ha cerrado las ventanas porque la lluvia atrae a los gatos y los gatos irrumpen su soledad de solitario y después largan mal olor. Al cerrar la persiana un polvillo se dibuja en el aire. Lo aspira sin querer y piensa en el médico. Maldito recuerdo. Las veces que fue al médico no le encontraron nada. Era mentira aquello de que siempre te detectan algo que anda mal. A él no. Por eso les tiene aberración. Lo hacen sentir distinto. Cada vez que salía del consultorio, se veía a sí mismo como lo opuesto a esos que estaban en la sala de espera, tan normales como para enfermarse de algo y recibir medicamentos para ser curados. Él no, él dejaría de ir al médico para olvidar que era especial. Ya se está haciendo de noche. Abandona los recuerdos que lo asaltan bajo las formas misteriosas e inconexas de los sueños. Le pasa cuando está al borde de caer rendido por el cansancio. Y a pesar de haber adquirido la rara habilidad de no dormirse. Ya solo le queda el consuelo de la resistencia, cada vez más dura y más interminable. Deja de recordar, pues recordar es volver sobre la pesadilla de haber vivido. Él no quiere eso, solo quiere vivir, pero para adelante. Antes de ir hacia la habitación revisa seis veces las hornallas y las cerraduras de las puertas. Luego va. Una gota de sudor le cruza la frente y le cae más salada sobre la comisura de la boca. Tiene en la vista una mirada sonámbula. La luz del techo lo sigue mientras se mete tiritando debajo de la cama. DANIEL TORRES

MATADERO Levantáte, ya está el camión. Por qué no te ponés el despertador y me dejás dormir en paz. Apagá esa luz que me molesta. Movete Roberto se levanta apurado, el camión del matadero llegó temprano. La jornada comienza con la descarga de las reses bajo un cielo gris. El barrio aún duerme. Las veredas mojadas por la humedad esperan las escobas chismosas. Después de la descarga, sin levantar la persiana de la carnicería, Roberto prepara el mate. En un rato llegará su ayudante con

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una galleta y algunas facturas. El muchacho es otro desde que trabaja en Carnicería J R. Laborioso y cordial puede ayudar a su madre viuda y a sus hermanos. Roberto lo trata como al varón que le hubiese gustado tener. Pero tuvo dos hijas. ¿Todavía no abriste? Necesito plata Buen día, hija, sabés que abrimos a las ocho En vez de estar paveando con el mate, dice mientras se va por atrás. El padre hace que no la escucha y abre la cortina. Las vecinas van llegando. Comentan el accidente del día anterior. Lamentan la suerte del hombre. Seguro que iba distraído, dice una; el del auto, agrega otra, hablando por teléfono; sí, sí eso, lo peor es que la ambulancia tardó como media hora. Cuando llegó el hombre estaba muerto. Mientras tanto, del otro lado del mostrador, Roberto, las apura: quién sigue, vamos que no tenemos todo el día. Buen día, no se enoje. ¿Cómo anda, doña Anita? ¿Qué va a cocinar hoy? Un guisito, m’hijo, mis dientes no pueden con la carne dura. Cómo dura, si es de ternera. Será de ternera pero para mi dentadura es de búfalo. Bueno, bueno, esto es para los gatos, va de yapa. Gracias, Ud. es tan bueno. Es verdad, acota, la siguiente. Hola, Norma, lástima que en casa no piensan lo mismo. Así transcurre la mañana entre ventas y chismes, “el repollo al servicio de la información” como comenta el joven empleado. Roberto corta, pesa, acomoda, cobra entre bromas y mates. La vida en ese local es lago de agua mansa. En el fondo hay otra historia. El patio de baldosas rojas y malvones en flor es la antesala del infierno. Cada vez le cuesta más traspasar la puerta de la cocina. La voz de la mujer le taladra la cabeza. Roberto corta, acomoda, pesa. Día a día acumula resignado los lamentos de sus dos hijas gordas, inconformistas, groseras que no hacen otra cosa que quejarse y pedir plata para malgastarla en chucherías. Tan lindas cuando pequeñas, corrían a sus brazos riendo. Qué pasó desde entonces, qué provocó el odio de su mujer. Fue ella quien lo buscaba cada mañana con la bolsa y el pedido de sus patrones. Logró conquistarlo, toda modosita, ella, una bruja con traje de muñeca. Recuerda la tarde de abril en la Capilla de Santa Rita en el que el sacerdote proclamaba “que el hombre no separe lo que Dios ha unido para siempre’’ Qué significa para siempre, ¿toda la vida?, ¿la eternidad al lado de alguien que no te quiere, que te ofende, que socava la paciencia hasta el hueso? Horas y horas trabajando para darle lo mejor: casa, auto,

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vacaciones en la costa. Quería que fuera una reina. Si siempre fue una sirvienta. Yo la salvé. No la aguanto. Esa voz aguda… Roberto corta, acomoda, pesa Cuándo me vas a traer los bifes, pedazo de inútil, cómo querés que cocine. Si no hay gente, qué te cuesta llevarlos, marmota. Lo empuja para sacar la carne del mostrador. Él, cuchilla en mano, la toma del brazo y se la clava con la fuerza con que desposta las reses, con la furia que acumuló durante años. Roberto limpia la cuchilla y sigue cortando, acomoda, pesa. GRACIELA BARBERO gracnobar@gmail.com

LA CARABINA DE DIOS “

“Padre Nuestro, que estás en los Cielos, santificado sea Tu Nombre...

Son las tres de la tarde a pleno sol. Hans Shulze sostiene contra su pecho una carabina recortada y aprieta con fuerza las manos y los dientes. Está sentado en cuclillas, la espalda mojada contra un muro de cemento. A su alrededor, las balas pasan zumbando unas, golpeando contra el muro las otras; rebotando aquí y allá en la negra resina del asfalto; levantando pequeños trozos de cemento y piedra que hacen tanto o más daño que las balas. “Venga a nosotros Tú Reino y hágase Tú voluntad aquí en la tierra como en el cielo. . . ” A pocos metros la sirena de una ambulancia en llamas deja de sonar, luego explota y una lluvia de vidrios y acero pasa por encima de Hans y su cabeza. Una mujer grita -o puede que sea un niño-. Hans se persigna y siente que las lágrimas le caen por la barbilla y le mojan las manos blancas y pecosas. “El pan nuestro de cada día dánoslo hoy y perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a quiénes nos ofenden. . . “ Entre los autos, dos muchachos de piel negra huyen como pueden del lugar. Uno de ellos pierde bastante sangre, el otro lo sostiene con una sola pierna. De la ambulancia ncendiada sube una columna de humo que llega hasta el cielo. A pocos metros del lugar, sobre un tanque de agua y con

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la visión reducida por el humo, un soldado desconocido masca un chicle y apunta con su carabina a la calle. Con las manos sudorosas y la mirada puesta en el muro, busca un blanco al que disparar. “No nos dejes caer en la tentación, mas líbranos de todo mal…” Hans está de rodillas. El soldado desconocido achica los ojos y afirma el arma contra el pecho. Cuando encuentra el blanco tira del gatillo y la cabeza de Hans se convierte en una enorme flor descarnada que salpica las botas y una buena parte del muro. El soldado desconocido baja el arma, escupe el chicle contra el suelo y se persigna. Lo último que escucha es el sonido metálico de una granada de mano rodando hasta sus pies. “… Amén” El relato anterior pertenece al libro LA CARABINA DE DIOS, Ed. Paraíso del Diavlo 2014, de Gustavo Fogel. La selección de relatos que conforman el libro fue premiada en el 2011 por un jurado conformado por las escritoras Ana María Shúa, Alicia Steimberg y Angélica Gorodischer.

GUSTAVO ANDRES FOGEL MAR DEL PLATA fogelgustavo@hotmail.com

LA DANZA DEL SILENCIO Ilustración: “Mujer-corderos” de Beatriz Palmieri.

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En medio de una selva donde la vegetación crecía apretujada, cada mañana, antes de que algún rayo intrépido del sol colara por entre los copones de los árboles centenarios - o milenarios tal vez- la mujer detenía su paso para dar comienzo a una extraña danza del silencio. Danza cruel. Danza sin vida. Danza escrita en pentagramas desparejos sobrevivientes de tiempos inquisidores refrendados por escudos y leyendas escabrosas: «exurge domine et judica causam tuam. Psalm.73 - Álzate, oh Dios, a defender tu causa, salmo 73 (74) Baile típico de los que no oponen resistencia a los más crueles destinos; el que invita a seguir cada movimiento con la pasividad inadmisible de quien se sabe deglutido por el tiempo sin hacer nada por evitarlo. Solo ella podía escuchar cada acorde antes de introducirse en ese espiral instigador de ausencias. Nadie en su sano juicio, mucho menos en las situaciones circundantes que se padecían en el poblado, podía seguir aquello que parecía un absurdo ritual descolocado en esos tiempos convulsionados que perduran hasta hoy día. Y se extienden multiplicando la tristeza. Y cruzan mares y sierras, llanos y ríos muchas veces teñidos de rojo dolor, de rojo despedida forzadas, engendrando más odio, más vergüenza. Parecía ser el descarne de un alma sin espacio propio integrada a un mundo alocado que giraba a punto de estallar más allá de kilómetros y kilómetros de vegetación tupida amenazada también por un futuro que se acercaba a vuelo de avioneta defecando nubes tóxicas. Era sorprendente, digamos mejor, era patético, hasta para la vista de la propia naturaleza adyacente, ver esa contorsión anómala producto de la cópula obscena entre la realidad y la inconciencia. La mujer no hablaba, no respondía cuando terminaba su baile si acaso alguien se cruzara por la misma trocha que la llevaba hacia el lugar. Sendero remarcado por las botas de quienes se atrevían a seguir otros acordes, en ese caso, audibles: los que empujan la melodía del destino mejor que suele omitir el silencio por considerarlo herramienta funcional para la repetición de hechos execrables y para el olvido. Ausente de todo, uno puede asegurar que hasta de sí misma, Johana agitaba con orgullo sus cabellos color noche cerrada que parecían olas de un mar contradictorio, tan calmo como tenebroso.

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Apenas la acompañaba una manada de corderos cabizbajos, respetuosos de los movimientos que ella realizaba con el celo del artista que ejecuta su mejor obra, hasta que el último acorde del silencio estallaba, sacudiendo las matas y conciencias, -estas últimas si las hubiera cercaCuando la estrofa final indicaba el colofón de la danza, el grotesco grupo de corderos alineados en prolijas filas emprendía la retirada rumbo a algún espacio protector que nunca se supo dónde quedaría, aunque fuera muy fácil de intuir. Y así, con lluvia, sol, sombra y misterio protector de aberraciones, Johana regresaba cada mañana a su lugar impropio para alma humana. Los corderos, con la mansedumbre incongruente de quien sabe que la muerte lo espera sin hacer uso del más elemental recurso instintivo capaz de garantizar su supervivencia, seguían a la mujer de edad extemporánea que arrastraba la larguísima cadena de la calma resignada. Corderos, mujer-danza-mutismo, conformaban una sola figura que lograba entenderse muy bien con la incoherencia. A pocos kilómetros de ese búnker entre la foresta, los tímpanos estallaban por los estruendos lanzados indiscriminadamente contra todo lo que representara una esperanza, produciendo la perversa agonía de la vida. NECHI DORADO

LA COSA la cosa esa no paraba de llorar. y yo muerta de frío porque las pantuflas estaban mojadas, no sé si me traspiraban los pies o era que había pisado fuerte el charco que se hace abajo del piletón. y ella gritaba y gritaba. morada se ponía. la puse ahí, arriba del catre que me trajo doña luisa, para ver si se callaba. y nada. capaz que tiene frío, pensé y prendí la hornalla de la garrafa. con la llama azul, casi no tiene fuerza pero igual la prendí bajito, para ahorrar, sino después no se llega a hacer el arroz. ¡cómo lloraba la cosa! ¡yo tendría que llorar! cuando me abrí de piernas y salió de ahí abajo casi me muero del dolor. yo tendría que llorar. doña Luisa me dijo que me aguante, que lo hubiera pensado cuando me encamé con el lucho pero yo no aguantaba más a la cosa que gritaba. la tapé

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con el pulóver gris, la tapé mucho, la cosa estaba cada vez más morada. seguía gritando la cosa, yo me cansé de escucharla. le saqué el pulóver gris y me lo puse yo, total a la cosa que le podía hacer, no le hacía nada, no le pasaba el frío. tomó un poco de teta, pero a mí me duele, ni el lucho me las toca y me fui. es que no aguantaba más a la llorizcona, pataleaba y me amenazaba con los puños cerrados. en la esquina me encontré con el lucho, que como andás, que qué hacés. yo lo conozco al lucho, se hace el buenito pero lo que quiere es encamarse otra vez. ni loca. pero dale, insiste el lucho. que no, que doña luisa me dijo que tengo que esperar la cuarentena y qué mierda es la cuarentena, me pregunta el lucho. bueno dale, le dije. y nos fuimos atrás del bar, en el terreno baldío. el lucho no quiso ir a mi pieza porque está la cosa que llora. y ahí nomás, el lucho… el lucho es un amor, me bajó la bombacha, me dijo que como me calentás, que chupame un poquito, que podríamos coger todos los días. yo qué sé del kilombo que se armó en el pasillo, que qué hija de puta me dicen. yo que sé. qué me iba a imaginar, si ya ni había gas en la garrafa. mirá que se iba a quemar todo. ahora yo le digo al lucho, que la cosa esa se tendría que callar. se tendría que callar, si ya se quemó toda. y nada, sigue gritando.

CLAUDIA GABRIELA MORRO MAR DEL PLATA claudiagabrielamorro@hotmail.com

EL ULTIMO BAILE Otra vez nos volvemos a encontrar. Hacía tiempo que no te veía. No, no me estuve escapando, simplemente no quería estar cerca de ti. Mis mentiras se reflejan en vos, y todo lo que hago nunca te es suficiente. Ya no puedo mirarte a los ojos como antes, siento que te traicioné, y que me buscás constantemente para decirme cosas que no quiero percibir a tu manera. Estoy perdido, lo sé, y sé también que es mi culpa, pero siento que siempre debo probarme frente a ti, y la presión por tomar las decisiones correctas provoca que me haya alejado. Ahora vuelvo solo para decirte que ya no buscaré tu aceptación. Nunca más buscaré tus consejos. A partir

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de este momento nuestros caminos serán distintos; espero que este sea el fin. Verte así es simplemente demasiado para mí. Adiós, querido espejo.

JUAN IGNACIO SANSINENA

EMPLEADO PÚBLICO

-¡Hétor, Hétor! Levantate que es tarde; te vas a que dar sin laburo, Hétor. No es la mejor manera de despertar. Sentir que quien te llama y te saca del mundo de los sueños es una persona con total desconsideración por el silencio matinal. Son las nueve y entro, mejor dicho entramos a trabajar a las once. Estoy contento con esta ocupación. Por fin hago algo que me gusta y que sé hacer bien. Oí decir que cuando hacés algo que te agrada, cuando tu empleo te gusta, entonces es como si no trabajaras, y la verdad, creo que es así. -Metele Hétor; ya sabés que llaman a otro al toque si llegás tarde ¿Tanto te gusta ir al sindicato? No me gusta bardear pero a veces no queda otra. Mi abuelo decía que laburan los giles. Hasta hace poco pensaba que sí; pero conseguí este trabajo ¿Que cómo lo conseguí? Una boludez. Mi casa es pobre pero la gaseosa y la tele no faltan. La cuestión es que en el entretiempo de un partido, creo que del futbol ruso, le hacen un reportaje a un ministro. Ministro de acá, de nuestro país. Con los satélites no importa si el partido es en Rusia; me llamó la atención porque cacé que el tipo hablaba de un emprendimiento nuevo, innovador dijo. Y que necesitaban gente, sobre todo desocupados, así que paré la oreja porque cobrar el plan está bueno, es guita fácil, pero un trabajo piola es mejor. Si no, los vecinos van a pensar que uno es un vago. El ñato de corbata habló los veinte minutos que dura la propaganda; dijo que “la sociedad se disuelve” y contó que en base a estudios hechos por gente preparada, descularon que el problema “era la desintegración de la familia”. Nosotros vivimos todos juntos y nos llevamos bien porque cada uno hace lo que se le canta. El tipo dijo “Vamos a tomar medidas y se pregona con el ejemplo. Ya estoy pidiendo nuevos trabajadores. Y voy por mas”, dijo, “vamos a contratar hombres, mujeres y niños, hasta ancianos de ambos sexos y en algunos casos puntuales, mascotas”. Ofreció buena paga y todo tipo de beneficios.

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Así que hablé con Don Roberto que viene a ser como una especie de jefe del barrio y me felicitó por la iniciativa aunque me dijo que si me conseguía el asunto, el arreglo era igual al que ya teníamos. También iba a ver que no me sacaran el plan de desocupado porque se necesitaba mi aporte para el barrio. Meta nomás; como decía un viejo: colabore y gane. Y el trabajo apareció. Consiste en “hacer de familia”. A mi me contrataron para hacer de padre desocupado y cobrar un plan que no cobro, en otro barrio más fulero. Pusieron de ama de casa una flaca que parece una escoba con pelos; tambien unos pibes que al mediodía vuelven del colegio y traen algún amiguito a morfar para que éstos vean la armonía de la familia. Es uno de los pocos momentos en el que hablo con la mina que hace de esposa. Casi como en mi casa; a veces, mientras lastro, me pongo a pensar si el casorio no es algo que vos emprendés porque es un asunto que hay que hacer. Los pendejos comen como limas, la flaca y yo también. El horario del trabajo es corrido, de once a tres de la tarde. En ese tiempo tocan el timbre y rompen las bolas el cartero, el sodero, los mormones; salimos a la vereda a atender siempre con una sonrisa y recagando a pedos a los pibes para que no sean muy indios. Nos mostramos felices para dar un buen ejemplo de familia. El otro día casi me quedo en bolas cuando vino un fulano, un médico desocupado con padrinos políticos para hacer de policía y de jefe de familia. Pero al tipo lo vieron muy estricto, exagerado para lo correcto y lo rajaron antes de empezar. Para colmo de males yo estaba con carpeta médica. Mi mujer, la verdadera, al principio tiraba la bronca porque no estaba en casa a la hora de comer; pero la entendió. Además ahora está contenta porque va bastante seguido Don Roberto a almorzar y tomar unos mates. Así que trabajo de alguien que no trabaja. Algunos días voy con el Rimbo para que ladre un poco pero no lo voy a llevar más porque no le quieren garpar. Tener un buen empleo no tiene precio. Es como si no trabajaras. Como una película. CARLOS MORTEO

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I Es preciso comprender, sí, pero el ramo de rosas no sobrevive ni un día en el vaso y Orfeo es presa fácil de las llamas. Si fuese aire lo que llena los pulmones y materia deseosa lo que corre por el laberinto. Si fuese una frente lo que pernocta entre rocas lunares y lluvia lo que cae sobre la glorieta. Pero, ¿lo es? Esto, me dice y se señala el vientre. Lo acaricio. Pero no hay mundo todavía, aún no hay océano, la tierra es caos y confusión y oscuridad por encima del abismo. II Que todo esto sea leído a través de una fisura, un relámpago de desnudez. Que sea leído con un temblor de pez en la superficie. Antes del cielo de plomo y la tierra sin reflejo alguno. Antes del sonido de la última campana en el páramo. Antes, incluso, del animal que husmea mientras el agua se aleja tanto de la tierra que se vuelve extranjera. Que sea leído sin medidas ni estaciones ni categorías. Esto que no soy yo ni jamás podrá serlo. III Parturienta que ayuda a parir una criatura con espalda e idiom a de perro. IV Arden y luego son oscuros. Pero ahora arden. Arden y en el rápido quemarse de la carne encuentran deleite y contestación. No necesitan justificarse porque así, de ese modo, debe ser. Se ofrecen el uno al otro vestidos con camisas cortas que dejan ver los sexos. Yemas de dedos, lenguas, palmas de las manos, labios. Envueltos por una luz naranja, naranja rojizo, marrón rojizo, se abrazan y abrazados se retuercen, se yerguen, se arquean, se contorsionan. Serán oscuros, se dijo antes, pero ahora arden y al arder encuentran deleite y contestación. (A Egon Schiele) CARLOS BARBARITO

CHOCLO. VOL 1 Me gusta comer choclo, me gusta asociarlo a correr por una carretera, mientras te persiguen helicopteros y vos seguis corriendo, y te sacas el

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reloj, y corres, y corres, y ves los carteles de publicidad en la ruta, y los mandas a la mierda y corres, y te disparan con choclos, miles de choclos y no te pegan ni uno y sale un sol tremendo y el pavimento de la ruta los revienta, y cada grano se hace un pochoclo y paran los autos a comer, y las aves, y las vacas de campos linderos, y los helicopteros desvian su atencion y explotan entre si! fuego y pochoclos para todos! si señoras y señores!!! y yo corriendo sin aire, feliz. NICOLÁS ALCETEGARAY Blisterdg@hotmail.com Mar del Plata La Prosa Mutante − Ciclo de experiencias literarias

ZORRO PLATEADO ¿Qué traés ahí? – Un zorro plateado – A ver? – La Dora destapa la caja – Ay asquerosa ¿qué es esa porquería? – Un zorro plateado – La Dora lo levanta de la cabeza, se lo pone sobre los hombros, acciona el broche de la trompa y el zorro se muerde la cola. Ahora su cabeza descansa sobre la abundante pechuga de la Dora, y con sus ojitos de vidrio observa la escena. La otra mujer da un paso atrás: yo ni en pedo me pongo eso en el cogote. El marco de la puerta se llena de cabezas. – Ustedes qué saben de zorros. La patrona se lo pone para ir al Colón cuando viaja a Buenos Aires.- ¿No digo yo?... estos ricos inventan cualquier cosa con tal de llamar la atención. La Dora amaba ese zorro que la patrona había descartado por viejo, y porque ahora se usaban los petigrís, que eran como zorros chiquitos, por eso había que ponerse ocho. - ¡Que la parió… ocho! comentó una hermana y se fue a darle de comer a las gallinas. Los inviernos eran fríos en el pueblo, así es que el bicho no tenía descanso, porque a la Dora se le había dado por ir todas las tardes al cine; le parecía buena ocasión para lucir el zorro. Ni qué decir de compromisos, casamientos, bautismos, funerales y cumpleaños de parientes y amigos. Llegó la primavera pimpante de flores, verdes tiernos, mariposas y sobre todo aire húmedo y caliente. La Dora seguía usando la piel, pero como transpiraba a lo chancho, el zorro ya no se mordía la cola; ahora la cabeza caía mustia, como la de un ajusticiado colgado de los pies. En el

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pueblo la miraban raro y las hermanas le decían de todo. La Dora aceptó entonces un reposo veraniego para el zorro. Le dio un beso en la trompa, lo acomodó con amor en la caja como quien pone a dormir a un niño, y trepada a la banqueta lo depositó en el techo del ropero. Atrás quedaron los guardapolvos blanqueando las calles. Llegaron los días del balneario municipal, pic nic en el arroyo, patio cervecero, helados en la estación con el último tren de las 11.30 de la noche, siestas pegajosas, regaderas sin descanso entre las macetas, canarios con el pico abierto, buda ahuyentando mosquitos, perro planchado en el rincón más oscuro, baldeos con pies descalzos, perfume de tilos, azahares y paraísos. Yendo y viniendo pantallitas de cartón con el anuncio de la panadería. Pero un día amarillearon las hojas de los árboles, aparecieron las mandarinas en el mercadito, y un viento frío evaporó las últimas flores. La Dora feliz se trepó a la banqueta y bajó la cuna, quiero decir la caja del zorro. Le sacó la tapa como quien destapa a un bebé para auparlo. El zorro la miró con resignación porque él conocía la historia de su estirpe. Fue tomarlo por la cabeza, sacarlo de la caja, y oírse el grito de la Dora por toda la cuadra. El pelo había quedado en la caja, y desnudo, el zorro era un muerto al que no se le podían cerrar los ojos. Entonces la Dora preparó el sepelio. Lo volvió a la caja y le echó el pelo encima para disimularle la desnudez. Prendió dos velas. Cavó la tumba en el gallinero porque las hermanas no permitieron que estropeara los canteros. Se las ingenió para hacer una cruz con dos maderitas. Sobre una tabla escribió con lápiz de carpintero lo que tantas veces había leído en las lápidas del cementerio: “Aquí yace el que en vida fuera Zorro Plateado”. Se vistió de negro. Tapó la caja. La enterró. Colgó el crespón en la calle y entornó la puerta del zaguán indicando que sólo se recibían visitas de duelo y peleó con las hermanas porque se atrevieron a prender la radio para escuchar a Feliciano Brunelli… “en un bosque, de la china, una china se perdió……..” MARTHA CONTI

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ORFANDAD DE LOS RAYOS Fue alcanzado por un rayo. Su familia demandó al estado. No prosperó. El país no es responsable de la meteorología de su espacio aéreo. Entonces los familiares demandaron a Dios. Fracasaron. Los cielos ya no pertenecen al altísimo, según el fallo. Gustavo Olaiz

CONCIENCIA Despertó envuelto en una mortaja embarrada, dentro de una tumba que no le pertenecía.

Susana Enrique

REMATE Cuando se paró entre los presentes para leer su poema abrió la boca y tosió una aceituna. Volvió a abrir la boca y tosió otra. Abrió nuevamente la boca para decir la primera palabra pero tosió otra aceituna. Y tosió una tras otra hasta que se formó una pila negra. El público expectante. La última aceituna fue verde. La gente la ovacionó de pie. Alejandra Fisichella

BARRILETE DEUS Un día los hombres de la tierra decidieron que necesitaban un Dios que les guiara en su camino, y en un gran concurso eligieron al más sabio y justo de entre ellos. Con un hilo de oro lo remontaron a las alturas en donde velaría por los destinos de todos. La gente, satisfecha entonces, siguió dedicándose a sus vidas, y con el tiempo lo olvidaron. Y ahí se mantuvo. Hasta que la cuerda que lo unía a la humanidad, debilitada, se cortó. Y Él derivó por los cielos, libre de sus creadores, como un barrilete perdido en el viento.

Juan Marcelo González

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Ent revist a

Reportaje al poeta argentino Alejandro Schmidt

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“DECIR MÁS CON MENOS”

Por LUIS BENITEZ

Nacido el 3 de mayo de 1955 en Villa María, provincia de Córdoba, Argentina, el poeta Alejandro Schmidt es uno de los referentes fuertes de la poesía argentina de las últimas décadas. Una obra coherente y original acompaña esta trayectoria. En este reportaje responde el poeta a los interrogantes referidos no sólo a su obra, sino también al marco en que ésta se ha desarrollado. ¿Cuáles son los ejes principales de su poética? -La luz, la casa, la ausencia y presencia de dios, la cotidianeidad, los trabajos, el viento, los otros, el Otro, la poesía, la familia. ¿Qué puede decirnos de su evolución como autor, desde su primer libro hasta la fecha? Me parece (comencé a escribir poesía a los 13 años y tengo 53), que si hubo una evolución fue la de haber aprendido, por la mera praxis, a decir más con menos y a concentrarme más en algunos temas. ¿Cuáles son las mayores influencias literarias que aprecia en su poesía y cómo se expresan? -Durante la adolescencia leí mucho a César Vallejo, Neruda, el surrealismo y simbolismo francés y argentino, los beatniks, escuchaba continuamente el rock argentino –que nació en esos años –toda la literatura del boom latinoamericano, en la primera juventud a Juan L. Ortiz, Dylan Thomas, Rilke, la narrativa norteamericana y argentina y después de los 30 y hasta el presente estudié la Biblia, los estoicos, los grandes moralistas occidentales, el romanticismo alemán e inglés y siempre la lectura y relectura de toda la poesía argentina contemporánea (con pasión a Molinari, Mastronardi, Edgar Bayley, Gelman)… acerca de cómo se expresa todo eso y si se expresa es algo en lo que no estoy en condiciones de opinar. ¿Qué está escribiendo actualmente? -Un libro de poemas que se llama Casa en la Piedra y es continuación

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de Casa en la arena, son textos centrados en versículos bíblicos, estoy preparando la reedición de Escuela Industrial (un folleto publicado en los `90) y terminando también un libro que se llamará Estampas del poeta…y voy escribiendo lo que sale, cosas diversas, músicas, vientos. ¿Cuáles son sus proyectos literarios para el futuro? -Lo mencionado en la pregunta anterior y ordenar una antología en la cual se incluirían los poemas publicados en folletos, plaquetas y al menos tres libros que han permanecido dispersos entre mis papeles; también quisiera hacer una selección del millar de notas que publiqué en diarios de mi ciudad a lo largo de 30 años. ¿Cómo se ubica su obra en la poesía argentina? No tengo la menor idea. Usted fue además de autor, editor de una recordada revista literaria, hace unos años. ¿Qué puede decirnos de esa experiencia? Supongo que se refiere a las carpetas Alguien Llama de poesía argentina contemporánea (porque dirigí siete revistas de poesía y una editorial y dirijo actualmente una colección de poesía para una editorial de la ciudad de Córdoba) esta publicación se sigue realizando (estoy preparando el número 19); fue importante para mí porque me mantuvo en la búsqueda y para los lectores, deseo creer, porque se difundieron más de 200 poetas argentinos de diversas edades y estilos de prácticamente todas las regiones. ¿Qué otros poetas de la Argentina le interesan particularmente y por qué? Los poetas que voy a enumerar me interesan porque me llevan a escribir y al pensamiento, obviamente y para ser justo debería citar medio millar de poetas y ni aún así…Juan Carlos Moisés, Silvio Mattoni, Eduardo D’Anna,Jorge Fondebrider, Leónidas Escudero, Juan Carlos Bustriazo Ortiz, Juana Bignozzi, Arturo Carrera, Irene Gruss, Carlos Vladimirsky, María del Carmen Marengo, Rodolfo Alvarez en cuanto a los poetas que están trabajando hoy; de los poetas del siglo XX me interesan siempre Giannuzzi, Lamborghini, Olga Orozco, Raúl Gustavo Aguirre, Perlongher, Viel Temperley, Girondo, entre tantos y tantos.

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¿Cuál es el panorama de la poesía que se escribe en la Provincia de Córdoba actualmente? -En Córdoba se escribe en espejo, no hay marcas propias, grandes singularidades, todo está cerca, lejos y al revés, el panorama de nuestra poesía es el del país con sus miserias y victorias. ¿Qué poetas latinoamericanos le interesan y por qué? -Leo básicamente poetas peruanos y colombianos que me gustan en general y sin ambages, conozco a los clásicos de la poesía latinoamericana, es difícil acceder a los libros de hoy, no puedo dar un juicio fundado. QUIÉN ES ALEJANDRO SCHMIDT Nació el 3 de mayo de 1955 en Villa María, provincia de Córdoba, Argentina y entre sus obras publicadas encontramos: “Tajo en la piedra” (Edición de autor, Córdoba, 1984); Serie Americana” (Edición de autor, Villa María, 1988; reedición por Editorial Recovecos, Córdoba, 2008); “Dormida, Muerta o Hechizada” (Ediciones Radamanto, Villa María, 1991); “Notas de una biografía perdida” (Ediciones El Heresiarca & Cía., Rosario, 1993); “El Diablo entre las rosas” (Libros del Empedrado, Buenos Aires, 1996; reeditado por Nostromo Ediciones, Buenos Aires, 2006); “En un puño oscuro” (Ediciones Radamanto, Villa María, 1998); “Como una palabra que pudiste decir” (Ediciones Radamanto, Villa María, 1998); “El Patronato” (Llanto de mudo Ediciones, Córdoba, 2000); Silencio al fondo” (Ediciones Salido/Ediciones Radamanto, Junín, Provincia de Buenos Aires, 2000); “Esquina del universo” (Alción Editora, Córdoba, 2001); “Oscuras ramas” (Ediciones Radamanto, Villa María, 2003); “La vida milagrosa” (Ediciones Recovecos, Córdoba, 2005); “Llegado así” (Ediciones Recovecos, Córdoba, 200); “Casa en la arena” (Ediciones Recovecos, Córdoba, 2006); “Mamá” (Ediciones Recovecos, Córdoba, 2007). AVISPA 41

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Homenajes

ENRIQUE BLANCHARD JUAN-JACOBO BAJARLÍA

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ENRIQUE BLANCHARD RESPUESTAS Y POEMAS Reportaje de Rodolfo A Álvarez ¿Existe una temática repetida en su obra? ¿Es posible hablar de «recurrencias» a través de los distintos libros publicados? Hacia el otoño de 1981 yo ya había escrito más de una versión completa de cada uno de mis libros: El fantasma y su límite, Silueta de Polvo y El disfraz del cuerpo. Vale aclarar que los libros mencionados, más Función del ventrílocuo, -recientemente editado- e Ídolo de Niebla -que está próximo a editarse- Se venían escribiendo dentro de una búsqueda que comienza a mitad de la década del sesenta, cuando yo rondaba los veinte años; itinerario en el que me extravié una y otra vez; andanza que desechó en el camino (afortunada y prudentemente, ya que ninguno de ellos pronuncia mi propia mi propia voz ni llegaba a arañar aquello que yo pujaba alguna vez decir) unos cuatrocientos poemas que nunca publiqué. Para entonces, para este otoño de 1981, realicé una edición casera de mínimo tiraje -menos de diez ejemplares- de un libro de unas trescientas páginas que regalé, con muchas precauciones, a amigos -que no leían poesía- y algún familiar -que sencillamente poco le interesaba la lectura toda-; libro por lo tanto, que nadie leyó (o casi), y que necesité seguir escribiendo hasta dar con los territorios delimitados -aunque lindantes- de cada uno de los libros citados. En esa nueva etapa también fui regalando distintas versiones de los poemarios todavía inéditos Y, signo de que he cohabitado fervientemente con mis escritos, para mi sorpresa me encuentro ahora con que todavía conservo otras versiones anteriores a las que en definitiva aparecieron publicadas. Así, ese libro del „81, que contenía versiones del “Fantasma”, de “Silueta”, de “Disfraz”, gran parte de “Ventrílocuo” y también a “Ídolo”, y otros textos que mantendré inéditos, es un rotundo indicio de que yo venía pensando a todos estos libros como un único libro. Es recurrencias interdependencias, simbología concurrente…, alguna habrá; baste leer los nombres de los poemarios: ¿no intentan resemantizar un mismo, inasible sujeto? Por fin,

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este sentimiento, este pulsar el mismo tambor, me ha conducido a seguir escribiendo “El fantasma y su límite” después de publicado (enero del „82) y ahora sus textos forman parte, de un lado, de una de las secciones de “Función del ventrílocuo”, y de otro, de varios momentos de “Ídolo de Niebla”. ¿Cuál es la fundación primal de su poesía, necesidad que lo hace plasmar en palabras algo que pasa por su mente o su sentir? ¿Esa fundación se ha transformado con el tiempo? ¿Se puede hablar de un «oficio» de poeta? La enorme posibilidad que me permite la escritura poética es de fundar territorios. Yo pretendo crear climas, tramas, cuerpos de significación y músicas, con tal contundencia que puedan sentirse y visualizarse aún con el libro en estado de “tapas cerradas”. Presencias que estén allí vivas y latentes, mundos inagotables, cerrados y abiertos, en permanente ebullición. Y viajes. En “Silueta”, “Disfraz”, “Ventrílocuo” e “Ídolo” hay un viaje -por lo menos uno- que yo he encarnado verso a verso, lares donde yo he estado, y donde alguna que otra vez me está permitido regresar. Cierto, una que otra vez, y no siempre, desdichadamente. Y esto porque mis poemarios han sido escritos en estado de alta tensión, de completa exaltación, como en estocadas límite a la vida. Tal estado, tal puja, que por lo demás no es autoprovocada, sobreviene muy de tanto en tanto. ¿Hace falta aclarar que yo no me siento a escribir?”... No se si podré escribir un nuevo poemario después de “Ídolo de Niebla”. Digo: Algo parecido a estos cuatro libros que me expresan entero. Descreo del “oficio” de poeta entendido como idoneidad y aprendizaje que permite escribir siempre y sobre todos los temas. Creo que soy de los que pueden escribir sobre unas pocas palabras (vivencias), mismas pocas palabras, violando cada vez su anterior significación para recuperar también, cada vez, su sorprendente significación. Andanzas de hecatombe y extramuros me parecen respectivamente “Silueta” y “Disfraz”, Acrobática agonía con la voz (nunca por la acrobacia misma) siento en “Ventrílocuo”, horror y redención tuve con “Ídolo”. Siendo viaje los cuatro, sin embargo es cada uno fin de viaje. ¿Cómo decir cuál ha sido “la fundación primal” de mi poesía? Atino a balbucear que he visto y he estado. No sé decirlo de otro modo; todo está puesto en los libros. Retomo el tema “oficio”: ya no seré quien siento ser si alguna vez me convierto en poeta «de oficio». Además, ¿para qué escribir siempre? ¿Quién si no la contundencia de una epifanía,

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puede imbricar el lazo entre el espíritu y el verbo? Encuentro en su poesía -particularmente en “Función de ventrílocuo”- una ruptura del lenguaje; una fragmentación que suspende la unión posible del acto vertido en el poema. ¿Cuánta deliberación y cuánto automatismo ve usted en esa ruptura lingual aparente? “Ruptura” parece conllevar experimentación, trabajo experimental, atención puesta en determinados aspectos lingüísticos. La poesía se realiza en el lenguaje, en determinada habla que exige del lenguaje, pero la poesía no es el lenguaje ni el habla. Es. El viaje y el territorio y la apuesta y la necesidad que es “Función del ventrílocuo” me impuso su habla. ¿Hay rupturas? ¿Hay esa fragmentación que suspende...? ¿No es nuestro decir también una fragmentación de un oír de un decir proveniente “de otro lado”? Cierto es que la voz en “Ventrílocuo” parece haberse ahuecado. Pero, si es así, no ha sido intencional, sino provocado por la trama del poemario. El “muñeco” es lo que aparece en este poemario, después de la sobrevivencia traída por el mensajero del patíbulo; lo que aparece o lo que queda. Los actos y las hablas de un muñeco nunca engendran los lazos que de si puede tramar un cuerpo (como en “Silueta” y en “Disfraz”). En Ídolo de niebla hay un ángel que, me parece, sin ser culto de dulía, de otro lado tiene poco parentesco con los ángeles crueles que sí están en “Silueta”. Hay huellas de símbolos en mis poemarios. Hay valles, muelles, horcas, verdugos, y adolescentes recobrados. Hay gigantes en la torre y una torrecatacumba. Un teatro de máscaras y un promiscuo escenario de utilería para el ventrílocuo. Y hay desiertos de piedras, ciénagas y la “belleza rubia y morena”. Hay huellas de símbolos, canteras de significación, quizás como revelación del ser mismo, del ser en la materia, del ser en la intelección del existir: nudo de muerte y vida. Por supuesto que una vez lanzado en la escritura del poemario hay orientaciones (es un viaje), no ya “deliberación” sino orientación “en” lo que se está escribiendo. ¿Automatismo?: dentro de la extrema tensión de su escritura, todos los poemarios están recorridos por chispazos de automatismo, no surrealistamente hablando, sino como escrituras y uniones que ha escrito “otro” que no es (no parece ser) uno mismo. De todos modos, creo que siempre ha habido un timón velando en el azar del viento. Bataille dice: “Los hombres se desconocen en el bien y se aman en el mal. El bien es la hipocresía. El mal es el amor. La inocencia es el amor

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del pecado.” Encuentro cierta línea que podría muy bien unirse (o no) con algunos tramos de su último libro y del segundo publicado (Silueta de polvo). Pero ¿es dable seguir aumentando una confusión cotidiana entre la conceptualización bien-mal, o por el contrario el desafío necesario pasa por una desconceptualización de los márgenes y la creación de un nuevo espacio? Toda moral es didáctica. ¿Bataille es amoral o distinto moralista? ¿La creación del nuevo espacio será también otra manera de la moral? Por mi parte, no creo ni sentir ni hacer esa lectura maniqueísta de la moral; la que usted parece encontrar en “Silueta” y en “Función”. Tampoco haber propuesto regodeos de malditismos, como, según parece, tampoco ha hecho Lautreamont. Atención que puede tratarse de cáscara, terrible cáscara o costra: debajo esta la ufana piel. No obstante, vale reconocerlo, hay una seductora frontalidad tanto en la inconsciencia del mal como en la inconsciencia del bien, pero en esas instancias. El resto, el inconmensurable resto es la vida en la existencia latente y pulsante de un estar sin nombres. En el riesgo de escribir -porque creo que siempre es un riesgo- la lucha se entabla en el más acá del ser humano. En la partícula apenas vislumbrada que es necesario hurgar a fin de afirmar el propio ser. Pero esa lucha parece encarnizarse en virtud de un destino o una predeterminación. ¿Cuál es su sino, su marca, la fogata que lo instala en una palabra hurgando otra mirada dentro del mismo cielo y la misma tierra? He escrito muchas veces cada libro, Esta reiterada mención de reescrituras quizás confunda acerca de quien soy y no alcance para decirme como soy. Primero hay que puntualizar que no me paso la vida escribiendo, sino viviendo. Segundo, que la vida alcanza para escribir lo suficiente y para vivir más. Tercero: ¿qué es escribir para mí? Me lo contesto muy mal. Digo que cuando reescribo, escribo; y que cuando escribo, vivo. No sé decirlo. Reescribir no es sentarse a corregir, a releer para “retocar”. Por ejemplo, debo haber escrito siete “Ventrílocuos”, varios “Ídolos”, etc., y así. Significa que dado un primer “Ídolo”, un buen día necesité volver allí, volver a estar en el cuerpo y en el territorio del poemario, tramar -como si se tratara (y se trata) de la primera escritura- otra vez todas las sensaciones caídas y erectas de las palabras. Distingo corrección de reescritura: Una es ajuste y retoque; la otra es nueva escritura. De resultas, finalizada la reescritura -en el “durante “ se ha vivido otra vez en las palabras-,

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uno reencuentra al nuevo poemario. Compulsado a publicar (compulsión que sobreviene desde muy adentro) hay que elegir entre este y aquel “Silueta”. La vida (una aventura que nos quieren permanentemente codificar, masificando emociones e itinerarios) es tan inagotable que además nos permite emprender aventuras simultáneas: por ejemplo, la escritura. ¿Por qué no permitimos aventuras simultáneas aún dentro de la escritura? Escritura, arte, poesía en un sentido pasional, existencial, Nunca fui intelectual, ¿un poeta intelectual? Como lector soy anárquico e imprevisible. La biblioteca de mi padre sólo contenía biografías e insufribles folletines. El tenía discoteca, no biblioteca. Yo pasé mi infancia escuchando músicas. Por otra parte nunca fui muy amigo de estar inerte en una biblioteca. No obstante, durante un tiempo, soñé obsesivamente con ser un libro. Siempre leí viajando. Madrugaba, iba hasta una terminal, sacaba un boleto de ida y vuelta, y en el movimiento del viaje leía. La sensación de viaje -en la lectura, en la escritura, en la vida- es una parte de mí mismo, de mi necesidad y de mi emoción. ¿Todo esto tiene algo que ver con su pregunta? En nuestro país co-existen gran cantidad de publicaciones de poesía, algunas mediocres, otras deslumbrantes de «vanguardia», otras netamente «academicistas», pero lo palpable a través de estos ”círculos” es la necesidad y preocupación existentes en un «hacer poético». ¿Qué opina de estas manifestaciones diversas, que por lo general no generan un caudal masivo de lectores sino que se nutren entre ellas en un cauce semi-cerrado y vedado a la mayoría? Algunas, a no dudarlo, son verdaderos factores de cultura. Otras, mero espacio abierto para los amigos y-o el clan. En este momento en nuestro país hay un puñado de excelentes revistas de poesía. Es fantástico que esto ocurra y es fantástico el lugar que brindan a los poetas, a su escritura y a su ”pensar poético”. ¿Caudal de lectores? Si se emprendiera un censo, quizás podríamos llevamos una sorpresa. Estas revistas (como el dinero) pasan de mano en mano. Claro está que pensar en términos de lectura masiva implica pensar en otro sistema cultural, otro país, otra civilización. Como habrá notado no hemos tocado en este vaivén de palabras la cuestión tan en boga de la «recuperación cultural» en democracia. A MALDOROR no le parece tan urgente como tema mientras subsistan ciertos factores y péndulos centrales y periféricos, por lo que prefiere la indagación mas fuerte, si se quiere más profunda (o despiadada), que la

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mención de cotidianeidades demasiado evidentes. ¿Qué más puede decirme respecto del panorama actual argentino en poesía? ¿Qué futuro vislumbra para esta actividad (y sería justo reconocer que es también arbitrariamente) marginal que se empecina en sobrevivir individualmente o en pequeños grupos de trabajo? Como a MALDOROR, a mí tampoco me parece tan urgente mientras subsistan... ¿Sobrevivencia de la poesía argentina contemporánea?: En parte ya está contestado en la respuesta anterior: ¡otra civilización! ¿Panorama?: creo advertir tras el holocausto, que está escribiéndose -o comenzándose a escribir; se necesita una cierta perspectiva todavía, perspectiva que sólo da el tiempo- una contundente y nueva poesía, que comienza a publicarse en los últimos años del setenta, de gran fervor y búsqueda, con sorprendente pluralidad de voces, y por ahí y por allá, de interesante calidad. Sospecho que el signo dominante, más allá de lo generacional (tan promiscuo y discutible) es el de marcadas individualidades. En este sentido me parece que ya hay más de una «obra en proceso». I Quiero traspasar lo ausente - Mi mirada sabe levantar las tumultuosas tapas de los años como si no hubiera trama del destierro - Reencuentro al adolescente amigo de Rimbaud su sobresalto frente al vértigo desleal de espejos negros en algún misterio imprevisto cuando las primeras palabras de la temporada lo someten - Estoy ahí otra vez torrecatacumba y es como si no fuera yo sino aquel que es como yo y persiste en ser él ahora entonces otro recién adolescente y mío - Sabemos que nacimos juntos pero a él le quedan siete años y conmigo ocurre que ignoro mi cronología - Por otra parte que derecho tengo yo sobre mi suerte y que significa el tiempo en estos casos – Sin embargo mi homenaje mis homenajes a sus caras que alguna de esas caras siguió haciendo todavía - Y rendirá honras al barbado en dos memorias - El o yo se reirá de la luna trastocada violada también ella en vislumbres y mil pórticos Los está sintiendo en plena selva y quién si no yo en otro que soy yo es ese adolescente recobrado por misterios y suturas roto cráneo empecinado a pesar de devastación y electrochoques - Y me unto del Rimbaud mayor enigma - Y casi inútilmente del Rimbaud flor negra y argentada me despojo - Que no son desnudeces las iluminaciones del adolescente recobrado

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II Deliraban ellos siendo invisibles caballos por ser palomas inasibles - Las aliabiertas se excitaban ilusas y sosas en su afán por creerse halcones - Halcón altivo engendro endemoniado que se volvía tigre flor negra y argentada - Pero los tigres arañaban el diluvio mientras el adolescente Lautréamont reía desnudo entre esqueletos sus trofeos - Tu belleza rubia y tu belleza morena - No obstante el fantasma provocaba la búsqueda de su cuerpo y era el desierto (De IDOLO DE NIEBLA, inédito) ENRIQUE BIANCHARD (Buenos Aires, 1944). Publicó El fantasma y su límite, (Lámpara Errante 1982); Silueta de polvo, (Ultimo Reino, 1982); El disfraz del cuerpo, (Ed. Rodolfo Alonso, 1982) y Función del ventrílocuo, (Ultimo Reino, 1984). Obra inédita: Ídolo de niebla. AVISPA Nº 52

JUAN-JACOBO BAJARLÍA Nacido en Buenos Aires, a los 90 años de edad se produjo el deceso del poeta, cuentista, ensayista, novelista, dramaturgo y el mayor referente en nuestro país del movimiento estético literario llamado de vanguardia.Fue el mayor de 5 hermanos, hijo de padres de gran posición económica, pero con frecuentes altibajos financieros, a raíz de lo cual a los 12 años vendía medias por los bares para contribuir al sustento de la casa. A los 17 años ingresó en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires, y luego se trasladó a La Plata donde completó sus estudios, especializándose en Derecho Criminal. Fue uno de los introductores del vanguardismo en la Argentina. Formó parte, en 1944, del Movimiento de Arte Concreto-Invención, junto con Gyula Kosice, Edgar Bayley, Carmelo Arden Quinn y Tomás Maldonado, entre otros. Entre 1948 y 1956 dirigió la revista literaria Contemporánea. En 1983 dirigió la revista Referente/el Ojo que mira (de la cual apareció solamente el primer número.)

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Sus primeros libros que datan de los años 40, Prohombres de la argentinidad y Romances de la guerra, fueron excluidos de su bibliografía. Los artículos que escribía para otras publicaciones, los firmaba como Jean.-Jacques Bajarlía. Dramaturgo e investigador de alta literatura, realizó también numerosas traducciones del francés, italiano e inglés, incluyendo autores como el Aretino, el marqués de Sade, Kandinsky y Jean Tardieu y La lección, de Ionesco, que Francisco Javier puso en el Festival de Arte Dramático de Mar del Plata, en 1956. En 1963 fue leído, en el Teatro Los Andes, su drama de ciencia-ficción Los robots. Este drama, tragedia mecánica, como lo llamó el autor, data de 1955. Ha escrito novelas policiales con el seudónimo de John J. Batharly. Entre sus antologías publicadas, Cuentos de crimen y misterio (1964), posee un estudio preliminar sobre lo fantástico y policíaco en las literaturas universal y argentina. Los cuentos de este gigante de las letras, una estructura en la que se mezclan lo fantástico, la ciencia-ficción y la metafísica, integran varias antologías. Hopkins, desde Berkeley, dijo que “sus máquinas del tiempo dejan de ser instrumentos mecánicos para convertirse en dimensiones metafísicas”. Antonio de Undurraga consideró que la dimensión metafísica de Bajarlía introducía en el cuento fantástico “una línea mas allá de lo metafísico, lo fantástico y la ciencia-ficción”. Referido a su obra poética, La Gorgona (1953) fue traducido al alemán por Ilse Lustig, en 1953. Nos ha legado, además, Estereopoemas (l959); Canto a la destrucción (l968); Nuevos límites del infierno (l972); El poeta y el exilio (l990) y El poema de la creación (l996).Formó parte de la Asociación de Artistas Premiados Argentinos “Alfonsina Storni” (APA) como redactor exclusivo. Como periodista cultural fue colaborador del diario Clarín y director interino del Suplemento Literario. Actualmente colaboraba en los diarios La Nación y La Prensa de Bs.As.; La Gaceta de Tucumán y el Suplemento Cultural del diario La Capital de Mar del Plata. En permanente actividad creadora, Juán-Jacobo Bajarlía escribía además, para “Las 2001 noches” (Argentina-España); “Idearia”, publicación de Rosario y “Apofántica” revista-libro de Mar del Plata. de la cual fue uno de sus fundadores.

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2.-) “Si algún día te ofrecen una opción, no pidas el deseo. Pide la luz” Cuando el poeta compareció a la luz, era tierra que andaba multiplicada de signos que sólo hallaban la oscuridad. “El día aún era noche en el átomo. Crujía en el signo y se movía arrastrando los bloques/ de silencio que la edad había sepultado. No había abajo ni arriba. Lo que estaba a la izquierda/ estaba a la derecha y en todas partes. El centro era todos los centros en un círculo que/ buscaba los números”. (Frag. de Poema de la Creación) Los temas y núcleos temáticos de la obra de Bajarlía responden a sus obsesiones más profundas; Todos ellos centrados en una semiosis que se despliega a través del destino del hombre. Incluso la libertad como fundamento, y la justicia como una de las formas de la felicidad. Dentro de esta justicia el hombre es libre para oponerse a toda clase de opresión. Si ha nacido libre (siempre se nace libre) también es libre para elegir su destino. “En mi obra de poesía o prosa, en mis ensayos o en mis narraciones fantásticas o realistas, el hombre sigue siendo el dueño de sí mismo. El único límite es la opresión y el despotismo”, ha dicho. Leopoldo Marechal, en el prólogo de Historias de Monstruos , escribía: “Bajarlía se nos presenta como un zoólogo de la monstruosidad en tanto que ciencia: el ha rastreado en la historia de ayer y en la de hoy las huellas de esas criaturas que ha engendrado el hombre como paradigmas de sus ensueños o delirios. “Bajarlía, además de un erudito en la materia, es un artífice que ha instalado su Museo con la gracia viviente del Arte”. Nuestro Jean-Jacques, dialogó con el misterio que persigue al hombre; formuló las preguntas y obtuvo las respuestas; y creyó en la semejanza del poeta con un árbol, que en vez de crecer y morir en profundidad, crece y se pierde en las alturas. STELLA ALVARADO AVISPA 27 AGOSTO 2005

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AZABACHE 2014 Participar del Festival Azabache se transforma en la puerta de entrada a un laberinto sin señales ni advertencias. Un camino que, a la vez sinuoso, invita a un placer tardío, desplazado en un tiempo ajeno a las convenciones. Por cuarto año consecutivo, Azabache propone, en su versión 2014, deslizarse por los márgenes exclusivos de la novela negra y alcanzar otros registros, valiéndose de ese entorno indescifrable que concluye en un unánime goce por la literatura. A lo largo de cuatro días se desarrolló un verdadero abanico de propuestas y alternativas que redundaron en el deleite de los numerosos asistentes como de los mismos escritores y editores. Con el mundial de fútbol como concepto, se desplegaron charlas y debates de interesantes temáticas como actividades informales que generaron una codiciada nueva relación entre los protagonistas centrales del encuentro y los visitantes al mismo. La presencia de valiosos protagonistas de la literatura a nivel internacional como Manuel Rivas o William Gordon, entre otros, la presencia de un importante número de escritores latinoamericanos y de gran parte de exponentes argentinos de la literatura actual, dispusieron la atención tanto en temas vinculados al género negro como a tópicos vinculados a violencia en las sociedades contemporáneas. La presencia de editores independientes también generó el interés de autores noveles y el desarrollo de la literatura juvenil, a través del grupo de Fantasy colaboraron para que el abanico fuese cobrando una forma propia y única. Sería muy largo y tedioso para el lector desarrollar aquí todo lo que Azabache 2014 ofreció en su cuarta edición durante el mes de mayo. Lo que sí se puede testificar es el avance de una mística Azabache que ya ha ostentado una solidez generada desde la organización, el ambiente, el ánimo de los asistentes y la dicha no disimulada de todos los escritores y editores. Cuando se alcanzan los límites del día domingo y se comienzan fotografiar escenas de ocaso, los rostros aseguran todos esos componentes de la mística Azabache. El guiño de Javier Chiabrando (que tal vez sólo yo pude observar) era la garantía del trabajo bien realizado. Gracias, creo que es la certera palabra. RAÚL ALONSO

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FIPA 2014: BASTÓ CON LA ESPERANZA ¡La poesía se comparte o no es poesía!, gritamos casi en medio del desierto, cuando nadie imaginaba que el FIPA 2014 sumara más de treinta o cuarenta personas. Y la convocatoria prendió, y el resultado que paulatinamente sorprendía más y más, terminó superando cualquier previsión. ¿De los poetas convocados? ¿De los organizadores? ¿De quién predicar este logro? Sin duda DE LA POESÍA. Ella, que está viva, y continúa siendo el origen, el primer fermento literario del espíritu, para la que basta esperar de la humanidad. Ella, naturalmente social, fenómeno esencialmente colectivo, puede terminar con los cultos a sí misma y cambiar el mundo. Tales fueron las respuestas que recogió este segundo Festival Internacional Poesía del Atlántico, celebrado en Mar del Plata, entre el 18 y el 21 de setiembre de 2014. Nos dijo que ningún poeta está solo. Que todos hablamos el mismo idioma. Que nuestro compromiso es con el lenguaje, porque la poesía por sí sola mejorará el mundo. También que misteriosamente puede coincidirse en temas, sensaciones, sentimientos colectivos, y generarse climas gloriosos que elevan la palabra individual a alturas antes insospechadas. ¡Cómo recordamos aquella frase que acuñó el surrealismo! La poesía debe ser hecha por todos (Lautremont); es así. Puede y por eso debe. Y después comprobamos otras que a lo largo del último siglo y algo más, sonaron con insistencia: Hay otro mundo y está en éste (Eluard); Poesía: / perdoname por haberte hecho comprender / que no estás hecha / sólo de palabras (Roque Dalton), o Hay que atreverse a vivir la poesía (Breton), o también La poesía es natural como el aire (Miguel Ángel Bustos). Ciento treinta personas –personas con esperanzas en vilo, además de poetas-, que andando los días sumaron muchas más, fueron proclama de la palabra en intervenciones públicas, al aire libre, y en recintos de acceso público o cerrado, en plenarios (de lectura) donde cada voz fue mística y testimonio de unión. Allí estuvieron Bertha Cano Medina y Genaro Patraka (de México); Teresa Orbegoso (de Perú); Luz Marina Tamayo Blan-

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co (de Cuba); Daniel Conn Calderón (de Chile); …. (de Irán); Graciela Monteverde; Miguel Ángel Duarte; Angélica Saavedra; Fredy Joe Izquierdo Martínez; María I Vázquez; Nelson Walter Ríos Ferretti; Carlos Omar Dive Quefau; Sigfredo Stazione; María Graciela Neim (todos de Uruguay); sima Baher Iiraní residente en uruguay). Por supuesto, Marcela Predieri, alma del FIPA 2014, y el grupo de organizadores: Laura Giraldez; Olga Bertinetti; Susana Torresagasti; Luis Escobar; Patricio Carlos; Andrea Marín; Felipe Issa… Todos integrantes del contingente de poetas nacionales: María Guillermina Sánchez Magariños (Miramar); Alberto Antonio Carrillo (Caba); Blanca Rosa Larroque (Caba); Sandra Gudiño (Santa Fe); Graciela Fiscalini (Caba); Silvia Tocco (Caba); Mirtha Gaitán (San Isidro); Mariel Monente (Caba); Fernando Ramiro Silber (Caba); Diego Agustín Guevara (Godoy Cruz, Mza); Gabriela Kanje Izco (Bariloche); Gabriela Mariel Pais (Caba); María del Carmen Palomeque (San Nicolás); Teresita Vago (Balcarce); Lidia Beatriz Herrera (Caba); Lidia Cristina Carrizo (Caba); Miguel Ángel Ferreira (Posadas); Susana Noemí Cordisco (San Nicolás); Claudio Archubi (Caba); María Cristina Bercaitz (Caba); Martín Gustavo Echeverría (Las Heras, Mza); Celina Cámpora (San Nicolás); Blanca Salcedo (Formosa); Laureano Huayquilaf (Trelew, representante de los hijos de la tierra); Márta Álvarez Pimentel (Paraná); Gisela Galimi (Caba); Alicia B Pastore (Caba); Nilda De Luca (Caba); Isabel Corrao Santo (Caba); Yoli Fidanza (Caba); Clelia Bercovich (Caba) y todos los marplatenses anunciados, efectivamente llegados o prestando su espíritu para la concreción de este enorme acontecimiento. Las locaciones en que se desarrolló el FIPA 2014 fueron el Salón …; las escuelas …; La Clínica de Salud Mental Santa Clara; La Plaza España con sus monumentos; la imagen de Alfonsina Storni frente a la playa que lleva el mismo nombre; la zona de Molinetes en la costa –donde se hizo la fotografía oficial del evento-; La Cerveteca; Polo Norte; La Biblioteca depositaria de Naciones Unidas; La Bodeguita; El Cem English; Verbale; Villa Victoria; el Hotel Delfín (…). Se editó una antología de la que participaron la mayoría de los poetas convocados y asistentes, como así algunos que no podían faltar en la poética marplatense, y también la poeta argentina radicada en Madrid Annie Altamirano. Acomparon el evento las principales radios AM y FM

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de la ciudad, como así el Diario La Capital, con tres notas notablemente ilustrativas. El FIPA 2014 es integrante del calendario del MPM (Movimiento Poético Mundial o WPM); fue declarado de interés cultural por la Secretaría de Cultura de General Pueyrredón, y contó con los auspicios de: Consejo Municipal de Cultura de Gral Pueyrredón; De la Palabra; Mar de Libros; Lágrimas de Circe y Colección Taller de Letras. Durante su transcurso, el evento fue declarado de interés cultural por el Foro Femenino Latinoamericano y le otorgó el premio ALFONSINA STORNI 2014, la Red Cultural de Mujeres Alfonsina Storni. La música (que también es poesía) estuvo representada por Pájaros de Cristal; Peperina y Daniela Karina Tomé. Colaboraron en hacer posible el evento, un grupo de facilitadores económicos para los que sólo se guardan palabras de agradecimiento (agregar la nómina de sponsors por favor). Bastó con la esperanza y ahora compartimos la maravilla representada por nuevos lazos de amistad. Esta hermandad que hace posible la poesía, para la cual todo horizonte es estrecho, termina convenciéndonos y seguimos adelante. Por otros FIPA, y porque la costa atlántica de América otorga infinitas posibilidades a la palabra.

CARLOS CARTOLANO

Algunos poemas de los participantes SILENCIOS Canto silencios, en el cielo, contando estrellas y luceros. Miro silencios, escondidos recuerdos. Acaricio silencios,

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perfumados de rosas y jazmines. iHe gritado! tantos silencios que repican en mi mente. Escondo silencios, de esperanzas deambulando con alas, más recuerdos de silencios, repicando adversidades destellantes. He recorrido silencios, sin caminos empedrados del olvido ... Es por eso, ique grito silencios! a los cuatro vientos es lo que siento ... MIGUEL ANGEL DUARTE MONTEVIDEO – URUGUAY

EL AZAR El olor del pasto recién cortado vidrio y gotas blancas en los muros adheridas y los peces del recuerdo que sólo a veces nos nadan la mirada ¿en qué arrullo se sostiene la pregunta en el aire, en la duda, en la celebración del azar? aflora la certeza entre los hilos contados del lienzo: ¿por qué preguntarle al sol por el ocaso

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o a la luna por el motivo del reflejo? todo hombre es pájaro todo hombre es pájaro al menos una vez, en la vida. MARIEL MONENTE SAN ISIDRO - BUENOS AIRES - ARGENTINA marielmonente@hotmail.com

DISTINTA ( A TI) Si poesía no fuese un cuerpo y la carne dentro de ese cuerpo y la luz o la obscuridad debajo de esa carne. no te escribiría. Te ardo en las palabras y los silencios que soy. En mis paredes afectadas, corroídas por este caos desde mi nacimiento. .. ten piedad! No pidas a un ciego que vea, soy sólo una clarividente y tanto sol ha desteñido mis ojos.

Daniela Tomé con Genaro Patraka, México

Tengo oculto el ocaso en los huecos de mi corazón hecho de inviernos. Interminables.

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DANIELA TOMÉMAR DEL PLATA.


EL BARRO PASTA DE AMASIJO El barro pasta de amasijo donde las huellas dejan intentos de incomodidades metidas de pata y otras yerbas el barro donde el todo y la nada se parecen tanto y la suela del zapato pelea sus dibujos sus referencias precipitaciones se hace lo que se dice lo que se puede barro me dibuja una sonrisa la caída traccionan manos se derrumban imágenes algunas se ponen de pie a pesar el movimiento se forma la idea LAUREANO HUAYQUILAF TRELEW CHUBUT ARGENTINA laureano_huayquilaf@yahoo.com.ar

MIÉRCOLES CIELO Yo quisiera amar, amar tal como el mar. Amar, mejor aún, constante cual orilla, siempre cordial, atenta. Ahí, con vísperas de arena. Presta al brío, a la marejada,

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a la espuma mansa, a la tormenta. Desgranada y paciente orilla, que no rehúsas... Receptáculo de muerte, llanto de ballena, coito de las focas, arrecife y duro coral, sedimento vuelto coraza, fiereza, dolor y pena. Yo quisiera amar pero soy más, más que orilla, yo reflejo. Soy cielo y me atormento, y te tormento, amor. Y quiero amar como mar y como orilla. Pero soy cielo... desvaneciendo en cúmulus, mi atmósfera gris veneno, me ahogo en mis mismos aires. ¡Ay cielo! me asfixio y muero en mi noche al día, mi suicidio diario diurno, tan azul y tan nocturno.

FRANCO MARTÍN MAR DEL PLATA

PERÚ Bajo qué huaca oculta, este país. En qué color de piel, su marcha hacia ninguna parte. Qué aguas flamenco y zorro beben del mismo pozo. Árbol de la quina, tus hojas cubren nuestra falta. Birú Perú. Sobre el río viaja el indio en su canoa, pronuncia nuestro nombre. No lo reconocemos. Cuánta nada hemos construido. Cuántos huaycos de palabras, como niños aprendiendo a escribir.

TERESA ORBEGOSO LIMA PERÚ - teresaorbegoso1@gmail.com

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SILENCIO DE LAS SILLAS Y LAS MESAS Hay tanto silencio de puerta que se abre para adentro de silla de mesa vulnerada por un desorden que grita Hay frazadas retorcidas como sogas una cama orientada hacia el norte y una ferocidad que circula por las capas subterráneas Pero las sillas y las mesas son frágiles y la indiferencia de las puertas las vuelve irreconocibles Ni siquiera el dolor permanece No queda nadie Ni las maderas ni los bordes. CLELIA BERCOVICH (cbercovich@gmail.com) BUENOS AIRES

MUSA DE LOCO AUTOR ENAMORADO Tu pluma me persigue por los pliegues de las sábanas y como racimos, asoman los frutos del amor de ayer y de hace un rato, en una amalgama sutil que huele a sexo despiadado tostadas y cafè por la mañana. Tu lengua derrama

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en mi acalorado vientre el agua que no alcanza a extinguir el fuego. Es entonces cuando siento que puedo ser un villano ,o una doncella secuestrada, en las líneas de tus versos. ELI MÈNDEZ MAR DEL PLATA, BS.AS.

MUTACIÓN

tanto levantar piedras por mirar debajo en la tierra braceo sin apremio de aire me picotean los pájaros las ranas me devoran pero en la mañana cavo profundidades bajo la ligera planta de un pie para presentir la luz SILVIA TOCCO BUENOS AIRES - ARGENTINA silviatocco@fibertel.com.ar

CASA Te pregunté una vez por aquel naufragio Por la absorción de los cuerpos nuestros

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dormidos aún de la realidad Casi que me lamía como un vi

en la fase

antípoda

tu liquidez extraterrestre

entonces

la escalera

envuelta

Cada tentáculo mío

inactivo

-zozobras

deseos

de los viejos

para el regreso

olvidados-

Yo era un fantasma como vos y en el pelo sulfatado de familiar estática flameaba la electricidad

de los mundos. GABRIELA KANJE IZCO

tecnopeces@yahoo.com.ar) BARILOCHE

REGLA DE POSTURA

Límite allí donde el espacio se reduce a lágrima Dónde cuándo y cómo se conjugan en materia; Límite borde filo que regaza diferencias Arremanga los dedos que firman Aristoburocracia: Miedo y muerte a los locos. Límite peyora porque tiende a quebrarse En la indivisibilidad de los ojos En pasos que no reconocen diferencias. Algún perdido arguye:

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“Yo pongo mis límites” Fracaso del autoconocimiento Y de conciencia Límite vacío no hay límite Ni significado Pero si el límite quiebra estoy perdido Pongo los límites sobre la mesa Los ordeno. Me limito a callar y esperar que sobrevengan. LUCIO VIGGIANO MAR DEL PLATA ARGENTINA lucio.alessviggiano@hotmail.com

*** GRITO Soy un grito Que se encuentra En carne viva Nadie escucha Soy un grito Alarido Grito y nadie oye Mi voz… AVILA MARIA ALEJANDRA

BALLENA Dentro de mí un hombre encendió el fuego. Creí que era lo que los humanos llaman pasión pero era, un incendio provocado para que abriera mi boca de mujer ballena y lo dejara irse.

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Cuando aullé agobiada el engaño me tragué todo el agua del océano. Desde entonces adentro de mi cuerpo navegan barcos de piratas, balleneros y baldecitos de arena. Debajo de mi pezón izquierdo se ha instalado una colonia de hipocampos y un pez rojo sube y baja por mi médula. En las piernas peces espadas cortan el aire cuando danzo mi letanía de sirena descalza. Una estrella de mar en la cabeza que si le quitan una pata imagina otra delicada e inteligentemente. Hasta mis manos han llegado los ahogados para hacerse cargo del poema y en mi vientre el calamar gigante trata en vano de que no se le escapen las aguas convertidas en tinta roja y opacas cenizas del incendio.

GISELA GALIMI ggalimi@gaescritura.com.ar

SILENGUAJE A cada sorbo del mate Siempre quedarme sola. otra niñasupe desaparece en un mar de injusticias que le roba su niñez. Presiono otra tecla, adentro-afuera-adentro-afuera entra-sale-sale-entra, explosión de muerte éxtasis jeringas para abolir el dolor, una línea sobre la mesa para olvidar el sufrimiento, ruleta rusa.

En la plaza llora un padre, en la morgue yace otro cuerpo, en la tele la próxima noticia. Sorbo otro mate, otro niño desaparece. JUAN MIGUEL IDIAZABAL MAR DEL PLATA chaselon@gmail.com

VIAJE de IDA 134


El olor redondo de mi página en blanco abre la puerta de la jaula. Permanezco en el universo del ojo desnudo (el ojo mira/ el mundo fluye) percibo lo que es también lo que no es. Intento traducir intermitencias de luz en el alma mientras otoño se desnuda amarillo desde el árbol.

es el comienzo de un nuevo silencio.) De vez en cuando dejo que los ojos recorran mi mirada en el espejo y cuando estoy agotada de tanto esfuerzo permito que la palabra acoja mi cuerpo. Entonces encuentro el modo de llenar el silencio sin romperlo. SANDRA GRACIELA GUDIÑO SANTA FE (CAPITAL) REPÚBLICA ARGENTINA sandra_frances@hotmail.com

El silencio escribe. (Cada palabra

A CADA SORBO DEL MATE

Orbitando en el cosmos de tu aura descubrí la exaltación oculta Y me perdí… Perdí la obstinación de innovar tu historia oscura tu peculiar idiosincrasia y tus manías locas. Y me caí… Caí en el agudo abismo de tus horas en el hueco infernal de tu desidia en el torrente de tus neuronas… Pude volver al eje de mi rumbo Respiré tu atmósfera perdida nadé en el mar de tus recuerdos bebí el hálito sagrado de tu origen Y descubrí…

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Descubrí tu esencia cósmica latente tus lágrimas, heladas, escondidas a tu niño interior, durmiendo en sombras Y me quedé… Quedé orbitando en el cosmos de tu aura hasta fundirme en los iones de tu alma VIOLETA DE LISI MAR DEL PLATA-ARGENTINA

LA LOCA DE LA PLAYA Que le crean, pidió, rogó; con llanto escarlata, hirviente,rogó; que le crean a ella, la que desespera el viento, la de noche en neblina; aseguró y aseguró: vio aquello, sin duda, en el último punto del muelle, donde la muerte se zambulle y comienzan las aguas de oscura boca. Que le crean, pidió, rogó; no mentía, dijo, no mentía; que le crean a ella, la loca de la playa, la amante de los peces en celo; vio aquello, lo vio donde los ojos alcanzan a ver pero no miran, en el lugar donde se zambulle la finitud. Que le crean pidió, rogó, con llanto escarlata, a ella, la despiadada de sí, la que convive con serpientes debajo de la arena y grita de espanto, furia, en el final del muelle, dijo, al final. Alguien le crea, pidió, rogó la desolada. Que acepten: sus ojos abarcaron las últimas piedras y llegaron donde nadie. Donde se zambulle Dios.

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SUSANA CATTANEO

JAMÁS CENIZA Quisiera volverme piedra tal vez por no ser ceniza para subsanar de un soplo esta pena que me anida Se están secando mis lágrimas o en el alma se cobijan, refugiándose silentes en mi coraza dormida. Tal vez cuando todo pase la piedra rústica y fría, renacerá mariposa pero jamás en ceniza.

GRACIELA MONTEVERDE MONTEVIDEO ( URUGUAY ) gmonteverde2008@hotmail.com

FRAGMENTO POÉTICO hurgo raíces por grutas y calendarios en búsqueda del sacrificio de Odín un fresno está pariendo el primer alfabeto color-gasmo exudado del grito primal.

m

LAURA NOEMÍ GIRALDEZ MAR DEL PLATA giraldezlaura@hotmail.co

ALLI, EN AQUELLA PLAYA.

Lo encontró allí, en aquellos médanos

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de aquella playa tan popular.. Su cabellera se confundía con el sol, su boca incitaba … ¡ay!... su boca Todo en él, invitaba a conocerlo. Ella comprendió muy bien el mensaje de aquel joven ojos color café . Aunque… ambos sabían que no podía ser. Allí en aquella playa en medio de la multitud. como fieras salvajes… hicieron el amor con, sus miradas. M. NEIM URUGUAY http://maria-neim.blogspot.com

CANTO A LA VIDA Canto a la vida… Canto la canción de las razas Blancos, amarillos, rojos y negros. Rosas, margaritas, violetas y azucenas. Flores del mismo jardín de primaveras. Cuántas lágrimas derramadas en sus pétalos delicados. Cuánta sangre derretida en sus mejillas de rojo y negro. Cuántos suspiros convertidos en gritos y llantos. Cuántos corazones rotos en los campos floreados.

Hoy canto la canción de las razas. Su belleza, riqueza y colorido, en un mundo de maravillas, matices y cantos.

SIMA BAHER DE: IRÁN, URUGUAY (artecyd@yahoo.com)

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LOS ESCRITORES En el papel blanquecino un dedo escribe con la punta torcida el precio es pobre el poeta está solo desconcentrado El crimen busca su hora bebe el porvenir entre ríos de palabras como un plagio de otras muertes En el circo se propician lecturas donde saltan hombres monos payasos ciclópeos el lector se desvanece las palabras aparecen oscuras indefensas Carpa enrarecida de aplausos la mujer barbuda rescata al pequeño olvido las acrobacias del escritor continúan durante toda la vida

OLGA BERTINETTI MAR DEL PLATA

LOS CUARTOS VACÍOS Lento recorro mi casa con el corazón apretado, detrás de las puertas, los cuartos vacíos de mis adorados. Cierro los ojos húmedos y escucho … voces de niños … voces de adolescentes … voces de adultos… La quietud me trae la voz segura, protectora

y apasionada de mi amado. La espera y las ausencias, la mirada borrosa detrás de las lágrimas, quiebran mi cuerpo dolido. Espero que un libro, una prenda, un perfume, una melodía, despierte mis fantasmas, mis pesares, sólo los ecos tejen silencios en mi nido vacío. MIRTHA GAITÁN

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La ambigüedad del fuego Yo enciendo el fósforo, vos encendés la vela. Mi llama es ese instante que nos esconde entre sombras. Tu llama es la persistencia que delata dos rostros indecentes. En la oscuridad primaria permitimos alianzas y cendales, prendemos chispas de inocencia.

En la luz postrera inauguramos distancias, nos recubrimos de culpas. La vida es antorcha, ni fugaz ni perenne ni mínima ni excelsa. Liberadora, si uno de los dos la reduce a cenizas con un soplo de clemencia.

GUILLERMINA SÁNCHEZ MAGARIÑOS MAR DEL PLATA – ARGENTINA guiller48mina@yahoo.com.ar

RETRATOS DE UN DÍA LLUVIOSO Separados por una calle de un sólo sentido dos almas solitarias fuman bajo diferentes aleros. Ella, mira su celular. El, la lluvia caer… DANIEL CONN CHILE

BENJAMÍN DE LAS AVES Mainumbí aleteando, agorero, hacia atrás como ninguno despeinando, del día, su melena ondeada, tornasolando angustias contenidas

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con buenas nuevas. Colibrí animador de ánimos y ánimas corolas gánicas se entregan y libas de sus espíritus generosos colas de novia con tul y canutillos devenidas néctar, gotas de sedas espejadas en cariño de infantes.

Frenesí de plumaje suspendido y, tras eso, te vas ya, picaflor, dejando olvidado un manantial de serafines que traían escondidas sus alas entre las tuyas. SILVINA VUCKOVIC MDP

CONVERGENCIA Inercia. Vértigo, razón primera. Olvidar, difícil y fascinante. Tiempo de sueños concurrentes, apresuramientos sin caminos, repasa la vida y lo que pudo ser. Mira hacia la Vía Láctea, la sangre corre por las venas … conquista de un tiempo de sosiego. El olvido, como un pájaro trasmutado en mito, busca otras primaveras, hasta encontrar su propio tiempo y aprender a convivir con el recuerdo. ANA MARIA ORDÓÑEZ MAR DEL PLATA – ARGENTINA aordonezbasso@gmail.com

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*** si yo fuera una mujer honesta, y no esta espora ondulante y sola, me pondría una barba entrecana de macho valeroso y resuelto y te haría el amor en todas las bocacalles, le pondría lunares al aliento de tu boca, invocaría a mis deidades, te haría arropar el deseo por physis, -mi pájaro evangelizado en la trama urdida por los sabiosah, mis antiguas magnolias que murieron sin que abeja alguna les robara un beso! si yo fuera una mujer honesta dejaría este lugar de ángel agónico, me arrastraría hasta el cieno donde escupen tus mitos distancias infranqueables, y sigilosa, les clavaría una estaca, si yo fuera una mujer honesta, pero no lo soy,,, ALICIA B. PASTORE CIUDAD DE BUENOS AIRES aliciapastore@yahoo.com.ar

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FIPA 2014

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VI FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO INFANTO JUVENIL EN TARIJA, BOLIVIA Del 2 al 11 de Mayo 2014 se realizó en la ciudad de Tarija, Bolivia, la VI Feria Internacional del Libro infanto juvenil. Invitada por la Cámara Departamental del Libro, viajé para compartir su experiencia. En ediciones anteriores se habían hecho presentes: Bella Clara Ventura de Colombia, Luis Arias Manzo de Chile, Roberto Bianchi de Uruguay, Marcia Mota de Brasil, Gisella Montoya de Ecuador y Lidia Carrizo de Argentina. De la mano del Dr. Edmundo Torrejón Jurado −Past Presidednte de la sociedad de escritores de Bolivia−, Gabriel Figueroa −Presidente de CADELTA−, Valerio Chavez −secretario− y la sonrisa de la Sra. Ana −tesorera−, recorrí la hermosa ciudad y alrededores, dicté talleres para niños y jóvenes de diversos establecimientos educativos, hice lectura de cuentos y poemas de varios escritores argentinos y sobre todo escuché la producción de los alumnos porque la lectura y la escritura −según palabras de Graciela Falbo, profesora universitaria y escritora de La Plata− no son sino dos caras de la misma moneda. Cabe destacar la respuesta masiva de las docentes quienes apoyan y estimulan la lecto escritura desde temprana edad y se mostraron interesadas en temas como la promoción de la lectura desde las bibliotecas, estrategias para captar lectores en la escuela, cómo formar lectores y escritores en los talleres literarios, condiciones didácticas para la formación del lector, y sobre todo dar respuesta a una pregunta: Que los chicos lean ¿es tarea de los grandes? Un pueblo que no lee es un pueblo que no puede preguntarse qué es lo que lo atormenta −dijo Mempo Giardinelli en la apertura del 9º foro por el Fomento del Libro y la Lectura, desarrollado años atrás en la provincia del Chaco, Argentina− porque “leer abre los ojos”. Partiendo de esta premisa, el primer interrogante fue qué leer. La respuesta no parece sencilla: todo. Leer cuentos, poemas revistas, novelas, el diario, revistas... Leer porque cada texto, cada poema, cada libro interpela, indaga. Según palabras de María Ángeles Pérez López, catedrática de la Universidad de Salamanca, todo libro es un cuerpo vivo, por eso leer alarga la vida, pero hacia los costados, hacia otras vidas... Las lecturas –según palabras

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de Ana María Shúa- son de helio puro...nos elevan... pero “un” libro no cambia la vida, son todos los libros con sus hilos entrelazados lo que nos abren nuevos y distintos panoramas. Para que el hombre, la mujer, el niño común se acerquen a la lectura debemos entender y “aceptar que no todo es para todos y nosotros como docentes no deberíamos ser tan exigentes”. Para inducir o enseñar leer bien es imprescindible primero acercar el sujeto al libro. Graciela Bialet, escritora y directora del programa volver a leer de Córdoba, explica: se precisa de un mediador para que otra persona se acerque a un libro. Pero la lectura no acepta imperativos. No se puede obligar a los chicos (ni a nadie) a leer. Algunos dirán que lo que tienen que leer los chicos según los programas de estudio no los atrae... Con respecto a este punto Ana María Shúa es terminante: para escapar de ciertas lecturas obligatorias y abominables, hay que leer “otros” libros. Encontrar esos libros será tarea del docente, del coordinador de talleres de lectura, del bibliotecario. Mirta Mascotti, del Inst. Superior del Profesorado en Rafaela, Santa Fe, brinda algunos consejos prácticos: hay que recuperar lo que consumen los adolescentes (TV, videos, radio, publicidad) y analizar qué es lo que ellos ofrecen, que “no” ofrecen los libros o por lo menos determinados libros. Y trabajar entonces con ellos en ellos porque “leer es leerse”. Por eso Eduardo Heras León, escritor de Cuba, afirma que es necesario el apoyo incondicional del docente hacia el criterio del alumno para que pueda en la vida confiar en su juicio. Fernando López, escritor cordobés, proponer enseñar a ver otras cosas en un texto: Si uno enseña a ver lo que esconde un texto el alumno podrá aprender a ver qué es lo que dice o lo que no dice un discurso político, un programa de TV, una novia o un empleador y eso será formarlos para la vida desde la lectura y el análisis. Por último adhiero a las palabras de Beatriz Sarlo: En el fondo no hacen falta tantos lectores... sino diez que lean un solo libro, eso alcanzará para ejercer un enorme efecto multiplicador. Cada vez que un libro cambia de manos, su espíritu crece. Lo importante es ser levadura. Leer es leer es resistir y estamos resistiendo. MARCELA PREDIERI delapalabra@hotmail.com

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53º ENCUENTRO INTERNACIONAL DE POETAS “OSCAR GUIÑAZÚ ÁLVAREZ” VILLA DOLORES, CÓRDOBA, ARGENTINA Organizado por el Grupo Literario Tardes de la Biblioteca Sarmiento y con la participacion de escritores de Argentina, Chile, Ecuador y Uruguay, se llevó a cabo el 53° Encuentro de Poetas, en Villa Dolores, Capital Nacional de la Poesía, Traslasierra, Córdoba, entre los días 9, 10, 11 y 12 de octubre del 2014 El Jueves 9, se realizó el festival infantil de música y poesía, una hermosa jornada con los niños de las escuelas primarias. Se realizó la entrega de premios de la categoría “A” (5° y 6° grado) del concurso Traslasierra en Poesía. Por la noche, el Café Literario, reunió a poetas locales y visitantes, en su edición especial. El viernes 10, en horas de la mañana, se visitaron escuelas secundarias, y posteriormente el Encuentro se trasladó a la Municipalidad de Las Tapias, donde realizaron la lectura de poemas, para posteriormente ser agasajados con el almuerzo ofrecido por la Intendencia. Por la tarde, una conferencia de la poeta cordobesa Leonor Mauvecin sobre aspectos de la poesía de Jorge Luis Borges; para continuar con la apertura oficial del Encuentro. Los poetas, revivieron la bienvenida de autoridades locales, y de la presidente de la entidad Lic. Celia Inés López. También se entregaron los premios del concurso a las categorías “B” (1°, 2° y 3° año), “C” (4°, 5°, 6° año y CENMA) y “D” (Terciario) Fue la noche del tango, con la presencia de los bailarines Cristian florentín y Gimena Ramos; el canto estuvo a cargo de Nélida Báez, Patricia Parada y Pedro Costelo en Guitarra. Finalizando con la cena de gala ofrecida por la cooperativa CEMDO. El sábado 11, en la mañana la cita fue en la Plazoleta de los Petas, con el homenaje a Oscar Guiñazú Álvarez y a poetas fallecidos. A continuación se realizó la visita a la localidad de Villa de Las Rosas, con lectura en su preciosa plaza, para finalizar con el almuerzo ofrecido por el municipio local, y una breve recorrida por la Feria de Artesanos. En la tarde, el tradicional paseo poético, los Bardos marcharon por el centro de la ciudad con sus banderas y acompañados por la escuela de carnaval y el cuerpo de bastoneras, se efectuó la Volanteada de poemas. Continuando la jornada con segunda noche de lecturas en el Auditorio Municipal. La

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música estuvo a cargo del Trío Encuentro, un verdadero cierre de lujo. La cena ofrecida por la Municipalidad de Villa Dolores. El domingo 12, como primera actividad se visitó la localidad de San Javier y Yacanto donde las autoridades locales recibieron a los poetas en la sede de Caravana de Mi Pueblo; hubo lectura de poemas y almuerzo criollo. A las 19hs, se llevó a cabo el acto de cierre del Encuentro. Un momento altamente emotivo fue la entrega de las Estatuillas Conmemorativas a la poeta Mari Betti Pereyra, de La Carlota y a la escritora Isabel Nieto Grando, de Villa Dolores. Las piezas son obra única del artesano Francisco Flores, realizadas en una sola pieza de Garabato. Tras la lectura de poemas, la actuación del Coro Masculino Tempranillo. El vicepresidente de la entidad, Rafael Horacio López, tuvo a su cargo las palabras de despedida. Inmediatamente, nos trasladamos al Multiespacio Cultural Nabuco, donde se proyectó un video cultural en homenaje a la poeta Raquel López Milani. La cena de honor fue ofrecida por el dueño del local, Dr. Oscar Mario Heredia y DGB combustibles. Posteriormente se efectuó el baile de cierre. Fueron cuatro jornadas de intensas emociones, alegrías, reencuentros, camaradería, donde el lema de Oscar Guiñazú Álvarez, brilló con esplendor: Poesía y Amistad.

MÓNICA FORNÉS SECRETARIA

AMANECER Amanece… lenta se despereza la mañana. Un rayo de sol juega con la cabellera del saucedal. Se tiñe de oro rubí el agua del arroyo. El canto del hornero anuncia el nuevo día, y todas las aves del campo levantan raudas su vuelo hacia el azul infinito del cielo. Amanece… simplemente amanece.

MARTA FALCO LOS CERRILLOS – URUGUAY

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CORDOBA EVOCA CONVOCA Y PROVOCA

Un valle de cemento

teje laberintos con dedos de ladrillos. Y en rescate de ayeres espejadas ventanas buscan próceres entre bronces olvidados o plasman en archivo sol de vida. Como eco de letanías la epopeya galoneada en artes queda flotando en místicas iglesias para ampararse en rosetones o bruñir los tejados coloniales. Bullicio. Reclamos. Celulares en acoso…. Hormigueros de personas me actualizan. Dibujo con mis pies los adoquines. Yo creo que se apoyan en nostalgias…. Mientras un semillero de carburante deja infértil los tañidos de campanas. AMANDA V. GIORGI LA CARLOTA – CBA

TINTA 6 No costaba tanto imaginar que podíamos ser noche dentro de los ojos al otro lado de la demora

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Mira el escenario sin estar con alguien cuando el mar tiene horas muriéndose Digo que doler es otra cosa cuando un papel blanco una orilla puede la imagen última del viento Sé que a veces miento cuando la mano no se da cuenta de que escribo. LUIS ESCOBAR MAR DEL PLATA

GEOGRAFIA Hasta el hueso va a llegar la soledad en esta tarde, se hará veneno la manía de hundirse en todo el silencio y será refugio donde arrepentirse acaso la traición sin asco que decís te ofendo. DANIEL QUINTERO BUENOS AIRES

AMANTES Torrentes de fuego invaden el cielo, las nubes se quiebran, la tierra cruje, ellos resisten. El silencio perpetúo abriga al miedo; las huellas se aceleran,

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perseguidos por el espanto y el instante que se tiñe de vacíos; ellos resisten. Los sentidos se ahogan en la humareda, ellos se buscan entre el caos, entre el rojo ceniza regado por las calles; ellos resisten. Los amantes buscan sus miradas, sus cuerpos se encuentran; en el último hálito de sueños, ellos resisten. Allí se hallan, dos tristes rostros, que iluminados por la esperanza se esconden en el último suspiro; ellos resisten. El primer y último amor; la tarde gris se pierde en el primer y último beso, en el primer y último instante de pasión; ellos resisten.

PATRICIO GERDING

IRSE Sube por la medula del día un susurro de viento adormecido Tiñe su cansina luz el aire. Sé del color de la flor, las presencias, el sonido…

No miro. Me quedo amodorrada detrás de los designios que me dibuja el mundo. Hay un secreto gozo en la inocencia del instante. MARI BETTI PEREYRA LA CARLOTA – CBA

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LA HUELLA DE EVA Te abrazo y corro, te beso y lloro, te acaricio y siento. Te bebo y el susurro de tus labios, se vuelve lluvia. Y me invento un viaje,

en busca de la huella, de Eva en tu cuerpo. Infinito momento, donde la arcilla de tu piel, se vuelve carne entre mis dedos. ADRIAN SALAGRE joseadriansalagre@hotmail.com

RAMO Llueve bajo una luna de verano y atardecer. Miro la luz huidiza y quiero hacer un ramo con estos pétalos húmedos: verbenas pasionarias siempre vivas.

Florecitas silvestres que recojo en el campo antes que la noche me deje en penumbras. LEONOR MAUVECIN CÓRDOBA

LATRAVESÍA DIFICIL (Óleo sobre tela, 1926) Haber soñado con un barco que vaga a la deriva me llevó hasta los motivos más lejanos} de tus ojos, me atrajo hacia otras costas, me olvidó en un hueco de pasado. La memoria continúa arrastrando mi dolor a la deriva.

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SERGIO GIULIODIBARI MAR DEL PLATA


los buques lloran por su vientre Vela por el pacto del crepúsculo aquel húmedo lecho sin palabras Un lenguaje de olas y manos en llanto conjuga caricias Las anclas desesperan y con uñas de sangre copulan con la costa. MARCELA PREDIERI MAR DEL PLATA.

ARCO IRIS Arco iris de nostálgicos días. Apareces en mi firmamento cuando la ansiedad me invade, y tomas por asalto la caricia. Enardecida mi piel absorbe tus brillantes colores mágicos, y se confunden la magia y el color, entonces, de prisa emprendes el viaje. Transitas por toda la sabana, reflejando en ella tu último color, y asciendes al lugar más anhelado, hasta descubrir el cenit de la pasión. Allí, donde las oscuras nubes capturan presurosas, tus ya pálidos reflejos, sueltas emocionado el líquido vital. Es tu embeleso, es tu pasión, es la lluvia. JOSEFINA MARTÍNEZ GODOY ESMERALA - ECUADOR

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TERROR DEL DÍA El terror del día hace temblar el cuerpo como si estuviera desnudo. Cerrar los ojos, apretar los dientes, beber el propio aliento, puede llegar a salvarte. O tal vez el calor de tus recuerdos. (Es extraño ver cómo quedan las cosas de los que se han ido. No se hablan más que a sí mismas, como si estuvieran ciegas). Todo está bien mientras nada se mueva. No hay que arriesgarse al azar de las calles; la mañana mira por los ojos de las estatuas: todo se refleja en su iris vacío. Y los huesos gimen su dolor de carne, de pequeña luz, tan fácil de apagarse. El cuerpo se ampara a sí mismo, como las manos ocultan la llama a los golpes del viento.

ESTEBAN NICOTRA

/ AL MENOS ES LIBRARSE DE SÍ... Al menos es librarse de sí, pero no: de los pasos pesados, del aplomo diario. De la insensatez de lo no merecido. De los días apretados al deber, faltos de libertad. De lo que queda sin decirse y muere en la punta de la lengua. De la luz del atardecer, que se extingue, inevitablemente. Al menos es librarse de sí, pero no: de tantas lunas nuevas ANDREA CÓRDOBA BELLOTTO sin deseos dichos.

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53ยบ ENCUENTRO INTERNACIONAL DE POETAS VILLA DOLORES - Cร RDOBA 2014

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Dar la cara

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DICEN QUE NO MURIÓ Dicen que es cubano, dicen que es argentino, dicen que es de todos los confines de los pobres de la tierra. Dicen que fumaba habanos, dijeron que tomaba mate. Los coyas dicen que lo vieron mascar coca y me contó un africano que bebía el agua de sus arroyos. Cortó caña, recogió arroz, sembró tabaco, levantó paredes para las escuelas, trabajó en los telares, firmaba billetes, leía documentos, asistió a conferencias, trabajó de Ministro, de fotógrafo, de economista. Hasta dicen que tenía un Ministerio, secretarias y oficinas y un buen día...mandó todo al diablo y se fue a pelear a la selva. Un buen día dijo basta.: “Aquí hay muchos valientes que pueden hacer lo mismo y mejor que yo”. Una noche abrazó a su más entrañable hermano, barbudo igual que él y se despidió sin mirar atrás para no tener flojeras. Un buen día lo vieron en un río recitando poemas junto al poeta. En otro tiempo se lo pudo observar confundido en un abrazo con un tal Ho Chi Min, allá por el Vietnam que le dijeron. Una tarde estaba en Brasil, otra en Buenos Aires escuchando tangos y de pronto nada... ¿Dónde está el Che? En todas y en ninguna parte. Pero una buena mañana, dicen que fusil en mano anduvo por sierras de Bolivia queriendo levantar campesinos de sueños milenarios, mandados por capangas e infaltables milicos. ¿Pero saben una cosa? Este tal Guevara no murió asesinado allá en Higueritas. Fue tanta su insolencia de libertad y de justicia que no pudieron matarlo. Ese tal Che de todo un continente, ese tal Che del mundo entero, está presente en los ríos, en la tierra, en el aire, en las paredes de mi ciudad. -¿Usted no lo cree, amigo? (Del libro América en el Corazón; año 1999; editorial FOEDICOOP, Premio Casa de la Libertad; Revista de Confederación Literaria, San Juan; Puerto Rico.) ROBERTO ROMEO DI VITA AVISPA N* 50:

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EL ARTE NO ES SÓLO UNA PRÁCTICA….. Me pidieron que escriba sobre mi actividad artística y poco es lo que me animo a plasmar en una hoja si no es con pinceles y colores. Sin embargo al enterarme de que LA AVISPA se despide, y en cierta forma ingresé con mis pinturas al mundo de la palabra, les cuento que me llamo María Silvana Sandoval y soy egresada de la carrera de Bellas Artes de la escuela Martín Malaharro en el año 1991. Me dediqué varios años a la docencia en todos los niveles educativos. Hoy capacito a docentes de nivel inicial basándome en mi experiencia y participación en Congresos de Educación por el Arte. Comparto lo que creo es fundamental: “el arte no es sólo una práctica o un producto, sino una manera particular de mirar el mundo y formar parte de él”. Mi lenguaje pictórico es abstracto y utilizo siempre la textura, superposición de elementos y el color intenso, generando climas. Participé, entre otras muestras, junto al grupo “Convergencias” en la ciudad de Pinamar, donde “viví algunos años. Actualmente resido en Mar del Plata donde concurro al taller y clínica en el “Querido Arte Contemporáneo” y participo en muestras colectivas e instalaciones junto a otros artistas marplatenses, volviéndose mi obra más conceptual. Si les gusta mi pintura pueden ingresar a mi mail: lineasandoval@yahoo.com.ar o Facebook: María Silvana Sandoval

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Fot opoemas


El rincón de los

bajit os

VICTORIA COLOMBINI LAURICELLA SOL MARÍA BALESTA YOHAI MÁXIMO MAGNANI MAITE POLITA NUÑEZ. JUSTINA CABRAL JUSTINA CABRAL LIZA BONDAR

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EL GATO VENTILADOR CONTRA EL SUPER PÁJARO En un lugar de Estados Unidos, de un laboratorio se escapó el Gato Ventilador. Todos tenían miedo pero el que más tenía miedo era Juan Ratón. A él se lo quería comer y cuando iba a hacerlo gritó: —¡No me comas! ¡Tengo familia! Al gato no le importó nada. El ratón pensó: Es mi fin pero en ese momento apareció el Súper Pájaro. Pelearon mucho, mucho hasta que el gato sacó la bandera blanca el tiempo suficiente como para que llegara control animal. El gato fue apresado y el pájaro tuvo su premio: una casa en el buzón. TÚ Tú que vienes y que vas; girando el mundo, distrayendo mis sentidos. Y yo imaginando estar en tu paisaje. Entre la cálida brisa del mar y las montañas que lo rodean. VICTORIA COLOMBINI LAURICELLA (7 Años) - (Villa Dolores)

PINTURA ENSANGRENTADA Para las dos de la madrugada, la policía ya había llegado. El famoso pintor Pedro De Martín había sido encontrado muerto en su departamento en Barcelona media hora antes. Aunque había una nota de suicidio pegada en la pared con cinta adhesiva, no había ningún arma en manos del artista, ni tampoco una botella posiblemente envenenada. Los oficiales estaban confundidos, así que decidieron llamar a un detective. El mejor investigador (o, mejor dicho, investigadora) que conocían era Samantha Catchpole, Sam, y residía en Nueva York. Unos minutos después, en esa ciudad, donde eran las ocho de la noche, un teléfono empezó a sonar. —¿Hola? —preguntó Sam Catchpole educadamente. —¿Señorita Catchpole? Habla el oficial Coloso, desde Barcelona. Requerimos de sus servicios. —¿Qué sucedió? El policía la informó de todo. Seis horas después, Sam se encontraba ahí.

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—¿Cuándo murió? —le preguntó al oficial mientras salía de un taxi. —Volvía de una entrevista a las nueve de la noche. Un hombre que pintaba el edificio en una silleta lo vio por la ventana a la una y media— explicó el oficial. Sam examinó la nota suicida, que decía esto:“Señores policías de Barcelona” Como he hecho con mi arte, entrego mi vida al mundo. Creo firmemente que morir será la aventura más apasionante de todas.Pedro De Martin —¿Podría darme una auténtica firma del pintor? Tomé un curso de pericia caligráfica —pidió la detective. El oficial le dio un documento firmado por De Martín. Ella tomó una lupa y lo examinó —¡Esto es falso! —declaró— ¿Quiénes son los sospechosos? Pablo y Rita De Martín, mellizos, tenían diecinueve años. Habían quedado huérfanos a los dieciséis en un accidente de ferrocarril cuando viajaban a Inglaterra con sus padres, y desde entonces habían tenido por tutor a su tío, Pedro De Martín, aunque nunca le habían tenido mucho aprecio. Es más: lo detestaban. Por esto habían sido detenidos en la oficina de los policías. Cuando Sam entró a la habitación, Pablo tenía la cara enrojecida por la rabia, desde el flequillo de su cabello rubio hasta su barbilla redondeada, mientras que los ojos grandes y claros de Rita sólo reflejaban preocupación y una ligera tristeza. —Ahora... —empezó Sam—. ¿Dónde estuvieron entre las nueve y la una y treinta de la noche? —¡Ya les dijimos que no tenemos nada que ver! —estalló Pablo. —Pero, por si lo quieren saber, en las Ramblas —informó Rita con voz temblorosa, pero dulce. —Íbamos a casa desde el trabajo y la policía nos detuvo hace una hora. ¡Además, como dijo Pablo, no sabemos nada! —añadió. —¿Cuando fue la última vez que vieron a su tío? —Anteayer, en una exposición suya. —¡Oigan! ¡¿Creen que merecemos que nos levanten a las siete de la madrugada y que nos acusen de asesinato?! —¡Cállate, Pablo! —¡Cállate tú, Rita! —¡BASTA! ¡Cállense los dos! —ordenó el oficial Coloso. Sam pensó en otra cosa. —A ver... ¿Ustedes sospechan de alguna otra persona? —preguntó —Oh, conocemos a alguien más sospechoso que gato en jaula de canario —murmuró Pablo.

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—¿Quién? —Inocencio Valtieri —respondió Rita. —¿Quién?— repitió Sam, desconcertada. —El mayor rival de Pedro De Martín —aclaró el oficial—. Tengo su expediente en la sala de al lado. Iré a traerlo. Cuando el oficial volvió con el papel, la detective se puso a leerlo. Nombre: Inocencio Vicente Valtieri III Fecha de nacimiento: 4/9/57 Familia: Inocencio Vicente Valtieri I (Abuelo †) Inés Valtieri (Abuela †) Inocencio Vicente Valtieri II (Padre †) Ilda Valtieri (Madre †) Antecedentes: A los diecisiete años fue arrestado durante cinco meses por el robo de alimentos. A los treinta y uno fue acusado del asesinato de Ernesto Vieras. Sin embargo, el responsable resultó ser Jorge Alorio, su ex maestro de arte. Este fue colgado en 1988. Sam mandó a los otros policías a buscar a Valtieri a su casa cerca de la Sagrada Familia. Diez minutos después, volvieron con él. Sam ni siquiera logró formularle una pregunta, debido a que los oficiales encargados de investigar la casa de De Martín traían noticias: ¡Habían encontrado algo! Después de examinar el cuerpo del artista, habían descubierto una bala tan pequeña que no podía ser usada en un arma común. En ese momento, la detective recordó algo. En una película del Viejo Oeste que había visto, un malvado le apuntaba al amigo del protagonista con una pistola diminuta, y le decía que, si disparaba, tardaría dos días en morir, porque la pistola lo desangraba por dentro. Sam tuvo una corazonada y envió a los oficiales a registrar la vivienda de Valtieri. Cuando regresaron, traían un arma exactamente igual a la de la película en una bolsita de plástico. Sam Catchpole dedujo lo siguiente: Durante la exposición de De Martín, Valtieri le había disparado con esa pistola cuando no veía y el pintor había atribuido el dolor a la presión que sentía. Exacta- mente dos días después, estaba muerto. Todo fue confirmado cuando encontraron las huellas digitales de Inocencio Valtieri en la pistola, y este fue condenado a cadena perpetua.

SOL MARÍA BALESTA YOHAI (12 años) - luciana.yohai@speedy.com.ar

BIOGRAFÍA AL REVÉS DE MÁXIMO Cuando tenía siete años comencé a jugar al básquet y me gustó. A los

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seis años empecé la escuela primaria, aprendí a escribir oraciones, sumar y restar. Luego a los cinco quise aprender a nadar. Más tarde a los tres años inicié el jardín de infantes. Dije mis primeras palabras cuando tenía dos años. Mis primeros pasitos al primer año. Tenía un auto de juguete a los nueve meses, que empujaba con los pies. A los seis meses dormía en el sillón y comía puré. A los tres meses apareció mi primer diente muy blanco y filoso. Un 14 de marzo de 2003 a las 8 hs conocí a mi familia y esa noche pedía la mamadera cada media hora.

MÁXIMO MAGNANI fliamagnani@fibertel.com.ar (7 años) Colegio Fray M. Esquiú - Mar del Plata

“EL JARABE DE LA VIDA ETERNA” Como todos los sábados Maite fue a hacer las compras al mercadito de su pueblo. Hoy le iba a preparar una rica cena a sus amigas, así que buscó las latas de arvejas para el plato principal. Cuando sacó la lata que necesitaba, se encontró con un frasco muy viejo que le llamó la atención porque decía: “EL JARABE DE LA VIDA ETERNA”. Pensó que sería divertido usarlo para el postre, así que lo compró. Cuando llegó a su casa lo probó, y como no tenía rico olor, no lo usó. Pasaron algunos años y las amigas de Maite le preguntaban como hacía para estar siempre joven y linda. A ellas le comenzaban a salir arrugas y canas, y a ella nada!! Y cuando Maite les contó que desayunaba todas las mañanas con el famoso jarabe de la vida eterna, ellas no le creyeron y se rieron a carcajadas. Pero una amiga sí le creyó y le preguntó si lo podía probar. A la mañana siguiente no sólo las amigas le pidieron el jarabe, sino que estaba todo el pueblo haciendo una fila en la puerta de su casa!!! Maite notó dos cosas: primero que nadie envejecía y segundo que el jarabe no se terminaba!!! Pasaron los años y la gente del pueblo estaba muy aburrida porque los bebés no crecían, los niños no se convertían en adolescentes, los adolescentes no se convertían en adultos, los adultos en abuelos, los abuelos en bisabuelos, los bisabuelos en tatarabuelos, etc., etc., etc., y así el ciclo de

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la vida no se cumplía. Y eso les daba tristeza. Entonces Maite, muy decidida y convencida, enterró el frasco del jarabe de la vida eterna en un lugar secreto, para que otra vez la vida tuviera sentido.

MAITE POLITA NUÑEZ. 8 años. Ganadora del Primer Premio del Concurso de Escritura Creativa “Mi cuento fantástico 2014” realizado por la EP N° 49 “Vicente López y Planes” del Barrio Sierra de los Padres perteneciente al Partido de General Pueyrredón.

CANCIÓN PARA DECIR CHAU A salto de rana, cola de piolín, busca por el cielo sueñito sin fin. Dorado, naranja, celeste, violeta, petiso en triciclo, alto en bicicleta.

Nubes juguetonas me hacen sonreír: ¡Corren!... ¡Se patinan! ¡No se quieren ir! mejillas mojadas, bollitos de barro: ¡Guardemos la lluvia adentro de un jarro! JUSTINA CABRAL

SUPER GLOBO Adentro de un globo transcurre mi vida: ¡Es una aventura llena de sonrisas!

Bostezo, me estiro (Mi mundo se estira). Y me desayuno con diez mandarinas.

Mi madre no sabe, tampoco mi amiga. Ninguna me encuentra: ¡Soy escurridiza!

Adentro de un globo imagina… Gina… ¿Qué puedes hacer estando aburrida? JUSTINA CABRAL

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AKIKO Akiko vive en Japón. Su nombre significa niña de otoño y hoy está muy feliz porque es su cumpleaños número cinco. Akiko recibió muchos regalos. Montones de paquetes, amarillos, verdes, con lunares y moños… pero uno, sólo uno, llamó su atención: Un ENORME paquete color rojo, lleno de cintas doradas. ¿Qué escondería el misterioso paquetote? ¿Un pony blanco? ¿dos payasos azules? ¿Tres bailarinas con kimono? Mmm…Akiko no aguantó la curiosidad y abrió el paquete. En el fondo, muuuy en el fondo, acurrucado en su maceta, dormía plácidamente un pequeño Bonsai de cerezo. ¡UN BONSAI! ¡UN BONSAI! Akiko saltaba de contenta. Pero… ¡momento! ¿Ustedes saben lo que es un Bonsai? Es una planta que se mantiene pequeña, chiquitita, diminuta, para siempre. Vive en una maceta y para que no crezca se le van recortando las hojas, el tronco y las raíces. En Japón es un honor poder cuidar de un arbolito Bonsai. Ahora sí, continuemos…decíamos que Akiko estaba feliz con su bonsái de cerezo. A la mañana siguiente, se despertó tempranito y fue derecho a saludar a la planta. Lo regó, le recortó algunas hojitas, removió la tierra y fue justo en ese momento cuando sin querer se le cayó algo de tierra sobre Momo, su gato.

Enseguida Momo se empezó a achicar. Se hizo pequeño, pequeñito, pequeñísimo, hasta que solo pudo verse del tamaño de un garbanzo que

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tenía ojos, patas y ronroneaba como un gato. Akiko se preocupó y lo puso en una caja de fósforos, para que no se perdiera, mientras ella buscaba una solución a este gran problema. Decidió llamar a su abuelo. Era el hombre más sabio que conocía y siempre tenía una respuesta para cada pregunta de Akiko. El abuelo llegó serio, con los bigotes fruncidos y cara de sueño. Primero miró el Bonsai de cerezo, después la miró a Akiko y por último y de reojo, miro la cajita de fósforos donde Momo ronroneaba muy campante. Con voz de trueno y ojos de luna llena dijo: DEBES MIRAR TU BONSAI CON OJOS DE GIGANTE. Y se fue apurado a dormir la siesta. Akiko no entendió lo que dijo su abuelo, pero se le ocurrió que quizás si miraba al arbolito con una lupa no se perdería de nada. ¿Y a que no saben que descubrió? Colgando de una de las ramitas encontró un papel diminuto escrito con letras de hormiga colorada que decía: “Ojito, ojazo, cuidado con la tierra del Bonsai” Y más abajo con letras minúsculas de ciempiés… la solución a tamaña calamidad: Atención: en caso de achique diminuto de persona, animal o cosa, prepare un tecito de caña de bambú (larga y finita) y rocíe con cuatro gotas. Así fue como Momo volvió a su tamaño original: grande, redondo y peludo y Akiko descubrió que un ENORME paquete rojo, lleno de cintas doradas puede guardar en su interior un pequeño Bonsai de cerezo y una gran aventura. LIZA BONDAR

lizbondar77@yahoo.com.ar

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Teatr o

ALEJANDRO GÓMEZ por Gustavo Olaiz

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ALEJANDRO GÓMEZ

ESCRITOR – DRAMATURGO – ACTOR Hablar con Alejandro Gómez es hablar con un personaje especial, juega con las palabras y los dobles sentidos, salta de su humilde niñez en barrio de “El Martillo” en donde nació, a comentar entre risas que su afinidad con el arte la logró cuando en el año 1965 le prestó su guitarra eléctrica a “Sandro y los de Fuego” cuando a éste se le había quemado el equipo en el club Talleres del puerto y terminaron siendo amigos a través de los años. Él en realidad incursionaba por la música folklórica entre noches y peñas y afirma entre risas que su parecido con Hernán Figueroa Reyes también lo acercó a la cultura, fue fundador junto a otros de la primera Feria Artesanal en el Torreón del Monje y Plaza Colón y mientras gravaba sus piezas en bronce conoció las primeras injusticias sociales que lo marcaron para siempre cuando las autoridades los expulsaban de sus lugares de trabajo mientras artesanos foráneos que “pagaban” su óbolo les quitaban su lugar de permanencia; Esto lo dice en serio, como cuando recuerda que a los once años vendía globos en Luro e Independencia en los famosos carnavales de esa época. Quizá toda esa experiencia de vida lo haya llevado a escribir en sus años jóvenes algunas canciones y poemas y ya adulto a tratar de mejorar su escritura a través de diferentes actividades literarias. En la actualidad es: Presidente de la Asociación de Amigos de la Biblioteca Osvaldo Soriano y Bibliotecas Barriales de la Ciudad de Mar del Plata. Secretario de producción en la revista literaria “La Avispa en su avispero” Sección Teatro de Mar del Plata. Colaborador desde el 2005 al 2007 del diario La Capital de Mar del Plata en la sección cultura con “Sobre las tablas marplatenses”. Ha cursado talleres literarios con Mirta Constancci, Daniel Boggio, Marcela Predieri y otros. Talleres de Dramaturgia: Con Marcelo Marán, Vicente Zito Lema, Patricia Suarez, Universidad de Tandil, Mauricio Kartum y Julio Lascano Integrante de MO.DRA.MA. (Movimiento Dramaturgos Marplatenses) desde 2001 Talleres de Teatro: Freddy Virgolini, Daniel Lambertini, Lucia Martín, Antonio Mónaco, Enrique Baigol y Mario Caniglia. Así en ese orden, me explica, porque una cosa lo fue llevando a la otra con la misma pasión que siempre lo acompaña; La escritura a la dramaturgia y ésta lo ubicó sobre un escenario. Como escritor: Años 2001/02/03 Coordinador de talleres de escritura creativa para niños y adultos en la biblioteca municipal “Leopoldo Lu-

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gones” y en la biblioteca municipal “Laguna de los Padres” de la ciudad de Mar del Plata. Fue coordinador junto a la escritora Marcela Predieri y la Subsecretaria de Cultura del programa literario “Mar del Plata Tiene Palabra” en donde se distribuyeron 120.000 separadores con poesías y relatos breves de autores de la ciudad y “El libro Viajero” que distribuyó aproximadamente 1000 libros en lugares públicos que han ido viajando de mano en mano de acuerdo al proyecto desde el año 2006 - Socio de S.A.D.E. desde el año 2002. Su producción literaria: libro de teatro breve “Escenas Mínimas”; “Cuentos de la Palabra”, “Puzzle” Novela experimental; “El Encanto de los Límites” –Relatos Eróticos–; “Metamorfosis Urbana”; “Sucedió en Mar del Plata”; “Contame otro verso Mar del Plata” y sus poemas bizarros “La trivilla del Jamón” Premiado en diversos certámenes municipales, provinciales y nacionales de cuento y narrativa, algunas de sus obras han sido publicadas en múltiples antologías, revistas literarias y periódicos de diversas ciudades. Como dramaturgo: Socio de Argentores desde el año 2001, LA GORDA BERTA (y el Héctor) - Obra Seleccionada en el Certamen Provincial de teatro breve 6x6x6 en la ciudad de Mar del Plata. UN RIO LLAMADO LOLA Monólogo, Concursó por Mar del Plata en el Certamen Provincial año 2002 dirigida por el Sr. Tripolio. SER O NO SER, ESA ES LA CUESTIÓN DE…: Año 2003 INDUSTRIA ARGENTINA intervino en la temporada 2003/04. LAS FANTASÍAS DE ONÁN Comedia erótica, Finalista y ganadora en el Primer Festival del Erotismo de las Artes Escénicas Organizada por ATTRA el 21-06-2003. EL REPORTAJE, años 2009/10. Como actor: En la actualidad participa con el personaje de Don Francisco en la obra teatral de Roberto Cossa “La Nona” con dirección de Jorge Paccini, y ha participado en “La Incertidumbre” con dirección de Julio Lascano - Obra ganadora premio Estrella de Mar Mejor Guión Nacional 2009 - “El Reportaje” Temporada 2009/10 Director: Luis Miguez. Con el Teatro de la Comedia participó: en “El Escándalo del Alma Desnuda” y “Los ojos llenos de amor” de Abel Santa Cruz ambas dirigidas por José. L. Baute y Adrián Fernández. Grupo “El Caldero:.“NAJOK hijo del oso” Director: Daniel Lambertini .Grupo de teatro Pandemónium: “Divino 666”, Director: Freddy Virgolini y otras. Tuvo participación en cine en la película BELLVILLE, largometraje de la Universidad de Cine de Buenos Aires. Protagonista en RANKANKAN CHAMPAGNE Y HABANOS de Pablo Matta, y en varios cortos donde se puede destacar RAUCH de Carlos Muller, entre otros. Como se puede vislumbrar es una persona plena de experiencias de

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vida que las ha volcado en la cultura y trabaja desde ella en pos de una justicia más igualitaria. Estas son sus respuestas: ¿Cómo llega usted al teatro? De curioso, se me ocurrió escribir un texto teatral que resultó finalista en un concurso Provincial organizado por el Teatro Auditórium de Mar del Plata año 1998 “6X6X6”. Su título “La Gorda Berta (Y el Héctor)” hablaba sobre la soledad y la marginalidad de la clase social con más pujanza y crecimiento en la Argentina; la de los sobrevivientes; ver mis textos actuados me partió la cabeza porque descubrí que aquello que uno escribe para teatro tiene tres visiones distintas, las del dramaturgo, la del director y la del actor y desde ese momento nunca pude volver a escribir un cuento sin pensarlo sobre un escenario y así he llegado a las siete obras puestas en escena y varias más que sueño con que un día algún elenco me las pida. Existe la comunión Teatro-Política ¿Piensa que al público le interesa esa propuesta? Pienso que todos los seres humanos somos políticos y no veo porqué el teatro no debe manifestar en sus textos una lectura subyacente que no sea política, Nos hallaríamos ante un teatro escrito por máquinas sin memoria, sentimiento ni ideales. Tampoco veo mal que haya un teatro pasatista, pero ponerse en esa vereda es a mi criterio también un tendencia política, porque por lo común desde la risa se pueden decir las cosas más serias. Cuénteme algo de su último trabajo: Como actor en este momento participo en “La Nona” bajo la dirección de Jorge Paccini. Esta obra es uno de los clásicos más representativos del neo grotesco de la escena nacional de Roberto Cossa y a pesar que los espectadores se divierten y ríen por momentos a carcajadas, existe por detrás una segunda lectura que el final de la obra los estremece ya que en verdad es una denuncia hacía la sociedad que a poco se come a sus propios hijos, que habla de la patria financiera, de la muerte y otras interpretaciones. ¿Cómo inserta en lo cotidiano su labor teatral? De a poco lo cotidiano se ha convertido en mi labor teatral ya que su importancia crece a cada momento desde el día que por primera vez me presenté ante Freddy Virgolini, maestro de actores, para saber que era interpretar un personaje y así completar mi pequeño vuelo de dramaturgo. El resultado fue que desde hace años hago talleres de actuación con distintos maestros que manejan diferentes estéticas y cada día me asombro

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de lo que una persona puede lograr si se propone “jugar” dejando de lado las limitaciones. ¿Qué tipo de teatro le provoca admiración? En mi caso todo el teatro me provoca admiración en la medida que pueda comprender el mensaje, existe un teatro experimental muy confuso desde su palabra que no ha ayudado mucho a que el público permaneciera en las salas, estoy de acuerdo que la obra la cierra el espectador, pero este debe saber de que se trata y en algunas obras a pesar del esfuerzo de los actores no alcanza para expresar la idea, porque transforman un texto en una fragmentación de frases en los cuales uno debe ser adivino para llegar a alguna conclusión y si no hay conclusión no hay final que cerrar y el espectador sale con cierta frustración. Cuénteme algo de su último trabajo como dramaturgo: “El Reportaje” es una obra para dos personajes que presenté en Teatro por la Identidad y luego durante la temporada 2009/10 en la sala de Centro Cultural “El Caldero” acompañado por Néstor González y dirigido por Luis Miguez. En realidad no me gusta actuar mis textos pero por la deserción de un actor tomé el personaje de un militar arrepentido de una manera muy singular ya que necesita actuar de la misma manera que en la época del proceso para tratar de justificar su violencia, fue una experiencia interesante y tuvimos muy buena acogida del público, ya que dentro de la obra se trata de explicar que la identidad, luego del genocidio no solo la perdieron los 30.000 desaparecidos, sino también la totalidad de la ciudadanía, ya que hizo daño a todo nivel y aun hoy inconscientemente seguimos pensando y temiendo ese pasado oscuro de nuestra historia. ¿Se siente acompañado o el medio teatral es solitario y competitivo? He logrado hacer amistades en los grupos en los que me tocó trabajar, creo ser una persona con muy buena “vibra” y eso también me ha ayudado a no parar de trabajar desde que comencé. Quizá tenga que ver que para mí el papel chico no existe, La famosa frase “la mesa está servida” actuada con displicencia puede arruinar una obra y hay que ser muy respetuoso de los protagonistas que confían en uno para que apoye sus parlamentos. Es importante la responsabilidad, puntualidad y respeto por el grupo del que somos parte ¿Cree usted que la labor de la mujer es sustancialmente diferente de la del hombre en esta profesión? La presencia de la mujer en la escena es fundamental, son las que ponen equilibrio y orden en la obra y por lo regular las que más ayudan desde el atrás colaborando con diferentes quehaceres. Además son bue-

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nas compañeras y tienen gran paciencia. No puedo olvidar que uno como hombre se completa con una mujer y así es en todas las circunstancias de la vida… el teatro para mí es parte de esa vida. ¿Tiene alguna visión del teatro en un mundo lejano? El teatro ha superado barreras que lo daban por muerto desde la creación de diversos inventos tecnológicos, sin embargo sigue tan vivo como siempre y nada cambiará esa empatía que existe entre público y actor porque es algo vivo e irrepetible por más que uno haga las misma escena mil veces y eso lo hace mágico ya que ante el público provoca una energía única. Como marplatense tengo la sensación que la ciudad no trata muy bien a sus representantes culturales ¿Qué opinión tiene al respecto? Creo que como existe una orquesta municipal y otros géneros culturales apoyados por el municipio, también debería existir un elenco estable municipal estable con renovación de sus integrantes al menos cada dos años y que cada elenco gane su puesto por concurso, no solo sería una fuente de trabajo, sino que también le daría a la ciudad un status más competitivo con todas las obras que nos visitan durante las temporadas, contando con el apoyo económico y promocional de la ciudad a la altura de las mismas. ¿Cuál podría ser el tema que en forma constante le ha preocupado y se manifiesta en su obra? Siempre ha sido la injusticia social a todos los niveles, pero sobre todo la desprotección que sufren aquellos que nada tienen, siempre el dinero que se gasta en los más humildes para la “sociedad” parece dinero tirado, sin tomar en cuenta que si no invertimos en los humildes nos vamos a quedar sin sociedad. Quedan muy pocos bastiones de resistencia ante la intolerancia de aquel que tiene la convicción que jamás podrá salir del pozo y uno de los bastiones más importantes es la cultura, pero como la cultura no vende, los políticos no invierten y así vamos en un círculo de nunca acabar. ¿Qué nos puede decir como reflexión final? La única reflexión que puedo dar es, que aquel que siente una inclinación por cualquier género del arte no pierda tiempo porque esta restando alegría a su vida. Estoy casi seguro que no va a ganar dinero pero su vida se convertirá en algo interesante y sus horas se llenaran con magia y proyectos que la creación instaura como un elemento natural a aquellos que se juegan por sus sueños. GUSTAVO OLAIZ

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Fot ografía

GUSTAVO CIANCIO

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VISIÓN Hace muchos años, yo me encontraba trabajando en un club de La Plata, y empezaba a hacer mis primeras fotos. En esos tiempos, entre otras cosas, registraba triatlones, y los atletas me solían comprar imágenes de la competencia. Recuerdo a uno de ellos especialmente, Pablo, un joven que había perdido la visión a causa de una retinitis pigmentaria. El solía encargarme fotografías en gran tamaño, y al entregárselas yo, inmediatamente le pedía a quienes estuviesen presentes que se las describieran, y siempre me impresionó su entusiasmo al recibir tal descripción, como si de algún modo las estuviese viendo mientras escuchaba. Hace unos días, luego de un contacto con Juan Alecsovich, fotógrafo y cineasta que lleva adelante un taller de fotografía para ciegos y disminuidos visuales en Bahía Blanca, leía una nota donde él relataba su propia experiencia:…” me encontré describiéndole fotos a un ciego. Sus preguntas eran cada vez más incisivas y se adentraban en detalles que no eran otra cosa que las pinceladas del paisaje que recreaba en su cabeza. Sentí que veía por él y que los dos veíamos un mismo paisaje al que arribábamos juntos.” (http://www.revistanueva.com.ar/numeros/00950/nota/2) Ambas historias tienen el componente común de lo descriptivo en el proceso de comprensión de una imagen. Al respecto, José Raúl Pérez Fernández, de la Universidad Politécnica de Valencia, nos dice que “En lo que se refiere a la fotografía, es frecuente que al enfrentar una imagen concreta nuestra manera de interpretarla sea oyendo mentalmente un discurso expresado en palabras. Así, nuestra valoración de una imagen particular estará en función de qué tanto ésta se ajusta o no a una determinada concepción de la fotografía previamente expresada de forma verbal y, por lo tanto, acústica.” (El índex en el arte sonoro y la fotografía, publicación de la Facultad de Bellas Artes) Hasta ahí, es bastante comprensible. La cosa se complica cuando empezamos a considerar las implicancias de la elaboración de imágenes fotográficas por parte de personas privadas de visión.

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Lo primero que surge, casi obviamente, es la pregunta sobre cómo hace un ciego para tomar fotografías. Ellos mismos lo responden: “Partiendo del hecho de que uno ve con la mente, y no con los ojos, se establece la idea de que creamos imágenes con todos nuestros sentidos. Cualquier ciego es capaz de tomar fotografías, utilizando sus sentidos como guía y una cámara fotográfica que tenga enfoque automático. A través de la voz, pueden identificar la distancia; la textura les permite reconocer diferentes materiales, y los olores y sabores también les sirven de apoyo”. http://www.revistanueva.com.ar/numeros/00950/nota/2) Adentrándonos un poco más en el asunto, aparecen cuestiones, para mí, mucho más complejas e interesantes que la mera metodología técnica para lograr la foto: Las razones por las cuales un ciego elige un medio de expresión aparentemente tan alejado de su propia capacidad, se presentan como un interrogante que, además de instalar una reflexión psicológica y, porqué no, filosófica, también nos pone frente a nuestros propios prejuicios. Evgen Bavcar, fotógrafo esloveno que perdiera un ojo a los 11 años en un accidente con una rama y su otro ojo meses después a causa de un detonador de una mina, tiene sus propias respuestas: “Regularmente, la pregunta acerca de cómo tomo mis fotografías se centra en el asunto del dominio técnico de realidades como la luz y las formas visuales que, por definición, deberían eludirme. Mi respuesta es que lo importante es la necesidad de las imágenes, no cómo son producidas. Esto significa sim-

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plemente que cuando imaginamos cosas, existimos: no puedo pertenecer a este mundo si no puedo decir que lo imagino a mi propia manera. La imagen no es necesariamente algo visual: cuando un ciego dice que imagina, significa con ello que él también tiene una representación interna de realidades externas, que su cuerpo también media entre él y el mundo”. (Revista Página 30, Buenos Aires, enero de 2000 )

Viendo las imágenes de Bavcar, se evidencia lo dicho: Una vez atravesado el quizá inevitable momento donde uno evalúa la dificultad para la realización de la toma (en una mezcla de deformación profesional y prejuicio del que hablaba antes) es factible la apreciación de la imagen en sí misma, sin que importe el modo en que se consiguió y la capacidad de visión o falta de ella del autor. Las imágenes son bellas, y ya. Las consideraciones que pueden hacerse sobre la poética que emanan, el paso del tiempo evidenciado en las estelas luminosas con las que suele rodear a sus objetos, la misma elección de los motivos, la superposición de imágenes con felices resultados, nos hacen pensar en algo más que un” fotógrafo ciego” (flaco favor le haríamos al reducirlo así a una especie de fenómeno digno de admiración no exenta de algo de lástima).Nos hacen pensar en un artista fotógrafo, en nada diferente a cualquier otro. Y ése, tal vez, sea el mejor modo de reconocer su trabajo. Todo esto, por supuesto, no va en desmedro del esfuerzo desplegado por personas como Bavcar para lograr expresar su interioridad a partir de

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la fotografía. Juan Alecsovich me contaba, por ejemplo, sobre sus propias dificultades para transmitir ciertos conceptos cruciales de la técnica fotográfica, tales como la profundidad de campo (y quienes estamos en este métier de la docencia sabemos lo difícil que resulta a veces hacer comprender este concepto), o incluso otros relacionados, en apariencia más sencillos, como foco y desenfoque ( Juan me contaba que les hizo palpar una botella y luego la cubrió con una tela suave y les hizo repetir la experiencia, para establecer una analogía ). Eso nos da una idea de la magnitud del desafío que enfrentan aquellos que, sin el “equipamiento” visual del que contamos nosotros, encaran la tarea de generar imágenes, y más aún con una intención expresiva. En su reportaje a Bavcar publicado en el diario Página/12, Facundo García dice:” En un presente que somete la imagen a las previsibilidades de la lógica mercantil, valorizar lo que produce un “no vidente” incomoda. Bavcar ha craneado su propia teoría para sumar al debate: “Hoy todos los espacios de la ciudad se han convertido en supermercados visuales, plagados de banalidad”, analiza. En ese entorno, encontrar las representaciones que se desean íntimamente es muy difícil. “Hay que ser capaces de pensar imágenes vírgenes, que tengan que ver con el deseo propio, individual e irremplazable. Eso, que es lo que yo llamo el tercer ojo, es lo que he intentado desplegar.” ( http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/2-10434-2008-06-23.html) Habría, entonces, que sondear en las reacciones de una sociedad ante la obra de estos artistas. De hecho, mientras escribo esto, un mail de Juan me recuerda que el miércoles 2 de Diciembre a las 21 hs. en el Teatro Municipal de Bahía Blanca se realiza la inauguración de la Exposición Fotográfica del Taller de Expresión Fotográfica para Ciegos y Disminuídos Visuales Creer para Ver (que así se llama el taller) y la posterior proyección del documental homónimo (cuyos avances pueden verse en http://www.youtube.com/watch?v=DMbFDPASaNQ) donde se cuenta la experiencia. Pero, antes de ponernos en sociólogos, tendríamos (me incluyo) que considerar qué nos pasa a cada uno de nosotros frente a esta aparente paradoja. Yo, por lo pronto, ante la belleza de las imágenes de Evgen Bavcar, dejé hace rato de preguntarme cómo lo lograba, y me dedico a disfrutarlas. Los invito a hacer lo mismo. (http://zonezero.com/EXPOSICIONES/fotografos/bavcar/indexsp.

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html) P.S: Como las casualidades no existen, entre sus influencias, Bavcar nombra nada menos que a Jorge Luis Borges. “Hace una semana fui a su tumba, en Ginebra. Me quedé un rato en silencio, respetando la memoria de uno de los hombres que me enseñó a abrir los ojos a través de la poesía”, declaró alguna vez.

GUSTAVO CIANCIO PUNTA ALTA. ARGENTINA (gustavociancio@hotmail.es) AVISPA 47

La Avispa agradece la colaboración de Daniel Battiston, Javiera Miraglia y Maximiliano Costa Martínez con sus fotos.

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Humor

GUSTAVO OLAIZ VÍCTOR MARCELO CLEMENTI

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PRÓLOGO BELICOSO (O BELIGERANTE) DEL PROFESOR ALDO ORSO AL LIBRO DE POEMAS “EL CANTO DE LA MUJEROSA” DE RENÉ VILLAR. Transcribiré aquí, a modo de advertencia a los incautos que han adquirido este libro, la conferencia que el profesor Aldo Orso dio en el centro cultural La Rada (Jujuy 1673 MDP) en Marzo del 2004. El profesor tituló la charla como crítica no autorizada sobre la voz poética de René Villar (o algo parecido). Y dijo lo siguiente: Se podría decir que es un poeta cuya voz alerta sobre lo cotidiano de la singularidad de la existencia humana pero sería estar inventando mucho. “Poeta Maldito” contemporáneo, aunque algunos dicen lo contrario, que es un “maldito poeta”. Es un poeta sub-realista. Desestructuralista. Desestabilizador. Descontracturante. Analgésico. Su poesía hiere, pero no afecta la capa de ozono. En otras épocas podría haber sido un chamán, un brujo o a lo sumo Sumo Sacerdote. El mexicano Héctor Hermosillo lo expresó muy bien en su libro”Diego Rivera y su Frida sufrida” Editorial Popocatépetl edición de bolsillo: el arte es 90% de traspiración y un 10% de elaborado plagio. René billar es un orfebre de la palabra hurtada, de la metáfora sustraída. Luego ante las risas del escaso público presente su disertación adquiere un tono didáctico: Veo que la pronunciación de las palabras nahuátl provoca risas. Pero esa hilaridad es hija de la ignorancia. El idioma nahuátl tiene esa terminación, ese sufijo “TL” presente en muchas palabras (sustantivos): la serpiente emplumada quetzalcoátl, el pájaro quetzal y coátl la serpiente. Popoca: humo y Tepetln: cerro, o sea es un volcán. O aquella recordad salamandra del cuento de Cortazar el axolotl, otros términos como el chocolatl, el tomatl, el coyotl, el merthiolatl, etc. Hay otras palabras también difíciles como el dios Huitzilopóchtl (significa Colibrí azul a la izquierda), el dios de la lluvia Tláloc (significa caballeros al fondo a la derecha), Tlaxcála (lugar de pan de maíz), Teno-

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chtítlán (significa El Tunal divino donde está Mexítli, y a su vez Mexítli significa El ombligo de la luna). Algunos estudiosos suponen que el motivo de las crueles y sanguinarias costumbres aztecas se debían a resentimientos, broncas y odios causados por el aprendizaje de tan complicado idioma en la niñez. Los aborígenes cortaban el interior de los cactus y usaban esa sustancia húmeda para impregnar su lengua que sufría terribles calambres al pronunciar estas palabrejas. Sigue Aldo Orso: En cuanto a la acusación de plagio sobre René Villar aquí tenemos un poema de ejemplo; el poema que leeremos a continuación René Villar lo incluiría en un volumen dedicado a aquel monje hereje, quemado en la hoguera que proclamaba la pluralidad de los mundos. De publicarse el libro su título tentativo sería “No me peguen, soy Giordano Bruno”. Leo el poema: Dichoso el árbol que es apenas sensitivo de angelicales ceras y labores no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo como los enamorados labradores A las cinco de la tarde A las cinco en punto de la tarde en un vaso olvidado se desmaya una flor Dice el pensador y filósofo Vicente Ciano “Lo breve si vueno da vronca”. El ejemplo es demostrativo. Entonces aquí el profesor se vuelve confidente: “Cierta vez estando en la Biblioteca Juventud Moderna escuché a René Villar leer un poema muy hermoso. Cuando terminó le pregunté si era suyo. Quedó pensativo un momento y luego respondió: -Mmm. Todavía no.” Sigue Aldo Orso: Como diría Samuel Johnson (de Johnson & Johnson) la poesía de René Villar es buena y es original. Lamentablemente las partes buenas no son originales y las partes originales no son buenas. La profesora Tamara Amador de Amoroso (Tamara o Tamase) en su libro “¿Qué es la poesía?La poesía sos vos chabón” Editorial Alfaalfa Tapas rústicas…y feas, dice que todos llevamos la poesía adentro. Así mi visión es que René Villar exuda poesía, suda poesía. ¡¡Vomita poesía!!. Su poesía no discrimina: se encuentra igual en los cenáculos más

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prestigiosos o entre los toscos albañiles o los paseadores de perros, en ambos ámbitos es desubicada. Su voz descubre lo intransferible, su obra roza lo inasible ( por eso sólo lo roza), se sumerge en las vastedades del inconsciente, de lo lúdico, de lo lúcido y de lo lucido. Se internó en la poesía concreta. Creó un recordado poema que intenta desprenderse del tiempo y del espacio. Mejor dicho lo recordado es sólo el título del poema; “El agujero negro”. René en su máquina de escribir tecleó la 1° letra de su poema luego retrocedió al mismo lugar y tecleó la 2° letra de la 1° palabra del 1° verso de su poema en el mismo lugar de la anterior. Otra vez retroceso y la 3° letra de la 1° palabra del 1° verso del poema. Así, cada letra de cada palabra de cada verso del poema. El resultado, el poema ocupando el mismo punto del espacio. Era un borrón negro en el centro de la hoja en el mejor de los casos, en otros un agujero. Pero esto no era todo, hete aquí que René pretendía que debía ser leído en simultáneo, cada palabra, cada sílaba debían ser pronunciadas en el mismo instante, y el poema no transcurriría en el tiempo. Se necesitaría un coro para que cada boca pronunciara una sílaba. Por eso lo único recordado es el título del poema. René es retórica del absurdo, expresión subjetiva de lo innombrable, lo sentido y lo sinsentido, teología demencial de la escarcha. Sören Kierkegaard decía que la originalidad nace de la angustia. Podemos afirmar que René es un ser muy tranquilo. Contemporáneo del celular, de la globalización, de los fundamentalistas, de los trapitos, de los “todo x dos pesos “. Voz poética urticante como la sal que cae sobre la inmaculada babosa, punzante como chinche olvidada camino al retrete. En un futuro todos los poetas argentinos serán como René ( así flacos muertos de hambre), pero no estaremos allí para comprobarlo… GUSTAVO OLAÍZ AVISPA N° 28 SEPTIEMBRE DEL 2005

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NO CHANGO NO CRY... Deambulaba por el Logos Intermitente, cuando el crujir de un cartel apenas legible, sucedió mi atención. Aquel cartel desdibujaba un Resto Bar (confieso que siempre fueron restos de un bar, jamás entero; aunque también me declaro adicto a esas noches). Ahora, al menos, merece la ocasión y el misterio deducir escombro. Quién podría confirmar sino el recuerdo. Y me quedé recuerdo... A nadie puedo premiar con mi desilusión, pero aquí y ahora, repasar esas noches es casi una obviedad, en todo caso una deuda. Quedé varado en el instante. Acuerdo esas tonadas chorrear juguito de empanada, a mí, que tengo menos chacarera que Frank Zappa... Nunca digerí bien al folclore, admito que tal vez lo deba a mi incapacidad de apreciar distintas texturas. Asumo mi aspereza. Entonces sufrí hasta la hepatitis Z. Me sentía Robinson Crusoe acorralado en una danza optimista, con ganas de inmolarme a lo Al Qaeda... Pero no, advertí la intolerancia y el delirio abdicó. Al fin logré la Conciencia Búdica, desarrollé al taco la paciencia, la inmutabilidad. Y acabé íntegro. No obstante, aún aturdo al sentirme masa, cosa ingrávida al que digitan consignas ociosas, y no decide de por sí el azúcar que inunda el pensamiento y lo inmuniza. La libertad conlleva antipatía. Siempre. Y me quedé recuerdo. Cada vez detrás...Todo envejecía, como en UBIK, y detuve en los 70. La magia del ácido y el rock, aunque también lo que fuera el comienzo del travestismo musical. Allí nacieron Los Clásicos del Ritmo, verdaderos bastardos. No conforme Waldo de los Ríos, acusado de pachanguear la quinta de Beethoven y alguna reliquia de Mozart, pareciera rebrotar –esta vez autóctona– la tendencia mamarracho: tangos cumbeados, boleros hip hop y esos desalentadores coros gregorianos que se entrometen hasta en la cerveza. Pareciera que tanta receta transgénica mutó en menjunje, hijos bobos de una mística chapucera que llenó la licuadora con sustancias incompatibles. El mercado ofrece extravagancias, vacilaciones en el buen gusto. Ya no quedan melodías exactas y meticulosas donde arrojarse. Bajo el puente sólo escombros. Y me quedé recuerdo... Otra vez en el Bar, ahora

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nostalgia. De pronto una chacarera reagge, apoteosis del ridículo... No me cierran los números, algo impide mixturar a Bob Marley con el Chango Nieto. ¿El Chango Marley...? Curiosidad antropológica: el porro envainao, las espuelas verdes-rojas-amarillas, el caballo con las crenchas rasta... Al fin y al cabo los gauchos fumaban chala. Otra analogía perversa. Quiero desordenar esta mueca del absurdo, romperla... Mejor me voy a otra esquina del mundo, a chamuyar con fantasmas despiertos. VICTOR MARCELO CLEMENTI MAR DEL PLATA www.lacocuzza.blogspot.com Avispa 38 julio 2007

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Rese単as

ROBERTO ROMEO DI VITA

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“INCINERACIÓN INTERIOR” “Incineración Artificial”, es una novela de ciencia-ficción –policial, con víctimas-¿Victimarios? Científicos y muchos protagonistas laterales, que nos ofrece el escritor Mauricio Moday. Este escritor es médico, pero en los últimos tiempos pone toda su experiencia y estudios de esta noble profesión a la escritura y por mi entender con buenos resultados. “Inteligencia artificial”, creo que es ley motiv de esta novela y la tesis del Congreso Internacional sobre el mismo tema, pero en el año 2045 y se expresa que la “revolución” sería para toda la humanidad… “Al poder cargar información cerebral directa a través del sistema neuronal, ahorraríamos todo el tiempo que le costó a los homínidos su propio desarrollo intelectual”. Pero… aquí comienzan los problemas, las muertes, los incineramientos, los prejuicios, los planteos éticos científicos, las persecuciones y el famoso dilema de Hamlet, en el ser o no ser de la vida. Dicen unos científicos –“dejar que los experimentos a través del desarrollo similar a la “Luciferina”, avancen o se detengan”, “Cincuenta y cinco mártires; en los campos del Palmar, Entre Ríos, donde funciona la colonia o laboratorio experimental”. Estas muertes de jóvenes voluntarios parece ser, que desvela el sueño de estos hombres de ciencia. ¿Se estarán creando nuevos Frankestein o Goleen? El desarrollo de la novela nos lleva a preguntarnos. ¿El conocimiento científico, puede ir más allá de la ética? En el desarrollo de esta obra, las victimas inmoladas son jóvenes, que se consumen a sí mismos, en el horror y la muerte. Pero estas víctimas no atacan, desaparecen carbonizadas, se esfuman, son los nuevos N.N.; los desaparecidos de todos los tiempos. ¿Hay alguna similitud con otros hechos? Todo puede ser. “En el transcurso de esta novela nos dirá el autor…”Todos los adelantos no son aislados en general, se concatenan de manera que los últimos reemplazan o mejoran a los anteriores” y se afirma…”Dejemos que los avances, nos avancen…, así avanza la raza humana”. Que avance la lectura de Incineración Artificial y el lector saque su propia conclusión; lo recomiendo. ROBERTO ROMEO DI VITA

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EL CHE PARA JÓVENES Este último libro o ensayo de nuestro amigo Ricardo Horvath, es un feliz intento de hacer conocer a jóvenes y no tan jóvenes a la heroica figura del Comandante de la revolución socialista cubana, Ernesto Guevara de la Serna, mundialmente conocido como el “Che” Guevara. Libro dedicado a Alegría Romero Hovath, bis nieta de Ricardo, “que nació guevarista” y contiene una amena prosa encendida, minuciosa y clara, detallando todos los pasos emprendidos por nuestro legendario guerrillero argentino cubano, impulsor de justicia y dignidad, para todos los oprimidos de la tierra. La primera parte de este recomendado libro, nos dice en “La acción y el pensamiento humanista del Che”. “Que el Che no ha muerto. El Che, ha vuelto con Chávez, Correa, Evo Morales, Daniel Ortega, Lula”. Y todos los revolucionarios que vendrán…”Cuba no está sola”. “su figura y memoria está siendo recuperada como símbolo, como modelo humano”, sostiene Ricardo Horvath. La visión de Fidel, relata Ricardo Horvath, que fue esto apenas lo vio…..”Lo recuerdo vestido muy humildemente. Padecía de asma y era, en realidad muy pobre. Para entonces sentía una gran indignación por la invasión de los yanquis a Guatemala, y además de eso, todos los domingos se iba para el volcán Popocatépetl a tratar de subirlo. Tenía un carácter afable y era muy progresista, realmente marxista, aunque no se encontraba afiliado a ningún partido. Desde que escuché hablar del Che me percaté de la simpatía que despertaba en la gente. Con estos antecedentes lo conocí y lo conquisté para que se uniera a la expedición del Granma, a nuestro grupo revolucionario (…) Nadie sabía entonces que iba a hacer después todo lo que hizo y convertirse en lo que es hoy; un símbolo universal”, ( escrito en Fidel Castro Ruz guerrillero del tiempo).” Las facetas de este libro, Che para jóvenes; abarca además los siguientes temas “II El periodismo en Ernesto “Che” Guevara, con un epígrafe de Wilhelm Reich que dice “Los castrados no se baten por la libertad” y nos hace recordar versos de Julio Huasi que dicen,… “Ningún cordero se salvó balando”... Luego nos grafica Ricardo, que el Che, en su corta pero prolífica vida;( 1928/1967), fue médico, guerrillero, economista, dirigente revolucionario, pedagogo, constructor del socialismo y del hombre nuevo, poeta, escritor y periodista” Y señala este libro “Guevara

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hizo un periodismo revolucionario heredero directo del periodismo de Mayo de 1810” …”entre otros interesantes temas de este ameno libro de don Ricardo Horvath, sobre el mito, el hombre, podemos encontrar en el cuarto capítulo, “ El Comic, es algo serio”, para llegar una tira ilustrada, con un excelente cuento de Jack London, con el Che, como protagonista principal, donde el sueño y la realidad se entrelazan, a través del recuerdo cuando el Che fue herido en batalla… Queda mucho por supuesto del libro de Ricardo Horvath, que el lector irá descubriendo en forma pausada y amena. De nuestro amigo, autor Ricardo, diremos que nació en 1936, tiene publicados numerosos libros y podemos estar con él, todos los sábados en la audición “Café Bar Billares, en la 530, AM, de la radio de las madres, de 9 a 13 horas.

ROBERTO ROMEO DI VITA

PÁJARO ES MI SOMBRA de Susana Trajtemberg

. En “Pájaro es mi Sombra” hay una forma reconocible: el cuerpo de la autora que no es sólo quien escribe o actúa como referente intertextual sino también sobre quien escribe. Hablo de escribir sobre el cuerpo, de tatuaje, de piel que se desnuda, de hundir agujas hasta que lo que sangre sea la palabra. Susana Trajtemberg acude a su propia voz la que la llama a descubrirse Eva, mujer que se asoma a la poesía. Ya no quedan rostros para vestir de otra −escribe− es día de salir con el propio; por eso libera a su sombra, esa mala copia que puede estirarse, adelgazarse o acortarse hasta desaparecer, que como una yegua en celo nunca correrá a la par, y la transforma en pájaro. Dice que estas páginas no la escriben, no la traducen… pero nada menos cierto. Como las ropas tendidas al sol que mantienen las formas de sus dueños, los poemas de Susana Trajtemberg dibujan las líneas de su rostro; su mano ha dejado de titubear, saca su sombra de la cartera y la comparte. ¿Se puede compartir una sombra? ¿Se puede compartir un poema? “Escribir poesía es como hacer el amor −decía Pavese−: nunca se sabrá si la propia alegría es compartida”; aún así Susana se atreve a mirarse en ese espejo que le saca el sombrero de parecer casta para ser hembra con pechos llenos de perdones. Poesía imagen, poesía música, poesía descaro, poesía cuchillo, y también poesía caricia, poesía escueta que florece entre las grietas de un mundo saturado de palabras

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El

report aje po茅t icamente ap贸crifo

GUSTAVO ARAUJO

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Dicky Martín Editor, músico, escritor, árbitro de rugby, amigo de la casa Estimados lectores de nuestro magullado pasquín literario: siguiendo la sinuosa rectitud que siempre ha guiado los caminos editoriales de la querida Avispa, la cúpula dirigencial, luego de esforzarse sin pausa para ponerse de acuerdo, consiguió el consenso unánime como para contactarme por una última e iluminada versión de mis recordados artículos que aún hoy, luego de tantas vicisitudes sufridas, siguen abriendo las mentes de quienes consideran que la Mar del Plata literaria es una fantástica fuente de sorpresas. Debo aclarar que luego de mucho considerarlo, decidí aceptar la propuesta, no sin antes rechazar de plano el pago que en especias me ofrecieran, en obvia referencia a la absoluta carencia de metálico que siempre ha caracterizado a este denostado pasquín. Entre las ideas que me fueron acercadas estaba la de entrevistar a algún referente de nuestra actividad que hubiera pasado por estas incendiarias páginas. Así es que me dediqué a investigar, desde los albores de los primeros y casi inhallables números de La Avispa, a quienes siendo ilustres desconocidos hubiesen aportado sus textos inéditos y que hoy, en el cénit de su apogeo literario quisieran obsequiarnos sus palabras a aquellos que sin ningún reparo leíamos aquellos primeros esbozos de su hoy brillante presente. Así es que luego de mucho sopesar, de mucho leer, de horas de investigación, después de quemarme los ojos, de operarme la sensibilidad a fuerza de poesía, de reventarme la curiosidad de nuevos autores, debo decirles la verdad: no encontré a ninguno, ni un solo nombre, ninguna celebridad literaria, nadie. NADIE. Decidí jugarme todas las fichas a la certeza de que, o soy un necio de película o no encontré nadie con esas características. Tenemos que rendirnos antes la verdad: La Avispa marplatense fue y seguirá siendo el lugar de encuentro de los nadies, donde esté aquello que no se publica, donde aparezca la belleza extraña, el nombre desconocido, la audacia impune. Es por eso que a fuerza de no tener quien, como consecuencia de mi inveterada carencia de ideas, luego de estar a punto de no hacer el reportaje, nos decidimos por un personaje que llena todos los casilleros necesarios para engalanar este último episodio. Creo que ninguno de nosotros va a estar en desacuerdo con nuestra elección. Con ustedes el invitado sorpresa, el autor de la locura más increíble, el tipo de la sonrisa franca

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y la barba rojiza. Para todos ustedes está con nosotros, el querido Ricardo Martín, editor irresponsable de La Avispa. Mientras nos tomamos unos cafés, con edulcorante para mi invitado, y charlamos de rugby, su otra pasión inútil, lo observo sonreír. Ricardo es uno de esos tipos que sonríe con toda la cara, que cuando mira a los ojos genera confianza. Da gusto encontrarse con gente así. Querido Ricky, a pesar de tu laburo de años con la revista, no sos la parte más conocida del asunto. Así es que como te decía cuando hablamos ayer, a Marcela y al peladito Gómez se les ocurrió que era muy buena idea presentarte. Así es que vamos con las preguntas. Para vos, ¿qué es la poesía? Linda changa me tiraste. Tengo que definir algo que nadie define, o que tiene mil definiciones. Mirá, por el lado creativo, la poesía es una forma de belleza, la belleza del alma expresada en palabras. Aunque no todo sea bello, hay tanto para ver en ese sentido que nadie tiene la última palabra. ¿Tiene utilidad la poesía? ¿Sirve para algo? Mirá, algún mal pensado te va a decir que sí, que me ha pagado varias cuentas. Obvio que no hablo de mi poesía, sino de las de quienes publico. Y eso es cierto. Alguien tiene que dar ese servicio, estar ahí, ejercer el oficio. Pero hablando en serio, te digo que la poesía tiene la perfecta utilidad de servir para nada útil. Entendiendo utilidad como lo prosaico, como aquello material que nos provee servicio, o ganancias, o comodidades. En todo caso nos hace más cómoda la existencia a los que no nos conformamos con el lado A de las cosas. Veo que sos lector de poesía ¿lo hacés a menudo? No tanto como debiera, he publicado cada bodrio…pero te confío que leo poesía en uno de mis momentos más íntimos del día. Todas las mañanas, tempranito, tranquilo y sin apuro, me siento en el inodoro con un buen libro de poesía. Me he acompañado con Rimbaud, con Vallejos, con Predieri, con Picardo. También Borges ha estado con mis sudores matinales. Como verás soy más bien ecléctico. Mi invitado comienza a mostrar su mundo interior, eso me da valor para la siguiente pregunta. Decime, en tu laburo de editor, ¿rechazaste trabajos de poesía? Sos mala gente Araujo, me vas a hacer quedar mal… Es solo una pregunta sin mala leche, señor editor responsable…

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A ver, dijo Stevie Wonder, alguna vez rechacé algo por muy malo, no pidas nombres, alguna vez rechacé algo por muy pedorro, y para qué negarlo, más de una vez me arrepentí de no haber rechazado trabajos. Pero hay que pagar las cuentas. No soy un fenicio insaciable, pero tengo gente a cargo a la que debo pagarles el sueldo, y hay años que vienen horribles, y hay gente ilusionada, y como soy buen tipo, les publico. No soy un vendedor de ilusiones, pero tengo mi corazoncito y he publicado cosas en las que creo, por las que no he cobrado, o gente a la que ayudo porque los sé valiosos. Y pienso seguir haciéndolo. Lo sabemos, tengo información de eso. Te hago una pregunta extraña. ¿Sabés algo acerca de esa logia que ha jurado no parar hasta que te cierren la imprenta? Jajaja!!! Son rumores que se corren. Dicen que hay un grupete de señoronas que me quieren ver manejando un taxi. Aunque van a tener que esforzarse un poco más, te aseguro. Creo que es algo parecido a lo que le ocurrió al eminente crítico literario Pánfilo Pérez Paunero, ¿te acordás? ¿El de las críticas en el rubro 59 del DETODO? Sí, pobre muchacho, luego del trabajo que hizo en la presentación del libro de la Predieri, Ébano, no se volvió a saber de él. Parece que también se la tenían jurada. Viste cómo son las cosas, no hay que hacerse enemigos por gusto. No lo sé, pero para mí eso es mitología literaria. Más allá de alguna errata que me he comido, un par de páginas cambiadas en el poemario de la secretaria o haberle entregado los libros cinco minutos antes de la presentación, no he hecho nada tan malo como merecer tanta saña. Pero me dijeron que te pintaron con aerosol el frente de la editorial. Si, una tontera, pusieron algo como que soy un mercader literario. Tonteras. Esa gente no sabe que yo editaba La Pecera, la mejor revista literaria de la Argentina de los últimos años, o que hemos editado a nuestro costo los últimos 14 números de La Avispa. ¿Y la bomba incendiaria que te tiraron en el querido Taunus? Pavadas, eso fue un poeta de Saladillo que no cumplió con un pago y le ejecuté el pagaré. Resulta que quedó en la calle y se me había aquerenciado en el asiento trasero del auto. Como le exigí que no me arrugara los originales de la nueva novela de Gómez y que al menos se lavara el culo una vez por semana, se enojó y me quiso incendiar el móvil. Una tontera, ya está olvidado. Al menos para mí. ¿Escribís? ¿Te animás al teclado?

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Mirá Araujo, sería un grandísimo mentiroso si te dijera que no tengo mis inquietudes, mis pequeñas miserias literarias. Con tantos años de trajinar tintas y papeles es normal que uno crea que puede atreverse a escribir como cualquier mortal, más aún si se convive con muchos de ellos todos los días. Pero la verdad es que son pequeñeces, son cosas mías y no las pienso mostrar a nadie, y mucho menos editarlas. Me moriría de vergüenza, sería una atrocidad atreverme a ponerle mi firma a algo que yo mismo edite. Por la calidad y porque no. Punto. Quienes te conocemos sabemos que tenés varias facetas. Contanos sobre Ruta 66. Bien, eso me gusta. Gracias!! Ruta 66 es una banda de rock y blues que tenemos desde hace años con amigos, la mayoría con poco pelo y que usamos anteojos para poder leer música. Vendríamos a ser un grupo de abuelos con inquietudes adolescentes que perduran hasta la fecha. Nos gusta, lo hacemos bastante bien, nos divertimos mucho. Somos Cristian Oliva, Ricardo García, Sergio Allende, Luciano Longobardi, Luis Longobardi y un servidor. Tenemos nuestras fans que vienen con sus nietos… Para muchos que no saben, viviste años en San Juan Si, es cierto. Tuve el placer de vivir varios años en San Juan. Me fui a estudiar y me quedé un tiempo largo. Y no terminé la carrera. Pero fue una experiencia hermosa. Hice amigos, trabajé, me relacioné con gente de la música. Lo pasé muy bien. Fuiste funcionario público también Si, esa fue una etapa hermosa. Casi por casualidad y sin querer llegué a estar a cargo del área de cultura del gobierno de San Juan, con gente totalmente fuera de mi radio político. Hice cosas lindas, me di varios gustos. Contanos algo, para los amigos. Bueno, algo pequeño. Creo que una de las cosas que recuerdo con más cariño fue poner un altavoz en el techo de mi camioneta y salir por los barrios a fomentar los conciertos que se organizaban en el Auditorium. De eso me acuerdo con mucho orgullo. Tengo gente conocida por ambos que te recuerda con mucho cariño. Chichón Hernández, cada vez que me ve me da saludos para “el Dicky Martín” ¡Luis Hernández!, buena gente, y buen cantante. Y buen mentiroso, le presté una Avalon, y nunca me la devolvió. Espero que la haya cuidado al

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menos. Era una viola muy querida por mí. Cambiemos de tema, volvamos a lo literario. ¿qué pensás del ambiente literario de la ciudad? Luego de tantos avatares que he vivido puedo tener una opinión. Creo que Mar del Plata tiene una efervescencia increíble en materia literaria. Hay varios grupos de trabajo, con gente muy seria. Y además hay gente muy talentosa que trabaja bien, con seriedad y compromiso. El nivel es muy bueno, tanto en narrativa, como en poesía y ni hablar en lo que se publica a nivel académico. Hay muy buenos trabajos de la gente de la Universidad. Realmente tenemos que sentirnos orgullosos de lo que se mueve aquí. El trabajo de años de la Fundación de Poetas es reconocido en todo el país, y afuera también. La revista de ustedes es un hecho extraordinario de continuidad en un ramo donde la mayoría aparece con mucho ímpetu y dura muy poco. Alguna vez les dije que era fantástico el grupo de gente que tenían en el staff. Lástima que se termine, ¿no? Seguro, duele. Pero bueno, sigo pensando igual ahora que están por irse. Buena gente y muy talentosa. Es una lástima. Pero en estos días complicados, los números mandan, y si no es medianamente rentable, se hace complicado seguir. Ricardo, aunque tu modestia te haga poner colorado, quiero aprovechar este espacio para darte las gracias. Gracias por ser buena gente, por tu amistad, por tu buena onda y por haber creído en esto que hacemos con tantas ganas. Sin vos La Avispa habría dejado de picar hace años. En nombre de tanta gente que ha participado en sus páginas, muchas gracias de nuevo. De nada Araujo, fue y es un placer. Nos vamos a seguir viendo, ¿no? Por supuesto. Dame un abrazo. Ricardo Martín, editor, músico, escritor, árbitro de rugby, amigo de la casa. Pero por sobre todas las cosas, un buen tipo que hace de los demás mejores personas. Hasta siempre querido editor irresponsable de muestra querida Avispa. GUSTAVO ARAUJO

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Música

MARCOS RODRIGO RAMOS

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HUELLAS DE LA LENGUA QUECHUA EN LA OBRA DE ATAHUALPA YUPANQUI

Introducción Atahualpa Yupanqui nació en Campo de la Cruz, al norte de la provincia de Buenos Aires, en 1908. Su verdadero nombre era Héctor Roberto Chavero. Atahualpa (significa en quechua: “viene de lejanas tierras”) y Yupanqui (“para decir cosas”). Hemos incluido aquí el análisis detenido de varias letras de canciones suyas, poemas pensados para ser cantados y acompañados con la guitarra. A través de los relatos de sus canciones sabemos de su largo aprendizaje entre campesinos de diversas latitudes del territorio, principalmente en la Pampa y el Noroeste argentino. Tenía lealtad a un modo de ejecución y composición, así como a un estilo poético que él consideraba reproducción de los modos que había aprendido en las prácticas rurales. Puso su empeño, en otras palabras, en el cultivo de la representación auténtica del universo campesino que aspiraba a encarnar. Chavero eligió, para comenzar a pelear su lugar en el folklore argentino, la identidad india. Su elección supone una toma de posición que pone de relieve aquellos rasgos que lo vinculan con las culturas originarias andinas. Trazará retratos de personas y costumbres, subrayando los rasgos indígenas de los habitantes del Noroeste argentino, no sólo de la Quebrada y Puna Jujeña, habitada por los collas, sino también de varias regiones rurales de la provincia de Tucumán. Su experiencia personal entre los habitantes rurales del Noroeste argentino le había enseñado no sólo que muchos rasgos de las culturas originarias pervivían entre los habitantes de la zona, sino que además esos rasgos revelaban sensibilidad y vivencia profunda de la naturaleza y del mundo. El quechua El verdadero nombre de esta lengua es runasimi, que significa propiamente la “lengua de la gente” (quechua es una deformación castellana). Después de la conquista española, el uso del quechua como “lengua general” y de prestigio entre indígenas ocasionó que por la colonización y por obras de los misioneros llegara a regiones donde parece que no llegó la colonización incaica, como la provincia de Santiago del Estero. Así mismo, durante la colonización hispánica se extinguieron en beneficio del quechua muchas lenguas de pueblos sometidos por los incas, pero que habían conservado su personalidad, y así se hizo más compacta la zona de la lengua quechua.

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Algunas características de la lengua quechua La declinación plural se hace interponiendo la partícula “cuna”Se usa la duplicación del nombre para formar colectivos: runa es gente, runa-runa es gentío; sacha es árbol, sachasacha es arboleda. El artículo falta por completo. Todos los nombres y adjetivos que terminan en i, u, o y en consonante son masculinos, los que terminan en a y e son femeninos (en líneas generales). Las palabras huarmi, orco y china se usan para llevar al otro género la palabra de que se trate. El sufijo marca el infinitivo de los verbos, pero también indica el posesivo de primera persona añadido al sustantivo. Por ejemplo: Sawnay mi almohada Tiyanay mi asiento Llaqollay mi capa En cuanto a la construcción de las frases, el quichua es una len- gua completamente objetiva, no subjetiva como el castellano; esto quiere decir que la construcción de la oración, se hace describiendo primero las personas, luego las cosas y lugar donde se realiza la ac- ción y al final el verbo. Así podemos decir, en cuanto a la sintaxis, que el adjetivo se ubica antes del sustantivo, luego los complemen- tos y finalmente el verbo. Por ejemplo: Atawchi janpikamayoi punksiqa makita janpin ADJETIVO SUJETO COMPLEMENTO VERBO Ilustre médico hinchada la mano a cura Vocablos de origen quechua que se emplean en el habla cotidiana Ñawpa: de antes. Antiguo. Ñaupac es primero, entendido como el que primero pasó, el que está más atrás en el tiempo, de allí viene nuestra frase “en tiempos de ñaupa”, que son los más lejanos en el tiempo. China: hembra Papa: tubérculo Yuyo: hierba medicinal Pampa: llanura, planicie Koka: planta cuyas hojas tienen virtudes medicinales Yapa: agregado Qena: quena, instrumento musical de viento

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Puna: zona del altiplano Wano: fertilizante Choqllo: choclo Mate: infusión de yerba. Tata: padre Opa: idiota, tonta Michi: gato Kancha: amplio espacio cerrado Vicuña: vicuña Llama: llama, anquénido andino Karpa: carpa Wawa: bebe Wacho: abandonado, huérfano Wasu: vulgar, grosero Chúkaro: arisco Poncho: poncho Morocho: color oscuro, moreno Ojota: calzado liviano, hecho de cuero. Historia del quechua en América latina y la Argentina Según diversas estimaciones, el quechua posee alrededor de 12.500.000 hablantes de América del Sur. La mayor cantidad se encuentra en Perú (24% de la población), en porcentajes menores en Ecuador y Bolivia. También es hablada en Colombia, Chile y Argentina. La lengua quechua ingreso al Noroeste argentino en dos momentos: 1) Hace más de mil años, con la expansión del imperio inca. La lengua quechua era trasmitida por lo mitimaes. Se trataba de colonos—de origen cuzqueño o bien descendientes de pueblos previamente conquistados— enviados por los señores de Cuzco a imponer sus condiciones. Estos “agentes del estado” controlaban las poblaciones originarias. Después de la dominación militar, tejían una nueva red de alianzas, desestructurando los sistemas de liderazgo de cada grupo autóctono y sustituyendo a sus jefes por mitimaes. Mezclaban los grupos étnicos portadores de culturas y lenguas distintas por razones estratégicas y en estos reagrupamientos circulaba el quechua como lengua vehicular o de intercomunicación. 2) Durante los primeros años de la conquista, los españoles aprovecharon dos recursos utilizados por los incas para la dominación de los territorios vecinos. Bajando desde el Perú por “El camino del inca” (para facilitar el intercambio de mercaderías, los in- cas hicieron construir, en menos de un siglo,40.000 kilómetros de rutas), los españoles viajaban acompañados por yanaconas, que eran indígenas ladinos (que sabían

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hablar el español) o mestizos hablantes del quechua. Por la escasez de misioneros, los yanaconas o yanas se ocupaban de la catequización de los nuevos pueblos conquistados. Aparece así el quechua, llamado también la lengua general, que era comprendida por esos pueblos conquistados. A fines del siglo XVI, surge en el Noroeste argentino una situación especial producto del mestizaje entre yanaconas, indígenas autóctonos, españoles y criollos. En un primer momento sólo el quechua pudo ser un instrumento de comunicación eficaz para todos ellos. La inmensa extensión geográfica en la que se habló esta lengua y su coexistencia con las lenguas autóctonas en los territorios con- quistados provocaron un alto grado de variación o diferenciación dialectal. Muchos distinguen dentro de la familia del quechua, siete lenguas o supralectos. Una de ellas sería la variante argentina, hablada en Santiago del Estero (quichua santiagueño). Cada variedad regional quechua refleja una situación de contacto particular. El quechua se imponía a los pueblos conquistados y coexistía con las lenguas autóctonas de cada región. Una vez sojuzgado el imperio inca, los españoles, conscientes de la utilidad del quechua para evangelizar estudiaron la lengua, la adaptaron a sus fines, creando neologismos (nuevas palabras) para traducir conceptos religiosos cristianos, y la llamaron “lengua general”. Más tarde se utilizará la expresión quechua para designar la variedad del Perú y Bolivia, mientras que la variante quichua se aplicará a Ecuador y Argentina. En la actualidad los hablantes del quechua se ven presionados por la sociedad dominante hispanohablante para abandonar el uso de la lengua. La lengua sigue vigente en el fuero interno del hogar. Si bien en todos esos hogares se habla castellano, el español hablado en esas regiones posee características peculiares, con fuertes in- fluencias del quechua. Actualmente el “quichua santiagueño” es una lengua indígena hablada por una cantidad importante de población criolla de la provincia y, en los últimos años, movimientos migratorios transporta- ron la lengua a Buenos Aires, Rosario, Córdoba y Mendoza. Presencia de vocablos de origen quechua en canciones de Yupanqui Incluiremos el análisis de algunas canciones de Atahualpa Yupanqui en donde veremos ejemplificadas la presencia de palabras de origen quichua. Formamos entonces un corpus de canciones que incluye: *Camino del indio

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*Poema de la madre kolla *El ruego *La fiesta del sol *El quenero *Piedras *Pircas *Romance *Pa´cantar bagualas *Poema de la madre kolla “dale con mis manos, chancándolo al máis” Chacándolo: verbo chacar conjugado, de origen quechua, significa reunir, juntar en bolsa, se aplica a cosechar. “ande mis huahuitas salen a jugar” huahuitas: la palabra huahua denomina una criatura pequeña, una niña. Se le agrega a la voz quechua “huahua” el sufijo “itas” para formar el diminutivo plural. “Soy runa, Señor” runa: hombre “Mitar, piegra y sombra” mitar: trabajar. Del quechua mit´a: turno de trabajo, semana de trabajo. En la época del imperio Inca era un sistema de prestación de trabajos para el que se hallaban sujetos los plebeyos o mitayoc. El trabajo consistía en el cultivo de tierras estatales y extracción de minerales en las minas. *El ruego “¡Pachamama!” Pachamama: designa a la Madre Tierra. También al tiempo. “por tata Sandalio” tata: padre. *La fiesta del sol “Inti Raymi” Inti Rayni: señala la Casa del sol “Tata Inti” tata es padre, Inti es el dios sol. La expresión Tata Inti se puede traducir como “Padre sol”. “Mama Killa”. Killa era la hermana y esposa del dios sol Inti. Estaba representada por la luna. “porque los changos cantaban” Changos: plural de chango (niño). En el quechua el plural se forma agregando la partícula “kuna”. Aquí la expresión quechua en singular se le agrega la “s” que es como se forman los plurales en castellano. “¡Kusiya! ¡Kusiya” Kusiya: señala la expresión de invocación a la Pachamama (Madre Tierra) “en el poncho de los indios” poncho: milenaria prenda de abrigo. “en el canto de las quenas” Quena: proviene de la voz quechua qena, instrumento musical de viento. *El quenero (interprete de la quena) “usa chucllo de montaña” chucllo: gorro de lana tejido que cubre las orejas “tiene poncho de color” poncho: milenaria prenda de abrigo

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“ushutas con sed de cumbres” ushutas: calzado indio, sandalia “y quena con sed de amor” Quena: proviene de la voz quechua qena, instrumento musical de viento. “desde el coro de las Ñustas” Ñustas: antiguas princesas del imperio Inca. Vírgenes hijas del Inca. Simbolizan la tierra aún no fecundada. “fiereza de los curacas” Curacas: derivado de curac que significa el primero o el mayor entre todos los de su agrupación. Es el cacique. *Pircas “Rancho de pircas menudas” Pircas: plural del quechua pirca (pared). Pared de piedra en seco. “de piedra son las apachetas” Apacheta: montículo de piedra, una sobre otra, a modo de ofrenda. “como quinchao de esperanza” quincha: tejido o trama de juncos. Se refiere a techar el rancho. En este caso sería quinchado o techado, cubierto. “para quincharlo de amores” Quinchar: verbo. Techar. “mi chango y mi serrana” Chango: niño Pa´cantar bagualas “Pa´cantar bagualas” La baguala es el canto montañés solitario. Habitualmente se acompaña con caja. *Un caso especial que también incluiremos es el de la canción Luna tucumana. Cuando dice: “Ay, lunita tucumana” El “Ay” puede resultar extraño, si se lo toma como una interjección de dolor. Puede pensarse que en estos casos la interjección se vacía de su significado original para convertirse en una marca sonora que se hace eco del posesivo o diminutivo del quechua, solidificado en expresiones de ternura como “viditay” y “palomitay”. *Procedimientos de Yupanqui a nivel fónico y morfológico para representar el habla rural de Noroeste Argentino A la vez Atahualpa realiza una serie de procedimientos, no solo a nivel léxico sino también a nivel fónico y morfológico, para de ese modo reflejar la lengua de los habitantes más humildes de las zonas rurales del Noroeste, descendientes de grupos indígenas y hablantes del quichua santiagueño. Vamos a ver como se da esto en el mismo corpus de canciones elegido anteriormente.

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1- Intercambio de consonantes dentro de la palabra *Cambio de la “d” por “g” “que corre entre piegras con tono cantor” (Poema de la madre kolla) “Magre de los Cerros” (El ruego) “tanto vivir entre piegras” (Piegras) *Cambio de la “f” por “j” “por juera color” (Poema de la madre kolla) “vengan solo juertes” (Poema de la madre kolla) *Seseo (Cambio de la “z” por “s”) “dale con mis manos, chancándolo al máis” (Poema de la madre kolla) 2-Cambio en la acentuación. Se dan desplazamientos acentuales. “dale con mis manos, chancándolo al máis” (Poema de la madre kolla) 3-Omisión de la “d” en la terminación “ado” “que se ha echao a andar” (Poema de la madre kolla) “no de balde ha llenao Dios” (Piegras) “Lastimao de ausencias” (El ruego) “rigoriao de soles” (El ruego) “curao de distancias.” (El ruego) “como quinchao de esperanza” (Pircas) “rodeao de silencios” (Pa´cantar bagualas) “si habré cantao yo” (Pa´cantar bagualas) “de todo lo q´i sentío” (Romance) 4- Cambiar la “e” por “i”. Con respecto a los grupos vocálicos, hiatos y diptongos aumentan los cambios, observándose sobre todo en los verbos terminados en “ear” y sus derivados (participios y gerundios) “rigoriao de soles” (El ruego) “peliando con un suspiro” (Romance) “golpiando las piegras” (Pa´cantar bagualas) Cambiar la “i” por “e”. En este caso el cambio se debe a que “mesmo” es un arcaísmo, en la actualidad usamos “mismo”. “que es mesmo la nieve que dentra a viajar.” (Poema de la madre kolla) “mesmo los latidos” (Pa´cantar bagualas) “mesmo que si conversaran” (Piegras) 5-Pérdida de la sílaba final de la preposición “para”“nadita pa´mí” (El ruego) “pa´andar y sufrir” (El ruego) “Pa´ que nunca sufran” (El ruego) “algunos pa´ dentro” (Pa´cantar bagualas) “y alguno pa´ juera” (Pa´cantar bagualas) “Pa´cantar bagualas” (Pa´cantar bagualas)

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6- Usar “güe” en lugar de “bue”. Hay intercambio de la “b” por la “g”. La sílaba inicial “bue” pasa a “güe”. También suele darse en palabras empezadas en “hue”, por ejemplo: güérfano por huérfano, güeso por hueso o güevo por huevo. “mi güen marchador” (Pa´cantar bagualas) 7- Agregar la letra “d” al inicio de verbo entrar y sus derivados. “que es mesmo la nieve que dentra a viajar.” (Poema de la madre kolla) 8- Omisión de las vocales Forma apostrofada de “me” (m´)“se m´hizo que conversaban” (Piegras) Forma apostrofada de “que” (q´)“de todo lo q´i sentío” (Romance) Análisis particular de “Camino del indio” “Camino del indio” es una de las primeras canciones de su propia autoría que grabó en 1947, aunque es casi seguro que la había compuesto mucho antes (algunas fuentes sugieren que en 1926). Transcribimos su letra completa antes de iniciar su análisis: Camino del indio (Letra y música: Atahualpa Yupanqui) Caminito del indio, sendero coya sembrao de piedras, caminito del indio que junta el valle con las estrellas, caminito que anduvo de sur a norte mi raza vieja antes que en la montaña la Pachamama se ensombreciera. Cantando en el cerro, llorando en el río, se agranda en la noche la pena del indio. El sol y la luna y este canto mío besaron tus piedras, camino del indio. En la noche serrana llora la quena su honda nostalgia y el caminito sabe quién es la chola que el indio llama. Se levanta en el cerro la voz doliente de la baguala y el camino lamenta ser el culpable de la distancia. Cantando en el cerro, llorando en el río, se agranda en la noche la pena del indio. El sol y la luna y este canto mío besaron tus piedras, camino del indio. El tono general de la canción corresponde a la versión dolorida de un

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indio que contrasta un presente de carencias y sufrimiento con un pasado de grandeza. Una melodía melancólica, crea el clima para una poesía que reivindica nostalgiosamente a la cultura indígena. El título de la canción apunta al así llamando Camino del Inca, una vasta construcción que, a lo largo y ancho del Tawantinsuyu (el imperio incaico), enlazaba las poblaciones más importantes y culminaba en Cuzco, la gran ciudad capital y sede del monarca. Esta laboriosa obra, tejida con grandes bloques de piedra, llegaba a lo que hoy constituye el Noroeste argentino, donde probablemente Yupanqui tuvo ocasión de conocer sus ruinas. El camino del Inca le permite a Yupanqui, en esta canción, establecer un vínculo entre el presente del Norte argentino con la más poderosa cultura indoamericana. El camino del indio se alza en este poema como símbolo de la presencia india y sus utopías. Descuidado durante siglos, se muestra hoy ruinoso y casi abandonado (sembrao de piedras) excepto por pastores, comerciantes o campesinos que aprovechan sus tramos útiles para sus viajes. La decadencia de esa majestuosidad es expresada a través del oscurecimiento de la divinidad telúrica: “caminito que anduvo de sur a norte mi raza vieja/ antes que en la montaña la Pachamama se ensombreciera” La Pachamama es una deidad femenina con la que buena parte de las culturas andinas mantienen una fuerte relación de reciprocidad: se le agradecen todos los bienes que provienen de su generosidad, mediante el tributo periódico de frutos de la tierra. La Madre Tierra (traducción literal de la palabra quechua “Pachamama”) da y recibe. Esta reciprocidad con la naturaleza es en realidad una expresión ritual de una concepción más general que rige un modo de producción económico característicamente andino, basado en el intercambio de bienes y servicios entre miembros de un grupo familiar o entre campesinos que se vinculan al mismo tiempo por lazos comerciales y personales. Las prácticas de la reciprocidad perviven en diferentes zonas de los Andes, e incluso en el Noroeste argentino. Sin embargo, la extensión de su vigencia se ha estrechado, por supuesto, en comparación con la que existía en los tiempos previos de la conquista. El “ensombrecimiento” de la Pachamama, en consecuencia, apunta no sólo, y no tanto, a la mengua de una creencia religiosa, como a un modo de producción cuya decadencia significó al mismo tiempo la decadencia económica de una vasta población. Adhiere al relato del pasado glorioso que se ha perdido en un presente de estrecheces y sufrimientos. Yupanqui toma sin embargo en esta canción distancia en relación con este motivo, al hablar de, y desde, un indio viviente en el presente y al poblar su canción de propiedades culturales que lo distinguen del hombre occidental: su nombre identitario, coya; un

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instrumento musical típicamente andino, la quena; el termino cariñoso para la mujer, la chola. Especial atención merece asimismo la mención del género musical baguala. Yupanqui opta decididamente por la “indianización” del género. La tercera estrofa de “Camino del indio” pone de relieve esta intención de Yupanqui. Mientras en la primera, el camino aparece destacado en su propia dimensión de obra magnífica, ligada al período de grandeza de la cultura indígena, la tercera lo humaniza y lo sitúa en relación estrecha con los propios seres humanos que lo transitan hoy en día. El camino, como la Pachamama, es un compañero solitario del indio, que reacciona compasivamente frente a la música que expresa su dolor. Aparece en esta estrofa un motivo característico de toda la obra de Yupanqui: el alejamiento del ser amado y del lugar nativo, tema que volverá a aparecer repetidamente aplicado tanto a los hombres de los que él habla como a él mismo. Entre la primera y la tercera estrofa está el estribillo, que se repite luego como cuarta estrofa. Podemos observar como la repetición del estribillo se articula orgánicamente en el conjunto de la canción concebida como poema. Su primera aparición cumple la función de vincular las dos partes entre las cuales se encuentra. Asume una perspectiva centrada en el indio solitario y dolorido. Se hace la consubstanciación sentimental entre el camino y el indio que canta y sufre. A la vez se establece una equivalencia entre el canto y el llanto, relación que se ampliará. El poema se cierra con la autorreferencia a la propia canción, que ha sido, amorosamente escuchada en el propio camino. Yupanqui se introduce a sí mismo como personaje de su propia canción. No se limita a reconocerse como miembro de la “raza vieja”, sino que además se embarca en el ritual mismo mediante el cual indio y camino se encuentran y se abrazan. Conclusión La lengua usada por Atahualpa Yupanqui en sus canciones presenta características lingüísticas propias del registro coloquial y vulgar de los habitantes del Noroeste argentino rural. La lengua es un me- dio de expresión de la originalidad del pensamiento de Atahualpa Yupanqui. Su objetivo fue representar de una forma fidedigna el sentir y la idiosincrasia de estos pueblos de los que él se sentía parte y representante. Podemos decir, gracias al estudio que hemos realizado, que hemos comprobado en los textos analizados de Atahualpa Yupanqui la presencia de los siguientes elementos:

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Rasgos fonéticos y morfológicos muy generales del español hablado en las zonas rurales del Noroeste argentino. Lo arcaico y el registro popular-vulgar, con expresiones de ori- gen quechua, le sirven como modo de expresar sentimientos muy próximos a su tierra y a su pueblo. El autor canta intentando reflejar la voz de su pueblo, pero sobre todo la de los desposeídos del ámbito rural, siendo pionero en la cuestión de dar voz y presencia a grupos que hasta entonces no tenían voz, los indígenas, tarea que realizará utilizando parte de los elementos descriptos en el presente trabajo. Es cierto que en su trayectoria el énfasis en su indianidad decaerá gradualmente, comparado con el de sus inicios, para dar lugar a una mayor predominancia de la versión más criollista de la argentinidad. Sin embargo, Yupanqui nunca dejará definitivamente de lado la referencia a la extracción indígena de la cultura nacional y de su propia identidad. Bibliografía Censabella, Marisa. Las lenguas indígenas de la Argentina. Una mirada actual. Eudeba. Buenos Aires, 2002. García Vinent, María (Compiladora) Atahualpa Yupanqui. Antología. Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Ciudad de Buenos Aires, 2007. Ibarra Grasso, Dick Edgar. Argentina indígena y Prehistoria americana. Tipográfica Editora Argentina. Buenos Aires, 1967. Kaliman, Ricardo J. Alhajita es tu canto. El capital simbólico de Atahualpa Yupanqui. Editorial Comunicarte. Córdoba, 2004 Otero, Carlos M. Caminos en la noche. Sendas interiores en Atahualpa Yupanqui. Editorial Lumen. Buenos Aires, 2008. Willka, Wanka. Tallmay. Introducción a algunos aspectos del idioma runasimi y la cultura quechua. Ediciones Aylluyachaywasi. San Salvador de Jujuy,2004. Yupanqui, Atahualpa. El payador perseguido. Fabril Editora S.A. Buenos Aires, 1972. Yupanqui, Atahualpa. El canto del viento. Ediciones Honegger, Buenos Aires, 1965. Yupanqui, Atahualpa. Aires indios. Nordus, Buenos Aires, Ediciones Siglo Veinte, 1975 MARCOS RODRIGO RAMOS

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Cine

GABRIEL CABREJAS

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FILMES ARGENTOS 2014

SALVAJES UNITARIOS

Para la segunda despedida de La Avispa seleccionamos tres de las más vistas producciones argentinas, dos de ellas policiales. El empaque comercial no les resta virtudes; después de todo nuestro cine tuvo una época dorada en que se podía hablar de una industria pujante. Lo siguiente, un recorrido sucinto y poco exhaustivo, en procura de reconquistar la venia de un público errático y escasamente adicto a lo nuestro. Y hasta la próxima… El regreso de un narrador vigoroso. Con 228 salas de estreno, un presupuesto abultado, elenco de estrellas y la distribución de la major americana Warner Bros, Relatos salvajes, opus 3 de Damián Szifrón recabó tres millones de espectadores, cifra casi absurda pero absolutamente merecida. La apelación a la realidad candente que se encarama en el nombre, y la sobre-carga de violencia, venganza desbocada en grado de implosión, intolerancia y hasta racismo, explica mejor la receptividad de la película casi tanto como los nombres descollantes, que, es bien sabido, no pueden ausentarse cuando se buscan respuestas de un espectador bastante reacio a los productos nacionales, muchos de los cuales, convengamos, lo ignoran o desprecian olímpi-camente. Relatos, pues, no alude sólo a la estructura narrativa breve, exigida de concentración-acción, sino al elemental imperativo de contar alrededor de personajes definidos, en vez de la pura imagen gestual preñada de sugerencia, climatológica, pero sin nada de qué agarrarse, sin argumento ni final, disvalores del llamado Nuevo Cine Argentino sin embargo tan loados por los cinéfilos recalcitrantes. El creador de Los simuladores, lo mejor en ficción televisiva unitaria de los 90, o Hermanos y detectives, digna heredera del 2007, y los largometrajes El fondo del mar (2003) y Tiempo de valientes (2005), vuelve al ruedo después de un silencio de nueve años, y tan superior resulta Relatos a sus antecesoras que cabe suponer semejante lapso para pensarla al detalle. El texto inicial, previo títulos, la trampa de un avión en pleno vuelo cuyo pasaje consiste en quienes humillaron al que los reunió dentro (protagonista Darío Grandinetti) y previsiblemente va camino al siniestro, podría imaginarse una autorreferencia a los meditados ardides de Los

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simuladores. Su planteo, de arranque, funciona de admonición: el tema será el pase de facturas. Del paso de comedia negra salta al policial negrísimo, yugulado de comicidad. Julieta Zylberberg, una angustiada y desclasada camarera de un bar en la ruta; Rita Cortese, la resoluta cocinera de pasado presidiario; César Bordón, despreciable sujeto, conocido de la primera, y sus afanes políticos. El casting no podía ser más perfecto —a los tres les calza el personaje y prepara, a partir de esta segunda historia breve, las extensas, todas caracterizadas, unas y otras, por una afinada conducción de actores. Hay también una trepada de clase, viendo a los responsables de la segunda sección entre los renglones altos con todas sus miserias, trapisondas y rencores soterrados. Y así, se ensartan la de Leo Sbaraglia y su Audi en medio de las polvorientas rutas jujeñas, y un insulto al chatarrero morocho que desencadena una absurda bacanal de revancha sin fin, toda una alegoría del país racista y resentido de hoy. A Ricardo Darín le toca el episodio del ciudadano común enredado en el autoritarismo burocrático kafkiano por una multa injusta de mal estacionamiento, y su estallido (literal: es ingeniero en explosivos) cuando la nimiedad le ocasiona un derrumbe en cascada de su vida entera. Oscar Martínez encarna al padre de familia opulento capaz de sobornar al jardinero para evitar que su hijo vaya a prisión después de atropellar a una mujer pobre en la calle; un desenlace tremendo que superpone iniquidades cierra magníficamente la intriga. En cuanto a Erica Rivas, le toca el paso de farsa oscura, una boda judía en la cual la casadera se entera de un desliz del flamante novio y arma descontrol de aquéllos, esta vez sin efusión de sangre pero fiel al dibujo de furia contenida y exceso demencial en la mano propia que tanto se predica, aunque brote en una ocasión poco significante. En todas las lecturas Szifrón es ecuánime. No toma partido, sólo describe, y si ejerce el juicio, condena siempre. Excepto en el tramo de Darín, no explica ni justifica. El fresco de una sociedad anómica, sin policías ni Estado a la vista –no es que no exista, la gente no se ocupa de reclamarlo ni le importa, llevada por sus peores instintos sin exclusa, y cuando éstos se desatan, su situación empeora—, una sociedad que desespera de regular sola su idea de justicia, olvidada de las consecuencias de los actos, parece el legado cinematográfico de nuestro tiempo, incluso de nuestro tiempo universal. Imagino al público yanqui fascinado ante tanta vindicta personal, amante como es de los vengadores o, como dicen acá los fascistas, justicieros.

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Una palabra se merece la reacción del espectador local, bastante cuestionable, diríamos alarmante. Se ríe nerviosamente en el cuento de Sbaraglia, mientras las imágenes son estremecedoras y no dejan margen para la carcajada. ¿Nos divierte la búsqueda apasionada por destruir al otro? ¿Se habrá convertido la ética de convivencia en un chiste oscuro? En las andanzas de Darín se aplaude a rabiar, encantada la platea con el tweet que aconseja volar la AFIP. Algunos creerán que Damián S. critica la ineficiencia oficial, a pesar de que las grúas de acarreo, tercerizadas, pertenecen a la comuna porteña. Relatos, en fin, quizás sea la gran película del año, cercana a nuestra experiencia, profun-damente comprometida y crítica, y, encima, apta para las polémicas que nos debemos. Betiboom. El thriller constituye un género riguroso, de limitadas libertades y cronométrico funcionamiento. Betibú de Miguel Cohan logra ajustar el mecanismo, además de subirse a la ola que filmes como Séptimo o Tesis sobre un homicidio desplegaron, incitando, dado el éxito de ambos, el deseo de surfear en las mismas aguas. O sea, lograr la popularidad sin resignar la estética. La base es la novela homónima de Claudia Piñeiro, la única escritora nativa de fuste y lectores numerosos, y de quien ya se llevó al cine su clásico, Las viudas de los jueves. Experta en barrios cerrados, y de paladar fino para abrirles las entrañas, arrancarles la abyección oculta tras la paz artificial de sus muros, trata el crimen de un vecino, y los asesinos y cómplices que, seguramente, si no son de allí le andan rondando. Como una continuación de Las viudas, que se situaba en el hábitat de los ganadores (recientes) del modelo neoliberal y las derivas de su plano inclinado, aquí idénticos ricos, algunos de más larga data, afincados ya en sus privilegios sociales, desnudan una vieja trama de abuso y desprecio, desmadejada a partir de una foto de estudiantina aparentemente anecdótica. Encargados de la pesquisa, dos periodistas (Daniel Fanego, excelso, se roba la película; Alberto Ammann, ambicioso principiante-sin-principios y su opuesto, en un asomo de buddy movie) y una escritora retirada de la crónica de prensa pero que vuelve al ruedo (Mercedes Morán, la Betty Boop del título, difícilmente parecida al cartoon). El jefe del trío resulta ser un español, gerente de la editorial (José Coronado), quizás alusión al tentacular Grupo Prisa, e inserto en el elenco por la letra chica de las coproducciones.

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Las justas dosis de suspenso fluidi333fican bastante bien el tempo; está claro que el policial es lo de Cohan. No obstante, un desbaratamiento inesperado provoca el revolcón. En la última media hora sobreimprime las explicaciones en off, las soluciones apuradas y un giro arbitrario de guión, que termina desorientando al receptor. Cuando un final no convence, el thriller se topa con su talón de Aquiles. Debe sumarse, en medio del casting impecable, la actuación desmañada, aburrida de Morán (pre-botox) no muy convencida del rol o poniendo piloto automático. El resultado, un regusto confuso, a apuro. Una lástima, porque venía bueno hasta el final. Apagón en Buenos Aires. Venimos de mayor a menor. Muerte en Buenos Aires flaquea desde el nombre, tanto que se antoja puesto en la posproducción, luego de discutir cómo bautizar a la criatura ya nacida. Un nombre que no dice nada, de tan abarcador, vacío. Debut de Natalia Meta, también libretista, padece un problema grave: su atraso. Sí, claro, procura reconstruir a través del policial los años 80 posdictadura, y el clima de destape a medias, el kitsch gay en lenta fermentación, y los cortes de luz urbanos previos a las benditas privatizaciones. El asunto es que Natalia no vivió, o no conoció lo suficiente la época, que solamente advertimos por los automóviles y la ausencia de teléfonos celulares. Pudo, entonces, localizarla en cualquier otro momento, con el agravante de que, habiéndola hecho ahora, la pintura del mundo homo suena avejentada, visitada la temática vaya a saber cuántas veces y desde todos los puntos de observación. El mexicano Demián Bichir —Fidel Castro en el Che de Steven Soderbergh—, inspector de la federal, el duro estereotípico, recibe un caso peliagudo, el crimen de un oligarca y coleccionista de cuadros con apellido de avenida (Figueroa Alcorta), en circunstancias vinculadas a una práctica sadomasoquista. El partener de Chávez-Bichir, un novato carilindo, el agente Gómez (Ricardo Darín Jr., alias Chino) aparece en la primera escena manoseando la escena del suceso, no se sabe si debido a su torpeza o por andar involucrado. La chica entre ellos, pero de puro adorno, Mónica Antonópoulos, recuerda las latinas glamorosas de Miami Vice, la teleserie emblema de aquella década. Completan el plantel un comisario caricatural, Hugo Arana; el juez que quiere soluciones rápidas, Emilio Disi, y un coreógrafo gay, Carlos Casella, enseguida metido

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en una celda a fuer de hallar un cabeza de turco. De infiltrado, onda Cruising, el Ganso se introducirá en busca del culpable, pero sin la intensidad y la penetración (perdón) reflexiva y psicológica del largometraje con Al Pacino (William Friedkin, 1980). ¿Motivo pasional, ajuste de cuentas, acaso un asesinato por encargo? La línea argumental avanza fluctuando, espiralada, indecisa. Se cruzan varias intentonas inconciliables, el subtexto sobre la doble sexualidad, un merodeo en torno a la corrupción en altas esferas que no termina de definirse, y atentados contra lo verosímil aquí y allá. La surreal suelta de caballos en Diagonal Sur, apropiada para captar incautos en el trailer publicitario, representa bastante bien a Muerte sin proponérselo, en su efectismo bizarro que suple la falta de tensión dramática. Se hace fácil, incluso, adivinar quién es el asesino desde el inicio, y sólo aguardamos que nos disuada de eso. A todo se adiciona, o se resta, el desparejo nivel interpretativo. De Bichir, no se sabe si asume el cliché identificado con el papel, zapatos chicos o, azteca en Buenos Aires, se siente como chupete en el trasero. Al Chino, pese a su frialdad de pescado, le faltan kilómetros para empezar a asemejarse a su papá. El tal Casella, animador de la noche porteña, no puede ser actor ni de teatro de títeres. Y uno se queda esperando más de un relleno prometedor, la morocha Antonópoulos. Natalia Meta mencionó en un reportaje que Secreto en la montaña de Ang Lee (2005), los cowboys amantes de Wyoming, fue el disparador de su relato. Dónde le habrá quedado la bala no podemos sugerirlo. Siempre será popular el policial, pero dirigirlo adecuadamente necesita algo más que un diploma cum laude de las escuelas de cine. GABRIEL CABREJAS MAR DEL PLATA gabcab2003@yahoo.com.ar

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Talleres

Talleres Literarios

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Lunas dentro del mundo Y el oficio de los santos salpicando el barro de mi muerte Embajador el cielo trae mi guitarra para salvar el niño eterno Resplandece mi salvaje presente en medio de las corrientes avasalladoras de mi libertad. Surge en el hueco del miedo para entender las consignas del destino Lo inseparable de la sangre mezclada con mis ojos. Pablo Castro

Marinero de luces que en tu barco estás habitando el cielo con profundo mirar. Vas sin rumbo hacia algún lugar. Buscás tu camino Suspirando en el mar.

Alejandra Santini(Lola)

Hoy mi vida es pared que oprime y no me deja encontrar tu aliento Rasgo mis uñas filosas Quizás mis gritos puedan atravesarla Quizás desaparezca yo Y sólo me transforme en un eco primigenio.

Sandra Ambrosi

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Sigue esperando ese tiempo que no existe Reloj de arena sumergido en el agua Ultimo grano sigue corriendo en la lluvia del esperar.

Emilio Cortell

El mundo en que vivimos El pavimento llora sangre Corre la lluvia con sus bocas de tormenta El espíritu limpio Lágrima caliente en este invierno frío Ya llegará la estación de primavera.

Marcos Robles

Gorriones Los olivos expanden su aroma que gorriones estériles absorben Qué será del árbol venenoso y el nidal sino pueden despertar de su silencio. Nidos despertad! Olivos sangrad! (Árbol en silencio perpetuo). María Cecilia Epele.

Solamente vos y yo escuchamos esas voces las voces de los que sufren, de los nacidos para sufrir. Criaderos de la muerte para llenar barrigas de los últimos hombres. Hombre nuevo reflexiona,

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revélate, no contemples pasivo pon la mirada en los que sufren.

CarlosEcheverría

Lágrimas de glaciar caían lentamente por un corazón triste. Recorté esas flores y las encerré en un paño eterno.

Marta Pellegrini

2)

Las palabras son mudas cuando no hay oídos el silencio agazapado paladea una emboscada a la soledad equilibrio gris opaco inercia y el miedo a quebrarlo 4) Con mirada llana y silencio de párpados te dejo hacer Caricias de arcilla vozabrazo Abrigados por un espejismo hasta quedarnos sin sueño

8) Silencio cansado y diálogo de miradas La vista ensordece Los ojos golpean El aire se vicia de verdades Vomitamos nuestras vísceras y heridos lamemos miserias Bárbara Carpaneto barbaracarpaneto@hotmail.com

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